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La mujer musulmana que supo integrar el judaísmo y el cristianismo en su interior.

Este no es un relato teológico, sino alegórico, aunque muy real, pues esta basado en hechos verídicos.

Esta es la historia de Zaida. Nació en Casa Blanca, marruecos, y a los 8 años vino a Bruselas. Tuvo una
juventud parecida a la de miles de mujeres musulmanas en Bélgica. Estudio duro medicina y se graduó
en ginecología. Durante muchos años ayudo a mujeres blancas, negras y mestizas a dar a luz. Ella misma
tuvo tres hermosos hijos. Parecía que su vida era perfecta. Entonces se descubrió que padecía una
extremamente rara enfermedad que afectaba a los riñones y los pulmones. El primer especialista que
visito le dio tres meses de vida.

Zaida entro en una gran depresión. Todo lo que había construido se derrumbaba.

Entonces ocurrió el primer milagro, un vecino suyo judío le apreciaba mucho. Y se decidió a donarla un
riñón para que pudiera seguir viviendo. También encontró un hospital en gante que hacían trasplantes.

La operación fue un éxito y Zaida se recuperaba poco a poco. No obstante, su cuerpo y su alma no
aceptaban el nuevo órgano. Quizás algunos comentarios de amigos la influyeron. Estos decían que un
riñón musulmán era licito, pero un riñón judío en ninguna caso pues era haram (prohibido).

Fue gracias a su hermana Nadia, que Zaida recupero la confianza. Fue una noche en un hospital de
Gante, especializado en trasplantes de riñón. Zaida no quería comer y Nadia le dijo que no escuchara las
malas voces, tenia que vivir por sus hijos y también para ayudar a muchos otros niños por nacer.

Tienes razón dijo, Dios quiere que viva.

y Zaida comenzó a comer con ganas y se recuperó rápidamente.

Entonces ocurrió el segundo milagro. Apareció un pulmón disponible para el trasplante. Se trataba de un
hombre flamenco, muy religioso y cristiano que lo había dejado para donar en caso de que muriera de
accidente. La única condición que puso fue que los órganos que donara fueran para una persona que
creyera en Dios.

La operación fue en un hospital de Amberes y Zaida se recuperó sin problemas.

Ella vivió 11 años más.

Tras su segundo trasplante algo cambio en su interior, se volvió mas buena persona y dedico todo su
tiempo a ayudar a los demás Fundo un hospital ginecológico en Tánger y ayudo a muchas mujeres a dar
a luz en seguridad.

Fue tan querida que cuando murió la propia reina de marruecos arreglo el viaje urgente a su tierra para
ser enterrada en tierra musulmana. Incluso renovó el pasaporte de su familia que había caducado para
que pudieran venir al entierro.

Ahora Zaida es polvo, y poco importa que su cerebro sea musulmán, su riñón judío y el pulmón cristiano.
Lo que importa es que su recuerdo permanece entre todos los que la conocieron sin importar su
religión.

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