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LETRAS,
M AGISTRALES/1
LETRAS
,
M AGISTRALEs/1
L
•••••• inherentes a todas las personas, sin distinción de
ningún tipo, sea ésta de sexo, origen étnico, opinión
política, o cualquier otra condición. Hipotéticamen-
te, todos los poseemos por igual, sin ninguna clase de
discriminación.
Comprenden, de manera indivisible, derechos
civiles, políticos, económicos, sociales, culturales }
ambientales; es decir, representan un cúmulo impre-
sionante de derechos que garantizarían para todos,
insisto, para todos, cuestiones de primera importan-
cia. Señalo ahora aquellos que me parecen particular-
mente relevantes, para reflexionar luego en tomo a su
efectiva vigencia, o no, en el mundo actual.
Los derechos civiles y políticos comprenden el de-
recho a la vida, a la libertad, a la seguridad personal,
a no ser esclavizado ni torturado, a recibir un trato
igualitario ante la ley, a circular libremente, a partici-
par en el gobierno del propio país, entre otras cosas.
Pero también se precisan derechos económicos y so-
ciales como los que se refieren a tener acceso al traba-
jo, a un nivel de vida adecuado, a la educación, a la
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LOS DEUCJIOS IIIHIA NOS COMO DEíE'SS.\ DE LA DIC',ID \D 7
ser;uridad 5 cial. T d s estos derechos fueron reco- las personas por su sola condición humana y que se
J n cidos en la D claración Universal de los Derechos enuncia, si no como un punto de partida al menos
H.umanos de 19-tS, hace más de sesenta años, a los como un posible punto de llegada, no tiene un fundá -
1 que lue o se añadieron otros, llamados de tercera ge- mento "natural" sino que ha sido producto de un pro-
nerao n derecl10s de los pueblos y de solidaridad I ceso histórico. Sus orígenes se anclan en la necesidad
qu e reconocen la autodeterminación, la coexistencia de la burguesía, en el siglo XVII1, de liberarse de las
pacífica y la justicia social internacional, entre otros. restricciones de las sociedades estamentales, procla-
De esta apretada enunciación se desprende, con mando "la consigna de 'libertad igual para todos',
toda claridad, que nosotros gozamos, si no de todos, con el fin de combatir a los estamentos superiores,
por lo menos de la mayor parte de estos derechos. No exhibiendo la injusticia de sus privilegios, asi como
obstante basta con hojear el periódico para constatar buscando el apoyo de los estratos inferiores" (García
cómo se viola la totalidad de los mismos en nuestro Clark, 2012: 35). Pero en la práctica los derechos decl a-
país y en el mundo. rados como universales, entonces, ¿nunca lo han sido?
Existe entonces una fisura terrible entre ciertos ¿Cabe por eso desecharlos como letra muerta?
grupos de población que gozan efectivamente de estos Todo lo contrario. Hay momentos en que el derecho
y muchos otros derechos, frente a personas que carecen se "adelanta" a la política; es decir, es capaz de formu-
de toda protección. Me refiero -claro está- a grupos ex- lar normas que van más allá de las relaciones de poder
cluidos o marginales, como la mayor parte de las co- vigentes e incluso las cuestiona. Y es en esas circuns-
munidades indígenas del planeta, la población sujeta tancias en las que se convierte en una herramienta que
a procesos de migración forzada, los desocupados (en abre a la política y la compromete al cumplimiento de
térm inos laborales) y los ocupados (en términos mili- antiguas promesas. Allí es donde estamos ho).
ta~es:; es ~ecir, la población civil de países que viven Desde esta perspectiva, junto a la reidndicación
ba¡o invasiones Yocupación militar. Son los que Frantz de un derecho que ampare por igual a todo el géne-
Fanon llamara "los con d ena d os de la tierra"
. y que re- ro humano, particularmente pertinente en un mundo
presentan millones de personas en la época actual. globalizado, es necesario reformular alhunas cue ·tio-
No obstante, los derechos humanos se enuncian nes en relación con la enunciación , la lud1a por los
como universales · Est a universa
· . •
11dad, que equipara a derechos humanos.
I que p . ibiliti'I u c ntimri'I ión y no hnce, de alguna que podríamos llamar la indiferencia por la diferencia;
man ra, · mplic inv luntario d los mismos. es decir, un reconocimiento de la diferencia que no se
A partir de ti'I c n ideraciones, me referiré a los interesa por ella ni intenta comprenderla sino que la
derech human de d e los "vacíos" a los que aca- deja ser, la libra a su suerte, simplemente desenten-
b de aludir; habl aré de ílquellos sectores que han sido diéndose.
excl uid o de la upuesta universalidad de tales ga- La gran reorganización del mundo a la que asisti-
rantía ; , oy a hablar de los Otros y r:io .de nosotros; mos se impone día a día mediante grandes violencias
del pre ente y no de las atrocidades del pasado. que conllevan toda clase de violaciones a los derechos
Existe la falsa apreciación de que, como el dis- humanos.
