Está en la página 1de 11

Seminario de Historia Cultural e Historiografía II

La conformación de la Nación argentina.


Un debate necesario.

Geraldine Minaverry
Leg. 7182
Introducción

La cuestión sobre la génesis de la Nación en el Río de la Plata ha generado


importantes debates de acuerdo a las distintas interpretaciones historiográficas que
existen. Una de ellas, es la posición encabezada por José Carlos Chiaramonte quien
sostiene la existencia de ciudades – estado soberanos durante la primera mitad del Siglo
XIX, sin que estuviera planteada ninguna entidad nacional, ni sentimiento nacional, mas
que la identidad americana, la de pueblos o ciudadanos del Río de la Plata, etc. Otra
interpretación es la que realiza Pilar González Bernaldo, que difiere de Chiaramonte, y
es apoyada por Halperín Donghi1. Esta autora hace una distinción entre el proceso de
construcción de los diferentes estados nacionales y la constitución imaginaria de la
nación como comunidad de pertenencia. Plantea la hipótesis de una “posible existencia
de una nacionalidad identitaria que preceda la construcción del estado nacional.”2

González Bernaldo acuerda con Chiaramonte respecto de su afirmación sobre la


inexistencia de una nación en tanto sujeto de soberanía política y territorial hasta la
segunda mitad del Siglo XIX, pero según dicha autora, pudo haber existido una
representación nacional de la comunidad y un discurso de nación a principios de dicho
siglo, aunque diferente del de fines de siglo. Ya que el problema de la representación
que surge a partir de la vacancia del rey y de su legitimación, lleva a que los
rioplatenses se planteen la representación de la nación, no en términos de unidad étnica
sino política. Es decir, plantea la existencia de una identidad nacional, en tanto
comunidad de pertenencia desde un aspecto político cultural, no étnico.

¿Soberanía nacional o distintos estados independientes?

Tulio Haperín Donghi analiza las obras de Chiaramonte y González Bernaldo,


quienes retoman el estudio de la conformación de la nación, abandonado durante
1
Tulio HALPERIN DONGHI, “Los orígenes de la nación argentina, un tema que retorna”, en Entrepasados, N°
20/21, 2001:143-160, Versión Untref Virtual, pp. 1- 14.
2
Pilar GONZALEZ BERNALDO, “La ‘identidad nacional’ en el Río de la Plata post-colonial. Continuidades y
rupturas con el antiguo régimen”, en Anuario del IEHS, 12, Tandil, pp.109-122, p. 1.

2
décadas por la historiografía. Para Halperín, si bien las obras de los dos autores tienen
distintas perspectivas, analizan el tema a partir de supuestos que comparten de forma
parcial.3 Chiaramonte, según Halperín, se concentra mas en las preguntas que surgen de
la historia anárquica de la mayor parte del Siglo XIX, y no tanto en las ambigüedades de
la transición de la colonia a la república, y propone una respuesta innovadora a dichas
preguntas. En sus palabras: “Chiaramonte va a interesarse mas decididamente por la
dimensión institucional del proceso abierto en 1820, y colocará en el centro de su
problemática el surgimiento de la provincia como ‘una dimensión, la mas sólida, de lo
que podemos llamar región en la Argentina de la primera mitad del Siglo XIX’” 4 Región
caracterizada por un espacio mayor, definido por los lazos débiles que las provincias
continuaron manteniendo. Y esa debilidad en los lazos marcó el surgimiento de las
provincias como entidades soberanas; aunque a pesar de esta gran debilidad, los lazos
entre ellas no desaparecieron, por lo cual el proceso de nación sobrevivió. Según
Halperín, para Chiaramonte, el proceso de la génesis de la nación es la transición de la
ciudad a la nación a través de la provincia. Mientras que González Bernaldo analiza
fundamentalmente cuál es la idea de nación que la Argentina intentaría desarrollar al
constituirse como tal. Planteando que dichas ideas se encontraban en las
representaciones de la nación de las élites de Buenos Aires.

