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Teoría de la entrevista
Hay que dejar muy en claro desde el principio que no debo identificarse en la
entrevista, concebida como encuentro interrogatorio para obtener información que
se empleará más tarde en cualquier tipo de texto periodístico, con el dialogo que
se mantiene con una persona con el fin de publicar sus palabras más o menos
literalmente. Consideramos que la entrevista periodística es exclusivamente la
segunda modalidad y que la primera no es más que conversación o demanda de
datos a las fuentes como medio auxiliar para un texto periodístico.
El término «entrevista» goza de tanta fortuna que está cobijando cada vez un
número mayor de acciones y en la actualidad casi no hay remedio que precisar
cuándo nos referimos a la entrevista periodística. Tal confusión proviene de que la
técnica de preguntas y respuestas está presente en gran número de actividades
(medicina, enseñanza, ventas, empleo…) y en buena parte de los géneros que se
escriben en los periódicos: de hecho, «entrevistar e interrogar es virtualmente la
célula del periodismo, como afirma Benítez (p.136) y «la entrevista es la piedra
angular del periodismo», como proclama Sherwood (p. 136).
No estamos de acuerdo con Graña, para quien la interviú «es una conversación
para obtener noticias» (p. 303), que es justamente la definición que hace suya
Acosta Montoro (t. I, pp. 98-99), aunque éste da un paso más hasta situarse en la
posición correcta, pues considera que para llegar a la entrevista como género
periodístico «es necesario que el periodista hable en primera persona, esté
presente la información y en su redacción; este presenta la información y en su
redacción; que el periodista reproduzca preguntas y respuestas de modo que el
lector siga el hilo fiel de la conversación».
Los tratadistas que se han ocupado de la entrevista, han relacionado con ella
ciertas clases de textos y de aprovechamiento de las fuentes informativas de
distinto carácter y que merecen un tratamiento diferenciado. En primer lugar, nos
encontramos con la encuesta periodística, por lo que la consideramos una
derivación de la entrevista, que ha quedado estereotipada en unas formas muy
concretas y aprovechables en la oferta periodística.
Un género periodístico
De la memoria de López de Zuazo (1980) son muchos los datos que podemos
obtener y que se refieren a la diferente atención que merece la entrevista, en pie
de igualdad con los demás géneros: «Esta clasificación alemana respeta la triple
división de Dovifat, pero considera como género o forma de estilo (stilforme)
independiente la entrevista, el comentario…» (P.52); «Tanto los brasileños como
los italianos consideran que la entrevista debe considerarse como independiente
del reportaje» (p. 63); «Numerosos escritores españoles e iberoamericanos han
desarrollado la primitiva clasificación de cuatro géneros independientes la
entrevista, el editorial…»
A la vista de todo lo expuesto, terciaremos en esta polémica, donde ya hemos
visto que se aprecia una evidente división de opiniones. En pocas palabras, en el
momento presente no tiene sentido su adscripción al reportaje. Y ello por varias
razones.
La palabra reportaje proviene del inglés report, que a su vez la toma del latín
reportare: Quiere decir, en puridad, "traer o llevar una noticia, anunciarla". En el
fondo, su significado es informar a la audiencia, en este caso al lector, de algo que
le interesa.
Por tanto, podemos definir así el reportaje: "Relato periodístico, informativo, MARTÍNEZ
libre en lo que se refiere al tema, objetivo y por lo general escrito con estilo ALBERTOS, José Luis
(1992). Curso General
directo, que trata acerca de un tema de interés general, o sobre un de Redacción
acontecimiento de actualidad". Otra definición: "Relato periodístico, que puede Periodística, Madrid:
ser bastante literario, escrito según la personalidad del periodista". Creemos, Paraninfo (Edición
sin embargo, que esta definición no es tan buena como la anterior, más revisada)
precisa.
c) Insistiendo en esta idea, las fuentes del reportaje son diversas, no contamos
con una sola fuente de información, sino con varias.
- Preguntas, siempre que se sean retóricas. Por ejemplo, un titular publicado en El País el 13 de
marzo de 1994: "¿Qué sabe Clinton del Whitewater?". También en el texto se planteaban preguntas,
porque el fondo de la información era ése precisamente: las dudas acerca de la participación del
presidente de los Estados Unidos en un supuesto escándalo. A veces, plantear preguntas es
también informar, pero siempre teniendo en cuenta que hay que responder a esas preguntas, o al
menos dar los datos necesarios para que el lector obtenga sus propias conclusiones, sus propias
respuestas.
