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MITOS COREANOS 89

El rey Uang-Gon, fundador de Koryo costumbres, vivió de la caza, luego se casó, congraciado con una familia
del lugar, cuyo patriarca le admiraba por su fuerza y su sagacidad.
Casado con una joven virtuosa, Joguion se esforzó por cultivar la
tierra. Las cosechas fueron abundantes y pronto crecieron sus bienes.
Nadie pudo competir con sus habilidades de cazador, pues su destreza
en el manejo del arco y del cuchillo creció con el paso de los años.
Hace mucho tiempo, en el norte de la península de Corea, en las Pero nadie es feliz por completo. Joguion vivía triste por no tener
laderas de la montaña Pektu, vivía un hombre corpulento de extraor- descendencia. Los esposos rogaban al dios de la montaña que les conce-
dinaria fuerza. Lo llamaban el General de los Santos Huesos, aunque diera la gracia de tener un hijo, pero sus súplicas no fueron escuchadas.
su verdadero nombre era Joguion. Se da por sentado que es imposible Un día, el joven marido salió de caza con nueve hombres del
conocer sus ancestros, pero se sabe que fue el padre de Gon, primer poblado. Fueron al monte Pionghna a cazar halcones. Sin percatarse
rey de la dinastía Koryo, quien dirigió la reunificación de los Segundos del correr de las horas, anocheció de pronto y se vieron obligados a
Tres Reinos que mantuvieron la soberanía de la península. buscar refugio en una cueva. En la oscuridad sólo se oían los ruidos de
Joguion, avezado cazador de los bosques profundos de Corea, la noche con sus rugidos y aleteos, a veces lejanos, a veces cercanos, y
era ágil, decidido, sabio y valiente. Superada la edad juvenil, vivía las corrientes frías del viento invernal. La noche era larga y el día pare-
inquieto, aguijoneado por la curiosidad de saber qué había más allá de cía no llegar nunca. A la expedición de cazadores le preocupaba la
los territorios de los Tres Janes, excepcionalmente hermosos. En la irrupción de bestias feroces atraídas por el olor de su presencia. A
más alta cima de la montaña Pektu, se preguntaba: pesar de su valentía, no podían conciliar el sueño, preocupados por
–¿Cómo será aquella tierra cubierta de nubes?¿Será fértil, con sus presuntos ataques de animales salvajes.
campos, montes y ríos? Yo, que he vivido perdido en los bosques de Somnolientos, oyeron de pronto el rugir de un tigre. En medio
esta montaña, me siento atraído por aquellas tierras que presiento de la oscuridad, dos pupilas encendidas como áscuas irrumpieron en
hermosas. No creo que sea malo intentar hablar con esos extranjeros y la cueva.
vivir con ellos. ¿Por qué me siento solo? Siendo fuerte y valeroso ¿por –¡Es un tigre! –susurró uno.
qué debo resignarme a vivir solo entre animales? ¿Quién reconoce –¡Peligro de muerte! –advirtió otro.
aquí mi poder y mi inteligencia? ¡Qué pena ser un don nadie! Aunque eran valientes y expertos cazadores no pudieron evitar el
Sumido en sus hondos pensamientos, Joguion decidió abando- pánico. Sabían que, a oscuras, era posible herir de muerte a una bestia
nar la montaña Pektu en busca de sus sueños. Atravesó poblados, lla- de tan enormes dimensiones. También les sobrecogía el temor de
nuras y cañadas hasta que llegó a las tierras de Kesong. Subió a la mon- enfrentarse a un animal de características divinas, protegido del dios
taña Puso y desde allí contempló un espléndido panorama. Abajo, a la tutelar de la montaña. Mientras los cazadores consideraban, en silen-
izquierda de las laderas, apareció un valle que a él le pareció ideal para cio, la situación extraña en que estaban inmersos, el tigre, hambrien-
cortar juncos y construir una choza. Bajó y apreció que, en efecto, el to, no hacía otra cosa que rugir a la entrada de la cueva.
