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Enfermería Técnica V Asistencia al Adulto Mayor

UNIDAD DIDÁCTICA : Asistencia al Adulto Mayor

TEMA : Ulceras por Presión

DOCENTE : Anggela Maira Pérez Uriarte

ESTUDIANTE : Guevara Maluquiz Odalid Yodali

CARRERA PROFESIONAL: Enfermería Técnica

SEMESTRE ACADÉMICO : V

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ULCERAS POR PRESIÒN

a) Definición
Las úlceras por presión son áreas de piel lesionada por permanecer en
una misma posición durante demasiado tiempo. Comúnmente se forman
donde los huesos están más cerca de la piel, como los tobillos, los
talones y las caderas. El riesgo es mayor si está recluido en una cama,
utiliza una silla de ruedas o no puede cambiar de posición. Las úlceras
por presión pueden causar infecciones graves, algunas de las cuales
pueden poner la vida en peligro. Pueden constituir un problema para las
personas en los centros de cuidados especializados.

b) Mecanismo de producción

1º Mecanismo Principal:
El mecanismo fundamental para la formación de una úlcera por decúbito
es la existencia de una presión externa que sobrepasa la presión capilar
(se establece que para la formación de una úlcera es necesario que la
presión que soporta la piel exceda a la de los capilares cutáneos, entre
los 16 y los 33 mm. de Hg). La presión intra capilar en el lado arterial
asciende a 32 mm. de Hg, en situación de reposo normal aumentando
hasta los 60 mm. de Hg, en situación de hiperhemia. Una presión
externa superior reduce el flujo sanguíneo capilar originando la isquemia
local.

Estudio de Koslac demuestran que una presión externa de solo 60 mm.


de Hg, produce cambios degenerativos microscópicos en todos los
tejidos, desde la piel hasta el hueso si se mantiene cuando menos una
hora.

La isquemia de la membrana capilar origina un aumento de la


permeabilidad capilar con el consiguiente vaso dilatación y extravasación
del líquido (fase de eritema y edema).

En una primera fase este eritema sería reversible si se reduce


completamente la presión externa, con lo que se conseguiría la perfusión

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de los tejidos y la eliminación de los productos tóxicos o de desecho. Si


no desaparece la presión se produce ya una isquemia local intensa de
los tejidos con trombosis venosa y alteraciones irreversibles que
desembocan en la necrosis y ulceración.

Se produce por tanto la destrucción isquémica del tejido superficial o


profundo, añadiéndose además una alteración de los impulsos nerviosos
hacia la zona afecta y desde la misma (probable alteración del sistema
nervioso vegetativo añadida). Al persistir la alteración de la circulación
capilar (por todo lo anteriormente expuesto) con la consiguiente pérdida
de tono capilar, se determina una extravasación de plasma, células
destruidas, detritus tisulares y sustancias tóxicas que van a suponer
el enrojecimiento y el edema de la zona, incluso determinará la
presencia de ampollas o flictenas.

Todo esto da lugar en una última fase a la necrosis tisular que determina
la formación de una costra de coloración negruzca o escara. De
continuar la isquemia tisular esta necrosis irá avanzando en profundidad
afectando a tejido celular subcutáneo, fascias, músculo, incluso hueso.
En todo ello puede contribuir como un factor agravante fundamental la
presencia de infección, que será extraordinariamente frecuente en las
úlceras sacrococígeas dada su localización próxima a la zona anal y
genital (constituyendo un problema prácticamente inevitable). La
infección constituye la complicación más temible de las úlceras por
presión y las más grave asociándose a pesar de la antibioterapia
selectiva, a una mortalidad significativamente alta por procesos sépticos
asociados.

2º Mecanismos secundarios en la patogenia de las úlceras:


Fricción. Cuando el paciente se desliza o es deslizado sobre una
superficie que puede o generalmente es irregular y no se toman las
precauciones debidas, constituye un mecanismo
secundario favorecedor, por la irritación incluso con formación de

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pequeñas heridas con tendencia ya de por si a la cronicidad por el


mecanismo isquémico existente.

Sujeción. Cuando el paciente se encuentra bajo la acción o efecto


impuesto del mantenimiento de una determinada posición.

