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m2 SOBRE EL FUNDAMENTO DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE* Norberto Bobbio sie ensayo! me propongo analizar tres temas, Jes 1 sentido del problema que nos hemos plan- fundamento absoluto de los dere- S 13 oie ral, en un sentido restringido de la palabra, que por otra parte, para mi es el tinico aceptable). Partamos del pre~ supuesto de que los derechos humanos son cosas de- seables, es decir fines que merecen ser perseguidos y que, pese a sti deseabilidad, no han sido atin reconocidos _ todos en todas partes y enigual medida, y nos vernos impulsados por la conviccién de que encontrar su funda- _mento, 0 sea aducir motivos para justificar la eleccién que hemos hecho y que quisiéramos fuese hecha tam- bién por otros, es un medio adecuado para obtener su ‘mas amplio reconocimiento. lailusin de que, a fuerza de acumular y discutir razones y argumentos, acabaremos por encontrar la razén y el argumento irresistible al que ninguno podra negarse a adherir, El fundamento absoluto es el fundamento irre- sistible en ¢l mundo de nuestras ideas, del mismo modo que ¢l poder absoluto es el poder irresistible (pignsese €n Hobbes) en el mundo de nuestras acciones. Frente al fundamento irresistible se doblega necesariamente la AMER, dl como anise poter esisible x olor ae cesariamenté la voluntad. HI fundamento ultimo no ese discutible ulteriormente asi como el Poder ultimo debe ser obedecido sin discutir, Quien resiste al primero se one fuera de la comunidad de las personas razonables, ‘si como quien se rebela al segundo queda excluido de ta comunidad de las personas Justas © buenas. fue haber | grado cier ‘criticas dirigidas contra la doctrina de tos Shos natural de descubrir una vez. mas lo cap. rgumentos empleados para demostrar sy hsoluto, Basiara con recordar Gue muchos dere- Jos mas diversos entre si, hasta los menos mentales s6lo segiin la opinién de derivaron de la generosa y com- del hombre. Por dar un ejemplo: a efecto, eran perfeciamente et | hombre, segin se lo considerase, ina comunidad, de la que en dltima \ como padre de familia, incli- |a la continuacién de la espe- ey auténoma, que es la tinica gciones y de los propios bie- Mig ToKen~ La primera dificultad deriva de la consideracisy, de que “los derechos del hombre” es una expresién muy vaga. ¢Hemos intentado definirlos al aes vez? Ox silo hemos vane cual ha sido a én adahaavimipivcitn cas es das detiniolones peece> entes. Pero las discusiones puestas de lado de esta 16 Los valores tiltimog, adem i Para realizarlos hacen falta con. cesiones de ambas partes: en esta obra de conciliacixn, que requiere renuncias reciprocas, entran en juego las preférencias personales, las elecciones politicas, las orien- taciones ideoldgicas. Nos queda pues el hecho de que los tres tipos de definiciones no Consienten Ia clabora- cién de una categoria de los derechos del hombre de perfiles precisos. Nos Preguntamos cntonces como es posible plantear el problema del fundamenio, absolute 6 no, de derechos de los que no es posible dar una nocién clara. > Capnibean 1 lc. La lista de los dere- chos del hombre se ha modificado y sigue haciéndolo con el cambio de las condiciones historicas, es decir de Jas necesidades, los intereses, las clases en el poder, los medios disponibles para su realizacion, las transforma- ciones técnicas, etc. Derechos que habian sido declara- dos absolutos a finales del siglo XVIII, como la propie- dad sacre et inviolable, han sido sometidos a radicales Jimitaciones en Jas declaraciones contemporineas, de- rechos que las declaraciones dl siglo XVIII no mencio- naban siquiera como los derechos sociales, resultan pro- clamados con gran ostentacién en todas las declaracio- nes recientes, No ¢s dificil prever que en el futuro po- drdn surgir nuevas exigencias que ahora no logramos apenas entrever, como el derecho ano llevar armas con- ra la voluntad, o el derecho de ta vida Lo que parece fundamental en una época HN? historica o en una civilizacion determinada, 0 es {yr “me épocas y culturas, estuviéramos convencidos de la irreductible pluralidad de las concepciones tiltimas, y si estuviéramos conven- cidos, por el contrario, de que las alirmaciones religio- as, éticas y politicas son demostrables como teoremas (una voz més, tal era la ilusién de los iusnaturalistas, de un Hobbes por ejemplo, que lamabe “teoremas” a las eyes naturales), los derechos a la libertad religiosa 0 a la libertad de pensamiento politico perderian su razén de ser, 0.al menos adquiririan otro significado: serian, no el derecho de tener la propia religién personal o de expre- sar