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224 3 MARCO.—Ci 4 MARCO TULIO CICERON tamente, cuanto tengo posit de ausentarme varios dias, sobre sage ome del afio, busco el encanto y la salubrided de este In. gat, Peto pocas veces tengo la posibilicad. Pero ha ademés otra raz6n por la que también me resultg grato y que a ti no te atafie de esa forma. 'TICO.— ¢Cudl es esa razdn? MARCO.—Pues que, a decir verdad, ésta es mi ver- dadera patria y la de éste, mi hermano. Los dos he- mos nacido aqui, de una familia antiquisima; aqui es. dn. sus dioses, nuestro linaje y muchas huellas que dejaron nuestros antepasados. ¢Qué més podria de- cir? Estds viendo esta casa de campo, ahora edifica- da con mis lujo gracias al afan de nuestro padte, que por encontrarse débil de salud, pes a i toda su vida, dedicado a las letras, Pero has oe que yo he nacido aqui, en este mismo lugar, cuando vivia mi abuelo y Ia casa era pequefa, a la antigua usanza, como la de Curio‘ en el pais sabino, Por ello hay en mi alma y en mi corazén un no sé qué escondido que hace que este lugar me resulte més placentero; si bien es verdad que, segiin estd escrito, el mas sagaz de los hombtes ante la vista de feaca, rechazé la inmortalidad™. : ATico.—Me parece verdaderamente justa la ra- z6n por la que prefieras venir aqui y por la que amas este lugar. Pero, si hasta'yo mismo me he hecho des- de hace un rato més amigo de esta casa y de todo este paraje donde ti fuiste engendrado y dado a luz En efecto, nos conmueven, no sé de qué manera, los lugares en que quedan vestigios de las personas que amamos 0 que admiramos. La propia Atenas, ciu- dad tan entrafiable para nosotros, no me gusta tan- to por sus grandiosos monumentos y por las ex- traordinarias obras de arte de los antiguos como por el recuerdo de sus més ilustres personajes: el lugar “ Manio Curio Dentado (¢fr. nota 233), gozaba de fama de austero, de lo = JAS LEYES, Libto Il 225 en que vivia cada uno de ellos, donde acostumbra- ban a sentarse 0 dialogar; incluso sus sepulcros contemplo yo con admiracién, Por esa raz6a, a par- tit de ahora, voy a querer mas este lugar donde tt has nacido. MARCO.—Me alegro, entonces, de haberte ense- fiado lo que podria lamar mi cuna. AtIco.—Y yo me alegro atin mas por haberla co- nocido, Pero, no obstante, gedmo es es0 que dijiste hace un rato, que este lugar —el mismo que te he ido llamar Arpino— es vuestta verdadera patria? zAcaso tenéis dos patrias o hay una sola patria, aque~ lla comin? ¢ A no ser que aquel sabio que fue Ca- tdn no tuviera por patria a Roma sino a Tisculo**. MARCO.—jPor Hércules! Yo creo que aquél, igual que todos los procedentes de los municipios, tienen dos patrias: una por naturaleza, la otra, por cinda~ danfa. Asi el Catén del que hablamos, como habia nacido en Tiisculo y fue admitido en la ciudadania del pueblo romano, aunque era tusculano por naci- miento, era romano por ciudadanfa: tenfa una pa- tria de origen, otra de derecho. De Ja misma forma que tus quetidos dticos, antes de que Teseo les or- denara abandonar los campos y reunirse todos en la llamada asty**”, los mismos eran a la vez de su lu- ‘gar de origen y Sticos; asf, también nosotros llama- ‘mos patria a donde nacimos y a aquella que nos ha acogido. Pero es necesario tener por delante en nuestro afecto a aquélla por la que el nombre de «re- piblicas se extiende a toda Ia ciudadanfa. Por ella debemnos morir, a ella debemos entregarnos total- mente, y en ella debemos depositary hasta consa- _grar, ditia yo, todo lo nuestro. La que nos engendrd nos resulta querida no de forma muy distinta a la que nos adopt6. Por es0, yo nunca negaré que ésta es mi patria, si bien aquélla es la mayor y compren- “4 éseulo, municipio del Lacio donde el propio Cicerén tenfa una Finca coe eraam ben ejemplos le cfr Ciey a 38 8 “Ulises, qe petit volver a0 cass de Hato levar uo vidi juno la nods Calipso (Oise 1,37 3). ‘ay «Ciavdads en griego. La leyenda segiin la cual Teseo reunié (sinecismo) a sorta tos distiatos grupos de habitantes de las aldeas en una ciudad a la que dio por rnombre Atenas aparece en Tucldides (Il, 15) y Plutarco (Teseo, 24) 226 2 MARCO TULIO CICERO de a esta otra... tiene...‘ ... tiene..4#8 ciudades, pero con: que sélo aquélla es su ciudad. 7 fa 6 — ATICO.—Por tanto, tenfa razén nuestro comin amigo Pompeyo el Grande, cuando sostuvo, en asset juicio en que compartié contigo la defensa de Ary. pio“, y que tuve la oportunidad de escuchar, qre suestra repiblica podria mostrar un muy bien rhe, recido reconocimiento a este municipio, porque te & habfan salido dos salvadores de ella: para qee quede claro que estoy convencido de que ésta que re engendré también es tu patria. oa Peto, hemos Hlegado a la isla. Y Ja verdad es qu no hay nada més agradable que esto. En efecto el Fibreno aparece escindido por esta especie de eso. lén de nave, y tras dividirse en dos partes iguales, bafia estas ribetas y se precipita répido confluyende enseguida en un solo curso; y slo abarca con sus brazos el terreno suficiente para una pequefa pa: lestra. Después y como si su oficio y deber fuera ofrecernos este sitio para dialogar, al punto se pre. cipita en el Liris; y como si entrata a formar parte de una familia patricia, pierde su nombre, ran oscu. ro®, y converte al Litis en un rlo mucho més ge. lido. Jamas he tocado unas aguas més frlas que és, tas, e50 que me he acercado a muchos rios; como ue apenas si podrfa tocarlas con ef pie, como hace Sécrates en el Fedro de Platéa™ MARCO.—Asi, es cierto, No obstante, no creo que le vaya a la zaga, en cuanto a placentero, tu Ta. mis, alld en el Epiro, que muchas veces oigo men- cionar @ Quinto. QUINTO.—Es cierto lo que dices. ¥ no vayas'a LAS LEYES, Libro II 227 creer que hay algo més admirable que el Amaltio®™ de nuestro amigo Atico y que aquellos plécanos. Pero, si te parece, sentémonos aqui, en la sombra, y volvamos a nuestra conversacién en el punto don- de 1a habjamos dejado. MARCO.—Muy claramente me lo exiges, Quinto (yo pensaba que habia logrado esquivarlo) y a ti no es posible dejarte este tipo de deudas. QUINTO.—Comienza, entonces, pues te dedica- mos todo este dia. Makco.—«Por Jipiter comienzan las Musas», tal como empezamos en el poema de Arato™, QuINTO.—¢Por qué eso? MaKco.—Porque ahora también hemos de co- menzar nuestra conversacién por ese mismo dios y por el resto de los dioses inmortales. QUINTO.—Muy bien, hermano; asi es como hay que hacer, Iv.8 MARCO.—Veamos, entonces, antes de pasar a ver cada una de fas leyes, el significado y esencia de la palabra ley; pues, teniendo que referir todo a la mis- ma, no vayamos a caer en algin error de expresién € ignoremos el significado de esto a partic de lo cual hemos de definir todos los puntos del derecho. ‘QUINTO.—No hay duda, por Hércules, de que ése es el método correcto de exposicién. Marco.