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En defensa _ “8 dee eee Derecho de propiedad J. Es inconstitucional un decreto . : efecutivo contrario al derecho de TESIS propiedad. 5 2." La libre disposicién es atribu- to esencial del dominio. BOGOTA Imprenta de «La Luz” 1913 DEMANDA « Seflores Magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Yo, Antonio José Cadavid, ciudadano colombiano, ma- moyor de edad y vecino del Distrito Municipal de Bogota, en donde tengo mi residencia, hablandoos en nombre de los sefores Emiliano Isaza, Bernardo Escovar y Enrique Gonzalez, también ciudadanos colombianos, mayores de edad y vecinos de esta misma ciudad, personas que me han conferido poder suficiente, ocurro respetuosamente a vosotros para haceros la exposicién y las peticiones que veréis en seguida: E| articulo 41 del Acto Legislative numero 3 de rgro, que es parte de la Constitucion Nacional, dice esto: «A la Corte Suprema de Justicia se le confia la guarda de la in- tegridad de la Constitucién. En consecuencia, ademas de las facultades que le’ confieren ésta y las leyes, tendra la Siguiente: t Decidir definitivamente sobre la exequibilidad de los actos legislativos que hayan sido objetados como incons- titucionales por el Gobierno, o sobre todas las leyes o de- cretos acusados ante ella por. cualquier ciudadano como inconstitucionales, previa audiencia del Procurador Gene- ral dela Nacion.> — 4 — de la ley fundamental, que cualquier ciudadano tiene ac- _ cjén para acusar de inconstitucionales, ante la Corte Su- ema, los decretos del Poder. Ejecutivo, como las leyes aa el oper cze, y que la Corte See con- poderdantes, que ejerzais esa alta y excepcional a... de un. Seer dictado mecientemente por wvidencia que ha de acusarse reciamente, como aten- es, sin la menor duda, del sagrado derecho , que garantizan y defienden la Constitucién del pais, y, antes que ellas, el derecho na- osotros, en cuanto violatorio del derecho de , Y, Por consiguiente, en manifiesta pugna con —5- crea conveniente, el canon que de $ 60,000 oro por aiio fija el articulo 2.° de la Ley 40 de 1905, como impuesto ‘sobre explotacién de minas de esmeraldas, por otro im- puesto que puede ser hasta el 10 por 100 del producto pruto de cada cuenta de venta de las esmeraldas que se exploten por empresas 0 individuos particulares, y que es de justicia facilitar a los particulares la explotacién de sus miinas mediante la sustitucién indicada ; 2.2 Que la misma sustitucién es conveniente, a juicio del Gobierno, para los intereses publicos; y 3.° Que el citado articulo 5.° dispone que la exporta- cién y venta de las esmeraldas explotadas por -empresas ‘9 individuos particulares se hara conforme a lo dispues- toen el articulo 3.° de la Ley 40 de 1905, DECRETA: Art, 1.° Sustittyase el canon de $ 60,000 por aio que por impuesto sobre explotacién de minas de esme- raldas fija el articulo 2.°de la Ley 40 de 1905, por el 10 por 100 del producto bruto de cada cuenta de venta de - las esmeraldas que se exploten por empresas © indivi- duos particulares. Art. 2.° Para obtener licencia de explotar minas de esmeraldas, el interesado debe comprobar ante el Ministro de Hacienda que es propietario legitimo de la mina que pretenda explotar; es decir, que en lo tocante a la titula- cién de esa mina y al pago de lds impuestos correspon- dientes, ha llenado los requisitos exigidos por las leyes sobre la materia para conservar la propiedad de ella. Art. 3.° El Gobierno ejercera en la explotacién y ad- ministracién de toda mina de esmeraldas, y de acuerdo con el reglamento general que se adoptara sobre el par- ticular, la inspeccién necesaria para cerciorarse de la verdad de su producto y poder percibir lo que le corres- ponda por el impuesto de explotacién de que trata este Decreto. pee Oi Art. 4.° El Gobierno se reserva el derecho de ven- der las esmeraldas extraidas de las minas a que se refie- ten los articulos anteriores. En tal virtud, junto con las esmeraldas que se exploten en cada semestre, el Admi- nistrador de cada una de esas minas debera entregar al Ministerio de Hacienda una relacién jurada de que el lote _ de piedras que presente es el verdadero extraido, sin " Perjuicio de que el Gobierno pueda verificar la verdad ‘de los hechos en el particular por los medios que se es- tablecen en el reglamento indicado en el articulo ante- terior. . Art, 5.° El Ministro de Hacienda hard clasificar, ava- luat, empacar y sellar las esmeraldas de minas particula- tes, con la intervencién de los duefios de éstas o de sus agentes, y las remitira al.Agente Fiscal de la Republica, © Casa’ comisionista que se acueitde en cada caso, a fin de que sean vendidas con la anuencia d& los comisiona- dos o representantes de dichos duefios, todo de acuerdo con las formalidades que se adopten en el reglamento de que sé ha hablado.. Art. 6.° Ademas de las sanciones legales a que que- dan’ sujetos los explotadores a quienes se convenza de Tesponsabilidad como ejecutores del delito de comercio clandestino de esmeraldas, el Gobierno se reserva el de- recho de suspenderles las licencias de explotacién mien- tras no observen y, cumplan estrictamente las disposicio- nes de este Decreto y las del reglamento preindicado. Publiquese. Dado en Bogota a 26 de diciembre de 1912. CARLOS E. RESTREPO #] Ministro de Hacienda, F. RESTREPO PLATA.» ~ encuentran mis mandantes — pero aun el de aquellos que ' de citar textos legales, que eso si seria magna injuria A mi Besser claro, da en los ojos, que las dis- ngsiciones de este Decreto, en especial las de los arti; | culos 4.° y 5.