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–––– BRAD HAMBRICK

S U P E -
R A N D O
LA I R A
MANUAL DE CONSEJERÍA BÍBLICA
TRADUCIDO POR EL PROYECTO CORAM DEO
SUPERANDO LA IRA
Presentación por:
Brad Hambrick, M.Div., Th.M.
Pastor de Consejería, The Summit Church

Traducido con permiso del Autor por


www.proyectocoramdeo.com
INSTAGRAM @ALESURA

Agradecimientos especiales a los colaboradores de traducción:

Andrés Porras, Carolina Chacón Benavides, Carolina Pérez, Cindy


Rodríguez Soto, Jazmín R. Ovalle, Karen Durán, Lucía de Raxón,
Ma. Augusta Mosquera, Marlene Luna, Mónica Valadez y
Yeraldine Gil Castaño

Edición: Javiera Cifuentes, Jazmín R. Ovalle y Karen Durán

Material publicado de acuerdo con los términos de la licencia


Creative Commons Attribution- NonCommercial NoDerivatives
4.0 International (CC BY-NC-ND 4.0). Usted es libre de copiar
o redistribuir el material en cualquier medio o formato,
siempre y cuando dé los créditos apropiadamente, no lo haga
con fines comerciales, no requiera “donaciones” por
distribuirlo y no realice obras derivadas.

1
ÍNDICE
ÍNDICE 2
Capítulo 1 3
«¡No tengo ira! ¡Solamente estoy frustrado!» Aprende a ADMITIR que tu ira es ira y que es tuya 3
Capítulo 2 16
«Doctor ¿qué tan mal estoy?» 16
RECONOCE humildemente el alcance y el impacto de tu problema de ira 16
Capítulo 3 25
«Mi ira revela quién soy» 25
Capítulo 4 36
«La vida sería mejor si yo estuviera a cargo» 36
Reconoce tu necesidad de ARREPENTIRTE ante Dios por tu ira 36
Capítulo 5 46
«¿Podríamos hacer como si esto nunca hubiera pasado?» 46
Acepta la necesidad de CONFESAR el daño causado a los afectados 46
Capítulo 6 55
«¿Ya podemos llevarlo a la práctica?» 55
REESTRUCTURA TU VIDA al confiar en el evangelio y así tengas un cambio de corazón
expresado en acciones 55
Capítulo 7 67
«¿Cómo se supone que iba a prepararme para esto?» 67
Obtén la flexibilidad y humildad necesarias para IMPLEMENTAR tu plan 67
Capítulo 8 79
«Esto es más difícil y más largo de lo que pensaba» 79
Reconoce que el cambio requiere PERSEVERANCIA durante toda la vida 79
Capítulo 9 88
«El cambio no sólo se trata de mí» 88
Apéndice A 92
Apéndice B 94
Apéndice C 96
Apéndice D 106

2
Capítulo 1
«¡No tengo ira! ¡Solamente estoy frustrado!»
Aprende a ADMITIR que tu ira es ira y que es tuya

«No superar mi pecado de ira será más costoso que cualquier cosa por la que Dios me lleve en la
búsqueda de Su libertad. Dios ha sido bueno al traerme a este punto de admitir mi pecado».

Memoriza: Santiago 1:19-21 (NBLA) «Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea
pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de
Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, reciban ustedes con
humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar sus almas.» Al memorizar este
pasaje, reflexiona acerca de estos puntos clave:

● «Amados» ̶ A Dios le importan inmensamente todos aquellos que luchan con la ira.
● «Cada uno» ̶ El dominio propio no es un castigo o una tarea extra que Dios está poniendo
sobre ti.
● «Pronto para oír» ̶ Lo opuesto a la ira es un genuino interés en los demás y en la compasión.
● «No obra» ̶ Independientemente de la respuesta inmediata que obtengas, el pecado de la ira
no funciona.
● «Desechando toda» ̶ Tu meta va más allá de dominar unos cuantos arrebatos de ira.
● «Reciban ustedes con humildad» ̶ La mansedumbre es poder bajo control marcado por la
humildad.

Notas de Enseñanza

«El hecho de que [Dios se enoje] nos dice que la ira puede ser absolutamente correcta, buena,
apropiada, bella, la única respuesta justa para la maldad, y la respuesta de amor a favor de las
víctimas de la maldad». David Powlison en Enojo: Escapando del laberinto.

«De los siete pecados capitales, probablemente la ira es el más divertido. Lamer tus heridas, poner
tus labios sobre los agravios de hace mucho tiempo, pasar tu lengua por las amargas
confrontaciones del futuro, saborear hasta el último bocado del dolor que estás recibiendo y que
estás dando – es un banquete diseñado para un rey. El mayor inconveniente es que a quien estás
comiendo vorazmente es a ti mismo. El esqueleto del banquete eres tú». Frederick Buechner en
un artículo sin título publicado en un boletín informativo.

«Ambos, revelar ira y consentir la ira, ofenden a Dios y sabotean las relaciones, y requieren
capítulos específicos de corrección bíblica y reemplazo (p.79)». Robert Jones en Uprooting Anger
(traducido como «Desarraigando la ira»)

«Somos el elemento común en todos nuestros problemas de comunicación». Paul Tripp en Guerra
de alabras.
3
«Suprimir la ira no ayuda a que se disipe con el tiempo. En cambio, la ira se convierte en amargura,
odio, y obsesión de venganza. De hecho, la ira que no se resuelve o que es negada puede
convertirse en una fuerza destructiva que puede desgarrar tu vida a través de la depresión, la
ansiedad, el temor paralizante, las dolencias físicas, o los síntomas de estrés postraumático.
(p.125)». Justin y Lindsay Holcomb en Rid of My Disgrace (traducido como «Deshacerse de mi
desgracia»)

Aplicación Personal

¿Te reconoces a ti mismo en cualquiera de las siguientes frases?:

● ¡No tengo ira! ¡Sólo estoy frustrado!


● Si no dejas de preguntarme «qué tienes», es posible que me enoje.
● ¿Por qué no puedo tener un mal día sin que se convierta en todo un problema?
● Tu familia era perfecta y no era problemática, ¿por qué tú eres tan sensible?
● Tú sabías que yo era así desde que nos casamos ¿ya no soy bueno para ti?
● Entonces estás diciendo que soy un holgazán, idiota y que tu vida sería mejor sin mí.
● ¡Perfecto! ¡Si soy tan sensible, entonces ya no voy a decir nada!
● ¿Cuántas veces te he dicho que no hagas eso? ¿Eres estúpido o simplemente no te importa?
● ¡Ah, me imagino que tú nunca cometes errores!
● Estoy cansado de ser el único que siempre dice «lo siento».
● No me vas a hablar como si fuera un niño. Hace mucho que dejé la casa de mis padres.
● No te quiero ni ver. Aléjate de mí. Cállate.
● Eres despreciable. Tienes suerte de que yo te tolere.
● ¡Estoy harto! ¡Se acabó! ¡Ya no puedo más contigo! ¡Estás muerto para mí!
● ¿Por qué me haces hablarte de esta manera? ¿Crees que disfruto estar enojado?
● No me importa quién me vea o quién me oiga. Estoy enojado. No voy a fingir para adaptarme
a ti.
● Si no quieres saber lo que pienso, entonces ¿para qué preguntas?
● Sólo te estoy interrumpiendo porque lo que estás diciendo no tiene sentido.
● ¿Por qué piensas eso? ¡Es tonto!
● Ya veremos qué pasa la próxima vez que necesites de mi ayuda.
● ¿Querías que estuviera ahí a las 9:00? Creo que se me olvidó porque seguía muy dolido por lo
que pasó anoche.
● No quiero hablar de eso. Tú ingéniatelas para deducir qué pasó.
● Tal vez lo hice. Tal vez no. Al fin y al cabo, no es de tu incumbencia.
● En una discusión, miras hacia otro lado sin escuchar a la persona.
● Me gusta hacer las cosas solo. Aléjate de mí.
● Trataré de no ser tan molesto e interferir con tu vida otra vez.
● No huyas de mí. Vamos a terminar esta conversación [bloqueando la puerta físicamente]…

¿Qué más añadirías como frases o comportamientos característicos de tu ira?

4
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Evaluando tu Nivel de Motivación

«Dejar de fumar es fácil. Lo he hecho un par de docenas de veces», la frase capta bien el patrón
de intentar cambiar cualquier comportamiento no deseado pero agradable. Quieres, pero no lo
haces. Estás motivado, pero no lo estás. Crees que deberías, pero deseas que la gente te deje en
paz.

Esta mentalidad se llama ambivalencia ̶ sentir dos emociones contradictorias acerca del mismo
tema. Incluso si no sabías qué es la ambivalencia, eres bueno en eso.

Lee Santiago 1:5-8. Éste es a menudo un pasaje de culpa. Lo lees y piensas: «Si se aplica a mí,
debería tener mucho miedo, porque suena muy mal». Comienza con el versículo cinco y fíjate que
el pasaje comienza presentando a Dios como generoso. Dios no está molesto por suplir lo que
necesitas en tus momentos de doble ánimo, hay esperanza para ti, aunque tu deseo de cambiar
sea inconstante (v. 6). Dios es un caballero, no te transformará en contra de tu voluntad (v. 7).
Pero Dios también es amoroso y te advierte de los peligros que existen en tu inconsistencia. En
esta etapa de tu viaje, te sientes cómodo al admitir que Dios ya sabe lo que está pasando, y por
eso tienes esperanza, porque sabes que Dios no se sorprende, incluso si a ti te sorprende admitir
lo mal que se han puesto las cosas. La esperanza comienza justo donde tú estás y Dios siempre te
alcanzará ahí.

Necesitas identificar esta tendencia lo más pronto posible en tu jornada, pues si no, este intento
no será más que la última edición de tus buenas intenciones. No te avergüences de que tus
motivaciones estén en conflicto. Dios ya lo sabe y aun así quiere ayudarte. Las únicas personas a
las que puedes mentir son a ti mismo y a aquellos que te aman.

En esta sección verás cinco niveles de motivación de Carlo DiClemente en Addictions and Change
(traducido como «Adicciones y cambio». Sólo el texto en negrita). En los paréntesis vamos a
explicar cómo estos se correlacionan con los nueve capítulos de este estudio.

1. Pre-Contemplación (antes de empezar): Esta es la etapa en la que no prevés hacer ningún


cambio en el futuro porque no crees que sea necesario. Probablemente te molestas y te ofendes
si alguien sugiere que cambies. Cambiar no está en tu radar y te resistes a ello.

2. Contemplación (Capítulo uno): Ahora estás empezando a creer que el cambio podría ser
beneficioso y te preguntas cómo podría ser el proceso. Estás tratando de decidir si el cambio es
posible y si vale la pena. Quieres saber qué se necesita y si estos sacrificios producirán una vida
más satisfactoria.

5
3. Preparación (Capítulos dos al cuatro): En esta fase tu consideración se vuelve más concreta.
Recopilas la información necesaria para promulgar un plan eficaz y sostenible. Evalúas los
obstáculos, tanto de logística (externos) como motivacionales (internos). Empiezas a enlistar a la
gente que caminará junto contigo.

4. Acción (Capítulos cinco al siete): En este momento los planes cobran vida; las ideas se convierten
en opciones. Has progresado y has navegado más allá de los contratiempos. Has tenido éxitos y
fracasos, pero la trayectoria de tu viaje continúa hacia adelante. Las técnicas se convierten en
hábitos y los hábitos se convierten en un estilo de vida. Los roles que antes estaban llenos de ira,
ahora están llenos de maneras más saludables y satisfactorias de guiar tu vida.

5. Mantenimiento (Capítulos ocho y nueve): Adoptas un nuevo estilo de vida. Tus emociones y
patrones de pensamiento se ajustan a este nuevo estilo de vida. La lujuria ya no es una válvula de
escape aceptable. En esta etapa comienzas a restaurar las relaciones y a perseguir los intereses
que fueron dañados o imposibilitados por tu ira.

Ejercicio: De los cinco puntos anteriores (niveles), escoge aquel que describe el momento de tu
motivación y junto a él escribe: «hoy». En el margen escribe fechas o eventos significativos que te
vinieron a la mente cuando leíste cada descripción. Lo más probable es que éste no sea tu primer
intento en esta jornada. Reconocer dónde comenzarás a cubrir nuevos terrenos motivacionales
es importante. Comienza ahora a darte cuenta de que cada retroceso es una oportunidad para
aprender. No hay vergüenza en caer; sólo en renunciar.

Evaluación de la ira

Instrucciones: Lee las siguientes declaraciones descriptivas. Al leerlas, piensa en ocasiones en las
que te enfrentas a la intranquilidad o la decepción; estar tranquilo cuando nada está mal no es un
signo de superar la ira o el autocontrol. Marca la opción que mejor se adapte a tu respuesta:
(N) Casi Nunca, (R) Rara Vez, (A) Algunas Veces (F) Frecuentemente o (S) Casi Siempre

Para obtener resultados más precisos, pide a una persona de cada área importante de tu vida
(hogar, trabajo, social, grupo pequeño de la iglesia, etc.) que complete esta encuesta en tu
representación y compara los resultados. Si elegiste enlistar a otras personas en tu jornada al
cambio, debes estar dispuesto a escuchar su perspectiva sin discutir o debatir.

Un área no niega otra, es decir, un buen reporte de un amigo no implica que tu cónyuge esté
equivocado respecto a tu ira.

Puedes encontrar una versión de esta evaluación en línea y que tú mismo puedes calificar
(solamente en inglés) en: bradhambrick.com/angerseminar.

1. La gente generalmente me irrita. N R A F S

6
2. Me enoja la gente «tonta». N R A F S
3. Lucho con falta de paciencia. N R A F S
4. Mi mente divaga hacia pensamientos críticos. N R A F S
5. Mi mente reproduce ofensas del pasado en mi N R A F S
contra.
6. Lucho con desánimo cuando algo me molesta. N R A F S
7. Critico o culpo a otros por cosas triviales. N R A F S
8. Le doy otros nombres a mi ira. N R A F S
9. Estoy en desacuerdo con otras personas cuando N R A F S
dicen que estoy disgustado.
10. Me porto amable por fuera (comportamiento) N R A F S
cuando estoy enojado por dentro (pensamientos).
11. No me gusta que otros sepan lo que me molesta. N R A F S
12. Dejo que pasen los días sin hacer notar una N R A F S
ofensa.
13. Mis amigos se sorprenderían de que lucho contra N R A F S
la ira.
14. Evito conversaciones acerca de temas personales N R A F S
o sensibles.
15. Me desahogo con otros cuando estoy molesto. N R A F S
16. Me frustro fácilmente. N R A F S
17. Grito cuando estoy enojado. N R A F S
18. Soy grosero cuando estoy enojado. N R A F S
19. Les falto al respeto a otros intencionalmente N R A F S
cuando estoy enojado.
20. Cuando estoy enojado, distorsiono las cosas para N R A F S
tener la razón.
21. Digo groserías cuando estoy enojado. N R A F S
22. Insulto a otros cuando estoy enojado. N R A F S
23. Hago comentarios degradantes cuando estoy N R A F S
enojado.
24. Culpo a otros cuando estoy enojado. N R A F S
25. Muestro mi ira en público. N R A F S
26. Cuando estoy enojado, insisto en que tengo la N R A F S
razón.
27. Me pongo intenso cuando discuto un tema N R A F S
controversial.
28. Calumnio a aquellos con los que estoy enojado. N R A F S
29. Hablo con demasiada severidad o N R A F S
insensiblemente.
30. Soy pronto para poner a alguien en su lugar. N R A F S
31. Pienso que estoy tratando de ayudar cuando N R A F S
estoy enojado.

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32. A menudo me veo atrapado en discusiones N R A F S
tontas.
33. Tengo reputación de ser de carácter «fuerte». N R A F S
34. Tengo una opinión que estoy dispuesto a N R A F S
compartir acerca de muchos temas.
35. Tengo que probar que tengo la razón o la última N R A F S
palabra.
36. Interrumpo a otros durante un desacuerdo. N R A F S
37. Soy arrogante. N R A F S
38. Sólo considero mi propio punto de vista cuando N R A F S
estoy enojado.
39. Uso un lenguaje duro y crítico o hago comentarios N R A F S
impertinentes.
40. Hago muecas cuando estoy molesto. N R A F S
41. Dejo de hablarle a otros cuando estoy enojado. N R A F S
42. Si estoy disgustado «me cierro». N R A F S
43. Evito a alguien intencionalmente durante un N R A F S
conflicto.
44. En un desacuerdo dejo de escuchar. N R A F S
45. Frecuentemente quiero renunciar o decir «hasta N R A F S
aquí» en una relación.
46. Soy una persona independiente. N R A F S
47. Mantengo alejadas a otras personas. N R A F S
48. Cuando estoy molesto por algo, hablo de manera N R A F S
general sin ser específico.
49. Manipulo a otros para que hagan lo que quiero. N R A F S
50. Obligo a otros a terminar amistades para que me N R A F S
prueben su Leeltad.
51. Obligo a otros a romper lazos con la familia N R A F S
(padres o hijos).
52. Decido por mi cónyuge. N R A F S
53. Castigo a otros restringiéndoles el acceso al N R A F S
dinero.
54. Presiono a otros para que renuncien a cosas N R A F S
importantes para ellos.
55. Me niego a tomar un descanso o a dar espacio N R A F S
cuando estoy discutiendo con alguien.
56. Me niego a admitir cosas que hice. N R A F S
57. No me gusta escuchar puntos de vista que se N R A F S
oponen.
58. Pienso que las cosas siempre deben ser «justas». N R A F S
59. Puedo degradar en público a alguien que me N R A F S
importa.

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60. Ignoro o descarto cosas que son importantes para N R A F S
otros.
61. El sarcasmo es un rasgo característico de mi N R A F S
humor.
62. Procrastino las cosas que no quiero hacer. N R A F S
63. Soy deliberadamente evasivo respecto a mis N R A F S
emociones.
64. En una conversación que no quiero tener, me la N R A F S
paso mirando a otro lado.
65. Critico a la gente a sus espaldas, pero no frente a N R A F S
frente.
66. Me niego a ayudar a alguien con quien estoy N R A F S
enojado para molestarlo.
67. Hago cosas indirectamente para demostrar mi N R A F S
disgusto o expresarlo.
68. Uso lenguaje corporal para comunicar mi N R A F S
disgusto.
69. He roto o lanzado objetos durante una discusión. N R A F S
70. Adquiero alguna postura física para intimidar a N R A F S
otra persona.
71. Prohíbo a otros salir de una habitación cuando N R A F S
estoy molesto.
72. He golpeado, dado una bofetada o empujado a N R A F S
alguien durante una discusión.
73. He mencionado o sostenido un arma durante una N R A F S
discusión.
74. He hecho alusión verbal a un daño físico durante N R A F S
una discusión.
75. Durante una discusión, he amenazado con N R A F S
dañarme a mí mismo.
76. Me he dañado a mí mismo para ganar/terminar N R A F S
una discusión.
77. He conducido sin precaución durante una N R A F S
discusión.

Clave para la puntuación de la evaluación: Date un punto para una respuesta "A", dos puntos
para una respuesta "F" y tres puntos para una respuesta "S". Si tu puntuación total coincide con
el número total de preguntas, esa es un área de preocupación en tu vida. Si tu puntuación
duplica el número total de preguntas, esa es una preocupación significativa en tu vida. Si tu
puntuación total es más del doble del número total de preguntas, esa área debe considerarse
una lucha que domina tu vida.

Preguntas 1-7: (Total: _____ en 7 preguntas)

9
Este conjunto de preguntas describe la ira que se expresa a través de quejas. Este enfoque,
generalizado y de bajo grado en la insatisfacción, crea una lente negativa por la cual comienzas a
interpretar la vida. Esta perpetua crítica a la soberanía de Dios mermará la humildad y la sumisión
gozosa a Dios, que son esenciales para expresiones sanas de ira.

Evaluación de la intensidad: [La escala N-R-A-F-S se centra principalmente en la frecuencia, por lo


que debajo de la descripción de cada problema con la ira, también habrá una evaluación de
intensidad. Una lucha infrecuente, pero intensa con la ira, puede ser tan perturbadora y
problemática como una lucha frecuente y menos intensa.] ¿Tus quejas afectan negativamente el
estado de ánimo de tus amigos, familiares o compañeros de trabajo? ¿Tu estado de ánimo
establece el estado de ánimo en tu hogar? ¿Tus quejas han dado lugar a luchas prolongadas con
la depresión? ¿Has perdido amistades por ser una persona negativa? ¿Tienes dificultades para
disfrutar situaciones buenas porque estás esperando que algo malo suceda?

Preguntas 8-14: (Total: _____ en 7 preguntas)

Este conjunto de preguntas describe la ira que se oculta en la represión emocional. Mal nombrar
o negar una emoción perjudica tu capacidad de responder a esa emoción de una manera que
honre a Dios. Si llamas a la varicela como una erupción cutánea común, no la tratarás
correctamente. Ya sea que estés tratando de engañarte a ti mismo o a los demás, la represión
emocional no es saludable y a menudo resulta en una expresión crónica de ira.

Evaluación de la intensidad: ¿Cuáles son los eventos más dolorosos que no estás reconociendo?
¿Cuánto tiempo te quedarás sin abordar un desacuerdo en una relación? ¿Cuántas personas
(hijos, cónyuge o compañeros) estás enseñando a copiar tu lenguaje inexacto y codificado para la
ira? ¿Qué tan solo o falso te sientes incluso en tus relaciones más cercanas?

Preguntas 15-39: (Total: _____ en 21 preguntas)

Este conjunto de preguntas describe la ira que se expresa a través de la agresión activa. Esto es ira
clásica, de ahí el mayor número de preguntas. Cuanto más frecuente e intensa sea tu expresión
de estas características, más se convierten tus emociones en una distracción para corregir el
problema que ves con precisión o más refuerzas la condena inexacta de una situación que has
etiquetado erróneamente.

Evaluación de la intensidad: ¿Qué tan desagradables o cortantes son tus palabras cuando estás
enojado? ¿Qué tan consciente eres de distorsionar lo que dicen los demás cuando estás enojado?
¿Cuánto tiempo te toma estar dispuesto a reconocer que tu ira fue expresada pecaminosamente
y, por lo tanto, estuvo mal?

Preguntas 40-48: (Total: _____ en 9 preguntas)

Este conjunto de preguntas describe la ira que se oculta en la distancia. Es natural querer alejarse,
física o emocionalmente, de un problema. Sin embargo, cuando no existe un problema de

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seguridad (Mateo 7:6), la distancia resulta en que incumples tu llamado a ser sal y luz (Mateo 5:13-
16) o fallas en promover la unidad dentro de tus relaciones (Mateo 5:23-26).

Evaluación de la intensidad: ¿Qué relaciones importantes (familia, trabajo, iglesia, etc.) tensarás
para evitar conflictos? ¿Qué decisiones que implican un cambio importante en la vida (divorcio,
abandono de un trabajo, desconocer a la familia, etc.) has tomado o amenazado con que las vas a
tomar para evitar conflictos? ¿Qué tan raro o retraído estás dispuesto a ser para evitar preguntas
personales o relaciones reales?

Preguntas 49-59: (Total: _____ en 11 preguntas)

Este conjunto de preguntas describe la ira que se expresa a través del control. El control es la
máxima expresión de la ira que suplanta a Dios. No te gusta cómo funciona el mundo o cómo te
responden tus seres queridos, así que comienzas a manipularlos. Creas tu propia versión del
infierno cuando alguien se opone a tu voluntad y proclamas que la gente sólo estará en paz cuando
se ajusten a tu voluntad. El control rara vez se supera sin algún tipo de consejería, grupo de apoyo
u otra participación externa.

Evaluación de la intensidad: ¿Hablas y te relacionas con los adultos como si fueran niños? ¿Le has
negado a alguien que salga de tu casa hasta que terminen una conversación o acepte lo que
quieres? ¿Te tienen que pedir permiso para usar o acceder a ciertos recursos como tiempo,
horarios, dinero, relaciones, etc.? ¿Depende tu bienestar de lo que otra persona está o no está
haciendo? ¿Qué tan intensa es tu reacción cuando alguien que amas, usa los recursos de una
manera que tú desapruebas o toma una decisión sin tu consentimiento?

Preguntas 60-68: (Total: _____ en 9 preguntas)

Este conjunto de preguntas describe la ira que se oculta en la agresión pasiva. La agresión pasiva
castiga a otros por el descontento del agraviado; y lo hace a través de operaciones encubiertas.
Lo que buscas es hacer que la otra persona se sienta culpable y cambie, sin tener que arriesgar tu
vulnerabilidad participando activamente en una oportunidad para la restauración.

Evaluación de la intensidad: ¿Cuánto dolor y perturbación permitirás que tu silencio cree? ¿Cuánto
vale la pena descuidar o procrastinar tareas o actividades para probar que tienes la razón? ¿Qué
nivel de calumnia estás dispuesto a comunicar indirectamente para herir a alguien con quien estás
molesto? ¿Qué tan descaradamente mentirás sobre no estar molesto cuando está claro que lo
estás? ¿Qué tan importantes son las cosas de las que hablas misteriosamente y luego te enojas
con los demás cuando no resultan como quieres?

Preguntas 69-77: (Total: ______ en 9 preguntas)

Este conjunto de preguntas describe la ira que se expresa a través de la violencia. En este punto,
hace mucho tiempo que la ira dejó de ser un problema relacional (dinámica interpersonal), y ha
pasado de ser un problema personal (autocontrol) a ser un problema legal (violación civil). La ira

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expresa: eres prescindible o desechable cuando interfieres con mis deseos (Mateo 5:21-22). Si tu
ira ha alcanzado este nivel, debes comenzar algún tipo de consejería.

Evaluación de intensidad: ¿Alguna vez un miembro de tu familia ha estado en el médico (o ha


necesitado ir) después de un episodio de ira tuyo? ¿Cuán valiosos son los objetos que has
destruido en medio de tu ira? ¿Podrías o has sido arrestado por como has conducido mientras
estabas enojado? ¿Alguna vez ha habido acciones legales contra ti debido a tu ira: perturbar la paz
(desorden público), orden de restricción, amenazas terroristas, etc.? ¿En qué formas de
comportamiento autodestructivo te has involucrado: cortarte, quemarte, abuso de sustancias,
sobredosis o intento de suicidio?

¿El alcohol, las drogas, los esteroides o el abuso de medicamentos afectan la frecuencia,
intensidad o tipo de ira con el que luchas? _______Sí _______ No

Ejercicio: Otra forma útil de capturar una imagen de tu experiencia con la ira es identificar las
expresiones que ésta toma en tu vida. Admitir una lucha con la ira es algo más que conocer el tipo
y la intensidad de tu ira. También deberías ser capaz de ver/admitir tu ira en tiempo real, es decir,
justo en el momento en que está ocurriendo.

Circula las palabras y frases que representan tu ira. Resiste el impulso de avergonzarte y hacerte
de la vista gorda ante tu pecado. Abraza la libertad que el evangelio te da para admitir el alcance
de tu lucha a fin de conocer la magnitud de tu Salvador.

Manifestaciones expresivas de ira

Quejas, gimoteos, juicios, amargura, negativismo, odio, disputas, descontento, manipulación,


coerción, acusación, sarcasmo, groserías, exageración, gesticulación, golpes, resoplidos, alzar la
voz, amenazas, sermones, justificación, violencia, culpar, chismes, ingratitud, fruncir el ceño,
reclutar aliados, rumiar, crueldad, terquedad e insultos.

Manifestaciones ocultas de ira

Evitar, cinismo, adicciones, escapar, berrinches, desesperación, autojustificación, abandono,


racionalizar, autocompasión, dejar de hablar, huir, descontento en tu interior, ignorar
intencionalmente, apatía, alejarse, cinismo, inquietud, evasión e infelicidad.

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Transfiriendo la culpa: Si este cuestionario te reveló un problema con la ira, sin duda ya estás
empezando a formar excusas y racionalizaciones para tu ira. Una de las claves para un cambio
duradero es la capacidad de mirar tu pecado y no justificarlo (Santiago 1:23-25). Las
siguientes respuestas son características de la falta de aceptación de la ira. Empieza a
escuchar momentos en los que dices o piensas este tipo de cosas.

o [Nombre/actividad] me hizo enojar tanto... me pone de nervios.


o Sólo soy humano. ¿Qué esperas?
o [Nombre] realmente sabe cómo hacerme enojar.
o El diablo realmente me atacó esa vez.
o Tengo el temperamento de mis padres.
o Sabes que realmente no quise decir lo que dije.
o Eso sólo fue el alcohol hablando.
o Sabes cómo me pongo cuando no he dormido lo suficiente.
o Sabes cómo me pongo en esos días del mes.
o Soy un cabeza hueca (u otro: __________). Ya sabes cómo somos (los de mi país,
ciudad u otro _________).
o Si no querías saber lo que pienso, no me hubieras preguntando.
o Otro: ____________________________________________________________
o Otro: ____________________________________________________________

Enlista: ¿A qué situaciones culpas por tu ira? ¿A qué personas culpas de tu ira? ¿Cómo culpas
a Dios por tu ira (frases como «si tan solo…»)?

Lee Génesis 3-4:16 y 6:5-11. Observa cómo del pecado (3:6-11) avanza al miedo y a ocultarse
(3:10), luego de la ira (4:5), a la violencia (4:8) y, finalmente, a un mundo marcado por la
violencia (6:11). Tu ira pecaminosa cambia el mundo en el que vives y el mundo en el que
obligas a vivir a tus seres queridos. El pecado crece y se propaga. El mal engendra el mal. Es
destruido (por la gracia, no por la violencia) o se propaga. Mira la lista de expresiones de ira
que has compilado en las últimas páginas. ¿Cómo has empezado a ver esos rasgos reflejados
en aquellos a los que amas? Haz esta pregunta no para justificar tu ira (ellos también se
enojan), sino para motivarte por amor a ver el cambio al final.

Lee Proverbios 19:19-29. Observa que ninguna persona o situación a la que hayas culpado
de tu ira puede librarte de ella (v. 19). El mensaje es claro: acepta tu ira y deja de buscar
causas fuera de ti mismo. No te avergüences con ese mensaje. Observa en este pasaje lo que
tendrás que hacer muchas veces en las próximas semanas: mantén los ojos abiertos para
aprender mientras confrontas tus convicciones. Ése es el mensaje del versículo 20 – escuchar
y aprender. Camina por el resto del pasaje y resume los principios que son relevantes en tu
experiencia con la ira.

14
Lee Jueces 21:25. Qué triste versículo para finalizar un libro: «cada uno hacía lo que le parecía
bien ante sus propios ojos» (NBLA). Pero, ¿no es ese el versículo temático de tu ira? Crees
que tienes la razón. Crees que estás justificado. Haces lo que sientes que está bien en el
momento. La pregunta que tienes ante ti en este capítulo del proceso es: ¿dejarás que esta
sea la frase final de tu historia? O, ¿someterás tu vida (sin saber aun lo que eso puede
requerir) – incluyendo tus emociones y todo lo que implica – a los pies del Rey Jesús?

