Está en la página 1de 26

Craso

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
«Marco Licinio Craso» redirige aquí. Para otras personas del mismo nombre, véase
Marco Licinio Craso (desambiguación).
Marco Licinio Craso
Late Roman Republic bust in the Glyptothek, Copenhagen.jpg
Busto de Craso en la Gliptoteca Ny Carlsberg, Copenhague.
Cónsul de la República romana
en ejercicio del poder supremo
70 a. C.-70 a. C.
Junto con Cneo Pompeyo Magno
Predecesor Publio Cornelio Léntulo
Cneo Aufidio Orestes
Sucesor Quinto Cecilio Metelo
Quinto Hortensio Hórtalo
55 a. C.-55 a. C.
Junto con Cneo Pompeyo Magno
Predecesor Cneo Cornelio Léntulo
Lucio Marcio Filipo
Sucesor Apio Claudio Pulcro
Lucio Domicio Enobarbo
Información personal
Nombre en latín Marcus Licinius Crassus Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 115 a. C. o 114 a. C.
República romana
Fallecimiento 53 a. C.
Harrán, Imperio parto
Causa de muerte Muerto en combate Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Publio Licinio Craso
Venulia
Cónyuge Tértula
Hijos Publio Licinio Craso
Marco Licinio Craso
Información profesional
Ocupación Político de la Antigua Roma y militar de la Antigua Roma Ver y
modificar los datos en Wikidata
Patrimonio 180 millones de sestercios
Conflictos Batalla de Cantenna y Batalla de Carras Ver y modificar los datos en
Wikidata
Partido político Optimates Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de Primer Triunvirato Ver y modificar los datos en Wikidata
[editar datos en Wikidata]
Marco Licinio Craso (en latín: Marcus Licinius Crassus (Dives); 115 o 114 a. C.-
mayo de 53 a. C., cerca de Harrán, Partia) fue un general y político romano, cónsul
en 70 y 55 a. C., miembro del Primer Triunvirato y uno de los hombres más ricos de
su tiempo. Pertenecía a una noble familia plebeya, la gens Licinia. En su juventud
comenzó su carrera como orador de la corte, pero se vio obligado a interrumpirla a
causa de las guerras civiles. El padre y el hermano de Marco Licinio murieron
durante el gobierno de Cayo Mario y Lucio Cornelio Cinna (87 a. C.). Tras esto, él
mismo se escondió en Hispania, y en el año 83 a. C. se unió a Lucio Cornelio Sila y
bajo su mando participó en la derrota del «partido» mariano.

Durante la dictadura de Sila (82-79 a. C.), Craso se enriqueció gracias a la


proscripción. En los años siguientes realizó grandes inversiones en el sector
inmobiliario urbano, lo que le convirtió en uno de los hombres más ricos de la
República romana. Craso aprovechó esto para extender su influencia y, en
particular, para superar a Cneo Pompeyo Magno. No se sabe nada de las primeras
etapas de su carrera magisterial. Solo en 72 a. C., cuando ambos cónsules fueron
derrotados en la rebelión de Espartaco, se le otorgó a Craso el mando militar con
poderes especiales. Consiguió restablecer la disciplina en el ejército mediante una
serie de duras medidas y derrotó a los rebeldes en seis meses (en la primavera de
71 a. C.). A continuación fue elegido cónsul para el año 70 a. C. y junto con su
colega Pompeyo consiguieron abolir las principales disposiciones del régimen de
Sila: devolvieron el antiguo ámbito de poderes a los tribunos de la plebe, llevaron
a cabo una reforma judicial y revivieron la magistratura del censor.

En el año 65 a. C. el propio Craso ejerció el cargo de censor. En años posteriores


estuvo, según algunas fuentes, involucrado en la conjuración de Catilina y también
se opuso a Pompeyo, quien había regresado de Oriente. En el año 60 a. C. concertó
un triunvirato junto a este último y Cayo Julio César, a través del cual consiguió
medidas beneficiosas para él y para los círculos empresariales de Roma en su
conjunto. La alianza se reforzó en el convenio de Lucca en 56 a. C. Como resultado,
Craso recibió un segundo consulado para el año siguiente y un gobierno en Siria. En
el año 54 a. C. entró en guerra contra Partia. Sin embargo, su invasión de
Mesopotamia no tuvo éxito: en la batalla de Carras, Craso fue derrotado y muerto.