Cortes por fuerza tangencial. De pinzamiento producidas por la laxitud


de músculos, ligamentos, tejido subcutáneos y cutáneos, cuando se
moviliza al paciente a lo largo de la superficie, incluso con desgarro de
vasos sanguíneos (agravamiento de la isquemia).

c) Factores de predisposición (factores extrínsecos e intrínsecos)

 Edad. Aparecen más frecuentemente en individuos enfermos de


edad avanzada (piel generalmente más fina y con pérdida de
elasticidad).
 Alteraciones metabólicas y endocrinas. Estado nutricional
afectado por hipoproteinemia, delgadez, deshidratación,
hipotensión, desnutrición general o bien la producida en el curso
de los procesos neoplásicos, etc.
 Deficiencias sensoriales y del aparato locomotor. Hemiplejías,
hemiparésias, coma, lesión medular e inmovilidad en general.
 Desorientación espacio-temporal. Estado de confusión en el
que el sujeto pierde la noción de su posición en el espacio y en el
tiempo.
 Presencia de incontinencia fecal y/o urinaria. Arteriosclerosis
senil, enfermos con presencia de procesos crónicos prolongados,
etc.
 Alteración mecánica. Enfermos fracturados portadores de
escayola, férula, aparatos de tracción u ortopédicos.
 Ciertos medicamentos. Glucocorticoides y quimioterápicos
fundamentalmente.

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 Humedad. Sudoración, excreciones, secreciones, etc. Agravados


en caso de hipertermia, etc.

d) Proceso de formación y etapas de evolución

Los primeros indicios de las escaras, comienzan con la aparición de un


subtono morado en la piel. El problema puede avanzar muy rápido, de
manera que en el tejido blando aparezcan ampollas o incluso necrosis.
Es importante conocer en qué punto de la clasificación nos
encontramos, con el fin de evitar problemas mayores en músculos,
huesos o tendones. Veamos los grados de la escala existentes:

Etapa I

En el primer grado podemos observar una alteración relacionada con


la presión de la piel intacta. Existen algunos indicadores en comparación
con el área adyacente u opuesta del cuerpo que pueden incluir cambios
en uno o más de los siguientes: temperatura de la piel (calor o frialdad),
consistencia del tejido (firme o suave) y sensación (dolor, picazón).

Los primeros indicios de escara aparecen al ver un área definida de


enrojecimiento persistente en la piel (eritema) que no blanquea al ejercer
presión. En personas con piel más oscura, pueden aparecer con tonos
rojos, azules o morados.

Prevención en esta fase: En este estadio valdría con proteger la zona y


asegurarnos que está constantemente humedecida. Además, sería
bueno usar cojines especiales antiescaras, y colchones que
favorezcan la distribución de la presión de manera uniforme.

Etapa II

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Este estadio muestra una pérdida parcial del espesor de la piel que


involucra epidermis y/o dermis. Aún no encontramos esfacelas (tejido
muerto), pero si un subtono rosado y rojizo que indica la existencia de
una herida.

La úlcera es superficial y se presenta clínicamente como una abrasión.


Notaremos la presencia de ampollas (llenas de suero) o cráteres poco
profundos.

Prevención: Lo mejor es aplicar apósitos para seguir humedeciendo la


úlcera. Adoptar diferentes posiciones en el paciente para evitar la
presión en la zona y proteger la piel más dañada.

Etapa III

En este grado se produce una pérdida del grosor de la piel absoluta.


Nunca llegará a verse parte del tendón o hueso, ya que afectará solo al
tejido graso, conocido como subcutáneo. La llaga se presenta
clínicamente como un cráter profundo.

¿Cómo mejorar en este estadio?: Es muy importante desprender el


tejido muerto y facilitar la supuración de líquido humoral. Proteger muy
bien el hueco.

Etapa IV

Fase más avanzada, donde el espesor de la piel y los tejidos se han


perdido completamente. La escara se extiende hasta la aparición de
necrosis y visión de músculos, huesos y/o tendones. También se hacen
visibles daños en estructuras de apoyo como la fáscia o la cápsula
articular. Pueden aparecer infecciones.

Consejos: Uso de antibióticos y valoración con el médico para


comprobar el estado del hueso, tendón o músculo.

Importante en las etapas 3 y 4

En dichas fases puede haber poco o ningún dolor debido a un daño


tisular significativo. Pueden ocurrir complicaciones graves, como la

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infección del hueso (osteomielitis) o la sangre (sepsis), si las úlceras de


presión progresan.

