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Iglesia TBB El Redentor

Título: Un pescado bueno


Predicador: Pastor Dr. David Rodriguez.
Enlace: Youtube
Transcriptor: Claudia Cabrera.

TRANSCRIPCIÓN

Vamos a abrir la palabra por favor en el evangelio de Mateo, capítulo 13, versículo 47 hasta el 50.
(Mateo 13: 47-50, RV-60). En el capítulo 13 de Mateo Jesús habla cantidad de parábolas sobre el reino
de los cielos. ¿A qué se parece el reino de los cielos?
El mensaje de esta tarde se llama “Este pescado nos sirve”. A lo largo del sermón nos iremos
preguntando ¿qué tipo de pescado somos nosotros? Si somos pescados que servimos, o no servimos.
Dice la palabra Mateo 13: 47-50, (RV-60): 47Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que
echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados,
recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49Así será el fin del siglo: saldrán los ángeles, y
apartarán a los malos de entre los justos, 50y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir
de dientes.
Esto quiere decir la red se lanza en el mar y recoge todo tipo de peces. Peces buenos y peces que no
sirven. Cuando se llena la red, salen a la orilla y sentados, recogen lo bueno en cesta y lo malo echan
fuera, es decir lo desechan. Luego en el fin del mundo (fin del siglo), llega la mala noticia, serán
echados al horno de fuego, ¿quién? Los que no sirven.
Señor te pedimos que nos abras el entendimiento. Espíritu Santo de Dios, imposible que Jesús pueda
ser revelado al corazón de la gente si tú no hace la obra. Oramos, Padre, en este momento para que tú
nos abras el entendimiento. Aquellas personas que todavía no tienen una relación personal contigo,
aquellas personas que todavía no han dado ese primer paso de fe. Que todavía no han dicho: “Yo
quiero creer en Jesús, quiero entregarle mi vida, quiero reconocer que he pecado, y que lo he
ofendido; y que de acuerdo a lo que dice esta palabra yo necesito reconciliarse con Dios”. Espíritu de
Dios a la obra en nuestros corazones, bendice a tu pueblo, háblanos nuestras vidas, en el nombre de
Jesús amen.
Hace un par de semanas estudiamos la parábola de: “El tesoro escondido y la perla de gran precio” (El
tesoro y la perla). En ambas parábolas el Señor Jesús nos dice: “que el Reino de los Cielos es semejante
a…..el reino de los cielos es semejante a esto, a lo otro…”
En esta oportunidad, Jesús hace otra comparación, compara el Reino de los Cielos con una red. La
escena era familiar. Si nos volvemos a los tiempos bíblicos, recuerden que el mar de Galilea era un
referente importantísimo. En aquella época muchas de esas personas vivían de la pesca. Los que
hemos tenido la oportunidad de estar en tierra Santa, en Israel; sabemos que el mar de Galilea es
importantísimo. Jesús tuvo mucho que ver con ese mar. Ahí ocurrió la gran Tempestad, el Señor hizo
muchos milagros a orillas de ese mar, se encontró a sus discípulos mientras remendaban ellos sus
redes. Era algo normal acercarse al Mar de Galilea y encontrar a los pescadores lanzando su red, era
algo tan sencillo, y dentro de la red, venía de todo tipo de peces. Venían malos peces, venían buenos
peces y venía basura también.