. LA ENTRADILLA EN EL REPORTAJE
Como en cualquier otro género, pero más aún que en otros más escuetos, el
encabezamiento, y especialmente el entradilla, busca en el reportaje llamar la
atención del lector, para que siga leyendo un texto que en muchos casos será
largo y de estructura compleja. Sin olvidar, claro está, que el principal objetivo del
entradilla será suministrar información al lector. ! ! En cualquier caso, sí existe una
mayor libertad en la entradilla del reportaje que en la de una mera noticia. No
podemos aquí citar todos los tipos posibles de entradilla, pero sí exponer una
clasificación comúnmente aceptada y que aún hoy sigue utilizándose, la de Carl
Warren. Es la siguiente:
1) Sumario o resumen: Como en la noticia, se responde a las preguntas retóricas, o al menos a las más
importantes. Obviamente, se trata del reportaje de contenido más noticioso, especialmente apropiado para
aquellos que tienen una mayor ligazón con la actualidad, ya que se supone que es a través de este texto
cuando el lector entra por primera vez en contacto con la noticia.
2) De impacto: Se busca sorprender al lector, dándole cuenta de algo que no espera o, si es algo previsible,
de un modo que no espera.
4) De contraste: Puesto que el reportaje es plural por esencia propia, se ofrecen al lector los diferentes
aspectos, posturas y opiniones acerca del hecho noticiable. 5) De pregunta (con o sin respuesta): Como en el
titular, a veces es lícito plantear preguntas, si bien es conveniente que en la propia entradilla se adelante lo que
puede ser la respuesta que se dará en el corpus de la información, o las claves para que el lector pueda
obtener su propia conclusión.
6) De telón de fondo: Muy utilizado en el gran reportaje. Se ofrece el marco geográfico y temporal, se explica
el ambiente antes de entrar en materia.
7) De cita: Muy utilizado en la actualidad, se ofrecen las declaraciones de los protagonistas de nuestro
reportaje, claves para comprender el sentido de nuestro relato. Cuando existen posturas contrarias, es
conveniente que, si se utiliza la entradilla de cita, se ofrezcan declaraciones de todas esas posturas.
8) De extravagancia: Puede ser poético, un contraste extremo, una asociación de ideas, una caricatura
EL CORPUS DEL REPORTAJE. NARRACIÓN, INTERPRETACIÓN Y DESCRIPCIÓN
literaria, una frase hecha o un refrán, etc. Incluso puede utilizarse una tipografía extravagante, recurso utilizado
por determinadas revistas, o una ortografía poco convencional, con objeto, claro está, de llamar la atención del
lector.
EL CORPUS DEL REPORTAJE. NARRACIÓN, INTERPRETACIÓN Y
DESCRIPCIÓN
Tres son los componentes que, por regla general, se incluyen en un reportaje, tal y
como dice Concha Fagoaga: el telón de fondo o background, el relato profundo y
el relato valorativo. Como ya se ha expuesto, en un reportaje no sólo aparecen los
datos objetivos acerca del acontecimiento o acontecimientos centrales. Otros
elementos son igualmente necesarios a la hora de componer un relato lo más
completo posible. Esos elementos son los antecedentes y la interpretación, esto
es, la valoración. Aunque sea de modo breve, veamos cuáles son esos tres
elementos de los que habla la profesora Fagoaga:
1) Relato de fondo o background: Aquí aparecen los datos previos, que son
necesarios para el cabal entendimiento del reportaje. Estos datos pueden ser de
cuatro tipos: datos que se acumulan durante largo tiempo (que valen para
componer cualquier información), los que se recopilan para redactar un relato
concreto, datos que se hallan en un relato codificado, y que valen para explicar los
acontecimientos, y, por último, el material que no podemos imputar a una persona,
pero que podemos utilizar de otra manera. Todos estos datos tendrán su reflejo en
el relato, pero los que más profusamente aparecerán serán los terceros, es decir,
los que aparecerán en el relato codificado, en el reportaje. No se incluyen en un
solo párrafo, ni en el final, como se hace en las redacciones estrictamente
informativas. Este tipo de datos sirven para explicar los acontecimientos
fundamentales y para reforzar la interpretación sobre ellos. También aparecerán
antecendentes, cuyo cometido es situar los acontecimientos en su contexto y
relacionar el presente con el pasado.
