Está en la página 1de 41

Yael Botero Londoño 10-4

(Esta historia está narrada desde diferentes perspectivas


para proporcionarle más diversidad a la capacidad del
interprete para relacionarse con el entorno y los personajes
desde diferentes puntos de vista. La habilidad de identificar
las variadas perspectivas depende exclusivamente de la
concentración del lector al interpretar esta novela).

PRECOLAPSO

Tic, Tac, Tic, Tac...


El reloj suena como si el mundo dependiera de cada Tic,
Tac. En una casa tan grande como esta, lo único que se
escucha es aquel péndulo que cuelga del mecanismo,
apunto de marcar las doce de la noche.
Tic, Tac, Tic, Tac...
Me pregunto constantemente si fue una buena idea
esconderme detrás de esta sucia pared que solía ser de un
color blanquecino tirando a crema. De todas las paredes,
tuve que escoger la más espantosa. Pero, aun así, poder
apreciar la cara que pondrá en el momento en el que entre
por esa puerta valdrá completamente la espera. Tengo todo
preparado, incluso el pastel, el cual yace bajo aquel trozo
de tela blanca sobre la mesa de la oscura sala.
Normalmente llega a las diez. «¿Trabajo extra quizá?», se
preguntó Chloe mientras aún estaba ansiosa por el más
mínimo sonido de la puerta tras esa mohosa pared en la que
se encontraba encorvada, asomando únicamente la mitad

1
de su rostro para evitar ser descubierta, como si de un juego
de escondite se tratase.
Mientras su padre llegaba, múltiples ideas bárbaras y
grotescas repercutían su mente. «¿Le habrá pasado algo?
¿No vendrá hoy a casa? ¿Estará con el tío Connor otra
vez?». Todos estos pensamientos pesimistas se disiparon al
instante en el que la manija del picaporte de la puerta
principal se abría rápidamente.
—Escúchame Connor, ya te dije que me des más tiempo.
—Dijo Henry por teléfono, angustiado tras entrar
rápidamente por la puerta de madera cerrándola con el pie
de forma brusca.
—No me importa si la deuda aún no está saldada.
—No, claro que no. Ya te dije que pienso al respecto
—¿¡Sabes qué!? Dile a Zoé que no puedo ir al cumpleaños
de Violet este mes por trabajo.
—Si, ya sé que con este son tres cumpleaños seguidos.
¡Sabes muy bien que tenemos que hacer el trabajo para
terminar de pagar ese maldito dinero!
—Mañana en la mañana seguimos hablando de este asunto,
debo ir a ver a Chloe. —colgando el teléfono tras esa fría
despedida.
Tras todo ese alboroto, Henry no se percató que las luces
estaban apagadas golpeándose con el borde del sillón
mientras avanzaba por la oscuridad de su hogar buscando
el interruptor para encender la luz. Al mismo tiempo que
sus manos jugueteaban de forma constante con la pared,
llamaba a su hija con una voz cansada y bastante

2
desmotivada, pues se notaba que el trabajo lo tenía
exhausto.
Sus manos tocaban cada pared como si no conociera su
propia casa tratando de ubicar el pequeño botón de la luz.
La oscuridad lo tenía cansado y solo quería encender el
televisor y observar las noticias hasta quedarse dormido.
La idea de no poder asistir por tercera vez consecutiva el
cumpleaños de su hija lo tenía desconcertado y
decepcionado de sí mismo. Se preguntaba de forma
constante «¿cuándo será el día en el que Chloe y Violet
vuelvan a estar juntas?».
A pesar de ser un hombre divorciado, amaba a sus hijas
como si fueran su única fuente de motivación para
continuar con su vida. Aunque el haberse alejado de su
mujer perdiendo la custodia de una de ellas, le dolía de
igual manera que una herida profunda en el corazón sin
posibilidad de sanación y mucho menos redención.
Al final, después de veinte segundos sumergido en una
oscuridad absoluta, encuentra el interruptor y lo enciende
rápidamente sin el más mínimo presentimiento de que algo
podría salir mal o cosas de naturaleza sencilla y cotidiana
como por ejemplo no haber pagado el recibo de la energía.
Este queda conmocionado brevemente por la cantidad de
luz que atraviesan en sus ya cansadas pupilas. Sus bellos
iris color miel no soportan tanta luz provocando que Henry
extienda su brazo hasta la parte superior de su cara
frotándose los ojos en el proceso. Sin embargo, una vez
recupero por completo su capacidad de observar su
entorno, se percató de que su hija no se hallaba por ningún
lado y esto lo preocupo casi al instante. Él sabía que era una
niña bien portada e inocente, incapaz de huir de la casa sin

3
su permiso o el de su madre. La idea de pensar que no se
encontraba lo abrumaba más y más.
Sin titubear comenzó a gritar a todo pulmón el nombre de
su adorada niña como si de un militar dirigiéndose a su
comandante en un campo de entrenamiento se tratase.
Henry era un padre relativamente joven a pesar de la
dificultosa vida que le ha tocado. Así que el hecho de
pensar que ahora su hija había desaparecido, solo lo lleno
de más sentimientos negativos segundo tras segundo.
—¡SORPRESA! —grita Chloe tras salir de la descolorida
pared en la que se encontraba justo antes de que su padre
saliera en su búsqueda debido a la preocupación que este
tenía.
—Feliz cumpleaños papi. Te hice un regalo, espero te
guste. —Dijo Chloe mientras sostenía una risita piadosa y
picara a la vez. Ella estaba segura de que a su padre le
gustaría el obsequio sin importar lo que fuese.
Henry estaba tan sorprendido en ese instante, que olvido
por completo que hoy era su celebración por cumplir
trecientos sesenta y cinco días más de vida. Incluso creía
que la fecha de su cumpleaños ya quedaría predestinada
para el año siguiente suponiendo que en este ya había
cumplido su ciclo anual. Se apresuro a darle el mayor
abrazo de oso a su hija, y no porque se hubiera acordado de
su día especial, sino que se alegraba de que la pequeña
Chloe estuviera en casa y no se haya escapado, calmando
en el proceso todo sentimiento y pensamiento negativo que
pasaba como un tren por su ingeniosa cabeza.
¡Cucu, Cucu, Cucu!

4
Sonó el reloj marcando que ya era media noche. Llegaba
unos pocos minutos tarde y su hija no podría desearle feliz
cumpleaños con la misma emoción. Esto lo tranquilizo
hasta el punto de darse a la idea que todo lo que tuvo que
trabajar en el día había valido completamente la pena. Cada
segundo de esfuerzo se recompensaba en un instante, con
un solo abrazo al llegar a su hogar.
Henry abrió su regalo y encontró un anillo bastante bonito,
con un detalle impecable y un árbol en el centro
simbolizando su unión.
—Esta hermoso el regalo mi vida —dijo Henry mientras se
lo probaba poniéndoselo en el dedo corazón de su mano
derecha.
—¿De dónde has sacado el dinero para comprarlo? —
Pregunto Henry, ya que su hija no trabajaba y la mesada
que le daba no le alcanzaría ni en un año para comprar un
anillo de este estilo.
—El tío Connor me dio parte del dinero para comprarte este
hermoso anillo. —Respondió Chloe con una alegría en
cada músculo de su cuerpo.
—¡Y eso no es todo papi! —dijo Chloe señalando el pastel
que se encontraba bajo la manta en el centro de la mesa de
la sala.
Henry se apresuró a ver cuál era el misterio que se escondía
bajo aquella sospechosa manta con un relieve bastante
marcado.
Al levantar la manta, el pastel que yace sobre la mesa lo
deja estupefacto, ya que el único individuo que conocía su
sabor favorito era su madre ahora fallecida, así que la
opción más obvia que pudo pensar era que ella en algún

5
punto de su vida le comentó esto a su hermano y este lo
recordó mencionándoselo a la pequeña Chloe que amaba
con todo su corazón casi del mismo modo que su padre.
Cabe recalcar que Connor al verla nacer y crecer junto a su
hermano, desarrollo un cariño por la chica casi tan inmenso
como su padre, y a pesar de que no Vivían juntos, el
frecuentaba llamarla todas las noches preguntándole por su
estado actual. Incluso algunos días, cuando su preciado
papi tenía horas extras en el trabajo y no podría llegar a
tiempo a casa. Su tío se ofrecía a llevarla a las prácticas de
beisbol.
—Tú y tu tío me sorprenden cada día más... —mencionó
Henry conteniendo las lágrimas de la emoción al
contemplar su delicioso pastel de mora azul que se
encontraba a escasos metros de él y su gran apetito.
—El tío Connor dijo que te iba a gustar ese sabor, así que
recorrimos toda la ciudad al salir de mi practica de Beisbol
el día de ayer. —dijo Chloe con las mismas ansias de
probarlo que su padre ya que este tipo de pastel era muy
raro de conseguir.
Tras un momento ambos se sentaron en la pequeña mesa
de la cocina a comer el pastel mientras escuchaban las
noticias. La situación actual del planeta estaba bastante
delicada con la problemática nuclear que ocurría entre las
grandes potencias. Tanto así, que Henry todas las noches
miraba el mismo canal en busca de algo que lo haga disipar
sus nervios, pero los resultados eran siempre los mismos.
Su incertidumbre solo crecía día a día.
Chloe, al percatarse de la sombría perplejidad de su padre
ante el noticiero, curiosa preguntó qué es lo que sucediendo
en las noticias. A lo que Henry sin profundizar tanto le dijo

6
que cosas muy peligrosas podrían suceder en cualquier
momento y por ello debían permanecer unidos como
siempre lo han estado.
Al verse insatisfecha por esta respuesta, Chloe pregunto a
su padre la cuestión que siempre se hacía a sí misma en un
acto de soledad y sentimiento de abandono.
—Papi, si debemos permanecer unidos ¿Cuándo será el día
en el que mi madre y Violet vuelvan a estar con nosotros?
—Expresó la niña con la más mínima discreción posible,
pues su propósito era una respuesta sincera. Con solo nueve
años, ella sabía muy bien cómo funcionaba la realidad que
la rodeaba y tenía entendido que no todo es color de rosa
como lo pintan las películas para que niños de su edad se
conmuevan y reflexionen acerca de lo hermoso y feliz que
puede ser el mundo ante sus inocentes ojos.
Henry no se esperaba esta pregunta en lo más mínimo. Tan
vago era su anhelo por algún día tener que responder esto,
que tuvo que recurrir a la primera opción que le llegara a
su mente en tan poco tiempo.
—Muy pronto nos reuniremos con tu madre y tu hermana,
pero por ahora solo tenemos que esperar a que nuestra
situación mejore y te prometo que iremos a visitarla de
sorpresa en su casa para que te diviertas con jugando con
ellas. —Expresó Henry con un sentimiento de culpa y
remordimiento al no poder decir la verdad, ya que su hija
nunca había visto a su progenitora ni a su compañera de
nacimiento directamente, solamente por medio de fotos
que estas le enviaban a él para mostrarle su estado actual y
que la pequeña Chloe no se sintiera abandonada del todo.
Chloe no le convenció completamente la respuesta, pero su
padre se veía tan exhausto que decidió no volver a

7
preguntar y prefirió acabarse su delicioso pastel de mora
azul. Sin embargo, la idea de que algún día conocería a su
madre y hermana por muy mínima que fuera la posibilidad,
la llenaba de una emoción que prefería no expresar para no
oprimir a su papi con la decisión de ir a visitarla, pues ella
sabía muy bien que todo ocurre cuando tiene que ocurrir.
Tras charlar de cómo resultó el día de ambos, (aunque sin
enfatizar en los problemas diarios), cada uno se acurruco
en el sofá observando las noticias, hasta que la pequeña
niña se quedó dormida sin resistencia alguna. Chloe había
estado despierta tanto tiempo fuera de su hora normal de ir
a la cama, que sus ojos no aguantaban ni un segundo más
de forma consiente provocando que caiga en un profundo
sueño.
Henry se percata de esto y la lleva lentamente a su
dormitorio, la recuesta en la cama y le da un pequeño y
delicado beso en la frente de buenas noches. Es como una
pequeña tradición para él, ya que lo hace desde que era una
tan solo un bebe.
Henry salió silenciosamente de la habitación para
reincorporarse en el sofá y continuar viendo las noticias.
Una que le llamo bastante la atención tenía relación con el
reciente contenedor nuclear que se encontraba a la orilla del
Océano Pacifico, y el gobierno americano intentaba de
recuperar. Se trataba de una misión de suma delicadeza, ya
que un movimiento no deseado y esta podría explotar
provocando quien sabe qué tipo de problemas. Mientras
escuchaba esto, rezo como si dependiera su futuro de un ser
superior con la capacidad de alterar su realidad y que
orando sea la única forma de que aquella poderosa entidad
descienda y lo salve de un terminal destino.

8
Tras acabarse las noticias, y percatarse que aún sobraba
pastel, el hombre se dirigió a la casa de sus vecinos, Los
Collins. Con el fin de compartir el resto de la noche y el
delicioso postre de mora azul que quedaba con ellos. Quizá
estaba cansado y lo único que quería era dormir. Sin
embargo, gracias a la sorpresa que le había dado su hija
unas horas antes, sentía que esa emoción debía
compartirse. Henry no era un mal sujeto a pesar de las
adversidades de su vida, aunque si era bastante cuidadoso
con sus acciones provocando que lo tachen de antisocial en
el trabajo. Pero con sus compañeros de vecindario era
diferente, al fin y al cabo, tenían un hijo de la misma edad
de Chloe por lo que desde muy pequeños salían juntos a
jugar volviéndolos inseparables.
Antes de tocar la puerta, Henry se asegura que estén las
luces prendidas ya que no quería incomodar levantando a
sus vecinos a estas horas de la noche. Pero al tener el visto
bueno escuchando voces y risas, este toca el portón y
espera recostado en la baranda junto al porche de la casa
esperando que le abran la entrada de su hogar.
—Hola Henry, ¡feliz cumpleaños! —dice Michael Collins,
el hijo mayor de la familia al abrir la puerta.
Esto sorprendió brevemente a Henry ya que Michael se
encontraba fuera de la ciudad estudiando ingeniería
mecatrónica en Colorado, pero al parecer había venido a
pasar las vacaciones con su familia.
—Hola Michael, traje pastel de mora azul y quería
compartirlo con ustedes. —Dijo Henry con la mejor sonrisa
que pudo poner en su ya cansado rostro.
—¡Claro hombre, pasa, pasa! —dijo Michael mientras les
gritaba a sus padres. —Mama, Papa, vino Henry, ¡destapen

9
las cervezas que trajo pastel de mora azul para celebrar su
cumpleaños!
Al escuchar esto, Henry entro un poco tímido a la casa,
pero con la motivación de conseguir una buena noche con
sus vecinos sin observar el pasar del tiempo. Sin percatarse
por primera vez en muchos años de las horas que pasarían
sin mirar el reloj. Para Henry, el control era algo
fundamental que regía su día a día, desde ahora, solo quería
olvidar esa pequeña necesidad de conservar conciencia
total sobre su vida y poder compartir con los pocos amigos
que tenía cerca, aunque cabe recalcar que Henry no era un
hombre de muchas amistades. De hecho, las que tenia se
podían contar con los dedos de ambas manos y hay que
tener en cuenta que la mayoría de esos dedos estaban
ocupados por los Collins.

COLAPSO

Ring, ring, ring...


Suena el teléfono con una intensidad tan desmedida que me
obliga a levantarme de mi dulce sueño. Me limitaré a
contestar lo más rápido posible para volver a la cama, pero,
aun así, una idea repercute en mi mente. «¿Me pregunto
quién puede estar llamando tan insistentemente a estas

10
horas de la madrugada?», pensé mientras me frotaba los
ojos con los dedos de mi mano, en dirección al
desesperante sonido que producía ese teléfono.
En el proceso observo de reojo, la hora que marcaba el reloj
de noche que utiliza mi padre, solamente para averiguar
que eran las tres de la mañana y muy pronto papi tendría
que levantarme para ir a la escuela.
Siento que hay algo raro, sin sentido y sin duda
atemorizante. asimismo, no se debe a que le tenga miedo a
las historias de fantasmas que se aparecen a la supuesta
hora maldita nombrada “Las 3 AM”. Sino porque no
entiendo como mi padre recibiría una llamada a estas horas
de la noche.
Ignorando todo tipo de angustia, avance por el pasillo de la
sala para llegar al teléfono, agarro el dispositivo y lo único
que puedo escuchar son gritos de personas desesperadas
del otro lado de la llamada.
—¡¿Hola?! ¡¿hay alguien ahí?! —expresó una voz al otro
lado del teléfono.
—Tío Connor. Soy yo, Chloe — dijo la niña al reconocer
la voz tensa y preocupada al otro lado del dispositivo.
—¡Chloe! ¡¿Dónde está tu padre?! —respondió Connor de
forma casi inmediata.
—No lo se. Me levante y no está aquí —habló Chloe con
la voz más temblorosa e incrédula que sus sentimientos
actuales pudieron conseguir.
—¡ESCUCHAME MUY BIEN! ¡DILE QUE YA VOY EN
CAMINO! —colgando en el mismo instante en el que
finalizó el mensaje.

11
Quisiera saber qué es lo que está pasando, pero no entiendo
absolutamente nada.
Me apresuro a revisar el cuarto de mi padre y lo único que
encuentro, es la puerta a medio abrir y el televisor de treinta
y dos pulgadas de mi papi encendido en el mismo canal de
noticias que veía todos los días en las noches, pero sin un
solo rastro de él.
—La misión ha fracasado. el contenedor nuclear que se
encontraba cerca de la costa del Océano Pacifico fue tan
inestable para su rescate, que ha explotado en el proceso.
Bienvenidos al final de una era. Que Dios los ampare —
dijo la mujer en la televisión segundos antes de suicidarse
de un tiro en la cabeza de forma tan explicita, que una niña
como yo, que no conociera las verdaderas intenciones de
este mundo, quedaría traumada.
Apago la televisión tan rápido como mis pies me permiten
correr por el control, para luego salir de la habitación y
gritar a todo pulmón por mi papi. Corro de habitación en
habitación sin una sola señal de la ubicación de mi padre
hasta llegar a la cocina. El pastel que habíamos comido
unas horas antes ahora estaba desaparecido y él había
dejado su celular y reloj favorito sobre el mesón del
lavavajillas. Algo que para él era fundamental.
Me apresuro a revisar su teléfono y lo único que encuentro
son toneladas de mensajes del tío Connor. «¿Dónde diablos
estas?», decían la mayoría de estos mensajes.
Dejé el celular sobre la mesa y me dirigí al estudio que
conecta con el jardín. Es la única habitación que no había
revisado, aunque no lo quise hacer porque mi padre me
prohíbe entrar ahí.

12
Abro la puerta con forma de ventanal y no hay nadie.
Vacío. Como si lo único en esta habitación fuera los latidos
de mi acelerado corazón.
—¡¿Ha entrado alguien a la casa?! —dijo Henry con prisa
entrando rápido por la puerta del jardín conectada al
estudio sorprendiendo a la niña.
—No, para nada. ¿Qué sucede papi? Me estas asustando —
dijo la pobre Chloe conteniendo el temor que recorría su
cuerpo en ese preciso momento.
—No lo sé cariño. Son los Collins, creo que están enfermos
o algo. —hablo Henry mientras cargaba la pistola que tenía
guardada en uno de los cajones del estudio.
—¡ALEJATE DE LA ENTRADA! —apuntando su arma a
la misma puerta, —¡MICHAEL TE LO ADVIERTO,
ESTA CARGADA!
Ignorando la advertencia, Michael produce un sonido
parecido al de un bostezo y se abalanza hacia Henry.
—¡PUM! ¡PUM! —suena la pistola de Henry apuntando al
hombre que solía ser su amigo...
—¡Lo mataste! —grita Chloe envuelta en lágrimas
mirando con horror a su padre.
—Cariño, escúchame. Ese hombre ya no era Michael
—¡No mientas!
—Era él o nosotros. Confía en mí, tenemos que irnos ahora.
Ya llego el tío Connor —dijo Henry mientras se llevaba a
Chloe y la introducía en el vehículo.

13
—Por Dios. ¿Dónde estabas? Te estoy llamando por horas.
Espera. ¿¡Esa es tu sangre!? —hablo Connor cambiando la
expresión de su rostro de una enojada a una sorprendida.
—No te preocupes. No es mía... —Dijo Henry mientras se
subía al vehículo.
Estoy dentro del coche del tío Connor y lo que puedo
observar es desesperación en las calles. Accidentes,
incendios, personas gritando y empujándose entre sí. Mi
alrededor está sumido en un completo caos. El caso de
imaginar que así es como se ve el fin del mundo me abruma
llegando al punto de quedarme sin aire. Lo único que me
reconforta es el hecho de que vamos camino a las afueras
de la metrópolis. Iremos a nuestra casa de campo hasta que
todo esto haya ocurrido, simplemente me voy a recostar, no
quiero tener que pensar en las emociones que están
experimentando cada una de esas pobres almas que aún se
encuentran en las estrechas y congestionados callejones de
esta caótica y deprimente ciudad.
—La ruta más rápida es por la autopista central —
menciona Henry a su hermano Connor.
—Es cierto pero las calles no dan para llegar ahí, tendremos
que tomar un atajo para llegar a la principal.
—Solo busca la ruta más rápida para sacarnos de aquí.
Sabes muy bien que este virus no es algo normal, hace que
la gente se pierda su capacidad mental y es como si todo su
entorno fuera hostil.
—Si, también me di cuenta en el instante que salía de la
granja. Trevor el lechero también intento atacarme así que
tuve que irme rápido en el coche.