Quiero decirles que durante todo el capítulo, en esencia todo el mensaje, Jesús dice: “Arrepentíos
porque el Reino de los Cielos se ha acercado.” Un Reino de los Cielos que hoy es invisible, un Reino de
los Cielos que hoy no lo vemos, no lo podemos palpar; pero que un día mis queridos y amados
hermanos, este Reino de los Cielos será visible, será real, será físico. Y aunque hoy en día mucha gente
no cree en el Cielo, ni en el infierno. Son muchas las personas que hoy en día creen que la religión es
creada por el hombre, simple y sencillamente, para manipular a los pueblos, dormir las mentes
brillantes. La palabra bendita nos dice que hay un Reino de los Cielos, y yo lo creo, que Dios vive en ese
Reino de los Cielos. Jesús dijo, cuando murió en la cruz, ahora me voy y voy a preparar lugar para
vosotros; para que donde yo esté vosotros también estéis. Yo creo con el alma, lo creo con todo mi
corazón; si el Señor Jesucristo lo dijo yo lo creo, si se encuentra escrito en este libro sagrado y eterno
yo lo creo. Yo sé que vamos a cerrar los ojos aquí en la tierra y lo vamos a abrir ante la presencia del
Dios todopoderoso. Dios dice hay una Gloria, hay un Cielo, Él vive allá en el Cielo. La Biblia nos enseña
que Dios está sentado en el trono, que nuestro bendito Señor Jesucristo está sentado a la diestra del
Dios todopoderoso; que un día todos aquellos que hemos creído, hemos depositado nuestra fe y
confianza en el Señor estaremos con Cristo eternamente y para siempre. ¿Lo cree usted? Amén.
En el primer versículo, Jesús compara el reino con la red. Hay varias maneras de pescar, hermanos, y en
este contexto están las famosas cañas de pescar, ¿verdad? A todos los que somos creyentes, el Señor
nos ha dado una caña de pescar. Jesús fue un pescador, Jesús fue al mar a pescar, y pescó a Pedro, a
Juan, a Andrés; el Señor pescó a los doce discípulos; porque es responsabilidad de cada uno de
nosotros compartir el evangelio de Jesucristo a otra persona.
Si usted ha sido invitado en este día, si alguien lo invitó para estar acá, déjeme decirle que esa persona
tiene un aprecio muy especial por usted. La razón por la que lo trajo a la iglesia, la razón por la que lo
invitó a la casa del Señor, es porque quiere que también usted conozca a Jesucristo, que usted se salve
y no se pierda de acuerdo a la palabra del Señor. Lo hacemos en base a la responsabilidad que Dios nos
da de ir por el mundo y predicar el evangelio, es nuestra responsabilidad.
Cuando conocemos a alguien, lo conocemos con el único propósito de poder transmitir el mensaje de
salvación, esa es la única razón por la que Dios permite que yo conozca a alguien más, para transmitir
el mensaje más importante del mundo: “Jesucristo Salva”.
Es una vergüenza si en su trabajo nadie sabe que usted es creyente, ¿sí o no? Es una vergüenza si hay
familiares que no saben que usted es cristiano. El deseo nuestro es que usted conozca a Jesucristo con
el alma, lo conozca con el corazón.
Dice el pasaje Mateo 13: 47, 47Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el
mar, recoge de toda clase de peces.
En este versículo Jesús compara el Reino con la red. La red se lanza para pescar a muchos peces al
mismo tiempo, pero déjeme decirle que no existe un método para pescar solo pescado bueno, no hay.
Cuando usted tira la red ahí viene de todo; pescados buenos y otros que no sirven, pero tenemos que
lanzarla. No existen redes para pescar solamente buenos peces. Así mismo sucede en las iglesias, no
podemos garantizar que todo lo que usted va a encontrar dentro de una iglesia sea bueno, nadie le
puede garantizar. En todas las iglesias se tira a la red y aún dentro de las iglesias hay gente que se
parece bastante a un cristiano, se parece un montón, pero no son. Y déjeme decirle hermano, que no
está en nosotros decir quién se queda o quien se va, eso solo está en Dios.
Es bien importante entender eso, que el Señor compra el Reino de los Cielos con la red. Se lanza la red,
y cuando se saca viene de todo en ella; pescados buenos y pescados que no sirven. Igualmente a la
iglesia viene de todo.
El versículo 48 dice: 48y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo
malo echan fuera.
Ya la red se lanzó, se sacó, y ahí viene mi hermano todo tipo de pescado. Eso quiere decir, que en esta
hora en esta iglesia hay pescado bueno y hay pescado malo. ¿No es cierto? No se enoje hermano, yo
solo estoy leyendo lo que dice la palabra.
