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LA PUERTA A LA
SABIDURÍA
INTRODUCCIÓN ..................................................................................... 1
EVANGELIO DE MATEO
Introducción
Intentaremos catar con nuestros labios ese vino para poderlo ofrecer a
otros, sin que la fidelidad a ese vino suponga que tengamos que ser
religiosos, creyentes, teístas, con una epistemología mítica, como las
generaciones que nos precedieron.
Comparando los dos grandes textos del budismo mahâyana que hemos
comentado, que están en la base del budismo chino chan y del japonés
zen, podrá apreciarse, con toda claridad, que lo que en el budismo se
expresa con una reflexión de deconstrucción de la pretendida solidez
de la dimensión relativa de la realidad y de la epistemología mítica, con
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sometidos a nuestros deseos, para poder ser libre con respecto a ellos. Sin
libertad no hay cualidad.
Quien se apoya en sus riquezas construye con ello una valla de protección
eficaz para su ego. Un ego amurallado difícilmente podrá ser puesto a un
lado, muy difícilmente podrá ser silenciado.
192 La Puerta de la Sabiduría
Las riquezas son como una madre prolífica que genera y sustenta todo
tipo de apegos. Y los apegos son sometimientos. Quien está sometido
no es libre y el camino a la gran cualidad es el camino a la gran libertad.
Quien nutre las raíces del ego se para en el camino, porque se afianza en su
condición de depredador inmisericorde. Nada nutre tan profundamente
las raíces del ego como las riquezas.
No juzgues y no te juzgarán.
Quien juzga se establece como árbitro; con ello se afirma en su ego y,
desde ahí, emite juicio.
Quien juzga se pone por encima de quienes son juzgados por él. Se aleja
de la conciencia de la común fragilidad humana; se cree fuerte entre los
débiles.
Quien así se levanta a sí mismo por encima de los demás atraerá sobre
sí las miradas de todos. Cuanto más juzga a otros, más se levanta por
encima de ellos y se pone más claramente a la vista de todos, que le
enjuiciarán en sus pretensiones y en su ignorancia de la condición
humana y de su propia condición.
sino sólo “Eso que todo es” no se identifican con su sentimiento de ego,
sino con la unidad de todo.
Que vuestro corazón y vuestra mente sea tierra fértil donde pueda
crecer la sabiduría.
En las nuevas condiciones culturales, lo primero es cobrar conciencia
de que necesitamos las palabras de sabiduría de nuestros antepasados;
necesitamos escucharlas y comprenderlas. La sabiduría, la cualidad
humana profunda, no es algo que nos viene dado espontáneamente, ni
es tarea fácil. Las palabras de los sabios hay que buscarlas, encontrarlas
y comprenderlas. Si no se comprenden en profundidad, el ajetreo de los
caminos de la vida cotidiana se lleva esas semillas de sabiduría como un
vendaval o una riada.
Evangelio de Mateo 199
Todavía se requiere algo más: que las ocupaciones de nuestra vida y las
preocupaciones nos den un respiro para que las palabras oídas puedan
asentarse, con calma suficiente, en nuestra mente y en nuestro corazón.
Nuestra mente y nuestro corazón son como una autopista en la que el
tránsito es tan denso, que no hay posibilidad ninguna de que las semillas
de sabiduría puedan crecer.
La cualidad humana, por pequeña que sea, que cae en el alma transforma
toda la vida. La cualidad humana que entra en un pueblo, aunque sea a
través de un solo individuo, le cambia su destino.
Por esta razón los sabios dicen que el camino a la gran cualidad es un
no-camino. Ese camino no tiene ningún trazado, ¿cómo las va a tener si
es inobjetivable? Quienes andan por ese camino no dejan huellas que se
Evangelio de Mateo 203
puedan seguir. Y los sabios, cuando hablan de él, sólo dicen lo que no
es el camino y dónde pueden darse desviaciones, pero de cómo adquirir
de forma segura la gran cualidad, no dicen palabra, porque no la pueden
decir.
Quien se aferra a una idea de lo que es ese camino y por dónde transita
y se aferra a ella como verdadera e intocable, errará el camino y lo
traicionará, porque objetivando el camino objetiva al término, con eso
atenta contra la verdad de uno y otro.