valle era acogedor y la tierra prometía rendir frutos óptimos para él y Indecisos y temerosos, los diez cazadores se enfrentaban al dile-
su descendencia. ma de luchar o morir destrozados por la bestia. Entonces se oyó una
Construyó una cabaña a la orilla de un arroyo manso. De sobrias voz que dijo:
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–Uno de nosotros debe morir sacrificado. Así, el resto podrá sal- Al desaparecer Joguion en compañía de la deidad de la montaña,
varse y escapar de la cueva. su esposa real quedó viuda. Ella aceptó su viudez con resignación,
Más valía que muriera uno en beneficio del resto. Todos estuvie- puesto que la nueva esposa de su desaparecido marido –la diosa de la
ron de acuerdo, pero cuando se trató de decidir quién sería el sacrifi- montaña– le había salvado la vida.
cado, nadie dijo: “Yo”. La cuestión era saber quién y cómo se elegiría al A pesar de su buena voluntad, la tristeza invadió su espíritu y no
que sería sacrificado. había forma de consolarla. No obstante la ausencia de hijos, ella había
–¡La decisión debemos tomarla ya! Hay una fórmula. Quitémo- sido feliz durante su matrimonio con Joguion y, en el fondo, conside-
nos el sombrero y tirémoslo delante del tigre. ¡Que sea la bestia quien raba que el proceder del espíritu de la montaña no había sido muy
elija a su víctima! ¿De acuerdo? considerado.
Era una solución librada al azar, poco noble y menos justa, pero Joguion no la olvidó jamás, de tal forma que todas las noches, en
no había otra en aquella circunstancia. Todos arrojaron sus sombreros sueños, visitaba a su primera mujer y se acostaba con ella. De esta
a los pies del tigre. manera, la viuda pudo sentir el amor de su esposo fiel.
El animal eligió el sombrero de Joguion, el General de los Santos Así les nació un niño llamado Kangchung, idéntico al padre, de
Huesos. El resto de los cazadores respiró aliviado. buena presencia y dotado de cualidades extraordinarias. Mientras cre-
Joguion no tuvo otra alternativa que luchar con el animal. En el cía demostró ser sensato. De mayor tomó por esposa a la hija del señor
mismo instante en que Joguion salió de la cueva para enfrentarse al Ku y vivió en Magak, un valle en el monte Oguan.
tigre este desapareció sin que nadie supiera de dónde había llegado y Un día llegó a ese lugar, el municipio de Puso, un ministro de
adónde había ido. En ese instante Joguion se dio cuenta de que el tigre finanzas del reino de Sil-la llamado Paruon, hombre dotado de cuali-
le había salvado la vida. Como cazador sabía que el tigre era un ser divi- dades geománticas. Detuvo su mirada en la montaña situada al norte
no y esta creencia le había salvado la vida. Se arrepintió y se sintió aver- del monte Puso y creyó ver algo que él juzgó muy importante, por lo
gonzado de haber pretendido enfrentarse a tan venerado animal. que comisionó a su ayudante a que le informara a Kangchung acerca
Volvió al poblado de Pionghna, relató lo sucedido y organizó el de sus vaticinios.
funeral de sus nueve camaradas muertos en un derrumbe de la monta- –Tomad nota de mis observaciones. Cambiad el curso de este
ña, por lo cual la montaña Pionghna se la conoce también como la arroyo que se desliza hacia el sur, luego plantad pinos y haced que no
Montaña de los Nueve Dragones. Al consagrar ofrendas al dios de la se vea la roca que se ve desde aquí. Si así lo hiciéreis, nacerá en vuestra
montaña, este se le apareció y le dijo: familia un hombre importante que unificará este reino.
–No te sorprendas. Soy la deidad de la montaña. Yo te salvé del Kangchung tomó nota de las palabras del geomántico y con la
derrumbe porque hay algo que te une a mí. Ahora tú, general Songol, ayuda de los aldeanos cambió el curso del arroyo, y se instaló en el
te unirás a mí en matrimonio y juntos vamos a instaurar un gobierno nuevo paraje. Allí plantó pinos que pronto se multiplicaron y ocul-
teocrático. taron la roca cercana. Por eso, el poblado se llamó municipio de
Dicho esto, el espíritu de la montaña y Joguion se hicieron invisi- Songhak (municipio de la montaña de pinos) y la montaña se llamó
bles. Los pueblos de la región reconocieron a Joguion como Rey Mag- Puso.
nánimo, le levantaron un santuario y le proporcionaron ofrendas Con el apoyo de los aldeanos, Kangchung se convirtió en digna-
como si se tratara de otro dios. tario sachan (octavo de los 17 rangos en el reino de Sil-la) y vivió en la
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cañada de Magak. Incrementó sus posesiones y le nacieron dos hijos. Una noche, la mayor de las hermanas tuvo un sueño extraño.