—Veo que ésta fue la opinién de los més sabios: la ley no es algo forjado por el talento hu- mano, ni por ningtin decreto de los pueblos, sino algo de cardcter eterno que rige el mundo entero en virtud de su sabiduria para mandar y para prohibit. Y decian que esta ley, primera y altima, era el pen- | samiento de la divinidad que obligaba 0 prohibia \ cualquier cosa que fuese, siempre de acuerdo con Ia Hay una loguns y el texto se presta a vitiasinteepretaciones. raz6n, Por proceder de ella, la ley que los dioses die- #9 No se conserva tal discutso. Se sabe de él por una referencia de Quintilia. 10 (inst 3, 8, 30) sobre un dscurso en defense ; 20 inte 3,830 ‘defense de Tito Arpio Balbo, eibuno ron al género humano, es justamente elogiada: pues 1 Nato ye propio Cicedn Gon cet frecuencia un plebeyo crt adoptado por una familia pati; en tonces perdia su nombre gentilicio y comeba oss play nombre genio y toma el de lt moe fail ©" Rio que desemboca frente a Corcra 406 Nombre de una finca de Atico,en la regién del Epico, donde habia un al- tar dedicado a ln ainfa Amaltea (Gfr, Ciey Att, 1, 13,1 yl, 16,15 y 18) ‘> Cfr, 10tas 57 y 100. = 28 MARCO TULIO CicrR6yy consiste en Ia razéa y en la m n bin peta cl mando) pous be ahaa sisluaa? 9 QUINTO.—Este temia ya lo has tocado en algy ocasién. Pero antes de que llegues @ las leyes de pueblos, explica, por favor, el significado de esa |e celeste, para qu no os artste la fuera de Taco. imbre, atrayéndonos al ‘ido i 3 sums sentido que tiene en el len. MARCO.—Desde nifios, Quinto, hemos aprendido a lamar leyes a férmulas como «si se le cits a un tribunaly y otras de este estilo. Pero es neee, sario comprender que éste y otros mandatos y pro. hibiciones de los pueblos tienen el sentido de cn hota a realizar el bien y a apartar del mal; signi. icado éste que no s6lo es més anti talquier pueblo o citdad, sino que es dela minnie pees aquel dios que protege y gobierna el cielo y la tietes 10 En efecto, ni es posible Ia existencia de aquelle mente divina sin la razén, ni la razén divina pued dejar de tener este sentido sancionador de las necio, nes buenas y de las malas; y bun cuando nuncs se puso por escrito que un solo hombre resistiera con, tra todas las tropas enemigas, tras ordenar cortar el Puente a sus espaldas, no por ello dejamos de creer que el famoso Céclite™, realizé tan gran gesta si guiendo la ley y el mancato del valor. Como tam, poco por el hecho de no haber en Roma, durante el reinado de Lucio Tarquinio, ninguna ley escrita sobre el estupro, dejé de hacer violencia Sexto Tar, quinio a la hija de Tricipitino, Lucrecia ®, en con. tta de aquella ley sempiterna, Existfa, pues, una ra. z6n, emanada de la naturaleza universal, que impe- lia a obrar rectamente y apartaba de la comisién del delito; Ia cual no comenzé a ser ley en el momento {> Rormulaprocedent de a Ley dees Dace cr erat Ue ec ate rte get Ciel ao Béxaa gue eeepc eel toe aos Fane (Ge, Pi ‘Sogn a leyenda, sa fe a cause de exp na en pli do eyes er entonces LAS LEYES, Libro Il 231 en que se puso por escrito, sino cuando nacié. ¥ na- cid al mismo tiempo que el pensamiento divino. Por tanto, la ley verdadera y principal, la idénea para mandar y para prohibir, es la recta razén de Jpiter Supremo, 11 QUINTO.—Estoy de acuerdo contigo, hermano, en. aque lo que es justo y verdadero y en que sca no nace ni muete con las letras con las que se escriben los decretos. ‘MARCO.—Entonces, como el pensamiento divine es la ley suprema, cuando ésta se realiza en su tota~ lidad en el hombre, también lo hace en la mente de un sabio. En cambio, las que son redactadas por los ‘pueblos, en sus distintas formas y adaptadas a las ‘cunstancias particulares, obtienen el nombre de ley, més por aprobacién que porque lo sean realmente, ‘Algunos declaran piblicamente que es digna de elo zio toda ley, a la que se le pueda dar con propiedad el nombre de ley,-y ello basdndose en los siguientes argumentos: es un hecho cierto, sin duda, que las le- yes han sido creadas en orden a garantizar la segu- tidad de los ciudadanos, la integridad de las ciuda- des y una vida tranquila y feliz para los hombres; y los que por primera vez sancionaron medidas de este tipo, habjan mostrado a los pueblos que ellos iban a redactar y a proponer tales medidas con el fin de conseguir, una vez cefendadas con sus votos y aca- tadas, una vida honrada y feliz para ellos; y las que de esa manera fueron compuestas y sancionadas, ta- les reciben el nombre de leyes. De Jo que igualmen- te se puede entender que los que redactaron érde- nes funestas e injustas para los pueblos, desde el mo- mento en que habjan actuado en contra de lo que habfan prometido y declarado, lo que hubieran pro- puesto set(a cualquier cosa antes que verdaderas le- yes; de manera que queda claro que en la interpre- tacién de la propia palabra ley se encuentra su sea- tido y valor de «seleccida»*” de lo justo y verdade- 12.10, Entonces, Quinto, voy a hacerte una pregunta tal © fr, nota 48. 233 MARCO TULIO CICERGN LAS LBYES, Libro II 231 como acostumbran a hacer aquéllos: si una ciudad ea. Senado derogé en un instante y con una sola frase. recieca de algo, y precisamente por esa causa, por ca. Pero, la ley aquella, cuya naturaleza expliqué ni se recer de ese algo, no se la considerara ciudad, ino puede abolir ni se puede revocar. habré que considerar ese algo como un bien? QUINTO.—Luego, ti nos vas a proponer leyes que QUuINTO.—Y entre los mds grandes, no hay duda, nunca serén derogadas. ‘MaRco.—Y si una ciudad carece de ley, :no ha. Marco,—Cierto, con tal de que sean aceptadas bra que considerar que no es una ciudad? por vosotros dos. Pero, lo mismo que hizo Platéa, QuivTo.—Orra cosa no se puede afitmar. el hombre més sabio y el més profundo de todos los MARCO.—Por tanto es necesario tener a la ley filésofos, el primero y mas importante autor que es- como uno de los més geandes bienes. cribié sobre la repiblica, y lo mismo, en obra apar- QuinTo.—Estoy absolutamente de acuerdo. te, sobre las leyes, eso creo que debo hacer yo: ha- 15 MARCO.—2¥ qué decir de las muchas disposicio- blar de los méritos de esta ley, antes incluso de dar nes funestas y perniciosas votadas favorablemente lectura a la propia ley. Comprucbo que lo mismo hi- en los pueblos y que no tienen del nombre de ley cieron Zaleuco y Carondas , quienes redactaron le- mds que el hecho de haber sido sancionadas por el yes para sus propias ciudades, no por aficién o por acuerdo de unos bandidos? No se pueden llamar con placer, sino por interés de la reptblica. Est claro propiedad «prescripciones médicas» si resultan que, a imitacién de éstos, Platén considerd que era mortiferas en lugar de remedios por haberlas rece- también funcién de la ley el persuadir y no obligar tado algiin ignorante o inexperto; como tampoco se a todo por Ia fuerza y por la coercibn®. puede llamar ley de un pueblo, cualquiera que fuera 15 QUINTO.—¢¥ qué decir del hecho de que Ti- su sentido, si lo que el pueblo Acepté es algo funes- meo® niegue la existencia de ese tal Zaleuco? to. En consecuencia, ley es distincién de lo justo y Marco.—Pero la afirma Teofrasto**, quien no de lo injusto, expresién de aquella antiquisima y pri- tiene menos crédito, al menos en mi opinién (mu- mordial naturaleza universal, que constituye el ob- chos afirman que tiene mas); y guardan su recuerdo jetivo de las leyes humanas que castigan a los mal- sus conciudadanos, los loctos, nuestros clientes. vados con el tormento y defienden y protegen a los Pero, si existié 0 n0, no importa para nuestro asun- buenos. to: hablamos de algo que ¢s tradicién. vI__QUINTO.—Ahora comprendo perfectamente y | vu En consecuencia, los ciudadanos deben partir del pienso que a ninguna otra no sélo no se le ha de convencimiento de que los dioses son los duefios y considerar ley, sino que ni siquiera se le ha de dat reguladores de todas las cosas y de que, todo lo que tal nombre. se hace, se hace por decisién y voluntad de ellos; y 14 MARCO.—Consecuentemente, té no consideras de que, como grandes benefactores del género hu- leyes a las que reciben el nombre de Ticias** y Apu- mano, estin pendientes de cbmo somos cada uno de Jeyas?12 nosotros, qué hacemos, qué proyectos concebimos, QuiNTO.—Efectivamente, para mi no lo son ni si: \ con qué disposicién, con qué piedad rendimos culto quiera las Livias5®2, ‘MARCO.—Y haces bien, sobre todo con las que el —— Fao Gf Ba te, 4.7289 5 Ley agariapromovte po el no de ple Sento Tce fo 99 2) Phen de Faure i) itorador que vi eabllo de ss + Promovida en el fo 91 por el eibuno Marco Livio Druso. ‘08 Gf, nota 457. 232 MARCO TULIO CICERGN a ouestras cteencias religiosas; y llevan cuenta de 16 quiénes son piadosos y quiénes impios, Y una ver que las mentes se encuentren imbuidas. por estos principios, seguro que no se apartardn de la opinién itil y verdadera, (Hay una verdad més grande que la conveniencia de que nadie sea tan estipidamente arrogante que crea que él posee mente y razén y crea en cambio, que no las poscen el cielo y el uni. verso? 20 que crea que aquello que apenas se llega a entender, tras un gran esfuerzo racional no est movido por alguna razén? ¢Cémo es posible consi- derar hombre.a quien no se siente obligedo a dar gracias por el orden de las estiellas, la sucesién de los dias y de las noches, la equilibrada alternancia de las estaciones y todo lo que ha sido creado para set disfrutado por nosotros? ¥ dado que todo lo que posee razén es superior a todo lo que estd despro- visto de ella, no serfa legitimo decit que una cosa cualquiera es superior a la naturaleza universal; sera obligado afirmar que la raz6n es consustancial a ella. @Se atreverd alguien a negar‘la utilidad de estas creencias cuando se dé cuenta de la gran cantidad de ‘empresas que se hicieron firmes gracias al jaramen- fo, de cudnta seguridad aporté el carécter celigioso de Jos tratados, a cuantos aparté del crimen el te- ‘mot al castigo divino, cudn sagrada es la solidaridad de los ciudadanos entre si cuando se ve asistida por los dioses, ya sea en calidad de jueces 0 de testigos? Ahi tienes el proemio de a ley. Pues ast es como llama Platén a lo que antecede*”, 17 QUINTO.—Asi es, hermano; y me causa un gran placer que ti trates de cosas ¢ ideas distincas a las de aquél. Pues nada hay tan diferente como lo que dijiste antes € incluso este exordio sobre los dioses. Sélo en una cosa me parece que lo imitas: en el tipo de exposicién5, MARCO,—Podria ser mi intencibn ésa, no més; gpues puede 0 pudo alguna vez alguien i 397 Platéa, Lar Leyes, 4, 7224-723. 49° Bsto es, en forma de didlogo, a LAS LEYES, Libro I 233 | “Traducir sus opiniones es muy facil, que es lo que | yo, al menos, harla, sino fuera porque lo que desco G'ser yo mismo sia més. Pues, zque dificultad en- vata expresar las mines ideas traducidas casi con las mismas palabras: {QuINTO-Estoy completamente de acverdo. Y, como. tti mismo acabas de decir, prefiero que hables por ti mismo. Pero exponnos ya, por favor, esas le- yes sobre la religién. d MARCO.—Las expondré, como me sea posible; y dado que tanto el ligar como nuestra conversacién son privados, voy a presentar las leyes en el estilo | de las leyes. Quinto. Qué quieres decit con eso? te Manco. —Hlay algunos términos legales, Quinto, | que no son tan arcaicos como los de las antiguas | Doce Tablas ni los de las Leyes Sagradas*, pero que, con el fin de que tengan més autoridad, son un poco més antiguas que los que urilizamos en nues- tro lenguaje actual. Por canto, voy «tratar de seguir ese estilo con la concisién que le es caracteristca Por otra parte, no voy a exponer las leyes de ma- neta exhaustiva —-pues seria inacabable— sino lo iis importante de sus contenidos e ideas. ] QuINTO.—Necesariamente tiene que ser asi. Es- cuchemos pues. MaRco.—«Vayase ante los dioses con pureza; ob- sérvese con ellos la piedad; apértese de ellos la opu- Lor Teneia. Quien de otta forma actuare, el propio dios se lo demandaré isi a Que nadie tenga dioses individualmente, ni nue vos ni extranjeros, si no han sido reconocidos ofi- Galmente; en privado, rindase culto a los dioses aque hubieran cecibido> de sus padres junto con ! ‘sus ritos. vill 19 nue- | eats. 22h ome carmen ct bt 4 MARCO TULIO CicERON »Ténganse santuarios ; téngan. se bosques sagrados en los campos y santuatios para los aves. »Consérvense los ritos familiares y los de los an- tepasados. f »Que se rinda culto a los dioses y a aquellos que siempre han sido considecados como habitantes del cielo y @ aquellos a los que sus méritos lograron un lugar en el cielo: Hércules, Liber", Esculapio, Cis. tor, Pélux, Quirino, Asimismo a aquellas por las que le es concedida al hombre su ascensién al cielo, elIntelecto, la Virtud, la Piedad, la Fidelidad®; haya santuatios dedicados a sus métitos, pero ninguno a sus vicios. »Climplanse los actos religiosos solemnes »En dias de fiesta queden prohibidas las quere- Ilas; que los siervos celebren las fiestas una vez aca- badas las labores; y dispéngase por escrito de forma que coincidan con perfodos libres del afio. Que los sacerdotes ofrezcan en sacrificio piblico los frutos y frutas determinados para los sdcrificios y dias deter- ‘minados. Asimismo guérdense para otros dias abun- dancia de leche y de crias; y para que no pueda ha- ber omisién de ello, que los sacerdotes establezcan el sistema de cémputo y Jos ciclos anuales con pre- cisién y a estos efectos; y que tengan previsto qué victimas son propicias y geatas a cada divinidad »Que los diversos dioses tengan diversos sacerdo- tes; todos en general, pontifices; cada uno en parti- cular, flimines*®. Que las virgenes vestales* guar- den en ta ciudad la llama eterna del fuego péblico. Aisin nia eta cn Ba 1 Quit od bes mans mk ios fon ato compe Sart No sane esr ence eos Ri divi (Gfr, deg, 3 y rep Mh 20). 