Está en la página 1de 59

LA BALSA DE LA MEDUSA

ENSAYOS SOBRE IDENTIDAD, CULTURA Y FIN


DE SIGLO EN URUGUAY
Colección DESAflOS

Esta serie se propone desafiar a una reflexión abierta,


pluridisciplinaria y centrada en el cambio necesario
para lograr una sociedad justa y a su vez enfrentar el
desafio que los cambios plantean.

Se ha publicado en esta colección:


LABALSA DE LA MEDUSA
La crisis del socialismo de estado y más allá ENSAYOS SOBRE IDENTIDAD, CULTURA y FIN
de Rodrigo Arocena DE SIGLO EN URUGUAY
Identidad uruguaya: ¿mito, crisis o afinnacíón?
compilación de Hugo Achugar y Gerardo Caetano HUGO ACHUGAR
Signos reales del Uruguay imaginario
de Fernando Andacht

Ilustración de carátula:

l.a balsa de la Medusa


Géricaú.lt, 1819 (fragmento)

© 1992, Ediciones Trilce


Misiones 1408
Casilla de Correos 12203
11300 Montevideo, Uruguay
Tel. fax. 95 39 50 EDICIONES

ISBN 9974-32-044-5 TRILCE


F CoNfENIDO
~1 ¡o
.A~5
\99 ;t

ADVERTENCIA 9

URUGUAY, EL TAMAÑO DE LA UTOPÍA 11

DE FIN DE SIGLO A FIN DE SIGLO 29

FIN DE SIGLO: POSTMODERNIDAD Y POSTDICTADURA 37

¿PERO HAY UNA MANERA DE SER URUGUAYO? 55

ESPACIOS CULTURALES 69
LA ESTÉTICA DE LA ORDINARIEZ
(o !A ORDINARIEZ COMO VALOR) 79
HAcrA UNA PEQUEÑA GRAN CULTURA 85

EL RESIDUO 91

FINAL 97
APÉNDICE:
TRANSFORMACIONES CULTURALES
EN EL URUGUAY DE FIN DE SIGLO 101

t<iorth-.:;_,,..,.,,
,1.,/i;íílíi;j),i..Ji:o..:,ry
u.,;v.,..,;y "' 11.'ilami
a Matilde y a Juan porque me dieron un país
a María porque Uruguay le duele
v-
T al como Pablo Harari me planteó el •desafío,,, hace casi un año, lo que
sigue es, apenas, un ensayo de opinión cultural, un conjunto de re-
flexiones que intenta estimular y provocar otras reflexiones. No se trata, sin
embargo, de una reflexión sistemática aunque si desarrollada a lo largo de estos
últimos años. Evidencia de esa labor pasada es que algunos cap!tulos recogen,
parcialmente, ensayos publicados con anterioridad en distintos semanarios y
revistas. Algunos fueron totalmente reescritos y otros especialmente
redactados para esta ocasión.
Lo que el lector o la lectora se dispone a leer no es un estudio académico
sobre la cultura uruguaya. No se trata de una lectura •científica• de la o las
culturas uruguayas ni tampoco de una auscultación del futuro. Es una opinión,
una más, nada más y nada menos. El muy académico estudio s6lo será
realizable con la acumulación de trabajosparciales de muchos individuos que,
en el mejor de los casos, recién está comenzando. ~l ensayo de futurología o
de prospectiva, factible en otras áreas, tampoco es viable en relación con el
universo cultural por lo escaso de los datos que hoy poseemos. Es muy posible
que otros valoren los «hechos, o los ,fenómenos• en este ensayo aludidos de
diversa manera -ojalá así sea-, y que incluso tomen en cuenta elementos que
este ensayo deja de lado u •olvida, y que permitirían nuevas opiniones.
En todo caso, dado que, además de otros pecados mayores, he cometido el
de publicar poesía, el lector o la lectora siempre puede descartar las páginas .
siguientes como si se tratara de algo anodino o fútil; es decir, de poesía. O
puede, también, desecharlo, como si se trataradel delirio de un poeta¡ es decir,
del despreciable e inútil divague de un especimen en proceso de extinción,
Parafraseando a Raymond Williams podría decir que cultura es una de las
dos o tres palabras más complicadas de nuestro idioma. La noción de cultura
que manejo es cercana-sólo vecina de barrio-a la usada ep.las ciencias sociales
y en los estudios culturales y alejada-apenas habita el mismo continente- del
uso antropológico y del belleletr!stico. Por cultura no se entiende el universo
de las bellas letras y las bellas artes, o mejor aun, no únicamente ni
privilegiadamente esas artes.

9
Hay una tradición académica y t3.mbién coloquial que tiende a identificar URUGUAY, EL TAMAÑO DE 1A UIOPÍA
cultura con ilustración o información. En algunos casos se distingue cultura
ilustrada de cultura popular (incluso hay quienes distinguen entre cultura
popular y cultura urbana, cultura popular y cultura de masas) pero en muchos
casos parecería haber un sobrentendido juicio de valor en favor de la llamada
•alta•, ,verdadera• o •ilustrada•.
Cultura, tal como se la emplea en este trabajo, es algo similar en parte a la
noción de imaginario social y de imaginación simbólica y, por Jo tanto, incluye
desde las artes hasta la forma de utilización del espacio cotidiano. Otra noción
de la que se parte es la de nación como comunidad imaginada (Benedict
Anderson). El imaginario social (Cornelius Castoriadis, aunque usado de un
modo muy libre) y el imaginario simbólico constituyen, de cierto modo, la Rousseau hablaba ya de las culturas inadecuadas: por ejem-
cultura de una sociedad, de una comunidad interpretativa (Stanley Fish). Y por plo, intentar el desarrollo de una cultura de gran nación en una
supuesto esto es realizado no sólo por quienes hacen poemas, esculturas, pequeña nación. Siendo la nuestra una pequeña nación, es error
sinforúas y candombes sino también por aquellos otros que realizan tanto terrible querer implantar aquí la cultura según el ritmo de las
discursos políticos como publicitarios. Es esa dimensión imaginaria, simbólica naciones grandes ...
de la cultura uruguaya lo que me interesa, algo cercano al modo como se
expresan algunas mentalidades, aunque no implica el estudio de las Emilio Oribe
mentalidades. En suma, se entiende por cultura en este ensayo las estructuras
de pensamiento y de sentimiento pero en función de su formalizació O:o de su ...nadie advirtió que elgigante era en primer lugar un político
expresión simbólica. Expresión que muchas veces se realiza a través de objetos y no un .filósofo, (. ..) Además en el irredimible optimismo que
o de discursos orales sin registro lingüístico. No se trata de un ensayo global de caracteriza los actos de los liberales racionalistas, no sepensó en
todos los aspectos de la/las culturas en Uruguay. En todo caso la reflexión los peligros que entraña servir a un pueblo joven la utopía en
global y totalizante, además de estar bajo serio cuestionamiento, es tarea que bandeja. úJs tradiciones que eran pocas y no muy buenas, se
sobrepasa, por suerte, lo individual. faeron por la borda; se nos enseñó a reímos de ellas.
Por último y para reiterarlo una vez más, el presente libro pertenece a ese
tipo discursivo conocido como «ensayo..; es decir, esa forma libérrima d"ela Arturo R. Despouey
escrituraque no aspira al conocimiento cintífico ni tiene, como dice el DRAE, «el
aparato ni la extensión que requiere un tratado completo sobre la misma
materia».Es una escritura o un acto que pretende pesar algo -del latín tardío
exagium----; una escritura que en este caso está, la mayor parte de las veces,
D icen que Utopo-el célebre rey que fundara el maravilloso reino del que
da cuenta Tomás .Moro-, antes de establecerse en el cuarto creciente de
luna que vendría a ser conocido Como la isla dé Utopía, visitó estas tierras
regida por el ritmo de la palabra más que por la música de las ideas. Una nuestras, todavía deshabitadas, al oriente del río Uruguay. Dicen también que
escritura vinculada más con la creación que con la semiología -salvaje o no-, decidió no establecer en estas orillas su reino por estar demasiado cerca de otras .
más con la poesía que con los estudios académicos sobre la cultura. mucho más ricas y extensas y no tener el gigantismo adecuado a su ilusión.
Dicen, además, que a pesar de todo regó ríos, arroyos, cañadas, bañados y
corrientes de agua-entonces corrientes, puras, cristalinas-, con unas extrañas
Hugo Acbugar semillas que producen sueños perseverantes y alucinaciones perversas. Sue-
Montevideo, 30 de setiembre de 1992 ños curiosos, como suelen ser siempre los sueños. Sueños de grandeza y, sobre
todo, aspiraciones a fundar si no un país, un Estado perfecto. Alucinaciones
perversas que convertían la condición de frontera en un estado de amortiguado
bienestar. Alucinaciones y sueños que permitían creer que como estas tierras
no hay, así como también pensar que estas tierras eran la utopía servida en
bandeja.
10 11
Esta poco conocida tradición del rey Utopo -que fuera recogida por la Toda esta historia, sin embargo, apunta a otra cosa. Apunta a un presente
siempre cuidadosa historiadora Josefina Péguy en el siglo pasado'-, podría donde la sociedad en su conjunto y en particular las instituciones culturales del
explicar algunas de las características centrales de estas tierras nuestras y de sus país se han anquilosado. Apunta, en definitiva, a la esclerosis del presente.
habitantes. En especial, su insólita perseverancia en tratar de construir un país Apunta a la condena que Utopo, involuntariamente, impuso al futuro Uruguay.
de sueño a la sombra de dos gigantes; su permanente vocación de periférica Es decir, apunta a esos sueños y a esas alucinaciones que se posesionaron
frontera. monopólica e intolerantemente de la totalidad del territorio. El "pequeño país
Pero Utopo había advertido otros aspectos de la región. La excelente frontera• fue uno, rígido, centralizado. Floreció entonces el poder de aquellos
condición de sus costas podría convertir al país en un gran puerto para la región que desde su sillita tenían toda la verdad y eran dueños de vidas y haciendas.
y consolidar su condición de país frontera o, como habría de decir años más Tanto mayor su poder cuanto más pequeña y monopólica fuera su oficina, su
tarde un irónico bardo, de país esquina. El rey decidió no fundar su reino, a sillita, su escuálida chacra.
pesar de estas cualidades y de las que sus pastos auguraban a futuras gana-
derías, por entender que ellas necesitaban de una apuesta a muy largo plazo y URUGUAY, PEQUEÑO PAls fRONIERA
el rey Utopo era un cortoplacista que quería alcanzar la utópica felicidad de
inmediato. No previó, el pobre Utopo, que las semillas del sueño y de la Uruguay es un país pequeño y es un país frontera. Es dificil ser pequeño.
alucinación que legaba a los futuros habitantes iban a generar la confusión de Peor es ser pequeño y saberse frontera. Peor aun saberse pequeña frontera
creer que una vez logrado algo la labor termina. Dicho de otro modo, no previó entre dos gigantes y quizás todavía peor sentirse petizo.'
que los futuros habitantes -conocidos luego como uruguayos- iban a conside- No es lo mismo un país pequeño que un país petizo o un paisito.' El •paisito•,
rarse satisfechos durante mucho tiempo consigo mismos y con sus ricas -el origen del nombre no está totalmente determinado aunque parecería haber
pasturas y que iban a adormecerse en sus magros laureles. sido originado por el Pepe Guerra en una canción de los Olimareños-, más que
Utopo, en cierto modo, no se equivocó. La pequeñez del país y su condición un modelo cultural fue o es un estado de ánimo. Y esa ha sido hasta ahora la
de frontera han signado su historia. La relativa dinámica del país permitió formulación implícita más cercana al espíritu de .,Jopequeño es hermoso-. En
durante cierto tiempo alentar algunas esperanzas. Pero a pesar de esto y desde cierto modo, cabe también aquí lo señalado por Luis Pedro Bona vita acerca del
hace cerca de medio siglo, el pafa, antaño abierto a migraciones lejanas y "colorcito del país".' Ese "colorcito del país• de que habló Luis Pedro Bonavita
cercanas, entró en una suerte de inmovilismo y dejó de renovar su sangre y su tiene que ver con ese estado de ánimo, con esa ~actitud humana" que alienta en
cultura. 2 Si en el siglo XIX el país miró con insistencia hacia afuera y vivió los
avatares de los Estados lirrútrofes, en el siglo XX pareció optar por una suerte 3. uPaís petizo,. es una categoría, por lo menos, que }X)<lríaser considerad.a poco
de «débil aislamiento•. Encerrados en la endogamia y aplastados por sus •académica• ya que cómo sería posible utilizarla fuera del caso de Uruguay. Algo de
vecinos, los uruguayos creyeron, aldeanos vanidosos, que su país era el esto planteó el historiador Femando Devoto en su relatoría al Seminario sobre
mundo. Despreciaron a los extranjeros -sobre iodo a sus primos hermanos •Identidad nacional: memoria, presente y proyecciones- (Véase Identidad uru-
latinoamericanos y a los más lejanos orientales de Asia- y proclamaron que guaya ¿mito, crisis o afirmación? Comp. Hugo ·Achugar y Gerardo Caetano, Edi-
cionesTrilce, Montevideo, 1992). La categoría de «país petizo-ha sido pensada para
como Uruguay no había. Poco a poco, la idiocia propia de las reproducciones
una cierta mentalidad presente en Uruguay pero creo que sería efectiva en otros
endogámicas, los fue debilitando hasta alcanzar un presente de territorio y
países ya que la megalomanía y derivados no es una propiedad exclusiva aunque
vacas enflaquecidas. Eso sí, todo con su correspondiente certificado y apro- sí muy característica del nuestro. Alcanzaría con estudiar la historia de las menta-
bado por todos los jefes de despacho, comités, consejos, claustros y asambleas lidades de otros •países pequeños• para ver su efectividad. En todo caso, y eso es lo
correspondientes. que me importa, funciona para describir una mentalidad y una perversión precisa
en el caso de Uruguay. ·
4. El modelo de país pequeño con que se ha considerado a Uruguay, tanto a nivel
l. Respecto de Josefina Péguy véase lo indicado por Matilde Azaro la Gil en Los orí- económico y financiero como a nivel tecnológico y productivo, debería servir de
genes de la Villa de Pando, Barcelona, Maucci, s.f. y también Tomás de Mattos en base para una reflexión sobre las características de la producción cultural del país.
Historiografía liberal y caudillismo en el siglo XIX, Tacuarembó, Ediciones del El tema plantea dos aspectos: uno, no considerado en esta oportunidad, referido al
Frigorífico, 1990. aspecto económico, industrial o comercial de la producción cultural; otro, el de la
2. Sobre esto Germán Rama ofrece algunos datos interesantes en La democracia en producción cultural a nivel simbólico o del imaginario.
Uruguay, Cuadernos del Ria!, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1987, 5. LuisPedroBonavita, en Crónica general de la nación(1958), citado por Carlos Real
pp. 17-18. de Azúa, Antología del ensayo, Tomo 11,I?·366 y ss.
12 13
la pequeña dimensión del país. 6 La resignada y humanista perspectiva de Fácil es hacer el cálculo de las que abortan clandestinamente,
Bonavita produjo en 1958 el •colorcito del país• y la nostalgia por el lejano país ilustrando de ese modo nuestra anémica estadística. Varias par-
perdido durante la dictadura, el •paisito•. teras nos han manifestado que concurren a su domicilio men-
Pero ¿es el país pequeño o tenemos una mentalidad pequeña' ¿Cuál es el sualmente, como término medio treinta pensionistas, de las
horizonte desde el que se piensa? La mentalidad badlista pareció ofrecer el cuales veinte son señoras y las restantes señoritas. 11
horizonte de la oficina como el único micro-espacio específico y apropiado al
país pequeño. Manuel de Castro y Mario Benedetti desde la literatura ilustran, Más adelante en el mismo texto, Julio Herrera y Reissig cita las siguientes
a distintas alturas del siglo y (del esplendor y la miseria) del Uruguay badlista, palabras de una partera: •La mitad de las mujeres que hoy figuran en Monte-
este horizonte del •pequeño funcionario-. La canción de los pequeños círculos video me deben la vida, la salvación de su honra«. Pero la endogamia, en el
y de los grandes horizontes, más que expresión del espiritualizado y refinado enrarecido medio de la familia uruguaya, no refiere sólo a las relaciones de
decir de un poeta, sonó entre nosotros como la divisa con quelos uruguayos, sangre y raza. Refiere también al intercambio y a la mezcla de ideas. Abrirse a
en especial los del siglo XX, han/hemos encarado la vida en sociedad. Los Europa pudo ser, en la superficie, el modo que algunos tuvieron para salir del
pequeños círculos pero también los pequeños horizontes; los grandes círculos cerco endogámico o el que los inmigrantes tuvieron por nostalgia del origen.
de nuestras llanuras semidesiertas fueron vistos y representados desde la El problema es que se abrían a lo europeo familiar, conocido; en definitiva, se
estrechez de la oficina urbana y, más exactamente, capitalina. La representa- trataba de una endogamia transatlántica. El carácter de •pueblo trasplantado•,
ción del espado en nuestros pensadores, y también en nuestra literatura, ha para recordar la problemática expresión de Darcy Ribeiro, que también tuvo
estado herida desde siempre por el sentimiento de la pequeñez traducido en Uruguay, reforzó esa tendencia a lo intrafamiliary la desconfianza hacia lo que
el sentimiento de lo petizo. venía de fuera de la tribu. Tentado por la endogamia y por la nostalgia de una
El •país petizo- no es el país pequeño. El •país petizo• es una variación Europa que no éramos, Uruguay fue construyendo su autoimagen.
enferma de la pequeñez. El •país pequeño• puede o podría ser otra cosa. Hay, El Uruguay autoimaginado como el •campeón cultural" de América es
sin embargo, riesgos o experiencias comunes a ambos modelos: en particular, producto del país petizo. Un país petizo que tiene por vecinos a dos gigantes.
la experiencia de la endogamia. El •país petizo• -y en menor medida, el •país Un país que necesita compensar, de alguna manera, su vivencia de inferioridad;
pequeño-- corre el riesgo de la endogamia. La pequeñez uruguaya tiene que es decir, el sentir su realidad física como una minusvalía y recubrirla de
ver con múltiples factores; desde la política inmigratoria impulsada por los soberbia. Curiosamente, este comportamiento, imperante durante muchas
distintos gobiernos en lo que va del siglo,' hasta la emigración, fenómeno que décadas y todavía presente en algunos sectores de la sociedad uruguaya, no
si es particularmente importante a partir de los sesenta existía desde mucho pudo desarrnllar la idea de «lopequeño es hermoso«, _asumiendo de esa manera
antes.• Endogamia reforzada por el hecho de ser un país pequeño a nivel su propia condición con orgullo -no con soberbia- y sin otros mecanismos
demográfico' y el casi nulo establecimiento de inmigrantes desde hace largo compensatorios.
tiempo;'° sin descartar el problema de la baja natalidad y del aborto en nuestro El •país petizo«, sin embargo, a la vez que se aútoproclamaba el más culto
país. Al respecto, no deja de ser llamativo el hecho de que Julio Herrera y Reissig de las Américas y se ponía de espaldas a América Latina se preocupaba por
a comienzos del siglo haya dicho:
6. Bonavita, op. cit., pp. 366 y 367. función de aquellos inmigrantes que entraban por el puerto de Montevideo. Sin
embargo, la propia condición fronteriza que facilita la salida de los uruguayos
7. Es interesanterecordar la discusión sobre inmigración en la década de 1930 en el
parlamento nacional, asi como los decretos que sobre el tema aparecieron en esa posibilitó también el ingresode argentinos, brasileños y paraguayos. En relación
ép:>ea. Se podrá ver cómo en esos años existía un fuerte sentimiento racista; se con el establecimiento de brasileños, en particular estancieros riograndenses, en
hablaba por ejemplo de •pueblos degenerados o enfermos• con relación a los países Uruguay véase: uJohn Charles Chasteen, Background to Civil War: Toe Process of
asiáticos. Land Tenure in Brazil's Southern Borderland, 1801-1893·, en HAHR Ofispanic
8. Véase lo anotado por Julio Martínez Lamas, citado por Carlos Real de Azúa, ob. cit., AmericanHistoricalReview), 71:4,1991, pp.737-76o. El tema de la presencia de los
pp. 77-78. habitantes de los otros países del Mercosur en Uruguaya lo largo de nuestra historia
9. La escasa población fue explicada en el pasado, según recuerda Julio Martínez está marcado, corno es sabido, por los avatares políticos de la región y no necesaria
Lamas, por Andrés Lamas con la frase -la ganadería crea riqueza pero impide la ni exclusivamente por los económicos.
población•. Por su parte, Martín C. Martínez sostuvo que «la población no es escasa 11. Julio Herrera y Reissig, •Cachondez parturiente. Aborto filarmónico-, en La
por el latifundio sino que hay latifundio porque la población es escasa-. cachondez, manuscrito inédito generalmente entendido corno parte de Los nuevos
10. El tema de la inmigración en Uruguay ha sido estudiado, fundamentalmente, en charrúas conservado en el Archivo de la Biblioteca Nacional de Montevideo,
transcrito por Nilo Berriel y Carla Giaudrone.
14
15
-------------------- --

saber cómo eran las cosas en otros lados. Aunque no cómo eran entre los décadas la crisis del cine haya obligado a los uruguayos a sustituir cine por TV
vecinos ya que, como es sabido todos los gigantes son tontos, sino cómo eran y/o video no cambia lo sustancial de. lo señalado por Despouey. Incluso cabría
,las cosas• en los pa!ses lejanos. Así, estábamos enterados (o por lo menos decirse que ya ni siquiera se consume toda lá producción importante del
aquellos uruguayos tenían la ilusión de estar enterados) de cómo era la cultura mundo (si es que por mundo entendemos el planeta y no Occidente).
de los países europeos que •importaban•, los otros -incomprensibles y aleja- La supuesta información y erudición de los uruguayos acerca (de parte) de
dos- países de Europa eran -en su insignificancia y en su bárbara lengua-, la cultura del primer mundo (¿será necesario todavía aclarar que siempre se ha
demasiado parecidos y demasiado distintos a nosotros. La fundamentación tratado de una minoritaria fracción de los uruguayos?) era/es la expresión de
para ello partía de que éramos básicamente europeos, mediterráneamente una sociedad periférica sometida a las decisiones de la industria y del comercio
europeos; europeos trasplantados o europeos periféricos. Europeos y distin- cultural tanto nacional como internacional. Las múltiples opciones diversas de
tos, preferirá decir Servando Cuadro, a finales de la década del cuarenta: que habla Despouey en relación con el primer mundo subrayan el tamaño de
nuestra cultura. El tamaño y su ubicación. La cultura uruguaya era (y lo sigue
...el Uruguay es un país DISTINTO,tal vezelmáseuropeo pero, siendo) una cultura de la periferia. Nuestra inforrrtación acerca de la vida y las
indiscutiblemente, no obstante su pequeñez, uno de los más culturas metropolitanas indica nuestra ubicación en el mundo más que el valor
cultos y, especialmente, uno de los más SERIOS,responsables y absoluto de nuestra cultura. La sofisticada cultura uruguaya erala cultura de una
organizados. Igualmente, uno de los de mejor PRESTIGIO ..." (El élite en la periferia. La periferia de otras periferias; Buenos Aires, en definitiva,
énfasis es de S. Cuadro.) también está en los márgenes del primer mundo.
Por otra parte, la supuesta extendida y enorme cultura de los uruguayos no
Pero en otro sentido, el «estarenterados»erala evidencia de nuestrapobreza ha sido, en el mejor de los casos, sino una hiperbolización de una realidad
cultural. Así lo sugirió Arturo Despouey un poco más tarde, hacia finales de la propia de cierta élite montevideana o montevideanizada extendida de modo
década de los cincuenta, al ofrecer otra imagen; una vez más, dicho sea de paso, imperial alconjunto de la sociedad. Incluso, en más de una oportunidad se trat6
con la clásica reducción de Uruguay igual Montevideo. de una fuga propia de un medio pequeño sin mayores alternativas o sin mayor
diversidad de productos culturales.
Nuestra educación universitaria, repitámoslo, crea grandes
exigencias; el medio pequeño y pobre no puede satisfacerlas. Las dos crisis -la política y la fluvial- todavía reverberan me
Algo de esta disparidad queda en el aire, y algo absorben de ella imagino, en el aire uruguayo. Ambas pueden servir de aguijón al
aún los que no han pisado las aulas. Pero hay opio a mano y en pueblo y hasta marcarle un rumbo. Ese rumbo, y. no para el
abundancia. Asi, el Uruguay consume todo lo que de memorable labrador o el ganadero, sino hasta para el inÍelectual, está en la
o aceptable produce la industria cinematográfica en el mundo. Si tierra; expresarla, aunque no haya salido uno de un rincón
honestamente me hubiera atenido al tema (... se refiere a un urbano y no sea ni siquiera pichón de Manzú o Paul Klee o Camus
balance de los últimos veinte años de cine; HA.) habría tenido que es lo único que puede meternos de lleno en la creación de un~
decir que, por haber vivido los últimos 17 años en Londres, París cultura a largo plazo; lo único que puedé permitirnos ser. Re-
o Nueva York, no me ha sido dado ver muchas películas fun- conocer esta tierra será salir del aire esquizofrénico que advierten
damentales a una valoración de veinte años de cine. Y es que los visitantes especialistas; y será sentirse mucho más feliz. Para
las tres gigantescas ciudades tienen tantas y tan diversas formas ello se necesita reformar la enseñanza secundaria y universitaria,
de vida propia, que el cine es en ellas un pasatiempo secundario. haciendo de ella un instrumento de nuestra propia verdad,
Ninguna consume, como Montevideo, toda la producción im- grande o modesta, como sea. Del defecto uruguayo de no querer
portante de todo el mundo." ver la verdad que nos circunda y hacer de la evasi6n de ella una
virtud sufrí yo, gravemente, mientras viví en Montevideo. 14
Consumía, habría que decir ahora. Pero el hecho de que en las últimas
Más allá dela vigencia de casi todo lo anotado porDespoueyen 1959, el año
de las terribles inundaciones, es interesante subrayar que ya entonces reda-
12. Citado por Real de Azúa, op. cit., p. 287.
13. Arturo Despouey, ..C:Onel pretexto de veinte años de cine», Marcha, N2 965, 26 de
junio de 1959, citado por Real de Azúa, op. cit., p.412. 14. Ibídem.