Índice
1 Biografía
1.1 Orígenes
1.2 Primeros años
1.3 Craso y Sila
1.4 Inicio de la actividad política
1.5 Revuelta de Espartaco
1.6 Primer consulado
1.7 Censura
1.8 Craso y la conjuración de Catilina
1.9 Triunvirato
1.10 Campaña parta y muerte
2 Actividades intelectuales
3 Familia
4 Craso en las fuentes
5 Craso en la historiografía
6 Craso en la cultura contemporánea
7 Referencias
8 Bibliografía
8.1 Fuentes clásicas
8.2 Historiografía
9 Enlaces externos
Biografía
Orígenes
Artículo principal: Gens Licinia
Marco Licinio pertenecía a la familia plebeya de la gens Licinia, cuyos
representantes formaron parte del primer consejo de tribunos de la plebe y
alcanzaron el consulado ya en 364 a. C. Sin embargo, entre 361 y 236 no se les
menciona ni una sola vez en los Fastos capitolinos. El inicio del siguiente periodo
de la historia de la familia se asocia a Publio Licinio, quien vivió
presumiblemente durante la primera guerra púnica, el mayor de cuyos hijos recibió
el apodo de Craso (en latín: Crassus), que se convirtió en cognomen para sus
descendientes.1

Es de suponer que el bisabuelo de Marco Licinio fue cónsul en 171 a. C.,23 sobrino
del primer cónsul Publio Licinio Craso Dives, colega de Escipión el Africano en 205
a. C. El abuelo de Marco Licinio, también Marco, fue pretor en el año 127 o 126 a.
C. y fue apodado Agelasto (del griego ἀγέλαστος - 'hosco', 'sin sonrisa') por su
aspecto siempre sombrío. El hijo de Agelasto y padre de Craso fue Publio Licinio
Craso, quien alcanzó los más altos cargos, un consulado en 97 a. C. y una censura
en 89 a. C.4 La madre de Marco Licinio era Venulia, quien pertenecía a la
aristocracia municipal.5

Los historiadores tienen diferentes opiniones sobre la situación financiera de esta


rama de los Licinii. Se sabe que Marco Licinio heredó trescientos talentos,6 una
cantidad relativamente pequeña. Teniendo en cuenta esto y los antecedentes de
Venulia, algunos eruditos sugieren que Publio Licinio no era un hombre acaudalado y
que, por lo tanto, accedió a un aparente casamiento desigual.78 Por otro lado,
existe la opinión de que la herencia podría haberse reducido simplemente durante
los años de la guerra civil.9

Publio Licinio

Publio Licinio Craso

Cayo Licinio Varo


Publio Licinio Craso Dives

Cayo Licinio Varo

Publio Licinio Craso

Cayo Licinio Craso

Marco Licinio Craso


Marco Licinio Craso Agelasto

Publio Licinio Craso

Venulia

Publio Licinio Craso


(¿nomen?) Licinio Craso

Tértula
1.º - Publio; 2.º - Marco

Marco Licinio Craso

Cecilia Metela
Marco Licinio Craso

Publio Licinio Craso

Cornelia Metela
1.º - Publio; 2.º - Cneo

Cneo Pompeyo Magno

Marco Licinio Craso


Primeros años
Aunque se desconoce la fecha exacta del nacimiento de Craso,10 Plutarco informa de
que en la primera mitad del año 54 a. C., cuando conoció a Deyótaro, Marco Licinio
ya había superado la barrera de los sesenta años; de ahí la conclusión de que nació
en 115 a. C.11 o al comienzo de 114 a. C.12 Los historiadores especulan sobre si
Marco Licinio era el menor de tres hermanos: el mayor se llamaba Publio, el mediano
podría haberse llamado Cayo o Lucio, pero la historiografía considera que el
primero es «ligeramente preferible».13 La familia seguía las tradiciones antiguas,
debido a que los Craso vivían en una pequeña casa, los hijos mayores, incluso
cuando crecían y se casaban, permanecían bajo el techo de sus padres, «y todos se
reunían en la mesa común».14

Marco Licinio recibió la educación tradicional de un aristócrata romano, con


énfasis en la preparación para el servicio militar.15 Su padre estuvo en Hispania
Ulterior como gobernador en 96-93 a. C. y Marco Licinio le acompañó;16 durante
estos tres años hizo muchas conexiones en la provincia, que luego le ayudaron
enormemente.17 Poco después de que Marco Licinio regresara a Roma, murió su hermano
mayor Publio —muy probablemente entre el 93 y el 88 a. C.—13 y comenzó la guerra
Social. El padre de Craso fue uno de los legados en esta guerra, y Marco Licinio
debió haber estado involucrado en la lucha también.15 Al mismo tiempo, el joven
Craso comenzó a comparecer en los tribunales. Según Cicerón, gracias a su
diligencia en el estudio de la oratoria, fue «durante algunos años considerado uno
de los mejores abogados».18

En el año 88 a. C. la lucha política interna en Roma resultó en una guerra civil.


