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Arqueometría, Análisis de Fuentes de Materias Primas
Arqueometría, Análisis de Fuentes de Materias Primas
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MÓDULO 10
El arqueólogo se adentra en los sucesos del pasado con mayor profundidad que el
historiador desde el momento en que puede poner en claro muchos períodos de la
historia en áreas que, por una u otra razón, no han sido registradas adecuadamente en
forma escrita. Este proceso implica el despliegue de numerosas técnicas científicas
algunas de las cuales son de reciente aplicación.
El hombre existe en un medio ambiente físico que debe ser tenido en cuenta si
deseamos entender cómo vivió. El medio ambiente no determina pero sí impone límites
a las posibilidades abiertas a los pueblos en una determinada etapa cultural. Así el
arqueólogo ha de tener en cuenta las condiciones ecológicas que prevalecieron en el
tiempo y lugar que se estudia. Para determinarlas necesita de colegas científicos de
disciplinas varias que, para fundamentar una interpretación de la historia humana, le
ayuden a reconstruir, por una parte el clima y el suelo que formaban el hábitat y, por
otra parte, recuperar los animales y la vegetación que constituyeron el bioma y dieron al
hombre la base de su subsistencia. Sin olvidar que el arqueólogo está más interesado en
el hombre y su cultura que en su medio ambiente.
Los arqueólogos modernos ya no excavan solamente para acumular datos, sino para
resolver problemas. Así pues el arqueólogo necesita, cada vez más, la utilización de
ayuda especializada en sus proyectos de excavación, pero sin perder de vista que él
debe conservar el control de la coordinación y de la interpretación general de los
resultados.
Hasta hace poco uno de los principales intereses de los arqueólogos fue establecer una
cronología para la prehistoria. Pronto abandonaron una cronología paleontológica
relativa para establecer una cronología basada en los artefactos y crearon las edades de
Piedra, Bronce e Hierro. De este modo la historia del hombre interpretada a través de
sus artefactos se convirtió en la principal preocupación de la prehistoria.
No es la actitud más adecuada el reclamar la ayuda del científico naturalista una vez
terminada la excavación, pues se puede haber perdido la oportunidad de recoger
muestras de la forma más apta para ser tratadas en el laboratorio y puede haberse
perdido información irrecuperable. Desde un principio pueden existir prioridades
históricas y científicas que pueden marcar y determinar el ritmo de una excavación,
pues la Arqueología ha dejado de ser exclusivamente una ciencia de las piedras, las
ollas y las monedas y el arqueólogo ha dejado de ser el fanático devoto de cosas
antiguas.(Soler 1982).
No siempre es fácil discernir lo que puede tener valor para la Arqueología y lo que
solamente tiene importancia para las ciencias auxiliares. Sin embargo, es todavía más
grave, mantener por separado los datos suministrados por cada una de las ciencias
auxiliares a las que el arqueólogo ha pedido soporte, e interpretarlos de un modo
aislado, sin poner en común el conjunto de información obtenida.
Los artefactos, útiles y herramientas son obtenidos a partir de materias primas más o
menos transformadas que se adaptan a las necesidades para las que han sido elaborados
por el hombre. En la elaboración de las materias primas pueden darse dos tipos distintos
de procesos. Un proceso que transforme la materia prima en otro material distinto con el
cual es elaborado el correspondiente artefacto, tal y como sería el caso, por ejemplo, de
los metales; y otro proceso en que la materia prima no es transformada sino solamente
trabajada, como sería el caso de la madera o de las rocas.
Esto nos permite agrupa los artefactos en dos grandes categorías las cuales hay que
tener en cuenta a la hora de intentar determinar su procedencia o lugar de fabricación.
