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1UI S CALVO
Periodista de extraordinaria cultura, ha
Ido du rante largos e importantes periodos de
111 vida in tern ac ional corresponsa l de prensa en
dll rentes cap itales del mundo y sus crón icas
lJ Itas pOdrían formar varios volúmenes de
nrun Interés históric.o . En 1947 obtuvo el Premio
d, Period ism o Luca de Tena y en 1950 'el
1', mio Mariano de Cavia. Ha sido director del
dlurlo ABC de Madrid entre 1953 y 1961.
Juan
omingo PERON
Relato autobiográfico
Planeta
FdlolÓn 111'" 1.1
JI.'. lit nomo. 1. 1111, I{JI!
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rlamllrlll/ll IIRnll1
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íNDICE
Advertencia preliminar 9
, 1. Ascendencia y formación 17
11. En la antesala del poder 31
111. Amanecer de Eva Duarte 47
IV. Dimisión, encarcelamiento, victoria 57
V. Braden o Perón 69
VI. La inmigración provocada 83
VII. Filias y fobias del matrimonio Peróri 93
VIII. Perón entre la utopía y la eficacia 109
IX. Por defender a España Perón se enfrenta
con las Naciones Unidas 119
X. Nacionalizaciones extranjeras 129
ESPEJO DEL MUNDO
XI. El mediodía de Eva Duarte 139
XII. Dos casos polémicos 149
Dirección: Rafael Bomis Betriu XIII. El« bogotazo. 159
Serie : Hombres XIV. Las conversaciones privadas de los Perón 171
XV. Incidentes, escándalos o calumnias 183
© ABe de las Américas, S.A., 1976 XVI. El ocaso de Eva Duarte 193
Editorial Planeta, S.A., Barcelona (España) XVII. Divagaciones económicas 199
Sobrecubierta de Hans Romberg (montaje de Manuel G. Chacón)
XVIII. La quema de iglesias 213
XIX. Subversiones antiperonistas y la revolución final 221
Procedencia de las ilustraciones: Apis, Associated Press, Camera Press , Cifra, XX. El largo camino del exilio 233
Díaz-Casariego, Keystone, Ministerio d~!nformación y Turismo, Sanz
Bermejo, X y Autor
XXI. Exilio venezolano 243
XXII. Exilio dominicano 255
Producción y maqUetas: equipo técnico de Editorial Planeta XXIII. Exilio español 267
Dirección artística y compaginación: Angel Bueso y Mauricio Imbert
XXIV. ... y In historia sigue 281
Hecho el depósito que previene la ley 11 .723
ISBN 950-37.Q194-5
Irnpreso e n la Argentina '"dl • 0""",.10'''"" 2Rl
•
~.
ADVERTENCIA PRELIMINAR
d nIes familiares, se mezclan con juicios politic~~, elogios de aJii- Las aseveraciones escritas tales como documentos politicos, pe-
}lOS, criticas de adversarios, relatos de muertes, anécdotas de perros riódicos de la época, bibliografía polémica, etc., han sido, por tanto,
y caballos, descripción de casas, muebles y paisajes, mas todo complementados con testimonios directos y personales que hubiera
/'110 en tal profusión y con tal confusión que las cintas serian indes- sido imposible recabar pasada esta generación.
cifrables sin una previa labor de selección, supresión de repeticio- De todo el ingente material utilizado para la realización de nues-
/Les, ordenación de temas y comprobación de cronologías. En reali- tra obra, el más sugestivo y fascinante, bien que no el más impar-
dad, Perón no está dictando a un mecanógrafo sino pensando, cial, ha sido por supuesto la colección de cintas magnetofónicas,
rememorfmdo en alta voz.' Es así que la iniciación de un relato trae tantas veces mencionadas, grabadas de viva voz por el general duo
a su memoria, antes de concluirlo, anécdotas intercaladas que apenas rante su exilio en Madrid.
expuestas le sugieren otras que no acaba de narrar para pasar a El dar a conocer por extenso y casi Integro este formidable testi·
nuevos temas. El total que de esto resulta es un . gigantesco rompe- monio oral, el haberlo ordenado y clarificado, sin faltar un punto a
cabezas, que una mirada poco advertida juzgaría carente de sentido. su esencia, ni al pensamiento de quien lo di.{:tó, estamos seguros
Mas apenas las piezas comienzan a ordenarse y situarse en su lugar inclinará el ánimo de los lectores a absolvernos de nuestras muchas
adecuado, adquieren una fuerza y hasta una grandeza realmente faltas.
inusitadas, como verá el lector en el relato del regreso de su prisión Nos parece de justicia añadir alguna consideración de carácter
en la isla de Martín Garda; la multitud de anécdotas de Evita, in- critico a nuestra propia labor. El hecho de que la mayor parte de
cluidas su enfermedad y su muerte; el asesinato de Trujillo, el las declaraciones del ex presidente argentino estén dictadas de viva
atentado de que fue víctima en Venezuela, sus enfrentamientos con voz yno escritas restan de una parte seriedad al relato histórico en
el embajador Braden, de los Estados Unidos; la larga y penosa peri- s/ mismo al tiempo que aumentan la inefable gracia y atractivo del
pecia de su exilio y muchos otros pasajes singularmente atractivos. personalisimo estilo de quien las dicta.
Digamos en fin que ni hemos utilizado la totalidad de las cintas Es d~ todo punto evidente que el general Perón sabia, cuando se
para ilustrar nuestro trabajo ni la totalidad de nuestro trabajo está lo proponían las circunstancias, argumentar con solidez y asombrar
apoyado en las que dejó grabadas Juan Domingo Perón. Esto era a sus oyentes CGln el profundo conocimiento de muchos de los temas
imposible. Algunos juicios durísimos, el empleo de voces como que trataba. En el caso concreto de nuestra labor, un eminente po-
«gángster», «asesino» aplicadas a personas vivas, acusaciones de ho- litico argentino, conocedor profundo de la personalidad de Juan
mosexualismo a determinados oficiales del Ejército ya muertos, y Domingo Perón, nos sugiere que toda la obra parece redactada en
simples errores históricos por fal/os de memoria han sido omitidos un tono de sarcasmo, como si se estuviera chanceando de sus inter-
por nosotros, por la evidencia de que el mismo general Peión hubiera locutores. .
corregido los errores y suprimido los excesos de vocabulario en un En este sentido, nos sugiere hagamos constar:
texto dedicado a la letra impresa. a) Ese carácter «criol/o» de Perón, con tan grande sentido del
Hemos tenido, en fin, que rellenar con nuestro propio magín humor, y esa forma o estilo que le fueron tan peculiares y que
lagunas y omisiones, para dar coherencia a la época histórica en la puede hacer, como en este caso, que ·extra/das sus palabras en un
que Perón fue primera figura y protagonista. Muchas de estas inter- momento distinto y sin el marco preciso de la oportunidad en que
venciones tienen · sólo por motivo crear el ambiente, la composición fueron dichas, las hagan aparecer como desprovistas de seriedad.
de lugar, aportar el dato necesario para mejor entender el tema b) Destacar «a quiénes» fueron dichas esas palabras cuando fue-
- nacionalización de los ferrocarriles británicos, el primer plan quin- rOn grabadas, puntualizando la calidad o el desconocimiento de la
quenal: su derrocamiento, etc.- del que el propio general va a cosa argentina por parte de sus interlocutores, que le obligaba a un
hablar a continuación. ,. forzoso descenso de nivel.
Conocedores próximos de alJ,a amplia gama de personalidades que e) Lo m.ismo, con respecto a la oportunidad histórica en que
Ira taron íntimamente al general, tanto en su época de gobernante fll rnm promtl1c/adas: el momento pollt¡(;o, que pudo hacer impor-
,'OnlO en la de exiliado, hemos querido aclarar, puntualizar, contras- tal/Ir tI,dr (/¡' /t'rmí/ladlIS cosas y callar otras, y el momento emocio-
lar 'on muchos de ellos hechos, datos y situaciones relacionadas con /1,1/ , 111 / l'I' r,11I ("(II/\(Ir/o tlr "1'/llIm""I,, 1' CClt/ ,o/ldez y que, «mientras
I/ ,/n tro biogra fiado . .1,,,,,hI,, ,.,1"/" , 1 ""'IIIi" '/'" , /II N., /n. '",,'" '" m lt mlJ ¡/Ic.
•
' 11 Lma parte de las cintas-, decide, tal vez, habiar «de otro mojo, la de todos los p/.leblos no alineados q/.le no obedecen ni a la ban-
(l ver si así me entienden». dera roja ni a la de la de las barras y las estrellas.
Con esto y con todo, consideramos que ese «criollismo» de alguna Aún después de S/.l m/.lerte en 1974, después de /.ln regreso tri/.ln-
de sus expresiones, la manera desenfadada de expresarse, las me- fal y S/.l elección a la presidencia de Argentina, una genuación des-
táloras acertadísimas de sus giros (a veces por el procedimiento pués de haber sido derrocado, el atractivo peronista sobre la ima-
retórico del reductio ad absurdum) dan a sus narraciones una gináción del argentino promedio es tal q/.le si él pudiese ser resu-
gracia inimitable, con tal poder de persuasión que llevan al ánimo citado, de nuevo gozarí" de enormes mayorías electorales en casi
del lector un Perón mucho más Perón que el de sus discursos más iodas las provincias del país. S/.l seg/.lnda esposa, Eva, es objeto
serios y trascendentes. de veneración como si fuera la santa patrona del país entre millones
Este libro no pretende ser una apología peronista; no pretenl1e de gentes h/.l,!,ildes. (El propio Perón, como veremos más adelante,
tampoco ser una acusación de su obra ni de su persona. Pretende, lo declara así teXl/.lalmente.) Y su memoria está maldecida con el
eso sí, reflejar fielmente y con sus propias palabras lo que Perón mismo grado de pasión por /.ln gr~n número de argentinos q/.le man-
pensaba de sí mismo y de su obra. tienen q/.le Perón y Evita j/.lntos arruinaron la economía y la es-
Para los lectores de lengua no española o menos atentos a las tmct/.lra social de lo q/.le en 1943 era todavía /.lna de las más ricas
realidades políticas sudamericanas, suponer que puedan entender el y más c/.lltas naciones del m/.lndo.
violento impacto de Juan Domingo Perón sobre su país, sobre Amé- Dwaor,te S/.l primer período en el poder, desde 1945 a 1954, Perón
rica toda y sobre su tiempo sería tan imposible como esperar que cristalizó las tendencias y sentimientos antiyanq/.lis de enormes por-
pudieran imaginar un color nunca visto. De ahí que a estos lectores ciones del hemisferio sudamericano. S/.lS esf/.lerzos para unificar to-
de las ediciones no españolas dediq/.lemos alg/.lnas aclaraciones. 'dos los sindicatos de la América hispana forzaron a Ja Federación
La carrera espectacular de Perón y su desbordante personalidad Americana del Trabajo y al Congreso de Organii.aciones Ind/.lstriales
está marcada por el hecho de que fue el autor de una ancha y pro- de Estados Unidos a invertir millones de dólares en /.ln esf/.lerzo
funda revolución social que transformó su propia nación y afectó para contrarrestarlos, res/.lltando en casi /.ln .empate. C/.lando el en-
a casi todo lo que en el mundo se conoce por América Latina. El tonces vicepresidente, Richard Nixon visitó Venezuela en 1953, f/.le
movimiento peronista, de hecho, fue la primera revolución de verdad uno de los agentes de Perón quien le esc/.lpió en la cara, siendo aq/.lel
en /.ln hemisferio que hasta entonce$ se había distinguido por la acto como una señal convenida a sus cómplices políticos para lanzar
presencia de peq/.leños o grandes caudillos l/.lchando entre sí para centenares de piedras al coche de Nixon, q/.le por poco le ca/.lsan la
imponer S/.l poder en m/.lchas naciones al S/.lr de los Estados Unidos. muerte. A principios de 1968, c/.lando Perón . llevaba ya en el exilio
Sólo otra revol/.lción, la q/.le derrocó a Porfirio Díaz en Méjico, casi 14 años, uno de S/.lS más fieles amigos, Jorge Antonio, advirtió
'en 1911, puede ser comparada con la de Perón -a/.lnque la revol/.l- a Nelson Rockefeller q/.le no debería ir a VeneZ/.lela en /.ln viaje
ción mejicana fue desvirtuada desp/.lés por la creación de /.ln solo oficial como representante del ya presidente Nixon -y de ning/.lna
partido político reinante q/.le sirve de /.ln modo p/.lramente verbal manera pasar por Ur/.lguay, donde activistas peronistas estaban pre-
a la democracia, pero elimina sus oponentes con cont/.lndente efi- parados para asesinarlo-. Ignoramos si éstos eran los verdaderos
cacia y /.lna d/.lreza sin límites, tras la cortina de h/.lmo de /.lnas propósitos peronistas. El caso es q/.le Rockefeller investigó el asunto
relaciones públicas disfrazadas de democráticas. y aceptó el consejo.
La revol/.lción de Perón transformó la estr/.lctura social de Ar- M/.lchas de estas preg/.lntas se responden en este libro: /.ln libro
gentina. Despertó en las clases más h/.lmildes -desde el peón agríco- qllc. no es estrictamente de historia, sino parte apasionada y apasia-
IICII/le de /.lna gran polémica.
la al más modesto de los empleados- la idea de poseer derechos
políticos y dignidad human'!; dio esperanza y oportunidad a los
siempre crecientes números (fe ,obreros, de la peq/.leña burocracia y
de la clase media baja no sólo' de S/.l país sino de todo el hemisferio.
No f/.le su movimiento ni democrático ni comunista; f/.le el creador
CII el m/.lndo de lo q/.le ahora se denomina «la tercera posición»
I{/ de Egipto, la de Yugoslavia, la de las naciones árabes; es decir,
,
..
1
l. Ascendencia y formación
'.
t',
padre y mi madre» e Ingreso en la Escuela Mi-
litar. La formación prusiana del soldado ar-
gentino e Agregado militar en Roma e Visita
a Mussolini ,e Viaje a Alemania. Considera-
ciones acerca del nacionalsocialismo e Gre-
mios y corporaciones e Democracias sociales
Mi tatarabuelo era médico; médico sardo.' El apellido Perón
existe en España, en Italia y en Francia acaso porque Cerdeña,
de donde procedía, estuvo ocupada a lo largo de la historia
por estas tres potenCias. El reino de Cerdeña (reino de gentes
muy testarudas) estaba compuesto por la isla de Cerdeña,
Génova y el Piamonte.' Lo cierto es que si mi apellido fuera
de origen italiano nos Hamaríamos Peroni. De modo que acaso
soy descendiente de españoles afincados en Cerdeña desde la
época en que España ocupaba la isla. .
En tiempos de Napoleón, muchos sardos luchaban por la
independencia de la isla. De estos últimos, unos se fueron a las
montañas a pelear y, al ver perdida la partida, emigraron. A lo
largo del tiempo ha habido muchos brotes independentistas.
A los partidarios de la independencia se les llamaba disidentes.
Uno de estos sardo's disidentes fue mi bisabuelo, el hijo del
médico, quien emigró a Buenos Aires en 1860.' Creo que era
senador. Hace muchos años yo tenía en mi casa un retrato de
este bisabuelo mío vestido de negro, con un cuello con encajes.
Instalado en Buenos Aires, tenía varias casas de zapateria e
importaba botines de Italia.
Un hijo suyo (mi abuelo paterno, por tanto) fue uno de los
médicos más famosos de Buenos Aires. En política fue dipu-
tado, senador y presidente del Consejo Nacional de Higiene;
que equivalía a lo que hoyes Ministerio de Salud Públic.a. mayor -y siendo presidente su hijo-- solía visitar nuestra casa en
Estuvo en la guerra de Paraguay y su gran fama se debe a San Isidro. Yo era muy niña pero la recuerdo como una mujer
haber sido el primero que usó en Argentina la vacuna anti- gruesa, más bien baja, con brillante pelo negro y de pocas canas
rrábica. que le nacían muy bajo de la frente. Se peinaba con moño sobre
Obligó a mi padre -que se llamaba Mario Tomás- a que la nuca. Hablaba mucho de sus hijos cuando eran pequeños, espe-
estudiara también Medicina, pero a éste no le gustaba; de cialm~nte de "Juancito". Sé que era india de padre y madre porque
modo que, al morir mi abuelo, y cuando ya no le faltaba más ella me lo contó entre tantas otras cosas referidas a la Patagonia
que un año para recibirse de médico, dejó la carrera y se fue donde yo nací. Ella quería mucho al gobernador Gregores, que fue
al campo. Lo que a .él le gustaba era la botánica. La primera mi padrino. Era muy cálida y hacendosa -a mí me enseñó a te-
clasificación de plantas patagónicas la hizo mi padre, que era jer- y extraordinariamente inteligente. Muchos años después,
muy amigo de Cristóbal Sicke, hijo de alemanes. Tal vez por en 1965, le conté este recuerdo al general Perón, quien me llamaba
esa amistad consiguió ir a Alemania para que clasificara deter- "mi paisana patagónica", y su comentario lo ciñó a esta breve frase:
minado tipo de helechos junto con un tal Holinder, también "Sí, la viejita era muy gaucha."»
botáni~o y alemán. Respecto a su único hermano, Perón no alude a él de niño, ni
El primer regalo que me hizo mi padre fue un rifle, cali- siquiera de adolescente. Sus recuerdos dictados a las cintas son
bre 22 cuando tenía siete u ocho años. Y hasta que tuve nueve de cuando él le volvió a ver tras un largo período de separación
años ;iví con los indios en la hacienda y cazaba guanacos con y estando ya el general en la cumbre del poder.
ellos. Una vez se me congelaron los dedos de los pies. Las uñas
de mis dedos se cayeron, peropios sabe lo que hace. Crecieron Mi hermano (recuerda Perón) era cuatro años mayor que
-de nuevo, todavía mejor que antes. yo. Su formación inicial era la misma que .la mía. Cuando
Mi primer amigo fue Sixto Magallanes, un domador de ca- estudiaba en Buenos Aires, adonde llegó años antes de que
ballos. Le llamaban «el chino». yo llegara, enfermó de una pleuresía. Los médicos le aconse-
Tenía dos tías viejas. Eran maestras a principios de siglo. jaron que pasara la convalecencia en el campo. Con esto, re-
Se llamaron Vicenta y Baldomera Martiarena. Ellas me ensepa- gresó a casa con imención de pasar allá un año y regresar
ron a leer el breviario en los claustros de la iglesia de la Mer- más tarde a estudiar otra vez, pero le gustó la vida campes-
ced; aprendí con ellas las primeras letras y el Catecismo. tre y, cumplido el plazo, no regresó. Permaneció en la Patago-
Mi madre era una amazona muy destacada; corría a caballo nia cuarenta años, sustituyendo a mi padre cuando éste murió.
como nosotros, exactamente igual. Y a caballo salía a cazar Y no regresó a la ciudad hasta la época en que yo era pre-
conmigo y con mi padre. Era muy hacendosa. Como todas las sidente.
madres argentinas, vivía para la casa. Atendía a la mesa y a -Si venís a Buenos Aires tenés que trabajar como todo el
la educación. La tarea educadora es principalmente de la ma- mundo -le dije.
dre. Ella, en este aspecto nos enseñó muy bien. -¿En qué? -me preguntó_
-En lo que quieras. En estas cosas a mí me gusta que
La madre de Juan Domingo Perón murió a los ochenta años, cada uno trabaje en lo que quiera -'-respondí.
.!t'"do ya su hijo presidente de la República. Le visitó una sola vez -Tiene que ser en un trabajo descansado. Mira bien que
'" Buenos Aires. «Nunca tuvo aficiones por la ciudad. Prefería yo no he trabajado en toda mi vida como lo hacéis aquí.
I'I,.ir en el campo», comenta Perón, y al aludir a lo poco que la -Elige lo que más te guste -le indiqué~
v, la explica la causa: «Ir a)a Patagonia es más difícil que ir a :el era muy aman ce de los animales, como yo. Se pasaba el
, ",'()pa.»
..
. c . dfa con sus caballos y con sus perros, a los que hablaba. El
I>oña Raquel Peikovich, esposa de uno de los redactores de este pu 'sto más indicado para él era el de director del zoológico y
111" [J, conoció íntimamente a la madre del presidente Perón y nos "rI 1111 ti 1 1, lid,,,' cid mismo, que había quedado vacante al poco
h., I razad., 'ste retrato: «Doña Juana era muy amiga de mi madre .1" "''f{I1I ,\1 MI' dijo ",,,' ,,1 {",leo sil jo rlo"d,' le Ruslarín Iraba-
1"" hab., vivido nnll"" ~n la Patagonia donde se conocieron. Ya
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lodo, . ' hizo amigo de todos los animales porque las amaba y 111 11 .1. \'1 I f' 1l 1j:\1¡ d. , h" , 11 1111 11 ,11 1'11 ·' I di IIh ti, f 11 tl lt ti IU WII I f I{t 111
rascaba la cabeza. El gorila, que pesaba 200 kilos, Y, que ter¡,í a 11,1 I'ro ,,11 IlI l1 hc~" 11 e " ' I,l ld 111 0 '11 lo 11 \ di U 11 Iu \11 -di I
fama de ser peligroso y malísimo, le permitía entrar en su ,11' .,~I rl t ll /ll ,H' lt' dice , l/ O vaya I/"" CO al lIIédlco.
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jaula, donde mi hermano, jugando con él, le palmeaba. Como 1'11/(J "I/ (I /, ar /u ra el médico es el que menos sabe, Yo ent iendo mu-
hombre muy retraído; cuando había gente en el zoológico, no e/tU rI,' !WC (lI ras por todas las que he visto a lo largo de mi vida.»
aparecía, pero, en cuanto se cerraba el parque para el públi- J1a e P 'rón estas consideraciones con motivo de una costilla
co, él iba de jaula en jaula, animal por animal; puso nombres que se partió, como se relata en otro lugar, por defender unos po-
propios a todos los que no lo tenían y los dominaba como lluelos recién nacidos de la furia de unos perros.
amigo suyo que era. Un dato sorprendente de mi hermano. Los
animales que nunca habían tenido familia en el cautiverio co- Fui al radiólogo y le dije: en la quinta ¿ostilla debo tener
menzaron a tener descendencia desde que él ingresó en el una fisura. Tome la radiografía un poco de abajo y de frente
zoológico como director. Despreciaba el dinero. En una oca- porque yo 'noto el dolor abajo de la costilla. No me equivo-
sión en que le ofrecí un puesto, no quiso saber nada. El zooló- qué. Entonces me fui a casa, me vendé con una venda elástica;
gico era su vida. Nadie le pudo sacar de ahí. Y ahí enfermó y a los veintiún días ... ¡sano! Normalmente no hay necesidad
y ahí murió. Esto fue a finales de 1953. Tuvo una trombosis en de médicos. El hígado me lo he cuidado siempre yo solo. En
una arteria y le dejó sin irrigación un sector del intestino. No Argentina hay muchos yuyos. Y uno en especial muy amargo,
acudió al médico, pues acostumbraba a curarse con «yuyitos», muy feo, que se llama carqueja. La compraba, la metía en agua
como toda la ·gente de campo. El dolor terrible que tuvo que durante la noche y a la mañana tiraba la yerba y me tomaba
padecer lo aguantó sin acudir a nadie. Se le produjo una necro- el agua. i No hay necesidad de médieos!' '
sis en todo el sector intestinal. Cuando me avisaron, acudí
corriendo a verlo. Le pregunté: En el Colegio Militar de aquel tiempo, recuerda Perón,
-¿Qué te pasa?
-Ando con un dolor acá -me dijo. las voces de mando eran de estilo alemán, los reglamentos y el
- Ahora mismo llamo a una camilla y te llevo al hospital. manejo de armas eran igualmente alemanes. Podía dar los nom-
Le hicieron transfusiones de sangre, pero, a pesar de las bres de nuestros profesores alemanes en la Escuela Militar,
mismas, la tensión no subía. Tenía 4 de tensión . Le operaron uno de ellos muerto en la campaña de Bélgica.' Llegaban a
y murió .. Si lo hubieran hecho a tiempo, se hubiera salvado. nuestro país sabiendo muy poco castellano y nosotros los íba-
Pero nadie tuvo culpa de que no le operaran a !;empo sino él. mos co¡rigiendo continuamente. Eran jóvenes, casi unos mu-
Yo estudié -añade el general- en el Colegio Internacional chachos, pero impregnados del espíritu militar prusiano. Les
Politécnico de Buenos Aires ; un famoso colegio que había 'en gastábamos algunas bromas, y así ocurría que les' engañába-
Olivos, donde iban hijos de gente rica. Como había oído ha- mos al traducir algunas palabras, y ello nos servía de motivo
blar de médicos y de Medicina desde que nací, yo tenía cierta para reír un rato. Me acuerdo que había un coronel que pre-
inclinación para estudiarla. Y hubiera sido buen médico, pues guntó: «¿Cómo se dice esto en español?», y tenía delante un
me gusta la Medicina. Como mi padre se pasaba la vida en la plato de huevos fritos. Entonces los alumnos le gastaron una
estancia de Patagonia, yo vivía solo en una pensión donde con- broma: «Eso se llama testículos.» El alemán pidió un día al
vivía con varios amigos y compañeros del colegio. Ellos deci-
5. Este accidente, que se relata en otro capítulo, tuvo lugar durante su exilio
dieron hacerse militares y me convencieron. De modo que me en la República Dominicana.
fui al Colegio Militar, hice mi examen y entré allí sin ninguna 6. Entre los militares alemanes que ejercieron influencia sobre Perón destaca~
mos el nombre del general Wilhelm von Faupel, quien fue nombrado inspector ge·
dificultad porque estaba muy bien preparado. Se lo comuni- neral del Ejército argentino, cargo que posteriormente desempeñó en los de Chile
qué a mi padre, quien a.ceptó mi decisión.' y Bolivia. Pertenecía a la escuela del famoso estratega Van Klausewitz. Von Faupel
regresó a su país poco antes de la invasión alemana a Polonia, en 1939, y jugó
importante papel en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Murió en
las ruinas de Berlín al acercarse los ejércitos aliados.
4. 1910. Per6n tenía 15- años.
22 23
•
El general Arturo Raw8on, en el centro, con su capa blanca,
el d('a 6 de junio de 1943, cuando, rodeado de otros
oficiales del Ejército argentino, entre ellos el general Farrell,
fue a rendir homenaje a los soldados muertos en el
alzamiento del d(a 4 del mismo mes. Rawson hab{a de dirigir
más tarde otro levantamiento contra el general Peron.
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acerca d' IIíIJer. Ha bía leído también no sólo en castellano, I1lu o ul'l'Ia 'xac lamcnlc el mismo fenómeno, o sea, un estado
sino en italiano, M ein Kampf. 0l'81111110do para una comunidad perfectamente ordenada, para
Yo había ido a Italia no a ver la Torre Inclinada, sino a un pueblo perfectamente ordenado también; una comunidad
otras cosas más importantes que en Italia había. Tampoco fui donde el Estado era el instrumento de ese pueblo, cuya repre-
a Berlín solamente por la puerta de Brandenburgo, sino que sentación era, a mi juicio, efectiva. Pensé que tal debería ser
me interesaba todo lo que ocurría allí dentro. Me interesaba la forma política del futuro, es decir, la verdadera democracia
sobre todo el fenómeno social. En todo aquel tiempo en que popular, la verdadera democracia social. No es verdad que
viví en Alemania tuve la sensación de una enorme maquinaria exista una democracia popular en el Occidente. Es verdad
que funcionaba con maravillosa perfección y donde no faltaba que existe esa democracia en el justicialismo y que el pue-
ni un pequeño tornillo. La organización era algo formidable. blo tiene en el justicialismo una representación verdadera.
Ya estaban en pleno funcionamiento las autopistas. Otra mara- Tal es la lucha planteada entre el capitalismo' y el comunis-
villa deslumbradora. Entraba uno en Alemania y se daba en mo, que son dos grandes sistemas internacionales imperialistas.
seguida cuenta de que no había visto en toda Europa nada tan Si no se llega a una solución intermedia, que es el justi-
perfecto y exacto en su funcionamiento. Estúdié mucho el cialismo, se acabará en el comunismo, pues el capitalismo
fenómeno social y político. Allí había un gran crisol donde se es un sistema al cual no se vuelve nunca. Eso es lo que yo
estaba fundiendo algo nuevo. La revolución comunista mar- descubrí estudiando las antiguas instituciones europeas, y
chaba en Rusia y se desenvolvía conforme a las teorías de al regresar a mis país ' me dije: «No vamos al siglo XIX con
Marx y Engels, interpretadas por Lenin. Pero en Alemania las democracias imperialistas capitalistas; vamos al si-
había surgido un fenómeno social inusitado, y era el nacional- glo xx con las democracias sociales.» Y así es como creé
socialismo, de la misma manera que en Italia triunfaba el fas- toda la doctrina y la lancé hacia el siglo XXI. Hoy los mismos
cismo. En el continente americano, y sobre todo en Norteamé- que me combaten, americanos y británicos, están entrando en
rica, había mucha gente superficial, que iba a Alemania, tomaba la misma doctrina que yo establecí. Se me dirá que fue un
notas, sacaba fotografías y luego, al regresar a su país, excla- reflejo de lo que ocurría en Europa y contestaré que ello es
maba: «Uf, el fascismo y el nacionalsocialismo son sistemas cierto porque nuestro país ha sido siempre así. Lo que ocurre
tiránicos», y con esto se conformaban, sin penetrar en lo que en Europa viene a nosotros diez años más tarde. Yo pretendía
allí había de fenómeno social, en lo que allí se estaba incu- anticiparme cuando dije proféticamente: «En Europa va a pa-
bando. sar esto dentro de veinte años.» «Vamos a adelantarnos y a
De Alemania volví a Italia y me dediqué a estudiar el asun- hacer ahora lo necesario para que cuando en Europa ocurran
to . Mi conocimiento del italiano me permitió penetrar, yo diría los hechos políticos y sociales anunciados, estemos nosotros
que profundamente, en los fundamentos del sistema, y así fue firmes en nuestra ideología.»
cómo descubrí algo que desde ese punto de vista social fue
para mí muy interesante. El fascismo italiano llevó a las orga- Imbuido de estas ideas y experiencias, regresa Juan Domingo
nizaciones populares a una participación efectiva en la vida Perón a la Argentina, en el momento justo (1941) en que comienzan
nacional, de la cual había estado siempre apartado el pueblo. a lambalearse por igual el sistema de partidos y las instituciones
Hasta la ascensión de Mussolini al poder, la nación iba -por lradicionales de la República .
un lado y el trabajador por otro, y este último no tenía nin- Es enlonces cuando fue invitado a tomar la palabra en una reu-
guna participación en aq.\lélla. Descubrí el resurgimiento de !'as nión del ESlado Mayor General y del Cuerpo de Oficiales para que
corporaciones y las estud:é a fondo. "xl1l'csorn sus opiniones respecto al curso de la guerra que todos
Empecé a descubrir que la evolución nos conducirla, si no l'(1I1~ldC1"lIhllrl yll .ganada » por los alemanes, mas he aquí que Perón
a las corporaciones o gremios -pues no era posible retroce- 11 IIl11hn' 11 Sil IIlIcliendo . Predijo quc, o pcsnr de la posición domi-
der hasta la Edad Media-, a una .fórmula en la cual 01 pueblo 11111111 ,le In "1"1111111111 '"1/1 , 111 "I,'nll11N <id El,' acubadan perdiéndo-
1)
JH
la irremisiblemente. Los oficiales, pro ale~anes, se'. sintiet6n ta~ '.
asombrados como enojados. Le destinaron, como si quisieran ale·'
jarle, al mando de una pequeña guarnición de tropas alpinas en la
ciudad andina de Mendoza, so pretexto de que su experiencia en
Italia así podía utilizarse.
En 1942 es ascendido a coronel.
En 1943 un golpe militar en Buends Aires le acerca a los ale·
daños del poder.
'.
l'
Antecedentes de l golpe de Estado de 1943 e
Duras palabras de Perón contra el candidato
conservador Robustiano Patrón Costas e Pe·
rón relata el movimiento militar e Tres hom-
bres dispares, peldaños en el ascenso del co-
ronel : Farrell, Figuerola, Cipriano Reyes e Po·
litización de los Gremios e La ideología sindi -
cal e Hacia la Confederación General del Tra·
bajo (CGT)
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pulUlll'IIS ti ' JII'" '1'"1\1111"' 1'~'IJ II , ,11, '".111 111 1I11I11I ' (olulIlI,
lIC 'rcn de es te probl ' ma . son dlll I Y luj a nl ·S.
.r
La Revolución fue consecuencia de una imposición que el
Gobierno del doctor Castillo quiso hacer al país. en las eleccio-
nes para elegir al hombre que había de suceder le. Su candidato
era uno de los grandes terratenientes que existían en aquel en-
tonces: Patrón Costas. Este gran explotador tenía un ingenio
en San Martín de Tabacal, donde emitía moneda propia y tenía
policía particular. Una forma de feudo , Esos estados feudales
ya no son concebibles en los tiempos que vivimos. La designa-
ción de Patrón Costas como candidato hizo reaccionar al pue-
blo, a la gente de pensamiento y a grandes sectores de la opi-
nión pública. fose fue el motivo de la revolución : el Ejército se
puso en movimiento para evitar ese estado de cosas e impedir
que el Gobierno cayera en manos de los reaccionarios.
4 de junio de 1943:
El Gobierno ConstitucionaI"del presidente Castillo es derribado
por un golpe de Estado militar que lleva al general Arturo Rawson
a la Presidencia. Cuarenta y ocho horas después. Rawson es susti-
tuido por su ministro de la Guerra. general Ramírez.
7 de junio:
El general Ramírez nombra ministro de la Guerra al general
Edelmiro Farrell. y és te designa a Perón jefe de la secretaría de
este ministerio.
29 de octubre de 1944:
Farrell. que ha sustituido al general Ramírez, nombra a Perón.
a petición de éste, secretario de Trabajo y Previsión Social. Es el
cargo que le interesa. Aún más que el ministerio de la Guerra e,
incluso. la vicepresidencia de tacto. a los que accede poco después,
36
,
•
ILih'n IHll lt ln y .. "Hh'M .1I"1 'lIfH fll
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ulllvut' I s IlIt ' 1 'S 'S ollgó l·qul O y 111 ' 1 " '1" '/Jlllrl/t ' d I" ."HIIIIIII,rntl I.II I"lldh11111.
I flnllu Iltflt 111"lIl1l1h' "11 lit t 11Iditd ,h IInll'..,lmul¡ dOlld U PUdl
nues tros enemigos. Y nosotros, que no értllllu IUIIIU ~ , t;li tá b;¡-
mos lejos, pero mirábamos y veíamos. Entonces, sacamos a .\" ' 111 111 l it 111 otlll' " lu T¡l lItlll l ' . Ab ado d 'sd I s 21 aflos , sintió
Ramírez, que renunció con un pretexto, y nombramos a Farrell, dt' di' "1" 11/,," " J"vllnlud l'xlruo rdinarla afición por los problemas
1 1 ,,,,'-',,lllIJ I/du le . 1 ndo minis tro del Gobierno españa'l durante
que era vicepresidente. Éste me. nombró vicepresidente a mí,
y al propio tiempo ministro de la Guerra y secretario de Tra- Pi '1/'1/,,11110 lid Rencral Primo de Rivera (1923-1929) el también cata-
bajo, que es lo que yo quería. 1,'11/ dOIl E dua rdo Aunós, le llevó al mi~sterio de Trabajo, donde
11,,· 11110 d" NUS cola boradores más adictos. Intervino activamente
I 11 " quel en tonces, en la organización de un organismo de justici~
De cómo un coronel, en pocos meses, se convierte en faro de
millones de obreros argentinos, es una historia que muchos hubie- , 1/, 1,,1 que habría de tener honda repercusión en España hasta el
ran juzgado imposible. Tres hombres habrían de constituirse en los 1/11 '"1 ' IllO presente: los Comités Paritarios más tarde designados
, 111/10 Jurados Mixtos. De allí pasó Figuerola a Suiza como delegado
sucesivos peldaños de este ascenso del coronel a las más altas esfe-
ras del liderazgo político. Estos tres hombres, dispares y ajenos, dI' Il pafia en la Oficina Internacional de Trabajo, de Ginebra. Ad-
serían Edelmiro J. Farrell, José Figuerola y Cipriano Reyes. ,!1I1t1 en aquel organismo un profundo conocimiento en materias
, ludís ticas y de legislación social. Su extrema vocación le llevó más
1' 1" 1,· a Italia , donde estudió la organización corporativa. Al procla-
Cuando inicié el trabajo en la Secretaría de Trabajo y Previ-
IJ "" ~ , en 'España la República, fue desterrado a París junto con su
sión, le dije al presidente Farrell: Vea, aquí se han producido
muchas revoluciones de carácter político, pero ninguna de ca- Il/li flO Aunós, y siendo muy precaria su situación económica pidió
1 "también paisano, el gran político y hombre de finanzas, Fran-
rácter social. Y el problema argentino no es político, sino social.
1 I 10 ambó, le concediese un puesto en Buenos Aires. Así lo hizo
El descontento de los tr"lbajadores es el que produce todas las
alteraciones de orden púbÍjco y hay que conformarlos para evi- \ , tI ,'~ de entonces, Figuerola arribó a la Argentina con un puesto
tar esos conflictos y esas revoluciones. Creo que hay que darle " 1111 ivamente modesto de letrado en la Compañía Eléctrica CHADE.
a esta revolución un contenido social, y la única manera es 1 I lid 'nto, la cultura, la preparación técnica especializada en temas
haciendo intervenir a las masas populares en la vida del país. "' IlIl es y el gran amor a su trabajo fueron para Figuerola valores
Farrell comprendió y me contestó: «Vaya adelante, hágalo.» 1J/lI V positivos para el éxito que habría de alcanzar. El azar que le
Tuve entonces libertad absoluta para proceder dentro de esa 111/ lo'¡ las puertas de la administración argentina fue como sigue:
idea que fue aceptada y empecé a ejecutar. Para ello me conec- 1, l/do el doctor Maglioni encargado del Departamento de Trabajo,
té con dirigentes obreros que eran casi todos comunistas. Mi 0111/ IInl e la presidencia de Farrell se iniciaron los trámites para la
primera tarea fue sacar a esa gente y reemplazarla por otra " pl.un ' ntación de la jornada de 8 horas en los servicios públicos.
que no fuera comunista. Eso lo hice despacito, sin violencia, , " 'qllirió entonces el concurso de algunas grandes empresas y la
persuadiendo, hablando, entendiéndome. En aquel tiempo los I ""Ijlll l'\ (a de Electricidad CHADE designó a su funcionario José
gremios estaban orientados hacia un socialismo, pero no sabían 1 I ~ "no l n como representante suyo en la comisión que había de
muy bien qué era el socialismo. No tenían una doctrina. Vivían , 1,"1111 " aq uella medida laboral. Su actuación en aquellas reuniones
de ese socialismo internacional que no tiene sustancia. 1111 11111 bri llante que el Gobierno le promovió para ocupar el cargo
01, 1<'1 l ' dc Estadística del citado departamento, con evidente ante-
Consecuente con esas ideas, apenas se hubo instalado en su des- , 1", Id"d tt que toio este organismo pasara a fusionarse con la secre-
pacho de secretario de Trabajo y Previsión, el coronel se ocupó de 1 ,1,1 ,'" Previsión Social recién creada y presidida por el coronel
formar un equipo de hombres que además de conocer profunda- 1'1"It, !i, I ' advirtió en seguida las condiciones de Figuerola y, tras
mente el tema obrero, trajeran ideas nuevas para romper el inmo- ti 111, '"1 d,·._ pacho, le instruyó para 'que, tras revisar el cristalizado
vilismo social. Y en esa ,¡¡lección de colaboradores, uno resultó fun- l' 11 ,11" d" I 'yes obreras que había en el país, le elevara un informe
damental: José Figuerola. Este hombre singular (a quien se refiere 11 ' " "ti 1111'111 "/ldo todas las modificaciones que considerara oportu-
Juan Domingo Perón en sus declaraciones grabadas con palabras lIn 11 ', dl',1I
harto elogiosas como se verá en su momento) era' en verdad una Mh /11"" ,,' In 1""'11 dc laboratorio se ponta en marcha, él, hasta
38 39
..
ole tiempo d' conocido a nivel grem iul, so di pu " " "'"111'11 Ilu' 1II1
terreno que por ese entonces se lo disputaban de conSUI1O socialistas t 11'111111'1 J{.y I tlmldo lURIO"~ ti IInn Igulllesen eCI'cmonla funeraria
y comunistas. Ambos, con escasas i~uencias sobre las masas íraba- ·r 1111. 'I11t " 1"llcl, 'u l' pI' S 'n lación del Gobierno I ' p ó
Jadoras. Los primeros, por su carácter romántico, declamatorio. Los .' I 1 1 • ' e propIO er n
. , l/l ll" t 1, Y - 'y de los dos muertos_ ocupó en esos día~
segundos, por responder a objetivos internacionales que no cuajaban Im,pllo IlluIores locales por la frase con que rec'b'ó '
en el obrero argentino. Los primeros alzaban como banderas de . • . b I I a qUien ya
1')111 li ZO n brillar, con luz propia, en el escenario argentino, Le
triunfo algunas leyes conseguidas años atrás, pero que nunca se di Jo : • oJ'onel Perón, si tuviera más hijos, los daría a su causa N
habían cumplido. Los segundos, el resultado de algunas huelgas 111 Importarla que murieran luchando por usted,. ' o
efectivas aunque resueltas con sangre y sin victoria gremial. Una de 1 Pese ~ ~s~e papel decisivo jugado por Cipriano Reyes durante
las primeras coincidencias entre Perón y Figuerola giró en torno de 11 lapa Imclal de Perón, su destino se haría más y má~ o
esas leyes sociales «dormidas» . Muy pronto salieron disposiciones paco
111 -dlda que se iluminaba el del coronel. Perón lo definió así: a
de la secretaría de Trabajo y Previsión rescatándolas de su tela-
raña administrativa y dándolas como originales, surgidas del espí- Era de pequeña estatura y de modales fuertes, Pero en
ritu y obra de Perón. Por otra parte, el coronel inició su ofensiva aquellos momentos era el hombre necesario Al pn' -,
contra todos aquellos dirigentes que no ~ acercaban a parlamentar ó b" . nClplO se
port I~n. Era del tipo de hombres sin conducta que tanto se
a su secretaría, beneficiando ostensiblemente a los que buscaban su p.ortan bien como mal. Sin principios, pero hombre de acción
consejo y apoyo. En cuanto a los díscolos socialistas y comunistas, S1l1 duda alguna, ' ,
ordenó se formaran sindicatos paralelos, rebeldes, contrarios a los
por ellos controlados y a los que otorgó de inmediato la correspon- Pero fue Con hombres así que Perón construyó la plataforma de
diente personalidad jurídica. A~í, en un clima de crecientes mejoras 11 ascenso políti~o. Cipriano Reyes, caudillo fuerte en los subur-
sociales que salían de su despaoho y apoyado en una propaganda Iolus de Buenos Alre~, gestor ~e las movilizaciones del 17 de octubre
oficial que no escatimaba esfuerzos en difundir su espectacular obra y lllndador del partido labonsta argentino, muy pronto vería ligado
social, Perón fue orquestando un dispositivo gremial que, con la .. uo~bre al coronel que desde la secretaría de Trabajo y Previsión
posterior ayuda de Eva Perón, se constituiría en un ejército civil '"llll1claba y practicaba una nueva forma de relación entre patronos
propio y en la palanca que movería, a su antojo, los futuros años de V ubreros.
la Argentina.
Bien. Ya tenemos la cobertura de Farrell y el asesoramiento de En polí~ica hay que hacerlo así. Hay que utilizar, a todos
Figuerola. Ahora faltaba un hombre práctico, un hombre de acción, - dice Peron-, No puede usted elegir solamente a los buenos
un hombre de la calle que le hiciera de puente con la masa. Muy pues entonces sólo se queda Con tres o cuatro elementos y co~
pronto se dio cuenta Perón quién debía ser ese hombre: és tos no se puede formar un movimiento político. Es como el
~ue co.nstruye una casa. No se detiene a pensar que el ladrillo
el jefe del gremio de los trabaj adores de los frigoríficos ~ Ci- llene tierra y barro. Con todos esos elementos hace una pared
priano Reyes . Ese gremio estaba en manos de los comunistas, 1" casa, después es un hogar y lo llena de valores internos E~
liderados por un tal Pe ter, que lo conducía con métodos de po~{tica e~ igual y el que entra en la política debe construir'con
gángster. Teníamos 'que romper esa dictadura comunista y para los ma lerlales que posee ' usando a éste para tal fi n y aque'1 para
ello, ya que eran pistoleros, debíamos emplear a otros pistole- lul a Iro. Cuia uno sirve para levantar el edificio. La habilidad
ros. Reyes se echó a balazos en los sindicatos y contra los comu- el lU'le de la política, reside en saber combinar todas la;
nistas, y así ganó la influencia que necesitábamos. 11I"' ·7,n~.
En uno de estos enffentamientos armados, a fines de 1944, en Mas tarde, Iras la victoria electoral de febrero de 1946 P ó
que hombres de Reyes y de Peter disputaron, a pistola, la hegemo- "oIvlo 11.', tj(l,' ll1uchos de los ladrillos utilizados para levantar ~u ~:sn
nía obrera en Berisso (ciudad donde se asientan dos de los más 01."1,", IlIt"l!norse, Decidió entonces que tanto laboristas, como lo:
importantes frigoríficos argentinos), murieron dos hermanos de '1111 "'" 1"lIs 11"(' I() hablan apoyado, debían bajar sus banderas
1"1" 11111/ .. 111 e \' 11 1111 ", lo part Ido . Cipria~o Reyes -elegido ~ipu-
40
.. 41
I '"1, f'H" .;,ü"".1"''1iirr:;- - -- -.....=
I/'H' lIi 11" 11111'/11111 I "vI'
""./111'*11 ¡/r In mfw,',:
.tJI ,,, fu', 1" 1111 I/Ijl¡JII' ((/ ' JI/II.",d ,
Son muy interesantes las palabras que dedica Perón en este libro a los árabes residentes en
Argentina, unidos todos en el lenguaje popular bajo la denominación de turcos. En esta foto -
graf(a, los embajadores de Kuwait, Arabia Saudita, Libia, Ltbano, Argelia, Túnez, [rah y
Siria visitan al ex presidente en su residencia de Madrid. No deja de tener interés ver junto a
Per6n al entonces vicepresidente electo de la Argentina, Vicente Solano Lima. La fam?sa ?rtista de color no ocultaba
su admlracJón por la polt'tica del
Terc~r Mundo, lanzada por Perón y
seguida luego por innumerables
potencias ,en u(as,de desarrollo. En
Buenos AJres conoció al general y a
su ~sposa .Evita, y con ellos trabó una
amlstact. fl~me y basada en la identidad
de sentimientos humanitarios. Aqu( la
ve",!os rod~ada por los niños de la Cruz
I!0{a. La l!.,da de esta artista -en sus
Ultl'!10S .anos- fue una perseverante
dedlcacJ6n a las obras de
beneficencia destinadas a la infancia
desvalida.
1"
I du j 1 I1 ord n y, on 1m dI. l¡(uuI!' , IIIIIIIIá Il U lu 'rt U1lI' '1111 Uu fll' ", d, ,ulIII '11 'Ulltl, I 1111011" 1111 ltIul/ub A"í ""lIlll'
ru un grupo que, si bien no rompió con Pcrón, [\ ulnfu aCllludcs,.re_ H 1" 1I111 ~1 1 IIJ 11 1111111 11
beldes . Un atentado contra Reyes, del que salvó, lo llevó a de~~_ .¡-
ciar ante el Congreso, con la cabeza venric~da, la persecución de que ' l
JlII"II\I!)11 "l/nlm S a tos repetidos diariamente durante
era objeto. En septiembre de 1948, su carrera política se interrump'_ 111 • ¡Jura ulI1pllr con su objetivo y retocar el andamiaje. Como
ría drásticamente al anunciarse un complot para asesinar a Peró~ .. 'su llado, al concluir es ta etapa de prédica, el edificio nacional de
Fue encarcelado en la Penitenciaría Nacional, de la que saldría siet~ la CGT ya estaba para el acto de su inauguración:
años más tarde, liberado por esos «gorilas» que derrocaron al jefe
que él. como pocos, había contríbu.i do a levantar. ' ' Nosotros dejamos que los sindicatos se organizaran, se die-
Al concluir ese período de gestación de la que habría de ser su ran sus propios estatutos y comisiones directivas. Constituidos,
fuerza propulsora hacia la presidencia del país (período marcado se unieron todos y formaron la Confederación General del Tra-
por un singular acierto en la elección de sus colaboradores l, Perón bajo. Les dimos un edificio, ayuda, todo lo que necesitaban.
pensó que era llegado el momento de institucionalizar al movimien_ Después hicimos una ley de asociaciones profesionales por la
to obrero. que el Gobierno reconoció a los sindicatos que ostentaban la
mayoría. Si se creaban dos sindicatos de la misma rama, reco-
Los gremios estaban desligados de la política por una razón nocíamos a aquel que tenía mayoría de afiliados. Al otro, no.
muy simple: los gobiernos burgueses habían establecido en el Así formamos tres ramas del movimiento. Una tercera parte de
mundo que los gremios no intervinieran en política, sino en lo los diputados, senadores y funcionarios eran elegidos por el
suyo. Era una cuestión de vida o muerte para ellos, pues el día sindicato. La otra pertenecía al partido peronista masculino y
en que los gremios interviniesen en política ya no elegirían a la restante, al partido peronista femenino.
ninguno de ellos. Yo era de una idea contraría. Creía que los
gremios no sólo debían tener representaciones de los intereses Con estas tres riendas -Farrell, Figuerola, Reyes- comenzó Pe-
profesionales, sino que también debían tener su política. Pues, rón a gobernar el proceso para el que había sido elegido. Con tanta
¿cómo podían elegir ellos, en el partido político, a un hombre eficacia que, tirando de ellas simultáneamente --o no, según la cir-
que en la acción gremial los estaba ahorcando? No solamente cunstancia-, fue fortaleciendo un poder que nació ese día en que el
era estúpido, sino también contraproducente para los propios general Farrell entendió que su subalterno sabía lo que quería.
gremios y aun para la política del país, dado que de esa Cuando en 1965, en Madrid, Esteban Peikovich le ·pidió recorda-
forma entronizaban individuos qm no merecían estar en la ra esta etapa inicial, Perón apuntó:
funcióIi pública, individuos que estaban haciendo un mal al
país. Bien, llamé a los sindicatos y les dije: ustedes deben ser Volví de Europa muy joven, en un momento en que las pe-
una corporación de sindicatos dirigida desde una central obre- leas, como siempre, se arreglaban. Pensé: ¿ qué pasaría si al-
. ra, desde la Confederación General del Trabajo, y desarrollar guien venía a pelear en serio y les decía: yo vaya ganar? Pues
y tener una política propia. ¿ Por qué razón no van a tener re- se alzaría con el triunfo. Y si era un verdadéro político se
presentación para la defensa de sus intereses en el gobierno y alzaría también con el país. Cuando llegué me encontré con
en la legislación del país? Entonces, únanse, fórmense. y así una
. revolución
...
en marcha. Pero lo que queríiúi hacer era lo de
empecé a introducir la poiítica en los gremios. Así fui predi- sIempre: un golpe de Estado. Que es un momento de la revo-
cando a las masas. Yo pensaba en una doctrina que debíamos lución, pero nunca la revolución. Yo siempre fui un revolucio-
poner en marcha y para ello necesitaba el apoyo masivo de la nario, hasta un poco anarquista. Siempre respeté al anarquis-
comunidad. Ese apoyo masivo sólo podía obtenerlo del pueblo, mo porque pese a su idealismo, que no le permite hacer nada
y para eso tenía que,.empezar por politizarlos. Llegaban diez, más, merece respeto. Los que estaban en el candelero querían
cien o mil y yo les ha1;>laba. En esos meses que actué creo que hacer un golpe de Estado corno los que se repetían cada ocho
hablé con todos. Poco·a poco, como dicen allá. Y a los que me años. El país estaba harto de ver pasar"golpes de Estado.
decían que era una tarea larga,. les respondía: «No se olviden Catch-as-catch-can, ¿se da cuenta? Yo insistí que había que
44 45
•
lriunfar para dar vuelta al país como si fuera UOtl medlu . Muy
pocos me entendieron. Claro, jugaban a lo fullero , a una"soln
vez. Al dejar la Secretaría de Guerra y la vicepresidenéla y J'
pedir un cargo menor, se rieron de mí. Es que yo me sentía
impotente en esa gran cartera y con ese nivel vicepresidencial
que no permitía emprender ninguna renovación de fondo. Me
di cuenta que la manija, la gran palanca, estaba en ese momen-
to del país y del mundo, en un olvidado departamento que se
llamaba Trabajo y Previsión. Cuando se lo dije, comentaron:
«¡F.ste está loco! ¿Para qué querrá eso?» Y allí empecé. En la
Argentina había tanta necesidad de comprensión y de justicia
que todos comenzaron a seguirme. ¿Venían a verme 20? Ha-
blaba con los 20. ¿ Que venían sólo 3? Pues decía que pasen
los tres, y les hablaba, Así nació la etapa carismática. Fue gota
a gota. Hablaba a los obreros, a las madres, a los chicos, To- 111. Amanecer de Eva Duarte
das aquellas peroratas dieron en su momento los frutos nece-
sarios. Y cuando los fulleros se dieron cuenta dijeron: «F.ste
no está tan loco.» Y me metieron en la cárcel.' ¿Qué había
El terremoto de San Juan e Perón y Evita por
. hecho yo en Trabajo y Previsión? Algo muy simple: luchar
de verdad, ser un calch,er en serio. En ese 'tiempo el país primera vez frente a frente e «No me atrajo
entero se dio la vuelta. ¡•Hasta un día vino a verme Patrón en ella la mujer' hermosa slno la mujer bue-
Costas para ofrecerme ayuda económica! Yo olfateé la que se na» e ,,¿ Por qué no se anima a trabajar con
venía y me negué de plano. Es que sabía lo que le ,pasó a nosotros en la Secretaría de Trabajo?»
Fausto con el 'diablo .
•.,
46
.
El sábado 15 de enero de 1~44, un violentísimo terremoto -aca-
so el más catastrófico de la historia sísmica de América desde
el que destruyó San Francisco en 1906- asoló la ciudad andina
de San Juan, en la República Argentina.
49
,
..
dll 111"11 It' IJI OI Hl lI lIlIHlolI { h~ HIl Ii 11 11111 11I1I1I'nflh
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I'.r ,Ir" V" 10,,1,1,1 , 11 ,1 01" ",,,01,, 11, " ,'1 41M, /,.Ult 1111, ,"1"
I1 U 10l1al para recaudar ayuda en benclicio d' InH vI ' t'lIIUI ti 1 81 111111111111 11 IJllh III1UI 1,,11" '" , 1J1h 111" 1,,,",, 1'11 I "vell' dI 1.. qou
niestro. Este hombre debía reunir condiciones de mando, up),lcl- lu,hl,," Nol ddu ,,1 11'1' ('lI1ulu. g "o UJll\ u· ' tión de solidaridad
dad de organización y, sobre todo, virtudes persuasivas, do tes ora- JI IClullol pum una provincia que es taba en desgracia. Así como
torias y poder de convocación para llegar al corazón de los argenti- fueron convocados otros sectores del comercio y de la indus-
nos. Fue elegido para ello, el secretario de Trabajo y Previsión tria, se llamó también a los profesionales' del arte.
Social, coronel Perón. Vinieron todos los grandes artistas argentinos. Ahí estaban
El diario ABe, de Madrid, publica el 18 de enero de aquel año Enrique Muiño, Irma Córdoba, Blanca Podestá ... Eran como
una crónica de su corresponsal en Buenos Aires, Manuel Góngora, cincuenta personas. Nos sentamos y empezamos a tratar el
de la que entresacamos estos párrafos: asunto.
«El coronel Perón, secretario de Trabajo y Previsión, con voz Tenemos 'que hacer una gran colecta -les dije- y pido la
entrecortada por la angustia, pero firme y recia en la promesa y colaboración de todos ustedes, que son per~onas conocidas por
en la seguridad del socorro constante, personalmente ha ido dando el público, que van a llamar la atención, para que salgan y reco-
cuenta por radio de los detalles hasta ahora conocidos del terrible rran la ciudad pidiendo una contribución para ·hacerla llegar
seísmo, anunciando que el propio presidente de la República se a estas pobres gentes en desgracia.
pone en camino por avión, para llevar consuelo a los supervivientes Varios respondieron; unos decían que había que hacer una
del pueblo mártir.» cosa; otros, que otra. Entonces Eva tomó la palabra. Recuerdo
y así, en otro lugar (página 21 del mismo número), aparece que no estaba sentada en primera fila; que llevaba un traje
este suelto: «Ayer tarde se dirigió al pueblo argentino por radio en muy sencillo, que era muy delgada, que tenía el cabello rubio,
nombre del presidente de la República el secretario de Trabajo y y que iba con un sombrero chíquito, como se usaba en esa
Previsión, coronel Perón, declarando que la situación en San Juan época .• Nada de festivales -respondió al que lo había: pro-
era grave, pues puede decirse q~~ . muy contadas casas han queda- puesto--; vamos directamente a pedir, sin ofrecer nada. En
do en pie,' y pidiendo la acción solidaria de todo el país en favor este momento no hay que organizar un espectáculo, ni un té,
de los millares de familias damnificadas por el terremoto. Anunció ni nada de eso, que son cosas viejas, pasadas de moda. Vamos
una colecta que se inicia con doscientos mil pesos procedentes de a la calle, a los lugares públicos, al hipódromo, al teatro, a
los sueldos civiles a que han renunciado los militares que ocupan todos los lugares importantes, y decimos a la gente: "Nuestros
puestos en el actual gobierno. Pidió la colaboración de . comercian- hermanos están en desgracia, ¡vamos a ayudarles!" Tenemos
tes, industriales, artistas y particulares de la nación entera.» que sacar dinero a los que tienen --comentó Evita-, porque
Esta breve noticia de intrascendente apariencia, situada en una a los que no tienen, no se lo podremos sacar.»
página interior de un diario no argentino, es ciertamente revelado- Me gustó la forma de pensar y obrar [de esta mujer]
ra, pues marca el preludio de un acontecimiento casual que habría -<:ontinúa diciendo Perón-. Me di cuenta que no era igual
de influir notablemente en el curso de los años sucesivos. que las demás. Tenía algo muy superior a los otros por la for-
Para recabar la colaboración de lIDO de los grupos aludidos en ma de hablar y por las proposiciones que hizo. Era práctica
el texto citado (el de los artistas), Juan Domingo Perón convocó a y tenía ideas nuevas. «¡Bueno, muy bien -le dije yo enton-
una reunión a los actores y actrices más importantes del momen- ces-, ya que la iniciativa es de usted, organicelo!» Y así fue:
to. Entre los que acudieron estaba una joven intérprete, rubia, de ella lo organizó todo.
tez pálida y de rostro agraciado, a la que el coronel veía por prime-
ra vez en su vida y de la que desconocía hasta el nombre: Eva Al estrecharse las manos, al mirarse a los ojos al despedirse,
Duarte. uno y otro ignoraban que se estaba cerrando un· capítulo de la his-
Perón cuenta este episodio del primer encuentro en dos mo- toria de su patria e iniciando uno nuevo. Y que en este nuevo capí-
mentos distintos de sus gFf'baciones. Seleccionamos el más com- tulo ellos serían los primeros protagonistas.
pleto, sin excluir alguna alusión complementaria de interés, conte-
nida en el otro.
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argenlino /wbl" 4/1' «11 1111111 otllor ¡JUf .r
los caballos. Su tJtJ/Juia UfO fumbl ti
un gran jine te, sagún afirma
Juan Domingo Peró n.
El general Perón en una lancha a la cual alude. Segú n él era muy aficionado a la uelocidad.
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E l genera l Perón, en una de sus .
conversaciones, recuerda su
afición a las motocicletas.
h¡u( lO vemOs montando una de ellas.
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su - recuere/a I'w rJ", sil! Irl 11 oIIj lll' hU I' lI l1 , ( 'f"1 to qu Hu , I ¡t11011 " .1" ro 1'111 11 úll l\ u n (J \lIld .yo». Cm'cu d, t1'e8 111 '
reunía las dos cosas: bcll"~ y bondad. IIlSlllltl vu on 'nló': me r ' 1' e l UVo (o'lIhuJ"n do on migo en la ecrclaría de Previsión .
percaté de que para la obra social que yo proy 'claba , la cola- Mi dC8 pucho "s laba rodeado de cuatro o cinco habitaciones
boración de una mujer de ele temple podría ser inapreciable. r!oll<l trabajaban mis colaboradores más inmediatos: un direc-
Siempre he intentádo tener colaboradores con sentido, pero to o' d ' Ira bajo, un director de acción social y otros cargos seme-
también con sentimientos. Desde el primer momento me di .Iun ll's. A esto agregué una Secretaría femenina para tratar
cuenta que estaba frente a una mujer que no era' común, sino todo cuanto se refiriera a la organización del trabajo y de la
extraordinaria. A esto se ul1Ía la influencia de lo que había Previsión Social de la mujer. Y ahí puse a Eva al frente de
visto en Europa y pensaba que ya era hora de que la mujer sIc departamento. Con ese motivo, estábamos en contacto
interviniese en los asuntos argentinos. lodo el día, ya que el conjunto de los trabajos yo los despacha-
Hasta ahora en nuestra patria, la mujer se estaba quietita ba y contrastaba directamente con los cuatro secretarios. El
en casa sin intervenir para nada en los asuntos públicos, por contacto laboral permanente y la identidad de sentimientos fue
falta de derechos políticos. Como decía e! viejo proverbio es- uniéndonos paulatinamente en el trabajo y en los ideales para
pañol: «La mujer en casa y atada a la pata de la cama.» conformar una sola personalidad en nosotros dos. Ella veía
en mí al líder. Y yo aspiraba convertirla a ella en la cabeza del
(El general salva con indudable ingenio su falta de memoria. El movimiento peronista femenino. Y no me equivoqué, pues con
verdadero refrán del que él sólo recuerda el sentido dice así: «La el tiempo la sección femenina del peronismo llegó a ser tan
mujer atada y con la pata quebrada.,) grande como la masculina; o mayor.
Durante aquel tiempo nuestra vida privada estaba total-
Yo no pensaba así -f,ontinúa diciendo Perón-' y. necesi- mente subordinada al quehacer político y social, convertido
» '
taba, por otra parte, prer.¡)rar una mujer que fuera el leader para nosotros en una verdadera tiranía a ia que nos sometía-
femenino de rrii movimiento político: una mujer capacitada, mos como a una misión. Evita, en estos primeros tiempos. no
con cultura básica suficiente, dotes naturales de intuición, de se cuidaba mucho de su presencia ni aspiraba a pasar por una
dedicación y con sentimientos para encarar una labor de esta mujer elegante. Iba a trabajar, y trabajando todo el día no
naturaleza. tenía mucho tiempo para cuidarse ni para atender su modo de
Apenas concluyó Evita su formidable labor en la colecta vestir. Muchos de los dirigentes sindicales de aquel tiempo (tal
por los damnificados de! terremoto de San Juan, le dije: vez el 75 por ciento) eran comunistas. Evita tenía con ellos
-Bueno: ¿usted qué hace, qué tiene, en qué se ocupa? discusiones violentas. Recuerdo que una vez, casualmente, el
Ella me respondió que tenia una compañía teatral en la Ra- representante del gremio bancario, que era comunista con el
dio «El Mundo», y que había representado tales y tales obras. nombre de socialista, como hay muchos, le faltó al respeto y
Entonces la pregunté: ella lo echó a carterazos de su despacho. Los que estaban con
-¿ Por qué no se anima a trabajar con nosotros en la Se- Evita tiraron al comunista por la ventana. ¡Afortunadamente
cretaría de Trabajo? para él era una plánta baja! Evita no podía sufrir que me ~a
Ella replicó que no podía dejar en la calle a los artistas y lumniaran; sí que me combatieran; pero que me calumma-
técnicos que dependían de ella. . ran·, no. Yo, en cambio, nunca hice mucho caso a esas
Insistí en que se tomara el tiempo que fuera necesario para pequeñeces. Cuando uno tiene una finalidad superior, no tiene
solucionar ese problema y cuando lo hubiese resuelto se vinie- por qué detenerse en esas minucias . Como dice un refrán ára- .
ra a colaborar con nosotros en la Secretaría de Previsión So- be: «Tarde llega a su casa el que se detiene en el camino a
cial, donde yo le daría un cargo. arrojar piedras a los perros que le ladran.»
Pasados ocho días; vino y dijo: «Estoy dispuesta a traba- Muchos han pensado que los conc;eptos de la doctrina
jar.» y así empezó nuestra colaboración. del justicialismo se debieron a la ,!-yuda de Evita. No . .Ella fue
Mis ideas político-sociales ·-dice nuestro biografiado-- una formidable impulsora de ideas que me eran propias. O la
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al cU J'lt 11 11111 11 II 1IIIIIIdo llttl 111 ~ I UIIIII
01'11111111 nhlllldollu
,,1 111 . Y como no creo que 1" .. llI 1 Il pUl'U los pu rblos seu In
comunista, creamos una docll"ina propia, porque para derribar
a una doctrina como es el comunismo hay que enfrentarla con
otra que sea mejor.
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•
En octubre de 1945, el corone! Perón dimitió de todos sus cargos en
el gobierno Farrell. lO ¿Fue por táctica política, por desacuerdo con
las directrices del gobierno, por ser invitado a que dimitiera o tal
vez por todas estas cosas juntas? No está clara la explicación que
da Perón al menos a la luz de los acontecimientos que se precipita-
rían con rapidez impensada, ya que de todos estos ingredientes
-táctica política, desacuerdo con sus compañeros de gabinete y ce-
'los de éstos- hay indicios en su relato.
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'1 111 ' ""11111 " 111 ,,,,,1 1111" 11111111 111111111 Y 1111'111111111111111 V" I' ~ JI IIII I 111111" " ilfHTI~-nTIl"rm¡-c""m",r-.1flI--nn-rFITITlffn1r.TI'--ur'l1T"----'
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Rudi Freude, un buen amigo mío alcmán al lencr U l tUc! ' lIuvudo ¡J I' 'su l\ Mur'llt] (;ar 10,1 qu se va
1' 111 1'11'11 'lile 111 hUII
miento de que deseaba alejarme de Buenos Ai~es para tenc,::un .¡- II l\lllIarl. Aunque l do eslo estaba previsto por nosotros, Evi·
poco de tranquilidad, me dijo: «Bueno, coronel, si usted se va ta lloró como hacen todas las mujeres. Yo le dije que no se
a ausentar, le ofrezco mi casa de veraneo "Os ten de" , ubicada meliera en nada y que se quedara tranquila.
en una de las islas del Tigre, donde encontrará una tranquili- Algunas personas se han sorprendido de que el Gobierno,
dad absoluta. La casita está provista con todo lo necesario, al tomar estas medidas de seguridad contra mí, no hiciera otro
incluso alimentos. Váyanse ustedes ahí y nadie sabrá dónde se tanto con respecto a Evita. La verdad es que ella, que había
encuentran.» trabajado hasta entonces casi anónimamente conmigo en la
Acepté. Preparé mis maletas y Evita las suyas y nos fuimos Secretaría de Trabajo, era prácticamente desconocida y no te-
a esta pequeña isla del delta, de la que tomamos posesión. En nía aún el predicamento que tuvo después. Así, por parte del
toda la isla no había más que una casa cuidada por un alemán Gobierno, Evita no fue molestada; pero sí por nuestros adver.
que hablaba bastante mal el castellano. Se llamaba Otto y, sarios políticos: los procomunistas y algunos políticos que
como deda continuamente «jawoh¡" (que en alemán quiere eran nuestros enemigos a muerte. Un día que Evita salió de
decir «sí •• ), nosotros le llamábamos otto Jawohl. Allí estuvi- casa, en taxi, la siguieron, la bajaron del coche y la dieron unos
mos tres días exclusivamente dedicados a nosotros. Los únicos fuertes golpes que le lastimaron la cara. Se trataba de proséli-
tres días de verdadera vida en común, magníficos tres días de tos comunistas. Ella llevaba en la cartera una pistola que yo le
una verdadera luna de miel anticipada. había regalado. No quiso hacer uso de la pistola por no armar
Nadie, salvo Rudi Freude, sabía que estábamos allí, ni si- un escándalo. Después d~ este incidente, Eva adoptó medidas
quiera el Gobierno. Días más tarde, tuve conocimiento de que de precaución.
apenas se dio por radio la noticia de que yo había renunciado, Salí de mi casa rumbo al puerto de Buenos Aires, donde
Buenos Aires fue presa de una gran agitación popular: los me esperaba la cañonera que había de conducirme a la isla.
gremios se agitaron, mis partidarios se indignaron, se procla- El centinela que estaba a la puerta de mi camarote me dijo
mó una huelga general revolucionaria y todo el trabajo se para- que no me preocupara porque a bordo todos estaban de mi
lizó. Entonces el Gobierno pensó que yo era el que promovía parte y que si alguien quisiera hacer algo contra mí lo echa-
todas esas cosas. Esto no era posible, pues yo no tenía desde rían al agua. Viaj é toda la noche, dormí tranquilamente y, al
aquella soledad contacto con nadie. Al cabo de cuatro días me amanecer, llegamos a Martín García. Apenas llegué se me pre-
localizaron y me enviaron al jefe de Policía, coronel Mittel- sentaron los empleados de Correos para comunicarme que es-
bach, con orden de detenerme. Éste, al comprender que yo no taban todos conmigo y que cualquier cosa que necesitara
era responsable directo de nada de cuanto ocurría en las calles, transmitir me la enviarían en el día a Buenos Aires.
me dijo que prefería renunciar a su cargo que detenerme. Y no Martín García es un presidio militar en el que hay también
lo hizo. Antes bien, regresó para hablar con el general Farrell presos comunes . Alrededor del presidio hay unas cuantas casi-
y explicarle que yo no tenía nada que ver con toda la agitación. tas formadas por una sola habitación para los presos distin-
El presidente me envió otro funcionario, poco más tarde, para . guidos. En una de ellas vivía yo. Aparte la cama, había una
decirme por su mediación que deseaba hablarme en Buenos mesa, una lámpara y un pequeño roperito, no más. Un marine-
Aires. Fui allá, a mi casa de la calle Posadas, y esperé. Cuando ro me traía la comida y un asistente me tendía la cama. Co-
vinieron a buscarme no fue para hablar con el genera Farrell, mencé a escribir un libro que se titularía ¿Dónde estuve? En él
sino para comunicarme de parte de éste que se había cursado narré la verdad de todos los incidentes y acontecimientos que
contra mí orden de detención y confinamiento en la isla Mar- se produjeron y que habían sido deformados por mis antiguos
tín Garda. De paso q",erían saber si yo me iba a resistir. compañeros de gabinete y por la oposición.
¿ Cómo iba yo a resistir; si era eso lo que estaba esperando? Las visitas de amigos, dirigentes y partidarios no me deja-
«No pueden hacer una burrada más grande que ésa -le dije ron mucho tiempo para escribir. Gracias a ellos me mantuve
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•
•
Los embajadores acreditados en Buenos Aires visitan a doña Eva Duarte de Perón con motivo
((1' aqtd al presidente Juan Domingo Perón co1nversando con el embajador de España,conde de haber sido aprobados los derechos de la ancianidad, iniciativa suya, en la reciente Consti-
Molrico. Fue precisamente este gran escritor quien, en los años más desairados del Gobier- tución. Aqui'uemos a varios de ellos entre los que se encuentra elde España, conde de Motrico.
'jfl del Generali'simo Franco, a quien acosaban y amenazaban las naciones victoriosas de la
11 Otwrra Mundial, obtuvo del general Perón la ayuda económica y el decidido apoyo pola;-
I fI . El cerco mundial se rompe gracias a la voluntad de Perón, y don José Moda de Areilza,
, " utla ;,zcesante labor diplomdtica, logró triunfos memorables, como la firma del Protocolo
1"HljeO-Perón y otros convenios ventajosos para Espoiia. La {otogroHa es de finales de mayo
de 1947, fecha en que A reilza presenta sus cartas credenciales.
El preside nte y su esposa durante la firma del
Protocolo Franco-Perón, que salvó a Espaiia
del hambre y la desnutrición.
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perfectamente al tanto del curso de los ;~ontecimientos ~lin '~.
Buenos Aires. Por otra parte, yo tenía una radio con la que
.escuchaba cuanto ocurria en el país. Y lo que ocurria era muy
grave. La agitación popular en la capital se hacia cada vez
más violenta. El Gobierno comenzó a abrigar un serio temor
por su estabilidad e incluso por las vidas de cuantos lo com-
ponían. Los ministros no acertaban a tomar una disposición
que satisficiera más o menos a la opinión pública. Eran inca-
paces de interpretar las manifestaciones populares. Pensaban
que esas pobres gentes (que nunca habían tenido un solo dere-
cho, ni jamás se les había permitido participar en la vida del
país) estaban protagonizando un episodio más de los que,
cnmo tantas veces, sería reprimido por la policía sin que pa-
sara nada.
Entretanto, Evita desarrollaba en Buenos Aires una activi-
dad intensísima. Como mi casa de la calle Posadas quedaba
sola, se fue ella a vivir allí. Durante los ocho días que yo estu-
ve en Martín García, ella organizó con los gremios la interven-
ción de la masa obrera. Nadie.yigiló la actividad subversiva de
Evita. No era lo suficientemente conocida entonces como para
eso. De otro lado, los del Gobierno eran simplemente unos
despreocupados que no podían imaginarse que en la República
Argentina pudiera producirse una revolución de ese carácter.
La actividad de Evita fue ardua. Evita se veía con la gente a
veces en un pequeño bar, a veces en la casa de los jefes gremia-
les o en el hogar de los obreros simpatizantes con nuestro mo-
vimiento.
Cuando la intensidad de los clamores en favor mío y la una-
nimidad de la vox populi les persuadió, y comprendieron que
no se trataba de un fenómeno corriente sino de algo mucho
más profundo de lo que imaginaron, ya era demasiado tarde.
Sólo cuando tuvieron esa evidencia decidieron llamarme a mÍ.
Me enviaron un primer emisario para que tanteara mi cri-
terio. «Si ustedes son unos bárbaros, como lo demuestran los
disparates y desatinos que están haciendo -le dije-, ¿cómo
pretenden que lo arregle yo? ¡Arréglenlo ustedes!»
En vista de esta posición cerrada, el general Farrell, cuya
posición era más difícil, a medida que avanzaban las horas, me
envió, como emisario, a 'un amigo común a quien yo apreciaba
mucho: el doctor Mazza. A este médico, que era un exc('IL'nte
profesional, le llamábamos «el Vampiro». Yo le h, bfu tll'~tR·
1111<1" 1"\I'a que ejerciera su cargo en el Instituto el,' Alln MOJI
1110, '1"" yo tlllhfn fllndlldo rn los Andes recién lI'gll' ".1 .. .1,
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" 11 Oir¡01q u Jb .51Sliq lOl olas. '{ ,o~i1iloq
v. Braden O Perón
•
En la máñana del 18 de octubre de 1945, un hombretón rubio se
movió incómodo en su asiento, ma'Sculló con asombro unas palabras
desaprobatorias, releyó t:lno a uno los titulares de la prensa y despa-
rramó los periódicos de un manotazo, Este hombre, Spruille Bra-
den, embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, no estaba dis-
110'1 0 se eobinU eobste3 sb lobs[sdms 13 puesto a tolerar que, muerto Hitler en Europa, n nuevo Hitler
,'urgiera en el cono sur del ~ontinente americano.
urnslodsls o'{ '{ sv3 ,eslo:JiV1 nSG n3» • nOls'l
La noche anterior, tras pronunciar ese discurso que él consideró
Itbl:JomsG noinU sJ ".:,o:Jitlloq sms1g01q nu
Sle pre el más formidable de su carrera ' política, Perón se había
u p'iI'l1 '{ livi:J oinomillfisM • steinolsqltnA S:J
escabullido por una puerta trasera de la Casa de Gobierno, para no
• 1,i Jn'lbieslq sñsqms:J sJ • StlSU~ sv3 nO:J 11amar la atención y poderse ir rápidam nte a ola casa de la calle
lb eobstluzs1 eOlsmi1q zoJ • esnol:J:Jsls esJ ,Posadas, donde Eva le estaba aguardando.
'l1tns s:Jzsl0tniQ • Isnil olnuilT • esldsl0Vsl
o'{ 9Up sldse lobs[sdms 13» : nsbS1a nO:J StZIV Cuando ese 17 de octubre volví a mi casa - ecordará Pe-
ohnsmsl stod nu ns 0¡'sg1sl sb ssqs:J SllSZ rón-, Eva me recibió temblando y lloró un largo rato. Pero cin-
«stslQ si sb olR Is 10q co minutos después del llanto nos pusimos a trabajar en el plan
político. Nosotros no teníamos partido y ninguno creía que yo
pudiera ser presidente.
\ rp.l.ohJ\ '.0\ u,l.)'-\ o'iloq o{\i\~1')W1D 9~119b'IG'.r1q, l!lb Daoqau D\ ,us.sHsó U'lo sb buli"~1l\7LI 11::\
• .!JIID'V,'·' n 'l\uh 11 .... ~h . . . ')\¡1U í'.u'¡U
~~I¡y IIllr"'f¡I "~ ~jfl'~'I, /UI,l l, C!1JI111JI''''l fl ! 11'11/,'" ,,,11,,
¡j)hlIl.lI, 1I1¡III ' ~\lII"t'tI.IJtJ,I .d ll "M, 'H",,I,I'f,\" 1
1 1,I .rW~'(/II.' IMl/lv/l'IJl1I ~,(lP! {~. , U~Wi!t, p lA ,,¡u 1111 ud
"1,IIIuela "11 la "laza ele Oriet¡l e [d'
, IJ'J 1 ;q J;l C1'J J..iOL'(ürLJ.i!J¿ \.G.1~ SO 1> Ji EL
oh~~flrl sb bsbilidsrl sI slnsl O Y .S'Id
sbol slb'Isq ,ovieluqmi 'Ioq ,sdstona
'"
belleza, la esposa del presidente argentin o posa para
dtas antes de su viaje a ¡'~spa,ia .
•
,n,,, ,,"rohl'"'''' 1 11.1' ti ,IHIi .,,1.. , 11'" " Y,,,111,,,,, ,¡. I.'HI
y" h 11111"1 I 1111 '1 '''11'''"1111 1 1 'c l" 1 I h"t.'n 111 lit·" '1'" 111 ",1"",,, Y 1,IIt 11"''' '''1 I(lI t' II~ 111" ",,11
!tI 1,,, "111" "A'I
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ti" 111\ h"li"" ', '. l\ LI\] hur lo , 11 \1 fu t ur hUll'II" '·II"lur. 1111 pÜl"tlolpM n -lIos.
J" o lo ub ·til, se apoyaba ' J)]" pllt'cd, aIlf tCl'IIlIl1ubu el htlln ,..J.Un tnolJlento . Me 1Dare e qlil comp" nd lo lue r tll lI_t II
br '. Yo tenfa la hab ilidad de hacerlo nojar y en cuanto se diciendo. Está 1u sted amenazanclo con el asesinnL lutlndnnn.
enojaba, por impulsivo, perdía toda idea de reflexión." americanos y yo protesto contra eso. La obligación do Sil (JO""' I""
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•
·a!> ,eetm~JMí¡¡¡ de arucop0sh!ilán iNCllS¡ e.<i:h~barrdiscur¡¡dS';\¡f.elebrt:ba
O" O1b~nqueteS> y>rulil Itéun'iaJJa"sJ1J)pos~0¡;tesda¡'<Plirfu1i.sm'0.,sU aéti-
umo:lv\a...,lmús obnvétria ~leas0ciabai ruarooligm-quian<iDIi 1J,¡¡,JO$Omu
'01q mi ta )d'ad'mqmirclivp.aebl"l ;cDnsi¡¡¡:e:raJj.á ~enemigoSlraJ~Qs dos,
?Q"I1dlnadem nos :gestós¡tlinr gÍJan9sel:vició o:énanue~t"aI 'IlQP¡iganda
electoraL
.[Jj - 9JaSJ"I9M ogaimoG bao"Io:l Is Olau[ ,eilIoJiY! aGG a9 ,ilIA
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bb s pÍ1"par.abm¡josl d.isCU1Isosocj1!l!?dt<múhtll:Ú!:P!l!IOOM'l'\~, ~d~l!il.u!l
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urulclieiemllbe SU~ pl:ep31'átiv.ds ~ C!i>im:jatert~Ji!¡ Jdg,,\¡lI fl9,ª1 @.a~~§¡¡
lutiió¡u-lllillal a¡Jl:os S!epEese~tteSlWcli;p.a.rtIidil>mayl:>~iWiifu§lJlIlae!jRruk
UiÓÍl:llflll.t1ii1e5¡ "¡'lB:~\¡ah ~S1~(il.~S¡ 'Ea!Jilhot:i.n i " iYi~~§¡t9$.<!o~j1,
c~b¡-Bj)fli ll!lde éSDarfull'WIll erJ.¡ lagotúp¡¡¡¡\¡¡ ,§\~ ill,ltaJb~OOJI¡¡g,4FeJllni,&@i4<!
omlJa l"I ue (desdés dl q¡>}linI:iipiJb:;,ssé ~OIctl~31I'\:~ Y.9n¡¡j!}M>1ijat~
fl6ltioa' l .. H(j)r;dairlibertarlsQQnj¡¡¡¡¡ adh~if,ª~~i¡¡tn§Il?; qC¡)r.:4.l1JlªoI!'!¡iillq}!j¡
dad ~ llH5 1lk§ 'P~B",~liól![i1.ld~.s-IM~Wlª~hl!l Miwª .i;l!!mi\d~
de carteleS' L(UoIp~gal'lda¡ e.ij¡ hl~ i¡t¡]¡!¡lJBJ13G AAlCUilllrs~~I,!,o§Ijªfi¡¡¡l¡ lll!J
nmplio y triuofador vuelo superaba al cuervo con una svástica en
,1 ¡pl¡lInáj b,!>'1 9b OOUS 9Up 19 9ul il9bs'llI 10bs[sÓm9 13:
" omaeoelJa:dv6DIÜJJ'ILI!u.éoP'ilr."'''IJ4M<ti\lrollos!tuaq,:DmPjªgQ¡<Y Eva
yll l ha b (a 111'tijGll foáídol1Ililaú'irn,'(,¡IÑU.5PlOImPciJ)áljJle9lip gjj/jlllro:o¡¡~itis ta
qUe habrlamle:,.}¡a<eár tpQT ttddol#1fPl!j~s e'k-¡¡a"td~~:!b RJ'llllW!lPte lo
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te ávisaremos para hacer el casamiento.» Cuando" todos 'los sI sb orlAn<t¡eill> ÍWJiteEV.mbi(¡m ¡mlltli4;aclieb ektr;mjxioo1B~lt<oo:r..
papeles estuvieron en regla me presenté con dos testigos: uno -Bffi'lsqaaiJ flq.ai.H8l:>ar!jl>lgnél@:J¡l>iJd~lolast nu:Pa:qt_!!tr pbsooHemp>"Ól,
fue el coronel Mercante; el otro, un amigo de Eva cuyo nom- Si" .-eliptmPID dé-berál:>\ilagirmntlresl3u\M"n :efrIMrooJ>9li:'ffeste lS'ioi¡lm¡
. bre no recuerdo. Cuando llegamos ya estaba el acta levantada, -mi o;4maOan~ tI>l~lhIóroq fú'&!>'ffiiIS!te1CiEtlmJtg5~.má\9JnoM<ináMte cqne
de manera que en diez minutos nos leyeron las fórmulas ri- .~SISim>WgÚlil 'Q(q¡~páruPeOJWclam1lir-t I09{3Jge.in¡¡si~'II..,bií>a.n. o.lmat
tuales, firmamos, y ¡adiós, adiós!, nciSFuiiñOs'''ii1iii¡qiill¡üiiFn.fe-- - - - l .ogs>.!pbnmtl'l.,,~sb 'f .ohs~ Si3 ,,<li O\swoJ i!tl s>.!\> oibSis''l.!tIoJ hsi>.!O
ya casados por lo civil. Veinte días hicimos lo mismo b SiS ObSi""'S' slo<l Si>.! Si3 Ohllg'll\ 3b ''''l.IlJ M3 0'( s>.!\> "l<l,,~ \~
en la iglesia de San Ponciano, en 4 Plata. Evita vestía un U2 Jillri!4ade feIh¡¡,J6 1iI!l\b"¡qJa:! de> flestai¡¡qvia:a ..al'lesj{ueSllihl<tras :mese'S
traje de calle; yo, de paisano. Llega os con nuestros dos tes- ..wsrúiclOOaS1IIla.ni:f!wthcto'neSI sa'lwoOr:óQi¡¡iiltl~brla !de Aampna:::> Bliv¡2n
tigos, nos aproximamos al altar, y en cinco miRutos terminó "ihe~nneJ!m¡¡Dfr¡ano¡aBllatlmy¡tma$lre¡fuIU1!!~fb>=Ofnilli=~ iMmp¡'f)lllá
el problema. Tomamos el auto y volvimos a casa .. No tuvimos .qt1lN ah J;i:jm-cifo,muirljilia blJf~n Susj)iaJMmllI~ah<BfuaI> iml¡Din!diabhen<ta
una reunión con los amigos ni hicim6s una cQ.mida. El ro- $uíl: a 'lsB9uallaBy.ule mjOl~aIi.'l<'it3lDI«Bilequ¡ Wmel11.tq avS¡¡n bil'i(2!ltté\
mance dE; nuestra luna de miel fue la política. Y empecé en- y¡>§>illl ~¿¡¡"'lttJássIxYBlla~ J8'4Umi'UUOSi3B ~ sckl smailliadlia:l reCiJll.
tonces preparar. mis planes de gobierno .. "'~ BosSi\l§i <'kiió~nas\"l'üe>l'B.q¡a'p.~BSirnzo'l.a~ll'BsiGIem:ia\IrI'i!le;"i;
mpi tah~i\m '{j5 ~ all4
9'lspEl{'1m~i 'S<l>ios \:> hl <lUegadll. .:lms hoOlta
La casa de San Nicolás adonde regresaron t as las breves ce- Pasada la media tarde comenzaron a acudir dirigentesoYl'Blt\i!l~
remonias matrimoniales .tenía - fa cual la recuerda el general para seguir la tendencia de los resultados que iría dando la radio.
desde su exilio en Madrid- un salón grande, "arias habitaciones Perón recuerda aquellos momentos con estas frases:
y una"buena cocina •. «Aunque el/#¡eño de la estancia -comenta-'-
puso a nuestr di posición una mucama, a eces la comida la hacia Empezaron a llegar los resultados y también algunos diri-
Eva y o!ras' yo que, comok oGinero, no soy malo.» gentes alarmados, porque los primeros cómputos se habían
En este ambiente -IJ.lrar. alejado d~1 tráfago y de .las tensiones hecho en la provincia de La Rioja, donde, indudablemente, en
de la gran ciudad, con la compañía 4e Eva Duarte (su recen ísima aquel entonces, teníamos pocos votos. Hoy, en. la misma pro-
posa), con la asistencia de los amigos políticos y pamidarios de vincia, tenemos el doble o el triple. Como esos primeros cómpu-
u mbvimiento, Juan Domingo Perón preparó con la minuciosidad tos eran un poco desfavorables, los 'dirigentes estaban algo asus-
d un jefe de Estado Mayor su gira electo~al que realizó con ella, tados, pero, cuando votaron los grandes centros urbanos, las
11 ompañados por el rumor no co rmado de que Eva estaba grandes masas ciudadanas a -las cuales nosotros habíamos po-
¡nbarazada. dido llegar con nuestra acción, entonces empezaron a aumentar
er~no agitado, polítfcamente caliente, y a dos se- los votos y ganamos por gran mayoría. En esa época el escru-
.e la elección todas las prediccione~ ap tan a una tinio se hacía en el Congreso de Buenos Aires. Tardó varios
"ridad. Sin e bargo, es en esos momentos cuando dos sucesos días. Hubo momentos en que alguno perdía la esperanza, pero
llclioan a los votantes dudosos hacia el coronel. Se descubre, y la tanto Eva como yo les decíamos: espérense que lleguen resul-
1'1 cnsa peronista lo da a conocer con bombos y platillos, ue una tados de Córdoba, que llegue Mendoza, que llegue Buenos Aires,
de patronos, ha entregado una fuerte suma a I Unión Eva tenía esa calma porque estaba segura de sí misma.
l14,ml)cr·átiica. Los trabajadores intuyen que esos dineros les ha-
de ser quitados, caso de triunfar Tamborini-Mosca. Por otro Finalmente, las urnas dieron su fallo: Perón-Quijano, 1 500000
estalla una bomba que se convierte en boomerang: Spruille votos Y 302 electores; Tamborini-Mosca, 1200000 votos Y 72 elec-
tores. Poco más de 100 días habían transcurrido desde la mañana
como secretario adjunto , de Asuntos Latinoamericanos del en qu el embajador Braden, desde la ventana de su despacho
rart¡¡¡JJ&;~U~~!l!ljq... edita y hac cocer e Was' n
Ilolumento al que llama «Libro Blan1~ ~n el ~ue acusa ~e~is- habla decidido su estrategia para frenar el ascenso del sonriente
t 1~r,¡h\9~ O\:)D \9 sL!\u"'Iub ot\,,!ti.óoD u?o 9 w1.l)msi,m a fU.J~\D .\'1.01l f\ ,"'\9 O''l'''''\\ \'.' "tII'WH'1, Pero I fracaso de sus planes no le impidió asistir a las
JO ~ ,1~'il~b""OO~:¡.rg¡;W!\flR) MIl>\W4lRlf/ , R¡;¡~ Mq,-illíflH§;i\)\Q~> a ¡¡¡¡OR,,"! I
"1.."uce conocer de inmediat@oemoia."lIeguridad de que es el factor , 1" I'''lflld,,~ d,' "'l'I'",I"'" tlI' P"rón ni mando presidencial, y ello
.I,·dslvo para tllmbnr Ifls ('SI' ramas del OIunrl 11I"IlVII 111111 11 '111111.1 di '.1 111111111111 1'11 rl )111l'hlo. SloMl'm nfinnn en sus
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Casa~Rosad~ .pa~at lP.t:egun tade, Isi" jl,ligabaJl" pruqen'teol' qúellperma-
neciera 'en ~BüenosrAires: n« ',.41éijeseJcsim vjulila1;¡--,i.Zé) r..esponpí.,,--. En
vaso Ql!mt'~a1¡Üixmos.; obligará; llJ embarca~lo porcl:a,c¡uerza\ 'sSfi/ió bu-
fan do smJ,des-p~di1JSe.ideJmícy¿ olvidand(,);Vi.U) sombr¡e~(j)j 9' &u~ rguantes,
Quizá comprendió que mi consejo iba en serio. Y desapanecükjuego,
E l sabía que yo era capaz de largarlo en un bote remando en el
río9de Jal Pldta? ~u'íag en ,JS1!l ·,pais I 2el\ erhbajad<ili\ Braderl con~rnüá su
Ilgni campañá ,de IdcipL'esiigioccontrae P&rÓIi~fbueg<il cuandoSeh emr
bajadq Milleroj¡ei ahi~oz(darg<ilI(denla rnep[esentación sdiplom~tic;:a!)de
,Es't adós;ibJnic;los enuJ.a¡fAIlgentii¡¡i,G li'enón~(al ¡;e'cibinlo Ih diP¡: én U"\ll
frase)i'l\ll dílve pa.-amío, repetiil.»!os;ler:íl'ore's)ide $íl'~ ante(!esors Eue
trnal coritailli¡:ase.l..l;e fdi~,(ij) así; QI« Siemprez que "I¡a'blew onmigm ten;gq
presen't ei 6stá5< dosspmmisas ',fundamen~ales, que,'go'bierno )él puebl(j) VI. La inmigración provocada '
m/ís.,deUéad(j) )! lse~s¡b16 de<'l(M ierra" yJrque &bJSQY reli gobernantilj de
as<;ipueblo,J!)!a9gi'üb libu~n 13 aOlExn9mo~ 91nE! sib9m El sbS2Sq
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I "b 20augls a0idmsl '( 2ObnJlu2,n t~ol lSg911 s aOlss9qm3:
famia indigna de los vencedores» e Inmigra-
ción provocada de técnicos y sabios alema-
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sino el pueblo argentino. Adquirí la certezide que los argeil,tt·
nos 'también consideraban el proceso de Nuremberg como una é'ó'Éáo'Wa a¡¡lbYL.l,;>bcfP i'Iá'nmaJ's'tHil ial!r"l't\fufl\:a~Vjiffi!ffi~bl rfe'tl un
Infamia, indigna de los vencedores, que se comportaban como fM d cf¡'W~íl21t "fl!1tea"~W l ~ JiSlfÜfui!~r Jt,r:tifili~Mil!~PSlfá:ñiiMé'¡p'
si no lo fueran . Ahora estamos dándonos cuenta de que me- Al final de liP~~eWif¡\i1tllid¡¡fPy"é'¿ful;dfi,~'Iia"bM €!l9ilig
recían haber perdido la guerra. i Cuántas veces durante mi go- del peronismo en la Arg:entina, surge en Buenos Aires un movimien-
bierno pronuncié discursos a cargo de Nuremberg, que es la t'b'P eR!rp'aHeSJ\l'lI* affial'ffil, reB.°p~¿INI'ié~esllll1r."fllvlld¡B1l! ~ las dos
enonnidad más grande que no perdonará la historía! ~dItt'fpa'PcWnacfiln~~Iije~'d'.N! Affirrl!mlá y4~'If~il%'i!9 NfHo echan-
(¡(f fó'S'i é'fVOCclds 'irelqasi'til'gaTnfiai:'ró'n"e~3ifiterí'fáeiBR¡¡r.i~ d\!21n1 Cruz
y sucedió que cuando el presidente Í'erón tuvo noticia de que Roja, el Gobierno del geneta'fl}iePóílPIiíÍmdltbá'! Ift'eHffiínhentCf , víve-
en Nuremberg se ahorcaría a algunos de los procesados, él, que fue resl1y :i'8Wsl eri''Ift~1F¿¡¡fi~aM o/luft'Od !in~i2ffiábfjfIi¿Bm'B4.I!I:Jlappn. De
siempre enemigo de la pena de muerte, dio a los consulados argenti. tii'''ArgBnt'Hli!'Qa-l1er'Brt° pat¡¡ng!~lirrulii1Í:t&!p¡áI'Si2J.og!rWfffieí'8S !sarcos
ro~ \jI.6flfél~o~'tafi'k»ifgr~libe¡¡.!rí!~Jl .J.lr R¡¡jS"I~cjQsnl\ll.83~UJdha cíé~!itD¡¡I'i0!''liP'e'iWP'éllitl6r:1H1~osp¡iiW>~~<h,&!có'i'6%nr<¡jí'{jeBli'l¡f&lgrati
)' esfJ1a dS'smnB~{s~~\lJi' t n sl!n~§2vllpq!'slC¿I'Il~o§_e¡ <;gn§tit;w-~~Jiqtl1:l.Sb fu(j 13FI¡e'rle aPP~Í'O~l'o/'re ehvilJlt!6fucr 1!ieg'aiti3-firi'jf¡l¡;&oWIfraje t com-
'?:l\ I~JjttH.~,ffi1; &'~!Ilfi' s~o.&j}gl:~iP.§liiQJ~,,ªnt@.dW!'Jt'<l~ ~~ pr.!fu I1dE's saBffifu1 cclfu ·<faaa'sfqwsimm'ál;') j"á'ffiñTIPos2'a llp 1Síll!o XVI.
f1,uTt~Pflb-Mqa ,C¡l¡\fíb ¡qéJl¡p liiIMfI:~§!'hl cg.lirill~.e~~ljg¡ll ~!:ritl1~.el1te. PerolPllli'vll1 á''S'tÚ!i!i'áliy <¡¡I~WlffifII:Ní<5nes eS'p-eé'iá'tés 'l'6' 3R mcio- s
~8'1 'r¡slI'!W8P,~RfÍfu4Si¿% 4S~g~jfljóx!J~l!!,!~ruiP~.;sI!JlIpql,peasablOen iI~rfos !Ia g<eiltili6'S''hl&s ''Cá'¡'M:lt¡¡a¡'¡~lqsafá14lev¡¡¡'JI'a 2'1'ffieíi8s>sA'ITes a
111 '1l,t.li,rt'l cjyb1IíI.\hYa dts~!fIi5Úls ' ~h! ~b 2sasm n02 minu obü"Isq cttanf&1ál.'i!í'ñ~,m 'ij{-iieS'~Ul!leH[fi1eo'i\.se'gU1:¡'., ET1Ptlá!5il'Wr i'¡''bllt1frselos
,?OIlO"I!Sq ,a~"Istilim :SCIün~g"Is bsb"boa si ~b 20!n~mS!2~ 201 aobo! ' á'1~'S~!iffierfé'!ln6s rIq11¡,uli'~fuM~¡FlfspmIBan2'llsello¡¡}ly,~rqílb 'l({s ale-
, ' '( sb-k,Qp.~l'i'!~~r rIP-@g~'fi!3l:P~;! ·F-~hli'iªrA!¡gmiAA>\Cju~ltr.aer Mari'.!§,q pYJe tbs"I<ei'i'''I%\ "állfél!illiti'Va ~T'-gtiHfiffiil dl!'ltill!rlft'Ío 'o/fR · sia y
l,n lJ 5~rhpmB1il<§~tj¡fi,eJl9.ijl,yil té§nic.P~?lI¡,ªI~¡¡l1J.g~0j¡oo!;bnosi obsta:l;a E~&aes Uiflij~S>'é!lé'f¿jtfo~fóP'f~lf.inIIHN¡¡í'i'ábf.!m'tnfl!( pl5í''lifl'l\i-~'htina.
loo a,IUqW~,,~y rol' Ó!}~~~~mPj}j¡t,f..\l ~12ÍJ!¡~~t¡¡<\.Q:dnillbnésude -w EWlA' gen~'Wá'r'éf¡ft!taIIa2 Ultlfuil"hiíra"'t;W t l\i'2G'6éi'n i" MífrtttiliII y se
lA ,SW%!l0~1 ·~v'1!1i4.llfl ¡t;RlÍla l0Jmlª~p <S!IM¡~§S lliÍlI!tin.cWsny.,rtéa- jJ6rfebíi1!llfd6 l d\!Ji¡~~amde\; 2f,~eíHei<)a , ~!!rrclm\i! 'p er 01 geguWSf'erón,
~ ,2"HIi.S\l.~ 13 2"nob~,,1s 2sl snsg ,o!2Ív 20m"rl omo~ ,~!n"iugi2 oñs fWe ,neeJ'/ , ~€IiíCéFl.ia'il'@ c'fln lIb"SJ~pi6glIaJe'tf¡¡¡¡ies oHe Bú'.!ilBs l'1\ires.
oq ShO!3"'(S"I!, "ISIU~S!3"q2" U2 'I~boq Is ~b2"b sbini om2ino"I"q Is pe~é'ñ \lfílOenf6'fl€~%iW.stí.'8 de:>'Í aÍlGfierí'íl. 'EP-áesUIfu 2118lA'lefnania
Fueron vanos mIles de alemanes los que entraron!amola'(Airgeif- esmbif ' tlU{¡d'Ó. 2!!ilIfPfflsnlM't'eibgér!@tih P.i réltlI 'Ja'i1f6 ,ao'·Pef6'fl y le
1;I)li!¡,,~t~PI\Í9zig..\f;:¡PSl'á9afi~Ut.riaJiW1"I1¡¡'ltrurup <tinc,Q"mil Ci'r.datas, dijo: «La guerra tenftmlirry 2ftaá¡¡Hllté'dcN5¡\WI~ia'l'1 'i!IIIa@s f1Ii8"de la
~f.\lg'~~o~s¡ll3lPYAAJIh.nor" ThtAi~s~~~d'iW>ilMI§!lUladoSI,qul' [dio¡¡. nación alemana. Por lo tanto, nuestra entrada en la guerra no afec-
r¡¡ítJl~!k~ ejgfFi,Ylldlq¡l~p.9 ~~RP.AAoII§no~~<lIn¡,qñas¡@1tséanql'l f!il!á'aal ('d'e§arn-6H~btl~ !ll> IíI~htia ,\lilE'ffl larilíIWb~iIfi17 é1 S htií\!lP:país
¡¡!J02b'qyAI5I'5'I\o~q93 e~¡JDtJi\;gel'l¡'¡n\IA C@~ Ii1.1Jy" lll4ltiv~a, dósoipli- t'llíl ~-tiiFll.lllttlSÁrñ\l!lioá'irdl'éj!.Íl!l'ffi'Y J\.ií:11't¡1> dMI'á-¡;atto, 'l.ad~rrIi. lJidfi'>'fi
Qllf!¡HIY'(a11~p).maW-SnJi!;ijlMl¡\isl:~IYAt!\"!.w JRJ'jlf~wj'Ii Ericlrtélw,fjsió0 t1!t'ffiB' áll·s.'!IS}iWni,gl:l¡¡iMIlli'láti'es2¡yot.!§'ttije ~eilf.\~Of;lfdíélRlonllí' M<-glffi{
Qh9P!Á69r.tYogplD.RJ:F-lMp,,¡;X!JilW.tWIWJli,gp'c;;,cfi.qj <;¡~~ch¡J.~amle:J¡ayicf)n 1!i.ñ cG\ttlirJ!¡Úár'llá'eút¡';¡)l<bt'~ll'lnga{jfl-a« P'0\1Etiie2 l11ssa1tie~'eah~' 'ám'elfá!
C¡¡ >tN1I,e¡'04nYP~~rl:ll.RP\'l9¡; tAA. ¡¡b;~.ljnªgqH¡P9J¡q4t1:>~ le ejaÍlOrurqüe ~aban ~c~n\l lim-as "Í'tiPTesaftita'Sbd~ftll:s ctle 2eflá',! Sl!' V'eúi'1~e¡jisa'I!Iá>:l;1
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I1 111 Jlc.lli>s".!I}ig!;mi1'!g§rrm.!iIsd~~¡¡¡I~~ie¡:Gf&caf ¡I¡).1ol~.á1l11~ CilM runa IIlí~rlro «L)ia,Irl!f!l2f' ~Med-e gll'rl~Alemafi'¡a:i :S:¡I\I'l~s6t'l-tj~ien:tl!a'ifi0'S
l1~f ~ •<í>81s~~mHk§f.!n¡~!SIll ~;).fi.lo§h..Jlt P.MónasWlenPells¡mdrotlue éfiota>'fcQ1lJ.Jt;i-lridlllli/ )[;0 l!Ieltíanes'~!jinpre't;aieión>ie'~ 'a~nlilfirelho"'í'
Iu 4n¿ID'é'-§aJ Il\mhYtiJéJeo~}t~gt~tin!l$;I:dj~mi'flW: rHiuehllill almel§! Perón acudió a la Casa Rosada a ver al presidente FarreJl.
~ UJld fI'*rd'lmWil»,200o!a i¡j!lrg~ 2¡;>j¡¡-t~llSeal>Yale,¡<ppnH.. fai¡Sll'» Re':0l es s nO"I"ul 91Ip 25IIsm"ls 201 "b onu "up S"Iorls Ob10U3"R
kl ,l I ~~gcql!§!&i.!€.4~r J"Qil\llcitle eon luuoav..andeiJdeclaraiieirlli.almóiniua "b sm9IcRe1<{ectlmrentés de9Iacaévd'03h::0:fl 9r0Sl9mismus;nidem.:a~es, el
11 ArgeIItin!hg!lq.liª0'(0t<r~ \emá1'li elnprbfJl~ í1iank,llClonuqbllY<~_ s '(oVOCl>PÍ'IilTpoo'l:leIJ p.uesjíle:fttrorRaíl!:.eJl;> lilehlq u~ \foml'ab'a>rlyo>l parte
"d, olrro .ministrC!»IHa rla;¡(ilúmg¡ HtldafuMI:a:s htfsllirlida'destyrrconta-
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,tI/ l/liga r durante una misa de campaña en una d e las plaz as principales de Buenos Aires,
III/f/ Ir co ngregó al Cuerpo Diplomático, Ejército y una gran masa de trabajadores poco
e desp ués de ser elegido presidente en 1946.
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No tenlalnos "'" "ONO' H) 1111 qtt """ Itllll,u\() 'JIIIJ. lIoN " 1 1" IINII" Inn incómodu y pcquefla que l'nemos ull .
cuidaba la finCII . P 'ro, cuando csl¡\l¡ 1"1" 11111, JlO qucdillTIOS .- Nudll, "n<la - me respondió--... Me encantarla volv r u
tener a nadie y era ella, Evita, quien hacfl\ las camas; yo la vislludo.
ayudaba sobre todo en la cocina. Soy un buen cocinero. Hago Nadie puede imaginar la sorpresa que nos llevamos Evu
unos buenos canelones y tallarines a la boloñesa o a la par- y yo al encontrarnos con la casa prefabricada.
mesana. Esto lo aprendí en los cuarteles. Siendo oficial, una De San Vicente se han dicho muchas tonterías, entre otras
vez por año cada uno de nosotros nos ocupábamos de la ad- que el cercO de la casa estaba electrificado. Era un cerco do
ministración de la mesa durante todo un mes y una vez que mampostería no más. ¡Qué esperanza!
aprendíamos a administrar, aprendíamos a cocinar. Siempre Es te tipO de casa no era conocido en la Argentina. Recuer-
que he estado solo me he hecho yo la comida. De modo que, do una cosa interesante de Eva. Al comprobar que no podía
cuando nos refugiábamos en San Vicente, como lo que noso- poner unos barrotes para cerrar la puerta por el interior,
tros queriamos era no tener a nadie ' allí, estar solos, hablar pues había unas cosas artísticas que lo impedían, Eva le
de lo que queríamos y andar como queríamos, mientras ella dijo:
arreglaba la casa yo le hacía la comida. - Pero bueno, Alberto. i Esta casa no tiene seguridad!
y le dijo él:
Respecto a esta casa, recuerda Perón una anécdota harto sim- -No se aflija, patrona, por eso, porque esta pared es de
pática relacionada con el multimillonario Alberto Dodero, del que cartón. De manera que si ponemos barrotes en la puerta, los
por cierto son m,uchas las referencias que contienen las citas ladrones col1 un serrucho le abrirían otra puerta por acá.
que dejó grabadas el general. Fue gran amigo y leal peronista el En aquella casa las pocas veces que podíamos ir a ella,
famoso Alberto Dodero, que, además, gozaba de gran popularidad escuchábamOS música.
en Europa. A Evita le gustaba mucho la música, sobre todo la de Cho-
pin y casi toda la música clásica española. De Chopin tenía
En aquel tiempo estábamos muy interesados en construir todos los disCOS habidos y por haber. De Chopin lo compra-
casas prefabricadas, de las que no teníamos buenos modelos. ba todo.
Aprovechando un viaje que iba a realizar a Inglaterra Alberto A mí me gustaba sobre to~o el folklore argentino. La mú-
Dodero, le dije: sica americal1a no me gusta, está dislocada, me crispa los
-Mire, . don Alberto: Hágame el favor de estudiarme en nervios. Recuerdo que cuando llegaba a mi casa de San Vi-
Inglaterra eso de las casas prefabricadas porque con los bom- cente e iba col1 los nervios de punta, no quería oír el rock
bardeos que Alemania hizo en Londres, estoy seguro que de- and roll, sinO algo muy distinto que me apaciguara los nervios.
bieron de estudiar este problema para reemplazar con ellas Ni ella ni yo teníamos tiempo para ir a un concierto ni
los edificios destruidos. Tráigame planos, pues quiero solu- al teatro. Nuestros conciertos y nuestro teatro eran en ella
cionar con casas prefabricadas el problema de la vivienda de la política social Y en mí las funciones de gobierno.
los obreros.
-¡Cómo no, mi general! ¡ Encantado! Llevado por el tema de la música, habla Juan Domingo Perón
A su regreso de Inglaterra (adonde fue y de donde volvió del baile. De jovel1 le gustaba mucho bailar, pero durante su etapa
en un barco propio porque él era anuador y los tenía) se fue d(' hombre público 110 tenía otra ocasión de hacerlo que en las re-
a San Vicente, habló con el encargado italiano y le dijo: ('pciones diplomáticas. No obstante, el tipo de música con que se
-No le diga usted ni una palabra de esto al general. ahrían estas recepciones formales, no le agradaba. «El tango, en
y me colocó úna casa prefabricada inglesa en el terreno. ('{/lIlbio, lo bailo r/1¡'/Y bien», declara en presente de indicativo. LJe.
Cuando vio Dodero que pasaban meses enteros sin que yo v.uln pM los recuerdos de su juventud, confiesa sin tapujos:
pudiera ir a San Vicente, un día me dice:
-Mi general: ¿por qué no nos vamos a pasar un fin de
semana al campo? 99
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En la época en que nosotros éramos muchachos, no ~os referencia más antigua sobre el tema. Otra es la súbita conquista
tumbrábamos a ir a fiestas sociales ni se nos ocurría ir a " de una alemanita en Berlín. Veamos cómo lo cuenta:
una casa particular y hacerle- el amor a una muchacha de fa-
milia. Nosotros a los bailes que íbamos era con mujeres alq'li- Hay dos cosas que no me olvido nunca de Berlín. Llegué
ladas; con ellas bailábamos y hacíamos nuestras fiestas y a con mi automóvil frente a la pensión en que nos alojábamos
ellas era a quienes hacíamos el amor. Después vino la prohi-
los oficiales argentinos. En Buenos Aires tenemos la costum-
bición de esas casas y los jóvenes, en vez de buscar a mujeres bre de aparcar los automóviles sin dejar casi espacio entre
alquiladas, lo que hacían era prostituir a las hijas de familia. coche y coche. Y, al hacer la maniobra, no es extraño rozar
Cuando se prohibieron los prostíbulos en Buenos Aires, se con-
con los parachoques al situado delante o al situado detrás.
virtieron en prostíbulos las casas de familia. En mi generación En Alemania no era así. Apenas rocé al que estaba a
éramos todos bailarines, muy buenos bailarines, y aprendimos
mi espalda, se bajó un alemán gordo y me dijo muy airado
en los cabarets, con mujeres vendidas . quién sabe cuántas cosas que yo no entendí. Me bajé yo tam-
bién del auto y le pedí disculpas como pude, pues leo el ale-
En cierta ocasión y con motivo de un gran festejo popular,
mán pero no lo hablo. Vino un agente de policía que dominaba
Perón quiso bailar en público y no pudo conseguirlo. Lo relata así: el español. «Explíquele al señor -le dije- que ha sido sin
querer, pero' que si lo desea le indemnizo por el arañazo.»
Me acuerdo una vez, el primer 17 de octubre que hicimos Entonces, el alemán hizo un gesto y se fue muy enojado. Yo
la fiesta en la Plaza de Mayo. Los artistas argentinos prestaban
me dije: «Mal he llegado a Berlín.» Me introduje en la pensión
su colaboración y se hacía un gran tinglado enfrente de la
y tropecé en la puerta con una alemanita lindísima de esas
Casa de Gobierno. Aquella ' ez había baile en la Plaza de la
que parecen hechas con huevo y harina. Me gustó, la miré,
República y'habíamos pensado ir allí para iniciar el baile Evita
me miró y, utilizando unas palabras en francés, otras en
y yo. Nos pusimos en marcha; había más de dos millones de
italiano, otras en español y algunas también en alemán, o sea
personas junto al obelisco. La gente nos acosaba, no pudimos
en un tipo de raro esperanto, comenté con ella el incidente
dar un paso. Total: nos tuvimos que ir a casa sin bailar.
del coche que había presenciado. En seguida comprendí que
Evita ni fumaba ni bebía. Sólo tomaba agua. Ni champán,
se me había compuesto la suerte. Salí con ella, quien me hizo
ni vino, ni alcohol de ninguna clase le he visto nunca tomar.
conocer todo Berlín.
En lo primero no me parezco a ella. Yo fumo de todo, pre-
ferentemente negro. Y si no lo encontraba, lo que fuera. Me
acuerdo de unos mentolados que eran para matar. Café tam- Otro episodio amoroso. Lo conocemos por fuentes indirectas. Al
bién tomo mucho. Pero en el alcohol me parezco a Eva. Ni dejar la escena de guerra en Europa, en 1941, Perón llegó a España
siquiera tomo vino en la mesa. Me acusaron de haber encon- para embarcar en Barcelona rumbo a Buenos Aires. Pero los ale-
trado en la residencia presidencial una gran bodega. iPor eso manes habían hundido dos barcos argentinos cargados de carne y
la tenía! i Porque no la tomaba! i Si la llego a tomar no la cereales para Inglaterra y el tráfico marítimo entre su país y Europa
tendría! Ahora, en los últimos años, el médico me ha manda- se había prácticamente paralizado. Durante estos meses de espera,
do que tome whisky, que es bueno para la arteriosclerosis. Perón, ya teniente coronel, conoció en Barcelona a una atractiva
Yo lo tomo como remedio, a cucharadas. Y al hacerlo me tapo aclriz italiana, también bloqueada por causa de la guerra y sin po-
la nariz, pues me sabe a veneno. sibilidad de viajar a su propio país. Vivieron juntos hasta que un
dln, r '¡1l'nlinamente, descubrió que salía un barco español hacia
Entre las aficiones del general Perón no está, como se ve, el B""1I0S Aires. Ella se quedó en Barcelona, y cuando llegó a Italia
"leohol. No puede decirse lo mismo de las mujeres. Sus cintas están ,·'l.ll1a "I1<·il1la. Muchos años después, ya en el exilio en Madrid, Pe-
I<pletas de casos singulares. "JlI 111111 I"do In rosib'" para averiguar si ella había dado a luz un
LIneas más arrihn Iwmos vislo '" 1< I 1 ", " 11 IlIs "I11<1<'n's IHIII .11\,0 q\ll' "11 IltI t ,I'HI 'tl'lfn cll'I11lc.'(), ya que no los tuvo en nin-
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11'llIlIlIdil' d" '" ¡"VI 111 11 ti , n 1\ • M '1111 ,,,",,I,,ltl, ""' 111<, 1" J""'I' di ' 11 III 111.1111111111111/1 "11 fllld"o ,roq·t(\ Antonio viajó a Italia
H)l1
. 1111
por encargo del general y no pudo hallar rastro d~ 'la mujer ni de 'Su
incierto hijo. general francés. Ellos no quieren hacer amigos; quieren
Otra referencia de su atracción por las faldas se refiere fugaz- comprar amigos. Y comprar amigos es como comprar pros-
mente a Nelly Rivas, pero acaso la más descarada y contundente titutas. Este es, creo, el mejor artículo que recuerdo haber
es ésta: hecho en mi vida.
Yo nunca he pensado que un hombre que busque a una Entre las aficiones de este .hombre singular estaba e! amor a
mujer cometa un delito. Solamente a un Gobierno de mari- la velocidad y su gusto por el trabajo. Perón era un formidable
cones puede parecerle un defecto que al hombre le gusten las trabajador. Veamos cómo enlaza una y otra cosa en su relato.
mujeres. A mí me gustan las mujeres y estoy muy contento
de que me sigan gustando. Yo no he hecho nunca hipocresías. Durante los diez años que fui presidente llegué a la Casa
Jamás pude vivir sin una mujer. Yo siempre he necesitado a de Gobierno a las seis y veinte de la mañana. ¡Los diez años
una mujer. Todas esas historias que armaron de chicas que sin faltar un solo día! Sólo una vez llegué más tarde, pero no
yo protegía son pura hipocresía. A unas las protegía con, y a falté. Fue en 1952. Me había levantado muy temprano y me
otras sin, pero yo no creo (y a mí nadie me va a convencer fui a correr al autódromo en motocicleta. (Un autódromo que
de eso) que sea inmoral que a un hombre le gusten las muje- habíamos hecho nosotros con muy buenos circuitos. Yo que-
res. ¡Lo inmoral sena que le gustaran los hombres! ría probar una moto grande, una Velocex. Era invierno. Hacía
mucho frío. Salí, me puse el casco y las antiparras. Di varias
Vamos desgranando poco a Po.co las aficiones de este hom- vueltas ' al circuito y volvía ya cansado, porque había corrido
bre singular. El café, el tabaco, las mujeres; el tango, la música a gran velocidad yeso cansa mucho, cuando me detuve junto
folklórica. A esta larga lista hay que añadir las películas de tiros, a un puestecito para tomar una bebida sin alcohol. No me
los animales en general y, la que me parece más insólita, e! perio- saqué el casco ni las antiparras para que no me conocieran.
dismo, que ejerció precisamente durante su etapa presidencial con Me sirvieron la bebida, me la tomé y dije: «¿Cuánto es?»
el seudónimo de «Descartes». El mismo nos lo cuenta. "Para usted nada, mi general.» ¿No es increíble? ¡ Me habían
reconocido a pesar de los anteojos! Bueno, seguí, volví a co-
Yo escribía todos los viernes un artículo para e! diario rrer y tuve un accidente. Me corté un músculo en la pierna y
Democracia. Algunos se traducían en Estados Unidos y en me rompí toda la cara. Evita se reía de los golpes que me
Alemania. El mejor de todos cuantos hice no tenía más de pegaba yo: «Esto te pasa para que no quieras seguir siendo un
diez renglones. Fue a raíz de una declaración que hizo Rocke- muchacho», me decía. Yo he tenido varios accidentes. Me gusta
feller en 1952 donde afirmaba que a Estados Unidos le había la velocidad: Yo corna en lancha. Tenía una lancha veloz.
costado muy caro comprar amigos en Latinoamérica y que Siempre fui muy aficionado a eso ...
toda esta plata . podía considerarse como perdida. Entonces Tuve que ir con bastón a la Casa de Gobierno y con toda
yo le conté un cuento muy cortito: Napoleón, después de la la cara vendada. Pero no falté. Es mi único orgullo. No falté
campaña de 1797 en Italia, regresa triunfante a Pans y allí a mi despacho.
le reciben con grandes fiestas en las Tullerías. Un general de!
ejército que acompañaba al emperador, ni siquiera en los Acaso su vocación más constante sea la afición por los anima-
salones se quitaba su sable y su quepis. Una francesita que les . Las anécdotas que relata al respecto son varias y variadas.
no se imaginaba cómo este hombre podía enamorar a nadie En determinada ocasión, viviendo en Italia, le ofrecieron en un
" ' restaurante ricos bistecs de caballo. Pero él cuenta con no poco gra-
Ie preguntó por embromarle:
-Dígame, general, ¿cómo hace usted el amor? ce jo su reacción.
-Señorita - respondió el militar-, yo no hago el amor;
lo compro yo hrrh". NUllca ofrezca usted a un argentino -le dijo al italiano
rlll' ¡'I! 11 , 1... 11111 11, 11110 Ir 1'1' lo 1111.1110 '1" 1I '''1''1'1 ti'" /1'\((//1/(111(1" carne de ca ball o. Es como si le ofreciera
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también, la Confederación General del Trabajo: ' los ob&'ros r era un descamisado. Generalmente, así vestía en el verano ...
hacían suscripciones entre ellos y se las regalaban. Ese gran Panamá es ,un país en el que no se puede vivir. El clima es
amigo nuestro, don Alberto Dodero, hombre multimillonario, infernal. Después de pasar un año en Panamá, le mandan a
cada vez que hacia un viaje a Europa o Estados Unidos le usted al infierno y le aseguro que no ha de sentir mucho calor.
llevaba una alhaja de regalo. Para él, regalarle un collar de
brillantes era como rega1arle una caja de bombones. Así pues, La fobia contra Suiza y los suizos la expone Perón con palabras
Eva tenía muchas alhajas y no le disgustaban. Las tenía todas realmente fuertes:
juntas y cuando murió dejó estipulado en su testamento que
debían conservarse para reunir dinero para la construcción Suiza es un país que no me gusta. A mí no me gustan los
de viviendas a los pobres manteniéndolas de garantía. países híbridos. A mí me gusta el colorado o el azul, pero no
Se puede ser humilde de corazón sin serlo de condición. el verde. Suiza es uno de los pocos .países del mundo que no
Si ella hubiera sido una hipócrita, como hay muchas, o una conozco ni tengo interés en conocer. Conozco unos cuantos
avara, se las hubiera guardado o hubiera andado hecha una suizos yeso me basta. Yo creo que Suiza es el país en que se
trapera, escondiendo las cosas que le gustaban. Si las joyas juntan todos los bandidos, porque es el país «reducidor». Re-
se las regalaban, ¿por qué no se las iba a poner? Al pueblo ducidor le decimos los argentinos a ese que compra las cosas
le gustaba verla así, y bien vestida. La decían siempre: «Se- robadas.
ñora, póngase las alhajas ... » ¿ A quién se le ha ocurrido que yo vaya a ir a Suiza? Sui-
. Evita era una mujer que había leído mucho sobre la vida za es un país para los bandidos. Afortunadamente, yo ban-
de las grandes personalidades de la Historia. Era muy aman- dido todavía no soy. Suiza es el lugar donde esconden todo
te de Plutarco. Sabía de m'e moria muchas sentencias de los lo que roban a los demás.
griegos y los lacedomonios , y en sus discursos hacia siempre '
alarde de sus conocimientos y su cultura. De todos los perso- Completemos este breve florilegio de filias y fobias íntimas,
najes históricos, a quien más admiró fue a una mujer, cuya menudas, que tanto ayudan a completar el conocimiento de una
vida había ella interpretado por radio, siendo actriz: Madame personalidad, diciendo que el perfume que usaba Evita era Marcel
Elisa Lynch, compañera del mariscal Francisco Solano López, Rochard; que la colonia del presidente «era una colonia común,
presidente de Paraguay. tipo Atkinson»; que Perón se cortaba el pelo en la residencia, que
De las flores, prefería las rosas. Siempre teníamos rosas. a Eva no le gustaba cómo lo hacían porque «parecía un recluta»,
Las cuidaba ella personalmente. y que a él le desagradaba que le dieran conversación mientras du-
raba este menester:
Aparte de los toros, el alcohol, en general. y el whisk.y, en par-
ticular (que tomaba como medicina tapándose las nances, pues Me acuerdo de la primera vez que llegué a cortarme el pelo
le sabía .a veneno») había otras muchas cosas que disgustaban a la residencia. El peluquero, me dice: «¿ Cómo quiere que le
al presidente. Algunas tan dispares como los norteamericanos (bien corte?» Y le dije: «Calladito.»
que sólo por razones políticas); la República de Panamá (bien que
sólo por razones climatológicas) y, por razones vitales -tal vez
por aquello de que el corazón tiene razones que la razón no alcan-
za- los trajes de etiqueta y la República Helvética.
•
VIII. Perón entre la
utopía y la eficacia
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Ilwlón que prohibía ejercer cargos ministeriales a ltÍ's hombres ex- des paguen con materiales esa deuda. «No tenemos; porqul'
tranjeros . Perdió su puesto, mas nunca la confianza "Y la arbistad .s- estamos transformando en industria de paz a la industria d('
del presidente. Después de la caída de Perón, Figuerola pudo haber guerra», fue la respuesta. Nosotros alegamos: «Bueno, m\ly
ocupado importantes posiciones en el Estado si lo hubiese querido. bien, pero ustedes han firmado una garantía oro para es"
Aunque esto sea adelantar acontecimientos, digamos aquí que deuda. Entréguennos el oro .» Bloquearon el oro. Nos retuvÍl'
en J 957, próxima la victoria electoral de Arturo Frondizi, se le ron así, casi diez mil millones de dólares; quedaron mil millo
sondeó para su designación en un cargo de la máxima responsabi- nes: lo único que nos pagaron. Esto en relación a Estad",
lidad. A lo que Figuerola respondió que solamente con Perón re- Unidos. En cuanto a los ingleses, nos debían tres mil millones
gresaría a la Casa Rosada. y nosotros a ellos, por concepto de deuda interna, tres mil qui
Éste es el hombre a quien el coronel, apenas alcanzara en elec- nientos, de modo que con la repatriación de la deuda argen-
ciones libres la primera magistratura del país, señaló como su tina se gastó todo. Los americanos, con la maniobra de los
más íntimo colaborador para trazar las bases del plan quinquenal. aumentos de precios en materias primas y productos indus
Son muchas y muy dispersas en las grabaciones las referencias triales, y la maniobra de tenernos entretanto con el oro
que hace Perón a esta obra suya ya por entonces hondamente me- bloqueado y no pagarnos, nos robaron la mitad. De modo que
ditada. «Apenas tomé posesión, me fui a casa a trabajar. Tenía el lo más que podía considerarse que teníamos como reserva
Plan Quinquenal en marcha y no había quien pudiera pensar en era 1 500 millones de dólares. l '
otra cosa si no es el1 trabajar. Nos sentamos allí, y duro, dur.o,
duro, no paré hasta tenerlo concluido.» ¡Bien pequeña cantidad ésta para afrontar la formidable finan
E l panorama que se abría ante el nuevo estadista, al comenzar I.,ción que exigían planes tan ambiciosos como los suyos!
su labor de gobierno, lo resume, así Perón: El segundo problema al que Perón quería hacer frente era 1"
~. . I ,uperación para la Argentina de los servicios públicos, fundamen·
Una ausencia total de industrialización nacional; la ocu- 1 t1mente los transportes, en manos de capital británico.
En 1945 es un cuento chino pensar que había unas reser- 11'1 la, CjU' esperó el momento oportuno para tomarse el des
vas de oro como no lasí había habido nunca. Mentira. Eran las IJlllh'
mismas que había habido siempre. Estados Unidos debía tres
It (11, n ti u '!lIl' Il fines de 1947 las reservas de divisas aCllm~ll~dn~ durnnl
mil quinientos millones de dólares e Inglaterra otros tres mil 11 11 h 1I111t\ d•. I IIll1do en un 32 por 100 y que en el anu 114) ,-, I1I1C" '
millones . Nosotros dijimos a los Estados Unidos: ahora uSle 111 11111 I1II IltHI '1,111111 1I11'i 1'H'11 Si6n de pagos.
11
11
•
111 ",111/, di' "1'/11" "rIf '",11"
,Ip 1., ",,1"1/,.,01/ /1'11t/III'M
(Ya hablará de ello Perón al aludir a la 'primera revolución para .¡"m/ll IW IIIJu /1r1 11f"'(I IIt" .
derribarle.) " S' \ tli I IJHht,.r/u el,! {flfti 1111
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l·
"
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','.
.. en España un gobierno «nuevo y adecuado». La Asamblea recomen-
daba a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas que re-
tirasen inmediatamente los embajadores y ministros plenipotencia-
rios acreditados en Madrid.
El relato del general Perón, acerca de este episodio, es revelador:
121
• ,
•
.,
do, Liberia, que declaró que se adhería a la resolución de la Asam-
descendientes directos de españoles. i No podíamos dejar aba~ blea General y que retiraba su representante en Madrid. Otro Es-
donada ~ España ahora que la querían bloquear! tado, que era la República Dominicana, replicó que tendría que
Me informé de qué sanciones eran esas que senan pro- pensarlo antes de tomar una resolución.
pu~stas en las Naciones Unidas para las que se nos pedía el En cuanto a la Argentina, que tenía en España un encargado
voto y se me contestó que tres. Una, el aislamiento diplomá- de negocios, el doctor Daría, viendo su presidente, el general Pe-
tico; otra, el bloqueo económico; la tercera, la ocupación rón, que empezaban a retirarse de Madrid los jefes de misiones
militar. Se me dijo que, en el caso de que se lograra la una- diplomáticas, subió de categoría a su representante y le nombró
nimidad de votantes para la primera s.anción, o sea, el aisla- embajador.
miento diplomático, se aplicarían las sanciones económicas, Los únicos embajadores ostensiblemente retirados de Madrid
consistentes en un bloqueo total y, después. vendría la fueron: el de Gran Bretaña, que se marchó el 25 de abril de 1945;
ocupación militar. Medité mucho el asunto, consulté con los el de Holanda, que se fue el 28 de diciembre de 1946, y el de Italia,
ministros, lo estudiamos juntos a fondo y resolvimos final- que sin ser todavía su nación miembro de la ONU, se creyó obli-
mente que la ' Argentina no podía dar su voto al aislamiento gado a seguir el ejemplo de los anteriores.
diplomático, que era el primer paso hacia la beligerancia con Mantuvieron en Madrid sus representaciones, no sólo la Re-
España. Nos pareció a todos que era una monstruosidad que pública Argentina, la cual hizo caso omiso de la recomendación,
la Argentina contribuyese con su voto a menoscabar los inte- gracias a la enérgica actitud de su presidente, sino Portugal, Suiza
reses de España. Envié un emisario para que se pusiese en y la Santa Sede, países que no formaban entonces parte de las
contacto con el Generalísimo Franco. Llamé a los embajado- Naciones Unidas.
res amigos y defendí esta p' oposición: «Ha llegado el mo-
mento de que toda Hispanoamérica haga causa común con . Los únicos -comenta Perón, cometiendo un error numéri-
la Madre Patria", y, en efecto, todos los embajadores me die- ca-- que en las Naciones Unidas votamos contra ' la propues-
ron la razón. Pero, después de consultar con sus gobiernos, se ta de los Estados Unidos fuimos Trujillo y yo.
enteraron de que éstos no se inclinaban a contrariar los de- Muchas veces -añade- dije entonces a los americanos del
seos de Norteamérica. Norte: «Llegará un momento en que se arrepentirán ustedes
de lo que están haciendo con España porque, en lo futuro, la
El 20 de diciembre de 1946, la Secretaría General de la ONU necesitarán ustedes. Esto hoy no lo comprenden; carecen de
,'nvió un telegrama a los Gobiernos pertenecientes a la Organiza- visión; España les será un día necesaria .•
rión rogándoles que a la mayor brevedad posible dieran cuenta
dc las medidas que habían adoptado de conformidad con la citada y a renglón seguido, el general Perón cuenta que recordó a los
r 'solución, y esa Secretaría General de la ONU recibió 55 contes-
norteamericanos un episodio aleccionador de la política realista de
taciones. Tres Estados habían retirado sus embajadores o minis- Bismarck, que aspiraba a la hegemonía de Prusia sobre toda Ale-
tros: los Países Ba;os, Gran Bretaña y El Salvador; 19 países no mania y a la sumisión a Prusia del Imperio Austríaco. En 1866,
t"nían embajador ni ministro plenipotenciario acreditados en Es· Bismarck declara la guerra a Austria y la razón es el apetito que
paña en el momento en que se adoptó la resolu<;ión, y eran Brasil, a Prusia inspiraba Bohemia, la actual Checoslovaquia, de la cual
Ik'lgica, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, Ecuador, decía el canciller que era el «corazón de Europa". Bismarck llegó
"'!lipto, Francia, Grecia, Nicaragua, Noruega, Paraguay, Perú, Sue- a tener cercada Bohemia. Los prusianos hubieran podido aniquilar
da, Turquía, Estados Unidos y Uruguay; 30 países no mantenían al ejército austríaco, pero, aun persuadido de que la grandeza de
.c'laciones diplomáticas con <;,l Gobierno de Franco, y eran Afga- Prusia sólo podla hacerse a expensas de una Austria disminuid.a e
"I,tán, Australia, Bolivia, Rusia Blanca, Canadá, China, Checoslo- hlStlrt ada tII1 I Jmperío Prusiano, decidió renunciar a la conqUista
Vllquia, Etiopía, Guatemala, Haití, Honduras, Islandia, India, Idn, y IIpt6 por 111 finnll·d(· \In trlltado honorable. Los generales alema-
1Illk, Libano, Luxemburgo, Méjico, Nueva Zelanda, Panamó, Fl 111' 11111 tlllll'" "lIhlll'" U IIlslIlnrck su indillnaclón y desconfianza,
Ilplnas, Polonia, Arabia Saudita, Siam, Siria, Unión Sucl"l'rll'lIIl1l, • tar
1" lo ,1 '"'" 111., hlll'lI 11 11 IIlItll' 1,11,,1 Y 1'11 11I1l"!, el e cangUIs
11, '.""", !lcdoll Sov¡rtkll, Venezuela y Y.I~c"l"vl" 11111.111 1111 JI tn
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Fotografla del cuerpo de doña Eva Duarte to mada al regreso a la Argentina, veintidós años
después de su muerte. El embalsamamie nto sigue perfecto.
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tanto el general Franco como el pueblo español. No se equivo-
quen ustedes. Si Franco dirige los destinos de España, ello es
cosa que concierne al pueblo y no a nosotros. Que cada pueblo
tenga el gobierno que quiera. Yana sé si Franco es o no un
tirano. Sólo sé que es el gobernante que está al frente del
pueblo español y es asunto que concierne a los españoles, no
a usted ni a mí.»
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los argentinos a vivir como viven: pendientes de ese gigantesco om-
bligo urbano llamado Buenos Aires, donde habita el 45 por lOO de la
población del país y hacia el que convergen, desde siempre, los fru·
tos variados y cuantiosos que su tierra les brinda. Una necesidad
geográfica ha dictado y modelado su historia. Teniendo la espalda
cerrada por los Andes, los pies inmoVilizados por la Antártida y la
cabeza abrumada por los desiertos del altiplano, hubo necesidad de
buscar una salida en el lugar que fuese más cómodo. Y esa como·
didad, precisamente, la proporcionó la ciudad de Buenos Aires, es·
pecie de cordón umbilical con el mundo exterior, y por ello, todos
los caminos interiores rastrearon esa vía hasta convertirla en lo
que hoyes, el nudo, la matriz de sus actos. Y cuando esas primitivas
sendas de tierra fueron suplantadas por los ferrocarriles, los in-
gleses supieron bien por qué resultaba lógico que- esos 42 000 kiló-
metros de caminos terminaran todos ellos en el puerto de Buenos
Aires. Estaba el mundo fuera y allí dentro, el granero. Los británicos
se encargarían de enlazar unos con otros y, por supuesto, de benefi-
ciarse con tamaño servicio a la economía mundial.
En el Buenos Aires de 1947, al año de ascendido Perón, la situa-
ción internacional obligaba a replantear de nuevo todo el problema,
", pues la próxima década sería dedicada a reconstruir Europa y a le-
vantar de sus cenizas los países desmoronados por la guerra. Pensó
Perón que si un golpe de suerte de la política interna le había entro-
131
..... --
nizado, otro, bien jugado, podía servirle para hacer salta/' al pa{s se presentaba cómoda para desequilibrar \lna situa~ió~ de acata-
de su etapa agrícola-pastoril a la industria. Indicios de esta necesi- miento a una Gran Bretaña que durante décadas habla dictado nor-
dad ya se han ido dando en los tiempos últimos y cualquiera que mas y medidas. Un dirigente inglés llegó a sellar en una abrumadora
recorra las calles de la capital podrá apreciar un caleidoscópico cua- frase el carácter de dicha dependencia al decir: «No se ocupe la
dro humano que busca integrarse a la flamante realidad. Ese año Argentina de los transportes. Ocúpese en producir más y más ma-
llegan millares de emigrantes italianos y al propio tiempo cientos de terias primas, pues del resto, otros se habrán de encargar con mayor
miles de argentinos, alentados por la prímavera social fraguada por eficiencia.' Esos otros, naturalmente, eran los propios ingleses, due-
un coronel, dejan sus aldeas, sus endebles ranchos, y buscan un ños de una mayúscula red ferroviaria en la feraz Argentina y árbitros
horizonte más concreto a las puertas de Buenos Aires. Hay dinero de todo el proceso transportador de esas materias primas. Pero
en el país. Hay una firme sensación de seguridad: poco antes de al fin de la guerra algo habría de inclinar la balanza: ese ~~r?nel,
asumir el poder, Perón ha conseguido que el gol;>ierno de facto de que amparado por la coyuntura mundial y disp~esto a ~mglr el
Farrell nacionalice el- Banco Central. A esta medida, básica para sus país, se lanzaba audazmente y con una desconocida astucia a mo-
proyectos, sigue, casi inmediatamente, la creación del IAPI (Institu- lestar los intereses de la Corona. y un motivo técnico encendería
to Argentino de Promoción del Intercambio), una entidad que habrá la mecha: por la guerra, desde hacía cinco años, no llegaban abas-
de encargarse de comprar cosechas y ganados a los productores y tecimientos industriales ingleses y, consecuentemente, repuestos fe-
vender al mejor postor del exterior, según planes estatales ya or- rroviarios. Un ,ingrediente más para Perón. Abordando el asunto
questados . Un proyecto nacionalista que apenas si podía imaginarse como si se tratase de un tema militar, el coronel entendió que un
dos años antes, pero que ahora, tras la victoria del laborismo en ataque por los flancos financieros podría permitirl.e ~econquistar
Inglaterra (1945), se consideta como fenómeno natural. Ante este el botín. Inicia así reuniones de trabajo con sus principales estr~
cuadro, Perón se lanza a un programa de nacionalizaciones que, en- tegas, entre ellos Miguel Miranda, su mariscal de economía, y utI-
tre otras, incluye la exproRiación de elevadores de granos ' de pro- liza al máximo su característica habilidad para sacar provecho de
piedad privada, la compra de la Unión Telefónica a los norteameri- las situaciones más difíciles. He aquí la versión de Perón:
canos, y, en diciembre de 1946, la de la red ferroviaria de capital
francés que existía en el país. Si bien esta última no era muy En lo que se refiere a los negocios, los hicimos fabulosos.
significativa, sonó como un aldabonazo en la puerta de la economía Nos juntamos en la Casa de Gobierno, estudiamos bien el pro-
inglesa. ¿ Qué haría Perón con los inconmensurables ferrocarriles blema, y dijimos: ¿Qué es una guerra? Una guerra eS un~ locura
ingleses que cruzlj.ba,r¡ la J\rgentina de punta a punta? colectiva. Es como un individuo que en su casa comienza a
Siempre se dijo 'q ue ningún presidente argentino llegó a la romper todo lo que tiene y cuando llega el momento que le
Casa Rosada con un Banco Central tan repleto de divisas. Esa eufo- pasa el ataque se da cuenta que ahora tiene que reponer todo
ria económiCa que rodeó al primer Perón, se alimentaba en el hecho lo que ha roto en su locura. La guerra es igual que este p~v
de ser Argentina un país riquísimo. Además, en 1946, destruido y ceso. Se destruyen valores y hay que volverlos a reco~strU1r.
hambriento el mundo, el destino histórico quiso que fuera ella el y para eso hay que pagar.. .. ¿ Cómo se ha pagado .sIempre
mirlo blanco de la economía internacional. Es el año de la famosa esto? Desvalorizando las monedas. Cerca de un tremta por
frase con que Perón, como un Midas d~l siglo xx, asombra el mun- ciento se paga con la desvalorización de la moneda. A todas
do: «No podemos caminar por los pasillos del Banco Central porque las guerras le continúa la desvalorización de las monedas, por-
están abarrotados de lingotes de oro.» País acreedor como pocos, que se ha gestado con una moneda ~uerte y .se ~aga con una
la Argentina, que siempre había sido considerada como una lejana, moneda débil. En la misma proporción se dlsmmuye ~l p~go
pero concreta perla de la corona británica, podía enorgullecerse de que se ejecute. Alemania en la primera Guerra Mundial. hiZO
la deuda de 1 700 millon~~ de dólares que los ingleses habían con- una maniobra maravillosa. Nosotros vimos que eso se; Iba ~
traído durante la guerra. Como señala Perón, .Con la Argentina del producir y entonces con el Consejo Nacional se estu.dló ml-
pasado los ingleses no necesitaban tratar con guantes bla"cos». Con 1111 iosamentc el proceso. Después de una semana vimos el
In suya, si. El pl'rlhlema de lo tran portes cr fUl1dlll1lOlIlol 1'f1"P ·1 ,1< "ocio que se prcs ntaba, Teníamos algunas divisas y una
d,' ","110 d 1111 1'"1111<'11 "lItómlcll lnd(lp(',"l\rnl , 1. I'oylllllu," 11' 1111 pl'otlll rlÓI1 ti rlq\lezas que podíamos transformar en
.
,.
~
prar los ferrocarriles y, tan pronto esa noticia llegó a Inglate- J'/1J!tr,/.tudClII C ¡r1ro mprensrones entre
111' 1"1' /16(' (t., 111 Ileneral Per6n
rra, una comisión ' del directorio de ferrocarriles vino a la Ar- "tlfl".1 ftUCmU' C" ulllcneral Stroessner
gentina a ofrecernos esa venta. Recuerdo esa reunión en la Casa ",,'o'1II1IW'liJ' tmr~I08 que la
de Gobierno, en la q\1e también estaba presente el señor Man- """/""11 /1111,((1 U'"l1ido en el curso de
"'11'"'' "' lIulluul" tldl Chaco. La
taluera, su represent~nte local; Miranda, que era mi asesor ,11t".,..,1 'w IlCIlll ilm .' 011 prcl1datJ
económico y financiero, y los ingleses, en un total de ocho. "tI" ..' ul"II . I/IIIMI"''''. Nunca md.
"11'" "'1/1 ,/lit ,1I.,t/l.11II1I'1 rI,· lo. ti",.
Todos sentados ante una larga meslI y ... ul"lIdos de Inlérpn·lcs . l' 11 . 1 pt'./"",. t'II, ' '111'' 11", fU ,. ,,¡Jllu
Rompió el fuego Miranda, prcRlIl11 hlll"lr 11 In 111/(10' ,. ,1 " ni " 1/ In /1 l' , 1" ti 1.. , 1111111 , •
" It ,l • • 1I l" 111" l. Im'I' It.I, I
vIII,,, tI¡· 1118 f' ·l"rocarrilcs. eu 11"1,, 11, ~ 1111' 1"" '1"r 10 (MM) lIeI
111 l·
llones de pesos, Miranda se echó a reír ':Y el ingles que: JJ~ 1110"'.
reposición de maquinaria para la industrialización, etc. Pero
daba se quedó un poco amoscado. Fumaba su pipa y Miranda
Miranda dijo: «No se aflija, porque los ingleses no van a man-
volvió a la carga con esta pregunta: .Dígame una cosa, ¿cuándo
tener mucho la convertibilidad de la libra. Este contrato de
nos van a pagar lo que nos deben? El inglés allí rompió el
compraventa tiene un plazo de seis meses y en ese tiempo ellos
silencio, diciendo: «Eso lo vamos a conversan, por lo que
deben preparar los ferrocarriles y nosotros el dinero para pa-
Miranda, que era hábil para tratarlos, le comentó: «Entonces,
garlos.» Bueno, en ese plazo de seis meses los ingleses decla-
es que Inglaterra no puede pagar .• Recibiendo como respuesta
raron la inconvertibilidad de la libra y no pagamos «cQsh». Nos
ésta: «Sí, Inglaterra puede pagar .•
habíamos salvado, pagamos en mercaderías, con trigo, y con
Fue allí que Miranda, con ese genio para hacerlos enojar, le
carne, dos productos que nosotros teníamos en abundancia.
replicó: .Pero, entonces, si ustedes pueden 'pagar y no quieren,
Ocurre que al terminar la guerra nosotros no salimos a vender
es porque ustedes son unos tramposos.» Y los ingleses comen-
en seguida, sino que construimos silos subterráneos y metimos
zaron a 'ponerse nerviosos. Tras este forcejeo, el inglés le pre-
allí todas las cosechas, a razón de nueve millones de toneladas
guntó a Miranda cuánto ofreceríamos nosotros por esa com-
por año, Pasó el tiempo y el trigo que antes nos compraban a
, pra .• Mil millones, pues se trata de hierro viejo.» ¡Para qué!
seis pesos el quintal, nosotros se lo compramos a los chacare-
Aquí los ingleses se enojaron todavía más. Tanto que se levan-
ros a veinte pesos. Ellos más que contentos y nosotros a alma-
taron y se fueron. La reunión había sido muy positiva y la tác·
cenar, Fue así que el trigo subió de seis a sesenta pesos ,en tres
tica se cumplla según lo que habíamos pensado para la estrate-
años. ¡Más de diez veces! Entonces, cuando llegó el m.omento
gia. A partir de esa reunión frustrada, comenzamos a hacer
de pagarles a los ingleses, lo hicimos con ese trigo que' hab~a
nuestras huelguitas de i<~,~ ferrocarriles. Los ingleses a perder
mos comprado a veinte y vendimos a ellos a sesenta. Es deCir,
dinero más o menos unos' tres millones diarios. Al ver eso se
qu~ los 2 029 millones los pagamos, en realidad, en su tercera
dietan' cu~nta que la cosa iba 'para peor y pidieron otra reu-
parte, Emitimos además una deuda por setecientos millones
nión. Fue más concreta. Ofrecieron un precio más bajo, 8000
para ayudar al pago y después, al vender algunas de las pro-
millones, que también rechazó Miranda. «Ni conversamos», les
piedades que venían con lo. ferrocarriles, recuperamos esos se-
dijo. Otro silencio de días y una noche el representante de ellos
tecientos millones y retiramos la emisión, Nosotros compramos
pidió hablar con Miranda para proponerle arreglar la compra
los ferrocarriles sin dar un solo centavo, sin haber gastado
por 6 000 millones y darle a él cien millones de dólares que
nada. Nos quedamos así con los ferrocarriles de ellos, que ,eran
habrían de depositarle en un banco. ¡;sos fueron los honorables
valiosísimos. Pues sí, así hicimos nosotros casi todos nuestros
ingleses que hicieron las propuestas, Miranda lo engañó dicién-
negocios, Bien hechos, Eso nos produjo una enorme cantidad
doles: «Bueno, déjenmelo pensar .• A la mañana, bien tempra-
de dinero mediante el cual ' pagamos todo nuestro Plan Quin-
nito, estaba en mi casa, «Vea, presidente. Anoche me ofrecie-
quenal. ¡ Y nos sobró plata, todavía!
ron esto. Y si me ofrecieron cien millones de "coima", es por-
que no valen los seis mil millones de pesos que piden.» Y con Esta optimista radiografía que sobre la compra de los ferrocarri-
su habilidad de siempre continuó con las negociaciones hasta les británicos hace Perón, contrasta con los análisis que sobre el
que las sacó por 2 029 millones de pesos. Por esa suma se fir- mismo tema hicieron sus opositores. Ellos denunciaron siempre esta
mó un contrato de compraventa de los ferrocarriles ingleses. adquisición «como el peor negocio del siglo • .
Se estableció primero que se adquirían bienes directos e indi- Impasible a la critica, Perón cuenta de esta forma el desarrollo
rectos, puesto que los ferrocarriles tenían 23000 propiedades del proceso a partir del momento en que su gobierno se hizo cargo
ralces. ¡Casi la mitad del puerto de Buenos Aires era de ellos! de los ferrocarriles:
y se firmó el contrá\o de compraventa con una primera cláu-
U na vez que compramos los ferrocarriles empezamos a ins-
sula que estipulaba ~ue si Inglaterra mantenía la convertibili-
lulul' IlIlIc,c parn construir ruedos y ejes, Así superamos la
dad de la libra, esto se pagaba «cash. (al contado), y si no en
lIl'I'eNld d elr hl1!,'" lRr de II1Mlat rro, como se hacía antes, El
mercaderías. Bueno, yo estuve, diremos, algo dC8confindo pll/'-
11".1111 I d I1ftll Ic'ln 11'111" 1'II111ho lino dificultad, pues, natu-
que pensé que podlan obligar n po¡¡nl' « '11 h. y .1 110 I<><'"h 11.
I Ah" 111 111 IIIIAI r4hll,.u.1 1""1)111111<11 R 1\ VRplll h\lhl ro sido
1~I\ t·
un mal negocio. Entonces pensamos en levantar fábJcas dé
máquinas Diesel. Cambiamos casi todas las locomotoras por
motores Diesel y solucionamos así el primer período. Tan es
así, que transportamos todo el movimiento de carga y pasaje-
ros -que en vista de la evolución industrial aumentaba cada
año- sin difiéultad alguna. El déficit financiero de explotación
más elevado que tuvimos fue de 1 200 millones de pesos al año.
Es decir, de los 700 millones de pes-os de los primeros tie~
pos (1946/1948) lÍegamos hasta un máximo de 1 200 millones
en los últimos años (1952-55). Déficit causado por el conside-
rable aumento de transportes, nuevas inversiones en material
ferroviario .y la necesidad de no. incrementar las tarifas de pa-
sajeros y fletes para no encarecer el costo de la vida. En cam-
bio, hoy, en la Argentina .liberada del dictador Perón», lo's XI. El mediodía de Eva Duarte
déficits de los ferrocarriles nacionalizados alcanzan los 23000
millones de pesos por año." ¿Por qué? Pues porque han dupli-
cado 'el personal, han hecho la burocracia. Nosotros pusimos a
Toros gordos y peones flacos. El doctor Ca-
tres alemanes -entre ellos un ex director general de los ferro-
carriles alemanes duran~. la Segunda Guerra- y ellos organi- rrillo y el Ministerio de Salud Pública. Palú-
zaron el tránsito y el proceso de cambio del sistema inglés a dicos, tísicos y leprosos e La paciencia de
otro más moderno, porque el inglés resultaba muy anticuado. Evita e «El que un hombre me bese ... no sé .. .
El déficit ferroviario lo enjugábamos del presupuesto. Hoy, los me da asco» e Las vacaciones truncadas e
pasajes cuestan cuatro veces lo que costaban durante mi go- «Eva no tenía horas: trabajaba permanente-
bierno y los fletes valen el doble. Como ya dije, hoy el déficit mente» e Admirable labor de Eva Perón al
suma 23 000 millones de pesos y no está cubiertq por un pre- frente de la Fundación de Ayuda Social que
supuesto del gobierno. Entonces .. . ¿ qué están haciendo hoy lleva su nombre e Felicitación de Pío XII e in-
.los genios económicos de la Revolución»? Simple: levantan cidente con el embajador de España
vías. ¿Sabe por qué? Porque en nuestro país había y hay ferro-
carriles que son muy buenos, esto es, de «explotación», que
dan ganancia, y otros, ferrocarriles de «fomento », que dan pér-
dida. Para no aumentar más el déficit, están levantando las vías
de ferrocarriles de .fomento». Dejaron cesantes a 75000 obre-
ros y empleados, y ' no obstante esto, el déficit crece. Fíjese
usted: la entrada general de los ferrocarriles por año es de .
17000 'millones de pesos, y en jornales y sueldos, se gastan
19000 millones . Durante mi gobierno C.o ntábamos con la mitad
de personal que hay hoy y no teníamos un déficit como el que
tienen estos «bárbaros». Aliado del nuestro, el déficit de ellos
es casi veinte veces superior. ¿ Cómo puede ser esto? Simple-
mente, porque son una banda de ladrones.
16. Recuerde el lector que CitA" palabrR' fUDl'on dlch" dUl'nntn /tu ~ ~dll() f'O
Madrid . f.o. Juicio.QUf'J . vAlan . 11 OllQl'RtM m /tUIt 1_1 Vf"t. f'1('t',dVntllrllf n ,dulltttlllt' ... ,
..
y 1...,1 v Ilhln. mu,'. IUI AlU • •m ••.• In dl1e1" , "" ... 11111 .. 111111
do en cuando los podían ver, pero 's in vivir 'con ell6s, porque ~ dín los juguetes que nos daba la Fundación, sidra, pan dulce,
la lepra se contagia en la convivencia. Cuando estos leprosos helados, etc. Todos venían citados, pues la visitadora oficial les
que están ahí, acaben muriéndose, se acabó la lepra en Argen- daba a cada uno un papelillo para saber lo que habían pedido.
tina. Hacíamos música, acudían unos payasos y algunos clowns para
Aparte de la gran labor del ministerio de Salud Pública el espectáculo y repartíamos los juguetes. Esto era sólo una
que dirigía el doctor Carrillo, también se hizo mucho a favor parte de las actividades de la Fundación, que era una entidad
de la Ft¡.ndación que llevaba el nombre de Evita. Esta Funda- con personalidad jurídica propia que tenía fijado su estatuto
ción se inició en 1948, de una manera curiosa. Todo empezó en el ministerio de Justicia. Había miembros natos como el
con unas toneladas de · azúcar que me regalaron y que decidi- ministro de Hacienda de la Nación, que en aquel tiempo era
mos distribuir entre los necesitados. Evita pedía por las casas Cereijo, y el secretario general de la Confederación del Traba-
que le regalaran esas ropas que quedan sin uso, y en los co- jo; los vocales eran casi todos obreros. Y Evita quien lo movía
mercios las que quedan sin vender; con todo ello se hizo un e inspiraba todo.
gran depósito y a la gente pobre se le empezó a entregar en la Evita llegó a tener un dominio extraordinario sobre la gen-
propia residencia presidencial. Esto era al margen de la Asis- te por haber sabido meterse en su corazón. Su contacto con los
tencia Social que habíamos creado, porque siempre quedan dirigentes gremiales sé inició cuando la incorporé a trabajar
sectores de desgraciados que no les alcanzan esios beneficios, conmigo en la secretaría de Trabajo y Previsión, que dirigía
pero que tienen necesidad. yo (esto aconteció, como ha sido relatado ya, en los primeros
Para llegar a estos sectores, Evita ideó lo que ella llamó meses de 1944, poco después del terremoto de San Juan). El
.ayuda social». Primero comenzó por crear los «hogares de trabajo que ella· tenía ahí la obligaba a atender a todos los
tránsito». Si un hombre 'se quedaba sin trabajo, iba a los .hoga- dirigentes. Ella era una mujer del pueblo y, como los trataba
res de tránsito, con su mujer e hijos, y se alojaba. Entonces como compañeros, se ganaba la buena voluntad y la amistad de
se le buscaba, primero, trabajo,. y después, casa. Poco a poco todos. Le tomaron una gran confianza, una confianza ciega.
se empezó a ensanchar la base de actividades de la Fundación. Muchos de aquellos dirigentes eran comunistas e iban allí con
Se atendía lo mismo un nacimiento que un entierro. La gente gran recelo, pero como ella trabajaba lealmente para todos,
iba ahí a exponer sus necesidades; una asistenta social com- conseguía vencer la desconfianza inicial.
probaba si era cierto lo que decían y después la Fundación les Cuando yo fui elegido presidente de la República, le dije:
ayudaba. Inicialmente los fondos partían de suscripciones po- «Ahora vamos a trabajar.» y ella me respondió: «No. Yo sigo
pulares, más tarde la lotería nacional daba una subvención, y en mi oficinita de ahí.» Y, en efecto, alU siguió todo el tiempo.
lo mismo el Casino de Mar del Plata. Por último, cuando había Claro que la personalidad de ella hizo que no sólo dominara
aumentos de salarios, la diferencia del primer mes iba, a través ese despachito, smo a toda la casa, porque tenía una persona-
de los sindicatos, a la Fundación, que de este modo llegó a ser lidad desbordante y los obreros no hacían caso a nadie sino
multimillonaria. a ella.
Se crearon dos grandes policlínicos, hospitales, centros de Su despacho era una sala de 3 metros por 4: Había un gran
asistencia pública gratuita y aumentamos el número de camas cuadro en la pared que representaba una maja, una .mujer es-
desde 8000 que había en 1945 a 20000 que hubo en 1954. Todo pañola muy linda. Cerca de ahí había una sala de espera, donde
esto lo hizo la Fundación ... pasaba la gente. A veces había un olor que no se podía entrar.
Ella tenía una gran paciencia y dotes especiales para tratar a
Pero los orígenes fueron más modestos: distribución de ropas y la gente.
alimentos a los necesitados, y regalos a los niños en Navidad, direc-
tamente entregados en la propia residencia presidencial. Ln labor social y humana desarrollada por Eva Duarte en ese
d pncho que II('ohu do doS dotr Juon Domingo Perón rebasa toda
Nosotros acostumbrábamos a lnvilllr en Navidad a l. I .1· p"nd I Rt Ión , NIIIlIII lI"hl'llI 111 II!IIIIO tllvo IIn truto directo con el
dencia a todos los chicos qll viví 11 rITa, Pon'Rmo rn rl lar 1'" 111" I 11111" 1 pll' 1rll'IIII" 1111 I RIII,"IIIIII IIn 1 11~1l ti,· ,-xc"pelón,
111
142
•
hombre de gran cultura y talento, el entonces embajador cÍ~ Espafla le tranquilizó y me disculpó. Ella se dejaba besar hasta de las
en: Buenos Aires, José María de Areilza, conde de Motrico, ha des- leprosas. En esto estaba su característica y su fuerza; por eso
crito estas audiencias multitudinarias con pluma maestra. .Quien llegó a tener tanto dominio sobre el corazón de las gentes; so-
no haya conocido esa época -escribe el antiguo embajador 17_ di- bre el corazón de muchos millones de argentinos al que nunca
fícilmente puede imaginare el tono y el clima del ambiente en que llegaron otros ni llegarán nunca.
la mujer del presidente despac;haba sus infinitos visitantes. Era un En otra ocasión, se nos ocurrió salir fuera de Buenos Aires
continuo clamor y barullo de cientos de personas abigarradas y para pasar unas cortas vacaciones. Escogimos el refugio de
heterogéneas que esperaban durante horas ser recibidas por ella. Puente del Inca, en la cordillera, donde yo había estado muchas
Había comisiones ' de obreros; mandos sindicales; mujeres del pue- veces de joven siendo oficial, dirigie~do los cursos de esquí.
blo desgreñadas, con niños; periodistas extranjeros; una familia Después de unos pocos días allá, en que caminábamos por la
gaucha con sus ponchos pampeanos y el paisano con sus largos montaña con los jefes y oficiales del refugio militar, seguimos
bigotes negros, sedosos y lacios; refugiados del telón de acero; fugi- viaje en automóvil a Las Cuevas, con intención de pasar una o
tivos de Europa; intelectuales y universitarios bálticos; clérigos y dos noches y regresar luego a Puente del Inca. Bueno. Pero
monjas; señoras gordas, gritonas y sudorosas; estudiantes, emplea- ¿ qué es lo que resultó? Apenas llegamos a Las Cuevas, empe-
dos jóvenes, futbolistas; artistas de tea/ro y circo, como en un in- zamos a recorrer la población. Era un poblacho verdaderamen-
m¡enso y cambiante valle de Josafat. Evita, sentada tras una larga te miserable. Las gentes vivían allí con ocho o diez metros de
mesa que presidía el auditórium, tenía ante sí varios teléfonos, un nieve y las viviendas no tenían calefacción. Era algo espantoso.
montón de dossiers, tres o cuatro edecanes, dos seéretarios, uno o Casi todos trabajaban o bien en la estación de ferrocarril o en
¡los ministros, un grupo de 'senadores y diputados, gobernAdores de el correo o en la aduana. Evita quedó tan impresionada de la
provincia, el presidente dd Banco Central y una nube de fotógrafos espantosa miseria en que vivían que comenzó a hablar con los
y gperadores cinematográficos. En medio de este aparente' caos, es- peones interesándose por sus cosas y por las enfermedades del
pe¡:ie de kermesse ruidosa y confusa hasta la locura, Evita escuchaba corazón que padecían muchos por vivir a 3 500 metros de altu-
l"s peticiones más varias que le eran confiadas: desde un aumento ra, y decidió ponerse a trabajar en la construcción de una
de salarios hasta un convenio colectivo, pasando por una vivienda ciudad nueva para ellos. Ci tó a dos o tres miembros de la Fun-
familiar, un ajuar, ropa de niños, puestos en una escuela, alimentos, dación para que fueran a verla allá. Con esto, aquellas únicas
permisos para rodar un filme, subvenciones de toda índole, denun- vacaciones que nos queríamos tomar las pasamos proyectando
cias contra abusos del poder, interviús, homenajes, mítines, inau- cómo iba a ser el pueblo que construiríamos allí. Y, en efecto,
guraciones, asambleas femeninas o entregas de regalos y donativos. gracias a Evita, se construyó una ciudad de piedra, preciosa,
Evita era incansable. Mantenía el agotador show durante horas y con calefacción yagua caliente central para todo el pueblo.
horas hasta bien entrada la ·nqche.» Existia realmente en nosotros la pasión de hacer; la pasión
De la paciencia desplegada por Eva Duarte en' su trabajo y en el de remediar males. De modo que, a cualquier parte que fué-
trato con las gentes, habla Perón diversas veces. ramos, terminábamos siempre en lo mismo. Eva no tenía ho-
ras; trabajaba permanentemente. No sé de dónde sacaba tan
fantástica resistencia. Acaso le daba fuerzas la mística de su
Recuerdo una vez que mi amigo Alberto Dodero me invitó
fana tismo. Como yo salía de la residencia presidencial a las
a tomar el té en un yate que tenía en el puerto de San Fernan-
seis en punto de la mañana (pues nunca, a lo largo de diez
do. Cuando desembarcamos, se acercó un hombre y, sin mediar
nilos, dejé de estar en la 'Casa de Gobierno después de las seis
más palabras, me abrazó y me dio un beso en la cara. Sorpren-
y veinte de la mañana), y como Evita regresaba muy tarde de
dido, yo le grité:'i'<<jNo sea puerco, carajo!» El grito me salió
'" l"ohnjo agotador, yo me acostaba antes de que ella llegara.
del alma, porque el que un hombre me bese, no sé ... me da
y dO'lIl(omos en habitaciones separadas para que no me des-
asco. Evita, al ver el disgusto que él se llevaba, se acercó 11 él,
1""1" ' " n 111 c1innochc al regresar. Yo, generalmente, la escribía
'1111' ,",11111 y ", 111 dejaba en In cama para cuando viniera ella.
J7 , JOII Mruir. 11('1 AII'1I1A : - A,d 10 . h vl'ln., 1',lItllll .. 1 J'hUlPI .. nM'ltlll"., IUl4,
l' ,,11 ... tun 1 "1" 11,11\'1011101 11011 nolllnndo 11 1I111c1 dfll n dfo . Yo veía que se
,.
deformaba; que andaba con anemia; quería evitar que 'traba- r El 2 de enero de 1950, Eva Perón recibe un mensaje del papa
jara tanto, pero era imposible, Pío XII, que le agradece la ayuda para obras de caridad que opor-
tunamente le ha hecho llegar la Fundación que ella preside.
Desde 1946, en que Eva Perón se instala en una oficina del minis- José María de Areilza, a quien ya hemos citado y a quien volve-
terio de Trabajo y Previsión, comienza a actuar como ministro, aun- remos a citar por el interés excepcional de su testimonio, dice de
que oficialmente ese cargo lo desempeñe el obrero José María Fniy- ella que, «tenía una mezcla de talento natural, habilidad para jugar
re. Ese año la Sociedad de Beneficencia elige autoridades y, dado con los mtereses contrapuestos, lenguaje directo, a veces desenfada-
que sus componentes son adversarios del peronismo, buscan un ?O, ~o~ incrustaciones de lunfardo porteño, imágenes chispeantes,
pretexto para no designar a Eva titular de la entidad, como es I~om~ ms?lente que la ayudaron a crear una imagen femenina publi-
costumbre hacerlo con las esposas de los presidentes de la Repú- cItana eVIdentemente popular que prendió en la gran masa sindical
blica. Alegan que es demasiado joven para el cargo, por lo cual, Eva, y trabajadora».
con mucho humor, propone que en su lugar sea nombrada su ma- El embajador que escribe esto mantuvo excelentes relaciones con
dre. Tiempo después, dicha entidad es disuelta y Eva crea la Fun- el ~atrimonio Perón durante la primera etapa de su gestión diplo-
dación de Ayuda Social, organismo que comienza con una contribu- mátIca. Postenormente se produjeron ciertos roces entre ellos y las
ción de 10000 pesos y llega a tener 200 millones, de los cuales tres relaCIOnes del embajador con Evita se enfriaron considerablemente.
millones se deben a los corredores de bolsa y seis a los empleados
de comercio, Por una disposición ministerial se anuncia que el pri- Eso fue -recuerda Perón- porque el conde de Motrico
mer aumento de todo sueldo debe ir a la Fundación. Eva Perón se era un poco, diremos, indiscreto. En rueda con otros embajado-
lanza a una cruzada nacional q'tle le ocupa el día entero, resolviendo res decía algunas cosas, y hacía algunos chistes fuera de lugar.
problemas individuales y familiares de gente de escasos recursos. Un día le preguntaron:
Tras casi un año y medio de afanes en una obra que ella ha creado, -¿ Ustedes pagan el trigo a la Argentina a sesenta pesos?
en realidad, y promovido, el 8 de julio de 1948 la Fundación de -¡Ca -respondió él-, nosotros compramos el trigo a se-
Ayuda Social Eva Perón obtiene personalidad jurídica. El 26 de ese senta pesos, pero que lo paguemos, .. eso es ya otra cosa!
mismo mes la Cámara de Diputados ap,ueba una donación de 70 Al embajador se le veía mucho en casa; visitaba con fre-
millones de pesos para la entidad, pero Perón la veta, Eva no se cuencia a Evita. Nos trataba como amigos más que como em-
inmuta y declara: «Estoy contenta. con' el veto. Muestra la fe ilimi- bajador. Pero, a veces, quería hacerse el interesante. Y sus in-
tada del Presidente en la fuerza espiritual de la Fundación.» Y a discreciones inmediatamente llegaban a oídos de Eva. Ent~n
partir de este mes la Fundación que ella· alienta y preside se lanza ces ella le llamaba y le decía:
a una serie de importantísimas obras, algunas de carácter monu- -¡Déjese de andar hablando pavadas!
mental, como la' Ciudad Infantil, dos hectáreas de edificación en
miniatura, donde comienzan a hospedarse niños de familias pobres (En su libro Así los he visto, José María de Areilza trata con
o huérfanos. gran respeto las figuras de Eva Duarte y Juan Domingo Perón. No
La nómina de las obras cumplidas por la Fundacióri es larga, obstante, corrió el rumor de un incidente verdaderamente desagra-
sobresaliendo las siguientes: la sede de la Confederación Nacional dable entre el embajador y la presidente; incidente que .ni Perón
del Trabajo; la construcción de la pequeña ciudad de Las Cuevas, declara en sus cintas ni Areilza recoge en su libro y que nosotros
en la cordillera de los Andes, que acaba de relatar Perón; los Hoga- no hemos podido comprobar. Se dijo que, en cierta ocasión en que
res de Tránsito (servicios de urgencia para la atención de la mujer); el embajador fue a visitar a Eva Duarte a su oficina de Previsión
Hogares para Ancianos eI:\ Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Tucu- acial, al ser anunciado el embajador de España, oyó que Eva co-
mán; el policlínica Presidente Perón de Avellaneda (con capacidad mentaba:
para 500 camas); cerca de un centenar de policlínicas menores y Ya ItI aquí ese gallego de mierda.
colonias d vocaciones en todo el país; Hogares Escuelas, Proveedu- A 111 que "opllcó Arcilza apenas fue recibido, inclinando respetuo-
Ullrllh~ In t ulw/u :
rfu~, proy,'C'to <1(' l'IlI<llId,' r tudiantiles y tl'n'u d" 200 " IlIhk I
1111 11111 "Iv , 11 ,' 1\ I IUl'111I1 redcra!. Srfll1l n, ,,1 I/nll"l(lI r vn y la mierda se queda .
. 147
Dicho lo cual, giró sobre sus talones y se. retiró.} . r
Tanto el embajador como la presidente eran vascos.
'.
1"
Perón recuerda el caso de «La Prensa», de la
familia Paz, y el de las Cervecerías, de la fami-
lia Bemberg • El proceso judicial contra «La
Prensa» es anterior a la etapa de Perón •
La compró la CGT • Defraudación al fisco de
los Bemberg • «Los jueces ejecutan a los
Bemberg» • Perón afirma que la devolución
de «La Prénsa» y de las Cervecerías a sus an-
tiguos propietarios es ilegal
IIH •
odo en las elecciones presidenciales a que nos hemos referido
( ' 1\
"JI un capítulo anterior se enfrentan el peronismo y la llamada
.,'onHelón Braden», una parte muy poderosa de la prensa argentina,
I parte más tradicional e influyente, representada por dos famosos
IlIurios, La Prensa y La Nación, se colocó. abiertamente contra el
l' ronismo; y al salir Perón victorioso la campaña se exacerbó.
Hl peronismo tilda a esa prensa de oligárquica porque la bandera
ti I justicialismo llevaba esa divisa: «guerra contra.la oligarquía •.
En todo el país se publicaban por entonces más de mil diarios hosti-
ION al gobierno, según el testimonio hablado del propio presidente
". I'erón. A partir de 1946 se pensó en crear una Secretaría de Infor-
I
maciones y al dar nueva estructura a los ministerios se creó la lla-
mada Secretaría de Prensa. «La libertad de prensa -afirma Pe-
\'ón- era absoluta en el país. Los periódicos publicaban lo que que-
r/an. No existía censura. La oposición empleaba el lenguaje que más
" gustaba. No dirigíamos las informaciones periodísticas .• .
Hubo un caso que escandalizó a muchos periódicos del mundo,
specialmente de los Estados Unidos, y que consideramos todavía
litigioso. Perón es muy explícito y contundente cuando habla de La
Prensa y reticente cuando se refiere a La N ación. La puntualización
de los hechos y su enjuiciamiento podrán ser discutidos o recusa-
dos, pero las palabras del general deben ser conocidas en versión
literal.
y dicen asl:
151
.
En su uisita oficial a
Madrid y en el curso de
una recepción, en junio de
1954, el general Trujillo
A migo de Peró'n fue ta";:bién el ,r y el jefe del Estado
dictador de Venezuela Pérez Jiménez, español don Francisco
a quien uemos aqu( prestando Franco saludan al
declaración en el proceso que se le entonces presidente de las
siguió en Caracas, despuéS de ser Cortes y al obispo de
expulsado de Estados Unidos, en Madrid-Alcalá, doctor Eijo
uirtud de la ley de--extradición. De Garay, que hab{a de ser
Pérez Jiménez. que hoy uiue en años más tarde, la '
España, habla Peron con simpatl'a, autoridad eclesiástica que
aunque le reprocha su ausencia de bendijera el matrimonio
ideales robustos. Tuuo el de Perón con Isabelita
asentimiento del pueblo. Creó grandes Martl'nez. A la izquierda
obras públicas; reformó Caracas; hizo del obispo Eijo Garay y
can-eteras; benefició al pueblo. Pero detrás de don Esteban
no supo crear un mouimiento de J3ilbao, aparece el
masas. Tales son los juicios que sobre académico, dramaturgo
Pérez Jiménez uierte Juan Domingo y periodista don Juan
Perón en sus 'cintas magnetofónicas. Ignac~o Luca de Tena,
Pérez Jiménez se apodero del falleCido en 1975.
Gobierno de Venezuela cuando en
1952 una Junta Militar derribó al
presidente Rómulo Gallegos. Otra
revolución militar desterró del poder
a Pérez Jiménez en 1958, año en el
que fue elegido presidente Rómulo
Betancourt, y el paJs uolvió a la
normalidad constitucional. Porfin·o Rubirosa, que
tuuo fama de ser el más
jouial de los ·'play·boys"
de Europa y América.
Cinco veces casado con
"/lerederas ': o con grandes
estrellas del "cinema" y
del teatro. Cinco veces
divorciado. Hombre
acaudalado, de
"ocionalidad dominicana,
amigo de Trujillo. Con
renombre universal de
elegante y mundano. La
{lItograf{a es de 1965, año
en que murió en un
uccidente de automóvil.
Ion. y pi fin protumd. '" • 1,,"111 11 tI",llIlnrJ()Il(' III rlIVIII tl,,'n rnnllU , Pero ellos eran
18. en )al c: lnt .... Jtrll\n dud" en relación con eltR pcr I
H' 111 ,,,11111 "Ir IflntJvndu JlUI I nylllltuI n JlulfHc n u pnl U .. , dt ftl'~ I'
al.o . In Qun A rl1llfl'lI11. 1 IIlImhl" d,,1 f"m"'Atlulnr
..
tes interesadas. Además, dada la particular situación de Perórt -su J' con su deber» , le respondí. Y al salir la sentencia condenatoria,
tiempo en el exilio-, resultaba difícil obtener su opinión directa los Bemberg debieron pagar veinte veces el importe del im-
sobre estos ternas espinosos y polémicos. El de los Bemberg fue puesto. Y veinte veces ese importe eran los 2 Soo millones.
precisamente uno de los más sonados y por tal quedó en los perió-
dicos de la época, y en los libros despué~, ~omo «el caso Bemberg». Así relata Perón las instancias del conflicto. En una segunda
¿De qué se trataba? Podríamos sintetizarlo así: la firma de dicho aproximación al terna, prosigue Perón:
nombre, dueña de las principales cervecerías argentinas y empresas
de campo, entró en colisión con el primer gobierno peronista y ca' Se hizo el juicio sucesorio y pagaron por los seiscientos mil
menzó a ser atacada ferozmente por la prensa oficial. En semanas, pesos. Pero, entonces, el Consejo Nacional de Educación, que
el apellido Bemberg se convirtió en sinónimo de «enemigo del pue- era quien debía cobrar, no hizo la reclamaciÓn -porque esta-
blo». Su delito, según esas denuncias, consistía en eludir el pago de ría pagado probablemente por los Bemberg para no hacerla-
impuestos al fisco y, por lo mismo, en perjudicar a la nación: La y un señor, José Luis Torres, puso una denunCia. Torres había
ofensiva contra la firma se fue haciendo más intensa hasta denvar sido ministro en Tucumán. Era un hombre muy versado en
en asunto parlamentario con arduos debates . Finalmente el Congre- estas cosas, inquieto, nacionalista. Era abogado y había estado
so dispuso se confiscaran todos los bienes de la empresa. Los Bem, siempre atacando a los Bemberg. Torres, entonces, se encarga
berg recurrieron sin éxito a la justicia y el asunto, agitado por agen- de ir a los periódicos y acusar a los Bemberg de violaciÓn de
cias extranjeras, se propagó al mundo con bombos y platillos. Los los pagos del impuesto a la herencia. Lo hizo pintando perfec,
diarios locales, salvo muy pocos, fustigaban a la firma y aplaudían tamente bien la situaciÓn del capital que poseían, de lo que
la decisión parlamentaria, en ,tanto que en el exterior el apellido habían acusado y pagado. Como el Consejo Nacional de Edu-
Bemberg iba aureolándose de mártir, de víctima que. debía ser ven- caciÓn no reclamaba, él se presentÓ ante el jul'~ y reclamó,
gada. Por fin, al caer Perón, la revolución que le derrocó revisó el porque cmilquier ciudadano puede hacerlo, de acuerdo con la
caso y dispuso le fueran restituidos a los Bemberg todos los bienes ley. Y él lo hizo porque había una cláusula en la denuncia de
quitados bajo el peronismo. ¿Cómo vio Perón este caso? ¿Cuál fue violaciÓn de impuestos que estipul"ba que si el Estado consi-
su particular versión del mismo? La siguiente: dera necesario y conveniente, tienl' que pagarle un tllnto por
ciento al denunciante, Se hace el juicio a los Bemberg, el jUez
Este es un tema internacional. Los Bemberg son una fami- aplica la ley y sanciona a la firma cama corresponde. Era el
lia judía que fue hace muchos años atrás a la Argentina. Natu- poder judicial. El poder ejecutivo no tenía nada que ver con
ralmente, no representaba capitales argentinos, sino al capital . esto, pues era una cue~tiÓn de los Jueces . Pues bien, los jueclls
internacional. Otto Bemberg, el más destacado de la familia, ejecutan a los Bemberg y les cobnlron, de acuerdo con la ley,
vivió siempre en nuestro país porque parece que le gustó aque- veinte veces la suma de lo defraudado. y esas veinte veces les
llo y allí organizó una serie de cervecerías, malterías y empre- liquidaba la empresa. ¿Qué es lo que pasÓ con Torres? El de
sas agrícolas con un capital cercano a los 2500 millones de inmediato se presentó reclamando y el Estado le respondiÓ
pesos. Ocurrió que al morir Otto Bemberg, el viejo, unos quin- que no. «Usted lo ha publicado, sí, pero el juez y el Consejo
ce años antes de asumir yo el gobierno, s~ inició la testamenta- Nacional de EducaciÓn han hecho simultáneamente con usted
ría. Había un proceso en la justicia por violación de la ley de este asunto, de manera que a usted no le corresponde cobrar
herencia, pues ellos, que tenían un capital de casi 2500 millo- nada.» Entonces Torres se enojó y se olvidó de mí. Las cervece-
nes, para el impuesto de herencia declararon que solamente rías y todos los bienes de los Bemberg pasaron al Estado en
tenían seiscientos mil pesos de capital. Se realizó el j)licio suce- pago de' la multa y el Estado se los vendió a los obreros. De
sorio y pagaron !l0~ esoS seiscientos mil pesos. Fue entonces manera que se hizo una cooperativa con todos los obreros de la
cuando el Consejo Nacional de Educación, que es quien cobra cervecería y ellos se convirtieron en patronos.
los impueslo p"r herencla, demandó a los BI'ml1l'rg por ele·
fl'lIl1<1 1< 1"111 V ,nll'" ocul.ló "U el COHO d,' ¡,ti 1""""1, vino (') n In OS 111 sOllllnclll vI" 'R lón ele PcrÓn Robro el discutido so y,
¡Uf 'VI 111 .. 'y 111 r 1111111 ",Ou Jan)!fJ, 10011. (H",pln COIl\O" ItI! 11 ,1< IVI' I lit , nll,rll" l1\1rVIIMclnlo 11 1" pl'lllWI'Il r.n ("," ,111
• I I
a su opinión sobre qué hicieron los Bemberg después de la ¿onfis- r
cación, es rotunda: «Dieron plata a la Revolución y se pusieron a
trabajar.• A trabajar en su derrocan¡jento, es lo que quiere signifi-
car. Cuando esto sucede, en septiembre de 1955, el gobierno que
surge con ánimo proclamadamente restaurador reactualiza judicial-
mente el caso de los Bemberg y en rápido trámite les devuelve la
fortuna.
'.
t'.
Versión del presidente argentino del «bogo-
tazo» • «El pretexto fue el asesinato de Gai-
tán que quería crear en Colombia un movi-
miento parecido al mío». Arreglo frustrado
en el entendimiento Perón-Estados Unidos •
Versiones norteamericanas del «bogotazo» •
La Antártida , prolongaCión de las islas Malvi-
nas • Sabrosa anécdota del perro robado y su
collar
lo
En la historia moderna de América, la del Norte lo mismo que la
del Sur, diríamos también que en la historia europea y en los
archivos policíacos, uno de los dramas más misteriosos es el que se
produjo en la capital de Colombia en el mes de abril de 1948. En el
mundo se conoce este trágico episodio con el nombre de «bogota-
zo». Tres días estuvo la capital de Colombia dominada por unas
hordas revolucionarias que, con la colaboración de muchos agentes
de policía, saqué-a'ron e incendiaron más de cinco mil tiendas y los
ministerios de Asuntos Exteriores, Gobernación, Educación Nacio-
nal, Justicia, Palacio de Comunicaciones, el edificio de la Goberna-
ción de Cundinamarca, el Palacio de Justicia, la Prefectura de Poli-
cía, la Nunciatura y el Palacio Arzobispal, la Legación de Bélgica, el
Consulado de Holanda y una buena parte de la Embajada de los
Estados Unidos, sin contar con las iglesias y conventos, de los cua-
les muy pocos quedaron en pie. Este ingente atentado revolucionario
contra la sociedad colombiana no se limitó al «bogotazo», es decir,
a la -ciudad de Bogotá, sino que se extendió a otras ciudades y pue-
blos, y singularmente a Cali.
No se ha hecho rigurosamente la historia del «bogotazo», y con-
tribuiríamos nosotros a ello si relatáramos aquí algunos hechos,
poco o nada conocidos del gran público. Tienen, naturalmente, rela-
ción con Juan Domingo Perón y con el peronis:ao. En el año 1947
era presidente de la Cámara de Diputados de la Argentina Diego Luis
Molinari, hombre de gran prestigio en aquellos años; hombre que
tenía -así se dijo entonces- carisma y que se jactaba con razón de
la amistad íntima que había trabado con el general Perón y con
Evita. Los codirectores del partido justicialista experimentaban un
recelo cada vez más vivo acerca de su influencia política. En los
años 47 y 48 Molinari hace una visita a la América Central y Meri-
~I
dional y lleva como título el de embajador de «buena voluntad».