Sobre la posición de Craso al comienzo de esta guerra, cuando el popular tribuno
Publio Sulpicio transfirió el mando de la primera guerra mitridática a Cayo Mario,
y en respuesta el cónsul Lucio Cornelio Sila trasladó su ejército a Roma, nada se
sabe; quizás Publio Licinio, por razones de principio, no quiso tomar partido.19
Pero en el año 87, cuando Roma fue amenazada de nuevo por un ejército, esta vez de
Mario y Lucio Cornelio Cinna, Publio Licinio se unió a los defensores del Senado.
Después de la caída de Roma, murió con su segundo hijo (Cayo/Lucio), sin embargo,
no está claro si fue asesinado o forzado a suicidarse.20

El mismo destino le esperaba a Marco Licinio, pero huyó con tres amigos y diez
esclavos a Hispania, probablemente debido a las conexiones de la familia Craso
allí, y se escondió en una cueva.2122 Según Plutarco, el noble hispano Vibio
Paciano, quien vivía cerca, se enteró de que el joven Craso se escondía en las
proximidades de su finca y comenzó a ayudarlo. Marco Licinio pasó ocho meses en una
cueva hasta principios de 84 a. C. cuando se enteró de la muerte de Cinna. En torno
a él comenzaron a reunirse enemigos armados del partido mariano; Craso formó un
destacamento de dos mil quinientos hombres y, según varios escritores antiguos,
saqueó la ciudad de Malaka, «pero se dice que él mismo lo negó y refutó a quienes
lo plantearon».14

Para entonces, Marco, siguiendo la antigua costumbre romana, se había casado con la
viuda de su hermano fallecido —aparentemente el mayor, Publio—, Tértula; el
matrimonio probablemente tuvo lugar antes del año 86 a. C.13

Craso y Sila
Desde Hispania, Craso cruzó a África, donde Quinto Cecilio Metelo Pío, otro enemigo
de los marianos, reunía un ejército, pero pronto se enemistó con él y emprendió un
nuevo viaje por mar, hasta alcanzar a Sila, quien desembarcó en Italia a principios
de 83 a. C. y reunió consigo a todos los enemigos de Mario y Cinna.2324 En la nueva
guerra civil, Marco Licinio se convirtió en uno de los colaboradores más cercanos
de Sila y fue «tenido en la más alta estima».14 Lucio Cornelio le encargó el
reclutamiento de tropas en la región de los marsos, en el centro de los Apeninos;
cuando Craso pidió guardias a Sila, este le respondió bruscamente: «Te doy en
escolta a tu padre, tu hermano, tus amigos y tus parientes, de cuyos injustos
matadores voy a tomar venganza».14 En la historiografía este relato se considera
más bien una ficción, pero caracteriza los objetivos de muchos de los partidarios
de Sila, incluido Craso, quienes luchaban para vengar a sus seres queridos.25 Sin
embargo, el propio Lucio Cornelio, según Apiano, dio a Cayo Flavio Fimbria, el
asesino de Publio Craso, la oportunidad de escapar,26 con lo que Marco Licinio
debió darse cuenta de que Sila perseguía sus propios intereses.27

Ya durante la guerra civil, comenzó una enconada rivalidad entre Marco Licinio y
Cneo Pompeyo, provocada porque Sila concedió grandes honores a este último por sus
méritos, aunque era más joven que Craso. Según el moralista Plutarco, Craso
«carecía de experiencia, y la belleza de sus hazañas fue arruinada por las fuerzas
malignas de su naturaleza: la codicia y la avaricia».14 Sin embargo, los dos
jóvenes comandantes actuaron juntos, en particular en el segundo año de la guerra,
cuando derrotaron al mariano Cayo Carrinas, lo asediaron en su campamento y
vencieron a la fuerza enviada en su ayuda de Cneo Papirio Carbón. Sin embargo,
Carrinas consiguió algo más tarde romper el cerco, aprovechando las inclemencias
meteorológicas.28