Determinar si un artefacto procede del mismo lugar donde ha sido hallado (origen local)
o bien ha sido traído de lugares más o menos distantes (origen foráneo), supone prestar
una especial atención al material con el que ha sido elaborado. Si es un material no
transformado (por ejemplo mármol), para adjudicarle al artefacto un origen local
debemos tener la certeza de que este material existe o existió (por transporte o
comercio) en la zona. Si es un material transformado (por ejemplo la cerámica), además
del material debemos investigar y determinar si la técnica empleada en su elaboración
era utilizada o no en la zona.
Cuanto más manipulado haya sido un material, más difícil será determinar su
procedencia. Hay materiales cuya manipulación es mínima como es el caso de los
materiales no transformados. En cambio otros materiales como los metales pueden
haber soportado múltiples fundiciones que han mezclado diversos tipos de metal
quedando difuminadas las características primitivas propias del lugar de origen.
Cada tipo de material y el distinto uso que se le haya querido atribuir nos plantea una
serie de interrogantes sobre el modo como hemos de abordar el estudio que nos permita
determinar su origen o su procedencia. Los materiales de los que están hechos los
artefactos pueden dar una indicación mucho más valiosa que el propio estilo.
Entre los diversos factores que pueden influir en la determinación del área fuente cabe
destacar, en orden de importancia, los siguientes (Álvarez 1995)::
- el grado de certeza con que un lugar de origen puede ser determinado como único
- el número de diversos lugares en una región dada que puedan ser considerados como
posible área fuente
-la posibilidad de que existan diversas áreas fuente posibles y de características muy
similares lo que dificulta el discernimiento final de la más probable
La datación realizada por termoluminiscencia (muestra 3031: 1894BC +328) las hace
coetáneas con la fase Valdivia VII.
Es precisamente a la hora de fijar áreas fuente cuando es fácil caer, sin darse cuenta, en
interpretaciones trucadas o falseadas, o, cuanto menos, forzadas hasta límites
difícilmente aceptables. Y es también aquí donde pierde, a veces, su credibilidad toda
una larga y minuciosa investigación, precisamente por la prisa en sacar conclusiones
que todavía no están suficientemente clarificadas, o que, por desgracia, el investigador
no ha madurado suficientemente. Widemann (1984) advierte claramente sobre este
peligro y aconseja que el arqueólogo se plantee seriamente la magnitud del problema a
la hora de decidirse a establecer áreas fuente.
A veces el estudio de unas pocas muestras, que puede no llegar a la docena, se pretende
acotar un área fuente en regiones geológicas tan extensas y variadas que el mismo
margen de error estadístico producido en su estudio, es capaz de engullir estas muestras
sin clarificar verdaderamente si son de la zona o no.
Por otro lado, aunque las técnicas analíticas son un instrumento auxiliar muy válido para
los arqueólogos, nunca han de convertirse en un fin en sí mismas, cosa que, a veces,
parece que lo pretendan algunos analistas. Todo esto queda también reflejado muchas
veces en el modo como son formuladas las conclusiones. No siempre se extraen
auténticas conclusiones, a lo sumo se consigue confirmar ideas preestablecidas de
antemano, o explicar los resultados, de un modo muy partidista y limitado, única y
exclusivamente a la luz de los conocimientos propios sin tener en cuenta los
conocimientos que pueden aportar el resto de ciencias.
Los colores que presenta (la cerámica) oscilan entre el amarillo y el pardo
oscuro, debiéndose a una segregación en superficie del óxido de hierro de los
minerales cuya génesis es doble: por una parte, el precedente edáfico de estas
arcillas, por otra, el calentamiento. Las diferencias en el grado de
desferrificación, y por tanto en el color, dependen del tipo de minerales
presentes, de la temperatura y de la modalidad de cocción. Asimismo se ha
observado que el óxido de hierro disperso se puede concentrar en bandas y
formas masivas de colores oscuros, clasificables en algún caso como cristales
de mena metálica… Creemos que el óxido de hierro no se dispersa
homogéneamente porque las paredes de la vasija son anisótropas a la
transmisión del calor, como consecuencia de que existen alineaciones de
fenocristales.