Etapas de escaras no clasificadas

En algunos casos, se sospecha una escara profunda pero no se puede


confirmar y clasificar. Cuando no hay una herida abierta, pero los tejidos
debajo de la superficie han sido dañados, la llaga es denominada una
lesión de tejido profundo (DTI). El área de la piel puede parecer púrpura
o rojo oscuro, o puede haber una ampolla llena de sangre.

Si usted o su médico sospecha una úlcera por presión, el área se trata


como una úlcera de presión como método preventivo. Puedes conocer el
riesgo que una persona tiene de padecer UPP gracias a la escala
Norton.

También hay llagas de presión que son “inestables”, lo que significa que
la clasificación no está clara. En estos casos, la base de la llaga está
cubierta por una capa gruesa de otro tejido y pus que puede ser amarillo,
gris, verde, marrón o negro. El médico no puede ver la base de la úlcera
por presión y determinar la clasificación.

e) Lugares anatómicos de aparición

Las úlceras por presión son áreas de daño localizado en la piel y el tejido


subyacente causadas por la presión o el roce, encontrándose diversos
factores extrínsecos que influyen en su formación. No es solo la presión
la que afecta a los tejidos, sino que la combinación junto con las fuerzas
de cizallamiento, fricción y la humedad contribuyen a ablandarlos,
afectando al flujo sanguíneo provocando las denominadas úlceras por
presión.

Las localizaciones más frecuentes de aparición de UPP en España son


las siguientes: En primer lugar, el sacro/coxis con un 30,7 % del total de
las UPP analizadas. En segundo lugar, el talón con un 28,6% del total,
seguido por el trocánter (7%), maléolo (6,4%), glúteo (6,1%) y otras

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localizaciones como isquion, rodilla o pierna, dorso y dedos del pie y


otras zonas con una incidencia mucho menor.

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f) Medidas o procedimientos preventivos

Medidas Preventivas

 La cama y el sillón deben estar limpios, secos y libres de objetos o


arrugas que puedan lesionar la piel del paciente.
 Cambios de postura: a un paciente en cama que no puede moverse
por sí solo es necesario cambiarle de posición cada dos horas, rotando
progresivamente su cuerpo, siempre con la misma programación, con el
fin de ir cambiando los puntos de apoyo del cuerpo. Si el paciente está
sentado hay que levantarlo durante unos segundos al menos una vez
cada hora y alternar la inclinación lateral (derecha o izquierda)
valiéndose de cojines para evitar que su cuerpo pueda deslizarse.
 Protección de prominencias óseas: en el mercado ortoprotésico
existen numerosos productos de diferentes tamaños y materiales que
permiten suavizar la presión sobre los puntos de apoyo (colchones,
almohadas, cojines, protectores locales para talones, codos o rodillas
etc.) distribuyendo el peso del enfermo.

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 Movilización precoz: si el paciente tiene algo de movilidad y siempre


teniendo en cuenta su estado general, se deben realizar movimientos
pasivos (moverle piernas y brazos) y luego intentar que camine.
 Cuidados de la piel: el momento en que se asea al paciente o cuando
se le cambia de postura hay que observar el estado de la piel en los
puntos de apoyo y aplicar un masaje suave (utilizando, por ejemplo, una
crema hidratante) con el fin de facilitar el riego sanguíneo de la zona y
mantener así el color y la textura de la piel. Hay que evitar aplicar el
masaje sobre las protuberancias óseas.
 Nutrición adecuada: una dieta equilibrada, rica en proteínas, vitaminas
y minerales, así como una correcta hidratación del paciente son muy
importantes tanto para la prevención de las úlceras por presión como
para su curación. Es un fundamental vigilar la dieta de personas
mayores que presenten depresión, problemas gastrointestinales, pérdida
de apetito o cualquier otro problema que pueda reducir tanto la calidad
como la cantidad de alimentos que ingieren. 

g) Tratamiento

Se descomprime la úlcera por presión. Se inspecciona con regularidad


para controlar los cambios. La inspección y el re-posicionamiento
frecuente de otras protuberancias óseas y otras zonas vulnerables es
importante.   Se utilizan terapias con analgésicos para aliviar el dolor.

Apósitos o vendajes y promoción de la curación

Los tratamientos específicos incluyen los apósitos, la eliminación de


pieles dañadas y la promoción de la curación.