En la obra de González Bernaldo la sociabilidad es el concepto fundamental para


entender el proceso de transición del mundo tradicional al moderno y, aunque teniendo
en cuenta lo antiguo que sobrevive bajo lo moderno, Halperín duda que dicho concepto
tenga “todo el valor explicativo [que González Bernaldo] parece esperar”5. Por el
contrario, Fabio Wasserman, coincidiendo mas con la posición de Chiaramonte, niega la
noción de que la Revolución de Mayo fue el momento de creación, toma de conciencia
o manifestación de la nación. En el período que analiza, esta interpretación no fue
dominante, ya que en el contexto posterior a la caída del poder central, con la
organización soberana de las provincias que no lograban institucionalizar un poder
político superior, de alcance nacional, se “hacía difícil o imposible la integración de ese

3
Tulio HALPERIN DONGHI, “Los orígenes de la nación argentina, un tema que retorna”, en Entrepasados, N°
20/21, 2001:143-160, Versión Untref Virtual, pp. 1- 14, p. 5.
4
Op. cit., p. 8.
5
Op. cit., p. 12.

3
acontecimiento inaugural en una trama histórica de matriz nacionalista que permitiera
tanto unir en forma orgánica pasado y presente, como dotar de sentido al futuro.”6

Según este autor, en el Congreso Constituyente de las Provincias Unidas del Río
de la Plata había un consenso en relación a que la Revolución había dado libertad e
independencia a los pueblos del Plata o de América, sin plantear la existencia de
ninguna nacionalidad argentina que fuera protagonista de dichos sucesos. No se planteó
la existencia de ninguna entidad nacional, ni sentimiento nacional, sino que había sido
protagonizada por americanos, pueblos, etc. y destinada a las Provincias del Río de la
Plata, a sus pueblos, a sus ciudadanos, etc. Además de no existir planteos de ruptura
con España. A su vez, en la etapa rosista, tampoco se pensaba a la Revolución de Mayo
como una ruptura con la sociedad del Antiguo Régimen y se sostenía que su propósito
había sido mantener la soberanía de Fernando VII. Al tiempo que la generación de
1837, tampoco postulaba a la nación argentina como protagonista de la revolución, sino
que se proponía crear dicha nación y sus elementos de nacionalidad. Para Wasserman,
todas las visiones, con sus diferencias, nunca plantearon que el proceso revolucionario
fuese expresión de una nacionalidad oprimida por el régimen colonial, aunque pudieran
verlo “como el momento de inauguración del ciclo histórico en el que les había tocado
en suerte habitar.”7 Es decir, veían asociados ese pasado revolucionario con su
conflictivo presente como parte de un mismo proceso histórico. Y recién Bartolomé
Mitre, postulará a la Revolución de Mayo como el acontecimiento fundacional de la
Nación Argentina, planteando la existencia en 1810 de planes independentistas y de sus
próceres teniendo una intención conciente de constituir una patria libre e independiente.

En síntesis, Wasserman concluye que por mucho tiempo, en la cultura y política


rioplatense primó la caracterización de la Revolución de Mayo como una revolución
americana, protagonizada por americanos o porteños; legitimada en la doctrina de la
retroversión, por la cual se proclamó la Junta enmarcada en la tradición imperial;
caracterizada por la desorientación de los actores que actuaron reaccionando a los
sucesos de Bayona.

La cuestión identitaria:

6
Fabio WASSERMAN, “De Funes a Mitre, representaciones de la Revolución de Mayo en la política y la cultura
rioplatense (primera mitad del siglo XIX)”, en Prismas, N° 5, 2001, pp.57-84, p. 59.
7
Op. cit., p. 71.

4
El uso del término nación, con sus distintos sentidos y polisemias, revela la coexistencia
de distintas concepciones doctrinarias y diferentes formas de identidad política en la
primera mitad del Siglo XIX. Goldman y Souto afirman que los usos del vocablo nación
pueden representar tanto un espacio político concreto como las elaboraciones que
genera la élite en sus discursos sobre un posible espacio político nacional 8. Pueblos,
patria, provincia, son utilizados como equivalentes de nación, en tanto sujeto soberano,
“que deriva su poder de la suma de soberanías territoriales –concebidas como
comunidades de antiguo régimen – y no de una soberanía única e indivisible, tal como
lo entiende la doctrina liberal.”9 En los primeros años luego de 1810, se mantiene
también una indefinición en cuanto al ámbito espacial del término nación, ya que éste
puede remitir a la nación española, ya sea el conjunto de los territorios pertenecientes a
la corona o únicamente a la península; o bien, remiten a la nación americana, que puede
abarcar la totalidad de los pueblos americanos, o únicamente los comprendidos en el ex
virreinato del Río de la Plata.

Al contrario de la interpretación de Chiaramonte, que plantea que las provincias


eran independientes a pesar de mantener su denominación por la tradición colonial a
partir de la independencia10, para Goldman y Souto el uso mas frecuente del vocablo
nación se asocia al de Estado, aludiendo a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Y
luego de 1820, se evidencian en los debates coincidencias y diferencias respecto del
concepto de nación, de acuerdo a las posiciones de unitarios y federales.

El aporte de Guerra y Lemperiere a este respecto, refiere al “espacio público”,


que engloba distintos fenómenos, tales como: la opinión pública moderna, las
elecciones, la representación, etc. Público remite siempre a la política, a gobierno, a
legitimación de autoridades, no es solo un calificativo que se opone a lo privado, “el
público es al mismo tiempo el sujeto y el objeto de la política: sea la del Antiguo
Régimen (el bien común, los cargos públicos, la felicidad pública de los ilustrados) o la
revolucionaria (el salut public de los jacobinos) o la del constitucionalismo liberal (los

8
Noemí GOLDMAN, y Nora SOUTO, De los usos de los conceptos de “nación” y la formación del espacio político
en el Río de la Plata, en Secuencia, N° 37, enero-abril 1997.
9
Op. cit., p. 5.
10
José Carlos CHIARAMONTE, ¿Provincias o estados?: Los orígenes del federalismo rioplatense, en Revoluciones
Hispánicas, Independencias americanas y liberalismo español, Madrid, 1995, pp. 165-205.

5
poderes públicos legitimados por la soberanía del pueblo)”.11 Esta clarificación
terminológica es necesaria para comprender el contexto de una época dada y la manera
en que los hombres se concebían a si mismos y por lo tanto actuaban. Dichos autores
puntualizan: “El lenguaje no es una realidad separable de las realidades sociales, […]
sino una parte esencial de la realidad humana y, como ella, cambiante.”12

El espacio público moderno aparece en la época de la revolución y la


independencia. El problema principal en este momento era el de la soberanía, por la
necesidad de suplir la ausencia del rey, lo que provocaba un intenso debate que llevó al
surgimiento de la opinión pública. Esta opinión pública pronto se dividió en la
“ignorancia” de la plebe, que se desarrollaba en los espacios públicos de la calle a través
del rumor, y la “conciencia y sabiduría” de la élite con acceso a la noticia impresa.
Según Guerra y Lemperiere, el mayor reto para las élites gobernantes luego de la
revolución, fue lograr acabar con las movilizaciones populares “jacobinas” y construir
un pueblo homogéneo, capaz de asumir las responsabilidades políticas que le
correspondían como titular legítimo de la soberanía.

Influencias ideológicas. ¿Una realidad o un falso debate?

Existe un debate alrededor de las influencias que recibieron los precursores de la


independencia en Hispanoamérica – la escolástica y la del liberalismo francés y
anglosajón-. Donde se plantea, por un lado, que la independencia fue hija de la
revolución francesa y a su vez, influenciada por las ideas de las luces. Y por otro lado,
se afirma que las independencias fueron consecuencia de la influencia de la filosofía
política escolástica, particularmente del pactismo, según la cual el poder “es parte de la
obra de Dios en cada hombre, quien lo delega en el príncipe.” 13 Según esta hipótesis, la
identidad nacional estatal en Hispanoamérica no dependía de la Revolución francesa -
concebida como la madre de la libertad del mundo moderno- sino de la herencia

11
François-Xavier GUERRA, Annick LEMPERIÉRE, Los espacios públicos en Iberoamérica, Versión Untref
Virtual, pp. 1- 9, p. 2.
12
Idem.
13
José Andres GALLEGO, La pluralidad de referencias políticas, en Revoluciones Hispánicas, Independencias
americanas y liberalismo español, Madrid, 1995, 127-142, (Versión Untref Virtual), p. 1.

