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Para captar la luz del sol ocurre un proceso físico. Entonces la imagen no es solo un tipo
especial de signo, sino un principio fundamental de lo que Michel Foucault llamaría «el
orden de las cosas». La imagen es el concepto general que reúne figuras de conocimiento,
otro tipo de proceso por el cual adquirimos información.
Hay una gran cantidad de cosas que reciben el nombre de imagen. Llamamos «imagen»
a cuadros, estatuas, ilusiones ópticas, mapas, diagramas, sueños, alucinaciones,
espectáculos, proyecciones, poemas, diseños, recuerdos, e incluso ideas. Todos estos
conceptos no necesariamente tienen algo en común, pero podríamos considerarlos dentro
de un amplio conjunto.
Se puede trazar una genealogía de este conjunto, enfocándonos en los lugares en que
estas imágenes se diferencian entre sí:
Cada
tronco del
árbol
determina
un tipo de
imágenes
que ocupa un lugar importante en alguna disciplina intelectual:
Las imágenes gráficas, escultóricas o arquitectónicas a la historia del arte. Todo lo que
está en el mundo material o en un soporte físico.
Las imágenes ópticas a la física. Son las imágenes que se generan por un proceso físico.
Haz de luz, espejo, proyección.
Las imágenes perceptivas ocupan una región en cierto modo fronteriza. Es esta una
región de conceptos poco claros que se encuentran en la frontera entre una concepción
física y una psicológica de las imágenes, están entre las imágenes gráficas y ópticas y son
un puente con las imágenes mentales y verbales. Son la percepción que yo tengo de los
objetos o imágenes que me rodean, y como esa percepción construye una imagen dentro
de mi aparato óptico. Lo que vemos no se representa de igual manera en mi aparato óptico,
mediante un proceso biológico, se refleja a la inversa. Esta imagen que construye mi
percepción, es la imagen perceptual.
DIFERENCIA entre imagen y visión: lo que veo se transforma en una imagen distinta a la
realidad. Alegoría de la caverna: lo que ve el prisionero es el objeto en sí mismo? Una
cosa es lo que v, que puede pensar que es un pájaro volando, y otra cosa es la imagen del
pájaro recortado que mueve alguien atrás. Problema de la representación: ¿lo que veo
representado en la superficie es el objeto en sí, es lo mismo? La representación traduce
bien la imagen?
Las “especies” o “formas sensibles” (según Aristóteles) emanan de los objetos y se
impresionan en los receptáculos de nuestros sentidos.
Aquellas «apariencias» que (en el lenguaje común) se interponen entre nosotros y la
realidad, y a las que nos referimos a veces como «imágenes» —desde las imágenes
proyectadas por un actor de talento hasta aquellas creadas para un producto o personaje
por expertos en publicidad y propaganda.
El problema de la imagen: casi todo lo que nos rodea en el mundo yo lo puedo tomar
como imagen, pero el problema es colocar cierto orden para distinguir el tipo de imagen.
También de qué manera se puede utilizar el concepto de imagen dentro de los discursos
que existen en distintas disciplinas. A este problema se plantea la clasificación, una familia
de imágenes.
La existencia de las imágenes perceptuales, que actúan como puente, hace aparecer
ciertas preguntas…
¿Las imágenes gráficas y ópticas, dependen de las imágenes mentales y verbales? Es
decir, toda imagen que está creada en el mundo, primero fue pensada para ser creada?
Y a la inversa, las imágenes que tengo en mi mente necesitan un referente material para ser
pensadas ?
En la concepción de una imagen ocurren muchos procesos a la vez. Una misma imagen
puede transformarse en distintas categorías: Un dibujo (Grafica), proyectado por un
proyector de una clase (Óptica), que lo voy a percibir y se va a transofrmar en imagen en mi
aparato óptico (Perceptual), a su vez lo puedo recordar (Mental) y luego lo puedo describir
con palabras (Verbal). La categorización termina siendo más una familia de imágenes,
porque todas tienen relación entre sí.
La discusión sobre las imágenes poéticas descansa por lo común en una teoría de la
imagen mental improvisada.
Las discusiones sobre las imágenes mentales depende a su vez de una relación
bastante limitada con las imágenes visuales, a menudo precedida de la discutible
presunción de que hay cierto tipo de imágenes (fotografías, imágenes reflejadas en el
espejo) que proporcionarían una copia directa e inmediata de aquello que representan.
También las imágenes ópticas se relacionan con las gráficas, en cuanto a las
proyecciones (IMG óptica) sirven para el arte (IMG grafica).
Se podría concluir entonces, que las imágenes están relacionadas entre sí, y que sus
límites son difusos, como también que la formación de ciertas imágenes depende de
múltiples sentidos y no solo de un único.
Perro
También podemos afirmar que el lenguaje visual se aprende de manera intuitiva, nos resulta
más fácil aprender a "leer" imágenes que a leer un texto escrito. La imagen y su
significación son más accesibles en un primer nivel de reconocimiento e interpretación. Se
ha dicho que es más "universal" porque podría traspasar las fronteras lingüísticas y las
diferencias educativas. Lo cierto es que hay más conexión (semblanza icónica) entre una
representación visual y la realidad que entre esta realidad y su representación verbal.
Tenemos tres representaciones del objeto perro, una visual, una escrita y otra verbal. Todas
ellas son signos que nos representan un "perro", pero ¿qué signo lo representa más
fielmente? Seguramente responderemos que la fotografía es más fácil y directa, utiliza un
lenguaje más intuitivo y universal: tanto un español como un inglés o un chino verán
representado un animal que responde a las características de un perro. Incluso si no
hubiésemos visto nunca un perro antes y no supiéramos que existe tal animal, la imagen
nos transmite información sobre éste. Por otra parte, la verbalización o la escritura de la
palabra perro en principio nos comunicaría exactamente lo mismo, nos representaría
también el perro, pero ya no resultaría tan evidente ni tan universal. Tenemos que haber
aprendido a leer el alfabeto en que está escrito, así como también a conocer la lengua
utilizada, para poder establecer la relación entre la palabra utilizada y el animal
representado. Tenemos que conocer el código verbal y escrito.
Cabe decir, sin embargo, haciendo un paralelismo entre el lenguaje verbal (oral y escrito) y
el lenguaje visual, que este último no es tan rígido en su estudio y análisis. Las imágenes
están más abiertas a la interpretación. Podemos encontrarnos con la problemática de no
transmitir exactamente lo que queríamos comunicar a través tan sólo de las imágenes, por
lo cual, en muchos casos, para comunicar un mensaje concreto, el diseñador y/o el
publicista se ayuda de la palabra escrita para dotar de significado preciso a la imagen, como
complemento.
La gramática visual
El acto comunicativo
Cualquier código es un sistema de signos. A fin de que la comunicación sea efectiva, tanto
emisor como receptor tienen que conocer el mismo código, si no, no se entenderán. Todos
los semiólogos comparten el hecho de que lo más importante en la comunicación no es en
absoluto el mensaje en sí mismo, sino que emisor y receptor compartan el mismo código, es
decir, por muy bien que redactemos, dibujemos, diseñemos un mensaje concreto, si
utilizamos un código equivocado dicho mensaje no se entenderá, y, por lo tanto, su finalidad
se convertirá en nula. De cómo entendemos y transmitimos los mensajes se ocupa la
"teoría de la información y la comunicación".
Homo significants: parece ser que somos una especie que tiene el deseo de crear
significados: por encima de todo somos Homo significants. A través de nuestra creación de
significados y de la interpretación de 'signos' nos podemos comunicar. Todo puede ser un
signo siempre y cuando alguien lo interprete como tal, es decir, que signifique alguna cosa.
Sabemos que los signos están por todas partes, pero ¿de dónde vienen?, ¿quién los crea?
Los signos los forma la propia sociedad, por eso, dependerá de la cultura y el contexto en
que los encontramos. Incluso puede darse el caso de un mismo signo interpretado de
manera diferente, pues cada sociedad tiene sus propios códigos y valores culturales.
En griego clásico la palabra signo significa 'unir', utilizamos una cosa para significar otra.
Vemos que los signos se crean de forma diferente según sea la sociedad que los forme,
pero hay un denominador común en todos los signos y sociedades: la necesidad de
comunicar. Por eso utilizamos diferentes formas de representaciones simbólicas: una cosa
nos ayuda a mostrar, a comunicar, otra diferente.
En la actual globalización cultural todos los que trabajamos dentro del ámbito de la
comunicación (diseñadores, periodistas, publicistas, etc.) debemos saber valorar los signos
en su contexto (cultural, de situación, temporal, etc.). Eso lo hemos de tener muy presente
si no queremos transmitir mensajes erróneos o confusos; y si queremos asegurarnos de
que nuestro mensaje funcionará en determinado contexto.
