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1 LA SERPIENTE

DE BRONCE
n NUMEROS 21:4-9

VERDAD C E N T R A L

OBJETIVOS

sanidad para el que se vuelve a Jesucristo, Compartir a Jesfxs como la finica esperanza para el pecador.

INTRODUCCION
El pueblo de Israel enfrenté obstéculos en su trayecto a la tierra prometida. Los edomitas les prohi‑
bieron atravesar su territorio (Nfimeros 20:21), lo que hacia mas dificil y tardada la llegada a Canaan;
aunado a esto. el sacerdote Aaron m u r i é en el Monte Hor y fue relevado por su hijo Eleazar (Nfimeros
20:22-29); e s t e hecho produjo dolor a toda la congregacion. Posteriormente el rey de Arad atacé 3 Israel
y los despojé de s u s bienes, lo que provoco el desanimo del pueblo. Es en estas circunstancias que el
pueblo se rebelé y murmur6 en c o n t r a de su Libertador.
lsrael sufrié las consecuencias por su pecado, pero la misericordia divina le proveyé también un r e m e ‑
dio. Hoy e n dl’a, e l v e n e n o mortal del pecado también tiene u n antidote capaz d e c o n t r a r r e s t a r sus efectos
letales. En Cristo, Dios n o s libra de la condenacién que teniamos asegurada a causa de n u e s t r a maldad.

DESARROLLO DE LA LECCION
I . DlOS N O PA S A P O R A L T O E L P E C A D O
Nota complementaria
...el pueblo comenzd a m u r m u r a r y a quejarse de nuevo. Am: esta generacidn, que habz’a vivido cuarenta arias
fuera de Egipto, repitid [as quejas de la primera generacién. gPar qué nos hiciste subir de Egipto para que m u ‑
ramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y estamos cansados de este pan t a n liviano". Su dm'mo queo
jumbroso los cegd y olvidaron los regalos que Dias les habia dado (Paul W. Kuske. Nzimeros. pags. 164-165).
divina. especificamente el mané que los habia sustentado en el desierto.
Tales actitudes solo demuestran ingratitud, incredulidad y rebeldia. Debido la maldad de este pueblo, Dios
manda serpienles ardientes contra los murmuradores y mueren muchos de los hijos de Israel (Nameros 21:6).
Dios esjusto y no daré por inocente al culpable. El profeta Ezequiel lo ratifica: El alma que pecare, esa
moriré; el hijo no Hevard el pecado del padre, ni el padre llevard el pecado del hijo; la justicia dc!
justo serci sabre él, y la impiedad del impio serd sabre é! (18:20). La ley dela vida o dela muerte esté
delante de nosotros. La decision es nuestra. Si decidimos transgredir la ley divina tendremos que enfrentar
las consecuencias de nuestros actos. Tendremos que enfrentar la justa ira de Dios si no nos arrepentimos de
nuestros pecados. Los ( m i c o s responsables del castigo y las consecuencias que vienen sobre los hijos de des‑
obediencia, somos nosotros mismos. El Senor no quiere que ninguno se pierda, es por eso que nos advierte
una y otra vez acerca de lo que le espera a quienes se apartan cle él.

I I . L A S CONSECUENCIAS D E L PECADO
Nota complementaria
El pecado esun asumo may serio, y Dias lo considera c o n severidad, aunque los hombres c o n frecuencia
lo tratan con ligereza. No solamente es una transgresion de la ley de Dios, sino un ataque al mismo gran
Legislador, u n a rebelion en contra de Dios. Es1mquebrantamiemo de la justicia inviolable de Dios que
sirve defundamento a su trono (Salmos 97:2), y un agravio a la santidad de Dios que nos exige que seamos
sanios en toda nuestra manera de vivir (1 Pedro 1:15‐16) (Luis Berkhof. Teologz’a Sistemdtica. pég. 321).

La mordedura de los reptiles era dolorosa. El texto no nos clice qué clase de ofidios eran las que atacaron a los
israelitas, solo n o s informa que eran serpientes ardientes, lo que podrfa referirse, a su color, pero més proba‑
blemente tenga que ver c o n los abrasadores efectos que provocaba su veneno. Calentaba y encendfa la sangre
de lal forma, que cada vena se convern’a en un rio hirviente.
En algunos hombres ese veneno de éspides que llamamos pecado, ha inflamado sus mentes. Estén intran‑
quilos, descontentos, llenos de t e m o r y de angustia. El pecado es sinénimo de dolor y sufrimiento‘
La mordedura de la serpiente era fatal. El relato nos dice que m u r i é macho pueblo de Israel. Debio ser
impresionante la escena de m u e r t e y dolor; sin la intervencion divina, no habia esperanza de curacion.
Sabemos que, como resultado del pecado, nada bueno llegar-é. Rebelarse contra Dios esen realidad la peor
necedad, pues la Palabra nos ensefia que la paga del pecado es la muerte, y también que el pecado, al consu‑
marse, da a luz la muerte (Romanos 6:23; Santiago 1:15).

111. DIOS PROVEE SANIDAD Y SALVACION


Nota complementaria
En varias naciones de la antigfiedad, Ia serpiente era adorada como simbolo de Vida y defecundidad, pero
en Israel la serpiente era considerada inmunda (Levitico 22:41-42). En Egipto, algunos llevaron una ser‑

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piente de metal como proteccién contra la mordedura de las serpientes. Pero aquz‘ la serpiente de bronce
seusa para la sanidad de los que ya han sido mordidos. Dios hizo u n a provision maravillosa para su alivio.
Los mismos judios dicen que no era ver la serpiente de bronce lo que curaba, sino que al mirarla, miraban
a Dios como el Sefior que los sanaba (David Daniels. Comentan'o bz’blico Manda Hispano. pa’g. 203).

