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Eutanasia Arte o Suicidio - Victor Ortiz
Eutanasia Arte o Suicidio - Victor Ortiz
En nuestros dolorosos tiempos de sida, la vida juega entre cosmos y caos, entre lo
natural y el deber ser, entre los derechos humanos y la carcajada de la muerte. La
eutanasia se pone de moda, o más bien, hablar de ella. Si ya tenemos un Sexo Protegido
acaso buscamos ahora una Muerte Protegida. Eso es: que la vida no nos duela, o que le
duela a otro; que el dolor no me haga sufrir, porque puedo crecer demasiado; que los
olores no me lleguen a la nariz porque puedo darme cuenta de que la vida es más real y
cruda de lo que el Hombre ha conocido; que todo sea "light", decafeinado, sin nicotina,
sin dolor... y sin sabor, que sólo busque el placer, que sólo hable de lo trillado, que no
tenga que pensar, que este mundo me está costando demasiado trabajo y ya me quiero
bajar de él. ¿Es esta la eutanasia de la que hablamos, o qué?
Hay quienes argumentan que el libre derecho a decidir la propia muerte no es tan
libre ni tan derecho, ni siquiera llega a decisión y que no es muerte sino suicidio.
Hay quienes sólo esperan el bendito momento en que los aparatos dejen de
funcionar o los médicos dejen de prolongar artificialmente la vida de un bulto que sólo
produce dolor y ya no interesa más, para sumergirse en la paz profunda del sueño
eterno.
Hay quien ve la eutanasia como una transgresión de leyes divinas o naturales (Ojo
ballenas y delfines transgresores: están en la mira de los censores). Otros piensan que
es desde el mundo humano donde se determina qué es lo divino y lo natural, por lo tanto
no se vale ponerse las reglas a favor y luego pretender que se ganó la partida.
PROBLEMA No. 1: Tenemos una forma de medicina que le gusta violar las leyes naturales
y prolongar más allá de lo natural la vida de una persona.
Además, se pretende que esta decisión sea tomada por candidato a la muerte y personas
que lo rodean, justo cuando están atacados por un arranque de sentimentalismo.
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PROBLEMA No. 3: Ante la posibilidad de perder la vida, una vida que no hemos valorado
lo suficiente, nos ponemos sentimentales. ¿Dónde está la fuerza de la que hacíamos gala,
el arrojo de lo héroes? Vivir ahora, sobrevivir ahora, es de héroes, cotidianos héroes,
pero ¿para qué?
(PROBLEMA No. 5: ¿en qué se diferencia la eutanasia del suicidio?) ...o como el derecho
de otras personas para decidir la muerte de alguna de ellas dada su situación
(generalmente de enfermedad)
SOLUCION No. 2 (a los problemas 5 y 6): en ambos casos se trata de la muerte. La única
diferencia entre la eutanasia y el asesinato o 'autoasesinato' es el consenso social que
bien quisiera ver a aquélla y mal ve a éstos. En todo caso, debajo se está jugando el tema
de la muerte.
Con esta punta de hebra indaguemos el berenjenal que implica la eutanasia en algunas
de las dimensiones humanas:
Lo humano: No tenemos conciencia para decidir cómo vivir; si no, veamos qué
hemos hecho de nuestras vida cotidianas ¿vivimos de acuerdo a lo que queremos?.
Mucho menos tenemos una voluntad para decidir cómo queremos morir; implicando en
ello no sólo la forma (con banda o mariachis), sino el contenido del acto, del proceso, la
esencia del momento.
Lo legal: como ya se apuntó, las leyes humanas se han divorciado de las naturales
y ahora sostienen a fuerza muchas aberraciones socio-históricas (multas de trescientos
pesos, penalización del aborto en un país de millones de habitantes y miles de abortos,
cinco añitos de cárcel a los violadores, etc.)
Pero ¿acaso la muerte no merece también digno respeto, amén de nuestras jugarretas
del 1o. y 2 de noviembre?
PROBLEMA No. 7: todo lo anterior y más recae sobre el Sujeto o persona sujetada por
todo lo anterior. ¿Qué tal? aquí el que menos importa es el que pide la muerte, el que la
necesita, aquél a quien un contrato social, que nunca firmó, le ha quitado desde su
nacimiento el derecho a elegir y no se lo va a dar en sus últimos momentos, mucho menos
para que elija morirse; aquel que yace en una cama (cuando bien le va) agusanado de
sondas, catéteres y rodeado de la depresiva compasión de sus allegados.
autodeterminación. Si un cuerpo no da para más, ¿alguien puede dar una razón natural,
no moral ni ideológica, para obligarlo a seguir? Y es aquí donde amarran los hilos negros.