El semáforo: Todos sabemos que cuando vemos una luz roja en un semáforo quiere decir
que nos tenemos que detener. Si vemos la luz verde, quiere decir que podemos pasar... sin
embargo, ¿quiere eso decir que el color rojo significa detenerse y el verde, paso libre? No
sería del todo cierto, ya que el color rojo puede significar y comunicarnos otros conceptos
(pasión, sangre, alerta), e, igualmente, el color verde puede evocar naturaleza,
ecologismo... El hecho es que si vemos los dos colores ubicados dentro de un semáforo no
les daremos un significado de pasión ni de naturaleza, pues así nos lo enseñaron, así lo
hemos aprendido y responderemos de la manera indicada en función del contexto.
Hay diferentes concepciones del signo por lo que respecta a su definición y sus
componentes.
⦁ El proceso del signo concebido en una dualidad: significante (la forma que toma
el signo) y significado (el concepto que representa).
El significante es interpretado comúnmente como la materia (o ente físico) del signo –una
cosa que se puede ver, escuchar, tocar, oler o degustar. Como lingüista que era, utilizaba
ejemplos de los sistemas de signos del lenguaje hablado y escrito, con referencias al
lenguaje de los sordomudos, las costumbres sociales, la etiqueta, el lenguaje religioso y
otros ritos simbólicos, los procedimientos jurídicos, las señales militares, las banderas
náuticas... Además, formuló la diferencia entre habla y lenguaje, como la del hablar de cada
persona determinada frente al sistema subyacente de la actividad de hablar.
TEORÍA DEL SIGNO TRIÁDICO: REPRESENTAMEN, OBJETO E INTERPRETACIÓN
El signo es una relación de tres elementos clave: la representación (lo que está en lugar de
otra cosa), el objeto (lo representado) y el interpretante (la relación que establece el sujeto
entre los dos elementos anteriores); en dicha relación, cualquier cosa puede ser o
convertirse en signo para un interpretante, la única condición que se requiere es que el
sujeto la identifique como representación de algo ausente.
El objeto, tal como lo entiende Peirce, puede ser incluso un concepto abstracto. También en
este caso se puede utilizar un signo para representarlo. Veamos un ejemplo de ello.
Semiosis: La interacción entre el representamen, el objeto y el interpretante la denomina
Peirce como fenómeno de la "semiosis". Un signo es un representamen (representación)
con un intérprete mental. Un signo da lugar a otro, de forma ilimitada. Esta acción del signo,
que engloba siempre estos tres elementos, se conoce como semiosis. El pensamiento, en
cuanto signo, es interpretado y desarrollado en el siguiente pensamiento, así estamos
inmersos en un proceso infinito de semiosis. El hombre como sujeto semiótico siempre está
sujeto a la posibilidad de crecimiento.
El signo es una unidad de representación. Una imagen, pues, es un signo y, por lo tanto,
una unidad de representación del lenguaje visual.
Después de establecer que el signo tiene tres componentes, Charles Sanders Peirce hace
una clasificación del signo de acuerdo con la relación que el representamen tiene con su
referente u objeto. En este sentido, diferencia tres tipos de signos: icono, índice y símbolo.
ICONO
Según la clasificación de Peirce, es icono cualquier signo que mantenga una similitud con el
objeto representado. Hay una intención clara de mostrar las características visuales,
formales y/o estructurales del objeto a representar. El icono es un representamen que
sustituye o representa al objeto a través de la semejanza con éste. Icono es un signo que
mantiene una relación de similitud con el referente designado. Dentro de este grupo
podríamos incluir la mayor parte de las imágenes de la tradición pictórica occidental, así
como los dibujos o fotografías con intenciones representativas.
También tienen un fuerte componente icónico los mapas y planos que guardan con el
referente real una relación de escala con correspondencia de tamaños, que representa las
estructuras y relaciones que se establecen en el mundo real. El componente icónico en los
mapas se complementa con un componente simbólico a través de los elementos gráficos
que se interpretan mediante códigos y convenciones.
ÍNDICE
Son índices, señales o huellas todos aquellos signos que mantienen una relación física con
su referente, se da una conexión real con los objetos, es decir, hay una causa-efecto. Índice
es un signo que mantiene una relación causal con el referente designado.
... si vemos humo, deduciremos que hay fuego, a pesar de quizá no veamos las llamas.
... una veleta encima de un tejado nos indica la dirección del viento.
... las huellas en la arena de la playa o en la nieve nos indican que alguien ha pasado.
Todos los ejemplos son óptimos. En todos los ejemplos citados hay una conexión causa-
efecto real.
SÍMBOLO
Todo signo que mantiene una relación establecida convencionalmente con el referente
(objeto) designado es un símbolo.
Hay una relación arbitraria, es decir, el símbolo tiene que ser aprendido; la relación que se
da entre este tipo de signo y su objeto se establece mediante una ley o norma concreta,
culturalmente establecida, no hay un código común compartido, por lo tanto, no es
universal.
En la interpretación de un signo gráfico suele haber, en mayor o menor medida, una parte
de componente simbólico, ya que siempre ponemos en juego convenciones y códigos
aprendidos. Sin embargo, el componente simbólico más importante lo encontramos en los
signos establecidos arbitrariamente. También tienen un componente simbólico importante
los signos de indicación y señalización o las marcas corporativas.
Algunos símbolos tienen una relación directa y lógica con la naturaleza, o con lo que
representan. Por ejemplo, vemos el águila como un animal poderoso, su iconografía, pues,
se ha utilizado en los regímenes autoritarios para mostrar ese sentido de poder.
Sin embargo, hay otros símbolos que no son tan evidentes, como, por ejemplo, una señal
de tráfico. A pesar de que algunos símbolos son más evidentes que otros, en el fondo todos
son arbitrarios, es decir, se tienen que aprender, son convenciones culturales establecidas.
Los lenguajes de todo tipo son cambiantes, el significado de un determinado símbolo puede
variar en el tiempo. La mayoría de mensajes están relacionados directamente con la época
y el contexto sociocultural en que han sido creados, por lo que, con el paso del tiempo, por
razones culturales y/o históricas estos símbolos se han modificado o han sido sustituidos
por otros. Las sociedades nacen y evolucionan, sus símbolos también. El paso de los siglos
hace que símbolos antiguos no puedan ser descodificados con precisión, como algunos
jeroglíficos egipcios, pinturas prehistóricas, pictogramas de antiguas civilizaciones..., ni
tampoco algunos más actuales, como algunas palabras utilizadas en el habla urbana de un
lugar determinado y un momento concreto.
Introducción
La explicación del proceso de la visión ocupa un lugar preferente en la historia del pensamiento occidental. En el
mismo nacimiento del pensamiento filosófico en la Grecia antigua (siglo VI a. C.) se dan cita ya dos teorías
explicativas rivales que pugnan por imponer su discurso. Ambas teorías, precientíficas e intuitivas, se
constituirán en la fuente explicativa de la visión del mundo occidental durante siglos, hasta la llegada del mundo
moderno. Reformuladas o no, definen dos modelos básicos sobre el proceso de la visión humana, cuyo eco
llega hasta nuestros días. Los dos modelos antagónicos son el modelo activo de la visión y el modelo pasivo de
la visión; que se explicarán a continuación.
Modelo activo de la visión: adscrito tradicionalmente a Pitágoras y, más tarde, a su discípulo Euclides, el ojo
humano emite un haz de rayos que, viajando por el espacio, llega a tocar los objetos. El contacto entre este haz
de rayos y los diferentes objetos de la realidad era lo que producía y aseguraba la sensación de la visión. En
este primer modelo activo de emisión, ver consiste en tocar la realidad: de la misma manera en que un ciego
avanza por su mundo oscuro tocando los objetos con las manos o ayudado de un bastón, también el ojo
humano se desplazaría y reconocería el mundo tocando la realidad. El ojo se convierte así en el vértice de una
jaula cónica y piramidal de rayos dirigidos a captar los objetos exteriores (campo visual).
Modelo pasivo de la visión: es antagónico al anterior, donde Pitágoras y Euclides presentaban un modelo
activo, táctil y emisor, Demócrito y Lucrecio, representantes iniciales de la segunda opción, presentarán un
modelo de recepción pasiva. Mediante sus obras poéticas, Lucrecio afirmaba que son los mismos objetos de la
realidad los que envían continuamente imágenes de sí mismos hacia el espacio natural que los envuelve. Estas
imágenes, denominadas eidola, se introducían en el ojo humano, después de viajar a través del espacio,
produciendo así la visión. Frente a la metáfora del ciego que toca la realidad, Lucrecio concebía los objetos
como serpientes que se desprendían continuamente de "capas", de "fantasmas", de sí mismos (eidolas)
recibidos de forma pasiva por el ojo humano. Así, el aire estaría plagado de imágenes inmateriales que vuelan,
se desplazan y se entrecruzan en todas direcciones, irradiadas continuamente por los propios objetos.
