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LA TECNOCUMBIA : ¿integración o discriminación solapada?

Arturo Quispe Lázaro

arturo@terra.com.pe

En la segunda mitad de los 90, asistimos al surgimiento de una


nueva vertiente de la música chicha: la tecnocumbia. Después de
una década en que la chicha ensayó diferentes estilos y surgieron
nuevos epígonos musicales, la tecnocumbia emergió con una
nueva forma de expresar la chicha, con un nombre distinto y una
melodía que inicialmente marcaría distancia de su origen, pero
que como fenómeno musical exteriorizó patrones de continuidad y
ruptura respecto de las versiones anteriores de la música chicha
(Quispe, 2000).

Sin embargo, la tecnocumbia fue concebida por gran parte de la


población de Lima como una música diferente de la chicha por su
ritmo, y sobre todo por tener raigambre amazónica. No tenía la
melodía ahuaynada que caracterizó la chicha andina de la década
de los años 80. La tecnocumbia tuvo una gran aceptación en todo
el Perú y una gran acogida entre la juventud de todos los sectores
sociales de Lima, y se bailó en fiestas de personas procedentes de
distintos sectores sociales y culturales.

No obstante, en la actualidad ha disminuido considerablemente la


aceptación de la tecnocumbia, no se observa el mismo entusiasmo
ni expectativa ante esta música. Más bien existe una suerte de
rechazo y discriminación. Incluso algunas personas niegan su
afición para evitar el escarnio del grupo de amigos, o de las
personas cercanas a ellas. Esta discriminación por la música y
otras expresiones culturales de los migrantes no es nueva.

Desde sus orígenes, la música chicha fue rechazada por algunos


sectores de la sociedad limeña. Se recurría a criterios de
segregación de carácter étnico raciales entrecruzados con los
sociales (música de los migrantes, de los serranos, de los cholos,
de los pueblos jóvenes), o de una manera más «neutra» se han
esgrimido motivaciones estéticas (de ritmo simple, monótono y
melodía ahuaynada). Sin embargo, como señala Gonzalo
Portocarrero, la sensibilidad estética está demasiado impregnada
de racismo. Lo estético sería un motivo que escondería una
apreciación claramente racista detrás suyo, y de manera creciente
el racismo descansa en valoraciones estéticas. (Portocarrero,
1993: 12).

¿Cómo entender la discriminación social y cultural que se ejerce


en contra de la tecnocumbia y de las otras versiones anteriores de
la chicha? ¿Cómo entender el fugaz impacto de esta música
obtenido en Lima y su expansión hacia la juventud de ciertos
sectores sociales medios y altos de la población? ¿Cómo explicar
la vigencia de la tecnocumbia en los sectores populares de la
capital y de provincias, a pesar de la discriminación de los
sectores medios y altos? La identificación de la tecnocumbia con
la chicha, que se hace actualmente, es un indicador que
expresaría que las preferencias, que se ubican en el plano de la
construcción social y cultural del gusto, van más allá del aspecto
estrictamente musical. Nos ubican en las coordenadas de la
discriminación étnico-racial y de clase. Desarrollaremos esta idea
en las siguientes líneas.

LA TECNOCUMBIA: MASIFICACIÓN Y PRESENCIA EN


DIFERENTES SECTORES SOCIALES DE LIMA

El impacto de la tecnocumbia fue desbordante en Lima entre 1999


y el 2000. Las emisoras de radio de frecuencia modulada, hasta
entonces cerradas para las versiones anteriores de la chicha,
incluían en su programación música de este género. Algunos
colegios de gente adinerada amenizaban sus actividades con la
tecnocumbia.1 De manera inusitada, los jóvenes de distintos
sectores sociales manifestaron su inclinación por esta música,
como lo muestra una encuesta de Apoyo. De acuerdo al informe
de Apoyo, la preferencia musical por la technocumbia «el año
pasado no alcanzaba un porcentaje de menciones significativas, y
en sólo un año ha logrado imponerse como un ritmo que goza de
las simpatías juveniles». En promedio, «el 46% de los jóvenes
escucha habitualmente la technocumbia: el sector A: 17%; el
sector B: 17%; el sector C: 44%; el sector D: 60%; el sector E:
56%». Más mujeres que hombres: 51% y 41% respectivamente.2

Del mismo modo, los programas televisivos de los ocho canales


de señal abierta hicieron eco de la preferencia del público,

1
“En un colegio de Monterrico se tocó tecnocumbia en una kermés. El año
anterior se tocó rock y salsa. La música de Euforia, Agua Marina y Rossy War
hacía bailar a la concurrencia mayormente juvenil. Mucho niños de colegios
caros de Lima conocen y disfrutan con la música de Rossy War. Y su estilo
tienen ecos en otros países”. En El Dominical. El Comercio, Domingo 19 de
setiembre de 1999, pp.10-11.
2
Apoyo, Opinión y Mercado S.A: Perfil de la Juventud. Lima, abril del 2000. p.46.

2
abordando el tema de la tecnocumbia e invitando a grupos y
cantantes de este género.3 Fue la época de mayor esplendor de
esta música. Su impacto entusiasmó a los sectores juveniles de
ambos sexos, creándose gran cantidad de agrupaciones
musicales en diversas ciudad del país (Quispe, 2000: 128). La
nueva vertiente de la música chicha, la tercera, surgió con nuevos
bríos, con nueva presentación, nueva coreografía y nuevos
epígonos, donde las mujeres, los jóvenes y adolescentes
cumplieron un rol protagónico.

La rápida propagación de la tecnocumbia a nivel nacional y la


preferencia de un vasto sector de la población de Lima, sin
distinción social, étnica o de género, se debería a la confluencia
de un conjunto de factores que hicieron de la tecnocumbia la
preferida del público. En el plano musical, fue la melodía el
elemento nodal que le confirió una gran acogida. De sonoridad
agradable y meliflua, la tecnocumbia es cercana al estándar de la
música tropical internacional, pero con una melodía que deja
entrever la mixtura producida con la cultura de cada región.
Además, se han incluido nuevos instrumentos musicales como el
teclado y el órgano, que reemplazan a la guitarra eléctrica. Otro
elemento adicional es su temática, hedonista y alegre, sin atisbos
de melancolía ni rasgos de contrariedad con su entorno social,
como sí los tuvo la versión anterior de la chicha, la andina. Otro
elemento es el atuendo y vestimenta de las cantantes y bailarinas
y la coreografía musical. Se trata de un revestimiento de
sensualidad a partir del uso de prendas breves y ajustadas
(pantaloncitos muy ceñidos al cuerpo de las mujeres, los tops a
modo de corpiño, los bikinis de las bailarinas, etc.) y de
movimientos corporales durante el baile de las coristas (el
contoneo de las caderas). Todo ello complementa el plano
musical, auditivo y visual del fenómeno.

En el plano cultural, la tecnocumbia nos acercó a la amazonía.


Su origen es amazónico. Las iniciadoras y exponentes de este
género fueron dos mujeres que provenían de aquella zona: Rosy
War y su Banda Kaliente y Ruth Karina del grupo Euforia. Sin

3
Las diversas agrupaciones tecnochicheras como Rossy War y su Banda
Kaliente, Ruth Karina, el grupo Euforia con Ana Kohler, Ada y los Apasionados,
y otros; así como Agua Marina, Armonía 10, han participado en los diversos
programas de los canales de televisión de señal abierta como: los talk show
«Maritere» del Canal 2; «Laura en América», de Canal 4; «Mónica» del Canal
5. También en programas de espectáculo como «Magaly Medina» del Canal 2;
también en Canal A; en especiales del canal 9; y en el canal musical, canal 15.
Programas musicales, la muy reconocida «La movida de los sábados» de
Canal 5; «El Show de Coco Giles»de Canal 2, etc., etc. (Quispe, 2000:120).

3
embargo, se extendió hacia otras regiones, en el norte, el centro y
sur del país, ampliando su cobertura, matizando su origen y
enriqueciendo el género. Se crearon numerosas agrupaciones de
diversos estilos y sonidos por todo el país, principalmente en las
ciudades de Piura y Chiclayo, en el norte; Lima y Huancayo, en el
centro; Ayacucho y Puno, en el Sur; y Amazonas, Iquitos y
Pucallpa, en el Oriente. (Quispe, 2000: 128).4

En el plano social, los cultores de este movimiento musical pan


nacional son en lo fundamental los y las adolescentes y jóvenes
de la tercera generación de migrantes provincianos radicados en
Lima, así como aquellos provincianos y provincianas de distintas
partes del país. Es un movimiento eminentemente juvenil. En cada
una de las regiones del país adolescentes y jóvenes, en su
mayoría varones entre 16 y 22 años, han formado sus propias
agrupaciones expresando musicalmente el sentir del nuevo
contexto de cambios social y cultural por el que atraviesa el país y
el mundo.

La incursión de las mujeres ha sido importante en el inicio y en la


propagación de la tecnocumbia. Ellas han asumido un rol
protagónico al interior de este género y han formado sus propias
agrupaciones, lo que no había ocurrido en las versiones anteriores
de la chicha. Esto generó un gran impacto en todo el Perú, y
especialmente en Lima.

La tecnocumbia adquirió un gran impacto en todos los sectores


sociales de Lima y se expandió a nivel nacional, convirtiéndose en
un gran movimiento transocial con la presencia de grupos
musicales que provenían de las diversas culturas de cada región
del país. Ello sería un indicativo de la confluencia de las diversas
culturas.

Sin embargo, en el presente la sintonía y preferencia por la


tecnocumbia ha disminuido en los sectores medios. Su reducto
actual está en los sectores populares de la gran Lima y en las

4
En sus inicios, la tecnocumbia era identificada con una melodía
ostensiblemente amazónica, por lo cual no dudamos en denominarla chicha
amazónica. Posteriormente su impacto se extendió hacia otras regiones del
país, ampliando su cobertura melódica de influencia caribeña, ecuatoriana y
andina, creándose nuevas agrupaciones de tecnocumbia en todo el país. Pasó
de ser chicha amazónica a chicha globalizada (término por defecto, a falta de
uno mejor que incluya la diversidad), en la que confluyen todas las vertientes
musicales de todas las regiones del país y sus respectivas fusiones en cada
región. Llamada también chicha moderna o simplemente tecnocumbia. Las
unifica su melodía techno, su vertiente tropical, las fusiones con las tradiciones
culturales y musicales de cada región, con su origen popular.

4
provincias, como lo están las versiones anteriores de la chicha. La
tecnocumbia estaría atravesando por una suerte de rechazo y
discriminación.

LA TECNOCUMBIA: ¿INTEGRACIÓN O DISCRIMINACIÓN


SOLAPADA?

En Lima, durante los años de mayor sintonía de la tecnocumbia –


1999-2000– algunos sectores de la población, comunicadores y
académicos tendieron a diferenciarla de la chicha. Se la
consideraba como un nuevo género musical distinto de la chicha,
debido a ciertas características señaladas líneas arriba, por tener
sus raíces en la amazonía y por la ausencia de melodía andina.
Las influencias melódicas de la tecnocumbia provenían de Brasil y
de países caribeños. La vertiente andina, en los inicios de la
tecnocumbia, estuvieron ausentes.