Conversaciones de ánimo para ADMITIR tu ira

Con cada paso, te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las
haga abiertamente y a confrontar cualquier contradicción entre tus palabras y tu
comportamiento.

● ¿Admites que tienes una lucha con la ira y has identificado el tipo o los tipos de
la ira con los que luchas?
● ¿Culpas a alguien más cuando hablas de tu ira?

Con cada paso, te aconsejamos contarle a tu compañero de ánimo al menos un nuevo


elemento de tu lucha con la ira y comprométete a dominarlo. Estos compromisos son
preliminares al capítulo seis «Reestructura tu vida», pero son útiles para ir avanzando
mientras llegas a ese punto.
● _______________________________________________________________________
● _______________________________________________________________________

15
Capítulo 2
«Doctor ¿qué tan mal estoy?»
RECONOCE humildemente el alcance y el impacto de tu problema de ira

«Estoy comenzando a ver el alcance e impacto de mi ira. Es más grande de lo que quería
admitir [describe], incluso podría ser más grande de lo que pensé. Lejos de la gracia de
Dios, soy una persona enojada. Reconozco que no hay seguridad ni libertad en minimizar
mi ira [describe]. Antes de que pueda realmente entender la grandeza de Jesús, debo
reconocer la magnitud de lo que Su muerte y resurrección han conquistado en mi vida y a
mi favor».

Memoriza: Lucas 6:43-45 (NBLA) «Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a
la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno. Pues cada árbol por su fruto se conoce.
Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza. El
hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del
mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.» Al
memorizar este pasaje, reflexiona acerca de los siguientes puntos clave:

● «No hay» – Éste no es un principio en el cual Jesús deja espacio para excepciones.
● «Cada árbol» – No existe una comparación entre árboles. Cada árbol es conocido por
su propio fruto.
● «No recogen» – El fruto no miente. Es inútil discutir con lo que producen nuestras
vidas.
● «Corazón» – Tus palabras revelan tus verdaderas prioridades, valores, agendas y
Leeltades.
● «Abundancia» – Tu corazón no produce cosas en pequeñas cantidades. El cambio de
corazón será a gran escala.
Notas de Enseñanza

«Cuanto más tiempo te consume la ira, más difícil es dejar ir el orgullo que la acompaña. Te
sientes justificado (p. 216)». Justin y Lindsey Holcomb en Rid of My Disgrace (traducido como
«Deshacerse de mi desgracia»)

«El pecado se adhiere a las intenciones, la memoria, los pensamientos, la inteligencia – a


todas las características especiales de la personalidad – y las transforma». Cornelius
Plantinga, Jr. en El Pecado: las cosas no son como deberían ser

«Nuestro mayor problema es el rechazo o la ceguera, la incapacidad o la negación a ver o


asumir la responsabilidad personal de nuestros pecados habituales o repetitivos. El término

16
bíblico para esto es dureza de corazón (p. 88)». Leslie Vernick en The Emotionally Destructive
Relationship (traducido como «La relación emocionalmente destructiva»)

«Nuestra ira es nuestra respuesta de un juicio moral negativo contra el mal percibido (p.
15)». Robert Jones en Uprooting Anger (traducido como «Desarraigando la ira»)

«Sin duda, esas coloridas descripciones capturan cómo se siente la ira, pero una metáfora
no significa exactamente lo que se pretende ilustrar… La metáfora «ardiente» captura
gráficamente la sensación de ira y sus efectos, pero no pretende anular el hecho de que la
ira es algo que las personas hacen (p. 12)». David Powlison en Anger Part 2: Three Lies About
Anger and the Transforming Truth (traducido como «Ira parte 2: tres mentiras acerca de la
ira y la verdad que transforma») en The Journal of Biblical Counseling (invierno, 1996)

Aplicación Personal

Es difícil admitir cuán «fuera de lugar» te pones cuando estás enojado. Una razón es porque,
a menudo, te enojas por razones correctas o causas legítimas. Debes empezar el capítulo dos
admitiendo que un detonante legítimo es sólo la primera prueba de la ira justa.

A continuación, hay una prueba de siete preguntas acerca de la ira justa, tomado de un
artículo de David Powlison (sólo el texto en negrita): Anger Part 1: Understanding Anger
(traducido como «Ira parte 1: entendiendo la ira) en The Journal of Biblical Counseling (otoño,
1995). El diario de reflexión proporcionado en el capítulo tres incluirá siete preguntas, pero
sólo usa las palabras en paréntesis para hacer referencia a cada prueba. Tu objetivo aquí es
sólo entender cada prueba, después lo puedes usar para evaluar tu ira.

1. ¿Te enojas por las cosas correctas? (Detonante legítimo) La ira declara acciones
incorrectas o personas malintencionadas. La ira es una emoción moral porque
hace declaraciones morales. Muy a menudo tu ira es detonada por preferencias
personales o por egoísmo. Para ser buena o correcta, la ira debe estar de acuerdo
con Dios acerca de la naturaleza de lo que Él condena.
2. ¿Expresas la ira de una forma correcta? (Respuesta correcta) La ira debe abordar
los problemas, no atacar a las personas. La ira piadosa quiere ver el pecado
eliminado y a los pecadores redimidos. Si tu ira degrada o daña a otra persona,
está mal, ya sea porque es excesiva o porque estás abordando personalmente un
asunto que debería ser abordado por la iglesia (Mateo 18:15-17) o el estado
(Romanos 13:1-7).
3. ¿Cuánto tiempo dura tu ira? (Duración) La ira pecaminosa puede ser excesiva en
grado o duración. Una combustión larga y lenta es tan incorrecta como una
llamarada rápida y corta (aunque el impacto de cada una es diferente). Mientras
el dicho «perdona y olvida» no es posible ni bíblico, una ofensa que se alberga y
se repite en la mente se convierte en amargura (otro aspecto de la ira

17
pecaminosa). Una forma de medir la amargura es cuántos detalles recuerdas
sobre la ofensa.
4. ¿Qué tan controlada es tu ira? (Control) La ira puede consumirte sin que peques
contra nadie más. Las técnicas de manejo de la ira basadas en desahogarse o en
la catarsis, a menudo fomentan la ira descontrolada. Dios nunca pierde el control,
incluso en privado. Cuánto más uses técnicas basadas en el agotamiento para
sofocar la ira, más construyes la resistencia y el poder de tu ira (y menos te diriges
a tu corazón como la fuente de tu ira).
5. ¿Qué motiva tu ira? (Motivación) Puedes estar enojado por cosas correctas, de la
forma correcta, por el motivo incorrecto. Ejemplo: Está mal que los niños sean
groseros. Hay muchas formas apropiadas de disciplina. Sin embargo, si tu motivo
principal para disciplinar a tus hijos es evitar que te avergüencen en público,
entonces tu ira es pecaminosa. Has hecho de tu gloria (reputación) y paz, el
centro del mundo y eso has impuesto a tus hijos emocionalmente.
«La verdad que no se dice con amor deja de ser verdad, porque se distorsiona
por la impaciencia, la amargura y la ira humana». Paul Tripp en Guerra de
palabras

6. ¿Tu ira está preparada y lista para responder? (Preparada) La ira piadosa restaura
la paz; no sólo externamente (situación de vida), sino también internamente
(disposición emocional). Cuando te conformas con el manejo de la ira que deja el
«fuego» justo debajo de la superficie, tu solución te deja en una tentación
constante. También es un indicador de que sólo has abordado tus expresiones de
ira y no el corazón (creencias, valores, objetivos, intereses) que la alimentó.
7. ¿Cuál es el efecto de tu ira? (Efecto) La ira piadosa restaura al arrepentido. La ira
piadosa desea genuinamente la paz y no la venganza. ¿Quieres que el ofensor se
arrepienta o que pague? ¿Tus palabras, mientras estás enojado, dirigen a la otra
persona hacia Dios o se enfocan en ti? ¿Te preocupa si Dios está de acuerdo
contigo (tengo un versículo que dice que tengo razón) o estás tratando de
representar a Dios en ese momento (2 Corintios 5:18-21)?
«El indicador más claro de si la ira es correcta o incorrecta en su expresión, es
si actúas para condenar o para ofrecer ayuda (p. 50)». David Powlison en
Anger Part 1: Understanding Anger (traducido como «Ira parte 1:
entendiendo la ira) en The Journal of Biblical Counseling (otoño, 1995)

Tomando el estándar anterior como tu medida para la ira, estás buscando reconocer la
amplitud y el impacto de tu ira pecaminosa. Además, estás dispuesto a ver qué tan lejos de
la base estás. Si te niegas a reconocerlo, te enojarás más por cómo otros describen tu ira.
Si esperas que este estudio haga que tu pecado irracional sea racional, – Si mis seres queridos
entendieran mi crianza, mi personalidad, mis niveles de estrés, etc. – te vas a decepcionar
del evangelio como el elemento esencial de tu transformación.

18
«Debemos notar que todo pecado es, en última instancia, irracional… Aunque las
personas se persuaden a sí mismas de tener razones para pecar, cuando se examinan
a la luz de la verdad, al final se verá en cada caso que el pecado, en última instancia,
no tiene sentido.» Wayne Grudem en Teología sistemática

Empeora antes de mejorar. La ira es uno de los pecados más irracionales. El orgullo,
producido por la ira, profundamente arraigado, te convence de que tienes razón y te ciega a
tus propias acciones, palabras, motivos e interpretaciones distorsionadas. Te convierte en
una de las cosas más peligrosas en el mundo – una persona cegada que está convencida de
que ve mejor que nadie a su alrededor.

«Las personas enojadas son insensatas y perversas. No hablan con sensatez cuando
están siendo conflictivas; la malicia y la distorsión trastocan y pervierten incluso los
intentos genuinos (p. 39)». David Powlison en Anger Part 3: Getting to the Heart of
Conflict (traducido como «Ira parte 3: llegando al origen del conflicto») en The Journal
of Biblical Counseling (otoño, 1997)

El objetivo de este capítulo es abrir aún más tus ojos al impacto que tu pecado ha tenido en
tu forma de pensar, en tu forma de vivir y en los que amas. Si no estás firmemente arraigado
en tu comprensión de la naturaleza del pecado y firmemente comprometido en admitir tu
pecado de ira (capítulo uno), entonces serás tentado constantemente a volver a caer en el
viejo patrón de cambio-culpa. Antes de continuar, lee la sección del capítulo uno sobre la
ambivalencia y agrega a esa lista la resistencia que sientes a este material.

La ira es algo que haces: ¿Con qué imágenes, fotografías o metáforas representas la ira, no
a ti, sino algo en ti o sobre ti? Agrégalos a la siguiente lista:

sangre hirviendo demonio fuego bestia dentro de mí


carga fuerza natural algo para frenar desahogo
_____________ _____________ ______________ _________________
_____________ _____________ ______________ ________________

El objetivo de esta lista no es convertir estas palabras y frases en «prohibidas», sino asegurar
que sepas que no son ciertas. Estas expresiones de ira pueden comunicar de manera efectiva
tu sentir, pero no son lo que realmente está sucediendo. Cuando permites que las metáforas
se conviertan en realidad en tu mente, tu meta se convierte en controlar la ira, en lugar de
invitar a Dios a purificarte.

Lee Éxodo 20:13 y Mateo 5:21-22. Jesús dice que la fuente que origina el asesinato es la ira
pecaminosa; así como la fuente que origina el adulterio es la lujuria (Mateo 5:27-30). En
ambos casos, Jesús lanza un desafío para tomar en serio el pecado del corazón. Observa la
figura a continuación, que muestra la ira pecaminosa en su forma inicial hasta el asesinato.
Ten en cuenta que, en cada paso, el siguiente paso no parece tan lejano. Agrega un poco

19
más de drama a la etapa actual de ira y la siguiente etapa te parecerá posible. Junto a cada
capítulo, escribe las acciones que ya has llevado a cabo. Considera qué es lo siguiente que
pasará si no tomas en serio el llamado que hace Jesús a atacar la ira al nivel del corazón.

1. Corazón: Valorar algo más que a Dios y a alguien.


De la ira
2. Pensamientos agresivos
al 3. Palabras groseras
asesinato 4. Acciones intimidantes
5. Fuerza física leve en un momento de rabia
6. Aumento de la fuerza física con menor provocación
7. Causar daños graves que no amenacen la vida
8. Matar sin intención a alguien en un momento de rabia
9. Matar intencionalmente

Enlista: Haz una lista de las consecuencias que emergen de tu ira. Considera las siguientes
áreas de tu vida conforme creas la lista: matrimonio, padres, hijos, amistades, iglesia, trabajo,
salud y culpabilidad. Permite que al menos dos personas que han sido afectadas por tu ira,
agreguen cosas a tu lista. *Nota: Debes estar dispuesto a escuchar lo que tienen que decirte
sin refutar o defenderte. Estás buscando información, no probando un caso.

Reflexiona sobre la lista: ¿Qué problemas que no están directamente relacionados con tu ira
han sido complicados por ella?, por ejemplo: relaciones, confianza, adicciones, honestidad,
estrés, percepción sobre la autoridad, decisiones sobre finanzas, opciones o preferencias de
entretenimiento, percepción sobre Dios, patrones de sueño y enfoque de la planificación.

Reflexiona: A menudo defiendes tu ira señalando a las personas que te aprueban o las
relaciones que van bien. La lógica es que si, al menos, tienes una relación sana, entonces no
tienes problemas de ira. En pocas palabras, es una mala lógica. La ira se expresa donde crees
que puedes salirte con la tuya, donde tienes ventaja o donde piensas que vale la pena. Se da
a menudo en las relaciones con mayor privacidad o compromiso (familia y amigos cercanos,
por ejemplo).

Enlista: ¿Con quién soy misericordioso? ¿Con quién no soy misericordioso? (Haz dos listas)

Lee Proverbios 30:11-14 Ten en cuenta que se dice que la ira se expresa principalmente
contra la familia (v. 11) y quien está en una posición más débil (v. 14). Revisa tu lista de con
quién eres menos misericordioso. ¿Qué tan bien te define este proverbio? Se dice que la
persona enojada es limpia en su propia opinión (v. 12-13). ¿Qué tan difícil fue calificarte a ti
20
mismo con las siete preguntas anteriores y reconocer la irracionalidad de tu ira? Se dice que
la boca de las personas enojadas es violenta (v. 14). ¿Cuál fue tu respuesta al ver dónde
estabas en la figura 1 y considerar que podría ser lo siguiente?

Lee Proverbios 18:21. ¿En qué se diferencia este proverbio de la forma en la que has
minimizado el significado de tus palabras? Regresa a la lista de misericordia y escribe hasta
arriba: «Yo inspiro vida». Hasta arriba de la lista de con quién no eres misericordioso, escribe:
«Yo inspiro muerte».

«Las personas enojadas, generan contaminación a nivel mental, emocional y verbal


(p. 38)». David Powlison en Anger Part 3: Getting to the Heart of Conflict (traducido
como «Ira parte 3: llegando al origen del conflicto») en The Journal of Biblical
Counseling (otoño, 1997)

Toma un tiempo para orar por cada persona o grupo en tu lista de «no misericordia». En el
capítulo cinco te vas a confesar con esas personas. Pero, por ahora, llévalos en oración ante
el mismo Redentor que te está restaurando. Pídele a Dios que restaure lo que tus
palabras/acciones han devorado (Joel 2:25), que Dios sea suficiente y que sientan Su
consuelo (2 Corintios 1:3), que tengan una perspectiva de redención (Génesis 50:20) y que
Dios use tu transformación para fortalecer su fe en Él.

Estudio de caso: El siguiente estudio de caso está destinado a ayudarte a aprovechar la


jornada que has recorrido en estos dos primeros capítulos. Te guiará a través del Salmo 39
como demostración de la comprensión y compasión de Dios y de la dificultad de esta parte
en el proceso de cambio. Al final, se te pedirá escribir el Salmo 39 con tus propias palabras,
desde tu propia experiencia, similar al ejemplo dado.

Bill no creía que era tan diferente a los demás. Claro, el perdía la paciencia de vez en cuando
con los niños, pero quién no. Los conductores imprudentes se merecen un insulto (incluso si
ellos no pueden oírlo) si van a poner en peligro a los demás y van a provocar que todos
lleguen tarde. Su esposa, Susan, era muy sensible, por lo que Bill no tomaba en serio su
opinión. Ella probablemente estaba inconforme con su estilo agresivo-asertivo, pero es
porque su familia nunca se ocupó realmente de sus problemas.

En el trabajo las personas respetaban a Bill. Él hacía bien las cosas, por eso su jefe estaba
contento con él y a menudo decía lo bueno que era tener a Bill en el personal para mantener
a todos atentos en sus labores. Al ser un hombre que salió adelante por sí mismo y que tuvo
que superar muchos obstáculos para alcanzar sus logros, se sentía orgulloso de escuchar
esos comentarios.

Él siempre temió ser nadie o nada, así que esos comentarios le decían que iba por buen
camino.
Lo que no le gustaba a Bill era la forma en que sus hijos discutían entre ellos y con su madre.
Las cosas que se decían le sonaban muy familiares cuando estaba dispuesto a darse cuenta

21
de ello y admitirlo. Sin embargo, se quitó el problema de encima diciendo que no iba a
permitir que sus hijos se justificaran por su temperamento. Si él se hubiera conformado con
las excusas, no estaría donde está hoy.

Luego llegó el punto en que sus hijos fueron lo suficientemente valientes como para volver
su ira contra él. Siempre había sido capaz de mantenerlos a raya. Cuando Bill les dijo a sus
hijos que debían honrar a su padre, ellos simplemente voltearon sus ojos. Al final, buscaron
el pasaje de Efesios y le dijeron que él no podía provocar la ira de sus hijos y se burlaron
porque ellos también podían usar la Biblia.

Bill buscó apoyo en Susan cuando sintió que no podía más. Ella le dio poco apoyo y dijo que
le había advertido muchas veces que esto pasaría. Eso convirtió la conversación en algo
desagradable, pero Susan había callado durante mucho tiempo y no iba a permitir que Bill
justificara su ira nunca más. La discusión terminó con Bill yendo a dar una vuelta en coche
(enojado, como Susan dijo).

Algunas creencias estaban comenzando a emerger, pero Bill aún se resistía a la idea de que
él tenía un problema de ira. Él nunca había golpeado a nadie (a menos que cuentes las peLees
recientes con sus hijos). Pasaron buenos momentos en familia (pero nadie puede recordarlos
en estos momentos). Mientras conducía, Bill pensó que debería orar, pero ni siquiera sabía
por dónde empezar.

Preguntas previas: Este estudio de caso está destinado a desafiarte a pensar bíblicamente
acerca de las luchas reales de la vida. Estas preguntas no serán respondidas completamente
en la siguiente sección. Pero representan el tipo de luchas que se libran en Salmos 39. Utiliza
las preguntas tanto para aplicarlas como para darle una nueva perspectiva al salmo.

● ¿Cómo definirías un «problema de ira»? ¿Qué nivel tiene que alcanzar la ira para ser
problemática?
● ¿Qué tendría que hacer Bill con el hecho de que a menudo considera que tiene razón
sobre la situación con Susan y sus hijos?
● ¿Cómo debería alguien lidiar con la culpa/vergüenza que siente cuando comienza a
asumir la responsabilidad de su ira?
● ¿Cuál sería el siguiente paso para Bill?
Lee el Salmo 39 en tu versión preferida. La paráfrasis de Salmos 39 a continuación, es un
intento de capturar las palabras que Dios le daría a Bill para orar (Romanos 8:26-27). Esto
sería algo que Bill necesitaría orar muchas veces, mientras lucha por entregar su ira al Señor.

1. Me digo a mí mismo que cuidaré lo que digo; que trataré de ser menos brusco e
intimidante. No quise decir cosas hirientes. Estaba decidido a pensar las cosas antes
de decirlas, especialmente cuando mi familia hacía cosas que consideraba estúpidas.

22
2. Lo hice bien por un tiempo. Mantenía mi boca cerrada, pero nada cambiaba y,
eventualmente, me afectaba. Solamente lo logré hasta cierto punto. Mi silencio sólo
reprimió la ira; no la disminuyó. Mi sentido de la injusticia aumentó.

3. Me enojé más y más. Estaba furioso. Entre más pensaba acerca de eso, era peor.
Finalmente, lo dejé ir. Mi lengua afilada sabía justo dónde comenzar a cortar. Fue
como en los viejos tiempos. Mi ira y yo fuimos libres de nuevo.

4. Dios me ayudó a darme cuenta de que esos momentos no son tan importantes. Actúo
como si esos pequeños momentos fueran a definir mi vida. Me pierdo en el
momento. Pienso que una falta de respeto es más grande que la relación con mis
hijos. Tener que repetir lo que dije es más grande que mi matrimonio. Dios,
recuérdame lo pequeño que soy en realidad; humíllame.

5. La vida es muy corta como para este tipo de necedades de mi parte. Mi ira es más
necia que cualquier cosa «estúpida» que hayan hecho. Sólo llevo 18 años con mis
hijos y algunas décadas con mi esposa. ¿Cómo perdemos siempre de vista lo que
realmente tiene valor en la vida?

6. No creo que ninguno de nosotros comprenda lo transitorios y secundarios que


somos. Actuamos como si fuéramos la gran cosa, y olvidamos que sólo estamos
hechos a tu imagen. Trabajamos y trabajamos para hacer grande nuestro nombre.
Estaba proveyendo bien, pero en mi ira devoraba a aquellos a quienes dejaría mi
riqueza.

7. ¿Qué hago ahora? Estoy manejando en círculos… ¿Para qué? Tú eres realmente mi
única esperanza. Te necesito. Sigo pensando que cada uno en mi casa necesita
escucharme, cuando realmente yo necesito escucharte.

8. Mi enfado y la discordia que he ocasionado en mi familia podrían destruir todo lo que


es realmente importante para mí. Líbrame de las consecuencias de mi pecado. Todos
mis amigos me dijeron que tenía razón y que no debería aguantar lo que estaban
haciendo. No permitas que llore con ellos por la desintegración de mi familia.

9. Antes me mordía la lengua (pensando que tenía razón y que el mundo necesitaba
escuchar lo que tenía por decir). Ahora estoy verdaderamente tranquilo, humilde y
con ganas de escucharte. Sólo tú, Señor, puedes llevarme a este punto (mi esposa y
mis hijos lo intentaron cientos de veces sin éxito).

10. La vergüenza y la culpabilidad es mucha. No creo que pueda soportar lo que hice. Me
vi a mí mismo y eso me hizo enfermar. Tu mano sostiene el espejo de mi alma y me
siento débil.

23
11. Me enseñaste mi pecado y no fueron sólo mis gritos, mi tono áspero y las agresiones
físicas. Me revelaste mis ídolos (respeto, ser escuchado, hogar organizado, éxito y
mucho más) y quieres destruirlos. Esas cosas te reemplazaron en mi vida y Tú no
serás reemplazado.

12. Por favor, escucha mientras oro. Ahora me doy cuenta de que no merezco ser
escuchado (qué gran cambio respecto a cuando pensaba que todo el mundo
necesitaba escuchar lo que tenía que decir). Estoy destrozado y llorando. No te alejes
de mí, como lo hacía cuando mi esposa lloraba. Tengo un largo camino por recorrer
en este viaje de ser un buen esposo y padre piadoso. Gracias, Señor, por caminar
conmigo; por dejarme ser tu compañero… Supongo que eso es lo que todos estamos
haciendo en esta vida.

13. Aquí viene la culpa y la vergüenza otra vez. Es difícil caminar contigo, Dios. Estoy
acostumbrado a estar a cargo y a estar en lo correcto. Tendré que volver a aprender
a ser feliz contigo al timón y sin que la vida se trate de mí. Estoy completamente
deshecho (pero creo que es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo).
Preguntas posteriores: Ahora que has leído Salmos 39, examinado cómo Bill podría
reescribirlo para su situación y que estudiaste varios pasajes, considera las siguientes
preguntas: (a) ¿Cómo ha cambiado tu perspectiva sobre la ira? (b) ¿Cómo las respuestas para
tus preguntas previas son diferentes ahora? ¿Cómo reescribirías tu propia versión del Salmo
39?

Conversaciones de ánimo para ADMITIR tu problema de ira

Con cada paso te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las
haga abiertamente y a confrontar cualquier contradicción entre tus palabras y tu
comportamiento.

● ¿Minimizas el impacto o la importancia de tu ira?


● ¿Evitas examinar áreas importantes de tu vida? (¿Omitiste preguntas relevantes
en este capítulo?)
Con cada paso, te aconsejamos contarle a tu compañero de ánimo al menos un nuevo
elemento de tu lucha con la ira y comprométete a dominarlo. Estos compromisos son
preliminares al capítulo seis «Reestructura tu vida», pero son útiles para ir avanzando
mientras llegas a ese punto.
● _______________________________________________________________________
● _______________________________________________________________________

24
Capítulo 3
«Mi ira revela quién soy»
ENTIENDE el origen, motivo e historia de tu ira.

«Yo no sé todo lo que tengo que conocer sobre mí mismo o mi lucha con la ira. Sé que mi
corazón se resiste a ser conocido (Jeremías 17:9), y que la ira revela las cosas que son más
importantes para mí (Lucas 6:45). Me estoy dando cuenta de que los deseos [enlista] me
llevan hacia una ira pecaminosa y que las experiencias [enlista] han contribuido a fortalecer
esos deseos. Creo que Dios me satisface más que esos deseos».

Memoriza: Proverbios 14:29-30 (NBLA) «El lento para la ira tiene gran prudencia, pero el que
es irascible ensalza la necedad. Un corazón apacible es vida para el cuerpo, pero las pasiones
son podredumbre de los huesos.» Al memorizar este pasaje, reflexiona acerca de estos
puntos clave:

● «El» ̶ No estás excluido de estos versículos, tu ira no te ha hecho inalcanzable


● «Lento para la ira» ̶ La ira es una emoción apresurada. Para obtener mayor
conocimiento acerca de ella debes reducir la velocidad.
● «Ensalza la necedad» ̶ La ira impone sus creencias falsas y distorsionadas en otros y
los castiga por no estar de acuerdo.
● «Un corazón apacible» ̶ Las emociones piadosas brotan de un corazón que descansa
y confía en Dios.
● «Podredumbre de los huesos» ̶ Vivir constantemente en ira, quejas y amargura
provoca una mala salud y miseria a tu cuerpo.

Notas de Enseñanza

«Entendernos a nosotros mismos no significa solamente estar en contacto con nuestros


sentimientos. Requiere, además, que podamos comprender los pensamientos detrás de esos
sentimientos y reconocer las mentiras que nos decimos a nosotros mismos que parecen ser
verdad (p.87)». Leslie Vernick en The Emotionally Destructive Relationship (traducido como
«La relación emocionalmente destructiva»)

«Nuestros deseos batallan por el control hasta que se transforman en una demanda.
Nuestras demandas luego se ven expresadas como necesidades, el sentido de necesidad
hace que mis expectativas aumenten. Cuando las expectativas no se cumplen, esto conlleva
a una decepción, la decepción genera un tipo de castigo». Paul Tripp en Guerra de Palabras

«Los buenos deseos fácilmente pueden convertirse en malos amos (p. 104)… Para recibir la
gracia de Dios que perdona, debemos ser los amos de nuestra ira. Dios resiste al orgulloso,
pero da gracia a los humildes. No debemos culpar a nuestras circunstancias pasadas o

25
presentes (p. 70)». Robert Jones en Uprooting Anger (traducido como «Desarraigando la
ira»)

«Hablar no es barato porque la interpretación no es barata. La forma en la que interpretamos


la vida determina cómo responderemos a ella (p. 15)… Tú y yo respondemos a las personas
y a las circunstancias de nuestras vidas con base en los hechos. Nuestras respuestas se basan,
principalmente, en cómo interpretamos estos hechos (p.21)… Lo que está mal no es sólo el
vocabulario y el tono de voz, sino una forma de ver la vida que no está de acuerdo con lo que
Dios dice que es correcto y verdadero (p.22)». Paul Tripp en Guerra de Palabras.

Aplicación Personal

Es lamentable que probablemente este capítulo no sea tan satisfactorio como te gustaría. A
menudo caes en la trampa de pensar que, si entiendes mejor el por qué, entonces el qué será
fácil, o al menos, más fácil. Hay dos realidades que trastocan esta lógica aparentemente
sólida.

Primero, el pecado no es racional, de modo que no sigue las reglas de la lógica. El pecado no
es un comportamiento simple que juega con motivaciones de una sola variable. Más bien, el
pecado es una condición y un depredador. El pecado tiene sus raíces en la condición caída
del hombre. El pecado es ayudado e instigado por un enemigo que desea tu destrucción (1
Pedro 5: 8). Esto significa que el pecado tiene la ventaja de jugar en casa y está dispuesto a
hacer trampa para ganar. Por eso, las medidas simples y temporales nunca son ni serán
suficientes.

En segundo lugar, tu objetivo debe ser la eficacia en el cambio, en lugar de la facilidad del
cambio, de lo contrario, tus mejores intenciones te conducirán de nuevo a la ira destructiva.
Satanás está siempre dispuesto a esperar para atacar en el momento oportuno si sus
intereses no se han cumplido (Lucas 4:13). En los momentos en que bajas la guardia, el
adversario atacará. Todo aquello que quebrante tu vigilancia es una oportunidad de oro para
tu enemigo.

Estas realidades no hacen que la evaluación de tu historia y los motivos de ira sean
infructuosos. Simplemente significa que lo que quieres de esta evaluación es un resultado
optimista. Cuando realices tu evaluación podrás tener una mejor comprensión de: a) qué
motivos impulsan tu ira, b) el contexto en el que esos deseos se convirtieron en
excesivamente dominantes y c) cómo esos deseos comenzaron a asumir el lugar de un dios
en tu vida.

Mientras más honesto y preciso seas al hacer estas evaluaciones en tiempo real, podrás
confiar en Dios de manera más eficaz y buscar ayuda con tu red de apoyo. Cuanto más
extraños o locos te parezcan tus motivos, es menos probable que les digas a los demás lo
que está sucediendo. Cuanto más sentido tengan estas cosas para ti, incluso si no estás de
acuerdo con los valores detrás de los motivos, más dispuesto estarás a pedir ayuda.

26
Lee Santiago 4:1-3. ¿De qué lugar proviene el conflicto según la Biblia? El conflicto viene de
tus deseos. En otras palabras, te enojas porque no obtienes lo que quieres. Si bien esta lógica
es tan simple como 1+1=2, en la realidad, tu ira no es tan simple como ese cálculo. Identificar
la causa de tu ira es algo más complejo.
La siguiente lista de 18 deseos comunes y sus descripciones fue tomada del libro A Shelter in
the Time of Storm (traducido como «Un refugio en tiempo de tormenta) por Paul Tripp.
Selecciona aquellas opciones que mejor se adapten a ti.

o Poder. La vida tiene sentido o valgo sólo si tengo poder e influencia sobre los demás.
o Aprobación. Si soy amado y respetado por _____.
o Comodidad. Si tengo cierto tipo de placer o experiencia.
o Imagen. Si tengo cierta apariencia o imagen corporal.
o Control. Si puedo dominar un área particular de mi vida.
o Dependencia. Si alguien está ahí para mantenerme a salvo.
o Independencia. Si estoy completamente libre de la obligación o responsabilidad de
cuidar a alguien.
o Inclusión. Si un grupo social o profesional en particular me deja entrar en su círculo
interior.
o Logro. Si soy reconocido por mis logros.
o Prosperidad. Si tengo cierto nivel de riqueza, finanzas, bonitas posesiones.
o Trabajo. Si soy muy productivo y hago mucho.
o Religión. Si me adhiero al código de mi religión y cumplo con sus actividades.
o Hostilidad a la religión. Si soy totalmente independiente de la religión organizada y
tengo una moral hecha por mí mismo.
o Raza o cultura. Si mi raza y mi cultura son ascendentes y reconocidas como
superiores.
o Una persona. Si esta persona está feliz de estar en mi vida y feliz conmigo.
o Familia. Si mis hijos/padres están contentos y felices conmigo.
o Ayudar. Si la gente depende de mí y me necesita.
o Sufrimiento. Si estoy sufriendo o tengo un problema, sólo entonces me siento noble,
digno de amor o libre de culpa.
o Otro: _______________________________________________
o Otro: ________________________________________________
o Otro: ________________________________________________

27
Notarás que la palabra griega para «codician» en el versículo 2, no conlleva una connotación
de lujuria o maldad, es por esto que puedes leer la lista anterior y decir: yo quiero todas esas
cosas y muchas más, sin sentir culpa o vergüenza. Comúnmente el problema no es un mal
deseo (por eso en muchas ocasiones justificas tu ira), sino un buen deseo que creció
demasiado.

Deseo dominante: Definiremos a estos buenos deseos que se vuelven malos como deseos
dominantes. Existen muchas palabras y frases que se utilizan para explicar lo que queremos
decir, algunas definiciones captaran la idea. Sin embargo, es importante recordar que estos
deseos no son malos en sí, sino que han llegado a dominar tu vida. El objetivo entonces de
la lista a continuación es que puedas identificarte a ti mismo cuando hables de tus deseos
dominantes.

Expectativas Necesidades conocidas Esperanzas Deseos


Miedos Creencias Desilusiones Cosas que te irritan
Lo que te gustaría cambiar: _______________ _______________

Deseos y cercanía: En ocasiones piensas que tener estos deseos cumplidos son la clave para
la cercanía o la felicidad relacional. Sin embargo, cuando estos deseos legítimos se convierten
en deseos dominantes, se convierten en la causa de tu disensión, dolor, decepción y, en
última instancia, ira. Olvidas que todas tus relaciones son con seres humanos caídos. Tus
deseos pueden ser legítimos, pero aquellos en quienes confías para satisfacer estos deseos,
están tan rotos como tú (Jeremías 2:13).

De modo que empiezas a pensar que nadie se preocupa por ti y que tendrás que cuidarte
solo. Cuando la realidad es que:

● nadie puede cumplir con tus expectativas (tienes una relación basada en los méritos
y la integridad) o
● quieres que tu deseo te satisfaga como sólo Dios puede hacerlo (enfrentas la realidad
de que el pecado nunca cumple sus promesas).

De cualquier manera, el deseo que persigues en busca de la cercanía, crea distanciamiento


y terminas culpando a todos en lugar de culpar al deseo que crece de manera descontrolada.

En este punto es donde debes aprender a escuchar a tu ira. No manteniendo un registro de


las veces que vociferas, pero prestando atención a lo que revela tu ira. La ira piadosa se
enfoca en los dos primeros puntos (y debe tener razón en ambos para ser piadosa), mientras
que la ira pecaminosa se enfoca en el tercer punto.

1. Esto está mal. La ira nunca puede ser neutral. La ira nunca es sólo eso y ya. La ira hace
una declaración. Esta declaración debe ser acerca de la Palabra y el carácter de Dios
o los deseos de tu corazón. Cuando los deseos de tu corazón se convierten en la
medida por la cual juzgas moralmente las acciones de los demás y comienzas a

28
asignar motivos a sus acciones, entonces ese deseo ha tomado el papel de «Señor»
en tu vida. Ese deseo comienza a definir (en la forma en que sólo Dios puede hacerlo
y que trae paz a tu vida) lo que está bien y lo que está mal, lo que tiene valor y lo que
no sirve de nada, quién es tu amigo y quién es tu enemigo. A veces, incluso tus deseos
legítimos pueden ser tan fuertes que distorsionan tus evaluaciones morales y te
hacen inventar ofensas a partir de acciones inocentes.

2. Importa. Lo enojado que te pones revela cuán importante crees que algo es. Puedes
medir el poder de un deseo en tu vida por la reacción que tienes cuando ese deseo no
se cumple. En este punto es donde puedes observar la tendencia de tu ira a exagerar
o personalizar las ofensas. Es fácil (pero erróneo) asumir que tienes la razón sobre lo
incorrecto de una acción. Además, también asumes con frecuencia que, si la acción
fue incorrecta, fue principal o intencionalmente en tu contra. Ver que los deseos
dominantes son reemplazos de Dios en tu vida, te recuerda que aquellos que pecan
contra ti lo hicieron principalmente por no confiar en Dios (Mateo 22: 37-40). Cuando
insistes en que las personas arreglen las cosas contigo antes de que vean su ofensa
ante Dios, estás participando y reforzando su vida impía.

3. Más que tú. La ira pecaminosa no sólo revela lo que valoras y cuánto lo valoras,
también revela cómo ese valor se compara con Dios y con otras personas en tu vida.
Esto puede ser una declaración de gran culpabilidad o claridad. O vivirás en la
autocompasión, pensando que nunca podrás limpiar el desorden que has hecho con
tu enojo (obras de justicia y autojustificación), o verás el enojo pecaminoso como una
expresión de adoración falsa y clamarás a Dios por Su gracia para restaurar tu cordura
emocional. No discutirás ni defenderás tu forma de escapar de los valores que tienes.
Sólo puedes entregárselos a Dios.

La pregunta ahora sería ¿de dónde provienen esos deseos? No todos son motivados por las
mismas cosas e incluso la misma motivación se expresa con diferentes emociones. La
pregunta entonces es ¿cómo obtuviste tus deseos? y ¿por qué te llevan en dirección a la ira?

Puedes responder estas preguntas reconociendo que la tendencia a permitir que los deseos
gobiernen tu corazón es un producto de la condición caída del hombre y tu naturaleza
pecaminosa. Pecas porque eres pecador. Tu ser está roto y en una condición anormal que te
lleva al pecado.

«La descripción de la raza humana que hace la Biblia es que hoy en día se encuentra
en una condición anormal... En un sentido muy real, los únicos seres humanos
verdaderos fueron Adán y Eva antes de la caída y Jesús. Todos los demás son muestras
retorcidas, distorsionadas y corruptas de la humanidad... Nuestra visión de la causa
del pecado determinará nuestra visión de su cura, pues la cura del pecado implicará
necesariamente la omisión de la causa)». Millard J. Erickson en Teología sistemática

29
De modo que las explicaciones que encuentras en tu temperamento, historia familiar y
situación actual de vida son menos profundas que tu corazón pecaminoso. Dichos factores
agravan tu condición pecaminosa ya crónica. Esto no significa que no sean importantes. Es
muy valioso comprender su influencia sobre ti. Simplemente significa que no son
determinantes y los estudiamos para crear alivio, no para encontrar una cura. La cura no está
en ti, tu pasado o tus circunstancias, sino en la obra terminada de Jesucristo en la cruz.

Reflexión: Selecciona los deseos que están frecuentemente asociados a tu ira. Si esto es muy
difícil para ti, entonces la herramienta de un registro, provista al final de este capítulo, te
ayudará a identificar estos deseos. Escribe a continuación, tus tres deseos más frecuentes:

1. __________________________________________________
2. __________________________________________________
3. __________________________________________________

Tómate tu tiempo para responder las siguientes preguntas en una hoja. Cuando
termines, comparte tus respuestas con dos personas que te conozcan bien y que puedan
ayudarte con su perspectiva. Tanto sus aportes como tu experiencia de ser vulnerable al
compartir, serán beneficiosos para el proceso. La información que recopiles aquí no se
corregirá en este momento, pero te equipará para los capítulos cuatro al siete:
arrepentirse, confesar, reestructurar tu vida e implementar.

Personalidad/Temperamento: Es importante entender que la personalidad y el


temperamento no revelan quién eres sino lo que valoras. Cuando tu identidad y
seguridad se encuentran en tus preferencias e instintos, son una forma de idolatría.
Sin embargo, conocer las fortalezas y debilidades, virtudes y tentaciones de tu
carácter es muy valioso para amar a Dios y amar a los demás.

● ¿Qué es lo que más valoras: orden, influencia, aceptación o paz? Cuando te


enojas, ¿cuál de las anteriores estás tratando de obtener?
● ¿Las personas te dan energía o te agotan? Cuando te enojas, ¿anhelas a las
personas o las alejas?
● Cuando te enojas porque las personas no te entienden, ¿qué es exactamente lo
que no entienden? ¿Respondes principalmente a la vida basándote en
presentimientos o en una previsión intencional? ¿Por lo general planificas o
sigues la corriente? ¿Eso cómo afecta el cuándo, cómo y con quién te enojas?
● ¿Por lo general estás abierto a nuevas ideas y formas de hacer las cosas? ¿Cómo
influye esto en la forma en que dices cosas «incorrectas» cuando estás enojado?

Historia familiar: La familia es el lugar donde aprendes cómo funciona la vida antes
de darte cuenta de que lo estás aprendiendo. Tu hogar de origen se convierte en tu
«normal», incluso si sabes que no es saludable. Es normal porque es el único estándar
que conoces. Cuando las cosas son diferentes de lo normal, incluso si son más

30
saludables, se sienten incómodas. Puedes interpretar fácilmente esta incomodidad
como insegura, extraña o incorrecta.

● ¿Cómo se expresaba la ira en tu hogar? Regresa a la encuesta de la ira en el


capítulo uno mientras reflexionas acerca de esta pregunta.
● ¿Había violencia en tu casa? De ser así, ¿qué tan frecuente era y qué tipo de
violencia era?
● ¿Hubo eventos traumáticos que se presentaron en tu hogar? Los eventos
traumáticos pueden incluir: abuso verbal, emocional o físico, destrucción del
hogar, mudanzas frecuentes, ver a alguien morir, que un miembro de la familia
haya cometido suicidio, padres adúlteros, etc.
● ¿Cómo resolvía tu familia los conflictos? ¿Era una persona (la más poderosa) y,
por lo tanto, siempre se salía con la suya? ¿Se utilizó la emoción o la culpa para
coaccionar y manipular? ¿Se evitó el conflicto como si no existiera? ¿Hubo largos
debates con muchos contrapuntos? ¿Fue saludable?
● ¿Cómo era la comunicación en tu familia con respecto a las cosas importantes?
Las cosas importantes podrían ser: fe, dinero, horarios, vacaciones, relaciones,
decisiones de trabajo, etc.
● ¿Animaban a los miembros de la familia a hablar de sus miedos o inseguridades,
de sus sueños y sus metas?

Situación actual: La ira aparece en la vida real y en lugares reales. Eso es porque los
deseos se adhieren a cosas reales en tiempo real. Es imposible expresar
constantemente emociones saludables en una vida desequilibrada. Dios diseñó las
emociones para que funcionen dentro de la vida como Él la diseñó. No podemos
cambiar la definición de saludable (por ejemplo, dormir una cantidad mínima de
horas) y esperar que tus emociones se adhieran a las normas de Dios. Aquí
nuevamente vemos que superar la ira es más grande que el control emocional.
Requiere que pongas toda tu vida ante Dios para su evaluación y transformación. Eso
es lo que significa llamar «Señor» a Dios.

● ¿Se ajustan tus expectativas actuales a una semana de 168 horas? ¿Estás
tratando de hacer más de lo que se puede hacer dentro del tiempo que Dios ha

31
provisto? ¿Tienes expectativas de ti mismo y de los demás que superan las de
Dios?
● ¿Has examinado tu horario para asegurarte de que las partes más importantes
de la vida tengan el primer lugar en tu tiempo? ¿Qué revelan sobre la piedad de
tus deseos las cosas con las que te comprometes primero?
● ¿Cuánto duermes por la noche? ¿Estás honrando el hecho de que Dios te hizo
un ser humano finito y gentilmente te llamó a descansar o estás tratando de ser
sobrehumano?
● ¿Tienes un presupuesto y vives dentro de ese presupuesto? ¿Qué revelan tus
hábitos de gasto (tacaño, frívolo o saludable) acerca de la piedad de tus deseos?
Existe una fuerte correlación entre cómo las personas tratan su dinero y cómo
tratan a sus relaciones más cercanas (Mateo 6:21).
● ¿Qué posesiones, actividades, lugares o relaciones se asocian con frecuencia a
tu ira? ¿Qué significan esas cosas para ti? ¿Qué revelan sobre los deseos que te
impulsan?

La ira es aprendida. En Anger Part 1: Understanding Anger (traducido como «Ira parte 1:
entendiendo la ira) en The Journal of Biblical Counseling (otoño, 1995), David Powlison
explica dos formas en que la ira puede ser aprendida:

1) La ira se aprende viéndola. Todos hemos visto a personas cercanas expresar su ira
de maneras diferentes.
2) La ira se aprende a través de la práctica. Todos nos hemos enojado y hemos
experimentado que ese enojo «funciona», pero al final no sale muy bien y sólo
ocasiona sufrimiento.

En ambos casos, sin embargo, la lección se aprende a través de la configuración de tus


deseos. Puedes temerle a la ira por ser peligrosa y evitarla tanto tiempo como puedas hasta
que explotes, o puedes desear la ira y ceder a ella con frecuencia como tu «genio de la
lámpara» que te da lo que quieres. De cualquier manera, la ira está moldeando tus deseos y
se está afianzando en tu vida.

De esta reflexión deberías deducir que los deseos tienen historia e impulso. Comprender la
historia y el impulso te equipa para saber qué estás entregando a Dios y qué mentiras estás
creyendo. Sin embargo, tu batalla no es contra tu historia o contra el impulso de tu vida, sino
contra tu carne (Gálatas 5:19-21, observa que más de la mitad de las obras de la carne están
relacionadas con la ira).

El evangelio requiere cierta cantidad de información sobre ti mismo (eres pecador), tu


situación (no puedes deshacer tu pecado ni ganarte el perdón) y la solución (Jesús
amorosamente cargó con el castigo por tu pecado). Sin embargo, la información del
evangelio no te salva del infierno ni te libera de tu pecado. Es entregarte al evangelio por fe
lo que cambia tu vida.

32
Diario (registro) de reflexión: Para muchos, el último párrafo puede sonar simplemente como
una buena retórica cristiana. Los episodios de ira siguen consumiendo demasiado,
apareciendo muy rápido y causando demasiado dolor como para comenzar a pensar en la
transformación del evangelio. Es cierto que hasta este punto nos hemos centrado en la
emoción de la ira en conceptos relativamente abstractos.
El diario de reflexión está diseñado para ayudarte a analizar los momentos actuales de enojo
a la luz de lo que has estado aprendiendo. Esta herramienta está diseñada para usarse en o
poco después de tus momentos de ira pura (grande o pequeña). Al comenzar a usar el diario,
recopilarás la información que necesitas para comprender y aplicar mejor esos capítulos
cuando llegues a ellos.

Lee Proverbios 18:14. Vemos que la mayoría de las emociones problemáticas (incluida la ira)
a menudo comienzan con heridas legítimas y reales. La Biblia es compasiva por aquellos
cuyos ídolos surgen de deseos legítimos e insatisfechos. La Biblia no sólo grita: ¡pecador!
Considera la paciencia compasiva de Dios con Job, Abraham y Sara durante su infertilidad
(Génesis 16-17), la inseguridad de Moisés (Éxodo 3-4), los hijos de Israel en el viaje a la Tierra
Prometida (Éxodo 15: 22-17), la falta de voluntad de Jonás para predicar a un opresor, la
preocupación de los discípulos por su sacrificio financiero (Marcos 10: 13-31) o su seguridad
física (Mateo 8: 23-27), o el deseo de Pedro por la justicia de Dios (Juan 21:15-25). En cada
caso, Dios es fiel en cuidar el deseo legítimo, pero también de alguna forma advierte con
severidad al no permitir que tus deseos gobiernen tus emociones.

Lee Romanos 12:1-3. En este pasaje Pablo te llama a pensar con sobriedad acerca de tu vida
(v.3). Esta instrucción viene como la aplicación del llamado a ser transformado por la
renovación de tu entendimiento (v.2). Una implicación de este pasaje es que no puedes
hacer que tu mente sea transformada por las Escrituras hasta que pienses sobriamente (con
precisión) acerca de ti mismo. El material del capítulo tres fue diseñado para ayudarte a
pensar con precisión sobre las áreas clave de la vida relacionadas con el enojo. En los
siguientes capítulos veremos qué hacer con esa información para experimentar la
transformación de Dios.

33
Conversaciones de ánimo para ENTENDER la ira

Con cada paso te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las
haga abiertamente y a confrontar cualquier contradicción entre tus palabras y tu
comportamiento.

● ¿Has hablado clara y transparentemente sobre lo que quieres cuando estás


enojado?
● ¿Has hablado del origen de tu enojo sin utilizar la historia como una forma de
cambiar la culpa?

Con cada paso, te aconsejamos contarle a tu compañero de ánimo al menos un


nuevo elemento de tu lucha con la ira y comprométete a dominarlo. Estos
compromisos son preliminares al capítulo seis «Reestructura tu vida», pero son
útiles para ir avanzando mientras llegas a ese punto.
● _______________________________________________________________________
● _______________________________________________________________________

DIARIO «DE LA IRA A LA GRACIA»

ADMITIR:
¿Cuál era la situación? Resume el quién, qué, cuándo y dónde de la situación.

¿Cómo reaccionaste? Resume cuáles fueron tus pensamientos y lo que sentiste estando en
la situación.

Siete pruebas de la ira justa

Detonante Respuesta Duración Me mantuve Motivo Estuve Efecto


correcto correcta controlado correcto preparado
_____ _____ _____ _____ _____ _____ _____

RECONOCIMIENTO Y CONFESIÓN:
¿Cuáles son las consecuencias? ¿Cuál fue la caída personal, relacional, espiritual y
emocional de tu enojo hacia ti y hacia la persona involucrada?

ENTENDER:
¿Cuáles son mis motivos? Circula o escribe tus deseos dominantes:
Poder Aprobación Comodidad Imagen Control
Independencia Inclusión Logros Prosperidad Trabajo
34
Irreligión Raza/cultura Una persona Familia Ayudar
Dependencia Religión Sufrimiento

¿Qué es verdad? ¿Qué mentiras o qué verdades has distorsionado o has creído cuando
estás enojado?

ARREPENTIMIENTO
¿Cómo puedo volver a Dios por ayuda? ¿Cómo se ven el arrepentimiento y la fe ahora?

REESTRUCTURANDO LA VIDA E IMPLEMENTANDO


¿Cómo puedo responder en esta situación para glorificar a Dios? ¿Cómo se ven en la
práctica la fe y la obediencia?
¿Cuáles son las consecuencias de la fe y la obediencia? ¿Cómo pudo Dios usar tu
obediencia si hubieras respondido de la manera correcta? ¿Cómo Dios ha utilizado tu
arrepentimiento y tu confesión para Su gloria y para tu bien?

*** Adaptado de David Powlison, en Anger Part 2: Three Lies About Anger and the Transforming Truth
(traducido como «Ira parte 2: tres mentiras acerca de la ira y la verdad que transforma») en The Journal of
Biblical Counseling (invierno, 1996).

35
Capítulo 4
«La vida sería mejor si yo estuviera a cargo»
Reconoce tu necesidad de ARREPENTIRTE ante Dios por tu ira

«Mi ira es un dios falso que se burla de mi Salvador. Estoy empezando a ver cuán ofensiva
es mi ira para Dios y cuán orgulloso soy tratando de ser como Dios o tratando de
reemplazarlo. Me arrepiento, no sólo porque mi ira hiere a otras personas o interrumpe mi
vida, sino porque Dios es superior a mi ira y amorosamente me permite amarlo (1 Juan
4:19)».

Memoriza: Hechos 3:19-20 (NBLA) «Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sus
pecados sean borrados, a fin de que tiempos de alivio vengan de la presencia del Señor, y
Él envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para ustedes.» Al memorizar este pasaje,
reflexiona acerca de estos puntos clave:

● «Arrepiéntanse» – Esta es la llamada universal de Dios para toda persona que


peca. No lo veas como una táctica para que te avergüences.
● «Conviértanse» – Si nunca has entregado tu vida a Cristo, habla con un líder
de tu iglesia local.
● «Tiempos de alivio» – El arrepentimiento es el único camino hacia la alegría
y la paz duraderas que buscas.
● «Presencia del Señor» – Dios desea que estés cerca de Él. No te estás
acercando inoportunamente.
● «Designado de antemano para ustedes» – Jesucristo fue enviado para que
hagas lo que has estado tratando de hacer por tu cuenta.

Notas de Enseñanza

«La guerra es un rasgo primordial de los pecadores. Es la imagen de Satanás: mentiroso,


asesino, contencioso, agresor (p.32)… En esto nos llegamos a parecer al mismísimo diablo
(no es de extrañar que el diablo sea mencionado en Santiago 3:15 y 4:7). Actuamos
exactamente como el adversario que busca usurpar el trono de Dios y que actúa como el
acusador de los hermanos (p.34)... Sin embargo, la persona enojada juega a ser dios, y al
hacerlo, juega a ser el diablo en lugar de permitir que Dios sea Dios, y así abrazar el plan del
Redentor (p.41)». David Powlison en Anger Part 3: Getting to the Heart of Conflict (traducido
como «Ira parte 3: llegando al origen del conflicto») en The Journal of Biblical Counseling
(otoño, 1997)

«El Dios que ha de ser amado, obedecido y servido, en la Caída, se convirtió en el chivo
expiatorio de los pecados de Su pueblo. De acuerdo con la medida en que hayas basado tu

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vida en algo que no sea el Señor, el amor de Dios y la esperanza del evangelio tampoco te
consolarán». Paul Tripp en Guerra de palabras

«La respuesta de Santiago para los corazones enojados no es “cómo”, sino “a quién”:
debemos ir a Dios mismo. Entonces arrepiéntete, no del deseo en sí, sino del dominio del
deseo, de la forma en que has dejado que controle tu corazón (p. 71)». Robert Jones en
Uprooting Anger (traducido como «Desarraigando la ira»)

«La Buena Nueva siempre se presenta en términos de cómo el amor y la ira llegan a ser
resueltos. Dios expresa Su amor por Su pueblo por medio de cada una de las tres formas en
que expresa su enojo por el mal... Primero, en el amor, la ira que tu pecado merecía cayó
sobre Jesús... Segundo, en el amor, la ira de Dios trabaja para desarmar el poder de tu
pecado... Tercero, en el amor, la ira de Dios te librará del dolor de los pecados de los demás
(p.41)». David Powlison en Anger Part 1: Understanding Anger (traducido como «Ira parte 1:
entendiendo la ira) en The Journal of Biblical Counseling (otoño, 1995)

Aplicación Personal
Ahora nos estamos dirigiendo hacia la parte activa del proceso de cambio. Los tres
primeros capítulos han sido principalmente reflexivos o introspectivos. El evangelio
comienza con la comprensión de quiénes somos y de qué nos está salvando Dios. Pero si
por «activos» tus pensamientos derivan en «tratar arduamente de ser bueno», entonces
tus sinceras y buenas intenciones (eventualmente) se hundirán en sí mismas como lo han
hecho vez tras vez.
Haz una lista de las formas en que te has o te han dicho que te esfuerces más en tu lucha
con la ira.

● Cuenta hasta 10
● Muérdete la lengua
● Aguanta la respiración
● Ve a tu lugar favorito
● Pregúntate qué haría Jesús
● ________________________________________________________________
● ________________________________________________________________
● ________________________________________________________________

Patrón: Cuando tratas de resolver tu ira pecaminosa o cualquier otro pecado esforzándote
más, te quedas atrapado en un patrón: la vida se pone difícil, te despiertas con el
problema, te esfuerzas por resolverlo, te cansas, tu esfuerzo disminuye y la vida se vuelve
difícil de nuevo.

37
La vida va de la crisis a la condena, al esfuerzo, a la fatiga y negligencia, a la próxima crisis.
Es el proverbial cuento de nunca acabar. Hay suficiente miedo en la mayoría de las crisis y
suficiente convicción genuina en la vida de la mayoría de los cristianos para comenzar el
ciclo de nuevo con todas sus fuerzas. Sin embargo, cuando has luchado lo suficiente con
lo mismo, te vuelves cínico y desesperanzado. Incluso la idea de cambiar comienza a
hacerte enojar. ¡Este material no es otro viaje alrededor de la frase ¡esfuérzate más!
Es en el capítulo cuatro cuando comienzas a experimentar la diferencia. Es posible que
ahora tengas una comprensión más completa de tu lucha con la ira. Probablemente tengas
más apoyo cristiano continuo del que has tenido en intentos anteriores para controlar tu
ira. Sin embargo, entender tu ira, responsabilizarte de tus acciones, tener una comunidad
y tener dirección, no son la fuente del cambio, Dios lo es.

El cambio no implica morderse las uñas; requiere manos vacías y rodillas dobladas en
arrepentimiento humilde.
Para ver la relevancia del arrepentimiento debes ver tu ira pecaminosa como lo hace la
Biblia, como una ofensa principalmente contra Dios. No ves la mayoría de los pecados de
esta manera. Ves que lastimas a otras personas con tu pecado y asumes que Dios está
decepcionado de ti por no amar a tu prójimo (esposa, hijos, compañeros de trabajo, etc.),
pero no crees que hayas pecado contra Dios.

Hasta que veas esta realidad no te darás cuenta de que te has desconectado
voluntariamente de tu fuente de amor, paz, paciencia, bondad, dulzura y autocontrol
(Gálatas 5:22-23). Además, tratarás de producir estas cualidades con tu propia fuerza y
carácter sin darte cuenta de lo inútiles y tontos que realmente son esos esfuerzos (Juan
15:4-17). Te vuelves como la persona que acciona interruptores en su caja de fusibles
durante un apagón. La solución tiene sentido, pero todavía no hay energía, incluso cuando
has tomado todas las medidas correctas.

Lee Salmos 51:4. Deja que este versículo penetre en ti gradualmente. Después de que
David tuvo una aventura con Betsabé y mandó a asesinar a Urías, dice que su pecado es
contra Dios y sólo contra Dios. David está en el paso del arrepentimiento, no de la
confesión. No está diciendo que la confesión sea innecesaria, sino que no es lo principal.
Hasta que David regresó al punto en que Dios cautivó su corazón (I Samuel 13:14), siguió
siendo relacionalmente peligroso por muy afligido que estuviera. Hasta que tu corazón
pertenece plenamente a Dios, no eres una persona segura. Usas a los demás para tu
realización y paz en lugar de deleitarte en amarlos como Cristo te amó: sacrificialmente.
Esto debería volverte humilde y aclararte muchas de las cosas que otras personas te han
dicho y a las que has hecho caso omiso o considerado como exageraciones por parte de
ellos.

Lee Santiago 4:4-5. Santiago evalúa el conflicto destructivo como adulterio espiritual (v.
4) y dice que provoca los celos de Dios (v. 5). Una vez más, si ves la ira solamente contra
otra persona, esto parece extraño. Cuando te das cuenta de que los deseos dominantes,
que desencadenaron tu ira, reemplazaron a Dios y que, por tu voluntad pecaminosa,

38
declaras esos deseos más satisfactorios que Dios, el adulterio es la etiqueta correcta y los
celos son la respuesta correcta. Dios no está reaccionando en exceso. Vives en la negación
o en la ignorancia. Para acceder al poder de Dios (gracia transformadora), entonces debes
reorientar tu corazón a donde Dios más desea. Esa es la única manera en que tu ira será
lo que debería ser.

«Santiago 4:1 y 4:12 presentan dos temas claves que se encuentran en el corazón del
conflicto: demandas angustiantes y la autoexaltación. Cada uno de nosotros dice, en
efecto, “Mi voluntad se hará, y cuidado si te interpones”. Para encontrar la solución
de Dios a los conflictos, debes preguntar y responder a las preguntas: ¿qué quiero? y
¿cómo estoy jugando a ser Dios al hacer mi voluntad?» David Powlison en Anger Part
3: Getting to the Heart of Conflict (traducido como «Ira parte 3: llegando al origen del
conflicto») en The Journal of Biblical Counseling (otoño, 1997)

Reflexión: Las siguientes preguntas están destinadas a ayudarte a ver la naturaleza contra
Dios de tu ira para que estés preparado para arrepentirte bien. Arrepentirte bien no se
refiere a la elocuencia ni al nivel de emoción. Arrepentirte bien implica tener conciencia de
lo que has declarado como más satisfactorio que Dios. Así, te arrepientes de una adoración
falsa (hacia lo que creíste que era más satisfactorio que Dios), no sólo de tu mal
comportamiento.
Tómate el tiempo para responder.

● ¿En qué formas has visto a la ira como tu amiga? ¿Cómo te has vuelto a la ira en
tiempos de problemas antes que a Dios? ¿De qué manera quejarse y prepararse
para una discusión se ha convertido en un reemplazo de la oración?
● ¿Qué «beneficios» te ha proporcionado tu ira (salirte con la tuya, conseguir respeto,
etc.)? Cuando piensas en no estar enojado, ¿qué temores te sobrevienen? ¿Cómo
esos «beneficios» se han vuelto más valiosos para ti que el fruto del Espíritu?
● ¿Cómo han comenzado tus deseos dominantes a cambiar tu concepto del bien y del
mal, aceptable e inaceptable, o sobre qué merece tu tiempo? ¿Cómo has
comenzado a organizar tu vida en torno a complacer esos deseos dominantes?
● ¿Cómo ha contribuido tu ira a enfocarte más en ti mismo en lugar de amar a Dios y
amar a los demás? ¿A qué personas o cosas que Dios ama ha puesto en peligro tu
ira? ¿Tu ira está interrumpiendo lo que Dios está tratando de hacer a tu alrededor?

Con esta perspectiva y nivel de autoconciencia estás dispuesto a arrepentirte bien. Por
favor, no pienses que dependiendo de la calidad de tu arrepentimiento ganarás el perdón
de Dios. Esa es la antítesis del evangelio. Sin embargo, entender por qué el
arrepentimiento es necesario y cómo tu pecado (incluso contra otras personas) es
principalmente ofensivo hacia Dios, te permite apreciar, saborear y abrazar Su gracia de
una manera que está limitada por tu ignorancia o miopía espiritual.
Elemento clave para el arrepentimiento: Una vez se le preguntó al gran filósofo existencial
Yogi Berra si quería cortar su pizza en cuatro rebanadas u ocho. A lo que él respondió:

39
mejor que sean cuatro, no creo que pueda comer ocho. En este material, el
arrepentimiento se divide en seis elementos claves. Esta división es arbitraria (aunque,
con suerte, bíblicamente fiel) y destinada a seguir aplicando el material que ya se ha
discutido y a prepararte para la jornada que se avecina.
1. El deseo de vivir para Dios y someterse a su señorío. El arrepentimiento no
comienza con el remordimiento. El remordimiento puede no tener nada que ver
con Dios en absoluto. El arrepentimiento comienza con un deseo apasionado de
someterse al señorío de Dios. Quedarse corto del deseo de someterse al señorío
de Dios, produce un remordimiento genuino que conduce hacia el
arrepentimiento. Esta orientación impide que el verdadero arrepentimiento se
convierta en sólo buenas intenciones.
Autoevaluación: ¿Te rindes al Señorío de Cristo por encima de tus
emociones o sólo buscas alivio de una emoción que constantemente
interfiere con lo que deseas en la vida?

2. Una comprensión de cómo tu pecado trató de reemplazar a Dios. No sólo te


arrepientes de acciones o motivos distorsionados. Te arrepientes de haber
reemplazado a Dios por ti mismo. La ira pecaminosa no desea que Dios sea
Dios. La ira pecaminosa quiere dirigir el universo, o al menos las partes que te
afectan. El arrepentimiento reconoce esta falsa adoración y ataque emocional a
la posición de Dios.
Ø Autoevaluación: ¿Pudiste ver la naturaleza en contra de Dios de tu pecado?
¿Qué aprendiste y qué fue lo más difícil de reconocer?

3. Quebrantamiento por la naturaleza de tu pecado. La emoción correcta surge de


una comprensión correcta de ti mismo, de tu vida y de tu Dios. El comienzo de la
transformación emocional de la ira no es la paciencia, sino la descomposición.
Cuando veas y te resistas a esconderte de tu propia debilidad, fracaso y
dependencia, entonces interactúas con la debilidad, el fracaso y la dependencia
de los demás de manera muy diferente (incluida la paciencia).
Autoevaluación: ¿Puedes verte a ti mismo en aquellos con quienes te
enojas, o los ves como estúpidos y débiles mientras te ves a ti mismo como
sabio y fuerte?

4. Exprésalo a Dios. A menudo olvidas ir a Dios cuando has pecado contra otra
persona. Es difícil cultivar la humildad necesaria para una buena confesión a otra
persona cuando no has llevado la misma ofensa ante tu Padre Celestial. A
menudo, sigues siendo la parte «más poderosa» o «principalmente agraviada»,
hasta que has estado ante el Santo Dios que prometió cuidarte sin la necesidad
de que tú peques (Filipenses 4:19).
Autoevaluación: ¿Después de un episodio de ira pecaminosa, tus instintos
te llevan a acudir primeramente a Dios? ¿De qué manera no arrepentirse

40
ante Dios primero, distorsiona tus esfuerzos por restaurar las relaciones a
través de la confesión?

5. Fe en la voluntad de Dios para perdonar. Se dirá más sobre esto a continuación.


El arrepentimiento es una expresión de fe. Vienes a Dios sin nada que ofrecer a
cambio de tu perdón. Si no crees que Dios perdonará, continuarás en tu enfoque
de esforzarte más y, eventualmente, mantendrás a todos los demás al mismo
nivel de esfuerzo que sientes que estás dando, forzándolos a entrar en tu sistema
de autojustificación y rectitud.
Autoevaluación: ¿Cómo ves a Dios cuando acudes a Él en arrepentimiento
(expresión en Su rostro, postura corporal, tono de voz, vocabulario,
movimientos de sus manos)? Esta pregunta será muy importante para el
material a continuación. Tómate más tiempo para reflexionar.

6. La confesión expresa, usualmente, la nueva dirección que adquiere la vida. Estos


temas se desarrollan en los capítulos cinco y seis. Por ahora, toma en cuenta que
la palabra hebrea para arrepentirse es una palabra vívida que significa cambiar de
dirección. El arrepentimiento es la parte que tú haces al volver a comprometerte
en una relación de pacto (como el matrimonio) con Dios. Esta es la razón de que
al pecado también se le llame adulterio espiritual. El arrepentimiento es tu
ceremonia de renovación de votos que expresa la renovación de tu compromiso
con la fidelidad al pacto.
Ø Autoevaluación: ¿Te sorprende pensar en el arrepentimiento como una
ceremonia de renovación de votos? ¿Cómo extiende esa imagen las
implicaciones del arrepentimiento más allá del momento de la oración?
«El arrepentimiento en las Escrituras se define como un cambio radical en tu corazón
que conduce a un cambio radical en tu vida.» Paul Tripp en Guerra de palabras

¿Te arrepientes ante el único Dios Verdadero?


La pregunta de autoevaluación del quinto elemento clave para el arrepentimiento (ver
arriba) puede revelar un impedimento importante (o cercanía general con Dios) que a
menudo se pasa por alto. Pregúntale a una docena de personas cómo es Dios y es
probable que obtengas más de doce respuestas. La imagen que tienes de Dios moldea
radicalmente si te arrepientes, cómo te arrepientes, qué esperas del arrepentimiento y
qué haces/sientes después del arrepentimiento.

Lee Hebreos 4:14-16. Deja que tu imaginación vuele con esta escena. Entras en la sala del
trono de Dios para arrepentirte. Jesús está saliendo, habiendo servido como tu Sumo
Sacerdote mientras vas entrando. ¿Cómo ves a Dios respondiéndote? ¿Eso afecta si te
acercas con confianza (v. 16) a Él? ¿Qué dirías? ¿Tus palabras revelan que esperas recibir
misericordia y encontrar gracia (v. 16) respecto a tu ira? ¿Estás tratando de salir de la

41
habitación tan rápido como puedas? ¿Estás tratando de evitar el contacto visual? ¿Te estás
enfrentando a la ira de Dios? ¿Esperas que Dios responda como tú? ¿Has hecho a Dios a tu
imagen (o a la imagen de uno de tus padres)? Detente. Mira a los ojos de tu Padre Celestial
al leer nuevamente el texto. Escucha Su corazón por ti basándote en la intercesión de tu
Sumo Sacerdote, Jesucristo.

¿Quién es Dios para ti? Ésta no es una pregunta sobre el dios de tu propio entendimiento.
En realidad, es justo lo contrario. Es una pregunta que pretende invitarte a conocer a Dios
por quien realmente es. Tus percepciones, temores y experiencias no cambian ni pueden
cambiar el carácter de Dios. Sin embargo, esos temores y experiencias sí pueden cambiar
tu decisión de acercarte a Dios y cómo acercarte a Él.

Las falsas creencias acerca de Dios generalmente caen en una de dos categorías: (1) Dios
no es bueno, o (2) Dios no es fuerte. Al marcar las mentiras y las creencias falsas que tienes
acerca de Dios, indica si estas distorsiones están arraigadas en dudas sobre la bondad, el
poder o ambos atributos de Dios.

o A Dios no le importo.
o Dios me dejará entrar al Cielo, por lo que hizo Jesús, hasta entonces estoy por mi
cuenta.
o Dios es muy buena gente como para lidiar con las luchas del mundo real en el que
vivo.
o Dios me decepcionó y no es digno de confianza. Me siento desprotegido.
o Dios es rencoroso y mantendrá mi pecado sobre mi cabeza. No es seguro
arrepentirse.
o Dios es irrelevante para mi ira. Sólo ayuda con problemas espirituales.
o Dios no entiende. Mi situación es demasiado complicada.
o Dios no quiere cosas buenas para mí. Sólo quiere que me porte bien.
o La ira de Dios es como la mía. ¿Por qué iría a Él en busca de ayuda?
o Otro: ____________________________________________________________
o Otro: ____________________________________________________________
o Otro: ____________________________________________________________

«Dios está más enojado por el pecado cometido contra nosotros que tú. Aquellos que
albergan amargura y odio no actúan como si Dios estuviera preocupado por su difícil
situación. Desde esa falsa creencia, a menudo toman cartas en el asunto para buscar
justicia (p.131)». Justin y Lindsey Holcomb en Rid of My Disgrace (traducido como
«Deshacerse de mi desgracia»)

42
Ejemplo de una oración de arrepentimiento

No hay magia en estas palabras o en esta guía, la intención es ayudarte a llevar el material
de estos cuatro primeros capítulos ante Dios en arrepentimiento y buscando Su perdón,
antes de que lo lleves a otras personas, confesándote en busca de restauración (capítulo
cinco) o antes de que empieces a elaborar un plan de acción para reestructurar tu vida
(capítulo seis).

Al orar, recuerda:
● Dios es tu única fuente de fuerza para vencer la ira pecaminosa.
● El carácter de Dios es el estándar para las emociones sanas y piadosas (no
satisfacer/complacer las expectativas de otras personas).
● Dios, y todo el Cielo, se regocija cuando un pecador se arrepiente (Lucas 15,
específicamente los versículos 7 y 10).

Toma este ejemplo y úsalo como una guía de conversación con Dios. Mientras hablas con
Él, revisa tu manual y verbaliza lo que has aprendido. Dios está interesado en lo que le dices,
no porque finalmente has aprendido la lección, sino porque has entrado en razón y has
vuelto a casa.

Padre Celestial,

Me alegra poder venir ante Ti, a pesar de haber arruinado todo con mi ira tantas veces. He
estado indeciso en venir a Ti, porque...
[describe tus puntos de vista erróneos acerca de Dios y/o del arrepentimiento]
Tampoco he querido admitir todo el problema de mi ira.
[describe lo que viste acerca de ti mismo en los pasos uno y dos]
Puedo ver que he servido y vivido por muchas cosas menos por Ti.
[enumera tus deseos dominantes y describe cómo has vivido para ellos]

Tú sabes cómo esas cosas llegaron a ser tan valiosas para mí. Tú sabes lo que necesito (Mateo
6:8). Confío en que Tú suplirás anhelos y deseos buenos. Te pido que cambies los deseos
malos o excesivos, a través de cualquier medio necesario.
43
[menciona cómo esto te asusta y/o te confunde]

Te he reemplazado en mi vida por mis deseos dominantes. Me he declarado más capaz de


cuidar de mí mismo, que Tú. Veo que eso es erróneo y tonto. Perdóname, por favor.
[habla a través de los seis elementos del arrepentimiento]

Sólo Tú te enojas correctamente. Anhelo aprender más de tu carácter, mientras me


esfuerzo por representarte en mi vida diaria. Señor ayúdame a mantenerme apasionado
para aprender de tu carácter y tu camino, y así no volver al egocentrismo de mi ira.

Amén.

44
Conversaciones de ánimo para ARREPENTIRTE de la ira

Con cada paso te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las haga
abiertamente y así te ayude a notar cualquier contradicción entre tus palabras y tu vida
real.

● ¿Has comunicado claramente cómo tu ira ha puesto en duda o ha


tratado de reemplazar a Dios?
● ¿Consideras que acudes a Dios confiando humildemente en que es Su
voluntad perdonarte?

Con cada paso, te aconsejamos contarle a tu compañero de ánimo al menos un nuevo


elemento de tu lucha con la ira y comprométete a dominarlo. Estos compromisos son
preliminares al capítulo seis «Reestructura tu vida», pero son útiles para ir avanzando
mientras llegas a ese punto.

● _______________________________________________________________________
● _______________________________________________________________________

45
Capítulo 5
«¿Podríamos hacer como si esto nunca hubiera pasado?»
Acepta la necesidad de CONFESAR el daño causado a los afectados

«No he representado bien a Dios en tu presencia [Enlista]. Has sido herido por mis acciones,
actitudes y creencias que no son como las de Dios [Enlista]. Mi objetivo en la vida es dar a
conocer el carácter de amor de Dios. Eso empieza con esta petición de perdón. Valoro nuestra
relación más que mi orgullo. Actualmente estoy trabajando en someter mi vida al control de Dios
y entiendo si necesitas tiempo para considerar mi petición de perdón.»

Memoriza: Mateo 7:1-5 (NBLA) «No juzguen para que no sean juzgados. Porque con el juicio con
que ustedes juzguen, serán juzgados; y con la medida con que midan, se les medirá. ¿Por qué
miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio
ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la mota del ojo”, cuando la viga está
en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la
mota del ojo de tu hermano.» Al memorizar este pasaje, reflexiona acerca de estos puntos clave:

● «Medida con que midan» – ¿Cuál es el estándar que utilizas para determinar si tu enojo es
tan malo?
● «Mota» –¿De qué manera se comparan ahora las ofensas en contra tuya con las ofensas
de tu pecado hacia Dios?
● «No te das cuenta» – La ira capta tu atención, la enfoca en ciertas cosas y te distrae de los
demás.
● «Primero» – Esto implica considerar primero tu pecado tanto en orden (confesión) como
en importancia (trascendencia).
● «Verás con claridad» – Hasta que priorices la confesión de tu pecado, sufrirás un trastorno
de visión moral.

Notas de Enseñanza

«Una de las señales certeras de que realmente no hemos entendido el evangelio es cuando
seguimos teniendo miedo, desanimándonos por y negándonos a aceptar nuestras debilidades
(p. 130)». Paul Tripp en Guerra de palabras

«El pecado quiere estar a solas con el hombre. Lo separa de la comunidad. Cuanto más solo está
el hombre, tanto más destructor es el poder que el pecado ejerce sobre él; tanto más asfixiantes
sus redes, tanto más desesperada la soledad. El pecado quiere pasar desapercibido; rehúye la luz
[…] La lucha es dura hasta que el pecado sube a la superficie. Pero Dios “quebranta puertas de
bronce y cerrojos de hierro” (Sal. 107:16). Dado que la confesión del pecado es hecha en presencia
de un hermano cristiano, el último baluarte de autojustificación es abandonado». Dietrich
Bonhoeffer en Vida en Comunidad.

46
«Cuando los imitadores de Dios admiten la verdad, encuentran sublime gracia en Jesús: perdón,
misericordia, sanidad, un nuevo comienzo, limpieza, poder, libertad (p.37)… Me he dado cuenta
de que cuando la gente se arrepiente de la ira pecaminosa son capaces de hablar sobre sus
pecados acertadamente – después de todo, tales pecados ahora existen a la luz de la gracia de
Cristo y serán destruidos progresivamente por gracia (p. 40)». David Powlison en Anger Part 3:
Getting to the Heart of Conflict (traducido como «Ira parte 3: llegando al origen del conflicto») en
The Journal of Biblical Counseling (otoño, 1997)

«Si puedo herir a otro hablando fielmente sin mucha preparación del espíritu, y sin herirme a mí
misma más allá de lo que otro pudiera, entonces no sé nada del amor del Calvario». Amy
Carmichael en El amor del Calvario

Aplicación Personal
Si en el capítulo cuatro te volviste activo, entonces en el capítulo cinco saldrás al público. La
confesión que es menos pública que el pecado que la motivó, promueve un cambio a corto plazo.
Confesión es cuando tu nueva Leeltad (hacia Dios) se vuelve pública. La confesión es para la
santificación lo que el bautismo es para la salvación – evidencia pública de que ha ocurrido un
cambio que está impactando el corazón de tu identidad y la manera en que te relacionas con el
mundo.
La confesión generalmente es difícil para alguien que lucha con la ira. La ira se trata de ser fuerte.
La confesión se percibe como algo débil y vulnerable. La ira es intensa y controla. La confesión es
humilde y paciente. La ira presiona para que ciertas cosas pasen. La confesión desconoce la
respuesta que obtendrá. Se te está pidiendo derribar esta tendencia en maneras que pueden ser
atemorizantes o antinaturales, pero eso es lo que es el cambio.
¿Qué temores o preocupaciones tienes acerca de confesar tu pecado a quienes ha afectado tu
ira?
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________

Sólo serás libre en la medida en que seas honesto. La privacidad mata el cambio y alimenta el
pecado. La transparencia mata el pecado y alimenta el cambio. Es probable que este paso te asuste
tanto como cualquier paso que hayas dado desde el principio. Pero recuerda que no es tan
aterrador avanzar, lo verdaderamente peligroso es retroceder. No permitas que el miedo te vuelva
olvidadizo.

Lee Santiago 5:16. Observa que este mandato se da en la sección final de la carta de Santiago. Es
un llamado general a todo creyente. El pecado no confesado es anormal en la descripción bíblica
de la vida cristiana. Cuando experimentas como normal lo que la Escritura describe como anormal,
debes esperar interrupciones significativas en tu vida, relaciones y emociones. La confesión es una
manera de dejar de hacer pasar por funcional lo que es disfuncional en tus relaciones.
En esta sección, queremos tomar prestado el libro de Ken Sande, Paz en la familia, donde
desarrolla siete elementos clave de la confesión (sólo texto en negrita). Esto resume bien los

47
elementos clave de una conversación de confesión. Se dará una explicación y aplicación para cada
punto.

1. Dirígete a todos los involucrados. Si preguntas: ¿debo confesarme con [nombre]?,


probablemente la respuesta sea sí. Si alguien fue objeto de tu ira, la observó o indirecta
y negativamente influyó en su vida, debes buscar su perdón. Cuando no buscas su
perdón, dejas a esa persona creyendo que tus acciones fueron aceptadas por Dios
(particularmente dañino para niños y aquellos sobre los cuales tienes responsabilidades
de liderazgo). Este proceso es usado por Dios para mostrarte las consecuencias y el
alcance de tu pecado.

Regresa a la evaluación sobre la ira del capítulo uno, la lista de las consecuencias
que emergen de tu ira en el capítulo dos, y la evaluación de la situación actual que
hiciste en el capítulo tres. Haz una lista de cada uno de los nombres mencionados
o de los que vengan a tu mente.

2. Evita las palabras «si», «pero» y «tal vez». Generalmente, nuestra primera tendencia en
la confesión es suavizar o minimizar lo que admitimos. Palabras como si, pero y tal vez,
no tienen lugar en la confesión. Si pone en duda si lo que hiciste estuvo realmente mal.
Pero transforma la confesión en acusación. Tal vez indica que no estás convencido de
que tus acciones estuvieron mal e invita a tener una conversación (o debate) que
probablemente terminará mal y que, además, no es una confesión.

Reconoce que violaste el carácter de Dios. La confesión no sólo es acerca de


actitudes inapropiadas. Es admitir que no representaste bien el carácter de Dios
cuyo nombre portas cuando te llamas cristiano (literalmente «pequeño Cristo»
cuando el título fue dado por primera vez en Hechos 11:26). Cuando buscas el
perdón estás diciendo: erré en la meta de mi vida de ser un embajador de Cristo (2
Corintios 5:20) y quiero clarificar lo que distorsioné.

No uses verbos que impliquen un final o conclusión (Yo sé…), sino verbos que
terminen en «-ando, -iendo» (Estoy aprendiendo…). Ésta es la humilde disposición
que te protege de la línea defensiva del «nadie es perfecto» y de la autocompasión.
En tu confesión reconocemos esta realidad a través de los tiempos verbales (-ando,
-iendo), en lugar de manipular la verdad en una línea de retroceso. Evitar verbos
que impliquen un final, le permite a la otra persona hablar sobre otros aspectos de
tu ofensa sin sentir como si estuviera añadiéndole a lo que ya has dicho que sabes.

Prepárate antes de confesar. La gravedad moral de tu autoprotección significa que


todos tendemos a confesarnos mal. Una mala confesión resulta en una segunda
ofensa en contra de aquel con quien estabas tratando de reconciliarte. Las
confesiones escritas no son sinceras. De hecho, revelan que estás empezando a
comprender el poder de tus palabras y considerando su impacto sobre otros antes
de pronunciarlas.

48
«Si hay algún momento cuando el creyente debe de premeditar lo que va a decir,
es en aquellas circunstancias cuando es más propenso a enojarse (p. 27).» Lou
Priolo en Corazón de Enojo

3. Admite específicamente. Uno de los objetivos de la confesión (en nombre de «ama a tu


prójimo como a ti mismo») es facilitar el perdón tanto como sea posible (lo cual nunca
es fácil). Puedes hacerlo siendo específico en tu confesión. La confesión genérica es
generalmente un signo de deshonestidad. «Todos sabemos lo que pasó» no es una
excusa para no ser específico. Saber que puedes ser específico sin caer en la vergüenza o
la autocompasión es un indicador importante de que eres una persona segura y de que
la restauración es prudente.

Si hacer una lista de las maneras específicas en que has ofendido a alguien, como
preparación para la confesión, te causa vergüenza extrema, entonces revisa el
capítulo cuatro acerca del arrepentimiento. Cuando la vergüenza impulsa la
confesión, tus emociones de arrepentimiento tomarán el lugar central y
dominarán tu petición de perdón.

Para prepararte para esto, puede ayudarte hacer este diagrama de red de tu
confesión (ver Figura 2). Empieza en el centro de una hoja con tu(s) deseo(s)
dominante(s). Siguiendo hacia afuera, escribe la clase de pecados que cometiste
en relación a ese deseo (gritar, controlar, ley del hielo). Siguiendo hacia afuera,
escribe eventos específicos donde pecaste en esa forma. Este ejercicio te
permitirá arrepentirte de acciones erróneas, de un corazón idólatra, e
(intencionalmente o no) de las consecuencias de tu pecado.

49
4. Pide perdón (reconoce el daño). El pecado tiene consecuencias; tanto intencionales
como no intencionales. La confesión expresa empatía y asume la responsabilidad de las
consecuencias que se derivan del acontecimiento desencadenante de tu pecado. Esto
no es rebajarse o hacer penitencia; ambos son manipulación emocional y revelan el valor
que le das a tu pecado. El valor del pecado es la muerte de Jesús en la cruz. Por el
contrario, se trata de un ejercicio de ponerte en el lugar del otro. La resistencia a expresar
empatía revela que el egocentrismo, que hizo que tu pecado pareciera razonable en el
momento del pecado, está regresando.

Continúa con tu diagrama de red. A partir de cada evento específico, escribe una
descripción sobre el tipo de impacto que ese pecado tuvo (violación de la
confianza, crear miedo, hacer difícil la cercanía con la persona). A partir de cada
tipo de impacto, escribe formas u ocasiones en que notaste ese impacto en la
otra persona.

Recuerda, tu objetivo en la confesión es representar a Dios con mayor precisión


ante la persona a la que tu pecado ha ofendido. Dios es compasivo y comprensivo
con tus heridas (Salmos 56:8). Si la raíz de tu confesión es el deseo de hacer que
Dios sea conocido en cada momento, entonces tu confesión incluirá evidencia de
que has reflexionado sobre el impacto de tu pecado.

Acepta las Consecuencias. La confesión no es un acuerdo de culpabilidad o una negociación. La


confesión no es un momento para establecer los «términos aceptables» de tu pecado. Es más
saludable si las consecuencias no son punitivas, si tu arrepentimiento y confesión son sinceros,
entonces no debe existir la necesidad de consecuencias punitivas para abrir tus ojos y suavizar tu
duro corazón. Las consecuencias pueden desempeñar un papel disciplinario (reforzando las
lecciones de vida y consolidando las medidas de prevención) o pueden servir para fomentar la
confianza (proporcionando un fruto tangible para un deseo de cambio que de otro modo no sería
verificable).
Es comprensible, e incluso sabio, que la persona que perdona pida consecuencias de este tipo, sin
embargo, no te corresponde definir si dichas consecuencias son punitivas, disciplinarias o para
fomentar la confianza.

Ø Empieza por decir lo obvio. Si hay cambios claros que necesitas hacer, decláralos
en tu confesión. No los expreses como: «Haré _______ por ti», como si fuera un

50
favor o una concesión, o «Si insistes, haré __________», presentando el cambio
como un castigo. Es más acorde con la confesión decir: «Como veo mi necesidad
de cambiar, haré _________».

Ø Termina haciendo una pregunta abierta. Las preguntas sinceras son un signo de
humildad. Revelan que no estás presentando un contrato o trato, sino que buscas
restaurar una relación y tener una vida más saludable. Será suficiente con
preguntar: ¿Hay otras maneras en que puedo mostrarte la sinceridad de mi deseo
de cambiar o ayudarte a confiar en mí en las áreas a las que he traído
comportamientos malsanos a nuestra relación?

5. Cambia tu comportamiento. La confesión no es la culminación de la jornada. Es


simplemente el trazo del mapa y el reconocimiento de que el viaje es necesario. Has
gastado mucha energía emocional para llegar a este punto, y por eso muchas personas
detienen su travesía en el paso de la confesión. Pero cuando te detienes en la confesión,
tu falta de esfuerzo futuro le da a la persona una razón para decir: «no tenías la intención
de cambiar».

Ø Lee Lucas 14:28-33. Parte de abrazar el evangelio es contar el costo de seguir a Dios y
abrazar el sacrificio. Obviamente, vale la pena. Dejas tu vida de pecado y su miseria. Ganas
una vida de transformación a lo que Dios diseñó en un inicio y el Cielo. Pero es doloroso y
a menudo quieres retroceder debido a tus dudas. Lo mismo ocurre con la confesión,
porque está arraigada en el paradigma evangélico de morir al yo y vivir para la gloria de
Dios a través del servicio a los demás. Mientras te preparas para confesarte, date cuenta
de que esta dinámica es parte de la batalla emocional.

Ø Involucra a otros, pues el cambio ocurre en comunidad. No permitas que la persona contra
la cual pecaste sea la única persona a quien rindas cuentas. El doble rol de perdonar y de
dar seguimiento a los compromisos son casi mutuamente excluyentes. Cuando una
persona ejerce ambos, se le ve como un detective y es acusado de no perdonar, y además
el que confesó se queda sin apoyo.

Pide perdón y da tiempo. «Lo siento» no es lo mismo que pedir perdón. «Lo siento» es una
declaración apropiada después de un error o un infortunio. «¿Me perdonas?» es la declaración
apropiada cuando has pecado contra otra persona o cuando tu pecado ha afectado a otra persona.
Asegúrate de solicitar el perdón y no simplemente pedir ser excusado. También es importante
recordar que, aunque el perdón es un mandato de Dios, las Escrituras nunca piden a la parte que
confiesa recordar a los demás este mandamiento o insistir en que se obedezca en un plazo
determinado.

51
Ø Permite que pase, por lo menos, tanto tiempo como el que te tomó a ti llegar al
arrepentimiento. Es hipócrita esperar que otra persona procese el sufrimiento de tu
pecado contra ellos más rápido de lo que tú reconociste y te comprometiste a cambiar tu
pecado.

Ø Durante el intervalo entre la confesión y la concesión del perdón, ama y sirve a la


otra persona mientras sigues trabajando en tu cambio personal. No insistas en que
la otra persona reciba el amor y el servicio que quieres darle (eso es egoísta,
controlador y, al final, no expresa verdadero amor). Pregúntale cómo puedes crear
la atmósfera en la que él/ella pueda considerar tu petición.

¿Por dónde empiezo? Sería fácil que en este momento te sintieras abrumado. A
continuación, te presentamos un esquema de cinco puntos que puede guiarte al finalizar
este capítulo.

1. Comienza con la lista de personas que hiciste en «Dirígete a todos los implicados».
2. Crea un diagrama de red para cada persona. Quizá el primero te tome mucho tiempo,
pero conforme vayas haciéndolos, te resultará más sencillo.
3. Esboza tu confesión utilizando la «Guía de confesión» que encontrarás en la siguiente
página.
4. Ensaya tu confesión con un mentor o consejero.
5. Establece un tiempo para confesar y apégate a ello.

52
Conversaciones de ánimo para CONFESAR la ira

Con cada paso, te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las haga
abiertamente y confronte cualquier contradicción entre tus palabras y tu vida.

● ¿Tus ensayos de confesión han sido humildes y creíbles?


● ¿Hay razón para pensar que alguna de tus confesiones podría hacer un daño
innecesario?

Con cada paso, te recomendamos contarle a tu compañero de ánimo al menos un nuevo


elemento de tu lucha con la ira y comprométete a dominarlo. Estos compromisos son
preliminares al capítulo seis «Reestructura tu vida», pero son útiles para seguir avanzando
mientras llegas a ese punto.

● _______________________________________________________________________
● _______________________________________________________________________

GUÍA DE CONFESIÓN
Nombre de la persona a quien confiesas:____________________________

«No he representado bien a Dios en tu presencia [explica]. Has sido herido por mis emociones,
actitudes y acciones que no reflejan a Dios [describe]. Mi meta en la vida es dar a conocer el
carácter de Dios. Eso comienza con esta petición de perdón. Valoro nuestra amistad más que mi
orgullo. Estoy trabajando actualmente en someter mi vida al control de Dios y comprendo si
necesitas tiempo para considerar mi petición de perdón.»

Ahora estoy dispuesto a admitir que he pecado contra ti mediante… [haz una lista de pecados
específicos y evita palabras como «si», «pero» y «tal vez»]. Estas acciones fueron mi decisión y
fueron incorrectas. Repasa los anillos B y C de tu diagrama de red.

Estoy aprendiendo a ver cuánto mi vida estaba siendo dominada por el deseo de [enlista los
motivos de tu pecado]. Tú no causaste mi pecado. Consulta los motivos relevantes del capítulo
tres y el anillo A de tu diagrama de red.

53
Comienzo a ver cómo mi pecado te ha afectado. [Describe] Describe cómo tu pecado afecta
negativamente la vida, emociones, confianza y las relaciones de esta persona - anillos D y E de tu
diagrama de red.

Sé que debo cambiar para honrar a Dios y para bendecir a quienes me importan. Ya que veo mi
necesidad de un cambio, yo haré [haz una lista de cambios necesarios que son obvios]. Sigo
aprendiendo qué otros cambios requerirá honrar a Dios. Indica los cambios que son
fundamentales.

¿Existen otras maneras en las que puedo mostrarte la sinceridad de mi deseo de cambiar o
ayudarte a confiar en mí en las áreas en las que me he comportado de una manera malsana en
nuestra relación? [pausa y toma nota de sus respuestas] Esta sección debería estar en blanco
hasta que hables con la persona.

Comprendo que tomará tiempo, pero te pido perdón. Gracias por escucharme.

54
Capítulo 6
«¿Ya podemos llevarlo a la práctica?»
REESTRUCTURA TU VIDA al confiar en el evangelio y así tengas un cambio de
corazón expresado en acciones

«He aprendido mucho sobre mí (enlista con ejemplos), mi pecado (ejemplos) y mi Salvador
(enlista con ejemplos). Por estas verdades quiero y necesito hacer los siguientes cambios
(enlista). Mi tentación es ver estos cambios como “lo que he logrado” en lugar de simplemente
hacer mi parte y celebrar la gracia de Dios en mi vida».

Memoriza: Efesios 4: 29-32 (NBLA), «No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino
sólo la que sea buena para la edificación, según la necesidad del momento, para que imparta
gracia a los que escuchan. Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados
para el día de la redención. Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así
como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos
a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo». Al memorizar este pasaje, reflexiona acerca
de estos puntos clave:

● «No salga de la boca de ustedes» ̶ El estándar de tus conversaciones debe ser palabras
que nunca destruyan a otros.
● «Sólo la que sea buena para la edificación» ̶ Tus palabras deben esforzarse por cooperar
con la actividad de Dios en la vida de los demás.
● «Entristezcan al Espíritu Santo de Dios» ̶ Como cristiano, tus palabras siempre deben ser
como las de un embajador (representante) de Dios.
● «Sea quitada» ̶ El objetivo no es simplemente domesticar la lengua, sino eliminar esos
rasgos de tu vida.
● «Los perdonó» ̶ Emprendes este esfuerzo como un hijo de Dios perdonado, redimido y
que vive en Él.