EL FINAL EN EL REPORTAJE
Existen muchos modos de acabar. Debemos tener en cuenta que, si a lo largo del reportaje hemos
concedido especial importancia a un elemento determinado, por ejemplo, a las citas y
testimonios, debemos mantener a lo largo de todo el relato una actitud coherente con eso, y en tal
caso, sería correcto que concluyésemos el texto con una cita, algo que resuma o concluya el
objeto de nuestro reportaje. Otro modo de terminar es un razonamiento, no necesariamente
nuestro. Si se trata de un relato cronológico o diacrónico, entonces concluiremos con lo que más
cerca se halle de nosotros. El final de un reportaje puede ser también un resumen o una
recapitulación, sin caer en lo repetitivo o superfluo, o puede también concluirse con las
consecuencias de lo anteriormente narrado, es decir, con una visión hacia el futuro.
DIACRONÍA
La diacronía se define como el desarrollo cronológico de los elementos del relato,
de los sucesos que lo componen. La propia etimología de la palabra "suceso" nos
conduce al verbo "suceder", y al sustantivo "sucesión", es decir, que los
acontecimientos ocurren en un orden determinado a través del tiempo. Reproducir
ese orden que algunos consideran "natural" es la primera posibilidad de todo
relato, aunque éste no sea, en definitiva, más que una reducción y una
reproducción de esa realidad.
El flash back no sólo se utiliza a la hora de verter las palabras de otros, sino que la
voz que retrocede en el tiempo puede ser la del propio narrador. En este salto en
el tiempo debe quedar claro siempre cuál es el tiempo de referencia, al que
generalmente se vuelve. El lector debe saber en todo momento cuándo ocurre lo
que se le cuenta, sin que exista posibilidad de pérdida.
Tanto el flash back como el flash forward deben emplearse con extremada prudencia,
sin que sea posible que surja confusión alguna. Es cierto que con ambos recursos el
relato gana en frescura, agilidad y variedad, pero también lo es que, sobre todo si se
emplean muchos tiempos verbales, el lector puede sentirse desorientado. Debe dejarse
de lado la belleza que puedan reportar estos recursos estilísticos, si no se consigue el
objetivo prioritario de cualquier texto informativo, es decir, su legibilidad. Lo mejor, por
supuesto, es que puedan convivir ambas características, pero cuando eso no es
posible, debe primarse la inteligibilidad y la comprensión.
Varios son los criterios que podemos emplear para clasificar el reportaje:
EL REPORTAJE DE ACTUALIDAD
Como hemos dicho, se trata del tipo de reportaje más cercano a la noticia, sobre
todo porque, al igual que ésta, es el texto por el que por primera vez de dan a
conocer los datos más importantes de un suceso. Está estrechamente ligado a la
actualidad. De hecho, la tendencia actual es que casi todos los asuntos de una
cierta trascendencia se den a conocer utilizando el género del reportaje, más que
el de la mera noticia, y así, se incluyen puntos diversos, reacciones, testimonios e
interpretaciones. Rara vez se aportan únicamente los datos puramente objetivos
en torno a un suceso. Incluso en los medios audiovisuales, la mera noticia, el
recuento de datos objetivos, se deja para el primer momento, el primer avance o
flash informativo, mientras que, una vez que se cuenta con más material, se
emplea la forma del reportaje de actualidad. Una tendencia que, obviamente, se
acentúa en el caso de los medios escritos, donde existe más tiempo -en el caso de
los diarios, de un día para otro- para recopilar más material complementario y, en
definitiva, interpretativo.
EL REPORTAJE DE CITAS
EL REPORTAJE DE INVESTIGACIÓN
Aunque todo reportaje debe ser, en mayor o menor medida, una investigación, lo
cierto es que este tipo de reportaje ha adquirido carta de naturaleza propia, tanto
fuera como dentro de nuestras fronteras. Fuera es claro que el hito lo marcó la
serie de reportajes que sobre el escándalo Watergate -que costó, por primera vez,
la dimisión de un presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon- publicaron en
la década de los 70 en el diario The Washington Post los periodistas Bob
Woodward y Carl Bernstein. Era la época del New Journalism, y reporteros como
Michael L. Johnson y Everett Dennis siguieron su estela.
Se trata, por otra parte, de una tendencia cada vez más extendida entre nosotros.
En lo fundamental, la crónica es un género informativo, es decir, predomina la
información. Se dan a conocer unos determinados acontecimientos, los datos
ostentan la mayor importancia. Pero, al contrario que en el reportaje, donde sólo
debería aparecer interpretación -sobre todo a través de las voces de expertos y
protagonistas, es decir, de terceras personas ajenas al narrador-, en la crónica se
destaca la voz de quien construye el relato, y por tanto, aparece el comentario y la
opinión. En la tradición anglosajona, en cambio, se distinguen más nítidamente la
información y la interpretación, por un lado, y la crónica, por otro. Lo que distingue
a la crónica de los géneros de opinión, particularmente de la crítica, de la que está
más cerca, es el peso que se concede a la información en unos y otros. Mientras
en la crónica es la base, lo principal, en la crítica y los otros géneros de opinión es
precisamente este concepto el que predomina.
