Está en la página 1de 178

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

INAH SEP

ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA DE LA CIUDAD DE


PUEBLA
AVANCES Y PERSPECTIVAS 1988-2007

T E S I S
QUE PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE:
LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA

P R E S E N T A :

MARIANA TOLEDO MENDIETA

DIRECTOR DE TESIS:
ARQLGO. EDUARDO AMBROSIO LIMA

MÉXICO, D.F. 2011


A mis padres Elsa y Roger
Quienes me criaron en esta bella ciudad

i
ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA DE LA CIUDAD DE PUEBLA.
AVANCES Y PERSPECTIVAS 1988-2007

ÍNDICE

ÍNDICE DE IMÁGENES………………………………………………………………….v

AGRADECIMIENTOS……………...……………………………………………...……vii

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….1

1. Planteamiento del problema…………………………………………………..…1


2. Justificación………………………………………………………………………..2
3. Objetivos…………………………………………………………………………...3
4. Implicaciones de prueba…...…………………………………………………….5

CAPÍTULO I. MARCO GEOGRÁFICO HISTÓRICO…………………………………6

1. Ubicación geográfica e historia de la fundación de la ciudad de


Puebla………………………………………………..…………………………….6
2. La edificación de la ciudad……………………………………………………..16

CAPÍTULO II. MARCO CONCEPTUAL Y PLANTEAMIENTOS


METODOLÓGICOS…………………………………………………………………….22

1. Marco conceptual………………………………………………………………..22
2. Estado de la cuestión…………………………………………………………...26
3. Arqueología, arquitectura y restauración……………………………………..29
4. Leyes e instituciones……………………………………………………………31
5. Metodología y desarrollo de la investigación…………………………………35

ii
CAPÍTULO III. DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA EN LA
CIUDAD DE PUEBLA…………………………………………………………………..42

1. Antecedentes…………………………………………………………………….42
2. Primer periodo 1980-1994……………………………………………………..45

a) Sondeos de Robert y Florence Lister…………………………………………………45

b) Rescate del Templo de San Javier……...…………………………………………….50

c) Excavaciones en El Hospitalito……………………………………………………...…52

d) Excavaciones en el Ex Convento de Santo Domingo y Mercado de la Victoria…55

e) Proyecto de recuperación etnohistórica arqueológica de Puebla……………….…59

f) Hospital de San Juan de Dios…………………………………………………………61

3. Segundo periodo 1994-1999………………………………………………...…64

a) Proyecto Arqueológico, Arquitectónico e Histórico del “Estanque de los


Pescaditos”………………………………………………………………………………68
b) Proyecto de Salvamento Arqueológico del Paseo de San Francisco: Primera
etapa………………………………………………………………………………...……77
c) Proyecto de Salvamento Arqueológico del Paseo de San Francisco: Segunda
etapa………………………………………………………………………………...……86

4. Tercer periodo 1999-2002………………………………………………...……94

a) Atrio de San Juan de Dios…………………………………………………………...…94

b) Rescate en la Parroquia del Santo Ángel Custodio de Analco…………………….99

c) Rescate en el Templo de la Compañía de Jesús……………………………….…104

d) Rescate en el Templo de San Agustín………………………………………………108

e) Rescate en el patio del ex hospital de San Roque……………………………...…112

f) Rescate en el Templo de San José……………………………………………….…117

5. Cuarto periodo: Arqueología Histórica en el siglo XXI: 2002-2007….…...121

a) Rescate arqueológico 10 Poniente no. 508……………………………………...…122

iii
b) Excavaciones en la Plaza Mayor de Puebla…………………………………….….124

c) Excavación en la Plazuela de Los Sapos……………...…………………………...125

d) Excavaciones en la Plazuela de Santo Domingo…………………………………..126

e) Excavaciones en la Plazuela de San Luis………………………………………..…127

f) Centro Comercial Paseo de San Francisco………………………………………...128

g) Rescate tienda SEARS…………………………………………………………….…136

CAPÍTULO IV. CONSIDERACIONES FINALES………………………………..…140

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………..…149

ANEXO 1. Cuadro concentrador de los proyectos de arqueología histórica


desarrollados en la ciudad de Puebla...……………………………………….....161

ANEXO 2. Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles de


Puebla………………………………………………………………………………..…162

iv
ÍNDICE DE IMÁGENES

IMAGEN 1. Mapa del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla. Límites de


la ciudad de acuerdo con Hugo Leicht 1992.

IMAGEN 2. Perímetro declarado como Zona de Monumentos Históricos de


la Ciudad de Puebla.

IMAGEN 3. Mapa de ubicación de los proyectos de Arqueología Histórica.

IMAGEN 4. Mapa de ubicación de los talleres de cerámica identificados


por Robert y Florence Lister.

IMAGEN 5. Escudo de armas en el muro de acceso al convento de Santo


Domingo.

IMAGEN 6. Planta arquitectónica del ex convento de Santo Domingo y


Mercado de la Victoria.

IMAGEN 7. Mapa de ubicación de los proyectos realizados en los años


ochenta.

IMAGEN 8. Propuesta del Centro de Convenciones, Museo Histórico de


San Francisco y Parque de Pescaditos. Plano del arquitecto Sergio
Vergara. Semanario de Síntesis.

IMAGEN 9. Vista general del Parque de Pescaditos al inicio de las


excavaciones. Proceso de exploración y remodelación. Estanque de
Pescaditos ya remodelado. Fotos de Héctor Álvarez, Martín Martínez y
Martín Castro. Semanario de Síntesis.

IMAGEN 10. Mapa de ubicación de los proyectos realizados en los años


noventa.

v
IMAGEN 11. Entierro primario de la unidad de excavación 1 y Osario I.
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. Informe 20-
173. Fotografía Citlalli Reynoso.

IMAGEN 12. Levantamiento arquitectónico y reconstrucción hipotética de


escaleras de la torre sur de la Parroquia de Analco. Dibujo de Daniel
Alvarado.

IMAGEN 13. Fotografía y dibujo de Urna A. Archivo Técnico de la


Coordinación Nacional de Arqueología. Informe 20-165. Fotografía Hilda
Hernández Sánchez.

IMAGEN 14. Fotografía de la Unidad de excavación 4. Restos de pintura


mural al retirar banco adosado a la pared. Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología. Informe 20-193. Fotografía Citlalli
Reynoso.

IMAGEN 15. Mapa de ubicación de los proyectos realizados entre 1999 y


2002 a raíz del sismo.

IMAGEN 16. Mapa de ubicación de los proyectos realizados del 2002 al


2007.

vi
AGRADECIMIENTOS

Desde el primer momento que decidí elaborar este trabajo, disfruté cada momento
de su elaboración. Debo confesar que esta tesis la realicé con mucho gusto y un
enorme placer, pero ciertamente, mi parte favorita de redactar fue este apartado,
pues afortunadamente tengo a mi lado mucha gente que me ha acompañado
durante mi vida y mi formación y, en estos renglones, les quiero agradecer a
todos ellos.
En primer lugar a mis padres, Elsa y Roger quienes con gran amor me han
acompañado todos los días de mi vida a pesar de los desvelos y canas verdes
que les suelo sacar. A ti mamá por ser ejemplo de entereza, fortaleza y
dedicación y que con tu ejemplo me has enseñado que la disciplina y la
constancia son los dos ingredientes que se necesitan para realizar todo lo que me
proponga en la vida. A ti papá por ser mi maestro personal y guía espiritual, por
sacudir de mi cabeza todos esos espantajos que me paralizan cuando tengo
miedo y apoyarme en todas las decisiones que he tomado. A mi hermanito Daniel
quien me hace la vida más feliz, gracias por todas las sonrisas que me has
regalado y por las veces que me acompañaste a las bibliotecas a pesar de que se
lo mucho que te aburrías, gracias carnalín!

A mi queridísimo director de tesis Eduardo Ambrosio, porque desde que tuve el


gusto de conocerlo siempre me abrió las puertas de sus materias y me compartió
sus conocimientos sobre Arqueología Histórica. Gracias por dirigir esta tesis con
la disciplina y entusiasmo que te caracteriza.
A la Doctora Elsa Hernández Pons porque sin dudarlo aceptó asesorar este
trabajo. Mil gracias por dedicarme varias horas de su tiempo y enseñarme las
maravillas de la Casa Moneda.
A Eduardo Merlo quien me asesoró y compartió conmigo información muy valiosa
sobre la historia de la ciudad de Puebla.

vii
También quiero agradecer a otros profesores y amigos que fueron parte
importante en mi formación académica: Víctor Arribalzaga, Arturo Montero, Raúl
García, Enrique Nalda † y Emiliano Melgar quien me instruyó durante mi
apasionante incursión por la lapidaria.

Quiero agradecer también a todos mis compañeros que compartieron clases


conmigo: Dany, Laura, Beto, George, Miguel, Memo, Misa, Carolina y Antelma por
todas esas experiencias que vivimos juntos, hacerme reír y mandarme sabios
consejos del “tesisaurio”. A Álvaro Laurel, por aparecer y reaparecer en mi vida
innumerables veces y apoyarme con la edición de mi tesis (aunque al final ya no
se pudo ja!). De igual forma a mis amigos quienes a pesar de que estuvimos
separados jamás estuvieron lejos de mí: Alelí, Paco, Topo, Danilo, Shak y Jair.

A mis compañeros de Cholula con quienes tuve el enorme placer de trabajar y


descubrir las maravillas de esa ciudad: Adriana, Ananta, Axuni, Cuauhtémoc,
Chucho y Mauricio, todos ellos dirigidos por el arqueólogo Carlos Cedillo Ortega
con quien estoy inmensamente agradecida por abrirme las puertas y compartir
conmigo toda la información sobre Huejotzingo, Santo Domingo y San Francisco.
Carlos: sin tu apoyo y asesoría no hubiera podido terminar este trabajo a tiempo,
gracias a ti aprendí mucho sobre la historia de la ciudad y sobre el ejercicio de
nuestra profesión en contextos históricos.

A los arqueólogos que colaboran en el Centro INAH Puebla, Citlalli Reynoso,


Lilian Torres y Arnulfo Allende, quienes de manera desinteresada me
compartieron su información y publicaciones, les agradezco su asesoría y
comentarios oportunos los cuales me ayudaron a encaminar la investigación y
mejorar el contenido de la información.

Finalmente a todos mis amigos, profesores y compañeros que haya dejado de


mencionar, pero que también tuvieron que ver con la realización de este trabajo.
A todos ellos, gracias.

viii
INTRODUCCIÓN

Planteamiento del problema

La historia de la arqueología mexicana se ha abordado, estudiado y presentado


de varias maneras y desde diferentes puntos de vista. Ejemplo de ello son los
artículos o libros que hablan del desarrollo de la disciplina arqueológica desde
los primeros viajeros y anticuarios del siglo XVI hasta casi finales del siglo XX.
Pero ha sido en las últimas décadas que el estudio de las sociedades pasadas,
a través de sus restos materiales se ha diversificado y una de estas variantes es
la denominada Arqueología Histórica. La Arqueología Histórica es una estrategia
de investigación que permite el uso de métodos propios de la Historia en la
práctica de la Arqueología dándole mayor prioridad a los restos materiales que a
la documentación. A más de treinta años de la sistematización de la Arqueología
Histórica en nuestro país, es necesario hacer una evaluación de los resultados
hasta ahora alcanzados y las perspectivas que se vislumbran a futuro.

La ciudad de “Puebla de los Ángeles” fue fundada en 1531 como una República
de españoles rodeada de barrios indios. Pronto se convirtió en el centro agrícola
más importante de la Nueva España, con una bulliciosa actividad comercial e
industrial. Se originaron las fábricas textiles que cobraron mucha importancia
durante el Porfiriato, lo mismo que los talleres de carpintería, curtiduría,
producción de vidrio, jabón y, por supuesto, la bien conocida cerámica mayólica.
Con la riqueza material vinieron también el arte y otras manifestaciones
culturales. La ciudad se llenó de casas señoriales y de florecientes iglesias,
conventos, colegios y hospitales. Para mediados del siglo XVII ya podía jactarse
de tener una de las catedrales más grandiosas del continente mientras que sus
edificios, civiles y religiosos, se llenaban de lienzos y esculturas. El arte barroco
prosperó e hizo de Puebla lo que es hoy, tanto en la arquitectura y la plástica
como en la literatura, el arte popular y la gastronomía. Puebla conservó este

1
gran legado y ostenta hoy uno de los centros históricos más ricos de América. A
pesar de esto, la Ciudad de Puebla en los últimos años ha sufrido terremotos,
remodelaciones y un aumento exponencial de la población, lo que ha motivado
la realización de numerosos y valiosos proyectos de excavación, salvamento y
rescate dentro del marco de la Arqueología Histórica; así como de numerosos
trabajos de conservación y restauración en los inmuebles históricos que integran
su legado arquitectónico.

Esta investigación surge de la necesidad de crear un documento que condense


y sintetice los proyectos de Arqueología Histórica desarrollados en la
Angelópolis en el periodo comprendido entre 1988 y 2007 y dé cuenta del
avance y desarrollo de esta estrategia de investigación en una ciudad
reconocida por sus tesoros e inmuebles históricos.

Justificación

Uno de los textos más socorridos para la evaluación del desarrollo de la


arqueología mexicana sin duda alguna es la obra de Ignacio Bernal Historia de
la Arqueología en México (1979), que abarca hasta el año de 1950 y explica las
motivaciones en cada época de los estudios de las culturas del pasado. Los
trabajos de Eduardo Matos (1992), Robert Cobean y Guadalupe Mastache
(1988), Enrique Nalda (1998), Manuel Gándara (1992) y Lorenzo Ochoa (1983)
incluyen crónicas de las investigaciones arqueológicas realizadas en México y,
así mismo, se señalan los periodos principales, los trabajos más relevantes y se
evalúan las transformaciones que han tenido los estudios arqueológicos.

Sin embargo ninguna de estas obras considera a fondo las investigaciones


arqueológicas llevadas a cabo en contextos históricos, ni siquiera como parte de
la arqueología general. No creemos que se deba a la desidia de los autores, sino
a que la Arqueología Histórica es una estrategia de investigación relativamente
nueva cuyo auge cobró fuerza en la década de los ochenta del siglo pasado con

2
las excavaciones y salvamentos de edificios coloniales dirigidos por la entonces
Dirección de Monumentos Históricos del I.N.A.H. debido principalmente a obras
de crecimiento urbano e infraestructura en las ciudades (Hernández Pons;
1998:2). A pesar de esto, actualmente esta disciplina acapara mayor atención
entre los investigadores y a mediano plazo se vislumbra un futuro prometedor
para esta rama. Es por eso que consideramos necesario hacer un alto y revisar
el proceso, las investigaciones y los resultados que hasta ahora han arrojado
estas investigaciones.

Creemos que muchas de las riquezas coloniales las podemos encontrar en las
ciudades que antiguamente eran Repúblicas de españoles y que actualmente
son consideradas iconos del arte colonial. En los últimos años, la Ciudad de
Puebla ha sido objeto de numerosas intervenciones y remodelaciones a sus
inmuebles históricos, por lo que pensamos que es una ciudad idónea para
desarrollar nuestra evaluación.

Finalmente esta investigación tiene como propósito ser una guía útil y obra
básica de consulta, que sirva para conocer los antecedentes de las
intervenciones de Arqueológica Histórica hasta ahora realizadas en la ciudad de
Puebla, en el desarrollo de futuras investigaciones.

Objetivos:

El objetivo principal de esta investigación es presentar diacrónicamente, el


origen, el desarrollo, los avances y la sistematización de las intervenciones de
Arqueología Histórica llevadas a cabo en la Ciudad de Puebla en el periodo
comprendido de 1988 a 2007.

Objetivos particulares:
Los objetivos particulares de esta investigación son los siguientes:

3
1) Presentar una lista de los monumentos históricos en Puebla
a) Consultar el Catálogo Nacional de bienes inmuebles
b) Identificar la dirección de los inmuebles
c) Investigar el uso que se le dio en el pasado
d) Investigar el uso actual del inmueble
e) Definir el área de trabajo con base en el Catálogo de bienes
inmuebles y en el área comprendida como zona de monumentos
históricos en el Centro Histórico de Puebla

2) Ubicar en un mapa de la ciudad de Puebla la localización exacta de cada


monumento intervenido
a) Investigar en los registros del Archivo de la Coordinación
Nacional de Arqueología
b) Consultar el Archivo Histórico- Geográfico “Jorge Enciso” de la
Coordinación Nacional de Monumentos Históricos
c) Consultar el Archivo de la Coordinación Nacional de
Restauración
d) Solicitar los archivos en caso de ser un edificio de régimen de
propiedad privada

3) Describir las investigaciones de Arqueología Histórica en Puebla


a) Transcribir los objetivos que se perseguían
b) Describir la metodología empleada para cada intervención
c) Evaluar los resultados obtenidos

4) Enlistar los proyectos que actualmente se estén llevando a cabo.


a) Debido a la cercanía temporal es difícil hacer una evaluación
objetiva de los mismos, por lo que consideramos prudente sólo
mencionarlos

4
Implicación de prueba:

Como hemos mencionado, este proyecto tiene como finalidad presentar una
revisión histórica del desarrollo de la Arqueología Histórica en la ciudad de
Puebla, motivo por el cual no consta de una clásica hipótesis.

Si bien no existe una hipótesis que defender, esta evaluación del desarrollo de
las investigaciones de Arqueología Histórica en Puebla, nos puede permitir
plantear como implicaciones de prueba las causas que motivaron los cambios en
la forma de hacer Arqueología Histórica en Puebla. Para el desarrollo de esta
evaluación, el periodo de estudio ha sido dividido en cuatro subperiodos: 1980-
1994, 1994-1999, 1999-2002 y 2002-2007.

1. En los años ochenta del siglo pasado, el INAH llevó a cabo un


programa para realizar el inventario de inmuebles históricos a gran escala que
abarcaba sobre todo los estados fronterizos de la República Mexicana y algunos
estados del centro y por primera vez se revisaron también monumentos del
estado de Puebla. Creemos que a partir de este decreto, la investigación
documental y la creación de catálogos de monumentos históricos abrieron las
puertas a una nueva estrategia: usar documentos escritos para constatar la
existencia, el estado de conservación y la historia de un inmueble. Las
investigaciones históricas en los años ochenta respondieron a esta necesidad de
inventariar el patrimonio y crear las primeras leyes de protección a niveles
regionales.

2. Debido a que en 1987 el centro histórico de Puebla fue nombrado ante


la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y al mismo tiempo se
promulgaron diversas leyes de protección a los edificios y espacios históricos,
podemos notar, a principios de los años noventa, una mayor intervención por
parte de las instancias de gobierno estatales y municipales en cuestiones de
reordenamiento urbano. En esta década destacan proyectos arqueológicos que

5
se amalgaman con los proyectos municipales como el Plan de Conservación y
Ordenamiento Urbano Arquitectónico del Paseo del Río de San Francisco. La
constante presión por parte del gobierno generó un cambio en la forma de
ejercer los proyectos arqueológicos. Podemos esperar que esta presión haya
sido la responsable de la reforma y estandarización de la metodología en las
excavaciones, hasta esta década podemos hablar de una Arqueología Histórica
aplicada en la ciudad de Puebla.

3. Finalmente, el 15 de junio de 1999, la ciudad se vio seriamente


afectada por un terremoto que causó daños en la estructura de varios inmuebles
históricos. Es de esperarse un cambio en los planteamientos teórico-
metodológicos de las investigaciones de Arqueología Histórica, ya que a partir
de entonces se pudieron plantear proyectos que integraran la exploración
arqueológica, la restauración y la generación de nuevas leyes de protección.

4. El periodo posterior a los rescates causados por el siniestro modificaron


la forma de organización por parte del centro INAH Puebla. La conformación de
un equipo de trabajo más especializado, la sistematización de la disciplina
arqueológica y el diálogo constante con otras dependencias y disciplinas afines
caracterizan la forma de hacer Arqueología Histórica hoy en día.

De esta manera, en el primer capítulo se realizará una descripción geográfica de


la ciudad de Puebla y se presentará brevemente la historia de la fundación de la
ciudad basándonos en estudios de reconocidos historiadores. En el segundo
capítulo se discutirá el marco teórico que delimita nuestra investigación, la
situación legal e institucional que respecta al patrimonio histórico en la ciudad de
Puebla y presentaremos la delimitación espacial de nuestra área de estudio. En
el tercer capítulo presentamos un recuento cronológico de las investigaciones
arqueológicas en contextos históricos realizados en la capital poblana desde
1980 hasta 2007. Finalizaremos con una reflexión sobre el estado actual de la
Arqueología Histórica en Puebla y las perspectivas que se vislumbran a futuro.

6
CAPÍTULO I
MARCO GEOGRÁFICO HISTÓRICO

Ubicación geográfica e historia de la fundación de la ciudad de Puebla

A veintidós leguas, es decir a medio día de viaje de la capital de la Nueva


España y situada al sudeste de la misma, se encontraba la entonces segunda
ciudad más grande del Virreinato: Puebla de los Ángeles. Actualmente es
considerada la cuarta ciudad más grande del país con un número de habitantes
que supera los 2.6 millones.

Existen varias rutas que unen la capital a Puebla. La ruta menos frecuente es el
del “Paso de Cortés”, un camino entre los volcanes que asciende a más de 400
metros. Esta ruta fue escogida por el conquistador de México para poder
apreciar y admirar la ciudad de Tenochtitlan desde lo alto. La segunda ruta sigue
la autopista actual que corresponde a la misma ruta desde la época colonial a
través de San Martín Texmelucan, el ascenso al Río Frío, situado a las faldas de
Iztaccíhuatl a una altitud de 3000 metros. La tercera ruta aprovecha las
moderadas diferencias de nivel y lleva a Texcoco y a México DF, a través de
Tlaxcala, Apizaco y Calpulalpan. No obstante, esta ruta resulta
considerablemente más larga e incómoda.

Desde el punto de vista tanto cultural como geográfico, los estados de Puebla y
Tlaxcala forman una unidad en una cuenca alta vecina del altiplano mexicano en
el México Central. La Ciudad de Puebla está situada a una altura de 2162
metros sobre el nivel del mar y, por tanto, a más de 100 metros por debajo de la
capital. Al oeste se alza la cordillera formada por los volcanes Popocatépetl e
Iztaccihuatl que alcanzan los 5452 y 5286 metros de altitud respectivamente, y
cuyos picos están cubiertos de glaciales y nieves durante todo el año, algo que
aprovechaban tanto los indios como posteriormente los españoles para obtener

7
hielo. Esta cordillera separa el altiplano de México y la Cuenca de Puebla
Tlaxcala.

Al este y al norte, la cuenca está delimitada por la Sierra Madre Oriental a través
de la cual la altitud del terreno desciende al nivel del mar a tan sólo 100Km. La
máxima elevación es el Pico de Orizaba, “Citlaltépetl” (Cerro de la Estrella) que
también asciende a 5747 metros sobre el nivel de mar y que junto con el Cofre
de Perote forma otra sierra dominante del paisaje de la cuenca alta.

Al sudoeste de Puebla se extiende el valle de Atlixco que forma una unión


natural con la Mixteca y une a Puebla con la ciudad y el estado de Oaxaca. El
valle de Atlixco se encuentra a unos 300 metros por debajo de la ciudad de
Puebla y destaca por su clima y su vegetación subtropicales. En el siglo XVI los
suelos aptos para la agricultura convirtieron a este valle en el granero de la
Nueva España.

Al sudeste, el valle de Puebla y Tlaxcala está delimitado por la cordillera de


Tenztzo, que enlaza con el bloque de Amozoc por su vertiente norte.

El paisaje al noreste de Puebla está dominado por la Malinche, un volcán


apagado y desmantelado a una altitud de 4461 metros, y cuyo pico está cubierto
de nieve ocasionalmente. Los suelos que rodean la Malinche también son aptos
para la agricultura; sin embargo, no gozan de la productividad de los del valle de
Atlixco a causa de la altitud a la que se encuentran.

Las ciudades más importantes de esta alta cuenca ya existían desde los tiempos
prehispánicos: Tlaxcala en el norte, famosa por sus alzamientos contra la triple
alianza mexica y su alianza con los españoles, Cholula en el oeste, una de las
ciudades prehispánicas más grandes e importantes, Huejotzingo, un principado
independiente de los aztecas y Tepeaca en el este, que tanto hoy como en los
tiempos prehispánicos constituyó uno de los mercados más importantes de la
cuenca alta.

8
La ciudad de Puebla se encuentra casi en el centro de esta cuenca y se asentó
en una tierra de nadie, que los grupos indígenas desunidos entre sí, dejaron
despoblada. En los tiempos prehispánicos, el lugar fue denominado
Cuetlaxcoapan, que significa “Donde las serpientes cambian de piel”.

Debido a su situación en el Cinturón Volcánico Centroamericano, llamado


también Sierra Neovolcánica, Puebla también se encuentra expuesta al peligro
de terremotos que durante el virreinato provocaron frecuentemente daños en
edificios, pero que nunca llevaron a la destrucción de toda la ciudad. El último
terremoto importante que causó deterioros considerables fue registrado en 1999
y anteriormente en 1972, mientras que el terremoto del 19 de Septiembre de
1985, que redujo grandes partes de la capital del país a ruinas y cenizas, no
causó daños en Puebla. La actividad del Popocatépetl ha aumentado
considerablemente en los últimos años, de tal forma que cada vez se producen
más erupciones esporádicas que se manifiestan en nubes de humo y polvo que
emergen del cráter, que le atribuyen el nombre a este volcán.

La parte del oeste de la cuenca alta está dominada por el río Atoyac, acuífero
durante todo el año, que nace en las faldas del Iztaccíhuatl y que el río
Zahuapan alimenta antes de su entrada en el valle de Puebla. El valle de Atlixco
es regado por el río Nexapa que también desemboca en el río Atoyac después
de su salida del valle de Atlixco. Éste a su vez se drena hacia la depresión del
río Balsas que desemboca en el Pacífico. Los límites de Puebla hacia el este
vienen determinados por el río Alseseca que nace en las faldas de la Malinche;
se trata de un pequeño río que también desemboca en el río Atoyac y que
actualmente junto con este último, forma la reserva del agua potable de la Presa
Valsequillo.

La propia ciudad es atravesada de norte a sur por un río y sus brazos, cuyo
nombre se debe al valle que atraviesa. Se trata del río Cuetlaxcopan. Sin
embargo, el río recibió el nombre de “Río de San Francisco” tras la fundación de
la ciudad. Este río también nace en las faldas del sur de la Malinche y

9
desemboca, como todos los demás, en el río Atoyac a unos kilómetros más allá
de la salida de la ciudad. Sus afluentes se encuentran sobre todo en los barrios
indígenas. El brazo más grande es el río Xonaca, un río que sólo en temporada
de lluvias constituye un pequeño río acuífero que también dio su nombre a un
barrio. Hoy en día este río, igual que la mayoría de los que atraviesan las
ciudades se ve encauzado y desde los años setenta está cubierto por una
carretera de circunvalación.

Existían varios puentes que unían el centro con los barrios indígenas en el este
de la ciudad. El único puente conservado es el de “Ovando”, que une el centro
con el barrio “al otro lado del río”. Una pequeña “Capilla del Puente” en honor a
la Virgen de los Dolores protegía a los caminantes que atravesaban el puente un
poco más al norte.

Además de constituir reservas de agua potable, el agua de los ríos se utilizaba


sobre todo para regar las tierras cercanas y para abastecer a los molinos
instalados en la capital y sus alrededores.

Al norte de la ciudad se hallaban varias fuentes de agua fresca que fomentaban


la instalación de lavaderos públicos. Asimismo, se encuentran aguas freáticas
ricas en azufre en toda el área metropolitana, que en algunas zonas emergía a
la superficie y se utilizaba para baños termales incluso durante la colonia.

El clima de la cuenca de Puebla y Tlaxcala viene determinado por dos


estaciones, esto es: una de mayo a octubre con lluvias diarias seguida por otra
temporada seca que dura seis meses. En el marco de la clasificación clásica de
las zonas climatológicas mexicanas, Puebla se encuentra en la zona de
temperaturas y lluvias moderadas. El promedio anual las temperaturas del valle
de Puebla y Tlaxcala ascienden a 16º. El mes más frío es el de enero con
temperaturas entre 12º y 14º. Los meses más calurosos son los de abril y mayo,
es decir, poco antes del comienzo de la estación lluviosa.

10
A pesar de su regularidad trópica, y tal vez en contra de toda su monotonía
climatológica, existen fluctuaciones entre los años secos y los años húmedos. El
valor medio de la precipitación pluvial en la Ciudad de Puebla oscila entre 700 y
900 mm, mientras que el valor referente a todo el estado está sujeto a
fluctuaciones aún mayores.

Aunque en los montes centrales y las áreas costera próximas a México


predominan los vientos fríos procedentes del norte, llamados “Nortes”, la ciudad
de Puebla se distingue por su propio micro-clima. El viento que sopla más
frecuentemente durante las horas del mediodía proviene del sur, mientras que
durante la mañana y la tarde predominan los vientos del noreste procedentes de
la Malinche.

En cuanto a las condiciones atmosféricas, la orientación de la red de calles de


Puebla en dirección noreste resulta óptima para el aireamiento y la ventilación
de la ciudad. La inclinación del terreno hasta el Río San Francisco permite una
eliminación más rápida y eficaz de las aguas pluviales en las calles
perpendiculares al eje norte-sur situadas a ambos lados del río.

En resumen, las condiciones climatológicas de la región de Puebla resultan


adecuadas para el asentamiento del hombre. El plano de la ciudad de Puebla
está adaptado a estas condiciones climatológicas. La adaptación de los
europeos, que normalmente vivían a poca altitud sobre el nivel del mar, no
requería mucho esfuerzo para aclimatarse ya que prácticamente lo lograban por
sí solos durante los largos viajes de Veracruz en los tiempos de la colonización.
Sin duda alguna, esta similitud no sólo del clima, sino también de la vegetación y
del paisaje con las áreas mediterráneas facilitaba, o tal vez hacía posible que
también los europeos se instalasen en México y prefirieran este valle para fundar
su ciudad.

En un principio Puebla se fundó, igual que la mayoría de las ciudades


hispanoamericanas, gracias a una iniciativa imperial que aquí tuvo

11
características especiales: El sistema social-económico de la encomienda
adaptado por los españoles después de la conquista se revelaba ante los ojos
de la Corona y de la Iglesia como un error necesario de reparar. Así, en el año
de 1529, las cortes españolas decidieron conceder a los indios la completa
libertad y abandonar el sistema de encomienda (Albi; 2000:127, Chevalier;
2000:31). Esto significó para los conquistadores que vivían en la Nueva España
la pérdida de la explotación de la mano de obra indígena. Si se proyectaba
limitar o suprimir la encomienda, era necesario dar a los españoles otros medios
para vivir. Por ello se planeó la creación de una ciudad “experimento” que
sirviera de modelo a campesinos y artesanos españoles que debían instalarse
allí sin Encomienda y sin utilizar el trabajo forzado de los indios (op.cit.32)

Los procesos oficiales que llevaron a la fundación de la ciudad están correcta y


ampliamente documentados. La segunda Audiencia del Virreinato que llegó a la
Nueva España hacia finales del año 1530, se componía de los señores Juan de
Salmerón, Francisco de Ceynos, Alonso de Maldonado y Vasco de Quiroga,
conocido por su trabajo de misionero en Michoacán. Juan se Salmerón
encabezaba esta audiencia como oidor hasta que su presidente Sebastián
Ramírez de Fuenleal, el obispo de La Española, llegó el 23 de septiembre del
año 1531(Bühler;2001:35). Según consta el informe para la reina Isabel de
Portugal y esposa de Carlos V, los miembros de la Audiencia en enero del año
1531 empezaron a buscar un lugar adecuado para la nueva población española.
Buscaban un lugar que no estuviera habitado por los indios, que no careciera de
agua ni de materiales para la construcción y que dispusiera de una buena tierra
laborable. A petición de la Audiencia, esta ciudad también tenía que servirle de
residencia al obispo de Tlaxcala, Fray Julián Garcés como sede de su obispado.
Se escogió entonces un terreno entre Tlaxcala y Cholula para la construcción de
la ciudad. Los trabajos de la fundación tenían el apoyo de la orden de San
Francisco en Huejotzingo y Cholula (Hirschberg;2000:56).

El 30 de marzo de 1531, Salmerón, en calidad de presidente de la Audiencia


pudo enviar un informe sobre la construcción de Puebla al Real Consejo de

12
Indias de Sevilla en el cual escribe se había empezado ya con la construcción de
Puebla de los Ángeles (Chevalier;2000:36). Según él, el nombre era provisional
y dependía del juicio de su Majestad, pero esperaba al menos poder mantener el
nombre para la iglesia que, por lo visto, ya se estaba construyendo en aquel
momento. Además, según sus aclaraciones, la ciudad todavía formaba parte del
obispado de México, pero solicitó poder atribuir la ciudad al obispado más
cercano de Tlaxcala. En otro informe fechado en agosto del mismo año,
describió las primeras obras. En un inicio se erigieron los 50 primeros edificios
para los colonizadores, así como una iglesia y los “edificios públicos”, es decir,
las casas reales. Los edificios se construían de madera, algunos pocos con
adobe. Esto se debía a que las casas de piedra hubieran requerido demasiada
mano de obra indígena y los colonizadores sólo tenían algunos indios
encomendados por los frailes de la orden de San Francisco de Cholula y
Huejotzingo. En este informe también se destaca la modificación de la ruta entre
el puerto de Veracruz y México que entonces atravesaba por Tlaxcala y que
sería mejor trazar la ruta a través de la ciudad recién fundada.

Se pueden citar dos fechas posibles de la fundación de la ciudad de Puebla:


cuando el oidor Salmerón visitó la población en obras el 9 de abril de 1531 y
nombró un alcalde, regidores y jueces y animó a los colonizadores a quedarse, o
como dice el fraile Motolinía, el 16 de abril, el día que se ofició la primera misa
(Motolinía; 1970:187). Esta última es la que se considera como fecha de
fundación oficial.

El 23 de septiembre de ese mismo año, llegó el propio presidente de la segunda


Audiencia, Sebastián Ramírez de Fuenleal a Veracruz, y pasó unos días
después por la población recién fundada donde dio lectura a la Carta de Ocaña.
Esta cédula real firmada el 18 de enero de 1531 por Isabel de Portugal en la
ciudad de Ocaña, constituye la respuesta a la instancia del obispo de Tlaxcala,
Julián Garcés, para poder fundar una ciudad de españoles en su obispado. Iba
dirigida al presidente de la Audiencia a quien pide construir una ciudad para

13
españoles cristianos para que la provincia floreciera y para que la fe cristiana
pudiera propagarse.

La asignación del nombre para la ciudad no era nada extraordinario, pues


muchas fundaciones nuevas en el continente recibieron el nombre de ciudades
españolas como por ejemplo, Guadalajara, Valladolid, Zaragoza, Mérida etc.,
mientras que las ciudades de origen indio mantuvieron sus nombres originales o
en la forma adaptada y traducida al español. El nombre de Puebla de los
Ángeles se refiere a una población de fundación nueva (en España también
existen muchas ciudades pequeñas y poblados con ese nombre) y el “de los
Ángeles” también fue usado para muchas ciudades. Otra denominación
conocida para la ciudad es la de Angelópolis, que hoy en día muchos autores
utilizan como patriotismo local, aunque tras la batalla del 5 de mayo de 1862, se
cambió el “apellido” de Puebla por “de Zaragoza”.

Hugo Leitcht (1992:325) indica que el nombre podría haberse formado por la
intervención de la orden de los Franciscanos ya que estos recurrían a Nuestra
Señora de los Ángeles, teniendo en cuenta la gran influencia de esta orden en la
región de Puebla y Tlaxcala.

Junto con la exitosa construcción de la ciudad, surgió una leyenda acerca de su


fundación que no se puede dejar de mencionar: según esta leyenda, el Fraile
Julián Garcés soñó en la víspera del día de San Miguel (28 de septiembre de
1530), que los ángeles lo llevaban a un hermoso lugar que poseía todas las
ventajas: tierra fértil, agua abundante y clima saludable: al día siguiente reunió a
una comisión para buscar ese sitio y ahí fundar la ciudad de Puebla (Hirschberg;
2000:64). Al paso del tiempo esta leyenda ganó el peso necesario para que los
habitantes creyeran en un origen divino de la ciudad.

Existen también referencias que relatan que pocos meses después de su


fundación, una imprevista estación lluviosa inundó completamente la pequeña y
nueva ciudad. Debido a que en su mayoría los edificios eran de adobe y paja, lo

14
que había sido más fácil y rápido para la mano de obra indígena, la población
quedó totalmente destruida, lo cual hizo que muchos pobladores tuvieran que
abandonar la ciudad. (Hirschberg; 2000:72). Algunos autores suponen que la
fecha de la segunda fundación con su ubicación actual sería el 2 de septiembre
del mismo año, cuando el obispo Fuenleal dio lectura a la Carta de Ocaña. Por
ello, aún permanece incierta la ubicación de la primera fundación. Algunos
autores proponen que la primera fundación pudo ser cerca de las faldas del
Cerro de Loreto y Guadalupe, cerca del actual barrio del Alto, ya que esta zona
puede ser severamente afectada o destruida con las lluvias y se encuentra cerca
del convento de San Francisco.

En cuanto a la fecha de la segunda fundación, Julia Hirschberg plantea la


hipótesis de que Puebla fue abandonada durante todo un año después de la
destrucción de la población por la inundación. Algunos indicios de esta
suposición son la ausencia de expedientes del cabildo de este año (los otros
años están disponibles por completo), la ausencia de noticias en los expedientes
contemporáneos de la Audiencia, demandas de información al Consejo de Indias
sobre si la población debe reconstruirse o abandonarse, un retraso de tres
meses en la proclamación de la Cédula de Medina de Campo y la atribución de
la tierra laborable de Atlixco. (Hirschberg; 2000:22-74). Para finales de 1532,
Salmerón y los Franciscanos ya habían establecido una nueva traza, a cuyo
alrededor se habían entregado solares a los doce colonos sobrevivientes de la
antigua Puebla y a veintiún recién llegados. Hacia el 20 de abril de 1534 Puebla
contaba con una población de ochenta y un familias, cincuenta más de las que
había en la primera fundación (Chevalier; 2000:42). Con este aumento de
población la ciudad comenzó a crecer y a ganar cierta presencia entre las
ciudades fundadas en la Nueva España y en 1534, Salmerón buscó el mismo
reconocimiento por parte del Consejo de Indias enviando el primer “informe” de
la ciudad. En este documento el oidor poblano describió a esta sociedad como
un ejemplo de buena conducta, afirmaba que todos eran buenos cristianos y que
todos vivían y trabajaban en sus propias haciendas y granjerías. Con este

15
hecho justificó la utilización de la mano de obra indígena y hasta solicitó más
indios para aumentar la producción. Así mismo pidió que se le concedieran
algunas mercedes y privilegios que normalmente se le daban a las ciudades
hispánicas y algunas otras que se otorgaban sólo a una capital virreinal. Todas
estas solicitudes le fueron concedidas. Salmerón concedió a los nuevos colonos
una porción de tierra fértil en Atlixco usurpando terrenos que pertenecían a los
indígenas, así mismo les otorgó la mano de obra de cincuenta indígenas a cada
uno para “iniciar la reconstrucción”. Aunque no era propiamente un sistema de
Encomienda, subsistía un trabajo forzado del indígena disfrazado de “trabajo
estrictamente controlado” (Chevalier; 2000:47).

