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Además de las secuelas más directas de la violencia armada, como las muertes o las personas heridas y las
destrucciones de las infraestructuras, hace falta añadir otros tipos de consecuencias que pueden marcar las
poblaciones durante mucho tiempo. Muchos conflictos armados generan grandes desplazamientos de
población, profundizan el odio entre las comunidades enfrentadas, imposibilitan el acceso a la educación,
etc.
El conflicto armado interno colombiano es una guerra asimétrica de baja intensidad que se desarrolla en
Colombia desde 1960 y que continúa hasta hoy. Algunas de las causas por las que surgió el Conflicto
armado interno de Colombia son:
La debilidad del Estado, y la ausencia de sus instituciones en amplias regiones del territorio
nacional.
El problema de la posesión de la tierra, las marcadas diferencias económicas, el fracaso de la
reforma agraria y de políticas rurales.
La polarización y la persecución a la población civil debido a su orientación política, la falta de
espacios democráticos y de participación.
La desigualdad y exclusión social y la falta de acceso a servicios básicos, educación, salud y vías
de transporte.
La aparición y crecimiento del narcotráfico introducido en todos los sectores de la sociedad, el
Estado y financiación de la guerra.
La injerencia de los Estados Unidos en la política interna colombiana y las políticas
contrainsurgentes.
Desde 1960 se han registrado innumerables combates, asaltos, tomas guerrilleras, incursiones armadas,
desapariciones forzadas, masacres, desplazamiento forzado, secuestros, falsos positivos, muertos en
combate, minas antipersona, la tortura, el reclutamiento forzado de menores y la violencia sexual.
El siglo XX, la Guerra de los Mil Días y La Violencia fueron acontecimientos que agravaron el conflicto.
En 2020 se registraron niveles de violencia muy elevados, con un aumento de los asesinatos de líderes
comunitarios, masacres y enfrentamientos entre grupos armados. El aumento de la violencia tras la toma
de posesión de Iván Duque se vio agravado por las medidas obligatorias de cuarentena adoptadas para
mitigar el brote de Covid 19. Las iniciativas de seguridad militarizada del régimen de Duque se
caracterizaron, en gran medida, por el aumento del número de tropas en las zonas más violentas del país,
sin un amplio apoyo institucional integral y la recuperación del territorio por parte del estado. Al amparo
de la política de seguridad de dicho gobierno, los grupos armados ilegales han logrado aumentar su
presencia en su territorio: las disidencias de las FARC pasaron de estar presentes en 56 municipios en
2018 a en 113 en agosto de 2020; el ELN de 99 municipios a más de 160 en 2020; los grupos
paramilitares están presentes actualmente en más de 200 municipios, lo que ha provocado un aumento del
nivel de violencia.
“El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) actualizó sus datos sobre las consecuencias
humanitarias que han tenido los seis conflictos armados que vive Colombia durante el primer semestre del
2022. En este informe se advierte que la violencia se sigue intensificando en Colombia por cuenta
de enfrentamientos, desplazamientos, confinamientos y desapariciones. Entre enero y junio del 2022, el
CICR registró 377 víctimas de artefactos explosivos (un 43% más que en el primer semestre del 2021).
La mayoría de estos casos ocurrieron en Cauca, Antioquia, Arauca, norte de Santander y Meta y los más
afectados fueron los civiles considerando que el 53% de las víctimas fueron personas ajenas al conflicto
armado.
“Los niños que viven en países pobres víctimas del conflicto, tienen el doble de probabilidades de morir
antes de cumplir los cinco años en comparación con otros naciones pobres, y sólo el 79 por ciento de los
jóvenes saben leer y escribir; los 43 millones de refugiados y personas desplazadas que hay en el mundo
tienen un acceso limitado a la educación. La tasa bruta de escolarización en secundaria de estos países es
inferior en casi un 30 por ciento a la de los demás y en el caso de las niñas es aún más baja. En el mundo
hay 21 países en desarrollo que gastan más en armamento que en la escuela primaria. Si recortaran su
gasto militar en un 10 por ciento, esos países podrían escolarizar a 9,5 millones suplementarios de niños
privados de escuela; la infraestructura educativa, docentes y jóvenes han sido tomados como objetivos
militares”. UNESCO.
La educación en Colombia está amenazada por factores exógenos, como la destrucción de escuelas por
parte de las fuerzas armadas y las amenazas y asesinatos de profesores, y por factores endógenos, como la
corrupción de los funcionarios. Por otro lado, para lograr la paz, la integración social de las partes en
conflicto y evitar que el conflicto mute, es necesario educar para la diversidad y la democracia, lo que
facilita el proceso de perdón de ambas partes y promueve métodos democráticos de afirmación de
derechos. Es razonable pensar que una educación de calidad en Colombia debería cumplir tres
condiciones: estar protegida de la violencia, garantizada desde el monopolio del Estado sobre el poder;
responder a las necesidades económicas del país; y tener un alto nivel de contenidos dirigidos a inculcar
valores políticos, como la tolerancia, que refuercen una ética cívica que asegure la sostenibilidad de la
paz.
