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Unidades Tecnológicas de Santander

Habilidades Comunicativas

Actividad N° 1: Foro. Conceptos, elementos y roles del proyecto comunicativo.

Estudiantes:
Ledys Fajardo Mejía
Ingrith Katherine Almeida Barrios

Docente:
Yeny Patricia Murillo Bautista

Bucaramanga, 6 de septiembre 2022


La alegría, la tristeza, el miedo, la atracción o el rechazo. Los sentimientos, desde
los más primarios a los más elevados, se transmiten y muestran desde nuestro
más profundo interior a través de la expresión de nuestro rostro. La expresión
facial; ¡qué función fisiológica tan elevada! Cuánto se ha escrito, por ejemplo,
sobre la profunda belleza y delicadísima expresión del rostro de la Piedad de
Miguel Ángel. El gran escultor supo tallar perfectamente la piedra y reflejar hasta
el más mínimo detalle del profundo dolor y el desgarro emocional de la Virgen
María al recoger en su seno al recién crucificado. Y ¿qué me dicen de la Gioconda
de Leonardo da Vinci? Ríos de tinta han sido escritos para tratar de dar respuesta
a una pregunta colosal. ¿Se ríe o no se ríe la Gioconda? definitivamente la
expresión facial transmite fielmente el estado de ánimo, los sentimientos, el estado
del alma. ¿Qué elementos integran la expresión facial? Trataremos de contestar
esta tan pertinente y difícil pregunta.
Los sentimientos se generan en el cerebro. En su modulación interviene la corteza
cerebral y diversos núcleos de la base que integran y participan en la generación
de estos. Sin duda es una función superior. El nervio facial transmite los impulsos
generados en el cerebro y los conduce hasta los músculos superficiales de la cara.
24 pares de pequeños músculos cuyas casi infinitas combinaciones de contracción
y relajación dan como resultado la expresión facial. Elevar las cejas, cerrar los
ojos, contraer los labios… todos estos movimientos que configuran la expresión de
una cara se transmiten de esta manera. Recibimos una sorpresa, nuestros
órganos receptores de los sentidos vista, oído, tacto, gusto y olfato recogen los
estímulos externos y los transmiten la cerebro. Allí se procesan y se nos hacen
conscientes. Pensemos que entramos en casa e inesperadamente está allí un
amigo al que no veíamos hace años y al que echábamos sinceramente de menos.
Nuestros ojos lo ven, nuestros oídos recogen su característica voz. Esta
información llega al cerebro. Allí se procesa, se hace consciente. Efectivamente es
nuestro querido amigo, sin duda ha venido inesperadamente a vernos. El cerebro,
reacciona, genera una respuesta. ¡Qué sorpresa! El nervio facial, a la velocidad
del rayo, envía estímulos a unos determinados músculos de la cara. Nuestras
cejas se elevan, nuestra boca se abre de par en par y nuestros ojos casi se salen
de sus órbitas. La expresión de sorpresa. Una de las más reconocibles y
universales que existen. Se nos abren algunas preguntas sobre las expresiones
faciales; ¿cuántas expresiones existen? ¿Son las expresiones faciales
universales?, es decir, ¿coinciden en cualquier cultura y en cualquier parte del
mundo? Paul Ekman, uno de los mayores expertos mundiales en comunicación no
verbal, ha pasado más de 40 años investigando los gestos faciales y las
emociones humanas, y ha logrado responder a algunas de esas preguntas. Sus
conclusiones son claras: las expresiones de ALEGRÍA, TRISTEZA, IRA,
SORPRESA, ASCO, MIEDO y DESPRECIO son universales, independientemente
de la sociedad o cultura a la que se pertenezca. Un esquimal del polo norte o un
guerrero masái africano exhibirían una facies similares si son súbitamente
sorprendidos por ejemplo y respectivamente, por un oso polar o una leona
hambrienta. Muy curioso.
El resto de los gestos sí son aprendidos. Por ejemplo, el movimiento que nosotros
hacemos con la cabeza de arriba a abajo para indicar Sí, significa NO en países
como Bulgaria. En la India existen varios movimientos de cabeza para indicar sí,
no o puede ser. Y tampoco coinciden con los nuestros. Definitivamente son gestos
aprendidos.