14
—No comprendo como todo esto está sucediendo. No tiene
lógica el hecho de que en un momento el mundo se vea
envuelto en caos y destrucción.
—Yo creo saber qué es lo que pasa. —murmuró Chloe
desde la parte trasera del vehículo. —Un objeto extraño que
parecía ser un misil exploto en la costa del Pacifico papi.
—La radio no mentía. La misión Cristus de rescate salió
mal... —dijo Connor con la ansiedad más grande que la
pequeña niña había podido ver en la dulce y fuerte voz de
su tío.
—Perfecto. Todo el mundo tuvo la misma maldita idea —
dice Henry al cruzar el atajo y percatarse que todos habían
tomado el mismo camino, —¿Ahora que hacemos Connor?
Sabes muy bien que no nos podemos quedar aquí
esperando a llegar al control.
No tengo idea que debería decir. Al fin y al cabo, solo soy
una niña. No comprendo que es lo que pasa en general y las
personas fuera del coche corren en todas las direcciones.
Por el rabillo del ojo logro observar cómo una persona se
abalanza sobre una pobre señora de edad avanzada,
derribándola y mordiéndola sin piedad. Devorándola y
transformándola poco a poco en una de esas bestias que se
hacen llamar seres humanos “enfermos”. Simplemente
quiero irme de aquí, no deseo seguir observando tan
desgarradora situación. Incluso alguien como yo quisiera
despertar de esta espantosa pesadilla.
—¡Retrocede, retrocede rápido! —dice Henry con el
corazón lo más acelerado que su cuerpo requiere.
—¡No tengo idea hacia donde, hay más coches detrás de
nosotros!

15
—¡Por ahí Connor, metete por ese callejón, rápido por el
amor de Dios!
—¡Maldita sea Henry, hay personas ahí cruzando!
—¡No importa, solo avanza!
Estoy asustada, reclinada en el asiento trasero observando
por la ventana el horror que recorre el asfalto de esta
pequeña ciudad. Mi tío y mi padre están en un laberinto,
perdidos dentro de su afán por sobrevivir, pero una cosa es
segura y es que conseguir liberarnos ilesos es algo casi
imposible. Carros, motos, enfermos, incendios. Todo en las
calles son obstáculos para lograr salir de aquí.
Mis pensamientos me absorben de tal manera que no logro
escuchar lo que dicen, únicamente escucho mi propio latir.
Algo que sin duda me deja llena de dudas y temo-.
—¡CUIDADO CONNOR! —grita Henry milésimas de
segundos antes de ser impactados de costado por un camión
fuera de control.
Lup, dup, lup, dup, lup, dup
Resuena mi corazón a un ritmo tan limitado que pareciera
que voy a morir. Es el único sonido que mis débiles y
cansados oídos logran captar. Ha sido una noche difícil sin
duda, tétrica y oscura...
Intento levantarme con el carro llantas arriba, pero me es
casi imposible. Creo que mi pierna derecha se ha roto y no
veo mi tío en el coche, mi padre aun inconsciente y yo sin
poder hacer absolutamente nada. La impotencia me
consume y lo mejor a lo que puedo recurrir en este
momento es despertar a mi papi.

16
—Papi, papi, despierta papi. No siento la pierna —dijo
Chloe tantas veces como su voz se lo permitiera, —por
favor papi, levántate.
—No te preocupes cariño. Aquí estoy, aquí estoy —habló
Henry apenas recupero la conciencia, — retrocede Chloe,
voy a romper el parabrisas.
Tras una serie de consecutivos golpes al ventanal del coche,
este se rompe permitiendo que Henry salga y proceda a
tratar de sacar a su hija. Sin embargo, ya venían por él, con
una velocidad como si de un corredor de atletismo se
tratase. Los infectados planeaban abalanzar contra ellos y
cuando uno estaba lo suficientemente cerca, una ráfaga de
disparos a sus espaldas resonó en sus oídos.
Era Connor quien acababa de salvar a Henry de su
inminente muerte. Se apresuro a sacar a Chloe del vehículo
y emprenden su carrera al lugar más cercano al que puedan
refugiarse.
—No te preocupes cariño, pronto saldremos de aquí —dijo
Henry mientras corría con Chloe en brazos y su hermano
cubriéndole las espaldas lo seguía como si fuera
pegamento.
—¡Por aquí Henry!
—¡Esta muy oscuro y es una calle cerrada!
—¡Solo ve, yo te cubro las espaldas!
Corro y corro, lo único en lo que puedo pensar es en salud
de mi hija y una salida de este maldito infierno. A pesar de
que casi me tropiezo logro observar una puerta a medio
abrir y entro sin pensarlo, sin darme cuenta de que esta es
la peor decisión de mi vida, ya que, una vez atravesado el

17
portón, al otro lado está un estúpido militar apuntándonos
con su rifle.
—Oye, no estamos enfermos —dijo Henry atemorizado
con Chloe en brazos.
—¡No se acerquen! —expresó el militar con firmeza.
—ayuda por favor, la pierna de mi hija está rota y no puede
caminar.
—Señor, espero sus órdenes —dijo el militar a través de la
radio.
—Pero señor, tiene una niña.
—Si señor... —respondió el militar levantando el rifle
hacia Henry y Chloe.
¡Pum, pum, pum, pum!
Una ráfaga. Solo basto una ráfaga de disparos para que
Henry se lanzara al suelo junto a su hija, percatándose que
ni una sola bala había impactado en él.
—Solo cumplo ordene-. —Siendo interrumpido por un
solo disparo. Uno que impacto directamente en su cabeza a
manos de Connor. El rezumbar de la bala transmitía ese
sentimiento de resguardo y salvación.
—Oh no... —dijo Connor con la voz más quebrada y
dolida.
—Papi, papi, ayúdame, me duele mucho... —hablaba
Chloe con la voz cada vez más apagada y llena de lágrimas
cayendo por sus sucias mejillas.

18
—Dios, Dios, Dios. Vas a estar bien cariño, vas a estar
bien. Solo mírame, mírame por favor —repetía Henry
desesperado y con dolor en la voz.
—Aquí estoy papi, aquí estoy... —fueron las últimas
palabras de Chloe tras sufrir tanto dolor.
—NO, no, no, no, no. Por favor cariño, no me hagas esto,
por favor. —dijo Henry mientras lloraba desmedidamente
sujetando en brazos el cadáver de su amada hija.

CAOS - INTERMISION

BBC:

19
Múltiples informes de un virus letal se propagan por todo
el planeta de forma exponencialmente acelerada. El
individuo infectado por el patógeno presenta un rango de
violencia excesiva con fin de ejercer una mordedura a su
víctima. Cabe recalcar que, si el ciudadano infectado logra
con éxito su deseo de realizar una mordida en la persona,
esta se infectará del virus transformándose en menos de dos
horas.
CNN:
Los hospitales de todo el globo se encuentran en su máximo
apogeo y el número de víctimas solamente asciende de
manera acelerada. Se presume que, por cada seis
habitantes, habrá al menos diez infectados para el día de
mañana. Se les recomienda a las personas alrededor del
mundo, que conserven la calma y permanezcan en sus
hogares.
RTVE:
Hemos perdido completamente el 85% del país, el gobierno
planea exterminar la plaga por medio de destrucción
nuclear, cada vez está más cerca el extermino global. Países
de Europa y Asia han caído a manos del virus. Los
científicos le han dado el nombre de “Criben-08” y se nos
anuncia que están trabajando en una posible cura.
Euronews:
Solicitamos ayuda a las naciones unidas de manera
desesperada. Las grandes localidades del mundo han caído
y aquellos científicos que estaban en busca de una posible
solución, se han visto contagiados por el virus. Sin forma
de conseguir una cura, se pronostica que este puede ser el
fin de la humanidad. En tan solo tres días de crisis, el

20
gobierno de los estados unidos ha planteado como método
de defensa, la construcción de zonas de contención para los
pocos sobrevivientes.
CNN:
El virus Criben ha sido el exterminio para el ser humano.
No cabe duda de que este es nuestro final. Gocen con sus
familias, amigos, mascotas si es que aún tienen alguna de
estas. La única resistencia del territorio, son los puntos de
aislamiento repartidos por diferentes ciudades del país.
BBC:
El 97% de la especie humana en la tierra se encuentra
afectada por el virus sin mejora alguna. El otro 3% restante,
yace en los puntos de contención repartidos por el país. El
ejército americano junto con la población de aquellas
ciudades, son la última muestra de humanidad presente tras
la reciente caída de los otros medios de comunicación
internacionales.
GRUPO DESCONOCIDO:
Si están perdidos busquen la oración, busquen el recorrido
hacia nosotros. El mundo se ha sumido en un caos, pero
nosotros estamos para creer. Únanse a nosotros, somos esa
pequeña esperanza para aquellos que aun creer. Nosotros
somos “El camino”.