Yo tengo una pregunta, y puede ser una pregunta suya también, y dice: ¿Cómo podemos nosotros
saber qué pescado debemos sacar y cuál es el que nos sirve? Si le preguntamos eso al Señor, Él nos
responde (Mateo 7:16, RV-60): Por sus frutos los conoceréis.
Entonces en Mateo 12:33, NTV: A un árbol se le identifica por su fruto. Si el árbol es bueno, su fruto
será bueno. Si el árbol es malo, su fruto será malo.
¿A qué se refiere cuando hablamos de “fruto”? Cuando usted vino a la casa del Señor se sembró una
semilla en su corazón. ¿Qué pasó con esa semilla? ¿Se murió, se ahogó o dio frutos?
¿Cómo sabemos si una semilla dará frutos?
1. Transformación de vida. (Regeneración; que es el proceso de santificación). Esto es lo primero
que ocurre cuando una semilla está dando frutos, me cuenta.
Un muchacho me cuenta que tenía un amigo que era un gran borracho (alcohólico). Un día, ese amigo,
conoció a Jesucristo como su Señor y Salvador personal. Ya ese hombre no ingiere bebidas alcohólicas,
es creyente, va a una iglesia. ¿Qué me estaba diciendo este muchacho? Que su amigo ahora era una
persona transformada.
El apóstol Pablo dijo: mire el que robaba, pues ya no robe más. El que mentía, ya no mienta más. El
envidioso ya no ande envidiando más. Los chismosos, corte el chisme hermano. No debemos hacer las
cosas que son contrarias al fruto del Espíritu. Si yo amo a mi hermano, ¿para qué voy a hablar mal de
él?
La primera muestra de que somos pescado bueno, es esta, transformación. Al final del día lo
importante es lo que dice Dios, ¿qué tipo de pescado somos? La Biblia dice que por el fruto se conoce a
la persona, ¿Mi vida es una vida transformada? ¿Ya no hago lo que antes hacía? No pienso en lo que
pueda decir otro de usted; debe importarle lo que piense Dios. Una vida transformada por el poder del
Espíritu de Dios es, que alguien pueda decir mire por la gracia del Señor ahora soy una persona
diferente.
Si usted es el tipo de persona que estaba acostumbrado a ser infiel con su esposa o su esposo; no
importa cuál es la razón, la gente siempre anda buscando justificaciones. Delante de Dios no existe
ninguna justificación, lo único que existe es el poder transformador del Espíritu de Dios. Un cambio
absoluto que sucede, es el producto de una conversión genuina, de un encuentro real con Dios.
Hay parejas que se conocen en la iglesia, yo le puedo dar un montón de ejemplos, se hacen novios y
luego se marchan al mundo. Hoy los dos andan en el mundo, ¿qué pasó? Que un mal pescado se juntó
a otro mal pescado; dos malos pescados juntos, ahí sí está mala la cosa. El evangelio nos brinda la
oportunidad de transformarnos, la fe viene por el oír de la palabra del Señor; y aquí hay palabra. En
esta iglesia, aquí, hay palabra mi hermano; si usted no quiere transformar su vida y quiere seguir
siendo “el pescado malo”, que huele mal. ¿Sabe qué es lo peor del caso en la hipocresía cruel en la que
vivimos? Que usted tiene amigos y amigas que saben que usted emite mal olor y no se lo dicen. (pero
no se preocupe que para eso me tiene a mí aquí).
A lo largo de una vida he visto a personas que si, en realidad, han tenido un encuentro real con el Señor
y sus vidas han sido completamente transformadas.
