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Psicología y Psicoanálisis Humanistas
Psicología y Psicoanálisis Humanistas
E
se encontraban K. Golstein, Ch. Bühler, R. May y C. Rogers, fundó la revista The
Journal of Humanistic Psychology. Este grupo inicial cristalizó en 1962 en la
Asociación Americana de Psicología Humanista, que pretendía responder a una
preocupación que entonces estaba en el ambiente: la mejora de la calidad de vida,
el desarrollo del hombre, su salud y su madurez. Pero esta preocupación no fue
exclusiva de ellos, sino que fue común a otros psicólogos, como algunos psicoanalistas
de la segunda generación, entre los que se encontraban: E. Fromm, K. Horney, E.H.
Erikson..., a los que se denomina psicoanalistas culturalistas o psicoanalistas humanistas
(I. Baumgartner, 1977, 467ss.; W.S. Sahakian, 1982, 392-393).
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Para conocer la psicología de la religión. Antonio Ávila.
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Para conocer la psicología de la religión. Antonio Ávila.
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Para conocer la psicología de la religión. Antonio Ávila.
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Para conocer la psicología de la religión. Antonio Ávila.
respetuosa a todo tipo de creencias, pero no las admitía sin más, sino que hacía un análisis
de sus motivaciones y del papel que juegan en su nacimiento, tanto la cultura social en la
que el sujeto crece, como la tendencia al conformismo con el ánimo de distinguir entre
religión vivida de forma madura, elegida libremente, e inmadurez religiosa (G.W. Allport,
1972,31-37).
«Mi esfuerzo, repito, mira únicamente a hacer una clara descripción del puesto que
ocupa la religiosidad subjetiva en la estructura de la personalidad, tal y como quiera
que sea. Mi acercamiento es psicológico: algunos lo llamarán natural. No formulo
hipótesis ni opongo refutaciones sobre las razones de las religiones reveladas: puesto
que escribo como hombre de ciencia y no tengo facultad para hacerlo» (G.W. Allport,
L'individuo e la sua religione, Ed. La Scuola, Brescia 1972, 33).
Afirmaba que la experiencia religiosa es un «fenómeno variable» de un sujeto a otro.
Investigó sobre el origen del sentimiento religioso adulto y maduro y las distintas
situaciones existenciales que lo causan, y concluyó que en el nacimiento de la experiencia
religiosa del individuo entran en juego cuatro elementos constitutivos: las necesidades del
hombre, los «componentes temperamentales», los valores «psicogénicos» (la verdad, el
bien, la belleza...) y la búsqueda de sentido». Así la experiencia religiosa madura se
convierte en un factor impulsor de la personalidad, capaz de dar unificación interior y
comprensión de la realidad circundante, lo que imprime a la existencia un singular
dinamismo, que se va especificando en conductas cada vez más articuladas y coherentes
(G.W. Allport, 1961, 243-249; 1972, 49-61). Pero no toda experiencia religiosa era
madura para Allport, puesto que hay formas inmaduras de vivirla, e incluso patológicas,
por eso distinguía dos tipos de religión: una religión interna o intrínseca (madurante y
propulsiva), y otra extrínseca (derivada de necesidades infantiles de defensa, seguridad,
etc.) (G.W. Allport, 1972, 105-134; 1978, 118-124). Ahora bien, estos dos tipos no son
dos categorías aisladas e independientes, sino que las concibe como dos polos de un
continuo entre los que se distribuye la población. De tal manera que para que la
experiencia religiosa sea madura es necesario que existan en ella «disposiciones
cardinales» (G.W. Allport, 1968b, 255, 310), esto es, que tenga un carácter totalizante que
jerarquice todos los demás valores de tal forma que origine esa concepción unitaria de la
vida, abierta al desarrollo y al enriquecimiento.
c) E. Fromm (1900-1980)
Nacido en 1900 en Fráncfort (Alemania), de familia judía practicante, hizo estudios en
Biblia y Talmud, textos que le influyen profundamente. En su juventud abandona la
práctica religiosa. Estudió Sociología en Fráncfort y en Heidelberg con M. Weber. En
1920 fue a Múnich y posteriormente a Berlín para estudiar Psicoanálisis. En Berlín formó
parte de su círculo psicoanalítico ortodoxo como discípulo colaborador de Th. Reik. De
esta época es su obra El dogma de Cristo (editada en 1930 y reeditada en 1963), en la que
analizó las circunstancias sociales en que se origina el cristianismo.
La situación europea le llevó a emigrar a EE.UU. en 1934. Allí se separó de los círculos
ortodoxos para convertirse en un psicoanalista social y formar parte, con K. Horney, H.S.
Sullivan, etc., del llamado psicoanálisis humanista. En EE.UU. ejerció como profesor de
varias universidades: Yale, Columbia, Michigan... y simultaneó las labores docentes con
la terapia y la publicación. Cuando se jubiló estableció su residencia en Suiza, donde
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Para conocer la psicología de la religión. Antonio Ávila.
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Para conocer la psicología de la religión. Antonio Ávila.
religión humanista; en Y seréis como dioses hizo un estudio del AT como un gran libro
humanista, puesto que el AT libera al hombre de los dioses que lanzaban a la sangre para
abrirle a la libertad y a la razón, al proceso de humanización (E. Fromm, 1979, 88.99-104;
1984a, 25-26, 197-198).
estadio siguiente. La resolución exitosa aumenta la madurez humana. Estas crisis están
formadas por una tensión psicodinámica bipolar. En un polo se encuentra el valor del
«yo», esa resolución exitosa que el desafío de ese estadio establece; y en el otro polo se
encuentra la parte que corresponde al fracaso en esa resolución. Nadie cae en uno u otro
extremo, sino que siempre se situará en un punto medio entre las dos tendencias opuestas.
Que este punto sea o no favorable implicará determinados tipos de conductas y
experiencias conscientes así como estados inconscientes internos. La resolución de esta
tensión supone la adquisición de una «virtud», que consolida el carácter. La explicación
de cada uno de los estadios y de sus correspondientes tensiones es descrita por Erikson en
su libro ya citado Infancia y sociedad (E.H. Erikson, 1982; 1983, 222-247):
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Intimidad/Aislamiento: Con el logro de la identidad, el individuo está listo por fin para
fundir su identidad con la identidad de otros, en una relación íntima. Aunque Erikson
elabora este concepto principalmente en las relaciones heterosexuales de mutualidad
orgásmica, que, según su pensamiento, sólo pueden desarrollarse totalmente en relaciones
permanentes, la intimidad también se hace presente en otras situaciones: amistad,
magisterio... Cuando el miedo a la pérdida del «yo» empuja a una persona a evitar tales
experiencias a toda costa, resulta un sentimiento profundo de aislamiento.
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Integridad/Desesperación: Cuando se alcanzan con éxito los logros de cada uno de los
siete estadios anteriores y, por lo tanto, la madurez, la cosecha en la vejez es un
sentimiento de integridad, y la personalidad es adornada de múltiples cualidades. Un
sentimiento de coherencia y totalidad adornan la «integridad» del yo maduro. En este
tiempo de plenitud y cierre de la vida existe un sentimiento de comunión con el mundo y
de sentido espiritual. Se acepta de una forma nueva el amor hacia los propios padres y
hacia otras personas significativas de la vida. La persona se siente solidaria con pueblos
distantes y con los hombres que han trabajado por la dignidad humana y el amor. La
integridad fundamenta, en la asunción del uno y único ciclo vital, la aceptación de la
propia muerte. Pero la falta de integración del yo está marcada por la desesperación (no
aceptación de la excesiva fugacidad del tiempo y de la imposibilidad de volver a
comenzar) (E.H. Erikson, 1959, 98; 1982, 65, 1983).
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