Al final de la guerra, Craso se ganó el favor especial de Sila porque consiguió


cambiar el rumbo de la casi perdida batalla de la Puerta Collina librada en el
otoño de 82 a. C., en la que Pompeyo no participó. Durante el combate dirigió el
flanco derecho del ejército silano y derrotó fácilmente al enemigo, para después
iniciar una persecución hasta Antemnas a pocos kilómetros al norte de Roma.2930 Al
anochecer, Sila se enteró de la victoria de Craso y aprovechó su éxito para
conseguir la victoria final.31

Al final del conflicto se encomendó a Marco Licinio la búsqueda de proscritos en


Brucio;32 así, inscribió a estos en listas de proscripción con la expectativa de
confiscar sus bienes, lo que era generalmente la norma en ese momento.33 Sin
embargo, un día Marco Licinio, sin la aprobación de Sila, inscribió a un hombre
leal al dictador en la lista de proscritos, cuya propiedad deseaba,14 y, en
consecuencia, Lucio Cornelio «dejó de utilizar sus servicios».34 Sin embargo, Craso
pudo amasar una enorme fortuna gracias a las proscripciones, lo que lo convirtió en
uno de los hombres más ricos de Roma. En el año 55 a. C. tenía cuarenta y cinco
millones de denarios (o 180 millones de sestercios),635 capital adguirido
sustancialmente durante el período de Sila.36

Inicio de la actividad política


Tras la muerte de Sila en 78 a. C., Craso intensificó su lucha contra Pompeyo para
incrementar su propia influencia y contrarrestar la inmensa popularidad obtenida
por Cneo con sus exitosas guerras, por lo que Marco Licinio decidió utilizar su
riqueza para conseguir una autoridad similar. Algunos historiadores atribuyen a
Craso unos «celos rencorosos»,32 envidia o incluso odio hacia su rival,37 aunque
Plutarco escribe que «la rivalidad no llevó a Craso a la enemistad ni a la
malquerencia... ni a la hostilidad ni al engaño».38

A diferencia de Pompeyo, Craso consiguió ganarse rápidamente una reputación de


hombre benévolo y simpático que conocía todos los asuntos de Roma y siempre estaba
dispuesto a ayudar a resolver diversos problemas. Gracias a su deliberada inmersión
en los asuntos cívicos y a la disponibilidad de grandes recursos financieros, Craso
pronto triunfó y alcanzó una influencia similar a la de Pompeyo.38 Era un orador
público frecuente y tuvo mucho éxito, principalmente debido a los esfuerzos que
hizo.39 Marco Licinio siguió acumulando riquezas, incluso mediante tratos no del
todo honestos con casas que se quemaban en frecuentes incendios, que compraba por
casi nada, demolía y construía nuevos hogares en su lugar. El mecanismo de
acumulación de capital era inusual para la nobilitas romana: mientras la mayoría de
los senadores invertían en tierras agrícolas, Craso participaba activamente en las
transacciones inmobiliarias urbanas, comerciaba con esclavos altamente
cualificados, invertía en minas y participaba en el sistema de recaudación de
impuestos en las provincias.40

Aunque Craso había luchado durante mucho tiempo con Pompeyo por tener mayor
influencia en Roma, su enfrentamiento nunca llegó a un choque armado, como había
ocurrido con Sila y Mario. Algunos historiadores han cuestionado los relatos de los
autores antiguos sobre esta rivalidad. Por ejemplo, Frank Adcock considera que
estos relatos no son fiables debido a la influencia en la tradición histórica
romana de la propaganda política de la época.4142 Sin embargo, la mayoría de los
investigadores, especialmente B. Marshall,43 A. Ward44 y Erich S. Gruen45 no niegan
la rivalidad entre los dos políticos.

Marco Licinio prestó dinero activamente. Sin embargo, ninguna fuente lo califica de
usurero, por lo que la historiografía concluye que Craso no prestaba dinero para
obtener beneficios, sino para ganar influencia sobre sus deudores.46 La bancarrota
significaba la ruina de la carrera y la vida entera de un noble romano, y Marco
Licinio cobraba deudas sin indulgencias.47 Es a estas circunstancias a las que A.
Ward atribuye48 una famosa declaración del tribuno de la plebe del año 76 a. C.
Cneo Sicinio.

Así es que Sicinio, quien tanto dio en qué entender a todos los magistrados y
hombres públicos de su tiempo, preguntándole uno por qué causa con sólo Craso no se
metía, sino que le dejaba en paz, «este —le respondió— tiene heno en el cuerno»,
aludiendo a la costumbre que tenían los romanos, cuando había un buey bravo, de
ponerle un poco de heno en el cuerno para que se guardasen los que le vieran.

Plutarco, Craso, VII.38


Según Ward, Plutarco simplemente malinterpretó el juego de palabras en latín basado
en la consonancia de las palabras fenum (heno) y fenus (deuda); así, Sicinio dio a
entender que Craso era su acreedor. A este respecto, O. Liubimova ha sugerido que
Marco Licinio respaldó todas las actividades políticas de Sicinio durante su
tribunado, en particular la exigencia de restaurar los derechos de los tribunos de
la plebe. La misma investigadora planteó la hipótesis de una alianza entre Craso y
Lucio Quincio (74 a. C.) y Cayo Licinio Macro (73 a. C.).49

El número de oponentes políticos de Craso entre la alta aristocracia aumentó con el


tiempo, incluyendo a Quinto Lutacio Cátulo Capitolino, Marco Porcio Catón el Joven,
Quinto Cecilio Metelo Céler y Lucio Domicio Enobarbo. No obstante, Marco Licinio
siguió siendo una figura importante y su opinión siempre fue tenida en cuenta en
Roma.50 Era popular entre los senadores ordinarios, y la mayoría de sus partidarios
en los años setenta y posteriores no pertenecían al Senado, sino al orden ecuestre
y a la aristocracia de las pequeñas ciudades de Italia (municiipi). Algunos de los
seguidores de Craso procedían de familias que habían adquirido recientemente la
ciudadanía romana. Por regla general, ocupaban cargos políticos y militares menores
en el cursus honorum romano, y sólo el apoyo de Marco Licinio podía contribuir a
que avanzaran en sus carreras y a elevar el estatus de sus familias. En concreto,
se trata de los hombres que acompañaron a Craso en las campañas de 72-71 y 54-53 a.
C.51

El paso de Craso a través de una estricta secuencia de magistraturas, su cursus


honorum, no está confirmado por las fuentes. En violación de la tradición
consagrada en las leyes de Sila, Craso probablemente entró en el Senado sin haber
desempeñado el cargo de cuestor, aunque Plinio el Viejo menciona que ejerció el
cargo de edil.52 No se sabe nada sobre la asunción de la pretura por parte de
Craso, ya que los informes de las fuentes —Apiano, Eutropio y el epitomador
desconocido de Tito Livio— son contradictorios.53 T. Broughton sugiere con cautela
una pretura en 73 y un proconsulado en el 72-71, considerando el breve relato de
las interpretación incorrectas de los epítomes originales perdidos de Tito Livio y
rechazando en parte las pruebas de Apiano.54 La mayoría de los historiadores
aceptan ahora el año 73 como la fecha más probable.55 Dicho esto, en términos de
edad, Craso podría haber reclamado la pretura ya en el año 7556 o incluso en 76 a.
C.40

En el año 73 a. C., es decir, posiblemente durante su pretura, Marco Licinio fue


juzgado acusado de seducir a la vestal Licinia, pariente de Lucio Licinio Murena.57
El segundo par de acusados fueron Lucio Sergio Catilina y Fabia, la hermana de la
esposa de Cicerón. La historiografía ha planteado la hipótesis de que este proceso
fue una manifestación de una lucha entre optimates y populares —en este caso Craso
estaría situado en uno u otro «partido»— o que fue inspirado por Pompeyo.58 En caso
de condena, Marco Licinio habría sido perseguido hasta la muerte, pero pudo
demostrar al tribunal que las atenciones que prestaba a la vestal se debían a su
deseo de comprarle el señorío.59

Revuelta de Espartaco
Artículo principal: Tercera guerra servil

Movimientos de la guerra durante 72-71 a. C.