° constituyen una flagrante violacién del _ derecho de propiedad de los particulares duefios de mi- nas de esmeraldas, no solamente el de aquellos que, por haber pagado un impuesto correspondiente a veinte afios, ; redimieron sus minas a perpetuidad—caso en que se no han hecho tal redencién, los cuales tienen, ami j cio, de acuerdo con las leyes del pais, de antaniio. y Ge ogafio, un derecho de propiedad tan firme a tan dividual en el islagd tenebroso de un Seem — cialismo de estado que imperdé algunos afios en el Pai No porque lo considere de necesidad, puesto que “me | % dirijo a una Corporacién de sabios juristas—los- gnejoves™: entendedores de la Constitucién y de las leyes— sino or. razones de método y en busca de la mayor. claridad “permito recordar algunos que son principios element: les, verdaderos lugares comunes en derecho, y que, sin embargo, ‘han de tenerse en cuenta al estudiar la ct : tién que se propone en esta demanda, Me abstendré para el sabio y alto Tribunal ante quien Somibacece yn hablo. A saber: 1.° Las minas, todas las minas de metales y piedras, Preciosas que hay en_ el territorio nacional sin descu- ages, brir y sin explotar, son de la Nacién, la cual tiene sobre ellas una especie de*dominio emznente. No falta quien, iene que todas las minas, hasta las denunciadas por : particulares, son de la Nacién. Lo cual revela, sin duda, grave | confusién de ideas que son elementales en dere- 0 constitucional y en legislacién minera. pice particulares, oe See Ge minas Bed de, una sola vez el respectivo impuesto co- diente a ‘un periodo de treinta afios. Cumplida nse, por el cumplimiento de ninguna condicién. Ese lominio vale lo mismo, en buen derecho, que el que \si también, el dominio de un particular sobre una mina, no ha pagado de una vez el impuesto por veinte. _afios, seria de todo punto semejante al dominio que tie- ne sobre una casa quien la ha comprado y no ha pagado davia su precio. El uno y el otro existen con todos aio: . Hay algunas minas en que la Nacién tiene, no ya ese que he llamado dominio eminente, sino uno del oe todo igual al que corresponde a os particulares sobre Jas minas redimidas a perpetuidad. Esas minas son las de esmeraldas de Muzo y Coscuez y las de oro y plata de Marmatoy de Saritana y La* Manta. Hasta el afio de 1905, todo ésto era cosa clara y fuéra de toda discisién. Se empezd entonces a dictar leyes de Cierto orden que, aunque armonizaban maravillosa- mente con el plan general de la administracién y de‘la “organizacion politica que se iba estableciendo, eran con toda evidencia contrarias a la Constitucion y atentaban gravemente contra el derecho de propiedad. Se dispu- so entonces que quedaria prohibido en adelante denun- ciar minas de esmeraldas por los particulares, lo cual, sea lo que fuere desu conveniencia, no implicaba la violacion de ningtin derecho adquirido; pero se dispu- sieron otras cosas, en las Leyes 4o de 1905 y 21 de 1907, que ya fueron acusadas ante la Corte, que resultaron, esas Si, sin Sombra de duda, opuestas al derecho de pro- piedad y violatorias de él. Se ve, pues, por lo dicho, que hay algunas minas de esmeraldas, 0 puede haberlas, en que la propiedad perte- nezca exclusivamente a individuos particulares. Y esa " propiedad, ese dominio, como el que se tenga sobre cual- quier otro objeto, sea bien mueble o inmueble, esta y debe estar bajo la garantia que otorga la Constitucién a -los derechos adquiridos con justo titulo, los cuales no pueden ser desconocidos o vulnerados por leyes poste- riores, muchisimo menos por meros decretos emanados del. Poder Ejecutivo. Se incurfe en error, y en error muy grave, si se piensa: que el mero hecho de que la Nacién, propietaria de una rica mina de esmeraldas, tiene interés en que no haya otros productores de aquella preciosa piedra, colo- ca ‘0 puede colocar en situacién precaria a los propieta- rios particuldres de. minas dé la misma especie. Seria \ aT De conveniente para la nacién colombiana, en el punto de vista comercial, ser ella la tinica productora y vendedo- ra de esmeraldas. Eso nadie lo negara. Pero una cosa es Ja conveniencia o la utilidad y otra cosa muy distinta es ia 9 el derecho. Sila Nacién quiere, “porque le ser el nico Bene as de esmeraldas en los mer- la—que . es el caso—de que hay ios propietarios as, solo tiene un remedio legal para conseguir sus Ss feneetiadcs en las Leyes 4o de 1905 y,21 de 1907, reto. del 26 de diciembre de 1912, son de todo cohonestar, para justificar esa diferencia que se ice. fe el. dominio sobre las minas y el dominio sobre ‘a otras especies de bienes? ¢ Quién dijo, y lo somo de raz6n juridica, que no es tan pefecto el propiedad que se tiene sobre una mina—de slata, de esmeraldas—de acuerdo con la legisla- olombiana, que conviene estudiar atentamente, perfecto el derecho de dominio que se tiene so- aes: ane Ja Nacién podria, pou su sola real voluntad, o las papas que se producen en mi fundo? Pues i mas ni menos, es, sefores Magistrados, lo que / / dir a la expropiacién, aleganda | la utili: : culos 4.° y 5.° de dicho decreto. La hago con conviccién profunda, que no es nueva, y con fe de que mi demanda hallaré eco en la justicia de que es dispensadora la Su-— prema Corte. El articulo 4.