cur o de los derechos humanos se ha hecho bastante Las más importantes ocurren principalmente a tra-
frecuente, vivimos en un mundo de más derechos, lo vés de la construcción de dos grandes escenarios béli-
cua l no parece ser cierto. La actual globalización supo- cos: las llamadas guerra antiterrorista y guerra o lucha
ne una reorgani zación hegemónica a escala planeta- contra el crimen organizado. Junto a éstas, de carácter
ria que comprende todos los campos de la actividad abierto y con un alto componente militar, se desplie-
humana, incluidas las formas de pensar y de con- gan otras violencias sistémicas, pero no por ello menos
formación de las subjetividades. La pacificación, la directas: son las que se ejercen contra los enormes sec-
flexibilidad y la tolerancia son parte del discurso pre- tores de la población que han sido "abandonados" a su
dominante en el mundo actual. Sin embargo, la's prác- suerte y por cuyas vidas y bienes nadie responde.
ticas desmienten al discurso. Mientras se ensalza la no Si nos detenemos en cada una de estas formas
violencia, se sostienen políticas de ocupación militar de violencia podemos apreciar la limitación de los
en diferentes regiones del planeta, con altos costos derechos humanos en el mundo actual y, por lo tanto,
para la población, principalmente de vidas de civiles. el enorme campo de acción que tenemos por delante.
Por su parte, la flexibilización se restringe al mercado Una de las palabras que se enuncia más frecu en-
y a la circulación de capitales, pero no alcanza a las po- temente en pasado es "genocidio". Hablamos sobre
líticas migratorias o ".., los s'st . . . todo del genocidio de los nazis contra los judíos y gi-
. 1 emns penrtenc1anos, por
e1emplo. Finalmente, la tolerancia qu e se practica de tanos, si acaso del genocidio contra los armenios co-
manera habitual es· la to! eranc1a
· d e 1a md
. .rfcrencia, o lo metido por los turcos, o de las prácticas genocidas en
comp1ep.. d ad . Ya no se trata del antiguo crimen, de ca- Si la prisión de seguridad media somete a los pre-
.
racter (si. se quier
. e) 'artesanal. Ahora estamos frente a sos a vivir en el hacinamiento, con una alimentación
verdaderas corporaciones mafiosas de alcance trans- deficiente y en condiciones de vida que afectan el sue-
. 1 co 1u d'das
nac1ona 1 , y/o protegidas por fracciones del ño y la salud, las prisiones de máxima seguridad se ba-
propio aparato estatal -como algunas policías-, ~or san en el aislamiento radical de las personas que atenta
actores del sistema económico -como los empresarios contra su propia humanidad. La prisión de seguridad
que blanquean capitales- y del político, que se_ sirve máxima es un universo solitario y silencioso en el que
de muchas maneras del dinero fresco aunque ilegal. el ser humano pierde el contacto con los demás, sean
Sin embargo, y a pesar de toda evidencia en contra, la presos o custodios, e incluso con su familia, dada la
corriente "pw1 itivista" logra imponerse y, en conse- localización y el funcionamiento de estos centros de
cuencia, se realizan las reformas judiciales necesarias_ reclusión. Al cancelar la posibilidad del contacto físico,
para establecer la figura de crimen organizado como afectivo y verbal del preso con otros seres humanos, al
una figura de excepción que habilita la suspensión o cancelar toda comunicación, el dispositivo arrebata la
reducción de derechos para los acusados de tales deli- . condición humana misma de las personas que aloja.
tos. Se cuela así una legislación diferencial que abre el Se podría decir que son lugares donde se deposita a
camino para su aplicación en muy diferentes casos. Si las personas para "dejarlas" vivir una vida que no es
la figura del terrorista puede ampliarse para abarcar vida o morir lentamente.
a luchadores nacionales o sociales, algo parecido ha Por último, en este marco nada alentador, exis-
ocurrido con la de delincuencia organizada. ten las llamadas violencias sistémicas, no menos im-
A su vez, la ineficacia de esta política no resuelve , portantes que las otras, y que están asociadas con los
el problema sino que lo incrementa y lleva al encar- procesos de acumulación. Desde sus inicios, la econo-
celamiento de cada vez más personas durante perio- mía capitalista traspuso los limites entre lo legal y lo
dos también más prolongados. La saturación de las ilegal como forma de incrementar las ganancias. Pero
prisiones y la peligrosidad de los capos se esgrimen este fenómeno alcanza especial relevancia en la fase
como causa para la creación de un sistema penitencia-
actual, que ciertos autores como J~iro Estrada Álvare¡,
rio doble, con cárceles de seguridad media y otras de
no han dudado en llamar "capitalismo criminal". Dice
máxima o incluso súper máxima seguridad.
Estrada: