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Un día Amaya y Carlitos estaban listos para ir a la escuela después del

desayuno, pero antes de irse, Amaya le dijo a l pequeño:

-Después de desayunar, ¿qué tal si nos a lavar los dientes, Carlitos?


-¡No! -exclamó Carlitos- yo, no voy a lavarme los dientes.
-Pero una vez me dijo el ratón de los dientes, que si no te los lavas, se te
pueden caer.
-¡Eso no pasa! Y no, no me los voy a lavar.

Después de la escuela y después de haber comido, Amaya le dijo a su


hermanito:

-Clarlitos, debes lavarte los dientes después de cada comida.


-¡No quiero! -dijo el niño.
-Pero una vez me dijo el ratón de los dientes, que si no te los lavas, se te
pueden caer.
-¡Eso no pasa! Y no, no me los voy a lavar.

En la noche, cuando estaban listos para ir a dormir Amaya le propuso a


su hermano:

-Antes de ir a dormir, debemos lavarnos los dientes, ¿no es así, Carlitos?


-¡No! -exclamó Carlitos- yo, no voy a lavarme los dientes.
-Pero una vez me dijo el ratón de los dientes, que si no te los lavas, se te
pueden caer.
-¡Eso no pasa! Y no, no me los voy a lavar.

Carlitos fue a su habitación, se tapó con las cobijas y se quedó dormido


profundamente. Pero de pronto, empezó a sen r comezón en la boca y
sin ó la necesidad de rascarse y rascarse, pero en ese momento, ¡se
dio cuenta que no tenía dientes! Corrió hacia el baño se miró al espejo y

ti

ti

gritó: “¡Aaaaaaaaaaaaaaaah!”, los dientes de Carlitos habían


desaparecido.

Los gritos llegaron a los oídos de Amaya y esta salió corriendo hasta
donde estaba Carlitos y le dijo:

-¿¡Qué es lo que pasa, hermanito!?


*Hablando chimuelo* -¡Mis dientes, no los tengo! -dijo asustado y de
una manera chistosa.
-Te dije que si no te lavabas los dientes, se te iban a caer.
*Hablando chimuelo* -¿Y ahora qué hago, no podré comer, hablar bien
y hacer sonidos graciosos con mi dientes?

Amaya lo miró con tristeza y quiso de inmediato ayudarlo, pero no


encontraba cómo hacerlo.

Pero al instante, chasqueó los dedos debido a que se le había ocurrido


una idea, entonces dijo:

-Vamos a lavarte la boca, como si tuvieras dientes, entonces, solo


entonces, podemos ver si tus dientes regresan.

A Carlitos le pareció una buena idea y rápidamente en un brinco


llegaron al baño, tomaron el cepillo de dientes, le untaron un poco de
pasta dental y comenzaron a frotarla sobre la dentadura chimuela.

-¿Qué pasa hermana?-preguntó el pequeño.


-Aparecieron tus dientes, pero… están muy tristes. -dijo Amaya.
-¿Por qué? – preguntó Carlitos.
-Es porque no los lavaste en todo el día y ahora quieren llorar.

Carlitos despertó y se dio cuenta que todo lo había soñado. Despertó


un poco triste, porque sabía que debía hacerle caso a su hermana.

-¡Hoy me lavaré los dientes! -gritó el pequeño mientras salía corriendo


de la cama.

Carlitos se lavó los dientes después de desayunar, comer y cenar. Y se


sen a muy feliz de saber que aún podría comer lo que quisiera, hablar,
cantar y hacer ruidos graciosos con su boca.

Fin.

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