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La Gestión Cultural en América Latina Motivos y realidades.

Ahtziri Molina Roldán1

La Gestión Cultural, según la define Bernárdez López , es: “la administración de


los recursos de una organización cultural, con el objetivo de ofrecer un producto o
servicio que llegue al mayor número de público o consumidores, procurándoles la
máxima satisfacción” (2003: 3). Esta definición básica funciona también para
hablar del trabajo puesto en eventos, espacios culturales o actividades generadas
en este sector. Lo anterior aplica con mayor énfasis cuando hay una planeación
generada a partir de políticas culturales.

El trabajo de los promotores y/o gestores culturales en el continente tiene diversos


orígenes, trayectorias y condiciones sociales. Por lo tanto, no es objetivo ni viable
considerar el estado de la cuestión a nivel latinoamericano como un monolito. Sin
embargo, sí existen elementos comunes que han guiado las acciones del sector,
así como similares motivos que lo alimentan y retos por venir en esta ocupación
que desde hace algunos años se encuentra en franco proceso de
profesionalización. Esta reflexión además considera que los actores, las
posiciones donde socialmente se sitúan y los modos de actuar son distintos de
acuerdo al contexto y capacidades. En este sentido, se reconoce la buena salud
de la Gestión Cultural, tan variada, flexible y dinámica como la cultura misma;
capaz de expresarse y sobre todo dar salida a todas las expresiones culturales de
las distintas sociedades.

Si bien en algunos países la Promoción Cultural comienza a principios del siglo XX


de la mano de procesos de alfabetización, construcción de la idea de nación y
factor para el progreso; la idea de promotoría cultura toma forma en las décadas
de los sesentas y setentas como modos de movilización social y construcción de
las comunidades. En muchas ocasiones estas tareas se realizaron desde las
políticas educativas de las naciones, a las cuales solían atarse las culturales, y se
realizaban desde el seno del Estado. Con el tiempo, este sector fue encontrando
1
Investigadora del Programa de Investigación en Artes de la Universidad Veracruzana. Actualmente coordina
el proyecto de investigación: La Gestión Cultural local en América Latina. Un balance de Norte a Sur a la luz
de los Estudios Culturales.
su propio espacio y modo de expresión y hoy, con frecuencia ya no se le reconoce
como un espacio necesariamente ligado a la educación.

Pero volvamos sobre nuestros pasos, fue en la década de los ochenta donde a
nivel subcontinental hubo un fuerte impulso al trabajo de promoción cultural desde
los ámbitos no gubernamentales. En estos espacios se comenzó a visibilizar la
figura del promotor cultural independiente, quien tenía como cometido objetivos
tan diversos como: la iniciación artística, el trabajo comunitario y el rescate
patrimonial, entre sus principales tareas.

El promotor cultural, en su forma actual, es heredero de ambas vertientes y fue


potenciado por la agenda de la UNESCO que encuentra en la cultura un agente
vital para el desarrollo de los pueblos. Lo anterior se sustenta en considerar a la
cultura como un vehículo para construir la cohesión social, la sustentabilidad, un
medio ambiente sustentable, motor de creatividad, innovación y como agente para
el desarrollo económico y social (UNESCO 2010). Esta es una línea de las
políticas culturales que se puso en marcha a mediados de los ochenta, pero se
fortaleció con el lanzamiento del: “Decenio mundial para el Desarrollo Cultura
1988-1997”.

Por otra parte, algunos países del continente que experimentaron dictaduras
militares entre las décadas de los cincuenta y hasta los ochenta, la sociedad civil
construyó nichos de expresión y participación social en los grupos culturales. La
generación de estos espacios fue vital para la conformación de nuevos modelos
de interacción social promovidos en las etapas de transición a la democracia, así
como para delinear los distintos sectores culturales.

Por lo tanto, en 1998, en la Conferencia Intergubernamental sobre políticas


culturales para el desarrollo, se considera la figura del gestor cultural y su
profesionalización como herramientas básicas para la Promoción Cultural y con
esta, para el desarrollo de los pueblos: para ese momento, los sectores culturales
del continente ya tenían un camino andado y no fue difícil sembrar la semilla de la
profesionalización.
El entusiasmo fue grande, sin embargo, dado que los caminos habían sido
particulares y distintos era de esperarse que la comprensión del modelo no fuera
homogénea, ni capaz de ser aplicada del mismo modo en todos los sitios.

Así pues, tanto la agenda internacional de formar gestores culturales, como la


corporalización de las políticas culturales tendientes al desarrollo fueron acogidas
de buen grado pero interpretadas de distintos modos por los sectores de la
administración cultural institucional, privada, de la sociedad civil y del sector
formativo. Es en este último donde Mariscal (2010) identifica que la idea de
Gestión Cultural tiene varios modos de comprenderse y destaca los siguientes
modelos: la cultura como un elemento de refinamiento social, de acceso
restringido, como un repertorio de manifestaciones socialmente construido y de
valor patrimonial; como mercancías cuyos contenidos simbólicos y/o materiales
hacen referencia a manifestaciones de grupos o movimientos sociales concretos;
como una dimensión estratégica para el desarrollo de las naciones, y como
sistema simbólico de prácticas y sentidos construidos social e históricamente.