La severidad del a z o t e y la extension aterradora de la mortandad llevaron al pueblo a una conciencia del peca‑
do, y por la intercesién de Moisés, la cual imploraron. fueron milagrosamente sanados.
No fue sino hasta después de que llego el juicio, que el pueblo vino a Moisés diciendo: hemos pecado. El
lider or6 por ellos y la misericordia de Dios no se hizo esperar. El Salvador no desecha e] corazén arrepentido.
sin importar el tiempo ni el lugar, la salvacion llega para el que pone su mirada en jesfis.
Ordena el Senor a Moisés que fabrique u n a serpiente y la ponga sobre un asta. Tuvo que ser puesta en un
lugar alto, a la vista de todo el pueblo. De esta manera, todo aquel que fuera mordido y la mirara, quedan’a
sano. El Senor determino que fuera por este medio la sanidad de las personas. Asf quedan’a claro que era la
eficacia del poder y la gracia de Dios, y no el efecto de la naturaleza.
Este hecho portentoso es un tipo del poder de la fe en Cristo, que puede sanar a todos los enfermos y
moribundos a causa del pecado. Para recibir el milagro era necesaria la fe; sélo quien mirara a la serpiente
debronce seria sanado. Muchos murieron. pero muchos més fueron salvos porque creyeron y obedecieron al
mandato divino.
El antidote para el veneno mortal del pecado esJesucristo. La paga del pecado es m u e r t e , pero el regalo de
Dios esvida e t e r n a en Jesfis (Romanos 6:23). Para que nuestros pecados sean borrados. lo finico que tenemos
que hacer esconfcsarlos a n u e s t r o Salvador Jesucristo y él nos perdonaré y nos limpiaré de toda maldad (1
Juan 1:9).
Muchos piensan que por hacer ciertas obras se puede alcanzar la salvacién, pero la Escritura ensefia lo
contrario. Pablo afirma que Dios n o s salvo, no p o r obras de justicia que nosotros hubiéramoshecho,
sino p o r su misericordia, p o r el lavamiento de la regeneracién y p o r la renovacién en el Espiritu
Santa (Tito 3:5). $610 per la fe en jesucristo puede ser salvo el pecador.

IV. LEVANTEMOS LA B A N D E R A DE LA ESPERANZA


Nota complementaria
No habx’a ningdn remedio de ningzin tipo para las mordeduras de las serpientes ardientes en el desierto.
excepto este que Dios habt’a provisto, y, a primera vista, ese remedio debe haber parecido disparatado. iUna
simple mirada a la figura de u n a serpieme sabre u n a ustal [Qué improbable era que funcionuraf... Pero en
esto radicaba la excelencia del remedio, que era de origen divino, pues cuando Dios ordena una cum. esta‘
obligado, por ese mismo hecho, a poner u n a fuerza en ella. No necesitamos saber Como funcionara’; nos
basta que la gracia poderosa de Dios esté comprometida a hacer que produzca un bien para nuestras almas
(Charles H. Spurgeon. Coleccidn de sermones. pég. 308)‑

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Y c o m a Moisés lemmas la serpiente en el desierto, a s i es necesario que el H i j o del Hombre sea
levantada, para que todo aquel que en él cree, no sepierda, m a s tenga Vida e t e r n a (juan 3:14, 15).
Nuestro Senor jesucristo, en infinita humillacién, se digné venir al mundo, y acepto ser hecho maldicién por
nosotros. La serpiente de bronce no tenfa veneno en sf, pero tenia la forma de u n a serpiente ardiente. Cristo
no fue un pecador, y no hubo pecado en él, pero él fue enviado por Dios en semejanza de came de pecado
(Romanos 8:3). El vino bajo la ley, y recibié el castigo por causa nuestra.
Recordemos que en todo el campamento de Israel no habia sino un remedio para la mordedura de serpien‑
remedio era la serpiente de bronce; y 5610 habia una. no dos, y esa fue levantada en alto en el centro
t e , y ese
del campamento, para que cualquiera que hubiera sido mordido, la mirara y viviera.
Sélo hay Salvador. No hay o t r o nombre bajo el cielo a quien los hombres puedan invocar para ser salvos.
Toda la gracia esté concentrada en Jesfis. Cristo soporto la maldicién y termino con la maldicién; fue herido
en el calcafiar por la serpiente antigua, pero hirio la cabeza de la serpiente. Es finicamente a Jesucristo que
hemos cle m i r a r si queremos vivir.

CONCLUSION
El pecado siempre traera consecuencias trégicas. Algunas de ellas se experimentan de m a n e r a inmediata.
pero la mas grave aguarda al final. No obstante, la misericordia de Dios ha provisto perdon y salvacién para
todo aquel que acepte su oferta cle gracia.
La serpiente de bronce fue levantada en respuesta al arrepentimiento del pueblo y a la intercesién de Moi‑
milagro. Es tiempo de m i r a r al Salvador. El remedio para el
sés. Y 5610 basté mirarla para que se efectuara el
pecado esté en aquel que fue levantado en la cruz. Una mirada de fe al Hijo de Dios es suficiente para salvarse
de la m u e r t e eterna.

FleClON D E L APRENDIZAJE
l. Explique las semejanzas de este milagro con la obra salvadora de Jesfis.

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