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© Los patronos de los acólitos son: san Tarcisio, santo Domingo Savio y san Dominguito
de Val cuyas fiestas son el 26 de abril, el 6 de mayo y el 27 de octubre respectivamente.
© El acólito debería imitar a sus patronos en las virtudes que profesaban, para esto
pueden empezar leyendo sus biografías.
© La principal cualidad de un acólito debe ser la de esforzarse por vivir sin pecado grave
en el alma, es decir en gracia de Dios.
© Al llegar a la sacristía, el monaguillo debe saludar cortes mente a quienes estén allí,
revestirse y estar listo a colaborar en lo que sea necesario.
© Al salir y al entrar de Misa, el acólito debe hacer una venia al crucifijo que se encuentre
en la sacristía, debe hacerlo silenciosamente, con las manos entrecruzadas y puestas al
pecho, nunca sueltas ni en la espalda, ni en los bolsillos.
© El acólito debe llegar media hora antes de cada Misa y estar dispuesto a colaborar en
todo lo que sea necesario.
© El monaguillo debe estar pendiente del altar y del sacerdote en todo momento, y
procurar no distraerse con la asamblea.
© El buen acólito se esmera por "tratar a los demás como desearía ser tratado", siempre
respetuoso, amigo y servicial.
© El buen monaguillo debe tener presente sus conocimientos acerca de la liturgia, vasos,
ornamentos, etc.
© El acólito responde a las oraciones de la Misa, está atento por si es necesario pasar
algún otro libro u objeto. A la hora del ofertorio pasa el cáliz, los copones y las vinajeras y
prepara el lavabo. Después, durante la elevación, toca la campanilla y al final de la Misa
lleva otra vez la vinajera del agua para la purificación.
© Las vinajeras se presentan al sacerdote desde la bandeja, con las orejas puestas hacía el
celebrante y destapadas. Cuando él termine, las colocará en la bandeja y el acólito lleva a la
credencia. Al final de la Misa, un acólito lleva la vinajera del agua, destapada y él mismo
llena el cáliz hasta cuanto diga el sacerdote.
© El lavabo se hace después de que el acólito regrese con las vinajeras. Los encargados de
éste llevarán la bandeja, la jarra y la toalla. Cuando el sacerdote termine de lavarse las
manos, se harán mutuamente, el celebrante y los acólitos, una venia.
© Debe evitar, durante la Misa, reírse, conversar, dormirse. Cuando esté de rodillas debe
levantarse con cuidado y despacio. En el templo nunca hay que correr, menos cuando se
está revestido con los ornamentos propios del acólito.