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eocccccce ENTRE LA PLUMA Y EL FUSIL Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina por Claudia Gilman t cal > Sigio veiniuno editores Argentina 3. &.~ RL 4 ACI RUENGE ES AEORSKARGE IR indice Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. Agradecimientos WA Gian, Chain — Ineroducciin {iL “Ene pus yl Dec dee Los inetectutes remluioaro ch Aires Ltrs Mee” ens Laliterstira “88 pattem: Olena) Lasrevisas eee 1. Epoca: la apuesta por una nomenclatura sustantiva 2.11 protagonismo de los intelectuales ylragenda cultural, 1. Iquieedaylegitimidad func det intelectual 2 Modernizaci atte y guerra ria (©2008, Clea 0 3. Eertoren/intclectafes Un campo de accén (©2008 Siglo XXIEdhoves Argentina SA ar : e cies fuerte ideal ascitvo 2 4 Labsqueda (ye encuentro) de un pico eden argentina: 2000 empires Impeeso en Industria Grea Argentina 3. Historias de familia Gra. ractaoo Rivera 1866, Capital Feder 1. Laconstnucién de un campo un "pari inteleca ‘ened mes de sbi de 2008 el toque de resin 2 Primeras dirupciones elcato Mund Na Hecho el depo que marca ae 1 Impress Argentina Maen A 2 ‘8. La Comunidad Lauingamesicana de Eseries 1s 5 ry 25 s “4 2 000900000 S OS 060000008 OOHHO88SOEEES 4, Blinteleetul como problema 1. Los dilemas del compromiso 2 Elmita dela wansiion 5 En buna de una mesa defiicon 4 Alcanees munis del ansincelecesismo 45, Cuba, patria de antintelectallatinoamericano 1. El ran de los debates 2. Milmovecientorsesentay ocho: un ao partido ‘endos 4. Formlacén explicit del aniteecraismo como subordinacin ala deca “eoluconasia” 16. Alternatives frente a aso Pilla” 2. Minera ye ball olador: pag ede dicwsso 17. La ruptura de los azo de familia 1 El mercado ya vanidad del esc 2 ditresorevoluionaos? 8, Podticasy poles de los géneros 1. Novels realan®,gonguard 2 Gubaylacuesion dea vanguarin 8. Comunicacion, verdad, evolcifn: Tos nuevos formatos de wn arte revoluconario 4 Las literturs el politica en Cab 5 Losnuewos saberesy la ea de a elu Palabras finales: gam proyecto incumpio? Notas Bibliogratia Fuentes ddimentales Geisas plots) “2: Obras dada us Ms 150 158, 188 189 189 201 a9 ass 265 25 28 307 307 a7 339 so 360 381 so 9 sue Agradecimientos Lalista de mis deudas podria ser tan voluminosa como es- te abajo. No pocos ereyeron que este libro seria una mis de tas promesis de Gorlot,y hasta yo Tlegue a creer, con la die reneia de que yo parecta interpreta, dems del papel del pro- pio Godot el de Viadimis, stragon, Pozzo y Lucky. ‘Alo largo de este tiempo conoci el placer de una idea tax rminosa, una trnwaillen ls innuimerables bibliotecasy archi ‘yor connltados, el desasesiego de toda tarea de largo aiento, Indesentura del Tereer Mundo bibliogefico yla curios sen sacin de viajar en una maquina del tiempo que me waslada bra un pasado inmediato y defintivamente clausurada pero todavia recordable. ‘No habria podido cancluir est trabajo sin la ayuda de Is bel Strata, una hermana inverosimil que no sélo no tiene mi apellido; tampoco hemos compartido padres y/o madres. Ra- rezas de i filiacin, suertes de la vida. El lector y la tora agradecerdn el que estas piginas hax yan sido supersisadas por Beatriz Salo, cuyas observaciones y Anotaciones al margen consirti¢ron en conéeptos oscuras ne bbulosas de palabras. — = = Gonzalo Aguilar, Adriana Rodriguez Pérsico y Nora Do- sninguee fueron atentos lectores y ertiGos que aportaron so Jidez amis hipétesiay me ayudaron a reformularlas con el fin de hacerias ms elaras paa los letoresy para mi misma. Fran- tisca Simén fue una amiga incondicional que me acompans t hizo mucho por este trabajo, aunque le sorprenda saber, Mis compaferas ¢ interlocutores del grupo “Arte y polit: ‘ea en los 60" (Enrique Oteiza, Andrea Giusta, Jonge Cerna ‘das, Maviano Mestman y Ana Longoni) leyeron partes de esta {esis e incorporaron sus aliosas opiniones. ‘Susana Zaneti con sma gencrasidad, desprendimiento y paciencia, me permit consultar su biblioceca y me prest6 Ii bros revista ilimitadamente. Nog Jui se avino a largas con versaciones en torno al tema de mi investigacin, sin mezqui- par nist tiempo ni su memoria, Tengo una gran deuda can innumerables biblioteca y bi- bliotecarios de diversas procedencias. Agradezco muy espectal> ‘mente a juan Camilo Lorca, dela Biblioteca Nacional cle Chi Je, por ayudarme a completar mis archivos documentales; Blanca Busto, dela Biblioteca Nacional del Uruguay. quien thi ‘rofilm6 para mina década entera del semanario Marcha. To {do por auténtico amoral artey algo del lainoamericanisio que taracteriza al perfodo de estudio de este volummen ‘La Universidad de Buienos Aires me otorgé wna beca para realizar gran parte de esta investigacin. Espero que el libro sirva como testimonio de mi agradecimiento hacia esa institu ida, en Ia que ademas continiio wabajando. Pablo Kreimer fue ua lector implacable dle estas paginas Lo fue en los momentos mis necesarias, es decir, los tltinos. Su Tecwra atenta y sus sigerencias de edicion, sursadasa la orien tacion qui piece dar un investigador ajeno a estos emas, fue ron importantisimas para llegar a esta version final ‘Muy poco verosimilmente podria aparecer ef nombre de inj hija en ef rubso agradecimientos. Giertamente, Irina no colaboré strict sensu con la redaccién de mi tesisy, luego, de tsic libro, empefiada como estaba en aprender aleer y escri- bin, en otras habilidades propias de la infancia Sin embar- go. debo agradecerle mucho: dispuse bre y tal ver algo tegoistamente del tiempo que hubiera podido dedicate y,a menudo, de la totalidad de ese tiempo. Lo mismo vale para toda mi familia, ala que pido perdén par mis ausencias y ote le plore ya ful " agratlezco por habérmelas perdonado de antemano hacien- ‘do inti este pedo. ‘Adverto, como es de rigor, que, pese ala colaboracin re cibida, soy a nea responsable de lo que he escrito; de toda mperfeceion, error u omisién y, espero, de Tos eventuales COOOCOOOOHS OH OOOOOOOOHSOHOSECSESES COCO OOCCOCO OO OCCO COO COOOOE COO OROOO® Introduccién ‘Ao larga de muchos as de trabajo sobre los aos sesen- ta/setenta en América Latina fi acercandome a diversos obe- {os textos literaros,rexstas, epistolarios, documentos, decla raciones, polémicas, rayectoriasestticas e intelectuaes, ideas fuerza, imaginaris saciales, insttuciones, recepeién de textos lterasios, estudios ritios,ertca perioistica y monogestics La difiewltad por delimitar mi propio objeto de investiga cin fue divectamente proporcional ala proliferacion del ma- terial estudiado y ala conviccin de que ninguno podia ser con- siderado wn dato en si mismo: ni una revista, ni un,eampo intelectal nacional, ni una trayectoria intelectual, nin autor ‘texto en particular, ni los datos del mercado literaro; ni si {quiera el analisis exchusiva de la relacin entre intelectuales y Revolicién Cubana (dato, por otra parte, fundamental para entender Ia historia tear e intelectual latinoamericana del perioda)) ‘Como a los excrtores que quisiron vineular su abajo es pecifica con la tara revolucionaria, ami también me ocueria ‘que la experiencia de lo vvido (et trabajo) sélo podia formu: arse en términos negativos=— == ‘Bor qué ese material se resistia de tal modo a organizase? En parte por su continua reformulacion de presupuestos sobre 1k relacion enire literatra y politica; que proyectaban.n efec: to de clausura y caducidad que hacia inasbles conceptualmen- te esos presupuestos. La dificultad expresaba también la neces dad de nuevas formas para pensar un nuew objeto y, por Io “ cavdia itman tanto, nuevas perspectiva de ands en ta idea de que eran in fuffcientes lay disponibles para abrir nuevas espacios de com pprensin ademas, porque eraimprescindible dar aleance cn Cental al objeto de esto, No s6lo eso: el periodo necesitaba fer pensado en wt marco intonacionat como fespuestaal “inte hhachonalisio" que abla silo uma de sus marcas mas especitias El problema mayor no era solamente conceptual, termine: gic‘ eategoral (aunque también Io era, sino la necesklad “de conferi una articulacin a objetosque han sido ya pensados {ydesriptos pero que no pueden dalogar entre st. Debia encon- trar un modo de relacionay objetos tales como textos literaios, Inanifiestos, declaraciones, revista, corpus critica y te6rico, ideas poltcasexperiencias, expectativas, actores sociales. Com (gut eategoriar? Como hacetTo sin crstalzar un periodo que se Teast an crstalizacion, que vive bajo el Signo de fo inaugural? Tine esuadi slo es posible mediante la articulacién de ob- |jetosy perspectivas que an sido hasta shora cousiderados se paradamente. Un campo unificado de andtissinmpieara inves: Tigar In interdependencia entre el periodo objeto de estudio, ovescrtorevintelectuales, ls revstas politco-culturales ac theay los debates programatica sobre lafuncién del arte los intelectual en la sociedad “Todos los trabajos que se han ocupado del period lo des criben como aitos de rapida modernizacin y grandes expecta- nas revolucionarias,cuya cultura estaba signada por la moder- hhuzacion eultaal, la consolidacién de un piblico para los productos atisticosy el surgimiento de nuevas condiciones de ‘mercado ¥ consumo. ‘Las hipdtesis generals y candnicas-sin-duda-pertinentes; pponen de relieve la aparcion de nuevas editorialesnacionales } resists clsuraesy la importancia de la Revolucion Cubana, Fensmeno que ha sido generalmente considerado como polo dhe ataceion y repulsion indiscutido de la cécada sin que, sin ‘bargo, se haya analzado en profurdidad en qué consists eee eee ene amo fue operando a lo largo del periodo en Jos escrtores la emergencia de un debate sobre Ia naturaleza dle una cultura "poplar" y revolucionaria”ylafuncion de lt Titerauara y los intelectual en los procesos revolucionarios. Tos estudis dedicados este period, cuya generalizacion ‘como "losaiios sesenta”ceberia ser explicada y nalizada, han considerado relevantes dstintostipos de objets, entre los que Se destacan Tos intelectales, I produccién literaria y ls revi- tas, Aunque sin dda es dificil clasificarlos como estudios de tuna sola entrada, ls dstints abordajesrealizados pot loses pecialsis se sobreimprisien, paricipan unos de otros y, en I hheas generale, las diferencias teméticas se resuclven encom ensos importantes sobre la singularidad del perfodo, que se UUcscrbirin mas adelante, Rediciendo sin duda la complejdad tle esos trabajos, ae reeriré alos objetos fandamentales que hhan constitu el centro de su interés Los intelectuates Loswaajos que Beatriz Sarlo (1988), Jose Aves (1988), Si sia Sigal (1991) y Oscar Terin (1991) —todos miembros de to gue este tiltimo denornina la “raccién erica”, y mayoritatia, Ade losintelectuales del sesenta— han dedicado ala historia in teleetual del periodo relvendan la importancia de la politica ‘como valor fundador y legitimador de las précticasintelectu Tes {de sus prcticasy conviceiones de entonces). Sus hipotesis yi pertinencia de un andisis desde la perspectiva del objeto 0 figura “intelectual” son puntos de partda ineludibes para ana Tieaven.ese marco la produccion iteratia del period ya bis queda de un progrania esétco-ideoldgico compatible con esa aouneién de valores, ‘La figura intluates ineludible para vineular politica y aut tuxa, dado que implica tanto wna posicin en relacién con la euliuta como una posicin en relacion con el poder, La histo- fia intelectual es particularmentesigoifiativa, ya que los inte- COOCCHOOOEO OE OEOOOO OOH OOH EOE EEOOEE 6 nia Gilman Jectuales son el objeto de una delegacién de hecho, global yt ita, para producir representaciones del mundo social (Bour dieu, 1984:62). sta representaciones, que consttuyen una di- ‘mensién fundamental de la lucha politica, son pricticamente ‘monopolio de los intelecuales ela abundante literatura sobre intelectales han sido par. Licularmente stiles varias herramientas y canceptos de Pierre Bourdieu, en especial la definicign de campo intelectual como primer horizonte de los conflitos estético-politicos. Lo que Bourdieu denomina campo intelectual es un espacio social di ferenciado, que posee sus propias lgicasy sus sistemas de re- laciones interns El campo intelectual se vineula ala sociedad {en su conjunto apart de un primer modo de organizacién en el que adquieren sentido los productos culturales, ls trayecto- rias artisticas, las decisiones de los productores. Ese campo constituye un espacio de hicha y competencia, en el que cada tuno de los miembros we restingida la aecién individ, en Ia ‘medida en que esti insert en una organizacin que posce una legalidad particulary propia. La nocign de campo permite es- tablecer una sociologia de los inteleewales que puede dar ‘cuenta de ls diversas alternatvas de cada uno de los miembros, fen funcién de las copunturas historieas, politicas, econdmicas yysociales en las que el campo funciona en cada momento da do, De ese modo, es posible formula hipétesi de conjunto y establecer el campo de alternativas de cada uno de sus miem bros, sin recurrira ls explicaciones validas slo para cada in dividuo y cada obra, ya que éstosestin integradas en una ex ‘eucturaen laque son fundamentals las relaciones reciprocas, la socabilida, el reconocimiento.0 indiferencia-de los pares, hhorizonte ineludible de la pricica atisiea en las sociedades| ‘modernas, De todos le canceptosligados ala nocién de cam ‘po intelectual, me han sido particularmente tiles los que per riten analiza las relaciones que ocupan en ese campo intelec- tual Los grapos que compiten por In defensa de su capital cultural (Bourdieu, 1965, 1984,1992) En este libro la nocién de campo intelectual ser partiew larmente ilustrativa para interpretar los discursos y posiciones Antiintelectualistas de una fraccién importante de los intelee- twales. De cualquier modo, no es preciso sostener, como pare: ceria sugerir Bourdieu, la “eeguera de los productores”,cuyas posiciones estéticasestarian fuertemente limitadas alas relacio nes de fuerza dentro del campo intelectual. Lo importante de la contribucién de Bourdiew, sin embargo, es que, al desacrs liza las prcticasimelectuales, proporciona instrumentos que permiten remitilos actos de los intelectuales a las reglas pro fanas de un juego social (Sarlo, 1993). También me han sido tities algunas hipétesis de Alvin Gouldner (1980), partcularmence la caracterizacin de la cul- tura intelectual como una comunidad lingdistica, euyos miem- bros argumentan y se posicionan segtin lo que Gouldner deno- rina cultura del discursoeritico. El trabajo de Govildner incluye tuna provocadora invitacion a pensar el eapital cultural que ca racteriza el tipo de posesion de los intelecuales en un sentido ‘no metafrico, es sumamente interesante si aniiss de las re- laciones entre intelectuales yvanguardias revohtcionaras. ‘Segiin Gouldner, una de las earacterstcas de los intelecta Jes esque todos ellos intentan justitica sus etos e ideas segin Jas regias de la cultura del discursoeritico, que prohiben basa seen a persona, la antoridad o el staus social del hablante pa ‘a justiicar sus afirmaciones. Como resultado, ln cultura de dis curso critico desamtoriza todo lenguaje fundado en la autoridad tuadicional de la sociedad! Es curioso que Gouldner y Bour- dliew parezcan desconocerse. De hecho, las hipStesi del soci6- Jogo norteamericano,-discipulo-de Mercon;tienen curiosos puntos de coincidencia (la curosidad, en este caso, deriva de Tos silencios que las obras de ambos especialistas en la nocisn de intelectual mantengan reciprocamente) Gouldner escribia en 1979 futur dels inteletuaes yea crn de le nueva class Se tata de un texto breve, pero cape de proponery formular in notable niimero de hipStesis sabre c6 1s ‘lau cilman ino se han constituido los intelectuaesalo largo del proceso de ceularigacion de fa sociedad, Una de las objeciones que ha re {ibid su trabajo (y que & mi juicio deja de lado la zona mis in teresante del desarrollo de sus ideas) estévinculada con sabi potesis de que los intelectuales constituyen una nueva clase social? ‘Lo que parece valioso de las tesis de Gouldner reside en la histoizacion del proceso por el cual la secularizacion de la so- ‘Gedad da nacimiento a un nueva estrato socioprofesional, que 4 parte dela separacidn de las esferas de la vida social deja de ndwitie eviterios de autaridad no basados en la racionaida,y hace sya la cultura del discus eriico, Esa nueva cultura del discurso cotoea alos intelectuales en tna posicién ligeramen- te separada respecto del resto de la sociedad, que le permite fhetuar segin normas “propias”y supuestamente “racionales” evaldes. Sobre esta certidumbre es que losintetecuales han dado por descontada su eapacidad para encunbrarse por er Gna de a determinisio histrico, al imaginase como el ipo nds universal y genérico dela bummanidad. ‘Que los intelectuatestiendan a consierar sus intereses par siculates como universes es una hipotesis que ya est presen: tee Tas formulaciones de George Konrid e Ivan Szelenyi cum ido excribian que los intelectuales de cualquier época se tan descrip lokigcamente aa misma, con ategloa ss Foriclaresereses, exon erst ia dferdo de uh Epoenat otra, soi senda utaaspracion comtin de on otumane. (2229) ss Ex interesante destacar que Konrid y Srelenyi, dos disidentes Intingaros, avanvzaban en 1974, fecha en que eserTbieron sf bro Las inicletuales ye poder, hip6tesis similaresa las de Gould ner, pero villas para Europa del Este, segin las cuales bajo e socialism de Esta ce esa regién, y por primera ver en la his: tora del género human, la intligentsia se allaba en proceso de formar una clase, Norberto Bobbio afirma algo parecido a} poner de relieve que las definiciones de fa identidad intelee: tual son, basicamente, autodefiniciones (199813.23).Y; desde ya no esl tnica en insstr sobre el hecho de que la pregunta porel ‘ser del intelectual” es la mis ipicamente intelectual de todas las preguntas. ‘Como sea que fuere, se veré hasta qué punto a pertenen cia de os intelectuales ala cultura del discurso critica se vnc laa losdilemas que enfrentaron ala familia intelectual latinos 'mericana en los aos sesentay setenta, ‘Sin dud, la historia intelectual es particularmente pers hente para analiza los debates lteraios en un periodo en et aque la conversin del escritor en intelectual fue Ta nota mi ante del campo literario. La nocin de escritorintelectual bordada analitica e historieamente, anto desde la perspecti: ade ews autres como desde la de aquellos que sin dedicar se al periodo de los sesenta/setenta especiticamente, centr ron st analisisen la categoria del intelectual, me ha permitido tstablecer un puente entte Tos diversosabjetos. La posibilidad fe unirlos es correlativaa la nocign de gocacomo el campo de porsildad de existencia de wn sistema de ercencias, de cies Tacién de discursos y de intervenciones. La literatura El notable interés por estudiar a Hiteraturalatinoamericana = del Sesentasubys a nportarir de es Hneratura;strinsie cionalizacin y emergencia como literatura continental y si onsagracion a nivet mundial Fue precisamente en ese perio- {do euando esa literatura aleanzé su pico méximo de wsbilidad yeontribuyé a rearmar una nueva wadicion literarialatinoame- rieana. Sin duda, el fenémeno del boon —en todas las formas fen que fue definido— fue wn detonante para plantearse en que OC CCOOCOOOE OS OOOOH HOOOOEOOROOOOO® sentido los textos consagrados eran 0 no cualitatvamente die rentes dentro de la prodiccin iteraialatinoamericana, y i vig para proponer la categoria de nueva narraia latineameri= ‘ana. Un ejemplo de esta preocupacién ese volumen colectivo “Amirca Latina ens lteratura compilado por César Ferndndez “Moreno, que relevé parte de ls auibutos que caractrizaron al :muevo can (palabra que utiliza en sus connotaciones mas pro- {gramticas) lterario latinoamericano (1972). Su énfasis gene ral sobre los aspectos mis etéticos que ideolégicosejemplifica tuna de las visionescaractersticas de la produecién litraria la tinoamericana hacia finales del perfodo. La colaboracién de Haroldo de Campos en exe volumen constituye un ejemplo per- fecto de esta inflexi6n, que da cuenta de polo modernizador de la problemitica ("Superacién de los enguajes exclusives’, 1972:279.300). Sin duda, Amérce Lona en su teratura pudo haber sido un “estado definitvo de la cuestin sino hubiera quedado atraps- ‘doen ladinémica dea historia intelectual en la que intervino, también, fuertemente el polo de la poitzacin, El ariculo de José Miguel Oviedo en el mismo volumen ejemplifica esta pers pectiva de inmersion en una realidad asin no conclu, al refe firse al hecho de que Cuba, origen esimulo de la discusion Ii {erarialainoamericana, tena la lkima palabra en el debate, al punto de que su colaboracin termina con una pregunta cru cial, asin no resuelta en el momento en que fue formulada: "Qué nueras teoriase interpretaciones del Fendmeno lterario saldrn de ese tenso intercambio de opiniones?” (1972:498). El cardcter cerrado 0 concluso de los rasgos de a cultura ‘0 los sesenta/setentaincentvé la produccion de balanes riz ticds sobre es0s alos en el perfodo inmediatamente posterior. El volumen colectivo editado por Angel Rama, Ms alli det oom: Literatura y mercado (que recoge trabajos la discusion de ‘tor ene marco dé una reunién organizada por et Latin Ame rican Program del Woodrow Wilson International Center for Scholars, realizada entre el 18 yel 20 de octubre de 1979 con, <1 propésito de discutir el “surgimiento de la nueva narrativa latinoumericana” durante el peviodo 19501975), constaye en sfmismo un estado de la cuestion esrechament vinculado con ti trabajo* el objetivo de las ponencia reunidas en dicho vo. Jumen es, segin comenta Rama en la “Nota introductoria" Fever ue ocr median nnd midge del desarrollo yest lane po a marae Ie oamericana(.)coniderando a lo saeco statons « ideoligicor sno también Is econdmicon tasologesy rae tos que tesiniern de marco (198810) 2s abode naiiconal es un punto de partida metodo ligicay tematic de ml imvesigaion Porclconjone na heterogtnco de in dhersnsvoces que se expres Mii det oom. permite a denicaion de provlioees eens Gioales coroples subrya a tension entemsteneoneoy pollicaylanecesda de pensar el wizngulsormeee ee ‘ature ef mereadaylaevolucion, Com soma ah ooeia brayade, merece cars hs palabra con quel enna no Edmundo Dernoes ens elaboracioe weveentonsene titalada “A falta de otras palabras", interpela a sus interlocut tes ‘Donde ustedes hablan del mereadoy nase ee mericana yo tend que blade pty Inn tinoamericana” (1984251) Fete al reort rondo exipuadoen I reunn de a {ue dicho volumen esl resulta, losaricion) eer eke Cieza may free cm ante Cet Cars alresumi la dcion sabre ln proiceon ame aoe sgh janes GH) sere Ue sort eh orton | a conocatria qu fue suconsigna steintors Serrano Bematico que cxsatosconlguran para ines oon en ae analvarécnsegulda a ‘Angel Rana en “La ecnfcacin narratha” (1981) ‘ ata" (1981) y Jean Fancoen Modernizacin, resent rewlucon Le proon Cin eraria de lo aos scent (10%) imenton aed ne 2 lows cman relaciones entre arte y sociedad, En ambos, la preacupacién ico de fa incor or indaga Ts presen poioc sal : f a rias en Ia literatura del con- reap unavelectra era de los Fndarments Heo aoe ee cnicacon nel para calque sbordale aaa onde nteraur lainonmericana Jean Fran eer apt a scain ne exe an eciicador 0 eta produc anna mediante una nog caret ton Merara cambio pico, Sa gas obs ae enone el eariter problemaico dela expecta de ee oe Sohuconaa en bse eine om nr payin eos eon qe aati, que oxcrece It dd at comoe constuyeron poesia part ao aegis intlecal-En Hneas general, aero ncnconado icone cero erstic dl ren etn Ras mero 2,194), exablecen ae parr de scales se defnen los rsgos spec root clradeTos seen Las revistas Levande sobre revsas del period que san venido ea tnandotan lor limos ato expresn et hecho de que a reisa verte eral een ese empo, un soporte preside Poeun del escrito entree ue qUE a ang de su plabra cma mension pablca mis ra bic ec hae dq paki Tue ae opconutuyent, dada Iacatd de pomicas en te aac de qe tn se consneron en ators pile spud guesiron pra asegure ladon continental deus sos esos permiten compen hasta qué puto ana Soe eee ianesenta/setenta implica la necesidad de desplazarse por ln gigantesca red de las revstas latinoamerica- tnas del periodo. Seguramente, de all derivan los limites del es- tudio de una revista en particular para determinar la légiea de constitucin ee campos de atores, que excede con mucho eli- mite de la revista. EI wabajo sobre revistas esti obligado a cei sca pevidizaciones parciales,impuestas por la evolucion de la Fesista misma y de us propios cambios. Dicho en otras palabras, Ta revista es sempre un aetor incompleto y no da cuenta de la ‘posbildad de sbordar el andlisis institucional de I teratura, "Esta airmacidn se reliza con conocimiento de causa: los “origenes de esta investigacin se remontan al intento de est tar varias revista latinoamericanas del perfodo, intento que ‘desnosts las limitaciones de ese tipo de abordaje. En 1987 ob- tuve una beca de inicincin del Conicet para realizar una inves tigacion sobre la revista urniguaya Marcha en el perfodo 1959: 1974, Ademis de los informes presentadosante el mencionado organism de investgaciOn, publiqué algunos trabajos sobre tse importante semanatio urtguayo que se public entre 1889 yy 1974, cuando ta censwea lo slencié definicivamente. Sin en bargo, enconté que era necesario abarear mis extensamente fl periodo de estudio y abrir el eampo de invesigaciin al con- junto de las cextldles de fa época (ineluyendo, nataralmen- te, las revista) para dar cuenta de la problemitica que la atra ‘eva, De alli surgié un nuevo trabajo centrado en una de las principales polémicas deolégicorintelectales, que estudiaba Elenftentamiento entve dos nociones antagénicas sobre la fu- cin det intelectual, a partir del estudio de las revista Casa de las Américas Lie. Este libro desaerolla muchas de las hipbte ss contenidas en-ese 7-015 trabajos (Gilman, 19984, 199625 19960, 1997) ‘Ocurre que, por ss eleeciones metodolbgicas, los abajos sobre revstas no pueden llevar a eabo un enfoque analitico de Ia produceidn literaria, puesto que, ademisde atendera diver sos uéneros de discuss as revista tienden a replegarse sobre si mismas en un conjunto de sobreentendides y pactos de Tec COSCO OOOOOO OS OOO OHOOOOOOH OOO LEOEESD turagueequeren una confront ea desu propio esp tio tian, 198), Pr exo eat taba ha equendo un ele acm ata de las esas latinoameteanas mis impor vanes el prfodo: os muchos aon de archivo refrendan 8 Tipdtess de que hac fala navegar por a densa red de rei torque fue uno de ls productos mis earactrisicos dl peto- de Eecero también que, pete los mochos fos de taba denen area es eer desert To exastva ue intra desea, ‘inembargo, he watado de no perder de sa a urimbre de myers que ais fap esoracones pecizes seneeflon ene rasa y pote en as cada dels sera yelartenta en Ameren Latina Eafloque mille, isto Seneca tora de ls den, a Mss terra, Mi ein acnm een toa earn: me ne seri de lis tina de no ser ua Pvea muy torpe o muy Teta y de no (Gurnads quesdlo saa mi propia media Pores no hepa ce rcencisinautuionles preexstentes dicplinaspro- {toatl epee sino mis ben de eas aera o "ese Tejon Willams an eocepto gue trata de express Tit ators como son vos sends aeromente (isrrisos. Zs parte, ixdmensin continental del esto ha reclams dei tenai de dats pa slo vexablecer aquellos que te Sinn eaten peronencs en prt ee borrado inci me dceuttray Herat rece lar gor ida saidea de eestor que nt amentaronacomientos del pe Todo bertoresy ein Eater yrtcosjsvoceshes ‘Jnr dea a jeremiadss hast los joileos (dese el Kror st ainoamereanitatasine cormeopial eno” dee cl tune pre dna adel esto de mundo ens hora te aggeo) end tos ntentos por volver a darfuncion” a setae eapecmente ala eran), exablesiendo panos Sasso temunciando as natucones presents y tccion = ‘normas heredadas de ellas hasta las amargas constataciones de ‘que tal vez Ia cultura no era tan politica como se la sab, Sibien esos eriticasy esrtores armaron tradiciones con an tepasados disponibles y modelos de pensamiento existentes, tl como lo hizo Fidel Castro con José Mari, a quien consideré una, youra vez “autor intelecual”y"Apéstol” de la Revolucién Cuba na, falta de antecedentes més cercanos (Castro, 1983331, 63 64, 1983671, 1988-72), en ese momento se subrayé especiah mente la idea de comienzo, En la medida en que este trabajo surge de una preacupa: cidn general por establecer diversas cuestiones enmarcadas siempre por la relacion entre politica y cultura, o,formulada en otros términos, entre literatura y sociedad, soy deudora de todos aquellos analsis que reveln lahistoricidad de estas rela: ‘iones y la necesad de explicarla segin los procesoshistri- cos, politicos ysociles que definen en cada momento los sos 'yiormas, la formas de organizacin institucional y la recep- cn textual. Un marco ineludible para pens los vinculos en- lve politica y literatura en nuesteo sig implica tomar en cuen- «@el proceso de secularizacidn yautonomizacin de las esferas de la vida social, en especial el proceso de autonomizacién de Ia literatura reconociendo que la autonomizacién del arte no es un proceso unilneal de emancipacion que concluye en la instinicionalzacién de una esfera de valor que coexiste con ‘otras esferas, sino un proceso altamente contradictoriocaracte rizado no solament por la adquisicién de nuevos potenciales sino también por la pérdida de otros (Birger, 1983%419-433). 1a inssiucign iterara tiene usiafuncion especial en ct sistema social coino un todo; desarrolla un Codigo estécieeal igual que lun sistema de limites contra ovas pectieasliterarias; reclama, valider iimitada, dado que determina qué se considera litera: turay quéno, en un perfodo dado-i, sin duda, el aspeeto nor- mativo esté en el centro de este concepto de insttucién, este ‘concepto debe incr los aspects organizacionales (Hohen- ‘dahl, 1989:1-43). Fn cualquier caso, esevidente que debe acor- a6 nein cian ddarse un espacio central alos debates iterarios, puesto que son Tuchas por establecer las normas de la insioueign literati ‘No pretendo encontrar un solo hilo conductor que gute el trabajo sino, ante todo, plantear la relacin entre eultara y po- litca en el periodo camo una inextricable composicion de dis continuidades, rupturasyy permanencias en Ia cual también « vo lugar el azar La dlficultad mayor del invesigador reside en el Lenguaje mismo: la palabra puede permanecer intact pero su campo semintico ampliase o reducirse, contaminarse, de- signar muy diversamente. As, cuando se habla de vanguardia 0 de revolucign en los diseursos del periodo (j,sin duda, ambién fen los actuales) es preciso establecer en qué medida las pala bras y los conceptos que éstas designan se escurren, migran y refieven segin cada entreeruzamiento puntual entre un insta te histotico y unos enunciadores precisos. La piedsa de toque de esta historia, le palabra, ha side sin ninguna duda roolucén, ta realidad de In revolucin, el (Shales de comunicacion dentro del continente, ‘Dos acontecimientos que parecieron cumplirdeseos de na toralera diferente a comienzos del periodo intervinieron en ConjunciGn para aghina alos eseritoresy sus producciones y cenfirmar sts expectativas de transformacién, en el dable sn Saude modernizacion cultural yeambio social, La Revolucién cebata yet sungimiento de un incipiente mercado editorial ste gran que las expectatvas de participacion en on proceso de Seipsformacién eran posiblesy que la cultura y 1a politica en el aramtinente hallaban finaimente ese estado inaugural. El er cRentro de los eseritores con un pablo fue ampliamente ce Tebvado en espectal, cl hecho de que era las nev2s Propues vee ae modernizacion estética las que parecian gozar de 1a a gana cl eapacio de tos autores con una dinémica a toseconncon irae dad a iment alegads. espacio de conagraciénmereant gener porn de enfentanient ene eampo Heraro, 1907 {ato de pilicacén de exitno Cine de sttad) sic tl apogee el finde ts poles de mera conagraio hesenelnerado. xe fenomenode cian yagotamieno ca $Sinmedat de as posblades del mereado edt fu er Galen fa consticion de deologiaso “iguras de ecitor™ Getinit una amteraenteeseitnesconsdradosrevoacio- nario yexcioresconsgrador que eb eee peporaea tnen cl sto sein eerospoliine que conideraban ale Sor conga en merc tant aa te a epocs se crater por moular una fuerte whined normat tan diipnante que de niger deere ge de Tv cl abandon oa del tena de bora un progr Iracstco Mccoy saslactoro para los propio Inolurs dhven esta peracion, Nocmpleo ala palabra raceme e Tes que sc consideran “raciadow” proyecory programas qe lpropio enzo enablece como programas no explictos de sto moni poet No een an per contcianesen qued intent exlcteymasvo po defini carmen el unvern dela ornas encom ats tere. Vicon, estos e bitrios La iaitlén de : on prog com foc imposible ya etic cohestn inal de on blo tue de estore finale co a contain de qu ran mis Sisdosacuerforque tis conemon- Consider es reid termins de facso ent maa en qu 0 ero le ro- jects mis importants que nilearonalcampo intlecti I Unoumeriano (ae por apne constyeron como a) enta epee. Lay hates, comentario recensione, pois pron cianicntos dieron pie a basqueda (sce izing) de © 000000000000 000000 OOOO OE EOOOCE canenidos,fomasy generar que deran acaba centa dela «eins perfects eevoluionaa) de eracray pln © tj actareneonsecvenca ota de plain del aes expres de un m= do. moo tempo Terementeprogramstico que coneci> sestiteanesiporents enn emp rlaarente bre eeinniilement rec alas ratsoracines dela co Sottarabedecio logics mixta, epetcamente clas eset poss (que ents ambien en compe “etsy ste most permeable a sues descs de mie, re sea cha de nteress en juego derlaciones deere seiaagemen en competnc por dssibui6n de apt “Ulta fue deinen sinesients scars y rcs. bdotogatn que se cones estado de ess dass acd ehiptesde que entonees too era ofc’ Proms warts fen atmn que nramainearacteriica de os esti ante exeaent ue seumulatia- De pensar qe sera pose past decor de screens tar seeaeer de que seat cuano se habla de pai Sermaneraque ee proces diocomresaiadoairmacio: nee ip ade (ofentemente gna de ser considers Io pte, excep O.en oon erminos, como io Mi See Certs pra exprear ia died de coneptai tev acomeimtentos dl 68 races "Lo ques vio post eee lop enancise ngatramente.” (185. 1 por mpensvs fueron exresndo poscones cada cer mivantagonits dentro de un emo intel consi Testu punto de pris, por un ampleonsenso, dexartan Se tbon roses (aver veers) yzanandas tein plein. Ess aos parularmenteesoradon ca Teen exigencins det noderidad, a acin a exte™ nid lapse detwieron eenmpe dea ntacon como un Siyncio noublementeenconado? sso ung de xt period produc train for och eldobte horton de moderizcn ya point, Elvechazo del realisina (particularmente en la variante norma: tiva sovidtca) fue undnime. Sin embargo, la nocin de realis- ‘mo (concebido a mensco como realsmo eritico) sirvi para desribir buena parte dela produccién textual. Asi, arpentien, abogando por “lo real maravllos, 0 Abelaedo Castillo, defi- niendo al género fantastico como un procedimiento para cap tar “zonas mas hones de la realidad’ dievon cuenta de ia idea ‘de que la produccién estéticarequeria alguna mencién de ob- jetividad para pensarse en términos polfcos. Elintento de re Colocar la Iiteratura en el horizonte de Ia vanguardia introds jo la problematica (de la que dan cuenta escritores yerticos) {de ia tensin entre comunicabilidad y legibilidad, entre demo- cratizacion y gusto personal como un problema para los esr toresintelecwales EI bloque temporal sesenta/setenta constituye una época {que secaractera6 por la percepcién compartda de la ansfor: tmacin inevitable y deseada del universo de las instituciones, la subjetividad, el arte ya cultura, percepeidn bajo la que sein terpretaron acontecimientos verdaderamente inaugurales, co so la Revolicin Cubana, no sélo para Amériea Latina sino para el mundo entero, 4 Los sesenta/setenta considerados como época ‘ea cloral che questo tempo chiameranno anti Dante, Ovina Comesia ‘Gar XvE11820) 1. Epoca: la apuesta por una nomenclatura sustantiva Entre la entrada en La Habana de los guerilleros encedo- res de la Sierra Maesteay el derrocamiento de Salvador Allen: de y la cascada de regimenes dictatoriales en América Latina hnay etoree atios prodigiosos. Un periodo en el que todo pate iba punto de cambiar. Hay quienes hablan de esosaitoscomo de "los sesenta”y “os setenta, intentando texzar diferencias iereductiblesen ese corto lapso. ‘Sin embargo, desea “desnaturalizae” esas nomenclaturss y rehusarime a conferir sin mis el sentido que se atribuye alos ch clos calenudarios como silo twieran de por si. Como entender lun principio o un final que se sustraigaal orden cdsmico —pues- to que en la historia, a diferencia del cosmos, hay dias que no amanecen (de Certeau, 1995b:59)—, evar promociona el sui ido en masa por laaparicin del cometa Haley resistr las er 0 OCOCOOOCOO OS OEROHOOEOOOROOEOOOOOE tacones de pensar presente bajo categoria en pinipio w= Sade inde gl’ oTosnovenia, del mise modo que eB Sido nmedino camo osseenta” ols stent sin dar a8 economia del lenguafe wn pes categoria tan inmerecio? Ts apuest implica problematar el problema del recone clinte Bm torno'a ta cus, central ara la isria tongue se oaupa de ike cortos como de ios argo, a face posible pena a dscontnuad os umbals 1s fas loscortesy ls mutaciones? Michel Foucault se pregunta erga il saber {Qt xin cena? Que es una She su esunatcofa Qu esta teat? Pod famosa des lia que eva poe? ‘Sin dud, non de dca patcpa de Tos ragos de una earn y puede pense como la condiciones para quest ti objets de dao; ex deci, x condiciones hiss que fmplean que nese puede hablar en cualquier doce dec iter com sComo aque ha apatecdo tal enunciado 0 040 res ug Pda devise queen rminos de una historia de fares una epoca se dfie como un comp de ques pil ‘mete ecleyneeplale—y gota del mis ampli titi Gry escucha- en cierto momento dela historia, mis qu c= sr ta ipso temporal fechado por pros acontecimientos, Ueterminade como un mero recuo ad ena El blogue dos eenta/setenty as sin coils, conse ye una pea eon un espeor hitrico propio limites mis 0 Tent precios que la separan dela constelacioninmediat rents ptriory delainmediatamente posterior rodeadaa ss se cumbralcsque prmatenienificria como unaenidad xenspotal y-conceptual po lerecho propio. or ‘Se wala de un lapsorelaivamente breve, de un enfoque en tn consina duvacién, que determina, por eso, la necesidad de tuna lupa potente para elaborar una periodizacin sustantiva tdcexe bloque temporal en elque la convergencia de coyuntu- {a politeas, mandatos inteletuale, prograniasesttics yex pectativas snciales modified los parimetros institucionales y los modlos de leer y de produit literatura y discursos sobre la Tieratura. Ta Revolucin Cubana, la descolonizacion africana, la gue sea de Vietnam, la rebelién antrracista en los Estados Unidos yylosdiversosbrotes de rebeldia juvenil permiten aludir al haz de relaciones insttucionales, politcas, sociales y econ6micas fuera de las evals es dificil pensar cémo podria haber surgido Ja percepcidn de que el mundo estaba al horde de cambiar ¥ de que lo intelectuaes tenian un papel en esa transformacién, yi tera como sus voceros 0 como parte inseparable de la pro- pia energia revolucionaria, ‘Al hablar de época para sugerr el Bloque de los sesenta/se- tenta, quiero referirme al surgimientoy eclipse de estas nocio- nes En esa época, segin manifiestos y declaraciones que pro Iiferacon entonces, I lgica de la historia parecia ineluctable, yyst modo de temporalidad se expresaba por la emergencia de Tiempos nipids, cuya mejor metfora es la de carro furor dela ‘itoria, que atropellaba alos bios en su inevitable paso. Lannocién de spaea patece un concepto heuristico adecua 4 para conceptualizar los aios que van desde el fin de Ja dé ‘ad del cincuenta hasta mediados de la década del setenta, da ‘do que los madosactvales de denominarlos, crstalizados segain Ia periodicidad de los aos terminados en cero, no constituyen, ‘marcos explicativos satisfactrios ni permiten entender la con- tinuidad interna del Bloque de los sesenta/setenta. Ese perio- lo (1959 hasta «vva 1973 0 1976) es aquel que los norteameri- ‘anos y europeos denominan habitualmente los sesenta; las diferencias de nomenciatura tienen que ver-con el hecho de qué lorshos inilates ee tr deeada del setenta fueron cruciales ‘en el proceso de polizacion revolucionaria de América Late nay de repliegue de dicho proceso en el resto del mundo. Pro- bablemente, en Europa y Estados Unidos la llamada crisis del petroleo influys de manera decisivapara que los paises invol- ‘rados en ell se dieran ala bisqueda de soluciones no sélo a st dilerna econdmico sino al nuevo frente de conflicto que se les abria respecto de los paises arabes de la Organizacién de Palses Productores de Petrdleo (OPED) TLo cierto es que la distincion entre los sesenta y los setenta carece de sentido si pensamos en que todo el perfodo es stra ‘esado por una misma problemétia: la valorizacion de a pol ticay la expectatia revolucionaria. Naturalmente, ese proceso ide radicalizacion es mbvl, tanto temporal como geogrifica mente, ao largo del period, pero la diferencia es de intenst dad. Visualizado sobre un mapa en permanente diacronia, © To observa concentrada aqu, debilitado all, pero siempre ac. thado en algiin lugar del mundo, Ep inentable que para muchos especialistas europeos y nor teamericanos, el afto 68 parezca la condensacién del periodo, igoado por la rebelidn. Un ejemplo de este punto de vista lo pproporciona Aronowitz cuando dice: "En 1968, os estudiantes J otto intelectuales se presentaron 2 si mismos como nuevos Igentes sociales no slo en Paris, Berlin y otras capitales occ ‘dentales sino lamin en México, Buenos Aires y Praga” (10). Uno estaria tentado de preguntar:zpor qué “sino también”? ‘Muchos analisis esbozados por estudiosos desde la perspec: tiva europea o norteamericana —no todos— pierden a mem ido de vista que los origenes de la marea revolucionaria prove nian del Tereer Mund, de la Revolucion Cubana ya viewamita jpanteriormente, de los procesos de descoloniracién en Africa, Y generalmente arasan los sesenta para fechar su origen en 1458. Yalgumas veces lo hacen hasta Tos mismos tercermurdis: tas quc oftendaron a ls protests estudiantiles de! 68 la icono- irafia desu descontento: susafiches del Che, Ho Chi Min, Mao ois lideres de La rebeli6n.—— = = = ‘Sin embargo, no es necesario realmente atrasar tanto Ia ho- rarevolucionaria, Al menos, no en América Latina, Asia o Als a Veal ver tampoco en otros sitios. Como admite Serge July, Givector del diario Litiation: “La caracteristica de mi geners- ‘Gn es Argelia. El iaquierdismo no surgié del 68, surgié de la eee aa cic los afios 60" (en Cohn-Bendit: 111). 1 como dpoca » esealos nfs sobre copra concretay, fect por ta perspec del punto de vata el waist ya ference Ge deominacgn Tacaacerzacion del perio et misas th imens interes por a politica yt concen de que na transformation radial, ch tor lor Grdenes re nminente Para aja nalmente ex cin, se pods proponer co tno denoinacn fos lngor sent sn fern qe ace ia de epoca ex conceptuamente mas desert prs ex perede. . ur Sen el bloque temporal sesenta/scenta conse na {pes es no pia desta, devo de Ia coherenca inter: Me que oa denominacin suger arjy contact momen tender que, aunencontand sufugar dent defor tein dca dominant, matean periodsaconesimeras queer neesatovevcar tomando en events slgunos eros consi 2 ingularidad: inminencia de transformaciones revolucionarias Pricticamente todos los abordajes disciplinarios que se hhan ocupado de interrogarlo sugieren mis 0 menos implici tamente que las ideas, conceptos, acontecimientos, prictica, sliscursos, ete, configuraron el perfil histrico particular del periodo en torno a Ia nocién de cambio radical (costumbres, ‘mentalidades, sexualidad, experiencia, regimenes politics) Es preciso destacar hasta qué punto las abrumadoras coin. dencias delos esuidiasos sobre este periodo (con independen- tia de la valoracin posiiva 0 negativa que hagan de él) pro- vienen de las voces, campos, disciplinas y perspectivas mis diversos, Ese consenso descriptivo y ese énfasis en adjudicar alos afjos esentaysetenta un cardcter hist6rco lamativamente sin- gular soa communes tanto en los trabajos académicost como et 00000000 OOS OO SES OOOEOSOOHOOSEEOEOS 9 OCOCOOCO COS OS ODEOHO HOLLER OOO EOOOOE 40 lauiacilman textos de difusin, testimonios de experiencias, trabajos perio distcos y en la memoria socal, que no vacla en considerar a tos sesenta (como los a bautizado el uso comin) como un mo- mento que se caractetiza por una densidad singular de expe Fencia del mundo, de la temporada, de Ia subjetisidad y de fa vida institucional, que se recorta de la continuidad historiea con un peso propio. Vokimenes coletivos, asses de revists universiarias, temas de cétedras,tsis doctorates, libros dedi ‘yulgacin los afios ezenta parecen una cantera inagotable de Jnterrogantes y problemas, Sin duda porque en ese pasado al nism tempo tan proximo y distance (la disancia con la que tin presente observa una época ya pasacla) subsite la pregun ta por comprender ebmo lo que ba ocurrido hace slo teinta ihios puede estar an separade del presente. Un pasado inme- diato que despierta nuestro interésy no cesa de interrogarnos, ‘especialmente a quienes, en el curso de una vida, hemos vii do por lo menos dos épocas. ‘Oscar Tern resume en una frase la marca de es08 smo la de una conviccion creciente pero problemitica det pe- ‘odo: que la politica se tornaba en la region daddora de sent ddo de las diversas practicas,incluida por cierto la e6riea (15), ‘Todos los estudiosos de Ia época coinciden en caracterizasla por la percepcién generaizada de una transformacién inevita ble y deseada del universo de las instituciones, de a subjtiv- da del arte yla cultura, pereepcién bajo la que se interpreta- ton acontecimientos verdaderamente inaugurales, como Ia Revolucion Cubana, Siguiendo el modelo propuesto por Al bert Hirschman en Inte prvado 9 accdn priblica, la €poca po Gita ineluirse en uni (eorin de ciclos de. compartment coe, Tectivo, como un ejemplo particularmente notable de fs clase de cielo definida por et interés repentino e Intenso por los asuntos pablicos. El cardcter heuristico de la nocin de époce resulta subra: yao por ef modo en que, desde culturas de la opulencia yeu turas de la pobreza, y desde contextos politic-econémicos tos sesentsatenta consderados come dota a sumamente diversos (en la Europa de los Estados de Bienes tar en Tos Exados Unidos dela prosperidad posbéica, en el ontinente aticano en ebulciny en la América Latina que despertaba alos ideaesrevolucionaties) se pudoformlar un discurso dominantemente progressta del campo intelecsal Internacional? El socidlogo conservador Danie Bell ambi aspectos al describit el perfodo como de radicalism pol {de eardcterdecididamente revolucionario)y cultural (te, rneramente rebelde), de snsbilidad trbulentay dssunciones tajantes.Fsieresante que Belle refiera ala produccion cul tural de los sesenta en extrecha coinedencia con ls parime- troscon los que Peter Birger caaeteriza os rasgos principales de las vanguardias histrieas. "Un esfuer20 por borrar de una {expor todas las fronteras entre el ate yla via y por fisionar elarte yl politica” (Bel: 122) ‘Una coincidencia notable define es época como un mo- mento histrico que tanta, dle manera hart significa un Comin denominador de Ios discursos, en el que se consttuye tn mudo (a politics) en torno al eval todos los actores se clo an, tanto para rehazar a frmeza de esa atadura (Raymond ‘ron en Europe, Emir Rodviguer Monegalen América Latina, para poner dos ejemplos emblemticos) cuanto para apretat ‘se lato, como dos psiciones también emblemdtieas, que pue dlen set representadas por Mario Benedett y Jean-Paul Sate Fue una estructura de sentimientos que ataves el mundo, Co tno deci entonces la intlectalidad francesa, era mejor “estar tequvocado con Sartre que tener raz6n con Aron” (abi ort denunciada por sus colegas més "radicales Tynet habla pblicado el cuento “El eruce del fo" en are sta dubana Casa de las Américas En €lrelataba los ttimos dias Ve nguernilera Tani, ssesinada en la selvaboliviana junto con eh Che Guevara La historia publicada en Cua estaba ambien: ‘aca en Bota sus personajes tenian Tos nombres reales de los protagonists bistros. la edn porte, inclu en el renanen Cueto de clare, el ento habia sido modifieado, et MMiemisina otientacion. Tata ya no era Tania; una coya lama “fa Marfa ya no era coya sing simplemente “india”, el Comandan ede la primera version se habla degradado en Teniente en kx ‘SEgunda,yel Francés (Régis Debra) dela version cubana se nae senate argentino en la siguiente version. Bn ta edicion cubs fea Lynch dedied el euento"A Tana, cudadana argentina y gue rriiera,nmerta por los sldados del régimen de Barrientos. En Bolivia, agosto de 1967", en tanto en la segunda version, la ho- tmenajcala es "Mavi Estela Ocampo" Esta estrategiarevela que {ino e era necesatiamente de iquierda, no erainadecuado p= Tecerlo, La revista Nua Aes publcé una denunca, in firma siniindgnarte: td conede con lagoon dnd de ‘nator dual quele permite ane al mae ene ‘Sec yliecer-dis antes despuds—una conferencinen {tit dorado del Jochy Gu de La Pla salsa lone de Matha Lench7379, En un movimiento progresvo, que alcane6 entonces su cu sinacién euanttativa en Ios aos Sesenta, artistas Tetradoss€ “apropiaron del espacio pablico como tribuna desde la eval di ‘git ala sociedad, es decir, se consitiron en intlectuales “Ademis de su comin inscripiéa progresista os intelectaa tes de Amévica Latina campartieron wna nueva convicci6n: 1a tie que et intelectual pon y debia convertirse en uno de los principales agentes de Ia trnsformacién radical dela sociedad, Cipectalmente en el Tercer Mundo. Esta consicién, que dio forma al campo intelectual de aquellos aos y que se puede leer ten todos los documentos del periodo, es sealada retrospect Samente por Beatriz Sarl como “la cetidumbre de que el dis “curso de Tos intelectuales debia se signifcaivo para la sie ‘day, especialmente, para los setores populares” (1985:3) ‘Tos intelectuales elaboraron Ia hipsesis de que debian hax ‘erse eargo de una delegacién o mandato socal que los vlvia fepresentantes dela husnanidad, entendidaindisintamente por tentonces en terminos de pablico, naciénrelase, pueblo‘ con: tincnte, Teréer Mundo wtros olectos posbles y pensables, Tl fluyentesocdlogo nortenmericano Weight Mil puso en palabras ese mandato.en una conferencia promunciada en el Co- fegio de México ante I presencis de Caos Fuentes y pate de Tomas granado ce la intelectalidad mexicana af defini al in- telectual como ef actor social Fundamental y nico factor de COSCO OOOOO OSE OTOOOH OSH OOE OOO EOOESE COCOCOOEEOO CO COEE HEC OO OOO COOEEOOOE wansformacion en las sociedades pobres yanalfabetas del Tercer ‘Mundo, afiadiendo que s las transformaciones revolucionaras no tenian lugar, la culpa recaerfa biscamente en el intelectual La convieeion expresada por Milly compartida por un am- plio grupo de a inteleceualidad latinoamericana esa que las 20> bas perifricas del rouindo proporcionaban condiciones prvi Tegiadas para la rebeliGn de los intelectuales contra los grupos dominantes y, por lo tanto, dieron sustento a la afirmacién de Ja importancia de los intelectales en las transformaciones re- volucionarias. ‘Para Wright Mills, et artista y el intelectual independiente eran os inicos eapaces de ofrecer resistencia, razon por la cual ta oldaridad yt exer ineectites an de cena elt Polen ie pensedor nse nea penonament alr de ‘Seed en facha olf, emporo estar en condones de ona rerponsblements el conjunto des experinc ve (9.9.0) Muchos miembros de la intelectualidad de izquierda ita. ron abunidantemente a Wight Mills ya otros pensadores, co sno Sartre y 1 economista norteamericano de izquierda Paul Baran, para afirmar que el papel que lecabfa al intelectual en cel proceso historico en curso nunca habia sido tan reconocido nian importante. Elintelecttal puede contribuir "a Ia palin igenesia espiritual de una sociedad” y ser el “estructurador del ‘nuevo orden social” (Rama, 19642), Todos tenian en mente la Segunda Declaracion de La Hx bana! La actual correlacsén mundial de fueraas el movimiento un ‘ld iberaln de lo pees oonlales dependents se Tan la lve obra yas intelectales vevouconais de “Amica nn ner deo papel, ue evel de sore ress famente a avanguadin de neha conta el impeviaimo ye Feadalsno del Caro, 198150, Como afirmaba Baran, en un discurso profusamente dif ido en América Latina yel resto del mundo, el intelectual era tuna igura capaz de articular la cotaldad, ys funcién, lade re ‘cordar que “las partes, al parecer auténomas,disparesy desar- ‘iculadas de la experiencia social bajo el capitalismo —Ia Tite ratura, el arte, la poltia, el orden econémico, la ciencia, la condicin cultural y psiquica del pueblo— pueden ser con prendidas ¢ influidas solamente en la medida en que sean vi ‘ualizadas como componentes de la totalidad integrante del proceso histdrico” Segiin Baran, la tarea intelectual consistia fen a eliminacion de ls absticulos que impedian un orden mis Inumano y racional. Su capacidad de rebelarse contra el sste- sma estaba probada por el hecho de que las lases gobernantes consideraban al intelectual un agitados, un utépico y un sub- versiva, Por formaci6n y tadicién historias, se consideraba al intelectual como quien podia aplicar mayores esquemas r- cionales a su leccion, ‘Como se desprende de esas formulaciones tebricas, la spo ca represents un nuievo panorama en relacién con la politiza ion de los intelectual. Al igual que en la década del 20 (se- fin declars Alejo Carpentier en el discurso pronunciado en el Primer Congreso de Eseritores y Artistas Gubanos) la preocu pacién de orden politico resablecié el vinculo entre los inte- lectuales Iatinoamericanos, pero ahora con bases mis firmes, yagque no se ignaraban ni “los fundamentos cientificos del so- Calisto", ni los principios constitutivos de fa unidad continen- tal, ni identifieacin de los Estados Unidos como el enemi go comin (1967.88). “Delo antedicho surge-que eaino ex necesariosubrayaret peso que Ia Revolucién Cubana de 1959 tavo como disparado- fa de la voluntad de politizacién intelectual. La Revolucién (Cubana proporcions a evidencia de que las condiciones para el triunfo de una revolucién no estaban atadasa las previsiones ‘establecidas por la wadicién clisica, La Revolucion Cubana “permitia presagir la recuperacion del impulso revoluciona- rio", se entusiasmaba José Aricd lesde las piginas de la revista Posada y Presente(1964:248). La experiencia Cubana, teorzada fen “Guerra de Guersillas” por el Che Guevara y luego por De- bray, establecfa un papel ain mayor a las vanguard politics, al plantear que no siempre era necesario esperar que edieran todas las condiciones para la revolucién: la hoguera de la insu reccin podia erearlas. Como afirmé el Che, el foc guerrille- +0 eniende el fuego y lo propaga. Los intelectuales, no nece sariamente con las armasen la mano, consideraron como parte de su funcin la colaboracin para el crecimiento de las condi cones subjetivas de la revolucion, [La importanciaatribuida alos incelectuaes progresistas, ca paces cle poner en discurso las ideas fuerza dela fracién opo- Stora al sistema, deri también de la conviceiGn de que para Ieyara cabo ransformaciones profundas, como las deseads, cra necesaria una verdadera reforma superstructural En los paises del capialismo avanzado de la segunda pos quer a importancia del intelectual estaba ligada aun replan reo de la nocién del agente histérico del cambio, en sociedades cen las que Ins cases trabajadoras habjan perdido intetés 0 po- tencialidad para comprometerse en la actividad revolucionaria Yelonde el Estado dle Bienestat las habia integrado en un equi Tibro retativamente pacifico, En América Latina, en cambio, se ccentraba en la inauficiente consitucin de los actores clsico. En ambos contextos, frente ala dificultad para conceptua- lzar la dindmica social y politica en los trminos de clase del rmaxismo elisico, se apelé a conceptos importados de otros “universos politicos yte6ricos Eric Hobsbawmn seiiala el compartido interés y la conver: sgencia de diversos campos disciplinaiios(sociotogs, hisiotia, antopologia, literatura) en el estudio del problema de las tuansformaciones saciales en generaly de las revolucionariasen particulary, muy especialmente, el problema de tales transfor Imaciones entre ls clases subalternas 0 (en los paises subdesa ‘rollados o colonies) entre los pueblos subalternos, yafirma que “los movimientos politicos y sociales de nuestro tiempo son Jos de fos pueblos que viven en los paises o zonas subdesarrolis: das (es decir, precapitalistas 0 muy incompletamente capitalie '23)" (1960). En una misma preocupacion por el problema de J agenciay del cambio, en 1960, Bauman y Hochefeld rescatan J nacién de formacién social. Hl interés por el tema se rene: ‘acm los ensayos cle Luporiniy Poulantaasy prosigue lo Lr g0 del periodo, como lo demuestra el vasto debate que tiene I gar entre 1970 y 1972 en las revistas La Pnsey Crea Marxist "Pueblos en disponiildad, egin la revista marxista angen tina Pasao y Present sin defnicién comin pero cuya nomen clatura “Teecer Mundo" implica una rlacin con el colonials: ‘mo a través de su condicién de dominio directo o dela sutilea formal del neocolonialismo. En términos diferentes, pero sien pre en torno del problema de la agencia hay que insribir el Influyente trabajo de Regis Debray, quien teoriz6 (ex ps, sin uda), tomando como modelo el wiunfo de la Revolucién (Guana, laineficacia dela imprescindibiidad del partido mat xistrleninista de vanguardia de la clase obrera, al menos en a ‘etapa de la toma del poder. Sus hipéteis cobran fuerza en ‘seilalaiento del mateo en que ese partido de vanguardia pier- ‘de tilidad: los paises coloniateso semicoloniales, en los cuales Ia “aristocraizacién de hecho de una clase obrera numérica ‘mente poco clevada y elearicter nacional de la lucha anti perilista"requieren otros actoresy modos de accién, como sos. feniaen "Eleasrismo, la larga marcha de América Latina" otro de los textos profusamente difuindidos durante la época en pi bilicaciones lainoamericanas. Aunque también fue suiciente, ¢en muchos casos, la voluntad de formar parte de un proceso inertable de taisforinacin revolucionaria La radicaliracin de los intelectales se inscribi6 también en ta crisis generalizada de los valores insituciones tadicionales de la politica: a democracia parlamentara, los partido, ls por liticos mismose incluso los modos traicionales de la tepresen: ‘acién politica, que consttuyen algunos de los rasgos de época COCOOCOCOOOO OS OOOCOEOOO EOE OOO LEOOOS os asia Glin Incluso desde Jas mis ortodoxas posiciones comunista, Rodney Arismendi el er mds importante det Partido Comur ise uruguayo destacaba la gran parieipacion de los estdian- fesy de las capas medias intelectuales en el triunfo cubano y powtulaba el potencalreolucionariode estos ectores sociales fen “muestra” revolucion (274). ‘También el pensamiento de Antonio Gran 26, ser evoeado por entonces (por el papel que asignaba al st- jeto yl iniciativa revolucionatiosy por el modo en que pos tulabs la relacin ents intelecuales y masas,o intelectuales y pucblornacin), srv6 a muchos intelectuales para convencer- Sede que cumplian wna funeién vial en la trama soci ‘Muchos intelecualestrataron de acomodar al vocabulario Ieninista los términos de la nueva apuesta. Ricardo Pigla pro- ‘Gamaba que la tarea del intelectual era el trabajo en Ia lucha Fdeologiea (1964-46) y Abelard Castillo la definta como lat rea de "despertar la conciencia evolucionaria"(9). ‘Muchos (casi tala) de los eseritores cuyastrayectorias se analizarin confesaron reiteradamente la deficiencia de su for tacin politica tebrica,Incluso un tedrico de la revolucion tan profusamente citado como Régis Debray afirmé retrospectivar frente haberseiniciado en Ia tora revolucionaria con un co- hhocimiento apenas escolar de Rosa Luxemburgo, lel mov Infento espartaquisa yde Octubre del 17, aunque reivindicara, fivertemente, st conocimiento "mis cercano, emotivo y verda- devo de la gucrra de Argelia, del movimiento de Vietnam, dela Revolucion Cubana y de Guatemala” ("Un contrapunt..." 10) ‘Por esa razin, no es mi objetivo reconstruir el universo de Jeeturas tebricas que proseyeron-de argumentos ae ex ddida politizacién de Ios intelecuales: incluso puede pensarse ique esa poitzacin pce liters por ln teria rvolucionaria. ‘Max Horkheimen, Theodor Adorno (1987:146+147) y Her dere Marcuse (19683-17) sostienen que las condiciones en las sociedades occidentales del capitalismo avanzado suavizaron Tas conteadicciones del siglo XIX entre el protetatiado y el ci, que comen: pital el indivduo ya sociedad, la cultura alta ya eutura baja, presentando la imagen de un todo homogeneizado, una red Sin costuras de piezas interconectadas, En esas sociedades ha brian desaparecido, a manos de la industria de fa cultura, los ‘timos espactos negatives y parcalmente auténomos , por lo tanto, cualquier foco de resistencia desde el cual podrian crear- se las obras de arte dotadas de espirtu critic. ‘Sin embargo, no es imposible suponer que las sciedades tatinoamericanas de lossesenta —premodernas, en ciertos sen tidos o, al menos, modernas sui gruesi—, en las que la industria dle la eultura se encontraba en estado incipiente, salvo excep- clones, como México y Argentina, y donde las desigualdades ex taban lejos de haberse suavizado, constituyeron un escenario donde eta posible encontrar las condiciones para a pulsion fica y la energia revolucionarias, cuyas condiciones de exisien cia habian desaparecido en otras zonas del mundo, Buena par- tede a confianza en el protagonismo de los intelecuales en la teansformacion de la sociedad puede explcarsea partir de as Condiciones instituionales desde las que se elaboré percibi6 la capacidad de los actores para actuar en la sociedad, Basta comparar el anslisis esborado por Hohendahl para dar cuenta ‘deta situacion de la produccin artsticaalemana en los aos Sesenta con la situacin predominante en América Latina en txe mismo periodo para poner de relieve que, si bien ciertos fraagos eulturales seuntitarse presentan a escala mundial, exis ten diferencias significativas en cuanto ala consolidacin de la industia cultural os consumos culeurales, el papel de los me~ dios de comunicacion la diferenciacion dentro dela critica ar tisicaye] acceso alos hienes simblicox — ‘En América Latina, la mporlancia de las tareas intelectus- lesfue direcamente proporcional la dficienteconformacion del mercado como legislador de la cultura y vebiculode crite: ros propios de valoracin de sus productos. Por otra parte as situaciones en que artista eintelectuaes sultieron, en Améri- ca Latina, persecucién o censura (por parte de gobiernos co- 6s cinela timer ‘mo los de Batista, Pérez Jiméner, Stroessner, Miguel Yaigoras Fuentes, Onganiay muchos ores) no hicieron mis que confi ‘mar las presunciones respecto de su propia importancia, sta convieein no prido menos que reforzarse con los Fe teratos intentos de cooptacién intelectual realizados por tos Fsavdos Unidos la preocupacién por neutralizar el fmpetare- ‘olucionatio de ls intelectuales contestataios por intermedi te la poiticas cultural de la Alianza para el Progreso, sbo- zadas por los Estados Unidos, 2, Modernizaci6n artistica y guerra fria Los artistas latinoamericanos defendieron, en su gran ma- yorta, la modemnizacin cultural yse mostraron abiertosal com facto con las cultaras internacionales. i habia un fantasma 0 {rauma ene a intelectlidad critica de faquierda, ese cama ‘stab fuertemente prowocada por ls formas de arte oficial so- ‘éticoy el salnismo y las poéticas del realism y el sensimen- tatismo, Para la intelectualidad Intinoamericana, el rechazo a fa subordinacin a las directivas de los Partidos Communists fue tal ver mis importante en términos estéticos que politicos, ddo que consideraban esa politica cultural insostenible e inde- fendible. ‘Los artistas cubanos,situados en una revolucion que se pre= tendié totalmente original e inaugural, fueron especialmente ensibles al trauma staliista y fueron quienes més insistente nente repudiaron el ate oficial soviético. Proclamaron, desde todos los medios ast disposicién, a necesidad de tevisa la teo- Haesttica marisa yacuisivon de aidialéctict a in estea mar sista oficial tal como vena expecifcada dee el zahanovismo. ‘No aleanz6 que en 1959 el Tercer Congreso de Bseritores Sovieticosdiera muestras de que se estaba deshaciendo de la subordinacidn ala estétiea del realismo socialist ni que el XXIL ongreso del PCUS, en 1961, renovara ls critics al stalinismo, ‘dando la impresién de que los liberals ganaban terreno, En fa ocasion el poeta Exgeni Evtuchenko leyé su poema de de- pnuncia "Las herederos de Stalin”. Ese mismo aio se publi, com la bendicin personal de Jruschox, la novela de Soljenitsin | {Un dian la vida de Ivan Densovch, que tataba sobre lavida de un condenado a