2 teed 7 Sein tes i, ue ee con i ee ademenal woen plo yc" Th 25 os mins ero een pi fe tp 2692196 sexta sc sn le oe emporio okey Goh 2 vee 158 29 deem eo ye = LAS LEYES, Libro IL 235 »Y para que estas ceremonias se hagan tanto par- ticular como oficialmente, segiin su forma y ritual, que aquellos que lo ignoren lo aprendan de los sa- cerdotes piblicos. De éstos, tres deben ser las cate- gorfas: una, que esté al frente de las ceremonias y de los sactificios; otra, que interpreta las palabras mistetiosas de los que predicen el destino y de los, adivinos y 2 los cuales nombra el Senado y el pue- blo; y los intérpretes de Japiter Optimo Maximo, Jos augures piblicos, que vean los acontecimien: tos que han de suceder en los presagios y en los aus- 21 picios; que conserven su arte; que los sacerdotes ob- serven los augurios en relacién con los vifiedos, las plantaciones de mimbre y la seguridad de su puc- blo; quienes vayan a emprender acciones de guerra ‘0 asuntos de Estado sean informados previamente de los auspicios y a ellos obedezcan, Que prevean la célera de los dioses y obedezcan sus deseos; que ob- serven la regulatidad de los relampagos del cielo so- bre regiones determinadas del mismo. Y que man- tengan la ciudad, los campos y los templos libres y consageados, Y la accién que un augur tachara de in- justa, nefasta, irregular o siniestra, quede anulada y sin realizarse, y quienes no obedecieren sean reos de pena capital. 1X »De los tratados de paz y de guerra y de la rati- ficacién de las treguas, sean drbitros y embajadores los feciales*%; que ellos decidan sobre las guerras. »De los prodigios y monstruosidades, dése cuenta si el senado lo ordenare, a los ardispices etruscos$"; que la Beruria se encargue de enseffar este atte a los ciudadanos més nobles. Que se hagan sactificios ex- piatorios a los dioses que determinaren y asimismo que se purifiquen los lugares que hubieren sido ilu- minados y heridos por el rayo. 20 Gfr. reps Il, 36 y n. 154, asf como et 30 y ss. de este mismo libro. 16 El cometido de los feciales era el de hacer de heraldos de la paz y exigit la reparscién de agravios, Cuando esto no se cumplia declaraban Ia guecra en ‘nombre del pueblo romano. Cfr. nota 163 y §34 de este mismo libro. 317 Saterdocio de origen etrusco encargado de examinar las entrafas de las vic- 236 MARCO TULIO CICERON »No haya sactificios nocturnos celebrados. por mujeres, a excepcién de aquellos que se hagan ent. vor del pueblo de acuerdo con a costumbte. Ni tam. poco se proceda a Ia iniciacién de nadie en misee. rios; exceptiese en el caso del culto griego a Ce. e851, como es costumbre. 7 2 »La comisiOn de un sactilegio I ilegio que no pueda s expiado, que quede bajo la consideracin de «come. tido imptamentey; el que pueda'ser expiado, que se encarguen de su expiacién los sacerdotes piblicos, »En los especticulos piblicos, en Ia parte que se desarrolla sin carreras y sin combates cuerpo a cuer- po, que se modere la alegrfa popular con los cantos y.con las liras y flautas, y adécuese al honor debido a los dioses*!9. »De los ritos de los antepasados, cultivense los mejores. »Que nadie haga colectas, excepcidn hecha d ; ex le siervos de la madre del Ida?™, y éstos en los dias se: fralados. »Quien hurcare 0 robare algiin obj re algiin objeto sagrad encomendado a la castodia de un lugar sagrado, 0, curra en delito de particidio. 7 »Que el perjurio tenga como castigo divin la muerte; como castigo humano, la deshonra, »E] incesto sea castigado por los pontifices con el suplicio supremo. »Que el impfo no ose aplacar con regalos la céle- 1a de los dioses, : ace »Que los votos se cumplan escrupulosemente; que haya un castigo para Ja violacién de esa norma, 1 Ee ois wat ate Gh aoe ee seater tne ead od pgs Dent, om “ees nina ceria ney re Sear tuo achat ise Doses Gas lg icc Mee del en or ol on so rg St sy seu solide da a iban en procesién tocando sus instrumentos y eas lando las limosnas. espectadores (Cfr, Lucrecio, a ‘no podfan pertenecer a este sacerdacio. vf arene LAS LEYES, Libro TT 237 »[Por lo tanto] que nadie consagre un campo. Que se ponga un limite a la consagracién de oro, plata y marfil, »Que los ritos sagrados familiares se conserven por siempre. ‘Que los derechos de los dioses manes* sean in- violables. Que los difuntos sean considerados de ca~ rdcter divino. Que se reduzca el gasto y los funera- les en su honor.» ‘Arico.—jEn qué pocas palabras has encerrado una gran ley! Pero, por lo que a mi me parece, Ia constitucién religiosa que acabas de darnos no dis- crepa mucho de las leyes de Numa? ni de nuestras costumbres. | j~ MARcO.—ZNo crees th que una vez que parece | { que Africano nos ha convencido, en aquel tratado so \ bre la replica, que de todas Jas formas de Estado existentes aquella nuestra antigua repiblica fue la \mejor™, tenfamos la obligacién de dar a esa repa- blica tan’ perfecta unas leyes dignas de ella? »~Arico.—Por supuesto, asi lo creo. ' MARCO.—Pues entonces, debéis esperar leyes ca- paces de mantener esa forma Optima de Estado} y | si yo llegara a proponeros hoy leyes que no sean ni j hayan sido de nuestra reptblica, no obstante seguro que fueron costumbres tradicionales de nuestros an- tepasados, que entonces tenfan el mismo valor que la ley. 24 ATICO.—Pues, realiza la defensa de esa misma ley, por favor, para que yo pueda votar. «Si, como tt pro- pones» 224 MARCO.—¢Qué dices, Atico? ¢Es que no te vas a pronunciar de otra forma? ‘Avico.—En los aspectos mas importantes no; y | xB 52 Los Manes son los expiritus de los muertos. 21 Gfp. rep Th 26, 3 Gfr. reps 70. 514 En los comicios, las fGrmulas utilizadas para la votaciéa mediante cabilla eran VR. (Vii rogas «como td propones»), en el caso de que el voto fuese afi Imativo: 0 bien A. (Antiquo = ela rechazon)'si era negative. 238 MARCO TULIO CicrRON | AS LEYES, Libro II 239 en Jos aspectos de detalle, si te parece, me contiaré tros antepasados hubieran obedecido también a esta ad. ley. QUINTO.—Yo soy de la misma opinién, "Que haya santuarios en Jas ciudades, estoy de ‘MaROo.—Pero ved que no se alargue. acuerdo; y no lo estoy con los magos de Persia, Atico.—jOjalé se alargara! Pues qué podiamos de quienes se dice que indujeron a Jerjes a que in- hacer mejor? cendiara los templos de Grecia, con el pretexto de MARCO.—La ley ordena?? que se vaye ante los que tenian encerrados a los dioses en sus paredes, dioses con pureza; pureza de espititu, claro, en Ip para los que todo deberfa ser un espacio abierto y que se incluye todo. Y no excluye la castidad respec. | libre, pues su templo y residencia lo constitufa todo to al cuerpo, sino que debe quedar claro que siendo XL este mundo, Mejor actuaron los griegos y nuestros el espiritu muy superior al cuerpo y que se va a ob, antepasados, quienes para fomentar la piedad hacia servar la norma de presentarse con castidad respec. los dioses, quisieron que habitaran las mismas ciu- tal cuerpo, mucho més habré de observarse ésta dades que nosotros. Esta creencia proporciona una 7 en relacién con el espftitu. Pues, la impureza del Util idea religiosa a las ciudades, si es que tuvo ra- cuerpo se quita con un tiego de agua o con el paso zn Pitdgoras, aquel hombte tan sabio, que dijo que del tiempo; Ja del alma no puede desaparecer por la piedad y el sentimiento religioso anidan en nues- ‘mucho tiempo que pase, ni se puede