Sin embargo, hoy la tecnocumbia es identificada por algunos


medios de comunicación escrita tales como los diarios populares
(El Chino, El Men, etc.) y parte de la población simplemente como
chicha, y a los que la practican los llaman «chicheros o
chicheritos».5 La tendencia de separar la tecnocumbia de la chicha
se dirigía más a un nivel formal, al epifenómeno de las diferencias,
que sí eran evidentes (la melodía edulcorada, la inclusión de
nuevos instrumentos musicales, un nuevo nombre, etc); pero no
así a un nivel más estructural, el de la matriz cultural que
caracteriza la creación de la música chicha en sí (la fusión, el
sincretismo de culturas musicales diversas, su adecuación a las
nuevas circunstancias de la época, a un nuevo contexto
sociocultural, y su difusión en un circuito creado estrictamente por
la música chicha, etc.). Es decir, se buscaba «evitar» contaminar
una tendencia musical cuya cobertura llegaba hasta los sectores
medios con una música que se ligaba con la tradición andina y que
de por sí estaba revestida de una connotación negativa.

Ciertamente, la tecnocumbia se ajusta más al gusto medio del


criollo occidental costeño, tradicionalmente anclado en los
sectores medios y altos de Lima, presente –como diría García
Canclini– como un poder diseminado en toda la capital. Ese
hecho le permitió ingresar a todos los medios de comunicación
5
«No me hables de ‘chicheritos’, allá tú si te gusta los Skandalo, los Zona
Franca. No me hables de ellos». Dos adolescentes mujeres de sector medio de
Jesús María conversando sobre preferencias musicales. 11 de marzo, 2002.
Desde hace ya un año los diarios populares denominados «chicha» han
calificado a los grupos juveniles de la tecnocumbia como «chicheros o
chicheritos».

5
masiva (hablada, televisiva y escrita) concitando gran expectativa
en la ciudad, al punto de convertirse en un movimiento masivo y
transocial.

Sin embargo, hay un conjunto de factores que explicarían la


quiebra en la aceptación de la tecnocumbia. A nuestro entender, el
de mayor importancia radica en que la tecnocumbia también se
haya teñido de lo andino e identificado con lo popular. La masiva
difusión de la tecnocumbia generó la creación de otras
agrupaciones de tecnocumbia de tendencia andina, así como
agrupaciones de las vertientes anteriores de la chicha asimilaron
lo nuevo de la tecnocumbia y se reciclaron sin abandonar su
característica como grupo. Así mismo, el circuito de realización de
la tecnocumbia, es decir el de la producción musical, de la
circulación y distribución de esta música, se hizo en el mismo
circuito que desde hace tres décadas ha logrado construir la
música chicha en los sectores periurbanos: un espacio distinto y
alejado de los sectores medios y altos, lugares donde difícilmente
había una presentación en vivo de los cultores de la tecnocumbia.6

Por ello, aquel boom y expectativas por la tecnocumbia


diminuyeron notoriamente (aproximadamente desde el año 2001)
y aquella separación inicial que se hiciera entre tecnocumbia y
chicha desapareció. La apertura original se convirtió en una nueva
restricción. La admiración de aquellos años se trocó en una
discriminación solapada expresada en burla, silbidos de
reprobación y bromas de sanción social.

Dentro de este movimiento, los más afectados por las nuevas


circunstancias por las que atraviesa la tecnocumbia fueron
aquellos denominados «grupos juveniles» de la tecnocumbia,7 y
6
Recordemos que un grupo de tecnocumbia fue discriminado en una
presentación artística. El sábado 11 de noviembre del 2000, el grupo de
tecnocumbia Zona Franca fue impedido de cantar en una función benéfica que
se desarrollaba en el Centro Comercial Jockey Plaza. El argumento para
impedir su participación fue que este lugar –sector social alto de Lima– no es
público para la tecnocumbia. El representante legal del grupo señaló que «el
hecho se produjo justo cuando estaban a punto de subir al escenario, en que
se les negó el permiso para hacerlo, indicándoles que en dicho local no se
admitía la tecnocumbia». Diario El Chino, «Botan a patadas a Zona Franca de
Show». Martes 14 de noviembre del 2000, p.7.
7
Estos son grupos que se crearon a la usanza de los grupos argentinos y
mexicanos, y merced a la popularidad que adquirió la tecnocumbia. Son
jóvenes de la tercera generación de migrantes, provenientes de los sectores
medios de Lima y Callao, cuyos objetivos están mediados por un interés
comercial, musical, búsqueda de fama y reconocimiento, aprovechando la gran
sintonía que ostentaba la tecnocumbia. Algunos de estos grupos actualmente
ya no quieren ser denominados así; incluso se han separado de sus grupos,
han formado otros y han cambiado de género musical; algunos otros han