6
española. José Andrés Gallego, al igual que Jaime Peire 14, estudia las bibliotecas de los
actores en el período tardocolonial e independentista; pero para éste, la búsqueda de
autores no nos lleva a saber de donde procedían las influencias, ya que “valiendo tanto
como vale la pena estudiar los fundamentos teóricos de un acontecimiento como la
independencia, no se debe pensar a priori que con ello, llegaremos a descubrir las
razones por las que aquello ocurrió, sino tan solo aquellas con las que sucedió.”15
Los autores tuvieron que ver en la influencia, pero con dos peculiaridades: lo que mas se
difundió fue la crítica a la política española en América, como se puede identificar en
los textos de los jesuitas expulsos; y que en dicha influencia existe una gran mezcla y
confusión. Para 1810, en el Río de la Plata se hablaba de Rousseau y el Contrato Social,
fundamentalmente en el empleo del término “pacto social”, aunque de acuerdo al
análisis de Gallego, lo que se desarrollaba no era la doctrina rousseauniana del pacto
social sino la contractualista del pactum subiectionis, ya que lo que existía era mas bien
una “renovación léxica de las viejas ideas.”16 Incluso, el catecismo político cristiano
justifica la independencia en la doctrina contractualista planteando que el pacto existía
entre el pueblo americano y el rey, no entre americanos y españoles, por lo tanto, luego
de los sucesos de Bayona, cualquier solución que adoptaran los españoles, no tenía,
necesariamente, validez en América.

En relación a estas interpretaciones, Chiaramonte afirma que la cuestión de las


fuentes ideológicas o influencias en el momento independentista es un debate falso y
una discusión gratuita, ya que proviene del supuesto de que las independencias fueron el
fruto de una deliberada preparación doctrinaria de una clase o élite cuya maduración se
planteaba la independencia para su desarrollo, lo cual no existía en los finales del
período colonial.17

Conclusión

Jaime PEIRE, , Bibliotecas tardocoloniales, los libros como semiósforos culturales, (Versión Untref Virtual)
14

15
José Andres Gallego, op. cit., p. 3.
16
Ibídem, p. 8.
17
José Carlos CHIARAMONTE, “La cuestión de las fuentes ideológicas de la Independencia”, La Ilustración en el
Río de la Plata. Cultura eclesiástica y cultura laica durante el virreinato, (Versión Untref Virtual), pp. 1- 2.

7
Como se puede apreciar, existen importantes debates y diferencias en cuanto al
análisis e interpretación historiográfica del proceso que dio lugar al surgimiento de la
nación en los territorios correspondientes al ex virreinato del Río de la Plata. Si bien
existe un consenso general en relación a que los sucesos de mayo de 1810 no fueron el
acontecimiento inaugural de la Nación argentina, y que sus protagonistas no tenían la
intención conciente de crear una nación independiente, es decir, que hasta la segunda
mitad del Siglo XIX, no existió una nación en tanto sujeto de soberanía política y
territorial, sí aparecen importantes disensos alrededor de la cuestión identitaria y de las
representaciones que de la nación, se tenían en la época. Ya que para algunos
historiadores existía una identidad nacional, una idea de nación en tanto comunidad de
pertenencia en los discursos y representaciones, desde un aspecto político – cultural, que
se desarrollaron con antelación al desarrollo institucional de un poder superior al de las
provincias. Otros historiadores sostienen una posición, cuestionada como liberal, que se
apoya más en la dimensión institucional del proceso, centrándose en las provincias
como espacios soberanos y niegan la existencia de representaciones nacionales o
identidades mas que la de americanos o de pueblos. Sin embargo, quienes cuestionan
esta interpretación, afirman que en los discursos de la élite de la época el uso del
término nación indica distintas formas identitarias, e incluso mas frecuentemente, su uso
se asocia al de Estado aludiendo a las Provincias Unidas del Río de la Plata.

En síntesis, en las últimas décadas se retomó el estudio sobre la génesis de la


Nación argentina generando importantes aportes y un vasto debate que enriquecerá sin
dudas, el conocimiento de la Historia argentina para las generaciones futuras.