Lo anterior, si bien habla de la diversidad que se expresa en este sector y pone en


práctica la noción de multiculturalidad, también muestra lo distante que están las
nociones que se tienen de Gestión Cultural y con ellas, las tareas, formas de
realizarse y especialmente sus propósitos.

La Gestión Cultural ha encontrado tierra fértil para su desarrollo en el siglo XXI,


cuando se considera a este sector muy susceptible de generar recursos
financieros para el mejor desarrollo de las naciones. De la mano del impresionante
desarrollo tecnológico y el alto grado de interacción que este ha alcanzado, las
posibilidades de empleo del gestor cultural se multiplican: pasando desde trabajar
de modo tradicional en montajes de obras de teatro, hasta la posibilidad de
impartir cursos musicales en línea o generar colaboraciones de trabajo virtuales,
entre otras.

El día de hoy, la ampliación de la empleabilidad de los gestores culturales ha


generado necesidades y formas de especialización. Sin embargo, también ha
derivado en que el trabajo que realizan tenga varios derroteros, dejando con esto
en el camino, la noción de la cultura como un eje del desarrollo. O al menos, ya no
es a la idea de desarrollo sustentable a la que están respondiendo algunas de las
políticas y de los proyectos generados desde la iniciativa privada o las propias
instituciones como sería el caso de los desfiles del Bicentenario de la
Independencia en México, que en un lapso de cinco horas gastaron alrededor de
setecientos millones de pesos., lo cual respondió en gran medida a la concepción
de la cultura, y en especial de las artes, únicamente como espectáculo.

Otro de los asuntos que se vislumbran es que al ser una herramienta de políticas
internacionales, pero implementada a principios de siglo, la gestión es identificada
por algunos como una moda, como un modelo pasajero de alguna administración,
por lo cual este sector se ha dejado de impulsar desde los gobiernos federales o
estatales, lo que puede poner en riesgo el desarrollo del propio gremio.

Sin embargo, en este rubro, quién mejor que los gestores que tienen un bagaje
multidisciplinar, que comprenden la necesidad de conocer el marco legal, la
realidad y los espacios para su acción y presión, para que defiendan y fortalezcan
su presencia en las comunidades culturales. Esto tendrá especial fuerza si lo
hacen de la mano de las instituciones, pero no desde el seno de estas, para evitar
que su futuro dependa de los aires que soplen en las entidades culturales
estatales.

Es decir, considero que los gestores necesitan desarrollar su propia agenda


delineando el trabajo necesario para fortalecer su existencia y sus modos de
producción, de la misma forma que otros sectores profesionales lo han hecho. Ya
hay camino andado en este devenir, ya existen sociedades de gestores, cada vez
egresan más profesionales de los espacios universitarios, su existencia y
presencia en los espacios culturales se está convirtiendo en necesaria.

Otros aspectos aún se encuentran en desarrollo, como la creación de curriculas


que se dejen de considerar como multidisciplinares y se conviertan en específicas
de la Gestión Cultural, así como la realización de investigación en el tema, que
permita tanto un crecimiento académico mayor como la posibilidad de reflexionar
sobre el impacto que la labor de este gremio tiene sobre las comunidades, así
como la propia historiografía del oficio y su devenir en una profesión; lo cual aún
está en construcción.

BIBLIOGRAFÍA

Bernárdez López, Jorge. “La profesión de la gestión cultual, definiciones y retos.”.


2003. Portal Iberoamericano de Gestión Cultural.
http://www.gestioncultural.org/gc/es/pdf/BGC_AsocGC_JBernardez.pdf. 24 de
Noviembre 2010.

Mariscal Orozco, José Luis.” Emergencia de la formación universitaria en gestión


cultural: conceptos, modelos y retos”. Tercer Encuentro Nacional de Difusión
Cultural (ENDICU). Universidad del Claustro de Sor Juana.28 de agosto 2010.

UNESCO-Estocolmo. Conferencia Intergubernamental sobre políticas culturales


para el desarrollo. Informe Final. Estocolmo-Suecia: Agosto 1998.

UNESCO. “Decenio mundial para el Desarrollo Cultura 1988-1997. Programa de


acción”. 14 de Febrero de 1990.
http://unesdoc.unesco.org/images/0008/000852/085291sb.pdf. 26 de Noviembre
2010.

UNESCO. “The power of culture for development”. 14 de septiembre de 2010.


http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php-
URL_ID=41281&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html. 24 de
Noviembre de 2010.

El Universal. “Gastos en Bicentenario sumaron 700 mdp: SEP”. 18 de Septiembre


de 2010. http://www.eluniversal.com.mx/notas/709644.html 26 de Noviembre
2010

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