En realidad, su misión era crear vínculos más estrechos (aunque
secretos) entre las facciones descaradamente antiyanquis y financiar
unas organizaciones justicialistas entre estudiantes, jefes. obreristas
161
ciones Exteriores de América del Sur se reunieron en Bogotá. Fue
y otros elementos disconformes con los regímenes que pre1alecíall: la Conferencia Interamericana. Estados Unidos estaba representado
en aquellas naciones. Digamos, sin ambages, que uno de los reclutas por el secretario de Estado general George C. Marshall, precisamen-
de Molinari era un estudiante universitario, cubano, de 20 años, te e! autor del "Plan Marshal[", que regeneró a la economía europea.
llamado Fidel Castro. Entonces fue cuando ,un partido comunista colombiano, poderoso
En la República Dominicana los estudiantes eran muy remisos y disciplinado, dirigido por Gilberio Viera White, ideó y planeó cui-
a organizarse en entidades políticas acusadas de aires dictatoriales dadosamente el asesinato de Gaitán. El propósito era muy claro:
y concretamente favorables a un hombre poderoso, pero extranjero: eliminar del país la creciente influencia del peronismo. También
Juan Domingo Perón. Molinari logró enlazar con el dictador Rafael tuvo luego el proyecto de asesinar al general Marshall porque quiso
Leónidas Trujillo e incluso trabó con él buena amistad y le sumi- adjudicar a éste y a los Estados Unidos la responsabilidad de la
nistró cargamentos de armas y municiones. Por aquellas fechas, Tru- muerte de Gaitán. Tan perfecta era la organización comunista en
jillo no podía comprar instrumentos bélicos en los Estados Unidos, Colombia que en el pueblo de Viotá, a dos horas de carretera de
y naturalmente su gratitud a Perón fue tan profunda que quedó, años Bogotá, se había declarado una «república independiente del pue-
más tarde, patentizada en la acogida que Perón recibió en Santo blo», de carácter soviético, con moneda propia, con una policía
Domingo, entonces ciudad Trujillo. roja que daba pasaportes a sus secuaces. El Ejército no se atrevió
Molinari logró formar un movimiento peronista, e! cual, en rea- siquiera a acercarse a Viotá, y dejó que su soviet se consumiera en
lidad, se fundamentaba en el ideal internacional del Tercer Mundo su propia salsa, con sus limitados recursos, uno de los cuales fue
preconizado por Perón para la América Latina. Una mezcla de anti- precisamente la planificación de lo que llegaría muy pronto a ser
yanquismo, antimarxismo, fascismo y socialismo con toques capita- el «bogotazQ».
listas y especialmente tejido para ser adaptado a las peculiaridades Estaba el «bogotazo» organizado por una decena de cómplices
hispánicas, constituía el nerVH:l de la propaganda organizada por rojos que actuaban con independencia unos de otros; pero la versión
Molinari. Pero he aquí un hecho sorprendente y poco divulgado. Mo- más difundida es que Gaitán fue asesinado por e! indio Juan Roa
linari ganó mucho dinero en su empresa política. ¿Cómo? Ven- Sierra. Salía Gaitán de su despacho de abogado, desde el cual ejercía
diendo muñecos que él mismo fabricaba en una humilde factoría la defensa gratuita de los pobres que no tenían medio de lograr
de Buenos Aires. Años más tarde Molinari y su esposa serían dete- otra asistencia legal, cuando Roa Sierra, que iba mezclado con las
nidos porque vendían unos muñecos repletos de drogas; muñecos multitudes seguidoras de Gaitán, después de disparar con su pistola
que se distribuían entre el hampa no sólo de América Latina sino y herirle de muerte, fue linchado por la multitud. Tenía en la mano
también de los Estados Unidos. la pistola todavía humeante y no pudo ser interrogado. Gaitán,
Pero vayamos a nuestra historia del "bogotazo». Uno de los pri- moribundo en plena calle, provocó en Colombia el estallido. Se sabe
meros contactos que mantuvo Molinari en Colombia fue con el ya que en aquella mañana del 9 de abril de 1948, dos horas antes de
dinámico caudillo político Jorge Eliecer Gaitán, que era frente a las que Roa Sierra apareciera en la puerta de la oficina de Gaitán, este
masas paupérrimas de Colombia lo que Perón había sido para indio analfabeto había sido emborrachado y adoctrinado por cuatro
los "descamisados» argentinos. Gaitán se situaba a la izquierda de comunistas cubanos, tres de los cuales se llamaban Fide! Castro
Perón, aunque no era comunista. Se convirtió en el ídolo de los Alfredo Guevara (que no tenía relación de parentesco con el famos~
indios mestizos y de las masas depauperadas de las ciudades co- .Che») y Rafae! del Pino. Tenía entonces Fide! Castro 21 años de
lombianas. Valiéndose de Molinari y de otros procedimientos, in- ,·dad. Era un gran orador. Parece que fue él quien convenció a Roa
cluyendo una reunión personal con Juan Domingo Perón, Gaitán Sierra de la necesidad de 'matar a' Gaitán porque Gaitán era un trai-
llegó a ser el mejor aliado de este último, y a él se asemejaba en tlor a la causa de los indios colombianos.
la oratoria y en los prinpipios sociales. Despertó entusiasmos des- Es imposible medir e! furor del oleaje desencadenado en Bogotá
bordantes en toda Colom5ia. Su divisa era la justicia social. Superó flo r la muerte de Gaitán. Los comunistas fueron los primeros en
a los jefes del comunismo. El viento de las velas rojas era suyo. Ame- ",prenderse. Millares de personas echaron a correr por las calles
drentó a los conservadores y a los políticos fosilizados d(· Sil propio tllI (¡In dc Bogol ItlII, , '011'0 dijimos anteriormente, de otras mu-
pn,li lo Ii"""d, ni '1'"' dominó por rOll1pi<' ltl. ,!t.. ,llId,ul,· ,"I","hll"l 11., I,"".,h u, venganza. Quemaban, sa-
y ni!llllfI t¡IH 111 ,11111' th' 'dud d. 11)IH 111 1111,111111 di Itd"
queaban, asesinaban a la 'ventura, Fidel Castro s; subió a un tejado , ,Ite a Fidel Castro. Encabezaba entonces Fidel las guerrillas de
para escapar del peligro, y más tarde dijo que había matado a idos , ,ra Maestra, en una revolución que estaba espléndidamente finan-
curas con un rifle, , I ,la y dirigida contra Fulgencio Batista, presidente cubano.
Tres días más tarde, cuando las ruinas humeantes quedaron al El general Ordóñez confesó al embajador de los Estados Unidos
descubierto, el jefe de la Policía Secreta, coronel Luis Ernesto Or- 1'" Fidel Castro le había dicho paladinamenté que estaba traba-
dóñez, interrogó a los sospechosos, Entre ellos figuraba Fidel Castro, I <Ido para la Inteligencia Militar Soviética, no ya en el «bogotazo»
Se tomaron sus huellas digitales, Se les acusó de instigación al ase- 1 [948, sino antes de él, y que la presión del Gobierno 'c ubano había
sinato cometido por Roa Sierra. Fidel Castro dijo que trabajaba I rada que fuese puesto en libertad en Colombia. El general Or-
para la embajada soviética en La Habana y fue puesto en libertad 1 ez aéonsejaba al Gobierno de Washington que tuviera mucho
a Instancia del embajador cubano, Guillermo Belt. No se ha conse- ,liJado con el hombre cuyas operaciones en el interior de Cuba
, guido saber la razón de esta gestión, ya que el citado embajador, I idel Castro, sin duda- estaban tan perfectamente financiadas
anticomunista y más tarde antifidelista, está hoy exiliado de Cuba , todos los días le llegaba un avión repleto de suministros y mu-
en los Estados Unidos. 1, Iones, avión procedente de los Estados Unidos, que'llegaba desde
Fidel Castro, actuando como presidente de la Federación Estu- I eropuerto privado de Teterboro, en el Estado de Nueva Jersey,
diantil, se deshizo -dicen que a tiros de revólver- de Leonel Go- 11 él venían desde Europa los millones de dólares suficientes para
mes, que hasta entonces había sido presidente de la dicha federación. "'IlI!,nlr regimientos enteros, trenes armados y hasta las ciudades
y es también versión que cunde en Bogotá la que afirma que el estacionaban los oficiales de Batista. La documentación fue
sargento Fernández Caralt, de la policía de la Universidad, al ente- inmediatamente al secretario de Estado John Foster
rarse del atentado, inició la búsqueda de Fidel, futuro dictador de que la envió para su estudio y análisis al encargado de la
Cuba , el cual logró entrar' ¡jIiolentamente en la casa del sargento y Ina cubana en el Departamento de Estado de Washington, el
liquidarlo en su comedor, en presencia de su mujer e hijos. 1 se llamaba William Weiland, había nacido en Cuba y se limitó
Se salvó, sin embargo, el general Marshall. Minutos antes del chivar la doctimentación. Los Estados Unidos prosiguieron una
levantamiento fue conducido a un escondite por uno de los muchos lltica contraria al presidente Batista. Los norteamericanos dicen
agentes secretos que trabajaban para los Estados Unidos en Colom- el periodista Herbert Matthews fue el hombre que tejió una
bia, el cual fue condecorado luego 'e n Washington como «el hombre ola en torno a Fidel, y le hacen responsable de que Cuba se
de Bogotá». Se llamaba Raymond Gregory Leedy, ex agente de liase comunista.
la F.B.I. Su nombre es legendario. ~l fue quien descubrió y entregó I.sta es su versión: los comunistas ganaron el «bogotazo». Los
a los aliados la inmensa fortuna que en obras de arte, joyas y oro eliminaron a Gaitán. Los comunistas salvaron a Castro.
había almacenado y escondido el mariscal de campo Hermann , cunión interamericana quedó deshecha, por los suelos. Bogotá
Goering en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. destruida. Allí feneció el programa de Juan Domingo Perón, con-
Más milagrosamente todavía que el general Marshall, . consiguió ,. nle en ganar para su doctrina a los trabajadores organizados
escaparse el presidente de Colombia, Mariano Ospina Pérez, en me- 1 América hispana. Cierto es también que las oleadas de comu-
dio de los desórdenes de la capital, desórdenes que produjeron , IS o filocomunistas siguen inculpando a los Estados Unidos del
10 000 muertos. Un grupo de comunistas entró en la oficina presi- ,·rioso asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. Juan Domingo Perón
dencial y a punta de pistola exigió de Mariano Ospina la renuncia. lidió tenazmente a los Estados Unidos de esos cargos que se le
-Me niego -exclamó el presidente-o Para la historia de Co- Iln y se le hacen. Es curioso que a ' raíz del «bogotazo» Perón
lombia es mejor un presidente muerto que un presidente cobarde. "entara sus invectivas y menosprecio contra el coinunismo y al
y en aquel momento las tropas leales irrumpieron en el palacio tiempo defendiera a los Estados Unidos. Su punto principal
y fue salvado el presidente. flOYO en Sudamérica era Colombia, y allí fue vencido por el co-
Diez años más tatae, el que fue jefe de la Policía Secreta, Or- mO. El 2 de abril de 1948, una semana antes del asesinato de
dóñez, convertido ya en general y en presidente de la Junta Militar n, el partido comunista colombiano enviaba una carta circular
que gobernaba en Colombia, requirió la presencia del l'llIbnjadOl "In SlIS células ()rdt'l1¡'¡tHI"ll's que prepararan una revolución
norteamericano y le hizo entrega de toda 111 d,,, ,"",>"I,,,¡,,,, ,,1, I In ('{IIllt,,11I ,11' 111111" .1, 11"lIklnrjudo, incluyendo entre ellos
~
I 11
, Yo me levantaba a las cinco, me bañaba, hacía mi aseo; salía
a las seis, pasaba una pequeña revista en coche a un sector de
la ciudad e iba a la Casa de Gobierno donde llegaba a las seis y
veinte. Desde esta hora hasta las siete finnaba .y a partir de
las siete recibía a los ministros y a la gente. A las doce me iba
a comer, dormía la siesta hasta las cuatro y volvía a la Casa de
Gobierno donde permanecía hasta las ocho, nueve o diez de la
noche, hora en que regresaba a la residencia presidencial.
Esta era una casa demasiado grande para nosotros; 'de ma-
nera que lo primero que hicimos fue clausurar un gran sector y
cerrarlo para que no se echara a perder. Evita y yo tomamos
solamente para vivir los dormitorios que estaban delante, que
daban a la calle del Libertador, y un pequeño comedor de
diario. El grande de abajo lo reservábamos sólo para cuando
teníamos invitados. También redujimos el personal. No tenía-
mos más que un cocinero, dos mozos para el servicio de cc>-
medor, un valet para mí y una mucama para Evita.
'Lo primero que hacía: al levantarme era ver si Evita estaba
acostada, pues yo era un gran madrugador, como he dicho, y
ella trabajaba mucho de noche hasta que se hacía de día. «De
día no puedo trabajar -me decía- porque van allí todos los
que no tienen nada que hacer y me hacen perder el tiempo.
Sin embargo, por la noche puedo atender a esas pobres gentes
y resolverles sus problemas.»
Los días de fiesta comíamos juntos. Ella me contaba lo que
había hecho y me preguntaba por lo que había hecho yo. Su
viaje por Europa fue motivo de muchas conversaciones. «Fran-
cia -me dijo-- se está organizando en el mayor desorden, e
•
Inglaterra se está disgregando en el mayor orden.» «España,
¿qué te pareció?», le pregunté, "¡Ah, qué lindos palacios, qué
maravilla! Se podrían hacer con ellos magníficos hospitales
para atender a los españoles pobres que mueren sin asistencia .•
173
,';
con él, porque si no le podía robar del sueldo, mientras habla-
El viaje a España tuvo un prólogo que quiero contar. A ~í ba con él, le robaba los ojos.
me había invitado el general Franco a visitar el país, y yo IW Bueno; le conté a Eva lo que había pasado con él aquel día .
podía dejar el gobierno en aquella ocasión. Entonces mandé Estaba en la radio y no quería contratar a unos artistas para
preguntar acá (no olvide el lector que cuando Perón cuenta trabajar en su programa. «¿Por qué?, preguntaron éstos. Y él
esto reside en España) si verían con buena cara que viniese contestaba: «Por órdenes de arriba», refiriéndose al Gobierno.
la Señora. Y me dijeron que sí. Poco después vino a verme el Un funcionario del Es~ado se enteró y le pidió que se aclarara.
embajador de Estados Unidos y me dijo que realmente una «¿Ha dicho usted que no se puede contratar a éstos por órde-
visita a España, ya fuera por mí o por la Señora, hs Estados nes de arriba?» «Sí -respondió, señalando al techo--; por ór-
Unidos lo verían muy mal. Recuerdo que entonces estaba Tru- denes del director artístico, que tiene su despacho arríba: e';
man en el gobierno y se le estaban aplicando sanciones a Es- el piso de arriba.»
paña. Yo les dije que no me interesaba si les parecía bien o ¡Famoso ruso Yankelevich! ¡No hay quien no le conozca en
mal; pero para mí el deseo del Gobierno de España era muy Buenos Aires! Con las malas pulgas que tenía Ev~, cuántas ve-
respetable y que tuvieran la seguridad de que la Señora iba a ces no le habrá dicho «ruso de mierda» ...
viajar les gustara a ellos o no. Los frecuentes incidentes con la Iglesia eran motivo -¿ có-
Nosotros habíamos preparado un DC-7 de las Líneas Aéreas mo no?- de continuos comentarios entre Eva y yo.
Argentinas, pero el Gobierno español quiso que la trajera un Yo soy católico, pero no soy clerical. Creo en la Doctrina:
avión de «Iberia». Eva me dijo: «Los españoles me ofrecen en la palabra de Cristo. Pero no en los ritos, porque los ritos
esto. Yo les tengo más confi\lDza a los aviones nuestros, pero esos los han hecho los hombres. Eva pensaba exactamente lo
si no aceptamos lo que quierep. van a pensar que tenemos mie- mismo, y en ese libro que hizo, lleva mi mensaje, que está
do de viajar en sus aviones.» escrito bien elarito. Eva no se confesaba con nadie. Decía que
El avión iba muy pesado por todo el equipaje; por toda la se confesaba directamente con Dios. Nosotros, que combatía-
gente que allí iba, y el combustible. Muy recargado, muy recar- mos a todos los intermediarios (económicos, políticos, gremia-
gado. Corrió toda la pista y faltaban cincuenta metros a la les ... l, tampoco queríamos intermediarios en lo religioso. Eva
alambrada y a las vías del tren que estaban allí, cuando despe- rezaba todos los días, pero lo hacía directamente con Dios. «En-
gó. ¡ Menudo susto pasamos! Creím!Js que se estrellaba. Bien; tre Dios y yo -decía- no quiero intermediarios.»
sigo con las impresiones de Evita. Ella todo lo veía con los Yo siempre he pensado lo mismo. Yo soy católico puro en
ojos del justicialismo. Estaba impregnada de una como místi- ese sentido. Creo que un acto de la Doctrina vale más que todos
ca y fanatismo. Por eso lo que más le chocaba de Europa era los ritos que se hacen. Y Eva Perón, en un día de trabajo; hizo
el contraste entre el esplendor deslumbrante y la sordidez mi- más por los pobres y por la Doctrina cristiana que todos los
serable. Lo mismo lo decía por España que por Francia e Ita- curas de la República Argentina en toda su vida. Por eso, des-
lia. Y hubiera querido convertir los palacios en hospitales. pués de muerta, los argentinos le prenden velas a ella, y a los
Como digo, hablábamos Eva y yo de lo que habíamos hecho u curas nadie les prende velas. ¡ Ni ellos mismos se las prenden!
oído las últimas horas. Un día, le conté lo último que había Yo no soy contrario a la Iglesia. Absolutamente, no soy con-
sabido de Yankelevich. trario. Pero sí lo soya que se la tome como medio para otros
J!ste era un ruso-judío con el que Eva había trabajado en fines que no son los de la Iglesia. -
.Radio Belgrano». Era uno de esos patronos que se peleaba
con todos, porque si podía le metía a uno la mano en el bol-
sillo y le robaba los fósforos. Por otra parte, era un hombre IJlcldentes -y aun diríamos que tensiones-, hubo varios. Uno,
inculto y ordinario, y además un sinvergüenza. A Evita le de- "","vlld,, en el propósíto -rectificado luego-- de no asistir al Con-
da: «Muy bicn; le vamos a pagar un sueldo de quinientos pe- MIt· u E"l'lll (,Ilro que se celebró en Rosario; otro, por la supresión
ROS.' y n r,1I d., 1IH" 1" pngaba c'Illtrocl"nlOs ndl<'utll. 1 l.,. "nhu ,Ivll .1, ... Ip''''" 11, 111 ,,'II¡¡ln '" 1"lIdldonalcs; otro, por la legisla-
!lnl NIIlI'iIl' 1111 '" '1,1< h 'Y" ,,"11 ,t"ln "'" .InlllH YII"k.·I., 111111 ,,·1111 IIIIIIHln 1011 In hljn 11111111111" v, 1111\ Hlplnnh", cunndo la
vit!J, IJII V 11111110 , rt )1,,111 11111111.", h, .1, I.d .. ,1. JI')' ti (
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quema de las iglesias. Mas esto será · objeto de posterior t,¡:-ata- y me convenció el ministro, y fui a Rosario. Evita no se peleó
miento. Veamos qué dice el general de las primeras fricciones~'; .c conmigo. i Al contrario! iSe hubiera enfadado caso de haber
ido a San Vicen te!
En el pasado -comenta- los gobiernps acostumbraban a
decretar fiestas por cualquier motivo. Nosotros .teníam6s mu- Otra causa de inquietud, si no con la Iglesia, al menos con algu.
cho que hacer, de modo que tantas fiestas no nos convenían. nos eclesiásticos, fue la ley -discutidísima- que equiparaba a los
Comenzamos a racionalizarlas y establecimos que el gobierno hijos naturales con los legítimos. Perón lo explica de viva voz:
no haría más que dos días feriados: ü 25 de mayo, que cele-
brábamos con un Tedéum, y el 9 de julio, con un desfile mili- Una de las leyes más justas de mi gobierno fue la que aca-
tar, para que el pueblo viera al Ejército. Además, como era tra- bó con la discriminación existente entre hijos natuniles e hijos
dicional, dábamos un almuerzo, cada primero de año, al Cuer- legítimos. Cuando se comete adulterio; ¿ la culpa es del padre
po Diplomático. Ahora bien, con respecto a las fiestas tradicio- o del hijo? No hay hijos adulterino s, lo que hay.es padres adúl·
nales, hicimos un reajuste, Jo mismo con las civiles que 'con teros.
las religiosas, declarando laborables algunas de la Iglesia; tam- La situación anterior a la leyera intolerable. El número de
bién por eso tuvimos un conflicto con las altas jerarquías. hijos naturales, hijos de padres. no casados, era muy grande en
Con este motivo recibí a los representantes de todas las re- Argentina. La ley prohibía investigar la ' paternidad de un hijo
ligiones. Yo era muy amigo del rabino Blum, un joven con en estas condiciones. Oficialmente no tenían pad~e, carecían de
barba, muy simpático. Recuerdo que el rabino llegó casi al todo derecho: eran muertos civiles. Todavía peor: . sus docu-
mismo tiempo que el primado de la Iglesia católica, monseñor mentos decían «Hijo Natural» escrito con tinta colorada; es
~opello. Estaban los dos esperándome en la antesala. Como decir: hijo de madre soltera, que es casi como decir: hijo de
una deferencia hacia ambos, salí de mi despacho. para saber puta.
quién iba a entrar primero. El cardenal dijo: «Yo he llegado El legislador peronista estudió esa ley y dijo: <<¡Esto es
despué~" (porque realmente tenfa la audiepcia más tardé). En- una barbaridad! ¿Por qué un hombre va a llevar desde su na·
tonces yo c.orté por lo sano y dije: «Que pase primero el Anti· cimiento el signo de la infamia toda su vida, y carecer de too
gua Testamento y después que pase el Nuevo.» dos los derechos, sin haber cometido él ningún delito?» y dijo:
«No haya hijos adulterinos. Castíguense a los adúlteros, pero
El incidente, o mejor el roce con ocasión del Congreso Eucarís· no recaigan las consecuencias sobre esos pobres niños.» Y votó
IICO, no tuvo mayor gravedad que el rumor de que el presidente se una ley estableciendo que el hombre que tuviera un hijo era
llegaba a recibir al delegado del Sumo Pontífice. Esto resultó ser igualmente responsable hacia él, 'hubiera nacido o no de ma·
Inexacto. También se dijo que Evita, con mejor criterio, quería trimonio legítimo. ¿Quién podía oponerse a una ley semejante?
I,,"vencerle de que se desplazara a Rosario, donde tenía lugar el No creo que se haya hecho una ley más justa que ésa.
( nt1greso, y que al negarse Perón, su mujer se enfadó abiertamente A pesar de ello, muchos sacerdotes se lanzaron a una abier·
,ntl él. El general niega todo esto con énfasis. ta campaña opositora, pero no era ésta la verdadera causa,
sino ei pretexto. A los curas, ¿qué caraja les importaba eso?
iMentira! Todo mentira. Yo era un hombre que trabajaba Lo hacjan por política. Porque estaban metidos en política y
de la mañana a la noche y Evita lo mismo; de modo que había· trabajaban poHticamente contra mÍ. Eran lo que en buen ro·
mos decidido pasar en San Vicente los cinco días de fiesta en manee se llama unos boludos. Los curas Tato y Novoa, eran los
que se celebraba el Congreso Eucarístico. Por otro lado, el promotores cI,' esta campaña contra la ley.
presidente de la Repúl¡¡lica no tiene ninguna obligación de asis· Otro caso I1IUy sonado fue cuando proclamé la Independen.
lit" a Uf! Congreso, salvo que fuera nacional. Pero éste era pro- cia. Me cxplrw El 9 de julio de 1816, en el Congreso de Tucu·
vII1l'ial. Por ,'so "va y yo nos pusimos de acuerdo para ir a III 11 I'IOtI,III',II"OS la Independencia política, separándonos de
.1" Vi"·,,I. Al"" 1 loit'l1 El último día VlrlCl 11 V,'IIl'" el minis- "'p"I,", 1"'111 1111111 cHulamen!c Argentina perdió su independen·
1llIlk/lllll. 11111:1 y 1111 di jo "tl 11«11, (po, qu 110 V ? 1 I l (111 ,,"10 I .v'" d, Inglnl. rra. T.OR ingleses nos ayuda·
171
ron a separarnos de España, pero no porque nos independizá-
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ramos, sino para que cayésemos en sus garras y fuéi-amos ,:' van el negocio en la sangre, Son fenicios todos. Cuando comen-
económicamente una pieza más del Imperio Británico, zó a trabajar conmigo tenía cincuenta y cinco años, treinta
Durante la primera Gran Guerra, un lord, cuyo nombre no fábricas y trescientos millones de pesos de capitaL Era suma-
recuerdo ni maldita la falta que me hace, dijo una vez en la mente inteligente, nada ignorante; se había hecho una cultura,
Cámara de los Lores: "La República Argentina es nuestra me- se había formado a sí mismo .
jor colonia, porque incluso se gobierna y se defiende sola,» Algo muy curioso es que con esa fortuna tratara de ahorrar
Desde que entramos en el Gobierno comenzamos a sostener en las cosas pequeñas. Era una característica suya. Recuerdo
una permanente lucha con los elementos colonialistas, los que que tenía un lápiz, así, chiquitito, y no lo cambiaba hasta que
nosotros llamábamos "vendepatrias» y "cipayos»: los que en- se le consumía entero. "Lo que hay que cuidar son las monedi-
tregan el país por unas moneditas a los extranjeros, es decir, tas -decía-~ que los pesos se cuidan solos,» iCosas de un
a Inglaterra y a los Estados Unidos: que allá no hay otra pe- gran hombre!
netración que la de ellos , Yo le conocí en el Consejo Nacional de Postguerra, cuando
Cuando acabamos con los cipayos y pagamos nuestra deuda exponía yo algunas de las obras sociales que pensaba realizar.
exterior, y nacionalizamos todos los servicios, y no quedó ya Un señor que estaba presente, llamado Miñaquí, y .que recuer-
nada en el Estado que tuviera que ver con Inglaterra, fuimos do que era chiquito, se paró y me dijo: "Vea, señor coronel
al Congreso y declaramos la Independencia, Aquel mismo día, -porque yo era coronel entonces-, si las cosas siguen como us-
organizamos un Tedéum en la catedraL Vino el Gobierno en ted las presenta, va a convenir más ser obrero que ser patrón.»
pleno, y el Cuerpo Diplomático, Estaba entonces en Argentina Yo le miré y le dije: "Mire, señor: usted es una persona inteli-
el presidente de Chile, González 'V¡dela, y yo lo llevé a la igle- gente, Ya que.1o aprecia así, ¿por qué no da todo cuanto tiene
sia, Se quedó muy sorprendido al 'ver que yo me arrodillaba al a los obreros y se hace obrero?» A este señor no le agradó mi
entrar, "Pero, ¿cómo? iUsted se arrodilla!» "Es la gran ventaja respuesta, Unos rieron, otros, no. Y Miranda, que estaba ahí y
que tengo de no ser masón -le dije-o Yo, si quiero, me arro- que también era patrón, quedó medio amoscado con esto.
dillo, y si no, no, y me quedo de pie.» Es lo que hice, el resto Comencé después a discutir el asunto de la organización
de la misa, para acompañarle; mas a él, que era masón, la financiera, eJ gran mal nuestro, y me precipité al decir que de-
19lesia le protegió siempre, y le ayudó. Y a mí, que no lo era, bíamos llegar a la nacionalización de los depósitos bancarios.
110 hizo sino combatirme. Entonces Miranda, que me estaba escuchando, me dijo: "Está
También hablábamos, Evita y yo, de mis colaboradores usted equivocado, coronel.» Discutimos media hora, y al final
más íntimos. Algunos no le gustaban, Otros, sí. Entre éstos me di cuenta de que él tenía razón, "Lo que hay que nacionali-
.. ,taba Miranda, i Gran tipo, Miranda! Este hombre, siendo zar -argumentaba él- son los Bancos: no el dinero,» Nos
IIlUchacho, emigró de España a la Argentina ganando noventa dijimos algunas palabras duras y, por último, reconocí que
¡"'SOS de sueldo. Y estando ya allí se produjo la Primera Gue- tenía razón. «Tiene usted razón -le dije-, Yo estaba equivo-
, 'lI MundiaL Miranda se da cuenta de que se iba a producir en cado . Hay que nacionalizar la Banca --como después hicimos
1,1 país una crisis muy grande de envases como consecuencia con el Banco Central-, pero no hay que nacionalizar las co-
ele que no venía hojalata. Alquiló un gran almacén y se redujo sas.»
11 ir comprando todos los objetos usados de hojalata que podía. Nos hicimos medio amigos, allí. Y me dije: ,,~ste es un gran
('liando pasó año y medio, él poseía toda la hojalata del país. tipo.» Y desde entonces le eché el ojo. Un día le mandé llamar.
I ,u reconstituyó en forma de envases y al principio pensó en y le sorprendí.
Vl'1lderlos así. Más tarde con,s ideró mejor venderlos llenos, con Verá usted, Miranda, ¿Se animaría usted a organizar esto?
"",duetos alimenticios, Consiguió créditos, hizo una fábrica l'OI'{III<', ClIHlldo yo me haga cargo del gobierno, usted será el
ti,. productos nlimrnticios y, como era el ltllil'U qur PUSt'!:\ en 'i"hl,' cit· 1" fiIlIWZIl'" ¡wgc.'ntil1ílS,
VI""', fll<' l'i Ittllm '1'''' v"lIdla, lIiw tilla B,'nl! 1.. '1'11111 1'.111 1'11111 y In IIII ~, I flll 101 1',,,110 (·xIJ'HonlluHl'io.
l.", Y 1" "¡"I",,, , 1" ""'"''''0, IlIs ¡"dI" v 1.. '\IId,,', 11,. MIt 111111, 11111111"""11111'111" 1"11 11110 t¡" I~ 1) IlIuul1,,' "'n1
IIIt I1h M ni ,1. d. i 1I 111 II1dll I '1'" 11" 111
Cuando me hice cargo del gobierno, llamé a los mejores pacho del gobierno, como no le vigilaba su mujer, se fumaba
técnicos que habla en el país. Les expuse cómo los servicios su gran cigarro cuando no podía fumar, y tomaba whisky, y
financieros directos o indirectos, visibles o invisibles, de las otras pequeñas libertades con el pretexto de salir a la calle,
empresas extranjeras instaladas en el país se nos llevaban ninguna de las cuales le convenía. E.l tenía ya un infarto en el
quince mil millones de pesos al año; que necesitábamos repo- corazón. y estando en el gobierno le dio otro infarto. El mé-
ner con maquinaria nueva toda la industria que llevaba cinco dico me dijo que podía vivir dos o diez años si se cuidaba;
años sin recibir utillaje a causa de la guerra, que había que pero, si seguía en el gobierno, ni dos años, ni dos meses.
crear nuestro propio organismo nacional de ventas para comer-
cializar nuestras cosechas, que necesitábamos crear una mari- (Miranda vivió mientras Perón estuvo en el poder. Cuando éste
na mercante propia, una flota aérea propia, nacionalizar los cayó, emigró a Uruguay, donde falleció al poco tiempo, y' precisa-
ferrocarriles, el teléfono, el gas ... mente de un ataque al corazón. De aquí el enorme interés humano
y concluí preguntando cómo habilitar el dinero necesario. de esta semblanza que con mano maestra traza Perón de uno de sus
Me interesaba escuchar las soluciones. Y medir a los hombres más importantes colaboradores.)
por su propia valía. Uno de los técnicos, exclamó:
-Si no tiene dinero, ¿ cómo pretende hacer un programa Una tarde -recuerda Perón refiriéndose a otro de sus gran-
así? des amigos- vino a verme Alberto Dodero' a la residencia pre-
Respondí: sidencial, donde estábamos Evita y yo, solos. Ya he hablado
-Bueno, si yo tuviera Qinero, no necesitaría llamarles a de él en otra ocasión. No importa. Ahora, contaré otras cosas.
ustedes. Porque con dinero y~-también sé comprar todo lo que E.ste era uno de los hombres más ricos de la República Argen-
se trate. tina. CuanQo yo subí al gobierno le llamé en seguida porque le
Miranda intervino: consideraba un buen consejero económico. Le dije: «Mire, don
-Los negocios, sólo los tontos los hacen con dinero pro- Alberto: nosotros tenemos que hacer muchas cosas en el cam-'
pio. Los buenos negocios se hacen con dinero ajeno o sin di- po económico y usted va a tener un sector de esas actividades
nero. para ayudarnos.» «Yo estoy con años -me respondió-- y quie-
y más tarde, hablando a solas conmigo y refiriéndose a ro retirarme de los negocios y quedarme tranquilo, que estoy
estos técnicos, que eran todos funcionarios del Estado, me cansado.» «¡Ah, no -insistí-, me tiene que ayudar!» Y le ex-
dijo: puse mi plan. Nosot~os no podlamos vender la carne en el ex-
-E.stos, ni son técnicos, ni son nada. Son unos cagatintas terior al precio que considerábamos justo porque no teníamos
y nada más . ¿ Usted cree que si supieran algo de economía se barcos propios para transportarla. Por eso los ingleses nos pa-
contentarían con su sueldo? ¡Serían multimillonarios! E.stos gaban lo que querían, pues el precio de la carne lo paga el
han estudiado un poco de Economía, se les ha embarullado en transportador y los únicos transportadores eran los ingleses.
la cabeza, y ahora no les sirve para nada. Para remediar esto había que crear una marina mercante pro-
Exacto. Era la realidad. pia que, al transportar la carne, nos permitiera comercializarla
Al final del primer gobierno mfo, vino a verme un médico en el mercado internacional sin intermediarios. i Y lo que pa-
cuyo nombre no recuerdo bien, pero creo que se llamaba Ca s- saba con la carne pasaba también con el trigo y los demás pro-
slo, o algo parecido, y que era un famoso cirujano del corazón, ductos argentinos de exportación! Convencí a Dodero que me
y me dijo: .. Vea, mi general. Si Miranda sigue en el gobierno, hiciera este trabajo. Y lo hizo admirablemente, pues provenía
no le quedan más de dlilS ml'ses de vida,» de una familia de armadores y él mismo era un gran armador.
A un homh,,' :1 <¡lI11'11 yll t¡llt'lÍ:I tanto, y debía tanto, porque Con ".to, no. hicimos muy amigos. Adoraba a Evita, y mu-
m,' hnhlll ,YtltI"III r " '"1 d'"II1IHIIII'I11', no "Ibla cómo decirle d1<ls Ílllr dI "'lIInnnjugaba con ella al rummy. Cuando se pre-
011 I IIIt- • VI\vn"· dl'l fI"hll'n1o o se 1'"1 0111,.1 1.1 •• 1. 1 .. 11" n r. paña, le nombré de la comitiva.
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11 ' 1 , l' "lOnll, yo )" acompaño como secre-
1 "1"" ... 1 ,'1( "' • Rrn un caballero.
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mañana le rompo la cabeza.• Le di una patada y le eché "de mi por razones poUticas, porque en aquella fecha muchos de lw
despacho. AsI terminó Gay. ,:; .c que estaban en el gobierno brasilero eran espiritistas como él.
Otro caso es el del comisario Facio. Yo habla creado un Además, en estas cosas extrahumanas, yo ya tengo un poco de
departamento, una Dirección General que dependla directamen- años y la experiencía suficiente para no negar nada ni afirmar
te de la Presidencia y que tenía por misión todo lo relacionado nada. Ni digo que sea mentira, ni que sea verdad.
con la radicación de capitales extranjeros en el país. Si alguien Este brasilero no era un charlatán. Era un hombre bien.
de fuera queria establecer una industria en Argentina, esta Di- Un tipo curioso. Yo hablé con él antes de que entrara en tran-
rección estudiaba el caso y evitaba que nadie le pidiera una ce. Me pareció un hombre de cultura media, sin ninguna parti-
comisión o hubiera cosas deshonestas; se evitaba, en fin, que cularidad especial. Pero cuando entraba en trance, haciendo
salieran explotados. Bueno, pues desde Italia nos proponen una gran concentración, como en el yoga, se volvía en algo ex-
una sociedad, a través de la embajada argentina en Roma, para traordinario.
poner cerca de Buenos Aires una fábrica de aluminio. Esta Me dijo que yo debía tomar la dirección de toda América.
sociedad sería presidida por un tal profesor Gronda, que es un que había mucha gente en otros paises que eran partidarios
delincuente profesional, un estafador, que sabia actuar y com- míos. Me hizo algunas predicciones y muchas de las cosas que
prar a los jueces. A los jueces, en Italia, se les compra como dijo, sucedieron. Posiblemente era un gran intuitivo. Pero no
quien compra cigarrillos. Este tipo tenía que mandar desde era una cosa para reírse, ni mucho menos. J:.I era un hombre
Italia la maquinaria y, en lugar de maquinaria, mandó chata- ' persuadido, convencido. J:.I decía que era un médium. Se ponía
rra. Cuando le descubrieron llamaron a la policía, y ésta hizo en trance y después escribía. No me pidió dinero. Era un hom-
una investigación a fondo. Parece ser que el vicepresidente .del bre serio. Pero de ahí a que yo me guiara en mi gobierno de
Banco Industrial le habíw,acordado indebidamente un crédito. sus consejos, va un abismo. ¡Qué esperanza! Nunca más le vol-
Fue, pues, con dinero argl!ntino, y no suyo, con lo que e~ lugar ví a ver ....
de máquinas importó chatarra. Una estafa. Se descub~ó que ¿y cuando dijeron que me enfadé con Evita y la llamé «ne-
estaba confabulado con Cantalotti, otro estafador también. Es- gra»? Si era más blanca que la leche y yo no era corto de vista,
tas cosas se ventilaron con la Justicia. Yo no intervine en nada. ¿ cómo la iba a llamar «negra»? Esto se publicó no sé dónde.
El caso es que había que averiguar cómo entraron en ~ge~ti ¿ y cuando dijeron que en Chile, donde fui agregado militar
na, quién les dio el permiso, etc. 'y habla gente de esa Dlr~cclón tres años, me echaron por espía? Al que echaron por espía fue
General de radicación de capitales que estaba complicada., a Leonardi, el que me reemplazó. Si yo hubiera sido espía, el
Creo que condenaron a un tal' Facio y a un teniente coronel. gobierno chileno no me hubiera condecorado. Y lo hizo con la
Se dijo que uno de ellos habla llamado al Banco diciendo que Gran Cruz del Mérito de O'Higgins: y el Collar.
por orden del general Perón se les atendiera en esto ~ en. esto. ¡ Me inventaron' dos romances también! Y ambos son fal-
¡Mentira! Todo mentira. Con la palabra de un comlsano de sos. Uno con la tenista María de Vargas, que era una señora
mala muerte nadie les hubiera hecho caso. Pero la gente mur- muy bien y de una familia muy bien en todos los sentidos. Era
muró. Mentira. Todo mentira .• una pobre muchacha, a la que no dejaban surgir como tenista.
, también dijeron que yo dirigla al gobierno, guiándom.e del y nosotros la ayudamos para que fuera a Inglaterra a parti-
Consejo de Espiritistas. Ganas de hablar de los que no tienen cipar.en los Campeonatos de Wimbledon. Más tarde, cuando
otra cosa que hacer. Murmuraciones pequeñas. de gentes .p~que murió su marido, como estaba en mala situación económica, no-
ñas. Lo que ocurrió es que una vez unos aml~os me pldie.ron sotros la ayudamos como buenos amigos. De manera que todo
que recibiera a un espiritista brasilero. Le reclbl .como reclbla lo que dijeron 'es mentira. La mujer no tuvo nada que ver con-
a tanta gente. Est~, señor tenía un nombre art~stlco. Creo q.u~ migo. Son cosas que inventa la gente con fines denigratorios.
era Anliel." Era un' tipo simpático y me cayó bien. Yo lo reclbl Lo mismo digo de Blanca Luz Brun. Era una r;ran peronista.
19 Sorprendente y significativo dato: José López Regar que fue secretario priv8~ Brasil. En! re OII'IIH ohms del género astrológico y adivinatorio, tiene la llamada
do d~1 "enero1 Porón de 1968 a 1974, ha sido acusado de practicar el esoterismo -AstroJoKfn "111111 111.11_ (St'CI'ctOS dcbelados), publicada en 1962 en la Argentina
y ,. tar rrlndol1ndo con In cLoaln Anaeb, da cllr,kt<,l' elplrlll.tll y con !tedo en por 1ft fI.dllOlII I .I~!l 11 ,Ir Llhrt'!lI, cnllll José P. Tamborini, 3761, libro de 741 páginas.
1"8
Trabajó mucho para mÍ. Y hasta escribió 00 libro en ~efensa "
mía. Pero yo la he visto sólo una vez en mi vida. Ell~ ~?Iocó Juancito era un chico muy sensible y, por otra parte, habla
unos letreros" en un Banco, la fui a saludar y me pldlO una pasado una sífilis en sus noches de farra y estaba ya en los
fotografía dedicada. No la volvi a ver más, a pesar de que me comienzos de una ataxia locomotriz. E.I descubrió su enferme.
escribe siempre desde Chile,' donde está. dad cuando estaba en segundo grado, le estaba atacando al
Juan Duarte era un muchacho muy bueno, hermano de cerebro y tenía dificultades para caminar. Todo esto, y las ca
Evita, que trabajó siempre con nosotros, pues yo ~e llevé como lumnias y la gran impresión de la muerte de Evita, fue combi
secretario privado para la presidencia desde el pnmer ~omen nándose hasta producirle una gran depresión.
too Antes de colocarse conmigo era corredor de comerCIO y se Cuando terminó la investigación, me dijo que no quería vol-
ganaba la vida vendiendo distintas mercaderías. por todas !'ar- ver a la secretaría para no ser objeto de otra infamia. Cenabu
tes. El muchacho no tenía una gran preparación, per? SI un conmigo en la residencia muchas noches y a veces me dec/a:
gran corazón. Le gustaba mucho la farra, cosa que a mi no me -Tengo ganas hasta de pegarme un tiro ..
importaba, con tal de que cumpliera con su deber dentro del -Pero, ¿cómo va a hacer eso? Las cosas pasan.
cargo que tenía. . Una noche en que cenó tranquilamente conmigo se fue a su
Le calumniaron mucho. Empezaron a decir que tenía vanas casa y se pegó un tiro en la cabeza. No me enteré hasta que a
estancias, que se había comprado un castillo en Suiza y n~ s~ la mañana siguiente llegué a la residencia. El médico me dijo
cuántas cosas más. Mentira. Todo menti~a. Juan Dua~te lo U~I que el muchacho estaba ya bajo una gran depresión: se tomo
co que tenía era el sueldo de secretario y no posela mngun un somnífero, se le anuló el subconsciente, y se mató.
bien. Cuando empezaron a arreciar los ataques contra él, le Dejó una carta dirigida a mí en la que me explicaba sus rn
llamé y le dije: " '. . . zones. Le habían infamado de tal manera que no podía seguiI
-Juancito, le están calumniando, están diCiendo esto y esto También a mí me infamaron antes y después de la revo
de usted. Hágase un viajecito, estése tranquilo, pásese cuatro lución. Decían que yo tenía un teléfono de oro. No era un te,,"
o cinco meses por ahí para que la .gente se olvide de usted. fono, sino un micrófono chiquito que me regalaron 'con motivo
Fui yo el que le dio dinero para los gastos. Se fue con Cám- de una convención que se hizo en Argentina de speakers ill
pora y cuando regresó tenía menos plata que .c uando se fue. temacionales. Yo la inauguré, hablé en el acto y me regalaroll
¿Que se compró un castillo en Suiza? ¡Qué se Iba a compra~! aquel pequeño micrófono de oro. Lo que indica -la ignoranch,
¡ No tenía con qué comprar! Murió Juan, ¿y dón~e está I~ n- de estas gentes (se refiere a sus calumniadores ) es que pa ••
queza? Porque cuando un individuo muere, la nq~eza, SI es mentir hay que tener siempre un cierto grado de inteligenclll
que la hay, tiene que salir a relucir en la testamentana. ~uando De lo contrario se mienten burradas, como cuando se publko
él murió no hubo ni siquiera testamento porque no tema nada que habían encontrado en mi escritorio, después de la revolll
salvo su sueldo, no más, y unos .pesos que ahorró. Recuerdo ción, creo que treinta millones de dólares. Yo hice el sigui~TJI •.
que vino Juancito a verm.!: ... cálculo: papeles de mil dólares no hay; los más grandes qw
-Todas esas cosas que hablan de mí -me dIJO-- .qUler? circulan son los de cien; para reunir treinta millones de dólll
dejarlo bien claro y bien limpio. Yo le pido que me .deJe ~etl res en billetes de cien harían falta treinta mil papeles; treilll'
rarme de la secretaría privada para que se haga una mvestlga- mil papeles son casi un metro cúbico. ¿ Cómo cabría un m,·I. JI
ción. I T cúbico en mi cajón?