lavar en rio ak | tras almas sobre todo cuando nos entregamos a los guno. ; actos relacionados con la divinidad; y también aque- 25 Bl hecho de mandar que se observe con ellos la Ilo de Tales, que fue el més sabio de los Siete”, piedad y que se les aparte la opulencia, significa que que afirmé le conveniencia de que los hombres cre- la tectiiud moral es grata a ladivinidad y que hade yeran que todo lo que ven esté Ileno de dioses, pues climinarse el gasto excesivo. ;Que por qué? Si que- todos se volverfan més castos, tal como cuando se remos que la condicién de pobre sea igual a la de encuentran en los templos en los que hay un mayor rico incluso entre los hombres, zpor qué vamos a im. ambiente de religiosidad, Pues se produce, segin Pedirle a aquélla el acceso a los dioses volviendo su: cierta opinién, una manifestacin visual de los dio- calto suntuoso? Sobre todo teniendo en cuenta que 27 ses y no s6lo mental. La misma razén de ser tienen a la propia divinidad nada le iba a resultar mas de- Jos bosques sagrados en los campos. Y tampoco se sagradable que el hecho de que no estuviese abierto ha de repudiar el culto religioso a los Lares, coloca- para todos el camino que Hleva a aplacarlo y a ren- dos a la vista de todos ante Ia finca y Ia casa, culto ditle culto. El que se instituya como demandante al que nos ha sido transmitido por nuestros antepasa- propio dios, en lugar de un juez, parece consolidar dos, tanto a los amos como a los siervos. el sentimiento religioso ante el miedo a un castigo Llegamos ahora a lo de conservar los ritos de la inevitable. familia y de los antepasados; es decir, dado que la Rendir culto a dioses nuevos 0 extranjeros entra- antigiicdad se acerca a muy poca distancia de los dio- fia confusién de religiones y ceremonias desconoci- ses, se ha de cuidar del hecho religioso como si nos 26 das para nuestros sacerdotes. En efecto, parece bien hubiera sido teansmitido por los dioses. que se rinda culto a los dioses que ya fueron acep- El que la Icy ordene rendir culto a los que, siendo tados por nuestros antepasados, con tal de que aues- de origen humano, han sido consagrados, como es 236 Sacerdotes de Zoroasteo, °° Aqui comienzs el comentario de la ley propuesta por Cicer en les §19-22 327 Gf, nota 28, at 240 MARCO TULIO CICERON, LAS LEYES, Libeo Il 2AL el caso de Hércules y ottos, quiere decir que las ak mas de todos son inmortales, pero que las de los va. 28 lerosos y buenos son divinas, Esté muy bien que se divinice el Intelecto, 1a Piedad, la Vireod y fe Fa delidad humanas, a todas ellis hay dedicados tem: plos piblicos en Roma, de forma que quienes las po. sean —y las poseen todos los buenos-— consideren que los propios dioses se han instalado en sus al, ‘mas. Lo que es perverso es lo que hicieron en Ate. nas con motivo de la expiacibn del crimen de Ciléa y 4 propuesta del cretense Epiménides: levantar un templo la Injuria y ala Impudencia?®. Es las vie. tudes y no a los vicios a las que hay que diviniza El viejo altar de la Fiebre en el Palatino y aquel otro de la Mala Fortuna en el Monte Esquilica han de set reprobados de la misma forma que hay que re. pudiar todas las cosas de este tipo. Pero si se han de inventar nombres, sean mejor los de Vica Pos [de la idea de avencer» y de epoder>] el de Stata [de «mantenerse firmes]>®, y en cuanto a apelati, vos, los de Stator, ¢ Invieto, propios de Jépite y en cuanto a nombres de cosas deseables, os de Se lud, Honor, Riqueza y Victoria; y, dado que por la esperanza de cosas buenas se levanta el drimo, con razén fue divinizada también por Calatino®! la Bs, peranza. Divinicese también Ia Fortuna del dia de Hoy (pues vale para todos los dias) o la Foztuna Vie gilante para prestarnos ayuda, o la de la Suerte en la que los sucesos inciertos se sefialan més, 0 la Na~ talicia de nacer..292 : > Cil6a, vencedor de los Juegos Olimpicos erat de instaurat la ticania, eas apoderarse des Actbpols cn un grupo de hombres atmadoy, Fee y loge uit, pero sus hombres fueron muertos, a pesar de haberse refugiado en el sitet de Atena Poliade y de las Euménides. Se hacia necesara la purticacion de este saerlegio y pars elo se hizo venic de Ceeta» Bpiménies. 9 Lo encuadrado entre corchetes patecen ser glosas de algin copista 0 co: smeatador. Vica Pota es la diosa de la Victoria y dela Conquista, Stale ex Vesta. 53 Stator eque deticne a los que huyens, 2 Aulo Atilio Calatino,cénsul en 258, dedicé un templo a la Especans, 2% Hay una laguna en el texto xuL.29 El sistema de cémputo de los dias de ferias y fes- tivos conlleva el cese de litigios y querellas para los hombres libres y el de trabajos y labores para los siervos. La ordenacién del afio debe hacer coincidir estos dias con el cérmino de las faenas agt{colas. Para que se guarden para este tiempo las ofrendas de los sacrificias y las crfas de ganado que estén pres- critas en la ley, se ha de poner especial cuidado en el cémputo de la intercalacidn, cosa que fue sabia- mente instituida por Numa y que termind por re~ lajarse a causa de la negligencia de los pontifices posteriores *, ¥ no se debe alterar lo instituido por los pontifices y ardspices acerca de qué victimas se han de sacrificar a cada uno de los dioses; a qué dio- ses se le han de ofrecer animales adultos; a cudles, lechales; a cuél, machos, a cuél hembras. El que haya varios sacerdotes para el conjunto de los dioses, asi como un sacerdote asignado a cada uno de los dioses en particular, tiene como misi6n el hacer posible la evacuacién de consultas de dere- cho y la realizacién de las ceremonias religiosas. Y ya que Vesta ha tomado bajo su proteccién eso que podrfamos llamar cel hogar de la ciudad», que es lo que el nombre de la diosa significa‘en griego, pues nosotros conservamos en la traduccién casi la mis- ma palabra griega’™, que estén al frente de su culeo seis virgenes, de forma que sea més fécil la vigilan- cia y custodia del fuego y puedan darse cuenta las mujeres, al verlas, que la naturaleza femenina es ca- paz de una castidad total 30 Lo que sigue, en cambio, no sélo atafie a la reli- gidn, sino también a la estabilidad politica, a saber: ‘que no se pueda dar cumplimiento al culto religioso privado sin el concurso de los que estén al frente de 998 La falta de concordancia entce el afo solar y fos dace meses lunaces se pa- liaba interealando de vex en cuando wn mes (mensis interclars); de ello se en- cargeban los pontifices; pero, ya fuera por negligencia 0 por motivaciones poli- tieas (para retrasar el oombramiento de un magistrado, por ejemplo), dejaron de hacerlo, Julio César reformarta cl calendario intcoductendo los afos bisiestos y los meses alternarivos de 30 y 31 dias, 930 En griego Hestia 242 MARCO TULIO CICERGN Jas ceremonias piiblicas. En efecto, sostien do el hecho de que el pueblo siempre ee do del consejo y autoridad de los atistécratas, La on. ganizacion sacerdotal no exclaye ningiin gérero de religion legitima. Pues hay unos destinados ¢ aplat car a los dioses, que son los que