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memoria.
1°-XII-2027. Selección de Felipe Garrido.
Miguel Ángel Porrúa, editor; Academia Mexicana de la Lengua; Creadores Eméritos (INBA).
Adolfo Castañón: Querida Silvia.Hoy, treinta de noviembre de este 2022 en que han
desaparecido tantos amigos queridos, recibo los cinco párrafos titulados “Las cuatrocientas
voces”. El apunte ensaya en su red de letras asir el tiempo compartido con una segunda
persona del singular, un “tú'” familiar cuyo rostro y costumbres se van dibujando a medida
que fluyen las letras que dan cuenta de un sueño que se reitera en el texto a través de la
palabra “sueño” y del “abrir los ojos para despedirte”. La aérea, alada evocación está
poblada por el mundo de los pájaros. desde el “ave gris” de la primera línea hasta los trinos
que estallan al final, pasando por “un cenzontle que cantaba con distintas voces”, que hace
juego con los varios libros leidos a la semana y la poderosa voz alada de Federico García
Lorca, ave mayor, cuyos poemas se sabía de memoria ese que, además de ser devoto de la
tauromaquia, “llegaba del trabajo buscando las risas de las niñas que jugaban en el jardín”-
El sueño es el lugar del encuentro con el ausente ser amado y con la poesía, cuya huella
traza la escritura de “Las cuatrocientas voces'”. Gracias, querida Silvia,
Margarita Palacios: En esta entrega 2022, Silvia Molina deletrea con pausado ritmo la
compleja cuesta que implica despertar para bajar al mundo nuevamente.
Gonzalo Celorio:
A. Del 1 al 10, ¿cómo califica su comprensión lectora?
B. Muy buena,
Bernardo Bátiz: En este poema Silvia Molina recuerda lo que tuvo, lo que vió, vivió y
amó. Se llama el poema de metro libre “Cenzontle”, el ave de las cuatrocientas voces, que
aquí canta recuerdos, vivencias, amor, y también la vida cotidiana en compañía de un
hombre que leía tres o cuatro libros por semana, sabía de memoria a García Lorca, jugaba
ténis, iba a los toros y regresaba del trabajo ansioso por encontrarse con sus hijas.