La actual dispersión de datos ha de dar paso, poco a poco, a síntesis que conduzcan a
conclusiones cada vez más coherentes. Por su parte, en un alarde encomiable de
sinceridad, Myers y Blackman (1986), después de haber estudiado muy extensamente
las cerámicas de Qsar-Es-Seghir, en el Norte de África, hacen un llamamiento a los
estudiosos del tema para poner en común, en un posible banco de datos, los
conocimientos que se tengan sobre la región estudiadas, a fin de poder establecer
conclusiones válidas, a partir de las correspondientes comparaciones de datos.
Por el mero hecho de ser un buen investigador no todo científico puede llevar a cabo
una colaboración con arqueólogos sin entrar a fondo en el nuevo panorama y en la
nueva problemática que ello puede representar para el arqueólogo. La puesta en común
de la información, proceda de donde proceda, es el camino más eficaz para obtener una
interpretación lo más correcta posible.
5- Técnicas analíticas
Estas técnicas siempre deben ser aplicadas antes que las técnicas analíticas
consideradas destructivas.
Estas observaciones vienen condicionadas por el tipo de luz utilizada. Dentro del
espectro electromagnético se puede trabajar con luz visible, con luz ultravioleta y con
rayos infrarrojos. Todas ellas son radiaciones con diversos niveles energéticos y, por lo
tanto, están relacionadas con diversas longitudes de onda. En la zona de radiaciones más
cortas pueden emplearse los rayos-X y obtener una radiografía del objeto.
con luz natural tienen el mismo aspecto. Las radiaciones emitidas oscilan
- catodoluminiscencia
Se entienden como análisis químicos aquellos que dan la composición elemental de los
minerales y de los compuestos tanto orgánicos como inorgánicos. Si bien el método
tradicional para llevar a cabo estos análisis era la disolución de la muestra, en la
actualidad son numerosas las técnicas que pueden ser consideradas dentro de este
apartado.
El método tradicional, denominado por vía húmeda, pone en juego la afinidad química
de los compuestos y de los elementos para hacerlos reaccionar entre sí y modificar las
combinaciones entre los elementos, dando lugar a los denominados productos de
reacción. Este sistema todavía se usa sobre todo para determinar los elementos
mayoritarios. Los resultados pueden expresarse, bien según los porcentajes de cada
elemento analizado, o bien según los porcentajes de los óxidos correspondientes.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la cantidad de muestra necesaria para llevar a cabo
el análisis es, casi siempre, muy pequeña y, si esto puede ser interesante en el análisis de
piezas raras o piezas que no permiten la extracción de una muestra de mayor tamaño
(piezas destinadas a museos), no debemos perder de vista que a la larga puede
representar un serio inconveniente, en el sentido de que la muestra analizada, debido a
sus reducidas dimensiones, no es lo suficientemente representativa del material
analizado y, por lo tanto, no se puede llevar a cabo con suficiente garantía la
extrapolación de los resultados.
5.2.1. Espectroscopía
Las interacciones pueden tener lugar a nivel atómico en cuyo caso dan un espectro bien
definido (espectro de rallas). Las interacciones a nivel molecular dan espectros en
bandas.
- fotometría de llama
- microsonda de rayos-X
Se basa en los mismos principios que la fluorescencia de rayos-X, solo que está
diseñada para permitir el estudio de pequeñas zonas de un solo cristal. Puede ir
acoplada a un sistema óptico que permita observar con detalle los puntos
analizados. El microscopio electrónico de barrido tiene incorporado el
denominado EDAX que es una microsonda de este tipo.
-microsonda electrónica
Se puede considerar como una variante del método anterior solo que los
protones son más difíciles de excitar que los neutrones. El núcleo excitado
puede emitir rayos-x o incluso radiaciones .
- espectroscopia Mössbauer
Es una técnica que permite definir con precisión la naturaleza de los minerales presentes
en la muestra. Así como el análisis químico nos da los elementos por separado, esta
técnica nos da directamente los compuestos minerales sin necesidad de ninguna clase de
interpretación a partir de los elementos quicos detectados aisladamente.
La materia cristalina define una seria de planos cristalográficos en los que se hallan
situados loa átomos de la estructura. En cada mineral estos planos tienen una
disposición y unas distancias entre ellos características que los definen. Mediante la
difracción podemos detectar estos planos y sus distancias. Por comparación con fichas
de referencia se determina el tipo de mineral.
6. Caracterización de algunos materiales
La piedra es uno de los materiales más versátiles que existen en la superficie terrestre.
Su utilización es innata a la presencia del hombre y todas las culturas, desde la edad de
piedra hasta nuestros días, depende en gran parte de las diversas aplicaciones que han
dado a este material.
El hombre primitivo encontró en el cauce de los ríos y en los derrubios de los escarpes
montañosos fragmentos de piedra que le llamaron la atención por su forma y por su
aspecto. De la utilización de estos materiales que tenía a su alcanza pasó pronto a la
búsqueda de los lugares de origen que le proporcionaron materiales de mayor calidad y
de dimensiones mucho mayores.
Cualquier artefacto hecho con piedra nos conduce a rehacer un camino hacia atrás que
nos manifiesta la historia de estas piedras en manos del hombre. En el fondo se trata de
establecer las áreas fuente de estos materiales, y la manipulación que el mismo hombre
hizo de estos materiales.
Así como en algunas culturas, la griega y la romana por ejemplo, la piedra fue un
importante elemento ornamental y decorativo, en otras culturas no pasó de ser un
elemento empleado casi exclusivamente como material constructivo. En este caso lo
único que interesa es emplear, si la calidad de los mismos lo permite, los materiales
cercanos, de modo que quede asegurado el abastecimiento y el transporte. Este parece
ser el caso de las culturas de Sudamérica.
La piedra como tal y sus distintas variedades parece que no deben, por tanto en
Sudamérica, plantearnos problemas de procedencia. Las áreas fuente siempre serán
cercanas al lugar de utilización. Vamos a centrarnos en otros materiales lapídeos que
circularon con profusión por todo el ámbito de Sudamérica y que no eran,
evidentemente, materiales de construcción, sino la base de fabricación de herramientas
y artefactos, así como de elementos de ornamentación personal o de pequeños objetos.
Para establecer el área fuente de estos materiales es preciso conocer con detalle el
contexto geológico de las diferentes localidades
A continuación damos una lista de materiales lapídeos que circularon por Sudamérica y
que pueden encontrarse en todas las culturas que se desarrollaron aquí. En el anexo 1
copiamos parte de un artículo (Álvarez 1995) donde puede verse con más detalle la
difusión de los mismos.
.6.2. La cerámica
-las primeras observaciones deben ir dirigidas a definir las propiedades de los objetos
cerámicos considerados como un artefacto. Estas propiedades son las que normalmente
se estudian mediante la observación directa y los análisis de composición mineralógica
y química.
- el segundo grupo de observaciones ha de estudiar las propiedades físicas de la pieza
aplicando las técnicas analíticas propias de la denominada ciencia de los materiales. La
aplicación de estas técnicas debe llevarse a cabo en el laboratorio pues requieren
máquinas especiales debidamente instaladas.
El análisis químico está siendo usado ampliamente en el intento de determinar las áreas
fuente o lugares de abastecimiento. Sin embargo son los componentes del temperante,
no modificados en el proceso de cocción, los que mejor pueden definir un área fuente
La información mineralógica o petrográfica es mucho más objetiva y puede referirse
directamente a determinadas áreas geológicas como posible área fuente. Siempre serán
más fácilmente comprobables las conclusiones basadas en datos geológicos que las
fundadas en análisis químicos.
MEGGERS, B. J.; EVANS, C.; ESTRADA, E. (1965). The early Formative Period of
Coastal Ecuador: The Valdivia and Machalilla Phases. Smithsonian Contribution to
Anthropology, nº 1, Smithsonian Institution, Washington D.C.