6
los jóvenes varones y mujeres que aún gustan de esta música.
Los calificativos que se les endilgan son los mismos que se
utilizaron para referirse a las versiones anteriores de la música
chicha y a los chicheros.

A pesar de la disminución de la popularidad de la tecnocumbia en


algunos sectores de Lima, y aún con la exclusión y discriminación
que ya empezó a experimentar, la tecnocumbia sigue teniendo un
gran impacto en los sectores populares de la gran Lima8 y en las
provincias del país.9 Actualmente en Lima emerge una nueva
hornada de la tecnocumbia desde las propias canteras de la
música chicha –de sus tradiciones anteriores–. Se trata de grupos
que han remozado sus planteamientos merced a un nuevo
contexto social y cultural. Están ahí los legendarios Ecos, el grupo
Guinda, Maravilla, Alegría, etc. Se trataría de una modernización
de la chicha.

Si bien el nuevo contexto social y cultural impulsado por la


internacionalización del mercado, la innovación tecnológica y la
renovación de las expectativas abrió la posibilidad de una
reconfiguración los patrones culturales inclusivos, al parecer estos
esfuerzos aún son insuficientes para lograr una búsqueda de la
interconexión de la diversidad cultural. Dado que, en concreto, la
discriminación social y cultural hacia la tercera versión de la
música chicha, la tecnocumbia, nos indicaría que aún prevalecen
los mismos criterios de exclusión social y de discriminación cultural
hacia las otras expresiones de la cultura distintas de la criolla
costeña, donde los factores de etnicidad y clase aún persisten y
elaborado algunas de sus producciones musicales en otros géneros de
música.
8
El 7 de octubre del 2001, se llevó a cabo el Encuentro multitudinario de la
Tecnocumbia, evento realizado en el Parque Zonal Huayna Cápac del distrito
de San Juan de Miraflores, al sur de Lima. Asistieron más de 40 mil personas,
entre niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres. Participaron los siguientes
grupos musicales: Ruth Karina, Alma Bella, Nilbert Aguilar, Armonia 10, Agua
Marina, Ernesto Pimentel, Los Ecos, Los Ronish, Néctar. Fue organizado por
Radio Inca y TIM, telefonía celular. En abril del mismo año se realizó una
concentración similar en el Parque Zonal Wiracocha del distrito de San Juan de
Lurigancho, al este de Lima. En esa oportunidad asistieron más de 30 mil
personas. Como el reportaje de Andrea Llosa sobre «La música chicha, trago y
desenfreno», esto demuestra que el movimiento sigue siendo disfrutado
masivamente en diversos locales de baile ubicados en los sectores populares
de Lima. Reportaje en el Programa Panorama de Panamericana Televisión,
canal 5. Domingo 25 de marzo del 2002.
9
Ruth Karina, una de las iniciadoras de la tecnocumbia, señaló que este género
sigue siendo reclamado en el interior del país: «No sé por qué la gente se
empeña en indicar que la cumbia está muriendo, cuando todos los que
sabemos de música coincidimos en que nunca dicho género morirá. Si bien su
sintonía ha bajado en Lima, en el interior del país sigue siendo reclamado». (El
Chino, 8 de octubre del 2001.

7
los mecanismos de segregación social y cultural se hacen
evidentes en ciertos sectores de la población de Lima.

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