Hay que entender de una nueva forma la eutanasia, la muerte y la vida misma. Se dice
que el buen morir empieza por el buen vivir; y que éste es vivir aquí y ahora, no en el
individualismo jugando al "yo-yo" , sino realizando lo que es mejor para T-O-D-O-S,
religando lo humano a lo natural (sin hablar de "lo natural" sino viviéndolo); escuchando
al cuerpo, sus avisos, sus ritmos, los susurros con los que diariamente nos da señal de
su existencia y sus necesidades.
La eutanasia no está en el cuerpo deteriorado del que es preciso huir mediante 'chocho'
o inyección, sino en la Persona Humana que se ha conducido por el mundo a través de
ese cuerpo. ¿Incrementó su calidad de vida? es decir ¿intensificó la vivencia de los
sucesos que la conformaron; se dejó tocar hasta el fondo, a pesar de sus miedos?.
SOLUCION No. 3: La eutanasia es vivir aquí y ahora de manera que en el último instante
se viva la intensidad de la muerte. Dejarse fluir, dejar que las cosas pasen y HACER lo
que corresponde con la intención más abierta posible y la conciencia más colectiva que
se pueda. Entonces, al morir se sabrá dejar que las cosas pasen; el cuerpo sabe, hay que
escucharlo.
HILO NEGRO No. 4: El estilo de vida determina el estilo de muerte. Si una persona está
fluyendo (descubriéndose) a cada momento ¿qué sentido tendría que permaneciera en
el mundo por mucho tiempo? Su muerte, sea como sea, repercutirá en el aprendizaje
humano. Si no fluye, de nada le sirve la vida; estará muy cómoda en su nido de ideas y
explicaciones del mundo, pero pasa por la vida sin tocarla; en ese caso ¿qué importa
cuándo muera o cómo? su muerte será tan inútil como su vida.
La eutanasia no puede ser huída fácil de un mundo que no se ha comprendido, sino
partida de un lugar en el que ya no hay más por hacer. SOLAMENTE EL INDIVIDUO
PUEDE SENTIR QUÉ TAN ÚTIL HA SIDO SU PROPIA VIDA, SABER SI HA COMPRENDIDO
O NO EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA. NADIE MAS QUE ÉL PUEDE DISCERNIR SOBRE
SU VIDA.
Regresando al hilo negro no.1, debajo se está jugando la muerte, se nos complica
aún más el berenjenal porque estamos en occidente, a fines de milenio y aún pensamos
de manera cartesiana. Pero cuando de muerte se trata, nuestra ciencia y esquemas de
pensamiento no dan para más. Es preciso entrar en terrenos desconocidos, hablar con
lenguajes aún no inventados, porque 'no sabemos' qué hay del otro lado. Inclusive es
preciso ir por otros senderos diferentes a los sobados caminos 'esotéricos' o 'místicos'
ahora también convertidos en discurso fácil y moda de librerías. A pesar de las limitantes
de nuestras estructuras de pensamiento, del lenguaje y de los valores, es preciso dar el
paso. Hablar de muerte implica entrar al terreno de lo inasible, de lo incomprobable por
los sentidos, del mundo de la percepción diferente a la tridimensional. Cuando alguien
está pasando por ese trance no hay más que soltarse, abandonar todo y permitir que el
proceso se lleve a cabo.
cuerpo físico. Ese algo necesita zafarse, liberarse, soltarse, de una envoltura o vehículo
que ya cumplió su cometido. Hay tres puertas en el vehículo: la coronilla, debajo del
corazón y el plexo solar (debajo de la punta del esternón); según el estilo de apearse cada
quien usa la que mejor le acomoda.
Cómo soltarse durante el trance es algo para lo cual hay que entrenarse cotidianamente.
HILO NEGRO No. 5: Entre muchas otras cosas, venimos al mundo para morir; ¡¿tanto
afanarse a diario para que el final de la obra nos pase desapercibido?!... EL momento de
la muerte es la culminación de todos los esfuerzos de una vida humana. Hay quien no
puede morir por temor a la muerte; y así vemos en los hospitales largas agonías por pavor
a la muerte (¡algo así como aguantar la respiración por miedo a respirar!). Si bien es
cierto que la muerte es el momento en que con más crudeza nos vemos confrontados
con las limitaciones físicas del ser humano, también es el proceso en el que podemos
llegar a ver lo ilimitado de las potencialidades del Hombre. Cada quién escoge cómo
quiere gozar o sufrir el momento... porque hasta en esos momentos nuestra necedad nos
lleva a querer vivirlos a través de la ideología.
A esta altura, el lector podrá darse cuenta de que por EUTANASIA estamos
entendiendo EL ARTE DE SABER MORIR. Aunque la cobardía también es muy respetable
("mátenme porque ya no puedo"), en todo ser humano hay la capacidad de traspasar esa
crisis y llegar plenamente al desprendimiento final, a la gran renuncia... a la libertad. Más
que la puerta falsa, la realidad; más que la huída, el encuentro; más que el miedo, la
templanza.