Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Habilidades Comunicativas
Estudiantes:
Ledys Fajardo Mejía
Ingrith Katherine Almeida Barrios
Docente:
Yeny Patricia Murillo Bautista
El lenguaje es engañoso. Una persona puede decir una cosa y pensar algo
completamente distinto, o engañar conscientemente a su interlocutor con
mentiras. Sin embargo, engañar a alguien con el lenguaje corporal es
considerablemente más difícil, ya que una gran parte sucede de forma
inconsciente. En muchas personas, los gestos, la expresión facial y también la
postura general revelan de forma clara lo que están sintiendo. Solo es necesario
saber interpretar las señales. El que sabe interpretar correctamente el lenguaje
corporal tiene una ventaja asombrosa en la comunicación con otras personas. De
esta forma puede adaptarse a los sentimientos de la persona que tiene enfrente y
crear más fácilmente una atmósfera de conversación de confianza. Esto repercute
de forma positiva tanto en la vida personal como profesional. Al mismo tiempo,
entender las señales no verbales es el primer paso para utilizar deliberadamente
el propio lenguaje corporal. En este contexto, no se trata de engañar
conscientemente a otros, sino de fundamentar lo que exteriorizamos con una
actitud auténtica y segura.
El lenguaje corporal es la forma más importante de la comunicación no verbal, ya
que la expresión facial, los gestos y la postura corporal son la expresión más
inmediata de nuestros sentimientos. La razón de esto es que la mayoría de estas
señales se emiten de forma inconsciente. Sobre todo, en momentos emocionales
de alegría, miedo, enfado o tristeza es casi imposible dominarlo.
El lenguaje corporal tiene una gran influencia en la impresión que dan las
personas y en cómo se asimila lo que exteriorizan. No hay más que echar un
vistazo a fotos o grabaciones en vídeo de discursos famosos. Ahí es fácil de
identificar que no solo el contenido de un discurso contribuye de forma decisiva al
éxito, sino también la dinámica con la que se expone. Así, el lenguaje corporal
señala a los oyentes, entre otras cosas, cómo de importante es el tema para el
orador y de esta forma constituye un criterio decisivo en su credibilidad. Sin
embargo, en el entorno inmediato personal o laboral también se evalúa a las
personas por cómo se adapta su lenguaje corporal a lo que dicen. No hay nada
más desconcertante que un compañero de trabajo que diga con cara inexpresiva
que se ocupa de la tarea, o un superior que dirija la vista sin descanso por toda la
sala mientras murmura que encuentra interesante la idea que se acaba de
exponer. Estos casos son un claro ejemplo de cómo leemos el lenguaje corporal
constantemente y de cómo la actitud de otras personas a menudo revela más que
el contenido que expresan verbalmente. Si la persona que tenemos enfrente
percibe una discrepancia clara entre lo que se dice y el lenguaje corporal, esto lo
confundirá o lo irritará. Como ya se ha mencionado, debes tener cuidado a la hora
de utilizar o interpretar el lenguaje corporal en un intercambio cultural, ya que no
todas las señales tienen el mismo significado en todo el mundo. Por otro lado, el
lenguaje corporal también abre posibilidades de comunicación, incluso si no se
habla el mismo idioma. Así, en primera línea encontramos los gestos y
expresiones faciales que ya se utilizan de forma instintiva y que se entienden en
todas partes del mundo porque están relacionados directamente con las
emociones básicas del ser humano. Y una sonrisa se entenderá en casi todas
partes como una señal de accesibilidad y amabilidad. En el caso de todos los
demás gestos, es importante asegurarse del significado en cada uno de los
círculos culturales. Por ejemplo, mientras en Europa el pulgar levantado
normalmente significa aprobación, en Australia se entiende como una grave
ofensa. Cuando respiramos con impaciencia, giramos los ojos con molestia o
fruncimos los labios porque nos sentimos ofendidos, estamos revelando nuestros
sentimientos, incluso si lo hacemos durante una fracción de un segundo. De la
misma forma, al igual que estas señales se emiten de forma inconsciente, también
se pueden leer de forma inconsciente. Este es el motivo por el cual hay algunas
personas que no nos gustan desde el primer momento, o que nos apasionan
inmediatamente sin que sepamos decir exactamente por qué. Percibimos el
lenguaje corporal mientras nos concentramos en lo que se está diciendo o
dejamos volar nuestros pensamientos. Sin embargo, además de las señales
corporales inconscientes, existen las señales corporales conscientes. Estas se
entrenan y están marcadas por nuestro entorno cultural. Las utilizamos en las
situaciones adecuadas para dar un mensaje determinado o para fundamentar lo
que estamos diciendo. Algunos de los ejemplos típicos son el dedo índice
levantado para expresar "¡atención!", el pulgar levantado para expresar
aprobación o dirigir las palmas de las manos a la persona que tenemos enfrente
para sacar hierro a una situación o para mitigar un arrebato emocional. Sin
embargo, hay que tener cuidado en estas situaciones, ya que el lenguaje corporal
consciente debe ser leído en el contexto cultural. Un determinado gesto con la
mano puede tener significados completamente distintos en otros continentes o en
otros círculos culturales.
Podemos concluir que las emociones tanto corporales como faciales, permiten que
las personas a nuestro alrededor analicen y noten como nos encontramos, tanto
física como mentalmente.