Encontró la muca a un zorro en medio del cerro Ullampsh en Yaután,
asombrados se miraron pensando quien escaparía primero.
El zorro veía a la muca como el manjar que se iba a comer después de
tantos días de hambre, pero la muca solo quería correr porque sabía que sería presa fácil para ese zorro hambriento.
Entonces la muca le dijo: zorro sé que deseas devorarme, pero antes de
hacerlo te propongo recorrer este valle hasta llegar al río Sechín de Casma, si me ganas me dejaré devorar sin objeción alguna, pero si yo te ganó serás el banquete para todos mis amigos.
El zorro astutamente escuchó la propuesta de la muca y aceptó, al iniciar
recorrieron los sembríos de mango y palta, además hablaron con una vaca quien le indico el camino a Casma, pasaron por Cachipampa y probaron el rico chancho asado, el zorro se comió algunas gallinas que encontró en las viviendas cercanas, la muca probó las deliciosas uvas, descansaron antes de seguir su camino.
Durante el viaje por el camino desierto sintieron mucha sed y hambre,
casi débiles por la carrera y a punto de rendirse la muca avisó al zorro que había encontrado un riachuelo, ambos bebieron agua y probaron algunas frutas pequeñas.
El zorro aparentemente agradecido por el aviso de la muca la abrazo y
prometió cuidar de ella durante el recorrido, así fue como llegaron cerca de Buenavista y Huancamuña, ambos devoraron las futas que encontraron y bebieron agua de los canales.
La muca conversó con algunos perros de la zona, quienes le advirtieron
de la astucia del zorro, sin embargo, la muca siguió creyendo en el zorro. El camino a Casma se hacía cada vez más corto, pasaron por Carrizal hasta llegar al puente Sechín en Casma. Cuando estaban corriendo por la carretera la muca fue golpeada por un vehículo, quedando tirada a la orilla de la pista, el zorro al verla corrió apresurado y la levantó sobre su lomo diciéndole: No te preocupes, así como tú me ayudaste en el desierto brindándome agua y comida yo te ayudaré en llegar al puente Sechín para curar tus heridas.
La muca confiada en que el zorro la ayudaría se dejo llevar en su lomo,
pero al llegar al puente Sechín se dio cuenta que todo había sido un engaño al ver como el zorro se preparaba para devorarla sin piedad ni clemencia.
Moraleja: No debemos confiar en nadie, porque debemos conocer
siempre a los malvados para que no te enreden con sus engaños.