Aunque no de una forma literal, elementos conceptuales de los dos modelos persisten en las
teorías actuales sobre la visión humana. En la tabla adjunta se comparan las nociones antiguas
con sus "equivalentes" modernas.
Introducción
El nacimiento del mundo moderno (siglos XV-XVI) comporta una revisión completa de las teorías de
la visión antiguas. Una revisión que dibuja el camino hacia los estudios fisiológicos y psicológicos
de la visión en nuestros días.
Uno de los primeros modelos modernos de la visión es el de la cámara oscura. Se basa en un
principio astronómico conocido desde la antigüedad que servirá de explicación del funcionamiento
de la visión humana a lo largo del Renacimiento. Formulado ya por Aristóteles, y de amplia
aceptación en el pensamiento árabe antiguo, este principio explica cómo "la luz que penetra por un
agujero minúsculo, desde la pared de una habitación oscura, forma sobre la pared opuesta una
imagen invertida de lo que haya en el exterior".
A lo largo del Renacimiento, y más tarde en los siglos XVII y XVIII, el principio de la cámara oscura
sirvió para explicar la visión del ojo humano y, a su vez, para fabricar los más diversos utensilios y
máquinas de dibujar, hasta llegar a la invención, en 1839, de la fotografía. El modelo de la cámara
oscura se aplica al ojo: la luz ("rebotada" de los objetos) entra por un pequeño agujero –la pupila–
dentro del ojo y las imágenes invertidas del exterior se proyectan sobre el fondo –la retina. Se
trataba de un modelo aún demasiado simple para explicar la complejidad del proceso de visión.
Uno de los problemas que plantea en su momento es la llamada "paradoja de la imagen invertida".
La formación invertida de las imágenes en el interior de la cámara oscura –ojo o máquina de
fotografiar– plantea un nuevo interrogante: ¿Por qué vemos las imágenes correctamente si, como
se demuestra, éstas se proyectan invertidas?
● fisiológico
● neurológico
● psicológico
En ellos el ojo actúa como receptor y el proceso perceptivo es principalmente neurológico y del
intelecto.
El cerebro
El cerebro humano está formado por dos hemisferios (izquierdo y derecho) divididos en su
superficie por una fisura longitudinal, y conectados en el interior por un haz de axones (llamado
cuerpo calloso). La parte externa, formada por un manto arrugado de agrupaciones neuronales,
es el llamado córtex (o corteza) cerebral. En la parte interna encontramos el tálamo, los
núcleos basales, el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala. El tálamo es una especie de
centro de control y distribución que recibe información sensorial (visión, oído y sensaciones
somáticas) y motora que luego envía a la zona correspondiente del córtex. El córtex cerebral es la
parte más grande del cerebro humano (es la parte que proporcionalmente fue aumentando más en
el proceso evolutivo). Lo dividimos por su posición en cuatro lóbulos (frontal, parietal, occipital y
temporal) y por su función en varias áreas. A cada uno de los sentidos (vista, oído, gusto olfato y
tacto) le corresponde una área distinta en la corteza. Está la zona sensitiva primaria, donde se
recibe la información procedente del tálamo y se realiza la primera etapa de procesamiento, y las
áreas de asociación donde se realiza la parte más compleja del procesamiento, en la que
interviene la experiencia, el razonamiento, la identidad, la toma de decisiones, etc.
1) Fotorrecepción: la luz que llega al ojo estimula en el fondo de la retina las células
fotorreceptoras, que transmiten la señal al nervio óptico.
3) Percepción: en el lóbulo occipital (en la zona visual primaria y en la zona de asociación visual)
se completa el proceso de percepción y podemos hablar de consciencia de la imagen vista.
A partir de la experimentación se han descrito seis áreas distintas del córtex visual primario que
intervienen en la detección visual de un objeto:
Estas seis áreas envían información al córtex de asociación visual, donde se asocia con
información subjetiva y emocional obteniendo una percepción consciente del objeto y otorgándole
significado.
El área V1 es la primera en recibir el estímulo que después se distribuye. Esta área es también una
de las más estudiadas. Se ha visto que a cada punto del campo visual externo le corresponde un
punto (un grupo de neuronas) de esta área del córtex visual. De alguna forma es como si el
estímulo originado en la retina acabara formando un mapa de lo que hay en el campo visual en el
área V1 del cerebro. En ella hay más neuronas correspondientes al área central del campo visual
que las dedicadas al área periférica.
Cuando una persona mira una pared blanca, sólo estimula unas pocas neuronas de la corteza
visual primaria, cualquiera que sea la iluminación de la pared. En cada punto de la escena visual
donde hay un cambio de lo oscuro a lo claro, o de lo claro a lo oscuro, se estimula la zona
correspondiente a la del área V1 de la corteza visual primaria. La intensidad de la estimulación
depende del gradiente de contraste; cuanto más limpio sea el borde del contraste, y mayor la
diferencia de intensidad entre las zonas claras y oscuras, mayor será el grado de estimulación.
Así, las neuronas en la corteza visual consiguen una orientación espacial aproximadamente igual
a la de la imagen retiniana.
También se han estudiado las vías que sigue la identificación del objeto. Para saber "dónde está el
objeto" la ruta es V1-V2-V3-V5-V6. Para saber "qué es el objeto" la ruta es V1-V2-V4.
Psicología de la Gestalt
Dentro del ámbito de la psicología, el análisis de la percepción visual humana ocupa un lugar
relevante. Las teorías y leyes expuestas por la Escuela de la Gestalt, aunque no explican el
porqué del proceso perceptivo, siguen siendo un referente importante en tanto que describen y
predicen algunos principios de su funcionamiento.
Para los psicólogos de la Gestalt, la visión consiste en un proceso de percepción activa en el que,
más allá de la recepción pasiva de los rayos lumínicos, aparece implicada una serie básica de
procesos activos de organización y estructuración de los estímulos.
Las formas exteriores son percibidas como totalidades o conjuntos superiores a la suma de sus
partes, el sujeto se encarga de soldar las relaciones entre sus partes, o entre las partes de los
estímulos recibidos.
En definitiva, la premisa básica de que el todo percibido es siempre superior a la suma de sus
partes.
imágenes.
los elementos por encima de otras cualidades: color, textura, estilo, etc.
No tenemos que entenderlos como mecanismos que funcionen por separado, sino como aspectos
distintos de un mismo sistema perceptivo dinámico. A continuación se explican los cuatro
principios a partir de gráficos experimentales que sirven como demostración.
No reconocemos al perro a partir de la identificación previa de sus partes (patas, nariz, orejas,
cola, etc.). Cuando reconocemos al perro lo hacemos globalmente, de una vez. La percepción del
perro emerge en nuestra mente.
La reificación puede ser explicada por el estudio de los contornos ilusorios, que son tratados por el
sistema de percepción visual como contornos reales.
La tabla siguiente presenta las principales leyes que gobiernan la estructuración de los
estímulos visuales según dichos autores.
Ley de la proximidad
Ley de la semejanza
Veamos dos maneras de formular la Ley de la semejanza:
En igualdad de las demás condiciones, tendemos a percibir como parte de una misma
estructura u objeto los elementos semejantes.
Veamos ahora dos gráficos experimentales que demuestran lo que la ley predice:
Al hablar de semejanza nos estamos refiriendo a las propiedades visuales del objeto.
Ley de cerramiento
Veamos dos maneras de formular la Ley de cerramiento:
Las líneas que delimitan una superficie son percibidas más fácilmente como unidad que
aquellas que no llegan a cerrarse.
Veamos ahora tres gráficos experimentales que demuestran lo que la ley predice:
En igualdad de circunstancias, tendemos a percibir como parte de una misma figura los
estímulos que guardan entre sí una continuidad de forma.
Aquellas partes de una figura que tengan un destino común se constituyen en unidad
con mayor facilidad que las otras.
Veamos ahora dos gráficos experimentales que demuestran lo que la ley predice:
Veamos ahora dos gráficos experimentales que demuestran lo que la ley predice:
Ley de la experiencia
La Ley de la experiencia ha sido formulada de la siguiente forma:
La experiencia previa del sujeto receptor interviene, junto con los aspectos citados
anteriormente, en la constitución de las formas percibidas.
Es decir, los factores culturales, la experiencia previa del sujeto, su educación y/o
definición en el seno de una cultura, ayudan a determinar junto con las seis leyes
deterministas anteriores, la organización de nuestras percepciones. La experiencia
previa, y también el contexto, influyen en la percepción de una forma cuando la
"reconocemos" en una imagen o conjunto de estímulos visuales.