2. Una vida de adoración.
No es posible que usted no dedique un tiempo, de sus días, para adorar a Dios cantándole. Cuando
hablo de cantarle al Señor; Dios no pone atención si tiene buena voz, si tiene mala voz. Yo no canto
nada bien, pero yo le canto a mi Señor; le digo más, le he hecho un par de canciones al Señor que las
canto yo solito. Yo tengo todos los días con mi Señor un tiempo especial, un tiempo lindísimo; yo no
puedo vivir sin eso. Fíjese, que si tengo que escoger entre comer y tener mi tiempo con el Señor, yo
prefiero tener mi tiempo con el Señor. ¿Qué es esto, por qué sucede esto? Esto no es más que el
producto de una vida que ha sido transformada.
Cuidado si usted es el tipo de persona que viene tarde al culto, porque el principio del servicio es
tiempo de adoración. Yo le aseguro que si usted no tiene el tiempo de adoración aquí en la casa de
Dios, mucho menos lo va a tener en su casa. Cuidado, eso apesta, puede ser usted un pescado que no
sirve.
Es interesante saber cómo hay personas que pasan dos horas caminando para llegar en tiempo al
servicio, desde la adoración, porque entienden que es una cita con el creador de los cielos, con el Dios
invisible, con Cristo nuestro bendito Señor y Salvador; el Rey de Reyes y Señor de Señores. Mientras
usted llega veinte minutos más tarde, cuando ya se terminó la adoración. ¡Perdóneme, tenga cuidado
que hay buenos y malos pascados!
3. Una vida de servicio.
Hermanos cuando Dios te toca el alma, te toca el corazón, tú andas viendo ¿qué puedes hacer? ¿Cómo
te involucras? ¿Cómo puedo ayudar? ¿En qué puedo servir?
Porque cuando nos metemos aquí en la palabra nos damos cuenta de algo, Dios nos ha dado dones,
tenemos algunas habilidades. ¿De qué manera puedo yo poner al servicio del Señor, lo que Dios me ha
dado?
Yo le agradezco al Señor, cada vez que tenemos una actividad como los hermanitos parecen hormigas
haciendo cantidad de cosas y corriendo de aquí para allá. Aquellas personas que están nuevas en
nuestra iglesia, por lo menos que llegaron hace después de la pandemia, no han experimentado
todavía (hoy va a ser un poco diferente porque estamos ahorrando platita), pero en los congresos
misioneros de años anteriores se ha visto que hay hermanos de la iglesia que piden sus vacaciones de
sus trabajos. Los que trabajan en construcción, los que trabajan como carpinteros se traen las
máquinas para arreglar todo. Si usted viniera un lunes o martes, antes del congreso, vería esto como
una cosa irreconocible. Y hermanos que nunca han agarrado un martillo se van y se compran todo ese
montón de cosas y se echa todo el montón de herramientas encima (en un cinturón) y nunca ha usado
nada de eso, pero como es tiempo de misiones.
Algunas veces yo le dije al Señor: Señor, aún antes de comenzar la conferencia misionera, con lo que yo
he visto en estos días, es más que suficiente. ¿Qué cosas no hemos hecho aquí?
Entonces, hablo del espíritu de servicio. ¿Cómo puedo servir? ¡El que sabe cantar, pues cante! Lo que
sepan hacer, para la gloria del Señor. Usted es bueno para la cocina, pues pregunta cómo puede servir,
cómo puede ayudar, cómo puede bendecir la obra. ¡Si para eso estamos hermanos!
4. Una vida de obediencia a la palabra. Eso es un buen pescado. No dije de perfección, porque
perfecto solo Dios, pero una vida de obediencia.
Dios me está diciendo que haga esto, pues hágalo. Dios me dice que venga, pues venga. Dios me dice
que dé, pues dé. Dios me dice que ayude, ayude. Dios me dice que sirva, pues sirva en lo que el Señor
le ponga en su corazón, la manera, el lugar donde Dios lo haya puesto. Es decir, es una vida de
obediencia. Si Dios te dice que hagas algo y no lo haces; tenga cuidado, puedes ser un pescado que no
sirve.
Yo en 33 años nunca le he pedido nada para mí, pero para el reino, ahí sí prepárese. Para la iglesia yo le
voy a pedir lo que sea.