Aquellos con infecciones necesitan antibióticos y apósitos anti-


bacterianos para matar las bacterias y ayudar a la curación.

Los vendajes más anticuados con gasa, gasa con parafina, y los
apósitos con almohadillas sencillas no se recomiendan. Entre los
apósitos que se recetan en casos de úlceras por presión hay
hidrocoloides, hidrogeles, espumas, películas, alginatos, siliconas
blandas:

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1. Hidrogeles– estos son geles que mantienen la humedad de las


heridas y ayudan a que cicatricen las heridas.
2. Hidrocoloides – estos son apósitos que forman un gel sobre la
herida y se adhieren a la piel sana circundante.
3. Las espumas pueden utilizarse para absorber y retener fluidos y
mantener seca la ulcera y ayudarla a que sane.

Las cremas de barrera no deberían aplicarse con presión sobre las


úlceras.

Otros tratamientos contra las úlceras por presión

Otros tratamientos incluyen la estimulación eléctrica que envía pequeñas


descargas para provocar la curación.

A veces se recomienda un tratamiento quirúrgico. Esto incluye quitar la


piel desvitalizada o dañada. Esto se llama desbridamiento. Esto se hace
cortando las zonas de tejido desvitalizado. El desbridamiento también
puede hacerse utilizando enzimas que disuelven el tejido.

Las grandes úlceras podrán necesitar tratamientos quirúrgicos más


extensos. Las zonas curadas también pueden requerir cirugía plástica
con injertos de piel de otras partes sanas del cuerpo para posicionarlas
sobre las úlceras curadas.

Las úlceras por presión suelen ser lentas en la curación debido a efectos
adversos continuos como la presión o una mala nutrición. Se cree que la
vitamina C (500mg dos veces al día) reduce el área de la superficie de
las úlceras por presión y el sulfato de zinc (220mg tres veces al día)
también facilita la curación de la herida. Estos son suplementos junto con
una nutrición general mejorada.

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h) Cuidados de enfermería.

Piel:
Objetivo: Mantener una piel intacta en el paciente.
Cuidados:

 Aseo general cada 24 horas y parcial cuando se precise.


Lavar la piel con agua tibia, aclarar y realizar un secado
meticuloso sin fricción.
 Utilizar jabones o sustancias limpiadoras con potencial
irritativo bajo.
 Mantener la piel del paciente en todo momento limpia y seca.
Vigilar incontinencias, sudoración excesiva o exudados que
provoquen humedad.
 Examinar el estado de la piel a diario, (durante el aseo,
cambios posturales, etc.) buscando sobre todo en los puntos
de apoyo, áreas enrojecidas o induraciones.
 Registrar el estado de la piel (estado de hidratación, eritemas,
maceraciones, fragilidad, calor, induración, lesiones)
 No utilizar sobre la piel ningún tipo de alcoholes (de romero,
tanino, colonias, etc.)
 Aplicar ácidos grasos hiperoxigenados (Corpitol, Linovera o
Mepentol) o emulsión cutánea suavizante (Epaderm) ,
procurando su completa absorción con un masaje suave.
 Valore la posibilidad de utilizar ácidos grasos hiperoxigenados
en las zonas de riesgo de desarrollo de ulceras por presión,
cuya piel esté intacta.
 No frotar o masajear excesivamente sobre las prominencias
óseas por riesgo de traumatismo capilar.
 Evitar la formación de arrugas en las sábanas de la cama.
 Para reducir las posibles lesiones por fricción o presión en las
zonas más susceptibles de ulceración como son el sacro, los
talones, los codos y los trocánteres, proteger las prominencias
óseas aplicando un apósito hidrocoloide, productos barrera o
espumas de poliuretano y/o taloneras con velcro.
 
Exceso de Humedad:
 
Objetivo: Evitar signos de maceración o infección en la piel por el
contacto de incontinencia fecal/urinaria, sudoración, drenajes y exudado
de heridas.
Cuidados:

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• Cuidados del paciente: sondaje vesical si es necesario, colocar


pañales absorbentes o colectores.
• Para prevenir el deterioro de la piel de la persona
incontinente, es fundamental, en el caso de uso de absorbentes,
que éste sea:

1. Transpirable para que ayude a mantener un microclima de


la piel adecuado, para prevenir el deterioro de la misma.

2. Que la capa que está en contacto con la piel esté siempre


seca, para lo que el absorbente debe tener un bajo retorno
de humedad, es decir, que la humedad que entra en el
absorbente no retroceda para que la piel del paciente esté lo
más seca posible.
• Asear al paciente lo antes posible en caso de incontinencia para
evitar maceraciones de la piel.
• Reeducar en lo posible los esfínteres.
• En las zonas de piel expuestas a humedad excesiva y
continuada, aplicar productos barrera.
 
Movilización:
Objetivo: Aliviar la presión sobre las áreas de riesgo (prominencias
óseas).
Cuidados:
Realizar cambios posturales:

Todo paciente detectado como de riesgo debe ser cambiado de


posición si no hay contraindicación por su patología de base.
El periodo de tiempo entre cada cambio no debe exceder generalmente
de dos horas y deberá estar definido en el plan de cuidados o historia del
paciente. Los pacientes, en los que sea posible, deberán ser educados
para cambiar de posición ellos mismos.

 En general se darán cambios posturales cada 2-3 horas (al menos


dos por turno) a los pacientes encamados, siguiendo una rotación
programada e individualizada que incluya siempre que se pueda el
decúbito supino, la sedestación, el decúbito lateral izquierdo y el
decúbito lateral derecho, y registrando la posición en la que se deja
al paciente para dar continuidad a los cuidados (ver posiciones
terapéuticas y colocación de almohadas).
 Evitar en lo posible apoyar directamente al paciente sobre sus
lesiones

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 En pacientes en sedestación los puntos de apoyo deberán


modificarse con la misma frecuencia que en los encamados.
 Mantener el alineamiento corporal, la distribución del peso y el
equilibrio.
 Evitar el contacto directo de las prominencias óseas entre si
usando almohadas.
 Evitar el arrastre. Realizar las movilizaciones reduciendo las
fuerzas tangenciales.
 En decúbito lateral, no sobrepasar los 30 grados.
 Si fuera necesario, elevar la cabecera de la cama lo mínimo posible
(máximo 30°) y durante el mínimo tiempo.
 Usar dispositivos que mitiguen al máximo la presión: colchones de
aire (pacientes de peso inferior a 75 kg.), cojines, almohadas,
protecciones locales, etc. Sólo es un material complementario no
sustituye a la movilización.

Posiciones terapéuticas para los cambios posturales:

(A continuación, se describe la técnica de colocación de almohadas en las


distintas posturas terapéuticas; este sistema aparece en la Guía de cuidados
enfermeros de úlceras por presión del INSALUD, como la práctica más eficaz
en la prevención de este tipo de lesiones.)
Decúbito supino:

Las almohadas se colocarán:


 Una debajo de la cabeza
 Una debajo de la cintura
 Una debajo de los muslos.
 Una debajo de las piernas.
 Una apoyando la planta del pie.
 Dos debajo de los brazos (opcional)

Deberán quedarse libres de presión:  Talones, glúteos, zona sacro-coxígea,


escápulas y codos.

Precauciones:
 Las piernas deberán quedar ligeramente separadas.
 Los pies y manos deben conservar una posición funcional.
 Evitar la rotación del trocánter.
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Decúbito lateral:

Las almohadas se colocarán:


 Una debajo de la cabeza
 Una apoyando la espalda.
 Una entre las piernas.

Precauciones:
La espalda quedará apoyada en la almohada formando un ángulo de 45 60°.
Las piernas quedarán en ligera flexión.
Los pies formando ángulo recto con la pierna.
Si la cabeza de la cama tiene que estar elevada, no excederá de 30º.
En pacientes que pueden realizar algún movimiento en la cama se deberá
animar a realizar movimientos activos, colocar soportes y asideros necesarios
que faciliten su movilización.
Los pies y manos deben conservar una posición funcional.
 Sentado:

Las almohadas se colocarán:


 Región cervical
 Región lumbo-sacra
Precauciones:
Es importante que estén sentados correctamente manteniendo el alineamiento
corporal, la distribución del peso y el equilibrio.
- No utilizar roscos de caucho o flotadores.
- Los puntos de apoyo deberán modificarse con la misma frecuencia que
en los encamados.
- Evitar la hiperflexión cervical, la cifosis lumbar, la compresión de los
huecos poplíteos que impide un correcto retorno venoso, el pie equino y
el estrangulamiento de la sonda urinaria bajo la piel.

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