° dispone que el Gobierno se reserva ef derecho de vender (fijaos en estos vocablos) las esmeraldas extraidas de las minas que sean de los particulares, y que los administradores de esas minas deberan presentar, cada seis meses, al Ministerio de Hacienda, los lotes de Jas esmeraldas extraidas. Razonemos seriamente sobre esta disposicion, y, 0 ce. rremos los/ojos a toda luz del derecho, o convengamos’ en que ella es, de todo en todo, violatoria del derecho de propiedad individual. % ( ¢Qué es propiedad? Es, segun ensefia un sabio maes- tro de filosofia del derecho, que lo ha sido de los tres ee fiores Magistrados de la Corte Suprema, «la conjuneion de una cosa externa’ con una persona, realizada por medio de un hecho.» Re Yequées derecho de propiedad? Es—ensena el mis- mo profundo Cardenal Prisco-— dla facultad juridica de disponer de una cosa con exclusién de todos las demas.» Concepto éste de que no se aparta, sino antes bien, se conforma con él, el Codigo Civil colombiano, que, en'su articulo 669, dice esto: «El dominio (que se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arébitrariamente, no siendo contra t ley o contra derecho ajeno.> 2p Como se ve, no sélo el concepto filoséfico-juridico, sino también la propia ley positiva colombiana, ensefian con absoluta claridad que es atributo esencial, atributo que lo distingue especificamente, del derecho de propiedad, la libre disposicién, la disposicién arbitraria de la cosa u ob- jeto sobre que se ejerce. Hay siempre un sujeto activo del derecho, y es éste tanto mas intenso y extenso cuanto ma- Biyar' oe yores sean las facultades~ que al sujeto corresponden en relacién con el objeto o cosa sobre que recae. Esas facul- “tades son, como ya lo ensefaban los romanos, o de mero uso, o del goce y apropiacién de productos, odispositivas, que corresponden'alo que los mismos romanos llamaban Jus utendt, jus fruendi y jus abutendi. Este ultimo, es de- cir, el derecho de abusar, o’ mas propiamente, el derecho ‘de désponer libremente de la cosa, es lo que constituye el de propiedad, que'es el mayor de los derechos reales, lo que lo distingue de los demas. Si es cierto, como lo es sin sombra de duda, que es atributo esencial, nota caracteristica del derecho de pro- Piedad, la libre disposicién de la cosa sobre que tecae, y, de consiguiente, de los productos o frutos que rinda esa : misma: cosa, claro esta que el duefio de ésta, el sujeto ac- tivo, del derecho,, serd el unico, so pena, de que éste deje de: existir © pierda sunaturaleza, que ha de tener la facul- tad’ ‘de aisponer de Ja misma cosa y de Sus frutos 0 produc- -tos, y que podra gentler, © enajenar de cualquier otro modo unayy otros. No se ve cémo, sin aceptar esta condicién, pueda sostenerse la subsistencia del derecho de propiedad, sin dar en’eél absurdo, que seria el mayor de todos, de que una Cosa puede ser y no ser a un mismo tiempo. é Un supuesto Propietario a quien se le pudiera privar Mecita y legitimamente de disponer, vendiendo o enaje- ‘nandolos de otro modo, por si 0 pormedio de su represen- tante legal, si es incapaz, de los productos o frutos de su €osa,o de ésta misma, ese no seria tal propietario; ése tendria cualquier otro derecho, pero no el derecho de pro- EX piedad o dominio, porque, suprimidas las facultades dis- Positivas y admitido que un sujéto no pueda libremente Pas enajenar una cosa (dejo a salvo las disposiciones lega- les relativas a las incapacidades), preciso es reconocer 4 "qe ese Sujeto no tiene el derecho Ilamado de propiedad, ‘de que es atributo~-repito—la facultad de la libre dis- Posicion, eres eae Yde igual suerte, una ley o un decreto meramente ejecutivo en que se disponga que el propietario de un bién cualquiera, mueble o inmueble, no pueda disponer libremente de Jos respectivos productos, es de todo pun- to inconciliable con el derecho de propiedad, porque su- prime algo de lo que es esencial en éste y porque esta- plece una limitacién que lo desnaturaliza y aniquila; es evidentemente violatorio y arrebatador de derechos ad- quiridos con justo titulo; es, en una .palabra, contrarié a los preceptos constitucionales que garantizan los derechos que se adquirieron al amparo de las leyes, los cuales pre- _ceptos, que citaré més adelante, se hallan incorporados en el titulo que trata de los derechos civiles y las garan- tias sociales. I Y, puesto que el Decreto ntimero 1134, de 26 de di- ciembre de 1912, dispone del modo més explicito que los duefios de minas de esmeraldas—duefios cuyo™ do- minio en nada se diferencia de todos los dominios—ten- dran que presentar al Ministerio ‘de Hacienda las esme- raldas que extraigan de sus minas para gue las vendan los agentes o comisionistas del propio Gobierno, paréce- me claro, sefiores Magistrados, que tal decreto es mani- . fiestamente atentatorio contra el derecho de propiedad, si: acaso no es que sean ilusorias o fantdsticas mis ideas sobre la alteza o nobleza de este derecho; aunque —y lo consigno con toda sinceridad — no ha ‘sido, ni por asomo, Ja intencion del sefior Presidente de la Republica y del senior Ministro de Hacienda incurrir en tal atentado. Muy lejos de ese punto han estado los propésitos del Gobierno, el cual, por el contrario, sdlo ha querido hacer obra de interés fiscal, si bien por modos y ca- minos errados, en opinién mia muy respetuosa. Consigno ‘esto de modo muy claro y expreso, para que, en ningin caso, se atribuyan malévolos propésitos a esta demanda. El articulo 5.° del Decreto dispone, segtin se ha vis- . 4. "to, (que el Ministerio de Hacienda hard clasificar ava- luar, empacar y sellar las esmeraldas de minas particu- Jares, y las remitira al Agente Fiscal de la Reptblica o a un comisionista, 2 fin de gue sean vendidas con anuen- cia de los pesbrescntantes, de los duefios de tales esme- _ raldas. - Como se vé, este articulo, en el fondo, contiene la “misma doctrina que el anterior: priva a los propietarios ee su een a cisponet eS de lo que les per- agentes. En consecuencia, cuanto se ha observado res- pecto del articulo 4.°, es aplicable al articulo 5.° No hay ecesidad de repetirlo, y es suficiente que se llame vues- tra atencién, como lo hago,)a las consideraciones que dejo consignadas. El articulo 6.