Los dos hermanos –Chegon Li y Poyuk– crecieron en paz y armonía. Soñó que vagaba sin rumbo a través de una espesa arboleda en la cum-
Poyuk, el menor, soñó algo extraordinario y absurdo. Soñó que bre de una montaña, que reconoció como la montaña Oguan. Desde
subía a la montaña Kok (Montaña del Cisne) y desde allí contemplaba la cima contempló el paisaje. Los cerros, los valles y las pequeñas alde-
el mundo. La aldea al pie de la montaña se veía muy hermosa. Cuando as parecían acuarelas por donde los ríos fluían tranquilos, reflejando
dirigía su mirada hacia las regiones aledañas Poyuk sintió unas ganas la luz dorada del sol. La muchacha se quedó absorta, perdida en sus
irrefrenables de orinar. De pie, en la cima de la montaña, orinó en pensamientos. Entonces ocurrió algo maravilloso. Los ríos crecieron y
dirección sur. Misteriosamente, no paraba de orinar y sus meadas atra- crecieron inundando valles y poblados. La inundación convertía los
vesaron las cañadas, cruzaron los valles y cubrieron toda la península campos en mar y sus aguas subían hasta donde ella se encontraba,
hasta verterse en el mar plateado. En vez de agotarse, siguió orinando mojándole los pies. Entonces gritó desesperada.
hasta inundarlo todo. Pero al sentir que se ahogaba se despertó. Era, –¡Socorro! ¡Salvadme, por favor!
sin duda, un sueño muy raro. En ese trance despertó. Con su angustiado grito despertó a
Al día siguiente habló con su hermano Chegon Li y le contó su Chini, su hermana menor.
extraño sueño. Este le escuchó atentamente y comentó: –¿Qué te pasa, hermana? ¿Qué pesadilla te ha hecho gritar así?
–¡Qué sueño más significativo! Es una señal que anuncia una –¡Ay, hermanita, si te contara! ¡Fue un sueño horrible! ¡Todo era
buena nueva: de ti nacerá un hijo muy importante. agua, agua por todas partes, un mar que sube hasta ahogarte! ¡Todo
–Pero, hermano, estoy soltero. ¿Qué clase de hijo llegaré a tener? giraba hasta darme vértigo!
–A ver, déjame pensar. ¡Sí, hay un modo de saberlo! –dijo Che- Una vez calmada, le contó a su hermanita lo que vio en sueños.
gon Li y añadió–: No puedes oponerte al destino. Si el cielo te ha ele- Esta le escuchó sin decir nada, pero cuando terminó el relato dijo:
gido toma a mi hija por mujer y haz que pronto te dé un vástago. –¡Hermana, véndeme tu sueño! ¡Véndemelo, por favor!
El corazón de Poyuk se agitó al darse cuenta del ofrecimiento sin- –¿Para qué quieres mi sueño? ¡No digas niñerías!
cero de su hermano. La hija de Chegon Li se llamaba Tokchu y era –¡Véndemelo! Sé lo que hago. ¡Véndemelo! Te doy mi vestido de
bonita. Por acuerdo de los hermanos se convirtieron en marido y seda. ¡Véndeme tu sueño!
mujer, construyeron una choza y empezaron a vivir en armonía. Ante los ruegos insistentes de su hermana menor le dijo que sí,
El mago oficial del reino de Sil-la los visitó y les reveló una profecía. negándose a recibir, a cambio, el vestido más valioso de Chini.
–Vosotros –dijo– seréis un día suegros del emperador del reino –Quédate con él. No me debes nada –le dijo.
Tang (famoso reino antiguo de China). No lo olvidéis. –No, hermana –repuso Chini– Eso no está bien. El vestido no
Dicho esto, el mago desapareció. Entonces sucedieron hechos vale mucho, pero el trato es que tú me das tu sueño y yo te doy mi
extraordinarios. Poyuk era bondadoso con la gente y clemente con los mejor vestido de seda.
animales. –Está bien, me darás tu mejor vestido de seda, pero no compren-
Con el tiempo los esposos Poyuk y Tokchu tuvieron dos hijas do por qué te obstinas en comprar mi sueño.
incomparablemente hermosas, aunque Chini, la menor, era más sabia Chini le explicó con claridad y en detalle la compraventa del
y un poco más hermosa que la mayor. Las dos crecieron en el refina- sueño. A cambio, la hermana mayor le contó tres veces su sueño,
miento gracias al amor excepcional de sus padres. abriendo los brazos y apretándolos contra su pecho como si abrazara
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el sueño. Con esa pantomima parecía inspirar en el alma de Chini un –Nunca olvidaré estos meses que pasé contigo. Me duele en el
extraño sentimiento nunca antes experimentado. alma no poder realizar mi voluntad y quedarme contigo. Soy un prín-
En ese mismo instante el príncipe Sukchong, futuro rey del cipe y debo partir. Cuando regrese seré rey y llevaré sobre mis hom-
imperio Tang, cruzaba las aguas del mar y llegaba a la ensenada occi- bros la carga de mis responsabilidades. Aunque nuestro encuentro fue
dental del río Pe (hoy río Imhyin) del reino con el propósito de disfru- breve, te estoy agradecido por tus delicadas y sinceras atenciones.
tar de nuevas aventuras. Quiero pedirte una cosa. Si la criatura que llevas en el vientre fuera un
Era un día de primavera del año 12 de Chonbo (año 753 de la era niño, dale este arco y estas flechas.
cristiana), a la hora de la marea baja. Debido al lodo de la costa, el El príncipe, que siempre llevaba consigo su arco y sus flechas, se
príncipe no pudo desembarcar. A fin de que pudiera llegar a tierra las entregó a Chini, destrozada y llorosa por la despedida de su amado
firme sus súbditos echaron puñados de monedas sobre el lodo. Por príncipe.
eso este lugar se llama Bahía del Dinero. Chini dio a luz un niño hermoso y saludable, bautizándolo con el
Un día, el príncipe llegó al municipio de Songhak y subió a la nombre de Chakchegon. El niño se comportaba con entereza y sabi-
montaña Kok (Montaña del Cisne). Desde allí el espectáculo era duría. A la edad de cinco o seis años, en pleno uso de razón, le pre-
soberbio. guntó a su madre quién era su padre. Chini le respondió que su padre
–¡Me gustaría levantar aquí una ciudad en el futuro! –dijo impre- era el emperador de China.
sionado por la imponente vista. Al conocer su origen aprendió artes marciales y estudió día y
–¡Tenéis razón, Excelencia –repusieron sus vasallos– este lugar se noche. Sus cualidades iban en aumento y en el arte del manejo del
asemeja al paraíso, morada de los ocho santos taoístas! arco no tuvo rival. Al cumplir dieciséis años, recibió de manos de su
Luego descendió de la montaña y se hospedó en casa de Poyuk, madre el legado del arco y las flechas que pertenecieran al príncipe
en el barrio de Yangha, en la cañada de Maga. Sukchong, su padre. Disparó cien flechas y no falló un solo tiro, de
Allí conoció a las dos hijas de Poyuk. Le atrajo la belleza de las manera que la gente lo llamó “El Arquero Divino”.
mujeres. Una vez que Chakchegon aprendiera todos los secretos de la
Pidió que le remendaran la ropa. Poyuk se dio cuenta de que al arquería, sintiéndose diestro en las artes marciales, creció en él la ilu-
príncipe Sukchong le gustaban sus hijas y recordó la premonición del sión de viajar a Tang, el reino de su padre. Imaginó su encuentro con
mago. Hizo que la hija mayor entrara en la habitación del príncipe su padre y con esa esperanza vivía inquieto.
para coserle la ropa. La hija mayor obedeció la orden paterna, pero –Iré al reino de Tang y me encontraré con mi padre –decía–
apenas cruzó el umbral empezó a sangrarle la nariz. El padre no tuvo ¿Serán mis habilidades suficientes para que mi padre acepte tenerme
más remedio que enviar en su lugar a su hija menor, Chini. a su lado?
El príncipe, de inmediato, amó profundamente a Chini, se qui- Con estos pensamientos decidió cruzar el mar. Su madre le
sieron mucho y compartieron cama y comida por unos meses. Un día, animó a emprender el viaje:
se dieron cuenta de que Chini estaba embarazada. –Soy muy feliz, hijo mío. ¡Anda, cruza el mar y busca a tu padre!
La luna de miel se esfumó cuando el príncipe decidió regresar a Chakchegon salió de su casa rumbo a la costa del Mar del Oeste.
su patria. Ese día el príncipe Sukchong le entregó a Chini su arco y sus Nada más llegar al litoral tuvo la suerte de abordar un barco mercante
flechas, diciéndole: que levaba anclas. Viento en popa y a toda vela, el barco parecía una
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flecha disparada por un arco. Al cabo de unos días, ya no se divisaba la –Joven valeroso, tu presencia me complace. Yo soy el Rey Dragón
costa. Los cuatro puntos cardinales ofrecían a la vista sólo agua y cielo. del Mar del Oeste. Esperaba tu llegada. Sé que tu habilidad con el arco
En pleno Mar Amarillo, todo empezó a cubrirse de bruma, el es insuperable. Necesito tu ayuda, por favor…
mar se alborotó de repente y sus olas gigantescas azotaban la barca. –¿De qué favor me habláis?
Las velas se desgarraron. El barco viajó a la deriva durante cuatro días –Una vieja zorra, valiéndose de su magia, me causa muchos que-
y cuatro noches sin recuperar el rumbo previsto. Esta situación deses- braderos de cabeza. Creo que me matará de disgustos si no pongo fin a
perada hizo que los pasajeros encomendaran sus vidas a la omnipoten- sus tropelías. Quiero que la mates con tu arco y tus flechas …
cia del cielo. En medio de aquel alboroto, un barquero dijo algo espe- –De acuerdo. Le ayudaré si mi habilidad me lo permite.
ranzador: Chakchegon esperó a que la vieja zorra apareciera. Llegado el
–¡Escuchadme! Esto que nos pasa es muy extraño. No hay duda momento, se escuchó música en el espacio y algo descendió por el
de que el dragón del mar está molesto por algún motivo que ignoro. norte. Observó con suma atención algo parecido a una estatua dora-
A esta voz se unió otra. da. ¿Será una imagen de Buda? –se dijo sin atreverse a disparar su fle-
–¡Creo que sí! ¡Eso es lo que pasa! Entre nosotros viaja alguien cha.
que lo irrita. El furor del mar será apaciguado si esa persona se ofrece El Rey Dragón se le apareció y le dijo que se cuidara porque ésa
en sacrificio. era la magia de la zorra. –!Dispárale¡– ordenó.
–¿De quién habláis? Chakchegon disparó e hizo blanco. La imagen del Buda dibujada
El barquero, con los ojos rojos de ira, repasó a todos los pasaje- en el cielo dio dos volteretas y se desplomó en el mar. Era, en realidad,
ros, uno por uno. la vieja zorra que tenía más de cien años.
–¡Si tal hombre no da un paso al frente, nadie se salvará! –gritó El Rey Dragón, contentísimo, le quedó agradecido, condujo a
demudado en medio del vendaval. Chakchegon a su palacio y le colmó de atenciones. El Arquero Divino
Un pasajero –Chakchegon– se ofreció como víctima propiciato- perdió el control del tiempo, aunque recordaba el motivo de su viaje.
ria al Rey Dragón. Nunca se imaginó que, camino de conocer a su Intentó despedirse, pero el Rey Dragón le interrumpió:
padre, iba a morir de forma tan cruel. Pensó que morir sin conocer a –Tu hazaña ha curado mis ansiedades. No sé cómo agradecerte.
su padre era una injusticia. ¿Podría hacer algo por ti?¿Es tu deseo ir al Este y encontrarte con tu
Si eso clamaba al cielo, ¿quién lo podría evitar? Sin titubear, padre, el Emperador, o volver a tu patria con la riqueza de los siete
Chakchegon se arrojó al mar, sosteniendo el arco y las flechas. tesoros marinos y sostener la ancianidad de tu madre? Elige lo que
Quizá porque no había llegado su hora, sus pies toparon con más te convenga.
unas rocas. De pronto se vio sobre un promontorio de piedras. Como Chakchegon respondió:
por arte de magia, desapareció la bruma y la furia del mar se apaciguó –Prefiero ir a las tierras del Este y ser rey.
poco a poco hasta convertirse en calma chicha. El barco que lo había –Para ser rey es necesario un mandato divino –le dijo el Rey Dra-
transportado hasta allí había desaparecido y se halló de pronto en gón– y aún no ha llegado tu momento. Vuelve a tu tierra y, si eres
medio de la inmensidad del mar. No obstante, agradeció al cielo el paciente, tu deseo se realizará en tus descendientes, al nacer Samgon.
haberle salvado. Del mar en calma emergió un anciano venerable de Chakchegon no sabía qué hacer. Por ventura, una anciana le
cabellos y barbas blancas. cuchicheó al oído:
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–¿No quieres casarte con la hermosa Chamini, hija del Rey Dragón? Su mujer, la reina Chamini, siguió comunicándose con su padre,
Esas palabras lo hicieron reflexionar. Se fijó en la belleza de Cha- el Rey Dragón, a través del pozo que excavó al pie de la montaña Son-
mini y la tomó por esposa. Así, se dispuso a partir en compañía de su hak, junto a la ventana de la alcoba de su nueva casa.
flamante mujer portando los siete tesoros recibidos como recompen- La reina no quería revelar el secreto de su comunicación con su
sa, pero la hija del Rey Dragón le dijo: padre a través del pozo. Hasta su esposo, Chakchegon, prometió no
–Mi padre tiene un bastón y un cerdo con poderes mágicos decirlo nunca.
mucho más valiosos que los siete tesoros obtenidos. ¿Por qué no le –Cuando yo visite a mi padre no quiero que me veas. Si no cum-
dices a mi padre que te los dé? ¡Pídeselos! ples tu promesa, no volveremos a vivir juntos. ¿Lo prometes?
Chakchegon le hizo caso a su esposa y le pidió a su suegro que le –Si así lo deseas, lo prometo.
regalara esos dos objetos. El rey le dijo: –¡Júralo! Es algo serio.
–Las dos cosas que me pides tienen poderes mágicos y no pueden –¡Lo juro! No te preocupes.
regalarse a nadie, pero como eres tú quien me las pide, tampoco De ese modo prometió que no la vería comunicarse con su sue-
puedo negártelas. gro. Sin embargo, la curiosidad fue minando su juramento y se dijo:
Acto seguido, le entregó el bastón y el cerdo. –No sucederá nada si la observo por un instante. ¿Cómo se va a
Chakchegon volvió a su tierra casado con la hija del Rey Dragón y enterar?
con un botín que contenía los siete tesoros marinos, el bastón y el Un día le siguió los pasos. La observaba escondido cómo se intro-
puerco mágico. ducía en el pozo cavado por ella. La hermosa mujer de la cual estaba
Desembarcaron en una playa enfrente de la gruta Changnung. enamorado se transformó en un dragón monstruoso de escamas ama-
La gente de las aldeas próximas, empezando por la de Pekchu, levantó rillas. Envuelta en una nube multicolor, desapareció en el fondo del
la muralla Yonghan, construyó una morada suntuosa y les dio la bien- agujero. Chakchegon quedó horrorizado. Salió de su escondite dando
venida. Allí se establecieron Chakchegon y su esposa. Lo primero que saltos y en ese instante se topó con su mujer. Quiso decir algo, pero ya
hizo la reina Chamini fue excavar un pozo de agua al pie de la monta- era tarde. La mujer le gritó a su esposo desde el fondo del pozo:
ña Tongbuk, de Kenhyu. –¡Has roto tu promesa! ¿No podía ser otro el resultado de nues-
Vivieron un año en aquel lugar porque el marrano que traían tra promesa? ¿Cómo te sientes ahora que sabes cómo soy? Ahora que
consigo no consintió en vivir en aquella casa. Chakchegon entonces le has visto mi forma asquerosa no puedo seguir junto a ti. Adiós. Espero
dijo al cerdo mágico: que seas feliz.
–Puerquito, si no te complace este lugar guíame hacia el que te Chakchegon se dio cuenta de la gravedad de su conducta y se
guste. arrepintió, pero todo era inútil. Su mujer se fue para siempre de su
El cerdo se fue derecho al sur del cerro Songhak. Al pie de la lado.
montaña, a la sombra de los árboles, se recostó y no se levantó. Chak- Los cuatro hijos que le dejó fueron su consuelo. Vivió solo hasta
chegon construyó en ese lugar su nueva casa. En realidad, aquel lugar su muerte, con el único apoyo de sus hijos, que le amaron y le respeta-
era el mismo donde, en un principio, su abuelo Hangchung sembrara ron. Al final de sus días se fue a vivir al templo Changgap, en la monta-
muchos pinos. Allí vivieron treinta años, aunque siguieron frecuentan- ña Songni. Leía todos los días Las escrituras budistas, intentando ser vir-
do la casa amurallada del principio. tuoso como fiel seguidor de Buda.
