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LOS PAJARITOS, LA PRIMAVERA Y EL NACIMIENTO DEL SOL

Lucía María González

Habia una escuela donde asistian muchos pajaritos, ahi les enseñaban a cantar. La primavera
era un pajarito que nunca entro a la escuela. De lejos de lejos escuchaba y veía lo que hacían
los que estaban en clases. La primavera no entraba porque a su familia no la dejaban y, por
eso, no acudía.
Y ya, cuando llego el día en que debían irse, porque tenían su misión, la maestra pintó
de colores a sus alumnos, los pajaritos. Por eso bien bonitos los pintaron. Ya según la maestra
los preparó, y entonces que se acerca la primavera y dice:
—¡Yo también voy a ir! ¡Yo también voy a cantar!
—Pero, ¡tu que sabes si no te dimos clases! ¿Porque quieres ir? ¡Tu no sabes nada!
—¡Si! —respondió el pajarito—. ¡Yo si aprendi!
Para demostrarlo, la primavera empezó a cantar y le gustó mucho a la maestra, porque
ese pajarito cantó mejor que sus alumnos.
—¡Miren! —les dijo a sus alumnos—. ¡A ustedes les di clases, pero ustedes no
aprendieron lo que yo les enseñe! ¡Miren a la primavera! Mejor ese pajarito aprendió. ¡Y ya
se acabó mi pintura! ¿Ahora cómo le voy a pintar su ropa?
El unico que sobraba era el color cafe.
—Ahora ya ni modo, de este color lo voy a pintar.
Le pintaron su ropita nomas de color cafe quedo y se fue de primavera a cantar, se
fue con los demás pajaritos. Todas las mañanas todas las mañanas andaban buscando al sol
y no lo encontraban no lo encontraban lo andaban buscando.
Un día hallaron una piedrota grande en donde el sol estaba metido y, ahí, se
encontraba echadita una lagartija, porque se estaba calentando; bien rojita tenía su pancita,
porque le pegaba lo caliente del sol. Ahí lo encontraron y les dijeron a los pajaritos:
—Ahora ahí van a cantar para que se abra, se tiene que abrir la piedra.
Así dijeron, querían partir la piedra. Cantaban y cantaban los pajaritos.
—A ver tú canta aquí—, se decían los pajaritos. Así pasaron el clarín y todos sus
compañeritos, todo tipo de pajaritos.

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