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LOS CONTEMPORÁNEOS

Una antología general

Prólogo, selección y notas de

HÉCTOR VALDÉS

29

SEP/UNAM

México, 1982
Primera edición, 1982

© D,R. Consejo Nacional de Fomento Educativo

Producción: Dirección General de Publicaciones y Bibliotecas,


Secretaría de Educación Pública

Coedición: Dirección General de Publicaciones y Bibliotecas/SEP


y Coordinación de Humanidades/UNAM

Coordinación: Héctor Valdés y Luis Cortés Bargalló


SOP/UNAM
ISBN 968-80-0090-6

Impreso en México.
La Secretaría de Educación Pública y la Universidad Nacional
Autónoma de México, en un esfuerzo conjunto por acercar los
clásicos del continente a un público amplio, han. creado esta
colección de "Clásicos Americanos". Su propósito es divulgar
autores y textos fundamentales; aquellos que han sido modelo
y guía, testigos de un momento histórico, impulsores de ideas y
creadores de estilos imperecederos.
De los escritores reunidos en esta colección, hombres y muje­
res ilustres, algunos tomaron parte activa en la historia y fueron
creadores del destino de sus pueblos; otros han hecho de su la­
bor como escritores . un valioso ejercicio que marca un: punto
culminante en la cultura americana y da una formación huma­
nista a cada nueva generación. Hay casos en que ambas tareas se
unen en un solo individuo.
En sus propósitos de difusión y mejoramiento de la ·cultura, ·
la Secretaría de Educación Pública y la Universidad Nacional
Autónoma de México, han seleccionado un número importante
de pensadores, poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas.
Reconocidos especialistas y escritores se han encargado, según el
caso, de traducir, presentar y anotar la obra de aquéllos, facili­
tando así el acceso a los textos que forman la colección..
El maestro José Vasconcelos, quien fue rector de la entonces
Universidad Nacional de México (junio de 1920-octubre de
1921) y secretario de Educación Pública (octubre de i921-julio
de 1924) creó y difundió en esos años una colección de clási­
cos de la literatura universal. La Secretaría de Educación Pública
fundó la serie "Pensamiento de América", que entre 1942 y
1970 dio a conocer a diversos pensadores de este continente.
"Clásicos Americanos" es, básicamente, una continuación de
aquella labor iniciada con el ideal pedagógico de V �concelos y
que por distintos caminos y en una renovación perman�nte · · ha
fortalecido la educación de nuestro pueblo.

Méxicq, 1981.
ÍNDICE

PRÓLOGO...................................... 1
BIBLIOGRAFÍA............... . ........ . ......... 7

l. BERNARDO ORTIZ DE MONTELLANO. . ...... . .... 9


Trompo, 10; Tú, 10; Fruta, 10; Peces de Ziragüén, 11;
Candones cerca del mar, 11; La araña equilibrista,13; Úl­
timo sueño, 13; Segundo sueño, 14; V. En donde se habla
del cuerpo sujeto a la anestesia, 21; IX. Formas de sueño,
22; XIV. A la alegría de la vz·da y de la muerte,23; Elegía,
24; Ejercicio de la rosa, 24.

11.ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO..................... 26


Estudio en cristal, 27; Romance de José Conde, 30;Envío,
4.1; Sobre la contemplación y muerte de Narcz''so, 42;Noc­
turno, 45.

111. CARLOS PELLICER ........................... 46


Estudz'o, 4 7; Recuerdos de Iza, 48; Divagación del puerto,
49; Oda a Cuauhtémoc, 51; La aurora, 52; Deseos, 53; Se­
gador, 54; Grupos de palomas, 55; París, canción de pri-
mavera, 57; Estudios, 59; La danza, 60; A la poesía, 61;
Poema elemental, 63; Esquemas para una oda tropz·cal,
67; Horas de junio, 71; Horas de junio, 73; Poesía, 74;
Vuelo de voces, 75; Recinto, 75; Dz'scurso por las flores,
80; Tempestad y calma en honor de Morelos, 83; Tema
para un nocturno, 87; Nocturno, 88; Sonetos fraternales,
89; Sonetos dolorosos, 90; Los sonetos de Zapotlán, 91;
Un soneto, 91; He olvz'dado mi nombre, 92.

IV.JOSÉ GOROSTIZA............................. 95
¿Quién me compra una naranja?, 96; La orz'lla del mar,

[I]
97; Se alegra el mar, 98; Acuario, 100; Dibujos sobre un
puerto, 101;Del poemafrustrado, 103;Muerte sin fin, 104.

V.JAIME TORRES BODET .........................130


Canción de las voces sere_nas, 131; Música oculta, 132; La
casa, 132; Mediodía, 133; Paz, 134; Río, 134; Ruptura,
134; La colmena, 135; Soledades, 135; Música, 136; Dé­
dalo, 137; Poesía, 139; Isla, 139; Continuülad; 140; Epi'­
tafio, 146; Muertede cielo azul, 147;Horas dejunio, 150;
Muerte sin fin, 153; Nocturno mar, 156.

VI. XAVIER VILLAURRUTIA ......................160


Tqrde, 161;Poesía, 162;Soledad, 163; Aire, 163;Cuadro,
164; Cézanne, 165; Sui·te del insomnio, 166; Nocturnos,
168; Décima muerte, 185; Amor condusse noi ad una
.morte, 189; Soneto de la granada, 190; Soneto de la espe­
ranza, 191; Décimas qe nuestro amor, 192; Nuestro amor,
195; Epitafios, 197.

VII.JORGE CUESTA..............................199
Apenas fiel como el azar prefiera, 200; Fundido me soñé
al placer que aflora, 201; Qué sombra, qué compañía,
201; Tus mejülas son rosas, 202; La flor su oculta exube­
rancia ignora, 203; Paraíso perdido, 204; Canto a undios
mineral, 204; Una palabra obscura, 212; Un errar soy sin
sentido, 212; Oh,'vida -existe, 213.

VIII. GILBERTO OWEN............................214


Desvelo, 215; Rasgos, 217; El lago, 218; Sombra, 219;
Raíces griegas, 219; Poema en que se usa mucho la palabra
amor, 219; Partía y moría, 220; Sindbad el varado, 221;
Libro de Ruth, 242; [Espera, octubre.. . ], 248.

IX. SALVADOR NOVO ............................250


Paisaje, 251; Viaje, 252;Cine, 253;Sol, 254;Almanaque,
[II]
255; Resúmenes, 256; Hanon, 257; Temprano, 258; Re­
trato de niño, 259; La historia, 259; Epifania, 260; Las
ciudades, 260; La escuela, 261; El amigo ido, 262; La
poesía, 263; Retrato de familia, 264; Amor, 264; X. V.,
265; [La renovada muerte de la noche . .. ], 265; Glosa
incompleta en tres tiempos sobre un tema de amor, 269;
Breve romance de ausencia, 270; Elegía, 271; [Las olas en
su danza ... ], 272;[Del pasado remoto ... ], 273; Roberto,
el subteni'ente, 280; Never ever, 281; 1964, 285; Prólogo,
286; [Tus manos fuertes. .. ], 287; [Este fácil soneto coti-
diano... ], 287.

CRONOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ·; . . . . . 289.

[III]
PRÓLOGO

La revista Contemporáneos (1928-1931) dio su nombre a un grupo


de poetas mexicanos que en tomo a ella se reunieron, no siempre
con la intención de formar una agrupación en sentido estricto.
En la fecha en que se fundó ya todos eran escritores conocidos
y su obra se había difundido ampliamente tanto a través de li-
bros personales como de un buen número de revistas literarias.
Como nueva generación, todos los Contemporáneos en su juven-
tud impugnaron con su obra el modernismo, corriente poética
hispanoamericana que se difundió en México a través de la Re-
vista Azul (1894-1896), la Revista Moderna (1898-1903) y la
Revista Moderna de Méxi·co (1903-1911) y que se caracterizó
por haber recogido las conientes literarias surgidas sobre todo
en Francia, en la segunda mitad del siglo XIX y que a su vez
combatieron los excesos del romanticismo. Cuando los Contem-
poráneos comienzan a escribir, poco antes de 1920, tienen toda-
vía resabios modernistas, pero una nueva manera de ver las cosas
va haciéndose cada vez mas evidente en sus textos. Es natural: el
modernismo estaba agotado, la etapa histórica en que surgió -el
porfiriato- era ya el pasado, sus postulados poéticos habían sido
sustituidos por nuevas formas de hacer poesía. El grupo moder-
nista (Nervo, Tablada, Othón, González Martínez, Gutiérrez
Nájera, Urbina, Díaz Mirón, entre otros) fue impox:tantísimo,
tanto por el número de magníficos poetas que lo integraron
como por la renovación literaria que llevó a cabo. Su obra parecía
difícil de superar. Sin embargo, los Contemporáneos, apenas unos
años después, igualan la hazaña de los modernistas: constituyen
un grupo numeroso y renuevan la poesía en México. Buscan
también en Europa lo novedoso; ávidos de salir del estancamien-
to en que se encontraba el modernismo, buscan y encuentran la
solución en: escritores y pensadores que a principios del siglo lle-
van a cabo la tarea de reviJalizar la literatura de sus respectivos
países: Marce! Proust, André Gide, Juan Ramón Jiménez, Jean
Cocteau, Guillaume Apollinaire, T. S. Elliot, entre otros, que en

1
distintas etapas de la formación cultural de los Contemporáneos
fueron decisivos influjos.
Por otra parte, aquellas mismas revistas modernistas, modelo
de calidad tipográfica y literaria, fueron un ejemplo para quienes,
con los años, serían los Contemporáneos, que en ocasiones funda-
rían revistas q colaborarían en las ya existentes y harían oír a
los lectores lo nuevo en poesía. Su obra se fue dando a conocer
en Gladz"os (1916), Pegaso (1917), San-Ev-Ank (1918), Antena
(1924), La Falange (1922-1923),México Moderno (1920-1923),
Ulises (1927-1928). Todas ellas serían los antecedentes de Con-
temporáneos.
Ningún grupo de poetas es hoy tan admirado y leído en nues-
tro país como éste. Cuando se habla de ellos, los elogios que se
hacen pueden ser, en ocasiones, producto del entusiasmo. Su
obra despierta una admiración casi incondicional y se tiende a
mitificar sus actitudes personales a veces irreverentes e irrespe-
tuosas de lo establecido, incluida, por supuesto, la cultura de su
tiempo. Sin embargo, el repaso de la biografía de cada uno de
ellos, sobre todo en la etapa de formación, nos da aquellas carac-
terísticas que son comunes a la generación a que pertenecieron:
una formación cultural más o menos homogénea gracias a la
generación anterior, que fundó en 1908 el Ateneo de laJuventud
(Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Antonio Caso, Enrique Gon-
zález Martínez, entre otros) con la intención de recuperar la
educación humanista que había sido en buena medida sustituida
por el positivismo científico (en 1919 algunos de los futuros
Contemporáneos fundaron un nuevo Ateneo de la Juventud);
las lecturas de la poesía suntuosa y deslumbrante del modernis-
mo cuyo mayor representante es el nicaragüense Rubén Darío;
el descubrimiento de la Patria, que Ramón López -Velarde volvió
novedosa y suave al mismo tiempo que la convertía en mito y la
canonizaba con un nuevo lenguaje para referirse al amor y al
erotismo; la obra de Enrique González Martínez, que negaba con
el rigor y la justeza de un verso comedido y sereno los abusos
escenográficos del modernismo;el ejemplo de José Juan Tablada,
el más osado de los modernistas mexicanos, que después se
convierte, gracias a su incansable búsqueda de novedades, en un
vanguardista consumado; y finalmente, la propia vanguardia,
palabra que engloba a todas las tendencias revolucionarias del
arte que en el mundo occidental (Europa y América) se imponen

2
como gusto y como nmma a partir de los años de la llamada
Gran Guerra, 1914-1918, y cuyos efectos llegan hasta los años
treintas y cuarentas. De todo lo anterior participaron los Contem-
poráneos en su formación; en sucesivas etapas o simultáneamen-
te se fueron nutriendo de lo que en el momento se consideraba,
y eh, lo más importante de la producción literaria en los dos
con ti nen tes.
Nueve son los poetas que han pasado a la historia como inte-
grantes del grupo: Bemardoürtiz deMontellano(1899-1949)~En-
rique González Rojo (1899-1939), Carlos Pellicer(1899-1977),José
Gorostiza (1901-1973), Jaime Torres Bodet (1902-1974), Xavier
Villaurrutia (1903-1950); Jorge Cuesta (1903-1942), Gilberto
Owen (1904-1952) y Salvador Novo (1904-1974). Otros poetas
y prosistas, como por ejemplo Elías Nandino, Rubén Salázar
Mallén, Octavio G. Barreda o Eduardo Luquín, para citar sólo a
algunos, estuvieron literariamente ligados a los anteriores, pero
en el deslinde que la crítica ha hecho considera que aquellos
poetas son en realidad los integrantes del "grupo sin grupo", se-
gún Villaurrutia, o un "grupo de soledades", según Torres Bodet.
¿Pero eran esto en realidad? Si nos atenemos a los· juicios que
casi todos ellos en algún momento dieron sobre el grupo, debe-
mos imaginar sólo a la literatura como lazo de unión y fuerza de
cohesión entre poetas que por diversos caminos dieron un carác-
ter y una distinción a la poesía mexicana; por otra parte, el hecho
de que la revista Contem,por_áneos haya podido reuriir en sus
páginas a unos poetas que se negaban deliberadamente a la vida
gregaria de las generaciones literarias y que se hizo gracias a la
obra poética de todos, nos obliga a pensar que definitivamente
los Contemporáneos fueron una verdadera generación en el
sentido en que este término se acostumbra utilizar: edades se-
mejantes, fonnación homogénea, integración en tomó a una
publicación literaria, exclusivismo surgido de una actitud intran-
sigente ante la poesía y los poetas de su misma generación, admi-
ración común por. determinados escritores, corrientes literarias,
etcétera. Pero hay sobre todo una característica que cierra más
· aún el círculo en que están históricamente colocados: lá poesía
de cada uno tiene momentos en que puede ser la de otro; es
asombroso cómo existen versos, temas, imágenes que si bien no
son idénticos· a otros, tienen ritmos, palabras, evocaciones que ·
los hacen semejantes, que a veces son ecos de lo ya dicho o

3
· ant1c1paciones de lo que se dirá entre los poetas del grupo. Un
juego de espejos, de reflejos, es permanente en la producción
poética de los Contemporáneos.
· So.bre. su importancia como escritores, la crítica mexicana y
la extranjera han dicho bastante, generalmente en forma elogio-.
sa. Sin embargo, un sector de nuestra crítica, no siempre el mejor,
ha expresado opiniones negativas. Los Contemporáneos vivieron
en tina época difícil, más bien riesgosa para la poesía si se quería
ser un poeta independiente. El nacionalismo cultural, producto
de la Revolución, adquiere todo su esplendor, con magníficos
ejemplos, en los años veintes: los muralistas, Ramón Lópcz Ve­
larde, la Novela de la Revolución. Desde la Secretaría de Educa-
. ción Pública, José Vasconcelos es el gran promotor de la cultura
nacional, que se reviste de un mexicanismo inconfundible que a
la postre se convertiría en retórica artística y política. En estas
circunstancias y alentado el arte por el ímpetu revolucionario,
los Contemporáneos fueron, obviamente, poetas independientes.
Lo "mexicano" que hay en su obra es constitutivo de la misma
y no adorno circunstancial; no evoca glorias nacionales. Este
aspecto, que parece soslayar una realidad circundante, fue injus­
tamente criticado por algunos. Al paso de los años, por encima
c;le esa crítica parcial, nos queda su obra, ya no sus actitudes
cívicas o políticas. Es innegable que casi todos vieron con apatía
el desarrollo de la Revolución, los cambios sociales y económi­
cos llevados a cabo por medio de la lucha armada y los gobiernos
que surgieron de ésta; hubo también quienes no sólo fueron in­
diferentes sino que atacaron esa obra revolucionaria y no siempre
con juicios fundamentados sino con opiniones frívolas y superfi­
ciales. La gran excepción fue Pellicer. Hoy se le recuerda como
el gran poeta que fue y como el escritor comprometido con to­
dos los movimientos que en América Latina pugnaron por la
justicia social y la libertad.
Los. Contemporáneos hicieron realmente un grupo excepcio­
nal de escritores que posee una calidad ya indiscutible, sin em­
bargo el hablar de cada uno en particular y ver sus aciertos y
desacier-tos nos permite matizar el elogio. Si todos los poemas
. escrit9s por ellos fueran de calidad excepcional, la tarea de la
críticá se simplificaría. Pero no es éste el caso: Villaurrutia nos
dio a conocer una obra escasa por el número de poemas, estricta
. y esencial, casi toda de gran calidad; Gorostiza es un caso pared-

4
do; incluirlos en una antología es una tarea más bien fácil. Pelli-
cer es un poeta que no puede leerse de una sola vez si no es a
riesgo de sentirse abrumado como lector por sus obsesiones
como poeta; además su obra es vastísima. La lectura de Torres
Bodet resulta muy monótona si se hace después de la de Novo,
quien hizo también poesía circunstanóal en la que sobresale su
facilidad para versificar pero no su aliento creador. De la lectura
de los Contemporáneos, como de la lectura de cualquier otro
grupo de poetas cuya producción sea abundante, sobresalen
aquellos poemas que tienen luz propia y no refleja. ESte criterio,
más un buen número de antologías de poesía mex.icana hechas
en lo que va del siglo, más la natural preferencia personal por
algunos textos que hay en quien hace una selección sirvieron
para elaborar la presente antología.
Entre las dificultades con que el antólogo se encuentra al juz-
gar la obra de varios escritores, está la de hacer juicios críticos
sobre cada uno de ellos. Por otra parte, casi todos los Contem-
poráneos han sido objeto de estudios particulares en los que se
analizan los diversos aspectos de su obra. Y o me limito, pues,
a dar en cada caso algunos datos biográficos que puedan sin teti-
zar sus actividades y me refiero, brevemente, a algunas de las
características de su obra. En la selección de poemas que hago
hay también un juicio, que no desdeña el criterio de ver la obra
personal en forma cronológica y de presentar una muestra de la
misma para dar una idea general de lo que fue, y es, un capítulo
fundamental de la historia de la poesía en México. Es obvio que
el presente libro no da a conocer nada nuevo, aunque sí reúne
por primera vez, hasta donde sé, la obra poética de los Contem-
poráneos. Poemas como "Muerte sin fin" de José Gorostiza, o
algunos "Nocturnos" de Villaurrutia; para citar dos casos, son
imprescindibles en todas las antologías de nuestra poesía, son ya
clásicos; pero hay otros poemas poco difundidos, sobre todo los
de aquellos Contemporáneos menos leídos; agrego también algún
poema inédito.
La bibliografía aquí registrada comprende la obra completa
del poeta en los casos en que ha sido editada y dos o tres obras
de consulta general sobre los Contemporáneos. Afortunadamen-
te casi todos han sido rescatados de la dispersión o del olvido
por medio de ediciones autorizadas. Sólo falta la de Enrique
González Rojo. Debo a Jaime Labastida, que prepara la edición

5
de la obra de aquél, el haber podido leerla y el que me haya
permitido tomar de ahí poemas difíciles de localizar y un texto
inédito; deseo también agradecer a Aurora O campo, del Centro
de Estudios Literarios de la UNA.1\1, la información bibliográfi­
ca sobre los poetas posterior a la publicación del Diccionario de
escrz·tores mexicanos, 196 7. Agradezco también a Guillermo
Sheridan las indicaciones que me hizo sobre l a antología y los
datos que me proporcionó.

Héctor Valdés
BIBLIOGRAFÍA

Contemporáneos, Revista Mexicana de Cultura. México, número


1, junio de 1928-números 42-43, noviembre/diciembre de 1931 ..
Cuesta, Jorge, Poemas y ensayos. l. Poemas, Prúlogo de Luis
Mario Schneider, Recopilación y notas de Miguel Capistrán Y
Luis Mario Schneider. México, UNA.M, 1964.
Dauster, Frank, Ensayos sobre poesía mexicana. Asedio a los
"Contemporáneos". México, Ediciones De Andrea, 1963.
(Colección Studium, 41 ). ·
Forster, Merlín H., Los Contemporáneos. 1920-1932. Perfz·l de
un experimento vanguardista mexicano. México, Ediciones
De Andrea, 1964. (Colección Studium, 46).
González Rojo, Enrique, El puerto y otros poemas. México,
Editorial "Cvltvra", 1923. · .
--·-··------Espacio: Madrid, Editorial Mundo Latino, 1926.
Gorostiza, José, Poesía. Notas sobre poesía. Canciones para can-,
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Fond.o de Cultura Económica, 1964. (Letras Mexicai;l~).:
Iviullen, Edward J., Contemporáneqs: Revista Mexicana dri:. (;ul 0

tura (1928-1931), [Antología] Selección, notas y prólogo


de ... , Salamanca, España, Ediciones Anaya, 1972 ..
Novo, Salvador, Poesía. XX Poemas. Espefo. Nuevo Amor. Y
poesías no colecc;z'onadas, primera reimpresión. México, Fon-
do de C.ultura Económica, 1977. (Letras Mexicanas). ·
----~Sátira. México, Alberto Dallal Editor, 1975. ·
Ortiz de Montellano, Bernardo, Sueño y poesía, Nota preliminar
de Wilberto Cantón. México, Imprenta Universitaria, 1952.
Owen, Gilberto, Obras, segunda edición aumentada, Edición de
Josefina Procopio. Prólogo de Alí Chumacero, Recopilación
de textos por Josefina Procopio, Miguel Capistrán, Luis Mario
Scheneider e Inés Arredondo. México, Fondo de Cultura Ecos
nómica, 1979. (Letras Mexicanas). ·
Pellicer, Carlos, Obras. Poesía, Edición de Luis Marió Schneide.r.
México, Fondo de Cultura Económica, 1981. (Letras Mexica-
nas). · ·

7
.Torres Bodet, Jaime, Obras escogidas. México, Fondo de Cultu­
ra Económica, 1961. (Letras Mexicanas).
Víllaurrutia, Xavier, Obras. Poesía. Teatro. Prosas varias. Críti'ca,
primera reimpresión de la séptima edición aumentada. Prólo­
go de Alí Chumacera. Recopilación de textos por Mi gu el
Capistrán, Alí Chumacero y" Luis Mario Schneidcr, Bibliogra­
fía de X.V. por Luis Mario Schneider. México, Fondo de Cul­
tura Económica, 1974. (Letras Mexicanas).

8
I. BERNARDO ORTIZ DE MONTELLANO

Ciudad de Méxz'co, 3 de enero de 1899-13 de abril de 1949

Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria, importan tí sima


institución educativa del país que en el siglo ~IX recibió los be-
neficios de la educación positivista, "científica", y que después
de los años de la revolución fue modelo de enseñanza de las
corrientes renovadoras de la educación. En 1918 funda, con To-
rres Bodet, Gorostiza, González Rojo y Luis Garrido un nuevo
Ateneo de la Juventud, en homenaje a aquel primero que unos
diez años antes fundaran Alfonso Reyes, José Vasconcelos,
Antonio Caso, entre otros, con la idea de combatir los excesos
de la educación positivista, ya decadente, al mismo tiempo que
pugnaban por una vuelta al humanismo. Colabora Ortiz de Mon-
tellano en muchas revistas y publicaciones periódicas; en sus
libros, iniciada ya la corriente nacionalista de las artes como
producto de la revolución, hace un in ten to por mezclar a la
nueva expresión poética temas méxicanos sacado.s del folclore o
de las canciones infantiles. Trabajó como casi todos sus compa•
fieros de generación en la Secretaría de Educación Pública, y,
como ellos, también fue profesor de literatura y de historia. Fue
cofundador de la revista Contemporáneos en 1928, y director
de la misma de frbrero de 1929, número 9, a diciembre de 1931,
fecha en que terminó de publicarse.
En las primeras poesías de Ortiz de Montellano se observa el
fuerte influjo del modernismo, corriente literaria de Hispano-
américa que en los últimos años del siglo XIX y en los primeros
del xx fue el credo estético de casi todos los poetas de lengua
española. Al mismo tiempo, emplea formas tradicionales de la
poesía española, como el romance y otras estrofas de arte menor,
junto con el folclore nacional y los ecos modernistas. Incursiona
también en el vanguardismo, ya tipográfico, ya de expresión, y
una abundancia de imágenes hace a veces difícil su poesía. Des·
cubre el poeta un rico material en el sueño, tema que desarrolla

9
en muchas de sus composiciones; hay que recordar que los descu­
brimientos de Freud propiciaron, entre otras cosas, una tendencia
del arte a explorar regiones espirituales antes no tocadas: el su­
rrealismo fue uno de los resultados de esa experimentación
artística. Ortiz de Montellano y sus compañeros se caracterizaron
por incursionar, con éxito casi siempre, en todas las corrientes
de vanguardia.

TROMPO

El trompo que gira músicas menores


movido, sin tregua, por tenue cordón,
el trompo de siete colores
¿no es un corazón?

Una historia. Dos letras


que bordaron tus manos en mi vida.
iAbecedario de las cosas muertas
en el pañuelo blanco de los días!

FRUTA

Fruta que ,el pájaro pica


no madura ya.
Amor que no se complica
se va.

10
PECES DE ZIRAGUEN

Con las plumas del vuelo del venado


del pez del aire que en azules pinto
batallador cuchillo del instinto
corta en cien latitudes un pescado.

Capitana la niebla, en su costado,


vestida de algodón y de jacinto
propone a las espumas laberinto:
sabe a lenguas de tono numerado.

Curva música el remo de la aleta


en dirección al ojo que la goza,
ojo de tiro al blanco sin saeta
teñida espuma de la mar celosa,
pez en la cuerda que el tarasco roza
con el arco sensible de la zeta.

CANCIONES CERCA DEL MAR

(En Guaymas, Sonora.)

Al norte de la rosa y el tabaco


los hombres cantan,
can tan y danzan,
al sonámbulo giro de las crines
del vuélo del caballo.

11
II

Cerca del mar la arena del desierto,


la sed de la palmera .
y el pez espada en el costado muerto.

Cerca del mar la boca de la roca


seca, paralizada,
y el agua que no llega hasta la boca.

Cerca del mar la tierra, femenina,


grávida de quietud,
apenas respirando vespertina.

Y el mar que no la cubre con su aliento


de engendrador alegre,
masculino, perpetuo movimiento.

III

Salta la liebre. Azoro repenti~o,


en sus ojos de negra porcelana,
el hombre que intercepta su camino.

Entre Batuc y Sásabe, norteño,


en la magia pascoia de la noche
repta su danza cascabel el s1,1eño.

Arde la sangre. En el celeste paño


rojo y ultravioleta del crepúsculo
una palmera ...

Y el cielo azul como la noche, cierto,


entre los labios de la pasajera.

12
La mano, la caricia,
la voz y la palabra.
El aliento, la rosa,
el aroma, la forma,
la ceniza, la llama,
la miel y la raíz.
El aire, la campana,
el cuerpo,
el alma.

[El trompo de siete colores, 1925]

LA ARAI\/A EQUILIBRISTA

De rosal a rosal, en la pista de abril, tiende finos alambres me-


nuda equilibrista. Finos alambres para remendar la red de las
neblinas matinales o los rieles de luz itres mil años de viaje!-
de las estrellas remotas.
Las moscas trapecistas miran hipnotizadas el perfecto ejerci-
cio de las arañas en el alambre, cuando el run-run constante de
los contrabajos del abejorro señala los instantes de peligro.
La araña equilibrista subiría fácilmente, la escala de Jacob o
aquella construida con popotes por la viejecita que, barriendo,
barriendo, se encontró la moneda del sol en la alcancía de su
pobreza.

ÚLTIMO SUE!\1O

... Entonces yo tenía los años que me faltaban para morir. Ca-
minando de puntillas pasé del cuadro negro, sin despertar, al
cuadro blanco en donde se aprenden los límites del arte y lo ili-
mitado del deseo. Las siete cabezas, sembradas de ojos en un
carrizal de pestañas, me seguían, cortadas, por todos los rinco-

13
nes de1 juego y, obstinadamente, me rodeaban con los brazos de
sus miradas y las brasas de sus bocas.
(Voluptuosidad. Licor en la copa. Seno en la mano curva
hueca, que enciende la noche con su tacto.)
Pasaron los días y las noches -cuadro blanco, cuadro negro
en el jardín de los ajedreces-, renovados e iguales, amando a la
dama, odiando al rey, hasta que las siete cabezas de horrible
medida me vencieron con los brazos de sus miradas. y las brasas
de sus bocas.
Encontré la muerte en un cuadrito negro ... negro ... de
noche ... de ajedrez.

[Red, 1928]

SEGUNDO SUENO

a Raoul Fournier

Argumento

Una máscara de cloroformo, verde y olorosa a éter, cae sobre mi


cuerpo angustiado, horizontal, sobre la mesa de operaciones eri-
zada de signos como un barco empavesado. Sobre mi cabeza
Saturno, con su anillo de espejos, lentamente voltea y se mueve.
Batas blancas y enormes manos enguantadas de sangre me persi-
guen. Pasos de goma van y vienen en silencio como ratones.
Grito. Veo mis gritos que no se oyen, que no los oigo, que se
alejan y se pierden. Última imagen mi boca. Minero de mí mis-
mo estoy dentro de mi propio cuerpo. Angustia y soledad. Ejer-
cicios de profundo sueño. El cuerpo vive. ¿AJma? ¿cuerpo?
Fuera de la conciencia, del subconsciente y la memoria, el pro-
fundo silencio y el "no sé".
Y un retomo alegre, vital, a los sentidos que se beben la hir-
viente luz de la mañana y el aire fresco, impregnado de codicia,
con toda la sed de la ventana.
Lo último que se pierde es el oído. Una voz nos lleva y una

14
voz -la misma- nos trae desde muy lejos, desde otro túnel ma"
ternal, en ascenso del fantasma a la carne y del silencio .al ni mor.

(Apuntes después de la anestesia.)

Aufond de l'inconnu pour


. trouver el.u nouveau.

Ch. Baudelaire

Del sonido a la piedra y de la voz al sueño


en la postura eterna del dormido
sobre mármol de cirios y cuchillos
ofensa a la raíz
del árbol de la sangre -concentrado-
mi cuerpo vivo, mío,
mi concha de armadillo
triángulo de color sentido y movimiento
contorno de mi mundo que me adhiere y me forma y me
. [conduce.
del sonido a la voz y de la voz al .sueño.

Batas blancas y manos como encías


Pasos leves de goma de ratones
Luz hendida, amarilla, luz que hiere
bisturí del más hondo hueco de sombra oculta
Luz de paredes blancas, anémica, de mármol
Nidos del algodón para lo verde y negro
de la vida y la 111:uerte.

Mármoles y aluminios
que no empaña el reflejo ni el aliento ni el alba
de unos ojos de niño
Luz de allá de la llama amarillenta
para el aire del éter más fino de los cielos
Nidos del algodón
para las alas de los peces del alcanfor y el yodo
líquidos mensajeros de la muerte.

15
iOh, Saturno,
escafandra de siglos en mi siglo,.
descenderás conmigo entre los brazos
a un mundo de sigilos.
Y detrás de la muerte -centinelas-
ojos de dós en dos vivos, cautivos.

Soy el último testigo de mi cuerpo

Veo los rostros, la sábana, los cuchillos, las voces


. y el calor de mi sangre que enrojece los bordes
y el olor de mi aliento tan alegre y tan mío!

Soy el último testigo de mi cuerpo

· _Sien to que sien to


lo frío del mármol
y lo verde

y lo negro·
. . de mi pensamiento

Soy el último testigo de mi cuerpo

Postigo de sangre y llamas


Que bajo la piel respira
Equilibrio de las palmas
Que los vientos equilibra
Onda de otra mar salina
Con la tierra horizontada
Para paloma perdida
Y entre latidos hallada

Vida que por mí vigila


Oculta detrás del alma

16
La que mi cuerpo equilibra
Postigo de sangre y llamas
Mi nombre mi edad mi cuerpo
Ese que fui le he olvidado
Soy el alma que me hice
Y el cuerpo que me han quitado•;

(minero de mis ojos y mi oído


minero de mi cuerpo oscurecido
buzo perdido entre sus propias redes
horadando prisiones y montañas
por el silencio a flor de mis entrañas
en donde se evapora lo sentido
entre lunas, calor, sangre y paredes
desciendo verdinegro y aturdido)

Ni vivo ni muerto-sólo solo


El alma que me hice no la encuentro
Sin sen ti dos, despierto
Con mi sangre, dormido
Vivo y muerto
Perdido para mí
pero para los otros
hallado, junto, cerca, convivido,
con pulso, sangre, corazón, ardiendo ...

Esqueleto de nieve y de silencio


de sombra recogida en su vislumbre
desnudo en el dintel de los desiertos,
forma distinta de belleza rara
que la voz de mi estatua
no pudo asir desde su estrecha plaza,
esparce su corona de equilibrios
en mi silencio enjuto y envidiable

17
más allá de la boca de los pinos
que al tiempo alternan su minuto de aire.

Para un Dios sin latidos -Dios de sueño-


abrevia mi silencio en su silencio
donde crece la luna
donde agoniza el pájaro
donde el espacio ignora su pie leve.

Para que el árbol goce de su verde


La raíz nace oculta y amarilla
Y de savia la sangre se acuchilla
Y de aroma la fruta su piel muerde

Para que el árbol goce de su verde.

Para que el hombre nutra su ceniza


Guarda calor en la inválida mano
Sollozo mutilado en la sonrisa
Y la caricia verde del gusano

Para que el hombre nutra su ceniza.

Para que el alma su cordaje mida


Desistida del cuerpo y de la fecha
Impersonal como la muerte acecha
La memoria dispersa de su vida

Para que el alma su cordaje mida.

Para que el sueño con sus pies descubra


La morada precisa de la muerte
Tiene el ojo conciencia de lo inerte
Y la voz; el silencio y la penumbra

18
Para que el sueño con sus pies descubra
La morada precisa de la muerte.

El que .goza su cuerpo y su sonrisa


El que pesa la rosa
El que se baña en púrpuras de sangre ·
Espesa como mármol sin caricia
El que vive a la sombra deshojada
Del aire poco que respira y mancha
El verde por la orina verdenado
El plateado en ceniza
Que horada
Olvida
Hiere
Mientras goza el rescoldo de la muerte
El que de la mujer nada recibe
Y al hombre no da nada
El que asoma a los ojos sin cruzarlos
El partido por dos y en dos mitades
Iguales repartido
El sin olor
El Hombre .
Sólo por la palabra redimido.

alúcida · veloz clara ceñuda


desnuda sofocada misteriosa
menuda pura impura deseada
libre precisa frágil despojada
sola solemne solitaria y alma

alúcida veloz cálida· oscura


orgullosa dolida apasionada
ávida tímida arrojada · sobria
sensible fina libre leve dueña
multiforme constante sangre sangra

19
Debe ser débil rama la que a tu voz responde,
impreciso el dominio del fantasma
y la muerte,
· llano el césped de lirios y delirios
por donde corra libre lamento el de la mente
· · Debe ser fango el frío de las horas después
cuando se apague el fuego de la sangre
y el postigo y la llama,
horrendo cataclismo de la separación de lo que unido
fue vida y fue \'eneno,
para que desde el mármol olvido de mi cuerpo
tu voz de viento y sombra
de medida medida
de ca.!ores delgados
me atraiga y me deslice y me conduzca
otra vez al torrente de la vida

Debe ser débil rama mi voluntad,


humo la sensitiva de mi mano
y mi presencia aislada y amarilla
cuando tu voz ariadna, voz de viento y de sombra
caracol de palabras,
·. es mi último recuerdo y mi primer llamada
apenas balbuceo
en forma de palabra
que de nuevo me arranca a las entrañas
y me nace del sueño.

Luz que del sueño torna-forma clara,


luz, presencia, color y movimiento,
sin peso y sin pesar, desenlutada.
·que a las cosas devuelve su aislamiento

. Luz que del sueño vuelve-forma viva,


insistente mirar de la mirada
absorta, nueva, día,
y por primera vez iluminada

20
Aire corre..dor
Forma desnuda
en su volumen fresco
y en su modo de ser casi de fruta

Aire que muerdo a gritos y cuchillos


por la primera vez
como un ahogado
que a la orilla del aire
sabe que respirar es verbo, gracia y pájaro.

Diluido en alegría
encuentro justo el mundo que se toca
se mira y me compara,
el multifmme y único
el mundo de mis piernas y mis brazos
discípulos del ojo
maestro de distancias,
el mundo colmenero de voluntad y llamas,
calles, ciudades, hombres, amenazas,
imágenes, prisiones, ríos, ventanas,
triángulo de colores que me devuelve el alma.

Voz que del sueño vuelve,


adonde la caricia no penetra
desciende, alegra, el aire, el sol, la sangre ...
y me despierta.

[Sueños, 1933]

V. EN DONDE SE HABLA DEL CUERPO


SUJETO A LA ANESTESIA

Este cuerpo sellado por la inercia


vivo, sin voz, ausente, sin sentido,

21
que al grito de los hombres no despierta
y el sueño arrastra a su secreto sino

Este cuerpo mi cuerpo sometido


a la niebla más niebla de mi muerta
soledad sin presencia ni destino,
perdido el aire sin saber la esencia

Este cuerpo sin voz, metal sin fuego


mano sin despedida que no muevo
brazo lirio de lava y de ceniza

Aire sin soplo de ternura verde


este cuerpo sin voz ya no es la vida
pero tampoco el sueño ni la muerte.

IX. FORMAS DE SUENO

Este busto de yeso que respira


lunas de noche antiguas y metales
rodillas mutiladas desigu ales
que si la noche cubre el sueño mira

Esa mano de flores que conspira


al abrir y cerrar dedos cristales
sonrisa de coral ya sin corales
ajeno mar donde la voz expira

Estos ojos de verdes vegetales


que al fuego muerto de los goces gozan
y a lo oscuro me miran inmortales

22
Y esta'sombra de luz donde se rozan
las almas y los cuerpos que reposan.
Vivos suefios, bellezas funerales.

,
XIV. A LA ALEGRIA DELA VIDA
Y DE LA MUERTE

Espíritu que nace de lo inerte


negación de placer, cuerpo dormido
indolente conciencia del sentido
que goza de la rosa de la muerte

Otro placer sin sombra ¿quién advierte?


¿quién muda de color, descolorido,
sin sentir en la sangre que lo ha herido
el paso sigiloso de la muerte?

Y si ese labio calla y otro miente


y es el cut::rpo la letra y la medida
y el arte de morir es inconsciente

Color el agua sangre y no deserte


que al fuego de la sombra de la vida
no se es�ape mi sombra de la muerte.

[Muerte de cielo azul, 193 7]

23
ELEGÍA

IV

No la amante, el amor. La singladura


de la noche que .arrastra fuego frío
por las venas del sueño, poderío
de la encendida palidez oscura.

El amor, no la amante. El goce mío;


la imagen que desbasto; la onda pura
que invade entre las ruinas milocura
de tallar en diamante lo sombrío.

Nó la amante, el amor que le dio vida.


Lo que mi mano roza y estos ojos
desojan; lo que nace de la herida

soledad en la noche de mi sueño:


iEncarna"ción que vive entre despojos
de la que soy ioh, dulce sangre!- dueño!

EJERCICIO DE LA ROSA

II

Rosa de los sentidos que prefiero,


tacto, aroma y color en la mirada,
venenosa Jrescura respirada,
recinto de la vida del florero.

24
Al ritmo de mi sangre transportada
en el tallo de goces alfarero
-forma, aroma y color- la rosa, pero
por mis sentidos ya purificada.

Que cuando el agua sangre de la roca


de los sueños sin sueño de la vida
como la extremaunción sobre mi boca

sienta yo la frescura de tu inerte


sensitiva memoria florecida
en el sueño sin sueños de la muerte.

[En Hipnos, en Sueño y poesía, 1952]

25
Il. ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO

Sinaloa (Culiacán), Sinaloa, 25 de agosto de 1899-Ciudad de


México, 9 de mayo de 1939

Fue hijo del poeta Enrique González r-.fartínez, uno de los pocos
modernistas que iniluyeron en los·Contemporáneos y que logra-
ron rebasar los límites de aquella corriente poética. En 1913 in-
gresó en la Escuela Nacional Preparatoria y hacia 1918 entra en
contacto con todos los demás integrantes de lo que sería más
tarde la generación de Contemporáneos (1928-1931). En 1920
dirigió la sección literaria de El Heraldo de México y posterior-
mente se trasladó a Chile con el cargo de canciller, empleado
administrativo, en el consulado mexicano de Valparaíso. En
1922-23 de vuelta en México, fue, nombrado por José Vascon-
celos, primero subjefe y luego jefe del Departamento de Bellas
Artes de la Secretaría de Educación Pública. En 1925 realiza un
viaje a Europa al lado de su padre. En 1928 viaja a Italia y allá
trabaja al lado de Bemardo Gastélum, protector del grupo de
Contemporáneos, entonces ministro, es decir embajador de Mé-
xico en aquel país. En el año veintinueve regresa a México y aquí
trabaja en distintas oficínas públicas y enseña en la Escuela de
Verano de la UNAM. En el afio treinta y ocho viaja a Sinaloa,
de donde regr<:sa grave de una enfermedad que le costaría la vida.
González Rojo es tal vez el menos conocido y, por consiguien-
te, el menos leído de los poetas de su generación; sin embargo
fue quizá el más estimado de ese grupo. Propios y extraños hablan
de su trato cordial, de su actitud conciliadora y su permanente
afabilidad. Estas virtudes son parte importante de su biografía
y de la historia de los Contemporáneos, que sólo lograron una
cohesión a través de la poesía y no precisamente del trato per-
sonal. En ese "grupo de soledades", o "grupo sin grupo", la
personalidad de González Rojo aparece como lazo de unión y
punto de concordia entre actitudes poco comedidas y críticas
despiadadas. La poca trascendencia que ha tenido González Rojo

26
como poeta se debe a que los dos libros suyos publicados, El
puerto, 1923, y Espacio, 1926, no lograron imponerse como
poesía significativa en un momento de novedad y experimenta:
ci6n poéticas. González Rojo era entonces un poeta tradicional
en el sentido más preciso; en sus primeros poemas hay un ro�
manticismo tardío, mezclado a un postmodemismo no muy con­
vincente. La facilidad para versificar caracteriza a aquellos dos
libros, que, obviamente, no tuvieron una buena fortuna. Lo mejor
de la obra de este poeta está en su poesía no recogida aún en
volumen. "Estudio en cristal" y "Sobre la contemplación y
muerte de Narciso" (inconcluso), junto con el "Romance de
José Conde", poema poco común tanto por el tema como por
el metro -romance- entre los Contemporáneos, son lo más
acabado de González Rojo. Las dos primeras composiciones ci-
tadas le dan un lugar destacado en la poesía mexicana.

ESTUDIO EN CRISTAL

Agua profunda ya, sola y dormida,


en un �stanque de silencio muda.
Más allá de tu sueño, la memoria
en una tersa aparición de lago,
en una clara desnudez de cielo,
en reposo y sin mácula de nube.
Sobre tu lecho, diálogo de frondas
con sílabas maduras en la tarde;
la joven rama verde que se enjuga
los dedos de esmeralda entre tus linfas,
traza arrugas de círculos fugaces
que liman la quietud de la ribera.
A la frase del viento que se moja
y roza con sus �as este olvido,
el sueño, el despertar, el sueño solo,
y la imagen del sueño que resbala
por tu impoluta claridad de espejo.

27
Nace un tiempo sin alas, tiempo inútil,
encadenado a la falaz orilla
y quietas las gacelas de las horas.
La par presencia de los ojos hunde
en los vivos cristales la saeta,
que hiere reflexiva a quien la manda;
el lumínico vaso se desborda
y hay una blanca y cegadora luna
que nada entre las ondas de improviso.
Surge la línea de horizontes nuevos,
yace el rojo crepúsculo de antaño
entre las fauces del dragón marino;
y el verde mar de la leyenda copia,
en su azogada plenitud nocturna,
la lividez del astro como perla.
No más color. Lo negro está en la noche,
y apacienta sus tímidos rebaños
de sombras, por las sombras de la ruta
· y hacia los prados límites·del miedo.
Bajo dosel de mármoles felices,
en la hora precisa de los mármoles,
la segura mañana se despierta,
los cahellos desata, y ioh prodigio!,
va floreciendo en el palor del nardo
la bella y sola y plácida blancura.

En el cristal, la frente que se inclina,


purificada en su amplitud serena,
raudo bajel por las eterna�: agua...
Ayer no más, flotaba entre las olas
víctima de los vientos implacables
y presa de los ciegos torbellinos.
iHasta cuándo, Señor, la misma lucha!
iHasta cuándo este vértigo! las rotas
jarcias sin vida, las informes velas,
el mástil loco y el timón sin rumbo.

28
iSólo un milagro!. .. Y el milagro vino
exhalando los ángeles su aliento
más que el viento en la cresta de las ondas,
en sosegado aceite la premura.
Con la ilusión de la postrera escala,
el ancla se hunde en el ansiado puerto;
el chirriar de pesados eslabones
emprende el viaje hacia el abismo oscuro,
bajo la losa de los cielos claros
y en apartada soledad de viento.
Prisionero en las velas recogidas,
un retardado son de las borrascas
se escapa de la cárcel de las lonas,
y el último gemido de los aires
se estremece en el casco sin sentido.
Hoy se refleja en el cristal la pura
majestad del olvido; y al amparo
de tormentas marinas, se recrea
en la virtud de su silueta inmóvil
y en la firme columna del descanso.

¿y la voz? ¿y la voz que siempre tuvo


ancho sendero en la florida boca?
Escapada al espejo de otros años,
corre tímidamente y se deslumbra
ante la misma luz que la refleja.
Nace aurora sin alas, tiempo niño,
puro el ensueño, la mirada loca,
irreflexivo el don de la palabra.
Torpe vuelo que sube y que culmina
en la ignorancia de su propia altura
y en la eficacia de su impulso alerta.
Mido sus remos amplios en la hora
que acaba de nacer, pero me falta
el instrumento rudo, fiel, preciso,
que me convierta en número su canto.
iLíbreme yo, si en rapto de cordura,
ahogo el canto al exprimir la nota

29
y antes que la ascensión miro las alas!
Pero la voz de la pocsfa eleva
consigo la virtud que se remonta
en apretada pluma de sonidos.
Raya el cristal su música de nieve,
y en el reflejo de las aguas puras
�e cristaliza una canción exacta,
libre y presa a la vez, cálida y fría.

iComo este espejo en que me miro el alma!

[ 193 7]
[Plural, junio de 1981]

ROMANCE DE JOSÉ CONDE

Pueblo que distas del mar


y apartado estás del monte,
balanza en que se hallan fijos
los dos platillos de cobre,
a cinco gramos por cada
una de las dos-regiones.
Río que lame tus pies,
río que la arena sorbe;
nube que cmza tu cielo,
nube enredada en la torre.
iAy, que el viento se ha llevado
las campanadas de bronce!
Viento que vino y se fue
sin que sepamos adónde.

30
11"ay en tu plaza una escuda,
--aula, patio, corredores-
y en los días ya lejanos
de mil no\'(�cientos once,
mientras que los niüos juegan
en el descanso, se oyen
tímida voz que pregunta
y otra grave que responde.
iAy, que el viento se ha llevado
por el espacio las voces!
Viento que vino y se fue
sin que sepamos adónde ...

II

El viento sopló del mar,


el mar amigo del viento:
sabor de sales marinas
en el conturbado cielo,
frescura en el corazón
y brasas en el aliento.

Apenas cruzó las dunas


mareadas de reflejos,
apenas rozó los campos
doblegados a su vuelo,
apena,s movió los bosques,
apenas trepó a l_os cerros;
cuando su voz que se oía
como una lluvia de acero,
llegó barriendo las sombras
y asesinando el silencio.

31
Alguien que captó el mensaje,
alguien que supo entenderlo:
rayo de asombro en la nube,
grito de angustia en el suelo.
iViento que sopló del mar,
el mar, amigo del viento!

III

Y saliera José Conde


en alas de su caballo,
lago de luz en los ojos,
rojos de pasión los brazos.
Lleva cien hombres consigo
y cruza veloz el campo:
clarines como canciones,
espadas como relámpagos.

El polvo de mil senderos


se desparrama a su paso
y en nubes grises se prende
·alas hojas de los álamos.
Galope que precipita
el sonido de los cascos·
sobre las piedras absortas
y el asombro de los prados.

Ya salieraJosé Conde,
fuerza y pasión en el ánimo.
Al chocar armas y espuelas
entre sí, forman un canto
con las voces de los hombres
y el chillido de los pájaros,
con el rugir de los vientos
y el estallar de los látigos.

32
IV

Dos centinelas se yerguen


a la mitad del camino,
compañeros inmutables
desde hace siglos y siglos.
Si de cerca, de esmeralda;
si de lejos, de zafiro.
Siempre elevados y mudos
y solitarios testigos.

Aquél sostiene una antorcha


humeante, grave signo
de que aún vigila y espera,
sus broncos fuegos extintos.
Ella, a su lado, reposa
en su. albo lecho de lirios,
la frente como de nardos,
verde el regazo de pinos.

Ángeles desde la altura


soplan su aliento divino
sobre los montes enhiestos
y los profuridos abismos.
Viento sobre el valle insomne,
cruzado de campesinos
esfuerzos, llagado en surcos,
tan explotado y prolífico.

Y a los pies de los volcanes,


José Conde y sus amigos
oyen en alas del viento
el mensaje repetido.
Pájaros cruzan los aires,
peñascos saltan los ríos,
y los jinetes galopan
hacia el tremendo destino.

33
V

Soldados fueron los hombres


de anchos sombreros de palma,
de ojos tristes, pies desnudos
y de calzones de manta.
Soldados fueron un día,
soldados por la montaña,
soldados entre las sombras
y soldados por el alba.
Dejaron hijos, mujeres,
abandonaron sus casas;
posaron sobre sus hombros
la carabina pesada
y prendieron en su pecho,
nueva cruz, las dos cananas.

Hombres de moreno rostro


fueron soldados, en blanca
procesión por los caminos
desde la tierra asoleada,
entre los pinos eternos
y hacia las cumbres nevadas.
Silencio humilde en la boca,
canto de fuego en las armas,
dejaron atrás jardines,
jardines de Cuemavaca,
los barrancos de verdura
y los arroyos de plata.

Con ellos va José Conde,


al frente de ellos cabalga,
y sus pasos van tan lejos
como alcanza su mirada.
Adelante van los ojos
y el temor queda a la espalda;
la frente va al pensamiento,

34
el corazón a las ansias,
los brazos a la fatiga
y los pechos a las_ balas.

VI

Mañanita de batalla,
iquién viera sobre la loma
cómo se van lai estrellas,
cómo se van las estrellas,
cómo se pierden las sombras!
La nieve de las montañas
de desnuda se sonroja,
y airecillos de la sierra
vuelan, cantan, hielan, soplan.

Nacen al aire mil ecos


en el tambor que redoblá.;
llueve metal de clarines
y de acero son las notas;
manos crispadas empuñan ·
la bandera que tremolan;
y los ángeles guerreros,
invisibles a la tropa,
pasan moviendo· sus alas
firmes, de pausas sonoras.

Balas que cruzan el viento,


y un viento que las arroja·
sobre los pechos humanos
abiertos en amapolas.
Miradas que se eternizan,
cuerpos que la tierra ahondan,
y cantos que ya no salen
de las entreabiertas bocas.

35
Y un descanso que es fatiga,
pero fatiga de gloria.
Duerme hermano con hermáno,
mientras la tierra se abona
con vino puro, perfecto,
rojo de sangre y de· rosas.
iMañanita de batalla,
que te pierdes por la loma!

VII

-Si tú quisieras, morena,


ojitos de capulín,
toda la noche pasara
eri tus brazos sin dormir.
Cansancio de la victoria
ya no existe para mí,
que fatiga de hombre nunca,
nunca la pude sentir ...

Las manos sobre los hombros,


los cuerpos sobre el tapiz
. .
de la hierba, las dos bocas
que ya se qmeren mur.

-Suéltame ya, José Conde,


déjame, que no es aquí
donde te daré mi cuerpo
oloroso a ajonjolí.
Ven a mi casa esta. noche,
que no te sientan venir:
mi casa es aquella casa
rodeada de jardín...

36
Nadie escuchara sus voces
sino una serpiente vil,
sino la oreja traidora
que las fuera a repetir.
iJosé Conde, José Conde,
tan descuidado y feliz,
la infamia que te preparan
quién te pudiera decir!

Aquella noche se acerca


silencioso hasta el jardín,
toca la puerta cerrada
que luego le van a abrir
manos blancas, negros ojos,
labios color de rubí,
cuerpo moreno a sus ansias
oloroso a ajonjolí.

VIlI

-Date preso, José Conde,


que te encuentras bien cercado,
pues somos para ti solo
más de cincuenta soldados.
Inútil es que te ocultes,
porque te vende el caballo
que, con relinchos de miedo,
hiere el suelo con sus cascos.
iDate preso,José Conde,
y saldrás mejor librado!

Voz que divide la sombra,


rumor que rompe el abrazo,
grito que separa cuerpos
unidos desde los labios.

37
- iDónde mi camisa limpia,
dónde mi vestido charro,
dónde mis espuelas de oro,
dónde mi alazán dorado!

Montara como ranchero,


es decir, tan bien montado,
que atravesara las filas
de enemigos asustados,
saltara sobre una cerca
sin temor a los disparos,
y como sombra en las sombras
se saliera del poblado.

Los caminos nunca vieron


una fuga de centauro
más veloz que la de Conde
con el pecho acribillado.
Detrás corre la jauría
de cincuenta perros bravos,
lejos las fauces hambrientas
de la presa que acosaron,
mientras los ecos repiten
aullidos de desencanto.

José Conde se detiene.


El abismo de un barranco
se abre a sus pies. El destino
le pone el último obstáculo
invencible a sus esfuerzos,
enemigo a sus cuidados,
abierta sima en la cual
la muerte lo está esperando.

Los mastines ya se acercan


con los pelos erizados,

38
brilla en sus ojos la burla,
suena en su voz el escarnio .•.
- iDate preso, José Conde,
que al fin te encuentras cercado!

Las espuelas del jinete


trazan zureos encamados
y arrancan tiras sangrientas
de los temblorosos flancos.
Al castigo, el noble bruto
bate en el aire las manos,
sus patas clava en el suelo
y se rebela ante el salto. ·
Todo su cuerpo encabrita,
los ojos desorbitados,
y a sus soplidos de angustia
mezcla sudores de espanto.

José Conde corta el.viento


con su voz y con su látigo
y el rebelde bruto empina
su cabezahacialo alto.
La breve lucha contemplan
los enemigos cercanos•.•

Y pudo más el dominio


del hombre sobre el caballo.

IX

Cayó del monte al barranco.


iPobrecito José Conde!
Su cue1po herido cien veces
tierra maternal acoge
y aprieta contra su seno
de peñascos y de flores.
Le sirve de lecho el musgo
y de sábana la noche;
un río lame la sangre
que se vierte a borbotones,
y el aire alisa en las sienes
sus cabellos en desorden.

Sólo una estrella lo mira,


con lívidos resplandores
que se encienden y se apagan
como faros en las torres.
Y él, para siempre tranquilo.
Los brazos en cruz y sobre
ki. tierra que le devuelve
el beso de los adioses.

Alas del viento se llevan


por el espacio su nombre,
y los poetas lo cantan
y lo recuerdan los pobres.
iViento roto de los mares,
roto viento entre los montes,
viento que vino y se fue
sin que sepamos adónde!

Suenan, suenan las campanas


con campanadas de bronce,
y los ecos de la sierra
a las campanas responden.
Claman, claman los clarines
con clarinadas de cobre,
y las aguas en torrente
saltan y gimen acordes.

40
Hay un silencio en la selva,
hay un sollozo en los hombres ...
Mientras, cual pájaro libre
que escapa de sus prisiones,
los eternos campos cruza
mi maestro José Conde.

ENVÍO

Tú, dedicado al gobierno,


pero después de la lucha,
y que paciente has medido
los sembrados y las yuntas.
Tú, que repartes la tierra
entre las ansiosas turbas,
man<t liberal que dona
la ofrenda piadosa y justa .•.

Oye en el poema el canto


de aquél que sobre la ruta
cayó, pero no vencido,
pues lo abona tu conducta.
iTierra! -clamó José Conde.
La tierra negra y madura,
la tierra para los pobres
y a su trabajo fecunda;
la tierra humilde y serena,
la tierra herida y convulsa,
la tierra que, ya pasadas
horas de dolor y lucha,
crece en panojas de ensueño
y de esperanzas futuras.

[Letras de México, 15 de mayo de 1939]

41
SOBRE LA CONTEMPLACIÓN Y
MUERTE DE NARCISO

La recatada selva que perdura,


fija obsesión, enhiesta arquitectura,
reverdece el rigor de su destino.
Desprende el viento en renovado viaje
gotas de luz, tesoro del follaje,
liviano fruto de laurel divino.

El alba, que se asoma tras un velo


de gasa y nube en sorprendido cielo,
prende vivo rubor en cada rosa
cuyos secretos labios desanuda,
mientras brilla en los pétalos desnuda
la pura perla matinal gozosa.

Todo es igual. Y yo, sujeto al mismo


recodo de la fuente, mi bautismo
de eternidad recibo con espanto.
Signo de soledad para mi frente,
agua de sombra; y en el labio ardiente,
la amarga sal para el futuro canto.

Implacable y eterna, cada hora


hiere sobre mis ansias. Si la aurora,
con despiadada y roja quemadura;
y la noche me entume con el frío
de su abrazo a la margen de este río
donde mi desconsuelo se madura.

Pienso en aquel que en la penumbra ingrata

42
de la prisión, sus vínculos desata
y rompe sus cadenas y cerrojos.
iPobre de mí, que sin morirme muero,
de mis hundidas plantas prisionero ·
y en libertad las ansias y los ojos!

Pasan las ondas. Su menuda pris·a:


sólo pliega el cristal, vaga sonrisa
en intocados labios, leve arruga
sobre la limpia placidez del raso.
Pasan las ondas, y el contin110 paso
es como una esperanza que se fuga.

Alada pluma, fugitivo empeño,


asciende el ave. Su volar de sueño
huella la altura que al humano asombra.
Y mis ojos contemplan esa huida,
y saben que en el aire suspendida
sombra es al viento y solamente sombra ..

Mientras, clavado estoy en el profundo


corazón de la tierra. Si en el mundo
brotan renuevos, brilla la esperanza,
surge el -amor y se eterniza el juego:
sólo ceniza soy en tomo al fuego,
sólo quietud en donde el hombre avanza.

Y me asomo a la fuente apetecida,


pulimentado espejo que convida
a contemplarse eternamente a solas.
En el quieto cristal, la imagen pura
nace en'sí misma, fonna su figura
y tiembla a la caricia de las olas.

43
II

Muda pasión de atardecer resbala


en tamizada luz, íntima escala,
diurna Selene, plateada vía.
Une su voz el sosegado viento,
y a su palabra de divino acento
el campo se estremece todflvía.

Fijo de claridad, limpio de· bruma,


el río prisionero de la espuma
rompe la diamantina telaraña.
En el móvil cristal en que se ahogan
prisa y afán, los ojos interrogan
su espejo de crepúsculo y montaña.

Secreto asombro sin cesar vivido.


Muere,.vuelve a nacer, y el perseguido
rostro se asoma en cristalina huella.
Rayo solar que en la celeste ruta
hiere las aguas y su ser trasmuta
en tibia llama y sorprendida estrella.

Desde hace siglos busca la mirada


respuesta de tus ojos. La llamada
de Eco gentil, desesperada nota,
cruza los aires, llega a mi retiro;
pero sordo a la voz, apenas miro
tu faz de abismo que del tiempo brota.

En la aterida soledad se aleja,


ínú til ya, la .desolada queja
que hiere los sentidos. Y reposa
la angustia del oído, sin que nada

44
detenga la avidez de la mirada
ni turbe su violencia presurosa.

Pesado fruto, colosal racimo


de temor, de esperanza, cuando arrimo ...

[Letras de México, 15 de diciembre de 1939]

NOCTURNO

Los que llegamos a ti, labios desnudos


y los ojos abiertos.
Los que, con mano presurosa,
hemos arrancado de tus senos rígidos
el ropaje de luna
y hundido el rostro en los helados
jardines de tu cuerpo.
Aquellos que desprendimos de nosotros
ansiosa lluvia de caricias,
lentas sobre la angustia de tu cabellera de sombra
y hondas sobre tu duro corazón de ébano.
Los que hemos oído cantar en la penumbra
el rumor de tu abrazo
y sonar en tu garganta estremecida
los collares del miedo ...

(Volvemos hacia ti, oh amada noche,


a tu barca de pasión fuerte y oscura,
empujada al abismo por tus ángeles negros!

[Poesía y prosa, 1917-1939]

45
III. CARLOS PELLICER

Villahermosa, Tabasco, 4 de noviembre de 1899-Ciudad de Mé­


xico, 16 de febrero de 1977

Desde niño vivió en la Ciudad de México; estudio aquí y en Bo­


gotá, Colombia. Viajó a América del Sur en el año de 1922; visitó
Europa y el Cercano Oriente entre 1926 y 29. Fue profesor de
literatura e historia en distintas escuelas y en la Facultad de Fi­
losofía y Letras de la UNAM. Perteneció a la Academia Mexicana
de la Lengua desde 1953; antes, en 1944, había recibido el pre­
mio nacional de literatura. Fue director del Departamento de
Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública. Fue un extra­
ordinario museólogo; a él se deben maravillosas obras de museo­
grafía como el Parque de la Venta, en Villahermosa, Tabasco; el
Anahuacalli, que alberga la colección de piezas prehispánicas de
Diego Rivera; la casa de Diego y Frida Kahlo, en Coyoacán; el
Museo de Tepoztlán, Morelos, pueblo donde el poeta tuvo una
casa muchos años y al que dedicó hermosos sonetos. Enamorado
del paisaje de México, coleccionó varios cuadros de José María
Velasco. Fue senador por su estado natal, en un intento de ayudar
a los campesinos tabasqueños. Su muerte constituyó un verda­
dero luto para las letras mexicanas y varios homenajes se han
hecho al poeta desde entonces.
Pellicer compartió con los otros Contemporáneos toda una
época de gloria de la poesía nacional, si bien nunca se sintió
completamente identificado con ellos. Fue el más prolífico de
todos por lo que se refiere a la creación poética: escribió siem­
pre, con una gran fidelidad a la poesía, género que los demás
abandonaron pronto como actividad primordial de su quehacer
literario. Por otra parte, mantuvo una actitud política sólida, in­
quebrantable, y se identificó siempre con todos los movimientos
de liberación de los países latinoamericanos.
Su poesía tiene, más que temas, pasiones, y éstas son México,
América, el paisaje, los héroes y algu nos aspectos de la religión.

46
Una mezcla de socialismo y catolicismo caracterizó su actuación
pública en determinados momentos; opinaba que el cristianismo
fue primero que nada una causa popular. Entre su �or a san
Francisco de Asís, el nacimiento que cada año ponía. �n su casa
y sus convicciones políticas no hay diferencia. Los nacimientos-·
de Pellicer fueron su obra efímera. Nos queda su poesía y su
ejemplo; el acierto con que asimila y transforma las .imágenes
de Rubén Darío, la sonoridad y la música de Salvador Díaz Miró_n
y las presencias de otros poetas, pintores� héroes, paisajes. ...

ESTUDIO

a Pedro Henr(q'l!,éJt, Ureña

Jugaré con las casas de Curazao,


pondré el mar a la izquierda
y haré más puentes movedizos.
ilo que diga el poeta!
estamos en Holanda y en América
y es una isla de juguetería,
con decretos de Reina
y ventanas y puertas de alegría.
con las cuerdas de la lira.
y los pañuelos del viaje,
haremos velas para los botes.
que no van a ninguna parte.
la casa de Gobierno es demasiado pequeña
para una familia holandesa.
por la tarde vendrá Claude Monet
a comer cosas azules y eléctricas.
y por esa callejuela sospechosa
haremos pasar la Ronda de Rembrandt.
..• pásame el puerto de.Curazao!
isla 'de juguetería,
con decretos de Reina
y ventanas•y puertas de alegría.

47
RECUERDOS DE IZA

Un pueblecito de los Andes

1 Creeríase que la población,


después de recorrer el valle,
perdió la razón
. y se trazó una sola calle.

2 Y así bajo la cordillera


. se apostó febrilmente como la primavera.

3 En sus ventas el alcohol


está mezclado con sol.

· 4 Sus mujeres y sus flores


hablan el dialecto de los colores.

5 Y el riachuelo que corre como un caballo,


arrastra las gallinas en Febrero y en Mayo.

·6 Pasan por la acera


lo mismo el cura, que la vaca y que la luz postrera.

7 Aquí no suceden cosas


de mayor trascendencia que las rosas.

8 . Como amenaza lluvia,


se ha vuelto morena la tarde que era rubia.

48
9 Parece que la brisa
estrena un perfume y un nu_evo giro.

1O Un cantar me despliega una sonrisa


y me hunde un suspiro.

[Colores en el mar (1915-1920), 1921]

DIVAGACIÓN DEL PUERTO

Es claro:
me gusta más Veracruz,
que Curazao.
Aquí llega la primavera
en buque de vapor
y allá en barco de madera.
Y con la primavera
el amor.
Mi baúl está lleno de huellas
de Nueva York
de Colombia y de Venezuela.
Dulce melancolía
de viajar.
Ilusión de moverse a otro poema
que alguna vez se había de cantar.
Nueva York se opuso a mi conciencia
pero esta invaluable ciudad,
inclusos Rockefeller y Roosevelt,
por cinco centavos la pude comprar.
¿verdad Mr. Woolworth?
Mas una tarde aguas fuertes costosísimas
húbela de abandonar.
(Crepúsculo desde el puente de Brooklyn
y última hoja otoñal.)
iViajar!

49
Es una ilusión
más.
En Cuba bailé un <lanzón
-impresión de baño de mar-,
adivinad: punto y guión.
La Habana
con su abanico suave
y su mujer imposibilitada
para ser Beatriz.
(Allí han estado Cleopatra Faraona
y Teodora Emperatriz.)
El que de Roma va pierde su Roma.
Cigarro y hembra viva; madrigal de Hafiz.
En las travesías
la luna exagera
mi melancolía.
Desde la cubierta,
la Noche absoluta, íntegra, perfecta,
me echa en cara su oro desde l'as estrellas.
Momento inexorable de ignorancia,
estupidez y miseria.
El íntimo desorden de mi raza.
Kant aplastado por Inglaterra.
La inutilidad de mi vida.
El mendigo que espera.
La Navidad estéril de la obrerita.
Los ricos y la ingratitud eterna.
Y sobre todas las cosas,
la infinita tristeza
de Nuestro Señor Jesucristo,
en las últimas tardes de Galilea.
Y el ansia de ser bueno y humilde,
y sin embargo, querer izar muchas banderas ...
En las travesías
la luna exagera mi melancolía.
En Veracruz hay muchos tiburones
que comen yanquis con frecuencia.
Truculento plato de ladrones.
Las tardes son mejores
que las de Curazao.

50
Las mujeres van desnudas
en su confabulación de trapos.
Recuerdo que allí tuve un amigo
que me decía: "no seas guaje,
con guitarras y liras
iniciemos mejoras al paisaje.
Y o traeré de mi casa unas sillas
y tú las forrarás con celajes."
l\.'li amigo se fue con una bailarina
y ahora vive de estibador en el Há.vre.
Viajar;
es una ilusión más.
Alma mía que te entristeces
por la triste�a humana;
y construyes a la luz de la luna
una Ciudad Sagrada.
Tú te sabes quedar sola en el puerto
para encender el faro.
Sálvate de la angustia
de tu primer naufragio
y escoge la estrella futura
a donde irás a cantar otros cantos.
En tu Universo propio hay una hora
inaugural de tu destino:
ilíbrate de no escucharla, cuídate de no sentirla!
y haz de tu vida un tiempo joven
que centralice todos los caminos.

ODA A CUAUHTÉMOC

[Primera parte]

Jesús, te has olvidado de mi América·,


ven a nacer un día sobre estas tierras locas.
¿No basta odiarse tanto? la fe que tú decías
aún no arde su hilo de luz en nuestras bocas.

51
Es un magno crepúsculo tras un fondo de rocas.
Sobre las fuentes negras crecen las lejanías...
Danos una mirada por nuestras melodías.
Enciéndenos los ojos y sella nuestras bocas.
Que no haya "discursos,. sino actos perfectos.
Yo sé (aunque no lo digas), que somos predilectos...
iHuracanea un riesgo que hasta tus plantas grita!
iEI amor será inmenso! iNo basta odiarse tanto?
Sobre las playas tórridas tu ola azul se agita
brotando signos turbios y acantilando un canto.

· [Piedra de sacrifici'os. Poema iberoamericano, 1924]

LA AURORA

Para el maestro Antonio Caso

Amaneció,
como en la jícara de Uruapan
y en el sarape de Oaxaca.
iYuridiapúndaro y Pátzcuaro!
Tzintzuntzan y Chapala.
¿Recordáis el venado azul
que vuestras miradas pintaron?
Traed, acercad la luz,
todas las sombras se olvidaron.
La ola verde que encalló
sobre el litoral vacío
perdió su cargamento de espuma
por culpa de vuestros lirios.
Adelgazad el gesto a vuestra mano,
iz.ad el pañuelo en primicia de p�.
El ciprés ha venido de morado
y la palmera va a bailar.
¿Escucháis la marimba del agua?

52
iComitán y Tonalá!
Tras de los árboles la nube
que está aprendiendo a volar,
ha detenido su poema
para veros danzar.
Vuestra mirada jalisciense
salpica de oro la mañana
y estira en plata el amarillo
de luz revuelto con el agua.
¿Habéis olvídado a la luna
o es vuestra sombrilla blanca?
Y a estáis desnuda como un poco de agua.
Como un poco de agua que cayera
sobre las tímidas rodillas
desnudas de la primavera.
La desnudez os ilumina
como un poco de piano en la noche.
El agua entera se amotina
a vuestros pies hecha colores.
Y así vuestra sonrisa cae
como una cinta sobre el agua,
porque atará nuevos jacintos
para el tibor de la ma.fiana.

DESEOS

a Salvador Novo

Trópico, para qué me diste


las manos llenas de color.
Todo lo que yo toque
se llenará de sol.
En las tardes sutil.es de otras tierras
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.
Déjame un solo instante
dejar de ser grito y color.

53
Déjame un solo instante
cambiar de clima el corazón,
beber la penumbra de una cosa desierta,
inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
dispersarme en la orilla de una suave devoción,
acariciar dulcemente las cabelleras lacias
y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.
iüh, dejar de ser un solo instante
el Ayudante de Campo del sol!
iTrópico, para qué me diste
las manos llenas de color!

SEGADOR

a]osé Vasconcelos

El segador, con pausas de música,


segaba la tarde.
Su ho7- es tan fina,
que siega las dulces espigas y siega la tarde.

Segador que en dorados niveles camina


con su ruido afilado,
derrotando las finas alturas de oro
echa abajo también el ocaso

Segaba las claras espigas.


Su pausa era música.
Su sombra alargaba la tarde.
En los ojos traía un lucero
que a veces brincaba por todo el paisaje.

54
La hoz afilada tan fino
segaba lo mismo
la espiga que el último sol de la tarde.

[6, 7 poemas, 1924]

GRUPOS DE PALOMAS

a la señora Lupe Me.dina ·de Ortega

Los grupos de palomas,


notas, claves, silencios, alteraciones,
modifican el ritmo de la loma.
La que se sabe tomas.o! afina
las ruedas luminosas de su cuello
· con mirar hacia atrás a su vecina.
Le da al sol la mirada
y escurre en una �ola pincelada
plan de vuelos a nubes campesinas.

La gris es· una joven extranjera


cuyas ropas de viaje
dan aire de sorpresas al paisaje
sin compradoras y sin primaveras.

55
3

Hay una casi negra


que bebe astillas de a6r: ua en una piedra.
Después se pule el pico,
mira sus uñas, ve las de las otras,
abre un ala y la cierra, tira un brinco
y se para debajo de las rosas.
El fotógrafo dice:
para el jueves, señora.
Un palomo amontona sus erres cabeceadas,
y ella busca alfileres
en el suelo que brilla por nada.
Los grupos de palomas
-notas; claves, silencios, alteraciones-,
modifican lugares de la loma.

La inevitablemente blanca,
sabe su perfección. Bebe en la fuente
y se bebe a sí misma y se adelgaza
cual un poco de brisa en una lente
que recoge el paisaje.
Es una simpleza
cerca del agua. Inclina la cabeza
con tal dulzura,
que la escritura desfallece
en una serie de sílabas maquras.

Corre un automóvil y las palomas vuelan.

56,
En la aritmética del vuelo,
los ochos árabes desdóblanse
y la suma es impar. Se mueve el cielo
y la casa se vuelve redonda.
Un viraje profundo.
Regresan las palomas.
Notas. Claves. Silencios. Alteraciones.
El lápiz se descubre, se inclinan las lomas,
y por 20 centavos se cantan la.s canciones.

México, 1925

, '
P ARIS, CANCION DE PRIMAVERA

a l'rfonterwgt'o

He de vofoe1· a fr, Pari.� dil1ino

Amado Nervo

¿p...les qué pues


con la primavera,
mi Sefiora,
pues qué pues?
¿Esto era,
o esto es?

Y en ágiles olvidos me de�doblo.


Y desprendo entre nombres y señales,
la rosa de papel que estrene el día
y las rodillas blancas que lo dancen.

Algo de Xochimilco

57
sobre las plazas tristes de París.
Y esta boda otoñal
-actriz o bailarina cuarentona-
que es la primavera de París,
pone en las manos palmas y coronas.
¿Pues qué pues
con la primavera,
mi Señora,
pa.es qué pues,
esto era,
o esto es·i)

Y el automóvil va a la madrugada.
Media hora de sol pinta la aldea
sin gallos que es París.
30 minutos para vivir, y nada más.
El cóndor del Jardín de Plantas
asolea el recuerdo de sus alas.
Media hora para el público
tropical. Y nada más
Rue Bolivar, n 'est pas?
Y allí nos encontramos
los hindúes, los javaneses, los mayas,
y conversamos de nuestros pájaros,
de nuestros árboles
y de las historias sagradas
y de las ciudades que se suicidan
y de las montañas
desde donde se ve el mundo.
Queda un minuto
para acabaF de desnudarse
y huir.
Llueve.
Llueve inútilmente. Llueve.
La primavera,
nota el aumento de sus piernas
sobre el espejo negro de la calle.
Los animales del trópico
nos llenamos los bolsillos

58
de lámparas portátiles.
Llueve.
Y los días
resbalan en la cáscara de mango
del deseo enjoyado de otro clima
con piernas que abran rumbas y abran tango·s,
entre los deberes hon�stos del radio
y de la bárbara melancolía.
Llueve. Llueve inútilmente.

¿Pues qué pues


con la primavera,
mi Señora,
pues qué. pues,
esto era,
o esto es?

Pá.rs's, 1926

ESTUDIOS

[Fragmento]

Relojes descompuestos,
voluntarios caminos
sobre la música del tiempo.
Hora y .veinte.
Gracias a vuestro
paso
lento,
llego a las citas mucho después

59
y así me doy todo a las máquinas
gigantescts y translúcidas del siiencio.

II

Diez kilómetros sobre la vía


de un tren retrasado.
El paisaje crece
dividido de telegramas.
· Las noticias van a tener tiempo
de cambiar de camisa.

La juventud se prolonga diez minutos,


el ojo caza tres sonrisas.
Kilo de panoramas
pagado con el t.icrnpo
que se gana perdiendo.

III

· Las horas se adelgazan;


de una salen diez.
Es el trópico, .
prodigioso y funesto.
Nadie sabe qué hora es.

LA DANZA

Pie fugaz de la danza, pie divino


cuyo tacto doró la última tierra.
Paso de onda, libertad que encierra
sangre y viento en la flor de su destino.

60
Tono y compás orillan el camino
que abisma el pie con su sagrada guerra.
(Desnudaba la brisa una honda tierra,
música y paz y tiempos para el trino.)

Movía el corazón ruedas doradas


en un juego de sombras avivadas
por la espiral que asciende y perfecciona,

y el ritmo, todo desnudez, ceñía


los arcos de una vívida corona,
pie de la danza y copa sobre el día.

México, 1924

[Hora y 20, 1927]

A LA POESÍA

Sabor de octubre en tus hombros,


de abril tu mano da olor.
Reflejo de cien espejos
tu cuerpo.
Noche en las flautas mi voz.

Tus pasos fueron caminos


de música. La danzó
la espiral envuelta en hojas
de horas.
Desnuda liberación.

61.
La cifra de tu estatura,
la de la ola que alzó
tu peso de tiempo intacto.
Mi brazo
sutilmente la ciñó.

En medio de las espigas


y· a tu mirada estival,
afilé la hoz que alía
al día
la cosecha sideral.

Trigo esbelto a fondo azul


cae al brillo de la hoz.
Grano de oro a fondo negro
aviento
con un cósmico temblor.

Sembrar en el campo aéreo,


crecer alto a flor sutil.
Sudó la tierra y el paso
a ocaso
del rojo cedía al gris.

Niveló su ancha caricia


la mano sobre el trigal.
Todas e idénticas: iuna!
Desnuda
la voz libre dio a cantar.

Sabor de octubre en tus hombros,


de abril tu mano da olor.
Espejo de cien espejos
mi cuerpo,
.anochecerá en tu voz.

Siracusa, 1928

62
POEMA ELEMENTAL

a Rafael ·cabrera

El aire

El aire es transparente
cual el silencio en una lectura prodigiosa.
Y funde la cera voluptuosa
del mediodía,
y es una rosa
de caminos estelares,
un fruto diáfano, una sombra divina
que acerca espíritus· y mares,
pájaros y naranjas,
nube más piedras tórridas y palabras marinas.
El aire es translúcido
como el saludo de los amantes
en los grupos cordiales.
Alía en arcos invisibles
la palabra olvidada, las augustas señales
y las manos de la danza fúnebre
que antes saludaron a la primavera.
El aire me persuade de tu ausencia, ioh amor! ·
Aire, fino-aire, largo-aire-lira, aire-cera.

El agua

Aguas horizontales
con hombres y peces y nubes.
Aguas azules y verdes,
espacio palpitante,
atmósfera del paraíso submarino
cuyas medusas arcangélicas
mudan ojos y manos en huertos coralinos.

63
Aguas reales del viaje fabuloso
manchadas como tigres por las guerras .
. Aguas víctimas o insaciables en la sed de la tierra;
· sorbo de sed, aguas vírgenes .
. Una gota de agua
salvó la última espiga del scm brado
. o hizo temblar el dorso de Susana
entre las barbas bíblícas del baño.
· A.r'!.ld. del nadador que la divide
Ya
y vuelve laurel o ·vida nueva.
Eh las tinajas familiares
el agua se hace negra
de silencio y frescor, Y el ritmo de los mares
vira el buque ladrón que halló en las islas fiestas.
Asruas verticales, horizontal, cerámica y primera.

El fuego

Si.>bre la yema de los dedos


se sostiene la noche
aérea y enorme.
El espíritu reposa en el seno
del vasto paisaje astronómico.
Amarra el mar su puerto traficante de estrellas
y el aire es el pulmón lleno
sobre las máquinas minerales de la tierra.
Es la noche clarís1ma diálogo universal.
Pulsos de fiebre imponen la voz negra INFINITO
que se quema en los labios del eterno deseo sideral.
El ciclo gira ágilmente
. sobre eI·convoy de ceros de las cifras humanas
y hace estallare! horizonte de las hormigas
.con un tiro <lt.: �6lidü
·que aventura en el alma una sornbra de augustas palabras.
Fuego a velocidades por los íntimos tactos,
fuego de sacras catástrofes,
fuego en el magno silencio empuñado de voces flamígeras,
aire quemado en los hornos de vidrio del mar.

64
Sobre la yema de los dedos
se sostiene la noche
aérea y enorme.

La tierra

El mediodía se derrite.
Huele ·a cabras y a espuma de mar.
El pie dejó su sombra en el camino
y va a danzar.
La tierra da su sangre para la humana sangre;
la festival y sepulcral, la tierra viva,
base del pie, ímpetu de ala, ansia de naves,
la tierra feliz, tan bella como la tierra maldita.
El mar que la enamora
y el aire que la ve desnuda,
juntas las cejas triples cuando la antigua aurora
une en acto fecundo tierra y fuego.
iTierra! Voz marítima,
límite y ambición, próspero grano,
heroína y cerámica.
La azuleen los kilómetros o la palpen las manos
está llena de odio, de amor y de esperanza.
Por disfrutarte
Alejandro discóbolo siente el aire de Brahma.
Por ayudar a poseerte
Leonardo enflaquece en el castillo de Milán.
Te coronaron de águilas y plantas militares-,
a ti, buena tierra campesina
que hueles a cabra y a espuma de mar.

La muerte

Semejante a la sombra de Dios


circula entre rtosotros imponderable y fecunda.
Es el sagrado elemento, el fluido del tránsito,

65
la inmensa fe muda.
Semejan.te a la sombra de Dios
que vigila la tierra y el fuego y el aire y el mar,
trae el orden que disminuye y aumenta,
la resta y la suma total.
Semejante a la sombra de Dios
es bella por indudable e invisible.
La fe de su esperanza embellece un instante
el juramento del amor.
Semejante a la sombra de Dios
se esparce en el pensamiento
y nos domina sin nombrarla nunca,
y c;eca las llagas, y en el sueño
amontona la nada, cosa aérea y ruda.
Semejante a la sombra de Dios
hiere a la guerra con la paz sañuda
de las altas venganzas.
Salúdala, cazador de los trópicos,
y tú, capitán del submarino,
y tú, que no buscas lo que alcanzas,
hombre divino.
Salúdala, pueblo de súplicas
que te despierta el sol y te salpica el mar.
(Sacude un vasto aliento el corazón del aire
que funde estrellas, fecunda voces y va en un largo dar.)

Envío

Elemental, la mano enriquecida


rayó el agua al diamante y echó al fuego
del poema, las fuerzas de la vida.

Salvó la muerte el fruto de la aurora,


y el pie fino del bosque
redondea su falda bailadora.

69
El canto sube y en el alma ondea
la sensación del baño en una ola
· que adelgaza los visos de la arena.

Liberándola de alas y cadenas


quedó a la orilla de una mar hermosa,
la boca gráve y la visión serena ..

Porque dijo los nombres de las cosas


que azogan el espejo de la vida,
elemental la mano enriquecida
que pesa aire por perlas y por danzas el fuego,
te saluda y envía.

En Agrigento y en el mar Jónico, 1926

[Camino, 1929]

ESQUEMAS PARA UNA .ODA TROPICAL

a Jorge Cuesta

La oda tropical a cuatro voces


ha de llegar sentada en la mecida
que amarró la guirnalda de la orquídea.

Vendrá del Sur, del Este y del Oeste,


del Norte avión, del Centro que culmina
la pirámide trunca de mi vida.

67
Yo quiero arder mis pies en los braseros
de la angustia más sola,
para salir desnudo hacia el poema
con las sandalias de aire que otros poros
inocentes le den.

A la cintura tórrida del día


han de correr los jóvenes aceites
de las noches de luna del pantano.

La esbeltez de ese día


será la fuga de la danza en ella,
la voluntad medida en el instante
del reposo estatuario,
el agua de la sed
rota en el cántaro.

Entonces yo podría
tolerar la epidermis
de la vida espfral de la palmera,
valerme de su sombra que los aires mutilan,
ser fiel a su belleza
sin pedestal, erecta en ella misma,
sola, tan sola que todos los árboles
la mirannoche y día.
Así mi voz al centro de las cuatro
voces fundamentales
tendría sobre su hombros
el peso de las aves del paraíso .
. La palabra Oceanía
se podría bañar en buches de oro
y en la espuma: flotante que se quiebra,
oírse, espuma a espuma, gigantes�a.

El deseo del viaje,


siempre deseo sería.

68
Del fruto verde a los frutos maduros
las distancias maduran en penumbras
que de pronto retoñan en tonos niños.

En la ciudad, entre fuerzas automóviles


los hombres sudorosos beben agua en guanábanas.

Es la bolsa de semen de los trópicos


que huele a azul en carnes madrugadas
en el encanto lóbrego del bosque.
La tortuga terrestre
carga encima un gran trozo
que cayó cuando el sol se hacía lenguas.
Y así huele a guanábana
de los helechos a la ceiba.

Un triángulo divino
mace_ra su quietud entre la selva
del Ganges. Las pasiones
crecen hasta pudrirse. Sube entonces
el tiempo de los lotos y la selva
tiene ya en su poder una sonrisa.
De los tigres al boa
hormigu ea la voz de la aventura
espiritual. Y el Himalaya
tomó en sus brazos la quietud nacida
junto a las verdes máquinas del trópico.

Las brisas limoneras


ruedan en el remanso de los ríos.
Y la igu ana nostálgica de siglos
en los perfiles largos de su tiempo
fue, es, y será.

Una tarde en Chichén yo estaba en medio

69
del agua subterránea que un instante
se vuelve cielo. En los muros del pozo
un jardín vertical cerraba el vuelo
de mis ojos. Silencio tras silencio
me anudaron la voz y en cada músculo
sentí mi desnudez hecha de espanto.
Una serpiente, apenas,
desató aquel encanto
y pasó por mi sangre una gran sombra
que ya en el horizonte fue un lucero.
lLas manos del destino
encendieron la hoguera de mi cuerpo?

En los estanques del Brasil diez hojas


junto a otras diez hojas, junto a otras diez hojas,
de un metro de diámetro
.florean en un día, cada año,
una flor sola, blanca al entreabrirse,
que al paso que el gran sol del Amazonas
sube,
se tiñe lentamente de los rosas del rosa
a los rojos que horadan la sangre de la muerte;
y así naufraga cuando el sol acaba
y fecunda pudriéndose la otra primavera.

El trópico entrañable·
sostiene en carne viva la belleza
de Dios. La tierra, el agua, el aire, el fuego,
al Sur, al Norte, al Este, y al Oeste
concentran las semillas esenciales
el cielo de sorpresas
la desnudez intacta de las horas
y el ruido de las vastas soledades.

La oda tropical a cuatro voces


podrá llegar, palabra por palabra,
a beber en mis labios,

70
a amarrarse en mis brazos,
a golpear en mi pecho,
a sentarse en mis piernas,
a darme la salud hasta matarme
y a esp arcinne en sí m�sma.,
a que yo sea a vuelta de palabras,
palmera y antílope,
ceiba y caimán, helecho y ave-lira,
tarántula y orquídea, zenzontle y anaconda.
Entonces seré un grito, un solo grito claro
que dirija en mi voz las propias voces
y alce de monte a monte
la voz del mar que arrastra las ciudades.
iOh t_rópico!
Y el grito de la noche que alerta el horizonte.

HORAS DE JUNIO.

Vuelvo a ti, soledad, agua vacía,


agua de mis imágenes, tan muerta,
nube de mis palabras, tan desierta,
noche de'la indecible poesía.

Por ti la misma sangre -tuya y mía­


corre al alma de nadie siempre abierta.
Por ti la angustia es sombra de la puerta
que no se abre de noche ni.de díá..

Sigo la infancia en tu prisión, y el juego


que alterna muertes y resurrecciones
de una imagen a otra vive ciego�

Claman el viento, el sol y el mar del viaje.

71
Yo devoro mis propios corazones
y juego con los ojos del paisaje.

Junio me dio la voz, la silenciosa


música de callar un sentimiento.
Junio se lleva ahora como el viento
la esperanza más dulce y espaciosa.

Yo saqué de mi voz la limpia rosa,


única rosa eterna del momento.
No la tomó el amor, la llevó el viento
y el alma inútilmente fue gozosa.

Al año de morir todos los días


los frutos de mi voz dijeron tanto
y tan calladamente, que unos días

vivieron a la sombra de aquel canto.


(Aquí la voz se quiebra y el espanto
de tanta .soledad llena los días.)

Hoy hace un año,Junio, que nos viste,


desconocidos, juntos, un instante.
Llévame a ese momento de diamante
que tú en un año has vuelto perla triste.

Álzame hasta la nube que ya existe,


líbrame de las nubes, adelante.
Haz que la nube sea el buen instante
que hoy cumple un año,Junio, que me diste.

Yo pasaré la noche junto al cielo

72
para escoger la nube, la primera
nube que salga del sueño, del cielo.

del mar, del pensamiento, de la hora,


de la única hora que me espera.
iNube de mis palabras, protectora!

HORAS DE JUNIO

Junio, jardín de junio, yo no quise


sino sólo una voz de su ternura,
besar el aire que en sus ojos dura
y soltar en mis labios lo que dice.

Aire, junio en los aires ya predice


las imágenes muertas en la oscura
piedad de las palabras que apresura
la sola poesía que no quise.

Agua, en tus lluvias llévame ceñido


al campo de sus ojos, al latido
del corazón que halle en otra sombra.

Róbame a los espacios que su acento


busque al azar, fuera de luz y sombra.
Yo cubriré mi sombra con el viento.

Junio que no cumpliste el prometido


fruto del sacrificio, tú caminas
y a las treinta jornadas avecinas
el ave prodigiosa del olvido.

73
Y o me quedo más solo que tu olvido
en la imagen creciente de tus ruinas.
iYo caminara lo que tú caminas!
i Y o olvidara el olvido de tu olvido!

iNoche de la implacable poesía!


Por ti la misma sangre, tuya y mía,
corre el alma de nadie siempre abierta.

Por ti la angustia es llave de la puerta


que no se abrió de noche ni de día.
iAgua de mis imágenes, tan muerta!

,
POESIA

Poesía, verdad, poema mío,


fuerza de amor que halló tus manos, lejos,
en un vuelo de junios pulió espejos
y halló en la luz la palidez, el frío.

Yo rebosé los cántaros del río,


paré la luz en los remansos viejos,
di órdenes a todos los reflejos;
Junio perfecto dio su poderío.

Poesía, verdad de todo sueño,


nunca he sido de ti más corto dueño
que en este amor en cuyas nubes muero.

Huye de mí, conviérteme en tu olvido,


en el tiempo imposible, en el primero
de todos los recuerdos del olvido.

[Hora de junio, 1937]

74
VUELO DE VOCES

Mariposa, flor de aire,


peina el área de la rosa.
Todo es así: mariposa
cuando se vive en el aire.
Y las horas de aire son
las que de las voces vuelan.
Sólo en las voces que vuelan
lleva alas el corazón.
Llévalas de aquí que son
únicas voces que vuelan.

[Exágonos, 1941]

RECINTO
[Fragmento]

II

Que se cierre esa puerta


que no me deja estar a solas con tus besos.
Que se cierre esa puerta
por donde campos, sol y rosas quieren vernos,
Esa puerta. por donde
la cal azul de los pilares entra
a mirar como niños maliciosos
la timidez de nuestras dos caricias
que no se dan porque la puerta, abierta ...

Por razones serenas


pasamos largo tiempo a puerta abierta.
Y arriesgado es besarse
y oprimirse las manos, ni siquiera

75
· mirarse demasiado, ni siquiera
callar en buena lid ...

. Pero en la noche
la puerta se echa·encima de sí misma
y se cierra tan ciega y claramente,
que nos sentimos ya, tú y yo, en campo abierto
escogiendo caricias como joyas
ocultas en las noc:hes con jardines
puestos en las rodillas de los montes,
pero solos, tú y yo.

La mórbida penumbra
enlaza nuestros cuerpos y saquea
mi ternura tesoro,
la fuerza de mis brazos que te agobian
tan dulcemente, el gran beso insaciable
que se bebe a sí mismo
y en su espacio redime
· lo pequeño de ilímites distancias ...

Dichosa puerta que nos acompañas,


cerrada, en nuestra dicha. Tu obstrucción
es la liberación destas dos cárceles;
la escapatoria de las dos pisadas
idénticas que saltan a la nube
de la que se regresa en la mañana.

IV

Vida,
. ten piedad de nuestra inmensa dicha.
Deste amor cuya órbita concilia
la estatuaria fugaz de día y noche.
Este amor cuyos juegos son desnudo

.76
espejo reflector de aguas intactas.
Oh, persona sedienta que del brote
de una mirada suspendiste
el aire del poema,
la música riachuelo que te ciñe
del fino torso·a los serenos ojos
para robarse el fuego de tu cuerpo
y entibiar las rodillas del remanso.
Vida,
ten piedad del amor en cuyo orden
somos los capiteles coronados.
Este amor que ascendimos y doblamos
para ocultar lo oculto que ocultamos.
Tenso viso de seda
del horizonte labio de la aus·encia,
brilla.

Salgo a mirar el valle y en un monte


pongo los ojos donde tú a esas horas
pasas junto a recuerdos y rocío
entre el mudo clamor de egregias rosas
y los activos brazos del estío.

VIII

Tú eres más que mis ojos porque v�s


lo que en mis ojos llevo de tu vida.
Y así camino ciego de mí mismo
iluminado por mis ojos que arden
con el fuego de ti.

Tú eres más que mi oído porque escuchas


lo que en mi oído llevo de tu voz.

Y así camino sordo de mí mismo


lleno de las ternuras de tu acento.
i La sola voz de ti!

77
Tú eres más que mi olfato porque hueles
lo que mi olfato lleva de tu olor.
Y así voy ignorando el propio aroma,
emanando tus ámbitos perfumes,
pronto huerto de ti.

Tú eres más que mi lengua porque gustas


lo que en mi lengua llevo de ti sólo,
y así voy insensible a mis sabores
saboreando el deleite de los tuyos,
sólo sabor de ti.

Tú eres más que mi tacto porque en mí


tu caricia acaricias y desbordas.
Y así toco en mi cuerpo la delicia
de tus manos quemadas por las mías.

Yo solamente soy el vivo espejo


de tus sentidos. La fidelidad
del lago en la garganta del volcán.

XVI

¿Qué harás? ¿En qué momento


tus ojos pensarán en mis caricias?
¿y frente a cuáles cosas, de repente,
dejarás, en silencio, una sonrisa?
Y si en la calle
hallas mi boca triste en otra gente,
¿¡a seguirás?
¿Qué harás si en los comercios -semejanza.s-
algo de mí encuentras?

¿Qué harás?

78
¿y si en ei campo un grupo de palmeras
o un grupo de palomas o uno de figuras
vieras?
(Las estrofas brillan en sus _aventuras
de desnudas imágenes primeras.).

¿y si al pasar frente a la casa abierta,


alguien adentro grita: i Carlos 1?
lHabrá en tu corazón el buen latido?
lCómo será el acento de tu paso?

Tu carta trae el perfume predilecto.


Y o la beso y la aspiro.
En el rápido drama de un suspiro
la alcoba se encamina hacia otro aspecto.
lQué harás?

Los versos tienen ya los ojos fijos.


La actitud se prolonga. De las manos
caen papel y lápiz. Infinito
es el recuerdo. $e oyen en el ca1npo
las cosas de la noche. -Una vez
te hallé en el tranvía y no me viste.
-Atravesando un bosque ambos lloramos.
-Hay dos sitios malditos en la ciudad. ¿Mé diste
tu dirección la noche del infierno?
-.•• Y yo creí morirme mirándote llorar,
Yo soy •..
Y me sacude el vieritó.
lQué haras?

[Recinto, agosto de 1930 a enero de 1931, en Recinto·


· ·
y·otras-·
·
imágenes, 1941]

79
DISCURSO POR LAS FLORES

a Joaquín Romero

Entre todas las flores, señoras y señores,


es el lirio morado la que más me .alucina.
Andando una mañana solo por Palestina,
algo de mi conciencia con morados colores
tomó forma de flor y careció de espinas.

El aire con un pétalo tocaba las colinas


. que inaugura la piedra de los alrededores.

Ser flor es ser un poco de colores con brisa.


Sueño de cada flor la mañana revisa·
con los dedos mojados y los pómulos duros
de ponerse en la cara la humedad de los muros.

El reino vegetal es un país lejano


aun cuando nosotros creárnoslo a la mano.
Difícil es llegar a esbeltas latitudes;
mejor que doña Brújula, los jóvenes laúdes.
Las palabras con ritmo -camino del poema­
se adhieren a la intacta sospeGha de una yema.
Algo en mi sangre viaja con voz de clorofila.
Cuando a un árbol le doy la rama de mi mano
siento la conexión y lo que se destila
en el alma cuando alguien está junto a un hermano.
Hace poco·, en Tabasco, la gran ceiba de Atasta
me entregó cinco rumbos de su existencia. Izó
las más altas banderas que en su memoria vasta
el viento de los siglos inútilmente ajó.

Estar árbol a veces, es quedarse mirando

80
(sin dejar de crecer) el agua humanidad
y llenarse de pájaros para poder, cantando,
reflejar en las ondas quietud y soledad.

Ser flor es ser un poco de colores con brisa;


la vida de una flor cabe en una sonrisa.
Las orquídeas .penumbras mueren de una mirada
mal puesta de los hombres que no saben ver nada.
En los nidos de orquídeas la noche pone un huevo
y al otro día nace color de color nuevo.
La orquídea es una flor de origen submarino.
Una vez a unos hongos, allá por Tepoztlán,
los hallé recorpando la historia y el destino
de esas flores que anidan tan distantes del mar.

Cuando el nopal florece hay un ligero aumento


de luz. Por fuerza hidráulica el nopal multiplica
su imagen. Y entre espinas con que se da tormento,
momento colibrí a la flor califica.

El pueblo mexicano tiene dos obsesiones:


el gusto por la muerte y el amor a las flores.
Antes de que nosotros "habláramos castilla"
hubo un día del mes consagrado a la muerte;
había extraña guerra que llamaron florida
y en sangre los altares chorreaban buena suerte.

También el calendario registra un día flor.


Día Xóchitl. Xochipilli se desnudó al amor
de las flores. Sus piernas, sus hombros, sus rodillas
tienen flores. Sus dedos en hueco, tienen flores
frescas a cada hora. En su máscara brilla
la sonrisa profunda de todos los amores.

(Por las calles aún vemos cargadas de alcatraces

81
a esas jóvenes indias en que Diego Rivera
halló a través de siglos los eternos enlaces
de un pueblo en pie que siembra la misma primavera.)

A sangre y flor el pueblo mexicano ha vivido.


Vive de sangre y flor su recuerdo y su olvido.
(Cuando estas cosas digo mi corazón se ahonda
en su lecho de piedra de agua clara y redonda.)

Si está herido de rosas un jardín, los gorriones


le romperán con vidrio sonoros corazones
de gorriones de vidrio, y el rosal más herido
deshojará una rosa allá por los rincones,
donde los nomeolvides en silencio han sufrido.

Nada nos hiere tanto como hallar una flor


sepultada en las páginas de un libro. La lectura
calla; y en nuestros ojos, lo triste del amor
humedece la flor de una antigua ternura.

(Como ustedes han visto, señoras y señores,


hay tristeza también en esto de las flores.)

Claro que el clarísimo jardín de abril y mayo


todo se ve de frente y nada de soslayo.
Es uno tan jardín entonces que la tierra
mueve gozosamente la negrura que encierra,
y el alma vegetal que hay on la vida humana
crea el cielo y las nubes que inventan la mañana.

Estos mayos y abriles se alargan hasta octubre.


Todo el Valle de México de colores se cubre
y hay en su poesía de otoñal primavera
un largo sentimiento de esperanza que espera.

82
Siempre por esos días salgo al campo. (Yo siempre
salgo al campo.) La lluvia y el hombre como siempre
hacen temblar el campo. Ese último jardín,
en el valle de octubre, tiene un profundo fin.

Yo quisiera decirle otra frase a la orquídea;


esa frase sería una frase lapídea;
mas tengo ya las manos tan silvestres que en vano
saldrían las palabras perfectas de_ mi mano.

Que la última flor de esta prosa con flores


séala un pensamiento. (De pensar lo que s�ento
al sentir lo que piensan las flores, los colores
de la cara poética los desvanece el viento
que oculta en jacarandas las palabras mejores.)

Quiero que nadie sepa que estoy enamorado.


De esto entienden y escuchan solamente las flores.
A decir me acompañe cualquier lirio morado;
señoras y señores, aquí hemos terminado.

TEMPESTAD Y CALMA EN HONOR DE MORELOS

a José Clemente Orozco

Primero

Imaginad:
una espada
en medio de un jardín.

Eso es Morelos
88
imaginad:
una pedrada
sobre la alfombra de una triste fie·sta.

Eso es More/os

Imaginad:
una llamarada
. en almacén logrado por avaricia y robo.

Eso es Morelos

Ya tengo las imágenes pero no las palabras.


Pero hay aceros, y piedras, y llamas.
Porque nada hay más hondamente hermoso
para el humano oído, que la palabra.
·Si las palabras vinieran para decir: Morelos,
vendrían ocultas en esos nubarrones de piedra
que a unos cuantos kilómetros nos miran:
La tempestad de rocas de Tepoztlán, vecina,
el huracán de piedra de Tepoztlán, que avanza,
esas gargantas que vociferan árboles,
esos peldaños a pájaros y lluvias
cuando pas<,1 la noche de resonantes piedras
y el sol sacude el sueño de la luz, allá arriba.
Aún hay aceros. Y piedras. Y llamas.
Esta es la hora de las palabras
terriblemente cristianas.
Las que hieren, las que arden, las que aplastan .
. iAh! iSi yo pudiera arrojar mi corazón
y provocar una grieta en la montaña!
iHablar en piedra y escribir en llamas!
La espada silenciosa que abrió el cerrado pecho:
ni up. corazón que surja_: todo estaba desierto.
:La zumbadora piedra que el cuerpo ha derrumbado:
. era sólo una cáscara y polvo dentro de ella.

84
EJ siempre fuego que a la ciudad ardió:
halló sólo papeles, y el humo, no duró ...
Estas son las palabras terriblemente buenas,
palabras vivas, hechas de llamas sobre las piedras.

Grité iMorelos!, hace quince años desde las rocas de Tepoztlán.


iOlor a Cuautla! Y entre palmeras hechas laureles
salté al abismo del heroísmo; grité iMorelos!
Y vi la tierra abajo desde el verde al azul.
Y unas botas sin ruido lo estremecieron todo
y sudaba una frente su pañuelo de luz.
Grité iMorelos!, hace quince años en Acapulco.
Y clamoroso mar me atropelló.
Una raya de verde movida en cuatro azules
espiral rumor blanco dentro della enrolló.
Y un trueno hizo caer el roble de los vientos.
Y oí en mí mismo cuando mi pecho gritó iMorelos!
Y a un alto en mis arterias fue mi sangre a parar.
Bajar del monte, querer el mar.
Vivir con pocas palabras;
pero en cada palabra tener una tempestad.
Ah, si yo pudiera haberlas dicho,
acero, piedra, llama.
Gritar Morelos y sentir la flama.
Gritar Morelos y lanzar la piedra.
Gritar Morelos y escalofriar la espada.
Tú fuiste una espada de Cristo,
que al gu na vez, tal vez, tocó el demonio.
Gloria a ti por la tierra repartida.
Perdón a tu crueldad de mármol negro.
Gloria a ti porque hablaste tu voz diciendo América.
Perdón a tu flaqueza en el martirio.
Gloria a ti al igualar indios, negros y blancos.
Gloria a ti, mexicano y hombre continental.
Gloria a ti que empobreciste a los ricos
y te hiciste comer de los humildes,
procurador de Cristo en el Magníficat.
Gritar Morelos
es escuchar la Gloria y sentir el perdón.

85
Segundo

Un muchacho, de pie, que ha trabajado


de sol a sol, reclina su costado
contra un árbol tan grande que parece
que el cielo abarca y que la tierra crece
en su horizonte azul, tras otro azul nublado.

Masca las hojas tiernas de un retoño


· que arrancó sin querer. Cielo de otoño
nubes enormes pinta y abandona.
Un aire de esplendor y de corona,
alrededor del campo.
¿Qué mira que no ve? La luz enciende.
dos luces en sus pies, y lo suspende.· .•
Con los ojos clavados, sangró su pensamiento.
El campo agranda la quietud del viento
que a flor de soledad silencio tiende.

De cuando en vez levántasele el pecho


y aun el cercano techo
ligeramente se conturba. Sube
ya en la última nube
ese rumor de corazón maltrecho.
Un suspiro en la tarde siempre adara
ese otro atardecer que nos separa.

Habla y no se le escucha,
cual si moviera labios de muy lejos.
Inmóvil, y así se ve que lucha
tal una sombra herida por espejos.

Por entre la camisa


blanquea su persona.
Y es negra por exacta su sonrisa

86
cuando la luz declárase campeona
como en plena mitad cáliz de misa.
La luz, que sombras lentas ocasiona,
cuelga los papelitos de ia brisa
y así el final de su presencia acciona.

¿Qué mira que no ve joven campestre?


Tiene la cicatriz de un día ecuestre:
una bestia y un árbol. Algún día
la yegua enrojecida del combate
sentirá su talón, y su acicate
poderoso, será fuerza que guía.

Bajo un árbol inmenso


crece un varón. Después olerá a incienso,
luego a pólvora. De pronto en una estrella
brilla la voz de Dios. Y en el intenso
anochecer, palab:ras que maduran huella
salen del joven criollo con silencioso ascenso.
La tarde se abrió el pecho ·y le acercó su estrella.

Cuernavaca, 9 de mayo de_1946.

TEMA PARA UN NOCTURNO

Cuando hayan salidó del reloj todas las honnig�


y se abra -por fin- la puerta de la soledad,
la muerte,
ya no me encontrará.

Me buscará entre los árboles, enloquecidos


por el silencio de una cosa tras otra.
No me hallará en la altiplanicie deshilada
sintiéndola en la fuente de una rosa ..

87
Estoy partiendo el fruto del insomnio
con la mano acuchillada por el azar.
·· Y la casa está abierta de tal modo,
que la muerte ya no me encontrará.

. Y ha de buscarme sobre los árboles y entre las nubes.


( iFnito y color la voz encenderá!)
Y no puedo esperarla: tengo cita
con la vida, a las luces de un cantar.

Se oyen pasos �¿muy lejos? ... - todavía


hay tiempo de escapar.
· Para subir la noche sus luceros,
u;n hondo son de sombras cayó sobre la mar.

·Ya la sangre contra el corazón se estrella.


Anochece tan claro que me puedo desnudar.
Así, cuando la muerte venga a buscarme,
mi ropa solamente encontrará.

31 de octubre de 1945

[Subordinaciones, 1949]

NOCTURNO

III

E�tre la selva enorme de la hierba


la hormiga y una gota de rocío
:_todo el cielo y la tierra- mudo espío
y alguien inmóvil y voraz me observa.

88
¿Adónde va la hormiga? ¿Qué reserva
a esa gota de cielo? ¿A qué albedrío
pertenecen mis ojos? ¿soy ya mío?
El tiempo entre los án geles me observa.

Nada y Eternidad. Un haz de viento


desordenó la hierba. Aquella hormiga
perdió el campo y el mínimo aposento

celestial, escurrió su clara miga.


Surgió el alma y el cielo corpulento
la levantó, profundo, de una espiga.

SONETOS FRATERNALES

"Hermano Sol", nuestro padre san Francisco

a Jaime Sabínes

Hermano Sol, cuando te plazca, vamos


a colocar la tarde cuando quieras.
Tiene la milpa edad para que hicieras
con puñados de luz sonoros tramos.

Si en la. última piedra nos sentamos


verás cómo caminan las hileras
y las hormigas de tu luz raseras
moverán prodigiosos miligramos.

89
Se fue haciendo la tarde con las flores
silvestres. Y unos cuantos resplandores
sacaron de la luz el tiempo oscuro

que acomodó el silencio; con las manos


encendimos la estrella y como hermanos
caminamos detrás de un hondo muro.

SONETOS DOLOROSOS

[Fragmento]

He pasado la vida con los ojos


en las manos y el habla en paladeo
de color y volumen y floreo
de todos los jardines en manojos.

iCon cuánta agilidad robé cerrojos!


No conoció la lengua titubeo;
y después de geográfico cateo
amoraté el azul desde altos rojos.

Y a con las piernas de un camino hermoso


sudé para sentir en el reposo
los hilos de la brisa humedecidos.

Si mi sombra a mi cuerpo correspon.de


es que el silencio aconteció entre ruidos
y ha sabido saber cómo y adónde.

90
LOS SONETOS.DE.ZAPOTLÁN

a Juan José Arreola

Un amarillo estar de otoño al día.


Sus olvidadas comunicaciones
abrieron los antigu os corazones
que junio en otros junios exprimía.

Triunfos de corporal idolatría


desnudan sepulcrales posesiones.
Las perl�, amargadas_, las acciones
atléticas, vejada fantasía. ·

¿En dónde estás, eterna primavera?


lPor qué perdí tu claridad ligera
y en flore� amarillas te descubro?

Y devorado por mi boca herida,


con las palabras que té digo cubro
la muerte más hermosa de mi vida.

[Práctica de vuelo, 1956]

UN SONETO

El material de la noche florea.


Estoy luminosamente escondido.

91
Tiene el jazmín de Arabia tanto fluido
que así es la perfecdón que redondea.

Algo que nace, como que aletea.


· Un átomo de vida se ha encendido,
y el universo ejerce su tarea.
· iDónde estará la fuente del olvido?

· En el incendio inútil de una rosa


.· pereció perseguida mariposa.
· La noche puso en pie nombres callados.

Todos los sueños estaban despiertos;


y la vida con los ojos cerrados
. y la muerte con los ojos abiertos.

(Reincidencias, 19 7 81

HE OLVIDADO MI NOMBRE

He olvidado mi nombre.
Todo será posible menos llamarse Carlos.
¿y dónde habrá quedado?
lEn manos de qué algo habrá quedado?
Estoy entre la noche desnudo como un baño
· listo y que nadie usa por no ser el primero
. en revolver el mánnol d:e un agua tan estricta
que fuera uno a parar en estatua de aseo •

. Al olvidar mi- nombre siento comodidades


· de lluvia en un paraje donde nunca ha llovido.

92
Una presencia lluvia con paisaje
y un profundo entonar el olvido.

lQué hará mi nombre,


en d6nde habrá quedado?

Siento que un territorio parecido a Tabasco


me lleva entre sus ríos inaugurando bosques,
unos bosques tan jóvenes que da pena escucharlos
deletreando los nombres de los pájaros.

Son ríos que se bañan cuando lo anochecido


de todas las palabras siembra la confusión
y la desnudez del sueño está dormida
sobre los nombres íntimos de lo que fue una flor.

Y yo sin nombre y solo con mi cuerpo sin nombre


llamándole amarillo al azul y amarillo
a lo que nunca puede jamás ser amarillo;
feliz, desconocido· de todos los colores.

lA qué fruto sin árbol le habré dado mi nombre


. con este olvido lívido de tan feliz memoria?
En el Tabasco nuevo de un jaguar despertado
por los antiguos pájaros que enseñaron al día
a ponerse la voz igual que una sortija
de frente y de canto.

Jaguar que está en Tabasco y estrena desnudez


y se queda mirando los trajes de la selva,
con una gran penumbra de pereza y desdén.

Por nacer en Tabasco cubro de cercanías

93
húmedas y vitales el olvido a mi nombre
y otra ve_z terrenal y nuevo paraíso
mi cuerpo bien herido toda mi sangre corre.

Correr y ya sin nombre y estrenando hojarasca


de siglos.
Correr feliz, feliz de. no reconocerse
al invadir las islas de un viaje arena y tibio.
He perdido mi nombre.
¿En qué jirón de bosque habrá quedado?

¿Qué corazón del río lo tendrá como un pez,


sano y salvo?

Me matarán de hambre la aurora y el crepúsculo.


Un pan caliente -el Sol- me dará al mediodía.
Yo era siete y setenta y ahora sólo uno,
uno que vale uno de cerca y lejanía.

El bien bañado río todo desnudo y fuerte,


sin nombre de colores ni de cantos.
Defendido del Sol con la hoja de toh.
Todo será posible menos llamarse Carlos.

Villahermosa, a 15 de mayo de 1952

["Poemas no coleccionados'\ 1922-1976, en Obras. Poesía, 1981]

94
IV. JOSÉ GOROSTIZA

Villahermosa, Tabasco, 10 de noviembre de 1901-Ci'udad de


México, 16 de marzo de _1973

La biografía de Gorostiza, por lo que se refiere a datos cronoló­


gicos, se limita a unos estudios como bachiller en letras, a diversos
puestos diplomáticos en Londres, Holanda, Roma, Guatemala,
La Habana, Río de J aneiro, Florencia, París y las Naciones Uni­
das. También fue profesor de literatura e historia en diversas .
instituciones. Como funcionario público, fue subsecretario de
Relaciones Exteriores, de 1958 a 1963, y secretario del mismo
ministerio en 1964. Perteneció a la Academia Mexicana de la
Lengua. Recibió el premio nacional de letras en 1968.
Pero si su biografía es sintetizable no _lo es su obra, que se
caracteriza sin embargo por ser breve: los poemas de Canciones
para cantar en las barcas, que en su mayoría se inscriben en la
línea de la lírica tradicional española, las poquísimas composi­
ciones de El poema frustrado; y el grandioso poema Muerte sin
¡,:n, de 1939, que ha sido objeto de análisis y exégesis por parte _
_ de muchos estudiosos y desde di:v ersas perspectivas. Dentro de_
la poesía mexicana el antecedente de ese poema es el Primero
sueño, de sor Juana Inés de la Cruz, que fue puesto en prosa
por Alfonso Méndez Plancarte. Pero el p_roblema del poema de
Gorostiza no es su prosificación sino el desentrañamiento de su
significado, o de sus sígnificados. Cualquier intento en este sen­
tido merece elogios, sin embargo, como en todos ·los casos de
grandes poemas, quien intenta explicar el sentido de· la poesía
termina por decir, con otras palabras, lo mismo que el poeta ha
dicho. Otras vec�s, la explicación del texto va más allá .de ·1as
intenciones del poeta. Evidentemente, un poema como Muerte
sin fin debe ser, si no explicado, al menos comentado. Varios
críticos mexicanos reunieron sus· estudios sobre el poema en
uno de los cuadernos de la serie Testz'.monios del Fondó de Cul­
tura Económica; su lectura nos acerca sin· duda al mundo de

95
Gorostiza. Queda sin embargo el problerµa capital: ¿que signi­
fica todo Muerte sin fin? La respuesta es prácticamente impo-
. sible. La poesía es por esencia inapresable, ambigu a; del poema
de Gorostiza se pueden hacer varias interpretaciones, según los
niveles del poema y los enfoques de los lectores. Si Muerte sin fin
es un poema plural en sus significados y contenidos, su dificultad
consistiría en querer abarcar todas las lecturas que propone. Si
el lector 110 puede aprehender el texto en su totalidad, no por
.ello la experiencia de la lectura le será menos rica. Hay que leer
Muerte sin fin. Bastará la emoción de la lectura para lograr el
encuentro con esta extraordinaria obra de la poesía mexicana.

¿QUIÉN ME COMPRA UNA NARANJA?.

a Carlos Pellicer

¿Quién me compra una naranja


para mi consolación?
Una naranja madura
en forma de corazón..

La sal del mar en los labios


!ay de mí!
La sal del mar eri las venas
y en los labios recogí.

Nadie me diera los suyos


para besar.
La blanda espiga de un beso
yo no la puedo segar.

Nadie pidiera mi sangre


para beber .

. 96
Yo mismo no sé si corre
o si deja de correr.

Como se pierden las barcas


iay de mí!
como se pierden las nubes
y las barcas, me perdí.

Y pues nadie me lo pide,


ya no tengo corazón.
lQuién me compra una naranja
para mi consolación?

LA ORILLA DEL MAR

No es agua ni arena
la orilla del mar.

El agua sonora
de espuma sencilla,
el agua no puede
formarse la orilla.

Y porque descanse
en muelle lugar,
no es agua ni arena
la orilla del mar.

Las cosas discretas,


amables, sencillas;
las cosas se juntan
como las orillas.

97
Lo mismo los labios,
si quieren besar.

No es agua ni arena
la orilla del mar.

Y o sólo me miro
por cosa de muerto;
solo, desolado,
como en un desierto.

A mí venga el lloro,
pues debo penar.
No es agua ni arena
la orilla del mar.

SE ALEGRA EL MAR

Iremos a buscar
hojas de plátano al platanar.

Se alegra el mar.

Iremos a buscarlas en el camino,


padre de las madejas de lino.

Se alegra el mar.

Porque la luna (cumple quince años a pena)


se pone blanca, azul, roja, morena.

98
Se alegra el mar.

Porque la luna aprende consejo del mar,


el perfume de nardo se quiere mudar.

Se alegra el mar.

Siete varas de nardo desprenderé


para mi novia de lindo pie.

Se alegra el mar.

Siete varas de nardo; sólo un aroma,


una sola blancura de pluma de paloma.

Se alegra el mar.

Vida -le digo- blancas las desprendí, yo bien lo sé�


para mi novia de lindo pie.

Se alegra elmar.

Vida -le digo- blancas las desprendí.·


iNo se vuelvan oscuras por ser de mí!

Se ale�a el mar.

- 99
ACUAR10

a Xavier Villaurru.tia

Los peces de colores juegan


donde cantab.ajenny Lind.

J enny era casi una niña


por 1840,
pero tenía
un glu-glu dcr agua embelesada
en la piscina.etérea de su canto.

New York era pequeño entonces.


Las casitas de cuatro pisos
debían de secar la ropa
recién lavada
sobre los tendederos
azules de la madrugada.

Iremos a Battery Place


-aquí, tan cerca-
a recibir saludos de pañuelo
que nos dirigen los barcos de vela.

Y las sonrisas luminosas


de las cinco de la tarde,
oh, si darían
un brillo de luciérnaga a las calles.

Luego, cuando el iris del faro


ponga a tiro de piedra el horizonte,
tendremos pesca

100
de luces blancas, amarillas, rojas,
para olvidamos de Broadway.

Porque J enny Lind era


como el agua reída de burbujas
donde los peces de colores juegan.

DIBUJOS SOBRE UN PUERTO

l. El alba

El paisaje marino
en pesados colores se dibuja.
Duermen las cosas. Al salir, el alba
parece sobre el mar una burbuja.
Y la vida es apenas
un milagroso reposar de barcas
en la blanda quietud de las arenas.

2. La tarde

Ruedan las olas frágiles


de los atardeceres
como limpias canciones de mujeres.

3.Noctumo

El silencio por nadie s·e quebranta,


y nadie lo deplora.
Sólo se canta
la puesta del sol, desde la aurora.

101
Mas la luna, con ser
de luz a nuestro simple parecer,
nos parece sonora
cuando derraman sus manos ligeras
la~ ágiles sombras de las palmeras.

4. Elegía

A veces me dan ganas de llorar,


pero las suple el mar.

5. Cantarcillo

Salen las barcas al amanecer.


No se dejan amar,
pues suelen no volver
o sólo regresan a descansar.

6. El faro

Rubio pastor de barcas pescadoras.

y 7. Oración

La barca morena de un pescador,


cansada de bogar,
sobre la playa se puso a rezar:
iHazme, Señor,
un puerto en las orillas de este mar!

[Canciones para cantar en las barcas, 1925]

102
DEL POEMA FRUSTRADO

iAgua, no huyas de la sed, detente!


Detente, oh claro insomnio, en la llanura
de este sueño sin párpados que apura
el idioma febril de la corriente.

No el tierno simulacro que te miente,


entre rumores, viva; no, madura,
ama la sed esa tensión de hondura
con que saltó tu flecha de la fuente.

Detén, agua, tu prisa, porque en t�nto


te ciegue el ojo y te estrangule el canto,
dictar debieras a la muerte zonas;

que por tu propia muerte concebida,


sólo me das la piel endurecida
ioh movimiento, sierpe! que abandonas.

[Poesía, 1964]

103
MUERTE SIN FIN

Conmigo está el consejo y el ser,· yo soy la


inteligencia; mia es la fortaleza.

Proverbios, 8, 14.

Con él estaba yo ordenándolo todo; y fui


su delicia todos los d{as, teniendo solaz
delante de él en todo tiempo.

Proverbios, 8, 30.

Mas el que peca contra mi' defrauda su


alma; todos los ·que me aborrecen aman la
muerte.

Proverbios, 8, 36.

Lleno de mí, sitiado en mi epidermis


por un dios inasible que me ahoga,
mentido acaso
por su radiante atmósfera de luces
que oculta mi conciencia derramada,
mis alas rotas en esquirlas de aire,
mi torpe andar a tientas por el lodo;
lleno de mí -ahito- me descubro
eri la imagen atónita del agua,
que tan sólo es un tumbo inmarcesible,
un desplome de ángeles caídos
a la delicia intacta de su peso,
.· que nada tiene
sino la cara en blanco
hundida a medias, ya, como una risa agónica,
en las tenues holandas de la nube
y en los funestos cánticos del mar

104
-más resabio de sal o albor de cúmulo
que sola prisa de acosada espuma.
No obstante -oh paradoja- constreñida
por el rigor del vaso que la aclara,
el agua toma forma.
En él se asienta, ahonda y edifica,
cumple una edad amarga de silencios
y un reposo gentil de muerte niña,
sonriente, que desflora
un más allá de pájaros
en desbandada.
En la red de cristal que la estrangula,
allí, como en el agua de un espejo,
se reconoce;
atada allí, gota con gota,
marchito el tropo de espuma en la garganta
iqué desnudez de agua tan intensa,
qué agua tan agua,
está en su orbe tornasol soñando,
cantando ya una sed de hielo justo!
Mas qué vaso -también- más providente
éste que así se hinche
como una estrella en grano,
que así, en heroica promisión, se enciende
como un seno habitado por la dicha,
y rinde así, puntual,
una rotunda flor
de transparencia al agua,
un ojo proyectil que cobra alturas
y una ventana a gritos luminosos
sobre esa libertad enardecida
que se agobia de cándidas prisiones!

íMas qué vaso -también- más providente!


Tal vez esta oquedad que nos estrecha
en islas de monólogos sin eco,
aunque se llama Dios,
no sea sino un vaso
que nos amolda el alma perdediza,

105
pero que acaso el alma sólo advierte
en una transparencia acumulada
que tiñe la noción de Él, de azul.
El mismo Dios,
en sus presencias tímidas,
ha de gastar la tez azul
y una dara inocencia imponderable,
oculta al ojo, pero fresca al tacto,
como este mar fantasma en que respiran
-peces del aire altísimo-
los hombres.
iSí, es azul! iTiene que ser azul!
Un coagulado azul de lontananza,
un drcundante amor de la criatura,
en donde el ojo de agua de su cuerpo
que mana en lentas ondas de estatura
entre fiebres y llagas;
en donde el río hostil de su conciencia
iagua fofa, mordiente, que se tira,
ay, incapaz de cohesión al suelo!
en donde el brusco andar de la criatura
amortigua su enojo,
se redondea
como una cifra generosa,
se pone en pie, veraz, como una estatua.
lQué puede ser -si no- si un vaso no?
Un minuto quizá que se enardece
hasta la incandescencia,
que alarga el arrebato de su brasa,
ay, tanto más hacia lo eterno mínimo
cuanto es más hondo el tiempo que lo colma.
Un cóncavo minuto del espíritu
que una noche impensada,
al azar
y en cualquier escenario irrelevante
-en el terco repaso de la acera,
en el bar, entre dos amargas copas
o en las cumbres peladas del insomnio-
ocurre, nada más, madura, cae
sencillamente,

106
como la edad, el fruto y la catástrofe.
¿También �mejor que un lecho-- para el agua
no es un vaso el minuto incandescente
de su maduración?
Es el tiempo de Dios que aflora un día,
que cae, nada más, madura, ocurre,
para tomar mañana por sorpresa
en un estéril repetirse inédito,
como el de esas eléctricas palabras
-nunca aprehendidas,
siempre nuestras-
que eluden el amor de la memoria,
pero que a cada instante nos sonríen
desde sus claros huecos
en nuestras propias frases despobladas.
Es un vaso de tiempo que nos iza
en sus azules botareles de aire
y nos pone su máscara grandiosa,
ay, tan perfecta,
que no difiere un rasgo de nosotros.
Pero en las zonas ínfimas del ojo,
en su nimio saber,
no ocurre nada, no, sólo esta luz,
esta febril diafanidad tirante,
hecha toda de pura exaltación,
que a través de su nítida substancia
nos permite mirar,
sin verlo a Él, a Dios,
lo que detrás q.e Él anda escondido:
el tintero, la silla, el calendario
- itodo a voces azules el secreto
de su infantil mecá.nical-
en el instante mismo que se empe:fian
en el tortuoso afán del universo.

107
Pero en las zonas ínfimas del ojo
no ocurre nada, no, sólo esta luz
-ay, hermano FranciscQ,
. esta alegría,
única, riente claridad del alma.
Un disfrutar en corro de presendas,
de todos los pronombres -antes turbios
por la gruesa efusión de su egoísmo-
de mí y de Él y de nosotros tres
isiempre tres!
mientras nos recreamos hondamente
en este buen candor que todo ignora,
en esta aguda ingenuidad del ánimo
que se pone a soñar a pleno sol
y sueña los pretéritos de moho,
la antigua rosa ausente
y el prometido fruto de mañana,
como un espejo del revés, opaco,
que al consultar la hondura de la imagen
le arrancara otro espejo por respuesta.
Mirad con qué pueril austeridad graciosa
distribuye los mundos en el caos,
los echa a andar acordes como autómatas;
al impulso didáctico del índice
oscuramente
ihop!
los apostrofa
y saca de ellos cintas de sorpresas
que en un juego sinfónico articula,
mezclando en la insistencia de los ritmos
iplanta-semilla-planta!
iplanta-semilla~planta!
su tierna brisa, sus follajes tiernos,
su luna azul, descalza, entre la nieve,
. sus mares plácidos de cobre
y mil y un encantadores gorgoritos.
Después, en un crescendo insostenible,

108
mirad cómo dispara cielo arriba,
desde el mar,
el tiro prodigioso de la carne
que aun a la alta nube menoscaba
con el vuelo del pájaro,
estalla en él como un cohete herido
y en sonoras estrellas precipita
su desbandada pólvora de plumas.

Mas en la médula de esta alegría,


no ocurre nada, no;
sólo un cándido sueño que recorre
las estaciones todas de su ruta
tan amorosamente
que no elude seguirla a sus infiernos,
ay, y con qué miradas de atropina.,
tumefactas e inmóviles, escruta
el curso de la luz, su instante fúlgido,
en la piel de una gota de rocío;
concibe el ojo
y el intangible aceite
que nutre de esbeltez a la mirada;
gobierna el crecimiento de las uñas
y en la raíz de la palabra esconde
el frondoso discurso de ancha copa
y el poema de diáfanas espigas.
Pero aún más -porque en su cielo impío
nada es tan cruel como este puro goce­
somete sus imágenes al fuego
de especiosas torturas que imagina
-las infla de pasión,
en el prisma del llanto las deshace,
las ciega con el lustre de un barniz,
las satura de odios purulentos,
rencores zánganos
como una mala costra,
angustias secas como la sed del yeso.
Pero aún más -porque, inmune a la mácula,

109
tan perfecta crueldad no cede a límites-
perfora la substancia de su gozo
con rudos alfileres;
piensa el tumor, la úlcera y el chancro
que habrán de festonar la tez pulida,
toma en su mano etérea a la criatura
y en un ilustre hallazgo de ironía
como a un copo de cera sudorosa,
y en un ilustre hallazgo de ironía
la estrecha enternecido
con los brazos glaciales de la fiebre.

Mas nada ocurre, no, sólo este sueño


desorbitado
que se mira a sí mismo en plena marcha;
presume, pues, su término inminente
y adereza en el acto
el plan de su fatiga,
su justa vacación,
su domingo de gracia allá en el campo,
al fresco albor de las camisas flojas.
iQué trebolar mullido, qué parasol de niebla,
se regala en el ánimo
para gustar la miel de sus vigilias!
Pero el ritmo es su norma, el solo paso,
la sola marcha en círculo, sin ojos;
así, aun de su cansancio, extrae
ihop!
largas cintas de cintas de sorpresas
que en un constante perecer enérgico,
en un morir absorto,
arrasan sin cesar su bella fábrica
hasta que -hijo de su misma muerte,
gestado en la aridez de sus escombros-
siente que su fatiga se fatiga,
se erige a descansar de su descanso
y sueña que su sueño se repite,
irresponsable, eterno,

110
muerte sin fin de una obstinada muerte,
sueño de garza a11ochecido a plomo
que cambia sí de pie, mas no de sueño,
que cambia sí la imagen,
mas no la doncellez de su osadía
ioh inteligencia, soledad en llamas!
que lo consume todo hasta el silencio,
sí, como una semilla enamorada
<q.Ue pudiera soñarse germinando,
probar en el rencor de la :nolécula
el salto de las ramas que aprisiona
y el gusto de su fruta prohibida,
ay, sin hollar, semilla casta,
sus propios impasibles tegumentos.

111
iOh inteligencia, soledad en llamas,
que todo lo concibe sin crearlo!
Finge el calor del lodo,
su emoción de substancia adolorida,
el iracundo amor que lo embellece
y lo encumbra más allá de las alas
a donde sólo el ritmo
de los luceros llora,
mas no le infunde el soplo que lo pone en pie
y permanece recreándose en sí misma,
· única en Él, inmaculada, sola eh Él,
reticencia indecible,
amoroso temor de la materia,
angélico egoísmo que· se escapa
como un grito de júbilo sobre la muerte
- ioh inteligencia, páramo de espejos!
. helada emanación de rosas pétreas
en la cumbre de un tiempo paralítico;
.. pulso sellado;
como una red de arterias temblorosas,
hermético sistema de eslabones
que apenas se apresura o se retarda
según la intensidad de su deleite;.
abstinencia angustiosa
que presume el dolor y no lo crea,
que escucha ya en la est~pa de sus tímpanos
retumbar el gemido del lenguaje .
.· y no lo emite;
que nada más absorbe las esencias
y se mantiene así, rencor sañudo,
· una, exquisita, con su dios estéril,
sin alzar entre ambos
la sorda pesadumbre de la carne,
sin admitir en su unidad perfecta
el escarnio brutal de esa discordia
·. que nutren vida y muerte incQnciliables,
·.· siguiéndose una a otra

112
como el día y la noche,
una y otra acampadas en la célula
como en un tardo tiempo de crepúsculo,
ay, una nada más, estéril, agria,
con Él, conmigo, con nosotros tres;
como el vaso y el agua, sólo una
que reconcentra su silencio blanco
en la orilla letal de la palabra
y en la inminencia misma de la sangre.
iAleluya, aleluya!

113
Iza la flor su enseña,
agua, en el prado.
iOh, qué mercadería
de olor alado!

i Oh, qué mercadería


de tenue olor!
icómo inflama los aires
con su 1ubor!

iQué anegado de gritos


está el jardín!
"iYo, el heliotropo, yo!"
"¿Yo? El jazmín."

Ay, pero el agua,


ay, si no huele a nada.

Tiene la noche un árbol


con frutos de ámbar;
tiene una tez la tierra,
ay, de esmeraldas.

El tesón de la sangre
anda de rojo;
anda de añil el sueño;
la dicha, de oro.

Tiene el amor feroces


galgos morados;
pero también sus mieses,
también sus pájaros.

114
Ay, pero el agua,
ªY i si no luce a nada.

Sabe a luz, a luz fría,


sí, la manzana.
iQué amanecida fruta
tan de mañana!

i Qué anochecido sabes,


tú, sinsabor!
icómo pica en la entraña
tu picaflor!

Sabe la muerte a tierra;


la angustia a hiel.
Este morir a gotas
me sabe a miel.

Ay, pero el agua,


ay, si no sabe a nada.

[Baile]

Pobrecilla del agua,


ay, que no tiene nada,
ay, amor, que se ahoga,
ay, en un vaso de agua.

Ü5
En el rigor del varn que la aclara,
el agua toma forma
-ciertamente.
Trae una sed de siglos en los belfos,
una sed fría, en punta, que ara cauces
en el sueño moroso de la tierra,
que perfora sus mie.mbros florecidos,
como una sangre cáustica,
incendiándolos, ay, abrietido, en ellos
desapacibles úlceras de insomnio.
Más amor que sed; más que amor, idolatría,
dispersión de criatura estupefacta
ante el fulgor que blande
-germen del trueno olímpico- la forma
en sus netos contornos fascinados.
i Idolatría, si, idolatría!
Mas no le basta el ser un puro salmo,
un ardoroso incienso de sonido;
quiere, además, oírse.
Ni le basta tener sólo reflejos
-briznas de espuma
para el ala de luz que en ella anida;
quiere, además, un tálamo de sombra,
un ojo,
para mirar el ojo que la mira. .
En el lago; en la charca, en el estanque,
en la entumida cuenca de la mano,
se consuma este rito de eslabones,
este enlace diabólico
que encadena el amor a su pecado.
En el nítido rostro sin facciones
· el agua, poseída,
siente cuajar la máscara de espejos
que el dibujo del vaso le procura.
Ha encontrado, por fin,
en su correr sonámbulo,
una bella, puntual fisonomía.

116
Ya puede estar de pie frente a las cosas.
Ya es, ella también, aunque por arte
de estas limpias metáforas cruzadas,
un encendido vaso de figuras.
El camino, la barda, los castaños,
para durar el tiempo de una muerte
gratuita y prematura, pero bella,
ingresan por su impulso
en el suplicio de la imagen propia
y en medio del jardín, bajo las nubes,
descarnada lección de poesía,
instalan un infierno alucinante.

�17.
Pero el vaso en sí mismo no se cumple.
Imagen de una deserción nefasta
¿qué esconde en su rigor inhabitado,
sino esta triste claridad a ciegas,
sino esta tentaleante lucidez?
Tenedlo ahí, sobre la mesa, inútil.
Epigrama de espuma que se espiga
ante un auditorio anestesiado,
incisivo clamor que la sordera
tenaz de los objetos amordaza,
flor mineral que se abre para adentro
hacia su propia luz,
espejo ególatra
que se absorbe a sí mismo contemplándose.
Hay algo en él; no obstante, acaso un alma,
el instinto augural de las arenas,
una llaga tal vez que debe al fuego,
en donde le atosiga su vacío.
Desde este erial aspira a ser colmado.
En el agua, en el vino, en el aceite,
articula el guión de su deseo;
se ablanda, se adelgaza;
ya su sobrio dibujo se le nubla,
ya, embozado en el giro de un reflejo,
en un llanto de luces se liquida.

118
Mas la fo:r:ma en sí misma no se cumple.
Desde su insigne trono faraónico,
magnánima,
deífica,
constelada de epítetos esdrújulos,
rige con hosca mano de diamante.
Está orgullosa de su orondo imperio.
lEn las augustas pituitarias de ónice
no juega, acaso, el encendido aroma
con que arde a sus pies la poesía?
iDusión, nada más, gentil narcótico
que puebla de fantasmas �os sentidos!
Pues desde ahí donde el dolor emite
ioh turbio sol de podre!
el esmer�do brille:> que lo embosca,
ay, desde ahí, presume la materia
que apenas cuaja su dibujo estricto
y ya es un jardín de huellas fósiles,
estruendoso fanal,
rojo timbre de alarma en los cruceros
que gobierna la ruta hacia otras formas.
La rosa edad que esmalta su epidermis
-senil recién nacida-
envejece por dentro a grandes siglos.
Trajo puesta la proa a lo amarillo.
El aire se coagula entre sus poros
como un sudor profuso
que se anticipa a destilar en elfos
una esencia de rosas subterráneas.
Los crudos garfios de su muerte suben,
como musgo, por grietas inasibles,
ay, la hostigan con tenues mordeduras
y abren hueco por fm a aquel minuto
- imiradlo en la lenteja del reloj,
neto, puntual, exacto,
correrse un eslabón cada minuto!­
cuando al soplo infantil de un paipadeo,

119 .
la egregia masa de ademán ilustre
podrá caer de golpe hecha cenizas.

No obstante -¿por qué no?- también en ella


tiene un rincón el sueño,
árido paraíso sin manzana
donde suele escaparse de su rostro,
por el rostro marchito del espectro
que engendra, aletargada, su costilla.
El vaso de agua es el momento justo.
En su audaz evasión se transfigura,
tuerce la órbita de su destino
y se arrastra en secreto hacia lo in forme.
La rapiña del tacto no se ceba
-aquí, en el sueño inhóspito-
sobre el templado nácar de su vientre,
ni la flauta Don Juan que la requiebra
· ·musita su cachonda serenata .
. El sueño es cruel,
ay, punza, roe, quema, sangra, duele.
Tanto ignora infusiones como ungüentos;
· En los sordos martillos que la afligen,
la forma da en el gozo de la llaga
y el.oscuro deleite del colapso.
Temprana madre de esa muerte niña
. que nutre en sus escombros paulatinos,
· anhela que se hundan sus cimientos
bajo sus plantas, ay, entorpecidas
por una espesa lentitud de lodo;
· oye nacer el trueno del derrumbe;
siente que su materia se derrama
en un prurito de ácidas hormigas;
que, ya sin peso, flota
y en un claro silencio se deslíe .
. Por un aire de espejos inminentes
i oh impalpables derrotas del delirio!
· cruza entonces, a velas desgarradas,
la airosa teoría de una nube.

· 120
En la red de cristal que la estrangula,
el agua toma forma,
la bebe, sí, en el módulo del vaso,
para que éste también se transfi gu re
con el temblor del agua estrangulada
que sigue allí, sin voz, marcando el pulso
glacial de la corriente.
Pero el vaso
-a su vez-
cede a la informe condición del agua
a fin de que -a su vez- la forma misma,
la forma en sí, que está en el duro vaso
sosteniendo el rencor de su dureza
y está en el agua de aguijada espuma
como presagio cierto de reposo,
se pueda sustraer al vaso de agua;
un instante, no más,
no más que el mínimo
perpetuo instante de1 quebranto,
cuando la forma en sí, b pura forma,
se abandona al designio de su muerte
y se deja arrastrar, nubes arriba,
por ese atormentado remolino •
en que los seres todos se repliegan
hacia el sopor primero,
a construir el escenario de la nada.
Las estrellas entonces ennegrecen.
Han vuelto el dardo insomne
a la noche perfecta de su aljaba.

Porque en el lento instante del quebranto,


cuando los seres todos se repliegan
hacia el sopor primero
y en la pira arrogante de la forma
se abrasan, consumidos por su muerte

121
- iay, ojos, dedos, labios,
etéreas llamas del atroz incendio!-
el hombre ahoga con sus manos mismas,
en un negro sabor de tierra amarga,
los himnos claros y los roncos trenos
con que cantaba la belleza,
entre tambores de gangoso idioma
y esbeltos címbalos que dan al aire
sus golondrinas de latón agudo;
ay, los trenos e himnos que loaban
la rosa marinera
que consuma el periplo del jardín
con sus velas henchidas de fragancia;
y el m?lsano crepúsculo de herrumbre,
amapola del aire lacerado
que se pincha en las púas de un gorjeo;
y la febril estrella, lis de calosfrío,
punto sobre las íes
de las tinieblas;
y el rojo cáliz del pezón macizo,
sola flor de granado
en la cima angustiosa del deseo,
y la mandrágora del sueño amigo
que crece en los escombros cotidianos
-ay, todo el esplendor de la belleza
y el bello amor que la concierta toda
en un orbe de imanes arrobados.

Porque el tambor rotundo


y las ricas bengalas que los címbalos
tremolan en la altura de los cantos,
se anegan, ay, en un sabor de tierra amarga,
cuando el hombre descubre en sus silencios
que su hermoso lenguaje se le agosta,
se le quema -confuso- en la garganta,
exhausto de sentido;
ay, su aéreo lenguaje de colores,
que así se jacta del matiz estricto

,122
en el humo aterrado de sus sienas
o en el sol de sus tibios bermellones;
él, que discurre en la ansiedad del labio
como una lenta rosa enamorada;
él, que cincela sus celos de paloma
y modula sus látigos feroces;
que sal ta en sus caídas
con un ruidoso síncope de espumas;
que prolonga el insomnio de su brasa
en las mustias cenizas del oído;
que oscuramente repta
e hinca enfurecido la palabra
de hiel, la 'tuerta frase de ponzoña;
él, que labra el amor del sacrificio
en columnas de ritmos espirales,
sí, todo él, lenguaje audaz del hombre,
se le ahoga -confuso- en la garganta
y de su gracia original no queda
sino el horror de un pozo desecado
que sostiene su mueca de agonía.

Porque el hombre descubre en sus silencios


que su hermoso lenguaje se le agosta
en el minuto mismo del quebranto,
cuando los peces todos
que en cautelosas órbitas discurren
como estrella de escamas, diminutas,
por la entumida noche submarina,
cuando los peces todos
y el ulises salmón de los regresos
y el delfín apolíneo, pez de dioses,
deshacen su camino hacia las algas;
cuando el ti gre que huella
la castidad del musgo
con secretas pisadas de resorte
y el bóreas de los cienros presurosos
y el cordero Luis XV, gemebundo,
y el león babilónico

123
que añora el alabastro de los frisos
- iflores de sangre, eternas,
en el racimó inmemorial de las especies!-;
cuando todos inician el regreso
· a sus mudos letargos vegetales;
cuando la aguda alondra se deslíe
en el agua del alba,
. mientras las aves todas
y el solitario buho que medita
con su antifaz de fósforo en la sombra,
la golondrina de escritura hebrea
y el pequeño gorrión, hambre en la nieve,
mientras todas las aveis se disipan
en la noche enroscada del reptil;
cuando todo -por fin- lo que anda o repta
y todo lo que vuela o nada, todo,
se encoge en un crujir de mariposas,
regresa a sus orígenes
y al origen fatal de sus orígenes,
hasta que su eco mismo se reinstala
en el primer silencio tenebroso.

Porque los bellos seres que transitan


por el sopor añoso de la tierra
- itrasgos de sangre, libres,
en la pantalla de su sueño impuro!­
todos se dan a un frenesí de muerte,
ay, cuando el sauce
acumula su llanto
para urdir la substancia de un delirio
en que - itúl iyol inosotrosl- de repente,
a fuerza de atar nombres destemplados,
ay, no le queda sino el tronco prieto,
desnudo de oración ante su estrdla;
cuando con él, desnudos, se sonrojan
el álamo temblón de encanecida barba
y el eucalipto rumoroso,
témpano de follaje

124
y tornillo sin fin de la estatura
que se pierde en las nubes, persiguiéndose;
y también el cerezo y el durazno
en su loca efusión de adolescentes
y la angustia espantosa de la ceiba
y todo cuanto nace de raíces,
desde el heroico roble
hasta la impúbera
menta de boca helada;
cuando las plantas de sumisas plantas
retiran el ramaje presuntuoso,
se esconden en sus ásperas raíces
y en la acerba raíz de sus raíces
y presas de un absurdo crecimiento
se desarrollan hacia la semilla,
hasta quedar inmóviles
ioh cementerios de talladas rosas!
en los duros jardines de la piedra.

Porque desde el anciano roble heroico


hasta la impúbera
menta de boca helada,
ay, todo cuanto nace de raíces
establece sus tallos paralíticos
en los duros jardines de la piedra,
cuando el rubí de angélicos melindres
y el diamante iracundo
que fulmina a la luz con un reflejo,
más el ario zafir de ojos azules
y la geórgica esmeralda que se anega
en el abril de su robusta clorofila,
una a una, las piedras delirantes,
con sus lindas hermanas cenicientas,
turquesa, lapislázuli, alabastro,
pero también el oro prisionero
y la plata de lengua fidedigna,
ingenuo ruiseñor de los metales
que se ahoga en el agua de su canto;

125
cuando las piedras finas
y los metales exquisitos, todos,
regresan a sus nidos subterráneos
por las rutas candentes de la llama,
ay, ciegos de su lustre,
ay, ciegos de su ojo,
que el ojo mismo,
como un siniestro pájaro de humo,
en su aterida combustión se arranca

Porque raro metal o piedra rara,


así como la roca escueta, lisa,
que figura castillos
con sólo naipes de aridez y escarcha,
y así la arena de arrugados pechos
y el humus maternal de entraña tibia,
ay, todo se consume
con un mohino crepitar de gozo,
cuando la forma en sí, la forma pura,
se entrega a la delicia de su muerte
y en su sed de agotarla a grandes luces
apura en una llama
el aceite ritual de los sentidos,
que sin labios, sin dedos, sin retinas,
sí, paso a paso, muerte a muerte, locos,
se acogen a sus túmidas matrices,
mientras unos a otros se devoran
al animal, la planta
a la planta, la piedra
a la piedra, el fuego
al fuego, el mar
al mar, la nube
a la nube, el sol
hasta que todo este fecundo río
de enamorado semen que conjuga,
inaccesible al tedio,
el suntuoso caudal de su apetito,
no desemboca en sus entrañas mismas,

126
en el acre silencio de sus fuentes,
entre un fulgor de soles emboscados,
en donde nada es ni nada está,
donde el sueño no duele,
donde nada ni nadie, nunca, está muriendo
y solo ya, sobre las grandes aguas,
flota el Espíritu de Dios que gime
con un llanto más llanto aún que el llanto, .
como si herido - iay, Él también!- por un cabello,
por el ojo en almendra de ésa muerte
que emana de su boca,
hubiese al fin ahogado su palabra sangrienta.
/Aleluya, aleluya!

12-7
iTan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,
es una espesa fatiga,
un ansia de trasponer
estas lindes enemigas,
este morir incesante,
tenaz, esta muerte viva,
ioh Dios! que te está matando
en tus hechuras estrictas,
en las rosas y en las piedras,
en las estrellas ariscas
y en la carne que se gasta
como una hoguera encendida,
por el canto, por el sueño,
por el color de la vista.

iTan~tan! ¿Quién es? Es el Diablo,


ay, una ciega alegría,
un hambre de consumir
el aire que se respira,
la boca, el ojo, la mano;
estas pungentes cosquillas
de disfrutamos enteros
en solo un golpe de risa,
ay, esta muerte insultante,
procaz, que nos asesina
a distancia, desde el gusto
que tomamos en morirla,
por una taza de té,
por una apenas caricia.

iTan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo,


es una muerte de hormigas
incansables, que pululan·
ioh Dios! sobre tus astillas;
que acaso te han muerto allá,

128 ..
siglos de edades arriba,
sin advertirlo nosotros,
migajas, borra, cenizas
de ti, que si gu es presente
como una estrella mentida
por su sola luz, por una
luz sin estrella, vacía,
que llega al mundo escondiendo
su catástrofe infinita.

[Baile]

Desde mis ojos insomnes


mi muerte me está acechando,
me acecha, sí, me enainora
con su ojo lánguido.
iAnda, putilla del rubor helado,
anda, vámonos al diablo!

[1939]

129
V. JAIME TORRES BODET

Cz'udad de México, 17 de abril de 1902-13 de mayo de 1974

Su vida tuvo dos ocupaciones principales: la literatura y el servi-


cio público, en la primera, se distingue como promotor y difusor
de las letras mexicanas y como poeta y prosista; en la segunda
estuvo al servicio del Estado en importantísimos puestos públi-
cos. En su juventud estudió en la Escuela Normal, en la Nacional
Preparatoria, en la de Jurisprudencia y en la Facultad de Altos
Estudios de la Universidad Nacional de México. Fue profesor de
literatura en importantes instituciones educativas del país; secre-
tario particular de José Vasconcelos cuando el maestro fue se-
cretario de Educación Pública. Su paso por la Preparatoria y la
Escuela de Jurisprudencia lo puso en contacto con la intelectua-
lidad. Todavía adolescente comienza a publicar en revistas litera-
rias. En 1922 es nombrado jefe del Departamento de Bibliotecas
de aquella secretaría, entonces organiza la primera Feria del
Libro. Paralelamente a la publicación de libros de poesía da a
conocer su obra en prosa: Margarita de niebla, novela, aparece
en 19 2 7. En 19 29 ingresa a la carrera diplomática y viaja a Es-
paña; después prestaría sus servicios en La Haya, París, Buenos
Aires y Bruselas. En 1940 es nombrado secretario de Relaciones
Exteriores; y de 1943 a 1946 ocupa el cargo de secretario de
Educación Pública, puesto desde el cual actualizó la educación
en México: hizo una gran campaña de alfabetización; creó el
Instituto de Capacitación del Magisterio, fundó numerosas es-
cuelas, etcétera. De 191}6 a 48 ocupó de nuevo la Secretaría de
Relaciones Exteriores, y de 48 a 52 fue designado director ge-
neral de la UNESCO, en París. de 52 a 58 fue embajador de
México en París; y de 58 a 64 fue de nuevo secretario de Edu-
cación Pública.
Su obra literaria es múltiple; probó todos los géneros, excepto
el teatro, y destacó como maestro y hombre de letras. Su primer
libro de versos, Fervor, es de 1918; desde esta fecha hasta los
años sesentas fue dando a conocer su producción poética. Nu-
130
merosos ensayos sobre distintos temas culturales, sobre todo
literarios, lo convierten en uno de los críticos mexicanos impor­
tantes. Escribió también novelas y relatos, y sus. memorias bajo
el título de Tiempo de arena, 1955, primer volumer:i, En 1966 le
fue otorgado el premio nacional de letras. Una enfermedad dolo­
rosa e incurable que padecía lo llevó al suicidio; a los setenta y
dos años de edad se quita la vida disparándose una pistola.

CANCIÓN DE LAS VOCES SERENAS

Se nos ha ido la tarde


en cantar una canción,
en perseguir una nube
y en deshojar una flor.

Se nos ha ido la noche


en decir una oración,
en hablar con una estrella
y en morir con una flor;

y se nos irá la aurora


en volver ·a esa canción,
en perseguir otra nube,
y en deshojar otra flor;

y se nos irá la vida


sin sentir otro rumor
que el del agua de las horas
que se lleva el corazón ..•

un
,
MUSICA OCULTA

Como el bosque tiene


. tanta flor oculta,
. · parece olorosa
· la luz de la luna.

Como el cielo tiene


tanta estrella oculta,
parece miramos
la noche de luria.

· i Como el alma tiene


·su música oculta,
parece que ei alma
· nora con la luna! ...

[Nuevas canciones, 1923]

LA CASA

Hemos alzado el muro y hemos tendido el techo .


. Hemos abierto al claro del cielo las ventanas
.y hemos regado flores sobre el umbral estrecho.
· En una copa, brillan las primeras manzanas.

Desde el umbral, las rosas nos dan la bienvenida.


¿Lo veis? La casa ente.ra tiembla de amor profundo.
· iSi para hacerla amable, la hicimos como el mundo:
.. un vaso en que pudiera caber toda la vida!

132
Queremos que una tarde, cuando su puerta se abra
a vuestra voz de amigos, deseosa de acogeros,
el cielo esté contando sus más puros luceros
y el alma ya no pue�a ceñirse a la palabra.

Que al advertir la franca presión de nuestra mano,


os envuelva el aroma del huerto agradecido,
y que, al cerrar la puerta, entréis en el olvido
de cuanto fuera origen de vuestro error humano.

[La casa, 1923]

MEDIODÍA

Tener, al mediodía, abiertas las ventanas


del patio iluminado que mira al comedor.
Oler un olor tibio de sol y de manzanas.
Decir cosas sencillas: las que inspiren amor.

Beber un agua pura, y en el vaso profundo,


ver coincidir los ángulos de la estancia cordial.
Palpar, en un durazno, la redondez del mundo.
Saber que todo cambia y que todo es igu al.

Sentirse, ial. fin!, maduro, para ver, en las cosas,


nada más que las cosas: el pan, el sol, la miel. ..
Ser nada más el hombre que deshoja unas rosas,
y graba, con la uña, un nombre en el mantel.

133
PAZ

No nos diremos nada. Cerraremos las puertas.


Deshojaremos rosas sobre el lecho vacío
y besaré, en el hueco de tus manos abiertas,
la dulzura del mundo, que se va, como un río ...

[Los días, 1923]

,
RIO

iRío en el amanecer!
i Agua de tus ojos claros!
Caer - isubir!- en lo azul
transparente, casi blanco.

Cielo en el río del alba


-mi amor en tus ojos vagos-
oh, naufragar
- iascender!-
isiempre más hondo!
!Más alto!
... Río en el amanecer ...

RUPTURA

Nos hemos bruscamente desprendido.


Y nos hemos quedado,
como si una guirnalda
se nos hubiese ido de las manos;
con los ojos al suelo,

134
como viendo un cristal hecho pedazos:
el cristal de la copa en que bebimos
un vino tierno y pálido ...

Comó si nos hubiéramos perdido,


nuestros brazos
se buscan en la sombra ... iSin embargo,
ya no nos encontramos!

En la alcoba profunda
podríamos andar meses y años,
en pos uno del qtro,
sin hallamos.

LA COLMENA

Colmena de la tarde, diálogo en el vergel:


la palabra es abeja, pero el silencio es miel.

[Poemas, 1924]

SOLEDADES

Quería, en la misma flor:


de la de ayer, el aroma;
de la de hoy, el color...

Criterio de mariposa.
Al alma, por los sentidos;
por el perfume, a la rosa.
¿cómo podía expresar
con la palabra itan lenta!
el corazón, tan fugaz?

Amaba el agua en la fuente.


Pero más en el arroyo.
Pero más en el torrente.

No sabía distinguir
. entre pensar y cantar,
entre hablar y sonreír.

Su manera de ser rubia:


la de una tarde con sol
que se peinara en la lluvia.

Pude cortar en sazón


el racimo de sus viñas
iy no el de su corazón!

MÚSICA

Amanecía tu voz
tan perezosa, tan blanda,
como si el día anterior
hubiera
llovido sobre tu alma.

Era, primero, un temblor


confuso del corazón,
una duda de poner
sobre los hielos del agua

136
el pie
desnudo de la palabra.

Después,
iba quedando la flor
de la emoción, enredada
a los hilos de tu voz
con esos garfios de escarcha
que el sol
desfleca en cintillos de agua.

Y se apagaba y se iba
poniendo blanca,
hasta dejar traslucir,
como la luna del alba,
la luz
tierna de la madrugada.

Y se apagaba y se iba
iay! haciendo tan delgada
como la espuma de plata
de la playa,
como la espuma de plata
que deja ver, en la arena,
la forma de una pisada.

(Biombo, 1925]

DÉDALO

Enterrado vivo
en un infinito
dédalo de espejos,
me oigo, me sigo,
me busco en el liso
muro del silencio.

Pero no me encuentro.

Palpo, escucho, miro.


Por todos los ecos
de este laberinto,
un acento mío
está pretendiendo
llegar a mi oído.

Pero no lo advierto.

Alguien está preso


aquí, en este frío
lúcido recinto,
dédalo de espejos.
Alguien, al que imito.
Si se va, me alejo.
Si regresa, vuelvo.
Si se duerme, sueño.
-"lEres tú?" me digo ...

Pero no contesto.

Perseguido, herido
por el mismo acento
-que no sé si es mío-
contra el eco mismo
del mismo recuerdo,
en este infinito
dédalo de espejos
enterrado vivo.

138
POESÍA

Secreto codicilo
de un testamento falso,
verdad entre pudores,
confesión entre líneas
¿quién te escribió en mi pecho
con invisible tinta,
amor que sólo el fuego
revela cuando toca,
dolor que sólo puede
leerse entre cenizas,
decreto de qué sombra,
póstuma poesía?

ISLA

Te imaginé castillo
ceñido de rencores,
fortaleza entre riscos,
ciudad entre cañones.
Pero tú descansabas
en una azul delicia
de plácidos canales
y torres cristalinas,
feliz como una isla
desnuda y sin memoria,
mujer, junto a la orilla
esquiva de ti misma.

En la mitad de un bosque
poblado de amenazas,
te imaginé ... Murallas
y puentes levadizos,
barbacanas, escarpas,

139
cnr~Lzas y a.bb~ir<.bs
· pensé que de tu alm:i
. las puertas cuswdiab<tn.
Pero te \'i en trc 11u tas
·de naves silenciosas,
lirúcados, ,i:.cucen:ts,
crepúsculos y ~<'1nd0Lis.

\' inc i11fo!1dísLc entonces


horror, ¡:ucs b bat:dla
- -~t sangre, a fueg-o, a rnucrLv
que curnra mí librabus
· nu estaba ya ocurriendo
·. b:{jn !os claros templos
l¡ta: un pie r:<: mCtrmol hunden
·en tus cuuk:, td·mulo~;
sino en esa ki:111::
b;,iií.1 -~<,lit::r::,
d<,11d,: Lts c1rahc:li,:-.
de un airnir:inte rnuc1 lu ·
· ·están, destk lt:1u: ~i,I,l<;s,
\.enciéndomc en sikncio.

[Cripta, 193 7]

CONTINUIDAD

:\,; Íla:; Ir!UlTlu. lLts n1dto a mí. Lo que en la tierra


. ---J;.,nde ll!LL parte de tu ser reposa-
scpuh.iru n lu:. hombres, nu te encierra;
porque >u ,;oy tu verdadera fosa.

140
Dentro de esta inquietud del alma ansiosa
que me diste al nacer, sigues en guerra
contrd la insaciedad que nos acosa
y que, desde la cuna, nos destierra.

Vives en lo que pienso, en lo que digo,


y con vida tan honda que no h�1y ccn tro,
hora y lugar en que no estés conmigo;

· pues te davó la muerte tan adcn tro


del corazón filial con que te abrigo
que, micnLras más me busco, müs te encuentro.

II

�le toco ... Y eres tú. Palpo en mi frente


la form�t de tu cráneo. Y, en mi hoc.i,
es tu palabrn aún la �uc consicn te
y es tu voz, cu mi \'uZ, la que te invoca.

Me toco ... Y eres tú, tú quícn me toca.


Es tu memoria en mí la que te siente:
ella quien, con mis lágrim�ts te t·voc.1;
tú la que sobrcvi\'e; yo, el auscnLc.

Me toco ... Y eres tú. Es tu esqueleto


que yergue todavía el tiempo \·ano
de una presencia que parece rufo.

Y nada queda en mí sino el secreto


de este inmóvil crepúsculo inhumano
que al par augurn y desintegra el dfo.

141
III

Todo, así, te prolonga y te señala:


el pensamiento, el llanto, la delicia
y hasta esa mano fiel con que resbala,
ingrávida, sin dedos, tu caricia.

Oculta en mi dolor eres un ala


que para un cielo póstumo se inicia;
norte de estrella, aspiración de escala
y tribunal supremo que me enjuicia.

Como lo eliges, quiero lo que ordenas:


actos, silencios, sitios y personas.
Tu voluntad escoge entre mis penas.

Y, sin leyes, sin frases, sin cadenas,


eres tú quien, si caigo, me perdonas,
si me traiciono tú quien te condenas ...

Y tú quien, si te olvido, me abandonas.

IV

Aunque si nada en mi interior te altera,


todo -fuera de m te transfigura
y, en ese tiempo que a ninguno espera,
vas más de prisa que mi desventura.

Del árbol que cubrió tu sepultura


quisiera ser raíz, para que fuera
abrazándote a cada primavera
con una vuelta más, lenta y segura.

142
Pero en la soledad que nos circunda
ella te enlaza, te defiende, te ama,
mifntras_ que yo tan sólo te recuerdo.

Y, al comparar su terquedad fecunda


con la impaciencia en que mi amor te llama;
siento por vez-primera que te pierdo.

PQrque no es la muerte orilla clara,


margen visible de invisible río;
lo que en estos momentos nos separa
es otro litoral, aun más sombrío.

Litoral de la vida. Tierra av·ara


en cuyo negro polvo, ávido y frío,
del naufragio que en ti me desampara
inútilmente busco un resto ·mío.

Es tu presencia en mí la que me impide.


recuperar la realidad que tuve
sólo en tu c<;>razón, cuando latía.

Por eso la existencia nos.divide


tanto más cuanto más en mi alma sube
1a vida en que tu muerte se confía.

VI

Sí, cuanto más te imito, más advierto


que soy la tenue sombra proyectada

143
· por un cuerpo en que está mi ser más muerto
que el tuyo en la ficción que lo anonada.

Sombra de tu cadáver inexperto,


sombra de tu alma aún poco habituada
a es.t luz ulterior a la que he abierto
otra \-Cnt.uw. en mí, sobre otra nada...

Con gestos, con palabras, con acciones,


creía perpetuarte y lo que hago
es lentamente, en todo, deshacerte.

Pues para la verdad que me propones


el único lenguaje sin estrago
es el sikncio intacto de la muerte.

VII

Y sin ern bargo, entre la noche inmensa


con que me ciñe el luto en que te irnploru,
al1ura ya una luz en cuyo azuro
una ilusiún de aurora se condensa.

No es el olvido. Es una paz más tensa,


una fe de acertar en lo que ignoro;
algo ---tal ver..-- corno una voz que piensa
y que se aísla en la unidad de un coro.

Y esa voz es mi voz. No la que oíste,


viva, cuando te hablé, ni la que d fino
metal del ceo ajustará en su engaste,

sino la voz de un ser que aún no existe

144
y al que habré de llegar por el camino
que con morir tan sólo me enseñaste.

VIII

Voz interior, palabra presentida


que, con promesas tácitas, resume
-como en la gota última, el perfume­
en su paciente formación, la vida.

Voz en :;ijenos labios no aprendida


- ini siquiera en los tuyos!-; voz que asume
la realidad del alba e�tremecida
que alcanzaré cuando de ti me exhume.

Voz de perdón, en la que al fin'despunta


esa bondad que me entregaste entera
y que yo, a trechos, voy reconquistando;

voz que afirma tan bien lo que pregunta


y que será la mía verdadera
aunque no sé decir cómo ni cuándo ...

IX

¿Ni cuándo? ... Sí, lo sé. Cuando recoja


de la ceniza que en tu hogar remuevo
esa indulgencia inmune a la congoja
que, al fuego del dolor, pongo y atrevo.

Cuando, de la materia que me aloja


y cuyo fardo en las tinieblas llevo,

145
como del fruto que la edad despoja,
anuncie la semilla el fruto nuevo;

cuando de \'er y de sentir cansado


vuelva hacia mí los ojos y el sentido
y en mí me encuentre gracias a tu ausencia,

entonces naceré de tu pasado


y, por segunda vez, te habré debido
-en una muerte pura- la existencia.

EPITAFIO

Endureces, mármol, el
rayo de luna que toca
en lo vivo de la roca
lo póstumo del laurel.

Del ausente que el cincel


en esta lápida evoca,
todo el cuerpo es ya una boca
a su no rotundo fiel.

Pero, mientras llora así


-con lágrimas de basalto-
el ser que en su historia fui,

¿contra quién, para qué asalto


organizas, tumba, en mí,
la noche y el sobresalto?

[Sonetos, 1949]

146
MUERTE DE CIELO AZUL

Eleg{a en memoría de Bernardo Ortiz de Montellano

Moriste un día azul� como esperabas.


Era en abril: ardían las saetas,
J;:Ugnando por huir de sus aljabas;

enmudecían horas y veletas


bajo el peso del sol -y el cielo abría
sus pupilas más claras y secretas.

Glorioso azul la tierra prometía


desde la madrugada hasta el poniente
y era un zafiro inagotable el día.

México te dejaba estoicamente


cambiar la vasta luz de su altiplano
por otra luz más honda y más uri-:{cntc.

Y solo al fin, como lo está la mano


que escribe un adiós último a las cosas,
cerraste a tiempo tu destino humano.

Desde ese día tan azul reposas


en tu mu¡;do más íntimo: la muerte.
Una muerte sin frases y sin fosas,

laque erigiste en ti, callado y fuerte,


cuando ansioso de estar contigo mismo
aceptaste morir por conocerte.

· 147
Tamaña soledad no es ostracismo
para quien, como tú, cavó su pena
y de su propio ser hizo un abismo.

Ciego q.ue ve, d ijistc con serena


piedad para tu vida inadaptada,
y viste lo que a todos nos condena:

la ira de la sombra mutilada


en cada trozo arrebatado al sueño,
el terror de durar no siendo nada,

el infinito en gotas -tan.pequeño,


que no lo mide bien sino el que llora-
la carne y su maléfico beleño,

la insistencia del sol llamada aurora


y en todo, eri todo, la sangrante herida
que es fuerza restañar hora tras hora.

· iCiego que v.e! pensaste ... Y, sin medida,


sustituiste al ansia de los ojos •
la avidez de tocar lo que se olvida.

Palpaste una verdad hecha de abrojos,


un tiempo sólo perceptible al tacto
y un corazón al que se va de hinojos.

El sueño fue tu río m[ts compacto.


Ytú, que no llegaste a nada en punto,
para soñar mejor te hiciste exacto.

En ese urente y pávido trasunto

148
de cuanto imaginamos, existías.
Soñar la realidad era tu asunto.

Y, por soñar tus versos y tus días,


apostaste la vida cada noche
en sigilosas y arduas loterías.

Un disparo, una queja, un timbre, un coche


pasando del asfalto al empedrado,
rompían de repente aquel derroche

del paraíso apenas recobrado.


Y estabas otra vez en la vigilia,
como Adán, persuadido y expulsado.

Formaban una súbita familia


-en tus. poemas- inefables seres
que el lector reconoce y no concilia:

fantasmas disfrazados de placeres,


guitarras-ataúdes frente a Lorca,
provincias con tacones de mujeres,

vegetales sonrisas de mazorca,


telégrafo de grillos y, en la esquina,
el gran farol colgado de su horca ..•

¿Qué sueños piensas hoy tan en sordina


que no los capta ya ninguna antena?
¿cómo quedó sin lámparas la mina

donde vimos rondar tu sombra buena?

149
Interrogo. Y tu libro me responde:
-Vivir, soñar; asume tu faena

sin preguntar por qué, cuándo ni dónde ...

HORAS DE JUNIO

Epútola a Carlos Pellicer

Entre las poesías que releo,


un libro tuyo, nítido y gozoso,
me ofrece ahora su estival paseo.

Dejando por el vértigo el reposo,


oigo la edad subir hasta mi puerta
y me pierdo en tu trópico imperioso.

iCuánta luz torrencial, súbita y cierta!


Bajo sus delirantes osadías
todo un país de músicas despierta.

Si.ento caer los cocos y los días


del bosque de palmeras donde avanzas
sobre una tierra de álgidas estrías

y te veo, entre oscuras añoranzas


de volcanes y templos derruidos,
enarbolando estrofas como lanzas.

El mar, el mar de intrépidos latidos

150
palpita en cada verso que proclamas
y nos llena de sal ojos y oídos.

Ídolos, plumas, flechas y oriflamas


pasan en procesión por tus poemas
sin que sepamos bien cómo los tramas,

pues de todas tus perlas y tus gemas


la más oculta es la que más dn tila
y en su rescoldo místico te quemas.

Estrella de verdad, siempre in tranquila;


lágrima entre los párpados discreta
q�e agranda y profundiza la pupila;

mientras a un sol triunfal tienes sujeta


la dulzura de ser, en ella sola
tu inacabable combustión se ·aquieta.

Cesa la tempestad, pasa la ola


y de la sangre el cálido torrente
en el espejo ustorio se arrebola,

pero esa luz delgada y transparente


no pasa, ni se nubla, ni agoniza
y ni el olvido mismo la desmiente.

Como esa luz que el tiempo cristaliza,


es tu ansiedad de ser lo que perdura:
alba sin tedio, fuego sin ceniza.

Para afirmar tu cielo en tanta altura

151
izaste alegre el pabellón del día
y negaste h noche y la negrura

-aunque ningún color borrar podía,


por mucho que brillase, ia certeza
de la estrella interior, diáfana y pía ...

Sacudiste ho1izontes de maleza,


látigo hiciste de la espuma airada
y tu nombre grabaste en la corteza

de la .ceiba augural, frente a la arcada ...


Pero la estrella continuaba entera,
imás luminosa porque más callada!

Momento de diamante, hora cimera


a la que regn:sar tu voz pedía
como interíta volver la primavera

a esa anunciación de poesía


que ya no es ni soledad ni sombra,
y que no es aurora todavía.

iCómo, al leerte, el ánimo se asombra


de ver que ese momento de diamante
todo, en tus cantos, sin querer, lo nombra!

Pareces abolirlo, a cada instante,


hipnotizando esdn�julos y adverbios
en vicwríosa marcha alucinante

hacia un orto de símbolos soberbios,

152
y su rigor, no obstante, es el que afina
la cítara profunda de tus nervios.

Todo a él te conduce y te destina,


pues en tu ardiente vocación discierno
la voluntad de ayer, terca y divina:

cincelar en el hielo del invierno


una hora de junio, como aquélla,
y regresar sin tregua hasta lo eterno

-porque el norte final lo da la estrella.

MUERTE SIN FIN.

Ep{stola o. José Gorostiza

Como apenas principian a entenderte


y no descubren lo que les hechiza
en tu felicidad frente a la muerte,

algunos te suponen, Gorostiza,


nacido entre campanas funerales
un miércoles de angustia y de ceniza.

Y o no, porque pondero lo que vales


y sé cómo es cristal tu inteligencia
que traduce misterios siderales.

Ese cristal, no hay nada en la existencia

153
que pueda liberarlo, ni un minuto,
de su dura misión de transparencia.

En prisma tan sincero y absoluto


la más radiosa luz admite fallas
y la dicha mejor acaba en luto.

Pero precisamente porque hallas


el grano incierto en la más alta espiga
y porque son de vidrio las murallas

que te aíslan del tiempo y de la in triga,


tu corazón incorruptible y lento
vence al pesar e ignora la fatiga.

No es páramo de espejos el portento


de concebir las almas y las cosas.
Y si las reproduce el pensamiento

-como a Narciso el agua, entre las rosas


de una fuente que el término restringe
a concéntricas ondas silenciosas-

es porque, del reflejo en que las finge,


la idea dulcemente las separa
y, contemplada así, cede la esfinge ...

¿Quién sabe, como tú lo que la avara


forma pide al cristal del agua pura
en el rigor del vaso que la aclara?

¿ Y por qué la conciencia y la figura

154
son ecos, una y otra, eternamente,
de un ser que sólo con morir perdura?

Vida sin fin y vida sin nepente


es la muerte sin fin que has exaltado:
agua de manantial -pero en la fuente;

maravillosa linfa sin pecado


de la que todo un mundo resucita
dichoso de sabe¡:se meditado.

El mirlo, el musgo, el sol, la margarita,


el león de Semíramis, ufano,
y la espada de César, infinita,

el olifante di! Roldán que, en vano,


atronó Roncesvalles con su queja,
Hamlet y su delirio soberano,

Don Quijote y su noble adarga vieja,


cuanto una vez no más soñó la vida
en esa fuente muda se refleja.

¿Muerte sin fin?... iJ amás! Porque, en seguida,


adivinamos que no muere nada
de lo que un alma fiel comprende y cuida.

Tu aparente obsesión acongojada


afirma siempre más de lo que niega.
Como el roce de un ala en la enramada,

cien alas, al pasar, desasosiega

155
y enciende un horizonte de evasiones
hasta en los ojos de la alondra ciega,

así la obstinación que nos propones


despierta un almo orgullo en los que había
acostumbrado el tiempo a sus prisiones.

No quisiera llamarlo rebeldía,


aunque sé cuán rebelde es tu entereza.
Lo nombro: aspiración de un nuevo día .

. Jornada abstracta que sin pausa empieza


y que por eso es nueva a cada instante,
vida sin fin y muerte sin tristeza;

dicha que se reitera en incesante


trasmutación de formas sucesivas
y que -al resucitar- _sigue adelante

sobre el vestigio de sus muertes vivas.

NOCTURNO MAR

Evocación de Xavier Villaurrutia

Intentaré representarlo ahora.


Recuerdo un rostro imberbe de estudiante,
una palabra al par lenta y sonora,

y en ese rostro una-tristeza errante

156
y en esa voz un dejo de ironía ...
Pero en seguida surge otro semblante,

más suyo acaso, y que me parecía


corresponder mejor a su talento:
una máscara inquieta frente al día.

¿Era suya esa máscara -o la invento?


Porque el perfil de un hombre tan abstracto
más que perfil resulta pensamiento.

Había concertado un noble pacto


consigo mismo al empezar la vida:
el de pulir un mármol siempre in tacto,

huyendo de la forma conocida


y arrancando a la flor de cada tema
la esencia pura que el profano olvida.

Organizada así, como un teorema,


su estética avanzó grado por grado
hasta las ·libertades del poema

y, exento al fin de su desesperado


propósito de ser siempre distinto,
entró de pronto -a fuego- en lo vedado.

iQué paso el suyo al descender del plinto


de la columna inteligente y sola
• para aceptar la noche y el instinto!

. La sangre lo llevó como una ola

157
hasta esas playas últimas del alma
donde una luz de fiebre lo aureola.

Era la noche y su ficticia calma,


la noche y su temblor fosforescente;
la que se toca, a ciegas, con la palma

de una mano dormida y no se sien te,


la que habla tan sólo cuando calla
y en la ausencia no más está presente.

Ese invisible campo de batalla


tan hondo, por nocturno, y tan diverso
que se pregunta uno cómo estalla

en la terrible auscultación del verso,


fue para él escuela y oficina,
taller, laboratorio y universo.

Cuanto allí meditaba se adivina


en ese pulso heroico donde late
no sé qué vena aún, rápida y fina,

pues en su vibración triunfa y se abate


la isócrona marea cautelosa
que sin odio y sin término combate.

El espejo, el cronómetro, la rosa


cambian de voluntad y de sentido
cuando su oscuro asedio los acosa.

Un mundo que pensábamos perdido

158
aflora del insomnio y nos gobierna,
seguro como está de ser oído;

y en medio de la fúnebre cisterna


pedimos que alguien nos arroje un cahle,
que se encienda en la sombra una linterna,

que una ,·oz ---aunque ríspida- nos hable


iy que a.11-{<>"por fin \'cnga y sacuda
esta fa.Isa quietud inexorable! ...

Voln:r de un libro igual, tocar desnuda


la espada que de lejos nos hería
y ver que todo sigue y se reanuda,

la juYentud, el canto, la alegría;


entre la mies del sol hundir las manos
y seritir de esa mies cálido el día;

recorrer primaveras y veranos


y escuchar la magnífica opulencia
del viento en los maizales mexicanos:

era, sin duda, ésa la indulgencia


que Xavier nos ten(a preparada.
Pero cumplió, en la noche, su sentencia-

y nos dejó en proyecto la alborada.

[Trébol de cuatro hojas, 1958]

159.
VI. XAVIER VILLAURRUTIA

Ciudad de México, 2 7 de marzo de 1903-25 de diciembre de 1950

La biografía de Villaurrutia no se diferencia mucho de otros de


süs compañeros de generación poética; la importancia de su vida
radica en ]a importancia que como escritor tiene y también corno
mantenedor y animador de este extraordinario grupo de poetas
al quela crítica puso el nombre de Contemporáneos. En la Es­
cuela Nacional Preparatoria se inicia la amistad de Villaurrutia
con Novo y Torres Bodet. Intenta estudiar la carrera de Leyes,
pero la abandona por la literatura. Sus primeros poemas conoci­
dos s.on de cuando el poeta tiene apenas dieciséis años. De 192 7
a.1928 dirige con Novo la revista Ulises, que se abre a las nuevas
tendencias literarias que vienen de Francia y de Inglaterra. Como
revista de vanguardia constituye un a..,tecedente de Contempo-•
ráne9s; am ba's tienen el afán de poner en circulación en México
la literatura extranjera más significativa y de abrir la literatura
mexicana hacia lo universal. Por estas fechas también trabaja en
la renovación de nuestro teatro con los grupos "Ulises" y "Orien­
tación''. Hizo estudios en la Universidad de Yale,y fue profesor
de literatura en la Universidad de México y jefe del Departamen­
to de Teatr.o de Bellas Artes.
C0mo autor dramático Villaurrutia alcanza un destacado lugar;
s.u obra más famosa es La hiedra, que si bien hoy no convence
totalmente cuando se ve representada, el tono poético y la in­
tensidad dramática que mantiene la colocan entre las obras más
acabadas del teatro mexicano. Como ensayista, Villaurrutia es
. · uno de los más importantes; algunos de sus estudios sobre litera­
tura son el punto de partida de la críti�a en México, baste recor­
dar el prólog<) a una antología que hizo de Ramón López Velarde
en el que rescata al poeta zacatecano de los lugares comunes a
que lol habían confinado lectores y críticos tradicionales. Villau­
rruü< comenta también las artes plásticas e inicia asimismo la
crític;:l cinematográfica entre nosotros. Sus ensayos, numerosos

160
y variados, son una muestra de inteligencia y observación poco
comunes.
También en la poesía el genio dt! Villaurrutia se muestra am­
pliamente; su obra abarca pocos libros, que además son brevísi­
mos, sin embargo, esta misma economía hace que en su obra
poética casi no haya versos circunstanciales. iEscribió una gran
obra Villaurrutia y sólo dio a conocer lo esencial de la misma?
Si así fue, una virtud se agrega a la calidad de sus poemas, que
no se pierden en un mar de palabras sino que son el triunfo de la
autocrítica sobre la tentación de la abundancia.

TARDE

Un maduro perfume de membrillo en las ropas


blancas y almidonadas ... iOh campestre saludo
del ropero asombrado que nos abre sus puertas
sin espejos, enormes y de un tallado rudo! ...

Llena el olor la alcoba, mientras el sol afuera


camina poco a poco, se duplica en la noria,
bruñe cada racimo, cada pecosa pera,
y le graznan los patos su rima obligatoria.

En todo se deslíe el perfume a membrillo


que salió de la alcoba ... Es como una oración
que supimos de niños, •. Si, como el corderillo
prófugo del redil, huyó de la memoria,
hoy que a nosotros vuelve se ensancha el corazón.

Dulzura hay en el alma, y juventud, y vida,


y perfume en la tarde, que ya desvanecida
se va tornando rosa, dejando la fragancia
de la ropa que vela, mientras mt1ere la estancia ...

["Primeros poemas,,, en Obras, 1974]

161
'
POESIA

Eres la compañía con quien hablo


de pronto, a solas.
Te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.

Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano
y conduce la pluma
que traza en el papel su litoral.

Tu voz, hoz de eco,


es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirarme por mil Argos,
por mí largos segundos.

Pero el menor ruido te ahuyenta


y te veo salir
por la puerta del librn
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la página del espejo,
y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como un hombre desnudo
en medio de una calle de miradas.

162
SOLEDAD

Soledad, soledad
icómo me miras desde los ojos
de la mujer de ese cuadro!

Cada día, cada día,


todos los días ...
Cómo me �ras con sus ojos hondos ..

Si me quejo, parece que sus ojos


me quisieran decir que no estoy solo.

Y cuando ·espero lo que nunca llega,


me quisieran decir: aquí me tienes.

Y cu�do lloro -algu nas veces lloro­


también sus ojos se humedecen,
o será que los miro con los míos.

AIRE

El aite juega a las distancias:


acerca el horizonte,
echa a volar los árboles
y levanta vidrieras entré los ojos y tl paisaje.

El aire juega a·los sonidos:


ro.µipe los tragaluces del cielo,
y llena con ecos de plata de agua
el caracol de los oídos.

163
El aire juega a los colores:
tiñe con verde de hojas el arroyo
y lo vuelve, súbito, azul,
o le pasa la borla de una nube.

El aire juega a los recuerdos:


se lleva todos los ruidos
y deja espejos de silencio
para mirar los años vividos.

CUADRO

Fuera del tiempo, sentada,


la rriano en la sien,
¿qué miras, mujer,
desde tu ventana?

¿Qué callas, mujer, pintada


entre dos nubes de mármol?

Será igual toda la vida


tu carne dura y frutada.

Sólo la edad te rodea


como una atmósfera blanda.

No respires, no.
De tal modo el" aire
te quiere inundar,
que envejecerías,
iay!, con respirar.

164
No respires, no.

iMuérete mejor
así como estás!

CEZANNE

a Carlos Pellicer

Deshace julio en vapor los cristales


de las ventanas del agua y del'aire.

En el blanco azul tornasol del mantel


los frutos toman posturas eternas
para el ojo y para el pincel.

Junto a las naranjas de abiertos poros


las manzanas se pintan demasiado,
y a los duraznos, por su piel de,quince años,
dan deseos de acariciarlos.
Los perones rodaron su mármol transparente
lejos de las peras pecosas
y de las nuec.es arrugadas.

iCalor! Sin embargo, da pena


beberse la "naturaleza muerta"
que han dejado dentro del vaso.

165
SUITE DEL INSOMNIO

Eco

La noche juega con los ruidos


copiándolos en sus espejos
de sonidos.

Silbatos

Lejanos, largos
--¿de qué trenes sonámbulos?-,
se persiguen como serpientes,
ondulando.

Tranvías

Casas que corren locas


de incendio, huyendo
de sí mismas,
entre los esqueletos de las otras
inmóviles, quemadas ya.

Espejo

Ya nos dará la luz,


mañana, como siempre,
un rincón que copiar
exacto, eterno.

166
Cuadro

Qué temor, qué dolor


de envidia
hacer luz y encontrarte
-mujer despierta sieri_lpre-,
-ahora que crees que no te veo,
dormida.

Reloj

¿Qué corazón avaro


cuenta el metal
de los instantes?

Agua

Tengo sed.
lDe qué agua?
iAgua ·de sueño? No,
de amanecer.

Alba

Lenta y morada
pone ojeras en los cristales
y en la mirada.

[Reflejos, 1926]

167
NOCTURNOS

Burned in a sea of ice, and drowned amidst a Jire.

Michael Drayton

Nocturno

Todo lo que la noche


dibuja con su mano
de sombra:
el placer que revela,
el vicio que desnuda.

Todo lo que la sombra


hace oír con el duro
golpe de su silencio:
las voces imprevistas
que a intervalos enciende,
el grito de la sangre,
el rumor de unos pasos.
perdidos.

Todo lo que el silencio


hace huir de las cosas:
el vaho del deseo,
el sudor de la tierra,
la fragancia sin nombre
de la piel.

Todo lo que el deseo


un ta en mis labios:
la dulzura soñada
de un contacto,

168
el sabido sabor
de la saliva.

Y todo lo que el sueño


hace palpable:
la boca de una herida,
la forma de una entraña,
la fiebre de una mano
que se atreve.

iTodo!
circula en cada rama
del árbol de mis venas,
acaricia mis muslos,
inunda mis oídos,
vive en mis ojos muertos,
muere en mis labios duros.

Nocturno miedo

Todo en la noche vive una duda secreta:


el silencio y el rui<io, el tiempo y el lugar.
Inmóviles dormidos o despiertos sonámbulos
nada podemos contra la secreta ansiedad.

Y no basta cerrar los ojos en la sombra


ni hundirlos en el sueño para ya no mirar,
porque en la dura sombra y en la gruta del sueüo
la misma luz nocturna nos vuelve a desvelar.

Entonces, con el paso de un dormido despierto,


sin rumbo y sin objeto nos echamos a andar.

169
l,;1 noche vierte sobre nosotros su misterio,
y algo nos dice que morir es despertar.

{Y quién entre las sombras de una calle desierta,


en el muro, lívido espejo de soledad,
no se ha visto pasar u venir a su encuentro
y no ha sentido miedo, angustia, duda mortal?

El miedo de nu ser sino un cuerpo vacío


que alguien, yo mismo o cualquier otro, puede ocupar,
y la an!:,rustia de verse fuera de sí, viviendo,
y la duda de ser o no ser realidad.

Nocturno de la estatua

a AgusUn Lazo

Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera


y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las fichas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien cien veces
hasta oírla decir: "estoy muerta del sueño".

l 70
Nocturno en que nada se oye

. .
En medio de un·silcncio·desíerto como la calle anLes ckl crimen
sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte·
en esta soledad sin paredes
al tiempo que huyeron los ángulos
en la tumba del kcho dejo mi estatua sin sangre
para saJir en un mmm:nto tan knto
en un interminahlt• dl•sccnso
sin brmws c.¡ue tender
sin dedos par.t alcanzar la escala <¡ue cae <le un piano i1n-ísibk
sin mús <(U<.' lllHl mirada y una \'oZ
que no recuerdan haber salido de ojos y labios
lt¡ué son labins? ¿qué son miradas que son labios?·
y mi \"OZ ya no es mía
dentro cll'I a�ua c¡uc no moja
dentro dd aire dt: Yiclrio
dentro del fuc�o lfriclo que c:orta como d grito
Y en cljuq.{o angu.stioso c.k un espejo frcntt'_.t otro_·
c;,tc m1 n>z
y mi ,·oz qut· madura
y mi ,·0:1. quemadura
y mi bosque madura
y mi vo:.i: quc.·ma du 1·u
como el hielo d<-: ,idrio
como el grito ck hido
aquí en el caracol ele la oreja
el latido cll' un mar en el que no si· na<la
en el que no se nada
porque he dejado pies y brazos l'll la orilla
siento caer fuera de mí la red de mis 1wn ios
mas huye tocio como el pc1. que se dí.1 cuc1H�1
hasta ciento en el pulso de mis sit•ncs
muda telegrafía a la que nadie responde
porque el suefio y la muerte nada tiL·11t:n )'í.l <¡uc d�cirse.

171
Nocturno sueño

a Jutes Supervielle

Abría las alas


profundas el sueño
y voces delgadas
corrientes de aire
entraban

Del barco del cielo


del papel pautado
caía la escala
por donde mi cuerpo
bajaba

El cielo en el suelo
como en un espcJo
la calle azogada
dobló mis palabras

1\Ic robó mi sombra


la sombra ·cerrada
Quieto de silencio
oí que mis pasos
pasaban

J·:I frío de acero


a mi mano ciega
armó con su daga
Para darme muerte
la muerte esperaba

172
Y al doblar la esq1,,1ína
un segundo largo
mi mano acerada
encontró mi espalda

Sin gota de sangre


sin ruido ni peso
a mis pies clavados
vino a dar mi cuerpo

Lo· tomé en los brazos


lo llevé a mi lecho

Cerraba las alas


profundas el sueño

Nocturno amor

a Manuel Rodri'guez Lozano

El que nada se oye en esta.alberca de sombra


no sé cómo mis brazos no se hieren
en tu respiración sigo la angusti.l del crimen
y caes en la red que tiende el suefw .
Guardas el nombre de tu cómplice c1, l11s ojos
pero encuentro tus párpados más duros que el silencio
y antes que compartirlo matarías el goce
de entregarte en el sueño con los ojos cerrados
sufro al sentir la dicha con que tu cuerpo busca
el cuerpo que te vence más que el sueño
y comparo la fiebre de tus manos
Ci>n mis manos de hielo
y el temblor de tus sienes con mi pulso perdido

173
y el yeso de mis muslos con la piel de los tuyos
que la sombra corroe con su lepra incurable
Ya sé cuál es el sexo de tu boca
y lo que guarda la avaricia de tu axila
y maldigo el rumor que inunda el laberinto de tu oreja
sobre la almohada de espuma
sobre la dura página de nieve
No la sangre que huyó de mí como del arco huye la flecha
sino la cólera circula por mis arterias
amarilla de incendio en mitad de la noche
y todas las palabras en la prisión Je la boca
y-Una sed que en el agua del espejo
sacia su sed con una sed idéntica
De qué noche despít;rto a esta desnuda
noche larga y cruel noche que ya no es noche
junto a tu cuerpo más muerto que muerto
que no es tu cuerpo ya sino su hueco
porque la ausencia de tu sueño ha matado a la muerte
y es tan grande mi frío que con un calor nuevo
abre mis ojos donde la sombra es más dura
y más clara y más luz que la luz misma
y resucita en mí lo que no _ha sido
y es un dolor inesperado y aún más frío y más fuego
no ser sino la estatua que despierta
en la alcoba de un mundo en el que todo ha muerto.

Nocturno eterno

Cuando los hombres alzan los hombros y pasan


o cuando dejan caer sus nombres
hasta que la sombra se asombra

cuando un polvo más fino aún que el humo


se adhiere a los cristales de la voz
y a la piel de los rostros y las cosas

174
cuando los ojos cierran sus ventanas
al rayo del sol pródigo y prefieren
la ceguera al perdón y el silencio al sollozo

cuando la vida o lo que asÍ llamamos inútilmente


y que no llega sino con un nombre innombrable
se desnuda para saltar al lecho
y ahogarse en el alcohol o quemarse en la nieve

cuando la vi cuando la vid cuando la vida


quiere entregarse cobardemente y a oscuras
sin decirnos siquiera el precio de su nombre

cuando en la soledad de un cielo muerto


brillan unas estrellas olvidadas
y es tan grande el silencio del .silencio
que de pronto quisiéramos que hablara

o cuando de una boca que no existe


sale un grito inaudito
que nos echa a la cara su luz viva
y se apaga y nos deja una ciega sordera

o cuando todo ha muerto


tan dura y lentamente que da miedo
alzar la voz y preguntar "quién vive"

dudo si responder
a la muda pregunta con un grito
por temor de saber que ya no existo

porque acaso la voz tampoco vive


sino como un recuerdo en la garganta

175
y no es la noche sino la ceguera
lo que llena de sombra nuestros ojos

y porque acaso el grito es la presencia


de una palabra antigua
opaca y muda que de pronto grita

porque vida silencio piel y boca


y soledad recuerdo cielo y humo
nada son sino sombras de palabras
que nos salen al paso de la noche.

Nocturno muerto

Primero un aire tibio y lento que me ciña


cotno la venda al brazo enfermo de un enfermo
y que me invada luego como el silencio frío
.al cuerpo desvalido y muerto de algún muerto.

Después un mido sordo, azul y numeroso,


preso en el caracol de mi oreja dorrnida
y mi voz que se ahogue en ese mar de miedo
cada vez más delgada y más enardecida.

¿Quién medirá el espacio, quién me dirá el momento


en que se fonda el hielo· de mi cuerpo y consuma
el corazón inmóvil como ia llama fría?

La: .tierra hecha impalpable silencioso silencio,


la soledad opaca y la sombra ceniza
caerán sobre mis ojos y afrentarán mi frente.

176
Nocturno en que habla la muerte

Si la muerte hubiera venido aquí, conmigo, a New Haven,


escondida en un hueco de mi ropa en la maleta,
en el bolsillo de uno de mis trajes,
entre las páginas de un libro
como la señal que ya no me recuerda nada;
si mi muerte particular estuviera esperando
una fecha, un fastante que sólo ella conoce
para decirme: "Aquí estoy.
Te he seguido como la sombra
que no es posible dejar así nomás en casa;
como un poco de aire cálido e invisible
m,ezclado al aire duro y frío que respiras;
como el recuerdo de lo que más quieres;
como el olvido, sí, como el olvido
que has dejado caer sobre las cosas
que no quisieras recordar ahora.
Y es inútil que vuelvas la cabeza en mi busca:
estoy tan cerca que no puedes verme,
estoy fuera de ti y a un tiempo dentro.
Nada es el mar que como un dios quisiste
poner entre los dos;
nada es la tierra que los hombres miden
y por la que matan y mueren;
ni el sueño en que quisieras creer que vives
sin mí, cuando yo misma lo dibujo y lo borro;
ni los días que cuentas
una vez y otra vez a todas horas,
ni las horas que matas con orgullo
sin pensar que renacen fuera de tí.
Nada son estas cosas ni los innumerables
lazos que me tendiste,
ni las infantiles argucias con que has querido dejarme
engañada, olvidada.
Aquí estoy, lno me sientes?
Abre los ojos; dél-ralos, si quieres."

177
Y me pregunto ~hora,
si nadie entró en la pieza contigua,
¿quién cerró cautelosamente la puerta?
¿Qué misteriosa fuerza de gravedad
hizo caer la hoja de papel que estaba en la mesa?
¿Por qué se instala aquí, de pronto, y sin que yo la invite,
la voz de una mujer que habla en la calle?

Y al oprimir la pluma,
algo como la sangre late y circula en ella,
y siento que las letras desiguales
que escribo ahora,
más pequeñas, más trémulas, más débiles,
ya no son de mi mano solamente.

Nocturno de los ángeles

a Agust{n J. Fink

Se diría que las calles fluyen dulcemente en la noche.


Las luces no son tan vivas que logren desvelar el secreto,
el secreto que los hombres que van y vienen conocen,
porque todos están en el secreto
y nada se ganaría con partirlo en mil pedazos
si, por el contrario, es tan dulce guardarlo
y compartirlo sólo con la persona elegida.

Si cada uno dijera en un momento dado,


eh sólo una palabra, lo que piensa,
las cinco letras del DESEO formarían una enorme cicatriz
[luminosa,
una constelación más antigua, más viva aún que las otras.
Y esa constelación sería como un ardiente sexo
en el profundo cuerpo de la noche,

17S
o, mejor, como los Gemelos que por vez primera enla vida
se miraran de frente, a los ojos, y se abrazaran ya para siempre.

De pronto el río de la calle se puebla de sedientos seres,


caminan, se detienen, prosigu en.
Cambian miradas, -atreven sonrisas,
forman imprevistas parejas. ; .

Hay recodos y bancos de sombra,


orillas de indefinibles formas profundas
y súbitos huecos de luz que ciega
y puertas que ceden a la presión más leve.

El río de la calle queda desierto un instante.


Luego parece remontar de sí mismo
deseoso de volver a empezar.
Queda un momento paralizado, mudo, anhelante
como el corazón entre dos espá.smos.

Pero una nueva pulsación, un nuevo latido


arroja al río de la calle nuevos sedientos seres.
Se cruzan, se entrecruzan y suben.
Vuelan a ras de tierra.
Nadan de pie, tan milagrosamente
que nadie se atreve�ía a decir que no camin.an.

i Son los ángeles!


Han bajado a la tierra
por invisibles escalas.
Vienen del mar, que es el espejo del cielo,
en barcos de humo y sombra,
a fundirse y confundirse con los mortales,
a rendir sus frentes en los mu.slos de las mujeres, .
a dejar que otras manos palpen sus cuerpos febrilmente,·
y que otros cuerpos busquen los suyos hasta encontrarlos

179
como se encuentran al cerrarse los labios de una misma boca,
a fatigar su boca tanto tiempo inactiva,
a poner en libertad sus lenguas de fuego,
a decir las canciones, los juramentos, las malas palabras
en que los.hombres concentran el antigu o misterio
de la carne, la sangre y el deseo.

. Tienen nombres supuestos, divinamente sencillos.


Se llaman Dick o J ohn, o Marvin o Louis.
En nada sino en la belleza se distinguen de los mortales.

Caminan, se detienen, prosiguen.


Cambian miradas, atreven sonrisas.
Forman imprevistas parejas.

Sonríen maliciosamente al subir en los ascensores de los hoteles


donde aún se practica el vuelo lento y vertical.
En sus cuerpos desnudos hay huellas celestiales;
signos, estrellas y letras azules.
Se dejan caer en las camas, se hunden en las almohadas
que los hacen pensar todavía un momento en las nubes.
Pero cierran los· ojos para entregarse mejor a los goces de su
.. [ encarnación misteriosa,
y, .cuándo duermen, sueñan no con los ángeles sino con los
[mortales.

Los Ángeles, California

180
Nocturna rosa

a José Gorostiza

Y o también hablo de la rosa.


Pero mi rosa no es la rosa fría
ni la de piel de niño,
ni la rosa que gira
ial) lentamente que su movimiento
es una misteriosa forma de la quietud.

No es la rosa sedienta,
ni la sangrante Uagti,
ni la rosa coronada de espinas,
ni la rosa de la resurrección.

No es la rosa de pétalos desnudos,


ni la rosa encerada,
ni la llama de seda,
ni tampoco la rosa llamarada.

No es la rosa veleta,
ni la úlcera secreta,
ni la rosa puntual que da la hora,
ni la brújula rosa marinera.

No, no es la rosa rosa


sino la rosa increada,
la sumergida rosa,
la nocturna,
la rosa inmaterial,
la rosa hueca.

181
Es la rosa del tacto en las tinieblas,
es la rosa que avanza enardecida,
la rosa de rosadas uñas,
la rosa yema de los dedos ávidos,
la rosa digital,
la rosa ciega .

. Es la rosa mofdura del oído,


la rosa oreja,
la espiral del ruido,
la rosa concha siempre abandonada
en la más alta espuma de la almohada.

Es la rosa encarnada de la boca,


la rosa que habla despierta
. como si estuviera dormida.
Es la rosa entreabierta
de la que mana sombra,
la rosa entraña
que se pliega y expande
evocada, invocada, abocada,
es la rosa labial,
la rosa herida.

Es la rosa que abre los párpados,


la rosa vigilante, desvelada,
la rosa del insomnio desojada.

Es la rosa del humo,


la rosa de ceniza,
la negra rosa de carbón diamante
que silenciosa horada las tinieblas
y no ocupa lugar en el espacio.

182
Nocturno mar

a Salvador Novo

Ni tu silencio duro cristal de dura roca,


ni el frío de la mano que me tiendes,
ni tus palabras secas, sin tiempo ni color,
ni mi nombre, ni siquiera mi nombre
que dictas como cifra desnuda de sentido;

ni la herida profunda, ni la sangre


que mana de sus labios, palpitante,
ni la distancia cada vez más fría
sábana nieve de hospital invierno
tendida entre los dos como la duda;

nada, nada podrá ser más amargo


que el mar que llevo dentro, solo y ciego,
el mar antiguo edipo que me recorre a tientas
desde todos los siglos,
cuando mi sangre aún no era mi sangre,
cuando mi piel crecía en la piel de otro cuerp·o,
cuando algu ien respiraba por mí que aún no nacía.

El mar que sube mudo hasta mis labios,


el mar que me satura
con el mortal veneno que no mata
pues prolonga la vida y duele más que el dolor.
El mar que hace un trabajo lento y lento
forjando en la caverna de mi pecho
d pufi..o airado de mi corazón.

Mar sin viento ni cielo,


sin olas, desolado,

183
nocturno mar sin espuma en los labios,
nocturno mar sin cólera, conforme
con lamer las paredes que lo mantienen preso
y esclavo que no rompe sus riberas
y ciego que no busca la luz que le robaron
y amante que no quiere sino su desamor .

. Mar que arrastra despojos silenciosos,


olvidos olvidados y deseos,
sílabas de recuerdos y rencores,

ahogados sueños de recién nacidos;


perfiles y perfumes mutilados,
fibras de luz y náufragos cabellos.

Nocturno mar amargo


· que circula en estrechos corredores
de coraJes arterías y raíces
y venas y medusas capilares.

Mar que teje en la sombra su tejido flotante,


con azules agujas ensartadas
con hilos nervios y tensos cordones.

Nocturno mar amargo


que humedece mi lengua con su lenta saliva,
que hace crecer mis uñas con la fuerza
de su marea oscura.

Mi oreja sigue ·su rumor secreto,


oigo crecer sus rocas y sus plantas
que alargan más y más sus labios dedos.

184
Lo llevo en mí como un remordimiento,
pecado ajeno y suefio misterioso,
y lo arrullo y Lo duermo
y lo escondo y lo cuido y le guardo el secreto.

DÉCIMA MUERTE

a Ricardo de Alcázar

iQué prueba de la existencia


habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
Esta lúcida conciencia
de amar a lo nunca visto
y de esperar lo imprevisto;
este caer sin llegar
es la angustia de pensar
que puesto que muero existo.

II

Si en todas partes estás,


en el agua y en la tierra
en el aire que me encierra
y en el incendio voraz;
y si a todas partes vas
conmigo en el pensamiento,
en el soplo de mi aliento
y en mi sangre confundida,
¿no serás, Muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo y viento?
185
III

Si tienes nLrnos, que sean


de un tac tu su ti! y blando,
apenas sensible cuando
;mcstesiadu me crean;
y que tus l.1jc1s rnc vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me clcsconciert'e
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, \'lucrte.

IV

Por caminos ignorados,


por hendiduras secretas,
por las misteriosas vetas
de troncos recién cortados,
te ven mis ojos cerrados
entrar en mi alcoba oscura
a·convcrtir mi envoltura
opaca, febril, cambiante,
en materia de diamante
luminosa, eterna y pura.

No duermo para que al verte


llegar lenta y apagada,
para que al oír pausada
tu \·oz que silencios vierte,
para que al tocar la nada
que enHtelve tu cuerpo yerto,
para que a tu olor desierto

186
pueda, sin sombra de sueño,
saber que de ti me adueño,
sentir que muero despierto.

VI

La aguja del instantero


recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será elástico a tu paso
de modo que el tiempo cierto
prolongará·nuestro abrazo
y serit posible, acaso,
vivir después de haber muerto.

VII

En el roce, en el contacto,
en la inefable delicia
de la suprema caricia
que desemboca en el acto,
hay el misterioso pacto
del espasmo deliran te
en que un cielo alucinante
y un infierno de agonía
se funden cuando eres mía
. y soy tuyo en un instante.

VIII

iHasta en la ausencia estás viva!


Porque te encuentro en el hueco

187
de una fonna y en el eco
de una nota fugitiva;
porque en mi propia· saliva
fundes tu sabor sombrío,
y a cambio de lo que es mío
me dejas sólo el temor
de hallar hasta en el sabor
la presencia del vacío.

IX

Si te llevo en mí prendida
y te acaricio y escondo;
si te alimento en el fondo
de mi más secreta herida;
si mi muerte te da vida
y goce mi frenesí,
¿qué será, Muerte, de ti
cuando al salir yo· del mundo,
deshecho el nudo profundo,
tengas que salir de mí?

En vano amenazas, Muerte,


cerrar la boca a mi herida
y poner fin a mi vida
con una palabra inerte.
iQué puedo pensar al verte,
si en mi angustia verdadera
tuve que violar la espera;
si en vista de tu tardanza
para llenar mi esperanza
no hay hora en que yo no muera!

[Nostalgia de la muerte, 2a. ed., 1946]

188
AMOR CONDUSSE NO! AD UNA MORTE

Amar es una angustia, una pregunta,


una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir, cuando te alejas,


tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta,


una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho


sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,


hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber t u joven savia


y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que de la brisa de tu aliento
se impregnen para sie'inpre mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,


una sutil y lúcida avaricia.

189
Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga


que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atonnentad:1
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria


y una 6rula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,


dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva:
porque amar es, al fin, una indolencia.

SONETO DE LA GRANADA

a Alfonso Reyes

Es mi amor como el oscuro


panal de sombra encarnada,
que la hermética granada
labra en su cóncavo muro.

Silenciosamente apuro
mi sed, mi sed no saciada,
y la guardo congelada
para un alivio futuro.

190
Acaso una boca ajena
a mi secreto dolor
encuentre mi sangre, plena,

y mi carne, dura y fría,


y en mi acre y dulce sabor
sacie su sed con la mía.

SONETO DE LA ESPERANZA·

Amar es prolongar el breve instante


de angustia, de ansiedad y de tormentó
en que, mientras espero, te presiento
en la sombra suspenso y delirante.

i Yo quisiera anular de tu cambiante


y fugitivo ser el movimiento,
y cautivarte con el pensamiento
y por él sólo ser tu solo amante!

Pues si no quiero ver, mientras avanza


el tiempo indiferente, a quien más quiero,
para·soñar despierto en su tardanza

la sola posesión de lo que espero,


es porque cuando llega mi esperanza
es cuando ya sin esperanza muero.

191
DÉCIMAS DE NUESTRO AMOR

A mí mismo me prohibo
revelar nuestro secreto,
decir tu nombre completo
o escribirlo cuando escribo.
Prisionero de ti, vivo
buscándote en la sombría
caverna de mi agonía.
Y cuando a solas te invoco,
en la oscura piedra toco
tu impasible compañía:

ir

Si nuestro amor está hecho


de silencios prolongados
c¡ue nuestros labios cerrados
maduran dentro del pecho;
y sí el corazón deshecho
sangra como la granada
en su sombra congelada,
¿por qué, dolorosa y mustia,
no rompemos esta angustia
para salir de la nada?

III

Por el temor de quererme


tanto como yo te quiero,
has preferido, primero,
para salvarte, perderme.

192 ·
Pero está mudo e inerme
tu corazón, de tal suerte
que si no me dejas verte
es por no ver en la mía
la imagen de tu agonía:
porque mi muerte es tu muerte.

IV

Te alejas de mí pensando
que me hiere tu presencia,
y no sabes que tu ausencia
es más dolorosa cuando
la soledad se va ahondando,
y en el silencio sombrío,
sin quererlo, a pesar mío,
oigo tu voz en el eco
y hallo tu forma en el hueco
que has dejado en el vacío.

¿Por qué dejas entrever


una remota esperanza,
si el deseo no te alcanza,
si nada volverá a ser?
Y si no habrá amanecer
en mi noche intem1Ínable
¿de qué sirve que yo hable
en el desierto, y que pida,
para reanimar mi vida,
remedio a lo irremediable?

193
VI

Esta incertidumbre oscura


que sube en mí cuerpo>' que
deja en mi boca no sé
qué desolada amargura;
este sabor que perdura
y, como el recuerdo, insiste,
y, como tu olor, persiste
con su penetrante esencia,
es la sola y cruel presencia
tuya, desde que partiste.

VII

Apenas has vuelto, y ya


en todo mi ser avanza,
verde y turbia, la esperanza
para decirme: "iAquí está!"
Pero su voz se oirá
rodar sin eco en la oscura
soledad de mi clausura
y yo seguiré pensando
que no hay esperanza cuando
la esperanza es la tortura.

VIII

Ayer te soñé. Temblando


los dos en el goce impuro
y estéril de un sueño oscuro.
Y sobre tu cuerpo blando
mis labios iban dejando
huellas, señales, heridas...
Y tus p alabras transidas

194
y las mías delirantes
de aquellos breves instantes
prolongaban nuestras vidas.

IX

Si nada espero, pues nada


tembló en ti cuando me viste
y ante :mis ojos pusiste
la verdad más desolada;
si no brilló en tu mirada
un destello de emoción,
la sola oscura razón,
la fuerza que a ti me lanza,
perdida toda esperanza,
es ... ila desesperación!

Mi amor por tí ino murió!


Sigue viviendo en la fría,
ignorada galería
que en mi corazón cayó.
Por ella desciendo y no
encontraré lá salida,
pue~ será toda mi vida
esta angustia de buscarte
a ciegas, con la escondida
certidumbre .de no hallarte.

NUESTRO AMOR

Si nuestro amor no fuera,


al tiempo que un secreto,

195
un tonnento, una duda,
una interrogación;

si no fu era una larga


espera interminable,
un vacío en el pecho
donde el corazón llama
como un puño cerrado
a una puerta impasible;

si nuestro amor no fuera


el suefio doloroso
en que \'Íves sin mí,'
dentro de mí, una vida
que me lle.na de espanto;

si no fuera un desvelo,
un grito iluminado
en la noche profunda;

sí nuestro amor no fuera


corno un hilo tendido
en que vamos los dos
sin red sobre el vacío;

si tus palabras fueran


sólo palabras para
nombrar con ellas cosas
tuyas, no más, y mías;

si no resucitaran,
si no evocaran trágicas
distancias y rencores
traspuestos, olvidados;

196
si tu mirada fuera
siempre la que un instante
ipero un instante cterno!­
es tu más honda entrega;

si tus besos no fueran


sino para mis labios
trémulos y sumisos;

si tu lenta saliva
no fundiera en mi boca
su sabor infinito;

si juntos nuestros labios


desnudos como cuerpos,
y nuestros cuerpos juntos
como labios desnudos
no formaran un cuerpo
y una respiración,
ino fuera amor el nuestro,
no fuera nuestro amor!

EPITAFIOS

(J. C.)

Agucé la razón
tanto, que oscura
fue para los demás
mi vida, mi pasión

197
y mi locura.
Dicen que he muerto.
No moriré jamás:
i estoy despierto!

II

Du.errne aquí, silencioso e ignorado,


el que en vida \'ÍVÍÓ mil y una muertes.
Nada quieras saber de mi pasado.
Despertar es morir. iNo me despiertes!

[Canto a la primavera y otros poemas, 1948]

198
VII. JORGE CUESTA

Córdoba, Veracruz, 22 de septiembre de 1903-Ciudadde México,


13 de agosto de 1942

En Córdoba vive los años de su infancia y adolescencia. A finales


de 1921 va a México a estudiar ciencias químicas, carrera que
terminaría y que pondría en práctica una vez terminados los
estudios universitarios. En 1924 publica en la revista Antena y
entra en contacto con los escritores de la capital, quienes le
pusieron el apodo.de "El alquimista". Terminados los estudios
universitarios vuelve a Córdbba y tras una breve temporada de
trabajo en un ingenio azucarero regresa a México. Publica en
1928 su famosa Antología de la poesía mexicana moderna, una
selección exclusiva de los poetas del momento, hecha con el
estricto criterio estético que caracterizó la obra de los Con-tem­
poráneos. Viaja a Europa y permanece allá dos meses. Al regresar
a México contrae matrimonio con Lupe Marín. Cuesta va á tras
bajar de nuevo al ingenio de Potrero, regresa a México y entra.
en la burocracia. El año de 1932 m arca el inicio d.e su intensa:
actividad como escritor, y entre su profesión como químico y
su producción literaria pasa los años siguientes, en los que pe­
queñas y grandes crisis nerviosas van poco a poco aniquilando al
escritor, que finalmente se suicida, incapaz de un contrpl racío�
nal de sus actos.
Dqs son los géneros literarios que Cuesta desarrolla: .el ensayo
y la poesía. La brillantez y la penetración son las cualidades del
primero; el hermetismo y la fascinación, las de la creación poé­
tica. Sí no fue el más dotado de los Contemporáneos por lo que
se refiere al desarrollo de varios aspectos del qüchacer literario,
sí fue el más intransigente en cuanto a la utilización del lenguaje
creador. Cuesta, compacto y denso en sus ensayos, riguroso como
crítico, infatigable como lector, es la '\:onciencia crítica'' del ·
grupo. Esto lo llevó· a crear una poesía a veces impenetrable. La
experiencia de leerla no nos lleva, generalmente, a nin:gún tipo

199
<le cmoc10n física (la prueba de la poesía, según Jorge Luis Bor­
ges ), sino al cncucn tro con un lenguaje perfectamente cohesio­
nado de cuya trama rigurosa emana otra suerte de belleza. El
lenguaje de Cuesta posee tal magnetismo y tiene tal fuerza que
difícilri1cnte puede uno abandonar la lectura aunque la mayor
parte ele las veces nos encontremos con un texto cuyo contenido
poético no sea transferible en su totalidad. "Canto a un dios
mineral" es el punto culminante de su labor como poeta.

APENAS FIEL CO.i\10 EL AZAR PREFIERA

:\penas fiel como el azar prefiera,


que me pierda miradme y que reviva;
que a sí mismlt la imagen de hoy se esquiva
y a la futura aún sólo tolera.

Seré así diferente cuando muera:


no tocará la muerte lo que viva,
sino en la piel, distante y fugitiva,
la huella exhausta de lo que antes era.

Al instante irresuelto que sucede


el firme yugo actual no lQ cohibe;
más libre ló abandona'a su ventura

donde la orilla del instante cede,


y sólo la fatiga que concibe
substrae el rostro, que la muerte apura.

200
FUNDIDO ME SONÉ AL PLACER QUE AFLORA

Fundido me soñé al placer que aflora,


pero vive sin mí, pues brilla y pasa:
su prisa de quemarse me retrasa
y me substrae a lo que en mí devora.

Desprendido de mí quien se enamora


y en su fuego absorbió la vida escasa,
soy el residuo estéril de su brasa
y me gana la muerte desde ahora.

Lo que pasa por mí no es igu alado


y repuesto después de que aparece;
su ausencia sólo soy, que permanece.

Oh, muerte, ociosa para lo pasado,


tu sombra es vasta y la ocasión y el nido
del defecto que soy de lo que he sido.

QUÉ SOMBRA, QUÉ COMPAl\fÍA

Qué sombra, qué compañía


impalpable, más cercana,
al abismo de mañana
el paso me contenía,

si está la vista vacía,


y una desierta ventana
sólo es una presa vana
de las cadenas del día.

201
Del tiempo, estéril contacto
con el arrepentimiento
en que se parte y olvida

la frúgil ciencia del acto,


es la posesión que siento,
\·acantc, sobre mi vida.

TUS ,\IEJILLAS SON ROSAS

.'.'\unca dije: "Tus mejillas son rosas";


tampoco: "Los claveles de tus labios";
por sólo am,tr la forma que vida
con tu propia substancia amoratada.

Amé de tus mejillas la rugosa


piel de poros abiertos perforada,
que cerca Yi, como con una lente,
violando su espesor de terciopelo.

Tus labios, abultados en el beso,


si a insípidos tomates comparaba,
nunca mordí con sentimiento honrado
al evocar granadas o ciruelas.

Honradamente amaba a temblorosas,


verdaderas imágenes, dolientes,
que te arrancaban vivas de tu carne
.unos ojos incrédulos y críticos.

Hoy. en cambio, sensible a tu disgusto,


un poético espejo en mí devuelve

202
nardos, lirios, cerezas y duraznos,
en vez de tu color y tu figu ra.

Hoy digo: "En tus mejillas huelo rosas."


Hoy lo digo y lo siento, y una dicha
cándida y rara invade mi garganta,
igual que a un niño que el placer sorprend�.

Hoy no eres tú, sino un jardín ex trañ-o


el que me envuelve en tu presencia ioh, rosas!
Y una embriaguez, a que me entrego, nace
de no verte ya más cuando te veo.

LA FLOR SU OCULTA EXUBERANCIA IGNORA

La flor su oculta exuberancia.ignora,


y que es ·por una vigilante usura
de un mismo azar, que evade su clausura
la miel, y la embriaguez, que se evapora.

Que no agota su pérdida de ahora,


sino que otra mayor dicha futura
la fruta embriagará cuando ro.adura,
no lo sabe la flor, y se devora.

Extrema el polen como vivo grano,


y ella misma se siembra y restituye
a sí misma la vida que le huye.

No mira que su gozo es hondo en vano


y no lo niega al fin si lo disputa
al más profundo abismo de la fruta.

-203
PARAISO PERDIDO

Si en el tiempo aún espero es que, sumiso,


aunque también inconsolable, entiendo
que el fruto fue, que a la niñez sorprendo,
no don terreno, mas celeste aviso.

Pues, mirando que más tuvo que quiso,


si al sueño sus imágenes susp·endo,
de la niñez, como de un arte, aprendo
que sencillez le basta al paraíso.

El sabor embriagado y misterioso,


claro al oído ( el mundo silencioso
y encantados los ruidos de la vida)

vivo el color en ojos reposados,


el tacto cilido, aires perfumados
y en la sangre una llama inextinguida.

CANTO A UN DIOS !VIINERAL

Cé pto la sdia de una mano, y veo


1

que hay una libertad en mi deseo;


ni dura ni reposa;
las nubes de su objeto el tiempo altera
como el agua la espuma prisionera
de la masa ondulosa.

Suspensa en el azul la seña, esc;lava


de la más leve onda, que socava
el orbe de su vuelo,

204
se suelta y abandona a que se ligue
su ocio al de la mirada que persigue
las corrientes del cielo.

Una mirada en abandono y viva,


si no una certidumbre pensativa,
atesora una duda;
su amor dilata en la pasión desierta
sueña t:!n la soledad, y está despierta
en la conciencia muda.

Sus ojos, errabundos y sumisos,


el hueco son, en que los fatuos rizos
de nubes y de frondas
se apoderan de un mármol de un instante
y esculpen la figu ra vacilante
que complace a las ondas.

La vista en el espacio difundida,


es el espacio mismo, y da cabida
vasto y mismo al suceso
que en las nubes se ir.isa y se desdora
e intacto, como cuando se evapora,
está en las ondas preso.

Es la vida allí estar, tan fijamente,


como la helada altura transparente
lo finge a cuanto sube
hasta el purpúreo límite que toca,
como si fuera un sueño de la roca,
la espuma de la nube.

Como si fuera un sueño, pues sujeta,


no escapa de la física que aprieta
en la roca la entraña,

205
la penetra con sangres minerales
y la entrega en la piel de los cristales
a la luz, que la daña.

No hay solidez que a tal prisión no ceda


aun la sombra más íntima que veda
un receloso seno
ien vano!; pues al fuego no es inmune
que hace entrar en las carnes que desune
las lenguas del veneno.

A las nubes también el color tiñe,


túnicas tintas en el mal les ciñe,
las roe, las horada,
y a la crítica nuestra, si las mira,
por qué al museo su ilusión retira
la escultura humillada.

Nada perdura, ioh, nubes!, ni descansa.


Cuando en un agua adom1ecida y mansa
un rostro se aventura,
igual retoma a sí del hondo viaje
y del lúcido abismo del paisaje
recobra su figura.

Íntegra la devuelve al limpio espejo,


ni otra, ni descompuesta en el reflejo
cu y as diáfanas redes
suspenden a la imagen submarina,
dentro del vidrio inmersa, que la ruina
detiene en sus paredes.

iQué eternidad parece que le fragua,


bajo esa tersa atmósfera de agua,
de un encanto el conjuro

206
en una isla a salvo de las horas,
áurea y serena al pie de las auroras
perennes del futuro!

Pero hiende también la imagen, leve,


del unido cristal en que se mueve
los átomos compactos:
se abren antes, se cierran detrás de ella
y absorben el origen y la huella
de sus nítidos actos.

Ay, que del agua el imantado centro


no fija al hielo que se cuaja adentro
las flores de su nado;
una onda se agita, y la estremece
en una onda más desaparece
su color congelado.

La transparencia a sí misma regresa,


y expulsa a la ficción, aunque no cesa;
pues la.memoria oprime
de la opaca materia que, a la orilla,
del agua en que la onda juega y brilla,
se entenebrece y gime.

La materia regresa a su costumbre.


Que del agua un relámpago deslumbre
o un sólido de humo
tenga en un cielo ilimitado y tenso
un instante a los ojos en suspenso,
no aplaza su consumo.

Obscuro perecer no. la abandona


si sigue hacia una fulgurante zona
la imagen �ncantada.

207
Por dentro la ilusión no se rehace;
por dentro el ser sigue su ruina y yace
como si fuera nada.

Embriagarse en la magia y en el juego


de la áurea llama, y consumirse luego,
en la ficción conmueve ·
el alma de la arcilla sin con torno:
llora que pierde un venturero adorno
y que no se renueve.

Aun el llanto otras ondas arrebatan,


y atónitos los ojos se desatan
del plomo que acelera
el descenso sin voz a la agonía
y otra vez la mirada honda y vacía
ílota errabunda fuera.

Con más encanto si más pronto muere,


el vivo engaño a la pasión se adhiere
y apresura a los ojos
náufragos en las ondas ellos mismos,
al borde a detener de los abismos
los flotantes despojos.

Signos extraños hurta la rnemoria,


para una muda y condenada historia,
y- acaricia las hu ellas
como si oculta obcecación lograra,
a fuerza de tallar la sombra avara
recuperar estrellas.

La mirada a los aires se transporta,


pero es también vuelta hacia dentro, absorta,
el ser a quien rechaz~

208·
y en vano tras la onda tornadiza
confronta la visión que se desliza
con la visión que traza.

Y abatido se esconde, se concentra,


en sus recónditas cavernas entra
y ya libre en los muros
de la sombra interior de que es el dueño
suelta al nocturno paladar el sueño
sus sabores obscuros.

Cuevas innúmeras y endurecidas,


vastos depósitos de breves vidas,
guardan impenetrable
la materie. sin luz y sin sonido
que aún no recoge el alma en su sentido
ni supone que hable.

iQué ruidos, qué rumores apagados


allí activan, sepultos y estrechados,
el hervor en el seno
convulso y sofocado por un mudo!
Y graba al rostro su rencor sañudo
y al lenguaje sereno.

Pero, iqué lejos de lo que es y vive


en el fondo aterrado, y no recibe
las ondas todavía
que recogen, no más, la voz que aflora
de una agua móvil al rielar que dora
la vanidad del día!

El sueño, en sombras desasido, amarra


la nerviosa raíz, como una garra
contráctil o bien floja;

209
se hinca en el murmullo que la envuelve,
o en el humor que sorbe y que disudve
un fijo extremo aloja.

Cómo pasma a la lengua blanda y gruesa,


y asciende un burbujear a la sorpresa
del sensible oleaje;
su espuma frágil las burbujas prende,
y las pruebas, las une, las suspende
la creación del lenguaje.

El lenguaje es sabor que entrega al labio


la entraña abierta a un gusto extraño y sabio:
despierta en la garganta;
su espíritu aun espeso al aire brota
y en la líquida masa donde flota
siente el espacio y canta.

Multiplicada en los propicios ecos


que afuera afrontan otros vivos huecos
de semejantes bocas,
en su entraña ya vibra, densa y plena,
cuando allí late aún, y honda resuena
en las eternas rocas.

Oh, eternidad, oh, hueco azul, vibrante


en que la forma oculta y delirante
su vibración no apaga,
porque brilla en los muros permancn tes
que labra y edifica, transparentes,
la onda tortuosa y vaga.

Oh, eternidad, la muerte es la medida,


compás y azar de cada frágil vida,
la numera la Parca.

210
Y alzan tus muros las dispersas horas,
que distantes o próximas, sonoras
allí graban su marca.

Denso el silencio trague al negro, obscuro


rumor, c·omo el sabor futuro
sólo la entraña guarde·
y forme en sus recónditas moradas,
su sombra ceda formas alumbradas
a la palabra que arde.

No al oído que al antro se aproxima·


que el banal espacio, por encima
del hondo laberinto
las voces intrincadas en sus vetas
originales vayan, mas secretas
de otra boca al recinto.

A otra vida oye ser, y en un instante


la lejana se une al titubeante
latido de la entraña;
al instinto un amor llama a su objeto;
y afuera en vano un porvenir completo
la considera extraña.

El aire tenso y musical espera;


y eleva y fija la creciente esfera,
sonora, una mañana:
la fom1an ondas que juntó un sonido,
como en la flor y enjambre del oído
misteriosa campana.

Ese es el fruto que del tiempo es du"eño;


en él la entraña su pavor, su sueño
y su labor termina.

211
El sabor que destila la tiniebla
es el propio sentido, que otros puebla
y el futuro domina.

UNA PALABRA OBSCURA

En la palabra habitan otros ruidos,


como el mudo instrumento está sonoro
y la templanza c¡uc encerró el tesoro
el enjambre· sólo es de los sentidos.

De una palabra vaga desprendidos,


la cierta funden al ausente coro
y pierden su conciencia en el azoro
preso en la libertad de los oídos.

Cada voz de ella misma se desprende


para escuchar la próxima y suspende
a uno·s labios que son de otros hueco.

Y en el silericio en que se dobla y dura


· como un suefio la voz está futura
y ya exhausta y difunta como un eco.

UN ERRAR SOY SIN SENTIDO

Un errar soy sin sentido,


y de mí a mí me translada;
una pasión extraviada,
y un fin que no es diferido.

Despierto en mí lo que he sido,

212
para ser silencio y nada
y por el alma delgada
que pase el azar su ruido.

Entre la sombra y la sombra


mi rostro se ve y se nombra
y se responde seguro,

cuando en medio del abismo


que se abre entre yo y yo mismo,
me olvido y cambio y no duro.

OH, VIDA -EXISTE

Oh, vida -existe;


después desgrana
deseos, mana
sed; ya no asiste-,

lo que no fuiste
tu muerte gana.
La muerte es vana,
profunda y triste.

Fiel dicha y rara,


nada te deja
que te asemeja,

la muerte avara.
Apenas muere
la hora, dífiere.

[Poemas y ensayos. l. Poemas, 1964]

213
VIII. GILBERTO OWEN

El Rosario, Sinaloa, 4 de febrero de 1904-Filadelfia, Estados


Unidos, 9 de marzo de 1952

Vivió sus primeros años en Mazatlán, aunque esto es una suposi­


ción, pues no se conocen muy bien sus datos biográficos en esos
años. Cuando tiene ya 15 o 16 se encuentra en Toluca, estudian­
do; pasó luego a la Escuela Nacional Preparatoria, donde conoció
a Jorge Cuesta, con quien conservaría siempre una gran amistad
y quien influiría de manera definitiva en la formación intelectual
de Owen. Luego entró en contacto con Villaurrutia, y gni;cias a
éste comenzó a colaborar en la revista Ulises (1926-1928), que
fue el antecedente de Contemporáneos (1928-1931). En 1925
era Owen ya un poeta de personalidad propia, dato que contrasta
con el poco conocimiento que de su obra se tenía hasta hace
algu nos años: Poesía y prosa, 1953, de la UNAM, fue un libro
que se agotó pronto y que no se vio reeditado hasta 1979. En
1929 Owen ingresó en el servicio exterior y viajó a Nueva York,
primero, y luego a distintas ciudades norteamericanas; pasó
después a América del Sur: Ecuador, Perú, Colombia; aquí
contrajo matrimonio en 1935. En 1942 regresa a México y se
incorpora a la revista El Hijo Pródigo. En el 44 regresa a Colom­
bia; en el 4 7 va de nuevo a Filadelfia. Para entonces hace ya
muchos años que es alcohólico ; su salud empeora cada vez más
y finalmente muere de cirrosis; ya antes se había quedado ciego.
Si la biografía de Owen ha sido reconstruida con datos dise­
minados en diversas ciudades y entre sus amigos y familiares, la
recopilación de su poesía no ha sido menos difícil. Owen nunca
cuidó su obra, a pesar de que es el resultado de un trabajo tenso
y laborioso. Los enigmas que su vida propone no son menos que
los que su poesía guarda: poesía difícil, hermética, impopular
en el sentido en que no puede ser gustada por todos los lectores.
Owen es, junto con Cuesta, uno de los verdaderos poetas malditos
de la literatura mexicana; la poesía de ambos es una aventura de

214
la inteligencia, es la transgresión a la espiritualidad del indivi­
duo, la rebeldía ante la mera observación o contemplación de la
existencia como algo acorde con un orden universal. Las inter­
pretaciones a que da lugar la poesía de Owen son el índice de
los diversos registros de la misma, que nace de la inconformidad,
de un estar a disgusto en un mundo sólo en apariencia sencillo.
Desde sus primeros poemas, en los que se siente con firmeza la
lección poética de Juan Ramón J iménez, hasta los últimos, que
ya han recogido ·muchas ·otras influencias, sobre tod.o de lengua
'inglesa, hay una tensión gradual que va de la complacencia · · al
delirio.

DESVELO

5. El recuerdo

Con ser tan gigantesco, el mar, y amargo,·


qué delicadamente dejó escrito
-con qué 1 ínea tan dulce
y qué pensamiento tan fino,
como con olas niñas de tus años--,
en este caracol, breve, su grito.

8. Desamor

iQué bosque -cómo oprime- tan oscuro!.


Ganas de sacudir los árboles
para que caiga aquella luz
que se quedó enredada
entre las ramas últimas.

-Ella se quedaría; esclava,

215
trémula entre los dedos de J osué,
detrás del horizonte, sin remedio-.

i.Luz de ayer, luz de ayer,


lluévete, vertical, a mi memoria!
i Rompe las rejas de los troncos,
horizontal luz de mañana!

Final

Palabras oscuras, que entonces


me parecían, iay!, tan claras.
Hoy me estaría aquí pensando
hasta el alba, desesperadamente,
sin arrancarles un sentido:
itan de otro me suenan,
tan lejanas!

En cambio ésta aún no modulada


que en mí dirá una voz innata,
iqué desnuda la sien to,
qué nueva aún y ya qué conocida!

Está en mí -y en ti, libro,


como un recién nacido en el regazo
frío .de este silencio, este cadáver,.
hoy, de aquellas palabras.

216
RASGOS

2. Pinar

Apuntalamos aquel cielo


que se nos desplomaba, verdinegro.

Los que pasaban a lo lejos eran


-sombras chinescas
en la p_antalla del crepúsculo­
nuestras sombras en otros mundos.

El cielo verdadero
estaba, afuera, preso,
y se asomaba entre los troncos, viéndonos
con su ojo de luna, huero.

Una estrella, la única, temblaba


sin luz en nuestras almas.

Y, si cerrábamos los ojo!"!,


oíamos, platónicos,
como un zumbar de abejas
la música de las esferas.

217
EL LAGO

9. Colores, 1

La colina, rosada, en el agua,


y la sierra, azul, en el agua,
y el sol, caído y púrpura, en el agua,

y la orla de manto de la orilla,


verde bordado de la primavera
colegiala, imperfecto, sobre el agua.

Mi mirada, clara y vehemente,


de un cristal más limpio que el agua,
ida a todas las cosas, sobre el agua.

14.Zirahuén

Eres, mío, más dulce que tu nombre,


tan dulce, sólo, como tú.

Se te parecen algo el manso párroco,


los ojos de los asnos, mis palabras,
y la colina, frágil, bajo el sol.

[Desvelo, 1925]

218
SOMBRA

Mi estrella -óyela correr- se apagó hace años. Nadie s;ibríaya


de dónde llega su luz, entre los dedos de la distancia. Te hl' ha­
blado ya, Natanael, de los cuerpos sin sombra. �lird, ;1hora, mi
sombra sin cuerpo. Y el eco de una voz que no sucn,1. Y el agúa
de ese río que, arriba, está ya seco, como al ccrrark de pron10L1
llave al surtiqor, el chorro mutilado sube un instante 1odd\'Ía.
Como este libro entre tus i11anos, Natanael.

RAICES GRIEGAS

Le ponen un trozo ele hielo suhre la frente. El pelo negro, lisc>.


lo estaña y es un espejo. Sostiene así, sobre su ctbcza, buen
equilibrista, todas las luces del bar. Su cornpaiiera, para disnil­
parse o para desquitarse, se \'L1eh·e a sonreírnos. Vic.'·ndosc l'n el
hielo, se alarga los ojos, saca un tubo de sangre para énrojccnsc
el corazón que le cuelga, como esas argollas de los sal\'ajcs, ({e
·
la nariz.
Pero nosotros estamos tristes por el griego inasible del mi·dic().
No recordamos si elogió nuestra euforia o nos recomendó un;1
cierta eutrapelia sabatina. Si hablara un espa11ol mús elegante,
menos sabio, no dejaríamos sin respuesta a esa mujer que· se·
retuerce, de pie, escribiendo en el aire una larnl-:>da gric:l!;a, trian­
gulizando sus piernas un trozo del pavimento.

POEMA EN QUE SE USA MUCHO


LA PALABRA AMOR

Comienza aquí una palabra vestida de sue110 más música


llevas puñados de árboles en el viento pausado de Orfco
en los ojos menos grandes que el sol pero mucho rn:is virgl'ncs
mañanas eternas y que llegan hasta París y hasta China

219
ese otro ojo azul de párpados de oro en el dedo
n.o sabrías sin él Niágaras a tu espalda de espuma
tampoco el sueño duro en que ya nada cabe corno nada en el
[huevo
iba el sabio bajo la fábula y volvió la cabeza
nadie sino él mismo recogía las hierbas desdeñadas
así me lloro vacío y lleno de mi pobreza como de sombra

O acabo de inventat; la línea recta


todo el horizonte fracasa después de sus rnil siglos de ensayos
el mar no te lo perdonará nunca mi Dionysos
recuerda aquella postura en que yo era rn tío y gue ha
[eternizado
otra fotqgrafía desenfocada por un temblor de tierra en la
[luna

PARTÍA Y MORÍA

ta <:asa sale por la ventana, arrojada por la lámpara. Los espe­


jos -:despilfarrados, gastan su sueldo el día de pago--- lo apntt>
b�.
E'n ese cuadro en que estoy muerto, se mueve tu mano, pero
ho puedes impedir que me vea, traslúcida. Acabo de ganar la
eternidad de esa postura, y me molest::i que me hayan recibido
tan .fríamente. No me atrevo a dejar d sombrero; le doy vueltas
entré mis dedos de atmósfera. Los tres ángulos del rincón me
oprimen cerrándose hasta la asfixia, y no puedo valerme. Ese
marcq rosado no k conviene al asunto. Déjame mirarme en tus
dientes, para ponerle uno del rojo más r(')jo.
Los números me amenazan. Si los oigo, sabré todo lo de tu
vida, tus años, tus pestañas, tus dedos, todo lo que ahora cae,
inmóvil, como en las grutas -espacio de sólo tres dimensiones.
Nada. Vivimos en fotografía. Si los que duermen nos soñaran,
creerían estar soñando. ¿Qué negro ha ¡.,rritado? Vamos a salir
desenfocados, y se desesperará el que está detrás de la luna, re-

220
tratándonos. El viento empuja el cielo, pero tú dices que ha bajado
el telón de la ventana. Duérmete ya, vámonos.

[Línea, 1930]

SINDBAD EL V ARADO

(Bitácora de febrero)

Encontrarás tierra distinta de tu tierra, pero


tu alma es una sola y no encontrarás otra.

Sindbad el marino

Because 1 do not hope to turn again


Because Ido not hope
Because Ido not hope to turn.

T.S.Eliot

D{a primero,
El naufragio

Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que


[temblamos;
sin más que un aire de haber sido y sólo estar, ahora,
un aire que te cuelga de los ojos y los dientes,
correveidile colibrí, estático
dentro del halo de su movimiento.
Y no hablas. No hables,

221
que no tienes yz, voz de adivinanza
y acaso te he perdido con saberte,
y acaso estás aquí, de pronto inmúvil,
tierra que me acogió de noche náufrago
y que al alba descubro isla desierta y árida;
y me voy por tu orilla, pensativo, y no encuentro
el litoral ni el nombre que te deseaba en la tormenta.

Esta mañana me consume en su rescoldo L~ conciencia de mis


[llagas;
sin ella no creería en la csca..lcra inaccesible de la noche
ni en su hermoso guardián insobornable:
aquí me hiriú su mano, aquí su suc110,
en Emel su sonrisa, en luz su poesía,
su desamor me agobia en tu mirada.
Y luché contra el mar toda la noche,
desde Homero hasta J oseph Conrad,
para llegar a tu rostro desierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio, que no espere.

Con la ma11.ana derogaron las estrellas sus sei'lalcs y sus leyes


y es inútil que el cartógrafo dibuje ríos secos en la palma de
[la mano.

Día dos,
El mar viejo

Varado en alta sierra, que el diluvio


y el vagar de la huida terminaron.

Te ascendieron a cielo, mar, y a turbios


y lentos nubarrones a tu oleaje.
Por tu plateada orilla de eucaliptos
salta el pez volador llamado alondra,

222
mas yo estoy en la noche de tu fondo
desvelado en la cuenta de mis muertos:

el Lerma cenagoso, que enjugaba


la desesperación de los saúces;
el Rímac, sitibundo entre los médanos;
el helado diamante del Mackenzie
y la esmeralda sin tallar del Guayas,
todos en ti con mi memoria hundidos,
mar jubilado cielo, mar varado.

Día tres,
Al espejo

Me quedo en tus pupilas, sin convite a tu fiesta de fantasmas.


Adentro todos trenzan sus efímeros lazos,
yo solo afuera, y sin amor, mas prisionero,
yo, mozo de cordel, con mi lamento, a tu ventana,
yo, nuevo triste, yo, nuevo romántico.

Dentro de ti, las nupcias de hielo a1 sol del árbol y la nube,


pareadas risas que se pierden por perdidos senderos,
la inevitable luna casi líquida,
el agua rota en trinos y en su música un lirio y una abeja en su
· [estigma
y en su aguijón tu anhelo de olvidarme.

Yo, en alta mar de cielo


estrenando mi cárcel de jamases y siempres.

Dentro de ti, la casa, sus palmeras, su playa,


el mal agüero· de los pavos reales,
jaibas bibliopiratas que amueblan sus guaridas con mis versos,

223
y al fondo el amarillo amargo mar de Mazatlán
por _el que soplan ráfagas de nombres.
Mas si gritan el mío responden muchos rostros que yo no
[ conocía
o que borró una esponja calada de minutos,
como el de ese párvulo que esta noche se siente solo e íntimo
y que suele llorar ante el retrato
de un gambusino rnbio que se quemó en rosales de sangre al
· [mediodía.

Día r;uatro,
Almanaque_

Todos los dfa.s 4 son domingos

porque los Owen nacen ese día,


cuando Él, pues descansa, no vigila
y hU)len de sed en sed por su delirio.

Y, además, que ha de ser martes el 13


en que sabrán mi vida por mi muerte.

Día cinco,
Virgin Islands

Me acerco a las prudentes Islas Vírgenes


(la canela y el sándalo, el ébano y las perlas,
y otras, las rubias, el añil y el ámbar)
pero son demasiado cautas para mi celo
v me huyen, fingiéndose ballenas.

224
Ignorantina, espejo de distancia:
por tus ojos me ve la lejanía
y el vacío me nombra con tu boca,
mientras tamiza el tiempo sus arenas
de un seno al otro seno por tus venas.

Heloísa se pone por el revés la frente


para que yo le mire su pensar desde afuera,
pero se cubre el pecho cristalino
y no sabré si al fin la olvidaría
la llama errante. que rnc habitó sólo un día.

María y Marta, opuestos sinsabores


que me equilibraron en vilo
entre dos islas imantadas,
sin dejarme elegir el pan o el sueno
para soiiar el pan por madurar mi sueño.

La inexorable Diana, e Jlígenia,


'-'Cstal que sacrifica a filo de palabras
cuando a filo de alondras agoniza J ulieta,
y Juana, esa visión dentro de una armadura,
y Marcia, la perennemente pura.

Y Alicia, Isla, país de maravillas,


y mí prima Águ eda en mi hablar a solas,
y Once Mil que se arrancan los rostros y los nombres
por servir a la plena de gracia, la más fuerte
ahora y en la hora de la muerte.

225
Día seis,
El hipócrita

Este camino recto, entre la niebla,


entre un cielo al alcance de la mano,
por el que mudo voy, con escondido
y lento andar de savia por el tallo,
sin mi sombra siquiera para hablarme.
Ni voy ¿a dónde iría?-, sólo ando.

Niebla de los sentidos: no mirar


lo que puede esperarme allí, a diez pasos,
aunque sé que otros diez pasos me esperan;
frígida niebla que me anubla el tacto
y no me deja oírla ni gustarla
y echa el peso del cielo a mi cansancio.

Este río que no anda, y que me ahoga


en mis virtudes negativas: casto,
y es hora de cuidarme de mi hígado,
hora de no jurar Su Nombre en vano,
de bostezar, al verme en el espejo,
de oír silbar mi nombre en el teatro.

Día si'ete,
El compás roto

Pero esta noche el capitán, borracho


de ron y de silencios,
me deja la memoria a la deriva,
y este viento civil entre los árboles
me sabe amar, me sabe a mar colérico en los mástiles,
a memoria morosa en las heridas,
a norte y sur de rosa de los tiempos.

226
Día ocho,
Llagado de su mano

La ilusión serpentina del principio


me tentaba a morderte fruto vano
en mi tortura de aprendiz de magia.

Luego, te fuiste por mis siete viajes


con una voz distinta en cada puerto
e idéntico quemarte en mi agonía.

Lascivia temblorosa de las tardes de lluvia·


cuando tu cuerpo balbucía en Morse
su respuesta al mensaje del tejado.

Y la des�sperada de aquel amanecer


en el Bowery, transidos del milagro,
con nuestro amor sin casa entre la niebla.

Y la pluvial, de una mirada sola


que te palpó, en la iglesia, más desnuda
vestida en carmesí lluvia de sangre.

Y la que se quedó en bajorrelieves


en la arena, en el hielo y en el aire,
su frenesí mayor sin tu presencia�

Y la que no me atrevo a recordar,


y la que me repugna recordar,
y la que ya no puedo recordar.

·227
Día nueve,
Llagado de su desamor

Hoy me quito la máscara y me miras vacío


y ves en mis paredes los trozos de papel no desteñido
donde habitaban tus retratos,
y arriba ves las cicatrices de sus clavos.

De aquel rincón manaba el chorro de los ecos,


aquí abría su puerta a dos fantasmas el espejo,
allí crujió la grávida cama de los suplicios,
por allá entraba el s·ol a redimirnos.

Iba la voz sonámbula del pecho combo al pecho,


sin tenerse a clamar. en el desierto;
ahora la ves, quemada y sin audiencia,
esparcir su·s cenizas por la arena.

Iba la luz jugando de tus dientes a mis ojos,


su llamarada negra te subía de los hombros,
se desmayaba en sus deliquios en tus manos,
su clavel ululaba en mi arrebato.

Ahora es el desvelo con su gota de agua


y.su cuenta de endrinas ovejas descarriadas,
porque no viven ya en-mi carne
los seis sentidos mágico"s de ante·s,
por mi razón, sin guerra, entumecida,
y el despecho de oírte: "Siempre seré tu amiga",
para decirme así que ya no existo,
que viste tras la máscara y me hallaste \'acío.

228
Di'a diez,
Llagado de su sonrisa

Y a no va a dolerme el mar,
porque conocí la fuente.

iQué dura herida la de su frescura


sobre la brasa de mi frente!
Como a la mano hecha a los espinos
la hiere con su gracia la rosa inesperada,
así quedó mi duelo
crucificado en tu sonrisa.

Ya no va a dolerme el viento,
porque conocí la brisa.

Di'a once,
Llagado de su sueño

Encima de la vida, inaccesible,


negro en los altos hornos y blanco en mis volcanes
y amarillo en las hojas supérstites de octubre,
para fumarlo a sorbos lentos de copos ascendentes,
para esculpir sus monstruos en las últimas nubes de la tarde
y repasar su geometría con los primeros pájaros del día.

Debajo de la vida, impenetrable,


veta que corre, estampa del río que fue otrora,
y del que es, cenote de un Yucatán en carne viva,
y Corriente del Golfo contra climas estériles,
y entrañas de lechuzas en las que leo mis augurios.

229
Al lado de la vida, equidistante
de las hambres que no saciamos nunca
y las que nunca saciaremos,
pueril peso en el pico de la pájara pinta
o viajero al acaso en la pata del rokh,
hongo marciano, pensador y tácito,
niño en los brazos de la yerma, y vida,
una vida sin tiempo y sin espacio,
vida insular, que el sueño baña por todas partes.

Día doce,
Llagado de s~ poesía

Tu tronco de misterio es lo que me apuntala un cielo en ruinas.


Mis ojos solos no podían ya evitarme su caída.
Me enredo en sus raíces de lecturas mal soñadas,
me agosto en su hojarasca de frustradas invenciones,
pero tu tronco sobrevive a mis inviernos.

Lo ven por fuera, retorcido, muerto, oscuro,


pero hay una rendija para fisgar, y miro.

Yo voy por sus veredas claustradas que ilumina


una luz que no llega hasta las ramas
y que no emana de las raíces,
y que me multiplica, omnipresente,
en su juego de espejos infinito.

Y o cruzo sin respiro por su aire irrespirable


que desnuda un prodigio en cada voz con sólo dibujarla
y en cada pensamiento con sentirlo.

Me asomo a sus inmóviles canales y me miro

230
de pájaro en el abrua o de pe2 en el aire,
ahogándome en las formas mutables de·su esencia..

Día trece,
El martes

Pero me romperé. Me he de romper, granada


en la que ya no caben los candentes espejos biselados,
y lo que fui de oculto y leal saldrá a los vientos:

Subirán por la tarde purpúrea de ese grano,


o bajarán al ínfimo ataúd de ese otro,
y han de decir: "Un poco de humo
se retorcía en cada gota de su sangre."
Y en el humo leerán las pausas sin sentido
que yo no escribí nunca por gritarlas
y subir en el grito a la espuma de sueño de la vida.

A la mitad de una canción, quebrada


en áspero clamor de cuerda rota.

Día catorce,
Primera fuga

Por senderos de hienas se sale de la tumba


si se supo ser hiena,
si se supo vivir de los despojos
de la esposa llorada más por los funerales que por m.uerta,
poeta viudo de la poesía,
lotófago insaciable de olvidados poemas.

231
Día quínce,
. Segunda fuga
("Un coup de dés")

Alcohol, albur ganado, canto de cisne del azar.


Sólo su paz redime del Anciano del Mar
y de su erudita tortura.
Alcohol, ancla segura y abolición de la aventura.

D{a dieCiséís,
. Elpatriotero

Para q1.:té huir. Para llegar al tránsito


heroi~o y ruin de una noche a la otra
por los días sin nadie de una Bagdad olvidadiza
en la que ya no encontraré mi calle;
. a andar, a andar por otras de un infame pregón en cada
(esquina,
reedificando a tientas mansiones suplantadas.

Acaso los muy viejos se acordarán a mi cansancio,


. o acaso digan: "Es el marinero
que conquistó siete poemas,
pero la octava vez vuelve sin nada."

El cielo seguirá en su tarea pulcra


de almidonar sus nubes domingueras,
ipero en mis ojos ha llovido en tantos deplorables paisajes!

La luz miniaturista seguirá dibujando


sus intachables árboles, sus p~jaros exactos,
ipero sobre mi frente no han arado en el mar tantas tinieblas!

23.2
La catedral sentada en su cátedra docta
dictará sumas de arte y teología,
per<í ya en mis orejas sólo habita el zumbido
de un diablillo churri gu eresco
y una cascada con su voz de campana cascada.

No huir. ¿Para qué? Si este dieciséis de Febrero borrascoso


voh icra :1 serlo de Septiembre.

Día diecisiete,
Nombres

Preso mejor. Tal vez así recuerde


otra iglesia, la catedral de Taxco,
y sus piedras que cambian de fomrn con la luz de cada hora.
Las calles ebrias tambaleándose por cerros y hondonadas,
y no lo sé, pero es posible que llore ocultamente,
al recorrer en suefios algún nombre:
"Callejfm del Agua Escondida."

O bajaré al puerto nativo


donde el mar es más mar que en parte alguna:
blanco infierno en las rocas y torcaza en la arena
y amarilla su curva femenil al poniente.
Y no lo sé, pero es posible que oiga mi primer grito
al recorrer en sueños algún nombre:
''El Paseo de Cielo de Palmeras."

O en Yuriria ven'.'. la mocedad materna,


plácida y tenue antes del Torbellino Rubio.
Ella estará deseándome en su vientre
frente al gran ojo insomne y bovino del lago,
y no lo sé, pero es posible que me sienta nonato
al recorrer en sueños algún nombre:
"Isla de la Doncella que aún Aguarda."

233
O volveré a leer teología en los pájaros
a la luz del Nevado de Toluca.
El frío iá delante, como un hermano más esbdto y grave
y un deshielo de dudas bajará por mi frente,
y no lo sé, pero es posible que me mire a mí mismo
al recorrer eri suefíos algún nombre:
"La Calle del Muerto que Canta."

Dia dieciocho,
Rescoldos de pensar

Cómo me cantarías sino muerto


al descubrir de pronto bajo el cielo de plomo de un retrato
el pensamiento estéril y la tenaz mcrnoria en esa frente,
si sobre su oleaje ahora atardecido
surcaron formas pláciclas, ,
y una vez, una \CZ -ayer scna~-
arnanccÍ<l en laureles junto a la media luna de tu seno,
y esta \'CZ, esta vez -razón baldía-
sólo es conciencia inrnúvil y memoria.

D{a diecinueve,
Rescoldos de sentir

En esa frente líquida se bañaron Susanas como nubes


que fisgaban los viejos desde las nilias de mis ojos púberes.

Cuando éramos dos sin percibirlo casi;


cuando tanto decíamos la voz amor sin pronunciarla;
cuando aprendida la palabra mayo
la luz ya nos untaba <le violetas; .
cuando arrojábamos perdida nuestra mirada al fondo de la
[tarde,

234
a lo hondo de su valle de serpientes,
y el ave rokh del alba la devolvía llena de diamantes,
como si todas las estrellas nos hubiesen llorado
toda la noche, huérfanas.

Y cuando fui ya sólo uno


creyendo aún que éramos dos,
porque estabas, sin ser, junto a mi carne�
Tanto sentir en ascuas,
tantos paisajes malhabidos,
tantas inmerecidas lágrimas.

Y aún esperan su cita con Nausícaa


para llorar lo que jamás perdimos.

El Corazón. Y o lo usaba en los ojos.

Día veinte,
Rescoldos de cantar

Más supo _el laberinto, allí, a su lado,


de tu secreto amor con las esferas,
mar martillo que gritas en yunques pitagóricos
la sucesión contada de tus olas.

Una tarde inventé el número siete


para ponerle letra a la canción trenzada
en el corro de niñas de la Osa Menor.

Estuve con Orfeo cuando lo destrozaban brisas fingidas-v.ientos,


con San Antonio Abad abandoné la dicha:
entre un lento lamento de mendigos,

235
y escuché sin amarras a unas sirenas que se llamaban Niágara,
o Tequendama, o Iguazú.

Y la 6ruitarra de Rosa de Lima


transfigurada por la voz plebeya,
y los salmos, la azada, el caer de la tierra
en el sepulcro del largo frío rubio
que era idéntico a Búffalo Bill
pero más dueño de mis sueños.

Todo eso y más oí, o creí que lo oía.

Pero ahora el silencio congela mis orejas;


se me van a caer pétalo a pétalo;
me quedaré completamente sordo;
haré versos medidos con los dedos;
y el silencio se hará tan pétreo y mudo
· que no dirá ni el trueno de mis sienes
ni el habla de btJrbujas de los·peces.

· Y no habré oído nun:ca lo que nadie me dijo:


tu.nombre, poesía.

Día veintiuno,
Rescoldos de gozar

Ni pretendió empañarlo con decirlo


esa cuchillada infamante
que me dejaron en el rostro
oraciones hipócritas y lujurias bilingües
· :que merodeaban por todos los muelles.

·236.
Ni ese belfo colgado a ella por la gula
en la kermesse flamenca de los siete regresos.

Ni esos diez cómplices impunes


tan lentos en tejer mis apetitos
y en destejerlos por la noche.
Y mi sed verdadera
sin esperanza de llegar a Ítaca.

Día veintt"dós,
Tu nombre, Poesía

Y saber luego que eres tú


barca de brisa contra mis pcüascos;
y saber luego que eres tú
viento de hielo sobre mis trigales humillados e írritos:
frágil contra la altura de mi frente,
mortal para mis ojos,
inflexible a mi oído y esclava de mi lengua.

Nadie me dijo el nombre de la rosa, lo supe .con olerte,


enamorada virgen que hoy me dueles a flor. en amor dada.

Trepar, trepar sin pausa de una espina a la 0tra


y ser ésta la espina cuadragésima.
y estar siempre tan cerca tu l'nigma de mi mano,
pero siempre una brasa más arriba,
siempre esa larga espera entre mirar la hora
y volver a mirarla un instante después.

Y hallar al fin, cxanbrüc y desolado,


descubrir que es en mí donde tú cstubas,
porque tú estás en todas panes

237
y no sólo en el cielo donde yo te he buscado,
que eres tú, que no yo, tuya y no mía,
la voz que se desangra por mis llagas.

Día veintiºtrés,
Y tu poética

Primero está la noche con su caos de lecturas y de sueños.


Y o subo por los pianos que se dejan encendidos hasta el alba;
arriba el día me amenaza con el frío ensangrentado de su aurora
y no sabré el final de ese nocturno que empezaba a dibujarme,
ni las estrellas me dirán cuál fue~ cabal, mi nombre. Ni mi
[rostro.

Si no es amor, ¿qué es esto que me agobia de ternura?


Mañana inútil: pájaros y flores sin testigos.
La esposa está dormida y a su puerta imploro en vano;
querrá decir mi nombre con los labios incoloros entreabiertos,
los párpados pesados de buscarme por el cielo de la muerte.

Mas no estaré en sus ojos para verme renace.r al despertarse


y cuando me abra, al fin, preguntará sin voz: ¿quién eres?
El luto de la casa -todo es humo ya y lo mismo- que jamás
[habitaremos;
el campo abierto y árido gue lleva a todas partes y a ninguna.
¿A dónde, a qué otra noche, irá el viudo por la tarde borrascosa?

Día veinticuatro,
Y tu retórica

Si lo escribió mi prisa feliz, ¿con qué palabras,


cómo dije: "palomas cálidas de tu pecho"?

238
En sus picos leería: brasa, guinda, clamor,
pero la luz recuerda más duro su con tomo
y el aire el inflexible número de su arrullo.

Y diría: "palomas de azúcar de tu pecho » ,


si endulzaban el agua cuando entrabas al mar
con tu traje de cera de desnudez rendida,
pero el mar las su.fría proras inexorables
y aún sangran mis labios de mord�r su cristal.

Después, si dije: "un hosco viento de despedidas",


¿qué palabras de hielo hallé sobre mi grito?
No recuerdos, ni angustias, ni soledades. Sólo
el rencor de haber.dicho tu estatua con arenas
y haberla contlenado a vida, tiempo, muerte.

Y escribiría: "un horro vendaval de vacíos"


la estéril mano álgida que me agostó mis rosas
y me quemó la médula para decir apenas
que nunca tuve mucho que decir de mí mismo
y que de.tu milagro sólo supe la piel.

Día veinticinco,
Yo no vi nada

Mosca muerta canción del no ver nada,


del nada oír, que nada es.

De yacer en sopor de tierra firme


con puertos como párpados cerrados, que no azota>
la tempestad de un mar de lágrimas ·.
en el que no logré perderme.

239
De estar, mediterránea charca aceda,
bajo el sueño donnido de los pinos, inmóviles
C(:>rno culumnas en la nave de una iglesia abandonada,
que pudo ser el vientre·
de la ballena para el viaje último.

De llamar a mi puerta y de oír que me niegan


y ver por la ventana que sí estaba yo adentro,
· pues no hubo, no hubo
quien cerrara mis párpados a la hora de mr'paso.

Súctsírm de naufragios, inconclusos


nci por la cobardía de pretender salvarme,
pues yo llamaba al buitre de tu luz
a que me devorara los sentidos,
pe1ü mis vicios renacían siempre .

. D{a vcz'ritúéis,
Scr~lifinal

Vi una canción pintada de .limón amarillo


t¡LÍc caía sin ruido de mi frente vencida,
y luego sus gemelas una a una.
Este aúo los árboles se desnudaron tan temprano.

a
Y serú el mido cuando las pisemos;
ya scrú de papel sú carne de palabras,
exánimes sus rostros en la fotografía,
ciudad amalecita que el furor salomónico ha de poblar de
· [bronces,
ya no serán si van a ser de todos.

Fueron sue110 sin tregua, delirio sin cuartel,


amor a 111.uerte fueron y perdí.

240
Día veintisiete,
Jacob y el mar

Qué hermosa eres, Diabló, como un ángel con sexo pero mucho
[ más despiadada,
cuando te llamas alba y mi noche es más noche de esperarte,
cuando tu pie de seda se clava de caprina pezuña en mi
[ abstinencia,
cuando si eres silencio te rompes y en mis manos repican a
[rebato tus dos senos,
cuando apenas he dicho amor y ya en el aire está sin boca el
[beso y la ternura sin empleo aceda,
cuando apenas te nombro flor y ya sobre el prado ruedan los
[labios del clavel,
cuando eres poesía y mi rosa se inclina a oler tu cifra y te me
[esfumas.

Mañana habrá en la playa otro marino cojo.

Día veintiocho,
Final

Mañana. Acaso el sol golpea en dos ventanas que entran en


[erupción.
Antes salen los indios que pasan al mercado tiritando con todo
[ el trópico a la espalda.
Y aún antes
los amantes se miran y se ven tan ajenos que se vuelven la
[ espalda.

Antes aún
ese ángel de la guarda que se duerme borracho mientras allí a
[la vuelta matan a su pupilo:

241
¿Qué va a llevar más que el puñal del grito último a su Amo?
¿Qué va a mentir?

"Lo hiciste cieno y vuelve humo pues ardió como Te amo."

Tal vez mañana el sol en mis ojos sin nadie,


tal vez mañana el sol,
tal vez mañana,
tal vez.

Bogotá, 1942

LIBRO DE RUTH

Y aconteció que, a la media noche, se estre-


meció aquel hombre, y palpó: y he aqu{ la
mujer, que estaba acostada a sus pies.

Ruth, III-8

Booz se impacienta

Entonces doblarán las doce de la noche


y el Caos
acogerá sonriente al hijo pródigo.

Pasan sin nadie todos los tranvías.


Su huracán de esperanzas no para en las esquinas de mi cuerpo.
Ni su trueno. Ni un piano. Ni los grillos.
Las mujeres apagan las lámparas del mundo entero.
El cielo sus estrellas. Y o mi espera.

242
Cierran sin ruido todas las ventanas.
Dedos que no son tuyos han bajado mis párpados.
Ya no vienes. No llegas.
Más allá de las doce no se puede ver nada.

Pero aún no es la noche.


Todavía la tarde te espera deshojándome,
robándote mi carne trozo a trozo:
las pupilas primero, que se van a cansadas lejanías
como dos niños ávidos, perdidos
en la busca de ¡;¡.lgo que no saben;
el rescoldo en mi boca pronto será ceniza
de adivinarte en todos los nombres de lo creado
con mi voz amarilla y áspera de toronja;
y mis manos, callosas de t>sculpir en el aire
el fiel vacío exacto que llenará la forma de tu graci�.
Así iré mutilándome hasta las doce de la noche,
mas si llegaras un minuto antes
en él todas mis dichas vivirías de nuevo.

Deja la luz_ sin sexo en que te ahogas,


ángel mientras mi lecho no te erija mujer;
sal de la voz marina que te sueña,
sirena sin canción mientras yo no la piga;
deja la arcilla informe que habitas y que eres
en tanto que mis dedos no modelen tu estatua;
sal del bosque de horas inmóviles en que te pierdes,
corza sin pulso mientras mi miedo no te anime;
deja el no ser de tu Moab incierta;.
sal ya de ti. Mis pies están helándose.
Más allá de las doce no se puede ser nada.

Booz encuentra a Ruth

Traes un viento que mueve los rasca�ielos �ás tercos y que i;e

243
[ciñe para mostrarme cómo fue la· cabeza de la Victoria de
Samotracia,
y que luego te humilla a recoger espigas desdeñadas.
Traes un viento que llega de cabellos nqruegos a alisarte los
[tuyos.
Traes un viento que traé amantes olvidados que se encuentran
· · [de pronto en los lugares más insólitos como gaviotas en la
nieve de los volcanes.
Traes un viento que lame tu nombre en las cien lenguas de
[Babel,
y eµ élme traes a nacer en mí.

Y es nacer a la muerte que acecha en los festines de un octubre


[sin fin y sin castigo,
una muerte que desde mí te acecha en las ciudades y en las
. [horas y en los aviones de cien pasajeros.
Fausto que te persigue
· desde el episodio fatal de la siega en mis
[manos nudosas y tiernas de asesino.
De.mí saldrás exangüe y destinada a sueño como las mariposas
{ que capturan los dedos crueles de los niños;
de mí · saldrás seca y estéril como las maldiciones escondidas en
[los versos de amor que nadie escucha.

Huye de mí, que soy elvientoeldiablo que te arrastra.

Booz canta su amor

Me he. querido mentir que no te amo,


roja alegría incauta, sol sin freno
en la tarde que sólo tú detienes,
luz demorada sobre mi deshielo.
Por no apagar la brasa de tus labios
con: u:n amor que darte no merezco,
por no echar sobre el alba de tus hombros
las horas que le restan a mi duelo.

244
Pero cómo negarte mis espigas
si las alzabas con tan puro gesto;
cómo temer tus años, si me dabas
toda mi juventud en mi deseo.

Quédate, amor adolescente, quédate.


Diez golondrinas saltan de tus dedos.
París cumple en tu rostro quince años.
Cómo brilla mi voz sobre tu pecho.
Óyela hablarte de la luna, óyela
cantando lánguida por los senderos:
sus palabras más nimias tienen forma,
no le avergüenza ya decir "te quiero".
Me has untado de fósforo los brazos:
no los tienen más fuertes los mancebos.
Flores palúdicas en los estanques
de mis ojos. El trópico en mis huesos.
Cien lugares comunes, amor cándido,
amoroso y porfiado amor primero.

Vámonos por las rutas de tus venas


y de mis venas. Vámonos fingiendo
que es la primera vez que estoy viviéndote.
Por la carne también se llega al cielo.
Hay pájaros que sueñan que son pájaros
y se despiertan ángeles. Hay sueños
de los que dos fantasmas se despiertan
a la virginidad de nuestros cuerpos.
Vámonos como siempre: Dafnis, Cloc.
Tiéndete bajo el pino más erecto,
una brizna de yerba entre los dientes.
No te muevas. Así. Fuera del tiempo.

Si cerrara los ojos, despertándome,


me encontraría, como siempre, muerto.

24!>
Booz ve dormir a Ruth

La isla está rodeada por un mar tembloroso


que algunos llaman piel. Pero es espuma.
Es un mar que prolonga su blancura en el cielo
como el halo de las t~huanas y los santos.
Es un mar que está siempre
en trance de primera comunión.

Quién habitara tu veraz incendio


rodeado de azucenas por doquiera,
quién entrara a tus dos puertos cerrados
azules y redondos como ojos azules
que aprisionaron todo el sol del día,
para irse a soñar a tu serena plaza pueblerina
-que al¡.,runos llaman frente-
dc bajo de tus árboles de cabellos textiks
que se te enrollan en ovillos
para que tengas que peinártelos con husos.
He leído en tu oreja que la recta no existe
aunque diga que sí tu nariz euclidiana;
hay una \'oz muy roja que se quedó encendida
en el silencio de tus labios. Cállala
para poder oír lo que me cuente
el aire que regresa de tu pecho;
para saber por qué no tienes en el cuello
mi manzana de Adán, si te la he dado;
para saber por qué tu seno izquierdo
se levanta más alto que el otro cuando aspiras;
para saber por qué tu vicn tre liso
tiembla cuando lo tocan mis pupilas.
Has bajado una mano hasta tu centro.

Saben aún tus pies, cuando los beso,


al vino que pisaste en los lagares;
qué frágil filigrana es la invisible
cadena con que ata el pudor tus tobillos;

246
yo conocí un río más largo que tus piernas
-algunos lo llamaban Vía Láctea-
pero no discurría tan moroso
ni por cauce tan firme y bien trazado;
una noche la luna llenaba todo el lago;
Zirahuén era así dulce como su nombre:
era la anunciación de tus caderas.
Si tus manos son manos, ¿cómo son las anémonas?
Cinco u11as se apagan en tu centro.

No haber estado el día de tu creación, no haber estado


antes de que Su mano te envolviera en sudarios de inocencia
-y no saber qué eres ni qué estarás soñando.
Hoy te destrozaría por saberlo.

Celos y muerte de Booz

Y sólo sé que no soy yo,


el durmiente que sueña un cedro Huguíano, lo que sueñas,
y pues que he nacido de muerte natural, desesperado,
paso ya, frenesí tardío, tardía voz sin ton ni son.

Me miro con tus ojos y me veo alejarme,


y separar las aguas del Mar Rojo de nuestros cuerpos mal
[fundidos
p ara la huida infame,
y sufro que me tiñ� de azules la distancia,
y quisiera gritarme desde tu boca: "No te vayas."

Destrencemos los dedos y sus promesas no cumplidas.


Te cambio por tu sombra y te dejo como sin pies sin ella
y no podrás correr al amor de tu edad que he suplantado.
Te cambio por tu sueño para irme a dormir con el cádaver leal
[ de tu alegría.

247
Tecedo mi lámpara vieja por la tuya de luz de plata virgen
para desear frustradas canciones inaudibles.

. .
Y,i me hundo a buscarme en un te amé que quiso ser te amo,
· donde se desenrolla un caracol atónito al descubrir el fondo
[salobre de sus ecos,
y los confesionarios desenredan mis arrepentimientos mentirosos.
'{ a me voy con mi muerte de música a otra parte.
Ya no me vivo en ti. Mi noche es alta y mía.

[Perseo vencido, 1948]

''ESPERA, OCTUBRE.. .''

Espera, octubre.
No habies, voz. Abril disuelve apenas
la piel de las estatuas en espuma,
aún canta: en flor el árból de las venas,
y ya tu aubrurio a ras del mar, tu bruma
yue sobre el gozo cuelga sus cadenas,
y tu clima de menta, en que se esfuma
el pensamiento por su laberinto
y se ahonda el laberinto del instinto.

Nó que.mes, cal. No raye las paredes


de aire· de abril de mi festín tu aviso.
Si ya me sabes presa de tus redes,
si a mi soñar vivir nací sumiso,
vuelve al sueño real de que procedes,
déjame roca el humo infiel que· piso,
deja a 'nii sed el fruto, el vino, el seno,
y a iní rencor su diente de veneno.

2:48
Espejo, no me mires todavía.
Abril nunca es abril en el desierto,
y me espía tu noche todo el día
para que al verte yo me mire muerto;
Narciso no murió de egolatría,
sí cuando le enseñé que eres incierto,
que eres i gu al al hombre que te mira
y que al mirarse en ti ya no se mira.

["Otros poemas'\ en Obras, 2a. ed., 1979]

249
IX. SALVADOR NOVO

Ciudad de México, 30 de julz'o de 1904-13 de enero de 1974

El escritor más prolífico y versátil del grupo de Contemporáneos,


el más lúdico y el más lleno de anécdotas. Quizá también el que
más se lee hoy en día, y del que más se hacen comentarios, favo­
rables o desfavorables, según se recuerde, respectivamente, al
escritor o al hombre de actitudes y opiniones políticas. De los
seis a los doce años Novo vive en Torreón, Coahuila, ciudad en
la que su familia pasa los años difíciles de la revolución; regresa
a la capital y comienza a cursar la preparatoria. Intenta,luego
estudiar la carrera de abogado, aunque le gustaba más la medici­
na, pero la abandona por la literatura. Desde niño, todavía en
Torreón, comienza a escribir versos, y luego en México colabora
en las revistas literarias del momento. Su actividad como escritor
y hombre de letras lo lleva también a fundar y dirigir revistas, y
a la actividad teatral como actor, traductor y director. Durante
muchos años se desempeñó como profesor de literatura yi de
teatro en diversas instituciones educativas. Destacó entre sus
actividades la de periodista, o más bien cronista, mejor aún: en­
sayista, pues su periodismo es modelo de amenidad y de cultura.
De 1946 a 1952 fue jefe del departamento de teatro del Instituto
Nacional de Bellas Artes; y en el 53 inauguró en Coyoacán su
propio teatro, el de la Capilla, que fue referencia obligatoria y
sitio de reunión de toda la gente de teatro en la ciudad. Recibió
el premio nacional rl .. letras en 1967. En su testamento dejó un
fondo para becas, que llevan su nombre, para jovenes mexicanos
que se dediquen al teatro o a la literatura.
Novo es un escritor sin una biografía oficial relevante: los pues•
tos públicos que desempeñó fueron sobre todo oportunidades
para el desarrollo personal del escritor como tal; su experiencia
teatral se enriqueció a través de su contacto con el teatro oficial
que desde Bellas Artes se hacía; sus conocimientos, su gran in­
terés por los temas mexicanos de historia y cultura, se acrecen-

250
taron a medida que· como roa.estro impartía sus clases; com<�.
"Cronista de la ciudad", título que desempeñó en la. realidad
dándonos a conocer como nadie la ciudad de- .México, p,ublíéó
un gran número de estudios sobre todo aquello que c,o.ncierne
a nuestra mítica capital. Tras de las opiniones poiíticas, que
respondían siempre a una actitud aristocratizante, de hombre·
privilegiado que ha llegado al éxito económico y profesional,
está el Novo que prevalecerá: el escritor, uno de los poC01i escri­
tores de este siglo que hizo de su vida un permanente· ejercicio
de las letras. Entre la poesía sobresaliente y entre la prosa más
brillante e inteligente que en México se ha escrito eúá fa de
Novo. Sus logros mayores se dieron sin duda en sus. ensayos y
en su poesía.

PAISAJE

Los montes se han echado


a rumiar junto a los caminos.
· (Las hormigas
saben trazar ciudades.)
Las avispas blancas,
cuando el panal.
nos acerca la primavera,
hincan el aguijón de su lluvia
y zumban.
Y la piel de la tierra morena
se irrita en trigo
y se rasca con sus arados.

["Poemas de adolescencia", 1918-1920, en Poesía., 1977]

251
VIAJE

Los nopales nos sacan la lengua;


pero los maizales por estaturas
. -con su copetito mal rapado
y su cuaderno debajo del brazo­
nos saludan con sus mangas rotas.

Los magueyes hacen gimnasia sueca


de qufoientos en fondo
· y el sol ---policía secreto-
( tira la piedra y esconde la mano)
denuncia nuestra fuga ridícula
· en la lintema múgica del prado.

A la noche nos veng,u-emos


· . encendiendo nuestros faroles
y echando por tierra los bosques.

Alguno que otro árbol


quiere dar clase de filología.
Las nubes, inspectoras de monumentos,
.sacuden las maquetas d(; los montes.

¿Quién quiere jugar tennis con nopales y tunas


· sobre la red de los telé grafos?
Tomaremos más tarde un baño ruso
en el jacal perdido de la sierra:
nos bastará un duchazo de arco iris,
nos secaremos con algún stratus.

252
CINE

a Antonio Doder(

Amiga inmotivada del cine


cuyos objetos de mano
fueron culpables de nuestra amistad
-como en la literatura castellana­
porque cayeron junto a mí.

Añatliste tu ciencia
al dolor de mi eclesiastés
y mientras archivaba tus palabras
la orquesta penetró mis recuerdos
una familia entraba a tientas
donde tú y yo veíamos y leíamos
"J'ts a Paramout Picture"
el ventilador tragaba suspiros
para probar el disco de Newton
y la palissade de Campoamor.
Hay paletas, chicles, chocolates;
pero a ti te excita
que los que se aman sufran
de modo tan poco jurídico.

Asistimos al cine
como quien no sabe el papel
y va a verlo ensayar por profesores.

El director sabe siempre


cómo acabarán las cosas
y nosotros deberíamos ya sáberlo.

Mientras llega el fin

253
y podemos irnos a casa
lloremos
tengamos ojos ávidos
manos crispadas
o sonnsas.
Todo eso ayuda para el cine.

SOL

Este muchacho sol


:__ ini parece aún ciudadanol-
madruga
la escuela no le importa
y echa la vieja lnés.

Apenas en Invierno
usa camisetas de lana
y se queda un poco en el lecho.

Lo más del tiempo


en un día atraviesa la ciudad.
(Esa erupción en su cara, sabios,
es juventud.)

Y ya que llega al sucio lecho


llena las sábanas de sangre
como las chicas
(pero su hemorragia es nasal).

254
ALMANAQUE

Tenemos doce lugares


para pasar las estaciones:
el verano se puede pasar en Junio
�l Otoño se debe pasar en Octubre.

El tiempo nos conduce


por sus casas de cuatro pisos
con siete piezas. Sala, dos recámaras,
comedor, patio, cocina
y cuarto de baño.
Cada día cierra una puerta
que no volveremos a ver
y abre otra sorprendente ventana.

El aire derribó
dos cuartos del último piso
de Febrero.

El aire se serena
y seguimos buscando casa.

II

La guadaña del minutero


hizo centro de su compás
en el centro de nuestro vientre.
Para los buzones pe lá vida
necesitábamos certificado.

255
Address your maíl to street and number.
Y estamos en la poste restante
sin hallar en diciembre ni en marzo
la plegadera de una sonrisa.

iNuestro ombligo
va a ser para los filatelistas!
y seremos devueltos al remitente
ajados, con cicatrices
y llenos de noticias atrasadas ...

RESÚMENES

Mis libros
tienen en sí las épocas
en que los leí.
La Légende des siecles, tres semanas
en cama, sal de frutas y termómetros.

Para las vacaciones en el campo


-nunca églogas ni gcórgicas-
Sherlock Holrnes y Rollinat
y en las antesalas del médico ·
Monsieur Bergeret aParis.
Y odio abrirlos, porque creo
en la resurrección de la carn-e.

iNathanael, Nathanael,
Harald Hoffding
tiene la culpa de estas cosas!
Cuando resurrezcamos
-yo tengo pensado hacerlo­
fntre nosotros y este siglo
habrá una asociación de ideas
a pesar de nuestro formato.

HANON

Como un índice
vago por el teclado de los días
y cada siete veces una vez
exclama el corazón un do de pecho.

Las noches siempre son más altas


y un bemol no reconocible.
iEsconderse entre dos altas noches
y la raíz de un sol!

Envidia
de los que tienen manos ágiles
para el recuerdo y la esperanza
porque de ellos es la sonata.
La libertad de imprenta
-oh cabezas numerotées-
os da el derecho de creerlo.
Sólo yo sé
por mi método cartesiano
-el mejor método de piano­
que cada siete veces es domingo
hasta en Haití y hasta en Santo Domingo.

Y que cada mañana la ciudad


rumia el chicle solar en sus paredes
y lo hace dúctil sobre las personas

257
que, como yo, no son más que un índice
y han recorrido ya todo el teclado.

TEivIPRANO

Flota en el ciclo acuo


espuma blanca de jabón.
La ciudad se seca los rostros
con deshilados de neblina
y abre los párpados de acero.

Es extraordinariamente temprano
pero me repugnaba el sueño
como un cuerpo no amado y poseído.

Ciudad nublada y fría,


yo no había sospechado
este cambio de ambiente y personajes.

El alma tiene prisa de viajero


como si fuera a despedir
a su pasado a la estación.
Los trenes son exactos en partir.

La noche se ha borrado de todos los ojos


un pequeño deber fija los rostros
aprender, enseñar, trabajar. ..
han muerto el tacto y el sabor
parece que hasta tengo corazón.

iAy, la mañana!, ¿por qué


ahogarla en el primer cigarrillo?

[XX poemas, 1925]

258
RETRATO DE NINO

En este retrato
hay un niño mirándome con ojos grandes;
este niño soy yo
y hay la fecha: 1906.

Es la primera. vez que me miré atentamente.


Por supuesto que yo hubiera querido
que ese niño hubiera sido más serio,
con esa mano más serena,
con esa sonrisa más fotográfica.

Esta retrospección no remedia, empero,


lo que el fotógrafo, el cumpleaños,
mi mamá, yo y hasta tal vez la fisiología
dimos por resultado en 1906.

LA HISTORIA

iMueran los gachupines!


Mi padre es gachupín,
el profesor me mira con odio
y nos cuenta la Guerra de Independencia
y cómo los espafi.oles eran malos y crueles
con los indios -él es indio-,
y todos los muchachos gritan que mueran los g-achupines.

Pero yo me rebelo
y pienso que son muy estúpidos:
Eso dice la historia
pero ¿cómo lo vamos a saber nosotros?

259
EPIFANIA

Un domingo
Epifanía no volvió más a la casa.

Yo sorprendí conversaciones
en que contaban que un hombre se la había robado
y luego, interrogando a las criadas,
averigüé que se la había lle\·ado a un cuarto.
No supe nunca dónde estaba ese cuarto
· pero lo imaginé, frío, sin muebles,
con el piso de tierra húmeda
y una sola puerta a la calle.
Cuando yo pensaba en ese cuarto
no veía a nadie en él.
Epifanía volvió una tarde
y yo. la perseguí por el jardín
rogándole que me dijera qué le había hecho el hombre
·porque mí cuarto estaba vacío
. como una caja sin sorpresas.
Epifanía reía y corría
. y al fin abrió la puerta
y dejó que lá calle entrara en el jardín.

LAS CIUDADES

En México, en Chihuahua,
en Jiménez, en Parral, en Madera,
en Torreón,
.los inviernos helados y las mañanas claras,
. las casas de la gente,
los grandes edificios en que no vive nadie
o los teatros a los que acuden y se·sientan
o la iglesia donde se arrodillan
y los animales que se han habituado a la gente

260
f el río que pasa cerca del pueblo
y que se vuelve turbulento con la lluvia de anoche
o el pantano en que se crían las ranas
y el jardín en que se abren las maravillas
todas las tardes, a las cinco, cerca del quiosco
y el mercado lleno de legumbres y cestas
y el ritmo de los días y el domingo
y la estación del ferrocarril
que a diario deposita y arranca gentes nuevas
en las cuentas de su rosario
y la noche medrosa
y los ojos de Santa Lucía
en el quitasol de la sombra
y la familia siempre
y el padre que trabaja y rl"gresa
y la hora de comer y los amigos
y las familias y las visitas
y el traje nuevo
y las cartas de otra ciudad
y las golondrinas al ras del suelo
o en su balcón de piedrd bajo el techo.

Y en todas partes
como una gota de agua
mezclarse con la arenc1 que la acoge.

LA ESCUELA

A horas exactas
nos levantan, nos peinan, nos mandan a la escuela.

Vienen los muchachos de todas partes,


gritan y se atropellan en el patio
y luego suena una campana
y desfilamos, callados, hacia los salones.

261
Cada dos tienen un lugar
y con lápices de todos tamaños
escribimos lo que nos dicta el profesor
o pasamos al pizarrón.

El profesor no me quiere;
ve con malos ojos mi ropa fina
y que tengo todos los libros.

No sabe que se los daría todos a los muchachos


por jugar como ellos, sin este
pudor extraño que me hace sentir tan inferior
cuando a la hora del recreo les huyo,
cuando corro, al salir de la escuela,
hacia mi casa, hacia mi madre.

EL AMIGO IDO

Me escribe Napoleón:
"El Colegio es muy grande,
nos levantamos muy temprano,
hablamos únicamente inglés,
te mando un retrato del edificio ... "

Ya no robaremos junto¡5 dulces


de las alacenas, ni escaparemos
hacia el río para ahogamos a medias
y pescar sandías sangrientas.

Ya voy a presentar sexto año;


después, según todas las probabilidades,
aprenderé todo lo que se deba,
seré médico,
tendré ambiciones, barba, pantalón largo ...

262
Pero si tengo un hijo
haré que nadie nunca le enseñe nada.
Quiero que sea tan p�rezoso y feliz
como a mí no me dejaron mis padres
ni a mis padres mis abuelos
ni a mis abuelos Dios.

LA POESÍA

Para escribir poemas,


para ser un poeta de vida apasionada y romántica
cuyos libros están en las manos de todos
y de quien hacen ·libros y publican retratos los periódicos,
es necesario decir las cosas que leo,
esas del corazón, de la mujer y del paisaje,
del amor fracasado y de la vida dolorosa,
en versos perfectamente medidos,
sin asonancias en el mismo verso,
con metáforas nuevas y brillantes.

La música del verso embriaga


y si uno sabe referir rotundamente su inspiración
arrancará las lágrimas del auditorio, ·
le comunicará sus emociones recónditas
y será coronado en certámenes y concursos.

Yo puedo hacer versos perfectos,


medirlos y evitar sus asonancias,
poemas que conmuevan a quien los lea ._
y que les hagan exclamar:" iQué niño tan inteligente!"

Yo les diré entonces


que los he escrito desde que tenía once años:
No he de decirles nunca

263
que no he hecho sino darles la clase que he aprendido
ck todos !os poetas .

. Tendré una habilidad de histri(m


paru hacerles creer que me conmueve lo que a ellos.

Pero en mi lecho, solo, dulcemente,


sin recuerdos, sin \·oz,
·. siento que la pocsÚI no ha salido de mí.

RETRATO DE FA�ULIA

. :\Ji padre, mi madre, yo


•--aquí no me conozco casi.
Dicen que tengo algo de los ?ºS
,
pero que me parezco mas a el;
.1·•1 ya murih,
la gente siempre tiene razón.

AMOR

Amar es este tímido silencio


. cerca de Li, sin que lo sepas,
· y recordar tu voz cuando te marchas
·};sentir el calor de tu saludo.

/\mar es ,w:uardartc
como si fueras pai:tc del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
�obre L1 l icrra seca.
Amar es percibir, cuando te ausentas,
tu perfume en el aire que respiro,
y contemplar la estrella en que te alejas
cuando cierro la puerta de la noche.

X. V.

No podemos abandonarnos,
nos aburrimos mucho juntos,
tenemos la misma edad,
gustos semejantes,
opiniones dí\'ersas por sistema.

!\luchas horas, juntos,


apenas nos oíamos respirar
rnmiando la misma paradoja
o a veces nos arrebatábamos
la propia nota inexpresada de la misma canción.

Ninguno de los dos, empero,


aceptaría los dudosos honores del proselitismo.

[Espejo, 1933]

La renovada muerte de la noche


en c¡ue ya no nos queda sino la breve luz de la conciencia
y tendemos al lado de los libros
de donde las palabras escaparon sin fuga, crucificadas en mi
[mano,
y en esta cripta de familia
en la que existe en cada espejo y en cada sitio la evidencia del
[crimen

265
y en cuyos roperos dejamos la crisálida de los adioses
[irremediables
con que hemos de embalsamar el futuro
y en los ahorcados que penden de cada lámpara
y en el veneno de cada vaso que apuramos
y en esa silla eléctrica en que hemos abandonado nuestros
[ disfraces
para ocultamos bajo los solitarios sudarios
mi cor;tÚrn ya no sabe sino marcar el paso
y dar Yueltas como un tigre de circo
inmediato a una libertad inasible.
Todos hemos ido llegando a nuestras tumbas
a buena hora, a la hora debida,
en ambulancias de cómodo precio
o bien de suicidio natural y premeditado.
Y yo no puedo seguir trazando un escenario perfecto
en que la luna habría de jugar un papel importante
porque en estos momentos
hay trenes por encima de toda la tierra
que lanzan unos dolorosos suspiros
y que parten
y la luna no tiene nada que ver
con las breves luciérnagas que nos vigilan
desde un azul cercano y desconocido
lleno de estrellas poliglotas e innumerables.

Tú, yo mismo, seco como un viento derrotado


que no pudo sino muy brevemente sostener en sus brazos una
[hoja que arrancó de los árboles
lcómo será posible que nada te conmueva
que no haya lluvia que te estruje ni sol que rinda tu fatiga?
Ser una transparencia sin objeto
sobre los lagos limpios de tus miradas
oh tempestad, diluvio de hace ya mucho tiempo.
Si desde entonces busco tu imagen que era solamente mía
si en mis manos estériles ahogué la última gota de tu sangre
[y mi lágrima

266
y si fue desde entonces indiferente el mundo e infinito el
[ desierto
¿c<'imo en el nuevo día tendré sino tu aliento,
sino tus brazos impalpables entre los míos?
Lloro como una in.adre que ha reemplazado al hijo único
. [muerto.
Lloro como la tierra que ha sentido dos veces germinar el ·
[ fruto perfecto y misrno.
Lloro porque eres tú para mi duelo
y ya te pertenezco en el pasado.

Este perfurne intenso de tu carne


no es nada más que el mundo que desplazan y mueven los
[globos azules de tus ojos
y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus
[brazos.
Hay todas las redondas naranjas en tu beso de angustia ·
sacrificado al borde de un hu<.'rto en que la vida se suspendiú · ·
[por todos los siglos de la mía.
Qué remoto era el aire infinito que llenó nuestros pechos.
Te arranqué de la tierra por las raíces ebrias de tus manüs
y te he bebido todo, ioh fruto perfecto y delicioso!.
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne
he de sentir el rudo contacto de la tuya
nacida en la frescura de una alba inesperada, . . . .
nutrida en la caricia de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vucl ta dulce en el viento que en las tardes · ·
\Íene de las mon tafias a tu ali en to,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
dlida para mí que b esperaba.

Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío


junto a tus hümbros tersos de que nacen las rutas de tu abrazo,
de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas, ·
sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia.
Si todos estos años que me falta

267.
como una planta trepadora que se coge del viento
he sentido que llega o que regresa en cada contacto
y ávidamente rasgo todos los días un m~nsaje que nada contiene
[ sino una fecha
y· su nombre se agranda y víbra cada vez más profundamente
porque su voz no era más que para mí oído,
porqúe cegó mís ojos cuando apartó los suyos
y mi alma es como ui1 gran templo deshabitado.
Pero este cuerpo tuyo es un dios extraño
forjado en mis recuerdos, reflejo <le mí mismo,
suave de mi tersura, gran,:1c por mis deseos,
rnáscar,1
estatua que he erigido a su memoria.

I Ioy no lució la estrella de tus ojos.


Náufrago de mí mismo, húmedo del brazo de las ondas,
llego d la arena de tu cue1vo
en que mi propia voz nombra mi riombre, ·
en qu·c todo es dorado y azul como un día nuevo
y como las espigas hermética'>, perfectas y calladas.

En ti mi soledad se reconcilia
para pensar en ti. Toda ha mudado
el sereno calor de tus miradas
en fcr\'orosa madurez mi \·ida.

:\lga y espumas f'dgilcs, mis besos


cifran el universo en tus pestai'ias
•--phya.de desnudez, tierra alcanzada
que devuelve en miradas tus estrellas.

é.:\ qué la 11or perdida


c¡uc marchitú tu espera, que dispcrsú el Destino?
.\1i ofrenda es toda tuya en la simiente
que secaron los rayos de tus soles.

'..:G8
Al poema confío la pena de perderte.
He de lavar mis ojos de los azules tuyos,
faros que prolongaron mi naufragío.
He de coger mi vida deshecha entre tus manos,
leve jirón de niebla
que el viento entre sus alas cf ímcras dispersa.
Vuelva la noche a mí, muda y eterna,
del diálogo privada de soñarte,
indiferente a un día
que ha de hallamos aj<·nos y dist;mtes.

GLOSA INCOI\IPLETA EN TRES TIEJ\IPOS


SOBRE UN TE!\1A DE Al\IOR

Dentro de estos cuatro muros


jJrctendí ocultar mi dicha:
Pero el fruto, pero el aire
¿cóm,o me los guardaría?

Hora mejor que pospuse,


voces que eran para m 1,
camino que no elegí
destino que no dispuse;
icúmo os volvisteis oscuros!
iqué amargo vuestro sabor
cuando os encerró mi amor
dentro de estos cuatro muros!

Entre tu aurora y mi ocaso


el Tiempo desparecía
y era nuestra y era mía
sangre, labio, vino y vaso.

269
En perdurar se encapricha
mi sombra junto a tu luz
y bajo negro capuz
pretendí ocultar mi dfrha.

Pero el fruto, pero el aire,


pero el Tiempo que no fluya,
pero la presencia tuya
fuerte, joven, dulce, grande;
sangre tuya en vena mía,
lazos a instantes maduros,
dentro de estos cuatro muros
üómo me los guardaría?

BREVE ROMANCE DE AUSENCIA

Único amor, ya tan mío


que va sazonando el Tiempo;
iqué bien nos sabe la ausencia
cuando nos estorba el cuerpo!

Mis manos te han olvidado


pero mic; ojos te vieron
y cuando es amargo el mundo
para mirarte los cierro.

No quiero encontrarte nunca,


que estás conmigo y no quiero
que despedace tu vida
lo que fabrica mi sueño.

Como un día me la diste


viva tu imager>. poseo,

270
que a diario lavan mis ojos
con lágrimas tu recuerdo.

Otro se fue, que no tú,


amor que clama el silencio
si mis brazos y tu boca
con las palabras partieron.

Otro es éste, que no yo,


mudo, conforme y eterno
como este amor, ya tan mío
que irá conmigo muriendo.

[Nuevo amor, 1933]

ELEGÍA

Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen 1


grotescas para la caricia, inútiles para el taller o la azada,
largas y fláccidas como una flor privada de simiente
o como un reptil que entrega su veneno.
porque no tiene nada más que ofrecer.

Los que tenemos una mirada culpable y amarga


por donde mira la Muerte no lograda del mundo
y fulge una sonrisa que se congela frente a las estatuas desnudas
porque no podrá nunca cerrarse sobre los anillos de oró ·
ni entregarse como una antorcha sobre los horizontes del
[Tiempo·
en una noche cuya aurora es solamente este mediodía
que nos flagela la carne por instantes arrancados a la
[ eternidad.

271
Los que hemos rodado por los siglos corno una roca
1desprendida del G~nesí~
sPbré la hierba o entre la maleza en ckscnfrenada carrera
para no detenemos nunca ni volver a ser lo que fuimos
mientras los hombres van tra6ajosamcntc ascendiendo
y brotan otras manos de sus manos para torcer el rurn bo de
[ los \'Ícn l<)S
o para tiernamente enlazarse.

Los que vestimos cuerpos como trajes envejecidos


a quienes hasta el hurto o la limosna de una migaja que es todo
j el pan y la única hostia
hemos. llc~ildo al litoral de los siglos que pesan sobre nucs1ros
· [corazones angus1i<1dos
y no H:'IT'mos nunca con nuestros ojos limpios
otro día qu·c este día en que todµ la música del uni\-crso
se cifra en ,ma voz qúe no escucha nadie en trc las palabras
· l vacías
y en el sue110 sin agua ni palabras en la lengua de la arcílla y
. f del humo.
[Nuevo amor, 2a. cd., 1948 j

Las olas en su danza, cogidas de las marn>s azules e infinitas,


las nubes que oscurecen su carne inmbvil b,~o c1 Sol
o las l'iubcs las olas que el barco hiende Y. rasga
(fuga de blancos pétalos, líquido jaspe.

El n'lar blanco y callado <le la mafiana limpia,


las gotas de rocío que deposita el sol sobre la copa azul de
· 1cada ritmo
y el.horizonte límite, dist.mcia en la clausura,
y el rnám10l de umi nube que el viento esculpe, ciiie y adelgaza.

272.·
O en el mar de la tarde que inicia un canto rumoroso, claro y
[profundo
--acero terso, collar de espumas, pétalo níveo-,
juegan las olas y se persiguen y se coronan
-plata, ceniza, h'llirnalda, azahar.

O el horizonte gris que se diluye sobre el azogue


y \·icrten las cenizas ele un ocaso sin sangre repentino
su llanto en los cristales -imaginarias islas como megos.

O la rnlbda sombra total como un presagio


a lo~ ()jos inútiles de pronto
s()ht(' las manos blancas que suplican
a tientas sí en el cielo
,·u<:lto na,c y naufragio
el mar rindi<', sus tintas enlutadas.

Cuando ya en la bahía apenas, fatigado


como un atleta ni110, si palpita
al n'.·firo, rugosa y delicada
la fina piel que, da
sabias bajo d(' ct'lnCt\ os cspt~jc>s.

Y <le nue,·o partir, C<>tno lil Luna misma


que sigue nuestra huella t·11 la dist,111cia,
111:1yor ayer, 111ai1ana perezoso
bajel o comunic'in en d rn:ucrdn.

¡Srnmnz Rhy111cs. ll)'.j'.S]

Del pas,ido remoto


sobre las grandes pír,imidcs de Tc<ltiliu,1<",i11.
sobre los teocalis y los volcanes,
sobre los huesos y las cruces de los conquistadores áureos
crece el tiempo en silencio.

Hojas de hierba
en el polvo, en las tumbas frías;
Whitman amaba su perfume inocente y salvaje
y Sandburg lo ha visto cubrir las tumbas
de Napoleón y de Lincoln.

Nuestros héroes
han sido vestidos como marionetas
y machacados en las hojas de los libros
para veneración y recuerdo de la niñez estudiosa,
y el Padre Hidalgo,
Morelos y la Corregidora de Querétaro,
con sus peinetas y su papada, de perfil siempre,
y Morelos con su levita, sus botas negras y su trapo
en la cabeza, feroz el gesto, caudillo suriano
y la Corte qe los virreyes de terciopelo, hierro y encajes
y la figura de cera de Xóchil descalza
entre los magueyes de cera verde.

Luego Iturbide en su coronación


- iy pudiste prestar fácil oído a falaz ambición!-
y nuevas causas de la .libertad,
intervenciones de cowboys y zuavos de circo
y "entre renuevos cuyos aliños
un viento nuevo marchita en flor,
los héroes niños cierran sus alas
bajo las balas del invasor".

Y Juárez, Benemérito de las Américas,


para que vean de lo que son capaces los indios,
en su litografía de marco dorado

274
sobre todos los pupitres grises, decorado de moscas,
sobre los pizarrones encanecidos,
el Monte de las Cruces, el Cerro de las Campanas,
el Cerro de Guadalupe
y don Porfirio y las fiestas del Centenario
a que vino Polavieja, entre otros,
y las extras de los periódicos
y el temblor d_e tierra que trajo a Madero
y a la señora Sara P. de Madero.

R'evolución, Revolución,
siguen los héroes vestidos de marionetas,
vestidos con palabras signaléticas,
el usurpador Huerta
y la Revolución triunfante,
don Venustiarto disfrazado con barbas y anteojos
como en una novela policíaca primitiva
y la Revolución Constitucionalista,
Obregón, que tiró la piedra y escondió la mano
y la Revolución triunfante de nuevo,
la Era de las Instituciones,
el Mensaje a la Nación,
las enseñanzas agrarias del nuevo caudillo suriano,
el Jefe Máximo de la Revolución,
y el Instituto Político de la Revolución,
los Postulados de la Revolución,
los intereses <::olectivos,
la clase laborante y el proletariado organizado,
la ideología clasista,
los intelectuales revolucionarios,
los pensadores al servicio del proletariado,
el campesinaje mexicano,
la Villa Álvaro Obregón, con su monumento,
y el Monumento a la Revolución.

La literatura de la revolución,
la poesía revolucionaria

275
alrededor de tres o cuatro anécdotas de Villa
y el florecimiento de los maussers,
las rúbricas del lazo, la soldadera,
las cartucheras y las mazorcas,
la hoz y el Sol, hermano pintor proletario,
los corridos y las canciones del campesino
y el overol azul del cielo,
la sirena estrangulada de la fábrica
y el ritmo nuevo de los martillos
de los hermanos obreros
y los parches verdes de los ejidos
de que los hermanos campesinos
han echado al espantapájaros del cura.

Los folletos de propaganda revolucionaria,


el Gobierno al servicio dél proletariado,
los intelectuales proletarios al servicio del Gobierno
· los radios al ser\'icio de los intelectuales proletarios
al servicio del Gobierno de la Revolución
para repetir incesantemente sus postulados
hasta que se graben en las mentes de los proletarios
:..:..de los proletarios que tengan radio y los escuchen.

Crece el tiempo en silencio,


hojas de hierba, pol\'o de las tumbas
que agita apenas la palabra.

El Himno del trabajo


en la ciudad antigua, edificada sobre a,gua
los hombres hacen puertas y levantan paredes
o conducen gente de un sitio al otro
o fabrican pan
o vigilan las grandes máquinas que escupen su negrura
· sobre sus carnes fláccidas
· ó en ni ponen en plomo las frases de los pensadores
o vocean la cotidiana sabiduría de los periódicos
o envejecen detrás de los mostradores

276-
o de los escritorios
o en las cárceles o en los hospitales
o destazan la carne sanguinolenta, y la pesan
o leen atentamente las ofertas de empleo en los diarios
o llaman a las puertas y muestran un brazo paralizado.

Pero concluido el Himno del trabajo


pueden iniciar el Himno de la alegría,
pueden ir a un cine y comer cacahuates
o pueden escuchar en el radio una Conferencia Antialcohólica
con números de música cubana
o ir a tomarse un tequila a la esquina
o pulque y tacos,
o asistir a una conferencia
sobre los anhelos y las realizaciones del Plan Sexenal.
"En Rusia, compañeros, el proletariado organizado
derrocó la tiranía de los zares
y redujo a cenizas el capitalismo y la burguesía.
El comunismo es una doctrina extraña en nuestro medio,
no pudimos sostener relaciones diplomáticas con la Unión
[ Soviética,
pero la Educación Socialista
preparará a tus hijos a vivir el momento histórico
y la realidad mexicana dentro de los postulados
del Instituto Político de la Revolución Mexicana.
La capacitación de las masas trabajadoras,
los anhelos de reivindicación del proletariado ... "
Le dicen los poetas proletarios:
Campesino,
toma la hoz y traza tu destino.
(Se lo dicen en la ciudad, o por radio
y él no puede escucharlos.)

Los pintores lo graban en los muros de las oficinas


abrazando al obrero,
viendo salir el Sol de las Reivindicaciones,
cargado de flores o de paja
o descendiendo a las minas negras.

277
(Él no ha visto esos muros, y en su choza
cuelga un viejo almanaque de los productos Báyer
o el retrato de Miss Arizona en traje de baño
que cortó de un rotograbado dominical.)

Cuando suele venir a la ciudad


trae a cuestas dos costales de tierra de encino
para las macetas de trozos de platos
que adornan las casas de los pensadores proletarios
o viene a venderle a míster Davis unos sarapes
o a vocear lúgubremente una ruda escalera
o dos petates o unos jarros toscos
o chichicuilotitos vivos.
Y si tiene fuerzas
se llega caminando hasta la Villa de Guadalupe
a encenderle una vela a la Virgen
porque en su atraso y su ignorancia
no sabe que ya no hay Dios, ni santos,
ni cielo, ni infierno,
ni que la doctrina marxista, la oferta y la demanda,
la plusvalía y la saturación de la plata
integran la preocupación más honda
del Gobierno emanado de la Revolución.

Se llega, tímido, a la elegante y sabia ciudad,


vestido de manta, descalzo y callado,
miedoso de los automóviles raudos
y se vuelve a su tierra por los caminos desmoronados
en que crece el tiempo en silencio
pisando hojas de hierba, polvo de las tumbas
que agita apenas la palabra.

Es necesario fomentar el turismo.


Cuando esté terminada la carretera México-Laredo
vendrán muchísimos más Leones y Rotarios
a brindar en Xochimilco por la prosperidad de México,
que les queda más cerca que Egipto, relativamente,

278
y que también tiene ruinas de Monte Albán.
Los años de la depresión dejaron ya su enseñanza.
Mientras Morgan y Rockefeller
el maltusianismo y las sufragistas
construían en el pasado siglo la civilización industrial,
los ferrocarriles, los bancos y las fábricas de sall'.:hichas
los B.V.D.'s, los tractores y la leche condensada
sin pensar en la inmanente tragedia de la sobrcpróducción,
JÚárez dijo que el respeto al derecho. ajeno era �a p� · ·
y disfrutamos en consecuencia de una larga paz �n_ajenada,
turbada apenas; acaso, por la inauguración del ferrocarril
que iban a ver las gentes, como al circo, ·.
por las tardes, en la estación.

Fuimos inmunes al industrialismo.


Nuestra paz, ef silencio prenatal de nuestros campo�.
apenas si a ratos desesperaba
la explosión de. un cohete, de un alarido,
de un balazo o de una deturncscente puñalada.
Todavía nos halló sentados
el retorno del hijo pródigo yanqui
vencido por la máquina que engendró su comodidad,
aturdido, loco de ruidos industriales,
misionero, turista y periodista.
Vinieron en aeroplano grandes pensadores rubios.
"El confort, dijo uno de ellos,
y
es la armonía entre el hombre su medio.
Los indios, a la puerta de sus chozas,
están más confortables, descalzos,
que An·atole France en· zapatillas
o Calvin Coolidge sorbiendo una Coca-Cola
en un salón del Waldorf Astoria."

Otro dijo: "Con unos cuantos tractores Ford,


unos cuantos baños de Crane,
algunos kil6metros de carreteras pavimentadas
México sería el paraíso
que no pudieron ser los Estados Unidos.,,

2.79
Vino todavía otro, de mucho más lejos,
y comparó la civilización industrial a un lirio podrido
cuyo perfume le era definitivamente más grato
que el de la paz prenatal regada de ocasional sangre,
sólo interrumpida, a ratos, por el estallido de un cohete
que mira el indio, confortable a la puerta de su choza,
ignorante de lo que dijeron los pródigos pensadores.

De todas maneras
el despertar de los anhelos
de las clases laboran tes del campo y la ciudad ...

Crece el tiempo en silencio:


hojas de hierba, polvo de las tumbas
que agita apenas la palabra.

ROBERTO, EL SUBTENIENTE

Cu<1,ndo salió del Colegio y cumplió veintiún años


· y ostentó en la gorra la barra de subteniente,
llegó al cuartel con una gran energía a,cumulada.
En el Colegio todo era perfecto y limpio,
la gimnasia y la equitación lo habían hecho fuerte y ligero
y conocía perfectamente la historia antigua
y todas las campañas de Napoleón.
lb.a a ganar ya sueldo.
Cuatro pesos son mucho dinero para uno solo.
Le dieron un asistente que le traía la comida
y le quitaba las botas, o le ensillaba el caballo.
A diana, se levantaba
e iba. a dar instrucción a los soldados
y luego hacía guardia en la puerta
tod_a una mañana muerta y ociosa,
toda una tarde llena de moscas y de polvo
hasta que llamaban a lista de seis

280
y asistía a la complicada ceremonia
de la lectura de la Orden del Día.
Entonces, con la sombra,
despertaban sus más primitivos instintos
y reunido con otros oficiales
bebía tequila hasta embriagarse
e iba a buscar a una mujerzuela
para golpearla despiadadamente
azotándola como a su caballo,
mordiéndola hasta la sangre,
insultándola hasta hacerla llorar
y luego acariciándola con ternura,
dándole todo su cuerpo febril y joven,
para marcharse luego al cuartel
abriéndose paso, a puntapiés, hasta su habitación,
entre los soldados que yacían en la sombra, sin almohada,
enlazados a sus mujeres o a sus fusiles.

[Poemas proletarios, 1934]

Never ever clever lever sever ah la rima


imagina plombagina borra roha imposiblemente
treinta no más hola papá hola mamá
el divorcio extemporáneo muchísimamente
duradero duradero duradero invernadero
pudridero delantero esmero espero espuro espurio
murió lejos nunca más lo vimos sólo un telegrama
novena novenario lotería nada absolutamente
estaba apenas en la cuna y no quería
que nadie durmiera con él más que Abolta di
ahora estudia estudia como yo entonces
las novias su mamá se enoja él se desespera
uno dos uno dos alto respirando profundamente
oh tres pastillas tres mil calorías treinta años
uno y trino que ya no escucha nadie

281
porque es verdaderamente penoso aunque, bien pensado
probablemente les da enteramente lo mismo
pero a uno no qué caramba siempre pues figúrate
es horrible pensarlo y sin embargo
pero eso ya lo tengo dicho en algún libro que se entiende
navamorcuende dice que lo vende
Europa Asia Eufrasia Éufrates fratres orate
prorrate rate pausa piensa intensa interesa inveterado
vete errado es necesario algo para toda la vida
que yo pueda decir cuando ah sí cuando recuerdas
pues cómo no si era en la mañana yo pasé por ahí
y ella arrojaba a la calle un zapato viejo
toda la vida ah claro el zapato viejo pudridero
tiroidina orquitina esencia de orquídeas orquitis horcajadas
[horca
a ver señorita Inesita no sé el patio pequeñito
es indigno muchachito ahora verás mu mu el pie desnudo tan
[bonito
y el chorrito calientito cochi cochi cuino cuino
la medía entera negra toda mojada mojada ah delicia
la risa que le dio debí indignarme contarlo todo
entonces arroz carne ssssssssss temprano
los saltos dos ya se va no importa córrele
las puertas cerradas o como si lo estuvieran
otra vez otra vez otra vez otra vez se acabó
se lo dije a mi papá me odió mas ya se ha de haber rp.uerto
nunca me contestó todos se dispersaron el negrito
sus tíos eran malos con él también la abuela de aquélla
pobre nombre cómo lo ha puesto esa otra en las carpas
los Reyes Magos los trajeron a dormirse en el suelo
yo no podía subir tanto me caía me cansaba me resbalaba
el vértigo todavía me sobrecoge y sin embargo
la busqué palabra que tenía el dinero suficiente porque
aquella noche ya por nada cerca tenso todo pronto casi contra
arroz carne ssssssssss ah pero ya era más grande
cuántos otros seguramente muchos pero yo pude pero no pude
[pudor
Pedro perder perderla para never ever ah ya nunca
las frutas el día todos mis amiguitos en la mesa
ni más están Facultad de México a ver escriba usted

282
pobres pobres sin el rapto de puro platicar a ver arriba
no nadie toma pronto acaba de llegar adiós
ellos siempre como amaneciste ahora no· se puede le
· [buscaremos
padrino madrina salud abcd vuelta a comenzar
't \vould take seventeen years to replace him
ycars are yours oh years but how in hell hello
acaso pero de qué carajos sirve pensarlo si ya
siempre si ya aun cuando si ahora lo pensamos �ejor·
todavía entonces era mucho más delicioso y luego
por todas las rutas que la vida abría cómo elegir
la música verbi gracia o simplemente el tango
o las matemáticas yodoformo realmente yo sé más
y pase usted voy al momento tic tac tic tac
y si no pues ya estaba escrito resignación
nada se pierde allá en los grandes laboratorios
y cuando la resurrección pero qué has hecho todos estos años ·
vamos a ver qué nos sirven y cómo la dejaste .
p obrecita si me acuerdo me acuerdo mucho del último
o por lo menos hay que creerlo y esperarlo
al mismo tiempo que despiertas como todos Jos días·
a fregar los suelos de las tabernas de Shanghai
o a ordeñar las vacas los arados la hoz los· platos
la gimnasia el agua caliente los periódicos los camiones
las corbatas y los zapatos que se van quedando en la calle
por quince centavos de saliva con el sol cada vez rriás débi'l

ah pero a veces amanecemcis con el alma de opei:eta


y quisiéramos tener un coche de caballos blancos·
blancos como las nubes que miramos pasar echados e� la hierba
[verde
mientras el cielo como una encuadernación perfecta de tafi'lete
mientras nada pero se dice mientras como se acude a otra cosa
y sentimos unas grandes ganas de llorar rabiosamente·
de decir muy malas palabras o de ser infinitamente dulces

283
si ahora que saliú ele b cárcel hubiéramos cumplido el deseo
de matarlo de ahogarlo ele revolvemos en su sangre salada
sería bonito ver qué opinaba la gente del doble crimen
y entonces se pondrí:m a hurgar en los archivos
y al día siguicn te ya tendrían la clave del misterioso suceso
y lo darían a conocer a sus lectores como una prueba fehaciente
de (1¡¡sta dúndc hemos llc,gado qué barbaridad es necesario
poner un dique a la criminalidad ambiente
desgraciadamente para Las buenas familias las cosas no se pueden
[prever
y .\bel y Caín seguir;in matándose con una quijada de asno
pero .:\chin y faa scguinin acostándose juntos todas las noches
y ~luisés no podrú atribuírsele a·l.a hija del Faraón
porque la pobre no hizo sino encontrárselo en el baño
y luego .d pendejo le salió jurisprudente y legislador
y le !loi'eció la Yarn y abrió el Mar Rojo
y su tribu llegú a la Tierra Prometida en que todo era claro
como una clara de huevo perfectamente clara o como la poesía
o como la música de Beethoven o como la gelatina
o c<:>mo el agua en que se lo encontraron o como el agua
en que San Juan Bautista bautizaba a Salomé con sus lágrimas
.. . [ de cocodrilo
taÍJ prósperas tan fecundas como todos los demás Juanes
. [Nepomucenos
Evüngelistas y Teotihuacanes de la última hoja del Calendario
· [Azteca

VIII

ccrn~o. la sed como el sueño como el aullido como el llanto


tu b.oca tus labios tus dientes tu lengua nunca supe
veía tu carn<: blanci1 blanca tus ojos verdes tu silencio
y luego nos dcsnudúhamos y yo abría los brazos
corno los muertos de un anfiteatro lado a lado juntos solos
iba a gestarse de nosotros el Universo y los siglos inmortales
que un suspiro que un pensamiento que un recuerdo pueden
· [frustrar

284
mi pecho entonces mi coraúm mis sentidos en mi pecho
tu boca tus labios tus dientes tu lenh,ua
hasta el ),{rito hasta el aulJído hasta el llanto hast<l la mue1·te
y ya nunca porgue en mí quedú la manzana
la semilla de la man.lana en mi pecho solo solo solo
utt".l\'l'sado y muerto por un puñal de oro dos puf1ales tres
[puñales
nacer.in dos estrellas de tu veje;¿ que el á gu ila verá fijamente
a la orilla ck los volcanes que te arrebataron al trópico
a la orilla de l.1 nic,·e de los caballos de los trenes tardíos
de: las dnco de la mañana c¡u<.' nos sorprendía muertos
que alumbrará Lu carne sin olor ni dureza
t¡uc escuchará el !{rito desgarrado de mi pecho
solo sin ti s.in tus palabras estúpid,is sin tu silencio
sin tus dientes fríos serpiente sin tu lengua sin nada
�·spcr.indotc en las .u·rugas em·ejecidas con un cigarrillo
rn el olor \'acfo ele tus lirios llenos de podredumbre
cubiertos con polvo rnorado.

1 .\'('ver er•er, 1935]

1964

En la cárcel ele ayer. lk que me evado


a la muerta distancia del olvido;
con polvo, en el sendero recogido:
ron astillas, del tiempo desgajado;

con el emito y la flor, apasionado,


su perfume en el viento fallecido;
con atisbos del sucfio desistido,
con arenas del mar nunca surcado;

285
con hilo azul de siglos que deniego
-briznas del oro oculto entre la escoria
de la espiga que yérguese, y que siego-•;

con voz en que naufraga la memoria,


urdo un soneto más, que al aire entrego
por ver si alcanza, en tu mirada, gloria.

[ "Sonetos", en Poesz'a, 1977]

,
PROLOGO

Escribir porque sí, por ver si acaso


se hace un soneto más que nada valga;
para matar el tiempo, y porque salga
una obligada consonante al pas0.

Porque yo fui escritor, y éste es el caso


que era tan f1aco como perra galga;
creciómc la papada como nalga,
vasto de carne y de talento escaso.

iQué le vamos a hacer! Ganar dinero


y que la gente nunca se entrometa
en ver si se lo cedes a tu cuero.

Un escritor genial, un gran poeta ...


Desde los tiempos del señor J\fadero,
es unto como hacerse la purkta.

286
Tus manos fuertes, grandes, que me daban
la vida en sus caricias, y la muerte;
mis manos, que quisieron retenerte;
tus manos, que mi pecho desgarraban.

Tus manos, que en la sangre se pintaban


del corazón que palpitó por verte;
mis manos, sacudidas de' su inerte
vacío si a las tuyas se enlazaban.

El milagro ocurrió. No fueron vanos


a los ojos de Dios mis hondos ruegos
ni mis suspiros sordos y lejanos.

Y volvieron a ver mis ojos ciegos


tintas en sangre tus soñadas manos
(pero sangre de reses -y borregos) .

. . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . .

Este fácil soneto cotidiano


que mis insomnios nutre y desvanece,
sin objeto ni dádiva se ofrece
al nocturno sopor del sueño vano.

ilnanimado lápiz que en mi mano


mis odios graba o mis ensueños mece!
En tus concisas líneas aparece
la vida fácil, el camino llano.

287,
Extinguiré la luz. Y amanecida,
el diamante de ayer será al leerte
una hoguera en cenizas consumida.

Y he de concluir, soneto, y contenerte


como destila el jugo de la Yicla
la perfección serena de la muerte.

[Satfra, 1975)

288
CRONOLOGÍA

LOS CONTEMPORÁNEOS

M�:XICOY HISTODT A • •

FECHA VIDA Y OBRA AMf:RICA LATINA

1899 Nacen Bernardo Ortiz de Montcllano, México: Sublevación de los indios ya­ Guerra a1
el 3 de enero en Ciudad de México; quis. Nace Rufino Tamayo. Primeras ,.,� ... nUlClt>11es ctcl Tcatm
Enrique González Rojo, el 25 de agos­ América Latina: El primero di: enero Literario Irlandés.
to en Sinaloa; Carlos Pcllicer, el 4 de se terminan los tráinites de la evacua­ Tolstoi, R<·s11rrección. Yeats, l::l vfrnto
noviembre en Villahermosa. ción española de Cuba y se efectúa el en los rosales. Rickcrt, Ciencia d,• la
traspaso de poderes. cultura y ciencia d,· la naturaleza. D.
Nacen Jorge J.uis Borges y Miguel ;\n­ Hilbcrt, Fundamenlos de gcometn'a.
gcl Asturias. Regi�tro magnético de los sonidos,

1900 México: l..os hermanos Magón fundan Se firma el tratado que otorga a Esta­
el periódico anarquista Rr,r1·n1'1'ación. dos Unidos plenos poderes para la
J. Sierra: Evolllci<Í11 política del p11<'­ construcción y manejo del Canal <le
bfo mexic(lno. Panamá. Ren<lici/m de los bocrs. In­
América Latina: Rodó, Arwl. C. Rcy­ surrección de los boxcrs.
lcs, f,u. raza ,fr Caín. R:Palma, Caclti- Drciser, I,11 IIC'rnuma Carrü·. Colettc,
1•u.d1es. Claudim· ('11 la escuda. l'éguy funda
i.<'s cahil'rs de la q11i1t=ai11e. Rilkc,
Pof'ma.t. Puccini, Tosca. Frcud, La
int,·r¡,rctaáim d,• los sunios. Husserl.
lni•<·stigacioncs lágicas. G. Sord, Rl'­
.flc;<.io11rs sobr,• la 1•iolniciu.. J. Con­
N)
00 ra<l, l.<>rdJim.Jnyct•, 1-:l 11m·1•11 drama
\O d" Ibs,•n.
~
<O 1901 Nace José Gorostiza el 10 de noviem- México: Son detenidos los hermanos Guerra chino-japonesa. T. Roosevelt,
o bre en Villahermosa, Tabasco. Magón. El gobierno ordena !a disolu- presidente de Estados Unidos.
ción de los partidos liberales. J oyce, El triunfo de lo vidgar. T. Mann,
América Latina: Problemas fronteri- Los Buddenbrook. Kipling, Kim.
zos entre Chile y Argentina. Consti- Wells, Los primeros hombres en la
tución e independencia formal de Luna. Freud, Psicopatologia de la vida
Cuba; enmienda Platt que autoriza cotidiana. Se otorga por primera vez
" los Estados Unidos a intervenir en el Premio Nóbel: Sully l'rudhomme
la isla. recibe el de literatura.
H. Quiroga, Los arrecí/es de coral.
Díaz Mirón, Lascas. González Prada,
Minúsculas.

1902 Nace Jaime Torres ºBodet, el l 7 de México: Fallece el general Mariano Alianza anglo-japonesa. Finaliza la
abril en Ciudad de México. Escobedo, vencedor de los imperialis- guerra anglo-boer. Alfonso XIII jura
tas en Querétaro. I·undación del Ins• la Constitución como rey de España.
tituto Geológico Mexicano. Muere Emilio Zola. Croce, Hstética.
América Latina: Cuba se define como Gorki, Los bajos fondos. Gide, ·El
un protectorado de los Estados Urú- inmoral. Blasco Ibáñcz, Ca,iasy barro.
dos. Bloqueo de puertos venezolanos Valle lnclán, Sonata di! o torio. H.Ja-
por las escuadras de Inglaterra y Ale- mes, Las alas de la paloma, Andreiv,
mania. El abismo. Lenin, i.Qué hacer? Kauts-
Nacen Nicolás Gillén, Carlos Drum• ky, La revolución social. Russell, Prin-
mond de Andr-,:¡de y Murillo Méndez. cipios de matemáticas.
J. M. Othón, Poemas misticos. Payró,
Canción trágica.

1903 Nacen Xavier Villaurrutia, el 27 de México: Excursión científica a las islas Primer vuelo de los hermanos Wright.
mano en Ciudad de México y Jorge Rrvillagige<lo. La Unión Liberal pro- Pío X sucede a León XIII como pon-
Cuesta, el 22 de septiembre en Cór- mm:vc la sexta reelección rle Porfirio tífice rnmann.
doba, Vcracruz. Díw.. Jack London, f;/ llamado de la sefoa.
(;amboa, Santa. Shaw, Hombre y superhombre. Con-
Amérka Latina: Panamá se separa de r:ul, Tí(ón. D'Annunzio, Laudes del
Colombia. Nace Jorge Carrera A. ciek>.
M. Ugarte, Cuentos de la pampa.
1904 Nacen Salvador Novo, el 30 de julio México: Adamo Bovari, arquitecto Guerra ruso-japonesa. Roosevelt reele­
en Ciudad de México y Gilberto Owen italiano, inicia la.construcción del Tea­ gido.
el 4 de febrero, en El Rosario, Sinaloa. tro Nacional (Bellas Artes). Se reforma Echegaray, Premio Nóbel de Litera­
la Constitución para prolongar el pe­ tura. Hennan Hesse,Peter Camenzind.
riodo presidencial a seis aiios. Puccini, Madame Butterfly, Rodin,
América Latina: Bolivia cede sus pro­ «EJ pensador". Pírandelo, El difunto
vincias marítimas. Revolución de Sa­ Matías Pascal. J. London, El lobo de
ravia en Uruguay. mUT, H.James, El tasón de oro.Muere
·s1est Gana, Los t;ransplanttidos. B. Chejov.
Lillo, Subterra. Nacen Pablo Neruda
y Alejo Carpentier.

1905 México: Se crea la Secretaría de Ins­ En Francia, separación de la Iglesia y


trucción Pública a cargo de Justo el Estado. Finaliza la contienda ruso­
Sierra. japonesa. Serios conatos revoluciona­
América Latina: Lugones, La perra rios en Rusia.
gaucha y Los crepúscuk>s del jardín. i:;instein, relatividad restringida. Rilke,
Payró, Marco Severi. R. Darlo, Can- El libro de las }¡oras. P�casso, "Los
tos de vida y esperanza. arlequines".

1906 México: El Partido Liberal Mexicano Conferencia de Algeciras; derechos de


lanza un programa pidiendo reforma Francia sobre Marruecos, Represión
a la Constitución: salar-io mínimo, pro- · violenta en Rusia.
. hibiciól) del trabajo infantil. En Aca• Claudel, La partición de mediodía. El
yucan se sublevan los campesinos con­ . .fobismo: 'Mati_sse, Derain. Trots\(.y,
tra el despojo de tier;ra. Huelga en la Balance y perspectiva. R. Luxembur•
industria textil ·en Orizaba. · go� Huelgas de masas, partido y sindi­
América. L�tina: ·RevuelJ:a en· Cuba; catos. Be�on, La �olución creadora,.
N) Roosevelt ordena· 1a intervención ár­ U. Sinclair, La jungla.
....
10
mada
N)
'-0 "Chocano, Alma América. Darío, Opi-
N,)
niones; Palma, Mis últimas-tradiciones
peruanas.

1907 México: Se concede permiso a los Segunda conferencia de paz en La


Estados Unidos para que su flota ope- Haya. ·
re en bahía de Magdalena, Sonora. Se J. Joyce, Música de cámara. J. Bena-
inaugura el Palacio del Correo cons- vente, Los intereses creados. Gustav
truido por Adamo Boari. Mahler, Sinfonía en mi bemol mayor.
· América Latina:· Darío, El canto
errante.

1908 México: El presidente Díaz declara Bélgica se anexiona el Congo. Revolu-


que está dispuesto a dejar el poder y ción de "Los jóvenes turcos".
a aceptar la creación de partidos de En Dublín la representación del Bu-
oposición. Francisco l. Madero, La fón del mundo occidental de Joyce
sucesión presidencial en 191 O. provoca un escándalo. Menéndez Pi-
América Latina: En Venezuela se inicia da!, El cantar de Mi'o Cid.
la dictadura de Juan Vicente Gómez.

1909 México: S~ funda el Partido Democrá- Revoluciones en Persia y Turquía.


tico y postula al general Bernardo Re- "Semana trágica" en Barcelona, ejecu-
yes para la vicepresidencia. Se funda ción de Ferrer. Anexión por Austria
el Club Antireeleccionista de México, de la Bosnia-Herzegovina. Bleriot
encabezado por Francisco l. Madero, atraviesa el Canal de la Mancha.
Emilio Vázquez y otros. Lenin, Materialismo y Empiriocriti-
Se forma el Ateneo de la Juventud. cismo. T. Mann,Alteza real.
América Latina: Estados Unidos in-
terviene en Nicaragua.
Nace el escritor uruguayo Juan Car-
los Onetti. L. Lugones, Lunario sen-
timental.
1910 Salvador Novo se traslada con su fa­ México: Reapertura de la Universidad Muerte de Eduardo VII de Inglaterra;
milia a Torreón, Coah.uila. J. <.:uesta Nacional por iniciativa de justo Sie­ coronación de Jorge V. Formación del
ingresa a la escuela privada "Unión" rra. Se inicia la Revolución Mexicana, Dominio de África del Sur.
en Córdoba, Ve�ruz. América Latina: Roque Sáenz, apo­ Rilke, Cuadernos de Maite Lau1idis
yado por los conservadores, gana las Brigge. Nace MiguelHemándezenOri­
elecciones presidenciales enArgentina. huela, España, miembro de la Genera­
Nace el poeta argentino Enrique Mo• ción del 36 o Generación Escindida.
lina.

1911 México: Las fuerzas revolucionarias Revolución en China; crisis marroquí.


toman la 1:apital. Porfirio Díaz firma Los italianos en Trípoli. Fundación
su renuncia y viaja a París. Francisco de la CNT en Espaiia. Crisis política
León de la Barra asume interirwnente y oleada de huelgas en Inglaterra.
la presidencia. Madero, presidente. D. H. Lawrence, El pavo real blanco.
A. Reyes, Cuestionres estéticas.

1912 México: Se levanta en anuas Pascual Huelga minera en Gran Bretaña. Gue­
Orozeo; desconoce al presiden,e Ma· rra balcanica.
dero y proclama el Plan de Empaca­ 1-·. Kafka, La metamorfosis. Thomas
dora. Se funda la Casa del Obrero Mann, Muerte en Venecia. B. Shaw,
Mundial. Muere el historiador y hom­ Pigmalión.
bre de letras Justo Sierra.
América Latina: Nace José Le:z:ama
Lima.

1913 González Rojo ingresa a la Escuela México: Sucede la Decena Trágica, El Ulster se separa de Irlanda del Sur.
Nacional Preparatoria. que concluye con el derrocamiento Leyes militares en Alemania y Fran•
de Madero. V. Huerta, presidente. cia. Legislación antitrust en los Esta­
Asesinados Madero y Pino Suárez. El dos Unidos.
gobernador Ignacio Pesqueiradescono• Husserl, Fenomenología. S. Freud,
ce el gobierno de Huerta. Venustiano Totem y tabú. D. H. Lawrence,Aman­
Carranza proclama el Plan de Guada­ tes e hijos. Proust, Por el camino de
lupe. Convención Constitucionalista Swann. Gide, LiJS cueiias del Vaticano.
~ en Monclova.
\D
.¡,. América Latina: Nacen el poeta co-
lombiano Eduardo Carranza y el bra-
sileño Vinicius de Moraes.

1914 Gilberto Owen estudia en Toluca. México: Desembarco naval norteame- Primera Guerra Mundial, hasta 1918.
¡ ricano en Tampico. Bloqueo norte- Disturbios en el Ulster.
americano. Las milicias de Carranza J. J oyce, Dublincses; termina Retrato
y Obregón derrotan a Huerta. Carran- de un artista adolescente, comienza
za se auto proclama Primer Jefe del Ulises. E. R. Burroughs, Tarzán.
Ejército Constitucional. Zapata y Villa
hacen oposición.
Nace el escritor Octavio Paz.
América Latina: Se termina el Canal
de Panamá. Nacen el poeta chileno Ni-
canor Parra y el escritor argentino
Julio Cortázar.

1915 México: El gobierno dé Venustiano J-Iuelga general contra la guerra en


Carranza es reconocido por diversos Italia.
gobiernos. Los villistas sufren varias Einstein; Teoría general de la relati-
derrotas. vidad. Virginia Wolf, Viaje de ida.
América Latina: Desembarco norte-
americano en Haití.

1916 Salvador Novo regresa a la capital e México: El gobierno norteamericano Constitución del Spartakusband. Ase-
inicia estudios en la Escuela Nacio- penetra a territorio nacional en busca sinato de Rasputín, Russell es destitui-
nal Preparatoria. Algunos de los Con- de Villa. El escuadrón punitivo cae do del Trinity College por su postura
temporáneos publican en la Revista prisionero por tropas constituciona- pacifista.
Gladios. listas. Se inician los trabajos del Con- Arthur Shintzler, El teniente Guste!.
greso Constitucionalista convocado F. Saussure, Curso de lingüistica ge-
por Carranza. neral. Apollinaire, El poeta asesinado.
1917 J. Cuesta temlina la educación prima­ México: En la ciudad de Querétaro Revolución rnsa. Estados U oídos entra
ria en el "Colegio América" de Cór­ se promulga la Constitución de 1917. en la Gran Guerra.
doba, Veracruz. Se conocen en la Venustiano Carranza, presidente. J. Joyce, publica Retrato de un artista
Escuela Nacional Preparatoria �ovo, A. Reyes,. Visión de Anáhuac. Torri, adolescente. V. Lenin, El Estado y la
Villaurrutia, Torres Bodet y Gorosti­ Ensayos y poemas. revolución. P. Valery, La joven parca.
za. Algunos de los Contemporáneos L. Pirandello, Cada uno a su manera.
publican en la revista Pegaso. T. S. Eliot, La canción de amor de
]. Alfred Prufrock.

1918 Ortiz de Montellano, Torres Bodet, México: Surge la Confederación Re­ Huelgas en Austria-Hungría. Huelga
Gorostiza y Gonzálcz Rojo fundan el gio"nal Obrera Mexicana. Nacen Juan general en numerosas ciudades alema­
Nuevo Ateneo de la Juventud. Cuesta José Arreo la y Alí Chumaccro. nas. Lucha abierta entre el IRA y la
ingresa a la Escuela Secundaria de América Latina: César Vallejo, Los policía inglesa. Los irlandeses procla­
Córdoba. Torres Bodet, Fervor. heraldos negros_ man la República.
J nyce, Exiliados.

1919 X. Villaurru tia colabora para la revista México: Asesinato de Zapata en em­ Fundación <le !a III Internacional. Se
Arnl de Guadalajara,Jalisco. boscada organizada por el coronel funda la OIT, se acuerda la jornada
Jesús Uuajardo. de ocho horas. Semana Roja en Berlín.
A. Nervo, !.u ainuda inmói·il. Firma del Tratado de Versalles. Funda­
América Latina: ,\ui;Usto B. Leguía ción cid movimiento fascista italiano.
toma violentamente el poder en Perú. F. Kafka, La colonia penitenciaria.
IVJuere el escritor peruano Ric;u<lo André Breton, Los campos magnéti­
Palma. l'\ace el argentino César Fer­ cos. Abe! Gancc, Yo acuso.
nández M.

1920 González Rojo dirige la sección litera­ México: El pre�identc Carranza apoya Guerra rus'o-polaca. Primera· campaña
ria" de El Heraldo de Méxic_o. Cuesta la candidatura de Ignacio Bonilla; le­ de no cooperación de Gandhi.
egresa de" la secundada. Viliaumitia, \iantamiento que apoya a A. Ohr�gón. O'i'!cill, ·Et emperador]ones:T. Tzara,
"Plegaria" en la revista Arlequúi; co-­ .-Carranza l:mye·y es asesinado. Manifiesto Dadá. Descubrimiento del
labora en Aurora de Guadalajara. Novo Tablada, Li-Po �• otros p_urmrLL López lascr. P. \/alery,Elcementeriomarii.v.
publica dos poemas: "Mariposa" y Velaide, S·u"ai•e pairia. I·'itzgcral<l, De este lado de(Paraíso.
!'Bhuda" en Policromías, periódico América Latina: Derrocado el dicta-
NI
� ele la Escuela Nacional Préparatoria y · dor guatemalteco Manuel Estrada C.
Cl'l ·colabora pará El Univ�r5al /l'U5trad'?. · Nace el poeta ·brásileño Joáo Cabral
" · de Melo: Aparece la.�ista uruguaya
LosN,uvos.

1921 Ortiz de Montellano publicaenAvidez México: Se crea la Secretaría de E.du• Constitución del Estado Libre de Ir-
sus primeros poemas. Pellicer, Colores cación Pública, su primer secretario landa. Fin de la guerra civil en Rusia.
en el mar y otros poemas. Cuesta es- fue José Vasconcelos. Muere el escri- Grandes huelgas en Inglaterra.
cribe una "Oda a la independencia" tor Ramón López Velarde. Pirandello, Seis personajes en busca de
y viaja a México para estudiar Ciencias AmErica Latina: Aparece la revista autor. B. Rµssell, .4nálisisdelespíritu.
Químicas. uruguaya Alfar y la argentina Prisma.
1922 Torres Bodet, El corazón delirante y M_éxico: Se inicia la excavación de la Mussolini marcha sobre Roma y toma
Canciones; como director del depar- zona arqueológica de Cuicuilco, diri• el poder. Mustafá Kemal toma el po-
tamento de bibliotecas de la Secreta• gida por Manuel Gamio y Byron Cum• der en Turquía.
ría de Educación Pública organiza la mings. J. Joyce termina Ulises. P. Valery,
primera F"eria del libro. Villannutia América Latina: Marcelo de Alvear Encantos. T.S. Eliot, The Waste Land.
colabora en la revista Ateneo de Te- gana las elecciones en Argentina. Apa• Virginia Wolf, facob's room. Kafka
gucigalpa, Honduras. Novo traduce rece la revista argentina Proa. En Sao termina El Castillo. Tratamiento de la
Narraciones de Francis Jammes para Paulo se realiza la semana del Arte diabetes por insulina.
la colección Cvltvra. Villaurrutía escri- Moderno, con la cual se inicia el Mo·
be el prólogo a las traducciones de demisino.
Novo. Pellicer viaja a América del Sur. César Vallejo, Trilce. De Andrade,
Ortiz de Montellano Y. Torres Bodet Paulicéia Desvairada.
codirigen la revista La Falange.
1923 Aparece_ Nuevas canciones de Torres México: Francisco Villa es asesinado. Primo de Rivera, dictador en España.
Bodet; Puerto de González Rojo. La Muere José López Portillo y Rojas. Se Ocupación de Ruhr por francobelgas.
editorial Porrúa en el volumen Ocho reanudan las relaciones México-Esta- Huelga general en Alemania. Oleada
poetas antologa a Villaurrutia, Ortiz dos Unidos por los tratados de Bu· revolucionaria y contrarrevoluciona-
de Montellano y Ton:es Bodet. Novo careli. ria en Europa central.
abandona los estudios de jurispmden- E. P. Hubble establece las distancias
cía y ejerce como docenteenlaEscue- entre galaxias. Bemard Shaw, Santa
la de Verano y la Escuela Nacional Juana. Rilke, Sonetos a Orfen.
Preparatoria.
1924- Se publica Poemas de Torres Bodet. México: El general Plutarco Elías Ca­ Reorganización del Kuomintang con
Aparece el ensayo de Villaunutia La lles, presidente. ayuda de Rusia. Gobierno laborista
poesía de los jóvenes en México; Pie­ América Latina: Aparece la revista en Inglaterra. Asesinato en Roma del
dra de Sacrificios de Pellicer. Cuesta, azgentina Martín Fierro. José E. Ri­ diputado socialista Matteoti. Muerte
La resurrección de don Francisco. vera, La vorágine. Ricardo Güiraldes, de Lenin, Stalin al poder.
Novo es nombrado jefe del Departa· Don Segundo Sombra. Pablo Neruda, André Breton, Manifiesto del surrea­
mento Editorial de la Secretaría de Veinte poemas de amOT y una canción lismo. Thomas Mann, La montaña
Educación Pública; viaja a Hawai. desesperada. mágica.

1925 Ortiz de Montellano, El trompo de México: Se funda el Banco de México. Italia: El fascismo, partido único.
siete colores; José Gorostiza, Cancio­ Vasconcelos, La raza cósmica. Trotsky suspendido en sus funciones
nes para cantar en las barcas. Novo, América Latina: Golpe de Estado en de Comisario del Pueblo.
XX poemas, su primer libro. La revista Chile derroca a Alessandri Palma. Ge­ Eisenstein, El acorazado Potemkim.
chilena Atenea publica una selección rardo Machado, presidente de Cuba. Kafka, El proceso. F. Scott Fitzgerald,
poética de Villaunutia. Nace el sacerdote, poeta y político El gran Gc.tsby. Louis Aragon. El cam­
Ernesto Cardenal. pe�ino de París.

1926 Ortiz de Mont.ellano, Antología de México: Estalla la guerra l.Tistera. Golpe de Estado de Góme:.r; Da Costa
cuentos mexicanos; Torres J3odet, Nace Jaime Sabines. en Portugal.
Poesías; Villaurrutia, Re/lejos; Gon· América Latina: Aparece la revista E. Hemingway, Et soi también se le•
zález Rojo, Espacio, en España. Owen peruana Amauta. vanta. Claudel, El zapato de raso.
colabora en la revista Ulises. Pellicer Malraux, La tentación de occidente.
visita Europa y Cercano Oriente. P. Eluard, Capital del dolor.

1927 Torres Bodet, Margarita de niebla. México: Obregón vuelve a la política, Carta italiana del trabajo. Ruptura
Villaurrutia y Novo dirigen la revista sufre un atentado. entre Chang-Kai-Ghck y los con,unis•
Ulises. Pellicer, Hora y ,,einte. Villau• América Latina: Muere el escritor Ri• tas chinos. Lindbergh atraviesa el
rrutia, Novo y A. Rivas fundan el cardo Güiraldes. Atlántico.
teatro Ulises. Forster, Aspectos ác la novela. M.
Heidegger, El ser y el tiempo.

N) 1928 Ortiz de Montellano, Red; Vlllaurrutia, México: Asesinato del presidente Ál· Primer Plan Quinquenal en la Unión
....,
1.0
Dama de comzones¡ Cuesta,Antología varo Obregón. Portes Gil, presidente Soviética. Trotsky es deportado.
N)
r.o de la poesía mexicana moderna; G. provisional. Se forma el Partido Na- García I.orca, Romancero gitano. A.
00 Owen, La novela como nube. Aparece cional Revolucionario. Huxlcy, Contraj1Unto. Lawrence, El
la revista Los Contemporáneos. Gon- M. L. Guzmán, El águila y la .ffrf>ien- amante de Lad)' Chatterley. B. Brccht,
:tález Rojo viaja a Italia. te. Nace el escritor Carlos Fuentes. La ópera de tres centavos. A. Breton,
América Latina: Revueltas estudianti- Nadia. R. Carnap, Estructura lógica
les en Cuba. lrigoyen reelecto en Ar· del mundo.
gcntina. :Xacc el escritor colombiano
Gabriel García Márqucz y Mucre José
E. Rivera.

1929 Ortiz de Monte llano asume la din:cción México: Cesan enfrentamientos entre F.xilio de L. Trotsky. La gran depre-
de la revista Los Contempmáneos. los cristcros y el gobierno. Pascual sión económica en Nueva York. Crea-
Torres Bodet, Educación senti>ncntal. Ortiz Rubio, presidente. Se otorga ción <kl Estado Vaticano. Dictadura
Pellicer, Cqmíno. Owen ingresa al ser- autonomía a la Universidad de México. de Alejandro de Yugoslavia.
vicio exterior y viaja a :\ueva York. América Latina: Nace el escritor cu- W. Faulkncr, f;/ sonido y la furia. F..
Torres Boctet viaja a España. Gonzá- bano Guillermo Cabrera Infante. Ró- Hemingway, Adiós a las armas. Se-
lez Rojo regresa de Italia. mulo Gallegos, Doña Bárbara. gundo manifiesto del surrealismo.

1930 Aparece Destierro de Torres Bodet. México: México rompe relaciones con Evacuación definitiva de Alemania por
Cuesta se vincula a la Secretaría de La Unión Soviética. los aliados. Fin de la dictadura de Pri-
I Educación Pública como subsecretario. Mucre el escritor Emilio Rabasa. mo de Rivera en España.
América Latina: Leónidas Trujillo, con Descubrimiento del pb.neta Plutón.
apoyo de Estados Unidos, queda al Faulkner, Múmtras agonizo.John Dos
frente de República Dominicana. Au- Passos, Paralelo 42. Ortega y Gasset,
gusto Leguía, derrocado en Perú. La rebl'/i,>n de las masas. S. Frcud, El
Huelga general en Cuba. Nicolás <_;ui- malestar en lü cultura.
llén, Atotivos de son.

1931 Ortiz de Montellano, Primer suc11-o; México: México reconoce el Proclamación de la R<>pública en Es-
Torres Bodet, Proserpina, rescatada; republicano español. Se establece la paña. Alianza entre Hitler y los con-
"Dos nocturnos" de Villaurrutia en educación secundaria. sen·adores.
Barandal de México. América Latina: Nicolás Gui!lén, Sún- Virginia Wnlf, Las olas. Charles Cha-
goro Cosongo. Alejo Carpcnticr, Ecué- plin, L11ces de la ciudad. O'Neill, El
Yamba-O. César Vallejo, El tungsteno. Salvador Dalí,
luto le sienta a Electra.
Neruda inicia Residencia en la tierra. "Persistencia de la memoria". Saint­
Exupéry, Vuelo nocturno:

1932 Cuesta funda la revista cultural Exa­ Méxi<;o: Renuncia el presidente Ortiz Roosevelt, presidente de Estados Uni­
men y se divorcia de Guadalupe Marín. Rubio; Abelardo Rodríguez presiden• dos.
te interino. Migu el Hernández, Perito en lunas.
América Latina: Estalla la guerra del Céline, Viaje al fin de la noche. E.
Chaco entre Bolivia y Paraguay. Caldwell, El camino del tabaco.

1933. Ortiz de Montellano, Sueños; Novo, México: Se funda la Academia de Hitler canciller del Reich.
Nuevo amor. En noviembre sé estrena Cirugía. A. Malraux, La condición humana.
en el teatro Hidalgo Parece mentira América Latina: Abandono militar Utilización del microscopio electróni­
de Villaurrutia. No'vo viaja a Montevi­ norteamericano de Nicaragua; inicio co en biología. L. Aragon, Las cam­
deo como delegado a la Séptima Con­ de la era somocista con el general panas de Basilea.
ferencia Panamericana, en carácter de Anastasia Somoza.
relator; conoce en Buenos Aires a
García Lorca. Owen colabora en el
diario El Tiempo de Colombia.

1934 Apare¡¡e Primero de enero de Torres México: Lázaro Cárdenas presidente Pacto de no agresión germano-polaco.
Bodet. Se publica Parece mentira de constitucional. Se publica la Ley del Aplastamiento del motín socialista de
Villaurrutia. Aparecen las ediciones Salario MÍl:>imo. Viena.· Organización del régimen de
privadas: Seamen Rhymes; Romance América Latina: Asesinato de Augusto corporaciones en Italia. Entrevista de
de Angelino y Adelá; Décimas en el Sandino en Nicaragua. Fulgencio Ba­ Hitler y Mussolini en Venecia. Hitier,
mar; Poemas proletarios de Novo. tista llega al poder en Cuba mediante Reichführer. Los comunistas chinos
Cuesta edita dos folletos: El plan. golpe de Estado. Las fuerzas norte­ inician la "largá marcha".
contra Calles. y Critica de la reforma americanas abandonan. Haití, a solici­ H. Miller, Trópico de Cancer. J. Coc­
.
del artículo tercero. Colabora con el tud del presidente Steitlo Vim;en�. ·teau, La máquina: infernaL García
.
diario El Universal. . . . . Nicolás Cuillén, West /ndies Ltd. Ga­ Lorca, Yerma. Zwcig, Veinticuatro
llégos, ·Cantaclafo. !caza, Huasipungo. horas en la vidá de una mujer. N; Os­
N)
trovski, Así se templó el acero. G. Ba­
<.O ·chclard, El nuevo espíritu· científico.·
<.O
t.,O
o 1935 .Owen contrae matrimonio en Colom- México: Cárdenas .solicita sanciones a. Restablecimiento del ·servicio militar
·o
bia; Novo sale 'de la Secretarí~ de ftali~.por agredir a Etiopía. en Alemania. Empieza él moví.miento
Educación Pública y pasa a la p_ubli- Vasconcelos, Ulises criollo:·. · stajanó'vista en Rusia. 1talia ataca a
cidad y al cine. América Latina: Muere el dictador · Etiopía. Chang-Kai-Chek presidente
venezolano J u:an V. Góm ez. Termina de la República China.. Decretos de
la guerra del Chaco. Se firma la paz Nuremberg, persecusión de los judíos.
entre Bolivia y Paraguay. Brccht, Miedo y mis<'rias del fll Reicli.
Borges, Historia universal de la infa- J. Steinbeck, Tortilla Flat. Eliot, Ase-
mia. sinato en la catedral.

1936 Villaunutia publica Nocturno de los México: Se funda la Confederación El Frente Popular gana las elecciones
ángeles. G. Owen escribe "Discurso de Trabajadores Mexicanos. Acuerdo en España. Alzamiento de Franco en
del paralítico". presidencial del general Cárdenas para el Marruecos español. Ejecución de
que se repartan tierras en Lagunera. Kamenev y Zinoviev. Pacto anti-
América Latina: Triunfa el aprismo comintern germano-polaco. Nueva
en Perú, pero son anuladas las eleccio- constitución soviética. Italia se ane-
nes. idona Abisinia.
Nace Mario Vargas Llosa. Premio Na- Juan Ramón Jiménez sale desterrado
cional de Literatura a Tomás Carras- de Espa11a. Asesinato de Lorca. Muer-
quilla, en Colombia. S. Buarque, Raí- te de Gorki. Chaplin, Tiempos Mo-
ces del Brasil, Vallejd, Aparta de mí dernos. Faulkner, Absalon! Absalon!
este cáliz. Borges, Historia de la eter- Céline, 1vluerte a crédito. F. S. Fitz-
nidad. gerald, La sua11e locura.

19.37 Aparece Muerte de cielo azul de Luis México: Expropiación de las líneas Alemania e Italia abandonan la comi-
de Montellano. Cripta y sombras de ferrocarrileras, entonces en poder de sión de no intervención en la guerra
Torres Bodet. Hora de Junio de Pelli- los particulares. civil española. Pacto de no agresión
cer. Nocturno amor de Villaurrutia. Octavio Paz, Bajo tu clara sombra. chino-soviético. Persecuciones religio-
Novo inicia sus colaboraciones para América Latina: Genocidio en la fron- sas en Alemania. Destrucción de Guer-
la revista Hoy. tera Haití-Santo Domingo. Somoza nica en País Vasco.
asume el poder en Nicaragua. Sartre, La náusea. Malraux, La espe-
Se suicida Horado Quiroga. Muere el ranza. Steinbeck, Ratones y hombres.
escritor venezolano Luis M. Urbancja. Breton, El amor loco. Heininway, Te­
Bioy Casares, Luis (;rcV(t, rrmerto. De ner y n.o trmcr. Ortega y Gasset, La
la Cuadra, El montuvio· ecuatoriano. r1•belión de las masas. Gramsci, Cua­
Lezama Lima, Muert� de Narciso. dMnos de la rárcel, Carl Orff, Carmi­
na Burana. 'frotsky, [,a revolución
traicionada. l'icasso, "Guernica".

1938 González Rojo viaja a Sinaloa y regre• México: F.I gobierno del general Cár­ Ocupación alemana de Austria. Hitler
sa cnfenno. Villaurrutia publica en denas nacionali:r.a la industria petro­ toma el mando de ia Rcichswehr. L!?.•
Sur de Buenos Aires "Nostalgia de la lera y todos los bienes del subsuelo yes antisemitas en Italia. Victoria de
muerte". Se estrena en el teatro Hi• mexicano. El Partido Nacional Revo­ Franco.
daJgo En qué piensas de Villaumi.tia. lucionario es rebautizado como Par­ Brecht, Madre Coraje. Wildcr, Nuestro
Cuesta concluye su poema "Canto a tido de la Revolución Meiticana. puebla. Orwell, Homenaje. a Catalu­
un dios mineral". América Latina: Firma del tratado ña. L. Mumford, La cultura de las
final relativo a la guerra del Chaco. ciudades. Greene, Brighton Rock.
Pedro Aguirre Cerda, candidato del Bartók, Concierto para uiolín. Eisens­
Frente Popular, gana las eieccione"s tein, Alejandro Nevski.
en Chile.
Muere César Vallejo. Alfonsiua Storni
y Lugones se suicidan. lea.za, Cholos.
Vinicius de Moraes, NtlCVOS poemas.

1939 Gorostiza publica El poema frustrado Mexico: Mucre Saturnino Cedillo en Comienza la Segunda Guerra Mundial.
y Muerte sin fin. Letras de México combate, con tropas del gobierno, que . Pacto de no agresión gennano-sovic•
publica Ha llegado el momento ( tea­ se habían sublevado en 1938. tico. Triunfo de los nacionalistas en
tro) de Villaurrutia. Muere González Rand Morton, Los novelistas de la · España.
Rojo. Revolución Mexicana. Muere 1:ederi­ Sartre, El muro. Joyce, Finnegan's
co Gamboa. Wake. Miller, Trópico de Capricornio.
América Latina: Busch se proclama Faulkner, Las palmeras salvajes. T.
dictador en Bolivia, promueve diversas Mann, Carlota en Weimar. Gide, Dia­
medidas de nacionalismó económico. rio. Steinbeck, Uvas de la ira. Freud,
Onetti, El pozo. C. Alegría, Los perros Moisés y el monoteísmo.
hambrientos. Vallejo, Poemas huma•
nos (póstumo).

oN) 1940 Se publican los relatos Cinco huras México: Manuel Ávila Camacho es Hitler domina medio contip.ente cµro-
sin corazbn de Ortiz de Montellano. nombrado presidente. Fundación del peo. Italia a taca a Francia. Llamamien-
Torres Bodct es nombrado secretario Colegio de México. Asesinato de to de De Gaulle a los franceses. Ofen-
de Relaciones Exteriores. Trotsky. siva italiana en Libia. Estados Unidos
América Latina: Batista gana las elec- instituye el servicio militar obligato-
ciones en Cuba. rio. Ataque japonés. Reelección de
Bioy Cásares, La invención de Morel. Roosevelt.
Martínez Estrada, La cabeza de Go- 1-Iemingway, Por quién doblan las cam-
líat. Carrera Andrade, Registro del panas. Faulkner, El villorrio. Greenc,
mundo. Muere el escritor colombiano El poder y la gloria.
Tomás Carrasquilla.

1941 Se publica Nacimiento de Venus y México: Se funda el Instituto !'facio- Batalla del estrecho de Sicilia. Estados
otros relatos de Torres Bodet. Villau- nal Indigenista. El gobierno mexicano Urúdos declara la guerra a Alemania,
rrutia publica en Nueva Voz, de Mé- incauta barcos extranjeros del eje que Italia y Japón. Ataque japonés a Pearl
xico, Décima muerte y otros poemas se hallan en puertos nacionales. 1-larbor.
no coleccionados. Hace crítica cine- América Latina: C. Alegría,Elmundo Muere James J oyce en Zurich. Brecht,
matográfica para la revista Así. es ancho y ajeno. Borges, El jardín de Madre Coraje {estreno). Dos Passos,
los senderos que se bifurcan. Onetti, El suelo sobre el que estamos. O. We-
Tierra de nadie. lles, El ciudadano Kane. Wright, Doce
millones de negros..

1942 Owen se incorpora a la revista El Hijo México: Surge el movimiento de de- Ofensiva rusa en Jarkov. El Congreso
Pródigo al retomar a México. Se sui- recha católica sinarquista. El gobierno hindú reclama la independencia com-
cida Jorge Cuesta. Villaurru tia estrena del general Manuel Ávila Camacho pleta, Empieza 1a batalla de Stalingra-
en el ieatro Virginia Fábregas La hie- declara la guerra a las potencias del do y del Cáucaso. Desembarco aliado
dra y colabora con la revista Antena. eje como consecuencia del hundimien- en África del Norte. Los rusos liberan
to de barcos petroleros mexicanos por Leningrado.
submarinos alemanes. Entra en vigor Brecht, Galileo Galilei. Cela, La f ami-
la ley del seivicio militar obligatorio. lia de Pascual Duarte. Camus, El ex-
A. Reyes, La experiencia literaria. tranjero.
América Latina: Mueren el poeta co­
lombiano Porfirio Barba Jacob y el
peruano José María Egurén. J. Ama­
do, Tierras del Sin Fin. J. Cabra! de
Melo Neto, Piedra de sueño.

1943 Aparece el estudio Figura, amor y México: Eiupción del volcán Paricu­ Constitución del Consejo Nacional de
muerte de Amado Nervo de Ortiz de tín, en el estado de Michoacán. Se la Resistencia de Francia. De Gaullc
Montellano. Torres Bodet asume el funda el Instituto Nacional de Car­ en Argel. Desembarco aliado en Ilalia.
cargo de secretario de Educación Pú­ diología. Tito liquida el poder real en Yugos­
blica. Villaurrutia colabora en la re­ Revueltas, El luto humano. lavia.
vista El liijo Pródigo. América Latina:. Golpe militar en Ar­
gentina; Pedro Ramírez, presidente;
aparece con fuerza la figura de Juan
D_omingo Perón.

1944 Owen viaja a Colombia. Pellicer recibe México: Se celebra convenio México­ Ofensiva aliada en Italia. Atentado
el Premio Nacional de Literatura. To­ Estados Unidos para distribución de contra Hitler. Cuarta reelección de
rres Bodet, Educación mexicana: dis­ agua de los ríos Bravo, Colorado y Roosevelt. Pacto franco-soviético.
cursos, entrevistas, mensajes; impulsa Tijuana. ]oyce, Esteban el héroe .(póstuma).
la Campaña Nacional Contra el Anal­ A. Reyes, El deslinde.
fabetismo. América Latina: Mucre el escritor
Rufino Blanco Fombona.

1945 En septiembre Villaurrutia publica en México: Muere el expresidente Plu­ Conferencia de Ya.ita. Constitución
la revista América: "] osé Clemente tarco Elías Calles. de la Liga Árabe en El Caí.r o. Muei-te
Orozco y el horror". América Latina: Nueva Constitución de Roo_sevelt. Capitulación general de
brasileña. Se otorgad premio Nóbela . los ejércitos alemanes. Bomba atómica
Gabriela Mistral. Muere en· Nueva York sobre Hiroshíma. Elecciones gener.ales.
José Juan T_ablada. Muere el brasileño en !:rancia.
Mario dt; Andrade.
t,O
·O
t,O
1946 Torres Bodet abandona ta· Secretaría -México: Miguel _Alemán, presidente. Proclamación de la República italiana.
_de. Educación Pública y asume nueva-
.
· Se funda la Hemeroteca Nacional. Guerra civil en Grecia. Elcc¿iones fa.
(JO
o.¡:,. mente la dirección de la Secretaría de América• Latina:. Pcrón, presidente de vorables al Partido Comunista en Che-
Relaciones ExteriÓres. Novo es nom~ Argentina. En Colombia los conser- coslovaquia. Tribunal de Nurembcrg.
brado jefe del· departamento de teatro •Vadores to~an el poder con cÍ triunfo
del Instituto Nacional de.Bel.las Artes. de M·ariano Ospina f'érez.
Con el ensayo Nueva grandeza mcy,;i-• Muere el escritor Alcides Argüedas. M.
cana obtiene el premió "Ciudad de A. Asturias, El señor presidente.
México". Ortiz de Montellano ·traduce
Miércoles de ceniza de T. S. Eiiot.

1947 Contrarréplica de Villaurrutia en la Mé.xico: Se firma tratado de paz con Prohibición de los Partidos Comunis•
revista Arte y Plata: "Villaurrutia·ha- Italia. Se reclaman derechos sobre islas tas en Bélgica, Nueva York, Francia
bla sobre cine". Novo viaja a Estad(ls frente a la Baja California. y Grecia. Independencia de la India
Unidos y Europa a estudiar televisión. Y áñez, Al filo del agua. y Paquistán, Votación del Estatuto
Owen viaja a Filadelfia. América Latina: Rómulo Betancourt de Argelia.
electo presidente de Venezuela. Pro-
hibición del Partido Comunista en
Brasil.

1948 Torres Bodet es designado director· México: Incidente diplomático con Asesinato de Gandhi. Bloqueo sovié•
general de la UNESCO. Publica Edu- Chile por el asilo al poeta Neruda. tico hacia Berlín. Truman reelegido
cación y concordia internaciori.al. Apa- América Latina: Derrocado Rómulo presidente de los Estados Unidos.
rece Canto a la primavera y otros Betancourt. Golpe de estado en Costa Conflicto entre Tito y el_Cominform.
poemas de Villaurrutia. Owen, Perseo Rica. "Bogotazo" en Colombia.
vencido.

1949 Muere Ortiz de Montellano el 13 de México: Muere el pintor muralistaJ osé Firma del Tratado del Atlántico Norte
abril. Clemente Orozco. O. Paz, Libertad en Washington. Constitución de la
bajo palabra. República Federal Alemana. Se pro•
América Latina: M. A.Asturias,Hom• clama la República Popular China. La
bres de maíz y Viento fuerte. Carpen- ONU acuerda 1a internacionalización
tier, El reino de este mundo. Cortázar, de Jerusalén.
Los reyes.
1950 Villaurrutia colabora para el diario México: Se inaugura el Aeropuerto Comienza la guerra de Corea. El pre­
lf."célsior entre febrero y diciembre Internacional de la Ciudad de Méxi­ sidente Truman ordena fabricar la
24. Muere el 25 de diciembre. Apa­ co y se funda el Instituto Nacional bomba H.
rece en la revista América, "biez poe­ de Cancerología. Bradbury, Crónicas marcianas.
mas desconocidos" de Cuesta. Se es­ Jaime Sabines, Horal.
trena en Bellas Artes La culta dama América Latina: Getulio Vargas, pre­
de Novo, sidente del Brasil
Pablo Neruda, Canto general. J. C.
Onetti, La vida breve. Mueren el escri­
tor colombiano Luis Carlos López y
el argentino Baldomero Fernández.

1951 El 12 de diciembre se estrena en el México: La ONU nombra a México Primera explosión de la bomba H.
Palacio de Bellas Artes El ausente de miembro de intCIVención en la gue­ Ministerio de Churcbill en Inglaterra.
Villaurrutia. rra de Corea. Disturbios antibritánicos en la zona
Jaime Sabines, La señal. Manuel Pe­ del Canal de Suez.
dro González. Trayectoria de la no­
vela me"icana.
América Latina: Reelección de Perón
en Argentina.

1952 Muere Gilberto Owen el 9 de marzo México; Adolfo Ruiz Cortines, presi• Disturbios sangrientos en El Cairo.
en Filadelfia, Estados Unidos. Torres dente. Se suscribe tratado de paz con Acuerdo en Roma, entre los aliados
Bodet abandona la dirección de la Japón y Alemania. Inauguración de y _Alemania Occidental.
UNESCO y es nombrado embajador Ciudad Universitaria. Mueren José
de México en Francia. Novo ingresa Rubén Romero y Mariano Azuela.
·a la Academia Mexicana de la Lengua. Jaime Sabines, Adán y Eva.
América Latina: Golpe de Estado en
Bolivia. Proclamación del Estado Libre
Asociado de Puerto Rico.
Muere Macedonio Femández.
(,)O
o 1953 Novo inaugura el teatro "La Capilla" México: Iniciación de la política "maJ1- Muerte de Stalin. Proclamación de la
en en Coyoacán. Pellicer ingresa a la cha al mar". Se otorga a la mujer me- República de Egipto. La ONU no ad-
Academia Mexicana de la Lengua. xicana la ciudadanía sin restricciones. mite a la República Popular China.
Primera edición de Poesía y :eatro J. Rulfo,El llano en llamas. Armisticio en Corca.
completos, de Villaurrutia. La UNAM América Latina; Asalto al Cuartel
publica Poesía y prosa de G. Owen. Moneada, en Cuba, por Fidel Castro.
Se publica el discurso de ingreso a la Carpentier, Los pasos perdidos.
Academia de Novo: Las aves en la
poesía castellana.

1954 México: Se funda la Compañía Nacio- Acuerdo anglo-egipcio sobre el Canal


nal Constructora del Ferrocarril. de Suez.Alemania Occidental se adhie-
América Latina: Como resultado del re a la OTAN.
golpe militar, Alfredo Stroessner nue-
vo presidente de Paraguay. Guena
civil en Guatemala.
Nicanor Parra, Poemas y antipoemas.
M. A. Asturias, El Papa verde. Onetti,
Los adioses.

1955 Novo formula su "Poética". México: Mueren · los expresidentes Proclamación de la República de Viet·
Adolfo de la Huerta y Ma~uel Ávila nam del Sur.
Camacho.
J. Rulfo, Pedro Páramo.
América Latina: Perón renuncia a la
presidencia de Argentina. Fidel Castro
desembarca en Cuba con 80 hombres.
García Márquez, La hojarasca.

1956 Villaurrutia colabora en la revista Es- México: Se aprueba la Ley Federal de Formación de la Comisión Atómica
taciones. Derechos de Autor y la Ley Orgánica Europea. Intervención rma en Hun-
del Instituto Politécnico Nacional. gría. Desembarco franco-británico en
O. Paz, El arco y la lira. Egipto.
América Latina: Muere el escritor Jo sé
Mancisidor. Cortázar, Final de juego.
Asturias, Weekend en Guatemala. A.
Carpentier, El acoso.

1957 Aparece en la serie Cuadernos del Es­ México: Fuerte terremoto en México. Proclamación de la República de Tú­
tado de Méxica los Primeros versos América Latina: Duvalier, presidente nez. Lanzamiento del primerSputnik.
de Gilberto Owen. de Haití. En Nicaragua, Luis Somoza Dictadura pro-occidental del rey Hus­
(hijo de Anastasio), presiderrte. sein en Jordania.
Mucre Gabriela Mistral. García Már­
quez, El coronel no tiene quién le
escriba.

1958 Torres Bodet regresa a México y es México: Asume la presidencia Adolfo Viaje a Moscú de Nasser. Investidura
designado nuevamente secretario de López Mateos. del general De Gaulle en Francia.
Educación Pública. José Gorostiza es Octavio Paz, La estación violenta. Muere el poeta español Juan Ramón
nombrado subsecretario de Relaciones América La tiría: Golpe en Venezuela Jiménez.
Exteriores. derroca al dictador Pérez J iménez. En
Uruguay los conservadores ganan las
elecciones.
J. M. Arguedas, Los rios profundos.

1959 México: Se funda el Instituto de Se­ Lanzamiento del primer cohete lunar·
guridad Social al Servicio de los Tra­ soviético. De Gauilc reconoce la auto­
bajadores del Estado (ISSSTE). determinación de los argelinos. Krus­
Muere el ensayista y poeta Alfonso chcv viaja a los EstadosUnidos.
Rt"yes. A. Monterroso, Obras comple­
tas y otros cuentos.
América Latina: Fulgencio Batista
y
aband_ona Cuba· tríunf.m _l as fuenas _
de Fidel Castro·.··
Roa Bastos, Hijo de hombre._ Vargas·
c.,o Llosa, Los jefes. Onetti, Para una
o
--.J tumba sin nombre.
(.¡/J
o. 1960 México: El presidente:' López Mateos El Instituto Gorki de Literatura Dni•
00 nacion;tliza la industria eléctrica. · versal publica La novela real.ista mexi,
Revueltas, Dorm'ir en tierra. .cana del siglo xx . .
América Latina: Asturias, Los ojo~ de ·
los enterrados. Cortázar, Los premios.

1961 Se estrena en el teatro Xola la come- México: México rompe relaciones con La República Democrática Alemana
dia de Novo Yocasta o casi. República Dominicana por actos de levanta el "muro de Berlín". La Unión
agresión contra Venezuela. Sudafricana se constituye en Repúbli-
América Latina: Cuba invadida por ca independiente. Albania rompe rela-
Estados Unidos durante la presidencia ciones con Rusia y se alía con China.
de Kennedy. Asesinato de Leónidas Golpe militar anticomunista en Corea
Trujillo en República Dominicana. del Sur.
García Márquez, La mala hora. One-
tti, El astillero; Sábato, Sobre héroes
y tumbas;]. M. Arguedas, El sexto.

1962 Novo estrena su obra en un acto México: En Punta deÍ Este, México se Se crea la Organización de Estados
Cuauhtémoc ;publica en XalapaLetras abstiene de votar la exclusión de Cuba Africanos. Fin de la guerra civil en
vencidas. de la OEA. John F. Kennedy visita Laos. Independencia de Argelia. Se
Méidco. inaugura el Concilio Eeumérúco Va-
Carlos Fuentes, La muerte de Arte- ticano II. India es invadida ponropas
mio Cruz. chinas. Golpe en Yemen, estableci-
América Latina: Golpe militar en Ar- miento de la República.
gentina. Estados Urúdos impone cua-
rentena naval a Cuba.
Vargas Llosa, La ciudad y los perros;
García Márquez; Los funerales de la
mamá grande; A. Carpentier, El siglo
de las luces y De·to real maravilloso
americano; J. C. Onetti, El infierno
tan temido; J. Cortázar, Historias de
cronopios y de famas.
1963 Novo dirige en el teatro Virginia 1-'á­ México: A iniciativa de México se El prcsidentl' de Estados Vnidos,
bregas el estreno de su comedia La promueve en el continente la desnu­ John F. Kenncdy, t·s asesinado; k
guerra de las gordas. clearización de América Latina. sucede Lyndon B. Johnson. Golpe
José Emilio Pacheco, Los elementos de Estado ,:n Vietnam dl'l Sur, mucrt•
de la noche. el presidente Di1:m.
América Latina: Juan Bosh, presiden­
te de República Dominicana.
Asturias, Mulata de tal. Cortázar, Ra­
yuela.

1964 Gorostiza es nombrado secretario de México: Se inaugura el Museo de An­ Kmschcv es depuesto en Rusia,asrnm a
Relaciones Exteriores. La UNAM re• tropología e Historia de (..'hapultepec. el poder Brezhncv y Kosy¡¡in. La OL\
coge en cuatro tomos la obra de J. Asume la presidencia Gustavo Díaz acuerda e! aislamicot<> diplomátko de
Cuesta, bajo el título de Poemas y Ordaz. Cuba, El presidente de Estados t:nidos
ensayos. Leñero, Los albañiles. es autorizado para intervenir militar·
América Latina: Golpe militar en Bra­ mente en Indochina. S«> crc·a la Orga•
sil. Golpe militar en Bolivia, Fram;ois nizadón para la Lib,•r.icií,n de l'ak·s­
Duvalier se proclama presidente vita­ tina. Zambia y Malavi S<' inckpn1di·
licio de Haití. zan. Tan:;;ania se proclama Rrpúblirn,
Neruda, Memorial de Isla Negra • .J. M. Malta obtiene su independencia.
Arguedas, Todas las sang-res.

1965 Novo es.designado Cronista de la ciu• América Latina: Guerra civil en Re­ Muere Winslon Churchill. Clausuradd
dad de México. Se publica Ruina de pública Dominicana. Balaguer asume Concilio Ecuménico Vaticano ll. Rho­
Tenochtitlan de Pellicer. el poder. desia proclama su independencia. Co­
Borges, Para las seis cuerdas. Carrera micm:a la intervención bi:lica de !os
Andrade, Crónica de Indias. Asturias, Estados Unidos en Vietnam dd Sur.
Clarivigilia primaveral. Onetti, Junta­ Proclaman la indcpcndn1cia Gamhia,
cadáveres. Islas Maldivas y Singapur. (;ran R<"rn·
(,,o lución Cultural (id prnktariadu 1:11
o
I.O China. Golpe de Estado en d C:011,:¡o.
-

o
1966 Se lt- otorga el Premio Nacional de
Letras a Torres Bodet. La Rn,ista de
Bl'llas A rtcs publica "Selección de
América Latina: (;olpe militar en Ar-
gentina, depuesto Illí a, asume el poder
el general Onganía.
Francia se retira de la OTAN y pide
que ésta abandone su territorio.
T. Capote, A sangre fria. L. Buñuel,
textos ele Villaurrntia". Lezama Lima, l'aradiso. Vargas l.losa, Bella de dia.
/.a casa verde.

1967 Novo recibe el Premio i\:acional ele América Latina: ;\luerc en Bolivia El rey Constantino de Grecia es de-
Letras. Ernesto "Che" c;uevara. rrocado. Campaña sorpresiva israelí
<,. G. '.\·1:irqu,·z, Ci,·11 111io.s d,· soledad. contra los árabes. Biafra se proclama
Cortázar, !.a 1•ul'il11 al dia en ochl.'n/a independiente. Se establece la Repú-
111,rndox. Var,i~as Llosa, Los cachorros. blica Popular de Yemen.

1968 J osi·
Gorostiza recibe el Prcm io :'\ a- ~.¡c:xico: :\fatanza estudiantil en la Pla- Disturbios estudiantiles y obreros en
cional de Letras. 1,a de las Tres Culturas. Se inauguran Francia: disolución del parlamento.
los.Juegos Olímpicos. Invasión soviética a Checoslovaquia.
,\m<'rica Latina: Golpe militaren Perú Son asesinados en Estados Unidos,
y Panamá, en esta última asume el Martin L. King y Robert Kennedy.
poder Ornar. Torrijos. Golpe militar contra el rey ldriss de
Mueren los escritores Rómulo Galle- Libia; se proclama la República. El
gos y l·.nrique Banchs. Puig, La trai- , presidente Sukamo de Indonesia es
ciún de Rita Haiworth. Cortázar, 62 depuesto. Tratado de la ONU contra
modC'/o f)(lra armar. la proliferación de armas nucleares.

1~69 México: Se otorga la ciudadanía a Choques fronterizos entre la Unión


pa,rtir de los 18 años. Luis Echeverría, Soviética y China. Estados Unidos
presidente. coloca al primer hombre en la Luna.
América Latina: Colombia, Chile, De Gaulle renuncia a la presidencia
Ecuador, Perú y Bolivia firman el de Francia, es elegido Pompidou. En
Pacto Andino. España, Franco designa al rey Juan
Borges, Elogio de la sombra. Pablo Carlos de Borbón para sucederle.
'.'leruda, Fin del mundo. Cortázar,
Último round. Asturias, Malandrón.
E. Cardenal, Homenaje a los indios
americanos. Vargas Llosa, Conversa­
ción en la Catedral. Se suicida el es­
critor José M. Arguedas.

1970 México: Muere el expresidente Láza­ Salvador Allende, presidente de Chile.


ro Cárdenas. Se proclama la República Khmer al
América Latina: El presidente argen­ derrocar al príncipe Sihannouk en
tino Onganía es derrocado por golpe Camboya. Muere el general Charles
militar. Golpe de Estado en Bolivia, De Gaulle. En Polonia Gomulka se ve
asume el poder el general Torres. obligado a renunciar.
Muere el escritor argentino Leopoldo
Marechal.

1971 América Latina: En Argentina asume La ONU acepta a China comunista.


el poder el general Lanusse. Muere Se establece el Estado de Bangladesh.
Duvalier eri Haití. Termina la guerra India-Pakistán. Tra•
Pablo Neruda, Premio Nóbel de Lite­ tado de la ONU- contra las armas bio­
ratura. Asturias, Tres de los cuatro lógicas.
soles.

1972 México: J. Sabines, Maltiempo. Escándalo Watergate. Muere el rey


América Latina: En Ecuador es de­ Federico IX de Dinamarca. Egipto
puesto el presidente" Velasco lbarra. pide a Rusia retirar los asesores mili•
En Argentina regresa el expresidente tares. Ocho terroristas árabes atacan
Perón. En Honduras el general Oswal­ la Villa Olímpica en Munich.
do López derroca al presidente Cruz.
Puig, Boquitas pintadas.

197_3 Muere José Gorostiza el 16 de marzo. América Latina: Estados· Unidos y Firma en París del armisticio Estados
Cuba suscriben tratado contra la pira­ Unidos-Vietnam. Golpe militar en Af; ·
tería aérea. Bahamas·se proclama in• ganistán. Estados· Unidos cesa la in•
dependiente. Perón gana las elecciones tervenci6n militar en Indochina. La
....c.,:,
.... argentinas. Gcilpe militar en Chile ONU admite a las dos Alemanias y
contra Salvador Allende, Augusto Pi- a Bahamas.
....
t.,o

l'O
nochet asume el poder; muerte de
Allende.·
Cortáz;µ-, Libro· de Manuel; Vargas
Llosa,_Pantaleón y_ las visitadoras.

1974 Muere Salvador Novo el 13 de en•!ro. México: Ruptura de relaciones con Acuerdo Israel-Egipto. Reanudan re-
Torres Bodet se suicida el 13 de mayo. Chile· por derrocamiento de Salvador laciones Estadós Unidos y Egipto.
Allende. Muere el presidente francés Pompi-
O. Paz, El mono gram<i.tico. dou. Golpes de Estado en Portugal y
Ai:nérica Latina: Muere el presidente Chipre. El presidente norteamericano
argentino Perón, le sucede su esposa renuncia.ante el escándalo Watergatc.
María Estela Martínez de Perón. Gra- Golpe militar en Etiopía.
nada proclama su independencia.
-Muere Miguel Ángel Asturias.

1975 América Latina: Golpe militar en Vietnam del Sur se rinde ante una gran
Honduras contra el presidente López ofensiva del Vietcong. Mucre en Es-
Arellano. Venezuela nacionaliza la in- paña el general Francisco Franco; se
dustria petrolera. reinicia la monarquía con juan Carlos
de Borbón.

1976 Méxíco: Recibe la presidencia José Muere Mao. Tse Tung en China. Eu-
López Portillo. genio Montale, premio Nóbel. Reuni-
América Latina: Muere el poeta co- ficación de Vietnam bajo el nombre
lombiano León de Greiff. de República Socialista de Vietnam.
Golpes militares en Ecuador, Argen-
tina y Uruguay. Nueva Constitución
en Cuba.

1977 Muere Carlos Pellicer el 16 de febrero. México: El gobierno reanuda relacio• .Jimmy Carter, presidente de Estados
nes con España. Unidos. España reanuda relaciones
América Latina: Cuba y Estados Uní• con Rusia. Legalización del Parti<lo
dos restablecen relaciones parciales. Comunista en España. Brezhnev rccm•
Aceptado en plebiscito el nuevo tra­ plaza a l'odgorny en la presidencia del
tado del Canal de Panamá. Comité Central.
Manuel Puig, The Buenas Aires Aff11,ir. Vicente Alcixanclre premio Nóbel de
Li leratura.
Los Contemporáneos, una antología
general. Lo acabó de imprimir la Di•
rección General de la Secretaría de
Educación Pública, en septiembre de
1982. El tiraje fue de 13 000 ejem•
plares. Cuidaron la edición Carlos
García Tort y Marcela de Aguinaga
Quiroz.
CLASICOS AMERICANOS

La colección está integrada por los siguientes títulos


..
ÉPOCA PREHISPÁNICA:
• Textos mayas. Una antología general. Prólogo, sdec-
ción y notas de Demetrio Sodi.
• Literaturas de Anáhuac y del lncario. Una antología
general. Prologo, selección y notas de Miguel León-Portilla.
NUEVO MUNDO Y VIRREINATOS:
• Descubrz'miento y conquista de América. Cronistas,
poetas, misioneros y soldados. Una antología general. •Pró­
logo, selección y notas de Margarita Peña.
• • Garcilaso de la Vega, "el Inca" Comentari'os reales, 2
volúmenes. Prólogo, y notas de María Dolores Bravo
Arriaga.
. • Juan Ruíz de Alarcón, Mudarse por mejorarse; El
examen de maridos y El Anttcristo. Prólogo y notas de Héc­
tor Azar.
• Sor Juana Inés de la Cruz, Textos. Una antología ge­
neral. Prólogo, selección y notas de Sergio Femández.
• Alonso Carrió de la Vandera, "Concolorcorvo", El la­
zarz"llo de ciegos .caminantes. . . Prólogo y notas de .Sergio
Lira.
AMÉRICA INDEPENDIENTE:
• Pensadores norteamericanos. Una antología generaL
Prólogo, selección, traducción y notas de Isabel Fraire.·
• Letras hi'spanoamericanas en la época de la Indepen­
denda. Prólogo, selección y notas de Jaime Erasto Cortés.
• Simón Bolívar, Textos. Una antología general. Prólogo,
selección y notas de Ignacio Sosa.
• José Joaquín Fernández de Lizardi, "El pensador me­
xicano'\ Textos. Una antología general. Prólogo, selección
y notas de María Rosa Palazón.
• Poesía romántica. Una antología general. Prólogo, se­
lección y notas de María del Carmen Millán.
e Domingo Faustino Sarmiento, Facundo o civilz"zación
y barbarie. Prólogo y notas de Luis i\Iario Schncidcr.
. • Nathaniel Hawthorne, La letra escarlaLa. Prólogo, tra•
ducción y notas de J osefína Gon:.dlcz de la Garza.
o El relato romántico. Una antología g<;:neral. Prólogo,
sele.cción y notas de David Iluerta.
o \,Valt Whitman, !fojas de hierba. Prólogo, selección,
· traducción y notas ele Carlos Montemayor.
• Juan Montalvo, Textos. Una antología general. Prólo-
go; selección y notas de Ignacio Osorio. Romero.
-• Jorge Isaacs, i'vlaría. Prólogo y notas de Margo Glantz .
. • Ignacio Manuel Altamirano, Textos. Una antología
general. Prólogo, selección y notas de 1-iubcrto Batís.
• Ricardo Palma, Tradic;iones peruanas. Prólogo, selec-
ción y notas de Osear Zorrilla.
• • Cuatro novelas cortas norteamericanas: La narración
de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe; Billy Budd,
gaviéro, de Herman Melvílk; La insignz"a roja del valor, de
Stephen Crane y El hombre que corrompió a Hadleyburg,
de l\fark Twain, 2 _volúmenes. Prólogo, traducción y notas
de F'ederico Patán.
o ·Eugenio María de Hostos, Textos. Una antología ge-
nerp.l. Prólogo, selección y notas de José Luis González.
• Joaquín María Machado de Assis, Memori·as póstumas
de Blás Cubas. Prólogo de Juan Rulfo.
• Manuel González Prada, Textos. Una antología gene-
ral. Prólogo, selección y notas de Jorge Ruedas de la Serna.
· ID• Dos novelas naturalistas: Ave sin nido, de Clorinda
Mattó de Turner y La. charca, de Manuel Zeno Gandía, 2
volúmenes. Prólogo y notas de. Gonzalo CeJorio.
•· Justo Sierra, Textos. Una antología general. Prólogo,
selección y notas de Cristina Barros y Cat_a.lina Sierra.
• José Martí, T<,xtos. Una antología general. Prólogo,
selección y notas de Jaime Labastida.
• La vida de Rubén Darío escrita por él mismo. Prólogo,
selección y notas de Ernesto Mejía Sánchez.
• Poesía modernista. Una antología general. Prólogo,
selección y notas de José Emilio Pacheco.
· • El ensayo mexicano del siglo XIX. Una antología ge-
neral. Prólogo, selección y notas de Carlos Monsiváis.
EL SIGLO XX:
• A riel y Calibán, de José Enrique Rodó y Roberto Fer­
nández Retamar. Prólogo y notas de Abelardo Villegas.
• • Cuentos y relatos hz·spanoameri'canos. Una antología
general, 2 volúmenes. Prólogo, selección y notas de Ed­
mundo Valadés.
• Alfonso Reyes, Textos. Una antología general. Prólo­
go, selección y notas de José Luis Martínez.
• Poesía americana. Una antología general. Prólogo, se­
lección y notas de Ramón Xirau.
• Dos novelas de la Revolución: Los de abajo, de Maria­
no Azuela y La sombra del caudillo, de Martín Luis Guz­
mán. Prólogo y notas de Francisco Monterde.
• Ensayo americano. Una antología general. Prólogo,
selección y notas de Eugenia Revueltas.
• José Vasconcelos, Textos. Una antología general. Pró­
logo, selección y notas de José Joaquín Blanco.
• • Teatro americano. Una antología general, 2 volúme­
nes. Prólogo, selección y notas de Emilio Carballido.
• Cuentos y relatos norteamericanos del Szglo XX. Una
antología general. Prólogo, selección, traducción y notas
de Luis Miguel Aguilar.
• Los Contemporáneos. Una antología general. Prólogo,
selección y notas de Héctor Valdés.
• Dos novelas del paisaje: Don Segundo Sombra, de Ri­
cardo Güiraldes y Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos. Pró­
logo y notas de Juan Coronado.
• Relatos y cuentos brasileños. Una antología general.
Prólogo, selección, traducción y notas de Valquiria Wey.
• • El testimonio político norteamericano 1890-1980.
Una antología general, 2 volúmenes. Prólogo, selección,
traducción y notas de José Luis Orozco.

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