16 17
maba la reforma de la enseñanza. Reclamo que fundamentaba la necesidad de éxito o funcionamiento de dicho modelo durante un par de décadas contribuyó
construir: ..Nuestra propia verdad, grande o modesta, como sea~. Se ha arg~- a consolidar tanto la mentalidad como la suposición de que la solución ofrecida
mentado y se sigue argumentando, sin embargo, que era la cultura promedio por el modelo era la adecuada al país. El Estado de bienestar social, •progre-
de sus habitantes lo que distinguía a Uruguay del resto de los países latinoame- sistas y adelantadas• leyes sociales, cultos filósofos e intensas coronadas poetas
ricanos. Su cívico y civilizado pueblo, educado gracias al mítico Varela (tan o de América, casa en el balneario y pueblos de ratas en los arrabales del
más reverenciado que Artigas o Batlle y Ordóñez). El cívico, civilizado _Y latifundio de la campaña lograron coexistir sin mayor conflicto ético y sin
educado pueblo supo mostrar durante la década de los setenta que la barbane despertar la conciencia de estar viviendo en una sociedad hipócrita. 16
de la tortura seguía alentando entre nosotros. Así como la v10lenoa coudiana Por otra parte, la inmigración, la falta de dinamismo (incluido el episodio y
contra la mujer -y también contra los niños- ahora empezada a reconocer las fuerzas que se movieron cuando el •alto de Viera•), y otros factores que
públicamente muestra que el culto uruguayo todavía lleva dentro la garra Yla nuestros solícitos académicos han estudiado, contribuyeron a rigidizar el
maza, la macana y las boleadoras de los míticos charrúas descntos por los proyecto y a solidificar una mentalidad que se autocontemplaba como exitosa
primeros visitantes europeos de nuestras costas. F
y despreciativa de la existencia de sus hermanos latinoamericanos o tercer-
mundistas. 17
No creo que sea posible explicar la •pequeñez• de nuestra cultura solo como
resultado de lo material y de lo geográfico. Esa pequeñez existe y no hay duda La posterior etapa industrialista, la alucinación de la sustitución de impor-
de ello, pero esa pequeñez fisica o material se vivió/se vio, se vive/se ve taciones, enfrentó el modelo a un mundo cruel. Pasada la coyuntura de los
reforzada por un horizonte mental restringido al barrio, a la cuadra, al conflictos bélicos internacionales que, como a los buitres, siempre favorece a
microclima. Y cuando el barrio o la cuadra es la única oferta, el ser humano no los espectadores, el país entró en un estado de sobrevivencia y decadencia
logra crecer.Al no crecer, la pequeñez se vuelve arrogante, imperial, dictatorial, atroz. Los sueños y las alucinaciones sembradas por Utopo a esta altura habían
autoritaria. Al no airearse el país pequeño se hace tribu, clan, barra, patota, echado raíces sólidas y era difícil abandonar una utopía servida en bandeja.
mafia. Incluso, tiempo después, aquellos que creyeron/creímos que era posible
y entonces el microclima de la tribu elabora las consignas salvadoras Y mejorar la vieja utopía, volverla justa y erradicar la hipocresía, partíamos de la
compensadoras: "Napoleón era petizo y conquistó Europa". "El extracto viene semilla originaria y alucinábamos con la divisa acerca de la calidad inmejorable
en frasco chico.• •Una gota de perfume vale un frasco de agua de colorua.•• de estas tierras y sus habitantes. Seguíamos insistiendo y soñando con la
,-Chiquitopero potente.• •Seremos chicos pero somos mejores que el resto de posibilidad de crear un país y un Estado perfecto. Antes, y como intermedio en
América• o, para recordaruna vez más el hoy ambiguo dicho, "Como el Uruguay la tragicomedia nacional, hubo un intento por pensar el país y_su cultura con
no hay.• _ independencia del país petizo. Algunos de los pensadores, artistas e intelectua-
La irrisión de lo grande y de la cantidad en el altar de "lo pellzo es hermoso" les que lo intentaron, pertenecieron a la llamada •generación del 45• o •gene-
acompañó durante mucho tiempo la cultura uruguaya. 15 En es~ contexto, :a
F
ración crítica•;algunos eran mayores como Carlos Quijano, Arturo Arda o o Juan
apuesta a la educación y a la cultura apareció como 1~compensac1on de un pa1s Carlos Onetti; otros, muy fundamentales, como Carlos Real de Azúa, hicieron
sin mayor territorio y sin riquezas fabulosas o mágicamente ~nterradas en el una contribución de la que recién hace muy poco se está empezando a sacar
subsuelo. Así hoy como ayer se sigue soñando con el •mágico tesoro• que el fruto; los resultados son relativamente conocidÜs y relativa u honestamente
albergamos; la melodía de moda en los noventa parece sustituir el tesoro de la continuados. Sin embargo, no toda la generación tuvo una actitud similar.
Massilotti por los doblones deEIProcladodurmiendo en las agu:s de LaMul:ta. Algunos siguieron pensando desde el país petizo, aunque al mismo tiempo se -
El proyecto del 900 -incluyendo en él a José Batlle y Ordónez-, aposto al abrieran a otros horizontes.
país pequeño pero autosuficiente. Una autosuficienoa relat:Iva, sm embarg~, La dictadura posterior, el exilio, el insilio y la consecuente democracia han
ya que no se pudo evadir ni evitar la articulación postcolornal pro!' ia de un pais dificultado la tarea en más de un sentido. Del clima de esa etapa de nuestra
•joven• de la periferia. El país quedó o aceptó -al _menos pareoo hacerlo- un
proyecto/modelo de país pequeño, agropecuano y :"lto. Con Batll" y el 16. Resultainteresantever lo sostenido por RaúlJacob en •ElUruguayfeliz ¿realidado
fortalecimiento (o la constitución) de un Estado monopolico, las caractensllcas utopía?-,en Vida y cultura en el Río de la Plata., XVIICursos internacionalesde
del tamaño del país reforzaron una mentalidad particular. Más aun, el aparente verano, Universidadde la República,Montevideo, 1987, pp. 37-48.
17. Cabríahacer referencia a todo el pensamiento nacional que insistió en nuestra
15. Uso •culturauruguaya•en un sentido lato sin implicarla existenciade una identidad condición europea. Por supuesto, siempre han existido quienes pensaron a Uru-
culturalespecífica y única. Más aun ese tema (el de la hip::>tética y eventual guay desde y en América Latina;sus nombres son demasiado conocidos para
especificidadde lo uruguayo) no será discutido en este trabajo. citarlosaquí.
18 19
historia me he ocupado en otras oportunidades, por lo que ahora sólo cabe
señalar que estamos llegando a este fin de siglo con toda una historia de
Acá nada corresponde al •gigantismo ... y ello es loable y el
múltiples países pensados -historia que no ha sido escrita todavía- y no
;u~ no ~_:a capaz de aceptarlo con júbilo que lo acept~ con
estamos llegando desde el vacío.
es1gnac1on. Nada_ de lo que la naturaleza puso bajo o sobre
Elolvido de muchas cosas, señala Renan, es una de las partes esenciales de
Tierra, nos aconseJa tomar el camino de los gigantismos.19
toda nación. No·creo que, en relación con lo tratadoen este ensayo, sea lo más
aconsejable pará nuestro país. 18 Olvidar puede ser ideológicamente incons- El tamaño de nuestra esperanz de
ciente, como sostiene Michel Pécheux, y puede resultar también de la pereza y sin embargo ..u a no pue ser gigante, nos advierte Bona vita
, ruguayos campeones de A , . d 1
intelectual que está en la base de afirmaciones soberbias como la de •la historia Parafraseando a Roque Sáenz p - , . menea y e Mundo•.
comienza conmigo•. Y puede, también, resultar de un acto deliberado por parte dominante fue la de U ena se podna dear que la aparente mentalidad
de quienes desde el poder quieren que olvidemos. •Uruguay es a la hu;n '. ruguay para la humanidad. o, casi mejor, la de un
Olvidar y recordar, entonces, no son sólo mecanismos dignos de ser megalomanl" arudad•. Nada, sin embargo, posibilita o posibilitaba tal
estudiados por los psicoanalistas sino instancias fundamentales en la construc- La advertencia de Bonavita fu d'da
Martínez La e prece 1 por otras reflexiones· Julio
ción de toda nación. Olvidar y recordar, además, pueden ser normas esta-
blecidas por el poder de la •distinción,, y del •gusto,, (en el sentido de Pierre
Bourdieu) que apuntan a construir un modelo de lo que es legítimo preservar.
(y de la re;:;:/:!~::~:~
•suelo de América• e 1 1
~:a~~: t:: •~quez~ Y la pobreza• d~l país
, os esta a determinada por el
, on o cua nos salvabamos de toda
En ese sentido, la distinción yel buen gusto de la sociedad uruguaya han venido Riqueza, pobreza, latifundio emigración de lo responsabilidad.
aconsejando como conducta correcta, el no distinguirse, el no llamar la nados por la inexistencia de'c ·tal ,, ~ uruguayos estaban determi-
atención. Dado que •Somos un país de clase media•, hay que olvidar todo b. . ap1 es econom1cos en la ca - .
thtaran la evolución industrial. 21 Estamos en I fi . .mpana que post-
aquello que implica un salirse de cauce. Dado que •somos todos iguales,, no se treinta y en los prolegómenos del model d e ilo de;ª cns1s de la década del
debe mostrar/recordar ni éxito ni fracaso, ni pasado indigno ni presente utopía es posible en el país pe o e _sus• tuaon de importaciones. La
exitoso. A esa conducta se la ha llamado o caracterizado como el modelo Estados Unidos pero hay alterna~::: ~ece~1ta inversión. No podremos ser
mesocrático de la sociedad uruguaya. Aunque quizás riqueza y pobreza no ~at:~a~~t~:e:a ~:/;lbre:a en el Pª!s.
Por otra parte, el modelo mesocrático de que se ha hablado pudo fructificar
por la uniformización y la homogeneización de un país pequeño, sin mayores
:ibre
y es pero nosotros, aparentemente, no somos resp~ns::i:ses pequen o
ruguay es una frontera un lugar de pa El Rí d .
centros o polos de desarrollo (salvo el de la capital) y sin mayores áreas o él nuestro país fueron 1 , . so. o e la Plata y junto con
centros de desarrollo •dramático•; para bien o para mal nunca tuvimos una Sierra de Plata que pre~:: ~:pa:;; hacia ot~as regiones maravillosas, hacia la
frontera al sur como lo:Sargentinos ni unfarwestcomo los estadounidenses. La comienzos esta zona del mundom o y que ,ue_go sería Potosí. Así, desde sus
misma supuesta subsumisión de lo diferente dentro de una suerte de caldo
uniforme permitió el éxito de una mentalidad y de una propuesta ideológica
anunciaba, de aquello que estab:o ;~: :~;1~~1;0
que era en razón de lo que
hacia otras tierras, tierra de nadie, suburbio del que en sus ~ercanías. Pasaje
qué veía Uruguay como un país sin problemas, sin tensiones, sin mayores fueron en sí ni siquiera para los . . . mU?do. Estas tierras nuestras no
tragedias salvo las que ocasionalmente ofrecfa la madre naturaleza o la casi mismos eran la periferia del univ~:::;os ;~dios que las habitaban ya que ellos
•natural• de la pobreza de los •marginales,, (aunque no se los percibiera como arrabales del mundo ameri di I up1, os remotos confines del Incario, los
un problema grave). portuguesa. En verdad sólo ~mº y os arrabales de la colonia española y
Lo desmesurado o gigante no sólo no -existió» entre nosotros -se dice-; timos en límite, en zon; en disp~zamosda tener sentido cuando nos conver-
aunque, contradictorios somos, en lo más íntimo de nuestros corazoncitos u a entre os culturas y dos imperios; cuando
sabemos que somos grandes, geniales, sino que, por si fuera poco, a la
hipocresla agregamos el hecho de sostener que la desmesura no es reco- 19,,-
Bonavita, citado por Real de Azúa p 369
mendable. ~9.Vale 1~pena recordar la anécdo~ r~co ~da
Luis Pedro Bonavita, y la cita fuera de contexto seguramente traiciona su •Identidad nacional e imaginario colectiv~ en ~ruGerardo ~:eta~o en su ensayo
Centenario~ respecto del ese I guay. La smtes1s perdurable del
pensamiento aunque posibilita continuar mi argumento, sostenía: ' o ar que preguntado « •Q , ¡ .
, _:patriaes la humanidad-· citado Ca t ue es a patna?- contesta -La
18. Emest Renan, •Qu'est-ce qu'une nation?• (1882), en Discours et conférences 1 :,::,,dictadura.La.Enseña~a Prl por d etano del trabajo de Esther Ruiz Escuela y
Calmann Lévy, París, 1887, pp. 277-305. mana urante el terris (1 m
R<eal.de Azúa, Tomo 1, p. 78_ mo x,3-1938), en prensa.
20
21
decidimos, en realidad cuando los europeos decidieron, que los pobres De este modo, confirmados y desplazados, establecidos y borrados como
infelices de los indios se habían comido a Solís y encima dominaban un tierra de paso, como lugar de entrada y salida, el Mercosur no parece alterar
territorio de valor (relativo pero valor al fin). Desde el inicio fuimos campo de nuestra condición o nuestro pecado original. El tema, sin embargo, adquiere
batalla entre europeos y americanos, entre bárbaros y civilizados, entre es- otras dimensiones u otras representaciones cuando se proyecta el destino y el
pañoles y portugueses, entre argentinos y brasileños. futuro del país en función de zonas francas, balnearios de la región, servicios
¿Elpaís frontera o la frontera como país? Todo país, toda nación presupone a los vecinos o puertos atlánticos.
la frontera. Fronteras espaciales, lingüísticas, raciales o culturales. Pero Uru- La gran modificación con respecto al pasado es que ahora se intenta hacer
guayes o ha sido hasta el presente la frontera misma. Yla frontera por definición jugar a favor del país su condición de país/nación frontera. El hecho de serlo,
es lo que abre y lo que cierra; lo inclusivo y lo excluyente; es umbral, lugar de y de seguir siéndolo o no, es aleatorio con respecto a otro modelo cultural que
tránsito. Y la frontera es porosa y por porosa generadora del miedo a lo extraño ha incidido en nuestras representaciones culturales: la pequeñez. Pero incluso
y a lo demasiado conocido. La frontera lleva en sí lo •siniestro,,, lo ümheimlich de esta pequeñez histórica también se aspira a salir. El Mercosur afecta la
de que habla Sigmund Freud. La frontera ha sido el país y la frontera es lo imagen de país pequeño por la introducción del espejismo -real o no, sólo el
inestable, lo ambiguo, lo permanentemente dual. tiempo lo dirá- de un mercado regional de cientos de millones. Incluso si este
Pero la frontera es, sobre todo, una mentalidad, un espacio simbólico. naipe mercosuriano fracasara, como suponen algunos, o si el futuro nos
Incluso en sus variantes, en sus formulaciones concretas, locales y triviales barajara una integración mayor o superlativa -con o sin NAITA- el futuro del
como el Puerto de Montevideo, el Chuy, Rivera, Salto, Fray Bentos, Colonia. El país ha sido afectado por el diorama del gigantismo americano.
mismo vaciamiento del centro del país y su volcarse a los límites dan cuenta de Al soñar con la integración se aspira, lo que es más importante aun, a dejar
la persistencia, de la voluntad y del carácter de frontera de Uruguay. Posible- de ser frontera. Somos frontera pero no lo seremos, somos pequeños pero
mente y en cierto modo, también, lo hipócrita. dejaremos de serlo. El imperialista y el invasor que todo país lleva oculto en su
Pero más allá de lo físico, entonces, la frontera pertenece al orden de lo ego prefiere en lugar de la imposible épica militar, la prosaica y seudorrealista
simbólico. •Trata de entrar al centro de un país (en avión, por ejemplo), y la épica del negocio y del comercio. Ya que no podemos conquistar o recon-
frontera está todavía allí para ser cruzada, la frontera cambió de la periferia al quistar tierras o ya que no podemos restaurar la federación provincial que
centro•, dice Geoffrey Bennington." Bien lo ha sabido el uruguayo a lo largo soñara Artigas, aspiramos a invadir con nuestros productos las tierras vecinas
de la historia, al haberse convertido en un permanente contrabandista. Y a ser invadidos durante soleadas temporadas y en oleadas sucesivas por
La frontera y el contrabando. El límite y su infracción. La ley y su trans- nuestros vecinos. De ese modo creceremos, se piensa, se sueña. De ese modo
gresión. Hemos vivido en un ir y venir, con y sin pasaporte, a través de la seremos y po seremos país frontera. De ese modo, $eremos y no seremos un
frontera que es nuestro destino manifiesto como país. Pero según dice también país pequeño. Es por eso que el tamaño de la utopía se transforma finalmente
Bennington, «Enel centro, la nación se narra a sí misma como la nación; en los en una absoluta doble y perfecta utopía. Es decir, la negación del tamaño y la
limites, debe reconocer que hay otras naciones de las que no puede más que negación del espacio. Pero un país, una nación y, sobre todo, la cultura de una
depender•." Aunque, como hemos visto, el centro en Uruguay si no estaba nación son algo más que un proyecto de futuro: son también su pasado.
vado, estaba en un proceso de vaciamiento. Con lo que sólo nos vamos El pasado está allí y lo que no parece abandonarse o lo que no parece
quedando con los límites, con la frontera como toda realidad. posible abandonar es nuestra condición de nación frontera. La pequeña
Hoy el pedestre y prosaico Mercosur redefine y reafirma, borra y consolida frontera desde la que hemos mirado y miramos el mundo y en la que nos .
nliestra condición de país frontera. Nos redefine al cambiar, aunque más no sea miramos el ombligo nos ha constituido.
en cierto nivel, la frontera nacional por la frontera regional. Nos reafirma al En 1934, el poeta y filósofo Emilio Oribe sentenciaba,
singularizar en la región nuestra posición histórica de espacio intermedio. La
eventualidad de poder llegar a ser utilizados como puerta/frontera de ingreso Cada vez me convenzo más de que nuestro país es un azar
a la región por ciertas transnacionales, más allá de su muy dudosa concreción, histórico. Como todos los azares históricos es irremediable si no
ya empieza a acechar la imaginación de algunos empresarios, en particular de lo corrige la Inteligencia. Nuestro destino material. consislÍrá en
los brasileños. ser un estado cada vez más insignificante, a medida que la
potencialidad económica de los dos países que nos rodean vaya
22. Ver el artículo de G. Bennington en Nation and Narration, Hommi K. Bha_bhaed.,
siendo más grande en el tiempo. No se puede prever la incon-
London and New York, Routledge, 1990.
mensurable cantidad de posibilidades materiales y espirituales
23. Ibídem.
22 23
que encierran el Brasil y la Argentina. En cambio, sin la Inteligen- (Breve intermedio entre paréntesiscHasta aquí he usado país y
cia como característica esencial, lo nuestro será siempre peque- nación como conceptos no exactamente sinónimos pero particular-
ño, mísero, limitado. Rousseau hablaba ya de las culturas in- mente cercanos. Pero país no es, necesariamente, sinónimo de
adecuadas: por ejemplo, intentar el desarrollo de una cultura de nación. «País»es en sí misma una noción ambigua; deriva de lo
gran nación en una pequeña nación. Siendo la nuestra una geográfico y de lo político y coquetea con la idea de nación. ,Nación•
pequeña nación, es error terrible querer implantar aquí la cultura coquetea con Estado y con gobierno pero tampoco se identifica con
según el ritmo de las naciones grandes ..." esas categorías. La nación es decididamente simbólica; forma parte
del imaginario social, es su gente, sus mitos y valores. El país tiene
La apuesta a la Inteligencia (con mayúscula escribe Oribe) es todavía la una formulación mucho más f1Sicay empírica; incluso es mucho
apuesta a la racionalidad, pero también a la educación ya la cultura. Pero Oribe más reducido su alcance: se origina en el latín pagensWpagus; es
va más allá; en un sentido curiosamente afín con la idea de Darcy Ribeiró de decir, se origina en el pago. El carácter de frontera que se propone
•pueblos trasplantados•. La referencia a Rousseau y a la noción de •culturas aquí tiene que ver con lo nacional simbólico mucho más que con la
inadecuadas• es de particular importancia. La inadecuación está planteada en materialidad ftsico-política del país.)
términos de tamaño y en términos de especificidad. En cierto sentido, y no
creemos estar forzando la argumentación (aunque el paralelo entre Oribe y En su argumentación Renán descartaba raza, 26 lengua, interés material, afi-
Martí es bastante forzado), el muy sutil y matizado nacionalismo de Oribe nidades religiosas, geografía y necesidad material como elementos
parece ir en la dirección de José Marti en Nuestra América cuando sentencia configurad ores del «principio espiritual» que constituye a una nación. Principio
..Con un decreto de Hamilton, no se le para la pechada al potro del llanero". El espiritual que actúa en virtud de dos elementos, uno que yace en el pasado y
cubano sostiene que otro, en el presente. «La esencia de una nación es que todos los individuos
tengan muchas cosas en común y también que todos hayan olvidado muchas
...La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas cosas.» Tener glorias comunes en el pasado y tener un deseo común en el
que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir presente; haber realizado grandes empresas juntos, desear realizar incluso
pueblos originales, de composición singular y violenta con otras más: estas son las condiciones para ser un pueblo, según Renan. 27 La idea
leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los tiene cierta afinidad con lo planteado por Benedict Anderson acerca de la
Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en nación como una «comunidad imaginada», es decir, como una colecti_vidad que
Francia. 25 se autorrec_onoce como tal en virtud de un sentimiepto básico que le permite
proyectar a nivel del imaginario social una pertenencia y una identidad. 28
Oribe, en cambio y sobre todo, parte haciendo un llamado a pensar desde Pero, ¿es Uruguay una nación y una patria? La pregunta no es nueva entre
la realidad; es decir, desde nuestra realidad de país pequeño. País que es un nosotros; José Martinez Lamas ya se la planteaba y mucho más cerca de
«azar histórico» y corre el riesgo de ser para siempre «pequeño, núsero, nosotros Roberto Ares Pons y otros muchos han reflexionado sobre el tema. No
limitado,,. La reflexión de Oribe nos lleva entonces a preguntarnos de qué se tengo una respuesta clara para ofrecer; creo, a pesár de ello, que si bien la clase
trata en el caso de Uruguay: ¿de una cultura inadecuada o de una cultura dirigente se preocupó durante todo el siglo XIX de proveernos con los llamados
pequeña?
En primera instancia no parecería posible hablar de culturas pequeñas. La 26. En la lectura de los orígenes de varias naciones y estados Renan señala que el terna
idea de ,culturas inadecuadas,, de que hablaba Rousseau y que con variantes de la raza no es ajeno al de la constitución de una nación, aunque termina por
reproducen tanto Oribe como Marti, parte de dos nociones previas: la nación descartarlo. La idea que seguramente encantó a Elías Regules y otros criollistas de
principio de siglo propulsores de una •raza uruguaya~, tampoco suscita hoy en día
y lo mensurable, naciones grandes y pequeñas. Pero ..¿Qué es una nación?» se
entre nosotros mayores adhesiones; apenas si se escucha hablar de la •raza criolla~
preguntaba en 1882 Renan. en relación a los animales o, con un criterio paradójicamente internacional, de vacas
•holando-uruguayas-. En relación al tema de la raza en Uruguay habría que estudiar
la com¡x:isición étnico-cultural de nuestro país y su articulación real o nula en la
constitución de una cultura nacional.
24. Citado por Real de Azúa, p. 246. 27. Renan, op. cit., p. 286.
25. José Martí, •Nuestra América~, en Nuestra América 1 Biblioteca Ayacucho, Caracas, 28. Benedict Anderson, Imagined Communities. Rejlection on the Origin and Spread
1977, p.27. o/Nationalism., Verso, London, 1983.
24 25
símbolos patrios -himno, prócer, escudo, bandera, etcéter:a- no logró conso- un país pequeño? ¿Adecuado significa resignado, mesocrático, amortiguado,
lidar un fuerte sentimiento de patria o de nacionalidad. Es cierto también que humilde, realista, sin ambiciones? Uruguay ha apostado/ ·debe apostar a
las naciones y las patrias (término éste con complicaciones que evito tratar construir un gran país pequeño y una gran cultura. ¿Debería quizás apostar a
aquí) no existen ni preexisten como las ideas platónicas para revelarse construir una pequeña gran cultura? No una gran cultura pequeña, pues se trata
epifánicamente en momentos determinados. Las naciones (y las patrias) se de alcanzar la excelencia de acuerdo a nuestro tamaño y a nuestra realidad. ¿En
construyen, se transforman y se reconstruyen o se diluyen. Las naciones y las qué consistiría, entonces, la pequeña gran cultura? El primer paso seguramente
nacionalidades son o han sido, por otra parte, una categoría que Europa u obligará a abandonar la mentalidad de país petizo, de pobre y gimoteante
Occidente volcó sobre el planeta. Siendo un pueblo trasplantado (en gran •paisito,,, de país inmejorable, de país autosatisfecho que a poco de rascar
parte)/ un periférico barrio de Occidente, una frontera sudamericana, estamos aparece en muchos uruguayos. 30 Ese país que se siente satisfecho aunque no
condenados a pensar desde dicha categoría de •nación•. Pero creo que contento y que mira con desprecio hacia otras sociedades latinoamericanas.
debemos hacerlo conscientes de esa condición de fronteriza periferia de Ese país que hipócritamente se dice o tiene la autoimagen de ser una sociedad
Occidente. tolerante pero que oculta una profunda intolerancia hacia lo diferente o hacia
En este nuestro siglo XX, las llamadas sociedades postcoloniales del las diferencias; es decir, el país profundamente conservador y que campea en
continente asiático y africano venían de un proceso imperial en que la cultura todas las tiendas políticas.
dominante, Occidental y Cristiana, nunca logró realmente borrar o aculturar las País pequeño en la periferia y país pequeño en tiempos postcoloniales,
sociedades vernáculas o dominadas. Uruguay es/fue/ ha sido también una Uruguay debe adecuar el tamaño de su utopía a su tamaño. La adecuación, por
sociedad postcolonial pero el proceso ha sido muy diferente. Y sin embargo, supuesto, tiene dos frentes: el material (o industrial) ye! cultural (o simbólico).
han sido muchos los pensadores de nuestro país que se han referido directa o Pequeño no quiere decir pobre como tampoco quiere decir petizo. Una
indirectamente a nuestra condición de colonia cultural. pequeña gran cultura en lo económico o industrial puede querer decir una
España, Portugal y Brasil pero también Inglaterra y más recientemente cultura adecuada. Pero una cultura adecuada en su tamaño a nivel cultural
Estados Unidos han sido nuestros amos. Francia, por supuesto, siempre ha quiere decir una cultura asumida. Eso lo entrevieron las generaciones pasadas;
ocupado un lugar de privilegio. El error no está en discutir o reflexionar sobre el problema radicó en que se les hizo el campo orégano y en que la
nuestro pasado y/o nuestro presente neo o postcolonial. El error está en autosuficiencia y la autocomplacencia terminó por hacerles/hacernos aban-
trasladar mecánicamente los análisis de las sociedades postcoloniales acerca de donar la meta de la excelencia. Excelencia 0a versión contemporánea dice
Asia y África a nuestro país. z9 «control de calidad») que es necesario plantear en todos los niveles materiales
El carácter neo o postcolonial_ de una sociedad no es un factor absoluto y y culturales.
único. Después de todo, Argentina, Brasil y el resto de América Latina son Pequeño y no petizo. Lo pequeño como lo menor, o lo minoritario, no es
sociedades postcoloniales. Y sin embargo, el caso de Uruguay es diferente al despre_'.'iable.31 Lo pequeño propio y no lo pequeño paródico que es lo petizo.
de otros países de la región; aunque no necesariamente por las razones que Pequeno, pues, como el frasco de perfume. No la utopía en bandeja; la pequeña
ofreciera Servando Cuadro. ut~pía de ser y no de_:3aparecer.Y, por lo mism~),un_acultura de frontera, porosa,
Tanto o más central a nuestra especificidad histórico-cultural es su tamaño abierta, para un pa1s frontera, para una nación frontera en el margen de la
o el tamaño de nuestra utopía. Su tamaño, su ubicación pero, sobre todo, la periferia. Asumir, en definitiva, nuestro lugar en el mundo; asumir nuestro
vivencia de esas dimensiones fisicas, geográficas y sociales; su expresión en el tamaño. No otro ha sido, no otro parece ser, no otro parece habrá de ser el .
imaginario social. O, para decirlo de otra manera, el tamaño de nuestra desafio de Uruguay.
comunidad imaginada. País pequeño o país petizo, nación grande o nación
pequeña, nación falsamente agigantada o nación asumida, Uruguay es un
estado de ánimo, un proyecto, un sentimiento que busca el nombre, su nombre.
Si ya no funciona el megalómano «Como el Uruguay no hay• -salvo en su
versión irónica-; si no sirve entonces el Uruguay petizo, sólo parece quedarnos
30. Desarrollo esto en el capítulo: •Hacia una pequeña gran cuilura •.
el país pequeño. ¿Implica esto, pensando con Oribe, una cultura adecuada para
31. La ~oción~e cultura pe~~eña o de p~queña cultura, por otra parte, tiene semejanzas
Yd1ferenc1as con la noc1on de una •literatura menor~ (o •minoritaria-) de que hablan
29. No quiero decir que el tema carezca de importancia; por el contrario, la tiene y Gilles Deleuze y Felix Guanari, Kajka. Pourune /ítterature mínuere, LesEditions de
mucha. Pero ese debate no es desarrollado en esta oportunidad. Minuit, Paris, 1975.
26 27
J)E FIN DE SIGIO A FIN DE SIGIO

E I tiempo no da vueltas sobre sí mismo, tampoco se repite. Menos aún corre


enloquecido de amor y esperanza hacia un sol brillante que emerge en los
palmares de Rocha, se extiende sobre las purpúreas llanuras, corona el Cerro
de Montevideo y se llama «Progreso•. El tiempo, ese tiempo de los seres
humanos viviendo en sociedad, transcurre desfibrado en múltiples tiempos sin
concierto.
Hay días que, frente a la reiteración de la estupidez de la guerra y de la
retórica «democrática»encubriendo los intereses enconómicos estratégicos de
los poderosos, frente a los fracasos de ciertas formas de la utopía social y frente
a la persistencia de los peores rasgos del egoísmo del ser humano; en este fin
de siglo hay días que, debo confesarlo, me he sentido y me siento tentado de
cantar junto con Eddie Brickell and Toe New Bohemians: .¡ quit. I give up.
Nothing is good enough for anybody else(. ...) Now being alone is the best way
to be».32 La solidaridad es un valor en crisis y la apuesta al solipsismo gana
adeptos día a día. La utopía parece serun valoren decadencia y de escaso recibo
entre académicos, jóvenes narcisistas y teóricos fukuyamas.
Es el espíritu de fin de siglo, dirán. Puede ser; puede ser también que aunque
los tiempos no se repitan y que en la dispersión de la hora presente haya otros
dimas espirituales, algunos diagnósticos ofrezcan.similaridades sorprendentes
con otros hechos de otro fin de siglo, el pasado final del siglo XIX.
En el cierre de ese mismo siglo XIX,José Enrique Rodó daba una síntesis del
ambiente espiritual del momento diciendo:

El movimiento de las ideas tiende cada vez más al indivi-


dualismo en la producción y aún en la doctrina, a la dispersión de
las voluntades y de fuerzas, a la variedad inarmónica, que es el
signo característico de la transición. Ya no se profesa el culto de
una misma Ley y la ambición de una labor colectiva, sino la fe del
temperamento propio y la teoría de la propia genialidad. Ya no se

32. •Abandono. Me rindo. Nada es suficientemente bueno para nadie más ( ..) Ahora
estar solo es la mejor manera de estar.~~Mitradu.cción).
29
aspira a edificar el majestuoso alcázar donde una generación de tiene nada que hacer en este país. 33 «El que vendrá» no había llegado o, peor
hombres instalará su pensamiento, sino la tienda donde dormir el todavía, no había colmado sus expectativas.
sueño de una noche, en tanto aparecen los obreros que han de En la bisagra de esos dos siglos, el que se iba ye! que acababa de llegar,Julio
levantar el templo cuyos muros verán llegar el porvenir 1 dorada
Herrera y Reissig escribía Los nuevos charrúas y también otros ensayos; la
la frente por el fulgor de la mañana. Las voces que concitan se
sombra de Roberto de las Carreras aparece como un fantasma en esos ma-
pierden en la indiferencia. Los esfuerzos de clasificación resultan
nuscritos.34 De esos trabajos en prosa de Julio Herrera sólo circuló una parte en
vanos o engañosos. Los imanes de las escuelas han perdido su
una suerte de síntesis que bajo el título Epílogo wagneriano a la Política de
fuerza de atracción, son hoy hierro vulgar que se trabaja en el
fusión publicara en 1903.
laboratorio de la crítica. Los cenáculos, como legiones sin armas,
se disuelven; los maestros como los dioses se van ... ~ El poeta de •Tertulia lunática• señala que la medianía orográfica del país
simboliza a la perfección el espíritu de nuestra tierra; comenta la actitud de los
Más allá de la impostación de una voz que hoy suena demasiado viajeros que habiendo recorrido otras partes del mundo regresan a nuestro país
acartonada, demasiado trabajada para el bronce, es (me parece) obvio el diciendo ~sta es una tierra en que no sucede nada, da gusto vivir aquí ... !•;
paralelo de lo descrito por Rodó con la hora presente. La fragmentación y el recoge el comentario de un francés •¡Bello país para después de muerto!•; ve en
individualismo señalados por el ensayista uruguayo hacia 1897 en El que las huelgas, »en las furias estentóreas de la bramadera proletaria• y •en las
vendrá no le impidió saludar el futuro: insólitas epilepsias del organismo social•, •la conspiración del hambre que aúlla
por todos lados»; vaticina que la unión de una inmigración cosmopolita con la
El vacío de nuestras almas sólo puede ser llenado por un población criolla habrá de procesar •el sedimento explosivo de una sociedad
grande amor, por un grande entusiasmo; y este entusiasmo y ese sin tipo, fruto fermentante del entrevero aborigen con las resacas ultramarinas
amor sólo pueden serles inspirados por la virtud de una palabra y heredera desequilibrada de predisposiciones contradictorias, refractarias a su
nueva.(...) progreso»; dice que «ha llegado hasta creer que en esta tierra no existen los
La duda es en nosotros un ansioso esperar; una nostalgia intelectuales sino de nombre»; en fin, ofrece un cuadro de la sociedad y del
mezclada de remordimientos, de anhelos, de temores; una vaga modo de ser del uruguayo que no podia causar mayor placer en los oídos de
inquietud en la que entra por mucha parte el ansia de creer, que la sociedad autocomplaciente (en el poder o no) del momento.
es casi una creencia ... Esperamos; no sabemos a quién. Nos Pero anuncia que •Tiempos mejores vendrán y hombres de saber profundo
llaman; no sabemos de qué mansión remota y obscura. También (...) harán algo más que guitarrear de oído ..." en el imperio de Zapicón. La
nosotros hemos levantado en nuestro corazón un templo al dios virulencia, el deseo de épater les bourgeois, la vehemencia de tales escritos y la
desconocido.
eterna descalificación que las opiniones de los poetas han merecido en este
país desactivaron su polémica y fermenta! lectura de la sociedad y de la cultura
Rodó esperaba un mesías, un profeta. Hay quienes han querido leer en esas uruguaya.
palabras el advenimiento de un renovador poético y mencionan a Rubén Darío.
Lo que va de fin de siglo a fin de siglo no es poco.
Hay: otros que han creído ver en esa espera de un •dios desconocido• un
anuncio en clave divina del laico José Batlle y Ordóñez. Un anuncio, éste La violenta transformación entre aquel entonées y nuestro telemático hoy
último, dificil de creer. La exaltación de Rodó anunciaba y denunciaba un no sólo ha sido tecnológica y política. Hemos visto la revolución mexicana, la
deseo. No otra cosa. Más que hablar del futuro, estigmatizaba su presente y, a
ese desmoralizado presente, le infundía el deseo. El deseo deun cambio o, para 33. Agradezco a Gabriel Peluffo por esta referencia a la correspondencia entre Rodó y
decirlo con sus palabras, •el viento de la tarde recoge de todos los labios el Torres García. Según Peluffo, Rodó consulta con el director del Museo Nacional de
balbucir de un mismo anhelo infinito, y esta es la hora en que 'la caravana de Bellas Artes y asesor plástico de José Batlle y Ordóñez, Domingo La porte, sobre la
la decadencia' se detiene, angustiosa y fatigada, en la confusa profundidad del posibilidad laboral de Joaquín Torres García en Uruguay. La correspondencia entre
horizonte ...~. el ensayista ye! pintor, mantenida entre diciembre de 1915 y junio de 1916(las fechas
En Rodó, el fin de siglo se cerraba con el deseo puesto en El que vendrá. son significativas para Rodó y para Batlle y Ordóñez) desanimará no sólo la vuelta
Pocos años después ya estaría ganado por el desaliento o, al menos, por el de Torres García sino, indirectamente, también la de Barradas.
descreimiento. Hacia 1915, en correspondenciaconJoaquín Torres García yen 34. En la transcripción del manuscrito de Los nuevos charrúas han trabajado Marcelo
respuesta al proyecto del pintor de retornar a su patria, Rodó -aunque Pareja, Nilo Berrriel y Carla Giaudrone. Una parte importante será publicada por
trasmitiendo conceptos de Domingo Laporte- será lapidario: no vuelva, no Arca en 1992 e incluye Elpudory La cachondez. La edición de Arca, al igual que el
prólogo, está a cargo de Nilo Berriel y Carla Giaudrone.
30
31
bolchevique y la cubana, hemos visto el fascismo, el nazismo, el falangismo y seguridad. Más que a las llamas transformadoras de un juicio final que acabe
la hidra de las dictaduras latinoamericanas, hemos visto el fracaso o la agonía con un pasado y, sobre todo, con un presente de angustia y de injusticia, sueña
de todas esas revoluciones y la derrota de todos los fanatismos conservadores con un banquete (un gran asado con cuero de acuerdo con la tradición
y todavía siguen alentando otros fanatismos, otros mesianismos. Ave fénix gastronómica del país) que llene los estómagos y silencie la conciencia.
incontrolable, la sociedad de hombres y mujeres continúa multiplicando las Pero el característico auge de las visiones apocalípticas de los fines de siglo
formas del genocidio y la injusticia. y de milenio también está presente. En ese sentido, el Uruguay de hoy ha sido
Desde que Rodó dibujara su deprimido cuadro, ubicados en esta parte del caracterizado como •sociedad de la escasez,, •sociedad de la desesperanza ..,
planeta hemos visto las revoluciones de 1897 y la de 1904, el batllismo, la "sociedad fragmentada». Si bien, en algunos casos, estas caracterizaciones,
dictadura de Terra, el fin de la sociedad opulenta, la violencia de los de arriba aparentemente apocalípticas, son agitadas para convocar un cambio que no
y la de los de abajo, la brutalidad militar de los bárbaros en la década del setenta llega y espantar un estancamiento que no cesa, en otros casos, a la lectura
y vamos llegando a este clima mercosuriano en un país empobrecido y
apocalíptica se le suman visiones esperanzadoras que proponen un «no todo
despoblado, donde, por si fuera poco, empieza a ser común y aceptada la
está perdido, o un-aún hay tiempo para rectificar el camino-. Ilustrativo de esto
corrupción a todos los niveles y en todos los círculos. Desde Julio Herrera y
último -y enmarcada por el actual debate acerca de la integración regional-,
Reissig hemos visto la conformación de una sociedad donde los antiguos
resulta la afirmación que realizara Alberto Methol Ferré en un Seminario sobre
inmigrantes son ahora migrantes, hemos visto crecer la capital y la hemos visto
•Proyectos y políticas culturales,, organizado por FEsuRprofetizando que -han
deteriorarse, hemos visto el despoblamiento de los campos, hemos visto la
terminado cuarenta años del Uruguay fantasma".
proliferación de la miseria que se •pasea, en carro hurgando la basura, hemos
La división, sin embargo, no se da exclusivamente entre «apocalípticos» e
visto la alteración de las costumbres y hemos visto la instauración de un nuevo
«integracionistas» (o «integrados»). Las distintas comunidades culturales o sim-
dios cíclope que reúne a familias o congela individuos y regula el pensamiento
colectivo. bólicas presentes en nuestro país oscilan entre la resignación apática, el
Desde ese fin de siglo muchos han sido los uruguayos que a distintas alturas apocalipsis bajoneado, la moderada euforia informática, el ,no da pa'más• de
del siglo se han asomado a lo nuestro -sea lo que sea lo nuestro- y han los que deben emigrar, etcétera. En este último sentido, y a modo de hipótesis
reflexionado extensa o circunstancialmente. A veces, han condensado su que se debe confirmar, parece haber una coincidencia entre la visión
reflexión en un verso, otras han dedicado libros enteros como Mario Benedetti «bajoneada» o «semiapocaliptica» y un eventual grupo conformado por ciertos
y Carlos Maggi, aunque no han sido los únicos. Todos ellos han ido acompa- dentistas sociales, politólogos, economistas, cuadros políticos y jóvenes
ñando el vivir de este país nuestro desde la agonía del pasado siglo a la presente. desempleados. Por otro lado, habría un grupo conformado por cierto sector
Pero nó se trata en esta oportunidad de recorrer la reflexión sobre la cultura empresarial y por algunos técnicos vinculados a la informática o los nuevos
uruguaya en el siglo XX lo que me importa es ver cómo se sentía aquel fin de medios tecflológicos qlle tendrían una visión modefadamente «positiva».Hay
siglo y cómo nos preparamos para enfrentar el fin de siglo que se nos viene otros más todavía que, voluntarismo mediante, se lanzan contra el «país
bajoneado» o •contra toda pálida, proclamando a diestra y siniestra, desde radio,
LA NARRAQÓN AL BORDEDELFIN DE SIGLO prensa y televisión, que la solución está en hablar de lo positivo. En todo caso,
y más allá de hipótesis que será necesario confirmar, la diversidad de visiones
. Informar, reflexionar o pronosticar sobre las transformaciones culturales en responde no sólo a •cómo les va en el baile, sino a qué tipo de futuro se apuesta
el Uruguay de fin de siglo implica narrar una historia. Es decir, implica el y a la explicación o evaluación que del presente y del pasado se realice.
presupuesto de una ínterpretación de la historia y, por lo mismo, la narración Todo proyecto de nación, todo proyecto cultural, toda obra simbólica
antes mencionada conlleva la presencia de héroes y villanos así como una (artística o no) funciona hacia atrás pero también hacia adelante. Toda re-
apuesta sobre lo que será el desenlace. flexión, tod.a producción simbólica, toda narración es, en definitiva, una
Todo nuevo milenio o todo nuevo siglo produce en la imaginación social respuesta al tiempo en que se vive pero también una propuesta hacia el tiempo
una reactivación de las angustias catastrofistas. Uruguay, habiendo salido de la que se avecina. El que la propuesta sea voluntarista o moderadamente opti-
mayor conmoción sociopolítica de su historia en el siglo XX, parecería sin mista, apocalíptica o moderadamente pesimista, autocomplaciente o mode-
embargo, según algunos, aprestarse a entrar en el nuevo siglo y en el nuevo radamente •gatopardiana• depende de quién y desde dónde se la enuncie. Por
milenio más que imaginando el apocalipsis, apostando a la recuperación del lo mismo y por más que me esfuerce en tratar de mostrar y equilibrar las distintas
perdido paraíso tecnología mediante. Más que temer el diluvio universal, la variantes, una de esas variantes se habrá de filtrar, lo quiera o no, en mi propia
sociedad uruguaya parecería apostar al idílico paisaje del desarrollo y la narración.