Bajo este nuevo régimen, cambió por completo la organización social planificada
originalmente: de una sociedad igualitaria e ideal de agricultores y artesanos sin
trabajo indígena forzado, se convirtió en una sociedad rígidamente jerarquizada
según clases y privilegios que normalmente eran concedidos sólo a los
capitanes de los virreinatos. Los terrenos de la ciudad y tierras cultivables eran
concedidos según el status social de los habitantes y sus méritos en la
conquista, y por ende no era raro encontrar encomenderos y corregidores entre
los vecinos. De este modo, se acabó la utopía social de fundar un “mundo ideal”
en Puebla y se dio paso al surgimiento de una ciudad exitosa que triunfó como
fundación, pero fracasó como experimento social.

La edificación de la ciudad

La edificación de lo que consideramos como la ciudad histórica fue un proceso


largo y complicado que duró aproximadamente cuatro siglos (XVI-XIX). La
distribución y diseño de la urbe manifiesta contrastes brutales entre las casas
señoriales y edificios públicos, frente a los barrios y casuchas de lo que
entonces era la periferia. Extraído del artículo “La edificación de la ciudad” de
Carlos Contreras Cruz (1993:275-293), consideramos pertinente presentar un
resumen cronológico de la construcción de los edificios más importantes de la
urbe, desde 1535 hasta 1894.

16
1535-1550. En estos años se inauguró el primer hospital llamado Hospital de
San Juan de Letrán, donde actualmente se encuentra la iglesia homónima
conocida con el nombre de Hospitalito. Al mismo tiempo inició la construcción
de la Catedral de Puebla, debido a que por órdenes reales el Arzobispado de
Tlaxcala debía trasladarse a la ciudad de los Ángeles. Se construyó un pequeño
hospital con su ermita, titulada la Santa Veracruz. El cabildo eclesiástico fundó el
hospital de San Pedro y se hicieron la ermita de San Antonio Abad y la de Santa
Ana. También se hizo el molino de San Francisco.

1550-1590. Se continuó la construcción de la Catedral actual, pues la anterior


estaba en mal estado; se reparó la nave principal y se trasladó el palacio
episcopal a la calle de la Obligación. Respecto a las plazas sólo había dos: la
actual de la Constitución en la cual se hicieron los portales en 1556 y se puso la
fuente el año anterior, y la de San Hipólito, que después se llamó San Agustín:
en ambas se hicieron mercados. En 1588 se hizo la plazuela de la Compañía.

Las órdenes religiosas que había en México comenzaron a venir a Puebla para
fundar sus conventos: los franciscanos primero, después los dominicos, en
seguida los agustinos, más tarde los jesuitas y después los carmelitas. Los
dominicos además de Santo Domingo, fundaron el convento de San Pablo y el
colegio de San Luis. Los agustinos tuvieron como primera iglesia la que después
fue capilla de Santa Rita. Los jesuitas establecieron el colegio del Espíritu Santo
y el de San Jerónimo y tenían la capilla de San Gregorio, después llamada San
Miguel, donde se encargaban de la administración de los indios. Se edificaron
las iglesias de Santiago y de San Ramón y las ermitas de San Cosme y San
Damián, Santa Bárbara y los Remedios. En lo que corresponde a los conventos
femeninos, sólo se fundó en esta época el de Santa Catalina de Sena.

1590-1620. Al final del siglo XVI llegaron a Puebla las órdenes de los
mercedarios y los hipólitos. Los primeros se apropiaron de las ermitas de San
Cosme y San Damián mientras que los segundos, fundaron el hospital de San
Roque. Se fundó el Colegio Seminario, el barrio de San Baltazar y el Convento

17
de monjas de la Concepción. En 1591 se dio la licencia para hacer el portal en la
plazuela del Alto, dos años después para hacer el portal de San Francisco. Se
establecieron cuatro conventos de monjas: el de la Santísima Trinidad, el de San
Jerónimo; el de Santa Clara y el de Santa Teresa de Jesús. En esta época
estrenaron sus iglesias los agustinos y los jesuitas. Se hizo también la Casa
para niños expósitos de San Cristóbal, el establecimiento de baños sulfurosos
conocido por Ojo de San Pablo, una Alameda que algunos dicen estuvo situada
donde hoy es la plaza de Antuñano. El barrio de Xonaca se empezó a formar
edificándose después la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria. Se reedificó
la ermita de las Ánimas, se hizo una ermita en el cerro entonces de Belén, antes
Amacueyatepec hoy de Guadalupe, y otra en el cerro de Centépetl, dedicada a
Santa María de Gracia y a San Juan Bautista.

1620-1680. Se fundó el Oratorio de San Felipe Neri, cuya iglesia se conoce


también por la Concordia, el convento de monjas dominicas de Santa Inés de
Mouto Pulciano y el hospital de juaninos de San Bernardo e iglesia de San Juan
de Dios. En esta época, durante el mandato de Juan de Palafox y Mendoza, se
terminó de construir la catedral. Se demolió el Sagrario que aún no estaba
concluido y se conocía como la catedral vieja. Se estrenaron las iglesias de
Santa Inés, el Calvario y sus capillas, San Jerónimo, la Merced, La Santísima,
San Marco y Santa Teresa. El obispo don Alfonso de la Mota y Escobar fundó un
hospital llamado de San Ildefonso para indios, y tres años después cambió de
opinión y lo convirtió en colegio de jesuitas. El referido señor Palafox y Mendoza
estableció los colegios de San Pedro y San Pablo.

1680-1740. En esta época se fundó el colegio de Santa Mónica para monjas


agustinas, los templos de San Cristóbal, San Juan de Dios, capilla del Rosario,
la antigua Soledad, capilla de Jesús Dolores. El beaterio de Santa Rosa, que
más tarde se convirtió en convento de religiosas dominicas. Se concluyó la torre
sur de la Catedral y se comenzó a construir la otra. Además se hizo a finales del
siglo XVII la ermita de Nuestra Señora de Loreto en el cerro conocido hoy con
ese nombre.

18
1740-1800. Los jesuitas fundaron un gran colegio para la enseñanza de los
indios con su iglesia dedicada a San Francisco Javier, la cual fue por su
extensión y arquitectura de las mejores de la ciudad. Se concluyó el Teatro
Principal, la torre norte de la Catedral, la de San Francisco y lo que se ve hasta
ahora de la de Santo Domingo, el pórtico de la Compañía y el cementerio de
Xanenetla. En cuanto a los templos se hicieron el de Nuestra Señora del Refugio
en el barrio de San Antonio, el de Balvanera en el barrio del Alto, el de Nuestra
Señora de la Luz en el barrio del Santo Ángel y el de Xanenetla, dedicado a
Santa Inés del Monte Pulciano en la falda del cerro de Loreto.

1800-1850. Durante los años de la guerra de Independencia fueron pocas las


transformaciones que se vivieron en la ciudad de Puebla. Sin embargo en los
años que transcurrieron antes de la guerra se edificó el Parián en la plazuela de
San Roque, el cual por tradición estuvo antes en la plaza principal, y se plantó el
Jardín Botánico en casi toda la manzana contigua y al norte del convento de
Santa Rosa. Pasada la guerra de la independencia y en el segundo cuarto de
siglo, se abrió el Hospicio para pobres en el antiguo colegio de jesuitas de San
Ildefonso, se construyeron dos plazas de toros: una la de la nueva Alameda y la
otra llamada de San Jerónimo, casi frente a la plazuela de los Sapos. Por último,
en los alrededores de la ciudad comenzaron a abrirse nuevas industrias: la
fábrica de hilados y tejidos de algodón, siendo la de la Constancia la primera que
hubo en el país.

1850-1862. Las Leyes de Reforma dadas por la Constitución de 1857


ocasionaron la supresión de los conventos de ambos sexos, y esto produjo un
cambio en el aspecto de la población, pues poco a poco se transformaron en
casas los edificios ocupados antes por religiosos y religiosas. El convento de
Santo Domingo fue el primero en transformarse, convirtiéndose en plaza de
mercado.

1862-1863. La guerra en contra de los franceses que dio por resultado el


establecimiento del segundo imperio mexicano, ocasionó la destrucción de parte

19
de la ciudad de Puebla, sobre todo en el lado poniente en el cual manzanas
enteras se arruinaron por completo. La alameda nueva se convirtió en un terreno
con trincheras y fosos y sus hermosos árboles fueron arrancados. Se demolió el
templo del cerro de Guadalupe, construyéndose en su lugar y contornos el fuerte
de este nombre.

1863-1872. Después que los franceses evacuaron el país y se estableció de


nuevo el sistema republicano, Puebla se unió con la ciudad de México por medio
del ferrocarril de vapor, construyéndose una estación al frente de la plazuela del
Señor de los Trabajos. También en estos años se dedicó la pequeña iglesia de
Loreto, los jesuitas fundaron el Colegio Pío de Artes y Oficios y se abrió al
público la Biblioteca Palafoxiana que actualmente cuenta con cuarenta mil
volúmenes.

1873-1881. Este periodo fue importante pues se caracterizó por la introducción


del ferrocarril urbano, inaugurándose varias líneas. Además se unió esta ciudad
con la de Cholula por medio de un ferrocarril de tracción animal. Se clausuraron
los cementerios de San Francisco, el Carmen, San Antonio y Xanenetla y el
gobierno compró los terrenos llamados del Agua Azul, destinándolos para el
cementerio municipal.

1882-1888. Durante estos siete años dejó de existir la antigua plazuela de San
Agustín y en su lugar se construyó el edificio de La Casa de la Maternidad. Se
abrió al público la Biblioteca Lafragua. El gobierno fundó la Escuela de Artes y
Oficios, destinando para ella el ex convento de la Merced.

1889-1894. Puebla quedó unida a México por dos vías ferrocarrileras: la antigua
del Mexicano y la nueva de Interoceánico; la primera de vía ancha y la segunda
de angosta. También quedó unida con Tehuacán y Oaxaca por el nuevo
ferrocarril del sur y con Atlixco, Matamoros y Chietla. Quedó unida a varias
fábricas de hilado a los alrededores de la ciudad y a Cholula y Huejotzingo por
un ferrocarril de tracción animal, llamado Industrial. En este tiempo se estrenó el

20
notable edificio de la Penitenciaría (aunque no concluido). El antiguo colegio de
San Luis, de dominicos, se convirtió en un Gran Colegio para Señoritas, dirigido
por las monjas teresianas venidas de España con ese objetivo. Los metodistas
edificaron su templo junto al colegio que tienen en parte del ex convento de las
Catalinas, los Salesianos se instalaron en el barrio del Alto y las monjas
Ursulinas se establecieron en San Juan de Letrán. A finales del siglo XIX, el atrio
de San Francisco se convirtió en jardín público.

Ciertamente podemos observar que la labor constructiva de la capital poblana


fue un proceso que duró más de trescientos años y, que hasta la fecha, los
cambios continúan ya que la ciudad se ha tenido que adaptar a los cambios
urbanos y al crecimiento poblacional, Actualmente los límites la de ciudad
delimitan a una ciudad cinco veces más grande que la proyectada cinco siglos
atrás.

21
CAPÍTULO II
MARCO CONCEPTUAL Y PLANTEAMIENTOS METODOLÓGICOS

Marco conceptual

El objetivo de la Arqueología, como ciencia social, es explicar el desarrollo


histórico y las regularidades esenciales de una sociedad, así como acceder al
conocimiento de las actividades cotidianas de un grupo social específico en un
momento y lugar determinados; todo lo anterior basándose únicamente en el
estudio de sus restos materiales, sean éstos intencionales o no. Para analizar su
objeto de estudio, la Arqueología ha tenido que auxiliarse de varias estrategias
de investigación que le permiten una mayor comprensión y solución de
problemas particulares.

Uno de estos problemas se centra en la transformación de los contextos sociales


prehispánicos debido al contacto con los europeos, esto es, la creación de un
modo de vida nuevo a través de la interacción de dichos grupos sociales, como
resultado de un sistema cultural, tecnológico y económico que propiciaba la
exploración y colonización de nuevas tierras. Es ahí en donde hacemos uso de
la Arqueología Histórica. En palabras de Charles Orser, la definición de
Arqueología Histórica es “el estudio arqueológico de los aspectos materiales –en
términos históricos, culturales y sociales concretos- de los efectos del
mercantilismo y del capitalismo traídos de Europa a fines del siglo XV y que
continúan en acción hasta hoy” (Orser; 2000: 21-22).

En México, la Arqueología Histórica se desarrolló gracias a los aportes de


Eduardo Noguera en 1934 quien incluyó en sus estudios sobre cerámica mexica
a la alfarería colonial y planteó la posibilidad de clasificar a esta cerámica por
sus características formales, decorativas y establecer una temporalidad. Estos
estudios abrieron la puerta a un nuevo campo de investigación que poco a poco
adquirió el nombre de Arqueología Histórica. De igual forma otro pionero de los

22
estudios coloniales fue Ignacio Marquina, quien llevó a cabo la exploración del
convento de Acolman, la cual consistió en el estudio arquitectónico del inmueble
y la primera excavación arqueológica en contexto histórico (Santos; 2006). Sin
embargo, tuvieron que pasar varios años para que la Arqueología Histórica
contara con planteamientos de investigación más específicos, objetivos más
concretos y que las circunstancias permitieran una exploración arqueológica
completa que incluyera el rescate y, en la medida de lo posible, la restauración
de un inmueble. Podemos afirmar con seguridad que este momento llegó con el
proyecto del Ex Convento de San Jerónimo (1976-1981) dirigido por Roberto
García Moll. A partir de entonces se han desarrollado cada vez más proyectos
de esta índole con notables desarrollos dentro de este campo de investigación
que incluyen una mayor especialización y sistematización.

A continuación presentamos algunas posturas que diferentes investigadores han


asumido con respecto a la caracterización de la arqueología Histórica.

Para Patricia Fournier


“…la arqueología de sitios históricos no se limita a la localización, catalogación y
descripción de elementos inmuebles y muebles, ni a la simple periodificación de
materiales arqueológicos con la ayuda de la evidencia documental. Si no se llega
a un nivel explicativo integrando la información arqueológica con la histórica sólo
puede lograrse la presentación de datos que el auténtico arqueólogo histórico
interprete en términos de factores socioeconómicos” (Fournier; 1990:272)

La obra de Daniel Juárez Cossío: El Convento de San Jerónimo, un ejemplo de


Arqueología Histórica es un excelente ejemplo de un proyecto de Arqueología
Histórica sistémica y multidisciplinaria, donde se conjuntaron la excavación, la
restauración y la reconstrucción del inmueble, apoyado en bases objetivas,
amplia documentación histórica y siempre en el marco de las técnicas
arqueológicas. Para él “…la Arqueología Histórica en México concretamente,
debe tener por objeto de estudio los procesos de desarrollo social en los

23
periodos subsiguientes a la conquista, mediante la contrastación de los
depósitos arqueológicos con las fuentes documentales.” (Juárez; 1989:14-15).

El proyecto realizado por Rebeca Yoma y Luis Alberto Martos Dos centros de
abasto en la Ciudad de México, un análisis arqueohistórico, también refleja el
trabajo exhaustivo de la documentación histórica complementada por el trabajo
Arqueológico. Su trabajo contempló la reconstrucción de las fases de ocupación
de dos mercados “El Volador” y “la Merced”, ellos opinan que: “…la Arqueología
Histórica no debe centrarse exclusivamente en la obtención de datos en
excavaciones, que si bien son importantísimos también pueden apoyarse y
complementarse con la información existente en los distintos archivos históricos”
(Yoma y Martos; 1988: II).

Miguel Hernández Pérez en su tesis de licenciatura titulada El Salvamento


Capuchinas, un caso de Arqueología Histórica del Centro Histórico de la Ciudad
de México, nos presenta un trabajo en donde contrastó los datos obtenidos
durante el salvamento con las fuentes históricas, trabajo que le permitió ampliar
la información que le ofrecieron los datos arqueológicos, corroborar la existencia
del convento y contextualizarlo dentro de la vida cotidiana en la Ciudad de
México. Para él la Arqueología Histórica es:
“El estudio de la sociedad a través de sus causas históricas y la ubicación de sus
objetos de estudio como productos de uno o más sucesos mayores en términos
históricos…tiene como objetivo específico fundamental realizar investigaciones
que abarcan varias etapas de los procesos históricos por los que ha atravesado
determinada área de estudio” (Hernández; 1995:7-8).

Es decir, para todos estos investigadores, la Arqueología Histórica se destaca


por la utilización de las técnicas y métodos arqueológicos, aplicados al
conocimiento de cualquier realidad pretérita donde las fuentes escritas sean
escasas, o para verificar y complementar estas últimas desde una aproximación
global, siempre dando prioridad a la evidencia material. Por lo tanto, la
Arqueología Histórica no es un tipo diferente de Arqueología, la diferencia radica

24
en que trata con documentos y sitios edificados y constituidos desde la
conquista española hasta la actualidad, pero se debe considerar que un sitio
arqueológico prehispánico también puede ser histórico, es decir, que el hecho de
dividirlos a partir de la conquista hispana, es sólo con fines prácticos para su
estudio. (Robles; 1998:16). A diferencia de la Arqueología prehispánica, la
histórica trabaja, la mayoría de las veces, con edificios “vivos”, es decir, que
están cumpliendo con una función, no sólo se concentra en el subsuelo, sino
también en muros, techos y demás elementos arquitectónicos. Busca reconstruir
la historia de los edificios y de los sucesos asociados a ellos (op. cit.: 17).

Originalmente en México la Arqueología Histórica se practicaba únicamente con


el propósito de recuperar datos que permitían dictar los criterios bajo los cuales
se había de proceder a la restauración y conservación de los edificios (Ledezma,
citado en Robles:20). Con el paso del tiempo sus objetivos han cambiado y se
han adecuado para servir como un complemento para la Arqueología general.
Actualmente los proyectos intentan obtener información suficiente a fin de
explicar los procesos sociales acontecidos durante un periodo de la historia. En
otros casos se trata de proyectos de salvamento arqueológico; éstos se han
generado debido a la construcción de grandes obras de infraestructura urbana
que representan la pérdida irremediable de sitios tanto prehispánicos como
históricos. Para Hernández Pérez los planteamientos generales de la
Arqueología Histórica actualmente son:
“El estudio de la sociedad, a través de sus causas históricas y la ubicación de sus
objetos de estudio como productos de uno o más sucesos mayores… La
presentación de los datos específicos con una visión global que permita (…)
identificarlos y ubicarlos dentro del proceso histórico de desarrollo de la sociedad o
formación social que los produjo” (Hernández; 1995:7).

25
Estado de la cuestión

Como mencionamos anteriormente, esta investigación versa sobre el desarrollo


que la Arqueología Histórica ha presentado en las investigaciones realizadas en
la Ciudad de Puebla desde 1988 hasta el año 2007. Sin embargo, esta revisión
no es la primera de su tipo. A pesar de que son escasas, existen trabajos que
han evaluado los alcances y perspectivas de la Arqueología Histórica.

Ejemplo de ello es la obra de Guillermo Pérezcastro Lira (cf. 1990), quien define
a la Arqueología Histórica como “la estrategia de investigación que se ocupa de
los periodos posteriores al virreinato y a las etapas consecuentes hasta llegar a
la actualidad” (Pérezcastro, Ibidem: 229). En esta investigación, nos presenta un
esbozo de lo que ha sido el desarrollo de esta estrategia desde los años setenta
del siglo XX, cuando ésta se llevaba a cabo mayormente por arquitectos o
restauradores, quienes al prescindir de una investigación documental, falseaban
algunas obras de restauración. Más adelante el autor menciona cómo en los
años ochenta se creó la sección de Arqueología dentro del Departamento de
Monumentos Históricos, pero que desafortunadamente debido a la falta de
apoyo, el desinterés general y a la falta de proyectos “masivos”, causó el gradual
abandono de arqueólogos de la sección de Arqueología, y por ende su eventual
disolución.

Pérezcastro también apunta que la Arqueología Histórica apoya y complementa


la información que los arquitectos y restauradores necesitan para elaborar un
trabajo de remodelación o restauración. En primera porque la Arqueología
Histórica proporciona la información específica de los elementos estructurales
originales y los materiales que fueron empleados en el pasado. En segundo
lugar sólo la Arqueología puede entender la evolución de un edificio a través del
tiempo y lograr hacer un estudio total del lugar, incluyendo su entorno y su
medio ambiente. Para el autor la Arqueología Histórica tiene como objetivo
fundamental entender los contextos tanto urbanos como rurales en forma global

26
para ir comprendiendo la gradual transformación de un país a través de cinco
siglos de continuo devenir. Finalmente, Pérezcastro nos presenta una relación
de los proyectos hasta esa fecha realizados, la mayoría de ellos en la Ciudad de
México, así como una lista de los proyectos que se realizarían a futuro para
demostrar que el número de proyectos aumenta cada día más.

Fernando Miranda y Patricia Fournier en su artículo de 1992 nos presentan las


tendencias que caracterizan el desarrollo de la arqueología de los sitios
históricos en México. Para los autores la Arqueología Histórica se refiere a
periodos posteriores al contacto con los españoles y al estudio de la evidencia
material correspondiente a estas etapas. Para ellos, los estudios que se han
realizado pueden englobarse en tres tendencias, las cuales no manifiestan una
evolución unilineal sino que llegan a coexistir a través del tiempo. La primera es
ver el pasado como objeto de estudio arqueológico, enfoque que se caracteriza
por proyectos de salvamento, emplear el dato arqueológico para corroborar el
dato histórico, recuperación y registro total del contexto arqueológico sea de
cualquier temporalidad, estudios de reutilización tecnológica y clasificación de
material arqueológico. Una segunda tendencia es la de ver la restauración
arquitectónica como arqueología, bajo este marco, la restauración de inmuebles
coloniales se emplea como parte de un programa de protección y reutilización de
espacios históricos y por tanto los trabajos se limitan a estudios de sitio, etapas
constructivas y evaluaciones estructurales. Finalmente se encuentra la tercera
tendencia, la arqueología histórica como objeto de investigación, la cual
constituye una vía para la explicación de procesos socioeconómicos que
abarcan desde el momento del contacto hasta nuestros días. Para los autores,
estas tres tendencias han marcado el desarrollo de la Arqueología Histórica
aunque para ellos es más importante comprender a los sitios históricos como
parte de un todo y no como inmuebles aislados.

En 1999, Patricia Fournier publicó un artículo en el que discute los balances y


perspectivas de la Arqueología del colonialismo. En él plasma su preocupación

27
por la formación de arqueólogos en las escuelas de América Latina y en especial
en la Escuela Nacional de Antropología e Historia ya que considera que es una
estrategia de investigación en la que debe existir cierto grado de especialización
que abarque conocimientos de arquitectura, historia contemporánea y textos
básicos de capitalismo y colonialismo. Asimismo ella considera que las
investigaciones arqueológicas en sitios históricos hasta ahora realizadas se han
centrado fundamentalmente en el aspecto descriptivo, y que sólo son
descripciones y catalogaciones de los hallazgos y en su mayoría, someros
estudios documentales que distan mucho de ubicar un sitio dentro de un marco
más general o insertarlos dentro de las dinámicas de un sistema mundial.

La obra más reciente, en este sentido, es la ponencia presentada por Elsa


Hernández Pons en el Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica y
publicada en la Memoria del mismo, donde nuevamente presenta el estado de la
Arqueología Histórica a finales del siglo XX, desde sus inicios, los intentos por
conformar un departamento especializado dentro del Instituto Nacional de
Antropología encargado de supervisar las investigaciones arqueológicas de
carácter histórico y finalmente un resumen de los trabajos hasta ahora
realizados (Hernández Pons, 2000:1-26).

Lamentablemente en ninguna de estas obras se ha abordado la historia de la


Arqueología Histórica. Se tratan de recapitulaciones y corolarios de lo hasta
ahora cometido. Es por esto que consideramos pertinente una revisión
exhaustiva de las investigaciones y de los resultados obtenidos en un sitio en
particular y evaluar si éstos han cumplido con las expectativas que se tienen de
la Arqueología Histórica como estrategia de investigación.

28
Arqueología, arquitectura y restauración

En el desarrollo histórico de la teoría de la restauración de monumentos, desde


las formulaciones iniciales de Viollet-le-Duc hasta las contemporáneas, es
recurrente la prescripción de proceder a una documentación de los monumentos
antes de ser intervenidos (cf. Molina;1975). Tradicionalmente el estudio de la
arquitectura histórica, se he abordado desde enfoques formalistas, tipológicos y
estilísticos propios de la Historia de Arte o de la Historia de la Arquitectura; sin
embargo a los edificios no podemos entenderlos como monumentos estáticos
carentes de transformaciones. Estos edificios ya sean iglesias, conjuntos rurales
o urbanos han cambiado su forma inicial atendiendo a necesidades culturales,
problemas estructurales o simplemente a modificaciones de su función y uso
iniciales. En este sentido se ha conformado la idea de que el monumento es en
sí mismo un documento, que puede ser leído críticamente y aportar información
de carácter histórico. Esta postura que le otorga preponderancia documental a la
obra arquitectónica, concibe a la investigación documental como una etapa
previa a la búsqueda de información histórica en el edificio mismo. Desde la
Arqueología de la Arquitectura se parte de la idea de que es importante
identificar la forma inicial de la construcción, así como las variaciones o cambios
que el edificio sufrió a lo largo del tiempo. Patricia Mañana en su obra
Arqueotectura, menciona que se debe ir más allá de la descripción de estos
cambios y que se debe “dotar de contenido histórico a esas nuevas formas,
analizar el porqué de esos cambios, y, para ello se necesita de un marco
interpretativo.” (Mañana; 2002:19).

En este sentido el historiador y el arqueólogo tendrían un papel fundamental en


la etapa previa del proyecto de restauración, para luego “acompañar a los
restauradores y arquitectos en los trabajos resolviendo problemas coyunturales”
(Gutierrez;1997:176). El autor entiende que la investigación histórica debe estar
orientada fundamentalmente a ser el soporte para las decisiones de diseño y
restauración. Bajo este punto de vista una investigación documental no sólo

29
recupera información sobre el monumento en cuestión, sino que lo ubica dentro
de una dinámica social y un momento tecnológico en el que se produjo dicha
obra, de manera tal que la investigación permite establecer el marco histórico
relacionado con la existencia del monumento, su evolución funcional y
constructiva, así como de sus particularidades arquitectónicas, su estado actual
y su relación con el entorno (Molina; 2005:358).

Existen numerosas restauraciones que se han realizado sin el apoyo o asesoría


de arqueólogos, pero también existen aquellas en que existiendo este apoyo
multidisciplinario, no han tenido el éxito deseado. Diversos autores opinan que
estos problemas se deben a una incorrecta relación entre arqueólogos y
restauradores (Caballero:1997, Molina: 2005, Álvarez: 2006). Como lo plantea
Luis Caballero Zoreda, los arqueólogos y restauradores han mantenido una
contraposición en la que “…se entendía que una cosa era el arqueólogo,
dedicado al conocimiento de los restos arqueológicos del subsuelo; y otro el
arquitecto, dedicado a intervenir en el edificio en pie por encima del subsuelo”
(Caballero; 1997:458). Esta relación ha sido sustituida gradualmente en tiempos
recientes por la coordinación y el diálogo entre ambas profesiones: “Primero
debe excavar el arqueólogo, antes de que el arquitecto intervenga, ajustándose
a las necesidades del edificio que el arquitecto ha definido en el proyecto, y con
dos finalidades, que no se destruyan los restos arqueológicos sin documentarlos
previamente y reconocer los restos que ayuden a la comprensión de la
infraestructura del monumento” (Caballero; 1997:458-459). De esta forma
entendemos que los edificios se convierten en los objetos de estudio de la
arqueología y que tanto el edificio en pie como el subsuelo y las estructuras
internas deben ser entendidas como un conjunto de múltiples contextos. Desde
el punto de vista de la Arqueología de la Arquitectura, se considera que la mejor
forma de maximizar la información que aportan las construcciones es a través
del empleo de las técnicas propias de la Arqueología: excavación, análisis de
materiales y la interpretación de la relación entre la génesis del edificio y las
sociedades que lo usaron y modificaron (Mañana; 2002:19). Bajo esta

30
perspectiva se vuelve indivisible la relación entre la arquitectura conservada, la
arquitectura del subsuelo y los materiales o manifestaciones culturales
relacionadas a ellas. (Hernández Pons; comunicación personal, 2010).

Leyes e instituciones

El interés en la conservación no sólo del patrimonio prehispánico, sino también


del patrimonio colonial, se genera en México en los primeros años después de la
guerra de Independencia, se intensifica con motivo de la secularización de los
bienes eclesiásticos (1859) por el presidente Benito Juárez y finalmente recibe
sus primeros lineamientos legales en el año 1902 bajo el gobierno de Porfirio
Díaz. Pero fue sobre todo después de la Revolución Mexicana cuando
comenzaron las primeras iniciativas legislativas en beneficio del mantenimiento
de los monumentos de la época colonial y, con ello también los primeros
trabajos de inventario y catalogación. La protección de monumentos en México
al principio no formaba parte de una legislación puntualizada, sino que era
regulada por una serie de leyes federales y estatales no muy detalladas.

A principios del siglo XX se publicaron los primeros intentos por proteger el


patrimonio histórico. La obra de Federico Mariscal titulada La Patria y la
Arquitectura Nacional (1970) significó la primera contribución al tema. Este
alentador aporte derivó en la promulgación de la primera ley de protección de
monumentos válida para todo el territorio nacional, a la cual le siguieron otras
promulgadas en los años 1916, 1930 y 1934. Durante ese mismo periodo fueron
considerados como “monumento nacional” bajo protección oficial algunos
centros históricos, tal fue el caso de Taxco, Guerrero en el año de 1928.

Destacan en los años treinta del siglo pasado trabajos pioneros de Jorge Enciso,
Manuel Toussaint, Justino Fernández y Francisco de la Maza, quienes realizaron
los primeros trabajos de protección, catalogación y conservación de los
monumentos de la época colonial.

31
Fue hasta 1966 cuando se promovieron varias iniciativas para proteger a los
monumentos históricos. Este derecho se amplió en 1986 y quedó estipulado
como un derecho básico en la Constitución Mexicana. Mientras tanto, siguieron
surgiendo otras leyes federales que condujeron a la primera ley de protección de
monumentos en el año 1972 (Ley Federal de Zonas y Monumentos
Arqueológicos, 1972). En los años pasados esta ley estuvo sujeta a varias
enmiendas y actualmente ofrece mejores posibilidades de proteger los
monumentos incluyendo de aquellos de los siglos XIX y XX. Estas leyes válidas
en todo el territorio nacional sólo se refieren en un segundo plano a bienes
muebles e inmuebles de la época colonial. Su objetivo principal es cuidar de los
monumentos prehispánicos y proteger las bellezas naturales (Bühler; 2001:74).

De 1984 a 1988, el INAH realizó un programa de inventario a gran escala que


abarcaba sobre todo estados fronterizos de la república y algunos estados del
centro y por primera vez se revisaron también monumentos del estado de
Puebla.

Desde hace ya varios años han existido comisiones o instituciones encargadas


de ejecutar y vigilar el cumplimiento de las normas de protección a los
monumentos históricos, pero estas generalmente poseen tan poca autoridad que
en la práctica resulta muy difícil llevarlas a cabo. A nivel nacional, en 1982 fue
creada una sección de investigación arqueológica dentro de la Dirección de
Monumentos Históricos del INAH, lamentablemente su existencia fue
relativamente corta, sin apoyo institucional ni legal. El artículo de Elsa
Hernández (1998) resume la existencia de esta sección como un intento
desbalanceado, poco respetado y sin la menor intención de reforzar su
presencia dentro del Instituto. Lamentablemente esta sección de arqueología no
tuvo éxito, lo que representa actualmente “una posibilidad malograda de
actividad arqueológica en contextos históricos” (Hernández Pons; 1998:3).
Actualmente es la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos la instancia

32
que regula cualquier tipo de intervención en monumentos históricos y es el
Consejo de Arqueología quien coordina, supervisa y emite permisos para
cualquier investigación en materia de Arqueología Histórica, ya sea para
salvamentos y rescates, como para proyectos de investigación, restauraciones y
remodelaciones.

A nivel estatal existen otras muchas leyes que se encargan de proteger el


patrimonio histórico. La primera ley de protección de monumentos válida
regionalmente para Puebla se promulgó en 1932 y fue complementada con la
declaratoria, de la ciudad de Puebla como “zona típica” (Periódico Oficial de
Puebla; 1932). En el año de 1952 esta ley dejó de tener vigencia y se canceló la
declaratoria pero esto permitió crear una mejor regulación legal para la
protección de monumentos, la ley fue sustituida en 1967 por otra que ante todo
manifiesta la importancia del patrimonio cultural para interés público, define el
concepto de monumento y determina la distinta administración de monumentos
privados y estatales (Periódico Oficial de Puebla; 1967a:2). Dicha ley también
delega la responsabilidad y el cuidado de la protección de los monumentos
históricos a un organismo local (en su tiempo SAHOPEP) y a una comisión de
monumentos.

Complementariamente, se promulga un “reglamento de anuncios”, carteles y


otro tipo de publicidad en los edificios del casco antiguo de Puebla. En él se
establece su tamaño, forma, modo de fijación y determina que la autorización de
su colocación depende de las autoridades locales (Periódico Oficial de Puebla;
1967b:1). Desde 1972 las dos organizaciones, el ayuntamiento y el INAH-CRP,
según lo estipulado, tienen que dar por ello su autorización.

Finalmente la Ciudad de Puebla, como una de las primeras ciudades de México,


fue declarada “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO en 1987, una
declaración que desde entonces ha proporcionado una nueva dimensión y un
nuevo impulso para la protección y la conservación de monumentos.

33
Desde 1990 la conservación, investigación y mantenimiento de los monumentos
quedó a cargo de varias instituciones dentro de la ciudad. La primera de ellas y
la más importante es el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)
fundado en 1937, organismo responsable de los monumentos prehispánicos y
de la época colonial. La segunda es la antigua Secretaría del Patrimonio
Nacional, una institución que a lo largo de su historia ha estado subordinada a la
Secretaría de Fomento y que ha sido responsable de los monumentos desde la
expropiación de los bienes eclesiásticos por el presidente Benito Juárez en el
año 1859. Finalmente, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) se encarga de
los monumentos del siglo XIX y XX (Bühler; 2001:75). Aunque las cedes
principales de estos organismos se encuentran en la Ciudad de México, el INAH
posee centros estatales en casi todos las entidades federativas del país, los
cuales gozan de autonomía limitada para gestionar la investigación y
mantenimiento del patrimonio prehispánico, histórico e industrial.

La autoridad de protección de monumentos más importante y con mayor


aniguedad en Puebla es el Centro INAH Puebla fundado en 1957 por Fausto
Marín Tamayo bajo el nombre de Instituto Poblano de Antropología e Historia y
subordinado a partir de 1972 al INAH.

El gobierno de Estado de Puebla, a través de la Secretaría de Obras Públicas,


se ocupa del casco antiguo y sus monumentos. La responsabilidad ha recaído
en la antigua “Secretaría de Asentamientos Humanos y Obra Pública del Estado
de Puebla (abreviado SAHOPEP) que actualmente tiene el nombre de
Secretaría de Desarrollo Urbano, Ecología y Obra Pública del Estado de Puebla
(SEDURBECOP). A diferencia del Centro INAH esta autoridad está encargada
del planeamiento urbano en su totalidad y no tanto de los monumentos
individuales; colabora frecuentemente con el Centro INAH, pero sobre todo con
el gobierno municipal que actualmente también posee competencia en la
protección de monumentos. Especial significado tenía el Consejo del Centro
Histórico de la Ciudad de Puebla que se convirtió en la Comisión del Patrimonio

34
Edificado del Estado de Puebla. Ésta última está subordinada directamente al
gobierno estatal, y por tanto, está envestida de competencias especiales
(Bühler; 2001:76).

Por supuesto existen algunas organizaciones privadas como, por ejemplo, la


“Asociación de Amigos del Centro Histórico” que actúa con sus consejos y su
apoyo en defensa de los monumentos históricos de la ciudad.

Se puede ver con este gran número de leyes e instituciones que en México, y
especialmente en Puebla, no sólo se trata de conservar la herencia cultural de la
época virreinal para la posteridad, sino también de resolver conflictos generados
por el crecimiento de la ciudad y la adecuación de espacios útiles y modernos
dentro de una ciudad histórica (Álvarez Mora; 2006:75).

Metodología y desarrollo de la Investigación

Para iniciar nuestro trabajo de investigación, es necesario delimitar el área de


estudio. El concepto de Centro Histórico suele ser muy ambiguo, puede
entenderse como un “espacio tradicional heredado”, pero en sí no existen límites
definidos o en la cotidianeidad los límites no coinciden con la ciudad histórica. Es
por esto que retomamos a Alfonso Álvarez Mora quien propone una
caracterización de los Centros Históricos (2006:57-58):

“Las llamadas zonas históricas de nuestras ciudades se distinguen, entre otras


cosas, por lo siguiente:
A) Disponen de un patrimonio edificado de muy variado carácter, del que una
importante parte del mismo se requiere como un bien inmobiliario cuya
utilización aún es posible. Se trata de un bien patrimonial cuyas características
constructivas y espaciales deben tomarse como punto de partida para definir
sucesivos procesos de construcción.
B) Dichos centros históricos tienen, a su vez, una población “muy enraizada” en
ellos.

35
C) Estas zonas históricas se distinguen, también por una “diversidad social” lo
que quiere decir que los programas de intervención deben procurar ofrecer
tantas posibilidades como “economías domésticas” existen en las mismas.
D) Disponen, a su vez, de “trazados” y de un “plano parcelario” muy complejos y
difíciles de transformar, ya que su formación es producto de muchos años de
historia.
E) Al mismo tiempo son zonas de una “gran actividad”. Disponen de suficiente
patrimonio edificado, así como de características muy concretas de
centralidad, con capacidad para hacer frente a la conservación de dicha
actividad (si la tienen) o la revitalización de la misma (si es que la han perdido)
F) A diferencia de los “espacios periféricos” modernos, donde las actuaciones
inmobiliarias se desarrollan partiendo de la definición previa de “solares”, en
los “centros históricos”, por el contrario, se parte de los que ya está construido.
Esto no quiere decir que no existan “solares” en estas zonas. Lo que sucede
es que la presencia de los mismos obedece a abandonos, y posteriores
demoliciones, de algo que previamente estaba construido. Construcciones
sobre las que pesan muchos años de historia. Intervenir en una “zona
histórica”, por tanto, es tratar una parte de la ciudad de existe como tal. No se
trata de crear ciudad, sino de consolidar lo que permanece.

Entendemos pues, que el concepto de Centro Histórico es empleado para


reconocer un área nucleada, de gran actividad social y económica y de una
carga histórica representativa en la ciudad. Sin embargo, esta definición no es
suficiente para delimitar un perímetro de protección jurídico ni mucho menos el
campo de acción de la Arqueología Histórica. El espacio que comúnmente se
considera como el Centro Histórico de la ciudad de Puebla es el área
comprendida entre la 11 sur/norte hasta el Boulevard de la 5 de Mayo y desde la
17 oriente/poniente hasta la 18 oriente/poniente conformando así un rectángulo
de aproximadamente 153 cuadras. (Ver mapa1).

36
Imagen 1. Centro Histórico de la Ciudad de Puebla. Límites de la ciudad de acuerdo con Leicht,1992. Mapa
de Dirk Bühler, 2001, pp.47 con modificaciones de la autora.

Como mencionamos, el Centro Histórico es tan sólo un espacio definido por


“tradición”, de límites borrosos e inconstantes. Para tener un mejor conocimiento
de nuestra riqueza patrimonial edificada, el Instituto Nacional de Antropología e
Historia a través de la Coordinación de Monumentos Históricos, ha realizado
diversos estudios para la Delimitación de Zonas de Monumentos Históricos que
permiten desarrollar adecuadas estrategias o programas especiales para su
protección. Desde 1972, fecha de la promulgación de la Ley Federal Sobre
Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, el Instituto ha
logrado que se declaren y publiquen en el Diario Oficial de la Federación 56
Zonas de Monumentos Históricos, entre las que destacan el Centro Histórico de
la Ciudad de México, las Ciudades de Oaxaca y Puebla.

37
La Zona de Monumentos Históricos de Puebla, declarada por ICOMOS en 1977,
posee una extensión de 692 hectáreas, su traza ortogonal conforma manzanas
rectangulares de 167 por 83.50 metros y su patrimonio monumental lo
conforman 2 167 monumentos históricos catalogados (Ver mapa 2). De este
patrimonio monumental, 1.1% es del siglo XVI, 23.4% del XVII, 18.2% del XVIII y
el 57.3% restante, corresponde a los siglos XIX y XX. Aproximadamente 95% de
ellos son edificaciones de uso habitacional; el resto son edificios religiosos o
civiles (Allende; 2002a:2-3).

Imagen 2. Perímetro declarado como Zona de Monumentos Históricos de la Ciudad de Puebla.


Fuente: Consejo del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla.

38
Para proteger el patrimonio arquitectónico de la Zona de Monumentos Históricos
de Puebla existen dentro del Gobierno Estatal: la Comisión del Patrimonio
Edificado y la Dirección de Patrimonio de la Secretaría de la Cultura, dedicadas
principalmente a la elaboración de proyectos de imagen urbana y adecuación de
espacios arquitectónicos. Adscrito al Gobierno Municipal: Consejo del Centro
Histórico, que realiza la consolidación y mantenimiento básicamente en
fachadas. Por otra parte el Comité defensor del Patrimonio Cultural Poblano A.C.
que defiende todo ejemplo de valor artístico e histórico en la ciudad de Puebla,
así como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, que en su proyecto
de imagen urbana del “Barrio Universitario” realiza constantemente trabajos de
restauración arquitectónica en inmuebles de su pertenecia ubicados en el Centro
Histórico. Sin embargo, estos organismos priorizan la imagen exterior del
monumento histórico, soslayando la investigación o el registro de otros
elementos de relevancia. En la mayoría de los casos la arqueología no está
contemplada dentro de los estudios previos ni de los planes de obra, en realidad
los proyectos de Arqueología en la ciudad de Puebla no son tantos como se
desearían. A pesar de ello, existe un corpus de investigaciones de Arqueología
Histórica con cierta importancia cuyos resultados y alcances nos permiten hoy
en día analizar la situación actual de esta estrategia de investigación.

Es importante ubicar espacialmente la distribución de los proyectos


arqueológicos para posicionarlos dentro de un mapa de fácil consulta, identificar
las zonas ya trabajadas y referenciar los informes técnicos con el edificio en
cuestión. Con ello en mente presentamos el mapa que usaremos para esta
investigación, cuyos límites encontramos entre la 9 norte/sur hasta la 12
norte/sur y entre la 19 poniente/oriente hasta la 32 oriente/poniente incluyendo el
área de Los Fuertes, donde localizaremos los edificios intervenidos
arqueológicamente dentro de la Zona de Monumentos Históricos de la Ciudad
de Puebla. (Ver mapa 3)

39
Imagen 3. Mapa para la ubicación de los proyectos ejecutados en la cuidad de Puebla.

Una vez delimitada el área de estudio, procederemos a desarrollar las fases de


la metodología a seguir en la investigación.

1ª. Fase
Investigación bibliográfica y de archivo.
Consultamos los informes resguardados en el Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología que versan sobre proyectos, rescates y
salvamentos donde se hayan intervenido inmuebles históricos en la ciudad de
Puebla. Ordenamos los proyectos por fecha de ejecución y tratamos de
encontrar tendencias para cada época. Evaluamos los resultados obtenidos y la
divulgación dada a éstos en los proyectos revisados. Muchas de las

40
intervenciones a los inmuebles fueron reportados ante la Coordinación Nacional
de Restauración sobre todo cuando los inmuebles no fueron excavados, pero sí
restaurados o se les dio mantenimiento. Las obras de restauración y
conservación también forman parte del interés por preservar y divulgar los
edificios históricos.

2ª. Fase
Investigación de campo.
En caso de que el inmueble se encuentre en régimen de propiedad privada y
éste haya sido afectado, estudiado, intervenido o restaurado, solicitamos
personalmente los informes al dueño o custodio del inmueble.

3ª. Fase
Procesamiento de la información.
Capturamos y procesamos los datos obtenidos clasificándolos según el tipo de
intervención y su fecha de elaboración. Posteriormente se indicará la ubicación
de las intervenciones en el mapa general.

41
CAPÍTULO III
DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA
EN LA CIUDAD DE PUEBLA

La práctica de la arqueología histórica en la ciudad de Puebla se ha desarrollado


de manera lenta y paulatina, han pasado varios años para alcanzar el nivel de
especialización que demandan los proyectos actuales.
Durante estos años de perfeccionamiento han existido un sinnúmero de
limitantes que han obstaculizado la investigación arqueológica y que, en
términos generales, han reflejado la realidad nacional del quehacer
arqueológico: limitaciones de orden económico, político, ideológico y falta de
conciencia o sensibilidad científica. Afortunadamente, siempre han existido
investigadores preocupados por estudiar, conservar y divulgar el patrimonio
histórico de la ciudad (Allende; 2002: 6).
A continuación narraremos cronológicamente cada exploración arqueológica
histórica en la ciudad, exploraciones que hemos dividido en cuatro subperiodos y
que creemos responden a etapas de desarrollo en la ciudad de Puebla que
cambiaron la forma de pensar y desarrollar la Arqueología Histórica.

Antecedentes
Entre los trabajos más destacados en el estudio de materiales históricos
en la ciudad de Puebla y de sus alrededores es importante no dejar de
mencionar el de John Goggin, publicado en su libro Spanish Majolica in the New
World, types of the sixteenth to eighteenth centuries editado por la Universidad
de Yale en 1968. En esta obra el autor hace un primer acercamiento a los
materiales históricos, en espacial a la mayólica, que fueron recuperados en las
excavaciones de diferentes contextos. En un primer momento su objetivo fue
correlacionar los datos históricos con los arqueológicos para conocer los
sistemas de cambio y comercio entre España y sus colonias en América entre
los siglos XVI y XVIII. Para lograr su objetivo, obtuvo una muestra significativa
de las secuencias estratigráficas de los sondeos realizados en varios lugares,

42
entre ellos los conventos de San Francisco y el de Huejotzingo, que además de
contener una valiosa información se complementaban entre sí. Posteriormente
complementó la información con la de otros sitios del Distrito Federal, Oaxaca y
Michoacán. En su análisis descubrió que el estudio de la mayólica en México
conllevaba varios problemas. El más difícil de explicar fue, en primer lugar, la
falta de materiales cerámicos anteriores al siglo XVII, no sólo encontró una baja
densidad de materiales de esta etapa, sino que en algunos sitios estos tipos
cerámicos son inexistentes. Goggin concluyó que durante los primeros años de
colonización, los españoles se bastaron con utilizar cerámica nativa la cual no
modificaron sustancialmente, en algunos casos, sólo cambiaron algunas
decoraciones (Ibidem. 50). Esto significó una disminución de las importaciones
españolas y un aumento en la producción de cerámica local. Otros sitios en los
alrededores de Puebla que pudo analizar fueron, San Martín Texmelucan,
Huejotzingo, Cholula, Tecamachalco, Acatzingo, Tepeaca, Calpan, Tepanco,
Acatepec, Tonantzintla y la capilla real de Cholula (Ibidem. 53-56). Actualmente
este libro es una obra de consulta básica para identificar algunos tipos de la
alfarería colonial en Puebla y en diferentes lugares de lo que alguna vez fue la
Nueva España.

Podemos citar también los trabajos realizados en el ex-convento franciscano de


San Miguel Arcángel de Huejotzingo en 1980 bajo la coordinación del
Arqueólogo Eduardo Merlo Juárez. La obra tenía como objetivo la restauración
conservación y obtención de información sobre las distintas etapas de ocupación
del inmueble; sin embargo, los alcances fueron mayores por lo que fueron
necesarias las excavaciones arqueológicas debido a la presencia de pisos,
muros, entierros y cerámica (Merlo 1981; 1984, Sáenz 2004). Los trabajos
arqueológicos se dividieron en conjuntos para su mejor registro: El atrio, con las
capillas posas, pasillos procesionales, viacrucis, ductos y desagües; el solar sólo
en lo referente a la cimentación de sus bardas y acueductos; las calles
perimetrales en su relación con la cimentación de bardas y desagues; el
Convento sólo en las partes afectadas por la restauración; el Templo sólo en el

43
presbiterio, el osario y en los trabajo de liberación de la puerta “Porciúncula” y
finalmente, la Huerta que fue dividida norte, este y sur (Merlo; 1981: 22).
Con ello se obtuvo información del sistema de abastecimiento de agua desde la
zona de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl hasta su introducción al propio
convento y de allí, su distribución interna hasta el suministro del vital líquido al
resto de la población a través de cañerías y fuentes ubicadas en cada una de las
esquinas del propio convento. Como resultado de esto surgió el trabajo de
Córdoba (1991) donde ubica las características de las tres etapas constructivas
del primer templo construido por Fray Juan de Alameda, así como la primera
capilla abierta. Los resultados se resumieron en el artículo Arqueología histórica
en Huejotzingo, Puebla en las memorias del Primer Congreso de Arqueología
Histórica.

Entre 1972 y 1976 y bajo la dirección de Ángel García Cook, se realizaron


trabajos de prospección y excavación en más de 699 sitios en el valle Puebla
Tlaxcala. Florencia Muller fue la encargada de analizar la cerámica colonial,
trabajo que derivó en la publicación de la obra Estudio de la cerámica hispana y
moderna Puebla Tlaxcala en 1981. En este texto se analizan todos los tiestos
con la finalidad de averiguar lo que sucedió con la alfarería en los años
posteriores a la conquista española, cuáles fueron las primeras cerámicas
españolas que llegaron a la zona explorada, cuáles fueron las cerámicas que
continuaron usando las formas pasta y tipos de decoración prehispánica, pero ya
mezcladas con las técnicas o elementos europeos y finalmente, establecer la
cronología de cada uno de estos cambios. Esta obra es básica para conocer la
cerámica de los horizontes posclásico tardío e hispánico temprano en el valle
Puebla-Tlaxcala.

Otro ejemplo es el realizado en la residencia de monjas del convento de San


Gabriel en San Pedro Cholula, dirigido por Plunket y Uruñuela. Aunque la
habitación de monjas correspondía al siglo XX, en las excavaciones se
registraron diversas etapas constructivas que van desde el Clásico hasta lo

44
moderno, siendo más abundante lo último (Plunket y Uruñuela 1993:15; Sáenz
2004:6). La investigación surgió a raíz de un proyecto de documentación y
restauración conjunta entre la orden Franciscana y la Universidad de las
Américas-Puebla para rehabilitar el Portal de Peregrinos y zonas colindantes del
Convento de San Gabriel, con el fin de convertir esta parte del convento en un
espacio para una biblioteca Franciscana y un centro de estudios de arte virreinal
para la Universidad (Plunket; 1994:3). Fueron dos temporadas de trabajos
arqueológicos. Durante la primera se excavaron la capilla real de San Gabriel y
su atrio, la iglesia de San Gabriel, el Convento, el Portal de Peregrinos, la
residencia de monjas, la Capilla de la Tercera Orden y los dormitorios de los
frailes. Para la segunda temporada se intensificaron las excavaciones solo en el
área de la residencia de monjas, ya que se planeaba la destrucción del espacio
de cocina y panadería. Durante los trabajos se encontraron evidencias
prehispánicas y coloniales, por lo que se diseñó un plan para su protección
(Ibid.: 6). Los informes de análisis de materiales se pueden consultar en el
departamento de Arqueología de la Universidad de las Américas y los informes
de excavación en el Archivo de la Coordinación de Arqueología del INAH.

Primer periodo: 1980-1994

SONDEOS DE ROBERT Y FLORENCE LISTER (1984)


Durante los años ochenta, los trabajos de Florence y Robert Lister se centraron
en la catalogación, tipología, análisis y estudio de los materiales cerámicos de la
época colonial de diferentes sitios en América. En su libro Sixteenth Century
Maiolica Pottery en the Valley of Mexico (1982) realizaron un estudio sobre la
industria cerámica específicamente la mayólica de México durante el siglo XVI y
caracterizaron los tipos más comunes y representativos. Ellos identificaron un
cambio abrupto en las tradiciones estilísticas y en la producción de cerámica
después de la conquista; sin embargo, en el siglo XVI aún se utilizaron diseños y
formas similares a los de la época prehispánica, pero con decoraciones

45
europeas. En el caso de la mayólica mencionan que durante los primeros años,
ésta se importaba desde Europa (Lister y Lister; 1982:13-15).

Dos años después, su principal interés radicaba en analizar el desarrollo y


evolución de la producción y comercio de la cerámica (mayólica) durante todo el
periodo colonial. Puebla parecía ser una ciudad idónea para este estudio, ya que
durante el periodo colonial, la ciudad era una de las principales productoras de
cerámica y su producción competía con la de otros lugares de España y Europa.
Para ellos era importante saber dónde habían estado ubicados los talleres de
cerámica en la ciudad de Puebla y para ello, contaban con fuentes escritas y
trabajos documentales como los de Hugo Leicht y Enrique Cervantes que
aportaban detalladas descripciones de las antiguas calles de Puebla y de los
negocios que ahí existían. Con base en los datos históricos que consultaron,
crearon un mapa de ubicación de los talleres alfareros desde el siglo XVI hasta
el siglo XIX.

Para el siglo XVI encontraron dos talleres. El primero ubicado en la antigua “calle
de los Herreros” que actualmente es la 3 Poniente y cuyo dueño era Gaspar de
Encinas. Este taller persistió durante los siglos posteriores y a decir por la basta
y detallada descripción de este taller, parece haber sido o el más grande o el
más famoso. El segundo taller pertenecía a Juan García Carrillo, único productor
de mayólica durante esa etapa y cuyo local se ubicaba en la calle que llevaba su
nombre “Calle de Carrillo” y que actualmente es la 9 Norte (Lister y Lister;
1984:88).

Para el siglo XVII el incremento de la población derivó en la apertura de nuevos


talleres alfareros y en la conformación de los gremios alfareros. Cervantes
menciona que fue en esta época cuando la práctica de la alfarería se reguló
formando grupos, clanes, normas, penalizaciones y otras ordenanzas. Debido a
la gran cantidad de talleres que existían, era común que cada taller tuviera una
firma o una marca para identificar la procedencia de los objetos. Durante este

46
siglo se registraron 191 personas que se dedicaban a este oficio aunque sólo se
tiene el registro de 19 talleres. Probablemente de estos 191 individuos algunos
eran maestros, aprendices, jornaleros o ayudantes generales. Dos de las calles
de Puebla tomaron su nombre de los dueños de los talleres alfareros, tal fue el
caso de la “calle del baño de Carreto” (calle 5 Norte) y la “calle de Zayas”
(avenida 10 Poniente). Este segundo taller fue fundado en el siglo XVII, pero fue
heredado durante generaciones y aunque el linaje de la familia Zayas
desapareció, el taller continuó funcionando hasta 1925 al celebrar su aniversario
número 250. Otros talleres importantes fueron los de la familia Roque, el de
Juan Rodríguez, el de la familia Buitrago y el de la familia Villalobos. Todos
estos ubicados en las calles de “Mesón de Sosa” (avenida 4 Poniente) y “calle
de la plaza pública a plaza San Marcos” (Avenida Reforma) (Ibíd.: 89-91).

Para el siglo XVIII la información es mucho más basta y voluminosa ya que se


describen a detalle 24 talleres. Los más importantes se ubicaban en “Calle de
Alfaro” (8 Poniente), “Calle de Cabezas” (12 Poniente) y “Calle de Espíndola” (2
Poniente).
Uno de los personajes que más se destaca en esta época es la figura de Don
Diego de Santa Cruz de Oyanguren y Espíndola, maestro de la mayólica,
pertenecía a una familia de alfareros desde el siglo XVII y era esposo de una de
las herederas de la familia Zayas. Don Diego era dueño de todos los talleres de
la calle de Espíndola, fungió como alcalde y líder de los alfareros por casi
cincuenta años y para la segunda mitad del siglo, se adueñó de otro importante
taller de la calle “mesón de Sosa”, actualmente 4 Poniente número 900 (Ibíd.:
91-93).

47
Imagen 4. Mapa de ubicación de los talleres alfareros identificados por Robert y Florence Lister.

Una vez ubicados los talleres en un mapa, los autores observaron que todos
estos se concentraban en el cuadrante noroeste de la ciudad. Al parecer este
cuadrante estaba destinado para ubicar a los talleres cerámicos desde el siglo
XVI y la tradición continuó hasta principios del siglo XX. Fue entonces cuando
ellos se plantearon la posibilidad de que esta concentración de talleres obedecía
a razones geográficas adaptativas y no tanto a un acomodo meramente
administrativo.

“Once the potter’s quarter policy was adopted, did


geographical factors such as prevailing winds, water
supply, accessibility, distance from the plaza, or
unoccupied land determine which part of the city was

48
selected for it? Or were unknown values associated with
certain neighborhoods?” (Lister y Lister;1984:88).

Para ellos, los factores geográficos fueron los que determinaron el


establecimiento de los talleres en ese cuadrante, ya que era el extremo más
cercano al camino que conducía a la ciudad de México y a Pachuca, lo cual
facilitaba el traslado para importación y exportación de productos. Por otra parte,
los terrenos que colindaban con los límites de la ciudad de Puebla estaban
despoblados, así que se podían utilizar como basureros para depositar los
deshechos de la producción.

A pesar de haber ubicado cada taller de la ciudad de Puebla, era imposible


realizar una excavación en los alrededores, ya que toda la evidencia de los
antiguos talleres se encontraba bajo gruesas capas de cemento.
Afortunadamente los arqueólogos encontraron un predio sobre la avenida 11
Norte, casi esquina con la 4 Poniente cerca de lo que ahora es el Museo del
Ferrocarril (Antigua estación de Ferrocarriles), lo suficientemente extenso como
para trazar unas calas de exploración. Para ellos el lugar era idóneo, ya que de
ser cierta su hipótesis, de que los límites de la ciudad fueron usados como
basureros de los talleres, no sólo encontrarían el límite de la ciudad, sino que
conocerían la razón por la cual todos los talleres de cerámica se ubicaban en
ese cuadrante de la ciudad.
Los resultados de la excavación corroboraron lo que esperaban. En los estratos
más recientes encontraron deshechos de cerámica polícroma del siglo XIX,
Negro sobre Amarillo, Azul y Café sobre Blanco, Café y Amarillo sobre Blanco,
Café, Verde y Amarillo sobre Blanco y Verde sobre Blanco. Debajo de esta capa
encontraron materiales pertenecientes al siglo XVIII, Puebla Azul sobre Blanco,
Huejotzingo Azul sobre Blanco y San Elizario Polícromo. En los niveles más
profundos encontraron fragmentos de San Juan Polícromo pertenecientes a los
siglos XVI y XVII.

49
Los arqueólogos aseguran que estos materiales forman parte de un gran
basurero de deshechos de producción, ya que no sólo encontraron fragmentos
de cerámica, sino también fallas en la producción como: platos a medio pintar,
tricoles adheridos a los fondos y fragmentos de cuencos fusionados.

La identificación del “cuadrante de los alfareros” dentro de la traza de la antigua


ciudad fue un aporte fundamental para la Arqueología Histórica de la ciudad de
Puebla, ya que no sólo se amplió el conocimiento sobre los talleres y las familias
productoras, sino que permite conocer las relaciones sociales, los lazos
matrimoniales, la distribución de los gremios y las interacciones de la gente con
su ambiente. Desafortunadamente, el terreno que se exploró era muy pequeño y
no permitió apreciar toda la inmensa variedad de tipos cerámicos que se
debieron producir durante cuatro siglos en los más de cuarenta talleres.

Sin duda este fue el primer proyecto de Arqueología Histórica en la ciudad de


Puebla, ya que conjugó a la perfección la intervención arqueológica basada en
investigación documental. La intención de los arqueólogos era excavar dentro de
uno de los talleres para poder apreciar la arquitectura y distribución de los
espacios en su interior, pero como ellos mismos mencionan, la urbanización
hace imposible encontrar uno de estos espacios sin alteraciones modernas.

RESCATE DEL TEMPLO DE SAN JAVIER (1985)


El Colegio de Padres Jesuitas de San Javier tuvo su origen en una disposición
testamentaria de don Sebastián Roldán, quien ordenó en 1733 que sus bienes
se destinaran a sostener misioneros para la evangelización de los indios. Fue su
hermana quien llevó a cabo la fundación en 1743, donando su capital para que
con el de su hermano, se estableciera un colegio de misioneros cuya
construcción concluyó en 1751. Después de la expulsión de los jesuitas en 1767,
el edificio quedó abandonado.

50
En frente del Convento de San Javier, en 1768, se planeó el lugar para que el
Batallón de México hiciera sus ejercicios y efectuaran prácticas de artillería sin
peligro. El terreno también fue ocupado posteriormente por el Regimiento del
Príncipe en 1821, el Batallón de la Milicia Activa en 1824, el Batallón del
Comercio en 1828, los Batallones de Iturbide y América en 1852 y por el
Batallón de Zaragoza de 1895 a 1913.

En 1834 pasaron a poder del Estado los edificios y terrenos del ex convento de
San Javier. En 1825, en la antigua calle de San Marcos, después Del Hospicio y
hoy Avenida Reforma, se estableció el presidio para reos sentenciados. En los
terrenos del antiguo ex convento de San Javier se empezó en 1840 la
construcción de la Penitenciaría del Estado. El proyecto de construcción del
penal se debió al célebre arquitecto poblano José Manzo.

Estaba por terminarse el edificio en 1863, cuando éste fue destruido junto con la
capilla de San Javier a causa de los combates y cañonazos durante la batalla
contra los invasores franceses en defensa de la ciudad al mando del General
Jesús González Ortega.
El Gobernador Juan Méndez comenzó a reconstruirlo y para 1871, estaba
terminado bajo el gobierno de Rosendo Márquez. En abril de 1890 fue
inaugurado el penal.

A principios de 1985 la empresa constructora C.O.M.V.E.S.A. fue contratada


para rehabilitar la antigua Penitenciaría de Puebla para convertirla en lo que hoy
es el Instituto Cultural Poblano. Las obras dieron inicio desde el mes de enero y
fue hasta el mes de abril cuando el Centro Regional INAH de Puebla mandó al
arqueólogo Gerardo Cepeda para supervisar y dirigir los trabajos de exploración
arqueológica antes de liberar las instalaciones para su rehabilitación.

A juzgar por el dictamen del arqueólogo encargado, el rescate se llevaría a cabo


en un mes (segunda quincena de abril y primera quincena de mayo) en la que se

51
efectuaron muestreos estratigráficos en la base de los pilares del lado sur de la
nave de la iglesia y en los pisos que ya habían sido afectados por la constructora
(Cepeda; 1985:5-6). También se efectuaron “trincheras” a lo largo de la nave de
la iglesia hasta llegar al altar mayor, esto para registrar los perfiles y obtener una
secuencia estratigráfica. Se trazaron otros pozos de sondeo en el patio de la
penitenciaría para registrar la secuencia cultural y encontrar los campos de
entrenamiento de los batallones.

Lamentablemente, los resultados de este proyecto jamás fueron entregados al


Centro Regional INAH ni a la Sección de Monumentos Históricos. Tampoco
existen publicaciones ni menciones sobre este proyecto, sólo un oficio dirigido al
Arqueólogo Joaquín García Bárcenas, entonces Director de Monumentos
Prehispánicos y Presidente del Consejo de Arqueología del INAH, en donde se
describe someramente la metodología, los procesos y las estrategias de
excavación que se pensaban seguir.

EXCAVACIONES EN EL HOSPITALITO (1986)


El inmueble fue erigido a pocas semanas de la fundación de la ciudad con el
propósito de atender a la gente enferma desde 1533. Desde entonces este
inmueble, ubicado en la calle 2 sur entre la 7 y 9 oriente, ha servido de hospital,
institución educativa y actualmente como museo para la ciudad.

En 1986 el Centro Regional de Puebla coordinó los trabajos de restauración y


exploración de tres edificios que formaron parte del antiguo Hospitalito, estos
edificios estaban marcados con los números 704, 706 y 708 de la calle 2 oriente
y con el número de partida 6 318 del Catálogo de Monumentos Históricos de la
ciudad de Puebla. Los trabajos de restauración fueron auspiciados por la
fundación Mary Street Jenkins para la adaptación a un museo prehispánico y

52
colonial conocido ahora como Museo Amparo, por lo que fueron necesarios
algunos sondeos para entender el sistema de cimentación del edificio.

La exploración arqueológica inició con la excavación de pozos de sondeo por


parte de los ingenieros para conocer la mecánica de suelos lo que llevó a la
suspensión temporal de las obras. Aprovechando esos pozos se exploraron los
perfiles y en uno de ellos se encontró una columna de piedra rodeada de huesos
del periodo colonial. Se retiraron los huesos y por debajo de esta capa se
detectó un estrato color café de textura porosa y espesor muy delgado que
contenía una alta densidad de materiales prehispánicos cerámicos y líticos. Se
trataba de una capa cultural asentada sobre la roca madre y no sobre tepetate,
como normalmente se encuentra en otros lugares del área de Puebla Tlaxcala,
estos materiales se encontraban in situ, esto es, que no sufrieron alteraciones
desde que fueron depositados.

Debido a este descubrimiento fue necesario abrir otros pozos de sondeo para
rectificar que esta capa fuera cultural y no de origen natural o que se trataran de
materiales de arrastre. Los resultados de los otros pozos de sondeo fueron los
mismos: por debajo de los cimientos del Hospitalito había material prehispánico.
Las excavaciones entonces se trasladaron a los edificios con número 706 y 708
para tratar de encontrar los mismos restos en los edificios contiguos. En estos
pozos, por debajo de los cimientos coloniales se encontraron manifestaciones
culturales prehispánicas que desplantaban sobre una capa negra de origen
orgánico sobre el tepetate.

Estas excavaciones originaron muchas preguntas, ya que ninguna población


prehispánica estaba referida en las fuentes de la fundación de Puebla. De existir
una población anterior a la llegada de los españoles, era necesario realizar
muchos sondeos más para saber qué tan grande era el poblado sobre el que se
fundó Puebla. Sobre esto, Fernando Cortés de Brasdefer comentó:

53
“¿Verdaderamente no estaba poblado este paraje cuando
los españoles se lo repartieron?, ¿Acaso engañaron a la
Corona?, ¿Los españoles les quitaron las tierras a los
indios asentados ahí?” (Cortés, 1991:176).

El Ayuntamiento comenzó a levantar algunas calles del centro histórico para


cambiar los drenajes, remodelar aceras y asfaltar varias calles. Aprovechando
estas obras se pudieron sondear algunas otras calles como: la 5 de Mayo entre
la 2 y 10 poniente, en la 2, 4, 6, 8 y 10 poniente entre la 6 norte y la 13 norte. En
esas exploraciones:

“La hipótesis fue corroborada. Ahí estaban esparcidos


entre los montones de tierra y bajo las pisadas de los
transeúntes, mezclados con la basura y la tierra, los
fragmentos de cerámica y hasta figurillas de deidades
mitológicas” (Ibídem: 176).

Entre todos los materiales obtenidos, se cuantificaron 865 fragmentos de


cerámica prehispánica toda doméstica monocroma y algunas decoradas. Entre
las monocromas había cerámica café, negra y roja y entre las decoradas se
identificaron roja fina y polícroma laca. De lítica se encontraron navajillas de
obsidiana verde y gris y de metal, un cascabel de cobre.

Las conclusiones finales nunca fueron publicadas por Cortés de Brasdefer, sin
embargo, propuso la posibilidad de que existía un asentamiento prehispánico
anterior a la fundación de Puebla, por lo que sus siguientes estudios se
enfocaron en correlacionar las fuentes históricas con las evidencias materiales
encontradas y concluyó tajantemente que las fuentes históricas mintieron y que
expulsaron a los pobladores que ahí vivían. Toda esta información fue expuesta
en las memorias del Primer coloquio de balances y perspectivas de las
investigaciones de la ciudad de Puebla en 1991. La teoría aún no se deshecha,
pero la falta de análisis de materiales y el hecho de que estas conclusiones

54
están basadas en pozos de sondeo y no en excavaciones extensivas, ponen en
duda las aseveraciones del arqueólogo. El arqueólogo Arnulfo Allende presentó
una ponencia en el Coloquio del 475 Aniversario de la fundación de Puebla,
donde expuso que a pesar de que en las exploraciones arqueológicas realizadas
en el centro histórico se han encontrado algunos materiales prehispánicos y se
ha podido tener una secuencia más o menos continua de ocupación humana en
el valle de Puebla, no se cuenta con la evidencia suficiente para creer que
Cuetlaxcoapan era una ciudad o un asentamiento permanente o un centro
ceremonial. Por lo tanto, se debe seguir considerando como un valle (Allende;
2006a: 11).

A pesar de las constantes críticas, ésta es sin duda una de las primeras
intervenciones arqueológicas dentro de contextos históricos que intentan
correlacionar arquitectura, materiales arqueológicos y fuentes históricas.

EXCAVACIONES EN EL EX CONVENTO DE SANTO DOMINGO-MERCADO


DE LA VICTORIA (1989)
A finales de los años ochenta, el entonces Centro Regional Puebla solicitó al
Gobierno del Estado que presentara el proyecto de remodelación que se
planeaba realizar en el Mercado de la Victoria, ya que estos trabajos afectarían
de manera total los restos del convento de Santo Domingo, considerado como
uno de los más importantes de la ciudad de Puebla. El proyecto nunca fue
entregado al INAH y los trabajos de remodelación dieron inicio en 1987 sin una
intervención arqueológica previa. Fue hasta marzo de 1989 que la sección de
arqueología comenzó los trabajos de rescate arqueológico de lo que fue el
antiguo convento dominico. Los trabajos de rescate para ese momento
consistieron en realizar pozos estratigráficos en las jardineras y sitios que no
habían sido afectados por los pisos de la plaza, identificar los espacios que
correspondieron al antiguo convento y registrar los elementos arquitectónicos de

55
las construcciones anteriores al mercado. Las excavaciones estuvieron a cargo
del arqueólogo Carlos Cedillo Ortega y Gloria Salazar.
En los pozos de sondeo realizados en las jardineras del mercado se encontraron
restos del sistema de cimentación, el cual consistía en una serie de pilotes de
madera colocados alternadamente y enterrados hasta el tepetate, una vez
colocados estos pilotes se colocaron piedras de travertino para dar una mayor
estabilidad.
En las exploraciones en el área del ábside del templo se localizaron dos muros
paralelos que correspondían al “camarín de la Virgen” y huellas de lo que
parecían habitaciones con pisos de estuco cuya función fue difícil de determinar.
En otro pozo de sondeo se reveló otro espacio con su respectivo piso el cual no
pudo ser excavado en su totalidad (Cedillo; 1989: 11).
En el área de los claustros del convento se encontraron dos conjuntos de
claustros con sus respectivos patios centrales, ambos destruidos por la apertura
del callejón y por la construcción del mercado. También se encontraron el pasillo
y la bóveda de cañón corrido del segundo claustro interrumpidos por los locales
del mercado. Hacia el sur del corredor se encontraron dos cuartos con bóvedas
de arista, lo que parecía corresponder al testero del claustro. Se encontraron
también restos de muros, pisos, nichos y enlucidos de las diferentes épocas
constructivas del claustro.
En el patio se encontraron restos de las basas de cuatro columnas del patio
central así como la cimentación de su fuente ochavada. También se encontró el
piso del patio del claustro bajo hecho de ladrillo colocado en forma de petatillo,
este piso estaba limitado por una banqueta que accedía a un cuarto con piso de
azulejo, posiblemente este espacio corresponde al refectorio del convento ya
que la misma disposición banqueta-escalón-azulejo se encuentra en el refectorio
del convento de Santa Mónica (íbid.13, 14).
Por encima de los pisos del convento se observó otro que correspondía al piso
del primer mercado. En este piso se definió la distribución de los locales pues se
encontraron alineamientos de postes de los diferentes puestos.

56
Se retiró el repellado del muro norte y se pudieron observar huellas de varias
épocas constructivas: la primera correspondía a la sacristía y la segunda era la
huella de una posible capilla justo en la contraparte de la capilla del Rosario.
Esta capilla se caracterizaba por tener un escudo de armas en el muro de
acceso, se cree que el escudo pertenecía al emblema de una familia poderosa
relacionada con el convento. El escudo de armas presenta en la parte superior
un yelmo del cual salen plumas y roleos, el escudo está dividido en cuatro
cuadrantes, en la parte superior y a la izquierda, el primer cuadrante presenta
cinco barras en sentido vertical, el de la derecha un león rampante, en la parte
inferior y a la izquierda el cuadrante presenta cinco botines, cuatro en las
esquinas y uno al centro, por último el de la derecha muestra lo que parece ser
un grifo. Este escudo está rematado en la parte superior por una cornisa que
sigue la conformación de la bóveda de la “capilla”, que debió ser de cañón. (Ibíd.
16,17). Por debajo de este elemento de yesería se puede observar un arco que
fue tapiado posteriormente, por eso se puede decir que funcionó como acceso
de la iglesia al convento.
Por último, en los sondeos realizados al norte de la sacristía se encontraron
restos de un entierro múltiple, sellado por un piso de ladrillo y argamasa,
seguramente restos de individuos muertos durante las pestes que hubo en la
ciudad de Puebla.

57
Imagen 5. Escudo de armas rematando el arco de acceso al convento. Fotografía de Carlos Cedillo.

Imagen 6. Planta arquitectónica del ex convento de Santo Domingo y Mercado de la Victoria.

58
Lamentablemente, los trabajos de sondeo y análisis de materiales tuvieron que
ser suspendidos por falta de presupuesto y el retiro de la fundación Jenkins del
proyecto de remodelación de la plaza. Aún así, se buscaron documentos
históricos en varios archivos en el Estado de Puebla en busca de datos que
complementen la información arqueológica. Se presentaron los resultados de la
excavación en el 3er Congreso de Avances de la Investigación del INAH Centro
Regional Puebla.

Actualmente los materiales arqueológicos están siendo analizados por el


pasante Carlos Alberto Martínez Hernández con el objetivo de relacionar los
materiales recuperados con los espacios arquitectónicos y las fuentes históricas.
Su tesis se recomienda revisar para futuros trabajos, una vez que esté
disponible.

PROYECTO DE RECUPERACIÓN ETNOHISTÓRICA-ARQUEOLÓGICA DE


PUEBLA (1989)
Francisco Rivas en 1989 comparte su punto de vista en cuanto a las
intervenciones arqueológicas, él opina que las interpretaciones no siempre se
hacen a partir de los materiales arqueológicos, ya que para conocer aspectos
como la organización social o la ideología, se trabaja en forma interdisciplinaria
con la Etnohistoria, la Historia, la Lingüística, la Antropologia Social y la
Etnografía. Por esta misma razón, es necesario recurrir a la información inmersa
en las fuentes primarias o de primera mano escrita por cronistas indígenas y
españoles a lo largo de los siglos XVI al XVIII, así como a pictografías post y
prehispánica (Rivas; 1988:1).
Este trabajo tenía como objetivo apoyar al proyecto arqueológico del PASOP
propuesto al Consejo de Arqueología desde 1983 por Ángel García Cook a nivel
etnohistórico- arqueológico siglos XVI- XVIII con el objetivo de:

59
“conocer el mosaico cultural del periodo de tiempo citado,
también para saber cómo se interrelacionaban los grupos
étnicos que confluyeron el área, cuáles fueron sus formas
de adaptación y explotación de recursos del medio
ambiente, la tenencia de la tierra y su distribución jurídico-
política y geografía espacial, con el fin de conocer cómo
pudieron ser en el último periodo prehispánico y durante la
etapa colonial” (Rivas; 1988:6).

Otra finalidad del proyecto era plantear analogías etno-arqueológicas, esto es,
corroborar los datos históricos con las evidencias materiales obtenidas durante
el proceso de excavación.
Rivas consideró para que un trabajo arqueológico esté completo, debe tener
datos históricos que complementen el conocimiento, es por eso que recurre a las
fuentes etnohistóricas del área: datos existentes, relaciones de pueblos y
congregaciones, relaciones geográficas del siglo XVI, documentos de primera
mano en varios archivos históricos, utilizó también algunas pictografías afines al
área de estudio como el Códice Nutall, el Vindonbonensis, los del grupo Selden,
el Becker, Códice Sánchez Solís y el mapa de Xochitepec de la región aledaña
al suroeste poblano.
El arqueólogo afirmaba que con el buen uso y análisis de las fuentes históricas
no sólo se podían conocer las características socioeconómicas y su ubicación
espacio- temporal, sino que se podía tener suficiente información como para
encontrar asentamientos arqueológicos descritos por las fuentes históricas
desde el siglo XVI, se podían delimitar señoríos, cacicazgos y hacer análisis
espaciales de algunos asentamientos; también se podían detectar patrones de
asentamiento y patrones del uso de suelo en época colonial, y para él, ahí
estaba la utilidad de las fuentes históricas en el trabajo arqueológico; con una
visión más amplia y completa de la época colonial se podía entender mejor las
dinámicas sociales a nivel regional (Rivas; 1989: 7).