7 años después

21
LA FALSEDAD DEL MUNDO

Toc, toc, toc...


Agh, quien puede ser a esta maldita hora?
Toc, toc, toc...
Ya voy, ya voy. ¿Solo espera un segundo sí? Tengo
algunos... problemas por aquí.
«¿No tienen algo mejor que hacer a esta hora de la
mañana?», Pensé mientras caminaba hacia la puerta. Ese
sonido de los dedos golpeteando tan fuertemente sobre esa
barricada de madera en verdad me molesta.
—Mira, si estas buscando dinero —dice mientras abre la
puerta, —de verdad que no tengo nada.
—dinero? Déjate de tonterías, es hora de ir a trabajar —
menciona la mujer entrando velozmente a la casa a la casa.
—Lo siento, me quede dormido
—sabes muy bien que en este trabajo lo que menos
debemos hacer es dormir
—lo sé, lo sé, ya estoy listo de igual modo. ¿Nos vamos?

22
—Vamos rápido, los estúpidos militares no están dejando
abandonar la zona sin autorización y la mía está vigente
solo por quince minutos. —Dijo la mujer antes de salir
apurada por la misma puerta por la que entro hace pocos
instantes.
Me pregunto qué tipo de trabajo tendremos hoy. Alicia no
es alguien muy comunicativa ahora que me doy cuenta, me
sorprende recién enterarme de eso a penas de haber
trabajado los últimos dos años con ella.
—¡Maldita sea Henry, apúrate! —le grito Alicia a Henry.
Agh, nuevamente a caminar por las calles de esta pésima
ciudad. Edificios consumidos por la vegetación, hedor a
contaminación, militares por toda la zona, riesgo de
infectados constante. Si, por supuesto que odio esto, pero
es la única forma de sobrevivir en este podrido mundo.
—Oye Alicia, ¿cuál es el trabajo de hoy?
—Tenemos que llevar boletas de comida a un tal
“Gregory”.
—¿No se supone que las boletas de comida fueron
descontinuadas?
—Así es, pero conseguí unas cuantas y el sujeto está
dispuesto a pagar bien por ellas.
—Muy bien, vamos rápido. Necesito ese maldito dinero.
—dice Henry mientras llegan al control militar.
Un oficial los interroga y les dice que no pueden pasar
debido a problemas recientes que han tenido con los
miembros del grupo “El camino”. Algo que sin duda los
lleva a dirigirse a la ruta alternativa la cual se encuentra
debajo de la ciudad por medio de los desagües.

23
Una vez ahí, Henry se prepara junto Alicia para adentrarse
en el pútrido desagüé. Agarran su armamento y su mascara
de gas y parten hacia el otro lado de la zona de cuarentena
por medio de los túneles.
Tras una hora de caminar por estos túneles, consiguen salir
a la superficie y lo que ve Henry siempre lo deja fascinado.
El olor del aire limpio, las plantas por doquier, edificios
destruidos y al borde del colapso, animales de todo tipo en
cada rincón al que mira. Un paisaje distopico e irreal sin
lugar a duda, algo que para Alicia no sorprendía de la
misma forma de la que lo impactaba a él.
Alicia no era específicamente lo que se puede llamar
“alegre” con estos temas. Es ruda, drástica, con un lenguaje
soez y con la única intención de sobrevivir. Incluso Henry
se sorprendió de como una mujer podía ser tan agresiva
cuando la conoció y, aun así, termino trabajando con ella.
Ninguno de los dos eran buenas personas para los ojos de
la actual sociedad, la deplorable y pobre comunidad dentro
de esas cárceles llamadas áreas de contención que aun
existían. Robaban, mataban, contrabandeaban. Para ellos
todo lo que les permitiera poder deleitarse con el opaco sol
un día más era bienvenido.
Henry también había cambiado de forma drástica. Aquel
hombre que le ofrecía pastel a sus vecinos se convirtió en
un ser temido incluso por los lugareños. Torturaba, cazaba,
engañaba, desconfiaba. Todo en su vida se tornó gris desde
el incidente por el cual se culpaba cada noche al recordar
los últimos momentos de su hija. Un pasado del que por
mucho que intente, no ha logrado borrar. En parte se debe
a lo que el mundo actual requiere, un mundo sumergido en
el mismísimo fondo del infierno.

24
Debido al colapso nuclear ocurrido hace unos años, las
estaciones entraron en un descontrol total. Lunes y martes
ahora son primavera. La época del año donde las plantas
brotan y todo es alegría. Las dificultades del ambiente han
sido alteradas hasta tal punto que las hojas crecen de forma
exponencial durante estos dos miseros días.
Miércoles y jueves ahora son los soleados días de verano.
Durante cuarenta y ocho horas el sol quema tanto como si
se tratara de una estufa, además, si no fuera suficiente con
la casi desintegración de la capa de ozono debido a los
problemas químicos del ambiente. Es triste poner atención
y observar como el calor que se propaga puede incluso
llegar a los sesenta grados.
El viernes quizá sea el día más relajante de todos, incluso
con su hermoso atardecer y las bellas hojas que caen
tornadas de un naranja vistoso que es nativo del otoño el
cual se propaga solo por este momento. Veinticuatro horas
de un descanso para el constante azote que recibe el medio
ambiente con el cambio de estaciones. El ver como las
hojas van cambiando de color y cayendo en un lapso tan
corto, les refleja lo que es la vida. Un simple pasaje de
tiempo el cual no desean prolongar convertidos en
“Cribens”. O bueno, así llaman a los infestados los
supervivientes.
Sábado y domingo. Aquellos días que se solían utilizar para
descansar de una larga jornada laboral semanal ahora
seguían cumpliendo su propósito, pero de una forma casi
obligatoria. Con unos vientos terroríficos y una neblina
acompañada por una densa niebla es lo que caracteriza al
invierno que cae como si de una piedra se tratase durante
los dos momentos de la semana más esperados por el viejo
mundo.

25
—Oye Alicia, ¿cuánto nos van a pagar por llevar esto?
—Suficiente como para vivir un mes completo.
Mientras charlaban de forma vaga y caminaban con
cuidado por las estrechas calles de la ciudad, una patrulla
de control les niega el paso.
—diablos. ¿ahora que hacemos? —Susurra Alicia
esperando una respuesta rápida y concreta.
—Déjame pensar —dice Henry con una voz seria y segura.
Después de analizar por un rato, Henry se percata que en
una casa al otro lado de la calle se encuentra unos cuantos
Cribens encerrados así que se le ocurre una idea arriesgada,
pero es lo único que los puede sacar de esa situación.
—Mira, ¿ves esos Cribens que están ahí? Iré ahí y los usaré
de distracción para poder pasar por el control.
—¿Estás loco? Sabes muy bien lo que pasaría si te atrapan.
—Yo me encargo, no te preocupes. —Diciendo esto, Henry
se lanza de forma sigilosa hacia el otro lado de la calle
buscando la forma de entrar a la casa.
No encuentro una entrada, la puerta está cerrada y las
ventanas con tablones de madera puestos en forma de
barricada. La única posible forma de entrar que logro captar
se encuentra en el segundo piso por medio de la ventana de
la habitación del baño. Necesito una escalera o algo que me
permita subir ahí.
Tras buscar por unos veinte segundos, Henry encuentra un
contenedor de basura que puede utilizar como punto de
apoyo. Una vez puesto, este se impulsa y logra entrar por
la ventana del baño.

26
Una vez dentro, es necesario realizar la menor cantidad de
ruido posible para no ser detectado por los Cribens. Sin
embargo, a pesar de que estaba logrando su objetivo, un
jarrón cae a sus espaldas y debe correr a esconderse en una
de las esquinas de la cocina donde se encontraba en ese
momento.
Maldita sea, ¿ahora que hago? Debo pensar rápido, no
puedo quedarme aquí y ser detectado. Vale, lo tengo, usare
esta botella vacía. La lanzo hacia el otro lado de la casa
como distracción y corro lo más rápido que puedo hasta la
puerta principal. Cargo contra ella y se abre de forma
brusca, para luego ir corriendo donde esta Alicia y
esconderme nuevamente en la esquina de edificio donde
estaba antes esperándome.
Tras el acto de Henry por abrir la puerta, los Cribens
arremeten corriendo y gritando hacia los militares así que
estos al percatarse de la situación abren fuego contra las
bestias que iban a su caza.
Al mismo tiempo que esto sucedía, Henry y Alicia se
escurrían detrás de ellos para poder continuar con su
travesía hacia Gregory. Al pasar con éxito el control,
apresuran su paso antes que llegue la noche e inicie el
segundo día de primavera.
Cabe recalcar que los mejores momentos para dirigirse al
exterior, eran aquellos donde el cambio de clima y
temperatura no era tan radical. Entre esos codiciados días,
se encuentran los lunes y martes ya que son el inicio y final
de la primavera, y el esperado viernes de otoño. El resto de
la semana era considerado un suicidio por las grandes
dificultades para salir durante estos.

27
Tras caminar por casi una hora, llegamos al punto de
reunión en el cual habíamos acordado que nos veríamos
con Gregory según dice Alicia. Pero no había nadie, ni una
muestra de humanidad en aquel viejo puerto donde se
solían aparcar lo barcos pesqueros unos años atrás.
Investigamos por todo el recinto hasta que descubrimos un
rastro de sangre en el piso. Lo seguimos con una gran
corazonada de que algo fuera de nuestros planes estaba
ocurriendo, pero aun así decidimos seguir. El camino
recorría el almacén ubicado en la parte trasera del muelle,
cerca de un barco de carga ahí encallado. Peces podridos,
metales oxidados, humedad. Todos estos olores entraban
en lo más profundo de mis pulmones, mi única opción era
ignorarlos y seguir avanzando. Revisábamos por cada
esquina, nunca se sabe que nos tiendan una emboscada.
Avanzados unos cuantos metros, un nuevo olor inundo mi
olfato. Se trataba de sangre recién derramada, alguien había
sido asesinado recientemente. Sabiendo esto le comenté
Alicia lo que capté y rápidamente corrimos hacia el origen
del fuerte olor. Atravesamos unas cortinas de plástico y
llegamos a una oficina. Triste y prácticamente vacía
habitación, lo único que se podía observar esa aquel
cadáver y algunos libros en las estanterías ya casi
destruidas por la humedad.
Me acerqué a comprobar el cuerpo y mi corazonada era
clara y cierta. Aquel cadáver que yacía tendido en una silla
se trataba de nada más que el mismo Gregory que había
sido asesinado hace solamente unos minutos atrás. Estaba
seguro de eso ya que las heridas que tenía aún estaban
frescas y no se encontraba sangre coagulada.
Tras este descubrimiento, Alicia y yo empezamos a buscar
pistas sobre quién pudo haber realizado algo de este estilo.

28
Sabemos muy bien que Gregory no era la clase de hombre
que cumplía con su palabra, pero el hecho de no conseguir
nuestro pago una vez realizado el trabajo de traficar las
boletas, nos molestaba más que el propio viaje para llegar
hasta aquí.
—No hace falta buscar. Aquí estoy —dice una mujer de
porte alto y bastante seria.
—Oh perfecto. ¿Que hace la líder del Camino aquí? —
Hablo Alicia con una cara decepcionante.
—Tenía asuntos con Gregory, pero no esperaba que no
fuera la única. —dice la mujer con una gran confianza en
su mirada.
—¿Qué quieres Zoé? Sabes muy bien donde encontrarme
—le dice Henry a la mujer con seriedad en cada palabra.
Alicia:
Espera, ¿conoces a esta mujer? Por qué nunca me lo dijiste
pedazo de estúpido.
Zoé:
¿Así que nunca le hablaste de mi Henry? Eso me sorprende
incluso a mí.
Henry:
Alicia, te presento a mi exesposa, su nombre es Zoé y es la
líder de la secta “El camino” o como se hagan llamar esos
payasos.
Zoé:
Sabes muy bien que nuestra causa no es ninguna payasada,
incluso tu perteneciste a ella por un tiempo.

29
Henry:
Cosa de la que claramente me arrepiento. Vamos, ya dime
que es lo que quieres y cuanto nos vas a pagar.
Zoé:
Quiero que lleves a Violet al hospital central de New York
en una semana, los últimos médicos que quedan la están
esperando ahí y el único que conoce este país y haya
sobrevivido para contarlo eres tú.
Alicia:
Wow, no tan rápido conejita. ¿Cuánto nos vas a pagar por
esto? Sabes muy bien que no hacemos los trabajos gratis.
Zoé:
Les pagare el doble de lo que les prometió Gregory y les
daré armamento de contra bando nuevo, creo yo que es un
trato bastante justo.
Henry:
Déjame entender este asunto. ¿quieres que lleve a esa niña
hasta el otro lado del país en una semana? Eso es
prácticamente un estado por día. Además ¿Por qué tanta
insistencia? Me prohibiste verla por más de quince años y
¿ahora mágicamente deseas que me haga cargo de ella
hasta el otro lado del país como si no hubiera pasado nada?
Zoé:
No te preocupes por eso, Violet no se acuerda de ti si es lo
que te preocupa. Créeme que es mucho mejor que no sepa
que eres su padre.
Alicia:

30
¿Quieres el trabajo? Bien, muéstrame el pago y con gusto
estaremos dispuesto hacerlo.
Zoé:
Tu vienes conmigo, Henry que vaya a la vieja pastelería
cerca del capitolio. Ahí te estará esperando la niña, ten en
cuenta que ella no sabe nada así que una vez llegues,
explícale la situación y espera ahí a que vuelva.
Henry:
Aún tengo ciertas inquietudes, pero trabajo es trabajo y la
mejor parte del mío, es que no tengo que hacer preguntas
así que nos vemos en la noche. Pero te aviso que esto lo
hablaremos después Zoé.

