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CONCLUSIÓN

EL SECRETO PARA ALCANZAR


RESULTADOS QUE DUREN
Hay una antigua parábola griega conocida como la paradoja de sorites,* que se
refiere al efecto
que una pequeña acción puede tener cuando se repite suficientes veces. Una
formulación de la
paradoja es como sigue: ¿Puede una moneda volver rico a alguien? Si le das a una
persona una
pila de diez monedas, no podrías afirmar que es rica. Pero ¿qué pasa si añades otra
pila? ¿Y otra?
¿Y otra más? En algún momento, tendrías que admitir que tu vida se transformó
gracias a un
pequeño cambio.1
El santo grial del cambio de hábitos no es un 1% de mejora, sino mil. Es un cúmulo
de hábitos
atómicos en pila, cada uno de los cuales es una unidad fundamental de todo el
sistema.
Al principio las mejoras pequeñas pueden parecer carentes de sentido porque dan la
impresión
de desvanecerse bajo el peso del sistema. Igual que una moneda no te volverá rico,
un cambio
positivo como meditar por un minuto o leer una página por día no producirá una
diferencia
notable.
Gradualmente, sin embargo, conforme continúas acumulando capas de pequeños cambios
unos
sobre otros, los platillos de la balanza de la vida empiezan a moverse. Cada mejora
equivale a
añadir un grano de arena en el platillo positivo de la balanza, inclinando
lentamente las cosas a tu
favor. Eventualmente, si mantienes los hábitos, alcanzas un punto clave. De pronto
parece más
sencillo mantener los buenos hábitos. El peso del sistema está trabajando para ti
en lugar de
hacerlo en tu contra.
A lo largo de este libro, hemos conocido docenas de historias de personas que
tienen un alto
desempeño. Hemos leído acerca de atletas olímpicos ganadores de medallas de oro,
artistas
premiados, líderes del mundo de los negocios, médicos que salvan vidas, y
comediantes estrella
quienes han usado la ciencia de los pequeños hábitos para dominar su especialidad y
que los han
catapultado hasta el tope de sus respectivos campos. Todas las personas, equipos y
compañías que
hemos cubierto en este libro han enfrentado diversas circunstancias, pero
finalmente todos han
progresado de la misma manera: mediante un compromiso con pequeñas, sustentables e
implacables mejoras.
El éxito no es un objetivo o una línea de meta que tienes que cruzar. Es un sistema
de mejora, un
proceso interminable que se tiene que refinar. En el Capítulo 1, dije que si tienes
problemas para
cambiar tus hábitos, el problema no eres tú. El problema es tu sistema. Los malos
hábitos se
repiten una y otra vez no porque no quieras cambiarlos, sino porque tienes un
sistema equivocado
para el cambio.
Conforme este libro se acerca al final, espero haber logrado que lo opuesto sea
verdad. Con las
Cuatro Leyes del Cambio de Conducta, ya tienes una serie de herramientas y
estrategias que
puedes usar para construir mejores sistemas y moldear mejores hábitos. Algunas
veces un hábito
será difícil de recordar y, entonces, necesitarás hacerlo obvio. Otras veces no
sentirás deseos de
empezar a realizar tu hábito y tendrás que hacerlo atractivo. En muchos casos,
pensarás que tu
hábito es muy complicado y tendrás que hacerlo sencillo. Y algunas veces, no
tendrás deseos de
mantener tu hábito, así que tendrás que hacerlo satisfactorio.
Tú quieres empujar tus hábitos buenos del lado izquierdo del espectro al hacerlos
obvios, atractivos, sencillos y satisfactorios. Por
otro lado, quieres agrupar tus malos hábitos en el lado derecho al hacerlos
invisibles, poco atractivos, difíciles e insatisfactorios.
Este es un proceso continuo. No hay línea de meta. No hay una solución permanente.
Siempre
que quieras mejorar, tendrás que recorrer las Cuatro Leyes del Cambio de Conducta
hasta que
encuentres el siguiente cuello de botella. Hacerlo obvio. Hacerlo atractivo.
Hacerlo sencillo.
Hacerlo satisfactorio. Avanzar y avanzar. Siempre buscando la siguiente manera de
ser 1% mejor.
El secreto para obtener resultados que duren consiste en nunca dejar de hacer
mejoras. Es
notable lo que puedes construir si no te detienes. Es notable el negocio que puedes
construir si no
dejas de trabajar. Es notable el cuerpo que puedes llegar a tener si no dejas de
entrenar. Es
notable el conocimiento que puedes adquirir si no dejas de aprender. Es notable la
fortuna que
puedes llegar a amasar si no dejas de ahorrar. Son notables las amistades que
puedes construir si
no dejas de preocuparte por los demás. Los pequeños hábitos no se suman. Los
pequeños hábitos
se componen.
Ese es el poder de los hábitos atómicos. Pequeños cambios. Resultados notables.

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