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IGNACIO B. ANZOATEGUI VIDAS DE MUERTOS < oc numeno:> 2 25 Liyecdcerv ea UBICACIO®: TERCERA EDICION AUMENTADA EDICIONES THEORIA BUENOS AIRES Introdujo tres plagas: el normalismo, los italianos y los gorriones. 1, Ex Nonsatisso. Hasta la época de Sarmien- to nuestra cultura se dividia en la cultura de Chuquisaca y la cultura de Cérdoba. La primera era mucho mds decente que Ja segunda, porque era mas humanista y menos cordobesa. Ta segunda tenia olor a rata muerta, pero siquiera era cul- tura, Los enciclopedistas franceses entraron a América por la Universidad de Chuquisaca y los leyeron personas inteli- gentes. Recién empezaron a hacer mal cuando Iegaron a Buenos Aires, donde Mariano Moreno y tos de su clase qui- sieron explicarse el pensamiento nuevo sin salirse de este am- Diente de tenderos. La Universidad de Cérdoba les cerns sus puertas desde el principio, pero esto no supone nada en favor de ella, porque lo hizo de puro atrasada. La verdad es que fen ese tiempo la Argentina era un pais con hombres cultos, que tenian nociones de latin y los clisicos les servian para darse tono y ademas les impedian caer en estupideces. Sar- miento mat6 la cultura para fundar la instruecién. Con esa fuerza brutal que tenfa para todo, hizo de la Argentina un pais como los Estados Unidos, instruido pero inculto. Su aspi- racién era que todos los habitantes supieran leer, aunque eso 95 no les sirviera después mas que para leer Critica; que todos fueran alfabetos aunque resultaran todos analfabetos menta Jes, Para esto introdujo Sarmiento su plantel de maestros y Jos largé a la conquista del territorio: al poco tiempo la Argen tina estaba perdida para la cultura, Los maestros argentinos tienen vicios fundamentales; mafias que traen de nacimiento ¥ que sélo el tiempo podra quitarles si la ira de Dios se junta Ton el tiempo. Creen en las maximas de las cajas de fésfo- ros; tienen una idea perfectamente romintica de la moral y piensan que el mejor maestro es aquel que se sentimentaliza mis a menudo con el especticulo de la_nifiez de delantal blanco. Green que conocen €l alma del chico cuando comien: zan a conocer sus sentimientos. La culpa de todo esto Ia tie nen los maestros de nuestros maestros, que eran irremedia. blemente incapaces. Fl arte de enseitar a os chicos no consiste en achiquilinarse ni en rebajar la propia mentalidad. Dentro de los principios que dirigen la instruccién primaria entre nosotros, el maestro se idiotiza ensefiando, Fl maestro es para €l chico un ser distinto de los demas; en e1 mejor de los casos ln ser misterioso que no se enferma nunca. Para encontrar se con la realidad, el chico tiene que salir a la calle, donde ye hombres que andan y que miran como su padre y como sus tios, hombres que no se empeiian en falsificarse para que Jos chicos los entiendan. Pero el normalismo sigue y el espi itu de Sarmiento sopla sobre la plaga. El primer deber de Jas autoridades escolares es el de suprimir de los colegios los retratos de su fundador. Porque nosotros —gente romintica, con una supersticién romantica invencible— creemos todav en los retratos. 2 Los 1Tar1anos. Llegaron cuando tenfamos fundada nuestra vida. Se dijo que gobernar es poblar y nues tros abuelos se lo tomaron en serio porque les gustaban los aforismos mandones; ademas era una justificacién de la hom: 96 bia, aunque ellos no necesitaban que nadie les justificara sus. hijos. Sarmiento se trajo a los italianos porque él creia que entendian de trigo, y en lugar de irse al campo y fundar ay nias se prendieron a las ciudades y fundaron quintas; en lugar de sembrar trigo sembraron verduras y mandaron al centro ~ a sus hijos para que figuraran lo mismo que los hijos de los otros. Los italianos mezclaron las orillas con la ciudad; se arrimaron al compadraje y lo metieron adentro cuando menos lo pensabamos, Nos ayudaron a levantar las cosechas, pero las maquinas hacen lo mismo y no se cruzan con nuestra sangre. Ni siquiera nos trajeron su ciencia ni su arte, porque tuyimos que cruzar el mar y traerlas nosotros, aunque detris de eso vinieran las primas donnas y las cantantes que retar- daron en veinte afios nuestra salida del Romanticismo. Benito Mussolini ha limpiado a Italia del garibaldismo, pero Ja inmi- gracidn italiana fue anterior a Benito Mussolini. 3. Los connrones. Son pijaros perfectamente radicales. Se reproducen, gritan y hasta yo age yotan. Sarmiento los trajo para que Timpiaran de bichos los sembra- os, pero ellos se apoderaron de la administracién del aire y en poco tiempo desalojaron de pajaros el pais y devastaron los campos. A mi me enfurece esa unanimidad insolente que tienen sus reuniones y esa manera de resolverlo todo por acla- macién. Sarmiento los importé con miras de utilidad y Io nico que hizo fue poner millones de manchitas de barro en Domingo Faustino Sarmiento nacié en San Juan —Ia tierra de los Cantoni— en 1861. El mismo escribié su bio- igrafia, en Recuerdos de Provincia. Nacié pobre y fue muchas cosas, entre otras, masén, general y presidente de la Repibli- ca, Toda su vida tuyo un genio birbaro, y cargaba ideas como 97 quien carga bolsas. Le importaban poco las palabras la em. prendia a golpes contra el primero que se le pusiera delante ‘Asi consiguié Iegar hasta donde Meg6, porque a la gente le gusta Ja atropellada cuando es segura. Defendia sus asuntos ‘como si fueran casos perdidos, con una fiereza de mono aco- rralado. Era capay de andar con el pantalén desprendido, de pura rabia. ‘Tenia grandes condiciones para la lucha. Era de pensa- miento corpulento y macizo y derrotaba a sus enemigos a cabeza7os, Desde chico tuvo que vivir peleando contra alguien, unos lo odiaban y otros lo querian, pero él peleaba con todos por el gusto de pelear. Sus amigos le tenian tanto miedo como sus enemigos, Muchas veces le fracas6 su fuerza, porque su cabeza desequilibraba a realidad, sobre todo la realidad de Ja vida argentina, que era tan pobre y tan sin esperanzas, Con todo su genio, Sarmiento fue uno de los hombres que hizo mayores males al pais, Era un maniatico de Ja accién, y eje- cutaba sus ideas como si fueran odios. No le interesaba la ley y mucho menos la medida de la ley; porque las leyes han sido hechas nada mas que para los violadores de la norma resguardada por la ley. Poseia todas estas buenas condiciones pero Je faltaba una: la de ser catdlico, porque sélo un catélico tiene derecho a ser brutal con la vida. Sarmiento no fue un eseritor profesional. No tuvo el machismo carnayalesco de los que ahora quieren escribir en criollo sin se a otra cosa que a compadradas de salén, ni le dio tampoco por la literatura ficil que se usaba en la época. Mientras sus contemporaneos lefan a Moratin y se entusiasmaban con Quintana, Sarmiento escribia malas pala- bras como podia hacerlo un clasico, No le tentaba a elegan- lista ni la otra elegancia Horona. El pensaba “la puta que los parié” y escribia “la puta que los parié”, porque nunca en su vida dio rodeos para nada. Fue sélo un publi- 98, motora y se vino abajo con todo. La gente lo admira por eso. Yo lo admiro pc que pegaba.

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