EL PAQUETE

31
El paisaje es agotador, mire hacia donde sea, siempre es lo
mismo. Un edificio abandonado tras otro una y otra vez, lo
único que debo hacer es llegar a la pastelería, pero pensar
en el trayecto cansa las piernas sin siquiera haberlas
movido lo suficiente.
Tras emprender mi viaje, solo puedo pensar en todo lo que
ha pasado en tan poco tiempo, mi exesposa ahora me
necesita para llevar a una niña la cual no veo desde hace
más de quince años. Es algo que no pasa todos los días y
aun así es un trabajo más con paga de por medio claro está.
En el camino observo un mural lleno de garabatos y
pequeños dibujos con la frase “El camino es para todos”.
Quizá para algunas personas El camino es más que un
simple grupo, quizá sea una forma de vida o su única
esperanza para seguir en este retorcido mundo un día más.
El camino últimamente es un grupo bastante importante
para gran parte de la población que pertenece y no a él. Esto
es debido a que suelen ser muy solidarios con las personas
que necesitan apoyo. Sin embargo, yo no me creo esa
escenita, conozco bien Zoé y por ello puedo saber que tiene
unas intenciones mucho mayores detrás de esta mascara
que usa para aparentar ser alguien de buen corazón. No por
nada me aleje de ella hace mucho tiempo.
Justo antes de doblar la esquina, alcanzo a observar por el
rabillo del ojo a un grupo de Crawlers caminando en mi
dirección. Sin pensarlo me camuflo en una pared cerca de
un contenedor de basura el cual huele pésimo, pero no se
compara con un cuerpo en descomposición así que es más
tolerable.
Lastimosamente una maldita rata que se encontraba en el
contenedor tira una lata al piso llamando la atención de los

32
Crawlers así que corro con todas mis fuerzas. Mientras
avanzo mil y un obstáculos se atraviesan, pero los evitos de
la mejor forma que puedo y sigo mi camino escuchando sus
gritos cada vez más cerca. En la distancia logro observar
una pequeña casa con la puerta abierta así que me dirijo
hacia la ubicación.
Entro a la casa y cierro la puerta, mientras la sostengo,
observo toda la sala de forma rápida buscando algo que me
sirva de barricada. Gratificantemente, al otro lado de la sala
se encuentra un sofá lo suficientemente grande como para
ubicarlo en la puerta así que me despego de mi barricada
personal con nervios de acero y corro al mueble para
empujarlo lo más rápido posible con todas mis fuerzas
hacia la entrada.
Tras descansar un rato, decido recorrer el lugar. En cada
habitación encontraba cosas de buen uso, entre ellas unos
cuantos cartuchos para el arma ya que me encontraba sin
munición. Durante mi estancia en esta casa, me he
percatado que aquí solía vivir una pareja quizá joven ya que
aún se pueden ver restos de retratos y fotos esparcidos por
doquier. «¿Que habrá pasado con esa familia?», pensé
mientras me disponía a salir por la puerta trasera de la casa
una vez que los Crawlers se marcharon.
Una vez afuera, respiré nuevamente el aire de la ciudad,
uno bastante contaminado, pero ya me había acostumbrado
a este. En la lejanía logro apreciar el capitolio así que
sabiendo eso, la pastelería no debe estar muy lejos y aunque
la noche ya empezaba a caer, solo me fijaba en la forma
más rápida para acelerar mi paso.
Tras un par de horas de caminar, al fin llegué a la entrada
de la pastelería, pero al intentar abrirla, esta se encontraba
cerrada así que preferí rodearla y escalar por el techo.
33
Afortunadamente, una escalera de mano para empleados se
encontraba en la parte trasera aun intacta así que me
dispuse a subir por esta.
Una vez en la cima, intente ver a través del tragaluz si había
alguien ahí, pero ni un solo sonido escuche así que de forma
muy precavida rompí la ventana de una patada cayendo
fuertemente al suelo del local lastimándome levemente los
pies.
En el instante en el que trato de levantarme, una figura
viene corriendo hacia mí con un cuchillo en las manos así
que agarro su mano y la lanzo al suelo. Gracias al a la luz
de la luna, me percato que es ella. Violet.
—¡¿Quién demonios eres?! —dijo la niña con la voz más
furiosa posible.
—tranquila niña, me envió Zoé —mencionó Henry
mientras traba de tranquilizarla.
—¿Tu eres el que me llevará a New York?
—Así es niña, pero primero debemos esperar aquí hasta
que llegue Zoé y mi compañera.
Una vez se calmó la chica, nos sentamos en una de las
mesas de la pastelería esperando la llegada de Zoé y Alice.
Durante el proceso charlamos y aunque se mostraba reacia
mis preguntas, solamente se limitaba a contestar lo más
básico. Cabe recalcar que la niña no sabe que soy su padre
y tampoco pienso relatárselo por ahora. Simplemente es un
paquete el cual no hace falta que tenga información.
Detenidamente me levante a observar los rincones de la
pequeña pastelería. Vitrinas viejas, máquinas de café,
freidoras y cajas registradoras completamente saqueadas.

34
El hecho de pensar que este lugar alguna vez fue un punto
de reunión para familia y amigos es simplemente
nostálgico al igual que espeluznante. El virus solo ha traído
desastre para lo que queda de la humanidad y, aun así, sé
muy bien que nuestra especie lo último que se merece
actualmente es seguir viviendo.
La niña se reprimió en una pequeña esquina del local
mientras esperamos al par de chicas. Por mi parte, miro la
máquina de café con tanta belleza y felicidad al recordar lo
cómodo que era una taza en la mañana. Daria lo que fuera
por degustar nuevamente así sea una gota de tan deliciosa
bebida que lastimosamente, en los tiempos actuales ni un
solo grano se cultiva o siquiera se recuerda su verdadero
sabor.
En este momento, mi reloj marca las diez de la noche y
seguimos aquí, esperando la llegada y empiezo a pensar
que el trayecto desde la base de El camino hasta aquí es
bastante largo. Aun así, conociendo a Alicia, ella movería
mar y tierra si el trabajo vale completamente la pena. Por
mi parte, siempre y cuando sobrevivir sea una posibilidad,
entonces sabe muy bien que cuenta conmigo.
Justo cuando me disponía a dormir un rato, escucho golpes
en la puerta seguido de un pequeño grito que decía
“¡Henry, abre la puerta!”. Me levante con un leve dolor en
las piernas seguramente por la caída, aunque ya había
disminuido en su mayoría. Al llegar a la puerta, retiro los
barrotes que la obstruían y abro la puerta para que ingresen
las chicas.
—Ven Henry, tenemos que hablar —dice Alicia apartando
a Henry hacia una esquina del local.
Alicia:

35
Es una gran paga Henry. Podríamos vivir más de un año
con ello y además el trabajo no es tan difícil, simplemente
es llevar a la niña al otro lado del país en una semana. Un
coche sería más que suficiente para llegar en un par de días
o incluso menos si no nos detenemos.
Henry:
Vamos a ver Alicia, ¿tienes idea de los peligros que puede
haber a la hora de salir de la ciudad? Recuerda que los
Crawlers y las esporas siguen ahí fuera y este sin duda sería
el trabajo más agotante que realizaríamos.
Alicia:
Lo sé, lo sé. Pero este puede ser nuestro mejor y último
trabajo por mucho tiempo Henry, no necesitaríamos volver
a realizar el trabajo sucio por un buen rato.
Henry:
Muy bien, tomaremos el trabajo, pero no me hare cargo de
la niña, tú te aseguraras de la salud del paquete mientras
que yo solamente dirijo hasta la ubicación. Al fin y al cabo,
entre los dos sabes muy bien que soy el único que conoce
este país a la perfección.
Diciendo esto, Henry se dirijo junto Alicia hacia Zoé la
cual estaba hablando con Violet sobre el viaje que iba a
emprender.
Aunque un poco nerviosa, Violet acepto ir con ellos hasta
New York. Sabiendo esto, los tres se despidieron de Zoé
la cual los esperaría en la ciudad en una semana.
Al salir de la pastelería, para llegar a las afueras de la
ciudad, debían recorrer un par de edificios colisionados
extremadamente altos ya que en la calle se encontraba un