Por ejemplo, la imagen del perro dálmata que hemos usado para demostrar el principio
de emergencia sirve también para demostrar el reconocimiento de una forma que
conocemos de antemano.
Esta imagen no es un experimento original del movimiento gestaltista pero ilustra muy
bien la Ley de la experiencia y el fenómeno de la emergencia en nuestro sistema visual.
En ella hay una serie de puntos dispersos, pero cuando reconocemos en ellos un dálmata
ya no podemos dejar de verlo. Nuestra experiencia previa (en la percepción de esa
forma como el reconocimiento de un "perro dálmata") actúa potentemente sobre
nuestra percepción consciente.
El pensamiento visual
Lo que el pensamiento de los investigadores de la Gestalt nos ha dejado como legado es
una mayor comprensión de la percepción visual como actividad cognitiva. Es decir, como
una actividad que implica un grado de inteligencia y pensamiento. Todo pensamiento es
de naturaleza perceptual, y la vieja dicotomía entre percepción y pensamiento resulta
falsa.
● Retentiva visual: no vemos todo lo que entra por nuestros ojos. La capacidad
intensidad frente a los más apagados, o por las figuras simples frente a las
complejas.
En ambos casos, el sujeto que mira sufre una discrepancia entre el percepto y
Hay que tener en cuenta que algunas de las características de nuestro sistema
perceptivo, que ponen de relieve las Leyes de la visión de la Gestalt y otros
experimentos de la psicología de la percepción, han sido modeladas por la evolución a
través de la selección natural. Son características que permiten la adaptación del
sistema perceptivo al entorno, y por ello, nuestra adaptación al mismo. Sin embargo
existen otras características que no son innatas, sino que se dan por la influencia de los
factores culturales propios de las sociedades dotadas de un pensamiento abstracto. Esta
posibilidad es la que pone en entredicho las Leyes de la Gestalt como leyes de carácter
universal (Gubern, 1987).
Quienes se implican en la creación gráfica sacarán partido de tener claros los conceptos
clave sobre la percepción visual. Pero es recomendable que lo sumen a un conocimiento
de la tradición gráfica, los códigos visuales compartidos y las corrientes de expresión
gráfica. No se trata solamente de un conocimiento teórico. Es necesaria una
experimentación gráfica continuada para adquirir cierta facilidad de comunicación a
través del lenguaje visual.
Percepción de la forma
La forma percibida
© Victor Vasarely, VEGAP 2000. Esta imagen se reproduce acogiéndose al derecho de cita o reseña
(art. 32 LPI), y está excluida de la licencia por defecto de estos materiales. Algunas formas visuales
ambiguas pueden percibirse de varias maneras distintas. Esta obra de Víctor Vasarely juega con la
profundidad y el volumen sugerido por las formas cúbicas.
Rudolf Arnheim (1995-2007) ha descrito con detalle los procesos y fenómenos que
intervienen en la percepción visual y su vinculación con la percepción del arte. Según él
(Arnheim, 1995) la forma perceptual es el resultado del juego recíproco entre:
● el objeto material,
Introducción
(entra a la pagina y busca la imagen por que no se puede copiar, es con adobe flash)
Esta demostración se basa en un experimento citado por Rudolf Arnheim (Arnheim, 2001).
Niveles de complejidad
El nivel de simplicidad de una forma se basa en sus rasgos estructurales que se pueden
definir por distancia, ángulo y relación entre las partes. A continuación puedes comparar
formas de menos a más complejidad perceptiva.
Los cambios en distancia, ángulo y relación entre las partes aumentan o disminuyen la simplicidad
perceptiva de las formas.
En cambio debemos desmentir que un mayor número de partes implique siempre una
mayor complejidad, o bien, que la simplicidad de las partes tenga relación con la
simplicidad del conjunto. A continuación se demuestra experimentalmente que esto no
es así. (adobe flash)
Un mayor número de partes no significa más complejidad. La regularidad de la forma que tiene
siete partes la hace más simple que la que tiene dos. Esta demostración se basa en un experimento
de Christopher Alexander y Susan Carey citado por Rudolf Arnheim (Arnheim, 2001)
La simplicidad de una parte puede repercutir en una mayor complejidad del conjunto. Es el caso de
los gráficos fractales como la llamada curva de Koch (ideada por Helge von Koch en 1904).
En el centro de cada lado de un triángulo equilátero se inserta otro triángulo a menor escala. El
proceso se repite consecutivamente hasta el infinito (en esta demostración nos detenemos a la
sexta transformación). La forma es cada vez más compleja (y más "orgánica", menos
"geométrica") aunque las partes que la componen siguen siendo muy simples.
Semejanza y diferencia
La posibilidad de subdividir una estructura global puede verse de manera distinta como
la posibilidad de agrupar elementos por su semejanza. En la siguiente tabla dinámica se
muestra como la semejanza de tamaño, forma, color, ubicación espacial u orientación
espacial pueden agrupar perceptivamente los elementos visuales.
Nivelación y agudización
El esqueleto estructural
Introducción
La base para la organización de la percepción es siempre aquella que suministra el esquema más
simple.
La mayoría de las formas que percibimos son más complejas que un triángulo, también la
imposición perceptiva de esqueletos estructurales es más compleja en ellas. A una misma forma
puede corresponderle más de un esqueleto estructural y a distintas formas les puede corresponder
el mismo esqueleto. Por lo tanto, el esqueleto estructural incide en la forma percibida pero no es el
único ingrediente de su percepción. Podemos concluir que la forma percibida es:
1) Los límites reales de la forma material (detectables gracias a los procesos de percepción).
Estructura y subdivisión
La subdivisión es necesaria para que el sistema perceptivo pueda discernir los objetos materiales.
Una forma (o un entorno) se subdividirá perceptivamente en función de cuál sea la solución más
simple. Aunque en algunos casos también puede llevar a confusión, ya que actúa con sus propias
leyes. Se puede dar la paradoja que las estrategias perceptivas que han evolucionado para
entender el entorno nos lleven a malinterpretar algunos contextos visuales.
En todo caso algunos de los criterios perceptivos para decidirse entre conjunto y subdivisión son
los siguientes:
segunda ilustración las partes son más simples que el conjunto. En la primera el círculo
es un concepto perceptivo más simple que las partes que componen la imagen.
Cualquier conjunto visual tiene perceptivamente su propio esqueleto. Algunos objetos y/o
formas que contienen otras las aíslan del resto actuando como marcos. Su esqueleto
estructural y las fuerzas creadas por los elementos visuales crean el esqueleto visual de la
imagen.
El análisis del esqueleto visual de una imagen puede ser un método útil para descubrir las
relaciones de equilibrio, las direcciones y otras fuerzas perceptuales que actúan en ella. A
continuación se muestran dos ejemplos de ello.
(Adobeeeee)
Fuerzas perceptuales
El campo visual humano tiene una forma ovalada de unos 170° en su horizontal y unos 150°
en su vertical, donde sólo la zona central se ve nítida. Nuestra percepción no desenfocada
de la realidad responde al movimiento del ojo y a la composición que se hace nuestro
cerebro de la información recibida. Si realmente fijáramos la vista en un punto y la
dejáramos quieta, el resto lo veríamos desenfocado.
Además, nuestro cuello puede girar casi 180°; lo que unido al movimiento del ojo y al campo
visual nos permite tener una visión nítida de unos 240° y percibir los rasgos básicos de las formas,
colores y movimientos en casi 360°. No hace falta decir que podemos mover nuestro cuerpo y
darnos la vuelta o agacharnos con gran rapidez.
Todo lo que recibe y procesa nuestro sistema perceptivo lo interpreta la conciencia obteniendo un
conocimiento visual de nuestro entorno. Para ello, a menudo se aplican sus propias leyes, como la
aplicación de ejes sobre las formas, la división o agrupamiento de las partes, etc. La percepción
visual se manifiesta en el cerebro a partir de la información recogida del entorno mediante los
ojos, pero no como un registro fiel y mecánico de ésta. Nuestro cerebro está preparado para
encontrar (o inventar) regularidades que nos sirvan para comprender y recordar (con el objetivo
primigenio de sobrevivir).
A pesar de que nuestro campo visual es ovalado, la mayoría de creaciones gráficas que hacemos y
observamos están realizadas dentro de un marco. Es especialmente así en los gráficos creados
para sistemas multimedia que serán visualizados dentro del marco, seguramente rectangular, de
una pantalla y a su vez dentro del marco de una ventana de sistema o del navegador.
Incluso en las composiciones más simples nuestro sistema perceptivo crea fuerzas perceptuales
que parecen atraer o repeler los elementos visuales entre sí y respecto al marco.
encuentran. La relación es inevitable y ello provoca que el acto de la visión sea una experiencia
dinámica.