Yo sabía que los que más hablaban contra él eran os mi 1- Al final, uno llega a esta conclusión: el hombre es un bit hJl
tares y, entre los militares, el general Bengoa, que era un char- malo y mentiroso.
latán. Por dejar IlIs cosas claras, le nombré a. él, Bengoa, por
decreto, para que Fuera el investigador. Y no VIO nada. No des-
cubrió nada.
20, Parece desprenderse Que esto ncontcclÓ durante In ct\mpnfta O ¡¡ira electo-
111, nnle" dI:' QUe!! Perón Curra Prr"ld('III",
I'MI
XVI. El ocaso de Eva Duarte
'.
l'
El testimonio del embajador de España, José María de Areilza,
es coincidente. «Evita -nevaba, a mi parecer -escribe el ilustre
diplomático y político-, el grave mal que puso fin a su existencia
dentro de su cuerpo desde los años en que la conocí. Su color de
pie! era sospechoso y el rostro demacrado denotaba una fatiga
patológioa. Fue operada en aquellos años de apendicitis, oficial-
mente, pero un gran amigo nuestro, el doctor Arce, me aseguró en-
tonces que era el primer brote de la enfermedad definitiva. Creo
que ella era consciente de esa situación y se quemó literalmente
en los últimos años con un heroico trabajo político y social, en
una patética carrera contra e! reloj de su vida.»
A esa llama en la que «se quemó literalmente», alude Eva
Duarte en una bellísima carta escrita a su marido el 4 de junio
de 1952, mes y medio antes de su muerte: «Tu sabes que a ese
privilegio respondí haciendo de mi vida una llama que ardió en
• una vigilia permanente, sin descanso y con alegría ... »
A aquella operación a que se refiere el embajador Areilza como
«oficialmente de apendicitis», .dedica Perón unas palabras, pero,
desgraciadamente, la cinta en que están grabadas, lo están tan mal
y con tantos ruidos ajenos a su voz que nos ha sido materialmente
.
,. imposible reconstruir e! texto completo. Sólo se entienden frases
como éstas, separadas entre sí:
195
p.ue~ no quería .impresionarla acerca de su salud. Siempre' in-
,';
«leucemia; una leucemia bien caracterizada por falta de ,c SIStI en .que se Iba 'a curar. La engañaba en esto para que no
glóbulos rojos ... » «era un médico de Córdoba el que la vio ... » sufriera inútilmente,
«le hicieron una biopsia ... » «era una mujer valiente ... » «l1a- De la habitación donde ella dormía la cambiamos a otra
maron al doctor Pack ... » «muy buena persona, muy amigo más cerca de mi dormitorio. Y los últimos días mantenía abier:
mío, gran médico, quien la operó ... » «él era asesor de la Fun- ta la puerta durante la noche. La cuidaban varios médicos.
dación ... » «La Fundación tenía varios médicos asesores ex- Ent~e otros, el doctor Jorge Taiana. Del partido peronista fe-
tranjeros. ' Cuando se les necesitaba, se les l1amaba y venían: menmo, ~ban muchas mujeres, que se turnaban, para hablar
como Papel y el español Castroviejo ... » «grandes médicos ase- con ella Junto a la cama. '
sores para casos especiales ... » «se llamó a uno de estos espe- ~I día antes de morir me entregó ese testamento que se
cialistas e hizo la operación con el doctor Finochietto ... » «por- leyo en la Plaza de Mayo, en el que dejaba todas sus cosas a
que era director del hospital donde la operaron ... » «metástasis favor de los pobres de la Fundación. Ya estaba muy mal, aun-
de pulmón ... » «también vino un japonés: un tal doctor ... » que todavía tenía conocimiento las horas en que no estaba
... «En la época del diagnóstico fueron dos doctores alemanes, dormida por los muchos calmantes que la ponian. Aparte de
que habían ido a otra cosa ... » «profesores muy famosos de lo que me entregó por escrito, me hizo otros encargos verbal-
Alemania ... » <da revisaron y confirmaron el diagnóstico. Eso mente. Ya entonces sabía que no le quedaba mucho de vida.
era antes de operarla .. . » «le hacían aplicaciones de diater- «No te preocupes», le decía yo . Ya casi no podía hablar. Volvió
mina ... » a quedarse semidormida y toda la noche y toda la mañana si-
Las palabras que siguen, sálvo algunas dudosas, han podido ser gUiente entró en estado comatoso sin volver a reaccionar, y a
reconstruidas por nosotros. Y ' creemos que con fidelidad: la tarde. murió. Sus últimas palabras fueron: «Cuida a los
obreros ~ no te olvides de "los grasitas".» Con estas palabras,
Yo estuve viviendo en la clínica cuando la operaron, y los <dos grasltas», se refería ella a los pobres.
días subsiguientes. Es decir, dormía en la clínica y trabajaba Desde la residencia en que murió, la trasladamos a la sede
durante el día. Después comenzaron a hacerle aplicaciones de Trabajo y Previsión, donde hicimos la capilla ardiente. Pen-
de diatermia y de rayos. Cuando se recuperó de la operación samos que deberíamos dejar expuesto el cadáver dos días o tres
fue a la Casa de Gobierno e hizo un discurso. Fue la última y luego enterrarla. Pero había tanta gente, tantas cuadras de
vez que se la vio en público. colas de cuatro filas esperando su turno bajo la lluvia para
verla por última vez y fueron tantos los que se desplazaron
En otro pasaje, dice el general: desde todas partes de la República, a quienes no podíamos
defraudar, que encargamos al profesor Ara, un español, el más
Desde que Evita comenzó a enfermar traté de mantenerla en famoso del mundo, que le hiciera una operación previa al em-
casa y que no saliera. Esto era muy difícil, pues no quería balsamiento definitivo. Estuvo trabajando casi 24 horas segui-
otra cosa que trabajar. Yo la fui convenciendo de que se cu- das para que el cuerpo pudiera estar 15 o 20 días sin descom-
rara bien, primero, y que así, después, podría volver a ocuparse ponerse. Y así fue. Más tarde, la llevamos al Congreso y desde
mejor de la Secretaría de Trabajo y de la Fundación. Bien allí, después de estar expuesta otro tiempo, hicimos el cortejo
sabía yo que no podría nunca sanar, ¡pobrecita!, pero le decía oficial por la Avenida de Mayo y la llevamos hasta la Confe-
esto para retenerla en casa. Como se negaba, tuve que prome- deración General de Trabajo , donde el doctor Ara hizo el em-
terle que las tareas que desarrollaba ella las haría yo persa- balsamamiento final. Concluido el embalsamamiento, parecía
nalmen te. y lo cumplí. Por las mañanas iba a la Casa de Go- que estuviera durmiendo. Nadie la vio más que el profesor Ara
bierno y por las tardes a la Secretaría de Trabajo y Previsión y yo. Pensamos construir una cripta y que el ataúd tuviera un
SQcial, donde atendía a la gente que ella tenía citada y desa- nlslul y Cjll<' ,'11 los aniversarios la gente pudiera pasar y mi-
rrollaba las funciones que ella solía hacer antes de modo per- 1111111 'J'1I11111it'1I Itllhla un lugar en la cripta para mí: para cuan-
sonal. Sólo así cOrlseguí que se qurdllrn 'n CtlSl\. Yo no hahl"ll" do VII 'AltAIA
1I1I11t 11 t flll pila d, I fll!III'O, CJ 11IIhluhu cnl! 1IIIIIIIu IIIIIdl'lH In,
197
"
Evita dejó todos sus bienes para que los 'pudierá'h utilizar
los pobres: sus alhajas, las casas que le regaló Alberto Dode-
ro .. . Yo hice entonces una Fundación, la Fundación Evita, que
no hay que confundir con la que ya existía. Las joyas servirían
como garantía para conseguir préstamos hipotecarios y cons-
truir, con ese dinero, casas para los obreros y residencias para
es tudiantes.
El administrador de la Fundación Evita fue Nicoletti, y
administrador adjunto, un muchacho, Barbeli. Era un capital
bastante interesante. Todo se lo regaló a los pobres. Yo en-
cargué a Richardi que hiciera un inventario, y lo pasé todo a
la Comisión del Montlmento. Allí me dijeron: .Como no tene-
mos caja de cierre, lo pondremos todo en exposición.» Y se
expuso todo en la calle Gelieres, incluida la cama en que murió
Evita y algunas cosas suyas particulares.
No es cierto que, al morir, . los argentinos se dirigieran a
XVII. Divagaciones económicas
la Santa Rota de Roma para pedir su beatificación. Lo que sí
es cierto, es que allá, en los ranchitos, le tienen un altar con
una vela. A la entr~aa de cada casa peronista hay un altar La política petrolífera. El riesgo de los em-
dedicado a Evita, de manera que no hay ningún santo en la p:éstitos • ." Los hombres son buenos, pero
Iglesia Católica que tuviera tanta gente devota en la Argentina S1 se les vigila, mejores» • "Jorge Antonio era
como la tiene Evita. No ha habido en la historia del mundo mi amigo» • La siderurgia vendría después
una mujer como ella. Evita representa una figura nueva en la
historia.
"
'.
t'.
tos que se barajaron veinticinco años más tarde para derrocar a
Perón, el del . petróleo fue uno de los primeros. Según sus adver-
sarios, la revolución «gorila» había estallado a · tiempo: algunas
semanas más, y Perón habría consumado el polémico contrato con
la California que, según esas mismas voces de la oposición, de-
jaría media Patagonia en manos de una empresa norteamericana.
Al iniciarse la década del 40, el del petróleo era un tema para espe-
cialistas. Para la masa del pueblo, su repercusión respondía a· otra
inquietud: su racionamiento, a causa de la guerra, había dejado a
millones de argentinos sin uno de sus platos fuertes deportivos:
las carreras de automóviles, que en el país ocupan la segunda pre-
ferencia, después del fútbol. Y como si fuera una concurrencia
instrumentada, los bólidos volvieron a rugir apenas Perón asumió su
primera presidencia. La guerra había pasado y el flamante gobier-
no, dispuesto a sacar al país del mero oficio pastoril para llevarló
a la etapa industrial, debía dedicar un especial esfuerzo a esa
palanca del desarrollo. Pero ... ¿cómo había sido, según Perón, la
política petrolera que heredó él, en 1946?
201
~l
Nosotros, en la Constitución d 194 ..
a lo hecho en otras part e 9, hiCimos lo inverso
el petróleo. Pero, como no pagaban regalías, durante go-
tróleo, es decir la mina ees'd s~,:ng~mos Méjico. Allí el pe-
bierno de lrigoyen se produjo un gran bochinche- Es que ex-
plotaban por su cuenta, vendían el producto Y el capital se
puede sacar el petróleo
-d I . .
'pe:: st.a o. S<?lamente el Estado
o ,a qUlén se lo vende? S 1
e a os amencanos a la Stand d . . e o ven-
iba al exterior. Era, por tanto, una riqueza nuestra explotada
res la tonelada. Es decir: lo a~. Oli, creo que a 8 o 9 dóla-
provecho lo sacan los an:eri:a:e;l(~,anost toman el trabajo y e'
a favor de ellas que dejaban el agujero Y se llevaban el di-
nero_ Esta situación originó protestas y, siendo director gene-
eso. Si quieren sa~r petról . lOSO ros no quisimos hacer
ral de YPF el general Mosconi, se aprobó en el Congreso una
es del Estado. Una vez ea, qáufue o saquen, pero si lo sacan
ley estableciendo que solamente el Estado argentino podía que est era la com . l' .
ace el Estado Es lo . I ' ercla lzaclón la
explotar el petróleo. Fue así que se expropiaron todas las hy Mé" E' mverso a tratado entre Estados Un'd
compañías y se hizo el monopolio estatal de la producción de Jlco. se es el alcance del artle I 40 I os
petróleo. Desde ese momento YPF comenzó a realizar los es- ~ompañla saca el petróleo nosotros u o . Una vez que la
nla ese trabajo, pero es el Estado I.e pagamos. a. la compa-
el provecho del petróleo está en I qUien c~m.ercI.ahza, porque
tudios geológicos, la fijación de zonas, la manutención de
extracción. El articulo 40 estable~ecomerclahz~clón,
. reservas, las concesiones para explotar y la misma explota-
que no en su
ción. tróleo, las caldas de agu t d los. mmerales, el pe-
'bl . a, e c., son e propiedad . .
Esto, en cuanto a la política anterior a la suya- Pero._ . ¿y de 1946 t I e e malienable de la NaCI'ón Argentma. ' Es muyImprescnp-
claro.
'.
a 1955? Perón es categórico:
Cuando en agosto de 1953 se san i
Ellos, en cuarenta
- año~, produjeron 600000 toneladas. No- garantizar las inversiones extr' anal
anJeras c;en e una
pals ley
I que tiende
- . a
vanta su voz y arguye que e l ' a oposIción le-
sotros las duplicamos en sólo cinco años . de la Constitución. En el i~:it:~ovul~era el esplritu del articulo 40
tema se transforma en h cima político de esa etapa, el
Puede afirmarse, con seguridad, que durante sus dos períodos
a granel. Algunos llegan unada mec .a encendida y provoca polémicas
presidenciales el petróleo no recibió una cobertura excepcional. El . enunciar que el gobie b
consumo de crudo se triplicó Y en esa misma proporción, su im- b aCión porque está entabl a d o en negociaciones rnoca usca su apro-
portación. YPF limitó sus tareas a la prospección; se descubrieron petro lero norteamericano' con vistas a explotar n un consorcio
nuevos yacimientos en provincias tan distantes como Salta (al nor- patagónica. Acerca del asunto , Peró n recuerda: una vasta región
te) y Tierra del Fuego (al sur). Pero la obra más fecunda realizada
por el gobierno de Perón fue en el terreno de las leyes de defensa Yo no negocié ni con Esso ni con Shell Yo b é
del petróleo, Y ello requirió una reforma de la Constitución Nacio- po en los Estados Unidos ue fuera .' us~u un gru-
jor considerado E I q más mdependlente y me-
nal. La Carta Magna de 1853 fue enmendada en 56 de los 110 artícu- fomia. Les llarr:é ra e g~po de la Standard OH de Cali-
los que la integraban, aunque en su mayor parte se trató de refor-
m~s de lenguaje. No obstante, uno de los artículos -el número 40- República Argenti:a leOS exphqué cuál era la situación de la
. . ue nosotros no podíamos d
se convirtió en la bandera de los grupos más nacionalistas del pero- SlOnes, ni derechos de protección en nin ar conce-
nismo. Y, con el tiempo, en el más trascendente por su contenido. estaría
d en contra de la Const't 'ó L gun~ parte
I UCI n. es diJe' «Lo porque
í eso
En el mismo se declaraba que .los minerales, las caídas de agua, los
yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes
b::~:i~~~e;E:~ ~~g~;;~c:~s gastos a ~stede~ y da;I~: :l~~
naturales de energía» eran de propiedad del Estado. Simultánea- que sí. Entonces vino una c:;~~ó:ste es? Ellos me dijeron
mente, en su texto se dejó claro que los servicios públicos pertene- nicos, C,"lr~ dloR Q'Conno I f fonnada por treinta téc-
cientes originariamente al Estado, bajo ningún concepto podrían el pall , flJ aJOIl I • lOna ;' r:sp:~~::o:eól~go. Recodrrieron
m lImll' I • I . « e acuer o.> Yo
ser enajenados o concedidos para su explotación.
Perón es claro cuando debe comentar los alcances del articu-
l olver I
r A ,. I
• t qu como el asunto no lo podla re-
mi r In que hablamos acordado lo
• I Ploba 16n, 1'11111 qut' vlnlt'l'Rn
lo 40:
con fuerza de ley. Pero no llegó al Congreso. No, se trato, no .c ¿Cuánto vale?, Responderán 50 o 45 dólares. ¿Qué significa
se alcanzó a tratar. Hubo críticas, sí, como la de ese Silenzi esto? Que el dólar está sobrevalorado en un 25 por ciento
de Stagni. Un charlatán. Como se llamaba Silenzi de Stagni porque el poder adquisitivo es equivalente en oro, no en el
le decían «Ruidi de Lata». Un charlatán. Ahora está llorando valor que está escrito en el billete. Hoy un dólar no vale '
por lo que ha hecho. En fin. Recuerdo que mientras estuve un dólar, sino 75 centavos. ¿Por qué? Porque los americanos
en Santo Domingo vino a verme un señor de ese grupo de no fijan el valor de dólar por el oro, sino que fijan el valor del
Estados Unidos y me dijo: «Usted es un patriota. La Argen- oro por el dólar. De donde el respaldo del oro ha pasado a
tina jamás podrá hacer un contrato Ínejor que el que su go- ser el respaldo del dólar. Han inventado el asunto ése el
bierno iba a concretar con nosotros. Porque hay que aclarar. asunto del Fondo Monetario Internacional. Muy bien. Pues
Del petróleo que nosotros obteníamos en la Argentina, por cuando uno pide un empréstito, el valor adquisitivo de 100 mi-
cada tonelada extraída perdíamos un dólar, en tanto que llones de dólares son 75 millones de dólares. Ya pierde allí
por cada tonelada de petróleo que importábamos de Estados 25 millones de dólares. Pero como a uno no le dan dinero ni
Unidos, o del Golfo, ganábamos un dólar quince. i Nos convenía oro ni dinero, sino que le dan órdenes de compra pan: el
más traer el petróleo que producirlo en e! país!» En cuanto a mercado de los Estados Unidos, uno no puede hacer una lici-
las críticas que se hicieron después fueron totalmente injus- tación internacional. Está obligado a comprar en los Estados
tas. Nosotros llegamos a un acuerdo para hacer la prospec- Unidos, donde hay (aquí una palabra inaudible) ... cerrados.
ción. Lo que nosotros no podíamos era dar concesiones por- No hace licitación porque todo le va a costar al mismo precio.
que la Constitución del 49 no permitía darlas. Entonces llamé Ahora, cuando no se hace' licitación, se paga normalmente el
a la Standard Oil de CaI,ifornia, hablé con ellos y les dije 15 por ciento más. Es decir, que en ese material que uno com-
con franqueza cuál era e! problema. Les expliqué: lo que us- pra en los Estados Unidos se pierde otro 15 por ciento que, su-
tedes tienen que hacer es venir y constituir una sociedad ar- mado al 25 por ciento anterior, son el 40 por ciento. Bien, pero
gentina, con capitales americanos y capitales argentinos. Como como uno exporta de Estados Unidos, los seguros los tiene que
empresa argentina, tendrían todos los derechos. Así era ese pagar en Estados Unidos, el 5 por ciento más. Y como tiene obli-
contrato con la California. En cambio, ¿qué han hecho ellos? gación de transportar por lo menos la mitad de las mercaderías
Derogaron por decreto la Constitución del 49 y se dedicaron en barcos americanos, pierde un 50 por ciento del flete. Y el fle-
a dar concesiones lisa y llanamente. te es, normalmente, e! 10 por ciento del valor de la mercadería,
con lo que se pierde otro 5 por ciento del 50 por ciento. De
Hasta aquí, Perón y el ,petróleo. Escuchémosle ahora exponer manera que de los 1() . millones que nos diera~, 50 millones
las razones realmente singulares por las cuales no era partidario de quedarían en los Estados Unidos. Ahora, uno tiene solamente
recurrir a créditos internacionales. 50 millones como valor adquisitivo y de esos 50, los políticos
se roban la mitad, por lo que quedan nada más que 25 mi-
Nosotros no recurrimos a empréstitos por una simple ra- llones. Pues, por todo esto, cuando llegué al gobierno dije
zón. Cuando uno hace un empréstito es robado en el 50 pe' que antes de firmar un empréstito me cortaba una mano.
ciento de! valor del mismo. Lo explicaré en dos palabras. Y allí tiene a ese Fondo Monetario Internacional. ¿ Qué es?
Estados Unidos, que es el único que presta hoy, le hace a uno ¿ Por qué no hemos sido socios? La historia es bien cortita.
un empréstito de 100 millones de dólares. El dólar está sobre- Hasta la Primera Guerra la libra esterlina dominaba el área
valorado con referencia al oro que representa. Si uno va a la de las monedas fuertes. Los ingleses tenían el oro y tenían el
Reserva Federal y .pregunta: ¿cuánto vale la onza Troy? Le patrón oro. Muy bien. Los ingleses mientras tuvieron eso hi-
van a decir «35 dólares». Hoy; afites eran 25. Entonces saque cieron pagar a todas Ilos monedas que estaban alineadas con
uno los 35 dólares y diga: «Deme una onza Troy .• Le respon- ella un''royalty, que era el 5 o ellO por ciento. Eran más pru-
derán: «No, nosotros no vendemos oro.» Uno insistirá pre- dentes. Porque cuando una moneda constituye un área, es
guntando, ¿dónde hay que .comprar el oro? Y le dirán que en pnra afirmar a las monedas que pertenecen al área y que
(,1 IIU'IT¡IC]O libll' lino vn nllf y piel,,: .nl'/TII' /In I 1111'" 'fIOY." 11I'~ocinn conel área. Como aquéllas no tienen respaldo por-
20~
1I r6 n, en Roma, muy pocos d{as
IIles del regreso a su patria
11//1 16 años de exilio. Los
'J/cmtinos residentes en la capital
/talia le muestran un cartel que
mociona uisiblemente.
LOS pUEBLOS DE
AMERICA LATI
'SALUDAN AL , Dos documentos gráficos
DE LA UNIDA D impresionantes y
contrapuestos. En el primero,
Ll8ERACI0t4 .~
la multitud jubilosa recibiendo
al ídolo tras sus largos años de
PATRIA G exilio. En el segundo, dos años
despuii;e-l dolor de la misma
multitud al conocer la
'11"
nes. Así se actuó. Es que siempre que uno ' emplea <para la más cuando debe explicar por qué durante su gestión se impulsó
acción económica a un hombre tipo comerciante, audaz, debe tan profundamente a la industria liviana, descuidándose en cam-
ponerle un control a su lado. Y el que controla tiene que ser bio el crecimiento de las industrias básicas:
un burócrata. Es el que puntea el presupuesto. No es un ge-
nio, no. Pero es un control, un auditor. Porque los hombres Esto es muy difícil de establecer. Es como poder decir si
son buenos, pero si se les vigila son mejores. primero fue el huevo o la gallina. ¿ Cuál fue el primero? Si fue
el huevo, ¿quién lo puso? Si fue la gaHina, ¿de dónde salió?
y así como Miranda fue la estrella de la administración económi- En esto es lo mismo. Algunos eran partidarios de comenzar a
' ca, Jorge Antonio lo fue en la esfera de los negocios privados. Aun- desarrollar la siderurgia. Las dos cosas a la vez no las podía-
que en su caso, justo es decirlo, se trató del empresario compenetra- mos hacer, porque no teníamos suficiente poder financiero.
do a fondo con el peronismo en ascenso y por lo mismo, al abrigo No podíamos meternos en una inversión tan fabulosa como
de la cobertura del régimen. Por su hábil, y en momentos audaz iba a ser ésa. Los estudios que se hicieron necesitaban de un
incursión en los negocios internacionales, la industria automotriz largo plazo para ser puestos en marcha y los precios habrían
argentina se desarrolló espectacularmente y, gracias a una gestión de resultar antieconómicos. Nuestro hierro iba a costar el
suya, el creador del «milagro alemán», Ludwig Erhart, visitó Bue- 25 por ciento más que el que nosotros recibíamos de Luxem-
nos Aires. Fruto de esta visita fue la fundación de la Mercedes burgo, Alemania, Estados Unidos o Japón. Por eso lo pensa-
Benz Argentina, que el propio Jorge Antonio presidió, con el aplau- mos bien y en vez de empezar invirtiendo sumas fabulosas
so del que fue artífice de la economía germana en la década del 50. nos dedicamos a crear las industrias gue pueden sostener eso.
El vertiginoso ascenso de Jo;:ge Antonio dio origen a sonadas cam- Creamos el consumo. ¿Para qué produdr hierro y tenerlo ahí?
pañas hostiles a su persona. ·Se llegó a decir que él poseía el pa- ¿ Quién lo iba a consumir? En ese entonces la Argentina con-
quete mayoritario en la empresa California Argentina. sumía medio millón de toneladas de hierro al año. Nosotros
dijimos: vamos a desarrollar la industria liviana y mediana
¡Mentira, mentira todo! -dice Perón-. Jorge Antonio, si con gran fuerza. El país ya había sufrido mucho. Primero ha-
compraba acciones, si ponía dinero, se arreglaría con la compa- bía que industrializar para apoyar. La siderurgia vendría des-
ñía. No estaba prohibido que comprara. Ahora, yo no sé si pués.
había comprado o si no compró. m no tenía un puesto oficial en
el gobierno. 101 era mi amigo. Un empresario. No era un zar
en la Argentina, como decían. No había tal cosa. Era un hom-
bre que hizo buenos negocios y nosotros le ayudamos, como
ayudábamos a todos. A Jorge Antonio no le dimos dinero
nunca. El dinero lo consiguió trabajando. Jorge Antonio en
la Argentina era Alemania. Ahí está el asunto. Representaba
los grandes intereses alemanes. Y no porque él lo hubiera
buscado, no. Los alemanes le buscaron a él. Y yo quería que
las grandes empresas alemanas fueran a la Argentina. Es
fácil averiguar por qué. Resulta que cuando los yanquis man-
dan un dólar, detrás mandan un acorazado. En cambio Ale-
.. ,
mania . no lo podía hacer. ..
111 11
En anteriores capítulos hemos visto la oposición -acaso más po-
lítica que confesional- ejercida por algunos sacerdotes católicos,
contra determinadas actuaciones de los gobiernos justicialistas. Tal
aconteció con las medidas encaminadas a suprimir determinadas
fiestas religiosas o con la legislación que borraba toda discrimina-
ción entre hijos legítimos o naturales. También vimos el desenfado
con que el general se declaraba poco amigo de que hubiere ,<inter-
mediarios» entre los hombres y Dios, y en Dios confiesa que creía.
No era ateo. Pero tampoco era muy partidario de los ministros de
la divinidad en este mundo. Las tensiones entre la Iglesia y el Esta-
'.
1'·
do, entre él presidente y algunos sectores del clero, se fueron agudi-
zando con el tiempo. Hay una crítica ' latente en las palabras del
general cada vez que se refiere a la Iglesia, a la que achaca su caída,
y a la que acusa de instigar injustas campañas contra cualquiera de
sus obras. Entre otras, la creación del complejo poli deportivo co-
nocido en su época por la UES, esto es, Unión de Estudiantes Se-
cundarios, que dio lugar a demoledoras y negras historias difun-
didas por la oposición, respecto a sus fines verdaderos. Aquí tam-
bién el general acusa contundentemente:
215
campaña que de anticlerical muy pronto'··pas.ó a ser antÍ}religiosa. ejército la 'cuestión en situaciones semejantes. En eso, es-
El Congreso se hizo eco de la nueva política: y en pocos meses tando el ejé~cito al frente de esto, a la mañana siguiente me
se derogó la ley de enseñanza religiosa; se implantó el divorcio dan la noticia de que se habían quemado cuatro iglesias de
vincular; se retiró el apoyo ofidal a instituciones privadas de en- Buenos Aires. Porque fueron solamente cuatro las que se
señ~nza .católica y fueron autorizadas las casas de lenocinio, que quemaron y sólo en Buenos Aires. i Y las cuatro estaban alre-
hablan sido clausuradas en 1933. Esta escalada de tensiones alcanzó dedor de la Plaza de Mayo! Eran las de Santo Domingo y San
su cota más alta al ser sancionada por el Congreso una ley que Francisco y no sé qué otras dos iglesias más. Cuatro en to-
declaraba la necesidad de reformar la Constitución (justicialista) tal, de 500 o 600 que hay en toda la República. De manera que
para establecer la separación de la Iglesia y el Estado. La respuesta eran bien pocas. Llamé entonces al ministro de Guerra y le
católi~a no se hizo esperar: la procesión tradicional del Corpus dije: «¿Cómo se quemaron las iglesias? ¿Ustedes no mandaron
ChnstI, del 11 de junio de 1955, se transformó en auténtica mani- custodias a las iglesias? ¿Qué ha pasado?» Me respondió: «Una
festación política. Y como en dicho acto fue quemada una bandera cosa muy curiosa. Cuando se empezó a quemar San Francis-
argentina (algunos sostienen que por casuálidad, otros que fue un co, que está a tres cuadras del ministerio de Guerra, nosotros
acto provocado por la policía, según instrucciones del ministro del mandamos una guardia y quisimos entrar a apagar el fuego,
I~te.rio~, doctor BorIenghi),el aparato oficial consideró a la Igle- pero estaban todas las puertas cerradas.» Esa iglesia se quemó
sia Instigadora del agravio, y los sacerdotes Tato y Novoa, ardien- desde adentro . Tuvimos que romper la puerta para que en-
tes antiperonistas, se vieron forzados a huir de la Argentina. Con el trara la policía. Adentro no había ni un solo cura. Se habían
país envuelto en rumores de todo tipo y una oposición en alza (a la ido todos. La policía al entrar encontró que estaban quemán-
que se había sumado ruido;samente la Iglesia en los' últimos me- dose algunos sectores de la iglesia por lo que llamaron a los
ses), el ambiente era propició a un acto subversivo que tendría a la bomberos que sacaron algunas cosas, había allí unas banderas
Marina de Guerra como protagonista principal. Fue así como a inglesas de! regimiento 71 que eran nuestras desde la Re-
cinco días de la comentada procesión, un desfile de la aviación conquista. Se sacaron esas cuestiones históricas de allí, se
naval, programado como acto de desagravio por la bandera que- salvaron y se apagó e! fuego. Lo que resulta raro es que no
mada, convirtió la jornada del 16 de junio de 1955 en la más san- hay ninguna iglesia católica en el mundo que esté cerrada.
grienta vivida por los argentinos en muchas décadas. El brutal No se conoce. Día y noche están abiertas. Creo que este su-
ataque aéreo al palacio presidencial, el cruel bombardeo de cente- ceso podría ser explicado por la revolución de 1955. Pero los
nares de paseantes que se hallaban en la zona, el fracaso del inten- que quemaron la iglesia de San Francisco estaban adentro.
to revo~ucionario y, por la noche, la respuesta a esa violencia: que- Todo el mundo sabe que yo era muy amigo de la orden de los
ma de IgleSias, actos de pillaje, y un caos que duró varias horas y franciscanos a quienes protegía y ayudaba: Mientras estuve
que fue detenido a tiempo. El presidente pronunció un dramático en el gobierno, como eran los más pobres y los más virtuosos
discurso en el que prometió ajusticiar a los culpables y al concluir y los más buenos, les regalé muchas cosas. Hasta la lana. ¡Sí,
la reunión pública, grupos de manifestantes incendiaron parcial o se vestían con la lana que les regalaba yo! Mientras la cate-
en algunos casos totalmente la Curia Eclesiástica y los templos de dral estuvo en obras, todos los tedéums los hacía en San
Santo Domingo, San Ignacio y San Francisco. Veamos qué dice Francisco. Era mi iglesia favorita. De manera que si yo hu-
Perón al respecto: biera querido quemar no hubiera quemado ésa. Había otras
200 para quemar, ¿no? Hice abrir una investigación y el in-
El 16 de junio se produce e! bombardeo en la Plaza de forme que me dio e! jefe de policía decía que en todas partes
~ayo y allí matl)p a mucha gente y hieren a mucha más. Se había ocurrido algo similar a lo que pasó en San Francisco.
tiraron bombas de 100 kilos. Llega el atardecer y por la noche Las iglesias habían sido quemadas desde adentro. Ese fue un
la situación queda aclarada. El pueblo se lanza a la calle acto de provocación pa ra mí. Quemaron las iglesias para luego
.indignado. Yo en ese momento estaba en el ministerio de hacer los cmnphn", "11 1111 contra. Mi impresión personal es
<11\1' 11111 .... " 1,," ,111111111" por Tato y Novoa. Y ellos no pu-
Guerra. En situaciones así, es el ejército I que se encarga
de tod~~ IlIs cu todias, Rl pn'sidl'nf¡, d!'1 GOh"'I11U ('IlI"~r.n l tll"'"1I 1"lIhl1' (1I",lt 1111111 se habían quemado las iglesias ...
1,. l'l
La revolución del 16 de setiembre, la segunda; fue rél.lizada-
bajo el lema de «Cristo Bendito», un sector de Tato y Novoa. el Vaticano dijeron lo mismo. Sin motivo al uno
La revolución nació y «engordó» en Córdoba, cuna de la oli- ~~pul~~r
Jecu
a ;Iguien de un país debe haber un d:cret~ ~~~sp~~::
garquía terrateniente y vacuna de la Argentina. Monseñor ci IVO. ues é~tos se reunieron en su congregación y anun-
Lafitte dirigió todo. Sibílínamente, como hacen ellos. En Cór- Si~:o~ que todos lo~ que hubieran intervenido en la expul-
doba los curas salieron con fusiles. Iban también con ametra- en f e es~s h;mbres de 151 Argentina quedaban excomulgad,,,
lladoras en los camiones. Iban de sotana y hasta se hicieron fo- orma ~ atae Sententiae, es decir a referéndum de .
tografías. Estando yo en Asunción me llegaron revistas con ~=da ~o dlJer~ a conciencia si había participado o no enq~:
fotografías de los curas armados, en los camiones. Toda esa pulsl~n. Se hIZO ~ste asunto y entonces la United Press dro
gente tenía las armas en .Ias iglesias. Monseñor Lafitte fue el ~n seguIda: «Perón está excomulgado.» De ahí nace todo e J
autor de todo. Y como él quería la revolución, hizo echar a asunto. Ahora bie . d" st e
n. eso no po la ser cIerto por una sim le
monseñor Copello que era el Cardenal Primado y lo pasaron ~:z~n. t~r~ excomu~gar a un Jefe de Estado, más siendo j~fe
al Vaticano, e hicieron nombrar a Lafitte en su lugar. Allnque Pa a g eSla argentma, como era yo, se necesita que sea el
debo decir que el nuncio tampoco pudo hacer nada. Como pa qUIen lo deCIda. En segundo lugar, no había cul ables
tampoco Copello, que era un viejito bueno y sin carácter. Ellos pue:uparece ser que algún oficial les aconsejó a ellos d~s qu~
dos habían sido dominados por la camarilla de los curas se eran por lo que podría producirse. pero expulsión no
jóvenes que hicieron todo. No sé si esa venganza me hizo mal ~ub~. Cuando el VatIcano se enteró de que estos dos le habían
a mí o mal a la Iglesia. Todavía no podemos decir quien es ~.c o meter la pata, como decimos nosotros, se calló y no
el vengador. ". dIJO más, nada. De manera que si tal expulsión no existió esa
ex.comumón tampoco. Fue inventada por United Press 'ene-
Perón defiende ardorosamente su actuación y la de su gobierno m~ga nuestr~ lJ.l!e hizo circular por el mundo la notí;ia de
frente a la Iglesia, y vuelve al tema varías veces. Pese a que repite mI excomumón. El Vaticano nunca dijo ni sí ni no. Ellos no
algunos de sus conceptos, hemos querido reflejar sus consideracio- pueden revIsar esas cuestiones y todo quedó aSl' ,p .
h 'd d ' , I ero SI yo
nes, pues agregan elementos interesantes. Tal es el caso cuando . e SI o ~a nno y un ho~bre excomulgado no podría serlo!
explica el controvertido asunto de su excomunión. Escuchémosle: I y ~ ~e SIdo padnno de dIez chicos en la Argentina! j He sido
~a rlOo en Santo Domingo! ¡He sido padrino en España I
No ha habido tal excomunión. Lo que ocurrió con la Igle- n cuanto al «San Perón» eso fue una cosa circunstancial'
cia fue algo muy natural. pues estaba anarquizada. Yo man- No fue nun~a una fiesta decretada por el gobierno. Fue un;
tenía muy buenas relaciones con el nuncio, monseñor Zanini, fiesta que dIctó la voluntad del pueblo. Ocurre que celebrába
que era una gran persona, italiano. Había sido misionero en mos n.uestro día. el 17 de octubre en la Plaza de Mayo, Y ai
la China durante 20 años. Era un santo. El era tan amigo mío cumplIrse el pnmer aniversario que cayó en .
l' , d' ' VIernes, tras
como el cardenal Copello. Pero fuera de ellos dos estaba el :onc ulr mI Iscurso, el pueblo comenzó a gritar pidiendo «Ma.
sector oligárquico de los sacerdotes dirigidos por Tato y No- nana San Per.ón». y bueno, dije. Ya que mañana es sábado
voa, curas alzados que no hacían caso a nada. Perturbaban sólo se traba~a medio día, no se pierde mucho. Pues sí qU~
constantemente y les obedecían algunos párrocos ' de iglesias sea «San Peronlt. . ,
de Buenos Aires'. Empezaron a hacerle cuestiones al gobier·
no como hacen aquí en España los vascos. Planteados así Y fue.
los primeros conflictos estos dos curas empezaron a prepa-
rar una revolución por su cuenta y se metieron con otros
políticos y con la Marina. Después de ese bombardeo del
r6 de junio, Tato y Novoa tomaron una avión y se fueron
COIllO hacen todos ('lInndo ICR fracasa la rcvollldÓn , LI gnron
11 IH" dI' IH'"'"''v ,,111 ,h·,·I''''"1II h Ih"1 Id .. r",,1I1 11,1.. Ji"
XIX. Subversiones antiperonistas
y la revolución final
223
caída del reglmen. A partir de la «chirinada» debe iclciarse' la comentarios de Perón al respecto, ya que, en tales comentarios,
«cuenta hacia atrás» hasta el derrocamiento del creador del justi- pueden descubrirse los primeros rastros de una oposición que hizo
cialismo. Son tres pasos que se continúan y enhebran, cada vez posible el derrumbamiento del régimen.
con mayor fortaleza: la «chirinada» de 1951; el bombardeo de ju- «Yo a la Marina la corro con el Cuerpo de Bomberos.» Esta
nio de 1955, y la revolución, llamada «libertadora», de setiembre' frase despectiva de. Perón, pronunciada públicamente en los momen-
de este mismo año. Escuchamos al propio Perón analizar, comentar tos finales de su segunda presidencia, es buena muestra de ¡as pé-
y medir estos actos que determinaron el cambio total de su vida simas relaciones que mantenía con la fuerza naval. Y tanto es así,
política y privada: que fue la Marina el cuerpo militar que organizó la revolución
de 1955.
La insurrección del 28 de setiembre de 1951 la dirigió el ge-
neral Benjamín Menéndez, retirado. Él hizo entrar en la cons- La historia de la Marina es una cosa un poco larga -re.-
piración a algunos oficiales y durante la noche, ayudado por cordará Perón-. Casi todas las marinas del mundo están un
ellos, se metió en Campo de Mayo, y por la mañana produjo poco desligadas de su país. Viven más bien en el océano que
el levantamiento. Antes de eso pelearon, mataron a un subofi- en su país. Y, dentro de eso, están también un poco ligadas a
cial. Pero los muchachos de la CGT, por su cuenta, se agrupa- la Marina inglesa. Todavía llevan el luto por Nelson en el pañue-
ron en la avenida de circunvalación de la ciudad y cerraron lo negro que usan. En la Argentina mucho más, porque han
la entrada en Buenos Aires. Los oficiales escaparon y los sol- sido instruidos por los ingleses y, como bien se sabe, la revo-
dados quedaron allí. lución del 55, la revolución libertadora que la llaman, nos la
hicieron los ingleses.
Tras el fracaso, el genefal Franklin Lucero, ministro de Guerra,
pidió a Pe,ón que en escarmiento se fusilara a un implicado por
En todo momento Perón asocia su derrocamiento con la Mari"na
lo menos, cosa que no ocurrió pese a que en el Parlamento fue
argentina y con Inglaterra.
presentada una ley punitiva, y se resolviera, desde esa fecha, de-
clarar al país en «estado de guerra interno», situación que continuó
La revolución contra mí la hicieron los ingleses por un mo-
vigente hasta la caída del gobierno, en 1955. Comenta Perón:
tivo económico. En 1945, cuando yo me hice cargo del gobier-
Nuestra Constitución prohíbe la aplicación de la pena de no, ellos exportaban a la Argentina cerca de treinta millones
muerte por cuestiones políticas y la Constitución es la base de dólares en paños, mientras que en 1954 esa exportación no
de todas las leyes. El Congreso la votó para atemorizar a esa alcanzó a un millón de dólares. De manera que ellos habían
gente, pero ... ¿iba yo a aplicar una cosa inconstitucional? No. sido perjudicados porque nosotros en ese período instalamos
Yo los sometí a un consejo de guerra, que era lo legal. No fábricas de tejidos y nos hacíamos nuestro género y todas nues-
podía colocar al gobierno fuera de la ley, fuera de la Constitu- tras cosas. Es que nosotros, para liberar al país, teníamos que
ción. Para mí era muy fácil que fusilaran uno, dos, mil, los que sacar la metrópoli de allí. Argentina era una colonia de Ingla-
fuesen. Ordenar un fusilamiento es muy fácil. Más difícil es terra. Por lo mismo, nuestra independencia económica consis-
no ordenarlo. De haberlo ordenado, tal vez las cosas hubieran tía en romper la dependencia de Inglaterra. Ocurre que noso-
tomado otro rumbo, pero yo hubiera violado la Constitución tros nos independizamos en 1816 del poder político de España,
que había jurado. Hubiera sido un perjuro. pero caímos en el poder económico de Inglaterra. La nuestra
fue la segunda independencia para liberarnos de Inglaterra. La
Tales son los conc~ptós que expresa Perón al referirse a ese pri- Marina cumplió su papel. ' La Marina está formada por jefes
mer movimiento militkr contra su gobierno, que se origina en el y oficiales que además son todos masones .del rito celeste es-
seno del Ejército, del que provenía, aunque no será esta anna, sino cocés, que es un rito muy especial. A ese mismo rito pertenece
la Marina, la que quede en el futuro como su máximo opositora, In MarinG inglesa. Todo esto hizo que esa gente tuviera cierta
iniciando una resistencia sorda que fll"llllllrlll I'n'd"illllld" los I\('on 11Idina~ i¡¡". ""nque ello no resultó suficiente para empujar a
Il'rhllil'nloR fllndIlIlW'lI'''''~ . H ¡II'I"" 1'"1. ,. ,'11,,, • l' 1111111r1 Y In ,,,01,,, '" 1, l. Y oficiales. Se necesitó dinero y los ingleses los
compraron directamente y los ~ hicieron instl1Jmentos~ suyos. bién con bazucas, pero yo no estaba en ese lugar sino en el
Nosotros sabíamos que Inglaterra estaba dirigiendo y finan- ministerio de Guerra, que se encuentra frente a la Casa Rosada.
ciando esto y.-por ello, retiramos toda la m,unición a la Ma- Cuando capturaron a Toranzo Calderón dispuse que lo pasaran
rina. No les dejamos ni las espoletas de los cañones. Pero los al ministerio de Guerra para ser enjuiciado según la ley. No
ingleses, desde las bases de las Malvinas, no solamente l~s fa- queríamos salirnos de ella ni para sancionar ni para reprimir.
cilitaron esas mUl;liciones, sino que también los abastecIeron No fue blandura porque yo, puesto a fusilar, fusilo a todos los
de combustible y' de 'alimentos desde Montevideo. La Ma~n¡t, que quiera. Es muy fácil ordenar un fusilamiento. Pero claro,
como cuerpo, era ajena a las otras armas. No es que estuVIese dentro de la ley, ya es otra cosa.
separada del resto, es que estaba enfrentada. Pero e~o pasa !!n
todas las marinas del mundo. Recuerdo que en Itaha, estaI\do Pero de los almirantes que se cruzaron en su camino hubo uno
la escuadra en el puerto de Brindisi, se presentó a dar batall". la que concitó en Perón el mayor de los ,odios: el almirante Isaac Ra-
escuadra inglesa, y no quiso salir la italiana. Jas, figura decisiva en la revolución de 1955. Perón se refiere a él
con estas palabras durísimas:
Tras el a'latema, Perón explica el carácter de su conflicto cpn el
arma naval diciendo: Era un peronista furioso. Le daba recepciones a la Confede-
ración General del Trabajo y le entregaba medallas al secre-
El enfrentamiento surgió porque yo era ,enemigo de la me- tario general, a Espejo. Le regalaba alliajas a la esposa del go-
trópoli (Londres) y ellos perten~cían más a la me~r~~oli que bernador de Buenos Aires. Siendo agregado naval en Brasil, le
a lá República Argentinll' Yo era un hombre que mIcIaba un quería dar adoctrinamiento peronista al embajador Cooke, por
movimiento de liberación 'en el país, contra Inglaterra, que era lo cual los dos chocaban a menudo. Este Rojas fue un hombre
la qu~ nos dominaba, y ellos pertenecían más a Inglaterra que que se hacía pasar por peronista. Un traidor al movimiento.
a la Argentina. Por eso fue difícil asimilarla al pro~eso. No fue Un individuo que estuvo emboscado en el movimiento. A éNC
posible tener una marina peronista porque la Man~a nunc~ es le pagaron, le dieron dinero. Decía Napoleón: .Todos 109 hom
nada. Se hizo mucho por cambiarla, pero estas logIas domma- bres tienen un precio: es cuestión de encontrarlo.. Puel
ban y lo único que hubiera podido hace.r yo, e.s dominarlo,s a Rojas se lo encontraron. Hombres como él, son homb I
través de las logias. Eso no estaba manejado DI por el país, pi gados.
por los jefes ni nada. Hay ahí una fuerza superior que engan-
cha a otros y yo veo la acción de los masones en esto. Loª veo El 16 de junio quedará como una fecha trágica d l. vi d hll
en todas las partes del mundo donde estuve .. ~se era un t~nó nrgentlnos en generál.
meno que nos ocurrió a nosotros <;on la Marma, porqu~ hI en
el Ejército ni en la Aeronáutica había masones. Estos fenómenos revolucionarios que .. produu," ,.• I ~II
toda Hispanoamérica hay que tomarlos "mu un , (,<,u rnlm 'n-
Cabe señalar que este 'mismo lenguaje crítico fue el. util.izado te nacen de defecciones dentro del prol,lo lIohll'l no. on los
por Perón en 1955 para, explicar a su pueblo, tras I~ fa\hd¡t \~ten intereses, y los hombres débiles, y los flulo , y los mentirosos.
tona del 16 de junio de ese año, cuáles er".n los mÓVIles de qUIenes Porque si en la política se quisiera actual ulamente con hom-
habían intentado derrocarlo: bres buenos y leales, no quedarían sino Ir'S O cuatro, como
mucho. Los demás son todos malos y mentirosos. Si esta revo-
Tanto Toranzo Calderón como el otro eran oficiales de Ma- lución se hubiera producido en el año 1945, I Dios los libre!
,rina que habían hétho una revolución por su cuenta en la que Pero hada diez años que gobernaba al país y ya estaba harto
habían complicado' al ministro del Arma. Se trata,b a de S\ll;¡¡r y desilusionado de los hombres, del gobierno y de todo. Por-
a.la Infantería de Marina, que se hallaba en el Arsenal de 13ue· que uno I rmina así. Termina por tenerle asco a tanta inmun-
nos Aires, para que atacara la Casa de Gobierno, y matarme 11 dido y • Ilnta perversidad. i Que no hay hombre que pueda
mI ohl d"nl ro. Tiraron bombas d sdc el oh',' y ntn<'lll 011 lum- I r 1 tlr .. Inl Es algo que me pasa a mí y que les pasa a todos
1ft 227
"
Vuelve Perón, victorioso, a la Argentina, Le acompañan su tercera esposa, Mar{a Estela Mar
tínez, y López Rega, con los cuales aparece en esta fotograf(a, en la primavera de 1974,
respondiendo a la multitud desde el balcón de la Confederación del Trabajo. Perón foUr
cer(a a los pocos meses, en julio de 1974.
Perón, en Buenos Aires, recibe al ministro de Comercio español, don Nemesio Ferndnd6%
Cuesta: entreuista de la que se habla en estas pdginas.
L
los hombres que gobiernan. Waterloo probablemertte no. lo nera~es más bien eran obispos. Les gustaba pronunciar confe-
hubiera ganado Wellington ni con Blücher ni con nadie. Le renc~as, pe.ro lo que no les gustaba era pelear. ¡ Eran cobardes'
ganaron a Napoleón porque esa noche llovía, debía esperar el iTeman miedo de morir! ¡;;sa es la verdad. Me acuerdo de u~
coche, estaba viejo, naturalmente. Cuando nosotros tuvimos general,. ~no de tantos, a quien le encargué una misión y me
noticias de que en Córdoba, que era la guarnición más fuerte respondlO:
. , «Tengo a mi señora en el hospl'tal .}) Venla
' con unas
del país, se habían producido algunas cosas, llamé al ministro Ojeras aSI ~e grandes, del miedo que tenía.
de Guerra y le dije: «Mire, váyase a Córdoba porque la infor- P Yo.hu~lera podido llamar al pueblo y entregarle las armas.
mación que nos viene es grave .• Entonces tomó el avión y se ero, (que Iba a pasar? ¿ Iba yo a hacer matar a miles de hom-
fue a Córdoba. Era el general Lucero y esto ocurría el 14 de bres para defender una casa que ni esos miles de h b
setiembre de 1955. Lucero habló allí con los jefes. Y el día 15 estab~n decididos a defender? También me desilusiona~: ~~:
yo recibía un 'telegrama que decía: «He estado en la guarnición g:e.mlOs. La huelga general estaba preparada y no salieron Los
de Córdoba. Solamente a un loco se le puede ocurrir que esta dIrIgentes, con De Pietro a la cabeza y toda la CGT lista ~ara
gente se levante.» Lucero vino a Buenos Aires el 15 y el 16 se parar el pa~s . .. ¡ y no lo pararon! " Tra taron de arreglarse con
levantó Córdoba. Cuando uno cuenta con tipos así, ¿ qué va a los q~e veman. Uno mira este panorama y se dice: pero ¿yo he
hacer? Está perdido. Muy bien. Comienza la represión. El trai- :raba!ado tanto, me he sacrificado tanto, para esto? Entonces
dor era el jefe del Estado Mayor que tenía Lucero. Yo estoy eg~e a la ~onc1usión de que el pueblo argentino merecía un
seguro que el comando en jefe también era traidor. ,J:;:,ran castigo tern~le por lo que había hecho. Ahí lo tiene. Allí está
todos traidores. Era la traición organizada. Es lo que le pasó ahora ham.bnento, desesperado. Es la suerte que merece. Aho-
a Hitler, que actuó fTepte a los traidores de una forma que yo ra, estos anos de dolor le están haciendo recapacitar. ¡;;sa es la
no podía asumir, porque yo tenía un gobierno legal y consti- verdad: Todos los demás acontecimientos militares fueron se.
tucional, y, o cumplía las cosas conforme a la ley, o no cum- cundan~s. Eran una partida de cobardes que no quisieron
plía, y me iba, y que se fuera todo al diablo. Porque yo tam- pelear m de un lado ni del otro, salvo algunos pobres ingenuos
bién estaba un poquitito cansado. Por otra parte, nuestro pue- que, perdieron la Vida. i Los pueblos tienen la suerte que mere.
blo, que había recibido enormes ventajas y reivindicaciones ~en. Lo de Córdoba fue un episodio militar, como todos los
contra la explotación de que había sido víctima desde hacía un e~ás, como los de Bahía Blanca, o los de Buenos Aires. La
siglo, debía haber tenido un mayor entusiasmo por defender traición .~o estuv.o en ningún episodio militar porque no hubo
lo que se le había dado. Pero no lo defendió porque todos eran lucha mJ!Itar. ¡ SI el ministro de Guerra había defeccionad
«panzistas», como decimos nosotros. ¡Pensaban con la panza su co~ando era traidor y trabajaba para el enemigo! En ~s~
y no con la cabeza y el corazón! Yo vi este panorama y pensé sItuaclOn el embajador de Paraguay, Juan Chávez un
si debía ser más papista que el Papa y sacrificar todo por estos hombr d" , gran
e, me IJO: «Véngase a mi casa. Este asunto se pone
señores que no querían sacrificar nada por ellos. Esta ingrati. ~uy malo y usted no tiene por qué sacrificarse inútilmente»
tud me llevó a pensar que darle conquistas y reivindicaciones ntonces me fui, a la casa del embajador. Yo vi que todo es¡o
a un pueblo que no es capaz de defenderlas, es perder el tiem· era una porquena. Que los militares llegaban con una división
po. Todo influyó para que yo tampoco tuviera una gran deci- ~ellforte y n? querían pelear. Se detenían una jornada antes
sión en esa oportunidad. Si no hubieran existido todas esas e egar a Cardaba. Yo en la Casa de Gobierno tenía un des-
cosas que le dan asco a uno, yo hubiera defendido el asunto y ... tacamento y gen~e para pelear. Teníamos cañones antiaéreos,
salgo con un regimiento, decido la situación y termina el pro· tanque~. No hubieran podido hacer nada. Pero yo salí mu
blema. Tenía yp la Primera División con el general Fatigatti, tra?quJ!o can mi automóvil. Llevaba dos o tres hombres co~
que era el único general bueno que encontré. Todos los demás fusJ!es ametralladores, nada más. Me fui directamente a la em-
me fallaron. Fatigatti era un hombre que no me falló en nin·
gún momento. Pues podía haber llamado a la Primera División,
cM el regimiento de Granaderos , y salir, ¿y qllé ibnn fI hacer , 1 11 1 En 19.54 los obreros argentinos alcanzaron la mayor
I ~ 111 11 "'acnt 1na en lo que se refiere '" participación de la
'
, I \(I,H, d r, lt It',o'd. a la dlstnbuClón del ingreso nacional:
11 ... ('onlrn ('RO? P~r() t'rn mili , .. " 1'111110 n 1.. ,h' II1 ~N I!"
bajada de Paraguay y de allí a la 'casa del "embajador, sin lle-
varme nada más que la ropa. Salí vestido de civil y después
unos muchachos me llevaron lo que necesitaba a la cañonera
paraguaya. El embajador me dijo: «Aquí no estamos seguros
porque tengo poca gente para pelear. Así que vamos a la caño-
nera.» y nos fuimos a la cañonera. Allí estuve ocho días.
235
Estando yo en el Paraguay me di cuenta de que desde la En Paraguay recibió noticias de que todo cuanto había dejado
Argentina los bloqueaban, los cerraban, sobre todo a Stroess- Evita en su testamento fue expoliado. Y que hasta su tumba había
ner, a quien se negaron los argentinos a mandar nafta y trigo. sido profanada.
Mi vida se hacía imposible por la presión y las asechanzas que
procedían de la política argentina. Estaba ya en marcha el lla- Todo lo que Evita dejó a los pobres lo robaron. Con cuau
mado plan «Coy»." Yo dije entonces al ministro de Relaciones to ella dejó, se hizo una Fundación cuyo administrador eru
Exteriores de Asunción, hombre también excelente, Sánchez Nicoletti y un muchacho, Barbeli, el administrador adjunto.
Quel: «No quiero ser un obstáculo para ustedes, no quiero Era un capital bastante interesante, con una colección magní-
molestarles en nada. Estoy seguro de que la Argentina les va a fica de joyas. Tenía entre otras cosas un collar de diamantes y
bloquear y les va a hacer cuantas infamias pueda. Por lo tan- otro con rubíes. Eso se lo regalaron aquí en España: no sé si
to, yo me voy.» fue un francés o un español. Todo cuanto ella dejó eran rega-
los. Las joyas estuvieron depositadas en la Comisión de! Mo-
Sigue diciendo Perón que Stroessner, lo mismo que el ministro numento, en una vitrina. El inventario de todo lo hizo Richardi
de Relaciones Exteriores, rechazaron ·la hipótesis de su salida de y, como allí no tenían caja de cierre, lo pusieron en exposición.
Asunción. Después fue depositado en una caja fuerte que tenía yo en
Teodoro García, guardado en tres cofres grandes. Cuando ce
«Usted no se puede ir -me dijeron-o Aquí no está en jue- produjo la revolución, e! gobierno mandó llevar sopletes; rom-
go sólo eso. Nosotros comeremos mandioca, si es preciso, pero pieron la caja fuerte, sacaron todos los cofres y empezaron a
no podemos doblegarnos; está en juego la soberanía del Para- robar todo .
•
guay.» Entonces me quedé un poco más; me fui a Villa Rica y El cadáver de Evita permaneció en la Confederación de
estuve allí un mes, al cabo del cual dije a Stroessner: «Ya pasó Trabajo hasta la revolución, en que profanaron el sepulcro y
todo; yo me voy.» Logré convencer a Stroessner de la necesi- robaron el cadáver. Fueron unos militares con un tanque, echa-
dad, para bien de la noble nación paraguaya, de marcharme y, ron abajo la estatua de Evita que estaba en la Confederación,
un día, contraviniendo su propia voluntad, Stroessner me dijo: forzaron la entrada, entre varios jefes y oficiales: uno de ellos
«Bueno, muy bien, yo le vaya poner a su disposición un avión era Moorikoenig, jefe del Servicio de Información del Ejército.
para que se vaya», y en ese avión me fui de Asunción. Debo Todos eran bandidos. También los curas participaron en la
inmensa gratitud a la población paraguaya, que por todas par- profanación. Me han venido a decir a mí unos muchachos que
tes me recibía admirablemente. Un episodio inolvidable de mi los curas están diciendo que ellos salvaron el cadáver. Mentira.
vida fue el de mi cumpleaños, en el que, hombres y mujeres, Ellos profanaron lo mismo que los otros, porque si yo entro en
me cubrieron de flores las verjas de casa y me cantaron hasta una tumba de uniforme militar o de uniforme de cura, estoy
el amanecer: ¡parecía que se habían acabado las flores en profanando una tumba. Esta gente no dejó un solo delito de
Asunción! Podría contar millares de anécdotas. Un día llamé conciencia por cometer; hasta la profanación"
a un peluquero para que me cortase el pelo y, cuando quise De Asunción, en e! avión personal del presidente Stroess-
pagarle, me dijo: «Señor, el honor de haberle cortado e! pelo ner, hice el viaje a Río de .Janeiro acompañado por funciona-
vale para mí toda la plata del mundo.» Cosas como ésta me rios de la mayor confianza del presidente paraguayo. Aterriza-
ocurnan a diario. Si paseaba por las calles, allí donde iba los mos en el aeropuerto militar de Río de J aneiro y llegamos muy
paraguayos me rodeaban haciendo corro y parecían más pero- tarde en la noche cerrada. Estaba yo durmiendo, con aquel
nistas que los de la Argentina. calor' terrible que hace en el Brasil, casi desnudo, y a eso de la
r) una de la madrugada se me presentó el jefe de la guarnición
aérea de Río de Janeirp, que quería llevarme a dormir a un
23 . ..El plan .Coy. consistía en onvlfl l' (11 Pnrnlluoy hfIlHI ,," tll' Inrormf\dor08 y de
gente armada (los llamad os ."nl'lI ntt.), '!lYU jh\~ I~1I111 IIlInl j'\ 1j\ " 1I1·I( IIIIU' 01 IlH' 1f1 24, Nula.h 1" rednctclI'es: Hny aquí un as pnlnbras ininlc1i gibl(' ~ en la Rruba
dente expnld.ulo. En VIII" ItI,,, '" .I¡oIll\'1I Il IUI IUIIIIII IIIUI .,1111111 II~ Un. y "n (' Ión It~ l., Ilnln , 11 ¡".. lllU' Hól 0 "t' t'ntlnak le) IIIM u ll'III (~: • t'MO r!ll l o ntllut1tl
vio quo . ..\111411 dOfullIrnl ,11It1 Ilul In rllll.'M r.,11I 11'1 'u. tI,h," IIII~ 1'11 M 1I IU In I h1llnd )111'111111 (rlllllhHm ,Id 11111111111'
chalet que me habían preparado. Yo le dije · sencillamente.: res dignos de su categoría. Esperaba que fuese un caballero
.Mucnas gracias, mi general (pues era un general de la Avia- por su condición de alemán, pero vi que no merecía ni siquie.
ción brasileña), se lo agradezco muchísimo; son ustedes muy ra ser alemán .. Yo le había regalado en la Argentina un cabaÍlo
amables; siento recibirle en calzoncillos, pero como vamos a y otras cosas. Antes de aterrizar en las Guayanas le había ,dij¡¡·
salir mañana muy temprano, yo prefiero quedarme aquí.o Me gido un telegrama, alAue tampoco contestó, y 'me dije f;que
costó mucho trabajo convencerle, porque yo no quena en modo sería todo lo príncipe alemán que se quisiera, pero que en
alguno que pensase que era una desatención. Dormí unas horas Alemania no figuraba' ni en la heráldica . ¿ Quién es él príncipe
y a la mañana siguiente muy temprano vino a verme el emba- . Bernardo? ¡ Un ¡nierda, como decimos nosotros!
jador del Paraguay en el Brasil, que me acuerdo perfectamente Seguí viaje a Venezuela. Era entonces presidente de aqueo
que fue luego ministro de Relaciones Exteriores, Raúl Sopena lla República Marcos Pérez Jiménez. Me esperaba en el aero·
Pastor, y con él Julio César Riego, secretario de la embajada puerto Pedro Estrada, que era el jefe de la Seguridad Nacio·
paraguaya en Río de Janeiro. Estuvieron conmigo un largo nal, el cual me dio una cordial bienvenida. Me llevaron al
rato, muy atentos. Salf, pues, de madrugada hasta San Salva- Hotel Tamanacony, todos me pedían que me ' quedase por·
dor, o sea hasta la capital de Bahía, y allí cargamos nafta y que en Panamá, a donde yo me dirigía, el calor era casi mortí·
continuamos el viaje a la mañana siguiente hasta Amapá, que fero. Pero yo estaba invitado por el presidente de Nicaragua y,
está justo a la misma orilla del río Amazonas. Quisimos tomar aunque Pérez Jiméñez y el ministro del Interior, que era Va·
nafta de nuevo, pero no había y tuvimos que esperar veinticua- llenilla, y Laureano Lanz, otra gran persona, insistían en que
tro horas antes de proseguir viaje hasta las Guayanas Holan- me quedase. Nos pusimos a conversar:
desas. '~. -Mira -le dije-. Yo soy un hombre de palabra. Y le he
prometido a mi amigo Tacho Somoza (el presidente de Nicara·
(La nación brasileña pasaba a la sazón por un período polftico gua) que iba a ir a verle a Managua, devolviéndole la visita que
muy complicado. Al frente de ella había dos presidentes, Carlos Luz él me había hecho a Buenos Aires.
y Joao Café Filho, cuya legitimidad era discutida por algunos parti- Estando yo en Asunción me había enviaao un telegrama
dos polfticos. Eran los días precursores a la subida al poder del
doctor Juscelino Kubitschek. No parece sorprendente que, en época
con un abrazo ae
hermano, «que se lo quiero dar como exilia·
do y sepa usted que mientras yo tenga dos porotos, para co·
de transición ordenada, el general Perón no fuese objeto de aten- mer, uno será suyo»." En realidad, en Caracas no estuve entono
ciones oficiales, pero hay que tener en cuenta también que su régi- ces más que un día, y no vi a Pérez Jiménez. Volamos hasia
men no fue particularmente aprecíado por los brasileños y que, si Panamá pensando que nos iríamos al día siguiente a Nicara·
no tirantes, tampoco eran muy cordiales las relaciones entre Brasil gua. En Panamá tenía yo muchos amigos, y todos me estab'án
y la Argentina.) esperando en el aeropuerto, tres ministros entre ellos. Luego
y a propósito de su breve estancia en las Guayanas Holandesas, fue a visitarme al hotel el ministro de Hacienda, que había
hace Perón observaciQnes dignas' de ser reproducidas. estado en Buenos Aires. Se había propagado el infundio de
que yo tenía 700 millones de dólares y pensaban que poddan
Aquélla era muy buena gente -dice-; nos trataron muy sacarme ciento o doscientos. Es un país que no me gusta: vive
bien, especialmente los negros, es decir, los que no eran holan- de la prostitución, del juego y de los marineros que allí van a
deses. Todos los morochos que había allí eran peronistas, pero emborracha,rse. Todos los panameños repetían: «¡No se le cit'iJ.:
los holandeses eran híbridos, como todos los holandeses. Allf rra ir a Nicaragua!» El ministro de Hacienda me aseguraba
estaba en aquel momento el prÍncipe Bernardo, a quien man- que los curas de Nicaragua le habían planteado a Tacho So·
dé un saludo, diciéiidole que me gustaría verle. Ni siquiera me
contestó, con lo cual dejó bien sentado que era un pnncipe 2', Amigos, historiadores y periodistas Que han aludido a los años del desti e·
II CI de Perón, aseguran que éste estuvo en Managua con su amigo Tacho Somoza,
«\;on-suerte-, más que «con-sorteo. Pues este hombre tenía " 111M por lo men~s y que, pese a la gran . ami stad que unía a los dos goberna nt es ,
obligaciones conmigo. Cuando fue a la Argentina, representan- I lIuncló el argentino a permanecer en Nicaragua por la sencilla razón de q lll' J'O
11111,.11 1 tIllÓ 8U presencio a llí fom enta se disturbios, perjudicase al presidente SorilOza
do los intereses ti la Phlllp , y<l 1 tratt\ on todo. lo. hono- " r ll Il IMC'I It lo nacl6n nrMon tina,
lA 1'1
moza, el presidente, una cuestión como' de protesta por(¡ue yo.- mismos americanos me decían que era una infamia y los turis-
iba a Nicaragua. Tacho, el presidente, contestó con un decreto tas se deshacían en cumplidos. Había muchos griegos con unos
prohibiendo que se hablase de mí, porque él era, muy amigo negocios llamados cantinas, cantinas de mujeres, alcohol y jue-
mío, pero viendo que yo iba a producir trastornos a su gestión, go: industrias panameñas. Luego me visitaron unos marinos
y como el presidente Arnulfo Arias, de Panamá, que también que ~enían de Buenos Aires y que tenían la intención de aten-
creía que yo era dueño de 700 millones de dólares, me llamó tar contra mi vida, pero como yo era amigo de todos los negri-
para que me quedara, decidí blandamente quedarme y mandar tos, de la Policía y de la Guardia Civil, ellos, mis amigos, se
a Somoza un )elegrama diciéndole' que no quería producirle encargaron de detenerlos, desnudarlos, registrarlos, meterlos
trastornos con mi visita. en un avión y cargarlos a la Argentina. Ya, cuando vivía yo en
el Hotel Washington, un teniente Arias y otro individuo se
Perón asegura que su colaborador Renner juntó en Buenos Aires presentaron en Colón con el mismo cariñoso propósito de cor-
todo el dinero que tenía y se lo mandó al barco, antes del viaje en tarme la vida, pero en un hotel era difícil matarme, y renun·
avión al Paraguay; ese dinero era 1 800000 pesos, que los cambió en ciaron.
dólares y que hicieron 50000 dólares, al cambio de entonces.
Así pues, en Panamá se quedó Perón y, como no le gustaba el En este Hotel Washington de Ciudad Colón conoció el ex pre-
trato con los políticos del país ni tampoco las querellas que suscita- Idente a Isabelita o María Estela Martínez, que pertenecía a un
ba la presidencia de Arnulfo Arias, fuese a vivir a Colón, en el At- rupo folklórico financiado por la «Fundación Eva Perón». La revo-
lántico, y allí se instaló en el hotel americano «Washington». Un Itlción argentina del 16 de setiembre de 1955 sorprendió a este grupo
hotel que, por cierto, había si~Q construido en 1914 por el famoso de artistas en Guatemala. No hay noticias de que Isabelita actuara
Teodoro Roosevelt. Dice Perón que la gente era muy buena con él, 011 salas de fiestas' de Panamá, pero es muy cierto que, al cabo de
la gente del pueblo. linos días de trato frecuente, dijo a Perón:
-General, ¿no necesita usted una secretaria?
Un negrito que llevaba una gorra colorada se me acercó en -Sí, creo que voy a necesitar una secretaria.
el aeropuerto y me dijo: «Los panameños, realmente paname- - Yo podría ayudarle incluso como camarera, además de secre-
Iltria.
ños, te damos la bienvenida, mi general. con este abrazo.» El
hotel era viejo, malo y standardizado a la americana, pero el - No tengo dinero.
paisaje era encantador: mar y palmeras. Aquellos días fueron - Trabajaría gratis.
para mí un gran descanso, una verdadera liberación, y allí es- Y así empezaron unas relaciones que concluirían con una boda
cribí un libro, La fuerza es, el derecho de las bestias. Un día se o l<:brada años más tarde en Madrid, en casa del doctor Vicente
me presentó el gerente del hotel y me dijo: «Señor, discúlpe- 11,)rez Tascón, bendecida por monseñor Eijo Garay, obispo de Ma-
me, tengo algo muy desagradable que · decirle, y es que el co- l. Id-Alcalá.
mandante general del Canal me ha mandado un funcionario Perón carecía angustiosamente de dinero y escribió a su amigo
para decirme que usted no puede seguir en el hotel porque éste ¡," ge Antonio, cuya aportación en el resurgimiento económico del
es un hotel americano. Vergüenza me da decírselo porque esto tfs encarece a menudo Perón, que estaba en una cárcel del sur de
es sencillamente una infamia con un cliente que paga y que • Argentina, quien le hizo llegar 70000 dólares, que eran el produc-
tiene derecho a vivir aquí.» «No se aflija -contesté-: si los o de la venta del libro de Evita La razón de mi vida. Prosigue el
americanos creen que no puedo estar aquí, me iré, aunque éste Perón:
es un hotel del gobierno.» Se presentó el alcalde de Panamá,
que era muy amigo mío y se llamaba Bazán, y me dijo que Cuando llegué a Panamá estaba allí el embajador Pascali,
aquello era soberanía de Panamá y que no dobía irme. IMe de la Rcpúhllll' Alw'nlinu, nombrado por mí -a quien en se-
vinieron con el cu nto d la so1wrnn(a e]¡o Po nOl 111\ I I'n'pllr~ mis 11\1ldo cll',IIIIIv' ."" ,V o' vi"" o vivir COl1lllÍ O a Ciudad Co-
IIIISlOs , alquilé ""11 , ' 1\ 1111 Y 1111' "",,11' 1111 lt' lo 111'1 hllll,l 1.11 11111 P IUBilo, 1111 Id", Vr tU ",,-!JI I1U' III1I1HI.') eh-dI' Rnllnrrn
"1 11
Arranz que qué hada yo en Panamá, que me fues~ a Venezue.
la. y como lo cierto es que en Panamá y~ no tenían interés por
mi, porque se habían dado cuenta que yo no tenía los setecien·
tos millones de dólares que me habían atribuido, arreglé todas
las cosás que tenía allí y me dije: -Bueno: me han invitado a
Carjlcas .• Y tomé el avión. Y me fui para allá.
11
Tengo que poner en evidencia estas tremendas aberracio- dejando a Isabelita en la embajada, con rumbo a Santo Do-
nes y a este cura comunista.,porque estoy convencido de que mingo.
hay muchos semejantes a éL La revolución venezolana se pre-
paró muy bien, no en 1958, sino en el mes de noviembre A su estancia en la República Dominicana dedica el general Pe-
de 1957. Empezaron a trabajar en ella cinco comunistas lle- rón una larga e interesantísima perorata -en la que incluye la des-
gados como periodistas unos y otros para un congreso médico. cripción de la muerte del presidente Trujillo- y que, por su im-
Trabajaron primero con los militares, pues en Venezuela lo portancia y extensión, exponemos por separado.
mismo que en la Argentina ' los elementos idiotas fueron los
militares; idiotas útiles. Se metió cizaña entre las tropas y se
hizo una prop,!ganda continua contra Pérez Jiménez. Al prin-
cipio del mes de enero del 58 se sublevó la Marina, lo mismo
que en la Argentina. Se sublevó contra un ministro y luego
contra otro. Es decir, no contra Pérez Jiménez (según afirma-
ban ellos), sino contra los hombres que le rodeaban. Emplea-
ron la misma técnica que en la Argentina. Pérez Jiménez go-
zaba también de popularidad, contaba con gente que le apoya-
ba. Así fue como le obligaron a deshacerse de los hombres que
eran puntales de su gobierno, como Pedro Estrada. El primero
de enero del 58 salieron,Ios militares a la calle y dispararon, y
esto bastó para que el pueblo pensase que los militares esta-
ban entregados a la revolución, una revolución que no era po-
pular. Los comunistas que la habían preparado se dispersaron
por los cerros de Caracas, ciudad que está construida en el
centro de un valle, y los cerros que la rodean, habitados por
familias, en casas de madera y de latas, familias que no traba-
jan y que se entregan a la mala vida. Los comunistas prome-
tieron a esta población nada menos que la entrega de Caracas
y sus riquezas. La revolución debería estallar a fin de enero y
los habitantes de los cerros tendrían quince días libres para
saquear palacios, casas, tiendas, oficinas. El 21 de enero estalló
la segunda revolución; estaba mejor preparada. A los revolu-
cionarios de los cerros se sumó el pueblo de las calles de Ca-
racas. Los militares habían formado una Junta y pretendían
hacerse dueños de la revolución, pero las masas acudieron a la
Casa de Gobierno y, al grito de «Nos han robado la revolución
del pueblo», amedrentaron a los militares, que se retiraron y
dieron paso a un gobierno de hombres civiles con predominio
de los comunistas., Tal fue la revolución de Venezuela. El día 25
de enero huía dér país Marcos Pérez Jiménez. Yo seguí los
acontecimientos desde la embajada dominicana, adonde fui in-
vitado por el embajador. ".Las cosas se estnn ponit'ndo muy
difíciles, véngase con nOR()II'()~, qw' Hfluí f' I ill U 11I¡'1''i "RUfO , .
Y HU' l('flll'lI\ urlf. IHI tll 'jIlI' 1111111' .dll f'lI 1111 JlVlflll , lIl" y
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XXII. Exilio dominicano
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1'.
de los Jefes de Estado Dominicanos, Restaurador de la Independen-
cia Financiera, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Padre
de la Nueva Patria, Leal y Noble Campeón de la Paz Mundial, Máxi-
mo Protector de la Clase Trabajadora Dominicana y Principal Pro-
tector de la Cultura Dominicana.
Se cuentan fabulosas historias de dilapidación y de negocios fra-
guados dentro y fuera del país por deudos y privados del dictador.
Su hijo Ramfis (Rafael Leónidas Trujillo Martínez) llevaba por el
mundo una vida de antiguo nabab y se dice que sus más modestos
obsequios a las artistas de Hollywood consistían en coches Merce-
des-Benz y Chrysler. Cuando fue asesinado en Nueva York el es-
pañol Galíndez, en el año 1957, por supuesta conspiración contra el
gobierno de Trujillo, se dice que se invirtieron seis millones de
dólares en el empeño exclusivo de atenuar 'las consecuencias que el
asunto pudiera tener en las relaciones entre Washington y Ciudad
Trujillo. La prensa norteamericana, que le combatía con toda clase
de armas dialécticas, unas ciertas y de naturaleza política o ideoló-
gica, y otras inspiradas en el deseo de desprestigiarle, calculaba que
su fortuna personal dentro de la República Dominicana y en el ex-
terior alcanzaba verosímilmente un.a cifra de quinientos millones de
,... dólares.
La Era Trujillo, o sea, los 31 años que duró la dictadura de la
República Dominicana, concluyó en ' 1961 con un asesinato espec-
257
•i tacular, cuidadosamente preparad~ por diversas personas":conocidas dose por esas fechas la famosa operación contra Cuba en la Bahía
~n aquella república y algunas de ellas amigas y aun parientes del de los Cochinos, la CIA quiso equilibrar la operación contra Castro
~ dictador. Fue un complot muy vasto y hasta se ha llegado a decir arrancando, al mi.mo tiempo, a Trujillo de su arnés: La CIA estaba
que en él intervinieron agentes de la CIA norteamericana. La exten- tan interesada en la derrota de Fidel Castro como el Departamento
sa bibliografía de Trujillo cita los nombres del general Antonio lm- de Estado en el derrumbamiento de Trujillo, y es posible que hu-
bert Barrera, Adolfo Estrella, Amado García Guerrero, Antonio de biese un acuerdo entre los. dos departamentos para desmontar al
la Maza, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pasto risa, Huáscar Tejeda, dictador de derechas' priinero y luego al dictador de las izquierdas.
Modesto Díaz, general Juan Tomás Díaz, Luis Amiama Tió, general La operación frust¡;ada de la Bahía de los Cochinos se realizó un
René Román Fernández (que era secretario de Estado de las Fuer- mes antes del asesinato de Trujillo.
zas Armadas), casado con Mirella García Trujillo, sobrina del pre- La noche del 30 de mayo de 1961 y el escenario de la autopista,
sidente, etc. En una ruta bordeando el mar y no muy lejos de la que hoy se llama del 30 de Mayo, en los alrededores de Ciudad Tru-
capital de la República Dominicana, yendo en un coche Chevrolet, jillo, camino de San Cristóbal, serán por muchos años dramáticos
el general TrujilIo, con la sola compañía de su chófer, fue asesinado y misteriosos para los historiadores del Caribe.
por disparos que procedían de distintas direcciones. Parece que De El general Trujillo descendía de una familia humilde y honesta
la Maza y García Guerrero, armados de metralleta, acertaron a he- del pueblo de San Cristóbal y había nacido en 1891. Ascendierido de
rir a Trujillo, el cual, según el relato de Robert D. Crassweller, soldado a general. se adueñó de todos los mandos del poder. De su
I I autor de la más completa y minuciosa biografía publicada hasta voluntad pendían hombres y haciendas.
ahora de ese personaje, gritó a su chófer: Juan Domingo Perón, que le debía grandes favores en su exilio
-Para, que estoy heridp. Saca las metralletas. Tenemos que lu- dominicano, fue siempre fiel a la gratitud debida. Y es probable-
char. . mente esta gratitud la que le mueve, más que a no escatimar, a de-
El chófer gritó que era mejor volver al palacio presidencial, por- rrochar elogios a favor de tan discutida figura.
que los atacantes. eran muchos y los tiros venían de todas partes.
A pesar de todo, Trujillo sacó su revólver y saltó a la carretera, He vivido mucho tiempo a su lado y he visto cómo se bur-
mientras su chófer disparaba la metralleta. 1mbert, De la Maza y laba de los muchos aduladores que le rodeaban y que llegaban
García Guerrero remataron al general Trujillo, que se desangraba incluso a decir que era un enviado de Dios. Una vez me dijo lo
por la espalda y el pecho. siguiente: «No puede evitarse. Los aduladores que me rodean
Era en verdad un racimo muy heterogéneo de hombres, impul- no son el pueblo, son unos sinvergüenzas que se aprovechan
sados cada uno de ellos por móviles diferentes. El general Juan del poder.» Trujillo no tenía guardianes. No había centinelas
Tomás Díaz había sido, de repente y sin motivos justificados, expul- en la puerta de su palacio.
sado del ejército en 1960. La característica acusada de Rafael Truji-
110 era deshacerse sin dar explicaciones y de un modo súbito de sus y cuenta como sigue su entrada en Santo Domingo, procedente
colaboradores. Otro hombre del grupo criminal era el citado gene- de Caracas:
ral José René Román Fernández, secretario de las Fuerzas Armadas,
ávido de poder y de fortuna. El más activo de sus colaboradores, Respiré cuando llegué a Ciudad TrujilIo porque me sentí
Antonio de la Maza, queria vengarse de su hermano m,uerto y acu- en tierra amiga. Había pasado una triste odisea en Venezuela,
saba a Trujillo de haberle asesinado. El teniente Amado García Gue- juntamente con lsabelita. (Es de advertir que en las cintas
rrero, que pertenecía a la guardia personal de Trujillo, parecía un magnetofónicas tomadas en su residencia madrileña el general
fanático que aspiraba únicamente a liberar a su pueblo de las garras Perón sigue llamando a doña María Estela Martínez con el nom-
tiránicas. Había uná ' docena más de dominicanos implicados en la bre que utilizaba en Panamá: lsabelita.) lsabelita, cuando la
conspiración. Todos ellos murieron, exceptuando a Luis Amiama revolución venezolana, se había refugiado conmigo en la em-
Tió y Antonio 1mbert. ¿ Qué papel jugó la polftica americana en este bajadu cllJlllllli< 1111,'. Y cuando salió pesaba 39 kilos. Las guerri-
tenebroso asunto? r. rorl\ In COilldd"lIdll ,h· tocio In hlstorlndorcH 11,,, '1VIlhnlllll""" II",llIlrlln ~ I s extranjeros, pues en Venc-
('11 nrll 111 " 1" ('lA . y 111 1"1'111"111'111 III~ 1'11110 '''Ir r '1"" , 1"1'1""'11" 1111,1, IlItl I I I I 1.. 1.1, 10111, I ,-110 porqlO" "JI" r\tl" lo ,
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que trabajaban y ganaban dinero. Los negritos los asalta.ban y llevar a los cerdos a vivir a mi casa.» «A mí me pasa lo mismo que
y robaban. Mataron portugueses, de los que había gran núme- le pasaba a Agustín de Foxá», comenta Juan Domingo Perón.
ro, y españoles e italianos. Jugaban al fútbol con las cabezas de
los italianos y asaltaban comercios y negocios de todas clases. Entonces, como digo, me fui a ver a Trujillo, el cual se echó
Cuando yo llegué a Santo Domingo me había preparado aloja- a reír a carcajadas cuando le dije que no podía soportar la
miento y estaba esperándome el ayudante del generalísimo compañía de los gringos en el Hotel J aragua y que quería
Trujillo con otra gente muy bondadosa. Isabelita se quedó en estar con dominicanos. En seguida me trasladó a un hotel del
Caracas. gobierno que se llamaba Hotel Pax, donde vivían los funcio-
narios, y allí estuve un año. Me cansé y fui de nuevo a ver al
La cinta magnetofónica que reproduce estas palabras registra jefe. «Mire, jefe -le dije-, voy a alquilar {¡na casita para
una interrupción de doña María Estela Martínez, cuya voz clara vivir en las afueras», y él me ofreció una quinta a orilla del
exclama: mar, una quinta maravillosa, donde viví como en el paraíso
.Yo no salí de Caracas porque no nos dejaron marchar juntos. terrenal. Por la mañana paseaba entre palmeras con Isabelita
A mí no me dieron permiso. Existía todo un plan para asesinar al y llegábamos hasta el mar. i Era una maravilla!
general. Apenas estalló la revolución venezolana, sus jefes enviaron
aviones 'a Buenos Aires para recoger a los «gorilas», y los trajeron a Hay testimonios, que en modo alguno proceden del campo pero-
Caracas. Su propósito era embarcamos a los dos con destino des- nista y que, por lo tanto, no son interesados, que aseguran, con gran
conocido. El embajador dijo ,9ue él ~o consentía que se marchase número de pormenores, la pobreza con que el general Perón se vio
solo el general Perón y que él , embarcaría también porque presu- obligado a vivir en el exilio de Centroamérica. Carecía de dinero. El
mía que algo grave iba a pasarle. J:.sta es la razón de que no me general Trujillo le. ayudó a salir de estos apuros entregándole 25000
dólares .
dejaran a mí salir de la embajada .•
Era Rafael Trujillo persona muy pagada de la ostentación y brillo
externos. Sus uniformes se contaban por millares, lo mismo que
El embajador -sigue hablando Perón- llevaba un revólver sus trajes, sus camisas, sus batas, sus zapatos. Allí donde él estaba,
y yo una pistola ametralladora y estábamos dispuestos a hacer el olfato advertía su presencia, aunque hubiese muchas damas, por-
frente a los pilotos si ellos nos agredían. No hubo necesidad que Trujillo era excesivamente aficionado a los perfumes.
porque nos dejaron en Santo Domingo e incluso se portaron El general Perón admiraba también estas debilidades del Bene-
muy bien conmigo., Yo les invité a cenar en el hotel y luego re- factor de la Patria, aunque es bien notorio que Perón no era aficio-
gresaron ellos a Venezuela. No eran revolucionarios, sino pa- nado a ponerse chaqué y uniforme, y de ello se jactaba. Decía de
triotas, y estaban consternados por los estallidos revoluciona- Trujillo a este propósito:
rios en su país. En Santo Domingo me alojé en el Hotel Jara- •
gua, que era demasiado lujoso para mí y estaba lleno de ame- Siempre le vi admirablemente vestido, y sus ademanes eran
ricanos, y como los americanos me producen alergia y además también pulcros y correctos. Si iba de uniforme, nadie llevaba
no tenía dinero, me fui a ver a Trujillo apenas llegó Isabelita mejor el uniforme, y me decía, por ejemplo: «Ya sé que al-
a Santo Domingo. gunos me llaman la "tita" porque me visto mucho de unifor-
me, me pongo condecoraciones y, si voy de paisano, llevo tra-
A propósito de la inquina que el general Perón tenía hacia los jes impecables. Pero si hago tanto uso de mis uniformes es
americanos cuenta, en un inciso, una anécdota que dice que le ocu- porque sóy el jefe del Ejército y quiero que los oficiales de
rrió con el poeta español Agustín de Foxá, el cual se quejaba tam- aquí. que son más bien dejados y abandonados, me imiten y
bién de la invasión de americanos. Perón dijo a Foxá: «Comprendo vayan correctamente vestidos. Me gustarla andar por la casa
que no le gusten los americanos, pero supongo que le gustan a usted y por In en 11 R con un pantalón y una camisa colgando como
los dólares Ifr /(H (I//I('ríl'lItlll.'.' AfllI 1111 ti,· Foxl'l responrlló : .Sí, un "a'"" IIlr" Idu mós cómodo. En este calor tropical para
.. frrtlvAlIlI'n'r, 111'111 ,,,,"IMI IIlr Itll 'n rI Inllll'lII y 1111 1'''' ,. 11 voy, mi 1111 V I t.,'r,,, '" ,IOdo ponerme todas las condecorado-
(11
nes sobre mi uniforme, pero yo soy el 'generaf:y tengo que El general argentino afirma que Trujillo era hombre muy rico y
dar ejemplo a mis oficiales y soldados y, cuando el general que tenía grandes propiedades, propiedades que él compró como
anda mal vestido, los soldados y los oficiales van hechos unos tierras incultas y abandonadas y en ellas hizo grandes plantaciones .
zarrapastrosos.» • Cuando se hizo cargo del país. Santo Domingo no producía un solo
gramo de azúcar y ahora -afirma Perón- es la tercera nación pro-
. y comenta Perón: ductora de azúcar, con tres millones de toneladas anuales. Fue Tru-
Jillo quien hizo esos ingenios y, o los financió él mismo, o trajo
Es un buen concepto de la disciplina, no hay duda. Las compañías financieras . En esos ingenios trabajaban millares de
maledicencias en torno a Trujillo nacieron en la SIP (Sociedad .Iominicanos con sueldos excelentes o por lo menos con unos suel-
Interamericana de Prensa). Todos acudían a sacarle dinero, dos que les bastaban para vivir.»
porque, eso sí, Trujillo tenía mucho dinc:ro, y como no se . 10
daba, se vengaban difundiendo calummas. El que orgam~ó Cuando se hizo cargo del gobierno el presupuesto de Santo
por todas partes la campaña contra Trujillo fue Jules DubOlS, Domingo era de diez millones de dólares y ahora pasa de los
y a mí me dijo las razones. «Aunque digan lo que digan d~ mi doscientos cincuenta millones . Trujillo pagó las deudas exter-
-decía Trujillo-, siempre seré inflexible con ellos. No qUIero nas . Hasta las aduanas estaban hipotecadas a los americanos.
comprar mi propaganda a unos bandidos que viven de eso .• Consiguió que los americanos se marchasen y en el día de hoy
Santo Domingo es una nación soberana, de economía saneada,
y relata Perón: con un comercio próspero y una moneda a la par del dólar.
'.
Yo, muchas ve~es, hablando con Trujillo, le decía que su
país necesitaba obras sociales, lo mismo que todos .I.os paí~es
Acerca de las .relaciones de Trujillo con los Estados Unidos, el
HI'neral Perón dice que siendo Trujillo el jefe anticomunista del
de América, y él me contestó algo muy sabio. Me dlJo : .M,re , ilribe, en lugar de agradecérselo con su apoyo, estimulaban la rebe-
usted Perón la obra social que usted realizó en su país lIón e incluso lograron expulsarle de la Organización de los Estados
pued~ hacer;e en Santo Domingo porque la República Argel,- Irtericanos y retirarle los embajadores. .
tina es muy diferente. En la Argentina la población es blanca En 1947, estando yo en el gobierno de Argentina, se preparó
procede de países europeos, mientras que en Santo una invasión de Cayo Confite, en Santo Domingo, contra Tru-
el 80 por ciento es 'negro, y al negro no puede ayudársele
jillo, y Trujillo resistió y salió victorioso. Esa organización de
una obra social porque la destruye, la descompone en Se!¡tll'"lil,
los Estados Unidos, que votó contra Trujillo, no aplicó sancio-
La Argentiná es un país bastante evolucionado, donde las
nes contra Cuba. Eran los tiempos de Foster Dulles. Trujillo
tituciones para el bienestar social pueden funcionar norrr,al·
fue el fundador de la Liga del Caribe, y cuando esta Liga ad-
mente. En Santo Domingo hay que hacer algo así como
quirió armas y fuerza , cayó en poder de los comunistas porque
justicia social, paternal. yeso es lo que yo hago. Yo he cn~adlO
Betancourt era procomunista, lo mismo que Rómulo Gallegos.
mis fundaciones. Doy trabajo y hago trabajar a la gente.
lo tierras. He comprobado que esto último no vale en Pcrón alude también a las murmuraciones en torno a Ramfis.