36
hueco de gran profundidad. Tanto así, que una piedra se
demoraba más de siete segundos en tocar el vacío oscuro
de la superficie.
Buscando una entrada, rodean todo el edificio hasta
descubrir una ventana rota por la cual ingresan hacia el
edificio. Revisan cada oficina con sus linternas intentando
descubrir rastro de material útil o simplemente estar atento
a que no se vea ningún crawler.
Al subir las escaleras, cada piso lo revisaban oficina por
oficina, cada pequeña munición o cosa útil se la guardaban,
era muy poco lo que charlaban entre si ya que el más
mínimo ruido podría alertar a los Crawlers de los pisos
superiores.
Al llegar a la planta alta, se podía observar de cerca ambos
edificios de forma muy junta al igual que se sentía el
tambaleo del lugar. Sabiendo que muy proto este iba a
colapsar, deciden apresurar el paso, pero se ven gravemente
interrumpidos por una roda de Crawlers chasqueantes. A
este tipo de Crawler se le llama así, ya que poseen una nula
capacidad de visión, pero por culpa de esto, otros sentidos
como el olfato y el oído lo tienen demasiado desarrollado.
La variante Chasqueante de los Crawlers son los más viejos
ya que son las personas que se transformaron a inicios del
colapso mundial y, por ende, el virus se ha desarrollado
mucho más en estos molestos acechadores. Su mordida, a
diferencia de los Crawlers normales, es letal y el mero
contacto con su cuerpo es altamente contaminante.
Al ver este inminente peligro, decidimos avanzar
agachados y de forma silenciosa por los rincones de la gran
oficina central, viendo en las estanterías como caían los

37
libros por los temblores del edificio, los chasqueantes se
dirigían corriendo hacia estas estanterías sin ningún éxito.
Una vez llegamos a la ventana del otro edificio, nos
apresuramos a saltarla uno a uno. En el momento en el que
Violet cruzo por la abertura, una de las botellas que se
encontraban en la estantería de arriba cayó sobre la cabeza
de la niña provocando que esta gritara durante un segundo
por el dolor provocando que todos los chasqueantes corran
demasiado rápido hacia su posición.
—Oh mierda, ¡corran corran! —grita Henry de forma
nerviosa y apresurada.
Mientras bajaban apresuradamente las escaleras, el edificio
contiguo colapsaba creando un sonido tan ruidoso como el
de una bomba. Sabían muy bien que, si el otro edificio caía,
este también lo haría así que se apresuran en las escaleras
sin detenerse en ningún piso.
Los escombros caían sobre su cabello y pequeños
tropezones impedían ir más rápido. Escuchaban como los
chasqueantes que los perseguían eran aplastados por las
grandes paredes de hormigón y aun así no los tranquilizaba
el hecho de saber que ya no estaban siendo perseguidos,
sino que les preocupaba el hecho de que ahora la
posibilidad de morir bajo un edificio estaba mucho más
presente.
En el último tramo de escalera, una pared ya caída en la
planta baja impedía seguir avanzando y debían encontrar
una ruta alternativa lo más rápido posible.
Golpeaban la puerta de cada oficina con tanta furia y
desesperación intentando buscar una posibilidad de romper

38
una ventana, pero todas se encontraban ya llena de
escombros.
Mientras corrían hacia la última sala, todo el edificio detrás
de ellos caía rápidamente y sin más opciones al entrar en la
oficina corren con todas sus fuerzas hacia la ventana aun
entera. Le disparan mientras avanzan para que se rompa el
vidrio y saltan a través de ella cubriendo Henry a Violet en
la caída.
Mientras aún estaban en el aire, podían ver como ambos
edificios estaban en la cúspide de su final y por la misma
ventana por la que se habían lanzado milésimas de
segundos antes, salía el polvo del hormigón de las paredes
interiores demostrando que si no hubieran saltado en el
momento en que lo hicieron habrían padecido ahí mismo.
En el instante en el que caen al suelo, la adrenalina del
momento permite que no sientan ningún dolor y se
preocupen más por haber salido ilesos de ahí.
Ahora que se encontraban al otro lado de la calle, se
motivan a seguir avanzando conociendo los peligros de
este trabajo hacia la carretera central antes de que el sol
ascienda y llegue el último día de primavera.
Mientras se dirigían a la ubicación, un grupo de Crawlers
que escucho el estruendo de los edificios los capta a la
distancia y van corriendo hacia el grupo de Henry. Estos
intentan enfrentarse a ellos, aunque en un descuido, un
Crawler logra derribar a Alicia, Henry la salva en el último
momento.
Ahora con el camino libre, tras caminar por un par de horas,
llegan a la autopista, pero más grande fue su desilusión al

39
enterarse que no había vehículos y encima había una
patrulla militar recorriendo la zona.
—Yo los distraigo. Henry aprovecha y mientras no ven
roba el coche. —dice Alice de forma segura y confiada.
—De ninguna manera, no te dejaré morir aquí —habla
Henry con la voz quebradiza.
—¡Que vayas maldita sea, no está en discusión! —dice
Alicia mostrándole la mordedura de un Crawler en su
brazo...
—Oh Dios, ¿pero cuando? — dice Violet sorprendida y
triste por la situación.
—No te preocupes niña, solo haz todo lo que él te diga —
dice Alice con un claro nudo en la garganta.
—Prométeme que nos darás tiempo —habló Henry
aceptando el destino de su compañera.
—Solo ve. Yo me encargo del resto.
Tras decir esto, el grupo se separa y Henry junto a Violet
rodean sigilosamente el coche mientras que del otro lado
Alice se mientras frente a ellos con un fuerte grito “¡Aquí
estoy bastardos, vengan a por mí!”.
Todos los oficiales que se encontraban rodeando la zona,
intentan abatirla, pero Alice se resiste fuertemente tras un
pequeño muro de ladrillos destruido por la vegetación. Por
otro lado, Henry elimina al conductor del vehículo y se
sube en este junto a Violet pero el motor simplemente no
enciende.
Preocupado, Henry empieza a maldecir el coche hasta que
por fin oye el fuerte rugido del motor en camino, así que

40
mientras nadie lo ve más que la confiable y satisfecha
mirada de Alicia, se aleja de la zona con dirección a
Kansas.
Mientras observa cómo se aleja el coche, Alice da por
concluida su misión y sin mucha resistencia se entrega para
ser abatida de un solo disparo. Mientras caía, simplemente
agradeció por tener ahora la capacidad de despojar este
podrido mundo...
—¡No puedo creer que enserio la dejáramos!
—Silencio niña, Alicia es cosa del pasado.
—¡Pero pudimos haberla ayudado!
—Es cosa del pasado niña —Dice Henry deteniendo el
bruscamente el auto.
—Escúchame bien niña. A partir de ahora, harás lo que yo
diga, dirás lo que yo diga, me seguirás a donde yo digo y
acataras cada una de mis malditas ordenes ¿entiendes?
—Pero es alg-
—¡Dime que entiendes pequeña!
—Si, entiendo y hare todas tus ordenes —Respondió Violet
aceptando el destino que se le ha impuesto.
—Muy bien. A unas millas de aquí, en Kansas, un viejo
amigo me debe unos favores, el puedo ayudarnos a
conseguir gasolina así que prepárate que va a ser un viaje
largo.

41

También podría gustarte