Dado que actualmente, las administraciones públicas contemporáneas
conviven de manera conflictiva y desordenada con dos modelos: el
burocrático y el gerencial. Conflictiva ya que estos dos modelos son contradictorios y luchan por la dominación de uno sobre el otro, y desordenada ya que los cargos políticos y los empleados públicos utilizan ambos modelos de manera poco metódica .Una posible solución ante esto sería reconocer de manera clara que las administraciones públicas contemporáneas tienen dos grandes misiones: La de disciplina, que aporta seguridad jurídica para fomentar el desarrollo económico y humano de una determinada sociedad y para ello es necesario mantener el modelo burocrático. La de prestar servicios públicos de manera flexible y personalizada y para ello se requiere el modelo gerencial de carácter empresarial.
Por otro lado, también aplicar el concepto del contrato estructurador es
decir el que permite que trámites muy sencillos y rutinarios se hagan con una alta participación de manera automática y los complejos acudan a los grupos multidisciplinarios de expertos, eficaces y eficientes
También adecuar ciertos aspectos a estos nuevos contextos, es decir
tomar en cuenta que el contexto en el que surgió la burocracia de Weber (béber) es totalmente distinto al actual, debido a (una mayor complejidad más ciudadanos, distintas culturas, nuevas motivaciones)
Y, por último, la incorporación de las TIC obliga a flexibilizar las
estructuras organizativas, dada la capacidad de gestionar no solo información sino también conocimiento en un entorno virtual. Este panorama se contrapone a los postulados de la burocracia tradicional en el que la rigidez estructural y la puesta en marcha de procedimientos caracterizan el modelo de gestión de la organización.