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UNA
MIRADA A LA NARRATIVA DE FANNY BUITRAGO
“porque los labios de la ramera son como un panal que destila miel, y son más suaves que el
aceite sus palabras. Pero sus dejos son amargos como ajenjos, y penetrantes como espada de
dos filos” (proverbios)
Narcicismo y obediencia
Como es sabido, estos dos comportamientos, narcisismo: “término que proviene de Narciso,
personaje del que todos se enamoraban a causa de su gran belleza, y que denota el amor
excesivo a uno mismo” (Encarta, 2006) y obediencia: “responder algo a la acción que sobre
ello ejerce alguien o algo”(Espasa, 2000), se enfrentan en una actualidad posmoderna en la
que predomina el placer como validación de “imaginarios culturales” en una colectividad, lo
cual quiere decir que; sí ambas formas conducen al placer, son aceptadas. El famoso “todo
vale” que regenera la pluralidad de mensajes a que está sometido el habitante de este tiempo”
(Bustillos, 2000, p.44). Cabe señalar que, dentro de la novela, el valor del amor entra en crisis,
en cuanto a la secuencialidad Amor-Sexo, pues el placer destrona el amor y corona al sexo, ya
que este es proporcional a él. Al mismo tiempo abre las puertas a una nueva estética del gusto
en la que todo (feo, bello, estúpido, inteligente, deforme) vale, “…amar es desear los defectos
del ser amado y acostarse con ellos” (Buitrago, 1963, p.70), tergiversando todo amor
folletinesco.
Era extraño verle reír. En una de esas contadas ocasiones, Abia descubrió dos cosas: que
Daniel carecía de todos los dientes delanteros y que estaba enamorándose de él. Me lo
contó con bulliciosos aspavientos, sintiéndose derrotada y herida en su vanidad, pero feliz.
- lo quiero tanto como a mis muñecas…¡más! Pero no tiene diente. ¡Isabel…!
¿Cómo va a morderme la lengua?.
- …No lo quiero; lo amo; lo deseo y lo detesto a la vez ¡me resulta insoportable!
(Íbid, p 44).
Abia, a quien siguen con fervorosa devoción, a pesar de que ella es una joven
burguesa y alineada que sólo le interesa satisfacer sus propios deseos y caprichos. Es
una muchacha absurdamente natural en sus comportamientos, hecho que atrae a los
varones que la rodean, su conducta amoral queda matizada por su ingenuidad. (Íbid,
p.59)
Negrete, Mónica (2022) Mano sobre piel.
Obediencia y narcisismo
Fanny apuesta con una nueva estrategia que muestra a la mujer desvanecida y obediente, en
un silencio estratégico; pero implícitamente dominante y narcisista que, sin saberlo, devora
sin compasión a hombres en una especie de venganza generacional. Esto independiza de la
opresión al discurso femenino, el cual es más espontáneo:
…Necesito sentirme bella y buena y que él me mire. Que me desee sólo una vez…una
sola vez. Quiero que sea mío, e imaginar que Leo no intervino jamás en mi vida…
Beden, casi puedo tocarlo; el rostro duro, la cicatriz, la sonrisa farsesca, es el único
hombre que me gustaría socavar con repetidas infidelidades y de quien me fascinaría
depender como una esclava…! (Íbid, p.60)
Fanny Buitrago
Lo revelación de lo íntimo
En el discurso de Hade lo íntimo se mezcla con lo público, que se puede entender como una
confesión que afirma una posición antagónica del yo femenino, al expresar sus deseos, en un
juego de dobles por medio de la palabra, que niega, desde el punto de vista romántico, al yo
interior. En diálogos interiores, ella misma cuestiona su impotencia, permitiendo, a través de
la palabra ambivalente1, que la escritora se burle del discurso tradicional referido al
conservatismo hegemónico establecido desde 1886 hasta 1930, vinculado al dominio de los
valores señoriales y la vida cuasi monástica de las mujeres, quienes eran obligadas, según la
orden patriarcal, a seguir los siguientes patrones literarios: “a) recurrir e implementar la
llamada retórica de las “pobres mujercitas” b) literalizar el masoquismo, c) mostrar desprecio,
vergüenza e inseguridad frente a su trabajo, d) producir imágenes de esclavitud, obediencia,
sumisión, dependencia y personajes cuyo único objetivo vital es la maternidad, e) acogerse a
ciertas convenciones literarias masculinas para buscar la aceptación, f) negarse a participar en
la tarea de desordenar el mundo patriarcal a pesar de que su producción literaria se pudiera
calificar de feminista” (González, 1999). El ejemplo presentado a continuación realiza una
parodia de la orden masoquista, matizado por el auto desprecio y auto negación:
Queridísima Hade – mi – misma Hade, qué miras con los ojos repintados desde el
espejo, dejas deslizar una seda verde por los hombros morenos, y acabas de hacer el
amor – mecánicamente – en la cama con Fernando. ¡Tú Tú… Que buscas
artificialmente la satisfacción en el otro hermano. ¿Acaso no sabes que Beden y él son
tan iguales que no se parecen en nada? Querida Hade, estás un tanto vencida, a pesar
de tus veinte años y la presencia de la juventud, que te protege transitoriamente. El
1
“de la que es un espécimen la polémica interna oculta, que se caracteriza por la influencia activa, (es decir,
modificante) de la palabra de otro sobre la palabra del autor. Es el escritor quien “habla”, pero está
constantemente presente en el discurso extranjero de esa palabra que él deforma” (Kristeva, 1987, p. 202)
mercurio y el cristal marcan tu faz con pequeños senderos oscuros y marchitos
(Buitrago, 1963, p. 60)
Medusa
Estas características presentes en los juegos dialógicos de los demás personajes, cuyas
verdades no adquieren plenitud, sino un estilo burlesco que coordina la lectura, en la medida
de que la honestidad del discurso de un personaje respecto al otro varía, “la ironía subyace
como estrategia de base del discurso, generándose en los intersticios de la “verdades”
propuestas/negadas: no tanto porque unos testimonios se contradigan con otros sino por la
“inteligencia” del organizador del texto – autor implícito – que enmascara los acontecimientos
desde la convicción de los emisores ficticios…” (Bustillos, 2000. P. 52). La heroína emprende
una lucha implícita por demostrar la hegemonía femenina, la consolidación de este sujeto, a
partir de la reescritura de los mitos femíneos que abarcan desde la prehistoria hasta la
actualidad, desde Eva hasta María, María Magdalena, Penélope, donde se establecen las
genealogías femeninas como modelos de escritura que ostentan burla, ironía, parodia, y el
desatado uso de lo sobreentendido, que obliga al lector a inferir ante lo no dicho por la
ambivalencia de la palabra. En algunos párrafos como el citado a continuación, se presta
atención a la figura mitológica de Eva y María, las que debilitan la imagen: macho – posesión
sexual; que se desnuda en un discurso burlesco; y, que al contrario, muestra a la mujer
(implícitamente) como una heroína sexual que martiriza el placer, utilizando un egoísmo o
veneración propio disfrazado de inocencia:
BUITRAGO, Fanny. “El Hostigante Verano de los Dioses”. Ed oveja negra. Bogotá.
1963.
ROMERO, José Luis. Latinoamérica: las ciudades y las ideas. Medellín. U. A. 1999
GONZALEZ ORTEGA, Nelson. La novela latinoamericana de finales del siglo XX. Universidad de Oslo.
Noruega. 1999.
Fotografía: