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NACIONAL DE LA CTA
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I) ELECCIONES: TRIUNFO POPULAR EN EL MARCO DEL ENTIERRO Y LA RESURRECCION
NEOLIBERAL
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Algunas reflexiones pueden enhebrarse respecto a lo ocurrido entre el 11 de Agosto y el 27 de
Octubre. Los resultados de las PASO abrieron condiciones propicias para enterrar definitivamente
al Macrismo. Sin embargo, se sucedieron a partir de allí algunas cuestiones que merecen
considerarse. Al lunes siguiente de la elección se puso en marcha una deliberada estrategia de
escarmiento sobre la población (verbalizada por el propio Presidente de la Nación en su primera
conferencia de prensa, eliminando, cínicamente, de toda responsabilidad a su gestión y colocando
el problema en el resultado electoral) que incluyó devaluación, suba de precios, mayor deterioro
en las condiciones de vida, pérdida de 22.000 millones de dólares de reservas, permisividad para
que los sectores de altos y de medianos ingresos puedan obtener tasas exorbitantes por sus
depósitos y puedan también dolarizar sus excedentes en el marco de un cepo agujereado que
permitía la compra de 10.000 dólares por persona por mes.
A la vez, se propició una situación de default que puso en marcha una corrida financiera,
cambiaria y bancaria que destruyó la paridad de los bonos de deuda Argentina y los precios de las
acciones de las más importantes empresas del país. Asimismo, el default promovido tendió a
descargar la crisis de sobreendeudamiento que vive la Argentina sobre los acreedores privados
manteniendo en lugar preferente e intacto al FMI, principal condicionante del futuro período
gubernamental. En ese marco, no hubo desde el Frente de Todos una decisión de profundizar con
el discurso, la movilización y la organización popular, el cuestionamiento y el deterioro del
gobierno de Macri. Es más, se puso en el escenario político la recomendación de que era necesario
evitar la calle, al tiempo que Macri y la coalición de derecha que él encabezaba ganó en
movilización, profundizó su agresividad discursiva y el cuestionamiento sobre la opción triunfante.
Dicho de otro modo, la coalición Frente de Todos cedió la iniciativa a manos del Gobierno.
Exactamente lo contrario de lo que había ocurrido con antelación a las PASO. La creación electoral
del Frente de Todos fue el resultado de la iniciativa política que desplegara Cristina Fernández de
Kirchner quien al correrse de la candidatura presidencial y ungir como candidato a Alberto
Fernández alteró drásticamente el tablero electoral. Abrió la puerta para la desarticulación del
Peronismo Federal y dejó girando en el vacío el discurso anticristinista del macrismo. Esta decisión
permitió articular el descontento social y la expresión electoral. El proceso posterior a las PASO y
los comportamientos ya descriptos en el marco de la iniciativa política en manos del oficialismo,
dieron lugar a los resultados de Octubre que por cierto, también tuvieron su cuota de sorpresa.
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ELECCIONES 2019 EN CANTIDAD DE VOTANTES
El Cuadro indica que en las generales del 27 de Octubre hubo 734.410 votantes más que
en las PASO. Hubo 568.709 personas más que votaron positivamente en Octubre cuando habían
votado en blanco o vieron anulado su voto en las PASO, 307.538 votos que habían elegido
opciones que al no superar el 1,5% no pudieron competir en la general, y 1.037.969 votantes que
abandonaron las opciones que habían acompañado en las PASO para optar entre las dos fuerzas
principales en el marco de una polarización que transformó, como ya dijéramos, a la primera
vuelta en un verdadero ballotage. En suma, sobre más de 2.600.000 votantes en discusión, el
89,7% de los votos fueron capturados por la opción que encabezaba Mauricio Macri. Así, Juntos
por el Cambio sumó más de 2.300.000 votos en tanto que el Frente de Todos apenas capturó
267.000 votos más que en las primarias. De este modo, Macri superó el 40% de los votos, dio
vuelta provincias como Santa Fe y Entre Ríos, salvó ciudades como La Plata, Mar del Plata, Bahía
Blanca e incluso intendencias como Lanús o Tres de Febrero. Si bien este 40% implica una pérdida
de votos respecto al ballotage del 2015, genera condiciones de equilibrio político al modificar la
imagen de derrota aplastante que se había consolidado luego de las PASO. Construye equilibrio
institucional ya que Cambiemos se transforma en Primera Minoría en Diputados y mantiene un
peso importante en el Senado. Equilibrio político que resulta aún más evidente si se asume que al
interior del propio Frente de Todos conviven importantes representantes que acompañaron la
experiencia macrista durante los primeros dos años de su gestión. Representantes estos que
probablemente hubieran tenido otro posicionamiento electoral de no haber mediado el fuerte
cuestionamiento social a la gestión.
En este contexto, puede concluirse que el Frente de Todos resultó ser un interesante
cauce electoral para la construcción de una mayoría que pudo frenar la reelección de una coalición
neoliberal que, pese a lo desastroso de su gestión, mantiene un elevado caudal electoral. Caudal
este que reconoce una de sus causas en la vigencia de un antikirchnerismo que sigue siendo
importante. No caben dudas que es ese factor el que permitió cohesionar tras la candidatura de
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Macri votantes que aún afectados negativamente por la política aplicada en los últimos cuatro
años, decidieron acompañar la gestión gubernamental. Es ese factor, el que transforma ese núcleo
duro de votantes macristas que lo acompañaran en el 2015 (24%) en un agregado electoral que
pudo llegar en el ballotage del 2015 al 52% y que tanto en el 2017 como en el 2019 le permitió
superar el 40% de los votos.
Es indudable que durante los cuatro años de Macri la Argentina evidenció una importante
dinámica y movilización social que frenó el avance de reformas regresivas, e incluso truncó el
intento de consolidación política que pretendió impulsar el macrismo a partir de su triunfo en las
legislativas del 2017. Las multitudes en las calles de nuestro país le pusieron límites a la reforma
del Estado, postergaron tarifazos, impidieron el 2x1 en favor de los genocidas, resistieron la
criminalización de la protesta, frenaron la reforma laboral y la previsional y lograron imponer
demandas como la ampliación de los mecanismos de asistencia social. Esa rebeldía logró modificar
y fracturar en distintas coyunturas el dispositivo de gobernabilidad construido por el Macrismo y la
comunidad de negocios dominante, y que se sostenía en el aval de los gobernadores justicialistas,
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en el comportamiento del Frente Renovador y en la pasividad cegetista. La combinación entre el
cuestionamiento al ajuste sostenido por nuevas experiencias de organización y lucha social,
sindical e institucional (nuevas experiencias sindicales, movimiento de derechos humanos,
organizaciones territoriales de trabajadores, movimiento de mujeres, organizaciones de pueblos
originarios, luchas ambientales, etc.) con la fractura de estructuras históricas que, si bien se han
ido integrando al mapa del poder (partidos tradicionales, estructura sindical, estructura eclesial,
organizaciones empresariales), resultan renuentes cuando las condiciones del ajuste ponen en
cuestión la viabilidad de determinados sectores subordinados de la burguesía local, deteriorando
aún más el ya alicaído sistema industrial del país, definen la ingobernabilidad social de esta
Argentina frente al intento disciplinador del capital financiero.
La articulación entre la dinámica social que impulsan las nuevas experiencias de lucha y
organización y la legalidad institucional que se agrega en las coyunturas de fisura en el dispositivo
de la gobernabilidad dominante, son los momentos que definen las situaciones de cambio
institucional. La rebeldía social asentada en las nuevas organizaciones, en conflicto con un
dispositivo institucional que sostiene la gobernabilidad pero que se fractura frente al avance del
cuestionamiento social y la profundidad del ajuste y la exclusión, definen lo ingobernable que
resulta la Argentina para los intereses del capital financiero.
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• Se impone la lógica del ajuste perpetuo en el marco del acuerdo con el FMI
Las dos primeras cuestiones se inscriben en las relaciones tejidas en torno al acuerdo con
el FMI, y las dos últimas se materializan a través del accionar judicial y, puntualmente, vía la tan
mentada causa de los cuadernos.
Respecto al acuerdo con el FMI corresponde decir que el monumental crédito otorgado
por el organismo supuso no solo un monto inusual por su magnitud (57.000 millones de dólares),
sino una violación expresa de todos los criterios con los que suele manejarse esta institución a la
hora de intervenir frente a crisis como las que presentaba la Argentina. El FMI debió haber
obligado al gobierno argentino a poner en marcha un proceso de reestructuración de la deuda
pública, de modo de aventar el riesgo de cesación de pagos en que nuestro país había ingresado.
Como esto hubiese implicado un elevado costo político para el gobierno de Macri y su” mejor
equipo de los últimos cincuenta años”, el FMI concedió el crédito sin obligar a dicha
reestructuración.
Por otra parte, nuestro país no clasificaba a la hora de ser evaluado para recibir apoyo del
FMI. El estatuto del organismo es claro respecto a que no puede prestarle a un país en situación
de fuga de capitales, característica esta dominante en la Argentina bajo la gestión de Macri. Los
últimos datos indican que un endeudamiento de casi 100.000 millones de dólares fue acompañado
por una fuga de casi 84.000 millones de dólares. Sin embargo, desde un comienzo este criterio se
violentó. Pese a las resistencias internas en el FMI, fue la presión de Donald Trump lo que hizo
posible que el crédito del organismo efectivamente se concretase bajo las condiciones descriptas.
En este sentido, se observaba allí un aspecto que ha sido típico de la gestión de Trump y
que consiste en utilizar los recursos de carácter económico para el desarrollo de sus estrategias
geopolíticas. Del mismo modo que las sanciones arancelarias y la amenaza a las empresas para
condicionar la relación con China ocupan un rol central en su política exterior, Trump utilizó al FMI
para sostener a Macri, su aliado geopolítico y garante del alineamiento de la Argentina con la
política norteamericana.
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materia laboral, previsional y tributaria. En tanto y en cuanto el crédito buscó colocar al organismo
en capacidad de condicionar el futuro de la Argentina y no generó ninguna estrategia de
reestructuración de los vencimientos de deuda que la Argentina ya tenía, el resultado del mayor
endeudamiento con un organismo que además pasaba a detentar el papel de acreedor
privilegiado respecto a los acreedores privados, generó una situación singular en la cual Argentina
disponía de fondos para afrontar sus vencimientos porque el FMI se los proveía, tenía la
supervisión del FMI, y , sin embargo, pese a esto los acreedores privados seguían percibiendo que
la situación en materia de vencimientos futuros los amenazaba con la posibilidad de la cesación de
pagos.
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y China como clave dominante de la situación mundial, para el gigante del norte consolidar a
América Latina como su patio trasero y revertir la creciente influencia que ha ido adquiriendo
China en la región en materia comercial, financiera y de inversiones durante las primeras dos
décadas de este siglo, resulta esencial. Situación ésta que adquiere especial relevancia en el caso
argentino dada las importantes relaciones comerciales y financieras que vinculan a nuestro país
con el gigante asiático. En este sentido, en nuestro país está en curso una inversión china de más
de 5.000 millones de dólares correspondiente a la represa Cóndor Cliff y Barrancosa, también se
ha instalado la mayor base de observación satelital China y en cuya operación participa el Ejército
Rojo, la petrolera estatal China National Offshore Corporation es uno de los nueve concesionarios
de áreas en Vaca Muerta asociada a British Petroleum y los accionistas de Bridas ( casualmente
cerca de allí Estados Unidos erigió una Base de Ayuda Humanitaria, de potencial uso militar), el
Grupo Clarín convino el desarrollo de la tecnología 5G con la empresa China Huawei, casi la mitad
de las reservas del Banco Central están constituidas por el swap chino y China financiará el 85% de
la instalación de la cuarta y quinta central nuclear argentinas en asociación con el INVAP por un
monto de 8.000 millones de dólares. A la vez, la historia de nuestras clases dominantes y
particularmente de la oligarquía exportadora siempre ha mostrado conflictos con Estados Unidos
ya que somos competidores en la producción agraria en el mercado mundial.
Hete aquí las razones que explican el particular interés de Trump de mantener el
alineamiento argentino, el porqué de su papel en la concesión del crédito del FMI y la explícita
decisión planteada públicamente de que su Gobierno está dispuesto a ayudar al próximo
presidente. También lo expuesto sirve para entender el carácter suicida que lleva implícita la
política exterior macrista al profundizar al extremo la subordinación geopolítica a los Estados
Unidos en el marco de una Argentina que tiene importantes relaciones económicas con China. La
necesidad de una política de autonomía en las relaciones exteriores, en el marco de una decidida
apuesta por la integración regional de América Latina, resulta indispensable para no quedar
tupacamarizados por el conflicto entre las dos potencias.
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notable incremento en la concentración de la economía (las ventas de las 200 firmas más
importantes crecieron en participación sobre el PBI del 34,6% al 43,2%) y de la extranjerización (la
facturación de las empresas extranjeras al interior de la cúpula creció del 61,4% al 64,5%). El otro
objetivo de la causa de los Cuadernos ha sido el de propiciar una reformulación del sistema
político que, abandonando los vicios del populismo (principal responsable de los problemas según
el discurso dominante), permita configurar un sistema de alternancia en el control del Estado que
garantice la gobernabilidad del régimen de desigualdad.
Las consideraciones que aquí exponemos parten del supuesto de que los resultados
electorales no alteran de por sí las tendencias que hasta aquí gobernaban la sociedad argentina.
De hecho, tanto luego del 11 de Agosto como del 27 de Octubre varias de las cuestiones expuestas
no sólo no se han interrumpido sino que se han profundizado. Así, por ejemplo, el ajuste sobre las
condiciones de vida de nuestro pueblo se materializa luego del 27 de Octubre a través de la
escalada de precios, la desarticulación del Mercosur se agrava vía las definiciones de Brasil
(compra de trigo a Rusia y Estados Unidos) y la próxima reunión prevista para el 5 de Diciembre
para discutir la baja del arancel externo común (ambas cuestiones con la anuencia del gobierno
argentino).
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en el plano local como internacional hay actores comprometidos con profundizar la consolidación
del capitalismo extractivista en la Argentina, y que seguirán insistiendo en las virtudes de seguir
reduciendo los costos laborales en el marco de una reforma flexibilizadora, de bajar el gasto en
Seguridad Social, de achicar el Estado para reducir la presión tributaria y de “ independizar “ la
política monetaria respecto a la política económica del Ejecutivo para subordinarla al libre
movimiento del capital financiero. Es por esto que una gestión abierta a la comunidad que
potencie y se fortalezca con la participación popular, es el camino necesario para transformar el
triunfo electoral sobre el neoliberalismo en un triunfo político y cultural.
Por los tanto, en las líneas que siguen señalaremos los efectos que en nuestra opinión
pueden darse a partir de la asunción del próximo gobierno en relación a las tendencias de
disciplinamiento ya descriptas.
En primer lugar corresponde ubicar una reflexión respecto a una definición que ha incidido
en gran medida sobre la etapa que estamos transitando y que fue la decisión, por parte de Cristina
Fernández de Kirchner, de promover a Alberto Fernández. Más allá de las razones (seguramente
múltiples para esta definición), lo cierto es que implicó ubicar como candidato a presidente del
espacio que hasta ese momento era ubicado en el terreno del populismo transgresor, a una figura
de buen vínculo con los distintos factores de poder, y que había transitado hasta hace muy poco
por las variantes que intentaban armar un peronismo supuestamente “republicano” sobre la base
del Frente Renovador y los Gobernadores del PJ. En este sentido, si bien no de manera completa,
la estrategia de disciplinamiento del sistema político que señaláramos como una de las tendencias
en curso produjo sus efectos. Se produjo el corrimiento del centro de la escena de la dirigente
política con más peso electoral y que era cuestionada por el sistema político dominante.
Corrimiento que además se hizo en favor de un dirigente que mantenía sólidos vínculos con las
tendencias políticas dominantes.
Merece agregarse en este punto, que en el marco de una dinámica de movilización social
que profundizaba el deterioro de la legitimidad del macrismo y frente a las cercanía de las
elecciones, la decisión adoptada expresó la interrupción y reversión de un proceso que se venía
dando desde el 2015 y que implicaba el creciente distanciamiento entre el kirchnerismo y el PJ de
los gobernadores y el Frente Renovador. El primero posicionado en un discurso de abierta
confrontación con el macrismo, y los otros que, desde un comienzo, fueron socios de la
gobernabilidad conservadora.
A la vez y a partir del acuerdo con el FMI, y en función de los objetivos del déficit cero
aparecieron nuevas contradicciones entre el capital productivo dominante y el financiero. Así se
suceden las discusiones frente al retorno de las retenciones, a la interrupción de los subsidios a la
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explotación hidrocarburífera y a las dificultades que se le plantearon al Estado para respetar la
estipulada dolarización tarifaria. Por cierto, la exposición pública de muchos de ellos visitando
Comodoro Py bajo la amenaza de ir presos, obviamente profundizó la distancia con la gestión. Por
último, es importante agregar que la tendencia a la reprimarización de grandes grupos
empresarios tiende a aminorar viejas contradicciones. Un caso paradigmático en este sentido es el
de Techint que, poco a poco, ha visto crecer la importancia dentro de sus balances de la actividad
petrolera asociada, puntualmente, con la perspectiva de Vaca Muerta. En concreto, si bien no han
desplegado actitudes disruptivas en el plano económico como en los finales de la convertibilidad,
los conflictos siguen planteados y de hecho han ido tomando distancia del fracaso de la gestión
Macri. No obstante, es bueno aclarar que serán los principales beneficiarios de cualquier política
que tenga como objetivo el logro rápido de dólares por la vía exportadora.
En cuarto lugar, el alineamiento vocacional y automático del Macrismo con los Estados
Unidos pretende ser sustituido por una estrategia de política internacional que pueda combinar la
autonomía en la política exterior con el mantenimiento de relaciones pragmáticas y de no ruptura
en el marco de la Agenda Económica. El modelo de México y López Obrador es el perfil que
pretende instituirse tanto como modo de pararse ante Trump, como también en la búsqueda de
mayor respaldo para la discusión con el Brasil de Bolsonaro.
Hechas estas precisiones podríamos decir que la etapa que se abrirá con el próximo
gobierno va a estar caracterizada por una coalición política que exhibe puntos de conflicto e
inestabilidad. Se expresan al interior del Frente de Todos tanto parte importante de los actores
que han sostenido el proceso de movilización y cuestionamiento durante el período Macri, como
también una estructura de poder de fuerte vínculo con el status quo como lo son, de manera
dominante y obviamente con matices internos y contradicciones, los gobernadores, las distintas
variantes del PJ y la CGT.
No obstante, en tanto existen conflictos al interior del bloque dominante que alientan la
necesidad de cierta reactivación industrial de la Argentina, y tanto la estructura del PJ como de la
CGT suelen ser influidas por estos intereses al tiempo que también perciben lo crítico de la
situación social, nuestra evaluación es que el comienzo de la gestión va a estar caracterizado por
una política de recomposición, moderada pero recomposición al fin, de la situación económica y
social de la Argentina. En este sentido, las condiciones para iniciar una recuperación económica
existen. El nuevo gobierno asumirá con una economía paralizada, con elevada capacidad ociosa y
con un potencial saldo en divisas absolutamente favorable para su comercio exterior. Esto quiere
decir que Argentina, si pusiera en marcha políticas de estímulo a la demanda interna, estaría en
capacidad de duplicar su producción sin invertir, y en posibilidad de aumentar con dólares propios
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las importaciones que requeriría la recuperación de la actividad productiva. Dos amenazas se
ciernen sobre esa posibilidad. La primera, un endeudamiento que compromete el presupuesto
estatal y los dólares disponibles que, en tanto se mantengan, impedirían la citada reactivación. La
segunda, el hecho de que los estímulos a la demanda interna puedan dar lugar a una mayor
presión inflacionaria. Tres son los escenarios que podrían presentarse ante la situación expuesta
Escenario 1: Sería el resultante de una decisión del poder económico local y de la estrategia
geopolítica de los Estados Unidos de presionar sobre Argentina tanto vía imposiciones en el marco
del endeudamiento como de mantener la presión inflacionaria impidiendo la recuperación de la
economía local.
Por lo expuesto creemos que puede haber facilidades para resolver el punto (a), respecto
al (b) es posible que el FMI otorgue autonomía para el desarrollo de estrategias mas heterodoxas
en la coyuntura pero que mantenga la necesidad de reformas estructurales futuras y que asocie el
oxígeno financiero a una consolidación expresa del extractivismo. Respecto al punto (c) que
implicaría tratar de terminar con endeudamiento perpetuo, creemos que esto hoy ni siquiera está
en consideración. Es decir, lograr estabilizar la situación para volver a financiarse en el mercado
mundial sigue siendo el objetivo dominante. Por otra parte, las pérdidas que exhiben empresas de
primera línea como Molinos, Arcor, Ledesma y demás integrantes del poder económico local,
sumado al hecho de que vienen remarcando precios para llegar posicionados bien arriba al
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denominado pacto social, pueden dar lugar a cierta tregua en materia de precios que permita
oxigenar el mercado interno. En suma, recuperación moderada en términos económicos y sociales
sin poner en juego la orientación estructural de la Argentina es la perspectiva inmediata que con
más posibilidades podemos imaginar.
IV) CONCLUSIONES
A la vez, la existencia de una demanda social que exige reparación obliga a profundizar la
organización del conflicto social politizándolo en dirección a la modificación de las relaciones de
dominación que obturan el desarrollo de la Argentina. Como dijéramos al comienzo, este último
camino dependerá de la capacidad de abrir la próxima gestión a la participación de la comunidad.
Por la historia política y cultural de nuestro país, no será fácil impulsar dicho objetivo sin
consolidar una renovada perspectiva estratégica desde la clase trabajadora. Perspectiva esta que
difícilmente pueda expresarse desde el modelo sindical empresarial que domina la conducción de
la CGT, ni de aquellas variantes que subordinan el papel de los trabajadores a la consolidación de
un proyecto político, más allá de que dicho proyecto los haga partícipes o no de las decisiones.
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A veintisiete años de esa decisión tenemos una historia rica en triunfos y derrotas, en
avances y retrocesos que nos obligan a revisar experiencias para planificar el futuro. Dos aspectos
nos siguen interpelando. Los brutales cambios que se observan en las relaciones laborales y la
pluralidad de manifestaciones y trayectos de lucha que exhibe la disputa por una sociedad
igualitaria en nuestro país. El Cuadro numero 1 permite observar el cambio en las relaciones
laborales y en la composición de la fuerza de trabajo en la última década. Así, mientras entre el
año 2008 y el 2018 la fuerza laboral total se expandió en un 14,6%, los ocupados se incrementaron
en un 12,6% y los desocupados en un 37,1%. A la vez, en el mismo período los trabajadores
asalariados crecieron un 7,8% (bien por debajo de la expansión de la fuerza laboral y por debajo
incluso de la expansión de los ocupados) y aquellos que se desempeñan como autónomos, por
fuera de las relaciones asalariadas incluyendo en estos a los monotributistas, se expandieron en el
mismo período en un 29,8%. El cuentapropismo, el autoempleo y la economía popular al que
nuestra central le abrió la puerta con su propuesta de la afiliación directa y con la definición de
que el sindicato no era la única forma de organización que podían darse los trabajadores, ha sido
la base estructural en torno a las cuales se desarrollaron importantes organizaciones territoriales,
algunas de las cuales son parte de nuestra central y muchas otras transitan por fuera de nuestra
organización.
Evaluar las razones que explican este proceso y establecer criterios que nos permitan
confluir con estas experiencias, deben ser aspectos relevantes a la hora de ordenar nuestras
discusiones. Por otra parte, la expansión del cuentapropismo puede llevar, rápidamente, a asociar
la estructura social del país con una suerte de dualismo estructural más propio de otros países de
la región, que de la historia de mayor integración económica que tiene la Argentina. Es por esto
que vale la pena observar que la expansión del cuentapropismo no implica solamente el
crecimiento de fuerza laboral disociada del proceso de acumulación y producción dominante. En
concreto, dentro de la expansión del cuentapropismo se observa que una parte del mismo se
vincula con mecanismos de subcontratación llevados adelante vía procesos de deslaboralización
que se ejecutan desde el propio proceso de acumulación dominante. Este sector subcontratado
crece en el marco de las relaciones no asalariadas en más de un 31% en la última década. Con
todo, la suma de los desocupados más los que transitan por la precariedad y la informalidad
representan más del 55% de la fuerza laboral total.
Es difícil pensar que esta diversidad pueda expresarse a través de los formatos
organizativos propios de la experiencia cegetista. Y sigue siendo un fuerte desafío a nuestra
creatividad para aportar en la construcción de las instancias que, desde nuestra organización y
más allá de ella, puedan fortalecer una nueva centralidad de los trabajadores a la hora de decidir
sobre la sociedad en que vivimos.
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Evolución de la fuerza laboral Argentina y su composición. Período 2018 vs. 2008. Agrupación de
categorías según naturaleza de la relación de trabajo y condición de informalidad/precariedad
laboral.
2008 2018 2008-2018
Cantidad % Cantidad % Cantidad %
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Está constituido por el conjunto de trabajadores independientes que no fueron incluidos en el campo de la informalidad (ej.
profesionales y/o trabajadores independientes en unidades económicas de mayor tamaño) independientemente de la condición de
registro o encuadre en el marco legal que regula la actividad
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Este grupo está compuesto por dos categorías de la EPH: trabajadores por cuentapropia cuyo código de ocupación se corresponde
con la definiciones ofrecida en esta metodología para la subcontratación y en segundo lugar los asalariados no registrados que
aportan por sí mismos a un sistema de jubilación por lo cual son considerados como monotributistas
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Conformado por el conjunto de los asalariados registrados (excluyendo a quienes tienen tiempo de finalización en su contrato y el
servicio doméstico)
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La informalidad para los trabajadores independientes se define en función del tamaño del sector y el nivel de complejidad de las
tareas (en establecimientos con menos de 5 ocupados y excluyendo a los profesionales). No está determinada por la exclusión de
sistema tributario y el marco legal regulatorio
Fuente: Elaboración propia en base a EPH – INDEC.
A los desafíos que nos plantean los cambios en la composición de la fuerza laboral se le
agrega la existencia de experiencias concretas que van construyendo discurso, marcando agenda y
estableciendo dinámicas de movilización y organización social con los que nuestra Central
interactúa permanentemente. La relevancia de las luchas ambientales, el papel transformador del
movimiento de mujeres, la experiencia de los pueblos originarios, de las organizaciones
campesinas, de la economía popular y sus organizaciones territoriales, son evidencias
contundentes de que no habrá capacidad de dotar de centralidad a quienes trabajan en la decisión
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sobre cómo organizar la sociedad, si no podemos articular pluralidad de sujetos y formas
organizativas.
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