60
Las conclusiones del proyecto fueron presentadas en el informe preliminar para
optar por la definitividad de investigador asistente B en 1989. En este informe
presentó su investigación en torno a la caracterización social del área de la baja
Mixteca y los alrededores de Puebla en los siglos XVI al XVIII, retomando
antecedentes desde el periodo Clásico, Epiclasico y Posclásico tanto en Puebla
como en los municipios de Acatlan, Petlalcingo, Chitla, todos los señoríos
mixtecos al momento de la conquista, su organización social, su economía y
tributo, el sistema de Encomienda en el siglo XVI, el pago del diezmo en Puebla
y la conformación de Acatlan como cabecera en el siglo XVI.
Este podría considerarse como uno de los primeros y mejores trabajos que
amalgaman el quehacer arqueológico con el uso de la documentación histórica.
Sin duda uno de los primeros pasos que empieza a dar la Arqueología
tradicional para convertirse en lo que hoy es Arqueología Histórica.

HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS (1989)


Ya establecida la orden de los Juaninos en Puebla, decidieron edificar un
hospital en 1629. A pesar de la oposición que tenían con el clero secular, se
instaló el hospital en la vieja ermita de San Bernardo con ayuda de un
benefactor que donó el solar, donde se edificaría la iglesia del hospital. Aún no
se construía la enfermería ni las habitaciones de los frailes, sin embargo se
mantuvieron de donaciones y aportaciones particulares. Para 1632 se terminó el
hospital. Tiempo después se colocó la primera piedra para la construcción de la
iglesia, que fue terminada en 1681. Treinta años más tarde por un temblor en
1711 fue destruida y restaurada con limosnas.
Al parecer el hospital no trataba enfermedades específicas, ni a un sector social
en particular como lo hacían otros hospitales en la ciudad. Se menciona que
para 1772 que asistían anualmente 574 enfermos entre hombres y mujeres
atendidos separadamente y sólo se especifica el trato especial para los
enfermos de sífilis dentro de una sala con seis camas que tenía el hospital. El
hospital de San Bernardo adquirió el nombre de San Juan de Dios en 1775
según Raúl Contreras (citado en Reynoso; s/f: 10).

61
Funcionó como hospital durante el siglo XVII y la primera mitad del XIX hasta el
año de 1867. Posteriormente fue transformado en cárcel durante la década de
1980. El Hospital de San Juan de Dios se encuentra sobre la calle 16 Oriente
casi esquina con calle 5 de Mayo. Actualmente alberga las oficinas del DIF
estatal.

En los archivos del Centro INAH Puebla se registran tres intervenciones


arqueológicas en el antiguo Hospital de San Juan de Dios. La primera de ellas
estuvo a cargo de la Arqueóloga Gloria Salazar en 1989.

Posteriormente el Gobierno del Estado mandó a remodelar el inmueble y para


estos trabajos fueron necesarias dos etapas de intervención arqueológica: la
primera a cargo de la Arqueóloga Elisa Pérez Alemán y la Antropóloga Física
Bertha Ocaña, del 20 de septiembre al 2 de Octubre de 1995. Sin embargo en la
segunda etapa de remodelación en 1997, el Arquitecto encargado de la obra, no
dio aviso al Instituto y se realizaron varias excavaciones sin autorización,
afectando material cultural presente en el subsuelo. Por este motivo la
Arqueóloga Elisa Pérez y el Antropólogo Físico Zaid Lagunas registraron los
restos óseos humanos y los contextos afectados y emitieron queja por escrito de
lo ocurrido. Se levantó el material óseo para trasladarlo al Instituto.

62
Mapa de referencia.

Imagen 7. Ubicación de proyectos arqueológicos efectuados en los años ochenta.

63
Segundo periodo: 1994-1999

En los años noventa, el crecimiento poblacional de la ciudad de Puebla obligó al


Gobierno del Estado a proporcionar y mejorar los servicios básicos en 16
municipios conurbados. Así, en 1993 se diseñó el Programa de Desarrollo
Regional Angelópolis (PDRA) durante la administración del gobernador Manuel
Bartlet Díaz. Este programa contemplaba el mejoramiento de la infraestructura
urbana y de mejora de servicios orientados a establecer un sistema de
desarrollo regional, sostenido y ordenado de los municipios y poblaciones
comprendidas en su área de influencia. El PDRA comprendió los municipios de
Amozoc, Coronango, Cuantinchan, Cuautlancingo, Domingo Arenas,
Huejotzingo, Juan C. Bonilla, San Andrés Cholula, San Martín Texmelucan, San
Pedro Cholula, Santa Clara Ocoyucan, Tenengo, Xoxtla y por supuesto la ciudad
de Puebla capital.

Por medio de un diagnóstico se evaluaron todos los problemas y deficiencias de


cada municipio para diseñar a su vez proyectos más específicos. Los proyectos
incluían: planeación urbana, agua, drenaje y alcantarillado, desechos sólidos,
vivienda, promoción industrial, comercio y abasto, turismo, educación y cultura,
salud e infraestructura hospitalaria, seguridad pública y modernización de
catastro.

En el diagnóstico elaborado para el área de San Francisco se concluyó que no


se había explotado correctamente el potencial turístico-cultural por su carencia
de infraestructura básica.

El gobierno del Estado decidió que una intervención total en esta zona traería
una derrama económica importante a la capital, ya que hasta ese momento la
ciudad de Puebla era considerada por la mayoría de los turistas como una
“ciudad de paso”. La necesidad de convertir a Puebla en un atractivo turístico fue
lo que motivó al gobierno a intervenir en el desarrollo, mantenimiento y

64
fortalecimiento de la infraestructura en el centro histórico. Para el gobierno era
prioridad la intervención de Paseo de San Francisco:

“El Proyecto Paseo de San Francisco permitirá en un


ámbito sustancial que fluya el turismo, no sólo a la ciudad
sino a la región, generando la derrama económica que
beneficiará a este importante sector productivo, el objetivo
es rescatar y revalorizar los inmuebles históricos mediante
la estrategia de promover la inversión pública y privada
para el desarrollo de la infraestructura turística
aprovechando los recursos disponibles y utilizando al
turismo de negocios” (Rojas et al.; 1998:27).

Dentro de este marco político social se contempló, en el área de San Francisco,


la construcción de un centro de convenciones, hoteles cinco estrellas, un museo
de sitio, áreas para actividades culturales, centros comerciales y locales
comerciales para buscar la modernización de la ciudad, capitalizando la riqueza
patrimonial y convertir al centro histórico en un lugar de interés turístico
(Cabrera; 2006: 8).

Fue así como el 13 de agosto de 1993 se declaró de utilidad pública la ejecución


del Programa de Desarrollo Urbano, Mejoramiento, Conservación e Integración
del Paseo de San Francisco. Los objetivos primordiales de la obra fueron:
1.- Detener y revertir los efectos del deterioro en su entorno
2.-Modernizar el uso y aprovechamiento de los inmuebles, propiciando su
convivencia con edificaciones futuras acordes con la calidad arquitectónica
prevaleciente
3.- Generar inversiones y actividades económicas de gran envergadura, que
pudieran multiplicar sus efectos en la propia zona y que alcancen jerarquía
internacional
4.- Preservar y mejorar los barrios históricos, manteniendo en ellos sus usos y
costumbres tradicionales

65
5.- Mejorar la calidad de vida de los habitantes del centro histórico, que durante
décadas han ido perdiendo el valor de su entorno urbano
6.-Recuperar plazas y espacios abiertos, dándoles posibilidad de una utilización,
acorde con las necesidades futuras
7.- Aprovechar terrenos baldíos y rescatar construcciones ruinosas
8.- Incrementar la superficie de áreas verdes en la ciudad
9.- Disponer de un amplio espacio recreativo, cultural y comercial que detone
múltiples actividades económicas en beneficio de los poblanos (Rojas; 1998:
29,30).

Imagen 8. Propuesta de rehabilitación para Paseo de San Francisco.

Se esperaba que con estas medidas se detonara la economía de esta parte de


la ciudad, cobrara vida el centro histórico y a mediano plazo promoviera la
conservación del Patrimonio Monumental Edificado y los beneficios fueran para
toda la población. El gobierno adquirió la mayoría de las propiedades en común
acuerdo con sus propietarios, fue necesario expropiar algunos inmuebles que
integraban el área de 57 mil m² correspondientes a seis manzanas.

66
Así el 24 de abril de 1996 el Gobierno del Estado de Puebla y el Instituto
Nacional de Antropología e Histórica celebraron un convenio para la ejecución
del proyecto especial de trabajo denominado “Plan de Conservación Urbano
Arquitectónico del Paseo de San Francisco”, por tratarse de un Programa que se
ejecutaría en un área que fue declarada Patrimonio de la Humanidad, en
atención de que el gobierno federal decretó la protección de dicha área.

El Plan de Conservación contemplaba los siguientes objetivos:


1.- Proteger y promover la recuperación del Patrimonio edificado a través de
intervenciones que garanticen la integración arquitectónica y de contexto.
2.-Analizar la estructura urbana actual y proponer los usos de suelo e
infraestructura recomendables en el sector de las seis manzanas y sectores
colindantes, con propuestas que satisfagan las necesidades de inversión.
3.-Alentar la salvaguarda del patrimonio cultural y del sector de las seis
manzanas y sus inmediaciones, recuperando elementos físicos y simbólicos que
conformaron el asentamiento histórico en este lugar.
4.-Mejorar la calidad de vida de los sectores inmediatos a las seis manzanas,
con acciones paralelas de ordenamiento y renovación urbana (Allende;2004a:
4).

Este proyecto estuvo a cargo del Arqueólogo Carlos Cedillo Ortega, el Arquitecto
Sergio de la Cruz Vergara Berdejo, Daniel Alvarado Hernández, la restauradora
Elisa Ávila Rivera. Con los apoyos de Filiberto Álvarez Quevedo, la arquitecta
Delia Domínguez Cuanalo y el arquitecto Martín Estrada.
Este proyecto lo hemos dividido en cuatro subproyectos por las etapas de
intervención de cada área y para su mejor exposición: primero, Estanque de
Pescaditos; segundo, Proyecto de salvamento arqueológico del Paseo de San
Francisco Parte I; tercero, Proyecto de salvamento arqueológico del Paseo de
San Francisco Parte II y por último, rescates en los alrededores de San
Francisco.

67
PROYECTO ARQUEOLÓGICO, ARQUITECTÓNICO E HISTÓRICO DEL
“ESTANQUE DE LOS PESCADITOS”
Este proyecto se desarrolló en el área comprendida entre las calles 6 y 14 oriente
por un lado, y entre la 12 norte y el boulevard Héroes del 5 de Mayo por otro, sobre
las faldas de los cerros de Loreto y Guadalupe, al margen del antiguo río de
Cuetlaxcoapan (río San Francisco) y de su afluente el arroyo Xonaca.

Esta zona tan importante por su abundancia hidráulica, ha sufrido grandes


modificaciones desde su fundación, sobre todo a fines del siglo XIX. Destacan el
entubamiento de los ríos San Francisco y Xonaca para pavimentar las actuales
calles de Avenida Xonaca y Boulevard Héroes del 5 de Mayo en los años sesenta
del siglo XX y el emplazamiento de gran parte del sector industrial, principalmente
textil del siglo XIX cuyos remanentes aún pueden observarse a través de los restos
arquitectónicos de las numerosas fábricas que aquí se ubican. Esta zona
representa uno de los puntos clave para el estudio de la primera fundación de
Puebla de los Ángeles, ya que es aquí donde iniciaron las construcciones de la
ciudad en 1531 junto con la edificación del convento de San Francisco (Cedillo;
1997:13)

Ya en 1550 existían antecedentes de que el área fue propiedad de García de


Aguilar, primer regidor de la ciudad al momento de su fundación, quien utilizó el
predio como huerta. Posteriormente, pasó a manos de su yerno Felipe Ramírez de
Arellano quien construyó una casa y tenería. En el plano de 1754 se observa en
este sitio una cerca rectangular, en cuyo interior se aprecian árboles y brota un
manantial cuyo derrame va al río de San Francisco, mencionándose también que
el manantial está en un estanque y sirve para el riego. En 1745 y 1776 el agua se
condujo al nuevo Cuartel de los Dragones, situado al otro lado del río Xonaca, por
medio de una cañería que era alimentada desde el tanque de los pescaditos.

Durante esta temporada de exploraciones en el Paseo de San Francisco, las


excavaciones se concentraron en el predio donde se ubicó el antiguo “Estanque de

68
los Pescaditos”, cuya ubicación exacta se intentaba determinar a través de las
excavaciones.
El objetivo principal del proyecto fue el rescate y puesta en valor del área conocida
como “Estanque de Pescaditos”, mediante la investigación arqueológica, histórica y
urbano-arquitectónica, y se planteaba lo siguiente:

a) Delimitación y registro de las evidencias culturales del área, así como definir los
perímetros de los espacios civiles y religiosos (convento franciscano y huerta de
García de Aguilar y otros espacios)
b) Delimitación del espacio ocupado por el ex convento de San Francisco y en la
medida de lo posible determinar y definir cuáles eran los espacios arquitectónicos
de este, así como del espacio que ocupó la huerta de García de Aguilar, espacio
colindante al convento. De cada uno de estos espacios se trataron de establecer
las distintas épocas constructivas, así como su posible función, valorando la
posibilidad de su permanencia
c) Aportar elementos histórico-arqueológicos que permitieran dilucidar los procesos
de desarrollo del área del primer asentamiento de la ciudad de Puebla y la relación
con su entorno
d) Conocer los materiales arqueológicos que llegaban a la Ciudad de Puebla a
partir de su fundación, y cuáles eran producidos en la ciudad y las relaciones
comerciales con otras poblaciones
e) Determinar si efectivamente antes de la fundación de la Puebla de los Ángeles
no existieron evidencias de ocupación prehispánica en el área de estudio
f) Recuperar, conservar y restaurar los espacios, materiales arqueológicos y
arquitectónicos presentes en la zona a través de su integración al proyecto de
rescate en el área

La intención de esta primera etapa de trabajo en el área de San Francisco era


poder sondear y obtener información que permitiera prever el registro y rescate de
los siguientes elementos en las futuras excavaciones (Cedillo;1998:282). De este
proyecto se derivaron las siguientes dos etapas de trabajo.

69
En cuanto a la metodología de investigación fue necesario elaborar un plan que
incluyera la búsqueda de documentación histórica para conocer los diferentes
cambios que sufrió esa área y poder identificar todas las etapas ocupacionales en
campo. En este sentido, la metodología aplicada para esta primera etapa de
trabajo fue la siguiente:

1.- Investigación documental para la recopilación de información histórica del


área
2.- Registro y levantamiento fotográfico del área, antes, durante y al final del
proceso de investigación
3.-Trabajos de limpieza, protección y acondicionamiento del área de trabajo
4.-Traslado del banco de nivel y registro de detalles topográficos del área de
investigación
5.-Registro planimétrico de plantas de conjunto, alzados, cortes, detalles,
deterioros, materiales y sistemas constructivos de los elementos arquitectónicos
que se encuentren durante el proceso de investigación
6.-Establecer la retícula del área de investigación con unidades de 2 x 2 mts.
Para el registro, ubicación y control de las evidencias arqueológicas y
arquitectónicas que se encuentren durante el proceso de investigación
7.-Exploración a través de pozos estratigráficos, calas de aproximación o
excavaciones extensivas, con el propósito de detectar y liberar los elementos
arqueológicos y arquitectónicos localizados en el predio
8.-Registro de los materiales arqueológicos de acuerdo con su posición espacial
y estratigráfica
9.-Lavado y marcado de los materiales arqueológicos (cerámica, vidrio, metal,
etc.), para su análisis e interpretación de acuerdo a su contexto
10.-Análisis arquitectónico de las edificaciones relevantes y sus características.
Identificación de parámentos externos e internos, integración de nuevos
elementos arquitectónicos y propuestas de uso
11.-Propuesta de liberación de construcciones arquitectónicas que no
representan valor histórico, previo registro (Cedillo; 1997:1).

70
En el fondo del antiguo cuerpo de agua donde se encontraba el “Estanque de los
Pescaditos” se localizaron varias ofrendas prehispánicas que seguramente
fueron depositadas para propiciar la abundancia hidráulica de la zona. Por sus
características estas vasijas se pudieron ubicar temporalmente en el Preclásico
Medio (100 a.C. a 200 d.C.), aunque también se encontraron algunas vasijas de
los periodos Clásico y Posclásico en menos cantidad como Anaranjado Delgado,
Rojo sobre Ocre y comales de la misma temporalidad (Cedillo; 1998: 283).

La topografía natural que presenta el área de San Francisco tuvo que ser
modificada y adaptada para el primer emplazamiento y asentamiento colonial,
tanto para los franciscanos como para la primera fundación de la ciudad.
Durante las excavaciones en la ribera del río los arqueólogos pudieron observar
el sistema de terrazas que fueron construidas para cimentar las primeras
construcciones. Sobre estas primeras cimentaciones se localizaron antiguos
canales de desagüe, pisos y muros, además de los límites de las jardineras de la
última etapa de funcionamiento del “Estanque de los Pescaditos”. Estos
primeros vestigios se encontraban sobre una elevación natural donde la gente
podía protegerse de las inundaciones de estos primeros momentos reportados
en las fuentes, pero además podía tener acceso a una fuente de agua tanto para
el uso doméstico como para el industrial como lo fue el caso de la embotelladora
de refrescos “La Superior”, de las cuales también se encontraron restos de su
construcción. De las construcciones de este primer momento de la fundación de
Puebla se encontraron los cimientos y columnas de una posible capilla del siglo
XVI:

“Entre las construcciones, destaca una conformada por


cuatro pilares construidos con piedra careada, lajas y
cantos rodados unidos con argamasa de lodo, técnica
similar a la utilizada en las cimentaciones hasta ahora
localizadas al suroeste del convento.
… por su técnica y estilo creemos que corresponde al siglo
XVI y esto nos hace pensar que se trata de una capilla

71
que formó parte del conjunto conventual” (Cedillo;
1998:285).

Entre otros hallazgos coloniales reportados durante esta etapa de trabajo


estuvieron los del jardín de “La Violeta”, donde se localizaron vestigios de lo que
fueran construcciones civiles, consistentes en muros de piedra y lodo, en uno de
los cuales se apreciaban huellas de pilotes de madera. Un muro similar se
encontró por debajo de los pisos del convento franciscano, lo que sugiere que
las construcciones civiles ocuparon un área mayor de la que se logró recuperar.

Asociados a estas estructuras, aparecieron tipos cerámicos de manufactura


española, así como mayólicas italianas, porcelana china de la dinastía Ming,
también conocida como Carraca, además de la llamada cerámica de contacto, la
cual se caracteriza por su manufactura o estilo netamente indígena, lo que
permitió fechar esta construcción para finales del siglo XVI. Muy cerca del muro
que presenta las huellas de pilotes, se localizó una fosa que contenía un
entierro, que es uno de los más antiguos recuperados en el área.

Por otra parte, hacia la primera mitad del siglo XVI, los franciscanos comenzaron
a edificar su convento e importantes obras relacionadas con el abastecimiento y
control del agua. Entre ellas destaca la desviación del cauce del río San
Francisco y el aprovechamiento de las aguas de los manantiales, proceso que
duró varios siglos.

En los predios donde hoy se ubican las fábricas “La Oriental” y la “Embotelladora
Superior”, se hallaron evidencias de este cauce, poco más hacia el sur, se
encontraron los restos de una importante obra hidráulica relacionada con el
convento, constituida por un foso excavado sobre tepetate, que presenta en su
desarrollo una serie de orificios a través de los cuales se filtraba el agua;
además cuenta con dos estanques, separados por un muro que presenta tubos
de barro (Cedillo; 1997: 13-15).

72
En su parte central, se construyó una estructura con cuatro pilares de sección
cuadrada, desplantados sobre un zócalo de piedra basáltica. Estos pilares
sostenían columnas monilíticas que soportaban un friso decorado con una serie
de círculos en cuyo interior presentan una cruz, o flor, de color rojo sobre un
fondo negro. Dadas sus características arquitectónicas y ubicación, se propuso
que esta estructura tuvo un carácter ritual (ibíd.: 15).

En el fondo de los estanques se encontró una gran cantidad de materiales


cerámicos, que van desde el siglo XVI al XVIII, dentro de los tipos registrados
sobresalen el San Juan Polícromo, San Luis Azul sobre Blanco, Aranama
Polícromo, Abó Polícromo y Puebla Azul sobre Blanco, además de fragmentos
de vidrio de manufactura italiana.

Hacia el siglo XVII o XVIII, cerca de este complejo, se construyó una casa con
varios cuartos. Uno de ellos presentó un fogón y los restos de dos grandes
vasijas de barro, lo que permitió suponer que este espacio funcionó como un
área de preparación de alimentos. Al lado opuesto se localizó un cuarto con piso
de ladrillo dispuesto en forma de petatillo, que pudo haberse utilizado como
dormitorio. Entre ambos existe un patio. El patio exterior de la casa tenía un piso
de cantos rodados, evidencias similares se localizaron en áreas colindantes, lo
que significó que en esta zona existían más construcciones. En esta área
también se encontró un pozo que contenía 26 vasijas del siglo XVII.

Al abandonarse estas construcciones, los restos fueron aprovechados para


construir canales para la conducción de agua, algunos seguramente para riego
de las plantas que aquí se cultivaron posteriormente, en donde fue el Jardín
Exótico de la Violeta.

Siendo los franciscanos de los principales promotores de la fundación de


Puebla, fueron seguramente los primeros en seleccionar el área donde

73
construirían su convento. El espacio, según lo refiere Motolinia, había sido
utilizado previamente por el encomendero de Cholula para sembrar trigo. Dado
que el terreno presenta una pendiente natural hacia el río, los franciscanos
aprovecharon ingeniosamente esta característica para conformar terrazas, lo
que les permitió crecer según sus necesidades, hasta llegar a construir uno de
los conventos más grandes de la Nueva España.
Fray Juan de Mancilla mencionó que en sus inicios el convento contaba con
estudio, noviciado y enfermería, que la iglesia era de adobe y muy pequeña.
Parte de estos restos fueron localizados y a través de ellos se pudieron observar
la gran complejidad de este convento. Se lograron identificar seis claustros y un
patio de servicios de diversas temporalidades, en torno a los cuales existían
crujías que a su vez presentaban diversas modificaciones que se hicieron a
través del tiempo.

Dentro de las etapas más antiguas se pueden señalar la iglesia y claustro


principal, donde actualmente se ubica la escuela “Sebastián de Aparicio” y los
frailes franciscanos. Al explorar en los predios que pertenecían a las monjas
trinitarias, en las fábricas “La Violeta” y “Oriental”, se recuperaron los otros
claustros del convento.

La unidad III de las excavaciones en el proyecto “Estanque de los Pescaditos”


correspondió al área del convento de San Francisco. Como resultado de las
investigaciones arqueológicas se lograron encontrar dos espacios que
antiguamente formaban parte del convento y presentaban indicios de haber
tenido una ocupación continua tanto por los materiales como por las
características arquitectónicas fechándolas entre los siglos XVII al XX. También
se encontraron restos de los niveles inferiores del convento donde había hornos
y la zona de “Pinturas Murales” que se remontan al siglo XVI (Cedillo; 1998:288).
Esta primera etapa constructiva poseía una serie de arcos que corrían en cuatro
sentidos, el oriente-poniente daba a un espacio abovedado donde se encontró
una tina o “placer” y pinturas murales, el norte sur se dirigía hacia el templo y

74
formaba un corredor con un portal intermedio. A partir de aquí y también en
sentido oriente-poniente corría otra serie de arcos que se conservaron en
mejores condiciones. Sobre estos arcos se localizaban las celdas, dispuestas a
ambos lados del corredor, que fueron utilizadas como dormitorios de los frailes y
donde también se encontraron varios niveles de pisos. Gracias al registro
arqueológico se pudo observar que estos espacios fueron reutilizados
posteriormente como cuartel, viviendas y por último como almacén de fábrica
hasta que el abandono provocó que se colapsaran los muros y techumbres.

Una vez que concluyeron los trabajos de investigación en esta etapa, se planteó
un proyecto de restauración y consolidación de algunos elementos
arquitectónicos que quedaron al descubierto (Cedillo;1997:103), los cuales
consistieron en:
1.- Intervención de cada uno de los inmuebles identificados a través de las
investigaciones arqueológicas y arquitectónicas
2.- Decidir cuáles serían las mejores técnicas de conservación
3.- Liberación de elementos expuestos
4.- Consolidación de elementos expuestos
5.- Integración arquitectónica y habilitación de inmuebles
6.- Restitución de elementos arquitectónicos
7.- Adaptaciones de acuerdo con las propuestas de uso del inmueble dentro de
su contexto
8.- Vitalización de los inmuebles

75
Imagen 9. Arriba izquierda, aspecto del estanque de pescaditos antes de intervención. Arriba derecha
pozos de sondeo durante la exploración arqueológica. Abajo aspecto actual del Estanque de pescaditos.

76
PROYECTO DE SALVAMENTO ARQUEOLÓGICO DEL PASEO DE SAN
FRANCISCO: PRIMERA ETAPA.

La primera etapa de trabajo correspondiente al Estanque de los Pescaditos,


arrojó una valiosa cantidad de datos e información sobe el área de San
Francisco. Para 1997, ya concluidos los trabajos del Estanque, se planeaba dar
seguimiento a las obras de remodelación y construcciones de complejos
turísticos en esta zona, por lo que fue necesario dar continuidad a las
exploraciones arqueológicas en otros predios. A esta extensión del proyecto se
le llamó Proyecto de Salvamento Arqueológico del Paseo de San Francisco,
hasta ahora el proyecto más completo y ambicioso en el estado de Puebla.
Este proyecto tenía en mente dar seguimiento a las intervenciones de complejos
arquitectónicos e investigar más a fondo la relación que hubo entre la población
y el río de San Francisco a través de los siglos. Con ello en mente se plantearon
los siguientes objetivos generales:
1.- Establecer el antiguo sistema de captación de agua, así como los sistemas
de riego implementados en las diferentes épocas
2.- Determinar la ubicación y características arquitectónicas de la casa y tenería
construida en 1694, propiedad de Felipe Ramírez de Arellano
3.- Definir las trazas originales y callejones que se mencionan históricamente:
Calle del estanque de los pescaditos o de la colonia industrial, la Calle de la
Puerta falsa de San Francisco y la Calle del río de la Madre
4.- Localizar el emplazamiento de las edificaciones que sirvieron como áreas de
servicio y esparcimiento público, definiendo época y características
arquitectónicas del: Estanque para baños de agua fría, el bañadero de caballos,
la plaza de toros, el tívoli de los pescaditos, los baños Neptuno, la cervecería y
el teatro.
5.- Localizar las diferentes construcciones de carácter industrial, definiendo los
partidos arquitectónicos de cada una, sus extensiones, características
constructivas y de ser posible sus áreas de funcionamiento, lo que permitirá

77
reconstruir parte del proceso de industrialización de la ciudad de Puebla a finales
de los siglos XIX y XX respectivamente.
Con ello en mente y dada la extensión del área de San Francisco, fue necesario
dividirlo en unidades de excavación:

UNIDAD NOMBRE SUPERFICIE TOTAL


I Estanque de Pescaditos 5,045.15 m²
IIa Jardín de la Violeta 4,945.77 m²
IIb Complejo Hidráulico 1,338.00 m²
III Pinturas Murales 769.13 m²
IV Los Arcos y Hornos 1,156.18 m²
V Andador de fábrica La 4,255.53 m²
Violeta
VI Hilaturas y Cobertores La 12,517.32 m²
Pastora
VII Casa Amarilla 1,637.12 m²
.
Las unidades I y IIa habían sido excavadas durante la etapa anterior del
proyecto Estanque de Pescaditos. La división de predios permitió un mejor
control de las áreas de excavación, ya que todos los espacios presentaban
reutilizaciones y ampliaciones desde su fundación hasta la actualidad.

Convento de las Llagas de San Francisco y otros espacios conventuales.


Actualmente, desde el convento de las Llagas se puede apreciar su iglesia de
una sola nave, la cual se empezó a construir en 1546 y fue concluida en 1567,
las aún conservadas nervaduras de estilo gótico, varias capillas anexas, la
capilla abierta y una fachada de estilo barroco que no corresponde a la fachada
original la cual debió ser más sencilla y de estilo renacentista. Al sur del atrio se
encuentra una portería de tres arcos que da acceso al claustro que hoy se ha
convertido en escuela y al poniente se encuentra una biblioteca pública donde
antes fue la Capilla de la Tercera Orden. Gracias a las exploraciones del

78
Proyecto del Paseo de San Francisco se pudieron recuperar muchos otros
elementos arquitectónicos y recrear uno de los conventos más grandes e
importantes de la Nueva España. Con las excavaciones se detectaron varios
espacios como los seis claustros o patios donde los franciscanos realizaban
actividades como la preparación de novicios, el espacio que correspondía a la
Escuela de “Artes y Gramática”, la sacristía, la antesacristía, una gran biblioteca
ahora desaparecida, varias cocinas, hornos de pan, guardarropas, numerosas
celdas, varios refectorios, varias capillas y salas de “profundis” y la enfermería
que aparentemente fue ampliada varias veces para dar un mejor servicio a la
ciudad.

En las fuentes se menciona que los franciscanos cultivaban una buena hortaliza
en su huerta, pero fue gracias a los hallazgos arqueológicos que se encontraron
también varios hornos de ladrillos y cal con los que seguramente edificaron su
convento.
Los hallazgos arqueológicos confirman la importancia de los espacios dentro del
convento y la intervención de los indígenas en su construcción. Estos espacios
presentan arquitectura variada en la que destacan: diferentes tipos de arcos,
espacios abovedados ya sea de medio cañón corrido o con bóvedas de pañuelo,
así como, la utilización de gran diversidad de materiales.

Entre los restos del convento se conservan vestigios de pintura mural de


diversas épocas, por ejemplo, los restos del cordón franciscano que se localizan
en uno de los cuartos de los que fue la enfermería, mismo que fue reutilizado
como baño de placer del que se conservan los restos del piso de ladrillo y
azulejo.

En las esquina noreste se conservan los restos de cuatro gavetas


correspondientes al panteón, mismas que veían al interior; éstas estaban
construidas de tabique con piso de ladrillo en petatillo, estaban asociadas a un
pasillo que corría a partir de la esquina del muro perimetral hacia el centro del

79
panteón. Durante las exploraciones arqueológicas se localizaron, además de las
gavetas ya mencionadas, criptas, tumbas con ofrendas y algunas con placas
funerarias casi intactas, así como los restos del columnario que corría paralelo a
la antigua calle de la “Puerta Falsa de San Francisco”, hoy 12 Norte.

Complejo hidráulico
El aprovechamiento y control del agua era de suma importancia para el área de
San Francisco, ya que si esta no se lograba adecuadamente podían sufrir
inundaciones o afectaciones debido a la creciente del río San Francisco. Es por
ello que los frailes decidieron desviar el río hacia donde ahora es el Boulevard 5
de Mayo. Durante las exploraciones arqueológicas se encontraron los restos de
un complejo hidráulico que permitió a los franciscanos mantenerse a salvo de las
inundaciones y al mismo tiempo aprovechar los recursos hidráulicos.
Para realizar la obra aprovecharon el declive natural del terreno sobre el
que excavaron un foso con el que se conformó un muro que presenta una serie
de oquedades que permitían filtrar el agua al interior; también se localizaron dos
grandes estanques separados por un muro de mampostería, que aún conserva
los tubos de barro a través de los cuales pasaba el vital líquido. De esta
construcción destacan tanto las columnas monolíticas, de las que sólo tres se
localizaron, por su factura temprana se pudieron ubicar en el siglo XVI, éstas se
desplantaban sobre cuatro pilares de piedra de recinto reforzados por piedras
colocadas entre ellas lo que permitió dar mayor rigidez al monumento.
Este complejo contenía una serie de elementos relacionados con el
tratamiento de las aguas; como el foso excavado en tepetate, cuyos orificios
funcionaban a manera de filtros, seguramente para obtener agua limpia y pura.
Otro elemento es el muro central, atravesado por una serie de tubos de barro
abocinados, que permitían el paso del agua a otro estanque, toda vez que los
sedimentos se contuvieran en el primero.
Dadas las características arquitectónicas y ubicación, se cree que esta
estructura tuvo un carácter sagrado y fue uno de los espacios donde se localizó
la mayor cantidad de materiales arqueológicos, principalmente cerámica, cuyas

80
piezas completas o semicompletas pudieron fecharse entre los siglos XVI y
XVIII.
Este complejo fue localizado dentro de los terrenos donde en 1884 J.
Etienne Latisnere, químico de nacionalidad francesa, instaló una fábrica que se
denominó “Casa Latisnere”, que se dedicó a envasar bebidas gaseosas. Si bien
tuvo varios nombres fue reconocida como embotelladora de refrescos “La
Superior” S.A., ésta envasó refrescos, aguas de sabor y en la parte posterior,
contó con una fábrica de hielo cuyos refrigeradores, talleres y oficinas aún se
encuentran en pie.

Pinturas murales
En los antiguos espacios conventuales la pintura mural jugó un papel de gran
importancia, ya que además de decorar los muros, servía para educar y enseñar
a los feligreses sobre las sagradas escrituras. El convento de San Francisco
Puebla no fue la excepción. Aunque ya muy gastadas y poco visibles, aún se
encontraron restos de las pinturas murales que decoraban las paredes del
convento. Durante las exploraciones arqueológicas se encontraron restos en los
guardapolvos que conservan tintes rojos, negros y café oscuro. Sin embargo, en
uno de los cuartos de la parte sur del convento, que corresponde a la antigua
enfermería, se descubrió la mayor cantidad de pinturas murales, por lo que fue
denominado como cuarto de las pinturas murales, donde la pintura aplicada fue
al temple.
En este cuarto se localizan tres capas de pintura con representaciones
pictóricas. La capa más antigua está formada por paneles o espacios
rectangulares rematados con cresterías de hojas de acanto. Siete paneles
horizontales son los que se pueden apreciar con claridad, formados por líneas
en color negro, a excepción de la franja de color rojo que separa a cada uno de
ellos. Dentro de este espacio, el elemento más claramente visible que mantiene
una secuencia entre un panel y otro, es un rombo en el cual se entreteje una
cinta, dentro de este marco cuelga una especie de flor o granada, elemento

81
decorativo asociado a un espacio sagrado, pudiendo ser un oratorio o una
capilla; lo que coincide con la cubierta que originalmente tuvo, correspondiente
con una bóveda de pañuelo, capilla que muy posiblemente estuvo dedicada al
Beato Sebastián de Aparicio.
En la segunda capa se observan tonos rosáceos, grises, ocres y
anaranjados. Es posible percibir motivos vegetales, lacerías o frondas con trazos
libres de pincel que van de menor a mayor saturación. Estos trazos presentan
escurrimientos de pintura y la decoración está enmarcada por un guardapolvo
rojo. La pintura es meramente decorativa y debido a sus características se fechó
para los siglos XVII y XVIII.
La tercera y última etapa corresponde a un guardapolvo café oscuro de
72 centímetros de altura, sobre el cual quedó marcada la huella de una
escalinata hoy desaparecida. La crujía donde se encuentra esta decoración
posee un vano de acceso con aplanados y decoración pictórica. El vano estaba
muy deteriorado por lo que se pueden vislumbrar algunas zonas con pigmento
anaranjado. El muro exterior del vano está decorado por dos jambas con línea
incisa representando columnas de estilo salomónico. En los muros laterales de
las jambas se observan dos capas de pintura: una roja con línea incisa y sobre
ésta una capa de trazos rosas y naranjas. Relacionando las características
decorativas anteriores con la disposición del espacio y la huella de una tina, se
pudo inferir que en este momento el lugar funcionaba como “baño de placer”.
Del convento, que estuvo construido en dos plantas claustro bajo y alto, quedan
aún importantes evidencias, se conserva la primera planta en casi toda el área y
de la segunda sólo quedan restos de los muros que se localizan en la
colindancia con la sacristía de la iglesia, el área de enfermería y en la zona que
se denominó “Los Arcos”, espacio que al parecer fue el área de almacenamiento
de granos.

Hornos
El espacio donde se encuentran los hornos correspondía a uno de los patios de
servicio del antiguo convento de San Francisco que estaba limitado hacia el sur

82
por las huertas de García de Aguilar. Los cuatro hornos que se lograron
encontrar no funcionaron al mismo tiempo, el más grande de ellos se utilizó para
quemar piedra caliza y así obtener cal para la construcción del conjunto
conventual; otro se ubicaba en la esquina sureste, fue el primero que se
construyó en el lugar y servía para la quema de ladrillos. Dichos hornos fueron
construidos hacia finales de siglo XVI cuando los frailes franciscanos habitaban
el convento, y cuando éstos fueron exclaustrados en 1862 de acuerdo con las
Leyes de Reforma, los hornos se dejaron de usar y fueron rellenados para
posteriormente en el siglo XIX, utilizarse para cocer cerámica vidriada.
El horno para cal encontrado en las excavaciones estaba truncado de su
parte superior, pero posiblemente tuvo una altura de 3 a 4 metros y por los
materiales se fechó para el siglo XVI. El horno para ladrillos estaba compuesto
por una cámara de combustión, localizada en la parte baja, que era donde se
colocaba la leña y una cámara de cocción, formada por una parrilla, que es
donde se colocaban los ladrillos para ser quemados. Los hornos para cerámica
consistían en tres cámaras: la primera de abajo hacia arriba era donde se
colocaba la leña, en la segunda se vitrificaba el barniz y, en la tercera se
obtenían los jagüetes. A la primera y segunda cámara que estaban semi
enterradas se accede a través de escalinatas colocadas a los lados de los
hornos; la tercera sobresalía apenas un metro del piso. Durante las
excavaciones se recuperó una huella de las escalinatas de los hornos, en ésta
estaba grabada la fecha “166…”. No se sabe a qué edificio pertenecía este
horno, pero sí pertenecía al convento.

Fábrica de telas La Pastora


En esta unidad se pretendía construir el Centro de Convenciones y debido a la
construcción de los estacionamientos subterráneos fue necesario explorar los
restos de la antigua fábrica. Se encontraron restos del muro de delimitación del
antiguo convento de San Francisco, este muro presentaba una orientación de
oriente a poniente y delimitaba con lo que fueron las huertas del convento. Este
muro se dejó como testigo en el Centro de Convenciones.