°, ultimo del Decreto, dice que el Go- _ bierno se reserva el detecho de suspenderles las licencias de explotacién alos propietarios de minas que no obser- ven y cumplan estrictamente las diposiciones del mismo Decreto. Si esas disposiciones son, como procuro demos- trarlo, faltas de fundamento, y, ademas, son inconstitu- cionales, no habra duda sobre que dicho articulo 6.°, en que se establece la respectiva sancidn penal, que en si misma constituye una limitacién o negacién del derecho de propiedad, debera también declararse inexequible. Os pido con respeto que asi lo hagais. Alego formalmente que el decreto acusado es viola- _torio de los siguientes preceptcs de la Constitucién Na- cional: 1.° Del articulo 31, que, en lo pertinente, dice asi: «Los derechos adquiridos con justo titulo con arreglo a las leyes civiles por personas naturales o juridicas, no pueden ser desconocidos ni vulnerados por leyes poste- ‘riores.» Menos, muchisimo menos, por decretos mera- Be : a 3 mente efecutivos. Los duefios de minas de esmeraldas tienen derechos adquiridos: el dérecho de propiedad, con justo titulo y con arreglo a las leyes civiles, que, en el caso, son las que en la Nacién forman la legislacién minera. Ese dere- cho es perfecto, como todo derecho de ‘dominio, no sélo, en concepto mio, el de los propietarios que pagaron el derecho llamado de estaca correspondiente a, veinte afios, " caso en que se hallan mis mandantes, pero tambiénaunel de aquellos que, tituladas sus minas,“estan pagando tal » impuesto por periodos anuales. Lo mismo han\crefdo y dicho sabiamente algunos sefores Magistrados de la Su- prema Corte en fallo judicial. Y como, segtin sé ha de- 3 mostrado, el Decreto ntimero 1134 de 26 de diciembrede __ ‘ 1912, consagra una limitacién, 0 negacién mas bien, del ___ derecho de tales propietarios, salta alos ojos que él va © contra el precepto transcrito del are, 31 de la Cons- ‘ titucién. \ Y 2.° Del articulo 5.° del Acto Legislative numero 30 de 1910, sustitutivo del 31 de la Constitucién, que. dice: «En tiempo de paz nadie podra ser Seay oe 1 de la propiedad antes de erica se la expropiacion.» Un comentario completo de este texto constitucio nal, que consagra una de las mas preciosas garantias in. dividuales, habria de ser cosa muy larga. Permitaseme, ya. que no ese comentario, una explicacién, en resumen, del " articulo, el cual ensefia esto: a) A nadie se le podra privar de su propiedad, en todo — © en parte, en tiempo de paz; en tiempo de guerra si. A . nadie, pues, se le privard del ejercicio de los derechos | anexos al de propiedad, tal como.el de disponer libre- =e eTO mente de la cosa y sus productos, porque eso sera pri- varlo, si acaso no en el todo, si por lo menos en parte, de su derecho. | = 6) Puede privarse a Jos individuos de su propiedad por via de pena o apremio, a titulo de indemnizacién que se les exija, 0 por via de contribucién que tenga el ca- racter de general, esto es, que recaiga sobre todos los individuos, 0 sobre los que estén en iguales circunstan- cias, como si se estableciera un impuesto sobre las tien- ' das o almacenes de comercio, pero no sobre algunos de- terminados. ¢) La propiedad individual puede estar sometida a enajenaci6n forzosa, cuando asi lo justifique el interés ge- neral o la utilidad publica; pero semejante enajenacién no puede decretarse por autoridades administrativas, sino por autoridades del orden judicial, con conocimiento de causa, y oyendo y venciendo al propietario, o sea si- guiéndose con él un juicio de expropiacion, y d) Aunen el caso de que trata el ordinal anterior, por mas que se halle por medio el interés o la utilidad publica, ante la cual debe ceder, por razones que son ob- vias, el interés individual, no puede obligarse a la ena- jenacién de la propiedad privada, no puede consumarse la expropiacién, sino—condicién sine gua non—indemni- zando, pagando previamente al propietario particular el pre- cio fijado a su cosa por la autoridad judicial. Visto esto, que me parece claro, toca a la Suprema Corte decidir si no es cierto que el caso sometido a su es- tudio esta claramente comprendido en la primera parte del articulo constitucional examinado, es decir, en la que establece la regla protectora del derecho de propiedad individual en tiempo de paz, en vez de estarlo en nin- guno de los casos de excepcién que sefiala el mismo-r- ticulo; y si no es verdad que el Decreto ntimero 1134, de 26 de diciembre de 1912, es manifiestamente violatorio = ig == de aquella regla o principio, en cuanto pretende arrebatar a ciertos propietarios de propiedad privada el derecho de disponer libremente, enajenandolos como mejor les pareciere, las cosas sobre que ejercen su dominio y los _ frutos o productos de esas mismas cosas. Concluyo, pues, sefiores Magistrados, que es el caso declarar ee el mencionado decreto, o al me- encami ada a obtener que se declarasen algunas disposiciones de las Leyes 40 de ice oor Ta peor enten 5, en sala plena, . Bien que el fallo “cuanto no se encuentran iva razonam! tos referentes al dere- propiedad: Ja garant Glahaee que es el terreno en que e demanda, me permito citar, com. argumento de e “Siguiente Coed de dicha peuecS oe Corte estima ee los ee tos de minas de esme- a que Rayan cimplido con tas prescribciones de los ar- th s legales que sé han citado, o en otros términos, que an aera a Per HENeae, ta. Cerone de sus minus legal CON RELACION A ELLAS SON INEXEQUIBLES. LAS oe oe DE LOS ARTICULOS = 2.°°-DE LA ‘LEY 40 DE Mert Sy ; 2 Hla que de él hace la sitta la pre- 3 = 18 — tamente después del parrafo copiado, el cual—repito—es el verdadero y quiz principal fundamento de ella, en cuanto se refiere a duefios de minas redimidas, dice: “¢1.