Definición de Crónica
El término "crónica" es muy antiguo. Proviene del latín chronica, y éste a su vez
del griego ξρονικα [biblia], es decir, "libros que recogen los acontecimientos
ordenados temporalmente". Por lo tanto, la primera definición, que se corresponde
a un género histórico - y, en sus orígenes, periodismo e historia tienen una fuerte
relación - sería "un relato en el que se respeta el orden cronológico". Sin embargo,
la crónica periodística es algo más especial, a pesar de que guarde una cierta
relación con esta primitiva crónica. Los diferentes manuales no se ponen de
acuerdo acerca de lo que es la crónica periodística. En el Diccionario de la Real
Academia, aparece la siguiente definición: "Artículo periodístico o información
sobre temas de actualidad", lo cual es, desde el punto de vista de la redacción
periodística, una contradicción, porque el artículo es un género de opinión, y por
tanto no es un género informativo. En otros diccionarios más especializados
aparece esta otra definición:
"Relato
Gonzalodirecto
Martínsobre un hecho
Vivaldi, por sunoticioso,
parte, diceque
quecuenta
se tratacon
dealgunos elementos
"una información
valorativos,
interpretativaque son siempre
y valorativa de complementarios al relato
los hechos noticiosos, de loso hechos.
actuales La crónica
actualizados, donde se
cuenta lo sucedido
narra algo al propioentre
tiempodosque
fechas, y delo
se juzga ahínarrado".
su origen etimológico".
Gonzalo Martín Vivaldi, tras definir la crónica, hace hincapié en las diferencias
entre ésta y otros géneros:
Por todo ello, parece claro que, aun tratándose de un género híbrido, debemos
encuadrarlo entre los géneros informativos. Un género, eso sí, que además de
información da valoración y opinión, que además de un elemento objetivo, el
principal, contiene otro subjetivo, secundario. Existe otro elemento que, aunque no
siempre, se da a menudo en la crónica: la continuidad. No quiere decir que
necesariamente haya que organizarla en forma seriada, aunque en ocasiones así
sea, sino que el autor y el estilo propio que ha desarrollado son decisivos para
atraer la atención del lector, y provoca así un cierto hábito de lectura continuada.
El tono, por lo tanto, puede ser más directo que en otros géneros informativos, y
en ocasiones cercano a lo epistolar, que hereda de su antecedente histórico
homónimo. !
El otro gran bloque en que se dividen las crónicas suele ser el temático. Aunque,
por supuesto, la crónica podría aplicarse a prácticamente cualquier materia, y a
que algunas de las crónicas en función del lugar antes expuestas podrían ser
consideradas también crónicas temáticas (por ejemplo, la crónica de guerra),
éstos son los temas más frecuentes que este género aborda
c) Crónica taurina: Se trata de una crónica típica, a menudo redactada por un periodista
que sólo se dedica a esos temas o, aún más frecuentemente, un especialista en los
mismos, un destacado aficionado. La libertad de estilo es muy grande, aunque la
tendencia actual es que la crónica sea también -y principalmente- informativa, de manera
que no sean precisos dos textos, uno informativo y descriptivo y otro de opinión, para un
sólo acontecimiento taurino. La crónica taurina utiliza una retórica y, sobre todo, un argot
muy sui generis.
d) Crónica deportiva: Lo que hemos expuesto sobre la crónica taurina podía
perfectamente predicarse de la crónica deportiva, si bien en este terreno, que tanta
importancia ha adquirido, ha cedido paso a otros géneros como la noticia y, sobre
todo, el reportaje. Los medios escritos de información general acostumbran a
separar información y opinión, aunque la libertad estilística es mayor, y tiene cierta
cabida la opinión del periodista. Hoy la mayoría de los que escriben sobre deportes
son profesionales de los medios de comunicación, y no meros aficionados o
especialistas. En los medios deportivos especializados y en los audiovisuales, la
importancia de la crónica es aún muy grande. Como en la crónica taurina -aunque
en menor medida- se ha impuesto un argot propio, no siempre correcto desde el
punto de vista lingüístico ("Ganar *de dos", en vez de "ganar por dos", "*cinco para
las cuatro", en vez de "las cuatro menos cinco", "hacer pressing" en vez de
"presionar" o "empujar", etc.).
Materiales Audiovisuales
https://youtu.be/KJiH3ExonyU