dirigen las ceretaae hias solemnes; ottos, a interpretar las prediccioncy de los adivines, que no son muchos pata evitar que fuera interminable y para que nadie, que no perte, aeciera al colegio pudiera conocer las mismss pre, dicciones que eran tomadas en consideracién oficial, si mente. Por otra parte, el derecho més grande e inn portante en la repiiblica es el de los angures, dotado al mismo tiempo de un gean prestigio y autorisad Y no es que yo opine asf porque yo mismo sea au. gur®s, sino porque es necesatio que se considere asi En efecto, si lo sometemos a la perspectiva juridica, ghay algo més grande que tener facultad pata disol, ver los comicios y asambleas convocados pot los més altos magistrados y poderes, asi como la de invali dar las que ya hubieran tenido lugar? zHay algo que pueda tener més importancia que Ia Suspension de luna empresa ya iniciada sdlo con que un augur di. jeta «para otro dfay? ¢Hlay algo mas grandioso que el poder de decidir que los cénsules renuncien a su cargo de magistrado? ¢Hay algiin derecho de carée, ter mas sagrado que el de conceder o denegat la fa, caltad de convocar al pueblo 0 a la plebe? ¢¥ qué decir de Ia anulacién de una ley no sometida a to. tacién con atreglo a derecho, como fue el caso de la ley Ticia, invalidada con un decreto del colegio de augures, o el de la Livia, por decisién de Filipo?” a 4a sazén cénsul y augur? ZY del hecho de no poder se ratificar ningiin asunto llevado a cabo por un ma- gistrado, tanto en tiempo de paz como de guetta, si ‘19 ha contado con Ia autorizacién de los augures? 2 No es a nica ver que Ccerén pone deel ion I reac relieve on su exstos la eacién tim cas ago y acorn bar. p18) 2 aio Atrio Flo, cna en 917) PO Hottensioy por ompeyo LAS LEYES, Libro IL 243 x32 ATICO.—jEa! Ahora es cuando veo claro y reco- ‘nozco Ia importancia de eso. Pero existe en vuestro colegio un gran desacuerdo entre Marcelo y Apio, dos excelentes augures>#* —he consultado sus libros; para el uno, los auspicios han sido instituidos en in- tetés de la Repiblica; el oto opina que vuestra cien- cia es capaz de realizar la adivinacién o algo ast. Di: nos qué opinas ti de esto. MARCO.—2Yo? Yo opino que la adivinacién, que en griego se llama mantica existe y que hay una par- te de ésta que versa sobre las aves y demds presa- ios, lo que es objeto de nuestra ciencia. Si adm mos que hay dioses y que el mundo es regido por su inteligencia, dioses que velan por el interés del género humano y que pueden mostrarnos indicios de las cosas que van a suceder, no veo por qué ne 33 gar que existe la adivinacién. ‘Tales son les prei sas que he planteado, de las que resultara y se de- duciré lo que queremos. La historia de nuestra re- pablica, asi como la de todos los reinos, pueblos y naciones, esta llena de multitud de ejemplos de co- sas que sucedieron y resultaron ser increfblemente ciertas de acuerdo con las predicciones de los augu- res. En efecto, no tendrfan tanta fama Polido, ni Me- lampo, ni Mopso, ni Anfiarao, ni Calcante, ni He- Jeno, ni habrian conservado este arte tantos pue- blos hasta hoy, como es el caso de los frigios, fos li- caones, los cilicios y, sobre todo, los pisidas>®, si la experiencia de los afios no hubiese demostrado que eran ciertas tales cosas. Ni nuestro Rémulo habria fundado Roma tras tomar los auspicios™*, ni el SPATRION ii ae pa mele ye Ce, detent Si Raine 244 MARCO TULIO CICERGN LAS LEYES, Libro II 245 nombre de Atio Navio>? hubiera perdurado tanto MARCO.—Entonces, qué van a hacer Jaco™ y tus tiempo en el recuerdo, si todos ellos no hubieran queridos Eumdélpidas" y aquellos sagrados miste- predicho cosas asombrosamente ciertas, Pero no hay tios, si abolimos los sactificios nocturnos? Pucs ¢s- duda de que esta disciplina y arte de los augures se tamos dando las leyes no al pueblo romano, sino a hha desvanecido ya por efecto de la vejez y de la nee todos los pucblos buenos y estables. gligencia, Por ello no estoy de acuerdo con quien 36 ATICO.—Yo supongo que exceptias aquellos mis- dice que esta ciencia no ha existido jamds en ues, tetios en los que nosotros mismos nos hemos ini- tro colegio, como tampoco lo estoy con quien pien. ciado. sa que todavia existe. Yo creo que entre nuestros an. MARCO.—Es cierto, yo hago esa excepcién. Y a tepasados esa ciencia tuvo un uso doble, de manera mi me parece que entre las muchas cosas excelentes que muchas veces se aplicaba a cicunstancias polf. y divinas que ha generado y aportado a la vida bu- ticas dificiles, pero mds frecuentemente en los mo. ‘mana tu querida Atenas, ninguna mejor que los fa- ‘mentos de decidir alguna empresa, mosos misterios; por medio de ellos fuimos aparta- 34 Arico.—jPor Hercules! Creo que ast es; y estoy dos de una vida salvaje y barbara y educados y refi- muy de acuerdo con ese razonamiento. Pero conti, nados en el humanismo; y aprendimos lo que ellos, : ina con el resto. Ilaman «inicios» y que son en realidad principios de XIV MARCO.—Continuaré y, en la medida de lo posi Ja vidas y no sélo aprendimos el método de vivir con ble, con brevedad. Viene a continuacién lo relative alegria, sino incluso de morir con la esperanza de al derecho de la guerra, en cuya declatacién, ejecu algo mejor. Pero los poctas cémicos se encargan de cién y cese hemos sancionado por ley que sea la jus- mostrarnos qué es lo que no me agrada a mi de las ticia y la lealtad las que tengan més valor y que de celebraciones nocturnas*. Si en Roma estuviera todo ello hay intérpretes oficiales del Estaco. | permitido, qué hubiera llegado a hacer aquel que in- En cuanto a las practicas religiosas de los artispi- trodujo su premeditada lujuria en un sacrificio, lu- ces, las expiaciones y purificaciones, creo que ya ha gar al que ni siquicra estaba permitido dirigir la vis- quedado suficientemente explicado en la propia ley. | ta aunque fuera de manera involuntaria? “°. Atico.—Estoy de acuerdo, pues toda esta exposi- | Atico.—Bien, ti propén esa ley a Roma; no nos cida ha versado sobre aspectos religiosos, | vayas a quitar a nosotros las nuestras®”. MARCO.—Pero respecto a lo que viene ahora, yo | xv.37 MARCO.—Entonces vuelvo a las nuestras. Estas ‘me pregunto, Tito, de qué manera tu vas a estar de han de sancionar con especial claridad que el buen acuerdo 0 ebmo voy yo a censuratlo, nombre de las mujeres lo guarda la luz del dia ante 35 ATICO.—(Qué es ello entonces? los ojos de muchos; y que se inicien en el rito a Ce- MARCO.—Los sactificios nocturnos realizedos por mujeres. ie: fi ae aE €s0 yo estoy de acuerdo contigo, so- 38 Jaco es el nombre de wn dios relecionado con Deméter y Perséfone, pero re todo con la excepcidn del sactificio piblico y so- que e3 cominmente iene con Baco. ou lemne que contempla la propia ley, sc Tee ule cn et ce geen Seti sre" Plauto (Ala, 36), sitia la violacién de la doncella Fedca en la fiesta aoc ~ ‘turna a Ceres, Lo mismo ocutre en El Arbitraje de Maan ears aay 2 Adivino del época de Tarquin, Con su acu, spin aos cuenta Tito 2 Ali dati ee Tips nostuasy chow dei Bona Des Livio (1, 36), crecié tanto el prestigio de los augures que, en adelante no sc lle, £2), en los cuales no estaba permivida la participacién de los hombres. ¥6 a cabo ninguna empresa civil y militar sin haber tomado antes los auspicios Dir sto es, las de Atenas. 246 MARCO TULIO CICERON LAS LEYES, Libro IL 247 tes tal como se practica en Roma. La se: fivestros mayores esta materia a mucstren aes? tiguo decreto del Senado sobre las Bacanales** ye] proceso y represidn realizados por los cOnsulee fos que hicieron intervenit al ejército, Ademnie ce vayamos a parecer nosotros demasiado severos. Diagondas de Tebas® prohibié para siempre tc las celebraciones noctutnas, en el propio eentte ae Grecia y mediante una ley. Respecto los nucyee doses y alas vigilias nocturnas en las que se les ry. de culto, Aristéfanes, ef poeta mis ingenisso de iy Comedia Antigua, los zahiere hasta tal panto en sus comedias Sabacio y algunos otros dioses, ae Set juzgados como extranjeros son desterraos del Por otra parte, el sacerdote publi i de temor la accién no intehdorsda; ae ead la mediante la reflexién y que condene y juzgue im pla la osadia de introducir infames pasiones en Ine ceremonias religiosas, i 38 Vienen ahora los juegos piblicos y, ya que estén divididos en juegos de teatro y juegos de circo que, el circo se destine a las competiciones fisicas, carte. as, pugilatos, luchas y las carreras de caballos eu final es decidido por una victoria segura: que el tex, tro se Ilene de los sones del canto, de las litasy de das flautas, siempre que sea con moderacién tal come prescribe la ley. Pues estoy de acuerdo con Platén?>" €n que naya influye més fécilmente en unos espiri- tus tiernos y flexibles que los variados tonos de la misica, cuyo poder para conseguir tanto una cosa como su contraria apenas si es posible expresar con palabras, En efecto, estimula a los que estén decal- dos y hace decaer a los excitados; tan pronto libera Gfr. La Repiblica, 3, 401d. r Jos &nimos como los contrae; y muchas ciudades de Grecia mostraron su interés'en mantener el ritmo antiguo de su musica’; sus costumbres, deslizén- dose hacia el refinamiento, cambiaron al mismo tiempo con sus cantos; depravadas por esa dulzura corruptora, segin unos; o bien fue cuando su auste- ridad cedié ante otros vicios cuando tuvo cabida tam- bién esta transformacién en unas almas y en unos 39 ofdos ya cambiados. Esa es la raz6n por la que el hombre més sabio y més docto de Grecia teme tan- to esta degeneracién. En efecto, dice que no se pue- den transformar las leyes musicales sin que resulten transformadas las leyes politicas®®. Yo, por mi par- te, considero que ni se ha de temer tanto tal cosa, ni se ha de despreciar por completo. Lo estamos viendo nosotros, el que solia lenarse de la austera alegtfa de los ritmos de Livio y de Nevio**, ese mis- ‘mo teatro para que ahora aplauda>®>... contorsionan os cuellos y los ojos, siguiendo las inflexiones del ritmo. En otros tiempos, la antigua y famosa Grecia castigaba severamente esas cosas, previendo con mucha anticipacién que, si aquella corrupcién se in- fileraba poco a poco en las almas de los ciudadanos con sus malvadas aficiones y enseftanzas, acabarfa por destruir totalmente y de improviso a las ciuda- des; la austera Lacedemonia, si es ello verdad, orde- 1né cortar todas las cuerdas que sobrepasaran el nii- mero de siete de la lira de Timoteo™*, xvL40 A continuacién aparece en Ia ley eso de que de los ritos de los antepasados se cultiven los mejores. ‘Acerca de lo cual, como los atenicnses consultaron al Apolo Pitio qué précticas religiosas debian con- servar ptincipalmente, éste fue el ordculo que les 59? Platén encomienda a fos guardianes de su Repablica (4, 424 b) velar por le no se innoye nada en la mésica en contra del orden establecido. 3 La Repiblice, 4, A24c. Se rate de una cita casi literal 53 Livio Androniea y Geo Nevio (siglo i), poetas que inauguran la Historia e Ia Literatura Romana. 3} Hay aqul una laguna en el cexto, sega sefialé Ziegler. 436 ‘Timoteo de Mileta (siglos v-vi), poeta que, segin la tradicién, afiadié cu to cuerdas mis a las siete usvales 248 MARCO TULIO CICERON dio: eLas que fueran costumbre de los como volvieran allf diciendo que la costae i : ‘mayores habia sido cambiada muy a menudo y one guntaran qué costumbte habian de seguir princinel, mente entre las varias que habfa, les respondié. cls mejor». Y no hay duda de que asi es: que se hs de tener como lo més antiguo y préximo a dios aquello st es lo mejor. lemos suprimido la colecta, haciendo excepei de la de la Madre del Ida’, que se realise deen uunos pocos dias. En efecto, la colecta llena los espi- ritus de supersticién y a las casas las deja vacias Se determina un castigo para el sactilego: y no sélo para el que arrebatare algo sagrado, sino tam, bién para el que lo hiciere con lo confiado a lugar 4tsagrado. Lo cual también se hace ahora en muchos lugares sagrados, y se cuenta que Alejandro en Ci licia, también deposité dinero en un templo de Soli; y Clistenes, el ilustre ciudadano ateniense, confid la dote de sus hijas a Juno de Samos, al sentit temor por su hacienda privads. ¥ ya respecto a los perjutios ¢ incestos nada hay que decir, al menos en este lugar, Que los impios no osen aplacar a los dioses con regalos; que sc escuche a Platén55* quien no deja lu. gat a das sabre qué pensar a divin eis vex que ningin hombre buer i ane ings hombre buepo acepea recibir regsos de Sobre el cuidado que se ha de poner en el cum- plimiento de los votos se ha dicho ya suficiente en Ia propia ley>...y la promesa del voto con la que ‘nos obligamos con la divinidad. El castigo impuesto a Ia violacién del deber religioso no admite recusa- cién legitima, Para qué voy a poner aqui ejemplos de criminales, si de ellos estén llenos las tragedias? Prefiero mas bien tratar de lo que tengo ante los ojos. Y aunque temo que parezca que sobrepasa la % Gfr, nota 520, 1% Las Leyes, IV, 716e, Aqui sefalé Valen una laguna, —= AS LBYES, Libro I 249 fortuna humana esto que traigo a colacién, no obs- tante, puesto que se trata de una conversacién con vosotros, no me lo callaré y quertfa que lo que voy a decir resuleara més bien grato a los dioses inmor- tales antes que molesto a los hombres. Cuando fue ron profanados los derechos religiosos en mi exi- io%® por el crimen de unos pérfidos ciudadanos, y fueron vejados mis Lares familiares, edificindose so- bre sus moradas un templo al Libertinaje>!, y ex- pulsindose de los lugares sagrados a quien se habia encargado de guardarlos; repasad rapidamente en ‘yuestra imaginacién —pues no es pertinente nom- brat a nadie—cuiles fueron las consecuencias de es- tas acciones; nosotros, que tras ser despojados y pes- der todos nuestros bienes no consentimos que la protectora de la ciudad fuera violentada por los im- pios y desde nuestra casa la llevamos a la casa de su propio padre>®, conseguimos el reconocimiento por parte del Senado, de Italia, y finalmente, de todas las naciones, de haber salvado a la Patria. ¢Pudo su- cederle a algin hombre algo més insigne? Aquellos a causa de cuyo crimen las religiones fueron arrum- badas y maltracadas yacen en parte destrozados y dispersos; pero los que fueron cabecillas de éstos y de sus crimenes, aquellos cuya impiedad contra todo lo religioso sobrepas6 a todos, no sélo no escaparon en vida al tormento y al deshonor, sino que incluso se vieron privados de la sepultura y de las exequias que les hubieran correspondido™, QUINTO.