83
También se encontró un muro de las obras de defensa del río de San Francisco.
Este muro fue construido con el propósito de defender las construcciones de los
constantes cambios de nivel de las aguas en épocas de lluvias. El muro estaba
hecho de lajas de piedra volcánica unidas con argamasa de cal y arena y
presentaba una inclinación de 15 grados y a partir de allí su desarrollo es
vertical. Sobre esta obra de defensa se encontró un muro de piedra
correspondiente a la antigua fachada de las casas que se localizaban sobre el
margen oriental del río antes de la construcción de la fábrica. Asociado a estas
casas se encontraron también restos de los antiguos sistemas de drenajes tanto
de la fábrica como de las casas que vertían sus aguas hacia el río.

Casa Amarilla
En esta casa se recuperaron evidencias de antiguas obras hidráulicas que
parecen haber correspondido a las cañerías que alimentaban a la Ciudad de
Puebla del agua proveniente de los manantiales del cerro de Loreto y
Guadalupe. Esta cañería presentaba un sistema de conducción muy interesante,
ya que además de contener un canal central de 1.80 m de ancho por 90 cm de
profundidad, este presentaba otros ductos dispuestos sobre la boca, con el
propósito de captar los excedentes de agua y conducirla a través de canales
alternos hacia otra zona.

También se localizaron evidencias de dos bases de columnas y restos de un


muro que pudieron haber correspondido a una antigua construcción,
probablemente de la época del convento.

Además de estos elementos arquitectónicos se lograron determinar las distintas


etapas constructivas del inmueble, junto con los diferentes niveles de pisos que
tuvo y que respondieron a modificaciones de acuerdo con sus diferentes usos o
a las posibles inundaciones que sufrió a lo largo de su historia. Uno de los pisos
más interesantes fue el nivel original, que consistía en un piso de cal y arena

84
que se encontró en toda la casa, pero a un nivel bastante inferior y una
inundación motivó a los constructores a subir el nivel del piso. Por encima de
este piso se localizaron evidencias de otros pisos. El primero de ellos fue un piso
de ladrillo dispuesto en forma de petatillo, sobre este piso se localizaron pisos de
loseta cuadrada de barro y en algunos casos de cemento simulando estas
losetas o de cemento pulido que corresponden a las últimas ocupaciones de la
casa.

Debajo del piso más antiguo se encontraron evidencias de enterramientos


secundarios en especial en los cuartos. Estos restos pueden haber sido
producto de entierros que se ubicaron originalmente en el atrio o en la misma
huerta del convento y que cuando se realizó alguna obra fueron exhumados
para luego enterrarlos en esta zona.

Curtiduría la Piel del Tigre


La finca del Estanque de los Pescaditos pertenecía a la familia Armenta. Fue en
1885 cuando León Armenta fundó una curtiduría peletería llamada “La Piel del
Tigre”, que empleaba a 150 trabajadores y funcionaba utilizando un sistema de
vapor de veinte caballos de fuerza.

En la parte central del predio se encontraron los restos de esta curtiduría que
consisten en varias tinas para el procesamiento de las pieles, pozos para el
abastecimiento de agua, la base de una caldera construida de ladrillo y una
parte del chacuaco.

Actualmente se pueden apreciar los muros y los drenajes de la curtiduría en


unas ventanas arqueológicas colocadas en el piso del ahora Centro Comercial
Paseo de San Francisco.

85
PROYECTO DE SALVAMENTO ARQUEOLÓGICO DEL PASEO DE SAN
FRANCISCO: SEGUNDA ETAPA.
A partir del 7 de julio de 1997 se dieron comienzo a los trabajos de investigación
y exploración de los predios restantes para dar continuidad a la segunda etapa
del Proyecto de Salvamento Arqueológico del Paseo de San Francisco, de
acuerdo con los objetivos planteados desde la primera etapa del Estanque de
los pescaditos. Los predios a investigar también fueron divididos en unidades
para su mejor manejo y se les asignó una numeración a partir de los predios de
la primera etapa:

UNIDAD NOMBRE SUPERFICIE TOTAL


VIII Trinitarias pinturas 543.06 m²
murales
IX Trinitarias los arcos 8,714.88 m²
X Fábrica Superior y la 1,955.68 m²
Oriental
XI Fábrica Oriental 4,584.62 m²
convento
XII Armenta 2,791.38 m²
XIII Escuela Federica Bonilla 3,748.76 m²
XIV Plaza Xonaca 922.77 m²
XV Hotel del Paseo 1,611.29 m²

Trinitarias Pinturas Murales


Esta unidad colindaba con la Unidad III “Pinturas Murales” de la primera etapa
del proyecto y antiguamente formaba también parte del convento y
posteriormente de la fábrica “La Oriental”.

86
En esta zona se localizaron debajo de las últimas ocupaciones de las monjas
trinitarias, restos de uno de los cinco claustros conventuales, el cual presentaba
un piso de lajas, así como una serie de cuartos que se ubicaban al extremo
poniente, así como un portal ubicado al sur a través del cual se tenía acceso a
las crujías que se ubicaban en el área de Pinturas Murales. Este portal estaba
conformado por una serie de pilares que corren en sentido oriente-poniente, el
nivel del piso se encontraba sobre el patio.
El espacio presentaba varias etapas constructivas que al parecer correspondían
al área de enfermería. En la primera etapa se encontraron arcos y vanos de
puertas que posteriormente fueron tapiados. En la segunda etapa se registraron
tres espacios: el patio con un piso enlajado, el pórtico con cuatro pilares de
planta cuadrada a partir del cual se desarrollaban los arcos formando un
corredor que daba acceso a la zona poniente del conjunto, un muro que
presentaba una puerta y una ventana que comunicaban a los cuartos de las
pinturas murales. En la tercera etapa constructiva se levantaron los pilares que
se encontraban en la parte central del patio y éstos soportaban arcos y bóvedas.
Ya en la cuarta etapa, durante el siglo XIX, se generaron varias tapias, una de
ellas subdividió el corredor que se ubicaba al poniente del pórtico y el patio
central dejó de funcionar como tal y se generaron nuevos espacios cuya función
es difícil determinar, aunque al parecer este espacio pudo ser un lugar de trabajo
para las personas que se dedicaron a la manufactura de talavera debido a la
cantidad de desechos de producción de mayólicas. Para la quinta etapa, el
convento fue disgregado y encima de este espacio se construye en convento de
las monjas Trinitarias, tapiaron los arcos para separar el espacio actual del
espacio conventual.

Trinitarias Los Arcos


Esta unidad de excavación era la más extensa. Ocupaba una mayor superficie
pues correspondía a tres etapas de ocupación: la primera fue el espacio
conventual el San Francisco, la segunda a la fábrica La Violeta y la tercera a las

87
construcciones, ampliaciones y modificaciones efectuadas por las monjas
trinitarias en el siglo XX.
Esta última etapa fue la más sencilla de liberar ya que casi todos los espacios
estaban intactos, lo que permitió apreciar todas las ampliaciones que las monjas
habían realizado y las afectaciones que causaron en los restos de la arquitectura
conventual. También destruyeron parte de la fábrica para construir una capilla.
En cuanto a la etapa asociada a la fábrica La Violeta se encontraron los
cimientos de las naves que albergaban la maquinaria, restos de pisos de piedra
de los andadores de la fábrica, edificaciones de cantería con un sistema de
bóvedas catalanas, arquerías y puertas cuyo estilo está asociado a la
arquitectura del siglo XIX o XX. Bajo los restos de las construcciones de carácter
fabril, se detectaron los restos de la arquitectura conventual, muros en los que
sobresalía el color ocre, pisos de ladrillo dispuestos en petatillo, muros de
piedra, bases de columnas, vanos de puertas, arcos, ventanas, restos de pintura
mural y un patio que posiblemente correspondía al panteón del convento. Se
recuperaron restos de lápidas, esquelas y dos entierros.

Fábrica Superior y Oriental


Este inmueble fue originalmente nombrado como Casa Latisnere o Antiguo
Manantial de Aguas Minerales y Bebidas Gaseosas. Posteriormente se conoció
como Fábrica de Aguas Minerales, Hielo y Bebidas de Sabores La Superior, y
actualmente el inmueble alberga el Hotel La Purificadora. La intención de
intervenir en estos predios era poder conocer la relación que existía entre las
fábricas y el subministro de agua del complejo hidráulico. Bajo los niveles de los
pisos del siglo XX se detectaron en varios niveles restos de pisos de ladrillo y
loseta cuadrada, que formaban varios cuartos, bajo éstos se detectaron una
gran variedad de sistemas de canales, registros y pozos para la obtención de
agua y manejo de agua, mismos que correspondían a los diferentes sistemas
utilizados en la producción y embotellado de refrescos, aguas gaseosas y de
hielo de dicha embotelladora. Posteriormente la fábrica fue reexplorada por la
arqueóloga Lilian Torres en 2004 y los materiales analizados por la arqueóloga

88
Citlalli Reynoso en el mismo año. La intención de realizar este análisis era
mostrar una imagen de cómo era la vida dentro del contexto industrial del siglo
XIX (Reynoso; 2010:1).

Predio Armenta
En esta unidad se recuperaron evidencias de diversas construcciones que
correspondían a las primeras etapas de ocupación del área de estudio. Dentro
de estos elementos destaca el muro que es continuación del detectado en la
zona del Estanque de Pescaditos y que tenía un sistema constructivo a base de
pilotes, sólo que dentro del predio no se continuaba con ese sistema, esto se
debió a que estaba asentado sobre una capa de tepetate lo cual lo hacía más
estable. Asociado a este muro se detectó un antiguo sistema de canales
excavados en el tepetate, que seguramente sirvieron para canalizar las aguas
que procedían de las zonas altas y que se dirigían al antiguo lago y río Xonaca.
La siguiente etapa constructiva que se detectó fue la correspondiente a los pisos
del espacio conventual, se encontraron pisos de ladrillo dispuestos en petatillo y
las bases de los muros presentaban una decoración de guardapolvos rojos
parecidos a los del área de pinturas murales.
Para la siguiente etapa se identificaron restos de cuartos que por su disposición
y decoración posiblemente se trataban de una construcción civil cuyos cuartos
se encontraban alrededor de un patio central. Se localizaron restos de columnas
de piedra de sección octogonal lo que permitió sugerir que en algún momento
formaron parte de un pórtico con acceso directo al patio antes de que tapiaran
los vanos y el uso del inmueble cambiara. Entre los materiales encontrados
destacan una gran cantidad de botellas de cerveza. Estos materiales sugieren
que pudo haber sido en este espacio donde se ubicaba la antigua cervecería
que funcionó en la época en que el predio formó parte del Tívoli del Estanque de
los Pescaditos.
Hacia finales del siglo XIX este predio también formó parte de la tenería que
fundó León Armenta y que funcionó con un sistema de calderas que generaba

89
vapor. En esta unidad de excavación se encontraron restos de la caldera, el
chacuaco y muros que soportaban la estructura.

Escuela Federica Bonilla


Las exploraciones realizadas en esta zona consistieron básicamente en pozos
estratigráficos alternados para detectar el extremo sur del lago que se localizaba
dentro del predio del Estanque de los Pescaditos, en el cual se habían localizado
varias ofrendas prehispánicas.

Los resultados obtenidos a través de dichas exploraciones no permitieron


detectar ninguna obra arquitectónica, aunque es probable que de haber existido,
se haya destruido al realizar la construcción de la escuela; sin embargo, la
estratigrafía que mostraron los pozos permitió detectar el límite del parteaguas
entre el lago y el río, este último, en las épocas de crecientes, sobrepasaba el
nivel del parteaguas dejando restos de arenas sobre el fondo del lago.

En los pozos ubicados hacia el extremo poniente del predio se encontraron


depósitos de arcilla que correspondían al antiguo nivel del lago, dichos estratos
marcaban fluctuaciones en el nivel de las aguas, lo que sugiere que el lago se
extendía hacia donde se ubicaba el predio del hotel.

Plaza Xonaca
Esta unidad se ubicó sobre el margen sur del antiguo río Xonaca. En esta zona
las exploraciones permitieron detectar restos de muros y pisos de casas
habitacionales del siglo XIX. Se encontraron muros decorados con guardapolvos
en color rojo así como pasillos y corredores con piso de ladrillo en forma de
petatillo.

90
Hotel del Paseo
Este era un predio que originalmente no estaba contemplado dentro del proyecto
de salvamento de Paseo de San Francisco; sin embargo, a petición del
fideicomiso y debido a la cercanía del predio se realizaron sondeos para detectar
las diferentes ocupaciones y su relación con el resto del espacio. Gracias a las
exploraciones se supo que los terrenos del hotel formaron parte del predio
Armenta ya que debajo de los niveles de los pisos se encontraron pisos de la
fábrica, así como tinas y depósitos de cal que se usaban en la curtiduría.

En el extremo poniente y colindante con el predio Armenta, se localizaron los


restos de las construcciones coloniales que se habían recuperado en el último
predio que ocupó la familia. Estas construcciones definieron el área que ocupó la
casa, de la que aún se conservaban los restos de pisos y muros de la casa que
ocupó la familia Armenta en el siglo XIX.

Hacia la parte central y oriente del predio se localizaron restos del Tívoli de
Pescaditos en el siglo XIX. Este conjunto arquitectónico, que la familia Armenta
llamaba “El Chalet”, consistía en un pórtico del cual sólo quedaban los restos de
las bases que soportaban los pilares de la arquería que corría a lo largo del lote
en sentido norte-sur. Los pisos de esta construcción fueron afectados
seguramente cuando se construyó el hotel, por lo que sólo se lograron recuperar
los restos de la cimentación.

Al extremo oriente y sur del predio se localizaron los restos de los andadores
que correspondían a la misma época. Estos andadores estaban delimitados por
ladrillos dispuestos de canto que limitaban el piso del mismo que era a base de
losetas cuadradas. Estos restos permitieron recrear hipotéticamente la
distribución y el desarrollo de los jardines de esta época, mismos que colindaban
con un muro sobre el cual se observaban los vanos de arcos y ventanas.

91
Casi para terminar las exploraciones se localizaron restos de un depósito para
contener agua, este depósito fue construido a base de muros de ladrillo
asentados con cal y arena, en uno de ellos se localizó un tapón que permitía
desaguarlo. Este podría estar relacionado con la cría de peces que se reporta en
documentos históricos.

Como puede observarse los resultados de las investigaciones fueron


satisfactorias y fue posible conocer los usos en los diferentes espacios
investigados a través del tiempo, y de esta manera poder definir cuáles de ellos
representaban valor histórico para poder protegerlos, valorarlos y ya una vez
restaurados integrarlos al proyecto ejecutivo del Gobierno del Estado de Puebla.

Con las evidencias y datos recuperados se logró presentar un desarrollo


histórico del área de investigación desde la época prehispánica, la colonial,
independiente, el proceso fabril y de allí hasta el uso actual.

En cuanto a la difusión de los datos obtenidos y materiales arqueológicos


recuperados, se logró integrar un museo de sitio que formó parte del Centro
Cultural de Arte Contemporáneo del Paseo de San Francisco. Se han publicado
decenas de artículos relacionados a las diferentes unidades de exploración, se
publicó por parte del Gobierno del Estado un catálogo de mayólicas en el que se
encuentran contenidas algunas de las piezas coloniales más representativas del
sitio. Actualmente el arqueólogo Carlos Cedillo se encuentra próximo a publicar
su tesis en la que detallará cada proceso de excavación, los hallazgos, el
proceso de restauración y el análisis de materiales resultante de este proyecto.
Se sugiere consultarla una vez que se encuentre disponible.

92
Mapa de referencia.

Imagen 10. Ubicación de proyectos arqueológicos efectuados en los años noventa.

93
Tercer periodo: 1999-2002

El 15 de junio de 1999, la ciudad de Puebla se vio seriamente afectada


por un sismo que sacudió a varios municipios del estado. Entre los daños
ocasionados se registraron afectaciones en la mayoría de los inmuebles
históricos de todo el Estado. En la capital poblana se notificaron alrededor de
3500 monumentos dañados.
Debido a la magnitud de los daños y la importancia histórica de los
inmuebles, se emprendieron acciones de restauración que implicaron la
participación de distintas instituciones y actores con diversas disciplinas. Así se
puso a prueba un proyecto sin antecedentes con el único objetivo de
salvaguardar el patrimonio histórico.
La intervención arqueológica fue necesaria en los casos donde el
programa de restauración incluía la exploración de subsuelo y por ende la
destrucción de evidencia histórica, como por ejemplo: entierros humanos debajo
de los templos y atrios, así como cerámica y otro tipo de elementos.
(Reynoso;2004 b)
Nueve inmuebles históricos afectados por el sismo fueron excavados
arqueológicamente: El atrio de San Juan de Dios (Reynoso 1999; Hernández
2000), Capilla Real (Hernández, 2000), La Iglesia de la Compañía de Jesús
(Hernández, 2000) (Castillo, 1999), Iglesia de San Miguel Huejotzingo (ENAH,
1999), El Templo de San José (Reynoso, 2000), El atrio de Analco (Allende,
1999), La Iglesia de San Agustín (Hernández, 2000), El segundo patio del
Exhospital de San Roque (Reynoso, 2000) y El templo San Andrés, Cholula
(Torres, 2000).

ATRIO DE SAN JUAN DE DIOS (1999)


El Templo de San Juan de Dios se ubica en la esquina de la calle 5 de Mayo y
16 Oriente. El conjunto completo ocupa toda la calle de 3 poniente y el
exhospital se extiende por la 18 oriente muy cerca del Templo San José. El
Templo en realidad es un edificio pequeño en comparación con el hospital, el

94
cual aún conserva su atrio, ya que es común que la mayoría los templos
coloniales de Puebla, perdieron el atrio por el crecimiento de la ciudad. El área
donde se encuentra San Juan de Dios, en realidad se localizan inmuebles de
diferentes temporalidades debido a la división de clases durante la fundación de
Puebla, recordemos que los barrios indígenas que conservaban el patrón de
asentamientos prehispánicos se concentraban en los barrios del Alto y de la Luz,
separados de los españoles por el Río San Francisco. En este caso San Juan de
Dios y San José se encuentran cercanos a esta frontera natural-cultural.
(Reynoso; s/f: 4). San Juan de Dios es un monumento del siglo XVII rodeado de
inmuebles del siglo XVI, XVII y XIX, al parecer por las crónicas y relatos, en esta
área aún se observaban solares y huertos privados y es posible que no se
poblara hasta épocas tardías donde existen casas de los años cuarenta. En esta
zona se encuentra actualmente uno de los mercados más populares y
vecindades de todo tipo, que datan del siglo XX. Es seguro que casas
particulares de épocas tempranas se encuentren sepultadas en las
remodelaciones de los inmuebles y en el peor de los casos totalmente
destruidas; a este proceso de remodelación han sobrevivido inmuebles
monumentales como San Juan de Dios.

A consecuencia de los daños causados por el sismo del 15 de junio, los


objetivos de la intervención arqueológica se resumieron en cuatro puntos
(Reynoso; s/f:11):
1.- Realizar excavaciones para la colocación de contrafuertes
2.- Verificar la estratigrafía presente en el suelo
3.- Corroborar la causa de las afectaciones en elementos arquitectónicos por
efectos de la composición del suelo
4.- Registrar la evidencia arqueológica presente en subsuelo y liberar el área
para la colocación de contrafuertes que dieran estabilidad a la estructura
No se intervinieron contextos que no iban a ser afectados por la labor de
restauración, estrictamente las excavaciones arqueológicas se efectuaron según

95
los lineamientos del programa de excavación de la compañía encargada de la
restauración

Con estos objetivos en mente, se realizaron siete unidades de excavación en


distintos puntos del atrio del Templo, ubicados según la retícula general cuyo
punto cero se localizó en la esquina de la calle 5 de Mayo y 16 oriente. Los
resultados de las excavaciones se resumen a continuación:

Unidad de excavación 1
Se localizó al pie de la torre junto al muro 1.
El objetivo fue verificar la estratigrafía presente en el subsuelo para definir la
causa de los daños en la torre, así como registrar la evidencia arqueológica del
subsuelo. Fue la única excavación donde se encontraron entierros humanos
primarios, la mayoría de ellos se encontraron parcialmente removidos
conservando algunas de sus partes en la posición anatómica original. Se pudo
observar que los algunos entierros fueron removidos de su lugar original para
colocar posteriormente otros a mayor profundidad lo que causó que los primeros
perdieran su posición anatómica. Se registraron 14 entierros primarios todos en
posición decúbito dorsal extendido, sólo los entierros 5, 11 y 12 registraron una
orientación diferente debido a las razones antes expuestas. El entierro 14
presentó restos de madera asociada lo que parece haber sido una caja. En los
entierros 3, 6 y 7 se encontraron los botones de sus ropas.

Unidad de excavación 2
Esta unidad se ubicó junto a la escalera principal del atrio junto al muro 4. El
objetivo de esta unidad era realizar un sondeo que permitiera conocer las capas
estratigráficas del subsuelo. Se excavó hasta una profundidad de 3 metros y se
realizaron estudios de compactación y resistencia del subsuelo. Presentó poca
abundancia de material arqueológico y restos óseos muy fragmentados.

96
Unidad de excavación 3
Esta unidad se localizó junto a la escalera lateral de la Capilla del Destierro junto
al muro 3. El objetivo de esta unidad era realizar un sondeo para registrar
elementos arqueológicos y colocar un contrafuerte en su interior. En esta
excavación se registró la presencia de un osario que contenía gran cantidad de
restos óseos humanos. No se observó ninguna disposición particular en este
elemento. Se registró sólo un entierro primario que constaba de dos pies, dos
fémures y dos peronés, el resto del entierro se quedó in situ ya que continuaba
dentro del perfil Este. Los fémures tenían restos de tela adherida al hueso.

Unidad de excavación 4
Esta excavación se ubicó junto a la escalera lateral del atrio junto al muro 4. El
objetivo era registrar la estratigrafía del subsuelo para compararla con la de la
unidad de excavación 2; sin embargo, ésta presentó una estratigrafía diferente a
las demás, la Capa B que correspondía a la capa cultural en el resto de las
excavaciones era de distinto color y composición, se trataba de tierra de color
amarillenta oscura con arenas y grava de grano grueso de travertino. A una
profundidad de 90 centímetros se localizó el tepetate y debajo de éste comenzó
una concentración de restos óseos humanos al cual llamaron Osario II. Los
huesos se encontraron sin ninguna disposición aparente, fragmentados y muy
deteriorados.

Unidad de excavación 5
Ubicada junto a la escalera del atrio cerca del muro 4. Esta excavación presentó
en sus primeros niveles poca cantidad de material óseo humano y cerámico. A
una profundidad de 20 centímetros se observaron lajas alineadas lo que pudo
ser la evidencia del piso original del atrio. A una profundidad de 65 y 70
centímetros se localizó una acumulación de restos óseos humanos en gran
cantidad, que correspondían al Osario III.

Unidad de excavación 6

97
En esta unidad se registró una abundante cantidad de material cerámico en
comparación con el resto de las excavaciones, la cerámica se encontraba en
fragmentos de considerables dimensiones y en buen estado de conservación, en
asociación se localizaron restos de animales de diferentes especies. Es posible
que este lugar se tratara de un basurero.

Unidad de excavación 7
En esta excavación el material arqueológico fue nulo, de hecho se recuperaron
sólo algunos tiestos en los primeros niveles y algunos fragmentos óseos; sin
embargo, no se registró otro tipo de evidencia o elemento.

La restauración del inmueble continuó a cargo de la empresa constructora


ACROSA S.A. ganadora de la licitación para la supervisión y restauración de
centro histórico e inmuebles afectados. La Coordinación Nacional de
Restauración comisionó a la restauradora Pilar Dorantes para supervisar y
encargarse de todo el trabajo. En el siguiente capítulo se revisarán los trabajos
de restauración efectuados en San Juan de Dios.

El informe técnico de estos trabajos fue entregado por la Arqueóloga Citlalli


Reynoso ante el Consejo de Arqueología en el año 2000 y los resultados fueron
parcialmente expuestos en la ponencia titulada “Arqueología histórica en
México: el caso de la ciudad de Puebla” presentada en la Facultad de
Arqueología de la Universidad Autónoma de Zacatecas en el año 2004 (cf.
Reynoso; 2004).

Imagen 11. Izquierda: Unidad de excavación 1, entierros primarios; Derecha: Osario I.

98
RESCATE EN LA PARROQUIA DEL SANTO ANGEL CUSTODIO DE ANALCO
(1999)
En sus orígenes el barrio de Analco comprendía básicamente la misma
superficie que hoy ocupa. Limitaba por el poniente con la traza de la ciudad y por
el oriente con sembradíos. Comprendía cuatro tlaxilacallis, siendo el más
importante Huilocautlán, o “Lugar de Palomas”, donde se ubica la iglesia
parroquial. Como la doctrina de los franciscanos abarcó el barrio del Alto, donde
edificaron su iglesia y su convento, más tarde se extendieron hacia el sur
poblándose el barrio de Analco alrededor de 1560, siendo ocupado por indios de
procedencia tlaxcalteca. La iglesia en sus inicios fue una ermita dedicada a las
Ánimas, edificándose posteriormente, en 1618, una capilla más grande con
advocación al Santo Ángel Custodio. El barrio se pobló en poco tiempo, no sólo
de indios, sino también de familias de españoles. Fue así como en este barrio se
fundó la parroquia del Santo Ángel Custodio.

Actualmente la parroquia del Santo Ángel Custodio abarca el área comprendida


entre las avenidas 3 y 11 oriente y las calles 6 y 18 sur. La iglesia parroquial se
encuentra entre las avenidas 5 y 7 oriente y las calles 10 y 14 sur. Además del
edificio principal cuenta con un amplio atrio situado sobre una elevación, que
parece no ser antural. En dicho atrio se encuentran la capilla de Las Ánimas, La
escuela partícular incorporada Basilio Rivera y el Templo del Santo Ángel
Custodio.

A causa de las afectaciones por el sismo, la empresa constructora BRIQUE S.A.


de C.V. fue la encargada de realizar los trabajos de restauración del templo. En
vista de que los elementos arquitectónicos más dañados del templo fueron las
torres, la constructora se abocó inicialmente a apuntalarlas y aplicar “grapas” en
las grietas e inyectarlas. Al realizar la limpieza de estas grietas en el área sur de
la bóveda del coro se descubrió que la torre sur del templo se encontraba hueca
y al abrirla fue hallado un relleno de escombro dentro de ella. Posteriormente al
remover el escombro fueron recuperados restos óseos humanos, trozos de

99
calzado de cuero, cerámica, vidrio y una imagen de la Virgen María pintada
sobre una laja de cantera gris. Los respiraderos de la torre sur también se
hallaban tapiados y su interior relleno de escombro (Allende; 1999:1).

Los objetivos planteados para este rescate fueron:


1.- Realizar un registro estratigráfico y planimétrico del material colapsado dentro
de la torre sur del templo.
2.-Recuperar los materiales arqueológicos producto de la remoción de
materiales colapsados.
3.- Realizar la clasificación de la cerámica recuperada.
4.- Elaborar un muestrario cerámico.
5.- Realizar un registro de los materiales no-cerámicos recuperados.
6.- Presentar el informe técnico correspondiente.

Debido a la urgente necesidad de restaurar la torre, fue necesario primero retirar


el escombro que contenía en su interior. Ya que este escombro no tenía una
estratigrafía definida ni un orden aparente, se propuso realizar la excavación por
niveles métricos de 40 centímetros que correspondían a la altura de cada
escalón. En este caso no se implementó un control de cuadrantes o unidades de
excavación puesto que el espacio a excavar era un área circular irregular donde
se encontraban las escaleras de caracol, de modo que la excavación se
desarrolló de manera espiral. Se detectaron únicamente tres elementos
arquitectónicos determinantes para entender el proceso de construcción, uso y
abandono de la torre:

Elemento A. Escaleras de caracol


Se pudo observar que sobre la pared interior de la torre sur del templo se
hallaban aún restos de trece escalones empotrados, algunos totalmente
retirados, quedando sólo la huella, y la mayoría sólo rotos. El resto de las
escaleras se encontraba en un buen estado de conservación. En la parte más
alta de la torre y al terminar los escalones, se encontró un sello de lajas que fue

100
colocado para clausurar el acceso al campanario, por lo cual para acceder a
éste es necesario subir por la torre norte desde la azotea. Durante el proceso de
excavación se recuperaron restos de escalones entre el escombro, sin embargo
éstos no eran el total de piezas faltantes en la escalera, debido seguramente a
que fueron extraídas de la torre algunas piezas faltantes para ser reutilizadas
(Allende; 1999:4). Se llevó a cabo un levantamiento del estado de conservación
de la escalera y una reconstrucción hipotética de su estado original (ver imagen
12)

Imagen 12. Levantamiento arquitectónico de las escaleras de la torre sur. Izquierda estado en el que se
encontraron. Derecha estado original.

Elemento B. Respiradero
Al lado oeste de la torre se halló un respiradero tapiado cuya clausura presentó
tres etapas constructivas. La primera etapa corresponde a la construcción
original cuyas medidas eran 1.50 m x 0.40 m por el exterior y 1.30 m x 0.45 m en
el interior de la torre y su función era captar aire para ventilar el interior de la
torre. La segunda etapa corresponde a la clausura del respiradero, ésta se
elaboró con tabiques rojos de 30cm x 12cm y unidos con cemento. La tercera

101
etapa registrada fue la elaboración de un nicho de 35 centímetros de ancho en la
parte interna de la tapia de tabique rojo. Está elaborado de cantera gris
cementada con un mortero de cal y arena y estuvo recubierto con un aplanado
de cal de textura fina que aún conservaba restos de pintura azul.

Elemento C. Vano
En la parte más baja de la torre fue hallada una puerta tapiada por la cual se
tenía acceso originalmente desde la nave de la iglesia al campanario. Esta
puerta tenía forma rectangular y contaba con una altura de 2 metros por 65
centímetros de ancho. La tapia que la cerraba estaba elaborada en mampostería
mixta, conteniendo principalmente fragmentos de cantera gris, xalnene y tabique
rojo, cementados con mortero de cal y arena. Por la disposición de la
mampostería, la tapia parece haber sido construida desde afuera de la torre.

Al realizar la excavación del escombro de la torre sur, fueron hallados restos de


tabique, restos de escaleras y muchos otros materiales arqueológicos entre los
que destacaron cerámica, vidrio, metal y cestería. El análisis de materiales
quedó a cargo del Arqueólogo Arnulfo Allende y el análisis arrojó los siguientes
resultados:

Cerámica
Del total de cerámica encontrada 71% pertenece a la categoría de Loza Vidrida,
seguida de la Loza Alisada con un 17%, Mayólica con un 9% y 3% restante
corresponde a otras lozas.
De la Loza Vidirada el tipo más abundante era el tipo Café con un 69% lo cual
da un rango temporal aproximado entre finales del siglo XVII y finales del siglo
XVIII. Los tipos Negro/ Café (10%) y Negro (3%) se ubican temporalmente en la
última década del siglo XVIII y todo el siglo XIX.
De la Loza Alisada la más abundante era la Loza Alisada Rojo /Café con un 44%
seguida de Café (38%) y Rojo (18%) que son lozas relacionadas con actividades
domésticas.

102
La Mayólica del siglo XIX era la más representada con 47%, seguida de
Aranama Polícromo (13%) de finales del siglo XVII hasta la primer mitad del
XVIII, Puebla Azul/Blanco (11%) del siglo XVIII y San Elizario Polícromo (9%) de
finales del siglo XVII, situando en general este tipo en el siglo XVII y primera
mitad del siglo XIX.
Un 74% de la loza Bruñida es el tipo Bruñido Rojo que era el más común entre
las lozas de servicio de mesa durante los siglos XVII-XVIII. Siguen a esta, con
porcentajes de 13% la variante Bruñido Rojo diferencial y Tonalá Bruñido, este
último de manufactura foránea.
La Porcelana más representada fue la del tipo Ching, cuya manufactura es
posterior a 1650, seguida del tipo polícromo que es de fabricación posterior.

Materiales no-cerámicos
El cuero estuvo representado por fragmentos bien conservados de correas de
huarache, suelas y tapas de zapatos, al parecer zapatillas de mujer, lo que
sumaron un total de once piezas.
La lítica estuvo representada por cinco fragmentos, entre los que se hallan
únicamente objetos de lítica pulida como manos de metate elaborados en
basalto y un fragmento de loseta para piso de ónix de Tecali.
El material metálico está representado únicamente por un fragmento de cadena
de hierro de 22 centímetros de longitud con eslabones de 8mm de diámetro.
El material vítreo se representó por sólo seis fragmentos entre los cuales están
ejemplares de vidrio soplado como partes de frascos color verde y verde-
azulado, vidrio soplado plano y una cuenta de vidrio moldeado.
Los materiales óseos recuperados son humanos, provenían de varios individuos
sin determinar el número de éstos y entre ellos, había tanto adultos como
infantes. También se recuperaron restos óseos animales.

Con base en los datos obtenidos del análisis de material cerámico, se pudo
establecer que los materiales recuperados del relleno de la torre eran

103
predominantemente de origen local, cuya función fue tanto de uso doméstico
como ritual y con algunos elementos provenientes del sitio, teniendo en cuenta
que el atrio del templo fue utilizado como cementerio, con una cronología que va
desde finales del siglo XVII hasta la primera mitad del siglo XIX (Allende;
1999:17).

RESCATE EN TEMPLO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS (2000)


Cuando los jesuitas llegaron a Puebla, obtuvieron el permiso para demoler una
casa que se encontraba en el predio que ahora es su Templo. Más adelante
ocuparon una plaza ubicada al oeste para emplearla como cementerio y en 1729
lograron el permiso para cerrar definitivamente la calle 6 sur para tener más
espacio para sus construcciones. La primera construcción del templo se estrenó
en 1600 y estaba dedicado al Espíritu Santo, en este tiempo su fachada no
sobrepasaba la línea de la calle como hoy en día, tenía una sola torre, una
puerta al costado y enfrente su atrio. En 1746 se empezó a construir el pórtico
de tres puertas con las dos torres que se aprecian actualmente, invadiendo un
poco el espacio de la plazuela y removiendo la puerta del costado. Esta
reedificación se terminó en 1767, pocos meses antes de la expulsión de los
jesuitas. El Templo permaneció cerrado por varios años hasta que los jesuitas
regresaron a Puebla en 1819 cuando se les devolvieron sus colegios y templos,
en 1821 fueron expatriados de nuevo. Antonio López de Santa Anna los admitió
otra vez en 1853, y en 1856 Ignacio Comonford los suprimió de nuevo. Fue
hasta 1888 cuando se les devolvió el templo definitivamente. Así, la construcción
del Templo del Espíritu Santo o de La Compañía va de finales del siglo XVI a
principios del siglo XIX, lo cual implica que debió haber cambios en los
materiales constructivos, en la calidad de la mano de obra y en los criterios de
los constructores. (Hernández Sánchez; 2000a:5-6).

104
El Templo de la Compañía es de planta basilical de tres naves con capillas
hornacinas; su planta es rectangular con una orientación de 101 grados al Este;
está dividido por dos ejes de columnas y delimitado por muros corridos. Tiene un
nivel entresolado bajo la sacristía provocado por el declive natural del terreno
hacia el antiguo Río de San Francisco, que contiene criptas (hoy en desuso) y
áreas adaptadas para una librería, un auditorio, servicios comunitarios y
habitaciones.

En 1999, a tres meses del sismo, la arqueóloga Patricia Castillo realizó


excavaciones en el Templo con el fin de recuperar información sobre la
cimentación del edificio, la cual era necesaria para la restauración. Ella llevó a
cabo once pozos de sondeo de 1.5 por 1.5 metros, dos calas de aproximación y
un pozo de anclaje. En 2000 se inició la segunda etapa de excavación a cargo
de la arqueóloga Hilda Hernández, quien propuso realizar cinco pozos de
sondeo en el interior del templo, dos de ellos ampliaciones de las excavaciones
realizadas en la primera etapa. El objetivo general de esta segunda intervención
era explorar la cimentación del edificio, específicamente ver si había alguna
conexión entre los cimientos de las columnas, si las cimentación era simétrica
entre la nave norte y la nave sur y corroborar cómo era la cimentación en una de
las columnas donde la Arqueóloga Castillo hizo un pozo de sondeo y parecía
que la cimentación estuviera hecha con bóvedas (Hernández Sánchez; 2000a:6)

Los tres primeros pozos (1, 2 y 3) se ubicaron en la nave norte, inmediatamente


al sur de las columnas que delimitan dos de las capillas hornacinas. Los dos
últimos pozos (4 y 5) se hicieron en la nave sur, inmediatamente al norte de dos
columnas que delimitan capillas hornacinas. La superficie donde se trazaron los
pozos estaba 0.40 metros más arriba del nivel del piso en la nave central, ya
que, según los arquitectos, a principios del siglo XX, se elevó el piso frente a las
capillas hornacinas por lo que se hicieron escalones.

105
En los pozos 1 y 2 en la nave norte, el relleno más antiguo identificado fue el
Relleno 3 (0.84 a 0.81 m), que era un depósito de limo arcilloso café con
escombro. Este debió ser el relleno colocado para la cimentación de los muros 1
y 3, dos muros curvos que quizá delimitaban la puerta lateral del templo, que
según las crónicas, se cerró en 1767. En este relleno, (Pozo 1), apareció el
Elemento 1, un osario que sólo se excavó parcialmente (Entierro 2), y del cual se
recuperaron una serie de restos infantiles que representan un número mínimo de
doce individuos y un máximo de 19, con edades que sugieren oscilan entre siete
años y nonatos con dos meses de vida intrauterina (ver informe osteológico de
Natalia Bernal y Jorge Cervantes en Hernández Sánchez; 2000a:49-58).
Algunos huesos mostraron patologías como periostitis, criba orbitalia y traumas.
Llamó la atención que en el osario se recuperó un solo individuo adulto, una
mujer entre los 25 y 29 años. También en el mismo relleno pro del Pozo 2, se
detectó un osario con techo de arco de medio punto que contenía una serie de
entierros secundarios (de acuerdo con el estudio histopatológico daban la
impresión de estar en estado de momificación no muy antiguo), madera, petate,
tela y escombro de construcción; éste no se excavó, pero a simple vista los
restos óseos parecían ser de adulto.

Posterior al Relleno 3, en los pozos de la nave norte (1, 2 y 3) se colocó el


Relleno 2, que era otro depósito de limo arenoso café con escombro, que sirvió
para nivelar el piso al nivel actual. Esta nivelación debió ocurrir entre 1767 y
principios del siglo XX. En los tres pozos, en la parte inferior del relleno apareció
una plantilla de cimentación que se pierde en las esquinas sur de los pozos.
Esta plantilla pudo ser parte de la cimentación de las columnas o del muro norte
de las capillas hornacinas. En el Pozo 1, en este relleno se encontró el Entierro
1, que era un entierro primario en un ataúd de madera, que correspondía a un
infante de tres años, posiblemente una niña que tenía un fuerte trauma en el
frontal, lo que debió ser la causa de muerte. La conservación era bastante
buena, y además de la madera del ataúd, se conservaron los zapatos. En la
esquina suroeste del Pozo 2 había dispersos varios restos óseos infantiles.

