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CAPELLA, J.R. (1985). Entre sueños. Ensayos de filosofía política.

Barcelona: Icaria

Nota sobre los textos contenidos en este volumen


Fragmentos de un discurso libertario
-Vivimos una época en que la emancipación no puede realizarse a menos que la lucha de clases se
extienda y alcance una inmensa radicalidad. Ello solo puede producirse si en el movimiento político
participa activamente una parte muy amplia de la población (parte muy amplia que sigue siendo “las clases
populares”) […] El sujeto de la revolución son las gentes. [19]
-Las fuerzas económicas son determinantes en última instancia. En primera instancia es determinante la
voluntad, la subjetividad. Quiere esto decir: las fuerzas económicas terminan actuando si no rompe su
inercia la política revolucionaria. [27]
-Vale la pena retomar el concepto de propiedad y andar a vueltas con los fenómenos de propiedad
(jurídico) y de dominio o control (más amplio). Ello para tornar finalmente a la “propiedad estatal” de los
medios de producción. Es interesante preguntar si en el capitalismo de hoy el instrumento jurídico de la
propiedad privada recubre exactamente el control de las clases dominantes sobre la producción y la
apropiación privada del excedente. Sabemos por una parte que la dominación se extiende más allá del
concepto jurídico de propiedad. Una gran empresa capitalista domina de diversas maneras. Puede
dominar el mercado (en el caso de los grandes monopolios, destruyéndolo); puede dominar la actividad de
multitud de empresas subordinadas o auxiliares sobre las que no tiene propiedad, pero sí vínculos
jurídicos de tipo obligacional (contratos de suministro, de compraventa de cosas o servicios, etc.), o bien
vínculos de naturaleza híbrida, relaciones jurídicas “privadas” que aparecen teñidas de “derecho público” al
disponer algunas empresas de ciertos poderes especiales que puede ceder la administración del estado.
Es evidente que las relaciones de dominación giran en torno a la propiedad privada, pero exceden de ésta.
[33]
-El capitalismo ha vaciado nuestras vidas con objetos inútiles desde cualquier punto de vista que no sea el
capitalista. [36]
-El sufrimiento del presente, la manipulación de las personas, la mutilación de sus posibilidades de
desarrollo, las miserables condiciones de existencia, se alienan en la fantasía de una “humanidad
liberada”. La “humanidad liberada” solo es un concepto; los sujetos reales de todos los conceptos posibles
pueden permanecer tanto como lo soporten identificándose con ella solo idealmente: pero por mucho que
se identifiquen idealmente con la libertad siguen siendo reales esclavos de las condiciones sociales de
existencia mientras no pongan éstas bajo su control. Una verdadera transformación no se limita a los
conceptos. [38]
Cien años después de Gotha/ Sobre la burocratización del mundo
La mirada de Marx sobre el Leviathan
-Pues bien: para que la producción capitalista asuma la forma de mercancía es necesario no solo que todo
bien sea medible en términos del tiempo de trabajo social medio necesario para producirlo, sino también
que cada mercancía sea realmente la cristalización de una determinada cantidad de tiempo de trabajo
social medio. Para que la lógica de los teoremas corresponda a la realidad es preciso que determinados
fenómenos se produzcan en la realidad. Y esos fenómenos pueden comprenderse fácilmente: se trata en
substancia de la existencia de una clase social absolutamente despojada de medios de producción (éstos,
en forma de mercancías, o en forma de capital-dinero, los posee solo la clase de los capitalistas) y
absolutamente despojada de medios de subsistencia. Al carecer de ello lo único que se puede hacer es
vender la capacidad para trabajar durante un determinado tiempo y, en función de esto, los bienes
producidos para el mercado podrán medirse a base de trabajo social medio necesario, en cantidades de
ese tiempo real. [112]
-Las sociedades capitalistas poseen industrias de manipulación de las consciencias que producen y
difunden sentimientos de carencia; los estados postcapitalistas utilizan medios parecidos para producir
ideología de aceptación de lo dado. [121]
El lobo que viene (o sobre la fascistización silenciosa)
En los sistemas representativos los desiguales que por definición ya política son políticamente iguales
eligen a sus representantes estatales, al cuerpo de los controladores. Si se hace abstracción de la historia
real, en la cual el pueblo de los “electores iguales” ha sido siempre tan solo una miniatura de la población
dedicada a la reproducción social, y si se prescinde también de los mecanismos que convierten las
elecciones reales en una cavernaria sombra de la idea de elección, se puede pasar directamente a ciertas
relaciones esenciales pendientes de análisis.
En los Estados modernos no todo el cuerpo de los controladores procede directamente de la soberanía de
los iguales desiguales: una parte -los jueces, por ejemplo, en ciertos sistemas políticos; los
administradores, en otros, etc.- se integra en el dispositivo estatal en virtud de cierto mecanismo
predispuesto por la cosa común, por las leyes, que tienen la anuencia de los representantes-controladores.
Estos, según la doctrina tradicional del Estado, de ocupan de los negocios públicos, elaboran directrices
de regulación social.
Para que el Estado subsuma en sí el ámbito de lo público, sin embargo, ha de darse una condición
adicional -sólitamente imperceptible para la reflexión política académica-: que no quede poder político
alguno en manos privadas, que solo el Estado tenga capacidad para regimentar políticamente la sociedad.
[124-125]
-El sistema sociopolítico conoce con amplitud sin precedentes una contradicción interna: exigencia de
producción de masas y consumo de masas, por una parte; por otra, exigencia de desposesión de masas
tanto en el interior de las metrópolis como, fundamentalmente, en la periferia del sistema. Por ello se
combina casi sin solución de continuidad una política de represión preventiva interna e internacional. [152]
-La existencia de un mercado de datos personales informatizados (mercado sui generis: se trata de una
producción anómica, a menudo ilegal, y no siempre intercambiada por dinero), relativos al rendimiento
educativo, económico, al perfil de consumo, etc., ha creado ya algo más que la posibilidad del control
integral de las poblaciones. [154]
-Necropolítica…
-La industria (por abreviar) de la consciencia hace posible unos circenses políticos masivos cuya función
es totalizar el ocio -tan ampliamente forzoso- de la población. Estos circenses pasivizan y privatizan a los
miembros de ésta, fomentan el modelo participativo del espectador y se constituyen como modos
sustitutivos y simbólicos de expresión de las tensiones sociales. [169]
Apuntes de principio y método para la reflexión política en el fin del milenio
-[…] el capitalismo no es una mera economía de trueque, sino de intercambio mediado por dinero, esto es,
una economía en la que hay separación entre los trabajadores y los medios de producción, donde,
consiguientemente, los trabajadores no tienen libertad de elegir si llevan o no sus productos al mercado
porque no pueden producirlos por si mismos. [190]

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