el propio pensamiento politico, sino el derecho de no ser forzados a dejar de perseguir la xinica verdad religio- say el tinico bien politico. Ateniéndose por un momento a la profunda diferencia existente entre el derecho a la iil religion y el derecho a la libertad cientifica. El derecho a ta libertad cientifica consiste no en el derecho a profesar cualquier verdad cientifica o incluso a no tener ninguna, sino esencialmente en el de- Techo ano ser obstaculizado en la investigacién cientifi- ca, 118 6. Ademis de mal definible (4) y variabie ) de tambien Entie Tos derechos comprendidess 6 Ii 125 ma dec cién hay exigencias muy divers: peor, incluso ico; En este caso no se deberia hablar de fundamento, sing de fundamentos de los derechos del hombre de diver sos fundamentos segin el derecho cuyas buenas razones se desea defender. lara. entre si y, Jo que Antes que nada, entre los derechos humanos, como se ha observado mas de una vez, Hay algunos que va- Jenen toda situacién y para todos los hombres indistinta- Mente: son los derechos que se pide que no resulten li- mitados ni por la verificacién de casos excepcionales ni en relacién con una u otra categoria, aunque sea restrin- gida, de seres pertenecientes al género humano, como, Por ejemplo, el derecho ano ser esclavizados ano set torturados. Estos derechos son privilegiados Porque no €ntran en competicién con otros, también fundamenta- les. Pero también entre los asi Ilamados derechos fun- damentales, los que no son suspendidos en alguna cir- Cunstancia o negados para alguna categoria de perso- ‘fas Son muy pocos: en otras palabras, son muy pocos ‘los derechos considerados fundamentales que no estin €n Contraste con otros derechos, considerados también ellos fundamentales, y que no imponen por tanto, en cier- tas situaciones y en relacién con particulares categorias de personas, una eleccién. No se puede afirmar un nue- S -€n favor de una categoria de personas sin vigjo derecho del que se beneficiaban otras personas: el reconocimiento del derecho a ‘esclayizado implica la eliminacién del derecho @ r esclavos; el reconocimiento del derecho a nos ia Ts Ls ser torturados implica la supresion del derecho « rar. En estos casos la eleccién parece facil, y st evidente que nos maravillarfamos si se nos pidiera jus'.- ficarla (en moral, consideramos evidentemente lo que no tienen necesidad de justificacién). f ebiiena # en Italia, por ejemplo, se pide la abolicién de la censura preventiva de los espectéculos cinematograficos; la eleccién es simple si se coloca en un platillo de la balanza la libertad del artista y en otro el derecho de ciertos érganos adminis- trativos, por lo general incompetentes y mezquinos, a sofocarla; pero parece més dificil si se contrapone al derecho de expresién del producto del film el derecho del piblico a no ser escandalizado, chocado 0 provoca- do. La dificultad de la eleccién se resuelve con a intro- duccién de limites a la extensién de uno de los dos dere- chos, demodo que resulte parcialmente salvaguardo tam- bién el otro: en lo referente a los espectaculos, para con- tinuar con el ejemplo, nuestra constitucién prevé el limi- te de las buenas costumbres. Parece, pues, que sobre este punto debemos extraer la conclusién de que derechos que tienen una eficacia tan diversa no pueden tener el mismo funda- mento, y sobre todo que los derechos del segundo tipo, fundamentales si, pero sujeto -o pasibles de serlo- a res- tricciones, no pueden tener un fundamento absoluto, que ‘no permitirian dar una justificacion valida a la restric~ ibn. 7.~ del caso que acabamos de exponer, en el que se advierte un contraste entre el derecho funda- Ms a Antes por el contrario, es conveniente recordar que his- tricamente la ilusién del fundamento absoluto de algu- Se nos derechos establecidos ha servido de obstaculo para a Ja introduccidn de nuevos derechos, parcial o totalmente incompatibles con aquellos. | a oposicién casi secular contra ta introduccidn de los derechos sociales se ha hecho en nombre del funda- mento absoluto de los derecho de libertad. E] fundamen to absoluto no es s6lo una ilusin; a veces es también un pretexto para defender Posiciones reaccionarias. 8.- Hasta aqui he expuesto algunas rarones por ase ea Dlanteron tne SER deh fundamento absoluto de lds derechos del hombre. Pero “Ray Olfo aspecto de la cuestién que ha surgido de estas ultimas consideraciones. Y con esto paso a la tercera pregunta que he formulado al comienzo. Se trata ber si la investigacion del fundamento soluto, en el caso de qué Hegue'a tener éxito, obtendra el resultado

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