106
Además en el Pozo 3 se detectó una fosa de planta cuadrada (Elemento 3), de
la que no se pudo identificar su función (Hernández Sánchez; 2000a:63).

En los pozos de la nave norte, el siguiente relleno fue el Relleno 1 (0.41 a 0.57
m), que correspondía a un depósito de limo arenoso, cemento y escombro que
se colocó al elevar el nivel del piso (Piso 1) y colocar dos escalones de granito
en las capillas hornacinas a principios del siglo XX. En el Pozo 2, entre dos
escalones de granito, se encontraron once monedas con fechas de 1944 a 1965.

En los tres pozos de la nave norte se encontró que las columnas tenían una liga
de cimentación que las unía con la siguiente columna al sur. Sólo en el Pozo 1
se excavó hasta el arranque de la columna y se detectó que ésta iniciaba a -
3.65m de profundidad. En cambio en los pozos de la nave sur (4, 5 y 6) no se
encontró una liga de cimentación, ni tampoco se hallaron entierros primarios o
secundarios, muros o elementos. Incluso la estratigrafía era un poco distinta ya
que además de los rellenos 1 y 2 que eran equivalentes a los de los pozos 1,2, y
3, había otros tres rellenos por debajo de éstos y no quedó totalmente claro a
qué evento constructivo correspondían.

En cuanto a los patrones funerarios, sólo se detectaron restos óseos en los


pozos de la nave norte, aunque no quedó claro si esto correspondía a un patrón
o simplemente era casual. La estratigrafía indicó que los entierros se
depositaron en el interior del templo desde épocas muy tempranas y hasta
principios del siglo XX. Casi todos los entierros del osario infantil presentaban el
cráneo de color verde lo que sugiere que portaban coronas al momento de
enterrarse (Íbid.:66)

El análisis de materiales quedó a cargo de la arqueóloga Hilda Hernández,


aunque el informe no fue posible consultarlo en el Archivo Técnico. El análisis
osteológico quedó a cargo de los antropólogos físicos Natalia Bernal y Jorge

107
Cervantes y el informe puede consultarse en el Anexo 1 del informe técnico de la
excavación.

RESCATE EN EL TEMPLO DE SAN AGUSTÍN (2000)


El convento de los agustinos se estableció en Puebla en 1546, fue el tercer
monasterio que se fundó en la ciudad. En ese tiempo el cabildo repartió a los
agustinos 16 solares en la actual calle 9 Poniente, pero no pareciéndoles
adecuados por estar muy lejos del centro, dos años más tarde, (1548) les dieron
otras tierras en el tianguis de San Hipólito, actual Plazuela de San Agustín. El
templo actual está dedicado a la Anunciación de Nuestra Señora, se inauguró
en 1612 cuando se había construido su cañón o cuerpo, terminándose la
edificación de las otras partes en 1629.

El tempo de San Agustín ocupaba dos manzanas enteras pero fue dividido para
abrir una calle, la 5 Poniente; en la parte sur se tienen los restos del monasterio
con claustro de tipo agustino que ahora es una vecindad. Al norte y formando
esquina con la 3 Poniente está la iglesia con su pequeño atrio. Fue uno de los
templos que más padeció los asedios que sufrió la ciudad durante la
intervención francesa, ya que por su situación y altura defendía las entradas del
sur y oeste de la ciudad, así que fue utilizado como fortaleza. Después de
suprimirse el convento por las leyes de Reforma y de haberse destruido gran
parte del convento en 1867, se efectuó la exclaustración definitiva de los
agustinos en 1891.

Actualmente sólo queda el templo y su pequeño atrio. El templo es de grandes


proporciones, tiene planta de cruz latina y capillas hornacinas a los lados de la
nave. Su testero es plano y las bóvedas son de cañón corrido con lunetos, la
cúpula que no llega a ser de media naranja carece de tambor y las pechinas
están cubiertas por un enorme bloque en el exterior. Sobre los arcos de las
capillas se abren ventanas rectangulares y arriba de la cornisa, correspondiendo

108
a los lunetos de la bóveda hay otras ventanas. Tiene dos portadas, la principal
comprende dos cuerpos y un remate y se organiza a base de pilastras pareadas;
la lateral consta de arco de medio punto entre pilastras simples.

El templo fue severamente afectado tras el sismo del 15 de junio, los daños se
presentaron en la torre ya que se derrumbó al menos 80% de su volumen
original (Hernández;2000b:6). Como parte de las labores de restauración se
requería hacer varias excavaciones en el exterior del edificio para conocer la
cimentación y mecánica de suelos. Por ello, fue necesario realizar tres pozos de
sondeo en el exterior del templo. Dos de los pozos (1 y 2) se hicieron
inmediatamente al norte del muro norte del templo y, el tercero (pozo 3)
inmediatamente al este del muro este del templo. En los tres pozos se excavó
hasta encontrar el travertino, justo donde arrancaba da cimentación.

Los estratos fueron nombrados con letras siendo la “A” la más moderna y la “D”
la más antigua. Esta última capa era el travertino o capa estéril la cual se
encontró en los tres pozos a una profundidad mas o menos igual. La capa C
correspondía a otro depósito natural de limo arenoso café. En el Pozo 1, en la
Capa C intruye el Muro 2, que era de travertino, piedra bola y cemento; éste
debió estar en uso antes de que se depositara la Capa B lo que implica que es la
evidencia constructiva más antigua que se encontró (Hernández Sánchez;
2000b:87).
En los tres pozos apareció la Capa B, que era un depósito de limo arenoso café
con escombro y basura que debió der el relleno más antiguo para elevar el nivel
de la superficie después de construir el templo. En el Pozo 1, sobre este relleno
se colocó el Piso 2 que eran los restos de un piso de cemento de mala calidad; y
el Pozo 3 encima se tendió el Piso 2 que era de lajas de piedra. Esto indica que
en algún momento la superficie del jardín del templo estuvo entre 0.19 y 0.32
metros más abajo que la actual (Hernández Sánchez; 2000b: 87).

109
En la Capa B del Pozo 2 aparecieron ocho entierros humanos, cinco primarios
(Ents. 2, 4, 7, 8 y 9) y tres secundarios (Ents. 1, 5 y 6). Algunos correspondían a
individuos adultos y otros a infantiles y juveniles. Al parecer, todos los entierros
primarios se colocaron con el cráneo al oeste y los pies al este, que es la
posición cristiana común. Llamó la atención que el Entierro 2 fue secundario en
el que se intentó reproducir la postura anatómica y la posición cristiana. Por otro
lado, en el Pozo 3 igualmente en la Capa B, sólo apareció un entierro secundario
parcial en malas condiciones.

En cuanto a la cimentación del templo, se detectó que era de cemento con


travertino y piedra bola, todo asentado directamente sobre el travertino. Esta
comienza a una profundidad relativamente similar en los tres pozos, pero su
profundidad final varía un poco, probablemente por la topografía del travertino.

Respecto a la cerámica, la baja cantidad de tiestos y la poca frecuencia de


fragmentos claramente diagnósticos no permitieron fechar con precisión los
depósitos estratigráficos. En términos generales, la colección puede ubicarse
entre el siglo XIX y la primera mitad del XX. Por otra parte, los huesos de
animales reflejan la basura doméstica normal pues las especies representadas
son para consumo humano como vacas, cerdos, ovejas, chivos, aves y
pescados.

En los últimos días del rescate, los arquitectos que estaban restaurando el muro
de la sacristía encontraron la huella de un nicho tapiado, al abrirlo encontraron
dos urnas de vidrio y metal que contenían restos óseos humanos. La Urna A
tenía una altura de 0.85m y un ancho de 0.54m. La base estaba hecha de
madera recubierta de una hoja de estaño. Poseía dos soportes largos de
madera que en el centro presentaban un espacio rectangular, probablemente
para meter la mano y facilitar su transporte. La base tenía una cámara interior
con soporte central de madera recubierto con estaño, en el piso de esa cámara
se colocó papel tapiz rosa con motivos dorados en papel terciopelo delineados

110
con pintura amarilla. Dentro del capelo, en la parte central, había un pedestal
elaborado de madera y recubierto con una hoja de estaño que en la parte
superior terminaba en punta. En el interior de la cámara de la base y dentro del
capelo había huesos humanos no articulados, algunos de ellos se amarraron
con alambre. El cráneo se colocó dentro del capelo, sobre el pedestal,
introduciéndolo la punta en el foramen magnum. La Urna B tenía las mismas
características de la primera sólo que medía 0.83m de alto por 0.54 de ancho y
en la mandíbula del individuo había un fragmento de papel arrugado y
amarillento con letras impresas por un lado en el que se leía:
“…memoria, principio de la felicidad del …
…María Inmaculada; mirando á este día como más
sag…
…de la Vírgen Inmaculada.
…Pío IX, completó el último anillo del culto
cristiano…
…de una vírgen purísima, que forma el gozo de
nuestr…
…los agustinos, amantes de este glorioso misterio
de…
…lenme novenario con misas cantadas á las seis y
med…”

Imagen 13. Vista lateral de Urna A encontrada al interior de un nicho tapiado en el muro norte de la
sacristía.

111
Los frailes agustinos al enterarse del hallazgo, sugirieron que se trataba de dos
de los primeros agustinos que habían llegado a México, Fray Cristóbal de
Molina, muerto en 1638 a los 46 años y Fray Antonio de Roa, muerto alrededor
de 60 años. Por otro lado, el Arqueólogo Eduardo Merlo sugirió que podían
tratarse de las reliquias de San Víctor y San Modesto Mártir ya que el cronista
Alcalá y Mendiola escribió que se depositaron en este templo. Sin embargo, el
análisis osteológico indicó que las edades de los individuos de las urnas eran de
entre 27 y 34 años, por lo que no correspondían a las de los primeros frailes
agustinos, y no se encontró información sobre las características físicas de los
dos santos.

RESCATE EN EL PATIO DEL EX HOSPITAL DE SAN ROQUE (2000)


El Hospital de San Roque se localiza en la calle Juan de Palafox y Mendoza
número 607 dentro del primer cuadro de la ciudad.

El Hospital de San Roque era conocido como el Hospital de la Caridad o de San


Hipólito. Su fundación se debió a la orden de los Hermanos de la Caridad
quienes solicitaron construir un templo y un convento para acoger a los viajeros
españoles que llegaban a la ciudad, pero el Rey de España prohibió que este
propósito se llevara a cabo. Sin embargo, el Obispo de Tlaxcala Don Diego
Romano proporcionó licencia para fundar el Hospital y Templo de la Caridad el
21 de julio de 1592. El Hospital fue construido en 1595 y comenzó su
funcionamiento como institución fija. La denominación del Hospital para
enfermos mentales, al parecer, se definió cuando el Rey de España no aceptó el
original propósito de la orden y los frailes se dedicaron al cuidado de los
enfermos mentales.

Al inicio la iglesia de San Roque fue construida en 1656 de manera sencilla con
techo de madera. En las fuentes históricas se afirma que: “ cuando se derrumbó
la primitiva Iglesia del siglo XVI, pequeña y techada de vigas el Capitán Roque

112
de Pastrana la mandó reedificar” (Toussaint, 1954, citado en Reynoso; 2002a:5-
6).

Durante la epidemia de Cocolitzli en Puebla el Hospital de San Roque prestó


atención a los enfermos y participó activamente en el exterminio de la
enfermedad. Para el siglo XVIII el hospital tenía problemas económicos y la
Congregación María de la Esclavitud de la Virgen compuesta de negros y
esclavos realizaban visitas a las cárceles y hospitales, incluyendo el de San
Roque, para proporcionar ayuda económica.

En 1867 por una orden del Gobernador del Estado Ignacio Romero Vargas, los
enfermos mentales (hombres) fueron trasladados al ex convento de Santa Rosa
y las mujeres se quedaron en San Roque. En 1926 los hombres que fueron
trasladados a Santa Rosa fueron enviados al Hospital General del Estado El
Hospital de San Roque fue clausurado siendo Hospital para Enfermas Mentales
el 31 de diciembre de 1994.

Después del movimiento sísmico, la estructura del Hospital quedó seriamente


afectada por lo que la compañía constructora “Ingeniería Estructural
Constructores” comenzó los trabajos de restitución excavando dos unidades en
el primer patio junto al cuerpo de la iglesia sin autorización del Instituto. Los
arquitectos al ver la gran cantidad de huesos humanos y cráneos que salían de
las excavaciones decidieron detenerse y llamar al Instituto. La Arqueóloga
Citlalli Reynoso quedó a cargo del rescate arqueológico el día 28 de febrero. Se
realizaron cuatro excavaciones, dos de ellas (1 y 2) en los pozos ya excavados
por la compañía y los otros dos (3 y 4) fueron controladas arqueológicamente
desde su inicio con el retiro del piso.

Los objetivos de las excavaciones eran: registrar y salvaguardar el material


arqueológico de importancia histórica y cultural presente en el subsuelo ante su
afectación y posible destrucción, realizar registro de la estratigrafía natural,

113
obtener evidencia arqueológica del Ex Hospital de San Roque como parte del
mosaico cultural que se estaba realizando con las diferentes excavaciones en
inmuebles históricos afectados por el sismo, realizar estudios de mecánica de
suelos y colocar contrafuertes para dar estabilidad al edificio (Reynoso; 2002a:
6-8).

Unidad de excavación 1
Esta excavación fue realizada sin autorización y sin control arqueológico hasta
una profundidad de 219 centímetros. A partir de esta profundidad la compañía
constructora decidió excavar hasta 150 centímetros para colocar los
contrafuertes que necesitaban, por lo tanto se excavó y se registró un Entierro
secundario y un Entierro primario. En perfil se observó una acumulación de
restos óseos humanos que correspondían a un osario que fue destruido por la
compañía constructora.

Unidad de excavación 2
Al igual que la excavación 1, esta unidad 1 fue realizada sin autorización y sin
registro arqueológico hasta una profundidad de 200 centímetros. A partir de esta
profundidad la compañía constructora decidió excavar hasta 230 centímetros
para colocar los contrafuertes, por lo tanto se excavó y registró
arqueológicamente el Entierro 1 y el Entierro 2, de esos entierros algunas partes
quedaron in situ. Se registró el entierro secundario 3 donde se localizaron
asociados los cráneos 7,8 y 9.

Unidad de excavación 3
Fue excavada arqueológicamente desde el retiro del piso actual. En esta unidad
se localizó el cráneo 1, 2, 3, 4, 7, 8, 9: y se registraron los Entierros primarios 4 y
5, así como el Entierro secundario 1. En los primeros niveles se recuperaron
ampolletas y una botella de vidrio amarillo con corcho. Los cambios de capa de
esta unidad se presentaban de manera dispareja en la excavación lo que podía
ser el resultado de distintos rellenos y capas artificiales producto de la constante

114
remoción del subsuelo del patio. Sobre todo en esta unidad se observaron los
restos de un cimiento de ladrillo; sin embargo, es posible que esto corresponda a
los restos de una capilla lateral de la Iglesia de San Roque, aunque no existe en
las fuentes documentales consultadas registro de la existencia de esta capilla es
posible que existiera y fuera después destruida o posiblemente nunca concluida.
En el área donde se realizó la unidad 3 se pudo observar en la pared los restos
de una puerta de arco que pudieron corresponder a la entrada de esta capilla
lateral, además la mayoría de las iglesias de principios de siglo en Puebla
guardaban disposición espacial de una cruz donde los brazos eran
representados por estas dos capillas laterales.

Unidad de excavación 4
Esta unidad fue excavada arqueológicamente desde el retiro del piso actual.
Antes de comenzar la excavación se retiró un banco en la pared, al retirarlo se
descubrió pintura mural cuyos motivos eran cuadros de color café claro
delimitados con negro que simulan una especie de diamantes, los mismos
motivos de localizaron en el Ex convento de las Capuchinas y en piedra de la
iglesia de San Roque (Reynoso, 2002a:25), debido al estilo y la paleta de
colores esta pintura mural parece corresponder al siglo XVI principios del siglo
XVII (ver imagen 14).

115
Imagen 14. Pintura mural y serie de pisos encontrados en la unidad de excavación 4 al retirar el banco
adosado a la pared.

Esta unidad se caracterizó por una serie de pisos desde laja hasta ladrillo que se
fueron registrando y excavando. El contexto arqueológico excavado en esta
unidad representó el más confiable por ser un contexto sellado, por la pintura
mural encontrada en la pared y el material localizado en el banco de la pared.
Los entierros primarios registrados en esta excavación fueron el 7, 8, 9 y 10.
Todos los entierros primarios quedaron in situ en algunas partes,
desafortunadamente en algunos casos sólo se logró registrar un fémur y parte
de la pelvis o las extremidades inferiores; sin embargo, el Entierro 8 se localizó
con una cruz de cobre debajo de la axila derecha, las características físicas eran
muy diferentes al resto de los entierros, por lo que la arqueóloga Reynoso no
descarta la posibilidad de que se tratara de algún individuo de ascendencia
indígena.

116
RESCATE EN EL TEMPLO DE SAN JOSE (2000)
El templo de San José se ubica en la esquina de la 18 Oriente y 2 Norte. Este
inmueble es quizá uno de los edificios más hermosos que tiene la ciudad por su
estilo único en la fachada y en sus cúpulas.

La edificación del templo se debió a una decisión del Ayuntamiento, ya que la


ciudad sufría de frecuentes desgracias por los rayos, por lo que se designó a
San José como patrono protector contra los rayos. En 1556 se proporcionaron
tres solares para la obra del obispo Diego Romano, quien también decidió
separar la parroquia de San José de la del Sagrario.

El templo se edificó en 1595 comenzando como una pequeña iglesia, para 1628
comienza la extensión de la nave principal y la capilla mayor que se concluyen
en 1653, distintos benefactores ayudaron a la realización de las capillas laterales
entre ellas la de Jesús Nazareno, los adosamientos fueron hechos en diferentes
etapas que al parecer concluyen hasta mediados del siglo XVIII. Fue hasta 1693
que se comienza a construir la Capilla de Jesús Nazareno y se concluye en
1703. Las bóvedas fueron construidas por el Capitán Antonio Fernández de
Aguilar. Al lado norte hay tres capillas, la de Santa Ana, la Capilla de Naturales y
la de Jesús Nazareno que son adosamientos de fines de siglo XVII al XVIII. La
Capilla de Naturales tenía su acceso por el lado Oeste y su atrio servía como
campo santo. El edificio anexo fue la Casa de Ejercicios de San José que se
construyó en el último cuarto de siglo XVIII por los presbíteros Sebastián Núñez
del Prado y Joaquín Polanco Santa Cruz.
Enfrente del templo se hizo una plazuela eligiéndose un lugar entre el arroyo de
San Francisco y el camposanto de San José (atrio), en 1630 se introdujo una
pila para recoger el agua en la plazuela al estilo de la Ciudad de México. Para
1769 la plazoleta de San José es abandonada y se convirtió en un lugar para la
corrida de toros. En 1781 por la construcción del cuartel de San José se perdió
la extensión de la plazuela. Actualmente la plazuela se encuentra en uso como
jardín. San José fue una de las cinco parroquias que existían en la ciudad de

117
Puebla y llegó a ser tan concurrida que de 1640 a 1683 se tenían dos curas para
oficiar misas (Reynoso; 2002b:3-5).

La compañía “CHECA” fue la encargada de la restauración de la Iglesia de San


José y la de San Antonio. Dieron aviso al Instituto antes de iniciar las
excavaciones y el rescate inició el día 14 de enero del 2000. Se realizaron cinco
unidades de excavación, dos en la nave principal, una en el atrio, una en la
Capilla de Naturales y una en la Sacristía.

Unidad de excavación 1
Se hallaron restos óseos humanos de manera dispersa y sin ninguna
disposición. El contexto fue totalmente removido por la compañía constructora y
vuelto a rellenar antes de que iniciara el rescate. El material de esta excavación
no se incluyó dentro de la estadística del análisis de material.

Unidad de excavación 2
Fue removida en los primeros 25 centímetros por acción de la compañía
constructora, a partir de esta profundidad se inició el registro arqueológico. Se
registró el Entierro 13 que consistió sólo en las extremidades inferiores del
individuo, el resto quedó in situ dentro del perfil. Se recuperaron también los
cráneos 4 y 5.

Unidad de excavación 3
En esta excavación se realizaron tres cuadros A, B y C donde se localizó un
sistema de tumbas delimitadas por muros de ladrillo. La tumba 1 que
correspondía al cuadro A se hallaron restos óseos de niños y adultos jóvenes.
En la tumba 2 dentro del cuadro B y C se localizaron los adultos jóvenes,
entierros primarios amortajados con tela color café y con palmas sobre la pelvis.
El cuadro B quedó dividido por un muro que corría Este-Oeste, esto hace
suponer que existe otra tumba hacia el norte de la tumba 2. Es posible que
debajo de toda la capilla se encuentre una serie de tumbas a manera de cajones

118
que se ordenaron de manera continua. Esta fue la única excavación que fue
extendida sin que la compañía lo solicitara, ya que era necesario seguir los
muros que aparecieron en el cuadro A para definir de qué elemento se trataba y
en el cuadro C era necesario recuperar la parte superior de los entierros
primarios que habían sido descubiertos en sus extremidades inferiores dentro
del cuadro B. Se registró en Entierro Secundario 1 dentro del cuadro B a una
profundidad de 26 a 46 centímetros. El Entierro Secundario 4 se registró a una
profundidad de 1.25 a 1.60 metros; este entierro correspondía a la primera fase
de las tumbas en la cual fue empleado como Osario, sobre esta fase se
realizaron todos los entierros primarios. La exploración de este tipo de tumbas
se realizó por primera vez en la ciudad de Puebla y pertenece a una etapa tardía
en los finales del siglo XVII al XVIII. Las palmas sobre la pelvis de los entierros
resulta un elemento interesante que no se localizó en otras excavaciones
similares en la ciudad de Puebla.

En esta excavación se encontraron los entierros primarios 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y


9, estos entierros correspondieron a adultos y fueron recuperados dentro de la
tumba 1, las extremidades inferiores fueron excavadas cuando se realizó el
cuadro B y la parte superior de los entierros primarios se excavó dentro del
cuadro C. En el cuadro A de la excavación 3 se localizó el entierro primario 12
de un infante (Reynoso; 2002:23-24).

Unidad de excavación 4
Tuvo la característica de señalar un punto esencial dentro del proceso de
restauración, la evidencia de la destrucción intencional del cimiento del
contrafuerte con el fin de depositar entierros humanos en subsuelo. Los entierros
de los infantes se encontraban dentro de un hueco hecho al cimiento del
contrafuerte y la pared que prácticamente destruyó el soporte de estos
elementos arquitectónicos. Dentro de esta excavación se hallaron niños con las
manos juntas sostenidas con alambre que era cubierto con flores de papel, de

119
igual manera se pusieron coronitas de alambre con flores de papel en la cabeza.
Se registró el entierro Secundario 3 (Reynoso; 2002b:25).

Unidad de excavación 5
Esta excavación reveló una serie de rellenos de pisos que conformaban los 1.20
metros de altura del atrio. Es posible que los pisos hayan sido provisionales
mientras se lograba la altura deseada del atrio. Existió un piso de piedra laja
anterior al actual localizado al mismo nivel del inicio de la fachada principal. Se
hallaron una serie de cantos rodados y un banco que probablemente
pertenezcan a restos de la construcción de la primera capilla que ahora
pertenece al vestíbulo de la iglesia. En esta excavación se localizó el material
más temprano incluso algunos tiestos del siglo XVI y dos tiestos prehispánicos.
A pesar de esperarlo, no se recuperaron restos óseos humanos en ninguno de
los niveles de la excavación; sin embargo, es posible que en otras partes del
atrio exista evidencia en subsuelo.

120
Mapa de referencia.

Imagen 15. Ubicación de rescates arqueológicos efectuados entre 1999 y 2002 a raíz del sismo.

Cuarto periodo. Arqueología Histórica en el siglo XXI: 2002-2007

No todas las intervenciones arqueológicas de la primera década del siglo XXI


fueron el resultado de los rescates a monumentos afectados por el sismo de
1999. La experiencia adquirida después de dicho siniestro de alguna manera fue
positiva para la organización, planeación y logística de los proyectos
arqueológicos que se realizaron posteriormente ya que se logró conformar un
equipo de trabajo mucho más especializado y se aplicaron metodologías más
sistemáticas. Durante esta década el Centro INAH Puebla trabajó de manera

121
conjunta con el Gobierno del Estado y el H. Ayuntamiento de Puebla quienes
implementaron proyectos de remodelación y acondicionamiento en la capital de
la ciudad y en especial en el centro histórico. También se efectuaron trabajos de
salvamento cuando se recibieron notificaciones por parte de la empresa Plus
Arrendamientos S.A. de C.V para la construcción del Centro Comercial Paseo de
San Francisco ubicado en la ya excavada área de San Francisco. Asimismo,
encontramos en el año 2002 el informe de un rescate efectuado gracias a la
solicitud de particulares. Esta década sin lugar a dudas refleja el crecimiento y
maduración de la disciplina arqueológica en la capital poblana.

RESCATE ARQUEOLÓGICO 10 PONIENTE 508. (2001-2002)


En marzo del 2001 fue recibida por el Centro INAH una solicitud de inspección
de obra por parte del Arquitecto Gerardo Rosales Tapia, en la cual requería una
visita a los trabajos de rehabilitación en la obra ubicada en la calle 10 Poniente
No. 508 donde al realizar la excavación de unas calas para introducir zapatas
para cimentación se localizó una capa de travertino y “…algo así como un pozo”
(Rosales, Oficio de solicitud de inspección citado en Allende;2002c:1).

El edificio en cuestión correspondía a un hospital construido en 1573 dedicado a


la atención de los enfermos de la segunda peste que asoló a la ciudad de
Puebla. Este hospital era de adobes con techo de madera y estaba dedicado a
San Cosme y San Damián y ahí mismo se ubicó una ermita. Este hospital y la
ermita se ubicaban en la esquina de la actual avenida 10 Poniente y la calle 7
Norte. En el año de 1598 la orden de La Merced inició el establecimiento de su
convento en Puebla, habiéndole dado el obispo Don Diego Romano la ermita de
San Cosme y San Damián. Los mercedarios demolieron el antiguo hospital y
construyeron su iglesia al lado opuesto de la antigua ermita sobre la actual calle
5 norte. Desde 1832 se tiene noticia de cuatro casas pertenecientes a los
mercedarios sobre la avenida 10 Poniente, que ellos mismos arrendaban, estos
cuatro predios permanecieron divididos durante los primeros años del siglo XX.

122
El predio que ocupó a este rescate durante el siglo XX perteneció a Don
Francisco Barranco, español que en 1955 vendió la casa a Don Severino
Casado López quien la convirtió en estación de autobuses y terminal camionera
hasta los años ochenta en que se abandonó utilizándose sólo como accesorías y
locales comerciales.

La excavación arqueológica inició con la liberación del pozo que fue detectado al
momento de hacer las obras de restauración. Debido a las intervenciones con
maquinaria es posible que el brocal del pozo haya desaparecido toda vez que no
se encontró el nivel inicial. El pozo tenía una profundidad de 7.40 metros y el
relleno correspondía a un solo evento por lo que los materiales fueron
clasificados sin atender al nivel del que se obtuvieron.

Se recolectó cerámica que fue clasificada siguiendo el sistema tipo-variedad. La


loza con mayor porcentaje de representatividad fue la loza Vidriada. Debido a
que su uso se extendió durante casi toda la época colonial fue imposible
establecer una cronología para este tipo. El segundo tipo más común fue la Loza
Alisada, la cual sitúa a la colección en el siglo XVIII y cuyas formas más
comunes fueron los anafres y platos. En cuanto a la Loza Mayólica, el tipo
Puebla Azul/Blanco fue la más representada seguida de la Mayólica blanca, los
tipos Huejotzingo Azul sobre Blanco y San Elizario Polícromo (Allende; 2002c:9).

123
Como parte de las principales acciones del gobierno del entonces Presidente
Municipal Luis Eduardo Paredes Moctezuma (2002-2005), a través del
departamento de Macroproyectos del Ayuntamiento, se propuso la construcción
de cuatro estacionamientos subterráneos dentro de la Zona Monumental de la
Ciudad de Puebla. Estos proyectos afectarían el subsuelo de cuatro espacios
históricos: La Plaza Mayor, Plazuela de los Sapos, Plazuela de Santo Domingo y
Plazuela de San Luis.

EXCAVACIONES EN LA PLAZA MAYOR DE PUEBLA (2002)


El día 30 de mayo del 2002 fueron recibidas en el Centro INAH Puebla noticias
acerca de la excavación de una serie de calas en la Plaza Mayor sin
autorización del Instituto. En el sitio se pudieron observar abiertas tres calas en
áreas jardineadas de la Plaza de aproximadamente 1 x 1.50 metros de largo por
2 metros de profundidad. Estas calas se ubicaban en puntos estratégicos de la
Plaza, justo en los extremos Norte, Sur y Este lo que hizo suponer que habría
otra en el lado Oeste. La obra fue suspendida esperando que el Ayuntamiento
acatara la disposición de la ley; sin embargo, la excavación continuó y el
Ayuntamiento mandó a abrir la cuarta cala ubicada en el extremo Oeste.
Posteriormente el Ayuntamiento solicitó el permiso al Consejo de Arqueología
para realizar sondeos de mecánica de suelos. Casi dos meses después iniciaron
las excavaciones arqueológicas. Primero fue necesario limpiar las calas que ya
se habían abierto para registrar los perfiles y dado que la información ahí
encontrada se encontraba descontextualizada fue necesario trazar dos calas
más para llevar una excavación más controlada.

De acuerdo con los datos del registro estratigráfico y de elementos expuestos en


las cuatro calas realizadas por el Ayuntamiento, se encontró evidencia de una
secuencia ocupacional que corresponde a los periodos colonial e independiente
distribuidos prácticamente en la totalidad de la plaza. Incluso en niveles más
profundos, debajo de la capa de travertino (capa estéril) se encontró evidencia
de fauna pleistocénica.

124
Las excavaciones también se realizaron con el objetivo de confirmar las
hipótesis de la existencia de restos de la ciudad prehispánica de Cuetlaxcoapan;
sin embargo, no se detectaron vestigios de actividad durante la época
prehispánica del sitio. Allende apunta que: “…no haber encontrado en absoluto
materiales arqueológicos o elementos relacionados con los túneles o con
Cuetlaxcoapan no implica quedebamos desechar por completo tales hipótesis
pues cuatro pozos de sondeo pueden no ser una muestra suficiente…” (Allende;
2002b:12). De igual manera se lograron rescatar los niveles anteriores del piso
de adoquín colocado en el siglo XVIII en las calles que circundan la Plaza
Mayor.

Lamentablemente las excavaciones no pudieron ser concluidas pues justo antes


de iniciar las excavaciones de las calas un grupo de ciudadanos inconformes
con las obras de remodelación detuvieron las obras en señal de protesta. Tanto
los representantes del Ayuntamiento como los arqueólogos encargados tuvieron
que retirarse para no tener conflictos con la ciudadanía. Finalmente los
arqueólogos consideraron que no era recomendable la realización de ninguna
clase de obra pública en la Plaza Mayor que pudiera alterar los elementos del
jardín Neoclásico ni el diseño renacentista de la Plaza.

EXCAVACIÓN EN PLAZUELA DE LOS SAPOS (2002)


Desde el año 1731 se menciona a la calle 6 sur como “Callejón de los sapos”, en
alusión a los batracios que proliferaban en el lugar debido a la humedad de la
acequia del molino del Carmen que, a cielo abierto pasaba por ahí (Leitch; 1986:
440, citado en Allende; 2002:33). En 1785 fueron plantados árboles y se
denominó la Alameda de los Sapos, y en 1816 se decretó que hubiese en ella
mercado una vez por semana, para desembarazar la Plaza Mayor. En 1912 se
inauguró en Puebla el mercado de Analco y se clausuró el de los Sapos.

125
En la plazuela de Los Sapos se llevaron a cabo dos calas, que fueron
numeradas en orden de apertura. Se registraron en ambas calas 8 capas hasta
llegar al tepetate y sólo en la capa 6 (1.40 metros de profundidad con respecto al
nivel actual de la plaza) se encontraron materiales arqueológicos que consistían
en cerámica y hueso.

Con respecto a la cerámica de la cala 1, 86% correspondía a cerámica del


periodo colonial: Alisado Crema, San Juan Azul/Blanco, Puebla Azul/Blanco y
Vidriado café y 14% a cerámica del siglo XIX representado sólo por Loza Fina
inglesa.
En la cala 2 se encontró un total de 96 tiestos de los cuales 16% correspondía a
cerámica prehispánica de los tipos Tepontla, San Andrés, Pulido Café, Pulido
Blanco/Rojo y Alisado Anaranjado. Y 84% restante correspondía a la misma
cerámica colonial de la cala 1.

La presencia de especímenes de cerámica prehispánica se pueden deber a


actividades humanas durante el periodo formativo medio a superior que ya
habían sido registradas para el “Estanque de Pescaditos”, que dista de la
Plazuela de Los Sapos a menos de 500 metros (Allende;2002b: 39).

EXCAVACIONES EN LA PLAZUELA DE SANTO DOMINGO (2002)


En el Atrio de Santo Domingo se realizaron dos calas numeradas en orden de
apertura. La cala 1 ubicada al pie de la pilastra norte de la fachada de la capilla
de “Mixtecos” y la cala 2 ubicada al norte del atrio, junto a la pared de la iglesia
del Santo Domingo. Los elementos de relevancia detectados fueron:
En Cala 1 evidencias del atrio que antiguamente fue utilizado como cementerio.
En Cala 2 se detectaron restos de un piso y un muro divisorio que seguramente
eran parte de las habitaciones de los frailes de la orden dominicana, ubicadas al
sur en el área antigua del templo de Santo Domingo, durante el siglo XIX.

126
Aunque estas excavaciones arrojaron muy poco material cerámico, fue
importante analizarlo para reflexionar sobre su probable origen ya que de un
total de cinco tiestos, tres (60%) eran del tipo Apolo/Nila, tipo cerámico
documentado ampliamente para el periodo posclásico tardío. El resto de la
muestra se representó por los tipos Huitzilapan, que es la continuación de la
tradición San Andrés del posclásico cholulteca, ya en la época colonial y el
Alisado Rojo, parte del complejo colonial de la cerámica de la ciudad de
Puebla(Allende; 2002b: 48-49).

EXCAVACIONES EN LA PLAZUELA DE SAN LUIS


En 1558 se fundó el Colegio de San Luis, y dió a la iglesia el título de San Luis
Rey de Francia. Luis de León quién fue el fundador, lo cedió a los franciscanos,
pero éstos lo rechazaron y quedó en poder de los dominicos, comenzando a
funcionar realmente en 1585.
Delante de San Luis estaba una lonja o atrio levantado sobre dos gradas, que
corría de esquina a esquina de la cuadra por toda la fachada, pero actualmente
está a nivel de la calle. Desde la segunda mitad del siglo XVIII parte del edificio
se utilizó como cuartel de artillería y fue suprimido por las Leyes de Reforma en
la segunda mitad del siglo XIX. La plazuela tenía su forma actual ya en el siglo
XVIII. En las fuentes documentales se hace alusión a que la plaza sirvió como
mercado de leña y carbón.

Para las excavaciones se realizaron dos calas numeradas en orden de apertura.


La Cala 1 ubicada al extremo sur de la calle 5 de Mayo, casi esquina con la 8
Poniente-Oriente; la Cala 2 ubicada en el área jardineada al norte de la plaza,
casi esquina con la 10 Poniente-Oriente. Los elementos de relevancia
encontrados fueron la “lonja” que corría de lado a lado sobre la calle 5 de Mayo y
una alcantarilla que corre desde el “Ojo de San Pablo”, pasando por el convento
de “La Merced” y que en la esquina de la Calle 5 de Mayo y Avenida 10 Poniente
da vuelta para dirigirse al convento de Santo Domingo. En ambas calas y a una

127
profundidad de 50 y 70 centímetros se registraron capas de carcón y ceniza
probablemente resultado de los años en que esta plazuela funcionó como
mercado de leña y carbón (Allende; 2002b: 55).

En cuanto a los materiales cerámicos se recuperó en la Cala 1 un total de 106


tiestos de los cuales 58% estaba representada por el tipo Vidriado café, 8%
Alisado rojo, 7% Vidriado café oscuro y 6% Rojo lustroso. Estos porcentajes
permitieron establecer para este contexto una temporalidad del siglo XVIII. La
Cala 2 dio una pequeña muestra de 26 tiestos de los cuales predominaba con un
22% el tipo Vidriado café, los tipos San Luis polícromo con 12%, Alisado rojo y
Puebla Azul/Blanco con 11% cada uno. Esto sitúa al contexto entre finales del
siglo XVII y la primera mitad del XVIII.

CENTRO COMERCIAL PASEO DE SAN FRANCISCO (2004)


Durante el año 2004 la empresa constructora “Plus Arrendamientos S.A” fue la
encargada de concluir los trabajos de construcción del Centro Comercial Paseo
de San Francisco, un proyecto de inversión nacional y extranjera que tuvo como
objetivo reactivar la economía y turismo de esta área de la ciudad, realizando
establecimientos de carácter comercial aprovechando los inmuebles históricos e
industriales. Los ocho proyectos ejecutivos planteados para este sector de San
Francisco fueron: Edificio San Francisco o Sanborn’s, Estacionamiento, Hotel
“La Purificadora”, Centro Comercial, Complejo de Vivienda, Edificio de Oficinas y
Tienda Departamental (Reynoso; 2005:3).
El INAH realizó una evaluación de este proyecto para seleccionar los elementos
arquitectónicos que eran convenientes conservar por su valor histórico. Al mismo
tiempo se solicitó la exploración arqueológica para registrar evidencia histórica
de relevancia presente en subsuelo. Los rescates que se realizaron en esa
etapa corresponden a la antigua Curtiduría “la Piel del Tigre”, la Fábrica de hielo

128
y bebidas gaseosas “La Superior”, el “Tívoli Boliche”, la Casa Briseño y la Casa
Azul.

Tívoli Boliche y Casa Briseño.


Dos de los elementos arqueológicos más distintivos excavados en el sitio Tívoli-
Boliche fueron una ofrenda constructiva y tres basureros. El análisis en el
laboratorio de esta evidencia arqueológica proporcionó información relevante
para discutir la temporalidad y el posible uso del inmueble

La ofrenda constructiva excavada en el sitio Tívoli-Boliche se ubicó en la cala 12,


patio 1 a -1.60 cm. de profundidad. La ofrenda se compuso de dos vasijas: un
cajete hemisférico del tipo cerámico Alisado Rojo sobre Café y un plato de base
anular de mayólica del tipo cerámico San Elizario Policromo. La decoración se
distingue por una garza en el fondo del plato y una cenefa sobre el borde con
gotas ovaladas y motivos que simulan claveles en azul con líneas en color negro
que en ocasiones por efecto de cocción, se observan de color café obscuro, este
tipo cerámico data del siglo XVIII. No se realizaron pruebas químicas para
determinar si las vasijas contenían algún tipo de alimento, pero en los restos de
la tierra dentro de las vasijas se observaron restos de carbón y de huesos
probablemente de animal, que por su tamaño y fragmentación, no es posible
identificar el animal o especie. Sin embargo, es posible que originalmente las
vasijas contuvieran algún tipo de alimento. La ofrenda se encontraba asociada
directamente a los cimientos de la construcción y se localizó dentro de un estrato
anterior al tepetate que es una capa estéril en material cultural. El contexto
estratigráfico y el material asociado a la ofrenda indican que se trata del primer
evento cultural en la secuencia constructiva del inmueble.

Con base en el material cerámico diagnóstico, la temporalidad asignada a la


ofrenda constructiva es de finales del siglo XVIII al XIX. Como el primer evento
en la secuencia constructiva del edificio, esta ofrenda indica la temporalidad del

129
inmueble. Esta temporalidad coincide con el material analizado del resto de los
contextos arqueológicos excavados en el inmueble (Reynoso; 2005: 3-5).

Fábrica de hielo, bebidas gaseosas y aguas minerales Latisnere


Se trata de la primera embotelladora de aguas gaseosas y bebidas de la ciudad
de Puebla. La información documental indica que el terreno perteneció
originalmente a lo que correspondería al huerto del convento franciscano y que
posiblemente después de la desamortización de los bienes eclesiásticos
posterior a la “Guerra de Reforma”, fue adquirido por el Señor Ignacio López
Sáenz, que en años posteriores vendió a un empresario de aguas gaseosas de
origen francés llamado, J. E. Latisnere, quien fundó la fábrica en 1886.

Los objetivos de la intervención arqueológica fueron registrar los materiales


culturales localizados en el subsuelo y en áreas en las que serían intervenidas
por el proyecto arquitectónico del hotel, registrar los elementos constructivos de
la antigua fábrica y conocer la estratigrafía del subsuelo (Torres: 2004:11) Se
realizaron 15 pozos y 5 calas al interior de la fábrica.

Además de los elementos de la ex fábrica como basureros, pisos de ladrillo de


petatillo, empedrados y cimientos de muros, también se registraron canales
sobre la capa de tepetate anteriores al establecimiento de la misma.
Lamentablemente la cerámica de estos contextos no fue suficiente para una
fidedigna relación cronológica, ya que se encontraron alterados algunos
contextos por la entrada de la tubería. Por el uso del inmueble, el material
arqueológico más abundante fue el vidrio. El vidrio se localizó en tres basureros
con los cuales se obtuvo una colección de 42 botellas completas y 6,593
fragmentos de vidrio. El análisis arqueológico de los basureros en laboratorio
proporcionó información relevante acerca de la actividad interna y comercial de
la fábrica. El Basurero 1 se relaciona con la actividad productiva de la fábrica
ya que reporta en su mayoría botellas que eran vendidas al público con las
aguas gaseosas, es decir el producto terminal de la producción principal de la

130
fábrica. Los Basureros 2 y 3 se relacionan con la actividad interna de la fábrica
específicamente la actividad de laboratorio, ya que la más alta frecuencia
estadística se concentra en lo matraces empleados para las pruebas de sabores
artificiales y que no eran vendidas al público (Reynoso; 2010:3-5)

Otro elemento que llamó la atención en la estadística de botellas fue la


presencia de botellas de vidrio color verde con fondo cóncavo. Las botellas de
este color y forma generalmente se asocian con el consumo de sidra o vino. En
el Basurero 1 se registró un 31% del total de la colección botellas de vidrio verde
con fondo cóncavo y cónico. El Basurero 2 registró un 3.5% del total de la
colección de botellas de vidrio color verde, mientras que el Basurero 3 registró
un 12% de botellas de vidrio color verde en el total de la muestra. Los tres
basureros reportan este tipo de botellas en un frecuencia baja a muy alta como
en el Basurero 1. No existe evidencia arqueológica de producción de vino o sidra
en la fábrica; sin embargo, la evidencia arqueológica de estas botellas sugiere
que existió al menos un consumo o venta “clandestina” de bebidas alcohólicas
(Reynoso; 2005:3).

De acuerdo con los materiales principalmente el vidrio, la arqueóloga Lillián


Torres propuso dos fases en la fábrica: la primera fue el establecimiento de la
fábrica por la familia Latisnere (finales del siglo XIX) y la segunda, la adquisición
por los hermanos García Cano que se llevó a cabo a principios del siglo XX
(Torres; 2004:56).

Los resultados de estas exploraciones han sido bastante difundidos. El informe


técnico de las excavaciones, así como el informe del análisis de materiales
cerámicos y vítreos pueden ser consultados en los Archivos Técnicos de
Coordinación Nacional como en el Centro INAH Puebla. La arqueóloga Citlalli
Reynoso escribió un breve, pero puntual documento sobre los hallazgos
encontrados durante esta segunda etapa de San Francisco que tituló “Vivir
dentro la fábrica, Arqueología Industrial en la antigua fábrica de hielo, bebidas

131
gaseosas y aguas minerales Latisnere, Puebla” para la Revista Dualidades el
cual se recomienda consultar una vez que esté disponible. Asimismo presentó
una ponencia titulada “La investigación arqueológica e histórica en el desarrollo
de proyectos con arquitectura contemporánea” en la II Conferencia
Conservación del Patrimonio Urbano y Edilicio en la Habana, Cuba en abril de
2005.

Casa Azul
El inmueble denominado “Casa Azul” se localiza en la calle 12 Norte número
1401, en el Paseo de San Francisco. En el Archivo público de la Propiedad se
obtuvo una copia de las últimas escrituras de la casa, la cual estuvo en usufructo
antes de 1957, cuando pasó a manos de la Señora Virginia Covarrubias de
Jiménez, Alma Covarrubias de Valerdi y Filomena Covarrubias de Hernández.
Sin embargo, según referencias históricas, se observa que el área que ocupa
actualmente la Casa Azul era un terreno vacío. Documentos históricos
relacionados con la Casa Briseño dan noticia de que los señores Rosendo
Márquez en 1888 y Rafael Ramírez en 1891 pidieron al Ayuntamiento de Puebla
la adjudicación del predio; sin embargo, no es claro si fue edificada alguna obra
en el lugar. Los documentos históricos y las referencias gráficas sugieren que la
primera edificación se realizó a fines del siglo XIX. De hecho la fachada del
inmueble muestra elementos decorativos de estilo decimonónico (Reynoso;
2007:3)

Los objetivos que perseguía esta intervención arqueológica eran: detectar la


presencia/ausencia de elementos arqueológicos de relevancia para evaluar su
conservación, determinar la secuencia ocupacional del sitio, establecer la
cronología del sitio con base en evidencia material y registrar las técnicas y
materiales constructivos del inmueble.

La exploración arqueológica contempló un total de cinco unidades de sondeo de


2x2 metros distribuidas en distintos puntos del predio. En los cinco pozos, la

132
estratigrafía se comportó de manera similar: una serie de rellenos culturales y
escombro pertenecientes a la construcción del inmueble. Sin embargo en el
Pozo 3 a 20 centímetros de profundidad, se localizó un piso de pasta que
correspondía a la segunda ocupación o remodelación de una habitación. Al
parecer esta habitación era una extensión de la cocina. En la última etapa de
remodelación el piso actual cubrió lo anterior y se convirtió en una estancia que
separaba la cocina de un patio de servicios. Se localizó también a 25
centímetros de profundidad, un piso (Piso 3) de pasta de color azul que
correspondía a la primera ocupación o remodelación del cuarto que
posiblemente correspondía al pasillo principal que comunicaba con la entrada
principal. Debajo de este piso en la pared norte se registró la presencia de
sillares de piedra laja que correspondían al cimiento del muro, lo cual hizo
supones que el nivel original de la casa era el de este piso (Piso 3) y que se fue
rellenando con las nivelaciones de los pisos posteriores.

En la unidad de excavación 4, a 114 centímetros de profundidad se encontró un


canal de drenaje muy parecido a los drenajes de las otras excavaciones en
Paseo de San Francisco. Se trataba de un canal de ladrillos cubierto por piedra
laja sellada con cal y arena. A observar por el tamaño del cauce que era de 30
centímetros y una profundidad de 40 centímetros, se piensa que estos canales
no dirigían gran cantidad de agua o deshechos habitacionales.

La importancia de esta excavación fue que permitió conocer la composición del


subsuelo en esta zona, la cual indica que la capa natural de tepetate se localiza
de 80 a 120 centímetros de profundidad. Esto resulta interesante en relación a la
discusión del asentamiento fundacional, ya que indica que en este punto de la
pendiente de la loma que culmina en la plazuela del Alto corresponde a una
loma baja; sin embargo, no se detectó en estratigrafía ningún vestigio de
inundación o playa del río como se registró en algunas exploraciones en el
Paseo de San Francisco. Esto resulta interesante toda vez que sugiere que a
partir de este punto una inundación resulta poco probable, además de que en la

133
plazuela del Alto no se han reportado inundaciones históricas, mientras que en
el actual centro histórico sí, por lo tanto este punto puede sugerir otra
inconsistencia durante el periodo fundacional, en donde posiblemente no era
necesario mudar el asentamiento del lugar, sino reubicarlo unos metros más
arriba. La Arqueóloga Citlalli Rreynoso sugiere que ésta no es la única
incongruencia en el periodo fundacional que se ha podido comprobar a un nivel
arqueológico, y que es posible que el cambio de sitio haya correspondido a una
serie de intereses políticos más que a un evento catastrófico natural como lo
indican las fuentes etnohistóricas (Reynoso; 2007:14).

Curtiduría “La Piel del Tigre”


La primera referencia histórica que se puede encontrar de este predio es el
relacionado con la Huerta de García de Aguilar en 1533, uno de los fundadores
de la ciudad. Al parecer estos terrenos formaban parte de su huerta.
Posteriormente los terrenos pasaron a manos de su nieto Felipe Ramírez de
Arellano quien los mantuvo con el mismo uso. Para el siglo XIX estos terrenos
fueron adquiridos por la familia del señor León Armenta y en 1908 convierte la
huerta en una fábrica. En los documentos posteriores se menciona que este
espacio se destinaba a la industria de la curtiduría y la fábrica se llamó “La Piel
del Tigre” la cual funcionaba con un sistema de producción movido con
máquinas de vapor que según lo indica la etiqueta de la factoría, es en ese
momento la primera y única del estado en adoptar esta tecnología. Cuando se
instauró la Colonia Industrial se construyó otra fábrica además de la Curtiduría la
Piel del Tigre, se trató la fábrica La Guía fundada en 1897, la cual cambió de
nombre a La Mascota y posteriormente, se convirtió en la Compañía Industrial
La Pastora.

Durante las exploraciones arqueológicas se pudieron delimitar cuatro espacios


de las dos fábricas: La crujía de procesos, el patio de los pilares, la crujía de la
fábrica La Guía y la fachada sur de La Guía.

134
La Crujía de Procesos estaba destinada a la transformación de la materia prima
en el producto final textil a base de maquinaria asistida por mano de obra. Al
parecer la crujía estuvo cubierta originalmente con vigas de madera; sin
embargo, la techumbre fue retirada por el propietario de la fábrica. Después del
abandono de la fábrica esta área se convirtió en jardín particular. Posiblemente
durante esta transformación de espacio industrial a jardín particular, es cuando
se construye la caja de agua que continúa la misma arquitectura de arcos y
ostenta una columna doble de cantera. Durante la última ocupación del lugar,
tanto los arcos como la caja de agua fueron tapiados con tabiques y ladrillo
ocultando la arquitectura original (Reynoso y Allende; 2008:11).

El patio de los pilares fue un evento constructivo asociado a los noques de


curtido. Una práctica común entre los propietarios de industrias era establecer su
residencia cerca o incluso dentro de los terrenos de la fábrica que poseían.
Durante la expansión de la fábrica La Guía se edificaron tres viviendas: para el
administrador, el ingeniero en jefe y el velador. Los pilares que se observan
correspondieron a un patio abierto entre las tres viviendas que estaban hechas
de ladrillo y techos de madera. En el patio abierto se localizan los noques por lo
cual es posible que la curtiduría siguió funcionando por unos años hasta que
fueron cubiertos los noques, al parecer el desuso de los noques está
directamente relacionado con el uso de la máquina de vapor que modificó la
tecnología en tambores rotatorios haciendo el uso de fosas en subsuelo
obsoleto.

Las crujías eran elementos principales de la arquitectura industrial. La Crujía de


la fábrica La Guía era un galerón con doble altura en donde se localizaba la
maquinaria, almacenes o materia prima para la producción. Actualmente en el
Centro Comercial es posible observar elementos característicos de la crujía: los
muros de tabique aparente, ventanales y puertas semicirculares, el techo al
estilo bóveda catalana con un entramado de vigas de metal, que en ocasiones

135
son reutilizaciones de vigas de ferrocarril. Este fue uno de los espacios más
completos que sobrevivió a las modificaciones hechas en el predio durante
mediados del siglo XX. Actualmente alberga el restaurante Italianis.

La fachada sur y la crujía oeste fueron evidencia de las ampliaciones que se


construyeron en la fábrica en el siglo XIX. La parte de la fachada original fue
destruida a principios del siglo XX con la construcción de unidades
habitacionales. La crujía anexa se localiza sobre el callejón de la 10 poniente y
corresponde a una crujía rectangular que fungió como las oficinas de la fábrica.
Los arqueólogos encontraron un documento fechado en 1930 en el que se
estipula que el 8 de junio la propiedad es dividida en cuatro predios diferentes.
No se expresa con claridad, pero suponen que en ese momento la Curtiduría “La
Piel del Tigre” es clausurada (Reynoso y Allende; 2008:9-14).

RESCATE TIENDA SEARS


Este rescate fue realizado en el predio que pertenece a la tienta Sears ubicada
en la calle 3 Poniente número 109, casi contra esquina del zócalo de la ciudad.
La calle donde se ubica este predio antiguamente se conocía como la “Calle de
los Herreros”; a mediados del siglo XVIII esta calle fue una de las principales de
la ciudad y tenía casas de dos o tres pisos. En 1877, se cambió el nombre de la
cuadra llamándola calle La Fragua en honor a José María La Fragua, quien
nació en el número 8 de esta calle.

La casa se construyó durante la última parte del siglo XVII, aparentemente era
una casa grande con un patio que llegaba hasta la contra esquina de la catedral
y le perteneció al clero. Posteriormente fue habitada por un capitán del ejército
de Maximiliano que murió en batalla y al fallecer su esposa, la casa quedó
abandonada. El clero quedó en posesión del inmueble y con las Leyes de
Reforma el gobierno lo expropió dejándola en abandono. En 1944 la adquirió
Sears Roebook de México y la remodeló para instalar la tienda departamental
(Hernández y Reynoso; 1999:6).

136
A principios de 1999, en el cuarto de control eléctrico de la tienda, se realizaron
varias perforaciones en el suelo para introducir el cableado eléctrico y hacer
tierra. Las ocho perforaciones de aproximadamente 50cm de diámetro por 70
centímetros de profundidad se practicaron junto a los muros del cuarto y en ellas
se detectó una gran cantidad de hueso y cerámica. Inmediatamente se notificó al
Centro INAH Puebla quienes dieron inicio al rescate arqueológico y dictamen de
los hallazgos.

Los resultados de las excavaciones indican que en ese espacio existió un


basurero durante el periodo colonial con dimensiones de al menos 4.20 por 4.70
metros de diámetro y 0.90 metros de profundidad. Aparentemente, el nivel de la
superficie en esa época no era muy distinto al actual, ya que inmediatamente
debajo del piso de cemento apareció el basurero. El material de los pozos de
sondeo sugiere que en el basurero había una proporción más alta de huesos
que de cerámica, que incluía muy poco metal y vidrio, y que también contenía
carbón, ceniza y fragmentos de ladrillo y adobe. Esto podría corresponder a
basura doméstica, aunque la gran cantidad de restos óseos animales dan más
bien la impresión de deshechos de alguna práctica especializada; una
posibilidad es que cerca hubo un lugar de deslazamiento de animales
(Hernández y Reynoso; 1999:17).
Para su análisis la cerámica fue dividida en tres clases: terracotas, mayólica y
porcelana. Las terracotas se refieren a pastas relativamente suaves que fueron
cocidas a temperaturas de 1100 a 1200°C. De este grupo se encontraron del
tipo Momoxpan(2.2%), Rojo Lustroso (10.8%), Rojo Lustroso y Negro (9.7%),
Rojo Lustroso con incrustaciones (0.5%), Rojo Mate (9%), Café Burdo (0.96%),
Catalina Polícromo (0.67%), Anaranjado Delgado Burdo (0.5%), Vidriado Verde
(7.4%), Vidriado Café (14.1%), Vidriado Plata (2.5%) y Botijas (7.3). De las
Mayólicas, que representaron el 19.1% de toda la colección se encontraron los
tipos Mayólica Blanca (19.1%), San Juan Políicromo (2.2%), San Juan
Azul/Blanco (4%) y San Luis Azul/Blanco (0.08%). Finalmente de la porcelana

137
China se encontraron 47 tiestos que representaron 1.9% de la colección
(Hernández y Reynoso; 1999:5-27).

El estilo de la cerámica indica que el basurero corresponde a la segunda mitad


del siglo XVI y la primera del XVII. En la colección hay poca variedad de
mayólicas, quizá porque el lapso de tiempo que representan es corto, aunque
también es factible que reflejen prácticas de consumo particulares. Los
artefactos de cerámica representados en la colección sugieren que la basura
proviene de contextos domésticos, es decir, ollas, cajetes grandes para cocinar,
botijas, comales y vasijas de servicio de mayólica y porcelana como cajetes
bajos y tazones. Algunas de las vasijas de servicio presentaron defectos de
fabricación como manchas oscuras por sobrecocción, esmalte sobrecalentado,
burbujas en el esmalte y arena incrustaba en la base; esto sugiere que se
estaban adquiriendo algunos artefactos de mala calidad, lo que puede ser un
reflejo del nivel de riqueza de los individuos que utilizaron el basurero
(Hernández y Reynoso; 1999:32).

138
Mapa de referencia.

Imagen 16. Ubicación de proyectos arqueológicos efectuados del 2002 al 2007.

139
CAPÍTULO IV
CONSIDERACIONES FINALES

Sin lugar a dudas, Puebla es una ciudad rica en historia, arquitectura,


costumbres y gastronomía; tradiciones que se conjugan con modernidad,
industrialización, desarrollo urbano y crecimiento poblacional. La urbanización y
constante cambio de esta capital, obliga y condiciona la práctica de la
arqueología, ya que ésta es una disciplina científica que estudia las sociedades
humanas y sus transformaciones en el tiempo a partir de las evidencias
materiales y, en la capital poblana, las transformaciones continúan hasta hoy en
día. Sin embargo, la Arqueología también es una ciencia histórica porque
investiga tanto el pasado como el presente, observa la sucesión de sociedades
de distinta complejidad a través del tiempo y trata de explicar los factores que
intervinieron en esas transformaciones y sus causas.
Tradicionalmente el arqueólogo estudiaba el desarrollo histórico cultural hasta la
llegada de los españoles, enfocándolo hacia lo prehispánico y lo prehistórico
descuidando una importante cantidad de contextos arqueológicos como es el del
momento del contacto, el desarrollo del periodo colonial, la etapa de México
Independiente, la Industrialización de la producción e incluso materiales
producto de la modernidad. Pero como se apuntó en el segundo capítulo, a
mediados del siglo XX algunos investigadores, sobre todo norteamericanos,
hicieron notar la gran importancia del apoyo de fuentes escritas en la práctica
arqueológica y a esta confrontación de la Arqueología con las fuentes históricas
se le denominó Arqueología Histórica.
El retomar el concepto de Arqueología Histórica y adecuarlo a las necesidades
de nuestro país fue una tarea de “ensayo y error” que derivó en la construcción
de varias definiciones de Arqueología Histórica. Poco a poco mediante el manejo
de las fuentes gráficas y documentales, se convirtió más que en un instrumento
de información, una herramienta teórica y complemento de nuestra
interpretación.

140
Para fines de esta investigación, pensamos que la mejor definición es la
aportada por Orser en la cual plantea que esta disciplina es: “el estudio
arqueológico de los aspectos materiales –en términos históricos, culturales y
sociales concretos- de los efectos del mercantilismo y del capitalismo traídos de
Europa a fines del siglo XV y que continúan en acción hasta hoy” (Orser;2000:
21-22). Para nosotros, la Arqueología Histórica tiene como objetivo específico
fundamental realizar investigaciones que abarcan varias etapas de los procesos
históricos por los que ha atravesado una determinada área de estudio, en este
caso la Angelópolis.
Sin embargo la Arqueología Histórica no se limita a la información obtenida por
medio de las fuentes escritas, sino que gran parte de sus investigaciones
privilegian los estudios del subsuelo entendido éste como el conjunto de
transformaciones humanas de las condiciones naturales del terreno para su
aprovechamiento por parte de la sociedad. De esta definición surge la que
retomamos de Ricardo Francovich y Daniele Manacorda (2001) “Arqueología de
la Arquitectura”; término acuñado en los años setenta para definir cómo la
arqueología puede ocuparse de los edificios construidos con sistemas
tradicionales, en los cuales sean reconocibles las intervenciones anteriores y las
transformaciones posteriores desde el momento de la construcción hasta hoy.
Esta práctica privilegia la lectura de la información contenida en los mismos
muros, mediante instrumentos propios del estudio arqueológico. En el momento
en que los arqueólogos manifestaron la posibilidad de utilizar el instrumento
estratigráfico en el análisis del patrimonio arquitectónico, se suscitó el cambio en
el ámbito de la restauración, entendido como un momento imprescindible para el
conocimiento histórico de la construcción arquitectónica. Consideramos que esa
comunicación entre arquitectos, restauradores y arqueólogos no debe perderse
y por el contrario, propiciar el diálogo y generar acuerdos para que se pueda
realizar su labor satisfactoriamente sin afectar la labor de los otros.
Después del trabajo de archivo que nos permitió tener una idea más general de
la práctica de la Arqueología Histórica en la ciudad de Puebla, podemos concluir
que existió un paradigma que guió la investigación en cada una de las etapas

141
que pudimos identificar y que fue, en efecto como afirma Thomas Kuhn
(Ferrater; 2001: 2043-2045), una crisis o un evento radical lo que suscitó el
cambio de una etapa a otra en la manera de hacer arqueología.
La primera etapa que identificamos fue la realizada en los años ochenta del siglo
pasado, años en los que la Arqueología Histórica era relativamente nueva en
nuestro país y cuyo único antecedente (de un proyecto grande realizado en
forma) eran las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el Exconvento
de San Jerónimo en la Ciudad de México. Durante esos años, los arqueólogos
interesados en el patrimonio histórico se enfrentaron a un problema primordial: la
falta de interés del Instituto Nacional de Antropología y de Monumentos
Históricos, ya que aunque el Centro INAH Puebla contaba con un equipo de
arqueólogos trabajadores y solidarios, el apoyo institucional fue mínimo. En
palabras del Arqueólogo Carlos Cedillo, quien participó en las excavaciones del
ex convento de Huejotzingo y de Santo Domingo, la práctica de la arqueología
en los ochenta se resume en que: “…el interés por hacer Arqueología Histórica
era más por un interés personal que un interés institucional”. Quizá las
dificultades por las que pasaron los arqueólogos de aquellos años justifique un
poco la falta de informes y publicaciones. Durante nuestra búsqueda de
información documental, fue esta década la que más problemas nos causó toda
vez que hacen falta la mayoría de los informes finales y análisis de materiales y
de hecho, la única publicación corrió a cargo de Robert Lister y Florence Lister
en 1984. Un hecho positivo fue que en esta década se sembró el interés y la
preocupación por el pasado histórico de la capital poblana y de alguna manera
los arqueólogos se comprometieron mucho más con su labor de investigación y
difusión.
La segunda etapa, que fue la realizada durante los años noventa del siglo XX,
corresponde esencialmente a las intervenciones arqueológicas del Estanque de
los Pescaditos y Paseo de San Francisco. Estos proyectos en un principio
respondieron a una necesidad social y política ampliamente explicada en el
tercer capítulo, pero cuya gestión corrió a cargo del Arquitecto Rafael Barquero
gracias a un interés casi personal. El diálogo y los acuerdos entre el Centro

142
INAH Puebla y el Gobierno del Estado permitieron la realización de un proyecto
sin precedentes en la ciudad de Puebla, ya que éste fue el primer proyecto
planteado desde un principio como un proyecto prehispánico, histórico e
industrial ante el Consejo de Arqueología. Definitivamente significó un cambio en
la actitud de los arqueólogos una vez que estuvieron obligados a proponer
soluciones constructivas conjuntamente con arquitectos que no compartían los
mismos objetivos o que no entendían el interés por la preservación del
patrimonio cultural. Los constantes choques y enfrentamientos forzaron a que el
proyecto arqueológico se convirtiera en un proyecto interdisciplinario, generando
así el consenso entre arquitectos, restauradores, arqueólogos, historiadores y
antropólogos. Lamentablemente el Gobierno del Estado sufrió presiones
sociales y políticas que obligaron a acelerar y concluir los trabajos de
restauración. A pesar de que el proyecto fue exitoso no se lograron cumplir
todos los objetivos de investigación. Una vez que los objetivos del Gobierno se
cumplieron y cambió la administración gubernamental, se abandonó el proyecto
dejando incompletas algunas unidades de excavación, no se concluyó el análisis
de materiales, se cerró el museo de sitio por falta de interés y sensibilidad y no
se dejó un programa de mantenimiento permanente. Finalmente, una de las
experiencias o enseñanzas más positivas que esta etapa heredó a los
arqueólogos fue el uso de diversos medios visuales para difundir la información
que se obtuvo a raíz de los trabajos arqueológicos, ya que a lo largo de este
proyecto se repartieron libros, panfletos, folletos y se transmitió a través de la
radio y la televisión, parte de los hallazgos y se mantenía a la población al tanto
de los trabajos efectuados en el área de San Francisco.
La tercera etapa la ubicamos después de 1999. Como ya es sabido el
movimiento sísmico registrado en el Estado de Puebla el 15 de junio de ese año,
afectó en su mayoría templos y monumentos históricos. El programa del Fondo
de Desastres Naturales (FONDEN) realizado por el Gobierno del Estado,
Gobierno Federal y Centro INAH-Puebla estuvo orientado exclusivamente a la
intervención arquitectónica de los inmuebles con el fin de devolver la estabilidad
estructural a los edificios. Debido a que la situación se realizó en un ambiente de

143
emergencia no se planearon, dentro del presupuesto del FONDEN, programas
orientados a la restauración de bienes muebles o la exploración arqueológica,
por lo tanto este tipo de intervenciones fueron hechos de manera esporádica. En
el caso de restauración de bienes muebles la Coordinación Nacional de
Restauración comisionó a la Restauradora Pilar Dorantes para supervisar todas
las obras del Estado. Sin embargo, para el caso de la Arqueología no existió un
programa definido y además todas las intervenciones fueron realizadas con
presupuesto interno del Centro INAH-Puebla. Esto hace concluir que los gastos
de traslado y material para la excavación fueron proporcionados de manera
parcial por las compañías ya que el presupuesto del INAH-Puebla era
insuficiente y además la exploración arqueológica no estaba contemplada para
esta situación emergente. Por otra parte, algunas compañías accedían a
proporcionar bolsas de plástico, etiquetas y cajas, pero esta actitud era
considerada sólo como una buena acción de las compañías constructoras ya
que los gastos realizados por la actividad de rescate arqueológico no eran
considerados dentro del presupuesto del FONDEN, paradójicamente las partidas
presupuestales por gastos de rescate eran rechazadas por el mismo Instituto por
injustificadas.
Esta situación resulta interesante ya que el mismo problema de paga de
rescates arqueológicos se presenta cada vez que se realizan intervenciones de
este tipo en zona de monumentos arqueológicos en propiedad privada, por
ejemplo, Cholula. Sin embargo en este caso de monumentos históricos la
protección legal e incluso la misma Ley Federal de Zonas y Monumentos no
considera como necesaria la intervención arqueológica del subsuelo de
monumentos históricos. Probablemente será necesario a futuro corregir y
enmendar algunos artículos de la Ley Federal y sobre todo tener mayor interés
en excavar monumentos históricos. Más allá de realizar críticas sin sentido, el
objetivo de estos comentarios es para mejorar los planes de contingencia, que
por causas de fenómenos naturales, el patrimonio cultural se ve afectado.
A pesar de que tanto ingenieros, arquitectos, estructuristas, calculistas, técnicos,
compañías constructoras, restauradores de bienes muebles y arqueólogos

144
participaron en la rehabilitación de los monumentos, la participación de estos
últimos fue tomada como INOPORTUNA, como los entes que a toda costa
quieren “parar la obra”. Esto no es culpa de los dirigentes del programa
FONDEN es decir INAH-Puebla y Gobierno del Estado, sino de la programación
y estructuración primera del programa. FONDEN desde sus inicios no fue
pensado como un programa emergente e interdisciplinario que proporcionara
partidas presupuestales para cada una de las necesidades de la restauración de
los bienes inmuebles. Considero que esta experiencia, más allá de ser
insatisfactoria puede tomarse como el ensayo de futuros planes de contingencia
con bases interdisciplinarias. En el ámbito de arqueología podemos decir que se
excavaron alrededor de diez templos de los cuales se recuperó información
valiosa sobre el periodo colonial y republicano de la ciudad de Puebla.
A raíz del sismo podemos decir que el Centro INAH-Puebla cuenta con la
colección de materiales arqueológicos más grande del periodo colonial y
republicano nunca antes excavada. A futuro sería interesante realizar
propuestas para programas de intervención conjunta que incluyan todas las
disciplinas para así realizar una restauración completa del inmueble, ya que
movimientos sísmicos o contingencias volcánicas son en la ciudad de Puebla,
elementos que hacen vulnerables a nuestro patrimonio histórico.

Para la cuarta etapa nos encontramos con lo que podría ser el estatus actual del
ejercicio de la Arqueología Histórica en Puebla. El ejemplo más representativo
fue el trabajo realizado en el Salvamento del Centro Comercial San Francisco.
La integración y preservación de vestigios arqueológicos e históricos en el área
de San Francisco fue una labor interdisciplinaria necesaria, ya que no sólo fue la
continuación de un plan maestro, sino que representó un reto por demostrar que
los espacios con valor histórico y arqueológico pueden ser renovados o
adecuados a las necesidades actuales sin que necesariamente signifique la
destrucción del patrimonio cultural.
La integración de los elementos culturales de la curtiduría La Piel del Tigre al
Centro Comercial representa un proyecto sin antecedentes en México. Por

145
principio, representa la conservación de los vestigios de una de las primeras
industrias en Puebla que empleaba tecnología de punta como el vapor. En
segundo lugar, rescata un legado de la historia nacional ya que la ciudad de
Puebla fue uno de los primeros centros industriales del país. En tercero,
contribuye a la salvaguarda y protección del patrimonio industrial que ha sido
delegado a segundo término, ya que se vincula con la memoria obrera y laboral.
En este sentido, la conservación del patrimonio industrial incluye dentro del
discurso histórico a las fracciones sociales generalmente ausentes por
considerarse populares.
La salvaguarda, la reintegración e información al público sobre estos vestigios es
de suma importancia, ya que no sólo contribuyen a la preservación de vestigios
históricos, sino que también son el medio para propiciar una historia equitativa
que sume y dé espacio a los diferentes grupos sociales como lo fue el gremio
obrero en la ciudad de Puebla durante finales del siglo XIX.
Por otra parte, el impacto que este proyecto será de gran importancia que
posiblemente tenga repercusiones internacionales, ya que fue una idea
sumamente novedosa y contrastante el preservar vestigios históricos dentro de
un espacio lleno de modernidad y con un uso tan particular como lo es un Centro
Comercial. Más allá de esto, el proyecto estableció nuevas relaciones
conceptuales. Por principio que la contemplación de la historia no se encuentra
necesariamente dentro de un Museo con un discurso seccionado, y segundo,
que la adecuación de los espacios arquitectónicos históricos es un reto teórico,
metodológico y técnico del cual el proyecto fue pionero. Finalmente, la
conservación de vestigios asociados a esta área es un legado que completa a la
memoria humana en general.
Pocos han sido los proyectos planteados como tal y aprobados por el Consejo
de Arqueología, la mayoría de los proyectos han sido fruto de rescates y obras
públicas, como lo fue el más reciente Rescate del Paseo Bravo en 2010
(Reynoso; 2011: comunicación personal). Hoy en día el reto de la Arqueología
Histórica en Puebla es superar esta situación de ser sólo Arqueología de
Rescate y apuntar hacia un nuevo desafío: la adecuación de espacios históricos

146
en una ciudad moderna. El problema de que en los últimos años sólo hayan
existido rescates arqueológicos es que no existe una ley que ampare todo el
trabajo de los arqueólogos, esto es, que la Ley Federal no dicta que un
propietario debe pagar por el salvamento, mucho menos por el análisis de
materiales y el informe final, es por esto que en muchas ocasiones el trabajo
queda incompleto y los materiales almacenados. Quizá la solución sería
proponer una “ley municipal” que obligara a los particulares y constructoras a
pagar por todo el trabajo hasta que éste esté concluido por completo.
Actualmente la Arqueología Histórica cuenta con varias ventajas: en primer lugar
la relativa facilidad con la que se puede trabajar con tecnología y laboratorios
especializados para realizar casi cualquier prueba física o química. En el caso
de la capital poblana, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ha
apoyado en varias ocasiones a los arqueólogos facilitándoles el acceso a sus
instalaciones y laboratorios. La Universidad Nacional Autónoma de México
recientemente colaboró con la Arqueóloga Citlalli Reynoso con la introducción de
un radar de penetración sobre los pisos de la “Casa de Cabecitas” en donde se
espera excavar a futuro. (Reynoso; comunicación personal: 2011).
Otra ventaja es la disponibilidad y acceso a la información. La producción
bibliográfica ha aumentado sin lugar a dudas en las últimas décadas. Podemos
encontrar textos que desarrollen desde formulaciones teóricas, aportes
metodológicos, artículos de difusión para el público especializado y general, así
como avances y resultados de las investigaciones realizadas hasta la fecha. La
cantidad de publicaciones aumenta cada día y no debe ser vista como un logro o
algo excepcional, sino como parte de la responsabilidad de un investigador que
no debe olvidarse jamás. El INAH busca investigar, proteger y difundir.
Otra ventaja es la organización de los archivos. En Puebla es muy sencillo
acceder a los archivos históricos de casi cualquier inmueble, estos archivos se
encuentran muy bien catalogados y clasificados para su fácil consulta.
Con base en estas experiencias, ventajas y limitaciones, esperamos que a futuro
la Arqueología Histórica crezca, madure y cuente con personal cada vez más
comprometido con su labor, dispuestos a abogar por la protección de los

147
inmuebles y sobre todo a prepararse y especializarse aún más en su profesión,
con la finalidad de que esta disciplina no sea más una “investigación histórica
que se complementa con la excavación”, sino por el contrario, que se entienda
que la Arqueología Histórica es una manera de interpretar la realidad colectiva
de varias etapas de la historia de un edificio, una localidad o una ciudad.

148
BIBLIOGRAFIA

Albi Romero, Guadalupe


2000 “La sociedad de Puebla de los Ángeles en el siglo XVI” en Contreras
Cruz, Carlos, Ángeles y constructores: Mitos y realidades en la historia
colonial de Puebla (siglos XVI-XVII), Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla, pp. 127-206.

Allende Carrera, Arnulfo


1999 Informe técnico de excavación y análisis de materiales del Rescate
Arqueológico en la Parroquia del Santo Ángel Custodio de Analco,
Mecanuscrito del Archivo Técnico de Arqueología.
2000 “Arqueología e Historia, o Historia y Arqueología, o Arqueología Histórica,
o…”, Ponencia presentada para el Encuentro interno de estudiantes de
Historia. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Colegio de
Historia, 29 de Septiembre.
2002a “Arqueología en las ciudades patrimonio mundial. El caso de Puebla de
los Ángeles”, Ponencia presentada en el VII Simposio Roman Piña Chan.
Museo Nacional de Antropología e Historia, Ciudad de México.
2002b Informe técnico correspondiente a las excavaciones en la Plaza Mayor de
Puebla, Plazuela de los Sapos, San Luis y Atrio de Santo Domingo
Puebla de los Ángeles, Mecanuscrito en el Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología.
2002c Informe técnico del rescate arqueológico 10 Poniente 508, Ciudad de
Puebla, Mecaniscrito del Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología.
2004a “Problemática de la conservación del patrimonio cultural: San Francisco
en el contexto urbano”, Ponencia presentada en el Foro Público de
difusión sobre las obras en el Paseo de San Francisco, Puebla, Pue. 17
de Noviembre.
2004b “El patrimonio cultural bajo la Puebla de los Ángeles”, Dualidad 4:7-10
2006a “Altepetl Cuetlaxcoapan: ¿Existe una ciudad prehispánica bajo la Puebla
de los Ángeles?, Ponencia presentada en el Coloquio del 475 aniversario
de la fundación de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
16 Abril.
2006b “Propuesta tipológica para la cerámica del periodo virreinal en Puebla”,
Ponencia presentada en el II Congreso Nacional de Arqueología
Histórica” Centro INAH Oaxaca, Museo Nacional de Antropología, 21 de
Noviembre.
2007 “Curtiduría “La Piel del Tigre”: Arqueología en un sitio industrial de
Puebla”, Dualidad, 7:8-13.

Álvarez, Alfonso
2006 El mito de Centro Histórico, Universidad Iberoamericana de Puebla,
Puebla.

149
Álvarez, Héctor
1998 Rescate y renovación del paseo de San Francisco en la ciudad de
Puebla. En Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica. Memoria,
coordinado por Enrique Fernández y Susana Gómez, pp. 502-508,
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México, D.F.

Ávila, Agustín.
1988 Las tesis de la ENAH. Ensayo de sistematización. Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México, D.F.

Besso-Oberto, Humberto.
1977 Arqueología Histórica: un paradigma de investigación. Tesis de
licenciatura en arqueología. Escuela Nacional de Antropología e Historia,
México, D.F.

Bernal, Ignacio.
1979 Historia de la Arqueología en México, Porrúa, México, D.F.

Bühler, Dirk
2001 Puebla. Patrimonio de arquitectura civil del virreinato, Deutches Museum,
Alemania.

Caballero, Luis
1997 Arqueología y arquitectura. Análisis arqueológico e intervención en
edificios históricos. En Ponencias Curso As actuacións no patrimonio
construido, pp. 457-469. Galicia.

Cabrera, Virginia
2006 Programa Angelópolis en la zona monumental de la Ciudad de Puebla,
México. Ciencia Ergo Sum, 13:7-14.

Carrión C. Antonio
1861 Historia de la Ciudad de Puebla, Tomo II. Ed. José Ma. Cajica Jr.,
Puebla.