M. de Sausmarez (1998). Diseño básico. Dinámica de la forma visual en las artes plásticas (ed. original
Las fuerzas visuales no son fuerzas físicas que actúan entre los objetos que vemos, pero tienen
una dirección, un punto de aplicación y una intensidad. Son fuerzas que se dan en la experiencia
visual del espectador; creadas por la interacción entre elementos visuales en el proceso de
percepción. En la siguiente demostración intentamos hacer visibles algunas de estas fuerzas, los
puntos de atracción que nuestro sistema perceptivo crea en una composición.
El percepto (el resultado de la percepción) es un campo de fuerzas continuo y variante. Hasta las
imágenes que percibimos como "en reposo" son el resultado de fuerzas activas en distintas
direcciones que se contrarrestan hasta equilibrarse. Sólo tenemos que cambiar un elemento para
poner la imagen en marcha.
Ondas electromagnéticas
Lo que llamamos luz son ondas electromagnéticas. Si tiramos una piedra en un recipiente con
agua se forman olas que se propagan hasta sus límites. Estas olas forman crestas y valles
respecto a la superficie del agua. Las ondas electromagnéticas son algo parecido. Un campo
electrostático dinámico induce un campo magnético dinámico que a la vez induce otro campo
electrostático dinámico, formando una secuencia que se autopropaga en ondas alejándose de la
fuente.
En la naturaleza hay diversos fenómenos que generan ondas electromagnéticas. La luz visible
puede proceder del sol o de otro cuerpo autoluminoso. El sol transforma su energía nuclear en
radiaciones hertzianas, caloríficas, de luz blanca (visible), ultravioleta, rayos X, etc. Un madero
encendido transforma ciertas reacciones químicas en radiación luminosa (y calorífica). Las
bombillas transforman energía eléctrica en radiación luminosa.
El espectro electromagnético
De todo el espectro electromagnético (de menor a mayor longitud de onda) sólo una pequeña
parte estimula la retina humana provocando una sensación luminosa. Otras especies animales
pueden ver longitudes de onda, como las ultravioletas, que los humanos no podemos percibir a
través de la vista.
La luz blanca (parte del espectro que estimula la retina humana) incluye las longitudes de onda
que están entre 380 y 770 nanómetros (millonésimas de milímetro). Las ondas cortas de radio
llegan a medir metros y las ondas medias de radio kilómetros. Cuando todas las ondas de la luz
visible estimulan la retina se percibe luz blanca. Pero si el ojo recibe sólo una parte de estas
radiaciones se percibe un color. Lo que percibimos como rojo corresponde a la estimulación del
ojo por la onda larga (620 nm) de la luz visible; el verde por la onda media (540 nm) y el azul por
la onda corta (436 nm).
En el esquema siguiente comparamos las longitudes de onda extremas del segmento visible con
las longitudes más próximas del espectro electromagnético, pero ya no visibles. La llamada
comúnmente luz negra (por ser no visible) que corresponde por un lado a la luz ultravioleta y por
el otro a la luz infrarroja.
La retina, receptor de luz
En la retina humana hay dos tipos de células fotorreceptoras: los bastones y los conos.
El fondo de la retina está embaldosado con conos y bastones. Los dos tipos de célula están
recubiertos de un pigmento llamado rodopsina o púrpura visual. Este pigmento reacciona
químicamente a la incidencia de la luz; ésta reacción se traducirá en una descarga eléctrica
de la célula fotorreceptora (cono o bastón) que inicia el desplazamiento del impulso hacia el
cerebro.
Los bastones reaccionan a la baja intensidad de luz y los conos a la intensidad media y alta,
distinguiendo entre longitudes de onda. En la visión nocturna (con luz muy escasa) los
bastones se convierten en protagonistas, distinguiendo intensidades de luz que nos
permiten reconocer sombras y volúmenes. En la visión diurna la sensibilidad selectiva de los
diferentes tipos de conos a distintas longitudes de onda se convierte en el cerebro en
distinción entre colores. La teoría actual (teoría Helmholtz-Hering) sostiene que el estímulo
recibido por los conos se transmite a través de las células biolares hasta las células
gangliolares, donde son procesados en función de tres canales opuestos: rojo-verde, azul-
amarillo y negro-blanco. Por lo que la información que se transmite al cerebro se basa en
las magnitudes relativas de los estímulos recibidos en función de estos polos (Hering, 1964;
Chichilnisky y Wandell, 1999).
Conos y color
Todos los conos reaccionan a las tres longitudes de onda de la luz visible, pero unos reaccionan
con más intensidad a una determinada longitud que otros. Esta distinción es la que nos permite
"ver" los colores.
Hay tres tipos de conos según si reaccionan más intensamente a la onda corta, media o larga. La
sensibilidad selectiva de los diferentes tipos de rodopsina de los conos es la base para la distinción
de los colores. Un cuerpo que recibiera todas las longitudes de onda y las reflejara por igual sería
percibido como "blanco" (o "gris" si las reflejara a una intensidad más baja). Si no reflejara
ninguna sería percibido como "negro". Si reflejara sólo la onda corta, sería percibido como "azul",
si reflejara la media como "verde" y si reflejara la larga como "rojo".
La estimulación simultánea y en igual intensidad de dos tipos de conos (por ejemplo, los que
reaccionan más intensamente a la onda media y los que reaccionan a la larga) no es percibido
como dos colores a la vez ("verde" y "rojo") sino como un nuevo color (en este caso "amarillo").
Ciegos al color
Algunas patologías referentes a disfunciones en las células de la retina permiten entender muy
bien su funcionamiento. Hay personas, los llamados daltónicos, que carecen de uno de los 3 tipos
de cono, habitualmente de los que reaccionan a la onda media o larga (y en casos muy
excepcionales a la corta). Esta carencia (que afecta a uno de cada veinte hombres y en menor
grado a las mujeres) se traduce en una falta de distinción entre verde y rojo. Su espectro
cromático se limita a la combinación entre dos tipos de estímulo en vez de tres.
Hay otro caso más extremo. Un número muy reducido de personas (una de cada treinta o
cuarenta mil) carece por completo de conos o sus conos no son operativos. Son los
acromatópsicos. Su visión se basa sólo en el estímulo de los bastones y su percepción del
entorno se basa sobre todo en diferencias de intensidad de la luz. Para ellos no existe el color en
absoluto. Además, suelen ser hipersensibles a la luz muy intensa.
La detección del color es algo que se ha desarrollado en el proceso evolutivo. En palabras de Juan
Carlos Sanz:
La adaptación evolutiva de las diferentes especies a sus respectivos medios ambientales ha determinado
en muchas de ellas el desarrollo de sistemas de detección de luz. Los aparatos visuales de las especies
más evolucionadas permiten interpretar las distintas intensidades de luz que les llega, sugiriendo
imágenes con diferentes grados de luminosidad. Otras especies han evolucionado, también en el curso
de millones de años, sistemas visuales más sofisticados que les permiten interpretar no sólo la
intensidad de luz, sino además las distintas longitudes de sus ondas. Estas especies animales ven el
color –supuestamente–, además del esplendor. (...) Los humanos pertenecemos (...) a una de las
Los pigmentos
Los cuerpos absorben una parte de la luz recibida, reflejan otra y, si son transparentes o
semitransparentes, refractan otra parte. No solemos mirar directamente sobre una fuente
luminosa. La mayor parte de luz que llega a nuestros ojos ha sido reflejada o refractada por un
cuerpo.
En la superficie de los cuerpos hay sustancias (pigmentos) que absorben una parte de la luz que
incide sobre ellas y reflejan otra.
Absorción y reflexión en la superficie de un pigmento que sería percibido como "amarillo". La energía absorbida
provoca una transformación en la configuración de los átomos.
Según la luz reflejada percibimos uno u otro color. Si el pigmento absorbe todas las longitudes de
onda se percibe como "negro", si las refleja todas, como "blanco". En la oscuridad (sin luz) los
pigmentos no tienen ondas para reflejar o absorber, por lo tanto, no se puede percibir color
alguno.
Isaac Newton descubrió en 1666 –y lo publicaría más tarde en su Optiks en 1704– que si un rayo
de luz blanca incide sobre un prisma transparente la refracción inicial de la luz y su reflexión en la
otra cara del prisma descomponen la luz en los distintos colores del espectro.
Si el cuerpo es sólo semitransparente, o sea, está coloreado con algún tipo de pigmento; éste
absorbe parte de la luz y no todas las longitudes de onda llegan a traspasarlo. El cuerpo
semitransparente está actuando como filtro. A continuación podéis experimentar en una
simulación qué ocurre con la luz con combinaciones de filtros distintos.
¿Qué es el color?