32
33
en playas o en termas. El problema consiste en saber si la interpretación del
PEQUEÑA 1-IlSIDRIA NACIONAL uruguayo en clave del mestizoTabaré que ofreciera Juan Zorrilla de San Martín
hace más de un siglo, si la interpretación del uruguayo en clave de gaucho libre
La Edad de Oro termina cuando se construye el primer navío. Cuando los y china abandonada monumentalizados en el bronce, si la interpretación en
uruguayos comienzan en masa a tomar los navíos, a subir a Io_saviones, a cruzar clave de funcionario público gozando en invierno las colas del BPSpara cobrar
el charco y las fronteras, hacía ya tiempo que se había terrrunado en_Uruguay su jubilación, si la interpretación en clave de jóvenes obreros defensores de sus
la edad de oro O la edad vacuna. No hay dudas de que estamos termmando_el derechos en multitudinarias manifestaciones, si la interpretación de amantes
siglo sin saber Jo que vendrá pero advirtiendo que el Uruguay de antes no va mas. paéificos del deporte sigue siendo válida. El problema consiste en decidir qué
t-Cuándo comienza Uruguay? ¿Comienza con los charrúas, con las vacas de lo que ha sido nuestra historia es válido hoy y debe seguir siéndolo en el
ingresando a nuestras llanuras de la mano de Hernandarias, con Artigas, con la futuro.
batalla de Carpinter!a, con Latorre y el alambrado de los campos, c?n los Hay uno ovarios Uruguay que novan más en este fin de siglo. La experiencia
inmigrantes bajando de los barcos, con Batlle y Ordóñez, con las primeras de lo maravilloso y de lo sublime parece estar desterrada de nuestra vida
gremiales obreras, con la crisis del treinta y la d1ctablanda _de T_~rra, con cotidiana. Los dioses nos han abandonado o como decía un poeta, Ricardo·
Maracaná, con la crisis de los sesenta y los tupamaros, con la rrugra?on de los Paseyro, todavía en el aire del país satisfecho, allá por la década del cincuenta,
j6venes, con la dictadura de los setenta, con la nueva democracia, con la somos «un país sin dioses~, «comarca gris en donde todo el oro/ que se recoge,
integración regional, mercosuriana o de la otra? . . ~ ~ es el del sol del cielo". País sin dioses, país laico que ha convertido en dioses a
Decidir cuándo comienza Uruguay es de algún modo deodir en que pa1s se un maestro del siglo pasado, a alguno de sus políticos y a alguno de sus
vive y a qué futuro se apuesta. Desde la cotidianidad de una mujer de la tercera jugadores de fútbol.
edad que en Florida hace danza y escapa al estereotipo de abuela o de obsoleta Una tormentosa mujer que se alejó del país muy joven y luego regresó por
maquinaria humana, desde el pescante de un carro mientras se recorren las un cierto tiempo y volvió a irse, Blanca Luz Brum, escribió en la década del
calles de Montevideo acumulando basura, desde el teclado de una treinta:
computadora en una oficina o en el momento de enviar u~ fax en Pun:a del Este,
desde una escuela en Rivera en el momento de combatlf el ,portunol- de los ,Uruguay .....lugar donde nacen poetas y jugadores de football.
alumnos, seguramente decidir cuándo comienza Uruguay no será l~~mismo. Es Así yo pienso que llegará a escribirse un día en las geografías, en
cierto que existen los libros de historia nacional y es cierto. tam~1en. que l?s los diccionarios y en las cartas de mar.
medios de comunicaci6n masiva perduran e inscriben en el 1magmano social
paisajes de nuestra historia y de nuestro presente. Es .ciert.otambién q~e ~n este Lo maravilloso y lo sublime son experiencias escasas en nuestra historia. Es
presente fin de siglo lo cotidiano construye nuevas h1stonas y nuevas 1magenes por eso que el éxodo de Artigas o el triunfo de Maracaná siguen, para algunos,
para el país. ,. , ., ejerciendo su atractivo. Pero lo maravillo y lo sublime, o mejor lo mágico, nos
Las vacas de Hernandarias y aun antes los m1t1coscharruas com1endose a han atraído a lo largo de nuestra muy laica historia y en este nuestro descaecido
Salís fueron parte del inicio de nuestra historia. En cierto sentido, se podría decir fin de siglo reaparecen con fuerza. Ahora se llaman Iemanjá, evangelistas,
que-tal como nos han contado la historia oficial- Uruguay ~ace c?n u;1.acto de computadora, fax, electrodomésticos varios, MerCosur. Esos son los dioses del
violencia mayor; nace con un acto de antropofagia. A n~vel .s1mbo~ico, los presente, ellos encarnan nuestra presente dimensión de lo maravilloso, de lo
primeros uruguayos -los de la garra c:1;a~rúa-nacen a ~ah1;to~a com1éndo~e sublime, de lo mágico. En Uruguay la experiencia de lo religioso ha sido vivida .
al extranjero, al que viene de afuera. Iron1camente terminaran s1end~ conquts- esquizofrénicamente: nos declarábamos católicos pero sin practicar la religión,
tados por ese mismo extranjero. Como en el filme Alíen el extr:n¡ero come entendíamos la superstición como un signo de atraso; pero san Cono, la moneda
desde Jas entrañas al huésped; como en el filme, huésped y anfitnon mtercam- debajo del plato de ñoquis los 29 y los juegos de azar eran/son parte de la vida
bian papeles en la historia uruguaya. En todo caso, nuestra historia -como cotidiana. Un país donde la falta de ritos trascendentes-y que sin embargo desde
muchas de América y de Europa y del resto del planeta-se basa en la viol'."ncia. el batllismo eran/son orgullo de nuestra civilizada existencia-, ritualizó el asado,
El acto fundacional de nuestra historia además de violento es antropofag1co. el balneario y el boliche.
Esa violencia al comienzo de «nuestra historia,., la violencia de la barbane Hoy, modernización mediante, hay quienes juegan a la quiniela de la
contra la civilización, no parece ser tan-ajena de nuestra historia poster_ior o, tecnología o del Mercosur. Uno de los dos, o ambos, nos traerá todos los bienes.
incluso más reciente. Los charrúas y Salís, Hemadarias y su vacas siguen Lamentablemente, el uruguayo sigue sin decidirse a operar el cambio funda-
estando entre nosotros, siguen siendo el origen. Lo siguen siendo en un país mental y previo: la transformación de su mentalidad y de su actitud frente a lo
que se quiere y se dice •país de servicios• o país del ocioso turista descansando
35
34
cotidiano. Una tecnología nueva sin una nueva mentalidad dará un consumidor FIN DE SIGW: POSTMODERNIDAD y POSIDICL\DURA*
pasivo. Del entusiasmado optimismo de Rodó y del imperio de Za picón en vías
de transformación de Julio Herrera y Reissig poco queda. Entre aquel fin de
siglo y éste que hoy nos desvela, media algo definitivo, nuestra experiencia
cotidiana de uruguayos desnorteados, nuestra pequeña historia nacional.
La Edad de Oro se terminó, ¿empieza otra' ¿La integración regional será el
Alba de Oro de la próxima Edad Ídem a la que todos aspiramos y creemos tener
derecho? Los uruguayos que han estado tomando los navíos en este último
tercio de siglo prefieren no contestar esas preguntas; se van y punto. La
narración de la historia nacional debe comenzar por desterrar los mitos y los
monumentos que han caducado. No podrá, eso es inevitable, ser narrada sin
tener en cuenta a los dioses del momento. En todo caso, deberá ser plural,
masculina y femenina, letrada e iletrada, laica y religiosa, blanca y mestiza,
cristiana, evangélica, metodista, judla y santera. La pequeña historia nacional
A poco más de una década del fin del segundo milenio de la civilización
occidental ya poco más de ciento cincuenta años de vida indepenclienté,
formalmente hablando al menos, Uruguay ha comenzado a vivir un periodo
desde las vacas de Hernandarias hasta las enflaquecidas del presente nos obliga democrático luego de la dictadura más brutal de su historia. En el balance pre-
a pensar un país sin dioses más allá de los políticos, los poetas y los jugadores electoral de fmes de los ochenta se mezclaron aspiraciones políticas, batallas
de fútbol. Nos obliga a contar el cuento pensando más en el futuro que en el en torno a modelos económicos de desarrollo o modernización y batallas en
pasado, sin olvidar de dónde venirnos pero sabiendo que sólo seremos si no torno. a la oportunidad o no de evaluar el pasado próximo o lejano, a la
seguimos viviendo de Jo que hemos sido. Después de todo la historia nacional, necesidad o no de hacer justicia, encarar el futuro, olvidar el pasado y demás
como toda historia, no nos ocurre como el verano o el invierno, por el contrario, consignas o intentos reflexivos con que los distintos sectores sociales e
la hacemos ocurrir. ideológicos intentan racionalizar su presente vida cotidiana. Hoy, fines de 1992
Contar la historia nacional, echar el cuento de quiénes y cómo fuimos no es ~a discu~~ón s~ ha enriquecido y se ha enrarecido con el desafío que l;
mi tarea. Pensar el país cultural en clave de un modelo de «país pequeño•, como mtegrac1onreg1onal plantea a la sociedad uruguaya, es decir, con el tema de su
quieren los economistas y algunos dentistas sociales, tampoco, pues rebasa en identidad cultural.35
mucho el esfuerzo individual. Intentar si no las bases, algunos de los comienzos En esta nue:'ª. etapa democrática, el país -y en particular el país político-
para construir «una pequeña gran cultura» es más que nada un deseo, una cult~ral- .ha as1sudo a un alto número de sucesos. e insucesos. El presenle
aspiración. Pero es una tarea colectiva, imposible de realizar, ádemás 1 en el capitulo intenta dar cuenta de la atmósfera, el juego de las mentalidades con
certísimo plazo. Lo que no quiere decir que no sea necesario hacerlo, que otros que el país se dispone a ingresar en el nuevo siglo. 36 No es, no lo podría se,r, un
puedan y deban hacerlo desde ya. Lo que no quiere decir que no ha ya que
Las primeras versiones de este capítulo aparecieron en Brecha Montevideo el 11
empezar por una cierta labor propia de los zapadores. Se construye conser-
de noviembre de 1988 bajo el título de •La cultura uruguaya' en \a balsa de 'La
vando pero también abandonando o desconstruyendo (no necesariamente Medusa'» Y en Cuadernos-de Marcha, NQ48, octubre de 1989, con el título de
destruyendo) aquello que nos impide crecer. Pero esa es otra historia. •Postmodemidad, postdictadura y fin de siglo en Uruguay •. Una versión levemente
diferente, e~ traducción de Jean Franco al inglés, apareció bajo el título
«Postmodem1ty and ~in du Siecle in Uruguay", en XX Century Lfterature, Nebraska,
(Fall 1989). Fue parcialmente reproducido en Revista de critica cultural Santiago
de Chile, N,:i1, mayo de 1990. '
35. En Cultura_ ~rcosu_r (Polítícas e índustrias cultitrales), coordinador Hugo
Achi,.1gar,.Ed1c1onesTnlce,Montevideo, 1991, se pueden apreciar, entre otras cosas,
las reflexiones que el tema de la integración regional plantea a la identidad cultural
de Uruguay. Ver en especial lo planteado por la relatoría de Alberto Methol Ferré
pp. 41-47. '
36. ~ara un~ muestra del estado de la reflexión sobre la o las culturas eh el Uruguay de
fm de siglo de una parte significativa, aunque no de toda la sociedad uruguaya
vinculada a la activida~ c~ltural, ver Cultura/s y nacíón en el,Uruguay defin de síglo,
ed. Hugo Achugar, Ed1c1ones Trilce, Mon~evideo, 1991.
36 37
, capítulo de la eventual historia de la cultura uruguaya del siglo XX. Apenas si l~s cie.~tistas sociales y entre algunos filósofos y psicólogos, y por otro una
se analizan algunas metáforas con que esta sociedad se piensa y se representa d1scus 1on P?lítico-cultural más general que contribuye a formar, y en cierto
a sí misma como comunidad imaginada. Especialmente a la luz de eso que se modo const.Ituye, la conciencia difusa que algunos sectores tienen acerca de la
llama la postmodernidad, que no sólo disuelve las barreras entre cultura postmodernidad."' En este sentido, hay algunos sectores de la izquierda que
ilustrada y cultura popular sino que también cruza las barreras nacionales. ven a •los postmodernos• o •postmos• como derechistas desideologizados
Todo esto, a su vez y de un modo subyacente, junto con la cuestión acerca de mientras otros dist.Inguen, en el conjunto de disrursos entendidos como
si la categoría de •nación• es todavía una categoría útil para el análisis de la postmo~ernos o simplemente contemporáneos, elementos -(o discursos)
realidad político-cultural en general y en particular de Uruguay. O si el análisis pmgresistas Y reaccionarios. La postmodernidad es para algunos el agota-
político-cultural de esta zona del mundo debe rebasar las fronteras nacionales miento del ~arxism?,Y la necesidad deun nuevo pacto social y económico que
e integrarse en una discusión, por lo menos, continental. logre una aerta_ vers10n de modernización en el país. Para otros, en cambio, un
problema propio de las sociedades postindustriales que poco tiene que ver con
ELESCENAIUO: la realidad subdesarrollada de América Latina.
LAP0S1MODERNIDADEN1RE MITOSY METÁFORAS La irrupci~n de la •nueva derecha• y del «neoliberalismo. en Uruguay en el
escenano polfüco-cultural posterior a la dictadura es parte central del debate y,
La discusión sobre la postmodernidad tiene distintos escenarios y actores, a la vez, consD'.uye un hecho insólito en la historia intelectual del país, lo que
por lo mismo, supone historias y latitudes diferentes y, sobre todo, una gran ha llevado erroneamente a algunos izquierdistas nacionales a confundir la
confusión. Como ha señalado Jonathan Arac P,ostmodernidad con la nueva derecha. Integrada, en parte importante, por
Jovenes mtelectuales-antiguos militantes de la izquierda radical de los sesenta
Gran parte de la controversia en este debate (sobre la muchos de ellos recién vueltos del exilio- reubicados en sectores del partid~
postmodernidad, HA.) depende de malentendidos, para nada de gobierno, Y en parte por tecnócratas -algunos de ellos formados en el exte-
sorprendente si se tiene en cuenta que atraviesa un registro tan nor-, la nueva derecha o los nouveaux phil/osophes uruguayos son los repre-
amplio de tradiciones intelectuales y nacionales, que impiden u s_entantes ~e un ~isc~rso que quiere «modernizar» al país según la receta neo-
obstruyen un directo compromiso con la problemática, con los hberal, estan desilus10nados del marxismo y han aceptado ocupar cargos de
motivos y las implicaciones de varias posiciones; ... (todo lo cual) responsabilidad en las _distintas reparticiones de la administración guberna-
ha vuelto evidente cuán poca claridad ha alcanzado el debate, 37 mental. El h_:cho, conoodo en otras partes de occidente, es inédito en la historia
contempo:anea del _país,ya que hasta el golpe de 1973 la intelligentzia uru-
En el Uruguay de los ochenta, y en especial en el último período de la guaya hab1a si no boicoteado la participación en el gobierno al menos se había
dictadura, comenzó a circular parte del material que canalizaba la discusión reservado una función crítica con respecto al mismo y habí~ tomado di ta ·
internacional pero no fue hasta el inicio de la democratización que el debate d I f • ¡- s ncia
e o 1cia 1smo, tanto político como cultural, apostando durante la década del
alcanzó mayor difusión. El relativo (parcial y escaso) conocimiento del debate sesenta al movimie~~o popular organizado apoyado por la izquierda. 39
internacional sobre la postmodernidadse dio primero en la arquitectura y luego Hoy, co~ la ~rISis y derrumbe de los regíffienes comunistas y con la
ganó el espacio cultural general y, en especial y por último, el periodístico; se transformac10n/disolución de la antigua URSSdespués del golpe de agosto de
anuncian cursos sobre •postrnodernismo,. hasta portelevisión. En la actualidad _1991_, el empu¡e neohberal es aun mayor. Al mismo tiempo, la crisis de las .
existe por un lado un debate de tipo académico, particularmente notorio entre izquierdas uruguayas es más profunda y el apoyo popular a éstas permanece

37. Jonathan Arac, en •lntroduction» a Postmodemism and Politics, J. Arac editor, 38. En este sentido, el uso indeterminado y desconocedor de Ja discusión académica
University of Minnesota Press, Minneapolis, 1986; p.xii-p.xiv. Respecto de la sobre el tem~ h~ penetrado no sólo los artículos de prensa no especializados sino
discusión de la Postmodemidad véanse además los ensayos de Jurgen Habermas, has~ la propia Jerga de los estudiantes universitarios, generándose así un uso del
FredericJameson, Gerald Graff, Manfred Pfister e Ihab Hassan. De los dos últimos, térmmo qu~ en ~lgunos casos equivale a ser estrictamente ~contemporáneo., en
en especial interesan, respectivamente, •¿Cuán postmoderna es la intertextualidad?. ~tros •re~cc1onano• y en otros, simplemente •joven •. Todo Jo ·cual contribuye a una
(•How Postmodern is Intertextuality?., 1989) y •Pluralism in Postmodern s.1es posible, mayor confusión acerca de lo que es la postmodemidad '
Perspective», 7be Postmodem Tum, 1987, ambos traducidos y publicados por 39. El estudio de la nueva derecha en Uruguay apenas ha comenzado y ~stá lejos de
Desiderio Navarro como •El pluralismo en una perspectiva contemporánea•, en ofrecer todavía más que hipótesis de trabajo. Los ideólogos de esta nueva derecha
Criterios, 2$, 1-1991, La Habana, VI-1991.
concentraron, de preferencia, sus artículos enjaq_uey Punto y aparte.
38
39
con publicitada preocupación de amplios sectores de los partidos tradiciona- fundamentos diversos, atraviesa el país y asienta o diseña un escenario
les. En ese sentido, la discusión entre los distintos sectores del pensamiento particular en la comprensión del debate internacional sobre la postmodernidad
nacional se ha profundizado estando todo o casi todo en discusión. y, sobre todo, de la inserción de nuestro país en el mundo de hoy, es decir, el
Por otra parte y en relación con la postmodernidad, hay una conciencia Uruguay de la postdictadura o «Uruguay finisecular».
difusa y popularizada (es decir, popular, entre un sector de la élite política y La discusión en el país ha incluido tanto los pasos que se debería dar para
universitaria o profesional) para la cual ésta, la postmodernidad, podría ser lograr la modernización, la de la derecha y la de la izquierda, es decir, la neo-
descrita o entendida como una etapa que se inicia después de la segunda liberal, y la otra que apuesta a la solidaridad social. La modernización identifi-
postguerra, o quizás después de la revolución cubana y de la guerra de cada ya con la privatización, estatización o nacionalización de la actividad
Vietnam, o entre 1968 y 1973 (golpe de estado en Uruguay y Chile). Sería la era económica y de la banca, así como también con la reforma universitaria o
del rock, la TV y el video, del boom de la literatura latinoamericana, de los educativa, el debate sobre los derechos humanos violados durante la dictadura
satélites y la aventura del espacio, de la dependencia y el capitalismo tardío de y la crisis de las izquierdas. Podría parecer entonces que la etapa de la
las multinacionales y de los shopping center.,OJegadosa Uruguay en los ochen- postdictadura uruguaya fuera, simplemente, un micro período dentro del gran
ta, pues antes preferíamos las galerías al estilo europeo), del tercer mundo y las aliento de la postmodernidad occidental. O, dicho de otro modo, la
computadoras, de la centralidad o no del proletariado como sujeto social, de la postrnodernidad habría comenzado para Uruguay cuando »el suizo país de las
crisis de los macro relatos y de las ideologías, de los setenta egoístas o pasotas vacas gordas,. se adelgazó hasta este presente de democracia semitutelada en
y del fin de siglo sin dioses y con democracias restringidas, socialismo real y ex- el que los militares siguen teniendo (o siguen aspirando a tener) una presencia
socialismos. Todo esto no siempre entendido al mismo tiempo, ya que los política y no ya meramente profesional.
recortes y cruzamientos son múltiples; parecería ser o parecería entenderse, Sabemos, sin embargo, que la discusión sobre la postrnodernidad en el
entre otras muchas cosas, como la postrnodernidad. Postmodemidad que, al ámbito latinoamericano toca melodías más complejas. Sabemos también que
menos en América Latina, puede significar para algunos sociólogos y la postrnodernidad es, para los latinoamericanos, en el mejor de los casos y tal
politólogos latinoamericanos una mala palabra 40 mientras para arquitectos, como lo señala Fernando Calderón, 43 simultánea con la premodernidad y la
plásticos y aun para ciertos otros ideólogos, una noción adecuada o modernidad. Sabemos que en la vulgarización de la discusión a que estamos
instrumental. Para algunos otros es posible hablar de una postmodemidad asistiendo todo es postmoderno y nada es postmoderno; sabemos que en
consetvadora y de otra revolucionaria, 41 o de una postmodernidad hegemónica Uruguay y también en el resto de América Latina parte de la reflexión es mera
y una postrnodernidad contracultura!. Estamos, creo, nos guste o no y a pesar reproducción mecánica de reflexiones surgidas en otras realidades y poco
de todo, en la postrnodernidad; una etapa que si bien corresponde en las deriva de investigaciones nacidas de nuestras circunstancias. Pero sabemos
sociedades del llamado Primer Mundo a la postindustrialización, en América también que el desanollo desigual y contradictorio ·de Uruguay y del resto de
Lat!-nay en especial en Uruguay es un fenómeno cultural con incidencia en la América Latina hace que toda discusión cultural tenga una dinámica propia en
proposición de los distintos modelos de desarrollo o de modelos económicos. función de su realidad y en función de nuestra tradición de países importadores
Estamos en la postmodernidad periférica que es propia y que entre nosotros de tecnología, en un mundo donde el aislamiento nq existe y donde las
supone, además, la coexistencia de otros tiempos o modos de producir, fronteras nacionales son más étnicas yeconómicaS que políticas; y, sobre todo,
modernos y premodernos, siempre desde la periferia. 42 Esta discusión, con en ·función de un tiempo de la historia de los seres humanos en el cual la
planetarización es un hecho que convive con la intensificación de los .
particularismos, de las diferencias y de las distintas variantes de los ismos que
40. Véase la entrevista a Agustín Cueva en Cuadernos de Marcha, enero de 1989, y
tienen su matriz en los individualismos.
también el uso coloquial que realiza Danilo Astori del término, en algunos artículos
de Brecha. Inserto el mismo país en un mundo postmoderno, aunque no necesaria-
41. Sobre la discusión en las ciencias sociales latinoamericanas pueden ser suficiente mente en la postmodernidad del primer mundo -por todo aquello de la no
muestra el número especial de la revista Davíd y Goliath sobre Postmodernidad y industria y del desarrollo desigual y combinado---, el país se dispone a ingresar
las actas del VII congreso de ALASrealizado en Montevideo entre el 2 y el 7 de en el siglo XXI. Entendámonos, el «se dispone,. es una for~ulación retórica que
diciembre de 1988. encubre el hecho de que entra, está entrando o va a entrar con una relativa
42. Remito a mi ensayo: •Fin de siglo, reflexiones desde la periferia», que será publicado independencia de su voluntad; es decir, que el movimiento general de la
por la Fundación Vicente Huidobro (Santiago de Chile) en 1993, donde desarrollo
mis ideas sobre la postmodemidad. En ese trabajo, entre otras ideas, señalo que: •No
43. Ver David y Coli.ath, número citado.
hay una única postrnodernidad, como no hubo una única modernidad».
40 41
historia, de la economía nacional, regional y mundial y del desarrollo tecnoló- de proyectos trascendentes que logren interpelar (interpelar en el sentido
gico y científico lo está llevando a golpes sin que sus llagas y mutilaciones, sus althusseriano) al conjunto o a los sectores mayoritarios del país.
incapacidades o su conciencia hagan del proceso un acto volitivo pleno. Pero el Uruguay de fin de siglo a la vez que cancela mitos y consignas
Es en este escenario, apenas apuntado en las páginas anteriores, que la posibilita otros. Por eso, el impacto que ha causado en el imaginario de la
cultura uruguaya y el país todo ha comenzado a vivir su fin de siglo. Un fin de sociedad el diorama de la integración regional. Somos, ya lo consideramos
siglo cargado de mucha retórica acerca del cambio (¿gatopardiano?) y, en antes, escasamente religiosos y herederos del sobretodo laico de don José. Es
especial, de mucha desesperanza, en particular entre los jóvenes que siguen cierto que es dificil interpelar desde la crisis y desde la pobreza pero lo que se
emigrando y también entre aquellos que no pueden o no encuentran los comprueba es que terminada la dictadura no existe un proyecto unificador
recursos o las fuerzas para hacerlo. Desesperanza que un anónimo montevi- trascendente que impulse el país. La integración regional, gran diosa del
deano expresara en un terrible y revelador grafiti: •Algunos nacen con suerte, momento, ha despertado tanto recelos como entusiasmos y si bien ha sido
otros en Uruguay». No se trata, pues, de una desesperanza trágica u operística, aprobada con mayorías abrumadoras en el Parlamento, también es cierto que
sino de una desesperanza gris, mediocre, de clase media, que no surge de una se dice, en voz alta y baja, que el apoyo a la integración se da por la sencilla
catástrofe sino del desgaste que la crisis económica, la dictadura y la falta de un razón de que no hay otra alternativa. Y que si el Mercosur no funciona, habrá
proyecto dinámico ha producido en los sueños del ciudadano medio. de ser otra la integración regional, otro el salvavidas, otra la ilusión.
El párrafo anterior, escrito en su primera versión a fines de los ochenta, exige El grafiti: «Algunos nacen con suerte, otros en Uruguay~ sustituye a «Como
hoy, en 1992, una modificación. Si bien es posible que para muchos todavía la el Uruguay no hay- y seguramente aparecerá el que se ría del espejismo del
desesperanza, expresada de un modo brutal en el grafiti citado, siga siendo Mercosur como el que lo proponga como la última esperanza. La fórmula de
válida, para otros muchos el cambio producido por la integración regional Alberto Methol Ferré •Han acabado cuatro décadas del Uruguay fantasma• es
introduce una diferencia sustancial: el horizonte del imaginario social. La expresión, grafiti oral (si cabe el oxímoron), de una consigna que sustituye al
presente etapa de la integración, fundamentalmente económica, que aparece pasado. Hay una frase que, sin embargo, está herida de muerte, enterrada y sólo
en la realidad de los cuatro países signatarios del Acuerdo Marco de Asunción rec?rdada irónicamente: ¡Como el Uruguay no hay!, al menos en su aspecto
no desvela mayormente a argentinos y brasileños. Es comprensible que peuzamente soberbio. La postdictadura ha sido la era de la vuelta de la
preocupe y mucho a uruguayos y paraguayos. La variante del Mercosur o de democracia y del desexilio pero es también la de los sueños recortados y la
una integración mayor y el aparente o definitivo fin de la «guerra fría,. trans- socialdemocracia (en sus variantes de centro, derecha, izquierdas). Es la época
forman el panorama uruguayo, no tanto a nivel delo cotidiano pero sí en cuanto del cambio necesario, de la superación de la negra década de la dictadura, pero
al horizonte cultural e ideológico, altera las reglas del juego incidiendo en el tamb1én d(::la amnistía a los torturadores y del intento popular por revertir la
imaginario. Hay, sin embargo, tendencias de largo plazo que se siguen amnistía mediante el referéndum.
manifestando; de ellas nos ocupamos en estas páginas, es decir, en este esbozo La sociedad uruguaya está viviendo su fin de siglo y sabe necesario el
de reflexión sobre el estado de la cultura y sobre los diferentes proyectos y su cambio. No es casual que durante el año electoral de 1989 las consignas de
incapacidad por convertirse en hegemónicos, lo que a veces hace pensar en algunos sectores hayan apostado al «cambio cualitativo,, o al «creer para crecer»,
castunaausencia de proyectos. No son, no podrían ser estas páginas, un aporte al «anímese", «contra el país gris», a la «otra manéra» de hacer política. No es
detallado ni globalizador. Las globalizaciones han entrado en crisis y los casual que la coalición de izquierda, el Frente Amplio, se haya fracturado (y que
grandes sistemas explicativos y narrativos, o ciertos modos de globalizar, han quizá vuelva a fracturarse) y no es casual que la apuesta de los sectores .
sido puestos en tela de juicio. conservadmes presentes en los dos últimos gobiernos jueguen y hayan jugado
Junto con las globalizaciones han sido, además, puestos en cuestión, en el al contmu1smo hablando del •cambio en paz• o de volver al Uruguay de 1910
Uruguay de hoy, los mitos constructores de la identidad nacional. Los mitos sumándole temología, como sostuvo en la televisión un candidato a presiden-
implicados en las expresiones "la Suiza de América•, "el país de las vacas te. ~a conciencia de una necesidad de cambio (malquiera, la integración
gordas•, -la Atenas del Plata•, •el Weljare Stat&, son historia antigua. En la regional grande o la del Mercosur o lo que sea) y también la inoperancia de la
postdictadura postrnoderna de Uruguay, los mitos fundadores están muertos i~terpelación ideológico-disausiva (es decir 1 no la interpelación parlamentaria
--o heridos de muerte- y algunos de ellos suenan hoy grotescos. Mitos, smo la althusseriana) proceden de una desesperanza que oculta la íntima
verdaderos sarcasmos en la actualidad, que se han ido a pique y que no conciencia de que la historia camina demasiado rápido para un país «culto y sin
entusiasman a los escasos sobrevivientes que navegamos en esta caótica balsa mayores problemas~ pero que no está ni siquiera en la privilegiada asiática
del presente. A la caducidad de estos mitos se suma 1-aausencia si no de mitos, periferia del mundo.