Notas de enseñanza

«Sería imposible para un ser moral estar en presencia de un mal percibido, y permanecer
indiferente e impasible». B. B. Warfield en La vida emocional de Nuestro Señor del libro Persona
y la obra de Jesucristo

«Los sabios y los necios se distinguen por la forma en que se enojan (p. 43)… Jesús no vivió una
vida tranquila; Él se preocupaba mucho (p. 48)». David Powlison en Anger Part 1: Understanding
Anger (traducido como «Ira parte 1: entendiendo la ira) en The Journal of Biblical Counseling
(otoño, 1995)

55
«Los cambios de ubicación, situación, educación, capacitación, ejercicio o la naturaleza de la
relación no resolverán el problema. ¡La lengua es humanamente indomable! Es un mal poderoso
e inquieto que nos deja a todos confundidos». Paul Tripp en Guerra de palabras

«La ira debe estar dirigida a destruir el problema, no a destruir a la persona». Jay Adams en el
folleto What Do You Do When Anger Gets the Upper Hand? (traducido como «¿Qué hacer cuando
la ira domina»)

Aplicación Personal

A medida que llegamos a la parte más práctica del estudio, es de esperar que te encuentres en un
mejor lugar espiritual, relacional, emocional y en términos de autocomprensión como nunca
antes (o al menos como hace mucho tiempo). Este fundamento te permite poner en práctica los
planes que estás a punto de implementar de una manera en que no hubieras podido cuando te
sentías lejos de Dios, aislado de la gente, emocionalmente agotado y cuando tu autocomprensión
estaba llena de mentiras y distorsiones.
Describe las ventajas de dónde te encuentras ahora en comparación con otras ocasiones en las
que has hecho planes para superar la ira.
______________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
Lee el Salmo 127. Sería tentador pensar que reestructurar tu vida es el primer paso para
independizarte de Dios. Puedes pensar algo así como: «seguro que necesitaba a Dios en los
primeros cinco capítulos, pero ahora Él me va a soltar un poquito, tengo que empezar a caminar
por mí mismo». ¡Cuidado! Si te acercas así a este capítulo, tus esfuerzos serán en vano (v. 2) y
caminarás de regreso hacia el lugar de donde viniste. Recuerda constantemente que la Palabra de
Dios nunca tiene la intención de hacerte independiente de la persona de Dios o del pueblo de
Dios. Si te encuentras anhelando hacer las cosas por tu cuenta, detente y ora para que Dios abra
tus ojos a la necedad a la que estás regresando.

Corriendo desde vs corriendo hacia: Hasta este punto, te has centrado casi exclusivamente en lo
que estás tratando de detener en lugar de lo que estás tratando de comenzar. Pero no debes
creer que la ausencia del mal (ira pecaminosa) es lo mismo que la presencia del bien (representar
bien a Dios y ser de bendición a los demás). Tu objetivo debe ir más allá de querer detener la ira
pecaminosa. Si ese fuera el caso, entonces literalmente podrías no hacer nada y agradar a Dios.

Además, si tu plan fuera reemplazar la ira pecaminosa por una forma genérica de ser amable,
entonces tu ira pecaminosa siempre parecería más realista y práctica que cualquiera otra
alternativa. Ésta es a menudo la razón por la que las personas enojadas son condescendientes
consigo mismas. Consideran que lo opuesto a la ira es algo ingenuo y simplista con lo que no
podrían manejar su mundo real. Si el trabajo que hagas en el capítulo seis no es específico y no
transforma el significado de la frase «soluciona tu problema», entonces te estarás preparando
para volver a caer en una vida de ira pecaminosa.

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Una buena forma de comenzar es construyendo un vocabulario, unas habilidades y unas
categorías mentales con las alternativas que hay para la ira. Comienza con la siguiente lista,
encierra las características que más necesitas desarrollar para superar tu lucha contra la ira.

Ser enseñable Soportar el sufrimiento Amabilidad Interesarse por otros


Contentamiento Gratitud Ser accesible Valor para ser honesto
Sentido del tiempo Sensación de avance Escuchar bien Gentileza al responder
Crítica constructiva Optimismo Rectitud Interpretaciones precisas
Calma Enfocarse en la solución Ser atento Mantener el honor
Pedir opiniones Esperar Moderar el tono de voz Aceptar un «no»
Mantener contacto visual Admitir debilidad Compasión Ceder
Negarse a sí mismo Humildad Vulnerabilidad Recibir críticas
Transparencia ________________ ________________ ________________

Al revisar los elementos que marcaste como áreas de crecimiento necesario (la «materia prima»
de la reestructuración de tu vida), ¿qué es lo que te llama la atención?, ¿en qué se diferencia esto
de lo que esperabas trabajar cuando comenzaste a «manejar la ira»?
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________

La guía de cómo desarrollar tu plan de acción se dividirá en tres secciones: (1) contentamiento,
(2) autocontrol y (3) resolución de problemas. Estos títulos son intencionalmente secuenciales.
Pasan de lo personal a lo relacional y del carácter a la habilidad. El contentamiento es un
prerrequisito para el autocontrol y el autocontrol es un prerrequisito para resolver problemas de
una manera que honra a Dios. Cuanto mejor hayas trabajado en los capítulos anteriores, más fácil
será en los últimos capítulos.

Contentamiento

1. Vive con sencillez: El contentamiento no es complejo. A menudo intentas hacer que el


contentamiento sea más complicado de lo que es. Frecuentemente también tratas de
forzar el contentamiento en tu compleja vida. Cuando vives al límite (sobrepasando tu
tiempo y compromisos económicos), te predispones para una lucha con la ira.
Revisa tu evaluación «Situación de vida actual» del capítulo tres y comienza a
hacer los cambios necesarios para vivir de una manera que promueva la paz y la
estabilidad.

Lee 1 Timoteo 6: 6-10. ¿Cómo definirías «gran ganancia»? La forma en que lo


definas tendrá un impacto significativo en tu ira. Ganar es bueno. La ira es una
respuesta a cualquier cosa que interfiera con lo que consideras bueno. Cuantas

57
más cosas consideres esenciales para tu felicidad, más lucharás con la ira (o el
miedo).

2. Expectativas realistas: La batalla con la ira comienza con tus deseos dominantes.
Frecuentemente se usa la palabra expectativas para definir esos deseos. Cuando estés
enojado, escucha las palabras o los pensamientos que revelen expectativas.

● ¿Es demasiado pedir eso...? ● [Nombre] lo hace sin


● Solo pensé que… problema.
● ¿Cuántas veces tengo que…? ● Deberías…

No buscas el contentamiento en un mundo perfecto con personas perfectas. El


contentamiento debe resistir al fracaso y la decepción, de otra manera, es un ideal nada
práctico. Cuando te falte el contentamiento, recuerda que la primera y más grande batalla
es por el contentamiento, no por lo que te molesta. Sólo puedes honrar a Dios cuando
tienes contentamiento al corregir lo malo. En tu búsqueda por contentamiento a través
de expectativas realistas, considera hacer lo siguiente:
Revisa tu diario (registro) sobre la ira. ¿Cómo ha sido alimentada tu ira por
expectativas poco realistas?

Permite que tu ira te haga más realista sobre lo que significa vivir como una
criatura finita en un mundo caído. La ira piadosa debe aceptar que tú (y otros)
viven con memoria, oportunidades, capacidad de atención, tiempo y dinero
limitados. La ira que lucha en contra de la realidad siempre está mal y siempre es
inútil.

Crea un «plan de respuesta a la decepción». Es posible que no sepas si una


expectativa determinada es realista o poco realista en el momento. ¿Cómo
evitarás desahogarte de una manera pecaminosa? ¿De qué forma comunicarás a
los demás que te vas a tomar un tiempo para autoevaluarte, no para castigarlos?
¿Qué harás para ampliar tu perspectiva? Contar con un «plan de respuesta a la
decepción» te ayuda a saber qué hacer cuando no sabes qué hacer hasta que
sepas qué debes hacer.

Lee Filemón. Haz una lista de la cantidad de expectativas incumplidas que podrían
haber causado que la carta a Filemón fuera desagradable y llena de enojo. Puede
ser útil consultar una Biblia de estudio para conocer la historia a fondo. Observa
cómo el evangelio y la comprensión de la santificación progresiva (la creencia de
que las personas maduran con el tiempo), guiaron las emociones, las relaciones
y las expectativas de cada persona en esta carta.

3. No pases la vida recordando lo malo que otros te han hecho: El contentamiento no tiene
un marcador. Si llevas un marcador, nunca tendrás contentamiento. Las conversaciones

58
repetitivas en medio de tu enojo, son un fuerte indicador de que estás llevando un
marcador de los errores de los otros y esto amplifica tu ira.

Haz una lista de los males en tu contra a los cuales estás esclavizado actualmente
por amargura. Perdona a aquellos con los que no necesitas restaurar la relación
o, en su defecto, a aquellos con quienes es imposible restaurar la relación
(porque la persona ha fallecido).

Si es necesario abordar una ofensa de tu lista, proponte tener esa conversación


en un momento de paz. Perdona la ofensa ante Dios antes de abordarla con el
individuo. Una vez que se ha abordado el asunto, incluso si la persona no admite
su error, la Biblia te llama a no vivir sujeto emocionalmente a esa persona (1
Corintios 7:15b), sino a confiar en el juicio de Dios, en lugar de juzgar
continuamente en el tribunal de tu mente a quien te ofendió (Romanos 12: 9-
21)

Tu lista ahora se ha transformado de una lista de errores cometidos en tu contra,


a una lista de pensamientos peligrosos. Ahora es tu responsabilidad resistirte a
recordar estos eventos. En tiempos de lucha es bueno reflexionar sobre el poder
y el significado de la muerte de Jesús en la cruz y luego pensar en otro tema.

4. Limita la interacción con personas enojadas y descontentas: Todos somos buenos para
justificar nuestro pecado. Las personas enojadas son comunicadores poderosos y
convincentes. La ira casi siempre suena como la respuesta lógica cuando escuchas a una
persona enojada. Por esta razón, a medida que buscas el contentamiento, debes limitar
tu interacción con personas que no asumen su responsabilidad y no trabajan activamente
en su enojo. De lo contrario, continuarás aprendiendo el lenguaje de la insatisfacción y de
culpar a los demás y tu ira no parecerá tan mala.

Lee Proverbios 22: 24-25 y 1 Corintios 15:33. Proverbios es claro sobre qué hacer,
«no hagas amistad (v.24)», y por qué hacerlo, «para que aprendas sus caminos
(v. 25)». El mismo principio se repite en el Nuevo Testamento. La pregunta es:
¿crees que eres la excepción a la verdad eterna de la Palabra de Dios? Tu
disposición a seguir a Dios lejos de aquellos que se contentan con vivir en su
pecado, debe ser un punto de convicción para ellos (Hebreos 11: 7) y una
oportunidad para que sigan tu ejemplo de arrepentimiento (1 Corintios 11: 1).

Haz una lista de las relaciones que necesitas comenzar a eliminar de tu vida.
Recuerda, no los estás condenando por tu enojo. Más bien, estás diciendo que
tu falta de voluntad para reconocer tu enojo hace que sea imprudente pasar
tiempo con ellos. Es el equivalente a que un alcohólico no pase tiempo en un bar.
Estás eligiendo una forma de vida diferente. Los cambios importantes en la vida
vienen con cambios relacionales significativos.

59
5. Vive más allá del momento: El contentamiento se da cuenta de que hay más en la vida que
el aquí y el ahora. La ira quiere lo que quiere ahora. La ira pecaminosa rara vez sigue
teniendo sentido cuando piensas en lo que quieres de la vida, en lugar de lo que quieres
del momento. Culturalmente, has comenzado a medir la vida en unidades más pequeñas
(días, horas, minutos y segundos) en lugar de unidades de tiempo más grandes (meses,
años, décadas y generaciones). Esto explica, en parte, que tu ira haya aumentado.
Crea una línea del tiempo de tu vida. Durante los años que ya has vivido, escribe
lo que pensaste que te haría feliz (deseo dominante) durante cada etapa de tu
vida. Para las etapas que se avecinan y tu legado después de la muerte, escribe
lo que crees que realmente importará. Pon esto en algún lugar donde lo veas a
diario. Después de llevar un registro de tu ira, revisa esta línea del tiempo para
corregir aún más tu perspectiva.

Inicia la disciplina espiritual del ayuno para algo relacionado con uno de tus
deseos dominantes. En oración, lleva tu descontento a Aquel que puede cambiar
las cosas y enfoca tu descontento en Su reino, no en el tuyo.

Lee Filipenses 2:14-18. Nota que Pablo está abordando el tema de las quejas (una
forma de ira). Su solución es señalar al lector el día de Cristo y esforzarse por no
trabajar en vano (v. 16). Fue esta mentalidad de vivir más allá del momento lo
que le permitió controlar sus emociones incluso frente a la injusticia (Filipenses
1: 12-18).

Autocontrol

6. Reduce la velocidad: La ira es una emoción apresurada. La ira metódica es casi una
contradicción de términos (o mucho más malvada). Cuando ves la injusticia, te sacude y
acelera. Comienzas a sentir que estás peLeendo por una causa justa, pero la abuela tenía
razón: la prisa es mala consejera. Este ritmo acelerado desencadena un peligro fisiológico
para la ira, pues activa el sistema suprarrenal y la adrenalina sirve como micrófono para
las emociones. Un ritmo lento es una expresión de fe en Dios, ya que revela que no crees
que todo este momento (de ira) dependa de tus palabras y acciones.

60
Lee Proverbios 12:13, 15, 18, 20. Observa que el versículo 18 diferencia al sabio
del necio según el ritmo de su discurso. Piensa en las personas sabias que
admiras. ¿Acostumbran ser los primeros en hablar y, además, lo hacen rápido o
esperan e, incluso, hablan al último? ¿Cuáles son las ventajas de esperar para
hablar y medir las palabras? Reflexiona sobre estas ventajas hasta que sean al
menos tan convincentes como tus deseos dominantes.

Repasa Santiago 1: 19-21. Éste es el pasaje que memorizaste en el capítulo uno.


Observa el doble énfasis en la palabra «lento» en la discusión de la ira.

Cuando estés enojado, siéntate (si es posible). Adoptar una postura corporal que
promueva la discusión sobre una acción, ayuda al autocontrol. Sentarse reduce
la probabilidad de que tu presencia física sea intimidante (una forma de otra
mentalidad). Sentarse también restringe los movimientos de los músculos
grandes que pueden ser un desencadenante adicional del sistema suprarrenal.

Cuando te des cuenta de que te estás enojando, respira profundamente varias


veces (esto también ayuda a limitar la activación del sistema suprarrenal).
Recuerda los pasajes de las Escrituras que has memorizado en este estudio.
Repítelos lentamente para ayudarte a pensar. Usa esos versículos para repasar
los temas principales de este estudio. Termina diciéndote: expresaré fe en Dios
yendo despacio.

7. Representa a otros con precisión: Cuando estás enojado, una forma primordial de expresar
amor a los demás, es representar de manera justa lo que dicen tanto en tono como en
contenido. Esto da pie al honor en el conflicto. A menudo, la ira ensucia tus oídos antes de
ensuciar tu boca. Cuando tergiversas (es decir, secuestras) las palabras de otros,
desmantelas la base misma de la comunicación. La tergiversación es una forma de mentir,
en el sentido de que se crea una realidad artificial acerca de lo que se dijo y se trata de
obligar a otra persona a vivir en el mundo que se ha creado.

Otorga el beneficio de la duda. Cuando te niegas a conceder el beneficio de la


duda, etiquetas a la otra persona como un enemigo en combate y comienzas a
utilizar las estrategias de guerra comunicativas que merecería tal enemigo. Lee
Mateo 5:43-48. Esta aplicación puede generar dudas. Recuerda que estás
llamado a amar a tus enemigos. Después de todo, cuando estás enojado, sientes
que todo el mundo es tu enemigo, así que, si no amaras a tus enemigos, no
amarías a nadie más que a ti mismo.

Repite con humildad. Ésta es otra forma de avanzar tranquilamente y que


protege lo que interpretas. Esto se refiere a repetir tanto lo que la otra persona
dice como lo que tú dices cuando la otra persona no te entiende (tener que
repetir lo que dijiste es, a menudo, un desencadenante de ira arraigado en el

61
orgullo). Lee 1 Corintios 1:14-17. Nota que cuando Pablo se enfrentó a un tema
tenso, incluso bajo la inspiración del Espíritu Santo (creo que es un ejemplo para
nosotros), fue humilde mientras reiteró y aclaró sus comentarios. No permitas
que el orgullo y la precipitación de la ira te obliguen a construir sobre una mala
base de comprensión.

No confundas comprensión con estar de acuerdo. Las personas a menudo temen


que, si representan de manera justa a otra persona en un desacuerdo, esto se
confundirá con estar de acuerdo con lo que esa persona ha dicho. Esto es
producto de una mala comunicación. Ten en cuenta que, si constantemente
representas a los demás con precisión, incluso cuando no estás de acuerdo con
ellos, no sólo estás ayudando a resolver el conflicto, sino también purificando la
atmósfera para conflictos futuros.
8. Mide tus palabras: Pensar en la mejor manera de decir lo que deberías decir no es una
forma de falta de sinceridad. La ira pecaminosa no es una personalidad tipo «así soy». El
fruto del Espíritu de bondad y mansedumbre está disponible para cada creyente sin
excepción alguna. Cuando mides tus palabras, estás amando a Dios al representar con
precisión el fruto de Su carácter. También estás amando a la otra persona al comunicarle
que valoras más su relación que ventilarte emocionalmente, que valoras más su relación
que los deseos dominantes que te impulsan en este momento.

Lee Mateo 12:36-37. Estas son palabras aterradoras. Dios no aceptará como
excusa: «sabes que no quise decir eso» porque Él conoce tu corazón (Salmo
7:9) y que tus palabras revelan tu corazón (Mateo 12:33-35).

Respira profundamente antes de hablar. Considera lo que Dios está haciendo en


este momento para refinar el carácter de cada persona involucrada (incluido tú).
Luego, habla como alguien que desea cooperar con Dios en esos momentos.

Resolución de problemas

Es fácil que la resolución de problemas se convierta en el punto de distracción que socava el


progreso que se ha logrado. La suposición se convierte en «si hago todo bien, los problemas
(situacionales y relacionales) desaparecerán». Cuando esas suposiciones resultan falsas, puedes
desanimarte (deberías poner en práctica tu «plan de respuesta a la decepción») y pensar «¿qué
sentido tiene hacer todo este trabajo con mi ira?»

El tema de la resolución de problemas o conflictos es un manual en sí mismo, por lo cual los


comentarios aquí no son exhaustivos. Si ésta es un área en la que deseas un mayor desarrollo de
habilidades, considera el libro Paz en la familia de Ken Sande.

«Reestructura tu vida» es un título que conlleva reformas poco novedosas. Honestamente, se


entiende más como un estereotipo y como autoayuda. Las dos cosas que debes recordar al
62
estudiar esta sección son: (1) el desarrollo de habilidades es la parte más fácil para superar la ira;
y (2) sin morir a ti mismo y vivir para Dios, estas habilidades para resolver problemas se volverán
mantras, manipulaciones o estándares que buscan atacar a otras personas.

9. Decir más «yo...» que «tú...»: Esto no es más que humildad, el beneficio de la duda y Mateo
7:3-5 en acción. Considera la diferencia entre «nunca estás en casa» y «quiero pasar más
tiempo contigo». Ambos tratan el mismo tema. Es probable que una de esas frases
resuelva el conflicto. Es probable que la otra provoque una explosión. No te conviertas en
un esclavo de lo que estamos diciendo aquí. Observa cómo puedes estar incorporando la
acusación en lo que dijiste y percibiste como algo inocente.
Revisa tus registros sobre la ira y recuerda las formas en las que promoviste el
conflicto con tus palabras. Haz una lista de la clase de cosas que dijiste. Luego,
vuelve a redactar cada una de ellas iniciando con «yo….» mientras te imaginas
en esos momentos. Éste podría ser un buen momento para otra ronda de
confesiones.
10. Elige sabiamente el tiempo y el lugar: Ésta es una expresión interpersonal para ir a un
ritmo lento y para tener expectativas realistas. Esto refleja que estás empezando a superar
el enojo en lugar de que tu enojo te supere a ti (lo cual era así en el principio).

Preestablece lugares seguros para abordar problemas con personas con las
cuales tienes que resolver problemas regularmente. Incluso en un conflicto
espontáneo regresar a un lugar seguro (el comedor, el sofá, la sala de juntas) que
relacionas con un momento de calma, te da esperanza.

Establece formas seguras de abordar los problemas con las personas con las que
tienes que hacerlo regularmente. La infame introducción «tenemos que hablar»
que sale de la nada, generalmente no es segura. Tener momentos regulares para
evaluar las cosas de manera voluntaria, invita a tener una conversación en lugar
de esperar hasta que sea demasiado y entonces algo te llame la atención.
Mantener el contacto físico con el cónyuge o el hijo (por ejemplo, tomarse de las
manos, tocarse el hombro o la pierna) durante la conversación establece una
atmósfera segura.

11. Ataca el problema, no a la persona: Un indicador de la ira pecaminosa es la confusión


enemiga. La ira pecaminosa redefine roles rápida, confusa y difícilmente. A lo largo de un
día o una semana ¿cuántas veces tu ira cambia el papel de alguien de amigo a enemigo y
viceversa? Esas personas no saben quiénes son para ti hasta que tus emociones se los
dicen. Con ira piadosa proteges a los otros de esta confusión y de que interpreten con
temor tu estado de ánimo, pues te mantienes en el papel amistoso, incluso al estar
enojado.

63
Sé muy consciente de cuando exageras. Palabras como siempre, nunca,
solamente, cada que y un millón de veces, a menudo describen a la otra persona
como idiota, perezosa o sin corazón.

Expresa claramente el problema al inicio de la conversación y evita intentar


resolver múltiples problemas en una sola conversación. Si no hay un problema
que pueda enunciarse o corregirse claramente y todavía tienes problemas de ira,
revisa el material que se encuentra en la sección del contentamiento.

12. Un disgusto que construye misericordia: Esta frase de la ira piadosa vivida frente a un
problema es de David Powlison. Resume mucho de lo que hemos estudiado hasta este
momento. Utiliza esta frase para cristalizar la nueva imagen mental de la ira que has estado
desarrollando en este estudio.

a. Disgusto ̶ La resolución de problemas comienza reconociendo que hay un


problema. La ira piadosa no es un eufemismo espiritual para la negación. Suceden
cosas malas. La gente peca contra ti. Estas cosas promueven una respuesta
emocional negativa. No puedes creer en la bondad y la verdad reales mientras vives
en un mundo caído y creyendo que sólo se experimentan emociones agradables.

b. Construye ̶ A menos que tu ira sea constructiva, sólo contribuye a la maldad a la


que estás reaccionando. Esto crea un ciclo interminable de ira cada vez mayor que
te absorbe y te hace sentir cada vez más que tu ira es justificada. La ira sólo es
piadosa cuando obra en contra del sistema de quebrantamiento que la
desencadenó.

c. Misericordia ̶ La ira se alimenta al dar a los demás «lo que se merecen». Esa es la
esencia de la ira de Dios. Lo único que evita que la ira sea una disposición eterna
(literalmente, el infierno) es la misericordia. No hay forma de que seas liberado de
un problema dominante con la ira en tu vida e insistas en la justicia. En algún
momento, en cada situación de mal, tu elección será entre justicia con ira
predominante o misericordia con paz.

Lee Mateo 21:12-14. Deja que este pasaje sea una imagen del disgusto que construye
misericordia. Nota que Jesús expresó su disgusto por los errores reales de manera tangible. Fíjate
también lo que sucedió inmediatamente después, vinieron a él ciegos y cojos (v. 14). La ira de Dios
no hizo que los más débiles y vulnerables se apartaran de Él; más bien, la ira de Jesús fue lo
suficientemente segura como para atraerlos hacia Él. Piensa en los episodios de ira en tu vida que
has justificado con este pasaje. ¿Esos episodios atrajeron a alguien hacia ti? Con suerte, podrías
pensar en ejemplos donde así fue. Piensa en lo que fue diferente en tu expresión y experiencia de
ira en esos casos similares a los de Cristo.

Conclusión: Repasa las notas que has tomado mientras estudiabas este capítulo. Enlaza y clasifica
los 10 cambios principales que debes comenzar a hacer en la tabla que está al final de este

64
capítulo. Al hacer este plan para reestructurar tu vida, también considera los requisitos previos
para cada cambio (es decir, para vivir con sencillez, puede que tengas que incumplir ciertos
compromisos) y las personas que estarán involucradas o afectadas por estos cambios. Se puede
encontrar una versión PDF de este documento en bradhambrick.com/angerseminar (sólo
disponible en inglés).

Conversaciones de ánimo para REESTRUCTURAR TU VIDA

Con cada paso te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las haga
abiertamente y a confrontar cualquier contradicción entre tus palabras y tu
comportamiento.

● ¿Hay cambios importantes que te hayas resistido a hacer?


● ¿El orden de tus cambios planeados se basa en buenas prioridades y una progresión
inteligente?

65
PLAN PARA REESTRUCTURAR TU VIDA
Prioridad Cambio Específico Pre-requisitos para Personas
implementarlo involucradas o
afectadas
1.

2.

3.

4.

5.

6.

7.

8.

9.

10.

66
Capítulo 7
«¿Cómo se supone que iba a prepararme para esto?»
Obtén la flexibilidad y humildad necesarias para IMPLEMENTAR tu plan

«Los planes son más fáciles que la vida. Los planes existen fuera de mi corazón pecador y de mi
mundo quebrantado. Tratar de vivir mi plan me ha enseñado más sobre mí, sobre mi pecado y
sobre mi Salvador. A medida que he vencido, el pecado ha tomado nuevas formas. He tenido
que recordar que mis planes son medios para depender de Dios y no son mi salvación en sí
mismos. Estos son los desafíos inesperados que enfrento [enlista], cómo fallé [enlista], dónde
tuve éxito [enlista], qué aprendí [enlista] y cómo Dios fue fiel [enlista]. Ahora veo que [enlista] es
la parte más importante de mi plan.»

Memoriza: Lucas 6:27-31 (NBLA) «Pero a ustedes los que oyen, les digo: amen a sus enemigos;
hagan bien a los que los aborrecen; bendigan a los que los maldicen; oren por los que los insultan.
Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues
tampoco la túnica. A todo el que te pida, dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.
Y así como quieran que los hombres les hagan a ustedes, hagan con ellos de la misma manera». Al
memorizar este pasaje. reflexiona acerca de estos puntos clave:

● «A ustedes los que oyen» — Estas no son palabras fáciles y son enseñanzas difíciles. ¿Las
oirás o volverás a la ira?
● «Amen a sus enemigos» — Desde la mirada de la ira todos se convierten en enemigos.
¿Los amarás?
● «A los que los aborrecen, …los insultan, …al que te quite» — La ira piadosa siempre se
expresará en el contexto del verdadero mal.
● «Dale» — La ira piadosa no es fácil. Probablemente iniciaste este estudio en busca de
consuelo. ¿Continuarás?
● «Hagan a ustedes… con ellos de la misma manera» — Una vez más vemos que la habilidad
de superar la ira no es compleja.

Notas de Enseñanza

«La paciencia es la evidencia de la fuerza interior. Las personas impacientes son débiles y, por lo
tanto, dependen de los apoyos externos, como los horarios que van bien o circunstancias que
apoyan sus frágiles corazones». John Piper en Gracia venidera

«El autocontrol es la capacidad de tomar decisiones sabias y cumplir responsabilidades


constantemente con base en la Palabra de Dios en lugar de los sentimientos». Lou Priolo en
Corazón de enojo

«La ira divina no necesita 'ganar...' Sus propósitos son modestos en la apariencia, pero
extravagantes en lo profundo: la gloria de Dios y el bienestar eterno del pueblo de Dios (p. 53)».

67
David Powlison en Anger Part 1: Understanding Anger (traducido como «Ira parte 1: entendiendo
la ira) en The Journal of Biblical Counseling (otoño, 1995)

«Aquí [en la Tierra] el Señor de la gloria caminó con sus propias criaturas. Todo ser humano que
Jesús conoció le debía la vida y la Leeltad absoluta. Él es YHWH, a quien se ofrecieron sacrificios
en el templo con arrepentimiento y gratitud. Sin embargo, la mayoría de estas personas ignoraron
a Jesús, lo malinterpretaron, trataron de usarlo, lo despreciaron, conspiraron contra Él (p.38)...
Jesús trató con amor a los ignorantes y equivocados, incluso cuando sufrió en sus manos (p. 39)».
David Powlison en Anger Part 3: Getting to the Heart of Conflict (traducido como «Ira parte 3:
llegando al origen del conflicto») en The Journal of Biblical Counseling (otoño, 1997)

Aplicación personal

Ahora estás en el tiempo presente. Admitir, reconocer, comprender, arrepentirse y confesar


fueron acciones que realizaste o experimentaste en el pasado. Ahora bien, reestructurar tu vida
se trata de lo que pretendes hacer en el futuro. En los primeros seis capítulos, de alguna manera,
estabas protegido de cosas dinámicas como las presiones y los acontecimientos de la vida
cotidiana. Hasta este punto, has trabajado por medio de guiones para hablar con otros, pero ahora
estás dejando todo eso atrás.

Para comprometerte eficazmente con la implementación de este plan, debes transformar tu


perspectiva sobre la tentación. Hay una tendencia a ver la tentación como un fracaso. Si tu plan
es simplemente evitar o prevenir la tentación (situaciones irritantes), entonces fracasarás y
pensarás: ¿de qué sirve?

Lee 1 Corintios 10:9-14. Pablo está apelando a la ira (quejándose en el v. 10). Advierte que no
pienses que tus planes son infalibles como para eliminar la tentación (v. 11). Entonces te recuerda
la fidelidad de Dios para proporcionar una salida de toda tentación, y dice que esta vía de escape
te permitirá resistir (v. 13). Pablo sabe que la tentación no será eliminada porque está arraigada
en la idolatría (v. 14), no en el comportamiento. Los deseos dominantes que te empujan hacia la
ira pecaminosa no serán despojados de tu alma, pues la mayoría de ellos son buenos. Más bien,
implementar tu plan consistirá en someter esos deseos al señorío de Cristo durante una infinidad
de situaciones en la vida.

Es por esta razón que podemos decir que la tentación es una oportunidad para experimentar el
poder de la gracia de Dios, y deleitarse en la satisfacción de Su presencia, amando a los demás en
medio de la adversidad. Con esto no esperas ni persigues la tentación, pero entras en ella con la
confianza de que puedes celebrar tu amor por Dios de manera significativa, bendiciendo a quienes
amas aun en medio de la tentación.