—Conozco esos hechos, hermano, y doy gracias a los dioses que bien se lo merecen. Pero con demasiada frecuencia vemos que las cosas marchan un poco de otra manera. XVI. 42 % > Cicerdn avo que partic al exilio (del 58 al 57), por haber condenado = suerte, sin proceso, 2 los responsables de Ia conjuracién de Catilina 5 Clodio, instigndor politico y enemigo de Cicerén, hizo levantar un templo, sobre el solar de su case, dedicado a Ia Libertad. 307 Cicerén guardaba en au casa una estatua de Minerva que deposité en el templo de Jpiter en el Capicolio antes de pactir para el exilio (Cfr. Placarco, Gicerén, 31) 56 El cadiver de Clodio fue levado por sus secuaces a la Curia, en donde lo quemaron y abandonaron sin exequias (Cf. Cie, Mil, 86). 250 “ XVI 45, sr MARCO TULIO CICERGN, MARCO.—No valoramos justamente, Quinto, cui es el castigo divino, sino que somos arrestrados al error por las opiniones del vulgo y uo distinguimes le verdad. Ponderamos las miserias humans a par. tir de la muerte, del dolor fisico o espiritual, derane condena judicial, cosas que estoy de acuerdo en que son humanas, y que les han sobrevenido a muchas personas buenas. Severo es el castigo del crimen ademas de las secuelas que conlleva, constituye por si mismo la pena méxima. Hemos visto a é08 que si no hubieran sentido odio por la patria nunca he bictan sido enemigos nuestros, inflamados por el da, seo, por el miedo o temerosos ante la conciencia de su accién inmediata; despreciando otras veces las instituciones religiosas y judiciales, cortuptas por ellos mismos; por depravacién de los hombres, no de los dioses, : Voy a contenerme ya y a no proseguir més lejos, y ello no tanto porque tengo una cantidad mayor de castigos que la que pedi. Me limitaré a exponer bre. vemente que el castigo divind tiene una doble ver. tiente ya que consta del remordimiento de los vivos y de la mala reputacién para los muertos, hasta tal Punto que su muerte es aprobada no sdlo con una decisién, sino incluso con alegela por parte de los vi vos. Que los campos de cultivo no se consagren, Estoy de acuerdo totalmente con Platén, quien se express ‘més 0 menos con estas palabras, si es que he logra- do interpretarlo: «Ast pues, la tierra, 1o mismo que cel hogar de las casas, es lugar consageado a todos los dioses. Por lo tanto que nadie consagee de nue. vo lo mismo. Por otra parte, el oro y la plata, tanto en las ciudades como en privado o en los templos, ¢ algo que incita a Ja envidia, El marfil, extraido de tun cuerpo sin vida, es una oftenda no suficiente- mente pura para un dios, El bronce y el hietro son ya instrumentos propios para la guerra, no para un lugar sagrado. De madera, en cambio, que cada cual _| haga la ofrenda que quiera pero que conste de una sola pieza de madera; lo mismo en cuanto a la pie- LAS LBYES, Libro It 251 dra en los templos piblicos; respecto al tejido, que su confeccién no sobrepase el trabajo que una mu- jer realiza en un mes. Por otra parte, es el color blan- co el que conviene de manera especial a la divi dad; cn todas las cosas, pero principalmente en los tejidos; en cambio, prohibanse los teftidos, a excep cidn de las ensefias de guerra. Sean las oftendas més propias de la divinidad las aves y las figuras termi- nadas en un solo dia y por un solo pintor; asimis- mo, las demés oftendas sigan el ejemplo de ésta?.» Estos son los deseos de aquél. Pero yo, vencido por los vicios humanos 0 por los recursos de los tiem- pos actuales, no pongo unos Ifmites tan estrictos res- pecto a las demés cosas: sospecho que el cultivo de la tierra serfa més torpe, si a la hora de servirse de ella o de someterla al hierro se interpusiera algén tipo de supersticién, Atico.—Para mi esté claro eso. Ahora no falta tratar del carfcter perpetuo de los ritos sagrados y del derecho de los Manes. MARCO.—jAdmirable memoria la tuya, Pompo- nio! A mi ya se me habia escapado eso. 46 ATICO.—Asi me parece. No obstante, si yo recuer- do esos temas y estoy impaciente por oftlos, es so- bre todo, porque atafien al derecho pontifical y al ci- vil. ~MARCO.—Ciertamente, muchas son las respues- tas y los escritos que han dejado los més expertos acerca de estos asuntos; yo, por mi parte y a lo lar- go de toda esa nuestra conversacién, cualquiera que sea el género de ley a que nos condujera nuestra dis- cusiéa, examinaré en Ja medida de lo posible la par- te de nuestro derecho civil tacante a ese mismo tipo; pero de forma tal que sea bien conocido el pasaje fundamental de donde se deduzca cualquier parte del derecho, de manera que no sea dificil, para quien sea capaz de desenvolverse con su sola raz6n, obtener Ja solucién juridica de cualquier causa 0 problema % Todo el texto entrecomillado-es una traduccién que Cicerdn hace de Pla dn, Las Leyes, XU, 955e-956b. 252 ‘Auevo que se le presentara, una vez corioci te fundamental adonde habrd de ira aie sr XM%47 "Pero Jos jurisconsultos, sea por divaga para Parezca que saben muchas cosas y muy diffeiles, por lo que es mds verostmil, por no saber enoeae Fbnes No s6lo el conocimiento es objeto de an pine aue existe también un arte de ensefiar—es meet lo que muchas veces dividen hasta el infinite of tiones que descansan en un solo y tinico conn A propés no le dan los Escévola: derecho fier otro tema que no esté relacionado con Ie a ligién? (Qué poquito representa est yh ‘ln, los rtos religiosos, los votos, las ferias, bs puleros y alguna cosa més de este tipo sila hn ®, Por otra parte, consideraba que era algo consustan- cial a la piedad rendir los honores finebres con el sactificio de victimas mayores. Es tan grande la escrupulosidad en el culto reli- gioso de los sepulcros que se afirma que no es licito dar sepultura fuera de los ritos religiosos de su clan familiar y asi lo juzgé entre nuestros antepasados Aulo Torcuato™, a propésito de la familia Popilia. ¥ los dias denicales, asi llamados a partir de nex [«muerte>], puesto que se celebran en honor de los muertos, no se llamarfan ferias, como los dias de +4 RIL 95 268 Lucio Acio, poeta trdgico nacido en 170; CicerSn llegé a conocerlo, 4% Hasta el 134 a. C.el aft comenzaba en marzo; de ahi los nombres de Quin- tilig (llamado Jalins @ partic de 44 a. C. en honor de Julio César), Sexsilis (Ilo- mado Aagastus a pactic del 8 d. C. en honor. de Augusto), September, October, November y December, esto es, mes quinto, mes sexo, et "7 'Aulo Manlio Torcuato; no se sabe nada seguco de este personae.

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