42
43
generó nuevas reglas de juego. Si durante la dictadura la consigna fue •todos
ÜEL CONSENSOAL MA1E5TARDE LA CUL11JRA contra ellos", es decir, los hermanos contra la autoridad paterna de los militares,
luego, es decir ahora, parece ser "1odos contra todos•. O •algunos todos contra
Una sociedad puede en cierto momento lograr un relativo grado de algunos por aquí• y algunos otros por allá. Las nuevas reglas del juego no
integración aun cuando ello implique una unidad basada_en el rechazo o en el enfrentaron simplemente grupos económicos y políticos sino también jóvenes
destronamiento O en el aplastamiento de otro grupo de dicha sociedad. Freud, y viejos, hombres y mujeres. La juventud y la vejez, la renovación y la
el manido, al estudiar el comportamiento de la vida de ciertas comumdades ha restauración no cortaron, obviamente, a la sociedad uruguaya con el cuchillo
señalado que llega un momento en que los hombres (los hermanos de la de la historia cronológica o de la ideología. Durante la dictadura, la alianza
familia) destronan a la autoridad (el padre) y al hacerlo descubren que el grupo generada por un enemigo preciso no posibilitó la discusión adentro. Una vez
puede ser más fuerte que dicha autoridad. Tal unidad se basa en las restric- alcanzada la democracia, las tensiones propias de una sociedad marcada, sobre
ciones que los hijos tienen que imponerse mutuamente_ a fin de lograr mante- todo, porun diferente sentimiento de culpa" entre los diversos hermanos hizo
ner la nueva situación. 44 La sociedad uruguaya supo ururse -para ma_ntener !ª evidente que la antigua alianza muriera. Un sentimiento de culpa que nace del
metáfora de Freud- como hermanos durante la dictadura. Es cierto, sm hecho de que la sociedad uruguaya sabe, consciente o inconscientemente, que
embargo, que la caída de la autoridad paterna fue más una ab~icación que un ha salido de la catástrofe de la dictadura sin haber logrado aclarar dudas y
destronamiento y que ello ha condicionado el presente. Tamb1en es cierto que recelos y sin haber logrado castigar a todos los responsables. Sabe que en su
los hermanos intentaron darse una ley mediante un consenso nac10nal. Por~~ª interior conviven quienes han podido violar los más elementales derechos
parte, la ausencia o caída, relativa, de la autoridad paterna ~odría estar ta~b1en humanos y sabe que no han podido ser castigados. Una parte de la sociedad,
en las raíces de la necesidad que el pueblo uruguayo siente de caudillos o la mayoría de los partidos tradicionales como actores principales, entiende que
líderes carismáticos tanto en la derecha como en la izquierda. El culto a la el no-castigo, la amnistía, es una forma de cerrar el pasado y de acallar el
personalidad de casi todos los sectores políticos -tanto en el_Partido Colorado sentimiento de culpa en aras de una supuesta paz. El malestar de la cultura
como enel Nacional, en el Frente Amplio yen el Nuevo Espacio-, esa necesidad uruguaya tiene pues un fundamento ético y si bien el referéndum intentó hacer
de ungir como salvador a un «padre», más que a un programa, huele sospe- una especie de lavado de la culpa, es cierto que la mala conciencia de la otra
chosamente a una nostalgia de la autoridad perdida. 45 Nostalgia encarnada en parte importante del país, prefirió vivir con la culpa antes que arriesgarse a
figuras del pasado y del presente: la de don José, en algunos casos, _lad_e_los obtener justicia. Esta •mala conciencia•, éste temor a perder el amor del padre
militares, en otros, y aun la del simple hombre prov1denaal con y sm d1v1sa, militar lleva a la pérdida de la reunificación de los hermanos. Es esta situación
tradicional o no. la que ha afectado a la totalidad de la cultura uruguaya y es desde esta situación
Terminada la dictadura -y sobre todo la resistencia a la dictadura-, el que se debé leer su accionar desde los ochenta en adelante, pues esa culpa no
consenso nacional, que ensu momento fuera encarnado po~ l~ CO~A~ROY por está suficientemente elaborada. El referéndum, aun en su impresionante gesta
el «río de libertad• congregado en tomo al Obelisco, agomzo amqu!lado por y en su fracaso, no ha logrado ni logrará borrar el sentimiento de culpa de una
diversas manos. En especial por la nueva etapa del país que, habiendo_pue".to, sociedad que está dispuesta, parcialmente, a vivir sin justicia y. sin una
sólo entre paréntesis, a los actores de la tragicomedia anterior, pos1bil1to o conciencia moral adecuada. 47
Una sociedad que, en otro orden de cosas aunque con el mismo valor
44, Sigmund Freud desarrolló estas ideas en Totem y Tabú y también en.do E~ma.b/es(ta19\~
simbólico acepta, entre otros comportamientos, la corrupción, la coima y el ro-
Ja cultura. Es de esta última obra que tomamos la cita: •In Totem a ia ou -
13) I have tried to show how the way led from this family to the succeeding stage of
bo como rasgos de •la viveza uruguaya•"' es una sociedad en la que la culpa no
communal \ife in the form of bands of brothers. In overpowering their fathe~, the
5005
had rnade the discovery that a cornbination can be stronger than a single 46. Con respecto al sentimiento de culpa ver Civüization and J-tsDiscontent:s de
individual. The totemic Culture is based oo the restrictions which the soos had to Sigmund Freud, especialmente el capítulo VIII.
impose 00 one another in orderto keep this new state of affairs in being. The taboo- 47. Para una reflexión desde otra perspectiva pero en cierto modo convergente (o
observances were the first 'right' or 'law'~. S. Fred, Tbe Standard Edition o/ tbe complementaria) con mi argumentación, véase Marcelo N. Viñar, •Memorias fractu-
Complete Works, Volume XXI [1927-19311, The Hogarth Press, London, 1961, radas-, en Identidad uruguaya: ¿mito, crisis o afirmación? ·
pp.100-101. . . ¡ d 48. Al respecto es sumamente ilustrativo el ensayo de Martín Rama -El país de los vivos,.,
4 En este sentido las consecuencias de la muerte de Wtlson Ferre1ra en e Parli o parcialmente reproducido en Cuadernos de Marcha NQ67. Aunque desde una
S. Nacional y la búsqueda de un sustituto, no hacen sino confirmar lo ~nterio_r.Algo perspectiva económica, Martín Rama hace una lectura •simbólico-cultural-de nues-
similiar podría ser señalado en el Frente Amplio y la necesidad de ungir caud1llos en tra sociedad que en cierto modo es convergente ~on lo planteado aquí.
la izquierda. 45
44
sólo no está suficientemente elaborada sino donde: o no Se siente culpa-y eso dictadura ha hecho mella-contra todas las predicciones y sobre todo contra la
todavía parece ser peor- o se entiende que es inútil intentar modificar la norma generalizada idea, dominante durante los últimos años de la dictadura y los
cotidiana de la corrupción. La ausencia de reclamos de los ciudadanos que primeros tiempos de la nueva democracia-, en la cultura en la educacíóµ y en
1
consllmen, servicios o bienes materiales, educación o disrursos hipócritas, ha la conciencia nacional. Se pensaba que el país había conservado su espectro
alcanzado el nivel de una resignación fatalista que se integra perfectamente en ideológico como pareció demostrar el resultado de las dos últimas elecciones
esa suerte de -qué le va'cha'che• que nos identifica como comunidad. -aun tomando en cuenta el triunfo del Frente Amplio en Montevideo--, la
Si, en el ya no tan reciente pasado, el espíritu de la CONAPRO pudo ser •el río Universidad era reconstruida, los intelectuales y políticos silenciados o
de libertad•, -el pueblo unido al poder•, o al menos al gobierno, lo que vino exiliados volvían a expresarse, se continuaban o se iniciaban empresas cul-
después estuvo inspirado por el •quiero mi parcela de poder•. A la lucha entre turales o editoriales, se volvía a ser democrático, civilizado, poco latinoame-
aquellos que reclamaban ética y justicia y los que preferían olvidar el pasado, ricano y muy europeo.
se sumó la lucha entre restauradores e innovadores, jóvenes y viejos, feministas La ilusión duró poco. El reencuentro de la sociedad y de la cultura uruguaya
y machistas, dentro y fuera de la izquierda y de la derecha. Aparecieron en en la nueva democracia ha sido mucho más traumático de lo que muchos
escena, por si fuera poco, la versión local de los nouveaux phillosophes, de los pensaron, desearon o deseaban. 49 Los efectos apenas comienzan a sentirse. La
que habláramos antes, y con toda su nueva derecha a cuestas se subieron al metáfora de »los ojos en la nuca• es particularmente reveladora por su
carro de la vieja derecha. La nueva izquierda o la otra izquierda, por su parte, operatividad en distintos sectores y grupos de la sociedad."
tanteó el terreno con respecto a la vieja izquierda hasta llegar a la fractura de una La alianza de los hermanos había incluido a miembros de todas las
coalición que pudo sobrevivir la dictadura pero no la nueva democracia. generaciones pero una vez relegado el padre militar a su condición de vigilante
Pulseada o discusión que la izquierda ha incrementado luego de los sucesos de o tutor más o menos democrático, surgió el disenso.
Europa del Este en 1989 y de la tremenda transformación de la antigua URSSen Todo esto en la cultura tradicional -o •alta cultura- aparece con cierta
la caótica CE! del presente. claridad. El sentimiento de culpa, en el caso de las bellas letras, tiene que ver,
Entre todos han/hemos estado construyendo este macro desconcierto aun cuando no sea necesariamente la única explicación válida o posible, con
ideológico en el que se debate este Uruguay finisecular. El desconcierto no el deseo inconsciente de reemplazar Oegítima o ilegítimamente) un poder
parece, sin embargo, haber alcanzado a los criollos nuevos filósofos -aunque largamente admirado y mitificado durante la etapa de la represión cultural en
los conflictos en su interior estén comenzando a aparecer y su relativo fracaso tiempos de la dictadura militar. Entre los escritores fue que el motivo parece
en las elecciones de 1989 los haya, parcialmente, replegado-; por otro lado, la haber adquirido una mayor notoriedad. Así, la llamada generación del 45 que
izquierda tradicional o escasamente perestroikada no parece haber visto agrupara entre otros a Mario Benedetti, Ángel Rama y Emir Rodríguez Monegal
movido su andamiaje ideológico, aunque los últimos sucesos dentro del y que tuviera su momento culminante y de poder en los años anteriores a la
Partido Comunista quizás muestren-con relativo desfasa je temporal-, que esto dictadura fue puesta en la picota por algunos sectores de jóvenes escritores. La
pueda quizás o quizás no, muy eventualmente, cambiar. El macro desconcierto polémica en torno a la generación del 45, por muy clásicamente parricida que
ideológico, aparentemente más presente en la izquierda que en la derecha, se haya sido, consciente o inconscientemente, evidenció que frente al hecho de
refiere, sin embargo, al país en su conjunto. Este país que está siendo tironeado la vuelta de los sobrevivientes de la generación ar ejercicio del poder cultural,
por todos contra todos, vigilado entre bambalinas por lo que algunos militares la evaluación del pasado o la rememoración del pasado glorioso no era posible
entienden es sólo un entreacto y, sobre todo, halconeado por una población
que se desliza-jóvenes y viejos, hombres y mujeres-, hacia una versión criolla
del pasotismo español y que incluye el viejo •notemetás,,, el nuevo incipiente
49. En distintas publicaciones periódicas se dio cuenta de este difícil tránsito; en el
apego a la droga y la continuación de la emigración. La lucha por la
semanario Brecha, por ejemplo, durante el año 1986 hubo una serie de notas sobre
sobrevivencia es cruel y muchos entienden -las prioridades que establece la
el tema del desencuentro. Se efectuaron desde 1985 conferencias y coloquios para
vida cotidiana no siempre permiten otras opciones-, que justicia más o menos, •elaborar•y registrarlas experiencias del exilio y de la cárcel entre otros en el Instituto
modernización (neoliberal o solidaria), lo que importa es parar la olla a como •Testimonios- auspiciado por el Partido Socialista. Todavía hoy, y seguramente por
dé lugar. El juego o el drama del»todos contra todos•, como se ve, tiene muchos mucho tiempo, se debate la intensidad o no del llamado -a~gón cultural• del país
protagonistas y sobre todo múltiples escenarios. durante la dictadura (al respecto véase la polémica entre el crítico de cine y ceramista
El malestar en la sociedad uruguaya de estos años tiene que ver con lo Jorge Abondanza y el escritor Femando Butazzoni en los diarios El País y La Re-
anterior pero tiene que ver además con la imposibilidad de aceptar que la pública, respectivamente).
50. Sobre este tema ver el capítulo •¿Perohay una m~nera de ser uruguayo?•.
46
47
y viejos, izquierdosos y derechosos, -marginales y óficialistas suponiendo- o
sin un cierto nivel de enfrentamiento. 51 Pero duró poco y no logró realmente queriendo suponer que la salvación puede o pudo estar pr6.Xima:La salvación
52
una revisión ni del pasado ni del presente. , ~ del Mercosur es para algunos equivalente al grito alegre de «tierra, tierra»¡ para
El malestar de la cultura uruguaya es un fenómeno que no parece ~abra de otros es un nuevo diorama, una frivolidad e incluso algo peor aun, el abismo
agotarse en esta etapa de la postdictadura. En espedal p_~rquepara disolver el por donde nos precipitaremos y donde terminaremos hasta por perder, junto
desconcierto imperante no parece suficiente la asp1raaon y el deseo de una con nuestras industrias, nuestra problemática identidad nacional. Es posible
integración acrítica. Por otra parte, la revisión crítica tanto del presente como que el caos que domina la balsa sea precisamente uno de los rasgos propios de
del pasado exige un trabajo que apenas está comenzando" y que una v~z la postlnodernidad. La pérdida de un proyecto global, o por lo menos la
divulgado no necesariamente habrá de suponer el acuerdo y la mtegrac,on proliferación de proyectos dispares así como las extrañas alianzas y relaciones
idllica. Más aun la revisión del pasado es, a la vez, deseada y temida, tolerada antagónicas entre la cultura ilustrada e institucionalizada y la cultura popular y
hib.1da hecha con mala fe y sin investigación. Es en este sentido que es allernativa (o entre la cultura ilustrada y la cultura de los medios masivos de
ypro ' hb'd -· lfi d comunicación) podrían ser eniendidos como rasgos de una cultura si no
posible afirmar que dicho malestar habrá de continuar y a ra e terur e m e
siglo uruguayo. posunoderna al.menos afectada por la posunodernidad. Utilizo el condicional
y el tono hipotético por la sencilla razón de que no es posible ver todavía si la
LAFRAGMENTADACULTIJRAURUGUAYA situación presente tiene sentido y dirección ni cuáles son sus rasgos fundamen-
tales.
Si se piensa en el espacio de la cultura nacional-la balsa de la Medus~ a que Lo que resulta evidente, sin embargo, es que no hay, como en cierto modo
me referí en otra oportunidad-, se verá que cohabitan en un gran caos, Jovenes pudo haber antes en la historia de la cultura uruguaya -quizás durante los
sesenta y aun antes durante los veinte-, una suerte de centro hegemónico o casi
51. La polémica tuvo como uno de sus centros al escritor ~ario Bene~~tti ~uien ~fu.era de dirección cultural. Hoy más que nunca es posible hablar de una
tomado como pretexto para un enfrentamiento generac1on~l y ~stet1co-1d:olog1co. fragmentación de la cultura uruguaya. Se podría afirmar que, en verdad, se trata
El debate ocupó las páginas de semanarios, revistas y pen6d1cos -Aqui, Brech_a, de la coexistencia de varios discursos dentro de la 01ltura uruguaya sin que
, , -R ,rtt1blica, Puntoyannrte
Jaque,i.u er- r- '
Cuadernos de Marcha,
~ .
etcétera-durante
.
el ano
, ¡ ninguno acabe de tener un poder hegemónico. Hay un relativo consenso
l9S7. Ha llegado incluso a la revista Casa de las Amencaspormed10 de un articu o respecto de algunos valores pero no de orientaciones, proyectos o políticas
de Fernando Butazzoni. culturales. Por ejemplo, tanto la administración colorada y aun mucho más la
52. La polémica consistió en el señalamiento por parte de algunos jdóvlenesd-~u~~ue~o del Partido Nacional han mostrado una tremenda vaguedad en términos de
todos compartiendo los mismos argumentos-, del agotamiento e m~ e o I era.r!o
propuestas culturales -incluido lo referido a la enseñanza-, lo que demuestra
por parte de escritores de la generación del 45, en particular B~nedett_ipero tam~1_en
Onetti e Idea Vilariño. De Benedetti se sostuvo que su realismo y fue,rte reton:a
que para la administración cultural lo que sigue habiendo es mucha retórica y
política no sólo no condecían con el presente sino q~e su pro~e:1o no tema nada mas escasas medidas concretas. ·
que ofrecer. Pero también se señaló que ejerc1a su poet~ca d:sd: un poder Algo de esto se puede ver de otro modo si se atiende a las actitudes en torno
intelectual que impedía el desarrollo de los jóvenes. De Onett1 se sen~lo la pobre~a a los valores del «parnaso» uruguayo. En este sentido, sería posible mencionar
de sus--últimasnovelas y la caducidad de su proyecto narrativo pue_se~te, ~~ al~u.n la existencia de algunos nombresc]uan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Eduardo
~odo se había vuelto improductivo. Del otro lado del debate se senalo la m¡usttcia Galeano, Armonía Somers, Cristina Peri Rossi, MarioI.evrero, Tomás de Mattos,
del r~lamo pero también la obvia actitud parricida de los jóvenes:, El tono Paul Baccino, Leo Maslíah (este último no para todo el mundo), entre los ·
paternalista de quienes participaron en el debate del lado de la gern~ra~1ondel 45 narradores, y Gonzalo Fonseca, Luis Solari, Nelson Ramos, Espínola Gómez,
produjo más heridas que los propios argumentos. De hecho, la. polem1ca no t~vo Luis Damiani, Arostegui, Águeda di Candro entre los plásticos que son si no
mayor sustancia y no implicó una revisión a fondo del pasado smo que expreso la universal al menos mayoritariamente reconocidos. S4Pero no es tanto al nivel de
.!Sarlo.En ese sentido, como señaló Ana Inés Larre Borges desde las
neces idad de rev , h' · ¡· ·
páginas de Brecha, la generación del 45 en su momento reviso la 1stona ttera:ia 54. Dentro de la llamada cultura •ilustrada. sería posible encontrar tal hipotético con-
nacional; la nueva generación manifiesta desear hacerlo pero de hecho no lo realiza senso. La mención de estos nombres tiene un carácter ejemplificatorio a los efectos
o no lo acompaña con estudios o ensayos. , . de mi argumento ya que, en realidad, si se tratara de establecer la nómina de cre-
53, Al respecto vale la pena señalar que tanto en la Universidad de la ~ep~tlica co~o adores culturales de consenso aun en el Uruguay de hoy y teniendo en cuenta todos
en los centros privados de investigación recién ha comenzado en os~ timos anos los discursos de la sociedad sería imposible mencionar un solo nombre. Ni siquiera
el proceso de estudio y análisis de la historia socio--cultur~l del. pa~ durante la Juana de Ibarbourou o Juan Zorrilla de San Martín quienes por su carácter de Cuasi
dictadura. La conclusión, difusión y elaboración de tales mvesugac,ones hacen mitos identificadores de la nacionalidad p<?drían,ser conSiderados univer:Sales.
preveer que recién en la próxima década la discusión podrá rendir sus frutos.
49
48
la «creación~ artística en sí misma donde surgen las diferencias sino de las cultural sin mayor análisis y se encierra en un gueto político:-estético. Celebra
políticas culturales y de las apuestas estéticas e ideológicas. Se dirá: eso ocurre manifestaciones de rultura popular o de la rultura urbana tradicionales como
siempre y en todas partes. Podría argumentarse que no es así y que la cultura la ~murga»o más recientes como el fenómeno del ~canto popular», pero no logra
uruguaya conoció otrora el magisterio y el proyecto cultur~l de un Carlos Vaz producir un análisis ni una interpretación de dicho fenómeno que vaya más allá
Ferreira. Se podría argumentar además la presencia de un Angel Rama, de un de lo periodístico. Es decir, lo celebra en el espacio público pero le retacea el
Torres García, de un Zum Felde, de un Emir Rodríguez Monegal. Había espacio también público de la academia. 57 Celebrá el testimonio y la novela no
polémicas y muy grandes, es verdad. Pero a la distancia y desde este presente ficcional pero se desconcierta con ciertas formas-de la nueva vanguardia. Tiene
aparecen formando, en cada uno de sus momentos, parte de una «mentalidad un discurso populista y pluralista pero a la hora de antologizar la poesía,
englobante•." rechaza la producción de un sector de la creación nacional por «feísta»
Una rápida revisión de los distintos sectores ideológicos hoy en juego en la refugiándose en valores casi decimonónicos.
cultura nacional es altamente revelador. La inconsistencia de la política cultural Por otra parte, el testimonio es uno de los fenómenos más importantes
de los gobiernos democráticos resulta evidente: aspiran a una reforma edu- durante la postdíctadura. Especie de catarsis de la conciencia nacional han
cativa y universitaria pero retacean los fondos solicitados por la Universidad. Se proliferado los testimonios así como la llamada •literatura carcelaria•. El testi-
reconoce el papel central de la mujer en la sociedad contemporánea (hasta se monio representa una nueva escritura y una acción político--01ltural que intenta
tiene el gesto de ingresar a una mujer, Delmira Agustini, en el Panteón recuperar la memoria histórica. A la vez demuestra la erosión de una con-
Nacional), pero mientras uno nombra ministra de cultura a una mujer y encarga cepción elitesca de la literatura y el ingreso de expresiones (¿postmodernas?)
de la enseñanza secundaria a otra, el número de escritoras presentes en los que tienden a barrer la distinción entre vida y arte. El testimonio, por último, no
obligatorios programas oficiales de enseñanza media es ínfimo Yel número de expresa solamente la experiencia carcelaria o política como lo demuestra La
mujeres en los partidos tradicionales es prácticamente nulo. El tema de la mu1er niña, el huevo duro y el chocolate, de Ramona Caraballo. En este sentido la
no está mucho mejor dentro de las izquierdas. Por otra parte, el presidente de irrupción de nuevas voces en el discurso rultural uruguayo ~jóvenes, mujeres,
tumo recibe en visita especial y publicitada a Jacques Derrida y a cantantes homosexuales, discurso carcelario o marginal- logra su mayor expresividad en
populares, entre otros a Luis Aguilé, al tiempo que la policía montada reprime estos testimonios aunque no necesariamente-y a pesar del éxito de librería de
a los jóvenes que asisten a un recital del grupo británico de reggae UB 40 o algunos de ellos- implique una alteración en la noción dominante de lo que se
preside actos -como el ya mencionado del traslado de los restos de Delrmra considera el canon de las bellas letras uruguayas. El testimonio más importante,
Agustini- realizados con un criterio y una retórica que huele a más de medio al mismo tiempo que bestsellerde la época de la nueva democracia, ha sido ws
siglo de antigüedad, acartonamiento y cursilería. Fomenta el arte y se esca?da- manos en eljuego, de Ernesto González Bermejo, el cual, aunque claramente
liza con los dibujos de Larrocca o, en otro momento, con la referencia al testimonial, demuestra en su escritura una fuerte conciencia estética. Otros
erotismo y a la sexualidad de nuestras muy eróticas poetas tutelares. Inaugura testimonios tienen una mayor presencia si no de lo ficcional al menos de lo
ferias de libros y exposiciones de pintura y permite que la Biblioteca Nacional novelístico, mientras otros-Fernández Huidobro, etcétera-están más anclados
esté semicerrada durante meses por desperfectos eléctricos o por escandalosas en lo contra-histórico. La literatura testimonial se ha visto además acrecentada
carencias presupuestales. - por la publicación de material escrito en las cáiceles a cargo de un centro
El oficialismo de izquierda 56por su parte, apuesta al realismo y no sabe qué especializado en tal tipo de literatura. Literatura que sigue siendo considerada
hacer con la insurgencia de algunos jóvenes. Desconoce la cultura que no como marginal -a pesar de la reciente institucionalización por parte de la !MM
encaja en su modelo, descubre a Sting por su trabajo a favor de los desapare- mediante un premio al género- y que no encuentra su lugar en los rnrsos de
cidos, intenta aceptar al rock nacional pero sigue condenando el imperialismo literatura que se imparten en el país a nivel secundario.
Mientras tanto, algunos mayores continúan en su tradicional tarea de
55. Utilizo la expresión «mentalidad englobante• a falta de otra mejor. Me refiero con ella aplastar a los jóvenes sin escuchar sus cuestionamientos, al mismo tiempo que
a una cierta •unidad dialéctica• que daba perfil al momento intelectual respectivo; señalan la necesidad de darles un lugar; los jóvenes under publican una serie
por lo menos el de una cultura ilustrada aceptada por los distintos •actores,,
de revistas subterráneas tratando de hacerse oír cuestionan a Benedetti a
ilustrados.
Onetti Ya otros más pero vuelven, a veces, a inve~tar la pÓlvora por ignora; la
56. La expresión -oficialisrno de izquierda• alude al hecho de que los aparatos de poder
(con excepción precisamente del Ministerio de Cultura) de la cultura ilustrada están
mayoritariamente en manos de la izquierda. Rasgo que, entre otros, ha diferenciado 57. Las únicas excepciones son los libros de Milita Alfaro sobre el cantante popular Jaitne
la cultura uruguaya de la argentina en las últimas décadas. Reos y sobre el carnaval, y los trabajos de G~sta".'o Diverso.

50 51
hiStoria de la cultura nacional. Algunos de estos jóvenes-de los cuales muchos contrario, parecen haber tenido las mujeres en lo empresarial. Pero en este
ya no cumplen los.treinta y cinco años- han inten.tado empresas editoriales y caso, (pienso en Manos del Uruguay), se trata de una dimensión industrializada
críticas de interés; 58 así como espectáculos y perfomances, "Arte en la lona~ y de la cultura que ha llegado a Tokio y New York y que tiene que ver de un modo
..circo,,1 que han buscado un espacio diferente como alternativa al espacio tangencial con los proyectos feministas y mucho más con la exploración de
institucional de una cultura que sienten no representativa de sus intereses. Ese caminos no tradicionales de exportación.
espacio diferente, libre o heterodoxo, fue de hecho un espacio contestatario. Hay también sectores ilustrados no comprendidos en lo anterior. Me refiero
En un aró culo que publicaran algunos de los organizadores a modo de balance a un grupo como el de la revista Poétíca, de circulación no muy notoria, y a su
de la experiencia, se terminaba preguntando: entorno que mantiene una apuesta al rigor estético-aunque enmarcada en una
poética muy definida- y que apenas se manifiesta públicamente. Aunque es
¿Qué es el poder cultural? ¿qué es la cultura? ¿es la gente? ¿son cierto que algunos de sus miembros han participado de la polémica en torno
los artistas? ¿o los Artistas? ¿qué es la crítica? ¿dónde está la a Benedetti y han publicado sus opiniones, entre otros, en el difunto semanario
juventud? ¿qué hace? ¿qué piensa? ¿qué quiere? ¿se está moviendo Jaque. Otro sector ilustrado, aun mucho menos numeroso, ha intentado el
algo en Montevideo? ¿qué? ¿qué significó aneen la lonci! (. ..) ¿por aggiomamiento teórico del país desde una perspectiva tecnocrática y
qué tan poca gente cree en las propuestas abiertas? ¿por qué autoconsiderada como apolítica, aunque particularmente selectiva ideológica-
tantos pruritos o escozores? ¿por qué los debates' ¿qué es una mente. Ha sido responsable de la visita de Jacques Derrida, Hillis Miller,
perfomance? ¿dónde están tus sentidos? ¿qué es el.arte? ¿quiénes
Geoffrey Hartman y Douwe Fokkema, entre otros, y en ello consiste su mayor
son los viejos? ¿quiénes son los jóvenes? ¿viste que se puede? 59
y verdadero mérito. Pero su presencia enel diseño de la o las políticas culturales
del país, aun cuando ha contado con el respaldo del Ministerio de Cultura, de
Las preguntas hablan por sí solas tanto de la búsqueda de los jóvenes como
la Academia Nacional de Letras y de la Comisión Fullbright, no forma parte de
del alto poder disolvente de su desconcierto. No toman nada como dado y
evidente, yen eso consiste su fuerza. Todas esas preguntas son en realidad una su interés y por lo mismo es escaso por no decir, quizás desgraciadamente,
nulo.
sola pregunta: ¿quiénes somos?; y la misma no se refiere sólo a los jóvenes sino
también al conjunto del país. La pregunta final: •,-visteque se puede?• es de En definitiva, entre la restauración conservadora de cierta izquierda, el
hecho la afirmación de que sí se puede, ellos piensan que pueden ser una eclecticismo seudo liberal y mediocre de los gobiernos, la crisis de las izquier-
sociedad, una cultura, una nación. Pero los jóvenes no son los únicos en tratar das, el embate muchas veces simplificador y meramente reproductor de
de pensar la sociedad. algunos ideólogos de la nueva derecha y la falta de propuestas que fundamen-
Las mujeres, por su parte, además de sus publicaciones y manifestaciones ten el bienvenido cuestionamiento de algunos jóven_esy de las mujeres, el país
comienzan a expresarse de nuevas manera_s. Los intentos plástico-literarios se encuentra en un caos que no parece llevar a ningún puerto. Porque mientras
•Viva la pepa•, la antología de narradoras de Ediciones Trilce y las proyectadas unos quieren volver, otros quieren seguir pero sin estar yendo a ninguna parte.
antologías de escritoras impulsadas tanto por Arca como por Cotidiano Mujer Sin embargo, en este momento se trata de señalar que el desamparo de la
y Ediciones de Uno son muestras de un proyecto inédito en la historia reciente cultura nacional -no hablemos de la educación que es parte fundamental de la
pero, lamentablemente, no tienen todavía una trascendencia mayor. La con- cultura-, 61 radica, entre otras cosas, en la falta de una discusión plena que
ciencia de «género,,empieza a estar presente de un modo bastante importante dinamice la creatividad y la imaginación nacional. Y por discusión plena quiero
en algunos sectores de nuestra sociedad, incluso en la enseñanza de la decir no la polémica trivial de este fulano sí o este otro zutano no sino la
historia, 60 aunque todavía sea un fenómeno restringido. Más eficacia, por el reflexión global sobre las distintas posiciones 1 la revisión de la historia' cultural ·
58. Como ejemplo se pueden mencionar editoriales como Víntén, Ediciones de Uno, que no empieza en el 45, en el 30, ni en el 900, la discusión intelectual que la
etcétera, por la promoción y difusión ~a veces fuera del sistema institucionalizado cultura uruguaya no está llevando a cabo. Discusión de las políticas culturales
de distribución- de autores nacionales o latinoamericanos poco o nada conocidos y de los supuestos estético-ideológicos que vertebran los discursos enunciados
en el país. También, entre muchas otras, la revista La oreja cortada a través de uno
de sus críticos, Uruguay Cortazzo. Este último, además de una revisión de la obra por los diferentes sujetos en la sociedad uruguaya. Discusión que posibilite ver
crítica de Zum Felde ha empezado a caminar por la senda de la crítica feminista si hay realmente proyectos o se trata de retóricas ideológicamente difusas y
reclamando contra la ausencia de una lectura sexualizada de Delrnira Agustini. Su cuántos Y cuáles son.· La incipiente discusión e investigación que está siendo
artículo se titula, agresivamente, •¿Dónde está la concha de Delrnira?~
59. Gustavo Escanlar, Rosario González y Carlos Muñoz: •Arte en la lona. Un cross a la 61. La dictadura también :ifectó la educaci?n uruguaya que es o ha sido uno de los
mandíbula•, en Cuadernos de Marcha, 31, mayo, 1988,pp. 75-78. rnay~res _orgullos ~~c1onales. En este fm de siglo, y en medio de una creciente
6o. Véase al respecto el libro Mujer e historia editado por Grecrnu y.Ediciones Tri lee, co_nc1en~c1~
de la cnsts educativa qu~ vive el país, se ha desatado una pugna política
e 1deolog1ca en tomo al control s1 no ,de los aparatos educativos al menos del
Montevideo, 1992.
52 53
¿PERO HAY UNA MANERA DE SER URUGUAYO?
llevada a cabo -fundamentalmente entre algunos escasos dentistas sociales,
historiadores y politólogos- en el ámbito académico deberá ganar el espacio
abierto. Una discusión que termine por integrar la nueva opinión cultural
-muchas veces motivada por intereses personales inmediatos- con la investi-
gación. Discusión que implica además, revisar conceptos, narraciones y cán?-
nes heredados acríticamente. Es cierto que se está pagando los efectos de mas
de una década de dictadura y de los errores reiterados de la educación actual.
Es cierto que los jóvenes y los mayores y nosotros mismos no hemos estudiado
sistemáticamente la historia de la cultura uruguaya y es cierto también que
nunca existió una cátedra a nivel secundario o universitario que les ofreciera a
los jóvenes uruguayos una historia cultural del país." En el devaluado presente
en que nos encontramos, la historia recordada es, mayoritariam~nt~, la del HOMOGENEIDADY HETEROGENEIDAD:
reciente naufragio de la dictadura y es posible que, por desconocmuento, se CULTURNCULTURAS
vaya a terminar en situaciones ya vividas. En el país se grita pero no se discute;
se dice que no hay que tener los ojos en la nuca al tiempo que se recuerdan
batallas del siglo XIX; se pide atención al presente y actualización pero se
vuelve al pre 73 como a un perdido paraíso. Posiblemente porque estamos en
L a homogeneidad de la sociedad y de la cultura uruguaya fue durante
muchos años una noción y una verdad incuestionada. La tal
homogeneidad era total y abarcaba lo étniéo, lo lingüístico y el área común
la periferia del mundo postmoderno; posiblemente porque los bancos o los
de las tradiciones, la educación y/o alfabetización. En esa perspectiva y
grandes capitales del capitalismo tardío pueden financiar esos templos con-
como ancla de esa eventual especificidad o identidad se pensaba en la
temporáneos que son los shopping centers; no importa, nada importa salvo el
trilogía idioma-etnia-historia de un espacio geográfico.
cuidadoso culto de la secta, la revista, el partido o el movimiento propio. Por
De la homogeneidad étnica por el lado aborigen se habían encargado los
todo eso quizás tengamos que seguir gritándonos los unos a los otros, todos
hermanitos Rivera y las otras etnias -básicamente las de origen africano- eran
contra todos hasta que lleguemos al siglo XXI y la historia nos haya de¡ado
lo suficientemente escasas como para poder integrarlos al folklore-categoría
definitivamente al costado o hasta que la próxima dictadura nos imponga una
opresora a la que la cultura hegemónica reduce muchas de las minorías con las
tarea y unos míticos dioses que ahora no logramos construir ni vislumbrar.
que suele c;onvivir- y así distinguirnos de nuestros I:ermanos rioplatenses. La
homogeneidad étnica implicaba, entonces, la europeidad de la sociedad
uruguaya. 63
contenido de la enseñanza. Mientras la enseñanza universitaria -es decir la Uni.ver-
sidad de la República, ya que la recién creada Universidad <?tólica no t1e°:e La visión homogeneizante no sólo era sostenida al interior de la sociedad
incidencia real todavía-, está bajo el control de la izquierda, la ensenanza sec~ndana uruguaya sino «corroborada .. por la visión que los extranjeros tecúan de
es objeto de una intensa disputa. En otro orden de cos~, e! apoyo del gob!erno al nosotros. Así, la homogeneidad lingüística fue uri dogma que, incluso a nivel
desarrollo de la investigación y de la enseñanza de la C1enc1ay l~ Tecnolog1a_no es
todavía suficiente aunque para algunos de los sectores ~modern1zantes,. aparez~ a académico, tuvo validez hasta bien entrada la década del cincuenta. Hoy, sin
nivel discursivo como fundamental. El deterioro y el estancamiento en la formac1on embargo, y tal como iría resultando de las investigaciones en curso, parece ser .
docente durante la dictadura es un proceso que no ha sido realmente revertid<:>.El posible hablar de varias regiones lingüísticas dentro del territorio nacional y de
ámbito académico no es la ·única arena donde se pueden observar tanto el detenoro
de la enseñanza como la pugna ideológica en curso. El enfrentami~nto ha ga.na?o
la presencia de por lo menos cuatro variedades -en el sentido débil de la
además el espacio sindical y el de las reinvindicaci<;>nesecon~~1cas. E~ diseno
curricular la laicidadde la enseñanza ( hay varias nociones de la1c1daden JUego) Y 63. Para una consideración de tipo antropológico sobre el tema de las identidades
la asisten~ia gubernamental a la Universidad y demás niveles educativos son étnicas, véase Teresa Porzecanski, •Uruguay a fines del siglo XX::mitologías de
algunos de los problemas en discusión. ausencia y de presencia~, en Identidad urn.guaya:¿mito, crisis o afinnación?, Edi-
62. Laenseñanza uruguaya ha pu.esto siempre el énfasis en los ugrandes va Iores• ?e Ia ciones Trilce, Montevideo, 1992.
tradición ilustrada y ha despreciado tanto el estudio de la cultura popu 1ar n~c1ona1 64. Recién en la década del cincuenta comienza Berro García a cuestionar la homo-
como aquellos autores que no logr~ un ~nivel universal•: Por 1~mismo, m1ent.ras geneidad lingüística de Uruguay. Posteriormente, durante los sesenta José Pedro
existe un discurso populista en relacion con la cultura nacional, este no es seg.mdo Rona continúa esta línea de trabajo y en la actualidad la Universidad de la República
de investigaciones o cursos que lo sostengan o lo estudien. Por último, el est~d10 de conjuntamente con la alemana Universidad de Mein lleva adelante el proyecto
la cultura integrando letras, plástica, música, etcétera, no existe como tal en nmguno Thun-Elizaicín quienes están elaborando el atlas _lingüístico de Uruguay.
de los niveles educativos del país.
54 55
expresión- lingüísticas. 64 A modo de rápida ilustración, que no enumera todos de lo desarrollado anteriormente que creo posible hablar de una pluralidad de
los casos, vale la pena señalar que el área o variedad lingüística fronteriza culturas (o, si se lo prefiere, de subculturas) coexistentes en nuestra sociedad.
donde se da el «bayano,,es bastante diferenciada del área o variedad lingüística Por supuesto, el fenómeno no es privativo de Uruguay ni de la mayor parte de
constituida por Montevideo o por el del litoral oeste. Tales diferencias son, América Latina.66
fundamentalmente, lexicales, de entonación y, parcialmente, etnoculturales o Planteado en términos más concretos, el argumento apunta al hecho de que
de universo simbólico pero poseen un peso suficiente como para que los la comunidad real que son los hurgadores de basura de nuestra capital (o los
hablantes de cada variedad o comunidad tengan un fuerte sentido de perte- pescadores de Rocha_o el estudiantado universitario, etcétera) constituye a la
nencia que les pennita identificarse y, a la vez, identificar a quien habla como :ez ~na ~omurndad interpretativa que postula una comunidad imaginada 0
imagmana de la que ellos se ven como formando parte. La descripción de esas
ajeno o natural de la comunidad. Algo similar es posible señalar a nivel
diastrático; las variedades o variaciones lingüísticas segün el estrato social a que comuru~ades--cuyo factor aglutinante puede ser la clase, la región, la edad, la
pertenece el hablante son pronunciadas. Es cierto, sin embargo, que «todos nos ocup~ci~? o mclus1ve un conjunto de esos u otros factores-, y en particular la
entendemos,, y que en ese sentido podría resultar exagerado o demasiado descnpoon de la cultura (o del capital cultural) de dichas comunidades-en las
fuerte hablar de ruptura de la homogeneidad lingüística del país. Pero, si bien tres vert:entes, producción, circulación y consumo de objetos y de códigos--,
el español (o el castellano) opera como una suerte de •lingua franca• en nuestro perrruuna quizás tener una idea acabada de su funcionamiento.
país, en todo el continente americano yen la nación española, también es cierto En general, se ha usado y se usa el singular para hablar de la cultura nacional.
que dicha homogeneidad encubre una heterogeneidad regional que, en el Ello supone una unidad y una homogeneidad de la sociedad, de la comunidad
mejor de los casos, debilita la mencionada homogeneidad. cul?-1ralYde la integración nacional. Es posible que tal unidad haya existido en
Ahora bien, si partiendo de esta suerte de •débil homogeneidad• o •relativa algun momento de nuestra historia --quizás durante la llamada «patria vieja» y
heterogeneidad• lingüística pasamos a lo cultural, en el sentido de producción no existen estudios que lo validen-, aunque una hipótesis pasible de ser
de universos simbólicos, nos encontramos con que el fenómeno se vuelve más examinada podría postular que la tal mentada unidad u homogeneidad
evidente. naaonal ~uncaexi~tió, al menos, de modo absoluto. Otra cosa sería afirmar que
La noción de a.iltura que manejo, como ya fue aclarado, incluye, además de durante ciertos penados de nuestra historia pudo haberse dado la hegemonía
las llamadas,bellas letras,y del resto de manifestaciones artísticas tradicionales, de aerto_s~«construc~os» lo que permitiría hablar, eventualmente y en una
aquellos elementos disa.irsivos que configuran la autoimagen que una co- formulacion generahzante, de unidades culturales a nivel nacional. El plural,
munidad ofrece de sí misma. Imagen que, por cierto, no sólo se concreta en ent~nces, implica Ypropone: por un lado, la inexistencia de una única cultura
poemas, canciones, videos, esculturas, sino también en murgas, dichos y na~onal Y,_consecuentemente por el otro, la coextstencia de varias culturas
pintadas o grafitis; en expresiones simbólicas de todo tipo que vehiculizan la nacionales.
imaginación, el deseo, de una comunidad y también en el modo en que dichas . La univer~alización homogeneizante de la cultura propia, formulada
producciones simbólicas circulan y son consumidas o· interpretadas. No se siemf:>reen s10gular, e.s una t~ndencia etnocentrista que ya era debatida y
trata, estrictamente, de una concepción antropológica ni mucho menos de cuestionada hace doscientos anos. 67 Es cierto qu~ ya casi nadie ofrece O pre-
proponer la cultura como una especie de revelación epifánica de uh supuesto
ser nacional ahistórico, supraclasista y suprageneracional. La noción de cultura 66. Sobre los al:ances de mi uso de la noción ~e cultura remito, entre otros, a mi trabajo
•De Marcana a la cultura ~el reciclaje. Apuntes para una reflexión sobre la cultura en
que manejo apunta al conjunto de fenómenos, tanto a nivel de producción
el Uruguay de hoy-, publicado en Cuadernos de Marcha, setiembre de 1990. En el ·
como de circulación y consumo, que están regidos o constituyen la comunidad presente capítulo se sigue en gran medida la argumentación de ese artículo
imaginada. 67. En todo es~e párrafo seguimos lo planteado por Raymond Williams en relaciÓn con
Esta comunidad imaginada, o imaginaria, es al mismo tiempo una «comuni- el pensamiento de Herder. Las diferentes citas provienen del ensayo de Herd
dad interpretativa•, en el sentido de Stanley Fish; es decir, una comunidad que nun~a terminado, Ideas on the Phílosophy ofthe History o/ Mankind. Hacia fina~
comparte no sólo un imaginario social sino una serie de reglas y valores que le ~el siglo ~II, Herder sostuvo a propósito de la palabra -cultura• que •nada es más
permiten tanto la producción simbólica como la interpretación de esta mdeter:mmado que esta palabra, y nada más desilusionante que su aplicación a todas
producción; 65 comunidad interpretativa que compartiría un cierto «capital las n~c1o~es y a todos los ~ríodos,,. Su ataque estaba dirigicÍo a la concepción que
cultural•, en el sentido que Pierre Bourdieu da a la expresión. Es en el sentido las h~tonas generales teman de •cultura» o •civilización• entendidas como un pro-
ceso lmeal de desarrollo progresivo que estaba destinado a alcanzar su pináculo con
65. Stanley Fish, Is There a Text ín Ibis Class?,Harvard University Press, Cambridge and la c~ltura europea del siglo XVIII. De.hecho, Herder estaba atacando •la subyu-
London, 1980. gac1on Ydominación europeas de las cuat~ocuart~s partes del globo-y por lo mismo
56 57
ten de ofrecer este tipo de visiones homogeneizantes con relación a la totalidad hacia 1960 proponía Mario Benedetti en E/país de la cola de paja-libro que
del planeta y sin embargo todavía siguen vigentes propuestas del tipo •la obtuviera una resonancia y una recepción bastante grandes, al menos en ciertos
civilización occidental~ o «la cultura europea,. o «paneuropea» -dando ingreso sectores de nuestro país-, para comprobar dos cosas: una, muy obvia, el
a los recién •descortinizados• países del Este-, incluso se habla de la cultura Uruguay de hoy poco tiene que ver con la imagen que allí se ofrecía; y una
«latina,.en oposición a la anglosajona, o la «latinoamericana ..en oposición a la segunda también evidente: la visión que de Uruguay ofrecía Benedetti, aun
otra del Norte. Este tipo de homogeneizaciones -muchas de las cuales son teniendo en cuenta las contradicciones que la atravesaban, era una
operativas en cierto nivel analítico y compartibles aunque en un sentido homogeneización que condenaba y no toleraba lo diferente. La homogeneidad
restringido-, también funcionan a nivel micro o intranacional y, en partirular, del Uruguay anterior a la crisis, según algunos, 69 se debía a la hegemonía del
siguen funcionando en nuestro país. Más aun, en un momento en que la proyecto batllista de •un país modelo•. Creo, sin embargo, que las lecturas que
integración regional parece ser la divisa y consigna del momento se enfatizan lo hegemónico terminan por equivaler lo hegemónico con la totali-
homogeneiza nuestra región bajo fórmulas como •la cultura del cono sur• o •la dad descrita -aunque dada la misma lógica presente en la noción de hege-
cultura gaucha/gaúcha• que permiten sustentar los proyectos en curso. En un monía, _quedaría implicada la existencia de aquellos sectores no hegemónicos,
planeta crecientemente sintonizado y enhebrado por medio de la red de es dear subalternos, lo cual de hecho desconstruye roda descripción
satélites que concitan la atención de cientos de millones de individuos en un homogeneizante.
acontecimiento o en un espectáculo, se asiste, al mismo tiempo a un creciente Alcanza con recordar la vieja oposición capital/interior -ya presente en el
y, por momentos, violento renacer de los particularismos nacionales, religio- siglo XIX, como puede ser rastreado tanto en los avatares de la política nacional
sos, regionales, genéricos, etarios, etcétera. del momento como en la llamada literatura gauchesca-, para ver cómo la
Precisamente, esta tensión bastante extendida en el planeta entre, por un homogeneidad cultural de nuestro país nunca fue tal. La división entre una
lado, un movimiento unificante, masificante y homogeneizador y, por el otro, cultura de «dotares» y una cultura «gaucha» o «campesina», aunque en proceso
una serie de tendencias dispersadoras, particularistas y enfatizadoras de lo de desvanecimiento dada la urbanización creciente del país, sigue vigente
propio y específico, parece caracterizar el fin de siglo que estamos viviendo. Las aunque transformada o actualizada. Más aun, como veremos, las tendencias
mismas metáforas de ciertos relatos que describen el momento actual -y un demográficas hacia el siglo XXI,entre otras variantes, continúan mostrando que
buen ejemplo en relación con el desarrollo es utilizada por Louis Emmerij en las comunidades culturales nacionales son múltiples y están cruzadas por
su •Uno o varios mundos: opciones de política para la década del noventa- 68 muchas variantes que hacen dificil sostener una homogeneidad fuerte para el
tienden a caracterizar a la vez este tiempo como un proceso de unificación país.
homogeneizante que no descarta los partirularismos. Por otra parte, no creo que, por suerte, los factor~s unificantes que operan
Uruguay vive también embretado por esa tensión. Alcanza con releer lo que o podrían operar como tales en nuestro país -educación, radio, televisión-,
logren la homogeneización y la integración cultural de Uruguay en una
totalidad coherente y rígida. Tal tipo de totalidad, en verdad, es una abstracción
sostuvo que •El mero pensamiento de una cultura europea superior es un que no encuentra sustento en la realidad salvo en las descripciones que de
~struendoso insulto a la majestad de la Naturaleza •. De estas ideas Herder pasó a épocas, sociedades y civilizaciones los seres humanos han gustado de realizar
argumentar la necesidad de hablar de "culturas- en plural; no sólo en relación y a lo largo del tiempo. Tal totalidad coherente, por otra parte, se parece
atendiendo a las diferentes naciones y períodos sino también a las culturas de los demasiado peligrosamente a lo inerte, a lo muerto. La postulación de la .
grupos sociales y económicos dentro de una nación . exi~tencia de sociedades supuestamente homógeneas, como la de la Europa
El pasaje más revelador del enfoque de Herder dice así: -Men of all the quarters of ocodental durante la Edad Media, suele ser desmentida cuando el conoci-
the globe, who have perished over the ages, yo u have not lived sol el y to man u re the miento y el estudio de dichas sociedades se profundiza. Es más, así como hay
earth with your ashes, so that al the end of time your posterity should made happy
una comunidad interpretativa que se nutre/n de un medio de comunicación
by European culture. Toe very thought of a superior Europena culture is a blatant
masiva como CX8 hay otra u otras que se nutren de CX20 o de Radio Sport.
insult to the majesty of Nature-, citado por Raymond Williams en Keywords, a
Vocabulary o/Culture ami Society, Oxford Uníversity Press, New York,1985, p.89. Se podría decir o contrargumentar: ~pero hay una manera de ser uruguayo
68. Emrnerij dando cuenta a la vez de un intento globalizador que percibe lo o uruguaya~ a nivel cultural que es común a toda la sociedad y si no es
heterogéneo habla de «una economía global multip:>lar•,de «pluralidades crecientes~
o -d.iversidade~. En ese mismo artículo resulta interesante la metáfora del tren para
describir las opciones de los distintos países del tercer mundo. 69. Ver Carina Perelli y Juan Ria!, De mitos y memorias políticas, E. Banda Oriental,
Montevideo, 1986. , .
58
59
permanente a lo largo de nuestra supuesta corta historia, al menos posee cierta caracterizado como ..cultura del irse»,«culturade la importación•, y ~culturadel
estabilidad durante períodos importantes. ¿Pero de cuál uruguayo o uruguaya reciclaje•." Incluso, se podría hablar de otros cortes, de otros modos de leer la
hablamos?, ¿qué homogeneidad estamos proponiendo' débil heterogeneidad de_nuestro país, de otras comunidades culturales que
No es igual el obrero de FUNSAque el estudiante de la ORT,no es el mismo posiblemente se ~olaparan ccm álgunas de las mencionadas antes. Co~uni-
uruguayo el que consume video-clips de canciones escritas en un idioma que dades integradas por quienes, -jóvenes desempleados y futuros migrantes,
el espectador no siempre puede comprender o traducir,que el que asiste a los empresarios dinámicos, representantes de las nuevas tecnologías, etcétera-,
bailes organizados por el Coco Bentancourt. La serie de oposiciones, que no es piensan que han heredado el viento y que deben construirun Uruguay nuevo
por cierto binaria, podría continuar. ¿Qué tienen en común la jovencita rubia o que deben dejarlo caer y abandonar el barco.
natural u oxigenada que asistió a la reciente Rural del Prado y que hace el Por último, desearía considerar algunas reflexfones más en relación con la
•Bacho,,en el Lycée Fran~ais, con el peón, también presente en esa Rural, que supuesta fuerte homogeneidad cultural de nuestro país. Se sostiene o se podría
por las noches es un payador o se emociona con Karibe con K?Por supuesto, sostener que, en definitiva, toda sociedad o toda cultura presenta los rasgos de
estas oposiciones son fáciles y, reconozco que puedan, quizás, hasta llegar a ser lo descrito anteriormente como indicador de diversidad de culturas y que, en
•facilongas,,. realidad, la tal diversidad no es otra cosa que el pluralismo, la riqueza y la
Está, como acervo común, el conjunto de símbolos: Artigas, el Éxodo, heterogeneidad inherente a toda sociedad organizada. Más aun, que la
Obdulio Varela, Maracaná, etcétera. Está también el mate, a pesar de ser heterogeneidad cultural propia de países como Perú, Ecuador, Guatemala,
regional, y la torta frita. Está, por sobre todo eso, el haber vivido o el vivir en la etcétera, no es ni remotamente comparable al caso de Uruguay. En definitiva,
misma sociedad. Pero, y esto es parte central de mi argumentación, el vivir o el la argumentación que se apoya en el presupuesto ideológico -es decir,
haber vivido una misma historia, el compartir ciertos símbolos, el vivir conjun- mitifiéante e incorisciente- de que la sociedad uruguaya es fuertemente
tamente los sucesivos auges y miserias de la economía uruguaya no implica homogénea no creo que dé cuenta de nuestra realidad.
una homogénea interpretación de esos símbolos y muchísimo menos el Dicha argumentación propone que todos somos iguales, más ricos o más
compartir proyectos de país. El Uruguay que imaginan los distintos actores o pobres, pero al fin y al cabo todos somos lo mismo. Creo, y no es más que una
sujetos sociales de las diversas comunidades cohabitantes del espacio social y hipótesis, que tal discurso y tal presupuesto es producido desde la clase media
geográfico llamado Uruguay, como argumenté antes, no es siempre el mismo. 70 o, mejor aun, desde una perspectiva hegemónica en la clase media que, a nivel
Más todavía, en este momento y de cara al siglo XXI, los proyectos de país ideológico, no puede o no quiere saberse diversa y plural; desde una pers-
-los imaginarios que alienta y que producen las diversas comunidades- son pectiva que ha reiterado hasta el cansancio el mito de la «europeidad• de la
digamos, varios y variados. '
sociedad uruguaya, tanto a nivel étnico como culturc!l.Una perspectiva que no
Tal como he sostenido en otras ocasiones, las diferentes comunidades puede entender su propia sociedad como integrada heterogéneamente (aun de
culturales que coexisten en la sociedad uruguaya de hoy evidencian una modo débil); perspectiva que por supuesto se autocaracteriza o es
fragmentación de esa macro-comunidad cultural que llamamos Uruguay caracterizable como «blanca, masculina y heterosexual». El uruguayo y_la
-algunos estudiosos analizando el problema desde otros ángulos y en relación uruguaya que son interpelados por esa perspectiva o por ese discurso ideo-
con_otrosaspectos de la realidad nacional hablan de ,fragmentación del espacio lógico no pueden reconocer, salvo como enfen:ñ.os o extraños, las comuni-
71
público-, que incluye no sólo la cultura de la restauración, apoyada explíci- dades interpretativas o culturales integradas -entre otros posibles de ser
tamente por el ex-Ministro de Cultura y actual Ministro de Salud, sino también enumerados- por los mulatos, los negros, los mestizos, las mujeres no ma- .
la tradicional y tópica fragmentación entre ,campo y ciudad• y las que hemos
chistas y los gays uruguayos o, para utilizar una imagen de antes, por •los
70. Desde una per~pectiva d_ifere.qtey centrad? en el terna de la cultura y de la industria pitucos•. La hipótesis de la homogeneidad fuerte, por supuesto, no es patri-
cultural aud1ov1sual, Luctano AJvarezconsidera el tema de los diversos actores del
monio exclusivo de las capas medias de nuestro país; desde las diversas
pl~ral.ismo, del debate cultural de nuestra sociedad, de un modo tangencialm~te
comc1dente en •Un escenario en busca de actoreSa,en Cuadernos del CIAEH,N2 54, comunidades culturales y sociales también se estigmatiza al extraño y al
octubre de 1990. diferente, es decir, al perteneciente a otra comunidad cultural o interpretativa.
71. Ver, entre otros, Rodrigo Arocena et. al., Uruguay.- ¿destino o tarea? FEsuR
Así, el montevideano habla del «canario»o del «pajuerano~,ciertos sectores de
Montevi?eo,. ?-989; Juan Ria!, op. cit. y, en cierto modo, por Rafael Bayce ;¡ haba;
la sociedad siguen hablando de «culturas pitucas•, otros de •culturas chetas,, o
de •guet12ac1on~de la cultura uruguaya en el seminario de FEsuRsobre políticas
culturales. Por otra parte, la misma argumentación se puede encontrar en mi artículo
•Postmodem!d.ad, postdictadura y fin de siglo en el Uruguay-. También Rodrigo
Ar°;=~na,Jud1th_ S~tz, •Sobre el lugar de este país pequeño en el mundo del 2000~,La 72. Ver mi artículo -De Maracaná a la cultura del reciclaje•, en Cuadernos de Marcha,
pobttca tecnológica y el Uruguay del 2000. Ediciones Trilce/FF5URMontevideo setiembre-de 1990.
lWl. ' ' '
6o 61
bien existente desde siempre, parece haber aflorado a la conciencia social
de «culturas o grupos humanos changos» y aun otros sectores responden luego del trauma de la dictadura y del agravamiento de la crisis económica y la
hablando de personas chumingas•.
0
consecuente crisis o replanteo de la viabilidad del país. 73
Otro modo de pensar, a considerar, sostiene o podría sostener que la En esa línea de pensamiento es posible hablar de ideologemas -en el
diversidad existe pero que el grado de tal diversidad no es tal como para poder sentido de ideas o dramatizaciones productoras de narraciones-, 74 que orga-
hablar de culturas o subculturas dentro de la sociedad uruguaya; una suerte de nizan ciertos disrursos. Es decir, que el roo.do en cómo «se cuenta el ruento"
hipótesis de •homogeneidad débil ma non troppo, sostiene o sostendría que, tiene que ver en cómo se ha vivido y desde dónde se vive la historia. Habría,
en definitiva, la cultura uruguaya es una y que el énfasis en la diversidad atiende en ese sentido, núcleos organizadores del relato o, si se prefiere, de los
a lo no significante. Incluso, en alguna variante de tal tipo de argumentación, escenarios con que se piensa el país.
es posible encontrar a aquellos que sostienen que, hablando en plata, la cultura Así, el discurso cotidiano del •irse,-que merece reflexiones como el articulo
uruguaya es claramente identificable con el parnaso (claro, no utilizan esta de Tomás Llnn «Losmuchachos se nos van--, perteneciente a una comunidad
terminología pues al habitar ellos mismos el sagrado espacio de la cultura cuyo corte atraviesa clases sociales y edades diversas, es posible desde un
laureada no se dan cuenta de que hablan en prosa) y que referencias a lo imaginario o desde el país entendido como una comunidad imaginada donde
popular, a lo marginal o a lo minoritario 0as mujeres son minoría; aunque sí es al viejo dicho .Como el Uruguay no hay• se le agrega la expresión •p'a dirse•. La
cierto y hay que reconocerlo que las mujeres no machistas son minoría) indican cultura producida o propia de la comunidad integrada por •los que se van•
una preocupación culturalista o casi antropológica indigna o impropia de postula a nivel del imaginario algo terrible: la imposibilidad de vivir en la
quienes deberían ocuparse de los orgasmos (otra palabra que no utilizarían) comunidad imaginada que la educación, la radio, la televisión y el arte de
propios o inherentes a los transportes de la poesía, la autorreferencia del aquellos que tienen el poder cultural y social proponen. Es decir, propone la
artefacto lingüístico o plástico, o los meta-meta-meta discursos del discurso que negación del deseo de imaginar como viable la comunidad imaginada, que es
discurre pero no corre y nada mete a pesar del imperativo meta-meta. La la Nación o que le proponen que es la Nación. Es cierto que están también,
diversidad, para esta argumentación, es anecdótica y, como es sabido, la como un subgrupo o una subcomunidad, aquellos que se van pero fosilizan el
anécdota es falaz y trivial. Lo único trascendente es aquello que navega en el imaginario por medio de la nostalgia y conservan o siguen siendo interpelados
océano de la Cultura con mayúscula, de la mano del absoluto espíritu por un discurso que apuesta a la uruguayidad. Esos son los que en el extranjero
hegeliano. Esta misma argumentación, mal que le pese, se mueve dentro de una -como se puede observaren alguna zona del estado de Nueva Jersey en Estados
comunidad interpretativa e imaginaria que está constituida por la mayoría (hay Unidos- intentan reproducir las condiciones de vida del país o del paisito".
0

por supuesto muchas excepciones) de la intelligentzia uruguaya -blancos, Pero incluso entre estos últimos la nostalgia, la fosilización, la mitificación del
colorados, frentistas, pegepistas y etcétera, todos juntos, todos mezclados, san lar abandonado termina por producir y consumír una cultura que otras
·berenito, santa maría, todos mezclados--, aunque no por la mayorí~ de las comunidades, existentes entre los que se quedan, ya no quieren.o intentan
comunidades culturales uruguayas ya que, muchas si no la mayoría de las ve- cambiar.
ces, producen y consumen simbolizaciones -cultura, bah- sin tener noticia de Es en el marco de lo señalado anteriormente que sería necesario reflexionar
la existencia de los grandes valores nacionales de La Cultura Uruguaya. Para (¿colectivamente?) sobre ciertas propuestas emanadas desde diversas
ellós, o sea: para ese sector de la intelligentzia uruguaya, por supuesto, la individualidades o comunidades culturales uruguayas con respecto al desarro-
historia y la justicia estético-OJltural borrará toda esta cháchara de los locos y llo de la cultura nacional. Y, en especial, por el hecho de que las propuestas
enfermos (a pesar de que algunos han leído a Foucault) que intentan que atiendan más que a restaurar, a crear, a producir, a constrnir la cultura
desconstruir el discurso tradicional y hegemónico del estamento ilustrado uruguaya del presente y de cara al próximo siglo XXI son escasas y poco
uruguayo. Por si quedan dudas de adónde estoy apuntando, quiero decir que articuladas.
mucho culto escritor y lector de Brecha, Búsqueda, La Juventud, El País, El Día,
Mate Ama,go, Gra.ffiti, La República. Cuadernos de Marcha, Relaciones, et- DE MARACANÁA LA CTJLTURADELREOCLAJE75
cétera y por qué no de los ex La Democracia, Alternativa, 20/21, La Hora,
etcétera, comparte el espíritu de lo afirmado por el ex-Ministro de Cultura Durante el período comprendido, aproximadamente, entre 1960 y 1990,
GarcíaCosta cuando, eufórico (restauración nostalgiosa di.xít) prometía volver
a los fastos de la cultura uruguaya durante la década del sesenta. 73. Con relación a estos temas ver el Apéndice.
74. FredericJameson, Tbe Political Unconscious, 1981.
En una perspectiva histórica, se podría sostener que la fragmentación 75. Para una consideración de otro ti¡x:>sobre los cambios culturales producidos
-débil o fuerte- de la sociedad uruguaya y en consecuencia de su cultura, si durante las últimas décadas en nuestro país,, remito al Apéndice.

_62 63
·la··cultura uruguaya hegemónica ha visto el deSarrollo de distintas imágenes que imaginaba un Uruguay totalmente distinto al de aquellos sectores en el
-ideologemas- que han expresado o ·configurado, supuestamente, la' particu- gobierno aunque, paradójicamente, en gran parte detentares del poder cultu-
laridad de nuestra sociedad. ·Entre las muchas imágenes elaboradas por ral. Es importante recordar que exponentes mayores de la comunidad cultural
distintos sectores de la rulfura nacional hegemónica cabe señalarse la serie dominada por el todo-lo-podemos utópico fueron hacia el final del periodo
«Maracaná y utopía, restauración y reciclaje». Cabría analizar, además; el encarcelados, censurados y desterrados.
presente estancamiento de la cultura uruguaya hegemónica. Estas imágenes En el cruce de discursos emitidos por los distintos sujetos sociales en el
Condensan sentimientos y proyectos más o menos colectivos, más o menos Uruguay de la postdictadura reaparece, ya textualmente, ya implicada, la
inclusivos de los sectores rectores de la sociedad o de la cultura. Es cierto que metáfora de •los ojos en la nuca•. La imagen atiende a la relación entre futuro
ni antes ni ahora dicha totalidad fue algo más que una expresión de deseos, un Ypasado y por implicación al presente. Es usada como una reconvención de la
constructo derivado del •pensar deseoso- (wi.shfu/1 thinkin¡j) más que de la derecha hacia quienes desean recordar y revisar el pasado, adquiriendo
observación de la realidad social. entonces un sentido negativo o, por el contrario, actúa como un necesario
..Maracaná,. o «Uruguayos campeones,. tuvo su concreción histórica en o recordatorio de quienes entienden que la mejor manera de no cometer errores
hacia 1950 con el triunfo histórico y emblemático de nuestra hazaña futbolís- en el futuro es aprender la lección del pasado. La metáfora parece especialmen-
tica. Es cierto que, en parte, venía de antes no sólo por los anteriores éxitos te adecuada para dar cuenta de la historia reciente y de la ambivalente respuesta
futbolísticos o por la autocomplacencia mesocrática del Uruguay batllista, sino que el sentmuento de culpa de la sociedad uruguaya produce. Pero también es
también por una producción cultural hegemónica que tendía a mirarse Y ha sido usada en la discusión universitaria, 76 en la más general de la cultura
endogámicamente el ombligo. Y las bellas letras Y en relación con las soluciones económicas que el país
En la orgullosa euforia implícita en el •todo lo podemos• que desencadenó necesita. Ha sido además usada con respecto a la actitud con que volvieron
Maracaná estuvo, dentro de los límites de la entonces insurgente generación del muchos desexiliadosya la actitud con que los funcionarios estatales destituidos
45, la imagen paradójica de que la cultura uruguaya heredada no era particu- por la dictadura volvieron a sus antiguos puestos de trabajo. En este sentido la
larmente valiosa salvo la explosión del 900. Torres García y su gente hizo tabla metáfora se asocia, además, con la designación de restauradores y reno~a-
rasa con la mayor parte de la pintura anterior, los críticos literarios y mlturales, dor_es.Volver al pasado perdido, a la etapa anterior a la agresión del padre
en su mayoría, condenaron el siglo XIX y la generación o generaciones rruhtar, fue para muchos la verdadera tarea de la nueva etapa democrática. Para
intermedias entre la suya y el 900, como de escaso o nulo valor-por supuesto otros, por el contrario, la tarea consistió en creer que el pasado estaba enterrado
con las excepciones de siempre-. La nación imaginada, la cultura uruguaya, Yque se trataba de crear nuevas condiciones para un Uruguay que la dictadura
debía medirse por parámetros de valor universal. Si éramos campeones de había aislado del mundo y que ahora se encontraba desfasado de la revolución
América y del Mundo la cultura uruguaya tenía que ser universal (esto con tecnológica y política del resto del mundo. Restauradores hubo y hay, de
independencia de temáticas regionales o universales, entrañavivistas o derecha y de 1zqmerda, que conocieron el exilio y que no lo conocieron. «Los
universalistas). Todo lo podíamos. Éramos diferentes que el resto de América ojos enla nuca» es también otra expresión del sentimiento de culpa de la cultura
Latina y, sobre todo, éramos mejores. uruguaya. 77
pn un momento posterior, otro sector u otra comunidad tuvo como imagen 76. ~go .de est~ puede rastrearse en la discusión sobte la creación de la Facultad de
discursiva central el-asalto al cielo•, el país como la comunidad que podía hacer C1en~1~ Sociales dentro de la Universidad de la República donde el enfrentamiento
realidad la utopía social. Esa comunidad cultural se nutría, básicamente, de acade~tco to:11-a,a veces, como tema, la vejez o la novedad de los sistemas
defen¿1ctos. Ve~s~ al respe~o Cuadern_os,d~Marcha durante 1988 y 1989.
aquella producción simbólica que reafirmaba su pertenencia al credo y a la n. La recien~e apanctón de vanas novelas h1stoncas puede estar indicando la necesidad
religión de los utópicos. Todo, o casi todo, lo que no fuera o convergiera hacia de la scx:1eda1 uruguaya de revisar su pasado; incluso novelas como la muy buena
el asalto al cielo era silenciado, despreciado o considerado desubicado. Seguía d~ Pa~l Ba~cmo, Maluco, la cual aun cuando no tiene como objetivo revisar la
siendo válido el voluntarista •todo lo podemos• pero ahora con una carga htst~n:1 nact~nal, forma pa~e de esa necesidad general de revisión del pasado. En
los ultunos anos han aparecido por lo menos cuatro novelas que tratan momentos
mesiánica particular. Este sector o comunidad dominada por la utopía se ~ person~jes histó!icos del siglo XIX. Entre otras, la novela de Tomás de Mattos,
articuló con otros sectores sociales y con otras comunidades a nivel cultural. Es ,&rnabé,Bernabél(1?88) puede ser leída como revisión del pasado y funciona de
decir, intentó inteperlar o de hecho interpeló discursivamente individualidades he<:11?,c'?mo .una rnetáf<;>radel present_e. La historia de la novela es narrada por ~na
fict1~1a h1stonado~a. J?UJer y toca tópicos muy sensibles para la historia política
pertenecientes a otras comunidades culturales e ideológicas. Fue tiempo de ~ac1onal~ La sens1tilidad de~ tema fue puesta de manifiesto por la polémica que
cambios y de pases, de cruces y mezclas. 1Be_rnabé,!3ernabé.,.despeno. Leer la novela de Tomás de Mattos a la luz de la
La gran cultura de ese entonces, porla que algunos todavía suspiran, fue en reciente d1<=!3dura-mcluso e1,1-uno de sus niveles, el de la historia de Rivera yBernabé
~ los charruas- es leer metaforas, pretextos, excusas, imágenes y personajes de
su inmensa mayoría producida e interpretada desde una comunidad cultural tiempos más cercanos.
64 65
Entreeste momento y el presente de restauración y reciclaje median los años demasiado largo este capítulo como para proceder a una consideración
de la dictadura. No voy a considerar en esta oportunidad la o las culturas del minuciosa de cada una de estas y otras culturas en el Uruguay conteinporáneo.
Uruguay de la dictadura. Enla historia de la o las culturas uruguayas la dictadura Pero no resisto una mínima caracterización incompleta.
desempeña, sin embargo, un papel fundamental. Tan fundamental que el La cultura del irse se nutre, fundamentalmente, de dos elementos: uno
presente de restauración y reciclaje es porque la dictadurafae. No s'.'ñalo_sólo nostálgico, que salva del naufragio aquellos elementos que habrán de compo-
lo obvio sino que además trato de apuntar el hecho de que todav1a v1v1mos ner el museo de la memoria y que abandona todo intento de construcción todo
conmocionados por el terremoto que fue esa dictadura. intento de conjugar colectivamente los verbos en futuro en relación ~on la
· y los temblores y los destrozos siguen entre nosotros. Tanto siguen que el comunidad que abandona; otro que abre un universo simbólico donde visas
propio discurso de la restauración, ese ideologema de •nosotros que todo lo i~~omas, certificacion~_:'•
pasajes son fac~ores clave, y que evidencia la disposi~
podíamos porque éramos los campeones del mundo todo lo seguim<:5 oon a la transculturac10n. La cultura del irse no es nueva; ya en plena época del
podiendo,,, fue central en el discurso de Tarigo como ahora lo es en el de Garoa •todo lo podemos• estaba vigente y la comunidad cultural utópica ofreció un
Costa, fue central en gran parte de la izquierda como lo es en alguna que otra discurso voluntarista y esperanzado que deda ..Hermano, no te vayas, aún
comunidad cultural. La comunidad cultural hegemónica apuntó Y apunta a la queda una esperanza•. La cultura del irse no se produce sólo en virtud de
restauración; es decir, a la reconstrucción sin mayores modificaciones del razones económicas aunque éstas sean las más poderosas. O para decirlo de
antiguo régimen cultural. Restaurares necesario o, dicho de otro modo, no es otro modo, los uruguayos no son expulsados sólo por razones económicas
malo en sí mismo. Lo negativo de la restauración surge cuando lo único que también hay otro tipo de expulsión, la de la intolerancia. Durante los tiempo~
existe como proyecto de politica cultural es la restauración. Es necesario de la dictadura, la intolerancia era política o ideológica; ahora en la post-
restaurar lo que el tiempo, la desidia o la ceguera de los individuos e dictadura los factores expulsores derivados de la intolerancia son otros. Los
instituciones anteriores dejaron o hicieron que se deteriorara. Lo que no es restauradores o los dogmáticos que no desean el cambio expulsan -o san-
necesario es creer, como quería Zorrilla de San Martín en La leyenda patria, que oonan de muchas ma_neras-a aquellos que proponen el cambio o propugnan
lo único válido radica en el pasado. No todo tiempo pasado fue mejor ni todo la excelenoa productiva. Paradojalmente, la sociedad uruguaya no se percibe
lo hecho antes merece ser restaurado. La restauración como programa es ~om~ opuesta al cambio o a la excelencia productiva, pero el arrastre o la
propia de quienes quieren que todo siga como está o de quienes, como el meroa de loya conocido-por muy mediocre que sea- termina por ahogartodo
célebre personaje de Lampedusa, proponen cambiar un poco para que todo esfuerzo de transformación.
continúe de la misma manera. La cultura de la importación, de larga data también en Uruguay, en sus
Pero hay otras comunidades. Una, eventualmente, podría estar configurada aspectos más releva_ntesse articula hoy en día con laJormulación universalista
por quienes -jóvenes desempleados y futuros migrantes, empresarios dinámi- Y planetaria que el desarrollo de la comunicación vía satélite hace posible. El
cos, representantes de las nuevas tecnologías, etcétera- piensan que .han planeta es una aldea y el simulcastuna realidad cotidiana. Para qué producir
heredado el viento y deben construir un Uruguay nuevo o que deben deiarlo telenovelas o cine si es mejor y más barato importarlos. Por qué prohibirse de
caer y abandonar el barco. Mad~nna o del espectáculo de The Wall en Berlín si eso es lo de hoy. Por qué
ta cultura de estas comunidades se nutre, fundamentalmente, de lo ex- 1ns~stiren la ~rodu?ción nacional si no tiene niveí artístico o temológico. Por
tranjero y muy selectivamente de lo nacional. Desconociendo la tradición y la queestablecerun dilema de hierro entre lo nacional y lo importado si se pueden
historia de la o las culturas nacionales que nadie ha descrito o investigado (o gozar las dos cosas. La cultura de la importación termina muchas veces por .
que si ha sido hecho no ha sido enseñado) rechazan la anquilosada figura darse la mano con la cultura del irse y apunta, en muchas oportunidades, a la
emblemática criollista del gaucho por no tener ninguna vigencia; rechazan la estética del simulacro. La feria o festival de la comida que se realiza en el parque
autocomplacencia de la imagen de •atenienses del Plata• por saber que la Rodó, los showsy grafitis en inglés, las decoraciones y arquitecturas son muchas
información y la tecnología contemporánea que circula en el planeta apenas s1 veces simulacros. La copia vale tanto como la cosa. Es el aire de estos tiempos
llega a nuestras costas; y desean un Uruguay, imaginan una comunidad pos_trnodemos. El fenómeno no es exclusivamente uruguayo pero también
-moderna o modernizada tanto da- que no logra arrancar, que no logra ser indica una cultura que tiene su propio universo simbólico. Es cieno también
instrumentada, que se estanca en este presente de empate cultural, ideológico que el sincretismo cultural latinoamericano se articuló y se articula sobre la
y politico que parece vivir el conjunto de la sociedad. !mportación. Importación muchas veces caótica y decidida por los
Hay entonces junto ala cultura de la restauración, otras culturas:una cultura importadores más que por los consumidores. Y es cierto que el sincretismo da
del irse, una cultura de la importación, una cultura del reciclaje. Ya va como resultado una cultura diferente a la importada. Pero no es menos cieno

66 67
que la comunidad imaginada e imaginaria que produce y consume una cultura fuPACTOS Ull.nJRAI..ES
de importación pue_de ser creativa o puede ser meramente reproductora. En
todo caso, en lugar del todo-lo-podemos, esa cultura afirma el compremos
todo-lo-que-podamos, lo que realizado sin proyecto o salvajemente puedepo
ser posii.iv_o.
Por último, la cultura del recidaje abarca, en algunos aspectos, tanto a la
cultura del hurgador de basura como a la cultura de alguna comisión de
patrimonio que recicla casas y tugurios. Es, en definitiva y a la vez, la cultura de
la pobreza y la cultura de la recuperación de la memoria. Es una cultura
ambigua y ambivalente que tanto vuelve atrás, a los desechos de la historia para
,recidarlos• como se vuelca sobre los desechos del presente también para
~reciclarlos~. Reciclar, la onda es reciclar. Se reciclan antiguas casas para
residencias de ancianos donde los uruguayos de la tercera edad tienen que ADEN1RO Y AFUERA
subir escaleras y sortear innumerables obstáculos propios de viviendas que
fueron pensadas para seres humanos en la plenitud física. Se recida Capítulo
Oriental escrito hacia finales de los sesenta como si el conocimiento sobre
muchos de los temas no hubiera crecido o mejora~o. Se recicla porque no
D urante tanto tiempo estuvimos sumidos en la consideración de los
_:ujetos sociales que olvidamos la importancia del espacio. 78 No es que
no tuv_1eram?suna noción del espacio en términos del centro y de la periferia,
tenemos medios para construir o crear cosas nuevas. O peor, porque es más de los 1mpenos y de las neocolonias, del norte y del sur, del este y del oeste. Pero
barato volver a lo de antes que construir lo de mañana. Se reciclan antiguos t~les categ~rías espaciales eran en verdad metáforas del orden político mun-
funcionarios y no se emplea a los-jóvenes; a estos se les invita a irse. La cultura dial, traslaciones de otros conflictos.
del recidajees realista. Qué hacemos con los viejos, qué hacemos con la basura, El imaginario moldea, entre otras cosas, el espacio. En este sentido el
qué hacemos con las casas ruinosas. ¿Los desperdiciamos? Tiene potencial el espacio de lo privado y de lo público está organizado precisamente en función
viejo funcionario, tiene potencial la basura, tiene potencial el viejo Ford T, tiene de una representación y de una acción que prescribe ámbitos diferenciados. En
potencial la casa antigua. ¿Qué hacer con ellos? Los recidamos. Yestá bien que el imaginario que se_ constituye en sociedades que interactúan con otras
así sea, pero no puede dejar de observarse que el esfuerzo por recidar supone socie~ades e~iste siempre un adentro y un afuera. Ya sea en Uruguay, en
una postergación del futuro y un volver al pasado. Supone la necesaria y justa Francia, en_Zaire o e? China. La cuestión radica en c{>mojuegan el adentro y el
revaloración de la tradición y del pasado pero supone también retacearle ~fuer~ e~ las c~murudades que habitan esos espacios o cómo se constituye el
rubros a la dificultosa construcción del futuro. No se trata de abandonar el 1magmano social en relación con esas categorías espaciales.
reciclaje sin más, se trata de conjugarlo con una apuesta al futuro. Se trata de Si bien hay una historicidad innegable tanto del espacio mismo como de las
poner la mente en otro ciclo que no sea sólo el de recuperar, reciclaje media"nte, representaciones de dicho espacio y de sus fronteras, es válido también
el pasado. Un cido que permita también •cidar• y no sólo •recidar". sosten~r que para algunos espacios hay determitÍ.antes de permanencia más
En la caracterización de lo anterior hay mucho más de lo señalado; hay soste?1da. Esto sucede con particular fuerza en aquéllos donde la vida social y
también cierto empuje vehemente que debería ser tamizado y repensado o econom1ca llene un proceso de cambio lento o de significación despreciable ..
reformulado. Hay, además, angustia por un país que sigue a la deriva y que, En el caso de Uruguay, una sociedad estancada o de cambio a ritmo de
como en el cuento de Quiroga, parece estar dando vueltas sobre sí mismo en caracol, el -~echo es que su condición de país frontera ha ejercido una
un riesgoso remolino. Y hay conciencia de que la problemática de las culturas representaaon cultural del espacio que hace a algunos rasgos de su débil 0
uruguayas, y por lo tanto de la nación, necesita de un examen y sobre todo de problemática identidad. Al mismo tiempo, el propio ritmo de caracol de nuestra
una acción que pueda dar cuenta del presente y muy especialmente de ese siglo vida social Y económica (además, claro está, del triunfo de la clase poderosa
XXI que se nos sigue viniendo encima inexorablemente. montevideana) ha hecho posible que haya perdurado el pecado original de un

78. La ponencia d: :V1uro. Pereyra •Espacio y cultura nacional»,recogida en Cultura


mercosur (Politicas e industrias culturales} FFsuR/Ediciones Trike, Montevideo
19')J, pp.31-39, -aunque desde una óptica diferente a la desarrollada en est~
capitulo-- _representa u?a de las pocas ,excepciones, aunque no la única, a ]a
postergación del espac10 en los temas culturales:
68 69
país macrocéfalo. Así, al estilo de las ciudades-república como lo fueron todo rígido: mientras unos se asoman aterrorizados a la ventana de la televisión
Venecia o Florencia, tenemos por un lado a Montevideo y por otro, al campo, para ver las catástrofes y las perversiones del mundo extramuros, otros también
la campaña, el •interior•, la pintoresca y despoblada República . asomados a la misma ventana quedan fascinados por las maravillas del paisaje
La escasa movilidad social y económica del país ha permitido que su o de la opulencia.
carácter de país frontera, atrapado entre Brasil y Argentina, haya operado ya Durante muchos años, los años de las vacas gordas o de la Edad de Oro, el
como campo de batalla, ya como zona de paso, ya como zona franca del adentro albergaba la maravilla y corrían los cuentos de cómo afuera se
contrabando, ya como santuario de las conmociones de los vecinos. El hecho secuestraban jóvenes inocentes que al asistir al cine eran drogadas y que sólo
de que la etapa de mayor movilidad social y económica del país haya estado despertaban en países remotos envilecidas en lupanares exóticos. El exterior
vinculada a la llegada de inmigrantes europeos -es decir, al ingreso del afuera era una suerte de mundo degradado al que se le podía visitar sólo si el viaje era
en nuestro adentro- es central en la representación del espacio nacional. encarado como un safari rigurosamente vigilado y controlado. Los aviones en
Tenemos, siempre hemos tenido, una fuerte conciencia del adentro y del la Edad de Oro se caían en las selvas amazónicas y los sobrevivientes estaban
afuera. Tenemos, siempre hemos tenido, una clara conciencia de ser país sometidos a los antropófagos que habitaban más allá de lo conocido. Era, es
puerto, país-puerta de entrada y puerta de salida. Tensionados entre el adentro cierto, otra etapa del desarrollo tecnológico. El mundo estaba conectado pero
y el afuera, país de paso o de refugio, hemos construido distintas representa- no tanto.
ciones, según los avatares económicos y políticos, del valor del adentro y del El adentro y el afuera siguen acechando en este Uruguay empobrecido de
afuera.Una de estasúltimas construcciones es la de las ~zonasfrancas»:espacios hoy. El afuera es el imán que atrae con la posibilidad del consumo y de la
que son pero no son el país, espacios en los que rige la ley pero no rige, en los realización personal. El adentro está tan devaluado, tan carente de futuro
que se exonera tributos pero que generan sucedáneos de los dichos tributos; (incluso con Mercosur, integración regional, macro regional y todo) que
es decir, un espacio que está adentro pero está afuera. cualquier afuera es preferible a esta lenta muerte del adentro. Todos o un gran
También nuestra condición de país pequeño ha incidido en la represen- porcentaje quieren estar afuera. Los más poderosos, aquellos cuya fuente de
tación espacial: el país es tan pequeño 0as dimensiones, siempre relativas, ingreso-muy satisfactoria por cierto- no puede ser trasladada, se conectan vía
juegan de otro modo en los diferentes continentes) que el •interior" es poco parabóli~ con el exterior o viajan permanentemente. En el peor de los casos,
atractivo, no tuvimos ..campaña del desierto• ni •conquista del oeste" ni •selva como sugiere Rodrigo Arocena, siempre tienen la posibilidad de acodarse en
amazónica• como espacio donde huir o donde migrar para cambiar destinos su •balcón sobre el Atlántico,, y contemplar desde su agradable palco «la
vitales frustrados. De este modo, cuando se intentaba escapar de Montevideo decadencia del pago y la locura del mundo•."' Los otros, los que sólo poseen su
se terminaba fuera del país y cuando se huia del •interior>se encontraba uno en persona como bie? y como fuente de ingreso, sueñ~n con los paraísos lejanos
el puerto. Arturo Cova huye en la colombiana La vorágine hacia la selva, el o cercanos que los salvarán del pequeño país estancado. O I como otra
general Roca conquista las tierras del sur de la provincia de Buenos Aires, los posibilidad, se cuentan entre ellos las maravillas del adentro y se narran
chilenos tienen el extremo sur y el extremo norte, los venezolanos la selva y el historias de cómo tal matrimorúo francés se instaló, con restaurante sobre la
llano, los brasileños el continente amazónico, nosotros el Exodo. La misma ?-mbla y todo, huyendo de la inseguridad y de la polución europea. En este
hisroria oficial, infiltrada y celebrada desde la infancia, señala el camino: ultrmo caso, representantes del afuera prestigióso y prestigiado legitiman
nuestro héroe máximo.se re.tiraa Paraguay y antes aun, todo el •pueblo oriental• nuestro adentro, descalificando el afuera del norte.
se exilia con el patriarca. Es cierto que en esa ocasión el afuera había invadido Hay otras formas de pensar, de vivir y de representar los espacios en .
el país y que no quedaba adentro, al menos para una parte significativa si no nuestras vidas aun cuando la división mayor sea esa que parte las aguas o las
mayoritaria de la sociedad. Pero el hecho está allí, terco en el señalamiento de fronteras entre el adentro y el afuera. Hay también espacios en el interior de la
espacios, de fronteras y de comportamientos. sociedad uruguaya que dan muestras de las varias culturas o subculturas del
El adentro y el afuera no es una división permanente o al menos no tiene país. Escierto que el adentro ye! afuera funcionan también en la determinación
adjudicado un valor permanente. Así, lo maravilloso puede estar tanto dentro de los espacios interiores. Así, se intenta adentro reproducir en simulacros del
como fuera y lo monstruoso también puede estar tanto dentro como fuera. En primer mu~do, el afuera. Los shopping centers anglosajones son un ejemplo
la historia de la sociedad uruguaya contemporánea nos hemos movido entre contemporaneo como antes lo fueron las galerías europeas. El espacio artificial
uno y otro extremos.·Mientras a veces lo maravilloso estaba fuera, otras sólo el
horror de lo monstruoso habitaba las regiones apartadas o simplemente no 79. Rodrigo Arocena, •Izquierda light e izquierda naco. La opción no es sólo entre dos
uruguayas. También es cierto que nuestra sociedad no se comporta como un venenos., Brecha, 11 de setiembre de 1~2. p. 9._

