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Rudolf Carnap y la lógica del lenguaje[editar]

En 1931, Rudolf Carnap tomó las ideas desarrolladas por Wittgenstein en su Tractatus logico-
philosophicus para examinar Ser y tiempo. Desde esta óptica, llegó a la conclusión de que en
muchos casos se trataba de afirmaciones sin sentido, una pseudopropuesta «que sólo contiene
palabras con significado, pero dispuestas de tal manera que no resulta de ellas ningún
significado». Esta polémica dará lugar a una oposición duradera entre Heidegger y Carnap.
Hasta 1964, Heidegger todavía hablaba de «dos posiciones de antagonismo extremo» en la
filosofía contemporánea.124

Emmanuel Lévinas y la reivindicación ética[editar]

Emmanuel Lévinas.

Según Emmanuel Lévinas, Heidegger estaría llevando la ontología hacia la ontología de la


naturaleza al exaltar la relación pre-técnica del hombre con la naturaleza, como un poder
impersonal y sin rostro y conduciendo fatalmente a la tiranía. En Heidegger, Gagarin y nosotros,
artículo incluido en Difícil libertad, Lévinas muestra su convicción de que Heidegger mantiene
una opinión negativa sobre todo lo que el ser humano ha aportado a la naturaleza. 125
En Totalidad e infinito, Lévinas describe al ser humano como una relación con el mundo
vertebrada esencialmente por la sensibilidad, el disfrute y el juego. Esta relación sería extraña a
la finalidad y al utilitarismo que el Dasein heideggeriano ignoraría en su estar-en-el-mundo lleno
de significado. Aquí el mundo de las cosas, dice Lévinas, no se ordena en torno a una finalidad
(producir un objeto, satisfacer una necesidad), sino ante todo en y a través del disfrute que las
cosas pueden proporcionar. Para Lévinas, hay goce en la absorción de los alimentos antes de
su necesidad biológica, como lo hay en el estudio antes de la graduación e incluso en el
sufrimiento del huelguista de hambre que se alimenta de la compasión pública. La sensibilidad y
el goce están antes que toda intencionalidad y representación y Lévinas agrega que «es curioso
que Heidegger no tenga en cuenta la relación de goce». 126
Finalmente, desde la prioridad que le otorga a la ética sobre la ontología fundamental, Lévinas
atribuye a lo que él llama «responsabilidad por los demás» el papel impulsor en la constitución
del sujeto autónomo y en el nacimiento de la conciencia de sí mismo que está desde el principio
«en deuda». Heidegger habría confiado este papel en primer lugar a la anticipación de su
muerte por el Dasein.
Gérard Bensussan ha distinguido una diferencia esencial entre la «angustia heideggeriana» y la
«preocupación levinasiana»: si la angustia sitúa al Dasein frente a sí mismo y se revela a sí
mismo, la preocupación lo «desapropia», lo aparta de ser más absoluto y lo pone en presencia
de la nada, del desierto humano de su ser-en-el-mundo, de manera irreparable. 127

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