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Me siento honrado de poder contar un poco sobre mi amistad con dos personas
especialmente cariñosas ya que a mi me gustaría hacer todo lo que estuviera de
mi mano para ayudar a que sus deseos se hagan realidad.
Conocí a Martha hace dos años –al absolver mi curso de prácticas en la empresa
AVL de Graz– y ya desde el principio me di cuenta de que Martha era una
persona alegre, amable y siempre dispuesta a ayudar.
Poco a poco fue desarrollándose una amistad „más allá de la empresa AVL“,
dando ocasión a que me invitara a menudo a excelentes comidas mexicanas,
donde agasajaba a los invitados durante toda la velada, no sólo con maravillas
culinarias, sino también con su dedicación personal. Martha se esforzaba incluso
en las fiestas de sus propios cumpleaños –con cuya ocasión volvía a ofrecernos
delicias de la cocina mexicana– por que cada uno de los invitados se encontrara
a gusto. En vista de tanta hospitalidad no sólo puedo imaginarme que un niño
sería feliz con ella, sino incluso desear a todo pequeño habitante de esta tierra
que sea acogido por las amorosas manos de una madre tan solícita y siempre tan
preocupada por el bien de los demás como ésta.
Deseo de todo corazón que ambos puedan tener ya pronto en brazos a su propio
niñito.
Me alegra tener ocasión de poder escribir unas pocas líneas sobre la persona de
mi buen amigo Peter Schwar.
Conocí a Peter en el año 1998 cuando comencé a trabajar en su departamento de
la empresa AVL. Desde el principio me di cuenta de que era una persona
especialmente dispuesta a ayudar a los demás y que se preocupaba siempre,
además del trabajo diario, de procurar un entorno social en el que el grupo se
encontrara a gusto. Con su presencia crea una atmósfera muy agradable en la
empresa y siempre acepta con gusto cualquier broma para alegrar un poco la
monotonía del día a día.
Ya a las pocas semanas me invitó a su casa para poder hablar de cosas que no
tuvieran que ver con los motores –en la empresa AVL ya se habla suficiente de
ellos– y a partir de esta conversación informal surgió pronto una buena amistad.
Allí conocí también a su mujer Martha, quedando encantado tanto por la
disponibilidad de ambos a ayudar a los demás como por la armonía reinante
entre ellos. Además, creo que ambos han sabido superar muy bien los golpes
que les ha deparado el destino sin perder el sentido del humor.
Conozco al señor Peter Schwar desde 1980 como compañero de trabajo y desde
entonces aprecio su más que correcto comportamiento solidario y sincero.
En el año 1994 conocí también a la esposa del señor Schwar. Martha Ignacia
Schwar es muy apreciada entre compañeras y compañeros de trabajo por su
mentalidad positiva y alegre, así como por estar siempre dispuesta a ayudar a los
demás.
Me alegraría mucho si se pudiera ampliar la familia con la adopción de un niño
porque estoy convencido de que la familia Schwar serán unos padres de verdad
cariñosos.
Me alegra mucho poder redactar estas líneas para la familia Schwar, ante todo si
este corto escrito puede contribuir positivamente a la autorización de adopción.
Estimadas señoras y señores: