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Más que una excusa, un mito. En la actualidad, las escuelas de negocios están difuminadas por todo el
mundo y los libros de autoaprendizaje para alcanzar el éxito abundan en las librerías. Es innegable que se
necesitan algunas condiciones físicas y mentales básicas, como buena salud, disposición al trabajo e
inteligencia. Pero el empresario también debe aprender a serlo, no hay forma que el niño nazca sabiendo
todo y es estadísticamente comprobable que tampoco es necesario ser descendiente de empresarios para
serlo.
En realidad, no es así y la mayoría de personas que inician el proceso de comenzar una nueva empresa
fracasan. Siete años después de iniciar el proceso de establecer una empresa, sólo la tercera parte tienen un
flujo de caja positivo mayor que los salarios y gastos de los propietarios por más de tres meses consecutivos.
No es cierto. La típica puesta en marcha solo requiere alrededor de 25 mil dólares. Exitosos empresarios que
no creen en el mito diseñan sus empresas para operar con poco dinero en efectivo. Ellos financian o alquilan
en lugar de pagar de contado, pagan comisiones en lugar de sueldos.
Otro mito. Los datos de la reserva federal muestran que el 16% de toda la financiación proporcionada por el
sector financiero corresponde empresas con dos años o menos de creadas y este valor es más alto que las
típicas fuentes a las que todo el mundo habla de ir: amigos, familia, ángeles, capitalistas de riesgo, inversores
estratégicos u organismos gubernamentales.
El crecimiento de la nueva empresa depende más del talento del emprendedor que del tipo de negocio
elegido
La industria donde se elija iniciar tiene un enorme efecto en las probabilidades de crecimiento. En los
últimos 20 años una empresa del sector informático tuvo 840 veces más posibilidades de crecimiento rápido
que una empresa del sector hotelero. No existe ningún descubrimiento acerca del efecto del talento del
emprendedor que tenga similar magnitud en el crecimiento de las nuevas empresas.
La suerte lo es todo
Si bien la suerte puede ayudar, no es determinante. En realidad, más que suerte un buen emprendedor
necesitar la actitud adecuada para capitalizar las oportunidades. A muchas se les ha pasado una buena
oportunidad y no la vieron o no la aprovecharon. El que tiene suerte, es porque tiene la capacidad para
aprovecharla.