° Declaranse inexequibles los articulos 2.° de la Lev 40 de.1905, primera parte del 5.° de la Ley 21 de 1907 y 6.° de la misma ley, en cuanto comprendan a los pro- pietarios de minas de esmeraldas que hayan redimido legalmente a perpetuidad la propiedad de sus minas, an- tes de la vigencia del Decreto numero 48 de. 1905; en todo Jo demas son exequibles dichos articulos.> «2. No son inexequibles las demas disposiciones acusadas Gomo contrarias ala Constitucién.» : Acaso pudiera decirse que falta algo de claridad en esta resolucién. Pero nadie que lea el parrafo de la parte : 1 iva que $e ha transerito, dejaria de entender que ese “ fallo tuvo necesariamente la intencién de declarar que Jos duefios de minas de esmeraldas redimidas no podian “quedar afectados con las disposiciones de las leyes de 1905 y ¥907, en cuanto ellas limitaban o anulaban el de- i “gecho de propiedad de esos duefios, derecho que la mis- ‘ma sentencia califica de“adguirido y de perfecto. Quien en- tendiese otra cosa, entenderia que el fallo consagra un absurdo, una palmaria contradiccién, y eso no puede atri- buirse a la Corte Suprema. Para todo evento, pido en esta demanda, de modo formal y expreso, en nombre de mis mandantes, duefios de las minas de £/ Chivor, situa- das en jurisdiccion de Ubala, minas cuya propiedad se ha hecho perpetua por el pago, verificado antes de 1905, del impuesto correspondiente a veinte afios, que se decla- ren inexequibles los articulos 4.°, 5.° y 6.° del Decreto mumero 1134, de 26 de diciembre de 1912, en cuanto tales disposiciones puedan referirse a los duefios de Minas de esmeraldas redimidas. . Aunque demando con los limites y con el cardcter que dejo expresados, quiero consignar que mi opinién = ih en toda esta materia es exactamente igual a la que ma- nifesté con absoluta claridad en un salvamento de voto el sefior Magistrado doctor Bartolomé Rodriguez, en sus- tancia la misma del sefior Magistrado doctor Manuel José " Angarita, a saber: son inconstitucionales las Leyes 40 Je 1995 y 21 de 1907, ya se refieran a duefios de minas redimidas,.o bien a propietarios de minas no redimidas; perfecto es el‘dominio de los unos y de los otros; ya se trate de éstas o de aquéllas, las dichas leyes son la mds grante violacién del derecho de propiedad, son indignas si6n libre y solo podran vivir bajo un régimen inj de socialismd de-Estado. He tenido el honor de stener estas cosas « como Dee de corporaciones legis- ) de extremar el cumplimiento de mi entender, habré de espaciar-' io especial de la senten- 2 ON del Decreto nuimero 1134, y que, por el contrario, someti- da a una sana hermenéutica, ha de resultar en perfecta ar- monia con las tesis que en esta demanda se sustentan. _. Primero que todo, he de recordar ciertos principios que son elementales en Ja ciencia del enjuiciamiento, a saber: 1.° Toda sentencia consta de dos partes, motiva la una y resolutiva la otra. En la primera se consignan los fun- damentos, motivos o razones, de hecho y de derecho, del fallo. En la segunda, se consigna la resolucién, lo que se decreta o decide. 2° a parte motiva de una sentencia es como la pre- misa, oe! grupo de premisas de donde habra de derivarse Ja conclusion que se consigna en la parte resolutiva. Lo. cual es como decir que ha de haber relacién légica, rela- cion de causalidad entre las dos partes. Faltar a eso serd dar en el absurdo. Es casi inconcebible que en la parte motiva se siente una premisa, y se discuta y’se admita, y en la parte dispositiva se consigne una conclusién contra- ria de la que, logica, racional y juridicamente, se derive de la premisa. Podra suceder que en semejante defecto in- eutra un juez, novicio, ignorante y de capacidades nulas; que la Corte! Suprema de Justicia caiga en tan burdo dis- parate, es inadmisible ; y 3.° Si por acaso sucediere que la parte resolutiva de un: fallo no es muy clara, porque no tenga todas las explica- ciones apetecibles—lo que si es frecuente que suceda, por que suele fallarse'en términos muy generales — es obvio que sera un buen criterio para la acertada inteligencia del fallo comparar y armonizar esa parte con la motiva, de la cual no es posible desligarla, porque no es posible enten- der una obra estudiandola en una sola de sus partes y prescindiendo de las demas que la completan, la explican y la integran. De donde concluyo — paréceme que sin forzar el razo- mamiento — que para tener una acertada inteligencia del. 21 = fallo de la Corte Suprema de Justicia, de fecha 2 de agos- to de 1912, es conveniente hacer una comparacién entre Ja parte motiva y la parte resolutiva de él, y armonizar la una con la otra, sin olvidar que la primera expresa las causas orazones de la ultima y que ésta ha de serel efec- Be _ to, la consecuencia logica de aqueélla. Veamos, pues, en qué se fundé la sentencia de la Cor- te, setialadaménte en lo relativo al articulo 3.° de’ la Ley - 40 de 1905 y a la parte final del articulo 5.° dela Ley 21 de 1907, que, por lo que entiendo, se consideran subsisten- tes y son los que pudieran Ilamarse fundamentos legales alel Decreto nimero 1134. Dice: «Por el articulo 3.° de la Ley 4o de 1905, el Go bierno se reservé el derecho de vender las esmeraldas extrai- das de las minas denunciadas hasta la expedicién de esa Ley, y dispuso que dichas esmeraldas no podian ser otreci- * das al mercado libremente en el pais o fuérade él. Con este “ ~ articulo se relaciona el 5.° de la Ley 21 de 1907, en su parte final, disposicién que al autorizar al Gobierno para susti- tuir el canon de sesenta mil pesos oro mensuales, por otro impuesto hasta del 10 por 100 del producto bruto de cada ~ cuenta de venta de’ las esmeraldas que se exploten por empresas o individuos particulares, agregé lo siguiente: «pero la exportacién y la venta de esmeraldas se haran conforme a lo dispuesto en el articulo 3.° de la citada Ley 40 de 1905.» 7 _ «Estas disposiciones han sido acusadas como inconsti- tucionales, como infringidos los articulos 4.° y 5.° del Ac- to legislativo numero 3.° de 1910, y los articulos 31, 32 y 34 de la Constitucién de 1886. «Seria el caso de entrar a considerar si en realidad existen las infracciones que se alegan como fundamento de Ja inexequibilidad de esos articulos, si no admitiese la Corte que la prohibicion del libre comercio de esmeraldas que esas disposicioneés entrafian, no tiene efecto hoy desde : . x Z: Bn =o “el momento en que la Ley 51 de 1909, en su articulo 3.°, _ define lo que se entiende por comercio clandestino de es- ¥ meraldas, da a entender claramente que se puede venderlas “dentro o fuéra del pais, siempre que esto se haga median- _ te una guia expedida por el Ministerio de Hacienda, en la ual | se expresara el nombre de quien las mande, el lugar de procedencia de las piedras y la manera como diga que las obtuvo el que Solicita la guia.» _ Este pérrafo, de suma importancia, puede descompo- nersé en las siguientes proposiciones, que son otras tan- tas rotundas afirmaciones de la Suprema Corte a) No es el caso de considerar si existen las infraccio- nes de los articulos constitucionales que la demanda dijo ingidos. Que esto es asi, se demuestra con sdlo tener presente el significado temporal de la forma verbal seria _y con recordar lo que significan las oraciones condiciona- de negacién implicita. _ 6) La‘ Corte advierte dos cosas: la primera, que las _. disposiciones de la Ley 40, art. 3.°, y dela Ley 21, parte . final del articulo 5.°,no tienen efecto hoy; y la segunda, "que esas disposiciones entrafian la prohibicién del libre } ¢ io de esmeraldas. Resulta esto claramente, si uno "se fija en la hipdtesis de la oracién condicional de nega- ion implicita cuya apédosis he sefialado en el ordinal an- terior, y eso lo entiende, no ya solamente un profundo ‘concedor de las admirables ensefianzas gramaticales de don Andrés Bello, pero aun las personas que sélo conoz- can las mas elementales reglas del lenguaje. ¢) Dice la Corte que la Ley 51 de 19009, en su articulo esmeraldas, y agrega que con esa definicién da a entender claramente que se pueden vender Hoy aquellas piedras, dentro o fuéra del pais,con la sola condicién de obtener el vendedor una guia del Ministro de Hacienda. - Ahora es el caso de preguntar: chay alguna ambigtie- 3.°, define lo que se entiende por comercio clandestino de 7 : M23 os dad en estos conceptos de la Corte Suprema? No dicen ellos con toda claridad, de“manera que todo el mundo podra entenderlo, que el articulo 3.° de la Ley 51 de 1909 implica una derogacién, parcial al menos, de los articulos 3.° de la Ley 40 de 195 y 5.° de la Ley 21 de 1907, por cuanto el primero permite el libre comer- cio de esmeraldas, prohibido por los tltimos? ¢Y no és cierto, por otra parte, que una ley posterior contraria a otra anterior implica necesariamente una derogacién tacita de ésta, circunstancia que debié de tener en cuen- tala Suprema Corte para hacer el razonamiento que se ha transcrito? : Pero no es ‘esto solo: la propia sentencia de la Cor- te contintia diciendo lo signiente, que es, si cabe, mds explicito: i «Como esta ley (la 51 de 1909) es posterior a las que contienen los articulos que han sido acusados por inconstitucionales (el 3.° de la Ley, 4o de 1905 y el 5° de la Ley 21 de 1907, parte fimal), ha venido a des- arrollarlos implicitamente, como lo juzga el sefior Pro- curador, o a modificarlos al menos de manera sustancial, con lo cual desaparecen las razones que.los demandan- tes han tenido para solicitar la declaracién de inexequi- bilidad de esos articulos.» Es imposible decir con mayor claridad que la Ley 51 de 1909 deroga o modifica, que da lo mismo, tdci- tamente, pero de manera sustancial, los articulos cita- dos de las Leyes 4o de 1905 y 21 de 1907, precisa- mente en cuanto la primera ley permite lo que las otras prohiben. Y nétese que la Corte hace mérito, para prohijarlo, del concepto que sobre el particular emitié el sefior Procurador General de la Nacién, que ha de ser el mas celoso defensor de la ley. Y si esto es asi, ecémo podria decirse con visos de verdad que la parte resolutiva de la sentencia dice y asi como suena, que estan vigentes y son va- lidos los articulos Bu de la\Ley 40 de 1905 y 5.°, en su parte final, de la Ley 21 de 1907, en vez de decir- @ que esa resolucién no significa sino que no hay lu- a. declarar inexequibles esas disposiciones, por que ; no ) existen hoy, no tienen vida juridica, y Bulcsto, 1 das o modificadas por el articulo 3° Sy 51 “de 1909? Si esto no es asi, sefiores Ma- oS tengo yo la mas profunda conviccién de O acusar a ae Corte paanane de de contradicciones y ere que jamas ocu- ae aCe : a in OSCE a) Se Y semejante cosa aria a toda ‘razon, a toda verosimilitud. Rais haciendo pone Se; los prin-. le la fe con las palabres Poncio Pilatos. ¢Quiérese una demostracién mas abundante, més clara, que Roy. sosteniendo? Oiganse las Ponies del Ma- 907; por que al reservarse por ellos el Gobierns el le vender en el pais y fuéra de él las esmeraldas ae ; extraidas de minas de propiedad particular, se vulneraron derechos adquiridos, viol4ndose los articulos 31, 32 y 202, / ordinal 3.°, de la Constitucién de la Republica.» (El doc- -tor Navarro — lo anoto con gusto — tuvo en cuenta que la Jibre disposicién es atributo esencial del derecho de pro- iedad), se i zi 5 ‘«La Corte no entra, en la decision! que precede, a con- iderar si en realidad existen las infracciones que se alegan "para que se declare la inexequibilidad del articulo 3.° de la Ley 4 de'1995 y de la parte final del articulo 5.° de la ‘Ley 21 de 1907, por gue Juega (yo subrayo) que estas dispo- es. Sieron eed tmpliattamente,, 0 modificadas, al me- nién de que la Ley 51 ‘de 1907 ne derogatoria fe Tos ar- g ticulos’ citados. de las Leyes go de 1905 vi ar de 1907, por lo. ‘cual, een ney €S0,: Bane su voto en la sen- i tencia. x HES iS ae NG después de esto, ‘podrd ya dudarse de que la sen- tencia susodicha lo que resolvié no fue. otra cosa ‘sino que no se anulaban las disposiciones _ de las ‘Leyes 40 y 21, porque €sas disposiciones no estaban en vigor y estaban derogadas? ¢Y sera posible, pisando en sélido terreno - - ridico, sostener que la sentencia de da Corte fhese el atri- i mo 0 asidero del Decreto ejecutivo mimero. 1132 de eee de diciembre de 1912? Hic CET ARE SRE ‘Vosotros, sefiores Magistrados, habéis de responder) _ sabia y justamente a estas preguntas. /Tendria algo co- mo sevicia argumentadora que yo me empeifiase en la via de mas largos razonamientos, que no pecan de ocurrir, pero que no son necesarios para hacer ver una cosa muy clara a muy habiles videntes. Es de raz6n que vaya ya " dandole término y remate a mi pesada y larga exposicién, #36 = que, si ha salido de los lindes que corresponden a una de- manda y de los que yo acostumbro trazarme en trabajos semejantes, es por que la naturaleza de la causa exige que se expongan de una vez cuantos fundamentos puedan jus- tificar que sé conceda lo que se pide. EI Decreto niimero 1134 de 1912 fue reformado 0 adi- _ cionado por el Decreto numero 38 de 28 de enero de 1913, €n que se dice que los duefios de minas de esmeraldas re- dimidas no pagardn al Fisco el 10 por 100 del producto bruto de ja cuenta de venta de las esmeraldas, pero si «re- conoceran y pagaran al Gobierno los gastos de clasifica- ‘cién, preparacién, transporte, aseguro y venta de las pie- dras de propiedad de aquéllos, que se remitan por su cuen- ‘ta alos mercados extranjeros.> Pido a la Corte que declare la inexequibilidad de dic Decreto ntimero 38 de 28 de enero de 1913, en cuanto dis- pone lo tiltimo’que dejo indicado, que es en el articulo 1.° y en la parte final del 2.° Las razones que alego en. apoyo de esta peticién son las mismas que dejo consignadas en el cuerpo de esta demanda: las dichas disposiciones son violatorias del derecho de propiedad. ‘Los mencionados Decretos ntimeros 1134 de 26 de di- ciembre de 1912, y 38 de 28 de enero de 1913, estén publi- cados en los Diarios Oficiales nimeros 14783 y 14784- ho Bogota, febrero 22 de 1913. Sefores Magistrados. Antonio José Cadavid SENTENCIA (MAGISTRADO PONENTE, DOCTOR SUAREZ MURILLO ) Corte Suprema de Justicia—Sala de Negocios Generales— Bogota, agosto veintidds de mil novecientos trece. Vistos: El sefior Antonio José Cadavid, como apode- rado de los sefiores Emiliano Isaza, Enrique Gonzalez y Bernardo Escovar, apoyado en lo que estaklece el ar- ticulo 41 del Acto Legislativo nimero 3 de 1910, se ha presentado ante esta Corporacién demandando la inexe- quibilidad de algunos articulos del Decreto ejecutivo niimero 1134 de 26 de diciembre de 1912, y la del De- creto numero 38 de 28 de enero de 1913, por conside-_ rarlos contrarios a preceptos de la Carta Fundamental. Igualmente el sefior doctor Francisco de P. Matéus, en su propio nombre y como apoderado de la sefiorita Maria Josefa Matéus, solicita la declaracién de inexe- quibilidad del ultimo Decreto citado, en parte, y la de algunos articulos del Decreto ejecutivo niimero 1134 de 1912, por estimarlos atentatorios contra algunas dispo- siciones de la ley fundamental. Reunidas estas dos demandas en un solo proceso, a peticidn del sefior Procurador General de la Repiblica, y surtida la tramitacién correspondiente, se procede a decidir el asunto, teniendo en cuenta las consideracio- nes que van en seguida: i. El doctor Cadavid dirige su acusacién especialmente contra los articulos 4.°, 5.° y 6.°del Decreto 1134 de 1912, eB y sostiene que tales disposiciones violan los preceptos : de la Constitucién Nacional, contenidos en el articulo 31 de la Carta de 1886, y el articulo 5.° del Acto legislativo _mimero 3 de 1910. Con relacién al Decreto numero 38 de 1913, afirma que algunas de sus isposiciones son violatorias del derecho de propiedad, y que por lo tanto contrarian los cd4nones constitucionales que se han citado. ‘EL doctor Matéus encamina su demanda a obtener la de- cree de wee del pcre 38 ya menciona- leran aes ) 20° y 3° del Decreto primeramente acusado, tratan de la licencia que puede concederse por ‘parte del Gobierno para la explotacién de minas de es- meraldas, y de la inspeccin que puede ejercer el mis- -mo sobre la explotacién de estas minas para cerciorarse de la verdad de su producto, Estos articulos estan fun- dados en las disposiciones de la Ley 40 de 1905, y en el aiticulo 6.° dela Ley 21 de 1907, que fueron declara- dos inexquibles por la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de 2 de agosto de 1912, en cuanto compren- dan a los propietarios de minas de esmeraldas que hayan redimido legalmente a perpetuidad la propiedad de sus '- minas, antes de la vigencia del Decreto numero’ 48 de 1905. Como la acusacién de estas disposiciones la formula el doctor Francisco de P. Matéus, en su propio nombre 4 y en elde la sefiorita Maria Josefa Matéus, duefios de 70 las minas de esmeraldas denominadas Oztapur y Pena- blanca y Quiapur o Cristales, yacimientos que se encuen- tran en el ‘caso previsto por la sentencia de la Corte, en cuanto a ellos, son claramente inexequibles las dis- posiciones acusadas, porque siendo reglamentacién de una ley que no puede serles aplicable, tampoco puede aplicarseles dicho reglamento; y en lo que dice con rela- ciédn a los propietarios de minas de esmeraldas que se encuentren en la situcién juridica mencionada, las dispo- siciones gubernamentales de que se ha hecho mérito ex- tralimitan la potestad reglamentaria que la Constitucién confiere al Poder Ejecutivo. Ademas, por el aspecto in- enon a _ dicado, esos articulos violan claramente el mandato can- _ tenido en el numeral 4.° del articulo 119 de la Constitu- cién, que impone al Presidente de la Republica el deber , _ de. «prestar a los funcionarios judiciales los auxilios 2 necesarios para hacer efectivas sus providencias.> Y El articulo 4.° del decreto en cuestidn establece la reserva que a su favor hace el Gobierno de la venta de esmeraldas extraidas de las minas de los particulares, e ' impone alguna obligacién a los administradores de las: minas. Ante todo, conviene dejar sentado que estas disposi- _ ciones se fundan, segun se ve del considerando tercero del decreto que se examina, en lo que establece el articulo 3.0 de la Ley 40 de 1905 y la parte final del 5.° de la ar de 1907; y que estos mandatos legales los consideré la Corte en su sentencia ya citada abrogados por el articulo 3.° de la Ley 51 de 1909, pues en dicho fallo se dice lo siguiente: «Como esta ley es posterior a las que contie- nen los articulos que han sido acusados por inconstitu- cionales, ha venido a derogarlos implicitamente, como lo juzga el sefior Procurador, o a modificarlos, al menos, de manera sustancial, con lo cual desaparecen las razo- nes que los demandantes han tenido para solicitar la — 30 — “declaradion de inexequibilidad de esos articulos.» Este concepto, sirvié de base a la abstencién por parte de la Corte de. considerar las razones que se aducian para sostener la inexequibilidad de los articulos denunciados, En concepto de la Sala, no puede tomarse apoyo para dictar las disposiciones del decreto que se examinan, en _ los preceptos legales que se citan en uno de los consi- _ derandos, y no pueden tenerse como reglamentarias de -aquellas leyes. Los articulos acusados entrafian la limitacion palpable que se hace alos propietarios de minas de esmeraldas del eee. de su Serer ne) de propiedad, pues teniendo ellos el ces el derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente, no siendo contra ley o me lo en el articulo 31 de la Constitucién Nacional. Ade- : s, con lo dispuesto en el articulo que se analiza, toma para si el Gobierno la facultad que tiene todo propietario e de disponer de los bienes que estan dentro de su patri- monio, y por lo tanto atenta contra el precepto que con- sagra el atticulo 5.° del Acto legislativo ntimero 3 de “1910, en virtud del cual nadie puede ser privado de su propiedad en todo o en parte en tiempo de paz, sino en los casos y con los requisitos que sefiala el mismo canon constitucional, puesto que no puede decirse que se trate del establecimiento de una contribucidén general, ni mu- cho menos de una pena.j No justifica la circunstancia de que la Republica sea duetia de minas de esmeraldas, y que por consiguiente sea de conveniencia para el Fisco alejar la competencia que puedan hacer los propietarios particulares de yaci- a e -xpropiacion por motivos de utilidad ree y pre- lemnizacién, como muy bien lo dice uno de los de- ese as” Imismas Reece una vez que él es secuencia de lo estatuido en el articulo-anterior. al articulo 6.° establece la sancién que a los explo- le pees de esmeraldas acarrea la transgresion isposiciones del mismo decreto. Como ya se ha les disposiciones son inexequibles, unas en ab- Bacon que vulneran cdénones constitucionales que 4gran principios que son la salvaguardia de precio- chos; y otros lo son con relacién a los Peebles d con anterioridad a la vigencia del deereto | citado, yon aplicacién de lo estatuido en ‘el ejecutiva el mee teracimniento de uno de los atribu- culiares al’derecho de propiedad, y por este moti- Q ataca ¢ el ee ee en la Carta Fundamen- ged a que se ake ‘ oo 48 de 1905, la obligacion de cubrir los gastos de que trata el articulo anterior. Ya se ha visto, segiin lo anteriormente expuesto, que Tas disposiciones contenidas en los articulos 4.° y 5.° del Decreto niimero 1134 de 1912 pugnan abiertamente con Preceptos terminantes de la Constitucién Nacional; por consiguiente, los mandatos que aparecen en los articulos del Decreto 38 que se examina, con relacién al pago de ciertos gastos, son también inexequibles, por cuanto son una consecuencia natural de aquéllos. Por estas consideraciones, la Corte, administrando jus- ticia en nombre dela Reptiblica y por autoridad de la ley, resuelve: Primero. Declaranse inexequibles los articulos 2.° y 3." del Decreto ntiimcro 1134 de 1912, en cuanto compren- dan alos propietarios de minas de esmeraldas que hayan redimido legalmente a perpetuidad la propiedad de sus minas, antes de la vizencia del Decreto legislativo nu- mero 48 de 1905. Segundo. Igualmente se declaran inexequibles los ar- ticulos 4.°, 5.° y 6.° del’ Decreto ntimero 1134 de 1912, el articulo 1.° del Decreto numero 38 de 1913 y el articulo 2.° del mismo en su parte final que trata del pago de cier- tos gastos. Notifiquese y cépiese esta resolucién y comunique- se al sefior Ministro de Hacienda, publiquese en la Ga- cela Judicial y archivese el expediente. BaRTOLOME RopRiguEz P., AuGUSTO N. SAMPER, ALBERTO SUAREZ MURILLO. Pedro Sanz Rivera, Secretario en propiedad.»

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