Detecta cuando te sientes decepcionado de ti mismo. Uno de los desafíos de mantener el progreso
en la superación de la ira es que la ira mal ejecutada es más obvia que la falta de dominio propio
para resolver los problemas. Cuando tu pecado es más obvio que tu fidelidad, puede ser muy

68
desalentador. Cuando haces las cosas mejor nunca sabes lo malo que pudo haber sido haber
actuado mal. Por eso, no sabes cuánto alivio sentir ni cuánto celebrar. Sólo puedes sentir culpa o
condenación de que tu «mejor» aún no sea lo suficientemente «bueno».

Lee Hebreos 10:10-14. Los verbos aparentemente conflictivos del versículo 14 captan una de las
grandes tensiones de la vida cristiana, así como el por qué es difícil saber cuán animado estar en
un momento dado de crecimiento parcial. Dice que Cristo ha perfeccionado para siempre a
aquellos que están siendo santificados. Ambos verbos hablan de tu madurez espiritual; en el caso
de este estudio: tu capacidad de expresar ira piadosa. El primer verbo está escrito en un tiempo
de una acción pasada que tiene consecuencias presentes. El segundo verbo es un tiempo verbal
que manifiesta una acción que se está llevando a cabo. Esta tensión define dónde está cada
cristiano en su vida.

Figura 3: Comparación de una onda sonora con el enojo

Para ayudarte a entender cómo se ve el crecimiento, imagina una onda sonora (observa la figura
3). Una onda sonora se puede medir de tres maneras: intensidad (altura: A a B), duración (ancho:
Y a Z) y frecuencia (pico a pico: 1 a 2). Tu ira se puede medir en las mismas tres categorías. Ahora
tienes tres maneras en que puedes medir tu progreso con la ira. ¿Tu ira es menos intensa? ¿Tu ira
dura períodos cortos de tiempo? ¿Tu ira es menos frecuente? Tus registros de ira y tus reflexiones
personales pueden funcionar como una base de comparación lo suficientemente objetiva.

Para darte un poco de ánimo, considera la siguiente «puntuación de interrupción de la vida» (PIV).
La PIV es una estadística arbitraria, pero pone en relieve un punto valioso. Supongamos que la
intensidad, la duración y la frecuencia de tu ira fueran máximas en una escala de 1 al 10. Eso
crearía una puntuación PIV de 1000.

10 (Intensidad) x 10 (Duración) x 10 (Frecuencia) = 1,000

Ahora, asumamos que eres capaz de disminuir el impacto de cada variable solo por dos puntos.
¿Cuánto más crees que mejorará tu PIV?

8 x 8 x 8 = ______ (sí, tienes que hacer los cálculos)

69
¿Te sorprende lo que puede hacer una pequeña cantidad de progreso en cada área? No es sólo
un truco matemático. Es la gracia de Dios. Si tu santificación (madurez espiritual, relacional y
emocional) requiere un nivel de esfuerzo que igualará el impacto de tu pecado, eso sería
autosuficiencia. Lo que se necesita es morir al yo y vivir sabiamente para la gloria de Dios a través
de la bendición de los demás. Cuando eso comienza, el impulso de todo el Cielo está de tu lado.
Cada paso de fe se ve envuelto en la corriente de la gracia de Dios.

El objetivo de IMPLEMETAR es revisar qué tan bien está funcionando tu plan en cada área de tu
vida. Para ello, responderás a preguntas como ¿quién?, ¿qué?, ¿cuándo? y ¿dónde? La pregunta
¿cómo? debió haber sido respondida en gran medida en el capítulo seis y la pregunta ¿por qué?
fue respondida en el capítulo tres. Es posible que encuentres un parecido significativo entre estas
preguntas.

Por ejemplo, podrías responder: ¿Quién? Familia. ¿Cuándo? Noche, fatigado. ¿Dónde? Casa.
¿Qué? Desear descansar del trabajo. Estos escenarios que coinciden unos con otros, te permitirán
examinar si tu plan actual para lidiar con la ira realmente aborda el componente que hace que tu
tentación sea más fuerte. En este ejemplo podría ser que el horario de esta persona no es realista,
ya que produce una fatiga excesiva. O podría ser que descansar del trabajo se ha convertido en un
sentido de derecho adquirido, o que se percibe como el momento para liberar todo estrés
acumulado de la vida (es decir, idolatría). En el primer caso, tomar más tiempo personal sería un
excelente plan. En el segundo, sólo se empeoraría el problema, y la única manera es el
arrepentimiento y un cambio en sus valores.

A medida que realizas esta valoración, puede que busques recibir aliento para convertir un 10 en
un ocho, pero también buscas depurar y expandir tu plan para que no sólo quieras llegar a un
ocho, sino que anheles ser como Cristo. El objetivo no son los números (es decir, no es sólo decir
menos palabras iracundas o tener una racha de días sin un episodio de ira), sino alcanzar la
semejanza a Cristo. El propósito de la metáfora numérica es ayudarte a encontrar aliento en medio
de tu lucha.

Evaluando tu plan: El siguiente cuadro está destinado a guiarte para evaluar qué tan bien estás
implementando tu plan. Éste será un momento para aclarar, priorizar y modificar la
reestructuración de tu vida. El cuadro está diseñado esperando que hayas progresado. Alaba a
Dios por cada mejora que puedas enumerar. Esto te ayudará a ser humilde. Si hay espacios en
blanco (es decir, ninguna mejora o mejora mínima), esas son las áreas que necesitas modificar en
tu plan.

Lee Lucas 4:1-15. Hasta la siguiente oportunidad (v. 13), éste podría ser tu eslogan para esta
evaluación. Mientras recibes aliento, también debes explorar tu vida para determinar dónde eres
más vulnerable a los ataques. Reconoces que el pecado es tan activo como el amor. Es Dios quien
te ha buscado y te ha llevado al punto de que este estudio te interese (o de lo contrario, no habrías
perseverado hasta aquí: ¡al punto de estar animado a continuar!). Sin embargo, Satanás también
te busca, pero para destruirte (1 Pedro 5:6-11). A Satanás le gustaría ver que tu progreso se

70
desmorona, no sólo para desbaratar tu vida, sino también para hacerte (y a los que amas) dudar
de Dios y de Su Palabra. Toma el capítulo siete tan en serio como cualquiera de los primeros seis.

A medida que Lees estas categorías de evaluación, no creas que debes crear un plan para cada
eventualidad o problema. Eso sería imposible y crearía una esclavitud diferente: el legalismo. El
objetivo es, más bien, ser más consciente de la variedad de circunstancias en las que necesitarás
aplicar el plan que comenzaste a desarrollar en el capítulo anterior.

¿Quién?: Implementación de la evaluación

Persona
Cristo es tan personal como tus luchas. Ser el embajador de Cristo, por lo tanto, puede llamarte a
algo diferente en cada relación. Al examinar a cada persona con la que estás trabajando tu ira,
pregúntate: ¿cómo se vería representar a Cristo ante esta persona?

Lee las siete afirmaciones «Yo soy» que Jesús dice en el libro de Juan. Examina la audiencia de
Jesús, su necesidad, el tipo de relación, lo que implicaba para Jesús y la respuesta que ellos dieron.
En tu plan, ¿cómo debes de superar la ira con cada persona para ayudarte a ser más como Cristo?,
¿cómo eso es más alentador que buscar ser más amable?

● Yo soy el pan de vida (Juan 6:22-59)


● Yo soy la luz del mundo (Juan 8:12-30)
● Yo soy la puerta (Juan 10:1-21)
● Yo soy el Buen Pastor (Juan 10:1-21)
● Yo soy la resurrección y la vida (Juan 11:17-27)
● Yo soy el camino, la verdad y la vida (Juan 14:1-14)
● Yo soy la vid verdadera (Juan 15:1-17)

RESTAURANDO TU VIDA Y EVALUANDO LO


IMPLEMENTADO
Cambios
Mejora en Mejora en Mejora en
necesarios en
intensidad duración frecuencia
el plan
¿Quién?

Persona 1

Persona 2

Persona 3

71
Persona 4

Persona 5

Grupo 1

Grupo 2

Grupo 3

Rol 1

Rol 2

Rol 3

¿Cuándo?

Primera vez

Segunda vez

Tercera vez

Cuarta vez

Quinta vez

Nivel de
energía
Antes/
después
Otro

Otro

¿Dónde?

Hogar

Trabajo

Actividad 1

Actividad 2

Actividad 3

Otro

72
¿Qué?

Evento 1

Evento 2

Evento 3

Transición 1

Transición 2

Sustancia 1

Sustancia 2

Otra

Grupos
Desafortunadamente, es común que seamos personas diferentes en público que en privado.
¿Cómo varían tu ira y tu dominio propio en los diferentes grupos en los que te encuentras? Por lo
general, estar en público restringe tu ira, lo cual demuestra el poder del miedo a la reacción de las
personas (Lucas 20:19-26) y tu capacidad de tener dominio propio cuando es para tu beneficio.
¿Algunos grupos de personas aprueban o fomentan tu ira? ¿Deberías ser más transparente con
ciertos grupos para hacerles saber que estás trabajando en la ira como área de crecimiento
personal?

Lee Hebreos 3:12-19. Fíjate que éste es uno de esos versículos sobre animarnos unos a los otros.
Eso implica un grupo. La Escritura te llama a utilizar los efectos de la comunidad a tu favor, no sólo
para resaltar tu hipocresía («sólo dejas de gritar cuando contestas el teléfono») o incoherencia
(«no hablas de esta manera con nadie más»). Si no permites que la comunidad desempeñe el
papel que Dios desea, entonces cumplirá las funciones que Satanás desea (avergonzarte y ser
hipócritas contigo).

Rol
Respondes a ciertos roles con miedo u orgullo (ambos alimentan la ira). Por ejemplo, algunos
hombres están desconcertados ante la idea de ser padres, o bien, algunas mujeres temen fracasar
como esposas. Si solicitas a un estudiante de Secundaria que sea el jefe de grupo, a menudo verás
una transformación en su personalidad. ¿Cómo respondes a las diversas funciones de la vida en
las que Dios te ha colocado? ¿De qué manera ciertos roles te han tentado a actuar de manera
diferente, de manera innecesaria, o malsana?

Lee 1 Timoteo 3:1-13. Observa que las cualidades necesarias para los líderes de la iglesia (roles de
vida) están principalmente enfocadas en el carácter (la mayoría de las cuales ya hemos discutido
en este estudio) y no se espera que cambien una vez que se reciben responsabilidades adicionales.

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Se da una advertencia acerca de otorgar dichos roles a un joven recién convertido (v. 6), ya que se
reconoce que los cambios prematuros de rol a menudo influyen negativamente en el carácter.

¿Cuándo?: Implementación de la evaluación

Tiempo
La prisa de las mañanas. Esa sensación de que todavía falta un rato para salir del trabajo. Cuando
tienes hambre. Cuando tienes sueño. Cada uno de esos momentos te presenta desafíos únicos
para el dominio propio. Estos desafíos pueden ser logísticos (tres personas que usan un baño),
biológicos (fatiga o bajo nivel de azúcar en sangre), relacionales (celos de las libertades de los
demás) o de otra naturaleza. ¿Qué tan bien estás abordando tu plan en los momentos específicos
en los que luchas con la ira? ¿Cuál es la naturaleza típica de la lucha que enfrentas en cada uno de
estos momentos?

Lee 1 Tesalonicenses 5:14-22. Observa que en el versículo 14, Pablo prescribe diferentes
respuestas a diferentes tipos de luchas: amonestar a los ociosos, alentar a los desanimados, ayudar
a los débiles. ¿Estás asumiendo que toda tu ira está arraigada en el mismo tipo de lucha? Si
encuentras áreas donde tus planes no son eficaces (aunque sean efectivos en otras áreas),
examina si la naturaleza de la lucha es diferente en las áreas que son resistentes al cambio.

Niveles de energía
No, Dios no entiende que peques cuando estás cansado, si por entender quieres decir que pasa
por alto tus pecados. A veces, sin embargo, piensas en la ira como un problema que sólo se
manifiesta cuando estás fatigado, pero también puede ser una lucha cuando estás
particularmente animado. Estar entusiasmado con algo puede hacer que una pequeña decepción
parezca mucho más severa de lo que es. Observa las áreas donde tu plan se ha estancado o ha
fallado.

Lee Mateo 11:25-30. ¿Ves el cansancio como una invitación a confiar más en Dios o un llamado a
soportarlo? Si percibes los cambios en tu nivel de energía como tiempos donde necesitas estar
solo, entonces estás agravando más esos momentos al separarte del amor y la fuerza de Dios.
¿Cómo puedes acercarte intencionalmente a Dios cuando tus niveles de energía cambian?

Antes y después
Tanto el éxito como el fracaso pueden ser contextos para aumentar la tentación; por ejemplo, el
temor y el alivio o el prepararse para algo y terminar muy cansado. Revisa el registro de tu ira y
trata de recordar lo que estaba pasando justo antes o después de estas ocasiones. Las tentaciones
que se dan antes o después de un evento pueden ser particularmente difíciles porque (por
definición) tu atención está enfocada en otra cosa.

Lee Lucas 22: 54-62. Esta escena sucede justo después de que Jesús fuera arrestado y justo antes
de Su juicio. Podemos asumir que lo último en la mente de Pedro era su carácter, y es justamente
cuando en un arrebato público, maldijo a un extraño (Marcos 14:71). Fue entonces cuando vio a
los ojos de Jesús y se dio cuenta de lo que estaba haciendo. ¿Cómo se puede adaptar tu plan para

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que mantengas el dominio propio en mente cuando tu atención se centra en lo que está
sucediendo?

¿Dónde?: Implementación de la evaluación

El hogar
A menudo, la ira es una emoción cobarde. Se manifiesta más donde se siente segura. Manipula el
compromiso de los demás y lo toma como una licencia para manifestarse libremente. Si tu ira es
más frecuente en casa que en otro lugar, aunque no te guste, necesitas escuchar estas palabras:
los que más amas no deben ser los que menos proteges. Es cierto que el hogar es un lugar donde
tienes que lidiar con más temas, donde se resaltan más las fallas y las debilidades de los demás y,
además, es donde debes compartir más. Todo esto es difícil (y a veces subestimado), pero es por
esto que el evangelio debe penetrar en la forma en que percibes tu vida familiar más que en
cualquier otra área de tu vida.

Lee Efesios 6:4. Pablo reconoció que lidiar con el caos del hogar sería un momento
particularmente tentador para sucumbir a la ira pecaminosa. Tus deseos dominantes tienden a
ser más fuertes cuando estás con los que más amas. Considera la siguiente cita sobre el
matrimonio para ayudarte a pensar en las ventajas de hacer del hogar el lugar prioritario para
superar la ira, en vez de ser la excepción:

«El matrimonio es como un pequeño laboratorio experimental donde podemos aprender


a convivir en comunión espiritual. Todo lo que sucede en contextos sociales se vive
también en el matrimonio: desacuerdos, palabras hirientes, conflictos de intereses y
sueños que compiten entre sí». Gary Thomas en Matrimonio Sagrado.

Trabajo
El trabajo es otro lugar (además del hogar) donde eres propenso a encontrar tu identidad fuera
de Cristo. Cuando algo forma parte de quién eres y esto se ve interrumpido, se torna más
importante que amar a Dios y amar a los demás. ¿Se ha convertido tu trabajo en una fuente de
identidad, de desánimo o de queja? ¿Provoca tu trabajo que te sientas en una posición de
privilegio o que tengas una actitud complaciente a los demás? ¿Cómo podrían esas actitudes
alimentar tu lucha con la ira? ¿Cómo debe actualizarse tu plan ante estas variables?

Lee Colosenses 3:22-25. Trabajar de buena gana, como para el Señor es el remedio tanto para el
desánimo en el trabajo como para el orgullo/la identidad. Te recuerda que eres, nada más y nada
menos, que un hijo de Dios que vive para la gloria de Dios. Ni tener gran influencia o dominio, ni
trabajar en un entorno de sufrimiento, cambian esta verdad.

Actividades
Los pasatiempos y otras actividades pueden ser lugares o temas que promueven la ira. Puedes
empezar a defender tus «derechos» mientras las realizas. Puedes sentirte ofendido de que a las
personas no les importa lo que es importante para ti. La pasión que sientes por tu actividad puede
convertirse fácilmente en ira. No se trata de no realizar dichas actividades, sino de darte cuenta

75
de esta verdad. Si la ira está arraigada en los deseos dominantes, entonces las actividades que
disfrutas probablemente serán lugares principales de tentación.

Lee 1 Corintios 9. Observa que Pablo comienza por hacer valer su libertad, pero luego la cede
voluntariamente para proteger la unidad. Pablo no siempre hizo este sacrificio, pero cuando sus
«derechos» interferían con la capacidad de amar eficazmente a los demás, los ponía en segundo
lugar. ¿Qué actividades tienden a ser un imán para tu ira? ¿Es tu pasión por una actividad, las
personas asociadas con dicha actividad, el tiempo o el costo financiero, o algo más lo que exacerba
tu ira? ¿Qué cambios en la reestructuración de tu vida serían necesarios para demostrar que esta
actividad no es más importante para ti que tener un carácter piadoso?

¿Qué?: Implementación de la evaluación

Eventos
Navidad, vacaciones, reuniones familiares, aniversario (tanto eventos malos como buenos). Los
eventos a menudo conllevan una gran carga emocional. Cuando se da en un día especial, un
problema promedio puede provocar una respuesta por encima de lo normal. Además, es común
que los eventos te alejan de la seguridad de tu rutina, ya que involucran personas, lugares u
horarios en particular. Puedes sentir que estás tomando decisiones sin el marco de referencia
necesario (y tiendes a culpar a otras personas). ¿Qué ocasiones especiales han desencadenado tu
ira? ¿Qué hay de aquellos eventos que dificultaron que mantuvieras el dominio propio? ¿Qué
tanto se cumplen tus expectativas ante aquellas cosas que se salen de tu rutina?

Lee Juan 2:1-12. Jesús está en un evento: una boda. Se enfrenta a una petición inesperada. Podrías
pensar que el milagro es que Jesús no se enojó. Más allá de no enojarse, disfrutó de un buen
tiempo con su familia (v. 12). En esto, ves a Jesús experimentando una tentación como la tuya
(Hebreos 4:15). Estos son los momentos en que, honra a tu padre y a tu madre es relevante... y
difícil. Colócate en la posición de Jesús. ¿Cómo habrías respondido a ser expuesto, a parecer
presumido y a sentirte presionado? Después de que imagines la situación, lee la respuesta de Jesús
de nuevo.

Transición
Considera el material de las secciones anteriores sobre los roles, las actividades o los eventos. No
sólo tienes que realizar este tipo de cosas, sino que siempre tienes que pasar de un evento a otro
continuamente. Peor aún, hay ocasiones en que tu rol o actividad son importantes, pero requieren
que respondas de manera distinta. Te sientes deshecho y eso te enoja. Arremetes contra la gente
76
porque la vida es complicada y a veces conflictiva. ¿Cuáles son las transiciones más difíciles que
tienes que hacer? ¿Qué hace que esas transiciones sean más difíciles que otras?

Lee Lucas 22:24-30. Esto ocurre cerca del final del ministerio de Jesús. Jesús está hablando
abiertamente de Su muerte. Los discípulos están a punto de convertirse en apóstoles. Es en ese
momento que comienza una discusión acalorada entre ellos llena de egocentrismo, pero Jesús les
recordó la identidad que trascendió cualquier otro de sus roles: ser siervo. ¿Cuáles son las facetas
permanentes de tu identidad que deben mantener tus emociones firmes incluso en medio de
transiciones significativas?

Sustancias
Hay sustancias que obviamente afectarán tu control emocional – alcohol, esteroides,
medicamentos recetados (para fines no médicos), y drogas ilegales. Si estás usando cualquiera de
los anteriores mientras trabajas en tu ira, debes dejarlos inmediatamente. El control emocional y
las drogas son mutuamente excluyentes. El proceso ya es de por sí complicado, más aún si le
añades el engaño, el encubrimiento, el estar a la defensiva, la negligencia, la irresponsabilidad y
en general, la vida desordenada, que a menudo acompañan a estas sustancias. Podrías incluso
examinar si los episodios de ira se correlacionan con altas cantidades de cafeína o azúcar.

Lee Proverbios 20: 1-7. La correlación que existe entre el abuso de sustancias y la ira no es algo
nuevo. A menudo piensas que eres la excepción a estas realidades. Si el abuso de sustancias es
una parte significativa de tu lucha con la ira, por favor lee la sección titulada «¿Por dónde
empiezo?» (en la introducción de este manual) y recuerda que el abuso de sustancias debe
convertirse en el punto focal de tus esfuerzos para honrar a Dios. Si el abuso de sustancias está
presente, no podrás superar la ira. Podrás encontrar un recurso de apoyo similar a éste, enfocado
en la adicción, en bradhambrick.com/addiction (en inglés) y en www.proyectocoram.deo
encontrarás un manual en español acerca de este tema.

Conclusión

Utiliza las reflexiones de este capítulo (así como las nuevas anotaciones en tu registro sobre la ira)
como oportunidades para actualizar tu plan de reestructuración de vida. Recuerda que Satanás no
descansará, así que ningún plan está terminado. No existe tal cosa como una versión final de ese
plan. Esto no es una declaración de derrota, sino que implica realizar planes dentro de la gracia de
Dios. Tus planes no son los que te dan la esperanza, ya que necesitas buscar la aceptación de Dios,
pues eres un hijo de Dios que anhela ser más como su Padre. Tus planes deben ser los esfuerzos
incansables de un niño que adora a su Padre. Los planes efectivos, son entonces, el fruto de la
adoración y del deleite en la naturaleza de Dios.

Asegúrate de que tu planificación e implementación mantengan la identidad y la disposición


manifestada en Efesios 5:1-2.

77
«Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y anden en amor, así como también
Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante
aroma».

Conversaciones de ánimo para IMPLEMENTAR tu plan

Con cada paso te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las haga
abiertamente y a confrontar cualquier contradicción entre tus palabras y tu
comportamiento.

● ¿Has mantenido tu compromiso con el cambio de manera estable y centrada?


● ¿Hay algún aspecto de tu vida que estés evitando que cambie tus patrones de ira?
● ¿Tu plan de transición parece ser sabio y completo?

78
Capítulo 8
«Esto es más difícil y más largo de lo que pensaba»
Reconoce que el cambio requiere PERSEVERANCIA durante toda la vida

«Puedo ver la fidelidad de Dios en el último [tiempo desde que comencé este material].
Mientras he experimentado la victoria, mi tentación ha cambiado [describe] y mi habilidad de
enfocarme en Dios en tiempos donde no hay crisis ha sido ampliada [ejemplifica].
Me he dado cuenta de que “saludable” significa más que ira pecaminosa.
Dios tiene una agenda totalmente diferente para mi vida [explica] de lo que creía.
Estoy aprendiendo a disfrutarla y estar cómodo con eso».

Memoriza: 2 Timoteo 2: 24-25 (NBLA) «El siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable
para con todos, apto para enseñar, sufrido. Debe reprender tiernamente a los que se oponen, por
si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad». Al
memorizar este pasaje, reflexiona acerca de estos puntos clave:

● «El siervo del Señor» – ¿Se está convirtiendo en la cláusula de identidad predominante que
orienta tu vida?
● «No debe» – Esta lista de atributos es para definir a aquellos que se llaman a sí mismos
siervos de Dios.
● «Se oponen» – El punto de aplicación de este versículo es principalmente tu respuesta a
aquellos que se oponen a ti.
● «Dios les da» – Estas respuestas son posibles cuando reconoces que sólo Dios cambia a las
personas.
● «Arrepentimiento» – Es de esperar que ahora veas esto como una buena palabra que sería
una bendición para ti y para los demás.

Notas de Enseñanza

«La verdadera fuerza a los ojos de Dios significa la victoria sobre el temperamento de uno mismo
más que sobre sus enemigos (p. 85)». Robert Jones en Uprooting Anger (traducido como
«Desarraigando la ira»)

«La Biblia vincula la esperanza en Dios con la disposición a esperar. Esperar es tener confianza en
que Dios traerá justicia. Él satisfará a profundidad nuestro deseo, pero en Su tiempo y no en el
nuestro (p. 140)». Justin y Lindsey Holcomb en Rid of My Disgrace (traducicido como «Deshacerse
de mi desgracia»)

«Dios ha diseñado nuestras relaciones para que funcionen como un diagnóstico y como una cura.
Cuando estamos frustrados y listos para rendirnos, Dios está obrando, revelándonos las áreas en
donde hemos cedido a nuestros deseos egoístas (el diagnóstico). Luego, Él usa ese nuevo
conocimiento para ayudarnos a crecer precisamente donde hemos luchado (la cura) (p. 48-49)».

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Paul Tripp en Relationships: A Mess Worth Making (traducido como «Relaciones: un desastre que
vale la pena»)

«La misericordia es mi compromiso de vivir junto a ti en este mundo quebrantado, aunque sufriré
contigo, por ti y gracias a ti (p. 137)... La misericordia comprende que la gracia es un mejor camino
para el cambio que la condenación, pero nunca compromete lo que es moralmente correcto y
verdadero (p. 139)». Paul Tripp en Relationships: A Mess Worth Making (traducido como
«Relaciones: un desastre que vale la pena»)

Aplicación Personal

¿Disfrutas el lugar donde te encuentras en tu vida? Incluso si no estás «ahí todavía» ¿puedes
identificar aspectos de esta parte de tu jornada que lo hagan significativamente mejor que donde
te encontrabas antes? A menos que respondas sí a esta pregunta y te deleites en esta respuesta,
la perseverancia será agotadora. El esfuerzo sin deleite es agotador.

Una de las claves para perseverar, especialmente con una lucha tan recurrente como la ira, es la
habilidad de disfrutar un proceso de vida imperfecto. Dios no sólo se deleita en ti en la culminación
de tu santificación. Dios se deleita en ti en este momento. Y te invita a que coincidas con Él; el
lugar donde te tiene en este proceso es bueno. Esto provee la estabilidad emocional y la seguridad
para perseverar en tu jornada.

Con eso como nuestro punto inicial, pregúntate: ¿cómo se ve seguir a Dios desde aquí? Hay
probabilidad de que hayas puesto tanta energía en llegar aquí que no está totalmente claro cómo
prepararte para una vida después de enfocarte intensamente en el cambio. ¿Qué haces cuando
tu vida no está enfocada en superar la ira? Ese es el tema de este capítulo y el siguiente.

Mientras hablamos de perseverancia, usaremos tres temas para guiar tus pensamientos.

1. Mentiras y distracciones comunes: Hay muchos materiales buenos para superar la ira.
Ojalá hayamos hecho referencia a muchos de los que están más arraigados en las Escrituras
y el evangelio. La mayoría de los recursos, sin embargo, se detienen en el plan de la batalla
para la victoria. Es como si te dieran el libro de Josué (el plan para capturar la Tierra
Prometida; ver Josué 1) sin la advertencia de los Jueces (el plan para mantener la victoria;
ver Jueces 2: 6-10). En esta sección examinaremos cinco mentiras o distracciones que
frecuentemente provocan un retroceso en el progreso realizado con la ira.

2. La victoria cambia la tentación: La derrota intensifica la tentación con vergüenza, actitud


defensiva y con hacerte creer que el fracaso es tu identidad. Sin embargo, la victoria puede
intensificar la tentación con orgullo y descuido, además de derivar hacia la independencia.
Si has llegado a este punto del estudio, es probable que la naturaleza de tu tentación esté
cambiando. Esto no significa que necesites un nuevo plan, sino que aplicarás los principios
básicos de tu plan en un nuevo contexto (más positivo).

80
3. Preparándose para la transición: Es probable que hayas realizado esta jornada para superar
la ira en un grupo o con un mentor. Si ese es el caso, pronto verás que el nivel de
interacción comienza a cambiar. La ira no debe ser el foco principal del resto de tu vida.
No quieres volverte adicto a la recuperación. Parte de perseverar bien es establecer
hábitos y relaciones que te impulsarán a buscar a Dios en cada área de la vida. Has
trabajado en la superación de la ira para que tu vida se equilibre y cumpla los propósitos
de Dios. Superar la ira fue sólo una parte importante de esta jornada.

Mentiras y distracciones comunes

«Ahora puedo volver a enfocarme en lo que es importante para mí». Esto puede ser una versión
de Proverbios 26:11, «Como vuelve el perro a su vómito, así el necio insiste en su necedad». Esto
puede ser una desviación sutil de las preguntas: ¿Qué es saludable? ¿Cómo puedo amar a Dios y
amar a los demás? ¿Dónde debería encontrar satisfacción? Si se considera incorrectamente, esta
declaración se convierte en el punto de acceso para regresar al egocentrismo y para que los deseos
dominantes recuperen su antigua fuerza.

¿Qué has sacrificado al luchar contra la ira pecaminosa? ¿Ha valido la pena? No olvides que tu
antigua vida no era buena, pero si ésta se convierte en el estándar de disfrute, entonces la ira
pecaminosa ciertamente entrará otra vez a través de ese «caballo de troya». Mientras aprendías
a abrazar el evangelio y a desarrollar un plan para cooperar con la gracia de Dios, estabas
definiendo una nueva vida con nuevos valores. Asegúrate de que tengas más tiempo para invertir
en áreas de interés personal (algo realmente bueno), para que no estés cambiando la cura por la
causa.

«Merezco un descanso. Ya he sido bueno por mucho tiempo». Esta afirmación no hace de la ira
una excepción pues define «bueno» como una parte anormal de tu vida. Revela que tu antigua
identidad y valores todavía dominan tu vida. Aún ves la vida como «tu tiempo» del cual le das a
Dios unos cuantos pedazos. Este tipo de declaraciones a menudo indican que estás viendo a Dios
como un incansable maestro que lo único que hace es asignarnos tareas. Es muy difícil ser devoto
a un Dios que parece estar en tu contra o que es irrazonable.

Reflexiona sobre la gracia que has recibido en este camino. ¿Cómo ha mejorado tu vida hasta este
momento y cómo sigue mejorando en comparación con el inicio de este estudio? ¿Por qué
querrías un descanso de esto? Responde verazmente a la pregunta del por qué y no la trates como
un dispositivo de culpa retórico. El diseño de Dios para tu vida implica descanso (Éxodo 20: 8-11).
Si no estás experimentando ese descanso, probablemente no estés persiguiendo los objetivos de
Dios para tu vida a Su manera. Recuerda el consejo que Dios le dio a Moisés a través de su suegro:
si lo que estás haciendo no es sostenible, entonces no es bueno, porque Dios es razonable (Éxodo
18: 15-23).

«Esto no está funcionando. La vida sigue siendo dura. Nadie más está esforzándote tanto». En esta
declaración estás definiendo «funcionando» como algo simple y terminado. La ira es una emoción
que necesitas como ser moral en un mundo caído. No te abstendrás del enojo de la misma forma

81
en que puede hacerse con las drogas. Te esforzarás por expresar la ira de acuerdo con las siete
pruebas (capítulo dos) por el resto de tu vida. Tu objetivo es ver cómo la onda de la ira pecaminosa
se reduce en las tres dimensiones (capítulo siete) a lo largo de tu vida. En realidad, «funcionando»
significa que con cada falla regresas a la gracia de Dios en la progresión de tu pecado y que te
acercas a otros con una confesión cada vez más humilde y consciente de sí misma.

En esta declaración también estás tratando la madurez espiritual como si fuera un deporte
competitivo. Una persona atropellada por un camión no tiene ningún impacto en el dolor que
siente otra persona que se golpea el pulgar con un martillo. Si Don Muybuenoconelmartillo decide
que no debe sentir dolor porque no fue atropellado por un camión, se sentirá decepcionado.

No sabes con qué aspectos de la carne (Gálatas 5: 19-20) lucha otra persona o cuán severa es su
lucha. Si te conviertes en un corredor de maratón distraído con los corredores que van delante de
ti, no terminarás la carrera (2 Timoteo 4: 7). Tu esperanza no se encuentra en hacerlo mejor que
otros cristianos. Cuando te sientes desanimado por algo que no puede darte una verdadera
esperanza, entonces se revela que estás significativamente engañado o distraído.

«Esto no vale la pena porque [nombre] todavía no confía en mí». Si este tipo de pensamiento hace
que tus esfuerzos disminuyan, entonces revela que estabas cambiando para agradar a una
persona más que para honrar a Dios. En última instancia, esto siempre conduce a la decepción
porque la gente no está hecha para soportar el peso de tu esperanza. El cambio es difícil y requiere
mucha esperanza para perseverar. Por eso es tan importante por qué y a quién le pides que lleve
tu esperanza.

Como estímulo y advertencia, ten en cuenta que el desánimo legítimo no es lo mismo que una
razón para renunciar. Puede ser que la falta de confianza sea un dolor legítimo. Dios a menudo
usa el alivio de las consecuencias como una forma de animarte, pero no puedes elegir la forma en
que Dios te sostendrá con Su gracia. Si te obsesionas con una forma de animarte que no tienes,
entonces esto te cegará a muchas expresiones de la gracia de Dios que son suficientes para
sostenerte.

«[Esta] situación es más importante que mi carácter». Ésta es la tiranía de lo urgente. Cuando la
ira era el gran problema, todo lo demás podía esperar. Ahora que la ira ha disminuido, otras cosas
(a menudo legítimas) toman el primer plano en tus pensamientos. Sin embargo, cuando dices (rara
vez en voz alta o abiertamente) que una situación es más importante que tu carácter, estás
comenzando a usar situaciones para justificar el pecado. Si permites esto, sólo será cuestión de
tiempo antes de que la ira se convierta en el gran problema nuevamente, y te obligará a descuidar
otras cosas muy importantes para poder controlarla.

Mantente alerta cuando comiences a describir la magnitud de una situación para defender tu ira.
Debe ser una bandera roja interna. Es una indicación de que ya no estás buscando la salida que
Dios prometió proporcionar y que no estás creyendo que Dios puede darte poder para soportar la
situación sin caer en pecado (1 Corintios 10:13). Cuando dudas de Dios de esta forma, debes

82
empezar a ajustar tus valores para que correspondan a un mundo en el que todo depende de ti.
Eso significa que empiezas a definir «práctico» en un marco de referencia sin Dios.

La victoria cambia la tentación

Decepción de las nuevas expectativas: La pobreza duele de manera diferente cuando has conocido
la riqueza. Si después de construir confianza con otros, vuelves a pecar con ira contra ellos, es
probable que tu respuesta de culpa sea más fuerte que antes. Cuando la ira pecaminosa era
normal en tu vida, era menos sorprendente. Puede ser tentador permitir que esta culpa
intensificada alimente una gran sensación de fracaso y vuelvas a caer en la ira con toda tu fuerza.
Debes reconocer (intelectual y emocionalmente) que la gracia de Dios es suficiente y necesaria
para las caídas desde cualquier «altura» (entre comillas porque somos nosotros quienes
categorizamos la altura desde la que caemos, no Dios).

Te puedes proteger de esta tentación recordando que la madurez espiritual no significa


independencia de la gracia de Dios (ve el siguiente punto), sino una mayor dependencia de ella.
Lee 1 Timoteo 1:12-20. Nota que, hacia el final de su ministerio, Pablo se vio a sí mismo como más
pecador que al inicio (Hechos 9). Pablo está usando esta comprensión para animar al joven
Timoteo (v. 18-20) porque se da cuenta de que la confianza en la gracia es la esencia de su mensaje
– el evangelio (v.16).

Madurez e independencia: A menudo eres engañado en pensar que la madurez espiritual debería
hacerte menos dependiente de Dios. «Para que Dios pueda enfocarse más en las personas que
son como yo solía ser», podrías pensar. Ésta es una de las mutaciones más peligrosas en tus
tentaciones. Es como un gran roble que piensa que su altura y fortaleza son suficientes para ya no
necesitar el suelo. En el momento en que se despega del suelo, su altura y firmeza solo servirán
para hacerlo caer más rápido e incrementar el daño que se hará.

La madurez sólo puede expresarse como una mayor dependencia de Dios. La madurez requiere
humildad, así como un tren requiere vías. Lee Gálatas 2:18-21. Nota que Pablo advierte sobre
reedificar lo que está destruido (v.18). Esto es exactamente lo que hace una falsa visión de la
madurez. Es en esta advertencia que Pablo establece el principio de que la madurez es menos de
ti y más de Cristo (v.20). Así como una oruga madura y se convierte en una mariposa, tú también
eres llamado a madurar y a convertirte en algo distinto a lo que eras cuando comenzaste.
Empezaste conectado a tierra y gateando en tu independencia de Dios (la esencia del pecado). Te
conviertes en alguien que abraza la dependencia de Dios como las alas que Dios usa para darle
libertad. La oruga debe morir para que la mariposa pueda remontarse.

Presión de las nuevas oportunidades: Con el crecimiento vienen oportunidades, y no


necesariamente porque las estés buscando. Ser más real en las relaciones e incluir a más personas
en el círculo de tu comunidad bíblica, expandirá la calidad y la cantidad de oportunidades que
tienes de cuidar de otros, por eso las relaciones falsas y ocultas son más controlables que las
reales. Esto es una bendición, pero puede ser abrumador e incómodo cuando comienzas a
experimentarlo por primera vez.

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Para ayudarte a ver estos cambios como una bendición, lleva una lista de nuevas responsabilidades
y oportunidades que Dios ha traído a tu vida. Da gracias por ellos regularmente. Recuerda que son
prueba de la gracia de Dios; no cargas. Recuerda que superar la ira no es el final del viaje. La ira ha
sido una razón para no aprender muchas cosas increíbles (verdades, habilidades, relaciones) que
Dios tiene para ti. Debes esperar aprender muchas cosas mientras perseveras en tu resistencia a
la ira.

Tener «respuestas» en vez de preguntas: Mientras maduras y recibes nuevas oportunidades,


probablemente serás más buscado para dar respuestas. Te estás convirtiendo en una persona
segura, real y disponible, a quien se le pueden hacer preguntas. Puede que también recibas el
privilegio de caminar con otros que están en una etapa temprana en la superación de la ira. Este
es un tiempo donde el orgullo puede volver en maneras más sutiles y socialmente aceptables.
Pero no creas que, por recibir una pregunta, estás obligado a ser la fuente de su respuesta. Nunca
debes confundir la gloria de la respuesta por la gloria del vaso (2 Corintios 4:7-18).

Estas oportunidades, son oportunidades de crecer en miedo sano, es decir, vulnerabilidad. Así
como el miedo malsano a menudo enciende emociones pecaminosas (incluyendo la ira), el miedo
sano crea emociones piadosas (incluyendo la ira). Lee Santiago 3:1-12. Nota que Santiago le
escribe a cristianos que estaban superando una prueba (dispersión por la persecución religiosa;
véase Santiago 1:1) y que ahora se levantaban a la posición de maestros (v.1). Les advierte acerca
de la tentación y el poder de sus palabras en este nuevo rol. El mensaje es que el increíble poder
de la influencia (imágenes de freno y fuego) deben mantener humildes a aquellos que están
alcanzando una nueva posición de influencia.

Prepárate para la transición

Asegúrate de pertenecer a un grupo pequeño. La confianza toma tiempo. Tu grupo pequeño o


tu mentor te darán la confianza para que avances a un ministerio más regular en el cuerpo de
Cristo. El primer lugar donde esto ocurre es en grupos pequeños en la iglesia. Las lecciones
(cognitivas y emocionales) que Dios te ha enseñado en el transcurso de este estudio han
mejorado, protegido y aplicado, en gran parte, a causa de las relaciones a través de las cuales
aprendiste. Lo mismo sucede con las lecciones siguientes (y todas las demás) que Dios tenga para
ti.

84
Por esta razón, si todavía no lo has hecho, es sabio que empieces a conectarte con un grupo
pequeño. Si necesitas ayuda para identificar cuál grupo pequeño sería adecuado para ti,
convérsalo con tu mentor o con el pastor de tu iglesia.

Aprende sobre rendición de cuentas y exhortación en una escala más amplia. Probablemente,
estudiar este material con otra persona, fue tu primera oportunidad de experimentar una
continua rendición de cuentas y exhortación dentro de un ambiente cristiano. La rendición de
cuentas no es sólo para las luchas que dominan tu vida. Es parte de cómo Dios define lo que es
saludable. Las personas menos saludables son las que no tienen relaciones donde pueden ser
honestas acerca de sus luchas, las que no buscan rendir cuentas, ni ser exhortadas.

Hasta ahora estabas en un grupo o en una relación de mentoría que se enfocaba primordialmente
en la ira. Quizá pasarás a un grupo pequeño en tu iglesia y te preguntas cómo será ahora esa
rendición de cuentas y exhortación. Los siete puntos que se encuentran a continuación tienen el
propósito de guiarte para que sepas el tipo de relaciones que buscas formar con tu grupo
pequeño.

1. Voluntaria – La rendición de cuentas no es algo que tienes, es algo que haces. Debes
exponerte para que puedas beneficiarte de la relación. Lo que se espera es que la
experiencia positiva que has tenido al estudiar este material te anime a seguir siendo
transparente y vulnerable.

2. En confianza – La(s) otra(s) persona(s) es(son) alguien en quien(es) confías, admiras la


integridad de su carácter y crees que tiene(n) buen criterio. Unirte a un grupo pequeño
lo más pronto posible, te permitirá desarrollar esta confianza o una relación de mentoría.

3. Mutua – Las relaciones que son de una sola vía no suelen durar mucho. En el grupo
pequeño oirás sobre las debilidades y luchas de otras personas, al mismo tiempo que
compartes las tuyas. Ayudarás a llevar sus cargas al mismo tiempo que ellos te ayudan a
llevar las tuyas (Gálatas 6:1-2).

4. Planificada – La rendición de cuentas que no es planificada tiende a extinguirse. Por este


motivo los grupos pequeños que se reúnen semanalmente son el lugar ideal para que se
lleve a cabo la rendición de cuentas. Todos saben cuándo será la reunión y tienen la
expectativa compartida de cómo empezarán las conversaciones en las que se rendirán
cuentas.

5. Relacional – Quieres que el crecimiento espiritual se convierta en un estilo de vida, no en


un evento. Esto significa que la rendición de cuentas es parte de tus conversaciones
cotidianas, no sólo como algo que haces en una reunión semanal. Eso implica que habrá
veces en que rindes cuentas sin siquiera darte cuenta.

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6. Completa – La rendición de cuentas que se enfoca exclusivamente en un tema tiende a
volverse repetitiva y se extingue. También tiende a reducir el «éxito» de confiar en Dios
en una sola área de la vida.

7. Alentadora – Con mucha frecuencia la expresión «rendición de cuentas» lleva la


connotación de «cacería de pecados». Cuando ese es el caso, se percibe como si la
rendición de cuentas sólo funcionara cuando es negativa. Sin embargo, una rendición de
cuentas que perdura celebra el crecimiento en el carácter con el mismo fervor con el que
trabaja en las fallas del carácter. Esto significa que nos hacemos preguntas unos a otros
acerca del desaliento y de nuestras tentaciones.

Arma un plan para un estudio en el futuro. Caminamos hacia adelante. Caemos hacia atrás. Por
algún tiempo has sido parte de un proceso intencional y estructurado. Si antes de salir de esa
estructura, no tienes un plan para profundizar continuamente en tu entendimiento de la Escritura
y aplicarla a las dificultades de la vida, tendrás un retroceso. Efesios 5:15-16 nos llama a la
intencionalidad porque reconoce que tiempo menos dirección es igual a deterioro, no a sanidad.
Este manual está lleno de estudios bíblicos devocionales. Si no has tomado el tiempo de leer los
pasajes y reflexionar en los pensamientos devocionales y preguntas que los acompañan,
considera usarlos como una guía para leer la Biblia diariamente. Ésta será una manera de reforzar
lo que has aprendido en este manual y fortalecer las bases bíblicas de lo que has aprendido.
El manual «Identidad y Confianza» que puedes encontrar en www.proyectocoramdeo.com (en
inglés: «Finding Your Identity, Security, and Confidence in Christ en bradhambrick.com/identity)
también es una excelente manera de continuar y fortalecer tu progreso.

Haz un plan formal de transición. Pon por escrito tu plan de transición. Enumera las prácticas
importantes que hayas iniciado en este estudio y que necesitas mantener. Escribe cuáles son las
posibles «banderas amarillas» de advertencia (no esperes llegar a las rojas) que necesitas tratar
con seriedad, si llegaran a aparecer.

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Conversaciones de ánimo para PERSEVERAR

Con cada paso, te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las haga
abiertamente y a confrontar cualquier contradicción entre tus palabras y tu
comportamiento.

● ¿Hay alguna mentira o distracción que estás empezando a creer o a aceptar?


● ¿Tu compañero de ánimo puede ver evidencia de que te estás adaptando bien a las
nuevas formas de tentación?
● ¿Tu plan de transición parece ser sabio y completo?

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Capítulo 9
«El cambio no sólo se trata de mí»
EJERCE MAYORDOMÍA en toda tu vida para la gloria de Dios.

«Dios me ha mostrado tanta gracia; gracia más grande que mi ira. Estoy aprendiendo lo que
significa vivir mi nueva identidad en Cristo. Eso me ha llevado a preguntarme cómo puedo ser un
conducto de la gracia de Dios hacia otros. Conforme he buscado a Dios, examinado mi vida y
consultado con otros creyentes, pienso que esto [describe] es lo que para mí significa ser un
mayordomo de la gracia de Dios.»

Memoriza: Santiago 3:16-18 (NBLA) «Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay
confusión y toda cosa mala. Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica,
amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía.
Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz». Al memorizar
este pasaje, reflexiona acerca de los siguientes puntos clave:

● «Sabiduría» – Sobreponerse a la ira se trata más sobre aplicar la sabiduría que del control
emocional.
● «Primeramente» – Sobreponerse a la ira es poder mantener el enfoque en asuntos de
primera importancia en medio de la crisis.
● «Semilla» – Ojalá puedas comenzar a ver hacia el futuro sin ningún sentimiento de pavor.
● «Se siembra en paz» – La ira se siembra en el estrés de la creencia de que todo depende
de ti.
● «Aquellos que hacen la paz» – Deja que el pensamiento de ser un hacedor de paz permee
tu identidad.

Notas de Enseñanza

Ejercer mayordomía en algo significa usarlo para la finalidad para la que Dios la creó. Es importante
recordar que en lo que estás ejerciendo mayordomía es tu vida, no solamente en la experiencia
de superar el pecado sexual. Pensar de otra manera, sería definirte una vez más, por tu lucha.

La ira te ha impedido utilizar tus dones, talentos o pasiones particulares para la gloria de Dios. La
ira ha afectado tu habilidad para cumplir un rol de vida (cónyuge, padre, empleado, miembro de
la iglesia, etc.) de la forma en que Dios lo tenía designado. En cuanto la ira se disipe, no omitas
entregarte totalmente a los roles en los que Dios te ha puesto.

El pecado es un parásito que vive de recursos robados (tiempo, energía, amor, etc.…) que estaban
destinados a otros propósitos. Mientras te deshaces de este vil intruso, esos recursos que una vez
complacieron al pecado, vuelven a estar disponibles para el diseño de Dios y para tu verdadero
gozo. Finalmente, la mayordomía es la cumbre donde el propósito, la adoración y el gozo se
encuentran.
88
A menos que estés convencido de esta verdad, regresarás a tu pecado como si éste fuera la buena
vida y encontrarás insatisfacción en servir a Dios con un sentido de deber. La mayordomía no es
la forma en que le pagas a Dios por tu pecado, sino la manera en que vives la plenitud de aquello
para lo cual fuiste creado.

Aplicación Personal

En el capítulo seis discutimos la diferencia entre alejarse de la vida pecaminosa y acercarse a la


vida que Dios desea para ti. El capítulo nueve está dedicado a correr hacia el diseño de Dios. Por
esta razón, tú escribirás la mayor parte de este capítulo. Es tu vida la que está entregándose en
mayordomía para la gloria de Dios.

La meta es que encuentres cosas a las que te puedes dedicar con mayor pasión que la que una vez
dedicaste a tu ira. Pero no sólo las cosas temporales, ligeramente más saludables, que
rápidamente pueden convertirse en deseos dominantes; y tampoco cosas a las que te entregas en
privado que fomentan el egoísmo y el exceso. Más bien, las cosas eternamente significativas a
través de las cuales te entregas en una comunidad de fe para resistir, moderar tus deseos y
excesos, y convertirte en un ejemplo para otros.

Lee Lucas 11:24-26. Ésta es una terrible advertencia acerca de quitar el pecado sin reemplazarlo
con el propósito de Dios para tu vida. Cuando reemplazas el pecado con una vida saludable, pero
ignorando a Dios (nótese la contradicción) te vuelves muy orgulloso, y te pones a la defensiva
cuando se trata de cambios futuros. Tus ídolos (motivos/detonantes del paso tres) se vuelven
temporalmente funcionales, por lo tanto, tu conciencia, que suele advertirte acerca de las
consecuencias de tus actos, es silenciada. Entonces, cuando tus ídolos dejan de satisfacerte y
desorganizan tu día a día, es menos probable que regreses a Dios, a la Biblia y al evangelio porque
«la primera vez realmente no funcionaron». Buscas una solución más profunda y significativa, pero
«tu estado final resulta peor que el primero (v.26)».

Lee Efesios 2:8-10. En este estudio hemos viajado a través del evangelio (v. 8-9) hasta las buenas
obras (v.10). Los nueve pasos son solamente el evangelio en cámara lenta. No es que ahora
abandones el evangelio para hacer buenas obras, sino que cultivas el fruto del evangelio. Pablo
decía que hay buenas obras que Dios ha preparado para cada creyente y que éstas deben definir
su vida diaria (andar en ellas, v.10). Esto debería darte esperanza para las preguntas que se te

89
harán en este capítulo. Tienes la confianza que viene de las promesas de la Escritura: Dios tiene
un diseño para tu vida y quiere que sepas cuál es.

Mientras lees y respondes estas nueve preguntas, recuerda la paciencia y el tiempo de Dios. Habrá
algunos aspectos del diseño de Dios con los que podrás comprometerte de inmediato. Pero
también habrá maneras en que quieras servir a Dios que requerirán más madurez o capacitación
antes de estar listo para llevarlas a cabo. Lo principal es empezar a tener una visión para la vida
que involucre ser un siervo de Dios, activo y comprometido con la visión para la cual sí estás
capacitado en este momento.

1. ¿Estoy dispuesto a comprometer mi vida con lo que sea que Dios me pida? Si tu respuesta es
«no», no puedes continuar, ya que perjudicará las respuestas que das a las preguntas
subsecuentes. No te pierdas en la culpa o finjas que tu respuesta es «sí» (ambas respuestas te
llevarán de regreso a la ira). En vez de eso, identifica los obstáculos. ¿Cuál es el costo que no estás
dispuesto a pagar? Puede ser que este tema se convierta en un elemento clave para tu plan de
estudio a futuro (paso ocho).

¿Hay algunas cosas específicas que creas que Dios te está pidiendo? Asegúrate de registrar tus
pensamientos en esta pregunta antes de reflexionar en las preguntas siguientes.

2. ¿He descuidado roles en los que Dios me ha puesto? La primera parte de ser un buen
mayordomo de tu propia vida es realizar tu rol primario con excelencia. Cuando Pablo dice en
Efesios 5:17 que debemos entender cuál es la voluntad del Señor, continúa describiendo el diseño
de Dios sobre los principales roles de vida (cónyuge, padre, hijo y trabajador en 5:22-6:9).

3. ¿Cuáles son mis dones espirituales? La mayordomía de tu vida para la gloria de Dios involucra
el uso de los dones espirituales que Dios te ha dado. Dones espirituales dados por Dios que
coincidan con el llamado que Él ha puesto en la vida individual de cada uno. Lee Romanos 12:1-8
y 1 Corintios 12:1-30. Si necesitas más ayuda discerniendo esto, habla con un pastor para hacer
un inventario de dones espirituales.

4. ¿Por qué grupo de personas (edad, problema, carrera, etnia, etc.) tengo carga? Desde el pacto
más antiguo de Dios con Su pueblo, Su intención era bendecirte para que pudieras bendecir a
otros (Génesis 12:2). Invertir tu vida en aquellos por los que tienes carga, te permite tener otra
mentalidad y encontrar alegría en eso.

5. ¿Qué es lo que me apasiona? En este punto de la evaluación de mayordomía, puedes ver el


Salmo 37:3-8 cumplirse en tu vida. Hay un nivel de vulnerabilidad involucrado en ser apasionado
otra vez, pero permítete expresar fe en Dios a través de esta vulnerabilidad y busca la vida que Él
tiene para ti.

6. ¿Con qué habilidades o talentos me ha bendecido Dios? Estos no tienen que ser dones
espirituales. Lee la increíble descripción de habilidades que Dios le dio a Bezalel y cómo usó esas

90
habilidades para servir a Dios (Éxodo 3:1-11). Piensa qué habilidades y experiencias has acumulado
en tu vida.

7. ¿Cuáles son mis experiencias de vida únicas? Debes enlistar tanto tus experiencias placenteras
como las que no lo son. A veces puedes ser tentado a pensar que Dios solamente puede usar las
experiencias buenas o espirituales de tu vida. Dios se alegra de usar tus éxitos (Mateo 5:16), pero
también se deleita en desplegar Su gracia transformando tus debilidades para Su gloria (2 Corintios
1:3-5).

8. ¿En qué punto se encuentran mis talentos y pasiones con las necesidades de mi iglesia y de mi
comunidad? Debes buscar que la mayordomía de tu vida esté en cooperación con tu iglesia local.
El camino por el cual Dios bendice y hace madurar a aquellos que le sirven es a través del Cuerpo
de Cristo, la iglesia. Al identificar dónde tus dones, cargas, pasiones y habilidades se ajustan con o
expanden los ministerios de tu iglesia, estás maximizando el impacto de servicio que puedes tener
en aquellos que buscas bendecir y te estás protegiendo del desánimo que viene con el aislamiento.

9. ¿Cómo quiere Dios que reúna estas cosas para glorificarlo? Ésta no es una pregunta más, es una
pregunta que resume las demás. Vuelve a ver lo que ya has escrito. Habla sobre esto con amigos
cristianos, familia, tu mentor o pastor. Dedica un tiempo de oración para pedirle a Dios que te dé
dirección. Luego comienza a servir de manera que seas mayordomo de tu vida para la gloria de
Dios.

«Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios…»
Mateo 5:9

Conversaciones de ánimo para EJERCER MAYORDOMÍA

Con cada paso, te haremos algunas preguntas. Invita a alguien más a que te las haga
abiertamente y a confrontar cualquier contradicción entre tus palabras y tu
comportamiento.

● ¿Hay cambios necesarios que has omitido que te están impidiendo avanzar en este
capítulo?
● ¿Deberías pedir algún consejo o buscar consejería antes de terminar con este capítulo?

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Apéndice A
La trampa del perdón
El perdón nunca es algo simple, pues siempre involucra pecado y pecadores. Lo que es peor,
siempre involucra un pecador que ha pecado contra otro pecador.

Usualmente en la fase pospecado y preconfesión del proceso hay una clara definición de roles.
Una persona es la ofensora. La otra persona es la ofendida. Reconozco que todos somos
pecadores, pero para que el arrepentimiento y el perdón sucedan, estos roles deben establecerse
aun si son alternados.

Durante la fase pospecado y preconfesión del proceso hay alguna tardanza cuando la parte
ofensora trata de decidir si va a arrepentirse. Ellos harán un recuento de los eventos en busca de
una manera de justificar sus actos. Tal vez analizan si sus acciones fueron suficientemente
equivocadas para garantizar una disculpa. Pero para caer en «la trampa del perdón», la parte
ofensora debe venir en arrepentimiento a la parte ofendida.

Eventualmente ellos vienen a la persona que ofendieron y dicen: «Me equivoqué al hacer esto,
¿me perdonas?». La trampa ha sido expuesta, pero espera, tal vez estás pensando: ¿qué hay de
malo con eso? Nada. Eso es exactamente lo que debe suceder. No estoy diciendo que la trampa
sea manipuladora o intencional.

Entonces, ¿cuál es la trampa? Se trata de una reversión inmediata de los roles en que la persona
ofendida no responde prontamente con perdón absoluto, los roles de santo y pecador fueron
revertidos. Los sombreros negro y blanco cambian de cabeza. A menudo, una duda al perdonar es
percibida (o declarada) como un mayor pecado que la ofensa original y la persona ofendida no
cuenta con el mismo tiempo para perdonar que la persona ofensora tuvo para arrepentirse.

No digo que esto es lo que debería pasar, pero muchas veces es lo que sucede. A veces, puede ser
una inocente aplicación incorrecta de la enseñanza bíblica del perdón. Otras veces, es una forma
manipuladora de venganza para el arrepentido.

No estoy diciendo que el perdón sea opcional. Aun si la persona ofensora no se arrepiente, el
perdón es obligatorio como una expresión auténtica de tu aprecio del perdón de Cristo para ti
(Efesios 4:32).

Sin embargo, muy a menudo «la trampa» asume que esto debe hacerse inmediatamente y que al
perdonar debe restaurarse la plena confianza. Debes recordar que mientras Dios puede mandar
que perdones, la persona ofensora no puede. Esta persona pide perdón, reconociendo que esto
es un acto de gracia. El exigir perdón y utilizar la Escritura para generar presión a perdonar es señal
de que la persona arrepentida no comprende lo que está pidiendo.
Como guía general, yo recomiendo a una persona arrepentida que espere al menos la misma
cantidad de tiempo que tomó para arrepentirse antes de mencionar a la persona ofendida su
92
obligación para perdonar. En el caso de ofensas traumáticas o traiciones dolorosas puede ser sabio
esperar más tiempo. Si no, se puede caer en la trampa de decir: «ahora soy el bueno y tú eres el
malo…. Dios está de mi lado».

También, debe notarse que la restauración de la confianza y el perdón son dos cosas distintas,
pero relacionadas. Una puede ser «cancelar una deuda» sin buscar «otorgar más crédito». Atacar
a alguien con su propia culpa es señal de falta de perdón, sin embargo, no lo es esperar para
exponerse potencialmente nuevamente a ser ofendido. Si estas dos cosas se tratan como si fueran
iguales, se creará otra «trampa de perdón».

93
Apéndice B
LECTURAS RECOMENDADAS

Uprooting Anger (traducido como «Desarraigando la ira» por el equipo de traducción, pero
disponible sólo en inglés) por Robert Jones: Este libro proporciona una excelente teología práctica
sobre la ira. Se han tomado muchas citas del Dr. Jones en este estudio. Si tu lucha con la ira es
persistente, éste sería un buen recurso para leer.

How to be Good and Angry, CD (traducido como «Bueno y enojado» por el equipo de traducción,
pero disponible sólo en inglés) por Paul Tripp: Ésta es una grabación de un seminario sobre la ira
enseñado por Paul Tripp. También proporciona una excelente teología práctica de la ira. La
presentación dura dos horas. Es un buen recurso para mantenerlo en tu auto y revisar
regularmente.

Paz en la familia por Ken Sande & Tom Raabe: Este libro se centra en la solución de conflictos. Si
tu autocontrol es más fuerte que tu capacidad para resolver conflictos, este sería un buen recurso
para ti.

Guerra de Palabras por Paul Tripp: En este libro Paul Tripp proporciona una visión bíblica de la
teoría y la práctica de la comunicación. Aplica los principios de este seminario al tema más amplio
de la comunicación.

Angry Children (traducido como «Hijos enojados» por el equipo de traducción, pero disponible
sólo en inglés) por Michael Emlet: Si tus hijos tienen problemas con la ira, entonces este breve
recurso te proporcionará la orientación para aplicar estos materiales a nivel de un adolescente.

Get Outta My Face! (traducido como «¡Quítate de mi vista!» por el equipo de traducción, pero
disponible sólo en inglés) por Rick Horne: Si tu hijo adolescente tiene problemas con la ira o la
falta de motivación, Rick Horne hace un excelente trabajo al hablar con los padres sobre cómo
comunicar los principios de este seminario a sus adolescentes.

Escoja perdonar por Nancy Leigh DeMoss: Para muchos que luchan con la ira, el perdón es algo
que necesitan aprender. Si tu lucha con la ira se debe a la amargura o a las heridas pasadas, éste
sería un buen recurso de seguimiento.

Cómo cambia la gente por Paul Tripp: El cambio es duro; enojado o no. Si quieres una mejor
comprensión de cómo Dios transforma la vida de Su pueblo, éste es el libro para leer.

Relationships: A Mess Worth Making (traducido como «Relaciones: un desastre que vale la pena»
por el equipo de traducción, pero disponible sólo en inglés) por Paul Tripp: La ira se expresa con

94
mayor frecuencia en las relaciones. Si las relaciones son confusas para ti y esto contribuye a tu ira,
entonces éste es el libro que debes leer.

Cuando la gente es grande y Dios es pequeño por Ed Welch: La inseguridad puede ser un
detonante importante para la ira y para estar a la defensiva. Si luchas con la inseguridad, entonces
ésta es una lectura obligada.

Running scared (traducido como «Corriendo asustado» por el equipo de traducción, pero
disponible sólo en inglés) por Ed Welch: El miedo es otro detonante de la ira. Si surgieron con
frecuencia temas sobre el miedo en el transcurso de este estudio, entonces este libro te dará buen
seguimiento.

La disciplina de la gracia por Jerry Bridges: Si luchaste con el pensamiento «debería hacerlo
mejor» (como si todo lo que se necesitara es más fuerza de voluntad) a lo largo de este estudio,
entonces la obra de Bridges es un libro importante para leer.

Cuando no deseo a Dios por John Piper: Si luchaste para amar a Dios tal como lo expuso este
estudio, entonces el libro de John Piper hace un buen trabajo al examinar qué hacer cuando tu
corazón no está satisfecho en/con Dios.

Marriage Matters (traducido como «El matrimonio importa» por el equipo de traducción, pero
disponible sólo en inglés) por Winston Smith: Si tu ira aparece más en tu hogar, entonces el libro
práctico que escribió Winston Smith te ayudará a conocer cómo Dios tiene la intención de usar tu
matrimonio para dar forma a tu carácter.

¿Qué estabas esperando? por Paul Tripp: Uno de los eufemismos en los deseos de gobernar son
las expectativas. Paul Tripp analiza el tipo de compromisos que crean un matrimonio saludable y
cómo evitar que esos compromisos se conviertan en un campo de batalla.

Step by Step: Divine Guidance for Ordinary Christians (traducido como «Paso a paso: guía divina
para cristianos ordinarios» por el equipo de traducción, pero disponible sólo en inglés) por James
Petty: La incertidumbre sobre cómo tomar decisiones o conocer la voluntad de Dios puede ser
un punto de división y de ira. Petty proporciona un proceso muy legible y práctico para pensar a
través de la toma de decisiones.

El enemigo que llevamos dentro por Kris Lungaard. Detrás de toda ira pecaminosa está tu propio
corazón. Lungaard ha actualizado un trabajo clásico sobre la conquista del pecado de John Owen
en una breve y legible obra moderna.

The Emotionally Destructive Relationship (traducido como «La relación emocionalmente


destructiva» por el equipo de traducción, pero disponible sólo en inglés) por Leslie Vernick. Existe
el otro lado de la ira; ser el receptor. Vernick hace un excelente trabajo discutiendo cómo ver,
parar y sobrevivir a una relación destructiva.

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Apéndice C
Consejos para padres y devocionales familiares
Escrito por Caroline Von Helm, M.A. y Brad Hambrick, Th.M.

Cosas que los padres deben recordar


Todos queremos que nuestros hijos hagan lo que decimos más que lo que hacemos. Esto es
especialmente cierto cuando se trata de expresar ira. Como has aprendido en este manual, la ira
es una emoción que revela que está ocurriendo un deseo dominante o un problema del corazón.
Esto es tan cierto para tus hijos como para ti como padre.

Sin embargo, los hijos, dependiendo de su edad, no necesariamente pueden ser conscientes del
deseo dominante, pero tú puedes ayudar enseñándoles a identificar esos deseos en sí mismos.
Esto es una gran parte de lo que significa discipular a tus hijos; no se trata de poner la Palabra en
el mundo de tus hijos sino también de ayudarlos a poner su mundo en palabras (que emanen de
un fundamento bíblico y dependencia del evangelio). A medida que le enseñas a tus hijos lo que
has aprendido sobre la ira, considera estos ocho puntos clave y tenlos en cuenta.

1. Ama a tus hijos incondicionalmente. Puede parecer innecesario decir esto, pero es algo
que debes tener muy en cuenta cuando se habla de la ira en los niños y de cómo ayudarlos
con eso. La mayoría del tiempo los niños actúan mal; su comportamiento puede
provocarnos ira, pero recuerda que los niños rara vez verbalizan sus pensamientos y
sentimientos antes de actuar.
Verbalizar antes de actuar (que implica autoconciencia, humildad y confianza), es una
habilidad que deben aprender y es la pieza clave en su discipulado (el cultivo de la paciencia
y el autocontrol, Gálatas 5:22-23). Algunas recomendaciones prácticas sobre cómo
expresar amor incondicional son: establecer contacto visual con ellos cuando hablen,
brindar afecto físico y verbal con frecuencia y de forma apropiada, y planificar tiempo de
calidad para pasar con ellos.

2. Recuerda dónde están tus hijos en relación con las etapas del desarrollo. Aprende a hablar
apropiadamente con tus hijos acorde a su edad. Esto implica las palabras que dirás, la
duración de las conversaciones instructivas y la cantidad de interacción (los monólogos
casi siempre son ineficaces). El desarrollo, desglosado fácilmente, se puede clasificar en
tres categorías: desde el nacimiento hasta los cinco años, seis a 12 años y 13 en adelante.

o Los primeros objetivos desde el nacimiento hasta los cinco años son seguridad y
protección, sentirse parte de la familia y crear identidad. Sin seguridad y protección, la ira
tiene sentido como un medio necesario de autoprotección. ¿Tu hogar sienta las bases para
expresar la ira de manera sana?

96
o De seis a 12 años la atención se centra en el desarrollo del carácter. Durante esta edad,
los niños forman deseos tanto buenos como malos. Los padres deben observar a sus hijos
y enseñarles cuáles son esos deseos y cómo ponerlos bajo la autoridad de Cristo.
o Normalmente, después de la edad de 12 años, el niño pasa a internalizar las cosas para sí
mismo. A esta edad, queremos ver niños que comiencen a tomar decisiones y a manejar
las consecuencias gradualmente y por sí mismos. El principio de internalización de valores
comienza a tomar forma y es importante estar consciente de dónde vienen esos valores.

3. No hagas la ira de tu hijo tan complicada como tu propia ira. Identificar los deseos
dominantes de tus hijos puede ser más fácil que identificar los tuyos. Comienza con los
deseos de seguridad, control y aceptación. La mayoría del tiempo estas tres cosas son lo
que más anhelan tus hijos. Ellos no han desarrollado los complicados mecanismos que tú
tienes para expresar la ira.

4. No disciplines con ira. De nuevo, esto puede sonar lógico, pero algunos padres ven una
acción en sus hijos que no les gusta y eligen reaccionar. En lugar de eso, deberías hacer
una pausa para calmarte, identificar el deseo que motiva el comportamiento de tus hijos
(y su propia respuesta de ira) y trabajar en el plan. Haz una prioridad detenerte y pensar
en los hábitos de disciplina. Toma decisiones de antemano (tanto como puedas), sobre
cómo manejar los comportamientos y cómo abordarás los problemas del corazón. No
puedes esperar que tus hijos manejen su ira con más madurez que la de los adultos que
Dios ha puesto para protegerlos, instruirlos y ser ejemplo.

5. Modela el arrepentimiento y el perdón. Habrá momentos en los que sea apropiado


pedirles perdón a tus hijos, así cómo responder a su solicitud de perdón. Parece antinatural
humillarse ante un niño, pero puede servir como recordatorio del evangelio y la humildad
que Cristo demostró a través de la encarnación y crucifixión.

6. Felicita a tus hijos por manejar sus sentimientos de manera apropiada. Reconocer la
madurez y el progreso de tus hijos perpetúa su crecimiento continuo. La madurez no
significa perfección; es sabio y bueno afirmar sus progresos incluso si aún hay áreas por
mejorar. Si tú solo reconoces los momentos cuando ellos fallan, resultará desalentador y
el enfoque se volverá negativo.

7. Ora por la salvación de tus hijos. Es fácil olvidar que tanto como tú necesitas del evangelio
y de la ayuda de Dios para vencer la ira, tu hijo necesita la ayuda de Cristo. Es fácil asumir
que la batalla de un niño con el pecado es fácil porque es joven. Si tus hijos no han aceptado
la salvación, entonces la verdadera ayuda y la sanidad no se llevará a cabo fuera de ella.
Esto no significa que dejarás de ser padre hasta que ellos lo hagan, sólo que continuarás

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hablando verdad, modelando el buen comportamiento, disciplinado de una manera que
equilibre la gracia y la verdad y orando porque sus ojos sean abiertos.

8. Nunca dejes de enseñar, modelar y proclamar el evangelio a tu familia. Es tu única


esperanza y fuente de poder. Entre más reconozcas tu dependencia de Cristo y la
necesidad por Su salvación, más lo harán tus hijos. Si vives una vida centrada en el
evangelio, tus hijos estarán animados a hacerlo también.

Devocionales familiares y consejos para padres

Capítulo Uno
Aprende a ADMITIR que tu ira es ira y que es tuya

Devocional para Proverbios 19:9. Pídeles a tus hijos que piensen en cosas que los hagan enojar. Si
les resulta difícil, piensa en las cosas por las que has visto a tus hijos enojarse y menciónalo (no
poder salir, no poder jugar videojuegos, un hermano tomando algo que es de ellos, el horario de
los padres arruinando su agenda, ser excluidos por amigos, eventos deportivos…) Ayuda a tus hijos
a identificar las maneras en las que responden cuando esas cosas suceden (hacer pucheros, gritar,
quejarse, tirar juguetes, alejarse, etc.)

Ayuda a tus hijos a identificar maneras eficaces de expresar sentimientos que sí son apropiados.
Cuando tus hijos comiencen a hacer pucheros, gritar o quejarse, detenlos en medio de esas
acciones y diles con calma: puedo ver tu enojo en este momento, ¿por qué estás enojado? Trata
de que expresen verbalmente lo que sienten. Si no pueden, ofrece sugerencias. Enséñales a decir:
estoy enojado porque no puedo ir a la casa de mis amigos, o estoy enojado porque ya no puedo
jugar. Tal vez está asustado o preocupado por algo. En este punto, exprésale que esas cosas
pueden ser decepcionantes, atemorizantes o preocupantes, pero que la próxima vez que suceda
algo así, te gustaría que pudiera expresarlo diciendo: papá/mamá realmente quiero seguir
jugando, pero sé que me dijeron que no puedo. Eso me hace enojar. Si tu hijo puede hacer esto,
estará en camino de poder manejar su enojo de manera apropiada.

Si tus hijos están tan enojados que no pueden calmarse, entonces sal a caminar con ellos o realicen
alguna otra actividad física para sacar el exceso de energía, si ellos no quieren hacer algo físico,
entonces dales la oportunidad de calmarse en su propio tiempo y en su habitación a solas o
sentados leyendo. Una vez que se hayan calmado hasta el punto de poder tener una conversación,
explícales que fue lo que los llevó a la ira, su deseo dominante, cómo te gustaría verlos manejar
las cosas, etc.

Ésta es una oportunidad de señalar no sólo los momentos en los que ves a tus hijos airarse, sino
también los momentos en los que pudieron haber reaccionado con ira, pero no lo hicieron o se
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enojaron, pero expresaron su ira con templanza. También puede ser apropiado que compartas tu
propia lucha con la ira, las cosas por las que te enojas y las formas en las que manejas tu ira.
Explícale Proverbios 19:9 a tu familia.

Devocional de Santiago 1:19-21. Consigue un paquete de naipes. En el primer intento por construir
un castillo, diles a los niños que vas a hacer una competencia para ver quién construye más rápido
una casa de tres pisos. Déjalos precipitarse y que fallen algunas veces. Lee el pasaje clave y
explícales que su ira suele ser como esta actividad: la ira acelera las cosas y no nos permite tener
buenos resultados, sólo cuando confiamos en Dios y en las personas que Él ha puesto como
autoridad, veremos que se cumplen las cosas buenas que Él desea para nuestras vidas. Hagan un
segundo intento por construir el castillo de naipes, esta vez enfatizando la paciencia y la confianza.
Toma una foto del castillo, pégala en el refrigerador y pon debajo estos versículos. Para obtener
más ideas para ilustrar este tema de la ira, consulta la publicación del blog Anger is a Rushed
Emotion (traducido como «La ira es una emoción apresurada») en bradhambrick.com (disponible
sólo en inglés)

Capítulo dos
RECONOCE humildemente el alcance y el impacto de tu problema de ira

Devocional para Lucas 6:43-45. Dales a tus hijos una imagen de la enseñanza clave de este pasaje.
Toma un vaso de agua y agítalo. Cuando el agua se salga, pregunta: ¿por qué se salió el agua del
vaso? Lo más probable es que respondan: porque lo agitaste. Diles que no con amabilidad y repite
la pregunta enfatizando la palabra agua. Después de un par de intentos, diles: salió agua del vaso
porque había agua en el vaso. Si fuera un vaso de leche y lo agitara, saldría leche.
Nuestros corazones son como ese vaso. Cuando la vida nos sacude, se revela el contenido de
nuestro corazón; no podemos culpar a nuestras acciones pecaminosas de las cosas que suceden
fuera de nosotros. Tú no puedes culpar a tu hermano por tomar tu juguete y que ese haya sido el
motivo por el que lo golpeaste, más de lo que yo debería culpar a tu desobediencia como el motivo
por el cual te grito. En esas situaciones tú querías disfrutar el juguete más de lo que amas a tu
hermano y yo dejé que mi deseo de una noche tranquila anulara mi responsabilidad de honrarte.
Usa esta conversación como otra oportunidad para presentarle el evangelio a tus hijos. Cristo
viene a cambiar corazones; Él quiere mantener sus corazones y mentes sanos. Sólo Jesús puede
cambiar sus corazones. Habla sobre cómo todavía necesitas del evangelio incluso como padre
cristiano.

Estudio de seguimiento: Biblia para niños, historias de Jesús por Sally Lloyd-Jones – «Dios envía
ayuda» comenzando en la p. 326

Capítulo tres
ENTIENDE el origen, motivo e historia de tu ira

Reflexión sobre la crianza: Repasa las últimas páginas del capítulo tres de este manual (la ira es
aprendida y el registro de la ira) y reflexiona sobre la vida de tus hijos, considera su personalidad,

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temperamento, historia familiar y situación de vida actual. Al evaluar dónde están tus hijos en cada
área, tú tendrás una mejor comprensión de cómo ayudarlos.

Parte de tu rol como padre, se refleja en Proverbios 20:5, «Como aguas profundas es el propósito
en el corazón del hombre, pero el hombre de entendimiento logrará extraerlo» (RVA 2015). En el
mundo de tus hijos, eres una persona de entendimiento; es tu responsabilidad ayudarlos a
comprender sus deseos dominantes y las influencias que contribuyen a esos deseos. Consejo de
padres: Cuando tus hijos disfruten de algo nuevo o hagan un nuevo amigo, pregúntales: ¿qué hizo
que eso fuera divertido para ti? Ayúdalos a poner en palabras los deseos que los dirigen durante
los buenos momentos y celébralos cuando se expresen de manera sana para que el deseo no se
convierta en una palabra o un concepto de culpa en tu casa.

Capítulo cuatro
Reconoce tu necesidad de ARREPENTIRTE ante Dios por tu ira

Es importante enseñarles lo que significa el arrepentimiento, ya sea que tu hijo haya reconocido
su necesidad de arrepentirse y abrazar a Cristo como su Salvador o no. No puedes hacer que tus
hijos se arrepientan (definitivamente por la salvación o temporalmente por cierto pecado) más de
lo que alguien podría convencerte.

Arrepentimiento significa cambiar de dirección; reconocer el señorío de Dios (comprometerse a


seguir el camino de Dios) es fundamental en el arrepentimiento, ¿cómo ve esto un niño? Recuerda
que los niños hacen lo que observan y aprenden por medio de lo que ven, entonces poner de
ejemplo que el arrepentimiento es regresar al señorío de Dios y no dejar que la ira gobierne, puede
ser una mejor forma de ayudar a tus hijos a entender esto.

A los niños más pequeños les es más fácil comprender el señorío que a los más grandes porque
gran parte de sus vidas se llevan a cabo bajo alguna autoridad, entonces no les sorprende que Dios
quiera ser su Señor. La explicación de por qué Él merece ser Señor es fundamental.

Esto nos lleva de vuelta al evangelio: Dios los creó, los conoce mejor que nadie y los ama con más
pasión que nadie. Es muy importante enseñarles a tus hijos que el deseo de Dios por el señorío es
por amor a ellos, no una necesidad que Él está tratando de satisfacer para sí mismo. De igual
manera es importante que las expectativas que tienes de tus hijos se basen en tu amor por ellos,
y no en tratar de satisfacer alguna necesidad en ti mismo.

Devocional de Hechos 3:19-20. Muéstrales a tus hijos una cicatriz que tengas o una herida
infectada (también puedes usar internet o un libro de primeros auxilios), explícales que cuando no
se limpia una herida de manera adecuada, el resultado es una cicatriz o una infección. Luego lee
Hechos 3:19-20 y explícales que el arrepentimiento no es una forma de castigo; Jesús ya ha
recibido nuestro castigo, por eso es que llegamos a arrepentirnos: el arrepentimiento es la manera
en la que Dios limpia la herida del pecado para que no deje una cicatriz en el carácter. Cuando
comprendes correctamente lo que es el arrepentimiento (aunque pueda doler un poco), éste se
convierte en un momento de alivio en lugar de un momento de temor.

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Evaluación para padres: Cuando tus hijos se arrepienten contigo, ¿qué tan bien reflejas la
respuesta de Dios ante su arrepentimiento? Si vas a vencer la ira (o algún otro pecado) el
arrepentimiento debe estar relacionado con la restauración relacional o estarás evitándolo y «la
infección» empeorará.

Estudio de seguimiento: Biblia para niños, historias de Jesús por Sally Lloyd-Jones – «Una nueva
manera de ver» p.334, cuenta la historia de Saúl y muestra el arrepentimiento dramático que él
tuvo.

Capítulo cinco
Acepta la necesidad de CONFESAR el daño causado a los afectados

La confesión es algo muy difícil para la mayoría de las personas. Como señala el capítulo cinco, la
ira es completamente lo opuesto a la confesión y contrastante a lo que se está tratando de lograr
en primer lugar; la ira quiere su propio camino, mientras que la confesión consiste en someterse
al camino de Cristo. Los pasos descritos en el capítulo cinco de Paz en la familia deberían ser
enseñados y puestos como ejemplo a los niños. Cuando tu hijo haya lastimado a alguien con su
ira, guíalo a través de estos pasos:

1. Enseña a tus hijos a dirigirse a los involucrados. Si perdió el control en un evento deportivo,
entonces a todo el equipo. Si fue en la escuela, a los maestros o compañeros afectados, si
fue en la casa, a todos los miembros de la familia involucrados. Recuerda que tú también
debes estar dispuesto a poner el ejemplo en esto.

2. Enseña a tus hijos las palabras de arrepentimiento. Siéntate con ellos y planeen lo que
deberían decir, enséñales cómo reconocer su ira y ayúdalos a reconocer que fue a Dios a
quién lastimaron primero y luego a la otra persona.

3. Enseña a tus hijos a nombrar, en específico, lo que hicieron. En este punto del proceso, tu
manera de hablar debería ser instruyendo y no corrigiendo, de lo contrario, estarías
haciéndolos sentir avergonzados en lugar de ayudarlos a crecer en piedad.

4. Enseña a tus hijos a pedir perdón. Una buena pregunta para hacerles a tus hijos es: ¿cómo
crees que (nombre de la persona ofendida) se sintió cuando (nombra su acción)? La
mayoría de las veces, cuando se le pregunta esto a los niños, se ponen a la defensiva; no
te pongas igual, di con calma: estoy tratando de ayudarte a ver desde la perspectiva de las
otras personas. Es necesario enseñar la empatía a los niños para ayudarlos a desarrollar
carácter y, a su vez, es un punto clave para lograr una disculpa genuina.

5. Enseña a tus hijos cómo aceptar las consecuencias. Éste puede ser el momento apropiado
para que reveles las veces que tuviste que aceptar las consecuencias, aquellas que fueron
muy difíciles de soportar. No tengas miedo de que tus hijos sientan la culpa pertinente
(que es diferente a vergüenza) ni las emociones que envuelven su comportamiento. No los

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rescates de sentirse mal; muéstrales cómo arrepentirse (revertir sus acciones), para que
no vuelvan a sentirse así.

6. Enseña a tus hijos cómo podrían haber manejado sus acciones de manera diferente. Si
siempre les decimos a nuestros hijos: no, no hagas eso, detente, etc. ¿cómo van a saber lo
que es conveniente? Cuando les digas que no hagan algo, también tómate el tiempo de
explicarles de qué manera sí es aceptable hacerlo.

7. Pide perdón y dales tiempo. Cuando los niños se confiesan con otros niños, notarás que no
les toma mucho tiempo; los niños pueden ser realmente nobles y prontos en reconciliarse
con otros, en cambio a los adultos les puede tomar más tiempo. Sé pronto para restaurar
la relación con tus hijos cuando ellos necesiten tu perdón, esto no significa que las
consecuencias se eliminen, pero sí significa que tú, como padre, puedes enfrentar las
consecuencias junto con ellos y animarlos a superarlas.

Es importante enseñarles este proceso, el cual implica más tiempo que sólo decirles: ve y
discúlpate con tu hermana y que digan «lo siento». Estás tratando de inculcar una forma de pensar
sobre sus acciones y cómo éstas infringen el deseo de Dios para ellos y los demás.

Devocional de Mateo 7:1-5: Consigue tres anteojos; toma uno de ellos y cúbreles los lentes
completamente para que nadie pueda ver a través de ellos. Los siguientes anteojos pueden ser
con aumento o lentes de sol, la finalidad es que se pueda ver con dificultad a través de ellos. Luego,
haz que tus hijos se pongan cada par y pídeles que intenten quitarle el tercer par a alguien más,
después de que hayan intentado hacerlo con los anteojos con los que no se ve, pídeles que ahora
lo hagan sin nada en los ojos. Este es un ejemplo de cómo la confesión nos libera para ver las cosas
como deberían de ser; no sólo ver el pecado en la vida de otra persona sino también ver desde la
propia perspectiva, puesto que cuando tenemos ira es difícil ser empático.

Capítulo 6
REESTRUCTURA TU VIDA al confiar en el evangelio y así tengas un cambio de corazón que se
expresa en acciones

La paternidad dura toda la vida; se verá distinta en diferentes edades, pero esto no significa que
vas a dejar de ser padre. Si practicas en ti mismo los capítulos del seis al nueve, en consecuencia,
se desarrollarán en tu familia también; esto permitirá que tu familia se una a tu plan y todos
saldrán beneficiados. Dios nunca termina de trabajar en tu carácter, el proceso de santificación
nunca se completará desde este mundo terrenal por lo tanto los capítulos del seis al nueve guían
a los padres a orar, ante todo, por la salvación de sus hijos. Una vez que tus hijos sean salvos,
regocíjate de que Dios haya confiado en ti para participar en su proceso de santificación.

Devocional de Efesios 4:29-32: Consigue algunos materiales de construcción para niños (legos,
juguetes, etc.). Haz una lista de las cosas buenas y malas que se hayan dicho uno al otro en familia
la semana pasada, enseguida, toma algunos minutos para construir una casa con los juguetes.
Luego, mientras lees la lista de frases, pídeles que agreguen o quiten piezas a la casa, según si las

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palabras la edificaron o la derribaron. Después dedica un tiempo para jugar con los niños; hagan
la casa más grande mientras hablas sobre el tipo de cosas que la familia debería edificar con más
frecuencia. Puedes dejar el producto final en exhibición durante un rato, y cuando el hermano
pequeño lo destruya, puedes aprovechar para tener otro tiempo de enseñanza y reflexión acerca
de todo lo que se ha aprendido hasta ese momento.

Estudio de seguimiento. Tale of the Poisonous Yuck Bugs: Based on Proverbs 12:18 (traducido
como «Historia de las chinches venenosas: Basado en Proverbios 12:18» por el equipo de
traducción, pero disponible sólo en inglés) donde Aaron Reynolds hace un excelente trabajo
ilustrando el punto de Efesios 4:29 en un libro divertido al estilo Dr. Seuss.

Capítulo siete
Obtén la flexibilidad y la humildad necesarias para IMPLEMENTAR tu plan

Devocional de Lucas 6:27-31. Este devocional puede ser bueno antes de la cena: reúne todos los
ingredientes para hacer un sándwich, pregúntales a tus hijos: ¿cuándo preparamos la comida? La
respuesta que estás esperando es: cuando tenemos hambre. Si tus hijos tienen la edad suficiente
para comprender, puedes hacerles una broma sobre cuánto gastas cuando vas a la tienda con
hambre.

Así como la comida es más relevante cuando tienes hambre, el autocontrol es más relevante
cuando tienes un enemigo y la paciencia es más relevante cuando algo es irritante, es por eso que
Jesús te ordena amar a tus enemigos (cuando estás enojado todo parece un enemigo) y, por lo
mismo, cuando explicó este mandato, tuvo que entrar en muchos detalles para describir cómo se
ve.

Repasa las últimas ocasiones en las que tu hijo luchó contra la ira y hablen sobre lo que significa
para él amar a su enemigo. Da ejemplos de tu vida, de cómo llegaste a amar a alguien que estaba
en tu contra; éste es otro momento importante para enfatizar cómo es que confías en Dios para
que te dé el amor por los demás que naturalmente no tienes, también es un momento para
visualizar el evangelio: cómo Dios nos amó aun cuando lo estábamos lastimando y ofendiendo.

Capítulo ocho
Reconoce que el cambio requiere PERSEVERANCIA durante toda la vida

Devocional de 2 Timoteo 2:24-25: De acuerdo al rol favorito de tu hijo, elige un juego, por ejemplo,
en mi casa sería jugar a ser un cachorro. Elije también algo que deba hacerse, como bañar al
cachorro y túrnense para desempeñar diferentes roles dentro del juego. No olvides divertirte
mientras juegas. Lo que quieres que tus hijos vean es cómo asociar, de forma natural, diferentes
comportamientos y actitudes en distintos roles.
Nota: si juegas a la familia de cachorros, probablemente aprenderás mucho acerca de las
dinámicas de tu familia, ya que a medida que tus hijos representen distintos roles, verás reflejado
lo que ellos mismos aprendieron en casa.

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Este fue el punto de Pablo en 2 Timoteo 2: si verdaderamente te ves a ti mismo como el siervo del
Señor (v.24), entonces responderás de diferente manera a las situaciones cotidianas. Ser cristiano
debe cambiar tu identidad, y a través de ese cambio de identidad, cambia tu comportamiento; la
clave fundamental para controlar la ira es servir a Dios en lugar de servirse a uno mismo. También
puedes jugar al revés: elige entre varios roles de la vida (maestro, bibliotecario, policía, entrenador
etc.) y actúalo. Después haz que tus hijos adivinen quién eres, permíteles elegir un rol y hacer lo
mismo. A través de esto se puede analizar el mismo punto: tus acciones revelan quién eres.

Capítulo nueve
EJERCE MAYORDOMÍA en toda tu vida para la gloria de Dios

Devocional de Santiago 3:16-18. Mientras colorean una imagen (ver más abajo), pregúntales a tus
hijos: ¿qué es lo opuesto a la ira? Puedes hacer que entren en calor con preguntas más fáciles
sobre lo opuesto a triste (feliz), oscuro (claro), o bajo (alto). Santiago 3:17 dice que lo opuesto a la
ira es ser sabio. Consigue dos imágenes para colorear idénticas; usa el color rojo para colorear una
y el azul para colorear la otra, destaca cómo la misma imagen se ve diferente según el color que
uses. Santiago 3:18 dice que la misma vida se verá muy diferente dependiendo si está marcada
por la ira o por la sabiduría. Nuestro objetivo al estudiar juntos la ira, ha sido permitir que más y
más de tu vida sea coloreada por la sabiduría de Dios para que se vea como Él ha pretendido que
sea. Entonces, siempre deberías recordar que Dios tiene un plan para tu vida y que ésta es más
agradable cuando, al amar a Jesús y obedecer la Biblia, le permites a Él que la coloree.

Cuándo buscar ayuda profesional para tus hijos:

Muchas veces, cuando los problemas comienzan, los padres luchan por saber si lo que su hijo está
experimentando es un comportamiento normal o si necesita ayuda profesional. Las siguientes
preguntas están destinadas a guiar a los padres para saber qué hacer.

1. ¿Cuántas veces al día, a la semana o al mes se presenta? ¿Qué tan seguido sientes que
lidias con la ira de tu hijo? ¿Cuál es la intensidad y duración de la ira de tu hijo? ¿Cuáles
son los detonantes que puedes identificar? ¿Hambre, sueño o atención?

2. ¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? (todo lo que supere los seis meses es
significativo).

3. ¿El comportamiento ha empeorado con el tiempo? ¿Los pucheros se han convertido en


lloriqueos, gritos o impulsos por aventar cosas? ¿Ha pasado a ser un mal comportamiento
sólo en casa, en la escuela o en lugares públicos?

4. ¿Ha ocurrido alguna situación traumática que provoque dicho comportamiento? ¿Alguien
ha muerto recientemente, se ha mudado o le han sucedido otros cambios o cosas al niño?

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5. ¿La paternidad que ha tenido hasta ahora ha mejorado o empeorado las cosas? ¿Ha
cambiado algo?

6. ¿Te sientes tenso o frustrado al lidiar con el comportamiento de tu hijo?

Si la mayoría de las respuestas a estas preguntas fueron negativas, entonces un primer paso sería
discutir el comportamiento de tu hijo con su pediatra y obtener la orientación adecuada acerca
de los próximos pasos a seguir.

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Apéndice D
¿Qué hago ahora?
Una de las consignas de este ministerio de consejería es: No hacemos eventos; creamos
recursos. Eso significa que deberías estar preguntándote: «¿qué puedo o debo hacer con esta
información ahora?»

Hemos creado una serie de videos cortos (en inglés) que responden a la pregunta de «y ahora
qué» desde diferentes perspectivas. Cada uno de ellos los puedes encontrar en:

www.bradhambrick.com/whatnow
www.bradhambrick.com/angerseminar

Estudio personal o en grupo pequeño

Pregunta: Estuve en varios seminarios de consejería y me di cuenta de que al parecer hay


una diferencia. Con frecuencia recomiendan estudiarlos en grupos pequeños o con un
amigo. Me parece una gran idea, pero como no lo he hecho antes, no estoy muy seguro
de cómo empezar algo así. ¿Me podrías orientar?

Buscar consejería personal

Pregunta: Después de asistir a este seminario, me di cuenta de que me gustaría recibir


consejería para ayudarme a crecer en esta área. Al parecer tienen disponibles varias
opciones. ¿Me puedes explicar cuáles son y cómo podría conectarme con el que mejor se
ajuste a mi necesidad?

Aprovechando al máximo mi lugar de trabajo

Pregunta: Escuché rumores de que se supone que puedo usar los seminarios de
consejería para aprovechar mi lugar de trabajo para la influencia del evangelio. Mi
primera impresión es que está fuera de lugar y que parece intrusivo; ¿cómo le digo a la
gente que tiene problemas o que necesita ayuda? Pero también me preocupa mostrar
material cristiano que pueda ser ofensivo para algunas personas que visitan mi lugar de
trabajo. Sin embargo, me gustaría escuchar lo que tienen que decir. ¿Cómo funcionaría
esto?

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Como consejero profesional

Pregunta: Soy un consejero autorizado y me encontré con estos seminarios de


consejería. Estoy emocionado de ver la iglesia abordando este tipo de temas, y tengo
curiosidad por saber cómo podrían ver a alguien en mi posición utilizando los materiales.
Puedo verme recomendando estos seminarios a mis pacientes que están dispuestos a
escuchar un punto de vista abiertamente cristiano en ese aspecto de su consejería, pero
parece que podría haber más usos que simplemente labores de consejería. ¿Podrías
compartir tus pensamientos acerca de cómo los que trabajamos en la práctica privada
podemos utilizar estos recursos?

Nuestro objetivo en la consejería es (1) equipar a la iglesia para que se cuiden unos a otros y a
nuestra comunidad con excelencia; (2) brindar servicios de asesoramiento de calidad que
permitan a nuestra gente involucrarse en la vida de los demás con confianza ̶ saber que hay
atención adicional y experimentada disponible para acompañarlos si es necesario; y (3) crear
espacios para nuestros miembros y otros cristianos de nuestra comunidad para aprovechar su
lugar de trabajo y carreras para un mayor impacto del evangelio en sus esferas de influencia.

Esperamos que este seminario y estos videos te brinden una visión de cómo esto puede suceder
y despierte la pasión en ti para ser parte de la obra de Dios de redimir y restaurar a las personas
y familias heridas.

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