Domingo porque las tierras que yo regalo los negros las ve:nd,~~
al cabo de un año.» Me' preguntó Trujillo un día si yo no,tal~1 Era un muchacho joven y muy rico, a quien adoraba su
bienestar en la vida de Santo Domingo y le contesté atim,ativI padre, y como su padre se había hecho a sí mismo trabajando
mente. «Pues ese bienestar -me dijo- es el único que y poseía una gran fortuna y era muy generoso con el chico,
tras podemo~ dar y es conforme con las condiciones '''IP'''''''''' ¿qué tiene de particular que en esas condiciones privilegiadas
de la población que nosotros tenemos. ' Cosa que yo el muchacho regale un automóvil a una artista de cinemató-
muy sabia, comenta Perón. r,rafo ? Ramfis era muy leal a su padre y tenía las mismas opi-
Ili ones políti cas. Una de las veces que estuvo en Estados Uni-
dos ,' 11 vl .If, · 11. Id" Y vuelt a, le preguntaron : «¿Qué impresión
tiene usted de ese país?» Y él dij;:': «La peor de todas las im- en condiciones»; ese René Román dijo a Trujillo: «Sí, jefe
presiones.» Lo mismo podría decir del otro hijo, Radamés, (porque le. llamaban jefe); tengo una deuda de 300000 dóla-
cuyo talento y discreción eran superiores a su edad. No tuvo res»; ese René Román, a quien Trujillo pagó sus deudas para
juventud ni niñez. Fue un hombre desde chico. Llegó a general que pudiera ser ministro; ese malvado (Perón emplea otra ex-
a los 30 años y cumplió tan bien como si tuviese 60. presión muy dura que concernía a la madre del interesado),
ése es el que hi~o la revolución y tramó el asesinato de 'rruji-
No opinaba lo mismo del famoso Porfirio Rubirosa, a quien re- 110 .. Nosotros los hombres públicos conocemos a los traidores
prochaba un poco de frivolidad en la conducta. "Pero cuando estuvo .y .tenemos que soportarlos. Los que mataron a Trujillo eran
de ministro en la Argentina, Rubirosa se portó muy bien. Actuó hombres que habían comido con él, que le debían todo lo que
como hubiera actuado un embajador y era leal a su suegro.» Porfi- eran y que se habían rastreado a los pies de Trujillo como cu-
rio Rubirosa fue el. perfecto play-boy millonario y derrochador de lebras. Murió heroicamente. Andaba siempre solo y su chófer
Europa y América . Su iniciación en la vida fue dura y modesta y le advirtió: ' <?Jefe, voy a dar marcha atrás porque son muchos»,
subió paso a paso hasta que contrajo matrimonio con una hija de y él contestó: «No, señor, usted se para y vamos a pelear.»
la primera mujer de Trujillo, Flor de Oro Trujillo Ledesma, matri- El chófer era un capitán que le acompañaba siempre, pero no
monio que duró poco tiempo, pero que no fue obstáculo para que chófer. Era un capitán de toda su confianza. Tanto este capi.
prosiguiera brillantemente su carrera de hombre de negocios. Había tán como Trujillo (que estaba herido ya) abrieron fuego contra
sido en 1932, con el grado de teniente, uno de los ayudantes de Tru- los asaltantes y la prueba de su comportamiento heroico es
jillo, en los años primeros del poder absoluto. Se le conocía univer- que casi todos los conspiradores quedaron heridos. Luego,
salmente por su agudeza',de ingenio, su astucia, su buena suerte, su cuando vieron que Trujillo estaba bien muerto, le destrozaron
desmedida afición al gran mundo, a la gran cocina, al exceso de bebi- .la cabeza a ~ulatazos y se lo llevaron en un automóvil para de-
da, a las mujeres más hermosas y populares. jarlo en la puerta de su casa. Se había pensado 'que ésta seria
Parece incuestionable que el general Perón, movido por la gra- la señal para el levantamiento ideado por el ministro del Ejir-
titud y también por afinidades políticas, se insertó en seguida en el cito. El cuerpo de Trujillo era la evidencia necesaria para que
coro de incondicionales admiradores que Rafael Leónidas Trujillo René Román se adueñase del poder. Pero le salió mal la jugada
tenía en su país. Las opiniones de Perón cobran un cierto aire polé- porque fue detenido y también murió.
mico, como de abogado defensor, cuando se refiere a Trujillo. Balaguer, que era el presidente de la R~pública, tuvo desde
el primer momento una actitud muy firme. 'Los americanos, que
Que nadie hable de campos de trabajo -dice en otra tanto lo critican, no pueden exhibir un hombre de su catego-
magnetofónica-o Es una mentira. Trujillo era un hombre ría. Ramfis residía en Suiza, porque su salud necesitaba cuida.
no. A aquellos hombres que invadieron Cayo Confites el año dos, y en el momento del atentado pasaba unos días en Bélgica.
ya se sabe que los perdonó. Perdonó a todos y los dejó Se trasladó en seguida a París, donde fletó un «Jet» de la Air
Santo Domingo. Muchos de ellos son actualmente fu:ncilonlar:iol France y, junto con Porfirio Rubirosa, al día ,siguiente aterri.
públicos. Le habían atacado, le querían destruir, pero el zó en Santo Domingo, se encargó del mando de las fuerzas e
fecto de Trujillo era su excesiva bondad y a todos perdonó. impuso su autoridad sobre todas aquellas infamias.
la cárcel no había más que reos de delito común, pero no
sos políticos. Yo he vivido en Santo Domingo junto a Uno de los coautores de este libro, el señor Stanley Ross, estuvo
y, si hay alguna persona que le conozca, soy yo. Comíamos , 'nte en una conversación íntima entre el ex subsecretario de Es-
tos una vez por semana y hablábamos horas enteras. Le conozC4 1.. de los Estados Unidos, señor Spruille Braden (de quien tanto
a fondo. Era ~n hombre paternal. Todo el mundo le tnlic:í orl. /O" hablado en capitulas anteriores con motivo de su presencia en
bao Ese José René Román Fernández, general hecho por II¡¡S Aires como embajador de Estados Unidos), y el entonces
llo, casado con una sobrina de Trujillo. ru nombrnclo mlnlst III"do ex pr(',lrI"III(' dI' In República Dominicana, doctor Bala-
del Ej,lrt"ilo, y '1'11,1111" 1,· ""'1-(111116 (·(011111 ","Inlon rll' '1111 .... 0 Y " llllllt!n 110 ,oI'III'I'~"III .. «/ lls cierto que la CrA tuvo que ver
"'II{" 1,,"lIdll , """"1"" 1111 1IIIt,I IIf' 11, lO,· '1"" Irllrl ." , I "s(' 1""1" ,1, 1"1/111.. tI"IIIK'"" "IIIII<"IÓ: .SI, In TA sUlIli-
',.
nistró las armas para el asesinato a través de un ' agente\ le ellos
que era dueño de un supermercado llamado "Wimpy". Los asesinos
no necesitaban armas porque eran militares, pero querían tener una
prueba de que la CIA estaba de acuerdo con el asesinato y que los
Estados Unidos iban a reconocer al gobierno que naciera del golpe.
También habían dado órdenes en el aeropuerto de Nueva York
para que detuvieran a Ramfis Trujillo cuando llegara de Europa,
prohibiéndole seguir viaje a la República Dominicana. Ramfis frus-
tró ese complot fletando el 'avión en París, como hemos dicho, para
ir directamente a Santo Domingo.»
A juicio de Perón, Fidel Castro no intervino en el crimen; en
aquellos momentos las relaciones de Trujillo con Fidel Castro pare-
cían normalizadas. A quien. achaca textualmente la responsabilidad
del crimen es a Betancourt y a los Estados Unidos.
En Ciudad Trujillo era a la sazón embajador de España don XXIII. Exilio español
Manuel Valdé~ Larrañaga, y él fue quien personalmente acudió a
recibir a Perón cuando llegó de Caracas, y le ofreció asilo en su em-
bajada. Si no lo aceptó el ex presidente de la Argentina, ello fue
debido a que ya tenía una ' invitación personal de Trujillo. Y tam- «Esta casa de Puerta de Hierro la financió una
bién fue el embajador ValdésLarrañaga quien, a petición de Perón, gauchada de amigos españoles» e Horario y
y antes del asesinato de Trujillo, arregló todos los trámites para distribución del día e Fracaso de la primera
que Perón viniese finalmente a residir en España. «operación retorno» e «Opinar sobre España
No terminaremos este capítulo sin dar conocimiento de un he- es como opinar sobre la madre de uno» e El
cho macabro, que creemos inédito. Como se dice más arriba, era el hallazgo del cadáver de Evita y su depósito
doctor Balaguer el presidente de la República Dominicana. Rafael en los desvanes del nuevo hogar e Visita ofi-
Leónidas Trujillo era algo más: dueño omnímodo del país y Benefac- cial de María Estela a España y regreso precio'
tor de la Patria. Al presidente de la República correspondió hacer la pitado: Perón se muere
oración fúnebre, que no fue, por cierto, una apología desmedida del
dictador, sino que hizb alusión a su modo peculiar de gobernar a
los dominicanos, algo arbitrariamente, pero ajustándose a la idio-
sincrasia de los ciudadanos. Al Palacio Nacional se trasladó el ataúd .
con los restos de Trujillo, que fueron embarcados en seguida en el
«Angelita », con rumbo a Europa y destino final el cementerio de El
Pardo, de Madrid. Hubo dos ataúdes. Las honras fúnebres religio-
sas se oficiaron alrededor de un ataúd que sólo contenía sacos de
arroz, en tanto que el ataúd con los restos de Trujillo era embarca-
do sin que el pueblo lo supiese. Sólo estaban enterados los deudos
y los personajes oficiales .
• •
Jorge Antonio a que continúe la lucha política, comprometíCíndole..
en el futuro. Éste acepta y Madrid se convertirá en el cuartel gene-
ral del peronismo en el destierro. La vida privada' de Perón trans-
curre en la casa de la Avenida del Doctor Arce. La política, en las
oficinas que Jorge Antonio posee en Castellana, 56, de la capital
española. Desde allí Perón mantendrá vivas sus relaciones con aque-
lla parte del país que no le olvida. Hasta que decide elegir como
lugar definitivo para su residencia en Madrid la calle Navalmanza-
no, situada en la «Colonia Puerta de Hierro».
En 1965, a los diez años de su caída, Perón concede el primer
gran reportaje de su exilio: precisamente al periodista argentino Es-
teban Peikovich, uno de los redactores de este libro. La larga entre-
vista se publica en un libro titulado Hola, Perón. De sus páginas
rescatamos, como cierre de estas memorias, algunas confesiones del
propio Perón sobre su vida madrileña. El hecho de haber avalado
el propio Perón esta obra de la que dijo: «Yo no debo juzgar un libro
que se escribe sobre mí, pero me gusta», y en la misma carta diri-
gida al autor -«Lo que más me place es la franca espontaneidad
que llena sus páginas. Una sín,esis brevísima de cuanto hemos char-
lado que no lo traiciona a usted· ni a mí»- otorga al testimonio una
validez comparable a aquellos que dictara al magnetófono y son el
cuerpo fundamental del presente libro. Por lo mismo, hemos consi-
derado idóneo incluir algunas citas de Perón referidas a su tiempo
español.
SE VENDE
Esta casa de Puerta de Hierro la financió una gauchada de
amigos españoles. Yo pagaba mi departamento muy caro. Me E'lTf ~OTH
dijeron: «Tenemos una inmobiliaria, usted puede hacer su , '
casa, vivir en ella, y al mismo tiempo no gastar dinero y reem- \ el ',,/ -AQUI.-
bolsarla con el tiempo.» El millón de pesetas que tenía lo de-
diqué a comprar la tierra y ellos me construyeron la casa. Esta
tierra ha subido cuatro veces el valor que tenía. La casa, lo
•
mismo. Por eso todo se financió bien. Yo había hecho muchas
casas para otros. Ésta era para mí y la planeé yo mismo. Hice
los cálculos, estudié el terreno -era un poco bajo- y después
conversé con el arquitecto, quien completó los planos. Se llama
«17 de Octubre» y tardaron seis meses en terminarla. Yo esta-
ba impaciente por verla lista y cada mañana a las ocho venía
aquí. Traía café callénte y coñac a los albañiles porque se le-
vantó en invierno y aquí los inviernos son muy crudos. Por ese
motivo me hice muy buenos amigos. Entre esta gente están
los pequeños QuiJoles que qut'tIQII N1 Il pona. ,,1.(' 1-111 10 I'i mi·
Cr()c )flrHl? H IIH I 11'11111 rlf' 11r"~n Illnulfll 'urlo )l01 .,1 (1Iul ('eH! ' JO más patética de las fotograf(as.
111
sigo vencer el calor de Madrid. El microclima de e'sta casa . , que sean perros. No contagiarles cosas de hombres; les hace
mis perros y estas rosas, son mi orgullo. Yo mismo seleccioné mal. A las 20,30 veo un poco de televisión. Mis programas fa-
los árboles. Quité cerca de setecientos que habían formado una voritos son «Los intocables», .Hombres del Oeste», «El Santo»
selva y con la ayuda de Lucas -un andaluz que es mi chófer, y «Notidiario». A las 21,30, la cena. Una hora después, a la
y a quien enseñé cómo se hace un asado- implantamos un cama. Leo de tres a cuatro horas por noche. Una vieja costum-
nuevo regadío. FumigÚé las orugas y ahora todas' las plantas bre. Quizá el momento más profundo de cada día mío, sea
crecen tranquilas ' y sanas. Después inicié otra operación: con- ése.
tra las hormigas españolas. También vencí. Les dimos con tutti.
Me gusta hablar así: yo me crié en lunfardo. La entrevista deja lo cotidiano, se interna mar adentro y Perón
confiesa:
Requerido para que cuente él mismo cómo es un día cualquiera
de los que vive en Madrid, con detalles precisos, y cronológicamen- Yo soy un hombre racionalista por temperamento y cos-
te, dice Perón: tumbres. A los 18 años mi padre me regaló dos libros. Fueron
las Cartas de Lord Chesterfield a su hijo Felipe y Varones ilus-
Me levanto a las 6,30. Duermo con las ventanas abiertas tres, de Plutarco, en la edición Garnier. Creo que son los dos
para que me despierte el sol. Es una costumbre que tengo libros que más me han influenciado. Yo era subteniente y, figú-
desde cuando era subteniente. Me aseo y afeito con máquina rese:' hay dos tipos de militares jóvenes. Los que se quedan
eléctrica. Desayuno: café con leche y dos tostadas. Salgo des- siempre en el Casino, jugando al billar, a las cartas, o charlan-
pués a caminar con m.i amigo don José Cresta -nos hemos do simplemente, y los que están inquietos por la vida y el
juntado dos viejos que 'necesitamos caminar- y durante dos mundo. ~ o era de estos últimos . .Estos dos libros me induje-
horas damos vueltas por el parque arregl:mdo una planta, Co, ron la necesidad de instruin'ne, de educarme intelectual y mo-
rriendo a las hormigas. A las nueve estoy en el escritorio del ralmente. El primero está escrito por un padre a un hijo natu-
primer piso. Contesto la correspondencia privada y leo todo ral, a quien educa a través del epistolario, que es único por las '
el material periodístico que recibo de la Argentina. A las once, enseñanzas que contiene. El otro es el cultivo de la personali-
una hora invariable de esgrima. Isabelita es una buena, for- dad, del espíritu. Plutarco no escribió historias, sino hombres.
midable alumna. Tiene fuertes piernas y saldrá de ella una Empieza, creo que con Ciro, y desfilan muchos grandes. Yo
esgrimista cabal. La he ido trabajando despacito. A las doce, tenía 18 años y era lógico: me sentía Aníbal, me sentía un gran-
otra vez al parque. No dejo un día sin visitar cada árbol. Lo de. De todos a quien siempre admiré más es a Alejandro. Para
converso un poco, ¿sabe? Un árbol es una cosa muy impor- mí es el más importante conductor y la conducción es un arte
tante. Vigilo las hormigas. Doy una vuelta por las rosas. ¿Usted especial. Un arte que en lo político trata de resolver una suce-
vio en algún lugar rosas más perfectas que las mías? Así, hasta sión de hechos concretos. Alejandro -que no en balde hab i -
las 13,30, en que almuerzo. Normalmente sopa y un plato. sido educado por Aristóteles-, a los 24 años ya estaba prepa-
Puede ser paella, bife de lomo, un poco de fruta y café «MonkÍ», rado para la grandeza. Con sólo 50000 atenienses vence a un
sin cafeín1!' Camino otro poquito, y siesta, que dura hasta millón de persas. No quería glorias pequeñas, glorias de fulle-
las 16. Después de esa hora casi todos los días me doy una ros. Una vez alguien le preguntó a dónde quería llegar ... ¿Sabe
vuelta por Madrid - cafés California, Manila- o por los qué respondió? «A no perder la esperanza.» ¿Se imagina? Esos
alrededores: Toledo es la ciudad donde mejor siento a España . libros han sido fundamentales para mí. Yo he sido presidente,
Vuelvo a las 19. Juego con los perritos, que me entretienen pero en el fondo soy más un maestro. A mí nunca me interesó
mucho. Canela tiene ya diez años, es el abuelo. Es un exl el gobierno administrativo. Eso lo dejé en manos del equipo
liado como yo y me ha seguido en lodas. Tinola, la mad,·,', correspondiente. Yo me dediqué a lo que consideraba princi-
tiene 6, y Puchi , la hiJn , 2. Son r. r nnd 's ami go s mfos. e:lI'" pal: el gobierno humano. Y para ello hay que ser un maestro.
la, por ejemplo, es atl!<' lIllmllll' III!' ,,11 1"'" o. AII'IIIIII HIl'i"1I Los pintores italianos me gustan más que los españoles.
N illl ltI n In I H' IIII 11111111 NI 1111'11\11 11111111111 ' (III V qlll ' d"lllllult4 Leonardo y Miguel Ángel, especialmente. No me gusta la defor-
" I
271
mación de El Greco. Soy enemigo de la deformación eIt todos ternacionales, se limitaron a contestar que era orden del pre-
sentidos. En los clásicos italianos la maravilla reside en la per~ sidente de la República, ya que en Brasil las leyes las hacían
fección. Los romanos tomaron eso de los griegos que algo ellos. Supe luego, por publicaciones de Argentina y Brasil, que
sabían de la proporción. El Partenón es una obra clave. Y ·Ios estas dos «democracias» pentagonianas eludían la responsabi-
italianos respetaron esa herencia: La Piedad es perfecta. lidad de semejante atropello: Brasil declaraba por su Cancille-
Hasta en su tamaño: un poco más pequeño que el natural. ría que mi detención y rechazo había sido por expreso pedido
Pienso que la expresión es fundamental, pero cuando se altera del gobierno argentino, en tanto que el canciller Zabala Ortiz
la proporción, se la afecta. De los pintores españoles el que manifestaba a la prensa internacional que no había mediado
más me gusta es alguien que aquí gusta poco: Murillo. En pedido alguno. Pero nosotros sabíamos de dónde había partido
cambio Velázquez, que aquí gusta mucho, a mí no me gusta la orden porque, a renglón seguido, el secretario del Departa-
nada. Gaya me atrae. Es un pintor popular. En cuanto a la mento de Estado americano hacía llegar una felicitación al
música, me interesan los clásicos, pero sólo de vez en cuando. gobierno brasileño por la hazaña que acababa de realizar.
¡Se puede comer de smoking una vez cada tanto! Pero lo lindo ¡Y ése es el «mundo libre» ... !
es comer en casa, con los amigos. A veces escucho a Bach y a
veces a Beethoven. Pero lo popular, todos los días. Me gusta Fracasado el «operativo retorno», Perón dedica su tiempo a la
Discépolo, ese poeta único de Buenos Aires. Sus tangos tenían actualización de su doctrina, a escribir libros, a grabar sus recuer-
contenido musical y literario. «Chorra» es mi preferido. ¿ Y qué dos y a mantener vivo su liderazgo a través de una abundante co-
decir del fondo de «Cambalache»? A esos tangos los conozco de rrespondencia. La finca «17 de Octubre» se convierte en la Meca
memoria. Los t tarareo y .4asta los canto a veces cuando ando del peronismo y, durante años, en ella se celebran las decisivas reu-
~
por el parque. ¿ Se dio cuenta de la gracia de «Ahora tanto me niones con emisarios que llegan de la Argentina trayéndole «el cua-
asusta una minll que si en la calle se arrima me pongo al lao dro de la situa~ión». Su figura crece en la medida que los gobier-
de un botón»? Es fenomenal. Es el más grande poeta popular de nos que lo sucedieron no encuentran la salida política que reclama
la Argentina. el país, dando lugar ello a una frase feliz: «No es que nosotros ha-
yamos sido buenos, sino que los que vinieron después fueron tan
La vida española de Perón discurre sin altibajo alguno hasta malos que nos han convertido en óptimos.»
finales de 1964. El 2 de diciembre de ese año su nombre salta nueva- Con la salud quebrantada -en 1967 es operado en Barcelona
mente a un primer plano de actualidad porque ese día, sorprenden- por el famoso urólogo español doctor Antonio Puigvert-, Perón
temente, intenta retornar a la Argentina. El avión que lo conduce es anuncia que el peronismo está preparado para volver al poder y
detenido en Río de Janeiro, Brasil. Vuelve a España y, tras unos sacar a la Argentina de su crisis. Los gobiernos militares que se
días en Sevilla y Torremolinos, regresa a su residencia de Puerta suceden en el país deben hacer frente a la nueva generación peronis-
de Hierro. ta que alza, como sus padres en 1945, las banderas de «Perón o
• nada». Y así es como, al comenzar la década del 70, el viejo gene-
El Derecho Internacional Público ha mantenido como uno ral debe aprestarse para su última batalla. Misión difícil porque sus
de los derechos más elementales del fuero humano, el de tran- fuerzas están menguadas por la salud claudicante y la edad avan-
sitar libremente y cientos de convenciones lo han afirmado de zada. En estas condiciones, el 21 de setiembre de 1971 recibe en
la manera más rotunda. Así se lo ha reconocido y respetado Puerta de Hierro los restos de Eva Perón, llegados por misterioso
desde la más remota antigüedad. Pues bien, el 2 de diciembre itinerario desde Italia, donde se hallaban ocultamente enterrados.
de 1964 viajaba yo hacia mi país, en una línea regular, con mi Su figura se acrecienta y nuevamente el mundo habla de Perón con
documentación en regla y legalmente autorizado. Al llegar a la misma actualidad que lo hacía en 1945. Por fin, el 17 de no-
Brasil, en tránsito, se allanó la aeronave, se me detuvo y, con- viembre de 1972 regresa a la Argentina. Tras unas semanas que
ducido a una repartición militar; permanecí trece horas inco- dedica a buscar con todos los . líderes políticos la fórmula de la
municado. Luego rui obligado o rclornar al lugo,- el origen. conciliación nacional por medio de un proyecto que pudiera servir
Cuundo p"L'R"nl" pn, <1"" '1(' I",da ('''rr "Invrr,!rr, 1" 1"YI'S In- hasta el siglo XXI, vuelve a España, a su residencia de Madrid. El 8
275
de junio de 1973 es, de nuevo, operado en Barcelona por el" doctor en cada español se refleja la grandeza histórica de España. Los
Puigvert. Tres días antes, en el aeropuerto de Barajas, conversa bn:- valores esenciales de la raza no han cedido a los factores de
vemente con Esteban Peikovich, y en sus respuestas dice: descomposiCión que atontan al mundo de este tiempo. El pro-
greso material que normalmente empequeñece al hombre no
Mire, m'hijo. Ya no sirven las ideologías. Marx fue el úl- ha podido destruir al español y a España. Por eso, en la for-
timo de los ideólogos, la Z de las ideologías. Hoy la revolución tuna o en la desgracia será siempre el reflejo de sus hombres.
pasa por la doctrina. Las ideologías le daban a los pueblos tres y de esos hombres salió el Quijote a galopar por el mundo.
o cuatro lfneas generales a seguir. Los obligaban a ajustarse a Aquí hice el exiliadó. Traté de mantener una conducta pre-
un libreto fijo para cumplir un objetivo lejano. A veces bien cisa, un proceder retenído. Después de once años dedicados a
intencionado, pero, por su mismo proceso, inhumano. El hom- la tarea «gallinácea» de gobernar, aquí pude estudiar, leer. Los
bre de hoy quiere saber qué papel juega en todo esto y aportar doce años vividos en España sirvieron para compensar bien
lo suyo. Las ideologías han fracasado porque los problemas son el equilibrio que siempre debe existir entre la experiencia que
diferentes. El hombre de hoy se resiste a que se le embrete, a es la parte más efectiva de la sabiduría, y el conocimiento,
que se le empuje .. Quiere ser hombre. La doctrina, al integrar- que pueden darnos los demás. Llegó así el final de esta feliz
lo, al estimularlo, al comprenderlo, le da ese lugar que le co- estada en la Madre Patria sin haberme comprometido ni haber
rresponde en la historia. Y sólo así es como se puede liberar, comprometido a nadie. No tienen nada que agradecerme por
lograr la unión nacional, regional, continental, la Revolución el pasado. Queda, sí, mi gran deuda de gratitud hacia el pue-
Humana. Primero hay que esperar que todo tome su nivel, blo español por tantas pruebas de cariño que día a día recibí
que el proceso se apacigii.e. La revolución la haremos todos jun- en la calle, que es donde mejor se conoce un país y su gente.
tos o no se hará. Se trata 'de que todos los argentinos constru-
yamos la estructura' revolucionaria, que es el poder mismo. De
esta forma el pueblo no delegará el poder, sino que lo ejerce- Otro de los colaboradores de este libro, el académico español
rá, será suyo. El poder no es el gobierno político solamente. El Torcuato Luca de Tena, visitó junto con su esposa al matrimonio
poder surge del bienestar general y de la participación total. Perón, en la Casa Rosada o Casa de Gobierno de Buenos Aires,
Por eso en nuestra Revolución Humana no podrán existir mar- treinta y siete días antes de la muerte del que -tras dieciocho lar-
ginados, olvidados, parásitos o zánganos. Será un sistema que gos años de exilio- fue por tercera vez presidente de la República
dará plena felicidad a todos los hombres, mujeres y niños de Argentina. El señor Luca de Tena nos ha dejado el siguiente tes-
nuestro pueblo y que servirá de ejemplo para América y para timonio:
el mundo. lOse es el camino. Vivimos un siglo colosal y veloz «Yo era vecino suyo en Madrid" desde que el general construyó
en el que mediante la técnica se ha logrado ese formidable su casa en el barrio residencial Ciudad Puerta de Hierro. No obs-
aglutinante que es la comunicación humana. Hay que lanzar tante, no le vi jamás pasear por sus calles, ni coincidí con él en
principios operativos básicos para que el hombre, cada día, parte alguna. Las medidas de seguridad a que estaba sometido eran
junto con otros hombres, los practique en la realidad que vive muy severas. Conocedora la policía española de las tentativas de
y les aporte su imaginación. asesinato que había sufrido el ex presidente argentino en Panamá y
Venezuela, sometía las entradas de su hogar a una vigilancia estre-
Pocos días después, el 20 de junio, Juan Domingo Perón da por chísima. Para llegar a casa de mi amigo, el entonces ministro de
terminada su residencia en España y parte definitivamente. Le es- Obras Públicas, Gonzalo Fernández de la Mora, vecino de ambos,
pera una Argentina en ebullición y sus 78 años son un grave obs- tenía forzosamente que estacionar mi automóvil o hacer maniobra
táculo al tiempo que necesita para lograr sus nuevos objetivos. Es de volante frente a una de las entradas de la casa del general, don-
con profundo sentimiento que deja España: de estaba permanentemente detenido un "jeep" de la Policía Arma-
da, cuyos ocupantes uniformados vigilaban con la mayor atención
Opinar sobre Espaila <'s nllllO ClJllllnr olm' In IIl11d ... • dI' cualquier movimiento que pudiera resultar sospechoso.
In " S /11 pnlll \ dI' In hlcl nlMllfn 11111111111,· 11 (' Ut 11111111 lid"
\100 . 11 »El general no asistía a recepciones sociales, ni a lugares públi-
u, 277
coso Insisto en que, a lo largo de tantos años 'que vivimos a ni'enos para la más larga etapa de su exilio una isla de paz. Y la en-
de doscientos metros el uno del otro, no coincidí jamás con él. Mi contró.
mujer, sí. Una vez, acompañaba a una fiesta infantil a media doce- .Mi visita a Perón, en Buenos Aires, a tan pocos días de su
na de chiquillos, que comenzaron a descender del coche estando el muerte, fue obra del azar; mas no lo fue la larga conversación que
general a la puerta de su casa, y éste se retiró inmediatamente al mantuvimos, como en seguida explicaré.
interior (seguramenté por exigencias de sUs vigilantes); otra, en pri- .Yo estaba en Brasil, concretamente en Sao Paulo, promocionan-
mavera, en que le vio podar los rosales de su jardín, seguido siem- do la distribución de mi recién fundado ABe de las Américas
pre de dos guardaespaldas, cuya vocación jardinera era evidente- (que hoy edita este libro), cuando mi hermano político, Nemesio
mente inferior a la del general, ya que no colaboraban con él en tan Fernández Cuesta, entonces ministro de Comercio español, hizo alto '
bucólicas actuaciones, lo cual indignó mucho a mi esposa. Digamos en aquella ciudad con intención de seguir luego a Buenos Aires,
que esto no habría sido viable en los últimos años de su estancia en donde habría de firmar un acuerdo comercial con la República Ar-
España, ya que la altura de los espesos setos que circunvalaban su gentina.
casa -yen aquella ocasión, todavía recién plantados- hubiera im- .EI presidente Perón tuvo la deferencia de enviar al ministro su
posibilitado ver nada del interior. La última, mi mujer le vio acom- avión particular para trasladarse a Buenos Aires; y el embajador
pañado de Isahelita y dos policías, comprando regalos de Navidad, de Argentina en Madrid, doctor José Campano --<:uya cortesía es
y cargado de paquetes envueltos en papeles y cintas multicolores ... proverbial-, sabedor de q1,le quedaban plazas libres y que de un
.A pesar de tan mínimas relaciones vecinales, no dejábamos por modo u otro llegaría a su país con pocas horas de diferencia, pidió
eso de saber, si no todo, muchas de las cosas que acontecían tras permiso al ministro para trasladarme también a mí. Con esto, mi
los setos, ya crecidos, y las veDj¡ts -electrificadas- de su jardín: mujer y yo quedamos en cierto modo, y sin pretenderlo, adscritos
las visitas que recibía, los políticos que llegaban, sus amigos más (siendo particulares) a la comitiva oficial.
asiduos ... .Esto me permitió alternar en Buenos Aires la dedicación a mis
• El hallazgo en Italia de los restos de Eva Duarte (cuyo vil se- asuntos propios con la asistencia a los actos públicos organizados
cuestro justifica, por cierto, con creces, las amargas y durísimas en honor, o con ocasión, de la presencia en la capital argentina de
palabras que dedica el general Perón al doloroso y escandaloso tema un ministro del Gobierno español.
de su desaparición) mantuvo en vilo durante meses a nuestro ba- .Asimismo el 2S de mayo, fiesta nacional, a la gala del Teatro Co-
rrio, por el rumor, luego confirmado, de que su cadáver estaba lón y a la recepción, en las salas altas de la Opera, que ofrecía el
depositado, escondido y vigiladísimo en los desvanes de la casa de jefe del Estado a las autoridades y Cuerpo Diplomático; y dos días
Juan Domingo Perón, convertidos en larga, bien que provisional, más tarde el ministro, sus acompañantes y el embajador de España,
capilla ardiente, hasta que pudiera ser trasladado a su tierra natal. Gregorio Marañón, fuimos recibidos a las once de la mañana, junto
»Mayores y más acuciantes comentarios surgieron cuando el via- con nuestras señoras, en la Casa Rosada por el presidente y la vice-
je de Lanusse a España, seguido del triunfo de Cámpora en las presidente .
•
urnas, así como de la derogación por éste de la disposición que im- .Nada en la presencia física del general permitía presagiar la
pedía presentarse como candidato presidencial a quien llevara deter- proximidad de su muerte. Su porte erguido, su buen talante, su ros-
minado tiempo fuera del territorio argentino ... . tro sonriente, su voz recia, honda y pastosa (que tanto habríamos
~i Salvo Buenos Aires y la nación de la que es capital, dudo que de recordar mis colaboradores y yo al trabajar en las grabaciones)
hubIera en el mundo un rincón urbano que siguiera a través de et'ltn las de un hombre sano, en plenitud de facultades. A pesar de la
~os y años con .mayor expectación las vicisitudes íntimas o pú- asistencia de varios ministros del Gobierno, no era aquélla una reu-
bltcas del ex preSIdente como mi barrio: nuestro barrio! nión de trabajo (puesto que el acuerdo comercial había sido ya
.A pesar de su proximiru.d al centro de Madrid, Ciudad Puerta firmado), sino de cortesía, de modo que la conversación entre taza
de Hierro se diría situada en el campo. La intolerable polución at- y taza de café saltaba, de unos a otros, a los temas más diversos,
mosférica que sufre y enerva el casco de la capital de España 110 intrascendentes y cordiales.
llega hasta allí; los ruidos dr 111 d1ldnd no In Ult-IIlWIIII, 111 .. vI Ilns .Corría entonces el mes de mayo, mayo de 1974; era la plenitud
inoporhmu, folizmente s !lit"ldf lll 'nltll 1llHlIluJ(n 1',..1('" "" tU del otoño, por tanto, en Buenos Aires, y la plenitud de la primavera
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en Madrid. En los jardines de nuestro barrio flamearían los' rosales
y, al atardecer, harían su irrupción en la arboleda, compitiendo en
melodías, los ruiseñores. María Estela Martínez de Perón, en su ca-
lidad de vicepresidente, había sido invitada oficialmente a visitar
España pocas semanas· después, y gran parte de nuestra cháchara
giró en torno a este viaje, a la primavera madrileña, a la afición del
general a la jardinería y a continuas y corteses lamentaciones de
éste, por no poder viajar él también a Madrid, pues sus responsabi-
lidades se lo impedían.
»Semanas más tarde la vicepresidente de Argentina llegó a la
capital de España como huésped oficial del Gobierno español. Una
de las recepciones en su honor, a la que yo estaba invitado, fue sus-
pendida por una súbita variación del programa, ya que la primera
dama argentina debía regresar inmediatamente a su patria ante una
súbita e inesperada agravación en el estado de salud del general.
.Cuando tuve noticia de su muerte, me acerqué caminando has-
ta esa casa que él denominaba su "isla de paz". Ya no había un
"jeep" de la policía flanqueando su puerta. En su jardín florecían
las rosas que él plantó y gOl'jeaban su infinita melancolía los rui- XXIV. ... y la historia sigue
señores.. .
'j
íNDICE
ONOMÁSTICO
lAs cifras en cursiva remiten a las ilustraciones
Agüero, coronel: 37. Borlengui, Angel: 66, 216. Dode¡:-o, Alberto: 98, 99, 106,
Alejandro: Z13. Hormann. Martin: 86. 144, 171, 181, 182, 198.
Alvear, Marcelo Torcuato: 33. Braden, Spruille: 12, 71, 74, Duarte, Elisa: 115.
Amadeo, Mario: 235. 76, 77, 78, 80, 81, 82, 265. Duarte, Eva: 12, 15, 40, SO,
Amiama rió, Luis: 258 . Brun, Blanca Luz: 183, 189. 54, 55, 56, 60, 61, 64, 76, 77,
Anaya, EIvio: 37. 78, 80, 81, 98, 99, 100, 104,
Andrea, obispo: 75. 106, 107, 112, 117, 127, 142,
Anlbal: 273. 143, 144, 145, 146, 147, 161,
Antonio. JaTie: 15~ 26, 166, Café Filho, Jolio: 238. 173, 175, 176, 177, 178, 181,
199, 210, 241, 269, 271. Calvo, Luis: 26 . . 182, 189, 190, 191, 193, 195,
'.
Ara, doctor: 197. - 124, 125. Cambó, Francisco: 39. 196, 198, 233, 237, 241, 267,
Arce, doctor: 195, 269. Campano, José: Xl9. 269, 275, 278. - 43, 62, 63,
I Areilza, José Maria de: 117, Cámpora, Héctor: 190, 278. 64, 97, 105, 115, 124, 125, 135.
126, 127, 128, 144, 147, 195. - 115, 1/fl, 228. Duarte, Juan: 148, 182, 183,
- 62, 63, 153. Cantalotti: 188. 190. - 115.
Arias, teniente: 241. Cardoso, Demetrio: 235. Dubois, Jules: 262.
Arias, Amulfo: 240. Carrillo, Ramón: 91, 141, 142. Dulles, 101m Foster: 165, 263.
Armorir, Nonnan: 74. Castillo, Ramón: 33, 34, 36, Durán: 77.
Aunós, Eduardo: 39. 114.
Auriol, Vincent: 73, Castro, Fidel: 162, 163, 164,
Avalas, general: 65. 165, 169, 259, 266.
Amar, Manuel: 126, 128. Castroviejo: 196. Eichmann, Adolf: 91.
89. Ce!ieño, Pedro Livio: 258. Eijo Garay, Leopoldo: 241.
Cereijo: 143. - 153.
Ciro: Xl3. Eliecer Gaitán, Jorge: 162,
Cooke: 227. 163, 165, 166, 168.
Bach, Johann Sebastian: 274. Capello, Santiago Luis: 218. Engels, Friedrich: 28.
Baker, Josefina: 91, 92, 14I. Córdoba, Inna: 51. Erhart, Ludwig: 210.
- 43. Cossío: 180. Estrada, Pedro: 251, 252.
Balaguer, Joaqu1n: 265, 266. Costa: 185. Estrella, Adolfo: 258.
Barbell: 198, 237, Cranweller, Robert D.: 258.
Bastos, Julio: 97. Crespo, Eduardo Hugo F.:
Batista, Pulgendo: 168. 115.
Bazán: 240. Cresto, José: Xl2. Facio: 183, 188.
Beethoven, Ludwig van: 274. FarreIl, Edelmiro J.: 34, 36,
Belt, Guillenno: 164. 38, 39, 40, 45, 59, 60, .64, 65,
Beogca, León: 190. · 66, 74, 87, 132. - 25.
Beniberg, Otto: 155, 156, 157, Fatigatti, general: 230.
158. Chávez,t Juan: 231, 235. Faupel, Wilhelm von: 23.
Bernardo, príncipe: 233, 238, Chirino,' sargento: 223. Fernández Caralt, sargento:
239. - 135. Chopin, Frédéric: 99. 164.
Betancourt, Rómulo: 245, 265, Fernández Cuesta, Nemesio:
266. - 152. 279. - 229.
Bilbao, Esteban: 153. Fernández de la Mora, Gon- .
Bismarck, Otto: 123, 126. Dano, doctor: 123. zalo: 277.
Blücher van WahIstatt: 230. Díaz, Juan Tomás: 258. Figuerola, José: 38, 39, 40, m ,
Bonaparte. Napoleón: 102, Díaz, Modesto: 258. 112, 114, 116, I17, 127. -
227, 230. Diaz, Porfirio: 14. 63.
283
Lafitte, monseñor: 218. Navascués: 128~ Román Fernández, José Re- Stroessner, Alfredo: 233, 235, Trujillo Ledesma, Flor de
Finochietto: 196. né: 264, 265.
Flórez Tascón, Vicente: 241. Lanusse, Alejandro: 278. Nicoletti: 198, 237. 236, 245. - 135. Oro: 264.
Foxá, . Agustín de: 260, 261. Lanz, Laureano: 239. Nixon, Richard: 15, 166. Romero Pereira: 235. Subiza, Román: 76. Tru)illo Martínez, Rafael Le6-
Leedy, Raymond Gregory: Novoa, padre: 177, 216, 217, Romualdi, Serafino: 185. rudas (<<Rarnfis»): 12, 255,
- 153. Roosevelt, Franklin D.: 74.
Fragueiro, coronel: 37. 164. 218. 257, 263, 265, 266.
Lenin, Vladímir llich Uliá· Roosevelt, Teodoro: 240. Truman, Harry: 121, 127 169
Franco, Francisco: 121, 122, Ross, Stanley: 74, 86 166 169 174. ' ,
126, 127, 128, 174. - 62, 63, nov, llamado: 28. 265. ' , , Taiana, Jorge: 197.
73, 89, 152, 153. Leonardi: 189. Tamborini, doctor: 78 80 81
Leonardo da Vinci: 273. O'Connor: 203. Rubirosa, Porfirio: 255 264 189. ' , ,
Freude, Rudi: 60. 265. - 153. "
Freyre, José María: 146. Lequerica, José Félix de: 128. Ord6ñez, LUis Ernesto: 164, Tank, Kurt: 86. Valdés Larrañaga, Manuel:
Frondizi, Arturo: 112. - 187. López Rega, José: 188. - 165. T~to, padre: 177, 216, 217, 218. 266.
167, 187, 206, 228, 229. Ortiz, Roberto: 33. TItO: 86. VaUeniUa: 239, 246.
Luca de Tena, Torcuato: 277. Ospina Pérez, Mariano: 164, Tizón, Aurelia: 26. Vargas, Maria de: 183, 189.
- 153. 168, 169. Tomás, Mario: 20. Velázquez, Diego: 274.
Lucas: 272. San Martín, José Francisco Toranzo Calderón Samuel: Videla: 97.
Gainza Paz: 154, 155. - 105. Lucero, Frank1in: 224, 230. de: 105. 226, 227. '
Galindez: 257. Luz, Carlos: 238. Sánchez Guel: 236. T~~zo Montero, Carlos S. :
Garda, Teodoro: 237. Lynch, Elisa: 106. Pack, doctor: 196. Sicke, Cristóbal: 20.
García Guerrero, Amado: 258. Sivori: 186. Torres, José Luis: 157. Weiland, William: 165.
García Trujillo, Mirella: 258. Pascali: 241. Wellington, duque de: 230.
Pastorisa. Roberto: 258. Solano Lima, Vicente: 42. Trujillo, Radamés: 123 264.
Gay: 183, 185. Magallanes. ,Sixto: 20. Patrón Costas, Robustiano: Solano López, Francisco: 106. Tr.ujillo, Rafael Leó~idas:
Gilaberte: 250. Maglioni, doctor: 39. 33, 34, 46. Somoza, Anastasio: 239. 162, 245, 253, 255, 257, 258,
Goering, Hermann: 164. Mantaluera: 134. Paz, Ezequiel: 75, 154. Sopena Pastor, Raúl: 238. 259, 260, 261, 262, 263, 264, Zabala Ortiz: 275.
Gomes, Leonel: 164. Maoyell: 90. Peikovich, Esteban: 271, 216. Stagni, Silenzi de: 204. 265, 266. - 152, 153. Zanini, monseñor: 218.
Gómez, Juan Vicente: 245. Marañón, Gregorio: 279. Peikovich, Raquel: 20, 45.
Gómez Morales: 209. Márquez, general: 26, 27. Pérez Jiménez, Marcos: 239,
Góngora, Manuel: SO. Marshall, George C.: 163, 164, 243, 245, 246, 247, 250, 251,
Goya, Francisco: 274. 168. ! Jf
Greco, Doménikos Theotokó- 252. - 152.
Martiarena., Baldomera: 20. Perlinguer, general: 49.
poulos, ll amado el: 274. Martiarena, Vicenta: 20.
Gregores: 21. Peter: 40.
Martínez, María Estela: 233, Pino, Rafael del: 163.
Gronda: 188. 241, 247, 253, 257, 259, 260, Pistarini, general: 65.
Guevara, Alfredo: 163. 261, 267, 269, m, 280. Plutarco: 106, 273.
167, 187, 229, 249. Podestá, Blanca: 51.
Marx, Karl: 28, V6. Popel: 196.
Mascaró, coronel: 37. Primo de Rivera, Miguel:
Hammarskjold, Dag: 128. Matthews, Herbert: 165. Puigvert, Antonio: 275.
Hernán Benftez, padre: 115. Maza, Antonio de la: 258.
Hernández, padre: 251. Mazza, doctor: 64, 65.
Hiro Hito: 87. Méndez Delfino, Eustaquio:
Hitler, Adolf: V, 28, 71, 88, 75.
Menéndez, Benjamín: 36, 223, Quijano: 81.
230.
Huáscar Tejeda: 258. 224.
Mercante, Domingo: 66, TI,
80.
Miguel Angel: V3. Ramirez, Pedro Pablo: 34,
Miller: 82. 38.
Ibarguren, Juana: 148. Miranda, Miguel: 112, IV, 133, Rattembag, Benjamín: 91.
Imbert Barrera, Antonio: 258. 134, 136, 171, 178, 180, 181, Rawson, Arturo: 34, 36,
lrigoyen, Hipólito: 77, 201, 201, 210. - 25.
202. Mittelbach, coronel: 60. Reoner, Rennard: 235, 240,
Molinari, Diego Luis: 161, Reschmer, general: 87.
162. Reyes, Cipriano: 38, 40,
Moorikoenig: 237. 44, 45, 77.
Jankelevich, Jaime: 171, 174, Moreira, Juan: 223. Richardi: 198, 237.
175. Mosca, .doctor: 78, SO, 81. Richter, Ronald: 86.
Jawohl, Otto: 60. M.osconi: 201, 202. Riego, Julio César: 238.
Jufre. Juan de: 49. M'otrico, conde de: véase Rivas, N.Uy: 102.
Juliana, reina: 135. Areilza, José María de. Roa Sierra, Junn: 163,
Muifio, Enrique: 51. 168.
Murlllo, Bnrtolomé ESleblll1: RockofoUor, N 1'00" I~,
274. liltl,
Klauscwllz, von: 23.
Kublurh"k, .lUlu (\lIno' 21M
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en el mes de abril de 1986 .