El lenguaje es engañoso. Una persona puede decir una cosa y pensar algo
completamente distinto, o engañar conscientemente a su interlocutor con
mentiras. Sin embargo, engañar a alguien con el lenguaje corporal es
considerablemente más difícil, ya que una gran parte sucede de forma
inconsciente. En muchas personas, los gestos, la expresión facial y también la
postura general revelan de forma clara lo que están sintiendo. Solo es necesario
saber interpretar las señales. El que sabe interpretar correctamente el lenguaje
corporal tiene una ventaja asombrosa en la comunicación con otras personas. De
esta forma puede adaptarse a los sentimientos de la persona que tiene enfrente y
crear más fácilmente una atmósfera de conversación de confianza. Esto repercute
de forma positiva tanto en la vida personal como profesional. Al mismo tiempo,
entender las señales no verbales es el primer paso para utilizar deliberadamente
el propio lenguaje corporal. En este contexto, no se trata de engañar
conscientemente a otros, sino de fundamentar lo que exteriorizamos con una
actitud auténtica y segura.
El lenguaje corporal es la forma más importante de la comunicación no verbal, ya
que la expresión facial, los gestos y la postura corporal son la expresión más
inmediata de nuestros sentimientos. La razón de esto es que la mayoría de estas
señales se emiten de forma inconsciente. Sobre todo, en momentos emocionales
de alegría, miedo, enfado o tristeza es casi imposible dominarlo.
El lenguaje corporal tiene una gran influencia en la impresión que dan las
personas y en cómo se asimila lo que exteriorizan. No hay más que echar un
vistazo a fotos o grabaciones en vídeo de discursos famosos. Ahí es fácil de
identificar que no solo el contenido de un discurso contribuye de forma decisiva al
éxito, sino también la dinámica con la que se expone. Así, el lenguaje corporal
señala a los oyentes, entre otras cosas, cómo de importante es el tema para el
orador y de esta forma constituye un criterio decisivo en su credibilidad. Sin
embargo, en el entorno inmediato personal o laboral también se evalúa a las
personas por cómo se adapta su lenguaje corporal a lo que dicen. No hay nada
más desconcertante que un compañero de trabajo que diga con cara inexpresiva
que se ocupa de la tarea, o un superior que dirija la vista sin descanso por toda la
sala mientras murmura que encuentra interesante la idea que se acaba de
exponer. Estos casos son un claro ejemplo de cómo leemos el lenguaje corporal
constantemente y de cómo la actitud de otras personas a menudo revela más que
el contenido que expresan verbalmente. Si la persona que tenemos enfrente
percibe una discrepancia clara entre lo que se dice y el lenguaje corporal, esto lo
confundirá o lo irritará. Como ya se ha mencionado, debes tener cuidado a la hora
de utilizar o interpretar el lenguaje corporal en un intercambio cultural, ya que no
todas las señales tienen el mismo significado en todo el mundo. Por otro lado, el
lenguaje corporal también abre posibilidades de comunicación, incluso si no se
habla el mismo idioma. Así, en primera línea encontramos los gestos y
expresiones faciales que ya se utilizan de forma instintiva y que se entienden en
todas partes del mundo porque están relacionados directamente con las
emociones básicas del ser humano. Y una sonrisa se entenderá en casi todas
partes como una señal de accesibilidad y amabilidad. En el caso de todos los
demás gestos, es importante asegurarse del significado en cada uno de los
círculos culturales. Por ejemplo, mientras en Europa el pulgar levantado
normalmente significa aprobación, en Australia se entiende como una grave
ofensa. Cuando respiramos con impaciencia, giramos los ojos con molestia o
fruncimos los labios porque nos sentimos ofendidos, estamos revelando nuestros
sentimientos, incluso si lo hacemos durante una fracción de un segundo. De la
misma forma, al igual que estas señales se emiten de forma inconsciente, también
se pueden leer de forma inconsciente. Este es el motivo por el cual hay algunas
personas que no nos gustan desde el primer momento, o que nos apasionan
inmediatamente sin que sepamos decir exactamente por qué. Percibimos el
lenguaje corporal mientras nos concentramos en lo que se está diciendo o
dejamos volar nuestros pensamientos. Sin embargo, además de las señales
corporales inconscientes, existen las señales corporales conscientes. Estas se
entrenan y están marcadas por nuestro entorno cultural. Las utilizamos en las
situaciones adecuadas para dar un mensaje determinado o para fundamentar lo
que estamos diciendo. Algunos de los ejemplos típicos son el dedo índice
levantado para expresar "¡atención!", el pulgar levantado para expresar
aprobación o dirigir las palmas de las manos a la persona que tenemos enfrente
para sacar hierro a una situación o para mitigar un arrebato emocional. Sin
embargo, hay que tener cuidado en estas situaciones, ya que el lenguaje corporal
consciente debe ser leído en el contexto cultural. Un determinado gesto con la
mano puede tener significados completamente distintos en otros continentes o en
otros círculos culturales.

Podemos concluir que las emociones tanto corporales como faciales, permiten que
las personas a nuestro alrededor analicen y noten como nos encontramos, tanto
física como mentalmente.

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