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INSTITUTO SUPERIOR DE José María Gómez

FORMACIÓN DOCENTE “MERCEDES” Y Yatay, Mdes. Ctes.

CARRERAS DOCENTES Y TÉCNICAS ifdmercedes@hotmail.com

Unidad 3
Ética profesional: Principios y fundamentos

La ética profesional se define como el ejercicio público de una actividad que


se desempeña con honestidad, austeridad, transparencia, entrega, responsabilidad
y eficiencia. El profesionista egresado de una universidad posee saberes, destrezas,
capacidades, pero también valores morales que debe poner en práctica cuando
ofrece sus servicios a los demás.
Pero desafortunadamente, hay profesionistas de todas las ramas del
conocimiento que ejercen sus capacidades y oficios buscando el beneficio personal,
el enriquecimiento fácil, la maniobra ilícita, el arribismo, el engaño, la trampa, el
negocio turbio y la oscura componenda.
La formación universitaria integral del profesionista le otorga al egresado las
herramientas éticas para la realización de un desempeño digno y honesto de su
carrera en el mercado laboral. Pero sucede lo contrario con el profesionista
universitario que no practica el arte de la decencia y la rectitud, porque no le
interesó u olvidó sus cursos de filosofía, ética, civismo, moral.
Cuando el universitario exhibe un título profesional al momento de contratarse
en un empleo, sólo demuestra capacidades, habilidades y competencias propias de
su campo formativo, esas destrezas y saberes son avaladas y refrendadas por el
Estado Mexicano cuando registra oficialmente el título universitario en la Dirección
General de Profesiones. Pero, lo que no avala el Estado es el “Sentido del Servicio
Profesional”, el “Compromiso con el bienestar social”, “La responsabilidad social”,
“La solidaridad con los desvalidos”, “El desempeño crítico de la profesión”, “El
ejercicio de una conciencia progresista”, etc.
Debieran ser características de toda profesión las siguientes; competencias,
humanismo, independencia, vocación de servicio, responsabilidad social, solidaridad
desinteresada y abierto compromiso. Estos rasgos del profesionista ideal,
desafortunadamente no los vemos en los funcionarios públicos.
Dentro de la Administración Pública Estatal existe una enorme brecha entre el
ejercicio y conducción de las funciones respecto de sus resultados. Esa brecha se
explica por la ausencia de compromisos sociales acompañados de los referentes
éticos y morales. Los funcionarios, al parecer no conocen el valor de la
responsabilidad y la respuesta inmediata, como en toda burocracia se mueven en el
largo plazo, en “el ya veremos”, “…estamos avanzando en el caso”, “…dese otra
vuelta en un mes”, “… primero pase a la ventanilla anterior”, etc., etc.
Para el funcionario sagaz y astuto, es muy fácil saltar los vericuetos legales y
normativos de la transparencia y la rendición de cuentas. Conocen el arte de la
evasión de responsabilidades y compromisos con los demás, con los ciudadanos,
con el pueblo, con la comunidad, con la sociedad, como usted quiera llamarle “a los
de abajo”, a los marginados, a los excluidos.
Cuando los profesionistas se integran en sus respectivos “Colegios de
Profesionistas” sólo buscan el posicionamiento político y la mayor capacidad de
negociación respecto al poder estatal. Cuando existen cursos de capacitación y
actualización, son pocos los colegios que promueven los cursos de ÉTICA
PROFESIONAL, una herramienta indispensable y valiosa para hacer avanzar la
Administración Pública por la senda de la rectitud, el bien y la transparencia.
INSTITUTO SUPERIOR DE José María Gómez
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Para los conservadores, para los corruptos, para los deshonestos, enarbolar
hoy el discurso de la ética, de los valores morales y la Deontología es sólo afán de
molestar, de ideologizar los procesos, de externar amarguras, de fomentar rencores.
Cuando en realidad es ejercer el derecho de la crítica y la autocrítica, de apuntar los
desvíos y desvaríos de los funcionarios que se enriquecen de manera abierta y
descarada. Y pues eso molesta y enfada. Eso insulta y eso ofende. Sólo los
convidados del poder y de la corrupción nos dicen que todo es felicidad en este
mundo maravilloso. Que todo anda bien –casi perfecta es la cosa pública– que
hasta la “Feria” fue la maravilla, “la mejor en la historia de las ferias”.

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