70 71
Precisamente, la fragmentación y la segmentación estamentaria de nuestra
0 culturalde hoy-en un sentido todo espacio es un escenario, una construcción sociedad o de la vida contemporánea lleva a fenómenos como la apropiación
artificial- es una imagen de los deseos de una sociedad en proceso de del espacio temporal nocturno por los jóvenes o a la conformación de espacios
transformación. donde la socialización se realiza en función de patrones de consumo cultural
Si en tiempos remotos la socialización se realizaba en el espacio cultural de no pluriclasistas. Es cierto también que esto existió siempre pero además es
Ja plaza O del mercado, hoy la socialización de muchos uruguayos ha crea_do cierto que se ha producido una pérdida creciente de aquellos espacios donde
nuevos espacios. O mejor, sel e ha ofrecido a nuestra soaedad nuevos espaoos la coexistencia de los diferentes estratos sociales era mayor. La pérdida del
que coexisten con los viejos espacios. Hoy tenemos cohabitando la plaza, la carácter del Centro de la ciudad como espacio plural y múltiple en beneficio de
feria vecinal, el almacén, el supermercado, la galena, el shoppingcenter,el una barrialización es un fenómeno de las últimas décadas. Y este hecho supone
•paseo,,, Ja feria de Tristán Narvaja y también -tanto en Montevideo como en además una creciente segmentación del consumo cultural, así como una
ciudades del Interior- el espacio determinado por los vendedores ambulantes. profundización de los comportamientos culturales.
Enla sociedad uruguaya contemporánea, el lugar donde el ser humano compra Carrasco y Casavalle son, en este sentido, íconos de la sociedad
sus alimentos y sus vestimentas y el lugar donde se relaciona y se reconoce, montevideana. Punta del Este y el resto del país son, a su vez, representación
marca más que la pluralidad de opciones, la pluralidad de modahdades de esa otra división. Investigaciones en curso comienzan a mostrar que el
históricas del desarrollo del país. Esa pluralidad señala que el Uruguay urbano consumo cultural de la mayoría abrumadora de los habitantes de Carrasco está
alberga tanto modalidades del siglo pasado como modalidades de este fin de orientado hacia lo extranjero. 80 Este comportamiento supone el consumo de lo
siglo. Ello no es por cierto un fenómeno único de nuestra sociedad ya que es importado en detrimento de lo nacional. En el caso de Punta del Este el tema
posible encontrarlo en otros países, pero qu!zás lo sin~lar en nuestro c~s~ sea quizás sea otro por una razón diferente, dado que, sobre todo en temporada,
Japroporción y la distribución de esos espacios. Como siempre, somos distintos la propia población es significativamente extranjera.
pero no tanto, somos iguales pero no tanto. . Lafascinación por el afuera se expresa, además, de otros modos o por otros
Verdaderas capas geológicas del desarrollo del país, esos diferentes espa- medios. Resulta interesante la existencia de programas televisivos que se
cios llevan también a la reubicación de otros escenarios que el imaginario de dedican exclusivamente a mostrar las maravillas, exóticas o no, del afuera;
la sociedad uruguaya ha creado. Así, existen espacios para la memoria o el mito programas significativamente titulados "Pasaporte" y cosas parecidas a equis
como la «semana criolla,., que construye en tiem¡x> y espacio un universo lugar. El pasaporte y el viaje son objetos reverenciados y celebrados por la
cerrado y que se propone como emblemático de una doble identidad: la sociedad uruguaya con mayor fuerza que en otras sociedades.
identidad económica y la identidad gauchesco-campesina. Lo pecul!ar es que Por otra parte, la abrumadora mayoría de los programas de la televisión
la identidad gauchesco-campesina es, en el mejor de los casos, revivida o nacional son originados en el extranjero. La proporción de programas destina-
recordada como un símbolo de una realidad económica y social periclitada. dos a mostrar el país es notoriamente ínfima en relación con aquellos en que
El desajuste que Je provoca a un montevideano la imagen de un gaucho en se despliega el diorama del afuera. Y ello no sólo tiene que ver con un problema
un shoppingcenteres revelador del desarrollo desigual de una sociedad _que de costos de producción. Hay una opción, una opción que refiere a la
integra el adentro mítico o mitificado en la modernidad o enla postrnodern1dad hipervaloración del afuera. Contracara de la endogamia, esta reverencia del
de la plaza consumista de la contemporaneidad. La interacción del espacio que afuera demostraría nuestra autodesvalorización. Las cosas no son tan siinples
presupone el gaucho con el ámbito de vidrio, aluminio y objetos cibernéticos ni maniqueas. Se admira el afuera pero también se le teme. La valoración del
0 vestimentas producidas por firmas transnac10nales genera un universo afuera no funciona en todos los niveles. Cuando afuera ocurren fenómenos o
cultural propio. Un universo ni bueno ni malo pero elocuente de una sociedad se producen hechos o se difunden ideas de validez universal pero que afectan
desfasada, de un cambalache de imágenes y valores. el ritmo o una supuesta autoimagen nacional, el afuera es inmediatamente
La existencia y la multiplicación, por otra parte, de espacios cerrados o declarado monstruoso, foráneo, peligroso, decadente. Mucho de lo maravillo-
1:
precisados en el tiempo-el shopping,la -semana criolla•, el •paseo•, galería- so está afuera y casi nada de lo horrendo de afuera está adentro. Mucho de lo
maravilloso está dentro y casi todo lo horrendo está afuera. La perspectiva no
en detrimento de las formas abiertas de la plaza o de la fena (en s1 mismos
también cerrados pero con fronteras porosas a diferencia de la clausura fisica es ni estable ni común a todas las comunidades interpretativas o culturales.
o temporal de los otros) señala la creciente fragmentación o segmentación de
80. Una investigación de carácter privadoha mostrado cómo los habitantes de Carrasco
una sociedad que se sabe, aunque no lo diga, heterogénea y fuertemente -la franjacosterade ese barrio-no lee ni escucha autoreso compositoresnacionales.
estamentaria. Ha mostrado además que la asistencia de este sector socio-económico a espectá-
culos públicos es sólo a compañías o inté,rpretes,extranjeros.
73
72
---------------------------

ELoouam El café Y el más moderno bar constituyen un espacio distinto en tanto


permite~ el ingreso de la mujer-más el segundo que el primero-, así como la
Todo espacio establece un aura, una zona de lo sagrado, inclusive el espacio confitena, a su vez, es un ámbito donde el predominio es femenino o familiar
de la miseria yel de la perversión. Todo espacio presupone un cuerpo, un ojo, Precisamente, en tanto se pasa del boliche hacia el bar o la confitería s~
un sonido o una ausencia de sonido que lo caracteriza. El hombre a caballo, el produce una lenta sacralización familiar del espacio de socialización. '
arroyo y la calandria o la mujer en el telar, el fogón y el murmullo del agua De todos modos, la reinvindicación del «boliche,. como un sector masculino
hirviendo tienen una significación y establecen una zona sagrada. (suerte de involuntaria parodia del club de Tobi donde nose permitía el ingreso
La elección de la imagen anterior, que denuncia caricaturescamente su de mu1eres, en especial de la pequeña Lulú) tiene que ver con escenarios que
pertenencia a un sistema patriarcal hegemónico, tiene que ver con la repre- la sociedad patriarcal ha organizado, reproduciendo las relaciones de poder
sentación cultural que el ser humano (o un grupo) construye y se construye de vigentes en nuestra sociedad. Es cierto que algunos sectores de la juventud
sí mismo y de su sociedad. Tiene que ver, sobre todo, con el establecimiento actua_l_hancomenzado a erosionar tal ordenación simbólica del espacio; pero
de lo sagrado. La representación cultural del espacio y del ser humano en la tamb1en es oerto que dicho fenómeno parece no atravesar el conjunto de
sociedad uruguaya está ligada también al hecho de lo sagrado. En una so- nuestras juventudes.
ciedad cuya autoimagen establece para sí misma una escasa El antiguo ámbito sagrado del boliche que el niño miraba de afuera con la
religiosidad y que orgullosamente se proclama laica, el establecimiento de la ñata aplastada contra el vidrio se ha transformado. Hay una suerte de •nútica•
familia patriarcal sustituyó el espacio público de lo sagrado por el espacio nostalgia por ese tipo de boliches pero, en verdad, aquella experiencia de lo
doméstico. Y al sacralizar el espacio de la familia y de lo doméstico congeló la sagrado para la sociedad masculina que se realizaba en la versión criolla del
imagen del hombre y de la mujer. La alteración del rol de la mujer, en particular club británico ha perimido o está perimiendo. Confieso que no estoy seguro
en las zonas urbanas, trajo como consecuencia una modificación del espacio de saber s1me causa mayor alegría, pero es un hecho. El masculino boliche 0
familiar. Y, seguramente, ha traído o traerá cambios de otros espacios antaño incluso el mixto café son parte de una etapa de la sociedad que aparece
reservados a la sociedad masculina. En ese sentido, es ya evidente que la amenazada por el ntmo y los nuevos espacios de socialización.
abrumadora presencia de la mujer en el mercado laboral ha cambiado algunos
de esos espacios. Y es también evidente que en algunos escenarios laborales LAFERIADE TRJ:srÁN
NARVAJA
la mujer ha terminado -a lo largo de las últimas décadas- por expulsar al
hombre. Laforia de Tristán Narvaja es a la vez un evento y un espacio cultural, un
Lo profano estaba constituido hasta no hace mucho porunespacio exógeno espac1_0atr~vesado por la misma estratificación socia} y económica. que el resto
a lo familiar. En particular, y en el caso del hombre, el espacio de.socialización de la oudad. Se trata de un espacio abierto donde la columna central-la propia
constituido por el •boliche• 81 -el café y el bar no sólo son nombres diferentes calle Tnstán Narva1a-y los márgenes donde se desfibra, constituyen una suerte
sino también configuran ámbitos sustancialmente diversos- permite una de frontera. En este sentido es posible afirmar que el carácter a.bierto de la Feria
construcción del sujeto masculino donde éste se siente libre o liberado. El -se puede ingresar por cualquier parte- encubre en realidad una fuerte
ámbito del boliche-reforzado por la propia tradición del tango-establece una estructuración. Estructuración que prescribe el establecimiento de canales de
relación horizontal entre los hombres en la que el consumo de alcohol cir'."'lación y también zonas de especialización de objetos. Al mismo tiempo,
contribuye a la ilusión de un espacio libre. De ese ámbito la mujer solía estar saliendo de la columna estructurante de Tristán Narvaja, lo institucional
excluida a no ser que fuera una «mujer pública»; es decir, a no ser que los adquiere otra forma más porosa que se refleja en la •calidad• y en el propio
contenidos familiares y maternales estuvieran imposibilitados. 82 público consumidor y vendedor.
Adentro Y afuera, libertad y fuerte institucionalidad, caos y organicidad,
democraoa y estamentos, la feria descubre y encubre aspectos muy arraigados
81. Para una reflexión particularmente interesante sobre el •boliche• y otros fenómenos de nuestra Vid~~oaal y culturnl. Simulacro de nuestro carácter democrático y
de la llamada •cultura subordinada .., ver el ensayo de Milita Alfaro, -Cultura subal- de nuestro espmtu de toleranoa, encubre la coexistencia.del objeto robado y
terna e identidad nacional•, en Identuiad uruguaya ¿mito, crisis o afirmación? del d~sechoconla valiosa pieza de antigüedad y los productos de la granja, para
(comp. Hugo Achugar y Gerardo Caetano), Ediciones Trilce, 1992.
un publico que aparenta convivir un espacio múltiple aunque en verdad
82. Hay otra acepción de •boliche- -influida por el uso bonaerense y de circulación en fuertemente jerarquizado. ' '
generaciones más recientes-, que refiere a lugares de baile. Incluso en esa acepción
se mantiene el carácter no familiar y profano.

74 75
A diferencia de los supermercados y los shopping que funcionan como coincidía con el del escenario, como el del tablado para la murga y el carnaval.
templos contemporáneos donde el feligrés consumidor concurre a adorar y a Todos ellos, y seguramente muchos otros más, forman esa multiplicidad de
depositar sus tributos y ex-votos, la feria de Tristán Narvaja posee la pluralidad los espacios culturales de nuestro país. Pero la mayoría no presenta un cambio
propia de un reino débilmente normativizado. Tiene algo de fiesta sustancial o asimilable al operado en los boliches y sus variantes o a las ferias
carnavalesca, algo de parodia, por oposición a la ,limpieza• y a la ,seguridad» y sus transformaciones. La iglesia sigue siendo el mismo espacio cerrado de la
del shopping center. Con todo, si se. opone el espacio de la feria de Tristán experiencia de lo religioso; si acaso han ocurrido cambios en ese espacio de la
Narvaja con el de, por ejemplo, la feria de Piedras Blancas, quizás fuera posible religión, tienen que ver con el auge de sectas evangélicas o de los ritos de origen
establecer semejanzas y diferencias que podrían indicar o mostrar otros rasgos afroamericano. El caso paradigmático podría estar representado por el ex-cine
de los de la feria de Tristán Narvaja. En especial, aquellos vinculados con el Radio City, hoy convertido en templo evangélico. Sin embargo, ese cambio
hecho de su ubicación central en la ciudad y su carácter parcial de ,artefacto fundamental ha diversificado las «denominaciones» o las orientaciones de la
turístico• o de ,vitrina•. Este carácter se ha ido incrementando a lo largo de los experiencia religiosa e incluso ha modificado los ritos más tradicionales de la
años y la numerosa presencia de casas de antigüedades así como el más iglesia católica, pero no ha modificado el espacio mismo de lo religioso y su
reciente Paseo Narvaja y sus aspiraciones de convertirse en «centro rultural», alcance simbólico-cultural.
comienzan a otorgarle un valor de simulacro. Un valor de escenario, que aspira Las transformaciones en nuestro país son lentas pero se dan. El estanca-
a ser emblemático de nuestra cultura y de un cierto imaginario hegemónico de miento de la economía y de muchas de las actitudes vitales o de las mentali-
la identidad, si no nacional, montevideana. dades no significa que no haya habido cambios (aunque es posible que
Espacios familiares -la feria y el shoppin~ tienen sin embargo una vida gatopardianos). También es cierto que el cambio en sí mismo no es un valor ni
diferente. La feria dialoga con el entorno y con la ciudad mientras que el que todos los cambios sirven. La angustia por el cambio -D quizás por el no
shopping se vuelca sobre sí mismo. El proyectado shopping del Penal de Punta cambio- que a veces algunos experimentamos en relación con nuestra so-
Carretas es, en función de su origen carcelario, el paradigma de ese espacio de ciedad no implica desatender aquellos escenarios que en una mirada histórica
seguridad autocontenido con que la clase media de Montevideo organiza su empiezan a mostrar modificaciones.
socialización y su intercambio económico y simbólico. El shopping no es, sin La mirada tanto al micro como al macro espacio en un país pequeño es
embargo, un espacio congelado. Se mueve, se transforma, crece y devora. Al ineludible. Las praderas-reales o artificiales-deshabitadas de nuestro Uruguay
mismo shopping de Pocitos le han agregado una suerte de »postrnoderna, han sido motivo de muchos estudios yes positivo que así haya sido y que lo siga
versión del parque Rodó con autitos chocadores y juegos de rayo láser. siendo. También puede ser positivo empezar a estudiar o a considerar la
Las ferias vecinales, a su vez, tienen una función simbólico-cultural más «cultura de~ micro espacio» o de escenarios menos prestigiados por la socio-
primaria. Son el evento espacio-temporal donde la sociedad cumple con logía, la antropología y la economía nacional. En ese sentido, sería saludable
algunas de las necesidades básicas para su sobrevivencia. Pero la feria de poder encontrar en los próximos años estudios tanto sobre el boliche como
Tristán Narvaja, aunque comparte con las ferias vecinales algunas de sus sobre la cooperativa o sobre el ómnibus. Sería excelente poder empezar a tener
características, tiene una proyección cultural especifica. En cierto modo la feria datos o estudios semiológicos de las ferias, del almacén, de las exposiciones o
de 'fristán Narvaja ha generado, a lo largo de los años -en una suerte de de los «bazares turcos,, en que algunas de nuestras ·avenidas se han convertido.
metástasis inocua- otras ferias con significados propios; así, están las ferias de Todo ello empezaría a mostrar, quizás, que además de los comportamientos
Villa Biarritz, de la calle Obligado y de Piedras Blancas. Estas últimas tres con políticos, económicos o sociales hay dimensiones culturales dadas por el
un cierto aire propio y convocando a sectores precisos. Inclusive con conno- carácter espacial, locativo o institucional de ciertos modos de nuestra exis-
taciones -en dos de los casos- a lo transgresor, ya sea por el lado de la droga tencia.
como por el del robo o del contrabando. Nada de esto parece estar previsto o
ser permitido por el espacio de la galería, del •paseo• o del shopping.
Por supuesto que existen otros espacios en nuestra sociedad. Algunos
emblemáticos, fundamentales, como ocurre con el Estadio Centenario y los
,campitos• o las •canchas•. Algunos también muy centrales a eso que durante
mucho tiempo se consideró esencial en la conformación de nuestra identidad
como comunidad, como ocurre con el salón de clase de la escuela primaria o
las aulas de la Universidad. Algunos, incluso, cuya configuración espacial
1

l
76 77
U FSIÉ11CA DE 1A ORDINARIEZ
(o 1A ORDINARIEZ COMO VAWR)

,Beauty is truth, truth beauty• -that is ali


Ye know on earth, and ali ye need to know.

John Keats, Ode on a Grecian Um

•Tinelli
;_
versus Shakespeare? ¿Porcel y el show de Don Francisco versus
Wim Wenders yünetti? ¿Madonna o Ginastera? o quizás también vivan
Ohnedo, Tinelli, Paco Esplnola, Los auténticos decadentes, Marosa di Giorgio,
Falta y resto, Mallarmé y Discépolo todos juntos. ¿Todo vale o nada vale? ¿Es
necesario elegir o la elección incluye todas las posibilidades?
Estamos viviendo un periodo de transición. Un periodo, al menos, en el que
las poéticas y las estéticas dominantes durante casi dos siglos han entrado en
crisis o están siendo cuestionadas. Planteado de otro modo, se podrla decir que
el valor o el sistema de valores dominante hasta no hace mucho ha perdido
fuerza; es decir, ha perdido su carácter de paradigma sagrado. Por lo mismo, la
lucha contemporánea por la determinación de aquello que es valioso es
indicativa de uno de los rasgos fundamentales de nuestro tiempo: la inesta-
bilidad de la transición.
La crisis, la transición o el cuestionamíento pueden ser observados en el
modo cómo se ejercita la censura mediante el juicío de valor. Ha sido señalado
ya que el mejor modo de reprimir al disidente es endilgarle la etiqueta de la
locura. Sostener que •Fulano es un loco,, o que •Zutana está loca• asegura no .
tener que discutir argumentos problemáticos. Lo mismo ocurre a nivel estético:
la irrisión de aquello que (para el sujeto que realiza el juicio estético), atenta
contra los principios o paradigmas de la belleza es asunto viejo. La famosa
,querella de antiguos y modernos-, de hace unos siglos, fue de hecho un
enfrentamiento entre estéticas opuestas.
El enfrentamiento contemporáneo entre quienes defienden lo que se ha
dado en llamar la estética de la modernidad y un sector nuevo, generalmente
configurado por las generaciones más recientes, que postula, a veces sin total
y deliberadaconciencia, la «ordinariezcomo valor",lo que implica una «estética
de la ordinariez• o una -estética del mal gusto•, es uno de los slntomas de los

79
tiempos que estamos viviendo. El enfrentamiento podría ser descrito además privado es para la estética de la modernidad un ejemplo de •mal gusto• y de
a tres bandas; en esa tercera barida se incluiría el sector que postula lo uno y lo •ordinariez•. También es cierto que la cooptación siempre existe y el grupo
otro sin que ello implique una contradicción. El grupo hegemónico de la hegemónico puede «digerir,,esta invasión •vulgar.. de lo íntimo en lo público
sociedad uruguaya tradicional, de la comunidad -alta cultura•, no sabe cómo añadiendo o sugiriendo otras marcas de.«distinción•.
manejar este nuevo fenómeno y sus tres bandas aunque, por supuesto, los El tema, creo, va más allá. De hecho, lo que está ocurriendo es que, a cierto
sectores empresariales están dispuestos a satisfacer las demandas culturales de nivel, el enfrentamiento de estéticas tiene que ver con un cambio más básico.
este nuevo grupo y de esta nueva estética así como del más conocido y aun del La oposición Onetti versusMadonna da cuenta, simbólicamente, de ese cam-
pluralista y ecléctico. bio. En cierto modo, la oposición podría mantenerse cambiando Madonna por
Lo interesante es que esa especie de nueva -estética de la ordinariez,. no es Tinelli, aunque entre la una y el otro exista alguna que otra diferencia de
presentada como una negación pura y simple de la estética anterior sino como importancia.
un producto de un universo solipsista donde las referencias y los valores
funcionan sobre una suerte de tabla rasa del universo simbólico anterior. Aun ÜNETII Y MADONNA
en los casos en que se retoman elementos de la cultura hegemónica anterior,
la articulación y el significado dado por esta nueva estética a los elementos El andamiaje de la apuesta esteticista del dicurso onettiano se fundamenta
tomados del pasado los convierten en hechos nuevos o desconocidos. en un modo de armar su narrativa de modo que «una cosa bella sea una alegría
¿En qué consiste la estética de la ordinariez? ¿Es equiparable al kitsch? ¿Es para siempre•. Un esteticismo paradoja] que valida como materiales artísticos
esta estética de la ordinariez una suerte de venganza del menospreciado kitsch no sólo objetos y seres desgraciados, marginales y •feos• sino palabras -sobre
que Hermann Broch y otros muchos denostaran y contrastaran con la refinada todo palabras-, desprovistas de prestigio junto con otros elementos más
vanguardia? En primer lugar se trata de cultivar como valor aquello que para la tradicionales o •prestigiosos•. Esteticismo paradoja! y propio de la modernidad
estética moderna había sido el paradigma de la negación del valor. El tema tiene postsimbolista que se concreta en la •ola perfecta e irrepetible• que busca
que ver, entre otras cosas, con la reproducción y con los medios de comunica- Medina en la playa en Dejemos hablar al viento. Pero lo feo en Onetti como en
ción masivos (Walter Benjamín). la estética propia de la modernidad no supone, necesariamente, el mal gusto.
Por otra parte, se trata de una nueva definición de lo que está bien y de lo La ola/obra perfecta de Onetti postula o posee una perfección que nada
que está mal. De lo que es hermoso y de lo que no lo es. Pasa por la estética tiene que ver con la rosa mistica de Dante o la rosa perfecta de los poetas arte-
implícita en la moda pero también por el ingreso del lenguaje procaz en la puristas. Una ola, un cuadro, un cuento, una novela cuya perfección es, sin
esfera de lo cotidiano. La vieja expresión: •chiste de salón•, ha perdido su embargo, imposible de lograr. La perfección como ):¡orizonte, no como meta.
referente. Entre otras cosas porque el propio -salón• es un referente obsoleto. Una ola que se busca o se finge buscar pero que sintetiza la búsqueda real 0
Los chistes y el lenguaje son públicos. La calle ha sustituido al salón. Pero este pretendida, búsqueda de todas maneras, de una imagen oximorónica que dé
"nuevo estremecimiento estético,. no es ejercido, siempre o necesariamente, la vida y su revés, la sucia pureza que puede compensar el resto de la vida. Esa
como una bandera agresiva contra la estética o la moral anterior sino como una búsqueda, que para Medina es la ola perfecta como para Junta Larsen es el
dirrrensión de lo cotidiano que no distingue ya entre lo público y lo privado. perfecto burdel, atraviesa la narrativa de Juan Carlos Onetti. Una búsqueda que
Esta no distinción entre lo público y lo privado puede ser simbolizada, a tiene como enemigo «lo ordinario, la ordinariez», como ha sostenido el escritor
nivel de la vestimenta, en el pasaje a lo público de lo que antes se llamaban en un reportaje a Barbe! Martens. Una noción de la belleza o de la perfección
«prendas íntimas• o «interiores,,.El uso de camisetas, biquinis o «corpiños»como paradoja] que acepta lo sucio, lo purulento, lo sórdido pero no lo ordinario
objetos exteriores muestra el pasaje deunespacio a otro. Esa no distinción entre supone, sin embargo, que lo estéticamente aceptable y válido tiene límites
lo público y lo privado o íntimo, presente también en el lenguaje, tiene que ver precisos.
además con la caída de barreras acerca de lo que es de buen gusto y lo que es La noción de belleza que domina la estética de Onetti nada tiene que ver con
de mal gusto. lo masificado; se trata de lo único, de lo singular, de la ola, esa, precisa, absoluta,
La•distinción•, como ha señalado Pierre Bourdieu, es un ejercicio del poder propia. En este sentido, la noción de belleza de Onetti encaja con la dominante
en una sociedad estamentaria tradicional. Pero dado que ahora estamos en una durante el período de la modernidad occidental que llegó hasta casi los sesenta
sociedad basada en una demagógica retórica igualitaria, el poder hegemónico y se articula con la que la mayoría de los escritores uruguayos posteriores, los
promueve la introducción de otras marcas de distinción diferentes de las del 45, han asumido como central de su estética. Lo sucio, lo polucionado, lo
anteriores. Precisamente, la irrupción en el espacio público de lo íntimo o sórdido ingresa en la narrativa de Onetti por su asociación con la pureza, con
80
81
.fa autenticidad o intensidad y con su condición de irrepetible. No puede desenfado exhibido en video-clips, filmes y discos proclama otro sistema de
valores,_otraestética. La perfecciónenMadonna., como en muchos otros artistas
ingresar o no es validado en la narrativa de Onetti aquello que no p~sea una
_afines,es tecnológica. La perfección de la ola onettiana es una noción ajena a
armonía interna, aquello que no sea como «parejasde delfines, hun~1e~dose Y
Madonna. Y eso no la hace ni mejor ni peor, sino diferente.
saliendo rítmicas, sin alterar su marcha•, todo aquello que no sea urnco. Del
mismo ~oda funciona el célebre «pañuelo sucio de sangre, lágrimas y semen~
En el mundo plural y democrático que es hoy nuestro, la ordinariez reclama
de Idea Vilariño. . . .
. La estética que sustenta una imagen contemporánea como la de la cantante su espacio como una conducta y una estética legítima. Más aun, de la mano de
Madonna nada tiene que ver con la que vertebra la de la modernidad: La imagen Madonna y de la de Tinelli se validan los enanitos de jardín, antes denostados
por la •cultura• y el •buen gusto,. hegemónicos. Pero el decidido ingreso de la
0 el simulacro de imagen entre prostibularia y ordinaria de Madonna vahd: una
noción de belleza que se apoya en una sociedad en la que la mas1ficaoon es estética de la ordinariez en el área cultural -que nada tiene que ver con la
dueña y señora. Representa, en definitiva, el auge de otra estética, de o_rra estética paternalista del populismo tradicional y que ya es parte de nuestro
noción de belleza, que poco o nada tiene que ver con la d: Onetl:1,Idea Vilanno, horizonte cotidiano- muestra otros fenómenos además del pluralismo de-
Amanda Berenguer, Ida Vitale, Carlos Maggi o la mayona s1no el con¡unto de mocrático. Muestra que los viejos grupos hegemónicos que regían desde el
poderlas normas del buen gusto han perdido terreno. La masificación ha traído
la generación del 45. ·
La idea de la masificación, de la reiteración-de lo vulgar como algo opues:o con ella la legitimación de conductas y vestimentas, o para decirlo de un modo
a lo excepcional- es entendida como algo inaceptable y es expresada en mas genérico, la legitimación de un universo simbólico que se rige con otro sistema
de valores.
de una ocasión. Uno de los personajes de Onetti argumentará que .el mundo
está saturado de modiglianis ¿Para qué agregarle uno más?• . . De todo esto hay señales evidentes en cierto nuevo periodismo, en cierta
Lo desagradable en el universo de la modernidad puede ser redimido cultura que algunos identifican con los jóvenes pero que no es exclusiva de este
sector etario de la población.
estéticamente. El burdel de Larsen, la degradación del ser humano, la soledad
absurda, el lenguaje soez pueden ingresar en esta estética pero trasmutados, por Esta nueva estética de la ordinariez no es un hecho exclusivo de la cultura
la alquimia del arte, pueden ingresar como fragmentos de esa obra/ola m1t1ca uruguaya. Por el contrario, es un fenómeno de validez universal. Lo cual no
que busca Medina en la novela de Onetti. Y todo eso no ingresa para mostrar quiere decir que no existiera antes sino que lo nuevo es su validación o su
legitimación. Legitimación que no proviene sólo de los medios de comuni-
0 señalar las injusticias del mundo o de la sociedad-aunque lo haga de tod_as
maneras y el escritor Onetti no lo desee-¡ todo eso no llene una func10n cación masiva sino que ocurre en Uruguay en el momento de la lucha contra
esclarecedorao instructiva.
la dictador~. En cierto modo, es vivida por tirios y e:r:-oyanos
como una cultura
transgresora. Y muy posiblemente lo es.
Porque la belleza es verdad, pero pintar, escribir, ~aginar_ la belleza no
significa alcanzar, de una vez y para siempre, la perfecaon; no s1gruficapoder La transgresión o el culto por la transgresión contenido en la estética de la
realizar O cancelar el deseo. Porque en caso de lograr pintar la ola una vez, no ordinariez tiene que ver con una desconstrucción del poder. Al menos con
significa haber alcanzado el absoluto _enforma permanente. Onetti, el escritor ciertos aspectos del poder. Lo interesante o lo divertido--<:ada cual lo calificará
Onetti. y el lector de su obra saben desde hace muchos años que la vida del como quiera- es que la irrupción de esta estétiéa ordinaria desconstruye la
absol~to es breve, que el acto de amor como el de la escritura es una gloria que estética anterior y la muestra como lo que es: una construcción ideológica. Así,
acaba en sí misma y debe ser repetido una y otra vez. Porque cuando se termllla la distinción en el vestir es de construida como un cierto tipo de disfraz propio
de pintar la ola O de escribir el relato uno se siente en paz, -seguro de hab:r de una clase o de una época; el buen gusto en el lenguaje, como una afectación
logrado lo más importante que puede esperarse de esta clase de tarea: hab1a o una pose hipócrita; la corrección en las costumbres, como una norma
aceptado un desafío, había convertido en victoria por lo menos una de las impuesta autoritariamente. Lo ordinario atenta contra la alta cultura, la alta
derrotas cotidianas•. costura y la alta conducta. Pero también atenta contra la cultura, la costura y la
Madonna con sus públicos corpiños reales o con el simulacro paródico de conducta de lo alto, de los que están y han estado arriba. No sé si esta
sus enormes' senos cónicos, transgrede el buen gusto de cierta noción de la transgresión logrará sobrevivir, si no terminará y no habrá terminado ya por ser
perfección O la distinción. Pero Madonna es sólo un ejemplo ~orno One;ll_lo apropiada y digerida por el poder hegemónico. Es posible que así sea. Lo que
es de la estética de la modernidad-- de esta nueva paródica y Jocund_aestetlca parece ser evidente es que ha llegado y ha logrado hacer pie en nuestra
sociedad.
de la ordinariez. La impudicia ostentada como una bandera y exh1b1da con
•vulgaridad• se ñe en Madonna del refinamiento y del esteticismo moderno. Su En todo lo anterior no hay lamento ni celebración. La cultura uruguaya

82 83
--------------------------- - --------

-tanto la ordinariacomo la otrao las otras-parece éstarentrando en un proceso lfAOA UNA PEQUFÑA GRAN UJL1tJR,\
de cambio, al menos estético o cosmético. Parece digo, la afirmación con
respecto ·a los procesos en curso siempre debe ser cauta. Más en riuestro país
donde en las últimas décadas hemos acumulado una larga serie de intentos
fracasados en la poco fértil tarea de transformarnos_
Sin embargo, es posible que me equivoque y que la estética de la ordinariez
sea fácilmente aceptada por la sociedad uruguaya_ Incluso, es casi seguro que
será fácilmente asimilada por esta sociedad conservadora y poco amiga de los
cambios. Después de todo hay un rasgo de la cultura nacional-particularmente
de la cultura machista presente en todas las clases yen todas las ideologías-que
es un pariente que algunos podrían confundir con la cultura de la ordinariez:
me refiero, por supuesto, a la guaranguería. 1a guaranguería,sin embargo, no
es lo mismo que la estética de la ordinariez. El guarango y la guaranga son los Un Estado no puede crear una
que se ríen de quien está en una situación -permanente o transitoria- de cultura, pero puede acabar con ella.
inferioridad. El guarango y la guaranga se ríen del minusválido. El guarango y
la guaranga se ríen de quienes hallado fuera de lugar. El guarango y la guaranga Horado Vázquez Ria!
son maestros en la intolerancia y son representantes paradigmáticos del
Uruguay petizo. Son los conservadores del statu quo, inclusive si ellos mismos
no pertenecen a ningún sector hegemónico real. Puede ser guarango tanto el
I m:ginar el origen del mundo o el de una cultura por medio de un acto
mag1co es una enorme tentación. Pero las rulturas no se crean de modo
gay como el marginado, un obrero como un desempleado, una mujer como un mágico ~ediante un acto de voluntad individual ni por un acto de gobierno 1

negro, un licenciado-y de estos hay legión- como un analfabeto. Pero también apenas s1 se destruyen_ Imaginar una pequeña gran cultura en Uruguay
es guarango el poderoso y la poderosa, el •pituco,, y el -exitoso•. El guarango es -aunque no de modo mágico ni tampoco individualmente- esa es la utopía
agresivo.83 Su acción se emparenta con la guerra, la guerra sucia. ese, el desafio. '
El guarango y la guaranga no se distinguen por clase social o por sexo y son Pero entre imaginar la utopía y tratar de construirla hay un abismo. Dadas
normalmente celebrados ellos y sus guarangadas como ejemplos de lo •vivos• las características de la etapa histórica que vive el país y la situación tanto de la
que somos.Pero, y esto es necesario afirmarlo claramente, la propia estética de educación co~o de la cultura, ¿porqué, entonces, prpponerse siquiera proyec-
la ordinariez puede ser objeto de la guarangada. Después -de todo, la tar _una_pequena gran cultura para Uruguay?, ¿por qué no dejarla sola y que
guaranguería no supone otra cosa que el ejercicio del poder de quien se siente solita viva como pueda? Quizás porque el deseo utópico consiste precisamente
dominante. La estética de la ordinariez, en cambio, es el reclamo de sujetos eri eso: en la fantasía, en el proyecto que no fructificará (el pesimismo es
cuyas conductas han sido entendidas como despreciables y por lo mismo hiJo de_lshock de los setenta, de los ochenta y sigue robusto) pero que permite
discriminadas. El guarango y la guaranga no transgreden, agreden. Abusan, se el sueno. ·
sienten centro; son, por lo mismo, hijos de la arrogancia. Son hijos del Uruguay He dudado much~ si utilizar la frase •una pequeña gran cultura• (por la que
que no sirve, del que no podemos, no puedo, sentirme orgulloso. Ellos son la finalmente ~e decidí), o la otra de •una gran cultura pequeña~ (que fue la primera .
contracara de esa moneda falsa que es la autoimagen del uruguayo culto, que me surgt6 en la escritura). La diferencia me parece algo más sustancial que la
solidario, tolerante, democrático. Ellos son la escoria, no estos nuevos •ordi- polémica acerca de cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler. La idea que
narios- que, en definitiva, plantean o batallan por otro sistema de valores, un buscaba/busco expresar está relacionada con la necesidad de construir una cultura
sistema en sí mismo menos aristocrático y diferente del hegemónico. basadaen la excelencia pero que al mismo tiempo sea una -cultura adecuada-, para
recordar lo planteado por el poetay filósofo Oribe. Es decir, pequeña por adecuada
Y grande por su excelencia. Una pequeña gran cultura es afín con la idea de un
pequeño gran país y totalmente contraria con la idea del •país petizo• y del manido
•Como el Uruguay no hay•. Una pequeña gran cultura es afín con experiencias como
83. La palabra guarango posiblemente deriva, según anota el Diccionario de la Real !ªdel LAruyse opone al gesto imperialista que rechaza todo cuestionamiento y todo
Academia, del quechua waranga y podría referir a mil o jefe de mil hombres-de mtento de cambiar o de mejorar lo que los habitantes del •país petizo- entienden
guerra.
como •espléndido•.