trabajos foreadas por Stalin. Ytampoco fue- ron suficientes la gras de Evuchenko en las que propagand 26 el llamado “deshico" soviético; aunque su presencia en los medios de difusion de todo el mundo lo convirtieron en una celebridad mundial de la época. Entze 1961 y 1963 fue wn in ‘tao frecuente de Ins piginas de revstas como Spige Marcha (0 La Nee Citigue. En América Latina se publicd su Auobio- _rafa precy vatios de los mis prominentes poetas del cont ‘entehicieron versiones al espaol de sus ms famosos poemas| lntistalnistas, José Emilio Pacheco se cup de “Babi Var"y He- berto Padils tradujo "Los herederos de Stalin’ Sin embargo, Iss opiniones del presidente del Soviet Ana- toly uschov demostraron que no se podia poner grandes ex- pectativas en la iberlizacién artsca en la URSS. El I de di ‘embre de 1962,alvsitar una exposicion de Minezh, en Mosci, Uescalficd volentamente el arte abstract afirmando que esos ‘cuadros no habfan sido pintados por manos humanassino por colas de burvo, En alta vor y pablicamente, se pregun, ade- is, s aquellos artistas eran “pederasiaso gente normal” y ad rt que no gastaria un solo Lopec en ese tipo de arte, al que taliicb de “exeremento de perro” (versién taquigrtiea publi- cada en Encrunter N*116, Londres, mayo de 1963) Tas fases aternadas de retriccin y iberalizacin que se sucedieron luego en la URSS, en el campo estético, no contr ‘uyeron'a desdibujat las Sospectas en torno al verdadero al ‘ance des posbilidad de liderar cultaralmente las nnesas ex sencias de modernizacién de los instrumentosaristicos. Las firas de Extuchenko se contrapusieronrépidamente con eljui- to contra Tossip Brodsky, poeta de veinticuatr afos, conde nado a cinco aos de trabajo forzado por parastismo amtiso- COOCOOOOOEH OO OOOOOHOEOO OE OEOEEESOO © 00000 0OOOO CC 00CCCO OOO COE COE SOOOO® cial. Muchos medios de i2quierda transcribieron ese juicio igual que lo harian posteriormente con los llevadosa cabo com tra Siniwshiy Daniel” Por razanes que tenfan que ver con la politica ta diam ca del eamnpo atistco, ls latinoamericanos habian abandona- do cualquier interés por las diectivas artistcas de Mose, Bas: taba comparar, en Ia ienal de San Pablo, de 1961, los envios| procedentes de detras de lacortina de hierro con los del res todel mundo. La aparicin del arte pop (primero en Inglaterra y luego am bientado muy fcilmente en los Estados Unidos, en donde co- nocié un desarrollo impresionante) y el movimiento literario deatnik refund, sobre nuevos pilares, el arte moderno nortea rmericano. El grupo de Allen Ginsberg, Williams Burroughs, [Jack Kerouaky Lawrence Ferlinghett fue considerado la semi Ia de la rebelion en los Estados Unidos. Lo cierto fe que los artists norteamericanos puidieron ofrecer nuevas estéticas yen tusingmar con ellasa artistas de td el mundo. “Aunque se adhireran al socialsmo, ls artistas latinoame ricanogesaban eséticamente mas cerca de los Estados Unidos Europa, Por esa razon, no fue inverostal el intentonorten Inericano por atreros Sus politicas de cooptactntusiron Como primer objetivo el campo latinoamericano de ls artes pistes Acomienzosdelosafios esenta muchas instuciones orteamericanaspatrocinaron alas artes pista atinoamert tanas, prometiendoles un espacio de relevancia internacional tmediante exposiionesitinerantes, Deca, subsidios,bienals y premioe (Giunta, 1995:277284), ubosuna segunda oleada de esfuerz0s norteamericanos para eaparla buena voluntad de artistas esteleetuaes del con Ainente Esta vee rato de seducira excites yal naciente gear po profesional delos socislogos. En ese marcos inscribiétan- to clseminario sobre formacion de elites diigo por Seymour Martin Lipset en Montevideo como el congreso organizado en abril de 1965 por la Universidad de Texas la creacion de cen- twosintelecuales en América Latina (como el Instituto Latinos mericano de Relaciones Internacionales), lafinanciacion de re- vistas, (como Mundo Nur), el establecimiento de fondos para socislogos, los planes Camelot, Job, Simpitico, Proyecto Mar~ sinalidad y otros, En el caso de los escrtores, la politica de las fundaciones norteamericanas no two la misma recepci6n, debido a la esis {encia sumamente activa y miltance de los grupos intelectuales Jnvolucrados en la nueva eruzada cooptadora, Basta recordar Ja campafia contra fa revista Mundo Nuew en el continente la- ‘inoamericano o las palabras de Haroldo Conti de rechazo de Ja beca Guggenheim 3. Escritores/intelectuales. Un campo de accién ‘yun fuerte ideal asociativo Elecitorcomprometido sabe que a palabra es ci; sabe que revelar es eambary que noe posible revelar sin proponersee cambio. Jean-Paul Sate, “¢Que es escribir” (198057) Laplabra es acién. Resolucgn del Columblanum de Genova “ELesritor que escrbe una novela es un escttor pero sie bla dela tortura en Argelia, es tn intelectual” (Morin, 1960:35), La definicién Jeda contundencia aun deslizamien: {ode tétininos entre las categorie de escritory de intelectual ‘que, siya eifa una abundante twadicion desde que Zola se con- ‘rts en el prototipo det lewadoriscal de la sociedad hacia f nes de siglo pasado, nunca fue ms uido que en el campo I teratio latinoamerieano de la época, En el horizonte de Politizacion de las letras, era natural que ambas designaciones cieularan como sinénitnos Escierto que se trata de una sinonimia con historia. Aunque Ia etiqueta de intetualrecubris sucesva o simultineamente a To largo de su histori an amplio abanico de eategorias que van desde el pnp hasta el clentiico, la palabra escrta apa rece (en todas ellas) como el instrumento caraterstico dein tervencidn o identidad del intelectual. En suarqueologia sobre la constitucién de los intelecaales, Zygmunt Bauman serial: Lapa we aps a atgrat ces nora poets avis, pri, erica y or ius pbs oe conideraban como esponsbldad moray derecho ‘Sheinoaimerversdecamenicen else pollco median {eovinfonca we lente dela nan ylconiguacia dens drgentes polos (19979), Lamencisn de novelistasy poets en primer término no puede ser considerada azarosa, Los textos iterrios fueron cantera de ‘enigmas para el poder politico. Tal vez porque algunos proce ‘imientositerasios seven para enmascarar, mediante el recur- $0 del punto de vista, por ejemplo, las opiniones poltcas de los Autores y la “verdad” deolégiea de los textos. La pregunta em Dlemtica es aquelln con la que el fiscal interpelaa Yuli Daniel, «en 1966 (en el proceso que se inicé en febrero de 1960): "Cul tessu héroe positivo?, Es a incertidumbre por saber de qué Ta doe lo dicho, en qué lugar de lo escrito, se encuentra el ator mismo. La distancia entre el narrador y el eseritor,friamente analizaa con los métodos de Ia teorfaliteraria, es Fuente de per turbacién para quienes ejercen los oficios del poder. La verdad del texto lterario puede sr indiferente para el rtico; na logs, fen cainbio, para quien considera los “efectos” de esa verdad puestos4 circular en tin uniserso de lectores ET enigmatic e {atuto de a ficcién: documento, propaganda, mentira, vento, creacion imaginaria, et, explica el notable interés de los pol ticos y sus continuas aunque no siempre sistemétias reflexo nes acerca del literatura, Por algo, muchos fueron los teSricos dela politica que tellexionaron, con criterios miso menosabs tractos, mis o menos pragmsticos, sobre el eardeter de Ia lite raturaylos servicios que podia prestar o negar als casas po- liticas, Desde ls jucios entablados contra Gustave Flaubert, Charles Baudelaire, D. H. Lawrence y Allen Ginsberg hasta la condena a muerte contra Salman Rushdie, la desaparicion de Hiarolde Contiy Rodolfo Walsh en manos dela ditadura arger- tina, la censuea y control de los discursoslitraris prueban la influencia que el poder politico atrbuye ala literatura, La cierto esque en una definiién caracterstcamente fe hada en la oe, el Diccionario de pita drigido por Norber- te Bobbio distingue dos acepciones de la palabra intelectual luna amplia que comprende al estrato social que ejerce activ ddades no manuales,y otra rstieiva(y "ms difundida’ segin Carlo Marletiel autor de la entrada) segtin la cual intlectu lesson los “escritares comprometidos”. Esta segunda, segin el mismo texto, “estérelacionada con el discutido problema de Ta conhucta politica de ls intelectalesy de su actitudertica yyeuestionadlora que la predispone a l oposicién de izquieeda Jeno rara ver, al apoyo militante de los movimiento revolucio- La predisposicin de los escritores latinoamericanos de la época a asumir una responsabilidad polltia ya aparece tema tizada en un congreso de escrtores realizado en Chile en 1960. En su declaracin final los participantes aseguran que “loses critores no pueden ni deben olvidar" I "realidad urgente™ que Tes marcan “la desdicha y en muchos eas misera explotacién de los pases dominados yexplotadas” (Sabato). Como solia de clarar Rama, esa reinsripeién del hombre de letras como in- telectual era imperativa si el escritor queria perder “esa delet rea sensacign de gratuidad de so trabajo” Los escritorespoltizados de Ia épocatuvieron muy presen: te esta sinonimia o equivalencia al sentir que su intervenci6n fen los asuntos pdbicos no era s6lo una posiblidad sino una ‘obligacion. Confiando en st potenia discursiva muchos deduje- ron su potencia de intervencién prctica en la sociedad.

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