“El Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas (PAPSIVI), hace parte del Plan
Nacional para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas dando respuesta a las medidas de
rehabilitación en el marco de la reparación integral a las víctimas del conflicto armado en Colombia. Este
Programa es implementado por el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de la Salud y Protección
Social y comenzó en las zonas con mayor presencia de víctimas. El PAPSIVI es un conjunto de
actividades, procedimientos e intervenciones interdisciplinarias que le permite a los diferentes actores
atender los impactos psicosociales y los daños en la salud física y mental de las víctimas ocasionados por
o en relación con el conflicto armado, en los ámbitos individual, familiar y comunitario, con el fin de
mitigar su sufrimiento emocional, contribuir a la recuperación física y mental y a la reconstrucción del
tejido social en sus comunidades. Consta de dos grandes componentes: la atención psicosocial e
integral en salud; el primero se centra en el daño y las afectaciones psicosociales y el segundo en la
salud física y mental. Ambos componentes están orientados a superar las afectaciones en salud y
psicosociales relacionadas con el hecho victimizante. A su vez, el programa cuenta con cuatro estrategias
transversales: coordinación nación – territorio, seguimiento y monitoreo, participación de las víctimas del
conflicto armado y desarrollo del talento humano.” (Min. Salud)
Alrededor del 70% de los niños palestinos asisten a la escuela primaria. Los niños que viven en campos
de refugiados y pueblos sin escuela tienen poco acceso a la educación. Según un estudio de UNICEF de
2013, más de 2500 niños de las comunidades encuestadas pasan por uno o más puestos de control cada
día para ir a la escuela. Esta situación contribuye al abandono escolar y al trabajo infantil. Además, hay
demasiados alumnos por clase, no hay suficientes aulas, la calidad de la educación está disminuyendo y
las escuelas carecen de recursos y material didáctico. En Gaza, varias escuelas han sufrido graves daños e
incluso han sido demolidas. Según Unicef, más de 123.000 niños fueron retirados por la fuerza de la
escuela en 2013.
En Ucrania, las familias se ven cada vez más afectadas por la destrucción y el desplazamiento. Muchos
niños siguen muriendo y otros están heridos y profundamente traumatizados por la violencia que les
rodea. Además, las escuelas, los hospitales y otras infraestructuras civiles de las que dependen estos niños
siguen sufriendo graves daños. Los conflictos desgarran familias y destruyen vidas. Miles de escuelas de
todo el país han resultado dañadas o destruidas, y sólo menos del 60% fueron declaradas seguras y aptas
para reanudar su funcionamiento al inicio del ciclo por el gobierno. Debido a que son refugios
antibombas, las escuelas no pueden acoger la misma cantidad de alumnos a la vez, sino lo que supone
sólo el 14% de su capacidad antes de la guerra.
Mientras que la vida y el bienestar de los escolares de Ucrania están bajo una amenaza constante e
inmediata, los niños refugiados se enfrentan a otros retos. Unos 650.000 niños ucranianos que viven como
refugiados en 12 países de acogida siguen sin estar cubiertos por los sistemas educativos nacionales.
“Las escuelas de Ucrania necesitan urgentemente recursos para construir refugios antiaéreos en lugar de
áreas de juego, y los niños no reciben formación sobre seguridad vial, sino sobre municiones sin detonar,
esa es la cruda realidad que viven los alumnos, los progenitores y los maestros. Allí la educación de los
niños y las niñas corre un grave peligro. Tras más de dos años de pandemia por la COVID-19 y meses de
conflicto bélico, su salud física y mental se encuentra sometida a una gran presión.” C. Russell –
UNICEF.
Referencias:
Moreno, I., Diaz, S. & Del Pilar, A. (2021, 5 mayo). Desintegración y recomposición de
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-38032021000100098
Vásquez, J., Echeverri, M., Moreno, J., Carrasco, N., Ferrel, F. & Ferrel, L. (2018,
diciembre). El apoyo social percibido por las víctimas del conflicto armado en Colombia.
scielo. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-
80312018000200362
Vista de El informe de UNICEF del 2013 y la política israelí de detención de menores
https://revistas.uned.es/index.php/RDUNED/article/view/34290/25530
https://www.unicef.org/es/emergencias/guerra-ucrania-supone-amenaza-inmediata-para-
ninos-y-ninas
https://caracol.com.co/radio/2022/08/09/internacional/1660068352_028226.html