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El ejército de Myanmar dio un golpe de estado la semana pasada, arrebatando el poder al gobierno y deteniendo a su líder Aung San Suu Kyi. Además arrestaron a varios ministros, políticos regionales, activistas, escritores, cantantes y directores. Los militares gobernaron Myanmar desde 1962 hasta 2011 y nunca renunciaron completamente al poder, declarando un estado de emergencia y acusando al gobierno electo de fraude electoral.
El ejército de Myanmar dio un golpe de estado la semana pasada, arrebatando el poder al gobierno y deteniendo a su líder Aung San Suu Kyi. Además arrestaron a varios ministros, políticos regionales, activistas, escritores, cantantes y directores. Los militares gobernaron Myanmar desde 1962 hasta 2011 y nunca renunciaron completamente al poder, declarando un estado de emergencia y acusando al gobierno electo de fraude electoral.
El ejército de Myanmar dio un golpe de estado la semana pasada, arrebatando el poder al gobierno y deteniendo a su líder Aung San Suu Kyi. Además arrestaron a varios ministros, políticos regionales, activistas, escritores, cantantes y directores. Los militares gobernaron Myanmar desde 1962 hasta 2011 y nunca renunciaron completamente al poder, declarando un estado de emergencia y acusando al gobierno electo de fraude electoral.
tEl lunes pasado un golpe de Estado ocurrió en Myanmar,
después de que el Ejercito del país había arrebatado el poder al
Gobierno y había detenido a su líder y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Además, entre los arrestados se encuentran varios ministros y presidentes regionales, activistas, escritores, cantantes y directores de cine. El Ejército de Myanmar gobernó el país entre 1962 y 2011 cuando se estableció la democracia. Los militares nunca renunciaron del todo al poder y por eso declararon el estado de emergencia, acusando al Ejecutivo de cometer fraude en las elecciones del pasado noviembre. Las conexiones de Internet y de teléfono fueron suspendidas durante horas y la única cadena de televisión operativa fue la de los militares. Pero los comercios han permanecido abiertos y todavía se vive un clima de normalidad. Durante la mañana se vieron largas colas en los cajeros automáticos, que en algunos casos se habían quedado sin efectivo.