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A su hijo mayor lo llamó Yonggon, conocido después por Iung. El anciano se rió de la inocente actitud de Iung y le dijo:
Por su presencia distinguida y su coraje de héroe todos presentían que –Si de veras lo quieres saber, sígueme.
sería un gran hombre. Lo guió a la cima de la montaña Songhak. Allí le hizo observar la
Iung vio algo en sueños. Se le apareció una mujer hermosa. sierra con sus ríos, su relación con los astros y después de comparar
Aquella visión lo hechizó para siempre. También en sueños se prome- aquello con el número de su suerte empezó a explicarle el significado
tieron matrimonio. de sus palabras.
Despertó sobresaltado y aquella imagen de mujer jamás lo aban- –La orientación de la nueva casa no es correcta, de acuerdo con
donó. Días después, cuando bajaba de la montaña Songhak a la mura- los datos geománticos. Esta cordillera empieza con la montaña Pektu;
lla de Yonghan, halló en el camino a una muchacha hermosa de el agua, que nace del tronco del árbol madre y cae sobre la cabeza del
extraordinario parecido con aquella mujer soñada. Era ella, con la caballo, es un lugar estupendo para una tumba. Ya que tu destino se
que se había prometido en matrimonio. Su encuentro le pareció vincula al agua, uno de los elementos vitales, si tenemos en cuenta tu
extraño pero lo llenó de alegría. suerte magnífica, debes construir tu casa en una proporción de 6 por
La tomó por esposa. Nadie sabía de dónde había llegado, dónde 6, dividiéndola en 36 compartimentos y así encajará perfectamente en
vivía, ni quiénes eran sus padres. Tampoco era posible saber si era de el gran destino universal (del cielo y la tierra). Si así lo hicieres serás
procedencia divina. La gente la llamaba señora Mong, que significaba padre de un hijo santo que llevará por nombre Rey Gon.
“mujer hallada en sueños”. A esta y otras explicaciones añadió un escrito que cerró escribien-
Ambos se querían y así vivieron felices. Formaron una familia do en su cubierta “Hecho real”, poniéndole por subtítulo “Con todo respe-
plena de paz y de gozo. Derribada su antigua casa al pie de la montaña to entrego al virtuoso y sabio Teuon, señor de la agrupación de los tres Janes del
Songhak, intentaron mudarse a una casa nueva construida al sur de la futuro” y se lo entregó a Iung.
antigua morada. Iung corrigió todo lo relacionado con la nueva casa, siguiendo
El monje budista Toson, de la montaña Tongni, pasaba por allí al con exactitud las explicaciones de Toson. Se fue a vivir en ella en com-
retornar del reino Tang (antigua China) después de haber aprendido pañía de su querida esposa Mong. Al mes, su esposa quedó embaraza-
las leyes geográficas de Ilgeng, maestro en budismo esotérico. Al ver la da dando a luz un hijo según la profecía del monje. Obedeciendo al
casa recién construida dijo sin querer: mandato del monje bautizó a su hijo con el nombre de Gon. Fue el
–¿Por qué habrán sembrado insam (gingseng, planta muy apre- mismo rey Gon, primero de la dinastía Koryo, que reinó con sabiduría
ciada en Corea por el efecto curativo de sus raíces) donde debieron e instaló la capital de su reino en Kesong.
sembrar judías? No encuentro razón alguna. ¡Ji, ji, qué barbaridad!
Las palabras que Toson dijo a solas fueron escuchadas por la
señora Mong quien, intrigada, corrió a su casa y se las repitió a su espo- Bibliografía:
Inchi Chong, “Genealogía de Koryo”, Historia de Koryo (Durante el reinado de Sechong
so Iung. de la dinastía de Choson, del siglo XV, fue escrito por Inchi Chong y otros acadé-
Iung, contrariado, corrió detrás de Toson y lo detuvo. micos. Consta de 139 volúmenes).
–Perdone, pero he venido corriendo para preguntarle por el sig- Historia de Koryo, Traducción completa de Chongguon Kim, Vol. 1, Seúl.
nificado de sus palabras acerca del insam. Por favor, dígnese explicár- Nejion Shin, Mitos y leyendas de Choson, Tokio, 1972.
melas.

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