Mire acá es bienvenido todo el mundo. Bienvenido a la casa del Señor. Pero si usted es el tipo de
persona que aparece un dominguito por aquí, después falta cuatro y después viene uno y faltó otros
tres, yo no me voy a meter en esa situación. ¡Arregle usted con Dios! Lo único que yo les puedo decir
es una cosa, que la red se tira al mar y se jala, y vienen peces buenos y peces malos.
Ahora en Juan 5:29, RV-60, dice: y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que
hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
Quiero explicar este versículo que ha sido tan mal interpretado a lo largo de mucho tiempo, porque
mucha gente dice: “te das cuenta, yo soy bueno, si yo no le hago mal a nadie”. No hermano, aquí lo
bueno significa la persona que le entregó su vida Cristo. Lo bueno significa, la persona que depositó su
confianza en Jesús. Lo bueno significa, la persona que obedeció, la persona que siguió a Dios, que tuvo
una vida transformada. La persona que amó al Señor, que se entregó a Él y que perseveró en la fe. ¡Eso
es lo bueno!
Lo malo significa, aquellos que rechazaron el mensaje de salvación, aquellos que le dijeron al Señor:
*¡Ay otro día! -¿Y qué le parece el culto? *Es muy bonito. Pero hasta ahí, no más. No quieren
compromiso con Dios. No quieren una vida de transformación. No quieren cambiar nada. Quieren que
las cosas sigan igual como están en su vida.
Ahora, en Mateo 13:49, RV-60: Así será el fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de
entre los justos.
El fin del siglo es el fin del mundo. Mire quiénes son los que van a venir, los ángeles. ¿Y qué van a hacer
los ángeles? Van a apartar los peces buenos de los peces malos. Ahí no está el pastor David, para que
no me eche la culpa, aquí es Dios y usted.
En 2da Pedro 3:10, TL Actual, dice: Pero cuando el Señor Jesús regrese, vendrá como cuando un ladrón
entra en una casa a robar. En ese día, los cielos desaparecerán en medio de un ruido espantoso, las
estrellas serán destruidas por el fuego, la tierra y todo lo que hay en ella desaparecerán.
Ya que todo será destruido de esa manera, ustedes deben obedecer sólo a Dios, hacer el bien y esperar
con ansias el día que Dios juzgará a todo el mundo. Ese día el fuego destruirá los cielos y derretirá las
estrellas, pero nosotros esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva que Dios ha prometido donde todo
será bueno y justo.
Mateo 13:50, RV-60, dice: y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Esa es la parábola en la que la que estamos estudiando y al final al hermano y esto es lo triste, esta es
la mala noticia. Cuando se hayan separado los peces buenos de los peces malos, los ángeles se
encargan de eso, los echarán en el horno de fuego, ahí será el lloro y el crujir de dientes.
Vivimos como los tiempos de Noé. Yo no me voy a preocupar ahorita si usted cree en el infierno, si no
cree en el infierno, ese es su asunto. La Biblia dice que si hay, pues yo creo que hay.
Si usted no lo quiere creer hermano, es nuestra oración, que Dios le permita abrir su entendimiento y
le crea a la palabra bendita del Señor.
Dice, la Biblia, que cuando se separen los peces buenos de los peces malos, los peces malos serán
echados en el infierno.
Amados, hoy en día la gente hace como quiere. Vive como quiere, como los tiempos de Noé. Se
casaban, se daban en casamiento, vivían como querían.
Pero déjeme decirle que un día se acabará la tolerancia de Dios. Un día se acabará la paciencia de Dios
y la Biblia habla de separación. La Biblia dice que él va a separar el trigo de la cizaña, las ovejas de las
cabras, los malos de entre los justos, los hijos de Dios y los hijos del diablo, los pescados buenos y los
pescados malos.
Yo quiero que hagamos una reflexión y busquemos a Dios de todo corazón, hermano. No tratemos a
Dios y el evangelio como material de tercera clase. ¡Dios merece lo mejor! Al fin y al cabo, todo lo que
tenemos viene del cielo. Eso que tanto ama usted, Dios se lo dio. Él es digno de alabanza, digno de
adoración, digno de reconocimiento, es digno de reconocimiento. Y no me venga con esa historia: es
que lo que pasa que en la iglesia hay gente así. ¡No le acabo de decir que hay peces buenos y malos!
Ahora, use la cabecita por favor y mire usted con quién se junta, porque si usted es un pescado que ya
comienza a oler mal y se une con otros pescados que no sirven, ¿dónde van a terminar? Entonces
usted tiene que saber con quién se junta, porque si usted quiere ser un pez bueno, pues júntese con
otros peces que son buenos, con personas que amen a Dios, con personas que le ayuden a crecer.
Hermanos, la cizaña que está metida en las iglesias, escuchen esto, nunca va a desaparecer. Están ahí
con un propósito y no van a desaparecer jamás. A usted le va a parecer raro esto que lo voy a decir
pero es más fácil que se aparte de la iglesia el trigo, a que se aparte la cizaña. Porque los que son
cizaña no se van, esos están en las iglesias con un propósito de desanimar, de fastidiarle la vida. Hacer
todo lo posible para que usted diga: “Ah no, yo para esa gracia mejor no voy a la iglesia”. Y dice la
cizaña, el domingo voy por otro. ¡Son bien fieles!
Hagamos una reflexión y si nuestro cristianismo, si nuestra fe, si nuestro andar con Dios, ha estado así
un poco frágil, pongámonos firmes. Amemos a Dios, sirvamos a Dios, demos lo mejor de nosotros para
la gloria de nuestro Señor, porque usted no sabe cuando nos toca. Entonces valdría muchísimo la pena
que si nos toca cualquiera de estos días podamos decir: por lo menos partimos amando, obedeciendo y
sirviendo al Rey de reyes y Señor de señores.
Inclinen su rostro, oremos: Padre, te alabamos y te bendecimos. Te damos gracias por tu bendita
palabra que nos habla con exactitud del reino de los cielos. Nos habla de esta red que ha sido lanzada y
que trae de todo. Nos habla de los ángeles que un día van a separar lo bueno de lo malo. Nos habla de
un fin del mundo. Nos habla de un juicio final y nos habla de un infierno dónde van todas aquellas
personas que no quieren nada contigo, que por una vida te han rechazado. Pero Señor lo maravilloso
es que nunca es tarde para comenzar, que tus brazos están abiertos para el pecador arrepentido. Tus
brazos están abiertos para recibir a aquella persona que, a lo mejor por una vida te ha negado pero
que, el espíritu de Dios ha hecho la obra en ese corazón para acercarlo a ti.
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en su corazón, pero
quisiera hacerlo hoy, sepa que Dios le ama. Dios tiene un plan maravilloso para su vida. Dios quiere
salvarle, quiere perdonar sus pecados y darle la bendición de la vida eterna. Si hay alguna persona que
dice: “Pastor yo quiero entregarle mi vida a Jesús, yo quiero recibir a Cristo en mi corazón”. Si hay
alguien, yo le invito donde está para que se ponga de pie, levante su mano para acercarnos a usted,
orar con usted y por usted. Porque si usted le hace la oración al Señor, le pide perdón a Dios por sus
faltas delante del Señor, esto es algo solamente entre Dios y usted.
Usted que nos mira por redes sociales, y quiere entregarle su vida al Señor, dígale: Señor, en este día te
pido perdón por mis pecados. Reconozco que he pecado Señor y en este día te entrego mi corazón, te
entrego mi vida, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias Señor al derramar tu sangre
preciosa en el calvario para el perdón de mis pecados. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi
vida.
Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita
palabra.
Padre querido, despídenos con tu paz y con tu bendición. Gracias por esta palabra que atesoramos en
nuestros corazones. En el nombre de Jesús, amén y amén.7
Bendiciones para todos.

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