84 85
¿Desde dónde planificar el sueño o la utopía de la pequeña gran cultura de desarrollo urbanístico de nuestra «urbe,.principaL La evaluación de ese viejo
un pequeño pais frontera?,¿desde las ruinas de la escuela valeriana, sentados «plan»posiblemente no favorecería regular y en cambio favorecería aquello de
en los pescantes de los carritos de basura o en los tenderetes de los vendedores dejar la multiplicación sin límite de las llores.
informales?, ¿desde el juego de luces de •Locomotive•y los miles de dólares que Pero, después de todo, ¿el límite es necesario? Sin normas no hay educación,
costó su instalación?, ¿desde la arrogancia profesoril y académica o des- superación o crea~ión. El límite y las normas nos han obsedido toda nuestra
de el •basureado• estudiante?, ¿desde Onetti, desde Jaime Ross, desde don historia, al menos la más reciente del siglo X:X.85 Creo que en Uruguay hay
Joaquín Torres García, desde Obdulio Varela, desde Juana de Ibarbourou, exceso de normas. Creo que las normas en Uruguay son perversas o se han
desde el Tanque Sisley, desde la villa de Pando, desde el río Olimar o desde pervertido, que en función de la norma se reprime al débil o al enemigo
Tranqueras? circunstancial, que en función de la sacrosanta medida y de la norma, en lugar
La respuesta insinuada a lo largo de las páginas anteriores parecería de producir, reprimimos, reprimimos y reprimimos. Pero también es cierto,
ser: desde la multiplicidad heterogénea de comunidades y espacios que es sobre todo en Uruguay, que •hecha la ley, hecha la trampa•. Como señalara
nuestra sociedad. 84 Desde la real tolerancia y no desde este simulacro, MartinRama, 86 en-el país de los vivos, no se respetan las colas, no se pagan los
autocomplaciente e hipócrita, de tolerancia en que vivimos. tributos pues siempre vendrá la amnistía, se postergan pagos y producciones
Pero habría que empezar por establecer para quién es o sería esa pequeña pues siempre se espera que vendrá alguna ley, alguna medida, algún gobierno
gran cultura. ¿A quién le pertenece Uruguay, quiénes son sus dueños? Está la que desautorizará o derogará la presente norma.
respuesta política que da un sector: los dueños del país son los estancieros y los Y entonces ocurre que tenemos exceso de normas pero que las normas no
grandes empresarios. Incluyendo además a los extranjeros, banca y compra de se rumplen o se cumplen selectivamente. Tenemos normas pero tenemos
tierras mediante, que son o serían los futuros nuevos dueños. Hay otras coimas. Tenemos normas pero tenemos interpretaciones, amiguismos, roscas,
respuestas: Uruguay es de quienes se sienten dueños del país. A lo que cabría etcétera.
preguntar:¿quiénes son?, ¿es dueño de este territoriode amplias llanurasmal Y entonces ocurre que quien se queda en la observancia de la norma y
habitadas y de su futuro la pensionista que hace cola bajo la lluvia para cobrar produce es castigado. Y tenemos que quien se queda en la observancia de la
algo parecido a un salariomínimo nacional?Esa mujer,¿se siente dueña de ese norma y no produce o produce mal es premiado. Se premia a quien se queda
territorio o de su excrecencia? Pero estas preguntas nada adelantan. enel molde.
Mao -y citar a un oriental no uruguayo a estas alturas de la caída del muro Es sabido que esta sociedad nuestra es, por definición, desconfiada y por
de Berlín puede ser arriesgado- proponía, hace muchos años y en Yenán, dejar eso el exceso, la necesidad obsesiva de la norma. Desconfianza que no impide,
que mil flores florecieran. La cita, fuera de contexto, pretende apostar a la de hecho, el fraude ni la chantada. Desconfianza que parece presuponer una
tolerancia y a la heterogeneidad. Pero para ser tolerantes, heterogéneos y inclinación congénita de los ciudadanos uruguayos al fraude y al tráfico de lo
múltiples debemos dejar de ser endogámicos y autorreferenciados. Tenemos •!rucho,. Desconfianza de una mentalidad de petizos que siempre esperan el
que aprender a aceptar lo diferente y a mantener las diferencias. O más dificil ataque, la agresión. Desconfianza de una mentalidad que está siempre dis-
incluso, tenemos que aprender a construir una identidad y una cultura múlti- pue_sta a la guarangada, a la estafa. Desconfianza propia -también es justo
ples que reconociendo las particularidades no las oprima ni las desprecie. de arlo en homenaje a aquellos uruguayos y urugúayas que valen la pena-, de
Valorar lo diferente no por lo diferente en sí mismo sino en virtud de lo que nos quienes han sido demasiadas veces estafados.
puede enriquecer. Por otro lado, hay normas imprescindibles y hay ejemplos de normas .
Claro está, lo diferente que aporte. Y ahí empieza el lío porque ¿quién decide positivas. Las normas no crean aunque puedan posibilitar. Ni ausencia total de
qué aporta y qué no?, ¿quiénes pueden ser los jueces? Nadie, por supuesto. Y no~as ni exceso. El poder de la norma puede ahogar la creatividad pero
¿cómo hacerlo entonces?; de la única manera posible, haciéndolo y dejándolo también prop1c1arla (Foucault). Las soluciones no pueden ser pensadas en
hacer. Pero, ¿eso no supondría un crecimiento y una construcción silvestre? Una términos maniqueos, en planteos de todo o nada.
respuesta ha sido -el plan regulador,,, al menos en lo que tiene que ver con el
84. En el conjunto de este libro no se trabajacon lo propuesto por Néstor García Canclini 85. Sobre las normas en materia cultural es interesante ver La 'normativa cultural del
en Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Grijalbo, Uruguay. Marcos jurídicos, económicos y organizaciones de la cultura. 1940-
México, 1989.De todos modos, aunque no he pensado los problemas culturales 19!)0, de Claudio Rama y Gustavo Delgado, Fundación de Cultura Universitaria
uruguayos desde la perspectiva de García Candini, hay algunos puntos de coinci- Montevideo, 1992. '
dencia. 86. Martín Rama, art. cit.

86 87
¿Qué es una pequeña gran cultura?¿Esuna cultura adecuada, comó quería complejo o no ha sido resuelto. Los temores de quienes se burlan o se oponen
o sugería EmilioOribe? Se podría pensar que quizás en algún momento tuvimos a una «administración»o «promoción» de la cultura es creer que ello puede
una pequeña gran cultura, que el alto nivel de nuestra educación y nuestra implicar -o implica siempre- un ejercicio de la censura. Pero administrar la
supuesta información acerca de la cultura occidental eran esa adecuada cultura no quiere decir necesariamente regular el contenido o la forma de un
pequeña gran cultura. No creo que haya sido así yen todo caso, lo que es más poema, de una estatua o de una murga. En cambio, sí puede estar referido a eso
importante, ya no lo es. •tan desagradable• de los aspectos económico-financieros de la creación
Una pequeña gran cultura es o debería ser otra cosa. Debería incluir entre cultural. Y cuando entramos en este nivel, que huele feo y no es espiritual ni
otras cosas el sentimiento de la necesidad de una cultura propia en un mundo cultural ni poético pero es real, es necesario administrar. Sobre todo cuando los
interconectado y, sobre todo, la decisión de invertir en construir dicha cultura. recursos son muy escasos-cosa que siempre ocurre en relación con la cultura
La pequeña gran cultura de Uruguay pasa por la inversión en el potencial y mucho más todavía en un país pequeño.
tecnológico, ene! apoyo a los esfuerzos realizados por aquellos individuos que El tema de los recursos financieros es ineludible para una pequeña gran
apuestan a una industria cultural que agrega trabajo y creatividad y no que se cultura de un pequeño país frontera. Recursos que tienen que ver con las
pliega a la divisa de •es más barato importar que producir•. No se crea que mi industrias culturales pero también con los individuos y con las instituciones no
tema pasa por la sustitución de importaciones que presupone el aislamiento empresariales. No es el único pero es fundamental.
aldeano. Nada de eso, o no necesariamente eso. Otra posibilidad es la de comenzar a entender que administrar cultura
Pasa por una revisión de los contenidos de la educación, de nuestra puede ser una tarea productiva y productora de algo más que •efluvios
televisión, de nuestra prensa escrita y radial. Pasa por una multiplicación de los espirituales»; que administrar cultura no significa censurarla o cercenarla.
centros de investigación y su extensión más allá de Montevideo, pasa por la Eliminar la posibilidad de administrar la cultura puede ser, por el contrario, una
creación de Consejos-nacionales o departamentales- de Cultura que no sean forma de cercenar posibilidades. Empezar a entender que para construir una
una colección de viejas y ancianas glorias nacionales, pasa por la creación de pequeña gran cultura múltiple, tolerante y democrática en nuestro país, hay
instancias reales y no burocráticas ni unipersonales de la cultura. que posibilitar que todos los sectores tengan acceso a esos escasos bienes.
¿Pasa por un plan elaborado de modo democrático y colectivo, una suerte Entender que regular el apoyo de la industria cultural -comprendidos los
de plan quinquenal de creación de una pequeña gran cultura? Es decir, ¿pasa medios de comunicación masiva-puede pasar por el desarrollo de aquello que
por la elaboración de normas? y sobre todo, ¿esresponsabilidad del Estado?, ¿es a ruvel naoonal se produzca con excelencia. Se licitan las obras públicas, ¿por
necesario tener un plan o un proyecto cultural? Hay individuos aquí y en otros qué no licitar los proyectos culturales? ¿Por qué no ofrecer recursos a los
países de América Latina que ven en los proyectos culturales una versión de mejores proyectos en las diversas áreas culturales en lugar de dejar en manos
Satanás o de Stalin o de Mussolini. del •político,, o del •iluminado• la decisión de proponer o crear o estimular la
Hay varias cosas: una, la de empezara entender que la cultura o los recursos cultura? ¿Por qué no crear organismos no dependientes del poder político en
financieros para la cultura no deben ser administrados por •individuos de buen matena cultural que funcionen como asesores? ¿Por qué no tener «políticas
corazón• o que en la intimidad de su hogar escriben un poemita o cuentito o una culturales de Estado,, y no •políticas culturales político-partidarias•?
novelita, ni por •compañeros,, o -correligionarios• pollticos sino por -adminis- ¿Cómo crearuna pequeña gran cultura? Entre otras cosas, aprendiendo que
tradores culturales•; la polltica exterior luego de décadas ha pasado en sus no hay "'.'!tura grande o pequeña sin inversión -pública y privada-; que no hay
.aspectos mayoritarios a manos de profesionales. ¿No sería deseable algo no cultura sm entrenamiento y sin investigación, que no hay excelencia sin trabajo ..
idéntico pero cercano en relación con la cultura y con la educación? Es cierto Por supuesto, el trabajo sin más no produce excelencia. Hay experiencias en
que también hay •intelectuales,, que ven en esto otro de la ,administración ?tros países de Améri~a Latina y de Europa -grandes, medianos y casi peque-
cultural•, un anatema. Para ellos los ,administradores culturales,,son otra forma nos-que pueden servrr tanto para aprender de sus fracasos como de sus éxitos.
del horror contemporáneo, otra forma perversa de la burocracia. La comparación que a nivel económico o a nivel de tamaño fisico se ha hecho
El riesgo por supuesto existe y radica en que estos -administradores con países como Costa Rica, Luxemburgo, Dinamarca, quizás podña ilustrar-
culturales• se conviertan en meros •burócratas culturales•. El tema o el dilema nos acerca de las potencialidades y los límites de nuestra cultura. Comparación
consiste en si es posible ,administrar• la cultura. A nivel de las empresas no significa imitación, significa contrastación y aprendizaje. Significa descarte
· privadas esto parece estar resuelto desde hace tiempo, aquellas empresas que modificación, comprensión. '
se interesan por el tema o lo consideran redituable encargan la tarea a una No es ~i inten_ción proponer un plan de acción, no me corresponde y
suerte de ,administradores• o ,gerentes•. A nivel del Estado, el tema es más excede rrus capacidades. No se trata de falta de espíritu constructivo; ese
88 89
espiritu que reclaman los uruguayos cuando se le señalan carencias o dificul- EI.RF.SIDUO
tades. Con lo que resuelven fácilmente el problema: descalifican el análisis y la
crítica porque no está acompañada de •propuestas• y de paso todo sigue igual,
todos felices porque somos •regios•.·ver el mal no significa tener la capacidad
de curarlo. Sino que lo digan los cienúficos que hace años descubrieron el virus
y las causas del epidémico sida y todavía no han hallado la solución.
La pequeña gran cultura de Uruguay pasa por asumir su realidad y no
venderse buzones (por otra parte en nuestro país esos artefactos carecen de uso
práctico además de que facilitan el robo y la violación de la correspondencia,
- pr:ktica ya consuetudinaria entre nosotros y que quizás deberíamos ingresar al
repertorio de la identidad nacional junto con Obdulio y José Pedro Varela);
pasa por no venderse •figuritas•respecto de lo que somos y de lo que podemos.
Tampoco deberíamos vendernos tranvías (artefactos de la nostalgia) con
respecto al pasado, ya que nuestro historial de éxitos ha sufrido una inflación
L o que queda. Aquello de lo que no podemos dar cuenta. Lo que no
querernos o no podemos explicar. Lo que está ahí, frente a nuestros ojos,
pero no sabemos ver, no nos han enseñado a ver, no tenemos palabras o
mayor. conceptos para ver y dar cuenta. Aquello que otros, el otro/la otra, en cambio,
La pequeña gran cultura pasa por apostar a algunos •polos de desarrollo• sí pueden ver. Lo inexplicable, aquello que las macro o micro teorías dejan de
excelentes y no a todos. No podernos tener la mejor ópera, la mejor educación lado, desplazan, marginan, porque complica o contradice lo que se entiende
universitaria en todos los rubros, la mejor escuela de arte dramático, el mejor como fundamental. Aquello que luego de explicado todo, de traducido todo,
ballet, la mejor artesania, el mejor carnaval, el mejor fútbol, la mejor murga, sigue ahí, allí, irrecuperable, imposible de hacer ingresar en nuestro discurso.
etcétera, etcétera. No podemos tampoco aspirara realizarlo todo aunque no sea Lo traicionado, lo intraducible, lo imposible de analizar. El residuo, lo residual.
bueno, porque en definitiva sea made in Uruguay. Un apoyo selectivo en Por definición es/me es imposible dar cuenta del residuo, de lo residual que
virtud de la calidad y no de la orientación es esencial para un país pequeño. estos ensayos han ido construyendo a lo largo de sus páginas. Otros ya se
Tendríamos así una cultura pequeña en su dimensión pero de alta calidad. Y precipitarán, sin embargo, solícitos y posiblemente bien intencionados, a
eso es posible. Lo demuestran, entre otros: Manos del Uruguay, el coro De señalar, a anotar, a enrostrarel residuo de esta acumulación de palabras que me
profundis, algunos videos, los juguetes o artefactos de Musso, Jaime Roos, la apresto a terminar. No podrán evitar el residuo que ellos, sus palabras, también
obra de algunos escritores, José Pedro Barrán, Jorge Rissi, etcétera. y a su vez, habrán de producir. .
La pequeña gran cultura no necesita para ser realizada de la soberbia que Pero aunque es imposible dar cuenta del residuo que deja este libro, quiero,
imperó durante décadas en nuestro país. Sí necesita del estimulo, de la -arrogancia inexorable, mediante; bybris irremediable, mediante- apuntar
tolerancia, de la inversión, de la excelencia, de la eliminación de la fragmentariamente algunos eventuales «cuasirresiduos,, advertidos, aunque
autocomplacencia y de la autosuficiencia. Ese es el desafio que tenemos por falsos residuos, precisamente por advertidos.
delante. Esa es la utopía. Pero claro, seguramente será más fácil la descalifica-
ción, la guarangada, la polémica estéril, la zancadilla. Después de todo, poca CUASIRRESIDUOUNO:
gente en Uruguay está interesada en proyectos que vayan más allá de sí misma. EL CUERPODE LOS URUGUAYOS
Después de todo, siempre es más redituable jugar al viejo vizcacha que trabajar
por un proyecto colectivo que no posibilita los •glamorosos• protagonismos de No parece haber nada más personal o privado, nada más íntimo que el
ser los ciudadanos del país más •culto• y -europeo• de América Latina. propio cuerpo. No parece haber cosa de peor gusto que referirse al cuerpo, en
particular, a las partes íntimas o las más privadas necesidades. Lo íntimo es
sagrado pero lo íntimo corporal entra dentro de lo sagrado no mencionable.
Jugando al lenguaje hiperbólico, se podría decir que entra dentro de lo tabú.
Hablar de todo esto es blasfematorio en la sociedad uruguaya. La reacción
inmediata más espontánea -aunque no por espontánea menos aprendida- en
nuestra sociedad frente a toda referencia a lo íntimo o privado (aunque
experimentado por todos) es considerar que se es impúdico y/o agresivo. La
90 1 91

__L
hipocresía y el pudor de los uruguayos -registrados desde la época de Julio El cuerpo de los uruguayos ha sido tema restringido. El actual •descubri-
Herrera y Reissig- son algunos de sus rasgos constitutivos. Ser impúdico es casi miento,, por parte de algunos periodistas, culturales y de los otros, del voca-
como ser subversivo. Pero la subversión de la impudicia es más grave que la bulario más explícito, directo y coloquial en relación con el cuerpo humano y
política o la sexual pues agrede a todos por igual. La impudicia pone en con el goce corporal/sexual tiene que ver con un ~destape»casi anacrónico pero
evidencia la entretela más entrañable de los uruguayos y ese acto es imperdo- también con el sarampión propio de quien descubre un juguete nuevo. A pesar
nable. de ello, este -destape• (me) parece ser, hasta cierto punto, saludable. Pero el
El David, ostentosamente ubicado en la explanada de la Intendecia Mu- placer infantil de algunos de transgredir el tabú y decir/escribir: •teta•, •culo,,,
nicipal capitalina, es superable por la convención de que se trata de •Arte•.Y, •pija•,-concha•, no deja de mostrar una carencia del conjunto de la sociedad: la
muy en especial, •arte clásico europeo,, consagrado y legitimado a través de los falta de libertad para manejar códigos y convenciones, la radical imposibilidad
siglos. Pero si lo que se muestra son-horror de horrores- las partes pudendas, de hacer público, lo privado. Muestra también la existencia de una fracción
masculinas y femeninas, y encima, si quien lo hace es un joven artista uruguayo hegemónica terriblemente represora y pacata. Al mismo tiempo, muestra la
-peor aun cuando se trata de una mujer-, entonces, el sentido del pudor de dificultad de mantener lo privado y lo público como espacios independientes.
ciertos sectores de nuestra sociedad se ve •ultrajado,,y reacciona resucitando Es cierto que el establecimiento de qué es público y qué es privado es un acto
-aun desde la izquierda- la censura, la intolerancia, el auto dajé. La intolerante autoritario y arbitrario. También es cierto que toda sociedad distingue entre lo
pacateríano permite tampoco mencionar ciertas partes anatómicasde particu- uno y lo otro. La censura con que el sistema patriarcal (machista, por supuesto)
lar caráctererógeno de figuras consulares como Juana de Ibarbourou o Delmira ha condenado a la mujer en relación con lo público ha sido ya señalado hasta
Agustini. el hartazgo. La frase •mujer pública• es, a la vez, una descripción de la mujer que
Esta doble conducta no es exclusiva de los uruguayos. Pero lo que importa ocupa un espacio tradicionalmente reservado al hombre y un eufemismo de
es que no le es ajena. La doble conducta de los uruguayos respecto de lo privado •prostituta/ puta•.
o de lo íntimo o de lo personal no se circunscribe a su representación artística, La mujer, enlo privado de la casa, yel hombre, enla vía pública. Esta división
visual o literaria. Está también en la violenta intolerancia y en la censura que se de tareas ha sido liquidada por la realidad económica de nuestro país con la
tiene (¿se terúa?)para con el adúltero y la adúltera, el gay o la lesbiana, al mismo incorporación en los últimos años al mercado laboral de un número muy
tiempo que cuando el o la adúltera, el gay o la lesbiana ocupan cargos de alta grande de mujeres. No ocurre lo mismo en el espacio simbólico ni en el espacio
responsabilidad pública, la censura se convierte en una suerte de actitud donde se ejerce realmente el poder.
perdonavidas justificatoria de la -desviación• personal por el valor de lo Ahí están las cámaras de senadores y diputados, ahí están las dirigencias de
público. La tolerante intolerancia de la sociedad uruguaya se extiende también los partidos políticos y de los sindicatos, e incluso los directorios de las
a la drogadicción en personajes de relativa importancia pública o de clase social empresas públicas y privadas, para probar lo evid,,"nte:el escaso número de
•acomodada•. mujeres en cargos de responsabilidad pública.
Sin embargo, la relativa tolerancia desaparece cuando el individuo es un En el espacio simbólico de nuestra sociedad, el cuerpo público de los
marginal o pertenece a los sectores menos favorecidos de la sociedad. El uruguayos y la representación del poder son los propios de la mentalidad de
•ínaliquita• o la •marimacho• de barrio no son tratados de la misma manera que un hombre blanco, de origen europeo, heteroSCX\lal,ya cristiano, ya laico-en
el gerente oel ministro gay, que la profesora lesbiana o la ministra lesbiana. Y materia religiosa somos bastante permisivos- incluso, presente en la mentali-
algo similiar ocurre con los dogradictos. En todo esto el hombre (y la mujer) dad de algunas mujeres y de algunos miembros de los sectores minoritarios ..
nuevo de la izquierda y el viejo de la derecha son iguales. Eltema no es de ahora Una mentalidad que puede quizás hasta no tornar en cuenta algunos rasgos,
y es casi hasta un lugar común. La autoirnagen de los uruguayos -de muchos débiles, de carácter étnico: se puede serun tanto acriollado en el color de su piel
al menos- es, sin embargo, de que somos tolerantes. Falsa tolerancia que -hay una cierta cuota de mestizaje aceptable- pero se sabe que su aspiración
encubre una raíz y una tradición de intolerancia. es otra. En todo caso, el cuerpo público no puede ser mujer ni negro ni indio
El espacio privado y el espacio público en relación con el goce del cuerpo ni homosexual. Salvo para ser objeto de la irrisión, de la burla o del carnaval.
de los uruguayos tiene sus especificidades. No es del goce mismo del cuerpo El carnaval, el mito de la garra aborigen en el deporte, la prostitución son
en nuestra sociedad que quiero hablar, después de todo el tema exigirla una tiempos, espacios y funciones aceptados para que ese otro/ esos otros cuerpos
investigación acerca del comportamiento de los uruguayos que apenas si uruguayos se constituyan en el centro o alcancen una forma paródica o
empieza a realizarse y/o a ser conocido. Los psicólogos, los antropólogos, los degradada del poder.
sociólogos y los médicos son los que deberían encarar el tema y su estudio.
92
93

l
CUASIRRE.5IDUO
DOS: TRF.5:
CUASIRRE.51DUO
LACULTIJRA1RADIOON.ALO LASINSTITIJCIONES
CULTIJRALE5 LASCULTIJRASDE LA DIÁSPORA

Lacultura tradicional es-ha sido-en un sentido, la llamada •alta cultura».De Hay un decir-si no popular, muy extendido-que sostiene: en Uruguay está
modo curioso, «alta cultura» rima con «alta costura". La alta cultura, por otra prohibido triunfar y también fracasar. Habría que agregar: quien emigra, deja
parte, no necesariamente es siempre.la cultura de las clases altas. Más aun, se de existir. Irse del países considerado, por muchos, equivalente a morir. Salvo,
ha hablado de la democratización de la sociedad uruguaya y de la consecuente claro está, que el éxito sea tan rutilante como el del arquitecto Otto el del tenista
democratización de la cultura nacional. Nose tratará de confundir, otra vez, una Pérez para que entonces no sólo nos acordemos de su existencia sino que
cultura (¿subcultura?) hegemónica con la cultura de la totalidad del país. además reivindiquemos ya •la alta cultura•, ya la •garra de los charrúas•
¿Lacultura son las instituciones? ¿Ycuáles son las instituciones culturales de uruguayos (no importa que no se hayan terminado de formar en el país ni
Uruguay? Lo son el museo Blanes, el museo de Artes Visuales, la fundación tampoco que lo hayan abandonado cuando eran muy niños).
Torres Garóa, la Universidad, la escuela vareliana. Lo fueron -y hoy está Pero las culturas de la diáspora no pasan por el éxito o el fracaso. Pasan por
muerto- el Ateneo -o casi muerta- la semana criolla. Esa semana criolla hoy esa multiplicidad de comunidades e individualidades que fuera de fronteras
travestida en algo que nada tiene que ver con la de décadas pasadas. han construido los uruguayos. Desde quienes en el extranjero importan grupos
Pero también hay algunas nuevas y otras viejas que no se cuentan dentro de de cantantes popularesjunto con la yerba mate yel dulce de leche, pasando por
la -alta cultura• o de la •cultura tradicional,, como la celebración de lemanjá en quienes envían donaciones para instituciones carencia das como los hospitales
las costas de nuestro río como mar, el carnaval, el asado, la feria de Tristán hasta aquellos otros que han •olvidado" su condición natal (¿legal?) original de
Narvaja, Nacional, Peñarol, Defensor, etcétera. Esa es la cultura que no integra uruguayos.
los estudios primarios o secundarios, esa es la cultura que no es de salón. Los cuasirresiduos son muchos más: queda el deporte, la timba, la playa y
En cierto modo se ha identificado la institución cultural con la personería otros muchos otros fenómenos, cruces, clivajes, manifestaciones simbólicas
jurídica. Pero la institución cultural no es sólo aquella que tiene personería del imaginario nacional. Pero la gracia no está en decirlo todo. La gracia está en
juridica. El problema radica en que en Uruguay todo aquello que no tiene sello, lo que queda por decir. La gracia o la sal de que algo pueda quedar en el otro
no ha pasado por las manos de un burócrata o no ha sido aprobado por los es el residuo, mi residuo.
Consejos o los directorios pertinentes no existe o es subversivo. Son institu- El residuo, lo residual, ¿lo excedente, lo escatológicamente residual,
ciones culturales la muy extendida en nuestra sociedad característica de la no excremenciaP Es posible. Y es posible también que haya mucho por digerir o
disonancia yel débil nacionalismo. Así como también la pacata solemnidad con mal digerido. ¿No será que el residuo es precisamente la identidad nacional?,
que se comercia con nuestros penates y nuestros próceres, todos hombres ¿no será que el residuo es precisamente la cultura uruguaya?Todo residuo es
salvo la •divina•Juana y la •fúlgida" Delmira. irreductible (¿o irreducible?). Y todo residuo es impensable, al menos yo no
puedo pensarlo. Pero hay algo claro: el residuo está allí y me/nos interroga.
La institución socio-histórica es la que en y a través de la cual ¿Quiénes, qué, para qué y, sobre todo, cuándo y cómo? Las respuestas
el imaginario social se manifiesta y se trae al ser. Esta institución individuales sirven y no sirven pero las colectivas, trabajosa y largamente
es la institución de un magma de significaciones, significaciones elaboradas, esas, esas sí que son las impostergables y no están aquí. Con suerte
imaginario sociales. -ese es mi deseo, esa, mi utopía-, serán emprendidas por otros.

dice Castoriadis8' y dice también: •El imaginario social es, primordialmente, la


creación de significaciones y la creación de imágenes y figuras que apoyan
estas significaciones•. Desde esas nociones de institución cultural y de imagi-
-nario social se podría/ se debería empezar a trabajar y a investigar. Serían vías
o modos de empezar a masticar los numerosos residuos que deben alentar en
las páginas de este libro.

87. Comellius Castoriadis, Tbe lmaginary lnstitution ofSociety, MrrPress, 1987, p.237.

94

l 95
FINAL

-'.
•F
~
inal?El.necesario cierre de todo discurso es también una metáfora de la
muerte. Final abierto o cerrado, la muerte delimita un proceso que se
termina o se transforma. El fin de siglo sugiere el cierre de un proceso. No hay
en el horizonte uruguayo un inexorable apocalíptico final. No ha y tampoco un
necesario hollywoodense finalfeliz. ¿Llegará la buena nueva a los naúfragos del
presente o habrán de ahogarse sin remedio? ¿Es el Mercosur la buena nueva o
la última maldición que nos ha de tocar en suerte en este siglo? ,-oserá otra la
integración y como temía el viejo y querido Rubén Daría, "tantos millones de
hombres hablaremos inglés"? Las naciones no desaparecen de la noche a la
mañana y las culturas no son exterminadas sin que queden huellas. Lo usual,
aquello que enseña la historia, es que las culturas se transforman. A veces hasta
volverse irreconocibles. Esa.posibilidad causa temor y puede provocar tanto la
parálisis como el frenético y desquiciado accionar.
Es evidente que la cultura uruguaya está en plena transformación, aunque
todavía sea dificil ver el sentido del proceso. Es plausible pensar que el duro
trabajo de transformación o metamorfosis le lleve hasta el nuevo milenio y que
la eventual mariposa liberada de la presente oruga recién vuele dentro de un
par de décadas. Mientras tanto, el desconcierto es amo y señor. Mientras tanto,
la conservadora conservación restauradora de las.viejas respuestas tranquiliza
los ánimos de los que temen arriesgarse.
Antes de terminar vale la pena recordar que ha habido en nuestro país una
larga historia de polémicas acerca de la viabilidad o no de la nación. La propia
situación de-estado tapón o amortiguador• ha condicionado no sólo la historia
sociaLy política del país sino también su imaginario. En ese sentido, los plante os
y las discusiones acerca de Uruguay en la primera mitad del siglo XIX, en la
última década del pasado siglo y luego en los treinta, en los sesenta y ahora
mismo, indican la dificultad de los uruguayos de aceptarse como nación. Indica
también que, en un presente que aparece como constructor de una futura
integración regional con Argentina, Brasil y Paraguay, la nacionalidad se vuelva
más y más compleja. Si se recuerda además que durante la dictadura los
militares apostaron fuertemente a la creación de un modelo nacionalista -lo

97
que ellos llamaron •la orientalidad-, y que esto sólo contribuyó a despertar en
gran parte de la sociedad una mayor desconfianza frente a los discursos
nacionalistas, se verá que la crisis del nacionalismo uruguayo es importante.
Todo esto nos hace pensar y concluir que la presente fragmentación y la
presente falta de hegemonías culturales plenas refuerza una tendencia de larga
trayectoria en el país y que se suma al debilitamiento del sentido nacional de
la cultura uruguaya, en proceso desde la dictadura y aun antes. Quizás una de
las peculiaridades de la postmodernidad cultural en América Latina sea,
precisamente, que la categoría de nación genera cortocircuitos cuyos resul-
tados no son claros, al menos para mí. La dificultad de la sociedad uruguaya
para imaginarse como una comunidad integrada, o sea nacional, en el largo
plazo del utópico futuro tiene que ver con todo lo que hemos señalado en este
ensayo.
Preguntar: ¿como el Uruguay no hay? tiene más de una respuesta. La
singularidad del caso, implícita en la misma pregunta, es y no es. Creo que,
sobre todo para un cierto proyecto de país, se ha necesitado creer y trabajar en
la línea de la singularidad. Creo que cuando esa singularidad se vuelve
·arrogante e intolerante -es decir cuando nosvolvemos pe tizos- no sirve. Pero
hay otras posibilidades, proliferan otros proyectos en este país nuestro de fines APÉNDICE
del siglo XX. Las múltiples respuestas, los múltiples discursos, los múltiples
proyectos de país posibilitan una respuesta a varias voces, polifónica que le
dicen.
La proliferación de discursos y la falta de una hegemonía clara no pueden
ser una situación permanente. Los sentimiento de culpa y de desconcierto
terminarán por disolverse después de haber marcado violentamente la con-
ciencia nacional. Habrá otras metáforas y otros mitos. Habrá otras utopías como
· antes hubo Oa de Ángel Floro Costa, la de Pedro Figari, la de Francisco Piria y
la de tantos otros). Es de esperar que las próximas utopías crezcan desde
nuestra condición de pequeño país frontera ubicado en la periferia. Y es
especialmente deseable que no surjan del país petizo. Es de esperar que las
próximas utopías crezcan desde nuestra condición de pequeño país frontera
ubicado en la periferia. Y es especialmente deseable que no surjan del país
petizo. De la situación de náufragos esperanzados y desesperanzados en esta
balsa en que derivamos no se sale con autocomplacencias triviales ni con
relatos de fácil y voluntarista retórica.
Habrá, seguramente también, otros ensayos sobre los nuevos y sobre los
viejos charrúas, como antes hubo. Y habrá sin duda otros macro o micro relatos
que darán cuenta de la desarticulada narración postmodema. La cuestión
dependerá, obviamente, de quien sea el o la narradora. A él o a ella le
corresponderá el cierre de estos apuntes y con seguridad, también, la irrisión
de mi presente relato.

98
TRANSFORMAOONES CTJLTIJRAIES
EN EL URUGUAY DEL FIN DE SIGW*

E n lo que sigue se desarrollan algunos aspectos de las transformaciones


culturales en el Uruguay del fin de siglo, a saber: el examen de algunos
de los cambios operados en las últimas décadas y la descripción de las
tendencias o escenarios que parecen abrirse en el inmediato futuro.

EL CAMBIO/LOSCAMBIOS

Duranre el período comprendido, aproximadamente, entre 1960 y 1990 la


cultura uruguaya hegemónica ha configurado distintas imágenes que han
expresado, supuestamente, la particularidad de nuestra sociedad. Entre las
muchas imágenes elaboradas por distintos sectores de la cultura nacional
hegemónica caben señalarse las etapas: Maracaná y utopía, dictadura y resis-
tencia, restauración y reciclaje. Estas imágenes coÍldensan sentimientos y
proyectos _máso menos colectivos, más o menos Jndusivos de los muchos
sectores de la sociedad y de las/la cultura vigente en el país.
Durante ese mismo período, además, ocurrieron una serie de transforma-
ciones a nivel del país cultural que, sin pretender establecer relaciones de causa
a efecto, se puede decir que acompañaron las transformaciones económicas,
políticas y sociales. Estos cambios, registrables e·n distintas variables, produ-
jeron ese •gran cambio• que se concreta en las afirmaciones cotidianas que sos-
tienen -este Uruguay no tiene nada que ver con el de los sesenta• o •con el batllis- .
ta• o -con el de los cincuenta•, etcétera. Cambio/cambios que, sin embargo, no
parecen haber afectado tendencias de largo plazo de la sociedad uruguaya.
La crisis económica produjo básicamente una reorientación tanto de la
producción como del consumo de bienes culturales. Pero esta reorientaciónno
puede ser explicada exclusivamente en función de la variable económica,
En las páginas siguientes sigo en parte y en parte reescribo rriiartículo •Transforma-
ciones culturales en el Uruguay de fin de siglo-, publicado en Hispamériro, NQ59,
Año-XX, agosto de 1991, pp. 37-57. Se trata del texto de una conferencia realizada
a fines de 1990 para el -capítul0> de la SIDen Uruguay. Los datos manejados no han
sido actualizados.
101
aunque su peso 8ea cualitativamente muy importante; también inciden los En otro sentido, esta reorientación, siempre teniendo en cuenta el nivel o el
factores ideológicos, tecnológicos, políticos y los demográficos-en sus aspec- factor ideológico, ha operado por la legitimación o deslegitimación de ciertas
tos etarios y migratorios. producciones simbólicas. Así, se ha operado la irrupción de una modalidad de
producción cultural originada en una comunidad o en un sector social cuyo
LlMBIO DE PARADIGMAS acceso al espacio público era restringido o no tenia legitimación. Esto, que en
cierto nivel del debate nacional se llama la "latinoamericanización~de nuestro
Los elementos que hemos caracterizado como ideológicos pero que quizás país, supone una reorientación en el consumo y en la producción de bienes
fuera mejor describir como la irrupción de modelos o de nuevos paradigmas de culturales. No nos referimos sólo al auge artesanal y a los mercados y ferias que
producción simbólica -y que a nivel ideológico o filosófico implican una lo acompañan, sino a ese fenómeno que puede ser ejemplificado en el nuevo
revolución teórica relacionada con la discusión acerca de la modernidad y la look adquirido por la avenida18 de Julio en las últimas dos décadas.
postmodernidad--, son aquellos que entre la década del cincuentayel presente, Precisamente, la transformación operada en la principal avenida de la
capital -transformación cuya explicación no se debe fundamentalmente a la
a nivel mundial y de modo acelerado también en nuestra región en los últimos
variante ideológica sino fundamentalmente a la económica- muestra en su
años, terminaronpor cuestionar y erosionar una concepción de la culturaya no
propia estructura de •cambalache• (es decir de mezcla y de parodia de
únicamente homogénea sino «culturosa.., modernista (en el sentido de
productos y de símbolos) la reorientación tanto a nivel del consumo como de
vanguardista de los años veinte), elitesca y al mismo tiempo, en nuestro país,
la producción de bienes culturales.
conservadora de una concepción decimonónica y belletrística o belleartística
Si bien la transformación a nivel ideológico o de paradigma puede ser
de la «CulturaNacional». Esta concepción tuvo su expresión culminante en
apreciada por la lectura del espacio ocupado por la producción cultural y por
algunos sectores de la generación del 45 y si bien en un momento un sector de
medio de los cambios •visibles• enla sociedad, también puede ser apreciada por
dicha generación pudo cultivar un discurso populista o atento a lo
medio del análisis del o los discursos que los sectores hegemónicos han
heterogéneo, la tónica hegemónica estuvo constituida por la separación y la
realizado sobre este fenómeno. Lamentablemente, el análisis de dichos discur-
distancia entre lo •ilustrado• y lo •masificado-. Esta concepción, por otra parte,
sos escapa a este trabajo e implicaría un espacio y un tiempo del que no
distinguía entre lo popular (en variantes no identificables que incluyen lo
disponemos. De todos modos, alcance como ejemplo de lo anterior el «debate•
folclórico, lo democrático popular e •inculto• y la estética de una suerte de que a comienzos de la nueva etapa democrática se diera sobre •el olor de la
realismo social) y lo masificado. Al tiempo que lo •popular• era más o menos ciudad,, (aludiendo a la elaboración de tortas fritas y la invasión de los medio-
auténticamente o partenalistamente aceptado, lo masificado era desechado y tanques), y los aspectos culturales implicados en el debate sobre la llamada
despreciado. Precisamente, el núcleo ideológico de esta concepción radicaba «economía· informa,1».Así como también todos lbs discursos relativos al
en la distinción entre, por un lado, el trabajo cultural que presuponía la •afeamiento-y-grafiteo ..de monumentos y edificios públicos y el mismo debate
excelencia, lo no seriado y original como valores centrales y, porotro, el trabajo que enfrentó a varios grupos de •jóvenes• con el de los mayores, en general del
industrial y masificado. Aunque pudo aceptar el póster como una producción 45. La misma producción y discusión de eventos, aun en su relativa o escasa
aceptable o como una concesión a la nueva sociedad de masas, en definitiva incidencia ~•Arte en la lona•, •Circo•, etcétera- es ejemplo de lo que hemos
el póster o el afiche tenían como referente la obra verdadera. El diseño venido sosteniendo. En este último sentido, parece ser que nuevos sectores y
industrial, la publicidad, el diseño o el arte aplicado eran producción de actores (y no sólo los jóvenes) han decidido que no existen -espacios sagrados•
segunda y estaban en otro rango. reservados a los sectores dominantes de la sociedad. Por otra parte, algunos de ·
La transformación operada en estas últimas décadas supone, precisamente, los jóvenes vinculados a la producción cultural han •consagrado- como espa-
el abandono o la conmixtión de lo •ilustrado-, lo •popular• y lo •masificado-. El cios propios ciertos •bares• del tipo de Laberinto, Juntacadáveres, etcétera.
arte o la cultura de los ochenta y de los noventa no reconoce jerarquías o La producción de símbolos, la inscripción en la memoria (en esta nueva
fronteras. El fenómeno a nivel de la •cultura tradicional•, evidente desde hace etapa histórica se trata de una inscripción más perecedera y que no parece
mucho tiempo en otros países de Occidente, también se ha dado en nuestro respetar la apuesta a lo secular), entonces, ya no es operada sólo desde los
país. Pero mientras es más fácil de apreciar en las artes visuales y en la música, sectores hegemónicos, ya que cualquiera, todo aquel que tenga acceso al
en el campo de la literatura la «discusión• -o la •batalla,~ está en pleno auge. instrumento de producción inscribe, produce y no se atiene a las reglas
En otros niveles de la cultura o de las culturas el fenómeno es más claro; el impuestas por la normativa hegemónica. Esta suerte de •democratización• de la
desarrollo •creativo- de la publicidad, del diseño y de las artesanías ha reorien- producción simbólica se relaciona, como veremos, con las transformaciones
tado gran parte de los esfuerzos creativos de la población nacional. temológicas.

102 103
Este aspecto de la evidencia de la fragmentación de la cultura nacional ..tradicionales•. Lo que operaría en dos direcciones: una, reforzadora de la
vinculada a la aparición de nuevos paradigmas y a la autolegitimación de otras reorientadón surgida por cambio del paradigma, considerada en el ítem
comunidades culturales (mucho más notoria, en este caso, en la capital que en anterior y otra, que supondría un cambio en el modo del mismo consumo de
el resto del país) puede ser ejemplificado, espacialmente -algunos dirían los llamados bienes tradicionales (libros, artes plásticas, conciertos, cine y
semióticamente-, por la coexistencia del mercado de artesanos, del largo teatro). Así, podrían quizás resultar ejemplificantes tanto la creciente sustitu-
supermercado o bazar turco/latinoamericano que es hoy 18 de Julio, el ción del libro por la fotocopia" como la del cine por el video (aunque este caso
Shopping Center, la feria de Tristán Narvaja y la feria de •productos obtenidos no es estrictamente identificable al caso de la fotocopia) que se suman a un
no tradicionalmente,, de Piedras Blancas. fenómeno muy anterior que es el del afiche o póster por el cuadro. Este último
Pero quizás, como siempre ocurre cuando uno analiza por separado los ejemplo, dicho sea de paso, ocurrido hace más de medio siglo, importó una
factores presentes y actuantes en un proceso, la consideración del elemento •democratización• del acceso a la obra de arte tradicional.
•ideológico- hipertrofia su importancia. El proceso de transformación sólo Pero lo curioso, y que nos ha obligado a utilizar en el párrafo anterior el
puede ser comprendido si a lo descrito hasta ahora agregamos los otros modo verbal hipotético, es que según las fuentes o los datos que uno consulte,
cambios. El cambio o la transformación ideológico-cultural en Uruguay está la afirmación puede variar. En un país o en una sociedad donde no es una
ligada a la transformación social y económica (y por supuesto también a la práctica común la elaboración de estadísticas o evaluaciones del consumo y de
política: la dictadura, pero también debilitamiento de la estructura o sistema la producción, para el ámbito cultural uno debe manejarse más que con
bipartidista) y puede apreciarse, además, en la transformación operada por el investigaciones acabadas y puntuales con algunos escasos indicadores. 89
desarrollo de los medios de comunicación masiva (televisión, video, frecuencia Así, en relación con el libro y atendiendo a los datos de la Comisión del Papel
modulada) y por la revolución tecnológica (satélites, simulcast, computa- parecería que desde 1980 se ha producido un crecimiento constante del
doras, láser, etcétera). número de títulos publicados en el país: 693 en 1980, 1697 en 1987 y 1956 en
1989. Pero si en cambio tomamos en cuenta el número de ejemplares y de qui-
CAMBIOS ECONÓMICOS Y CONSUMO los de papel, las cifras indican que el número de ejemplares es casi el mismo en
1980 Y en 1987, aunque con un pronunciado descenso en 1984 (alrededor de
La transformación resultante de la larga crisis económica o el cambio que tres millones y medio para 1980 y 1987 y un millón ochocientos para 1984), y
esta nueva etapa histórica del •desarrollo• económico de Uruguay produjo es que los quilos de papel descienden entre el 80 y el 84 y la recuperación que
apreciable con la consideración de algunos datos. Datos que, aun en su comienza en 1985 no logra alcanzar todavía los niveles del 81 o del 80. Estos
escasez, hacen palpable o ayudan a comprender la referida reorientación del datos parecerían indicar un comportamiento de la producción de libros, sin-
consumo de bienes culturales. El cambio, en este sentido, estuvo acompañado 1
tomática del resto de los bienes culturales, que iría casi en paralelo con el de-
además, por los nuevos papeles jugados por el Estado y por las empresas sempeño general de la economía. Podría uno concluir que el mentado des-
privadas en la producción de eventos culturales (no me refiero sólo a la
producción de shows, •muestras•, •salones,,, •festivales• y similares sino también
88. Sobre este tema, la investigación realizada por el Instituto del Libro junto con
a -empresas• como Manos del Urnguay-con lo que ello implicó en relación con
Equipos apunta a una evaluación diferente, aunque para un público mayor de 18
la incorporación de la mujer al mercado de trabajo-y a la proliferación de ONG), años y sin considerar los libros de texto. Ver Guía delLibro,Instituto del Libro, 1988.
todo lo cual supone un cambio con respecto a la antes hegemónica y casi 89. A los efectos de elaborar nuestras hipótesis recurrimos a las siguientes instituciones: •
monopólica gestión cultural por parte del Estado. Ministerio de Cultura,Instituto Nacional del Libro, CámaraUruguaya del Libro, Iocu,
Ahora bien, si atendemos a los índices económicos y a la variación de los UNESco, Comisión del Papel, Feria Nacional del Libro y del Grabado, Equipos
porcentajes de la población que están por debajo del nivel de pobreza (7 por Consultores, etcétera. No todas las instituciones oficiales llevan estadísticas o
ciento en los sesenta, cerca o más del 25 por ciento en los últimos años) realizan evaluaciones. Los datos acerca de asistencia a cines teatros etcétera han
parecería razonable argüir que conjuntamente con el descenso general de la sido elaborados, en general, por empresas de medición o ~rketing 'comercWes y
capacidad de consumo de la población se ha producido un descenso en el por centros de investigación privados. Al respecto, el perfildel lector realizado por
consumo de los bienes culturales o, como otros prefieren, decir aunque no sería el Instituto Nacional del Libro, bajo el período de la administrációnde Claudio Rama,
junto con la empresa Equipos es exceix:ional. El otro trabajo utilizado en esta
quizás lo mismo, un descenso del gasto en el rubro -ocio•. Lo más apreciable,
oportunidad ha sido el informe •El libro en el Uruguay: situación y perspectivas-,
sin embargo, proviene o provendría del descenso tanto de la producción como
realizado por Equipos para la Cámara Uruguaya del Libro y el CEru.ALC, de octubre
de la capacidad de consumo de la sociedad uruguaya de bienes culturales de 1987.
104
105
censo de la capacidad de consumo estaría en una fase de recuperación. Esto condición de un mercado empobrecido y cuyo perfil no responde a los criterios
coincidiría con la «sensación~-ya que no se le puede llamar información ni de la •cultura tradicional ...Así, se abandona como apuesta única la excelencia
evaluación-, que los propios empresarios tienen del comportamiento de su o la alta calidad ligada a la idea del producto selectivo para pasarse además a
sector; y sin embargo también estos datos o indicadores son equívocos. Ya que una producción de •bajo costo• que permita el nuevo tipo de consumo
de los datos de la Comisión del Papel -datos que no cubren ni la producción (fascículos, folletos, etcétera). Y se abandona la cantidad de lo producido para
de diarios y revistas pues se trata de papel utilizado en publicaciones que no onentarse haaa un mercado que tiende a reducirse y a concentrarse en su
tienen-avisos•, es decir publicaciones culturales que solicitan el "beneficio" de capacidad de consumo. Estas políticas productivas o editoriales ya habían sido
la Comisión-, no son indicadores del consumo nacional sino de una produc- ensayadas en los sesenta pero parecería que ahora su importancia ha crecido.
ción que, según datos del año 1985 del Centro Nacional y Tecnología y La publicación a mediados de los sesenta por la Feria Nacional del Libro de 5000
Productividad Industrial, 90 está destinada en un 96 por ciento al mercado ejemplares de la poesía de Delmira Agustini a un costo mínimo es un ejemplo
argentino. Es cierto también que el año 1985 parece haber sido atípico y que de la práctica circunstancial de ese tipo de producción cultural a bajo costo en
esos datos no ilustrarían una tendencia permanente. Por otra parte, los datos el pasado.
que se manejan no toman en cuenta el consumo del material importado. No se trata de que se elimine el consumo cultural por empobrecimiento de
Por otro lado, el descenso en la capacidad de consumo está referida la población sino que el consumidor adecua su propio consumo a la nueva
básicamente a la compra de libros pero, en relación con el consumo en sentido realidad y de que ese consumo se vuelve más diferenciado. En ese sentido es
rultural y no económico, los indicadores anteriores no son significativos. En innecesario recordar por evidente que el consumidor de bienes culturales' no
primer lugar, por el hecho de que la producción está en un porcentaje se comporta de la misma manera ni consume el mismo tipo de bienes, según
importante orientada a la exportación yen segundo lugar, por el hecho de que el nivel económico o el nivel educativo.
producción no implica que el consumo sea inmediato. A lo cual habría que Los sectores que tradicionalmente estuvieron marginados del consumo de
agregar el consumo Oectura) de libros en bibliotecas, cosa que las estadísticas bienes tradicionales •ilustrados•, es decir, aquellos cuyo consumo cultural
de consumo -por el propio énfasis económico del término ..consumo- no abrevaba en otras formas de actividad cultural -murgas•, •payadas• radio
consideran. Según informadores calificados, 91 salvo escasas y conocidas ex- televi_siónno ..iJustrada•, •domas•, etcétera-, también han sido afedados ;
cepciones (tanto en sentido positivo como negativo) las ediciones de libros también su consumo es reorientado. Así, por ejemplo, vale la pena recordar que
nacionales tienen un plazo de consumo que varía entre uno y dieciocho meses. enla década del cmcuenta la asistencia al •tablado-era gratis mientras que ahora
Más reveladora es la siguiente afirmación de una encuesta de 1987 en relación supone el pago de una entrada. O pensar que entre 1950y el presente, tanto el
con el mercado del libro en Montevideo, el cual por otra parte concentra la fenómeno de la televisión como el de la radio (incorporación y multiplicación
mayoría de dicho mercado; sostiene que: •El 45.6 por ciento de los de las FM) han concentrado el consumo cultural de la mayoría de la sociedad
montevideanos afirma no leer libros de ningún tipo. Un 25.5 por ciento, en (en este caso independientemente del nivel económico o educativo).
tanto, dice leer libros sólo 'a veces' y un 26.6 por ciento declara hacerlo n:lo anterior se~ía interesante poder comprobar-no existen, por supuesto,
frecuentemente'•. La afirma-ción, por otra parte, queda matizada cuando al
1
estudios enesesenudo-, la hipótesis de que la composición social y económica
encuestado se le preguntó si en el período de la encuesta estaba en proceso de del parque Rodó, de la semana criolla y otras formas de espacios culturales
leer algún libro. El informe establece que sólo un 2.6 por ciento de los donde parte de la población vehiculiza su consumo cultural o su tiempo libre,
entrevistados lo hacía y precisa que •para obtener este dato se computaron ha camb1adosustanaalmente en las tres últimas décadas. Este tipo de consumo .
solamente aquellas personas que, además de declarar que en ese momento cultural ha quedado fuera de las escasas evaluaciones del comportamiento
estaban leyendo, fueron capaces de proporcionar información relativamente cultural por el peso que todavía tienen en el manejo del tema los bienes
precisa sobre el título y autor de la obra en cuestión•." tradicionales.
El descenso en la capacidad de consumo material y el escaso consumo En relación con otros aspectos más •tradicionales• vale la pena tener en
cultural de un bien tradicional como el libro actúa o actuaría como un estímulo cuenta las cifras manejadas, para Montevideo, por Martínez Carril en relación
para el desarrollo de una producción cultural que debe adecuarse a la nueva con el comportamiento del consumidor de propuestas culturales •ilustradas•
(Cinemateca, Club de Teatro, Club de Grabado) entre 1978-79y el presente. El
90. Ver el ya citado Guía del Libro.
descenso del consumo es evidente-salvo el pico que pudo haber representado
91. Dada la ausencia de estadísticas y estudios se ha debido confiar en la información,
1985- lo que se com~lementa con el hecho de que entre 1986 y 1987, el 21 por
.a ojo de buen cubero~, que algunas empresas aceptaron ofrecer.
92. "Ellibro en el Uruguay: situación y perspectivas-, p. 47.
ciento de los montevideanos tendía a emplear su tiempo libre en reuniones en

106 107
casa con amigos. 9' Esta reorientación del consumo implica, como resulta de lo confirmar que la diversificación, fragmentación y reorientación del consumo
anterior, un cambio en las normas de comportamiento cultural cuando la de bienes culturales está ligada a la crisis económica y al cambio de paradigma
-económica~ solución de conversar entre amigos tiende a sustituir el consumo cultural, pero también a los avatares políticos y tecnológicos, y evidencian la
de producciones simbólicas en todas las otras formas. disociación creciente de nuestra sociedad.
Otros datos muestran cómo el consumo cultural se distribuía en 1987:
Mirar 1V, 34.3 %, Cine/teatro, 8.5%, Leer, 5.6%, Escuchar música, 9.2%, CAMBIOSPOÚTICOS, lECNOLóGICOSY DEMOGRÁFICOS
Reunirse con amigos, 18%, Espectáculos deportivos, 5.6%, Cultivar hobbys y
otros, 9.5% y No sabe/no contesta, 1.8%. Las avatares políticos parecen haber incidido de una manera evidente.
La incidencia ,del factor económico resulta clara cuando al mismo grupo Lamentablemente, la inexistencia de datos con respecto a las décadas ante-
encuestado se le formula la pregunta, ¿qué actividad elegiría si tuviera tiempo riores hacen reposar todas las hipótesis en la "memoria colectiva• o en los
y dinero?;en ese caso las preferencias se distribuyen: testimonios personales. Así, el fenómeno del •canto popular• en auge en cierto
Mirar 1V, 11.8 %, Cine/teatro, 24.7%, Leer, 1.2%, Asistir a un espectáculo sector de la sociedad durante la dictadura parece haberse reducido o re-
musical, •5.8%, Reunirse con amigos o cenar afuera, 13.2%, Espectáculos orientado¡ la actividad editorial, por el contrario, parece haberse beneficiado
deportivos, 5%, Viajar al Interioro a un balneario, 35.2%y No sabe/no contesta, con la nueva democracia aunque nunca ha podido alcanzar, supuestamente,
3.4%. los -fastos•de la década del sesenta."' Mientras el libro parece haber sufrido más
A los datos anteriores es interesante agregar que el número de lectores de el impacto de lo político, la televisión se habría beneficiado. Sin embargo,
las llamadas •páginas culturales• de uno de los diarios de mayor circulación, no considerando otros datos, la redemocratización parece haber beneficiado el
pasa en 1992 del 3 por ciento del número de lectores totales de dicho diario; lo crecimiento del número de editoriales en el país. Lo cual explicaría el aumento
que indicaría que del reducido número de lectores de prensa diaria apenas un de títulos publicados, aunque no de ejemplares, según los datos de la Comisión
sector extremadamente minoritario consume reflexión o información cultural. del Papel.
Es decir, que no sólo ha bajado el consumo de eventos culturales si no que la En otro nivel, ha sido señalado por varios estudiosos cómo, entre los sesenta
reflexión o la información cultural es objeto de atención por un sector si no y el presente-y con el intermedio de la dictadura-, se produjo una transforma-
-elitesco~ -dado su escaso número-- por lo menos casi, hablando en términos ción en el manejo de los códigos y de los mensajes. Mientras en los sesenta y
estadísticos, •despreciable,. o insignificante. Por supuesto, cabría analizar la sobre todo hacia finales de la década, la explicitación del mensaje social y
posibilidad de que ese 3 por ciento coincida con los •hacedores• de opinión politico era abierta y tenia un peso casi hegemónico en la •escritura• de los
cuyo efecto multiplicador es mucho mayor y opera por otras vías. discursos, durante los setenta se privilegia la suge_rencia y lo simbólico. En
Por último, como un indicador más (al menos para la capital) de las plena etapa democrática y luego del -sarampión inicial•, parece haber una
transformaciones culturales ligadas a la crisis económica, puede considerarse saturación de lo social y de lo político pasándose a privilegiar lo íntimo y lo
el cierre de salas de teatro y de cine y, al mismo tiempo, la apertura de nuevas imaginativo. Al respecto, es revelador-aunque sólo sea un índice libresco---la
microsalas fuera del espacio tradicional en lo que son concentraciones espa- temática preferida por el grupo de encuestados del año 1987. Allí aparece que
ciales de los sectores económicos más pudientes, asi como las microsalas mientras la ficción y la poesía tienen respectivamente un 31.8 y un 5% de la
de Cinemateca y las de orientación •sexo expllcito- revelan la creciente preferencia, la historia un 13.3 %, la política y ciencias sociales un 13.5 y los
selectividad. El montevideano ya no siempre •va al centro- para consumir teatro reportajes 4.1%, los textos, científicos y técnicos, tienen un 13.3%. Estos datos
o cine y en cambio se •queda• en el barrio. Paralelamente, en aquellos barrios combinados con los proporcionados por un estudio sobre la •Tipología del
donde el poder económico es menor, las salas de cine simplemente desapare- público de televisión montevideano- de Alberto González Ramagli, muestra
cen. cómo las preferencias están básicamente concentradas (el 79.4%) entre dos
Los indicadores considerados no son los únicos, habría que analizar la grupos que, fundamentalmente, privilegian lo ficcional.95 Uno, constituido por
transformación operada en •peñas• musicales, en ,bailes- y en conciertos de aquellos que destinan el mayor tiempo a teleteatros de la tarde, entreteni-
rock o •cantopopu•. Todo ello, y esto es sólo a nivel de hipótesis, parece
94. Según un informante, en los sesenta una editorial de éxito podía editar hasta 50títulos
y 150.000 ejemplares, mientras que en el período de mayor represión de la dictadura,
93. Datos tomados de la ponencia de Martínez C.arrilal reciente seminario sobre hacia 1979, no alcanzaba las dos docenas de títulos y los 20.000 ejemplares; en 1989
•Políticas culturales,,, setiembre de 1990, y otras fuentes, •El libro e_nel Uruguay: la misma editorial editaba 35 títulos y 27.000 ejemplares.
situación y perspectiva_,y,dan un 18 por ciento para la reunión en casa de amigos. 95. Cuadernos del Claeb, N' 54.
108 109
mientas, cómicos extranjeros y noticieros y que representa el 48.6%; y dos, La homogeneización de este o aquel sector de la población propuesta en la
constituido por aquellos que destinan la mayor parte de su tiempo a cine, cita anterior contradice otras lecturas y pronósticos. Así, en •Tendencias
seriales, teleteatros nocturnos e incluso video-clips y que representa el 30.8%. generales del público en los 90•, César Aguiar, 9' -al tiempo que indica y tiene
Los grupos que tienen atracción por lo que el autor llama •programas de en cuenta la «_internacionalizacióneconómica y social-, plantea como una de
carácter cultural•, es decir, •propiamente culturales•, según su definición de lo las hipótesis de los ,efectos de público•: •Un público más heterogéneo:
•cultural, o ,culturoso• (documentales, óperas, etcétera), periodístico-políticos segmentación• y «Un público más selectivo: direccionalidad•.
(tipo Prioridad), deportivos no de fútbol (automovilismo, vela, etcétera) y En el sentido de la discusión anterior creo, a diferencia de lo que ha sido la
•miniseries•, representan el 4.5%; y un cuarto grupo tipificado como Varios y postura •neorromántica, de prevención contra la revolución tecnológica, que
que representa el 16.1%. los nuevos medios no necesariamente generan o habrán de generar compor-
Los datos, por supuesto, no son muy sorprendentes aunque podrían ser tamientos únicamentes pas!vos sino, también, creativos.98 Por lo mismo, creo
evaluados de diversa manera. Pero sin duda relativizan la autoimagen que que una de las transformaciones ocurridas, aunque quizás apreciable hoy sólo
ciertos sectores •ilustrados• de la sociedad uruguaya (en particular la como tendencia, radica en una «democratización• del uso pasivo y creativo de
montevideana, en función de los datos que se poseen) tienen respecto de sí los medios. Los mismos datos acerca del crecimiento de la población educativa
mismos. El,éxito• editorial de libros como J,a historia de la sensibilidad de José y la multiplicación del acceso de los grupos tradicionalmente ajenos a los
Pedro Barrán, de Maluco de Paul Baccino o del Bemabé, Bemabé de Tomás medios de reproducción (impresión, video, trasmisión audio y visual, etcétera)
de Mattos, o incluso de testimonios o materiales vinculados a la historia de los indican un manejo plural creciente y tendencia! o potencialmente democrático
grupos de la izquierda nacional constituyen un acontecimiento casi insignifi- de la información y de la producción de universos simbólicos. Ejemplos
cante en relación con la totalidad del país. El muy reciente y celebrado éxito de paraales y puntuales de lo anterior lo constituyen no sólo los llamados ,videos
un libro como La locura uruguaya con sus más de veinte mil ejemplares caseros,. que se pueden apreciar en la televisión uruguaya sino también el
vendidos sólo atañe a menos del 1% del total de población de Uruguay. "Estose desarrollo de las publicaciones under observado durante los ochenta. Este
vuelve todavía más significativo si se tiene en cuenta el rating televisivo de las descentramiento y desmonopolización del uso de los medios no implica que
películas de Sandrini o de Cantinflas o el -éxito• del show, originado en Miami, el peso hegemónico de las grandes empresas internacionales o nacionales se
de don Francisco. debilite pero si cambia las reglas de juego.
El factor tecnológico, es decir, el vinculado con la transformación tanto de El impacto de la red de televisión nacional alcanzando a todo el pais aun
los medios de comunica~ón masiva como de la propia incorporación de cuando haya generado problemas en algunos departamentos." ha acr:iado
nuevas tecnologías, también contribuye a la reorientación que venimos des- como un fen~meno homogeneizador cuyos efectos no han sido evaluados, por
cribiendo. En este caso, como en los anteriores, además se suma la incorpo- lo que prefenmos no considerarlo en detalle aunqué su importancia presumi-
ración de nuevos actores al proceso de producción y consumo cultural. La mos es mayor y ten de ria en un nivel, como todo el fenómeno televisivo y radial
introducción hacia comienzos de los ochenta de una tecnología de impresión a matizar las tendencias disociadoras. También es cierto que la idea de un¡
de libros o del video supuso, respectivamente, la posibilidad de seguir produ 0 recepción relativamente pasiva de la televisión debilita la hipótesis de la
cie!ldo libros aun con una reducción sustancial del número de ejemplares y la homogeneización fuerte. 100 "

reorientación del público del cine hacia el video. Los fenómenos de emigración y el consecuente •vaciamiento del centro,,
Fernando Calderón y Mario dos Santos sostienen al describir la expansión del pais, así como la peculiar distribución etaria de nuestra población, también
de una han incidido enla transformación cultural de Uruguay en las últimas décadas."'
(. ..)industria cultural internacionalizada cuyos rasgos funda- 98. García Canclini sostiene algo similar en Culturas híbridas .. ,
mentales son la diferenciación y segmentación de mercados 99. En_195)0Darío Bajac, entonces secretario de Culturade la Intedencia de e.erro Largo
culturales para grupos de altos ingresos y, a la vez, la generaliza- senalaba los problemas de la televisión en el interiordel país. Ver Cultura/s y nació~
en el Uruguay defin de siglo, p. 123 yss.
ción de un consumo cultural homogeneizante para el resto de la 100.Es cierto también 9~e ~do el carácter de enlatados de muchos programas que
población. (que) En dichos procesos se advierte un predominio pret~nden ser part1c~pat1vos,establece una suerte de relación perversa con los
de los medios masivos no tradicionales y con alto componente televidentes que son invitados a participar mediante llamadas telefónicas pero que
no pu~den hacerlo pues el programa exhibido es en diferido y originado en el
informático. 96 extran1ero.
101.Ver al respecto_el trabajo del proyecto •Uruguay 2000~; otras investigaciones, sin
96.•Hacia un nuevo orden estatal en América Latina. Veinte tesis sociopolíticas y un em~arg<?!cuestionan estos datos y hablan de un futuro con un •porcentaje cero,, de
em1grac10n.
corolario de cierre•, en Cuadernos del CIAEH,N2 54, pp.99-100.
110 111
Las implicaciones a nivel de la producción de universos simbólicos de estos (yo mismo entre muchos otros) que la participación de los empresarios -en
fenómenos las hemos desarrollado en otra parte.102 acuerdo con una tendencia internacional que incluye varios países latinoa-
Aunque apenas puede ser indicado, el fenómeno demográfico implica una mericanos- debe ser creciente. Por supuesto, el tema se liga al actual debate
transformaciónen la composición cuantitativa de los grupos etarios a lo largo sobre el rol y la dimensión del Estado así como al diálogo entre los distintos
de las últimas tres décadas y consecuentemente una alteración en la demanda actores, lo que Luciano Álvarez ha llamado «lainterlocución productiva».103
y en la producción cultural. En particular, el muy mentado envejecimiento de Nuestra sociedad parecería estar ingresando en una etapa de transición en
la población uruguaya y la emigración de las franjas etarias en edad productiva la que los distintos actores de la/las culturas empiezan a dialogar. Al menos, los
ha significado un desarrollo de la creatividad cultural peculiar. En esta apretada actores pertenecientes a algunas de las diversas comunidades culturales de
slntesis final cabe, sin embargo, señalar que aun cuando haya un «envejeci- nuestro país. Así, se podrían enumerar los diálogos y proyectos conjuntos entre
miento,. de la población, la oferta cultural orientada hacia esa franja etaria es algunos organismos estatales y la empresa privada; la Universidad de la
mínima, muy posiblemente porque la mayoria de la •tercera edad• tiene una República y distintos sectores públicos y privados; la empresa privada y
capacidad económica de consumo ínfima. Por otra parte, y ante la ausencia de algunos creadores; algunas organizaciones sociales (en particular en el área de
propuestas adecuadas a la nueva realidad demográfica del país (nueva pero la mujeres y en algunos grupos referidos al área artesanal) y algunas intenden-
con décadas de desarrollo tendencia!) la producción cultural o las políticas cias o empresas privadas.
culturales hegemónicas han insistido enla restauración. Estas políticas de 'todo Las transformaciones culturales en el marco de la integración regional y las
tiempo pasado fue mejor,,refuerzan el malestar de aquellos que se encuentran características de país pequeño en términos geográficos y demográficos
en las franjas etarias más jóvenes y tienden a reforzar el congelamiento de la plantean los problemas para una identidad nacional y cultural débil. El país es
renovación de propuestas culturales. Lo que antes he llamado •cultura del pequeño también en términos económicos y ello a su vez plantea problemas
reciclaje• -de particular importancia en este presente democrático- aunque para el desarrollo y estímulo de la actividad cultural frente al poderío econó-
necesaria a los efectos de rescatar los «monumentos» de nuestra tradición mico no sólo de nuestros inmediatos vecinos, sino de las grandes industrias
privilegia la derivación de fondos hacia el •rescate,.del pasado y resta fondos; culturales multinacionales. Todo esto nos devuelve al tema de la pequeña gran
esfuerzos para la propuesta de soluciones y producciones culturales del tiempo cultura.
presente. El dilema de hierro de una sociedad que, al mismo tiempo, debe El peso de las diferentas culturas (o subculturas), la dinámica del diálogo
rescatar de la ruina los testimonios de su tradición y atender las necesidades de entre los distintos actores involucrados en el fenómenos cultural y, sobre todo,
un presente y un futuro en expansión tecnológica violenta y rápida pero que la inversión estatal o privada serán parte fundamental del futuro, en particular
no dispone de recursos, es central en el Uruguay de hoy. en el marco de la integración regional. La alternatiya propuesta por algunos
sectores de la sociedad de •integrarse al mundo• y no a la región aunque
TENDENCIAS O EL IMPOSIBLEJUEGO DE LA BOLA DE CRISTAL sostenida con fuerza y desde ciertos centros de poder económico y político, no
parece tener mucha fuerza1 aunque es posible que me equivoque. La alter-
El universo cultural en una sociedad de homogeneidad débil o de relativa nativa de una integración al mundo reforzaría aspectos de una tradicional
heterogeneidad con una fragmentación creciente y acechado (¿obeneficiado') tendencia en nuestro país hacia la configuración de «una cultura de la impor-
por la inminencia de una integración regional tiene ante sí muchos problemas tación»104 ya presente hoy en día.
que resolver. Cuando se abandona la descripción de lo pasado y de lo presente Negar o afirmar algunas de las lecturas posibles de la/s cultura/s en el
para empezar a concretar "proyectos», «utopías» o simplemente «políticas Uruguay de fin de siglo tiene que ver con las respuestas que cada sujeto (y no
. culturales• para desarrollar en un futuro de corto, mediano o largo plazo se necesariamente cada individuo) dé a los enigmas que enuciara Rubén Darío:
vuelve central la consideración de los agentes de esas políticas. •... y no saber adónde vamos/ ni de dónde venimos ...• Explicar de dónde
Planteando más brutalmente el tema se podria preguntar, ¿quiénes son los venimos y hacia dónde vamos es un ejercicio en el que el imaginario social se
responsables de ese futuro?, ¿el Estado, los empresarios, los diversos creadores, pronuncia. Leer esas explicaciones es leer la/s cultura/s de una comunidad
los propios consumidores, escasa o nulamente organizados' De acuerdo a lo imaginada, de un país. No otra cosa hicimos, no otra cosa hacemos al leer/
planteado por un cierto número de funcionarios y de creadores parece que el escribir un poema, una novela, un ensayo.
Estado tiene o deberla tener una responsabilidad mayor. Otros, han planteado
103. Art. cit. en Cuadernos del Claeh, Nº 54.
102. Algunas de las implicaciones de estos fenómenos están señalad.asen mi artículo-De 104. Desarrollo esto en •De Maracaná a la cultura del reciclaje .... • Cuadernos de
Maracaná a la cultura del reciclaje• por lo cual no las desarrollo en esta oportunidad. Marcha.
112 113
oa!Q),JJi"]]i
Date Due ·

l
3 5051 10309
lil[~f
llll lllllllllllllllllllíllffilíll 111111111111111
7947
II
.

'

1 UM L 735

Se terminó de imprimir
en el mes de noviembre de 1992
en Pettirossis.r.l.
Adolfo Lapuente2289
Montevideo - Uruguay
Edición amparada
en el Art. 79 de la Ley 13.349
Depósito Legal N" 257.779

También podría gustarte