Índice:

8
 Introducción
 ¿Soberanía nacional o diversos Estados independientes?
 La cuestión identitaria
 Influencias ideológicas. ¿Una realidad o un falso debate?
 Conclusión
 Índice
 Bibliografía

Bibliografía:

9
Chartier, Roger, Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII. Barcelona,
Gedisa, 1995, Ilustración y Revolución. Revolución e Ilustración, versión Untref
Virtual, pp. 1- 12.
Chiaramonte, José Carlos, Ciudades, provincias, Estados: Orígenes de la nación
argentina (1800-1846), Ariel, Buenos Aires, pp. 128-154, versión Untref
Virtual, pp. 1- 18.
__________, La ilustración en el Río de la Plata, cultura eclesiástica y
cultura laica durante el virreinato, Buenos Aires, 1989, pp. 113-116.
__________, “La cuestión de las fuentes ideológicas de la Independencia”, La
Ilustración en el Río de la Plata. Cultura eclesiástica y cultura laica durante el
virreinato, (Versión Untref Virtual), pp. 1- 2
__________, ¿Provincias o estados?: Los orígenes del federalismo rioplatense, en
Revoluciones Hispánicas, Independencias americanas y liberalismo español,
Madrid, 1995, pp. 165-205.
Di Stefano, Roberto – Loris Zanatta, Historia de la Iglesia en la Argentina, desde la
Conquista hasta fines del siglo XX, pp. 145-157, versión Untref Virtual.
Egitto, Raúl, Ceremonias, desaires y discordias en el Río de la Plata colonial (1776-
1810) Tesis de Licenciatura Universidad Nacional de Luján, 2003,
Consideraciones finales, pp. 66-71.
Gallego, José Andres, La pluralidad de referencias políticas, en Revoluciones
Hispánicas, Independencias americanas y liberalismo español, Madrid, 1995,
127-142, (Versión Untref Virtual).
Guerra, Francois Xavier, “las mutaciones del Siglo XVIII”, en Modernidad e
independencias, Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Madrid, Editorial
Mapfre, 1992, pp. 21-25.
___________, “Dos años cruciales (1808 – 1809)”, en Modernidad e independencias,
Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Madrid, Editorial Mapfre, 1992, pp.
115 – 148.
___________, Annick Lemperiére, Los espacios públicos en Iberoamérica,
Versión Untref Virtual, pp. 1- 9.
___________, La nación en América hispánica. El problema de los orígenes, en Marcel
GAUCHET, Pierre MANENT y Pierre ROSANVALLON (dir), Nación y

10
modernidad, Buenos Aires, Nueva Visión, 1995. Versión Untref Virtual, pp. 1-
15.
Goldman, Noemí y Nora Souto, De los usos de los conceptos de “nación” y la
formación del espacio político en el Río de la Plata, en Secuencia, num. 37,
enero-abril 1997.
González Bernaldo, Pilar, La “identidad nacional” en el Río de la Plata post-colonial.
Continuidades y rupturas con el antiguo régimen, en Anuario del IEHS, 12,
Tandil, pp.109-122.
___________, Producción de una nueva legitimidad: ejercicio y sociedades patrióticas
en Buenos Aires entre 1810 y 1813, en Noemí Goldman et al., “Imagen y
recepción de la Revolución francesa en la Argentina”, Buenos Aires, 1990, pp.
27-51. Versión Untref Virtual, pp. 1- 18.
Halperín Donghi, Tulio, “Los orígenes de la nación argentina, un tema que retorna”, en
ENTREPASADOS, N 20/21, 2001:143-160, Versión Untref Virtual, pp. 1- 14.
Koselleck, Reinhart, Crítica y crisis del mundo burgués, Versión Untref Virtual, pp. 1-
27.
____________, La ilustración como reacción ante el absolutismo, versión Untref
Virtual, pp. 1- 27.
Peire, Jaime, De la dominación suave y dulce a la traición: La Iglesia en la transición,
1808-1815, en Enrique Normando Cruz (comp.) Anuario del Ceic1, “Iglesia,
Misiones y religiosidad colonial”, pp.204-264. Versión Untref Virtual, pp. 1- 30.
__________, El taller de los espejos, Iglesia e imaginario, Versión Untref Virtual.
__________, Bibliotecas tardocoloniales, Los libros como semióforos culturales, 1767-
1816, Buenos Aires, 2003, Versión Untref Virtual.
Pagden, Anthony, Señores de todo el mundo, ideologías del imperio en España,
Inglaterra y Francia, Barcelona 1997, cap. IV, pp. 137-192.
Wasserman, Fabio, De Funes a Mitre, representaciones de la Revolución de Mayo en la
política y la cultura rioplatense (primera mitad del siglo XIX) en “Prismas”, n 5,
2001, pp.57-84.

11

También podría gustarte