La luz estimula la retina pero es importante constatar que de hecho el color no es luz. Los
distintos colores son conceptos perceptuales que usa nuestro cerebro para distinguir entre los
diferentes estímulos recibidos. Los objetos, y otros cuerpos materiales, no tienen un color propio,
sino solamente la capacidad de sus superficies de absorber o reflejar determinadas longitudes de
las ondas electromagnéticas de la luz visible.
Todo este sistema no es tan mecánico como podría parecer. En la percepción del color es muy
importante el contexto. Cambiar de contexto un objeto sin que cambie la incidencia de la luz en él
puede provocar que lo percibamos de un color distinto, y al revés, un cambio en las condiciones de
iluminación pero manteniendo el contexto puede ser que modifique poco nuestra percepción del
color de un determinado objeto. En ello tiene un papel importante el área de asociación visual que
ha evolucionado para que percibamos un entorno estable. Estos fenómenos son importantes en la
práctica del trabajo gráfico, se tratará el tema más adelante cuando hablemos de interacción del
color.
Los primeros tiempos de la fotografía estuvieron muy relacionados con los estudios del movimiento. Esta
secuencia ha sido creada a partir de las fotografías realizadas por Eadweard Muybridge en 1884. Obras bajo
dominio público.
Por razones elementales de supervivencia física, el ojo se desarrolló como un órgano destinado a
detectar el movimiento o, más precisamente, para analizar los cambios de flujo luminoso a lo largo del
tiempo, mutaciones que constituyen la traducción óptica del movimiento visible. Desde el punto de vista
Gustavo Gili.
Qué es el movimiento
El movimiento, como el color, no es un fenómeno que se produce en el ojo, sino un concepto
perceptivo que se produce en nuestro cerebro, mediante el procesamiento de las neuronas como
consecuencia de una serie de estímulos en la retina.
En esta interpretación mental actúan leyes perceptivas parecidas a las que se comentaron para la
forma. Así, reconocemos que un objeto se desplaza si su trayectoria es coherente y en cierta
forma previsible; si cambia abruptamente de dirección, dependiendo del contexto podemos tener
dificultades por seguirle la pista o para reconocer que se trata del mismo objeto.
Por otro lado existen leyes de agrupación de los elementos visuales en función del
movimiento igual que los hemos visto en función de la forma, el tamaño, el color y la ubicación u
orientación en el espacio. Agrupamos como formando parte de un mismo conjunto aquellos
elementos que siguen la misma dirección y/o que llevan la misma velocidad.
Es obvio que este proceso es importantísimo para una buena interpretación de un entorno
complejo y dinámico que asegure nuestra supervivencia.
El córtex visual primario tiene un área específica que es la principal para la detección del
movimiento. Los investigadores la llaman V5/MT y parece ser que es compartida con otros
primates. Se encuentra en el interior del cerebro, en la zona occipito-temporal.
Las personas que tienen una lesión en esa área no perciben el movimiento; para ellas un objeto en
movimiento es percibido como un objeto que está en una posición distinta cada cierto tiempo.
CLASE 4 - COGNICIÓN SOCIAL
Texto: GONZÁLEZ, Fernando y RUIZ,
Paul. Cognición Social. En Manual de
Introducción a la Psicología Cognitiva.
Qué es Cognición Social.
Cognición social implícita.
Estereotipos.
Influencia de los procesos básicos en los fenómenos sociales. El ejemplo de la moneda.
Teoría de la disonancia cognitiva, sujeto como estratega, álgebra cognitiva, cognición fría y
caliente.
Comprensión general de la percepción de objetos, rostros y acciones.
A modo de ejemplo, podríamos decir que la percepción de una moneda sobre una mesa
puede ser objeto de estudio de la psicología básica como fenómeno de la percepción si el
foco es puesto en cómo la forma, la textura y color son percibidas.
La psicología social tendría mucho para decir a partir de la cualidad de la moneda
como dinero, de gran influencia en las organizaciones sociales. Por su parte, la cognición
social se enfocaría en cómo afecta a la percepción el hecho de que el
estímulo en cuestión sea un objeto de valor para nuestra comunidad. Por ejemplo,
cuando la moneda se destaque dentro un conjunto de piezas metálicas de características
similares, desde la perspectiva de la atención se dirá que la moneda resulta especialmente
saliente, mientras el estudioso de la cognición social entenderá que se ha tomado un «atajo
cognitivo».
Naturalmente el fenómeno estará en función de las expectativas de quien percibe. Por
ejemplo, dependerá de cuán ávida de dinero esté la persona que se enfrente a una
moneda. Pero también tendrán que ver la situación y el lugar en que se suceda dicha
cognición o la presencia de otra persona en ese momento. Es sabido que la dirección de la
mirada de otro individuo va a condicionar la atención que se dedique a un objeto.
Las características personales van a ser definitorias en los fenómenos descritos. Por
supuesto que esto es así, la cognición social se interesa por la influencia de la socialización
de los individuos en la cognición, en particular por el papel de la cultura y la pertenencia a
distintos grupos sociales. Las creencias y las actitudes de las personas también son objeto
de estudio de la cognición social. En este sentido el foco está puesto en cómo las creencias
afectan los procesos cognitivos y cómo estos inciden en el establecimiento de las primeras.
Cognición social en la vida cotidiana Cada día al salir a la calle nos exponemos a
infinidad de estímulos socialmente significativos: un vecino, un auto o un cartel de
publicidad. Sin notarlo, estamos constantemente procesando el almacenamiento de nueva
información al mismo tiempo que recuperamos información ya existente necesaria para una
nueva interacción. Por ejemplo, cuando conocemos a alguien nuestro cerebro va a utilizar
automáticamente información como la edad, la raza y el género para crear asociaciones que
van a facilitar la interacción social. Esta información es recuperada y utilizada a un nivel
subconsciente. La gente también almacena información que cree que puede serle de
utilidad más adelante. Esto puede incluir memorias de experiencia sociales, información
sobre personas específicas y sobre grupos sociales. Esta información será utilizada en
futuras interacciones sociales y en el procesamiento posterior de experiencias sociales. Nos
referimos a una actividad mental que incluye un gran número de procesos cognitivos que
serán el objeto de estudio de la cognición social, incluyendo atajos para el procesamiento
de la información como por ejemplo los estereotipos.
La cognición social implícita estudia el fenómeno por el cual los constructos sociales
son comunicados más allá del control consciente de las personas. La expresión
implícita refiere al hecho de que algunos constructos sociales solo pueden ser apreciables a
partir de métodos que no remiten a la introspección consciente y por tanto reflejan atributos
psicológicos que no son introspectivamente accesibles.
Los métodos experimentales basados en las lógicas repasadas más arriba se basan
en la facilitación como por ejemplo, el Test de Asociación Implícita (IAT). La facilitación, de
empleo frecuente en la psicología experimental, implica la presentación de un primer
estímulo (facilitador) que influenciará la respuesta a un estímulo posterior. Dado que
en estudios de cognición social la relación entre los estímulos puede no ser explícita, la
facilitación permite un acceso privilegiado a las actitudes de los sujetos. En las pruebas tipo
IAT se busca registrar la valoración automática de estímulos socialmente relevantes que
son presentados en pantalla (p. ej., fotografías de personas con distinto color de piel) a
partir de respuestas manuales.
Estereotipos
Diferentes personas suelen asumir distintos comportamientos ante los mismos
estímulos. Mientras un individuo recoge una moneda del suelo otro sigue su camino.
Del mismo modo distintas personas pueden tener actitudes sumamente diferentes
frente a los mismos individuos que acaban de conocer. Se ha propuesto que
la manera de ver a los otros está influida por un esquema de creencias que cada
individuo construye.
Asch en 1946 plantea la existencia de un modelo configurativo que establecería un orden
jerárquico en el que ciertos rasgos centrales estructurarían la valoración de otros más
periféricos. Por ejemplo, el rasgo central profesión médico podría activar un esquema de
cosas de modo tan determinante que opacaría otros aspectos relevantes como la edad o el
sexo (en ocasiones activando el funcionamiento de estereotipos). Los rasgos periféricos
como amabilidad o sentido del humor, que en buena parte se extraen del lenguaje no
verbal, podrían verse sesgados por la operación de un esquema dominado por el factor
profesión médico.
Es importante no perder de vista que la cognición social se fija en los aspectos
cognitivos, es decir el papel que puede tener la percepción de la bata blanca y el
estetoscopio en configuración de la cognición del médico. La valoración general del médico
en la sociedad será más bien objeto de la psicología social.
Cuando las actitudes frente a personas de un cierto grupo (p. ej., médicos) tienden
a reproducirse por parte de los miembros de una comunidad hablamos de
estereotipos. Estas conceptualizaciones son el ejemplo del atajo cognitivo en la
percepción de personas. Se conforman a partir de mecanismos cognitivos que se
consolidan por medio de aspectos motivacionales que muchas veces tienen que ver
con el lugar que los individuos —sujeto y objeto de la cognición— ocupan en una
comunidad. Los estereotipos pueden ser tan básicos como los referidos al aspecto físico o
la edad o verse determinados por cuestiones sociopolíticas como en los casos de
la etnia, raza o clase social.
Según Tajfel (1981), las referencias a grupos son muy importantes para la socialización
de las personas y por esto las personas suelen crear categorías en relación a la pertenencia
o no a un grupo social. Según existan situaciones de tensión social entre los grupos
intervinientes, estas categorizaciones pueden tomar valoraciones positivas o negativas.
A nivel cognitivo podríamos decir que se produce una conexión entre procesos de alto
nivel como lo son la valoración social de la pertenencia a un grupo con aspectos más
básicos como por ejemplo el color de la piel o ciertos atributos de la vestimenta.
Algebra cognitiva
-Se pregunta también por el coeficiente de realidad de las imágenes producidas por el
hombre.
Cultura occidental:
Vivimos en una cultura de raíz judeocristiana por lo que conviene echar un vistazo a la
concepción de las imágenes que tenía por un lado los hebreos y por otro los griegos y
romanos.
El judeocristianismo (occidente) se alimenta de dos grandes tradiciones culturales. Hebrea
(de ahí nace) y cultura grecolatina.
Cultura hebrea:
En esta cultura se da una deslegitimación de la producción imágenes, que viene del antiguo
testamento. Proviene de las predicciones bíblicas.
No se permitía representar dioses, personas, nada. Esta prohibición proviene del monoteísmo.
Producirla podría causar la muerte de la persona. Éste tabú venia impuesto por el monoteísmo
del pueblo judío.
Según la génesis, Jehová habría creado al hombre “a su imagen y semejanza”, por lo que
crear figuras a su imagen y semejanza era percibido como una ambición arrogante y un reto
blasfemo del hombre hacia su creador.
Sin embargo, a pesar de estas leyendas los primeros teólogos expresaron muchas reservas a
respecto a la representación de imágenes y expusieron muchas reservas acerca de la
posibilidad de la figuración divina.
Fue recién en el II Concilio de Nicea (en el 787) donde se estableció la legitimación cultural
de las imágenes. San Juan Damasceno suministró los argumentos centrales que acabaría
triunfando sobre la iconoclastia: Si el Dios invisible quiso hacerse invisible a los hombres a
través del cuerpo de Jesucristo, es legítimo que los hombres representen de modo visible a
sus fieles.
Esta lógica figurativa perdurará hasta los teólogos de la contrarreforma española según los
cuales: Dios fue el primer creador de imágenes, puesto que fue el creador del hombre a su
imagen y semejanza, y además se hizo imagen en la encarnación de cristo.
En la querella de las imágenes surgida del tabú se emita subyace una cuestión fundamental: la
del estatuto ontológico de las imágenes, que puede ser visto como representación de una
ausencia (traslatio ad prototypum), o bien como presentificación o puesta en escena de una
existencia (que es propia de la idolatría y de las artes mágicas). En la primera nos
encontramos ante una presencia simbólica, en el segundo ante una presencia vital real.
Según una etimología antigua, la palabra imagen debería relacionarse con la raíz de
imitari. Henos aquí de inmediato frente al problema más grave que pueda plantearse a la
semiología de las imágenes: ¿puede acaso la representación analógica (la “copia”) producir
verdaderos sistemas de signos y no sólo simples aglutinaciones de símbolos? ¿Puede
concebirse un “código” analógico, y no meramente digital? Con representacion analogica se
refiere a una fotograafia que representa algo clara y con alto grado de iconicidad.
Sabemos que los lingüísticos consideran ajena al lenguaje toda comunicación por
analogía, desde el “lenguaje” de las abejas hasta el “lenguaje” por gestos, puesto que esas
comunicaciones no poseen una doble articulación, es decir, que no se basan como los
fonemas, en una combinación de unidades digitales. Los lingüistas ponen en duda la
naturaleza lingüística de la imagen. La doble articulación es un aspecto de la articulación
lingüística consistente en la emisión de signos con significado (palabras u oraciones)
mediante la emisión de unidades que en sí mismas carecen de significado (alófonos o
fonemas).
Por otra parte, el sentido común duda de la imagen como lenguaje, ya que es algo
demasiado puro y salvaje al momento de mostrar y es probable que no lo podamos
decodificar y explicarlo de una manera tan clara.
Lo que se preguta Barthes es : este mismo tipo de doble articulación y codificación
¿puede aparecer en una fotografía? ¿podemos tratar a las imágenes como un lenguaje
articulado, análogo al de la lengua?. Se busca analizar las imágenes, entender que dicen en
base a los elementos que están en ella. ¿cómo se conforma el lenguaje visual?
Se estudiará la imagen publicitaria porque en publicidad la significación de la imagen es
sin duda intencional: lo que configura a priori los significados del mensaje publicitario son
ciertos atributos del producto, y estos significados deben ser transmitidos con la mayor
claridad posible; si la imagen contiene signos, estamos pues seguros que en publicidad
esos signos están llenos, formados con vistas a la mejor lectura posible: la imagen
publicitaria es franca, o, al menos, enfática.
Los tres mensajes
He aquí una propaganda Panzani: saliendo de una red entreabierta, paquetes de fideos,
una caja de conservas, un sachet, tomates, cebollas, ajíes, un hongo, en tonalidades
amarillas y verdes fondo rojo. Tratemos de esperar los diferentes mensajes que puede
contener.
El mensaje lingüístico
¿Es constante el mensaje lingüístico? ¿Hay siempre un texto en una imagen o debajo o
alrededor de ella? Para encontrar imágenes sin palabras, es necesario sin duda,
remontarse a sociedades parcialmente analfabetas, es decir a una suerte de estado
pictográfico de la imagen. ¿Cuál es la estructura significante de la “ilustración”? ¿Duplica la
imagen ciertas informaciones del texto, por un fenómeno de redundancia, o bien es el texto
el que agrega una información inédita? El problema podría plantearse históricamente con
relación a la época clásica, que tuvo una verdadera pasión por los libros ilustrados (en el
siglo XVIII no podía concebirse que las Fábulas de La Fontaine no tuviesen ilustraciones).
Actualmente, a nivel de las comunicaciones de masas, parece evidente que el mensaje
lingüístico esté presente en todas las imágenes: como título, como leyenda, como artículo
de prensa, como diálogo de película, como fumetto. Vemos entonces que no es muy
apropiado hablar de una civilización de la imagen: somos todavía, y más que nunca, una
civilización de la escritura, porque la escritura y la palabra son siempre términos completos
de la estructura informacional.
Anclaje y relevo: ¿Cuáles son las funciones del mensaje lingüístico respecto del
mensaje icónico (doble)? Aparentemente dos: de anclaje y de relevo (relais).
Toda imagen es polisémica; implica, subyacente a sus significantes, una “cadena
flotante” de significados, entre los cuales el lector puede elegir algunos e ignorar los otros.
La polisemia da lugar a una interrogación sobre el sentido, por tal motivo, en toda sociedad
se desarrollan técnicas diversas destinadas a fijar la cadena flotante de los significados, de
modo de combatir el terror de los signos inciertos: el mensaje lingüístico es una de esas
técnicas. A nivel del mensaje literal, la palabra responde de manera, más o menos directa,
más o menos parcial, a la pregunta: ¿qué es? Ayuda a identificar pura y simplemente los
elementos de la escena y la escena misma: se trata de una descripción denotada de la
imagen.
La función denominativa corresponde pues, a un anclaje de todos los sentidos
posibles (denotados) del objeto, mediante el empleo de una nomenclatura.
Ante un plato (publicidad Amieux) puedo vacilar en identificar las formas y los
volúmenes; la leyenda ("arroz y atún con hongos”) me ayuda a elegir el nivel de percepción
adecuado; me permite acomodar no sólo mi mirada sino también mi entendimiento. A nivel
del mensaje “simbólico”, el mensaje lingüístico guía no ya la identificación, sino la
interpretación, constituye una suerte de tenaza que impide que los sentidos connotados
proliferen hacia regiones demasiado individuales (es decir que limite el poder proyectivo de
la imagen) o bien hacia valores erróneos.
Es evidente, además, que en publicidad el anclaje puede ser ideológico, y ésta es
incluso, sin duda, su función principal: el texto guía al lector entre los significados de la
imagen, le hace evitar algunos y recibir otros elegidos con antelación, elucidación
selectiva. Se trata de un metalenguaje (lenguaje dentro del lenguaje) aplicado no a la
totalidad del mensaje icónico, sino tan sólo a algunos de sus signos.
El anclaje es la función más frecuente del mensaje lingüístico; aparece por lo general en
la fotografía de prensa y en publicidad.
Las dos funciones del mensaje lingüístico pueden evidentemente coexistir en un mismo
conjunto icónico. Cuando la palabra tiene un valor diegético de relevo, la información es
más costosa, puesto que requiere el aprendizaje de un código digital (la lengua); cuando
tiene un valor sustitutivo (de anclaje, de control), la imagen es quien posee la carga
informativa , y, como la imagen es analógica, la información es en cierta medida más
“perezosa/floja”.
La función de la imagen denotada
El mensaje denotado es aquel que señala, una expresión más directa. por ejemplo: en
una foto de una paloma decir “esto es una paloma”. También podría haber otro mensaje
más rebuscado, que sería el connotado, cuando yo entiendo que esa paloma lo que quiere
representar es la paz.
En el caso de la publicidad, la imagen denotada, en la medida que no implica un código
alguno y se entiende directamente, es lo que se muestra ahí, desempeña en la estructura
general del mensaje icónico un papel particular: la imagen denotada se vuelve natural al
mensaje simbólico, vuelve inocente al artificio semántico. Esto significa que, el hecho
que te están mostrando la cuestión directamente, hace sentir que en realidad no hay ningún
artificio, retórica o ejercicio por el cual se quiere convencer. Hace parecer al mensaje
publicitario más sincero y creíble.
En este texto nos podemos encontrar con un Barthes diferente al del texto “Retórica
de la imagen”. Va a estar posicionado desde un punto de vista subjetivo y va a
realizar un análisis de la imagen pero no en cuanto a imágenes publicitarias, sino en
relación a imágenes fotográficas.
Esencia de la fotografía
“Me embargo, con respecto a la fotografía, un deseo <<ontológico>>: quería, costase
lo que costara, saber lo que aquélla era <<en sí>>, qué rasgo esencial la distinguía de
la comunidad de las imágenes. Tal deseo quería decir que en el fondo, al margen de
las evidencias procedentes de la técnica y del uso, y a pesar de su formidable
expansión contemporánea, ya no estaba seguro de que la fotografía
existiese, de que dispusiese de un <<genio>> propio.”
Onto- ente (un ente es todo aquello que es y forma parte de todo el proceso del ser)
Logía- conocimiento
“Lo que la fotografía reproduce al infinito únicamente ha tenido lugar una sola vez: la
fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”
Acá lo que hace Barthes es tratar de empezar a buscar algunas cuestiones esenciales de la
fotografía y se encuentra con una primera observación. La fotografía mediante un proceso
mecánico repite lo que ya no va a existir en la existencia. Es decir, yo saco una foto de un
momento, ese momento no va a volver a darse nunca más. Sin embargo, en la fotografía
que actúa como documento, como registro, como archivo, ese momento va a quedar ahí,
por más de que ya no exista. Ese instante que ha tenido lugar una sola vez en la vida,
gracias a la fotografía puede repetirse al infinito. La fotografía es lo real en una expresión
intangible.
“La fotografía dice: esto, es esto, es asá, es tal cual y no dice otra cosa (…)”
“(…) del mismo modo es lícito hablar de una foto, me parecía improbable hablar de la
Fotografía”.
Barthes plantea un problema de que hay determinadas fotografías que tienen ciertos
elementos que capaz que otras fotografías no las tienen. Por esto, se va a complejizar
hablar de la fotografía en general o de la fotografía como una rama del arte o de la técnica o
como una disciplina propia. Le va a costar generalizar. Él se va a ocupar de hablar de
algunas fotos y no va hablar de la Fotografía en mayúscula en sí misma.
La foto es invisible porque lo primero que abalanza hacia nosotros es lo que está dentro de
la fotografía (el referente).
La fotografía es inclasificable
Se la ha intentado clasificar desde estas tres perspectivas, pero esto no es suficiente
porque tratan de buscar más la función que cumplen las imágenes fotográficas, pero no
hablan de su esencia. hacen una clasificación general pero no hablan de lo ontológico.
“Resolví, pues tomar como punto de partida para mi investigación apenas algunas
fotos, aquellas de las que estaba seguro que existían para mí”.
Él va a tomar como objeto de estudio fotografías que le han llamado la atención o que le
han de algún modo hecho mella en su subjetividad. Es decir, fotos que le han impactado por
tal o cual razón.
¿Qué es lo
que sabe mi cuerpo sobre la fotografía?
Ante una imagen fotográfica yo puedo tener tres roles, puedo ser el que saca la foto
(operator), el que es fotografiado (spectrum,) y puedo ser espectador de lo fotografiado
(spectator).
Puedo ser yo lo fotografiado y a su vez el espectador. Y por esto Barthes hace una
pregunta, en cuanto que es lo qué le sucede a mi cuerpo al momento en que me estén
sacando una foto, es decir al momento en el cual yo este posando, ¿qué es lo que me
sucede a mi ontológicamente?
La fotografía y la muerte
La experiencia como spectrum
“He decidido tomar como guía la conciencia de mi emoción”- ¿Quién soy cuando me
fotografían? ¿Quién soy en la imagen?
Puedo pasar de ser operador a ser espectador. Pero también puedo convertirme en
spectrum. Puedo establecerme a yo mismo como aquello a lo que se está fotografiando.
Barthes plantea que aquello que he fotografiado rápidamente se convierte en referente. Y
es un referente de doble raíz. Si uno observa el término spectrum podemos tener dos
acepciones etimológicamente de esa palabra- Espectáculo y Espectro. Espectáculo en el
sentido en el que se está mostrando algo (me estoy mostrando yo como alguien al que
fotografían). Por otro lado, me muestro como un spectro, que se relaciona esta idea de
espectro con lo fantasmal, fantasmagórico, la muerte. Paso de ser un sujeto que
mira la foto a ser un sujeto que es mirado en la foto. Lo que él está planteando es que
cuando me convierto en spectrum, cuando me sacan la foto, continuamente me estoy
imitando, no soy un sujeto porque rápidamente me transformo en un objeto al que le sacan
la foto, donde ya no tengo nada que hacer más que esperar a lo que diga el operator.
Tampoco en que me convierta en un objeto en sí mismo, porque Barthes sostiene en que
donde estoy parado es en una especie de devenir. En un devenir constante entre el sujeto y
el objeto. Ese devenir, Barthes lo entiende como una microexperiencia de la muerte. Me
transformo en un espectro. La muerte es una especie de eidos de la fotografía en donde me
hace quedar embalsamado.
Barthes habla de que en las fotos de retrato, hay cuatro imaginarios que se cruzan y se
afrontan entre sí y se deforman. Ante el objetivo de la cámara van haber cuatro cuestiones:
en primer lugar ser aquel que creo ser, en segundo lugar aquel que quisieran que crean que
soy, en tercer lugar aquel que el fotógrafo cree que soy y por último aquel de quien se sirve
el fotógrafo para exhibir su arte. Se da una dicotomía entre lo que yo quiero ser en la foto y
lo que el operador busca en mi, para un último imaginario que es exhibir su arte mediante
mi foto.
La experiencia como spectator (como alguien que ve las imágenes)
“Decidí entonces tomar como guía de mi nuevo análisis la atracción que sentía hacia
ciertas fotos”.
…”bien una agitación interior, una fiesta, o también una actividad, la presión de lo
indecible que quiere ser dicho”.
Esas fotos que le generan atracción son las que Barthes va a tomar como objeto de estudio
desde un punto de vista subjetiva y que también de algún modo va a activar esa cuestión de
lo indecible, de eso que él no puede explicar pero que está arraigado en lo subjetivo.
Studium
-Remite a información general
-Interés vago, no agudo
-Consciente, concienzudamente, contemplo la foto
-Me gusta/ No me gusta
-Dar con las intenciones de quien saca la fotografía
Punctum
-Perturba al studium
-Sale de la escena y me punza
-Herida, pinchazo, puntuación, marca, casualidad
-Genera conmoción
-Es algo que se añade, pero está en la foto
En cuanto al Studium, él va a decir que es una especie de gusto de interés general, que no
lo llega a emocionar sino que es un gusto racional. Me gusta esta foto, no me gusta esta
foto, va por una cuestión estética. . Es una cuestión de simple gusto, que no tiene
determinada profundidad. Alguien saca la foto y quiere transmitirle algo a esa otra persona.
Si esa persona justo da con la intención del fotógrafo o la fotógrafa, eso sería un Studium,
porque el objetivo del fotógrafo esta cumplido. Mi subjetividad está ligada y se equipara a la
del fotógrafo. El Studium no provoca en mi una aventura, algo emocionalmente fuerte.
Podemos hablar del Studium en el sentido de ver una forma más general la fotografía, pero
otros elementos que se encuentran en la fotografía me pueden llamar la atención de forma
tal que genera un pinchazo emocional en mi, en mi subjetividad (Punctum).