Cedillo Ortega, Carlos


1989 “El ex convento de Santo Domingo de Puebla”, Ponencia presentada en
el 3er. Congreso de avances de la investigación del Centro Regional
Puebla.
1997 Proyecto Arqueológico, Arquitectónico e Histórico del Estanque de los
Pescaditos”, Informe técnico, Archivo Técnico de Arqueología.
1998 “Proyecto arqueológico, arquitectónico e histórico del “Estanque de los
Pescaditos”, En Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica.
Memoria, coordinado por Enrique Fernández y Susana Gómez, pp. 282-

150
293, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México, D.F.
1999 Plan de conservación y ordenamiento urbano, arquitectónico del Paseo
de San Francisco en la Ciudad de Puebla, Informe entregado al Consejo
de Arqueología, Archivo Técnico de Arqueología.

Cepeda, Gerardo
1985 Programa de arqueología de rescate del templo de San Javier en Puebla,
Puebla, Oficio presentado ante la Dirección de Monumentos
Prehispánicos y Sección de Monumentos Históricos, oficio # 401-A-311
(724-7)-01-889. Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de
Arqueología.

Chevalier, Francois
2000 “Significación social de la fundación de la Puebla de los Ángeles”, en
Contreras Cruz, Carlos, Ángeles y constructores: Mitos y realidades en la
historia colonial de Puebla (siglos XVI-XVII), Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, pp. 29-52. Puebla, México.

Contreras Cruz, Carlos y Miguel Ángel Cuenya


2000 “Una historia en torno a la Puebla de los Ángeles”, en Contreras Cruz,
Carlos, Ángeles y constructores: Mitos y realidades en la historia colonial
de Puebla (siglos XVI-XVII), Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, pp. 2-27. Puebla, México.

Contreras Cruz, Carlos y Nydia Cruz Barrera


1993 Puebla, textos de su historia, Gobierno del Estado de Puebla

Córdoba, Mario.
1991 El Convento de San Miguel Huejotzingo, Tesis de licenciatura en
arqueología. Escuela Nacional de Antropología e Historia, México, D.F.

Corona, Eduardo
2002 Arqueología histórica, arqueología colonial y arqueohistoria. En Antología
del pasado, una mirada a la memoria del futuro, coordinado por Jesús
Nava, pp.27-39. Colección Científica No. 429 Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México, D.F.

Cortés de Brasdefer, Fernando


1991 “El Hospitalito: El antecedente prehispánico de la ciudad de Puebla· en:
Primer coloquio balances y perspectivas de las investigaciones sobre
Puebla, Colección V centenario, Gobierno del Estado de Puebla, pp. 173-
178.

151
Cruz Valdés, Reyna
1998 Hospital de San Bernardo o San Juan de Dios, Gobierno del Estado de
Puebla. Puebla, México.

Daniel, Glyn.
1974 Historia de la Arqueología. De los Anticuarios a Gordon Childe, Alianza,
Madrid.
1987 Un siglo y medio de arqueología, Fondo de Cultura Económica, México,
D.F.

Fagan, Brian.
1984 Precursores de la Arqueología en América, Fondo de Cultura Económica,
México, D.F.

Fank, Lisa
1991 Historical Archaeology in global perspective, Smithsonian Institute Press,
Washington.

Fernández Enrique y Susana Gómez (Coordinadores)


1998 Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica, Memoria. Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropología e
Historia, México, D.F.

Ferrater Mora, José


2001 Diccionario de Filosofía, Ariel Filosofía, Editorial Ariel, España.

Fournier, Patricia.
1990 Evidencias arqueológicas de la importación de cerámica en México, con
base en los materiales del exconvento de San Jerónimo. Colección
Científica No. 213, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México,
D.F.
1999 La arqueología del colonialismo en Iberoamérica: balance y perspectivas,
Boletín de Antropología Americana 34:75-87

Fournier, Patricia y Fernando Miranda.


1992 Historic Sites Archaeology in Mexico, Historical Archaeology 26: 75–83.

Francovich, Ricardo y Daniele Manacorda


2001 Diccionario de Arqueología, Editorial Crítica, Barcelona

Gándara, Manuel.
1992 La arqueología oficial mexicana, causas y efectos, Colección Divulgación,
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, D.F.

152
García Palacios de Juárez, Emma
1995 Los barrios antiguos de Puebla, Secretaria de Cultura del Gobierno del
Estado de Puebla, México, D.F.

Gerhard, Peter
1986 Geografía histórica de la Nueva España (1519-1821). Instituto de
Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México,
México, D.F.

Graham, Ian.
1998 Historia de la exploración arqueológica. En Los Mayas, coordinado por
Peter Schmidt, Mercedes de la Garza y Enrique Nalda, pp.28-37. Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropología e
Historia, Américo Arte Editores, Italia.

Gutierrez, Ramón
1997 Las fuentes históricas y la heurística. En Teoría e historia de la
restauración, Aymat Carlos et.al.(editores), pp: 173-179. Universidad de
Alcalá, Alcalá.

Goggin, John M.
1968 Spanish Majolica in the New World, types of the sixteenth to eighteenth
centuries, Yale University Publications in Anthropology.

Hardoy, Jorge E. y Mario R. de los Santos


1981 Impacto de la urbanización en los centros históricos latinoamericanos,
UNESCO, Lima.

Hernández, José Miguel.


1995 El Salvamento Capuchinas, un caso de arqueología histórica del centro
histórico de la Ciudad de México, Tesis de licenciatura en arqueología.
Escuela Nacional de Antropología e Historia, México, D.F.

Hernández Pons, Elsa


1998 Arqueología histórica en México: antecedentes y propuestas. En Primer
Congreso Nacional de Arqueología Histórica. Memoria, coordinado por
Enrique Fernández y Susana Gómez, pp. 1-26. Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México,
D.F.
2000 Arqueología histórica en México: su situación actual, Arqueología 23:103-
125

153
Hernández Sánchez, Hilda
2000a Rescate en el Templo de la Compañía de Jesús, Informe técnico de
excavación y análisis de materiales, Mecanuscrito del Archivo Técnico de
la Coordinación Nacional de Arqueología.
2000b Rescate en el Templo de San Agustín, Puebla, Informe técnico de
excavación y análisis de materiales, Mecanuscrito del Archivo Técnico de
la Coordinación Nacional de Arqueología.

Hernández Sánchez, Hilda y Citlalli Reynoso


1999 Rescate Arqueológico Sears 3 Poniente No.109, Informe técnico de
excavación y análisis de materiales, Mecanuscrito del Archivo Técnico de
la Coordinación Nacional de Arqueología.

Herrera Torres, Hugo y José Antonio Álvarez


2000 “Ofrenda de tradición prehispánica localizada en el Paseo del Río San
Francisco, Puebla”, Estudios Mesoamericanos 2:3-15

Hirschberg Julia
2000 “La fundación de Puebla de los Ángeles, mito y realidad” en Contreras
Cruz, Carlos, Ángeles y constructores: Mitos y realidades en la historia
colonial de Puebla (siglos XVI-XVII), Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla, pp. 53-91. Puebla, México.

INAH
1994 Reglamento del Consejo de Arqueología, disposiciones reglamentarias
para la investigación arqueológica en México, Instituto Nacional de
Antropología e Historia. México, D.F.

Juárez Cossio, Daniel.


1989 El Convento de San Jerónimo, Colección Científica No. 178, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, México, D.F.

Lister, Florence y Robert Lister


1982 Sixteenth Century Maiolica Pottery in the Valley of Mexico,
Anthropological Papers of the University of Arizona, Tucson Arizona.
1984 “The Potter’s Quarter of Colonial Puebla, Mexico” Historical Archaeology
18 (1):87-102.

Litvak, Jaime y Lorena Mirambell.


2000 Arqueología, Historia y Antropología. In memoriam José Luis Lorenzo
Bautista, Colección Científica, núm. 415, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México, D.F.

Leicht, Hugo
1992 Las calles de Puebla, estudio histórico. Junta de Mejoramiento Moral,
Cívico y Material del municipio de Puebla, Puebla.

154
López, Gonzalo
1989 Arqueología Histórica. Ávila Palafox, Ricardo, Jornadas de Antropología,
Universidad de Guadalajara, Guadalajara.

Manrique, Leonardo
1988 Leopoldo Batres. En La antropología en México. Panorama histórico,
coordinado por Lina Odena Guemes y Carlos García Mora, pp. 242-257,
Colección Biblioteca del INAH No. 9, Instituto Nacional de Antropología e
Historia, México.

Mañana, Patricia, Rebeca Blanco y Xurxo Ayán.


2002 Arqueotectura I: Bases teórico metodológicas para una Arqueología de la
Arquitectura, Ed. Paisaxe, Santiago de Compostela.

Mariscal, D. Federico
1970 La patria y la arquitectura nacional, México, 2ed.

Mastache, Alba Guadalupe y Robert Cobean


1988 La Arqueología. En La antropología en México. Panorama histórico,
coordinado por Lina Odena Guemes y Carlos García Mora, pp. 39-82,
Colección Biblioteca del INAH No. 9, Instituto Nacional de Antropología e
Historia, México, DF.

Matos, Eduardo.
1992 Breve historia de la arqueología en México, Secretaría de Relaciones
Exteriores, México, D.F.

Mayén, Francisco Javier


2006 Otoncalpulco y Totoltepec, un ejemplo de arqueología histórica, Instituto
Mexiquense de la Cultura, México, D.F..

Merlo Juárez, Eduardo


1981 Informe de los Trabajos Arqueológicos en el Proyecto Huejotzingo, 1980-
1981. Mecanuscito en el Centro INAH Puebla, México.
1984 La primera Iglesia y capilla de indios en Huejotzingo, Puebla. En
Investigaciones recientes en el área Maya IV, pp. 143-156. XVII Mesa
Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología,

Molina, Luis E.
2005 “Arqueología y restauración de monumentos históricos”, Boletín
Antropológico del Museo Arqueológico de la Universidad de los Andes,
23:349-375.

155
Molina, Augusto
1975 La restauración arquitectónica de edificios arqueológicos, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Departamento de Restauración del
Patrimonio Cultural, México, D.F.

Muller, Florencia
1981 Estudio de la cerámica hispánica y moderna de Tlaxcala Puebla,
Colección científica No. 103, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México, DF.

Motolinía Benavente, Toribio de


1970 Historia de los indios de la Nueva España, Porrúa, México, D.F.

Muñoz, Marianela y Andrés Casanova


2001 La Capilla del Rosario de Necatitlan Siglo XVIII, Arqueología Histórica en
la Ciudad de México, Tesis de licenciatura en arqueología, Escuela
Nacional de Antropología e Historia, México, D.F.

Nalda, Enrique.
1988 La arqueología mexicana, Arqueología Mexicana, 30: 6-17

Núñez, Eduardo.
1996 “La Arqueología histórica en México” entrevista al arqueólogo Guillermo
Pérez-Castro Lira, Actualidades Arqueológicas Revista de estudiantes de
Arqueología en México, 9:9-11.

Ochoa, Lorenzo.
1983 Quince años de arqueología en la UNAM (1964-1978), Lecturas
Universitarias 32, Universidad Nacional Autónoma de México, México,
D.F.

Orser, Charles E.
2000 Introducción a la Arqueología Histórica, Asociación Amigos del Instituto
Nacional de Antropología, Buenos Aires.

Ortiz, Jaime
1987 “La problemática de los centros históricos. Urge actualizar la legislación
que las protege. El centro histórico de la Ciudad de México, próximo
patrimonio de la humanidad a dos años del sismo”, Perfil. La Jornada, 19
de Septiembre, México DF.

Peralta, Araceli
1998 La Arqueología y los Acervos. En Primer Congreso Nacional de
Arqueología Histórica. Memori, coordinado por Enrique Fernández y
Susana Gómez, pp. 73-79. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, D.F.

156
Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado de Puebla
1932 “Ley sobre Protección y Conservación de Monumentos y Bellezas
Naturales del Estado de Puebla”, Puebla 14 de octubre de 1932.

1967a “Ley de Monumentos”, Puebla, 10 de Marzo de 1967.

1967b “Reglamento de Anuncios” Puebla, 7 de Marzo de 1967.

Pérez-Castro, Guillermo
1990 “La arqueología histórica en México”. Revista Mexicana de Estudios
Antropológicos 36: 229-244.

Pérez, Francisco
1928 “La fundación de la Ciudad de Puebla”, Boletín de la Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadística, XIV: 97-103.

Plunket, P. y G. Uruñuela
1993 Proyecto de Salvamento Arqueológico “La Residencia de las Monjas del
Convento de San Gabriel Cholula”. Informe Técnico al Consejo de
Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Mecanuscrito en Laboratorio de Arqueología, UDLA-Puebla, Cholula.
1994 Proyecto de Salvamento Arqueológico “La Residencia de las Monjas del
Convento de San Gabriel Cholula”. Informe Técnico al Consejo de
Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Reynoso, Citlalli
s/f Reporte de excavación de la primera temporada del rescate arqueológico
realizado en el atrio del templo de San Juan de Dios, Ciudad de Puebla,
Informe presentado al Consejo de Arqueología, Archivo Técnico de
Arqueología.
2002a Reporte de excavación del rescate arqueológico realizado en el patio del
ex hospital de San Roque, Ciudad de Puebla, Mecanuscrito del Archivo
Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología.
2002b Reporte de excavación del rescate arqueológico realizado en el Templo
de San José, Ciudad de Puebla, Mecanuscrito del Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología.
2004a “Exploraciones arqueológicas en Casa Tívoli-Boliche, Paseo de San
Francisco, Puebla. Hallazgos de ofrendas constructivas y basureros
domésticos”, Ponencia presentada en el Foro Público de difusión sobre
las obras en el Paseo de San Francisco, Puebla, Pue. 17 de Noviembre.
2004b “Arqueología histórica en México: el caso de la ciudad de Puebla”,
Ponencia presentada en la Facultad de Arqueología de la Universidad
Autónoma de Zacatecas.

157
2005 “La investigación arqueológica e histórica en el desarrollo de proyectos
con arquitectura contemporánea”, Ponencia presentada en: II Conferencia
sobre conservación del patrimonio urbano y edilicio en La Habana, Cuba.
2006a Paseo de San Francisco, (Citlalli Reynoso coordinadora). Editorial Turner,
España.
2006b Puebla y el Paseo de San Francisco, (Citlalli Reynoso coordinadora).
Editorial Turner, España.
2006c “La fundación de Puebla: arqueología doméstica, alianzas matrimoniales
y mujeres indígenas en la traza de la ciudad” Ponencia presentada en el
Congreso Puebla en el Siglo XXI, Benemérita Universidad Auónoma de
Puebla, del 26 al 28 de Abril.
2007 Reporte final de la excavación arqueológica en la 14 Oriente 1401 Casa
Azul Paseo de San Francisco, Ciudad de Puebla”, Mecanuscrito del
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología.
2008 “Arqueología y Vida Privada: basura, comida, ocio y juego en Puebla
colonial e independiente”, Dualidad, 8:36-46.
2009 “Entre el maíz y el trigo. Cosmovisión, comida y cambio cultural. Un
estudio arqueológico durante el periodo colonial temprano en Puebla y
Cholula”, Ponencia presentada en el II Congreso sobre Cosmovisión
Indígena. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Colegio de
Antropología. 25-29 de Junio.
2010 “Vivir dentro la fábrica. Arqueología industrial en la antigua fábrica de
hielo, bebidas gaseosas y aguas minerales Latisnere, Puebla”
Dualidades, en prensa. Mecanuscrito proporcionado por la autora.

Reynoso, Citlalli y Arnulfo Allende


2008 “Objetos de consumo o valor patrimonial: Las ventanas arqueológicas en
el Centro Comercial Paseo de San Francisco”, Ponencia presentada en el
V Encuentro Nacional de Conservación del Patrimonio Industrial y sus
prácticas internacionales. Miradas Interdisciplinarias del patrimonio
industrial en homenaje a Jaime Litvak y Ramón Sánchez. Ciudad de
México, 24-27 de Septiembre.

Reynoso, Citlalli y Bertha Ocaña del Río


2005 “Una aproximación al estudio de las condiciones de vida en la ciudad de
Puebla siglos XVII-XVIII”, Boletín Oficial INAH, 78:59-66.

Reynoso Citlalli y Lillian Torres.


2006a “Arqueología Industrial” en Arqueología Mexicana, (XIV) 79:12.

2006b “Ofrenda constructiva en una casa colonial de la ciudad de Puebla” en


Arqueología Mexicana, (XIV) 79:10.

Rivas Castro, Francisco


1988 Proyecto presentado como requisito para optar a examen de oposición
abierto para pasar del área manual a la de Investigación, de acuerdo con

158
el artículo 103 de las condiciones generales de trabajo. Instituto Nacional
de Antropología e Historia.
1989 Recuperación Etnohistorica- Arqueológica de Puebla, Informe preliminar
para optar por la definitividad como profesor de investigación científica
Asistente B en la Subdirección de Estudios Arqueológicos. INAH.

Robles, Nelly y Alberto Juárez


2004 Historia de la Arqueología en Oaxaca, Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, México, D.F.

Robles, Carlos Fernando Alessio.


1998 Relación entre la Arqueología Histórica y la restauración arquitectónica: El
caso del monasterio de San Juan Bautista, Tlayacapan, Morelos. Tesis de
licenciatura en arqueología, Escuela Nacional de Antropología e Historia,
México, D.F.

Rojas Ubaldo, Amado (Coordinador)


1998 Memoria Histórica de Paseo de San Francisco, Rojas Ubaldo Amado
(coordinador), SEDUEEP, Gobierno del Estado de Puebla, INAH, Consejo
del Centro Histórico, Comisión del Patrimonio Edificado, Puebla, México.

Sáenz Serdio, Martha Adriana


2004 Vida doméstica en San Andrés Cholula durante los siglos XVII y XVIII:
Estudio de caso de arqueología histórica, Tesis de Licenciatura en
Arqueología, Universidad de las Américas, Puebla.

Santos, Joel
2006 “La Arqueología Histórica mexicana”, Actualidades Arqueológicas 4: 2-5

Spores, Ronald
1998 Documentos de archivo como auxiliares de la arqueología histórica. En
Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica. Memoria, coordinado
por Enrique Fernández y Susana Gómez, pp. 69-72. Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México, D.F.

Torres González, Lillian


2004 Informe final de excavación del rescate realizado en el sitio “La Superior”
o antiguo manantial de aguas minerales y ex fábrica de hielo y bebidas
gaseosas, paseo de San Francisco, ciudad de Puebla” Mecanuscrito del
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología.

Valencia, Daniel
1995 “El patrimonio arqueológico en sitios y monumentos históricos” En El
patrimonio sitiado. El punto de vista de los trabajadores. Delegación

159
sindical D-II-IA-1, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México,
D.F.

Vázquez Olvera, Carlos


1998 “Reseña de El patrimonio sitiado. El punto de vista de los trabajadores”,
Revista Alteridades, 8 (16):187-192.

Yadeun, Juan.
1978 Arqueología de la arqueología, Revista Mexicana de Estudios
Antropológicos, XXIV (2):147-212.

Zarankin, Andrés
1995 “Una aproximación teórica al trabajo en arqueología urbana”,
Arqueología histórica en Latinoamérica. Memorias de la segunda
conferencia internacional de arqueología histórica, Santa Fé, Argentina,
Ed. Stanley South Publisher and the South Carolina University, USA.

160
ANEXO 1

Cuadro concentrador de los


proyectos de arqueología
histórica en Puebla.

161
PRIMERA SEGUNDA TERCERA CUARTA
ANÁLISIS DE
PROYECTO ETAPA. ETAPA. ETAPA. ETAPA. DIFUSIÓN*
MATERIALES
1980-1994 1994-1999 1999-2002 2002-2007
Sondeos de Robert y Florence Lister X P
Rescate del templo de San Javier X no
Excavaciones en El Hospitalito X P;C
Excavaciones en el Ex Convento de Santo Domingo y Mercado de la Victoria X X en proceso C
Proyecto de recuperación etnohistórica arqueológica de Puebla X no
Hospital de San Juan de Dios X X no
Proyecto Arqueológico, Arquitectónico e Histórico del “Estanque de los Pescaditos” X P;C
Salvamento Arqueológico del Paseo de San Francisco: Primera etapa X parcial P;C
Salvamento Arqueológico del Paseo de San Francisco: Segunda etapa X X parcial P;C
Atrio de San Juan de Dios X X C
Rescate en la Parroquia del Santo Ángel Custodio de Analco X no
Rescate en el Templo de la Compañía de Jesús X no
Rescate en el Templo de San Agustín X no
Rescate en el patio del ex hospital de San Roque X no
Rescate en el Templo de San José X C
Rescate arqueológico 10 Poniente no.508 X no
Excavaciones en la Plaza Mayor de Puebla X P
Excavación en la plazuela de Los Sapos X P
Excavaciones en la plazuela de Santo Domingo X X P
Excavaciones en la plazuela de San Luis X P
Centro Comercial Paseo de San Francisco X X P;C
Rescate tienda SEARS X no

* P= Publicación
C= Conferencia
ANEXO 2

Catálogo Nacional de
Monumentos Históricos
Inmuebles de la ciudad de
Puebla

162
DIRECCIÓN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS
CATÁLOGO NACIONAL DE MONUMENTOS HISTÓRICOS INMUEBLES DE LA CIUDAD DE PUEBLA

ESTADO MUNICIPIO COLONIA DIRECCIÓN NOMBRE DEL INMUEBLE USO ORIGINAL USO ACTUAL
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 14 Ote s/n Capilla de San Cirineo Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto Blvrd. 5 Mayo s/n Templo y Antiguo Convento de Sn Francisco Convento Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto Blvrd. 5 Mayo s/n Convento de Sn Francisco/ Capilla tercera orden 3ra Orden Biblioteca
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto Blvrd. 5 Mayo s/n Convento de Sn Francisco/ Capilla de la Macarena Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto Blvrd. 5 Mayo s/n Convento de Sn Francisco / Centro Escolar Aparicio Convento Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Analco 8 Sur s/n Casa Hab. Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Palafox y Mendoza 603 Templo de San Roque Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Blvrd. 5 Mayo s/n Capilla Ntra. Señora de los Dolores Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 6 Ote. s/n Monumento Hermanos Serdán Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de Analco 3 Ote. s/n Puente de Ovando Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de Analco 5 Ote. s/n Plazuela de Analco Plazuela Plazuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de Analco 7 Ote no. 1202 Parroquia de Santo Angel custodio de Analco Casa cural Casa cural
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de Analco 10 Sur no. 501 Parroquia de Santo Angel custodio de Analco Templo Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de la Luz 14 Ote. no. 5 Jardín de niños Rosaura Zapata Casa Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de la Luz 2 Ote. no. 1403 Templo de Ntra. Señora de la Luz Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Acocota Priv. 20 Norte n. 802 Templo de Ntra. Señora de los Remedios Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Acocota 14 Ote s/n Puente de la Noche Buena Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 14 Norte n. 802 Templo Ecce Homo Templo Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 14 Norte n. 1206 Portalillo el Alto Casa Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 12 Norte n.1406 Capilla de la Veronica Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 16 Ote. s/n Parroquia de la Santa Cruz/ Parroquia Templo Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 16 ote. no. 1204 Parroquia de la Santa Cruz/ Templo Casa cural Casa cural
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 18 Ote. 1414 Casa Sin uso
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 12 Norte no. 1804 Capilla de Plateros Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 12 Norte s/n Fuente Fuente
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 10 Norte n. 1802 Huerto Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 20 Norte n. 1802 Monumento a Esteban de Antuñano Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 16 Ote. no. 1204 Parroquia de la Sta. Cruz/ Templo Casa cural Casa cural
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de Xonaca 22 Norte no. 2401 Parroquia de la Candelaria y Guadalupe Templo Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio de Xonaca 18 Norte s/n Templo de la Vírgen de Fátima Capilla Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 16 Norte no. 1802 Capilla Valvanera Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 12 Norte no. 1203 Templ de Sn Juan Bautista del Río Templo Templo
ESTADO MUNICIPIO COLONIA DIRECCIÓN NOMBRE DEL INMUEBLE USO ORIGINAL USO ACTUAL
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto Priv. 12 Nte. No. 2202 Templo y casa de ejercicios del Calvario/ Capilla Capilla Casa
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 14 Nte. No. 2207 Templo y casa de ejercicios del Calvario/ Capilla Capilla Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Xanenetla 4 Nte. s/n Fuente Fuente
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Xanenetla 4 Nte. s/n Templo de sta. Inés del Monte Ponciano Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Antonio 18 Ote. No. 210 Biblioteca Benito Juárez Casa Biblioteca
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Antonio 18 Ote. s/n Monumento a Francisco I. Madero Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 6 Nte. No. 603 Oficinas del IMSS Escuela Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Nte. No. 601 Templo de San Cristobal Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 6 Ote. No. 206 Casa de losHermanos Serdán Casa Museo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Ote. No. 408 Oficinas SSA Casa Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Sur s/n Templo y antiguo Colegio de la Compañis de Jesús Templo Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 6 Ote no. 201 Ex Convento de Santa Clara Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 13 Ote no. 204 Ntra. Señora de la Soledad y Corazón Transververado Convento Sagrario
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 2 Sur no. 702 Templo de San Juan de Letrán Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 7 Ote no. 206 Convento de San Jerónimo/ Convento de San Jerónimo Convento Convento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 7 Ote no. 204 Convento de San Jerónimo/ Templo de San Jerónimo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Nte no. 201 Templo y Hospital de San Pedro Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 2 Nte no 801 Templo y Convento de Santa Teresa/ Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Antonio 2 Nte no. 1805 Templo San José/ Parroquia de San José Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Antonio 2 Nte no. 1803 Templo de San José/ Casa Cural Casa cural Casa cural
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Xanenetla 2 Nte s/n Arco de Loreto Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 2 Sur no. 303 Catedral Basílica de Puebla/Casa del Arzobispado Casa cural Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 2 Sur no. 305 Catedral Basílica de Puebla/Casa del Arzobispado Casa cural Casa
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Palafox y Mendoza s/n Plaza de Armas Zócalo Plaza de Armas Plaza principal
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 16 Septiembre s/n Iglesia Catedral Basílica de Puebla Catedral Catedral
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 16 Septiembre no. 505 Casa del Deán Casa Hab. Museo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 16 Septiembre no. 906 Templo convento de Capuchinas/Convento Santa Ana Convento Convento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 16 Septiembre no.904 Templo convento de Capuchinas/Templo Santa Ana Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza El Carmen 16 Septiembre no. 1304 Capìlla de la Mansión Sacerdotal Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza El Carmen 16 septiembre no. 1310 Casa Hab. Dormitorio
Puebla Puebla de Zaragoza El Carmen Priv. 16 Sept no. 1506 Casa Hab. Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza El Carmen 16 Septiembre s/n Jardín del Carmen Jardín Plaza
Puebla Puebla de Zaragoza El Carmen 16 Septiembre no. 1704 Templo conventual Señora del Carmen Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 de Mayo no. 407 Templo conventual San Miguel de los Angeles/Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 de Mayo no. 407 Templo conventual San Miguel de los Angeles/Capilla Capilla Capilla
ESTADO MUNICIPIO COLONIA DIRECCIÓN NOMBRE DEL INMUEBLE USO ORIGINAL USO ACTUAL
Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 de Mayo s/n Plaza de San Luis/ Plaza de San Luis Plaza Plaza
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 de Mayo no. 1606 Templo Antiguo Hospital de San Juan de Dios/Hospital Hospital Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 de Mayo no. 1602 Templo Antiguo Hospital de San Juan de Dios/Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 de Mayo no. 1607 Ex Convento de Santa Mónica/ Temlo y Convento Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Palafox y Mendoza 14 Palacio Municipal Palacio Munic. Palacio Munic.
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Palafox y Mendoza s/n Pasaje del Ayuntamiento Pasaje Pasaje
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 8 Ote no. 16 Templo y convento de Santa Teresa/ Convento Convento Convento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 18 Ote no. 1 Templo y Hospital de Sn Juan de Dios/Palacio Penal Juzgados Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Unidad Cívica 5 Mayo Czda de los Fuertes s/n Templo y Fuerte del Cerro de Loreto Fortaleza-Templo Museo
Puebla Puebla de Zaragoza Unidad Cívica 5 Mayo Ejército de Ote. s/n Monumento a los tres Juanes Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Unidad Cívica 5 Mayo Ejército de Ote. s/n Templo y Fuerte del cerro de Guadalupe Fortaleza-Templo Museo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Reforma no. 136 Templo de la Santísima Trinidad Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Reforma no. 118 Edificio de la Loteria Nacional Casa Hab. Casa Hab.
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 18 Pte no. 103 Ex Convento de Sta Mónica/Museo de Arte Religioso Convento Museo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 7 Pte no. 909 Templo del Sagrado Corazón de Maria Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Priv. 9B Sur no.701 Colegio del Sagrado Corazón de Jesús Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto Blvrd. 5 Mayo s/n Jardín de Antuñano y de Ignacio Zaragoza Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 3 Sur no. 904 Convento Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Antonio 24 Pte no. 110 Templo de San Antonio de Padua Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 2 Pte no. 514 Escuela Primaria Melchor Ocampo Casa Hab. Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Pte no. 514 Templo y Hospital de Ntra. Sra de Belen/Museo Biblioteca Hospital Biblioteca
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 12 Pte no.509 Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 12 Pte no. 507 Escuela Mariano Matamoros Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 12 Pte no. 505 Escuela Enrique C. Rebsamen Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 12 Pte no. 503A Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Refugio 5 Nte no. 505 Parroquia de Nuestra Señora del Refugio Templo Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 3 Pte no. 725 Casa Hab. Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Pte no. 709 Capilla de la Virgen de los Dolores Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 9 Norte no. 806 Capilla de San Ramón Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 11 Norte no. 1002 Templo del Señor de los trabajos Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Reforma no. 1108 Santuario de la Vírgen de Guadalupe Templo Santuario
Puebla Puebla de Zaragoza El Tamborcito 18 Pte no. 906 Templo y convento de Sn Pablo de los Frailes Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 9 Nte no. 1003 Templo del Sagrado Corazón de Jesús Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Pablo 9 Nte no. 1003 Capilla del inmaculado corazón de María Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sta Anita 11 Nte no. 2211 Santuario de la casa Santa de Ntra. Sra. De Loreto Templo Parroquia
ESTADO MUNICIPIO COLONIA DIRECCIÓN NOMBRE DEL INMUEBLE USO ORIGINAL USO ACTUAL
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sta Anita 28 Pte no. 1115 Templo de Sta. Ana o del Señor de la Salud Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Miguel 17 Nte no. 808 Templo de San Miguel Arcángel Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 2 Pte no. 314 Templo Metodista/ Iglesia de México Emmanuel Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Reforma no. 730 Antiguo Colegio de San Ildefonso/Templo Sn Marcos Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Reforma nos. 724 y 730 Antiguo Colegio de San Ildefonso/Templo Sn Ildefonso Templo Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 11 Sur no. 110 Escuela Normal Superior del Estado de Puebla Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 Sur no. 305 Templo de Sn Agustín y Convento de la Encarnación Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 Sur no. 305 Templo de San Agustín Convento Sin uso
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Paseo Nicolás Bravo Jardín Plaza
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Monumento de El Gallito Reloj Reloj
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Monumento Gabino Barreda Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Monumento a Nicolás Bravo Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Monumento a la fundacion de Puebla Monumento Monumento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Kiosko Kiosko Kiosko
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Paseo Nicolás Bravo Serv. Sanitarios Serv. Sanitarios
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Paseo Nicolás Bravo Acuario Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico Paseo Bravo s/n Fuente de la China poblana Fuente Fuente
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 7 Pte no. 701 Templo de la limpa concepción de Ntra. Señora/ Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 9 Pte no. 303 Templo y convento de Sta. Inés del Monte Ponciano Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 3 Nte no. 1201 Ex Convento de Sta Rosa de Lima/ Templo Sta. Rosa Templo Convento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 Nte no. 1001 Templo y Convento de Ntra. Sra. De la Merced Convento Convento
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Pte no. 516 Templo y Hospital de Ntra. Sra. De Belen/ Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 3 Nte no. 201 Templo de Sta Catalina de Sena o Sta Catarina Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza El Carmen 13 Pte no. 113 Templo de los Gozos de Ntra Sra. De la Virgen Maria Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Santiago 17 Pte no. 1309 Templo del Sto. Apóstol Santiago/ Escuela Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Santiago 9 Pte no. 1509 Casa Hab. Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Santiago 15 Sur no. 1704 Templo del Sto. Apóstol Santiago/ Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 15 Sur no. 308 S.S.A. Casa Hab. Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 15 Sur no. 302 S.S.A. Casa Hab. Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 8 Ote. No.7 Convento Comercios
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 9 Pte no. 108 Templo y convento de la limpia concepción de Ntra Sra. Convento Hotel
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 11 Pte no. 310 Templo y convento de Sta Inés del Monte Ponciano Convento Convento
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Xonaca 20 Ote s/n Casa Hab. Delimitacion
Puebla Puebla de Zaragoza El Conde Km 3.5 Puebla-Sta Ana Antiguo Rancho del Conde Capilla SCT
Puebla Puebla de Zaragoza J. Colombres Camino Antiguo a Xonaca Puente Joaquín Colombres Puente Puente
ESTADO MUNICIPIO COLONIA DIRECCIÓN NOMBRE DEL INMUEBLE USO ORIGINAL USO ACTUAL
Puebla Puebla de Zaragoza J. Colombres Saul Colombres Puente Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Zaragoza Digonal 16 Septiembre Puente de Zaragoza Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Zaragoza La Libertad s/n Puente de Zaragoza Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Sta. Bárbara 2 Ote s/n Puente de Sta. Bárbara Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Crescencio Rdz. s/n Templo de San Jerónimo Caleras Conjunto Conjunto
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Crescencio Rdz. s/n Templo de San Jerónimo Caleras/Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Crescencio Rdz. s/n Templo de San Jerónimo Caleras/Capilla del Sarado corazon Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Crescencio Rdz. s/n Templo de San Jerónimo Caleras/ Templo Sacristía Sacristía
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Crescencio Rdz. s/n Templo de San Jerónimo Caleras/Casa Cural Casa cural Casa cural
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Crescencio Rdz. s/n Oficinas Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Porfirio Díaz s/n Parque San Jerónimo Caleras Kiosko Kiosko
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Juan Lorenzo Ramoz Capilla de San Juan Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Sto. Domingo Santo Domingo s/n Capilla de Santo Domingo Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Puente Miguel Hidalgo Puente de San Jerónimo Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Niños Héroes n.1 Presidencia Municipal Ayuntamiento Ayuntamiento
Puebla Puebla de Zaragoza San Felipe Hidalgo Norte Palacio Municipal Ayuntamiento Palacio Munic.
Puebla Puebla de Zaragoza San Felipe Hidalgo Sur s/n Parroquia de San Felipe Hueyolipan Parroquia Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza San Felipe Hidalgo Sur s/n San Felipe Hueyolipan/ Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza San Felipe Hidalgo Sur s/n San Felipe Hueyolipan/Capillas Capilla Salón
Puebla Puebla de Zaragoza San Felipe Hidalgo Sur s/n Sacristía Sacristía Sacristía
Puebla Puebla de Zaragoza San Felipe Cuauhtemoc Pte. Panteón San Felipe Hueyolipan/ Capilla Mayor Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza San Pablo Fco I. Madero s/n Parroquia de San Pablo/ Parroquia Parroquia Parroquia
Puebla Puebla de Zaragoza San Pablo Fco I. Madero s/n Parroquia de San Palo/ Templo de San Pablo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza San Pablo Fco I. Madero s/n Parroquia de San Pablo/ Sacristía Sacristía Sacristía
Puebla Puebla de Zaragoza Zaragoza 5 Mayo No. 16 Presidencia Municipal Presidencia Presidencia
Puebla Puebla de Zaragoza Sta. Bárbara 2 Ote s/n Capilla de Santa Bárbara Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza San Baltazar Miguel Hidalgo s/n Templo de San Baltazar / Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza San Baltazar Miguel Hidalgo s/n Templo de San Baltazar / Templo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza San Baltazar Miguel Hidalgo s/n Templo de San Baltazar/ Capilla Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza El Cristo Av. El Cristo Ex Hacienda El Cristo Casa Hab. Sin uso
Puebla Puebla de Zaragoza Amor 21 Nte no. 2 Templo de San Matías Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro 2 Sur s/n Templo y Convento Sn FranciscoTotimehuacan/Templo Templo Ruinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro 3 Sur s/n Templo y Convento Sn FranciscoTotimehuacan/Convento Convento Ruinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro 3 Pte. s/n Templo y Convento Sn Francisco Totimehuacan/ Templo Templo Templo
ESTADO MUNICIPIO COLONIA DIRECCIÓN NOMBRE DEL INMUEBLE USO ORIGINAL USO ACTUAL
Puebla Puebla de Zaragoza Sta. Catarina 6 pte s/n Capilla de Santa Catarina Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio San Miguel 9 Pte s/n Capilla de San Miguel Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza La Virgen Asunc. 6 Sur s/n Capilla de la Vírgen de la Asunción Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza La Virgen Asunc. 6 Sur s/n Capilla de Santa Clara Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza Sn Jose Atotonilco Sin nombre s/n Capilla de San José Atotonilco Capilla Capilla
Puebla Puebla de Zaragoza La Libertad 2 Ote no. 201 Templo de la coronación de la Vírgen de Guadalpe Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza La Libertad 2 Ote no. 201 Templo de la coronación de la Vírgen de Guadalpe Sacristía Sacristía
Puebla Puebla de Zaragoza Sta María 42 Pte no. 722 Templo de Nuestra Señora del Rayo Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Km1 Carretera Fed Puente de México Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto Av. 14 Ote s/n Puente de Noche Buena Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Prados Agua Azul Av. 11 Sur Panteón Municipal/ Panteón Fuente Fuente
Puebla Puebla de Zaragoza Prados Agua Azul Av. 11 Sur Panteón Municipal/ Panteón Fuente Fuente
Puebla Puebla de Zaragoza Mayorazgo Diagonal 15 Sur s/n Acueducto San José Mayorazgo Acueducto Sin uso
Puebla Puebla de Zaragoza Sn. Jerónimo Niños Héroes n.2 Escuela Leona Vicario Escuela Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Las Ánimas Camino Real a Cholula Puente Las Ánimas Puente Puente
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio del Alto 22 Ote n. 1602 Templo Escuela
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 8 Pte no. 710 Templo Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Sebastian15 Sur no. 303 Casa Hab. Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 3 Sur no. 902 La Santa Veracruz y de San Felipe de Neri Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 5 Mayo no. 409A Centro Comercial La Victoria Comercios Comercios
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 4 Ote n. 11 Casa Hab. Oficinas
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio Sn Sebastian17 Sur no. 307 Templo de San Sebastián Mártir Templo Templo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 6 Nte no 1002 Casa Hab. Casa Hab.
Puebla Puebla de Zaragoza Barrio San Miguel 11 Nte no. 1401 Museo Nacional de Ferrocarriles Estación Ferrocarril Museo
Puebla Puebla de Zaragoza Centro Histórico 8 Pte no. 906 Museo Nacional de Ferrocarriles Estación Ferrocarril Oficinas

También podría gustarte