Fuerzas de Espartaco
Fuerzas de Craso
Ya en el año 73 a. C. toda Italia se vio envuelta en una revuelta de esclavos y
gladiadores. Espartaco, el comandante rebelde tracio, obtuvo una serie de victorias
aplastantes sobre las tropas de la República. Tras la derrota de los cónsules Lucio
Gelio Publícola y Cneo Cornelio Léntulo Clodiano en el año 72 a. C., el Senado
destituyó a estos magistrados del mando y entregó a Craso un imperium
extraordinario, que le proporcionaba los poderes de procónsul y prioridad sobre los
cónsules.60 No hay fechas exactas disponibles, pero el nombramiento debió
realizarse antes del 1 de noviembre de 72.61

Además de las tropas que ya tenía, Marco Licinio reclutó seis legiones más. «Craso
era seguido por muchos de los nobles, fascinados por su fama y por un sentimiento
de amistad personal hacia él»;62 Catilina, Publio Cornelio Sila, Publio Autronio
Peto, Lucio Vargunteyo, Marco Mummio y otros se nombran entre tales aristócratas.63
En total, el ejército de Craso contaba con sesenta mil soldados;64 existe la
percepción de que estos eran los «últimos recursos de la República».65

Marco Licinio tuvo que recurrir a medidas extremas para imponer la disciplina a su
ejército. Según algunas fuentes, inmediatamente después de recibir dos legiones de
los cónsules, ya derrotados y huyendo del campo de batalla, llevó a cabo la
decimatio, un terrible castigo que consistía en ejecutar por sorteo a uno de cada
diez hombres.6667 A continuación, bloqueó el camino de los rebeldes hacia el sur en
la frontera de Piceno y derrotó a uno de los destacamentos, lo que causó seis mil
bajas en el bando de Espartaco. Pero pronto las dos legiones enviadas a sortear al
enemigo, dirigidas por Marco Mummio, entraron en combate desafiando las órdenes y
fueron derrotadas; según Plutarco, el diezmado se llevó a cabo después de esto.62
«De todos modos, Craso demostró ser más temible para sus soldados que los enemigos
que los derrotaron».66

Marco Licinio persiguió entonces a Espartaco hasta Brucio, desde donde los esclavos
planeaban cruzar a Sicilia, desplazamiento que, según Floro, fue deliberado, y sólo
en consecuencia el caudillo rebelde tuvo la idea de tal cruce.68 Sin embargo, los
rebeldes no lograron salir de Italia, posiblemente debido en parte a la
organización de algunas fuerzas navales por parte de Craso. Mientras Espartaco se
mantenía en Rhegium, el ejército romano levantó una línea de fortificaciones a
través del istmo y atrapó a los rebeldes en la península, lo que causó que pronto
se enfrentaran a una gran escasez de alimentos. Una noche de invierno, aprovechando
el clima, Espartaco desplazó un tercio de su ejército para asaltar las
fortificaciones, y en consecuencia, lograron rellenar parte del foso con ramas,
tierra y cadáveres, y abrirse paso hacia el norte, lo que obligó a Craso a lanzar
todo su ejército en persecución del general rebelde, quien se dirigía a
Brundisium.69

Las fuentes atribuyen a Marco Licinio el deseo de poner fin a la rebelión lo antes
posible, debido al inminente regreso a Italia de Pompeyo, quien podría resultar
vencedor sobre Espartaco y cosechar todos los honores. Según algunas fuentes, el
Senado nombró a este último como segundo comandante en jefe por iniciativa propia;
según otras, el propio Craso pidió al Senado que convocara a Pompeyo desde Hispania
y a Varrón Lúculo desde Tracia, aunque el momento en que se escribió esta carta es
objeto de debate académico.70 Ahora Marco Licinio «se arrepintió de su paso y se
apresuró a poner fin a la guerra antes de que llegaran estos comandantes, pues
preveía que todo el éxito se atribuiría no a él, sino a aquellos que acudían en su
ayuda».71 En un lago de la región de Lucania, alcanzó a parte de las fuerzas
rebeldes, compuestas, según Tito Livio, por treinta y cinco mil hombres,72
lideradas por Cánico y Casto, las derrotó en «la batalla más sangrienta de toda la
guerra»71 y, además, logró recuperar cinco águilas legionarias.73

Continuando con la persecución de los rebeldes, el destacamento de avanzada de


Craso, al mando de Quinto Arrio y Cneo Escrofa, fue derrotado en los montes
Petilinos; envalentonados por esta victoria, los soldados de Espartaco obligaron a
su comandante a detener su retirada. La última batalla de la guerra tuvo lugar en
el río Silaro, en la frontera entre Lucania y Campania. Marco Licinio tenía tanta
prisa por derrotar a los rebeldes que entró en batalla antes de haber terminado de
levantar el campamento; en el enfrentamiento propiamente dicho, librado en una
llanura, su ejército comenzó inmediatamente a acercarse al enemigo, y Espartaco
dirigió entonces un intento con su caballería para abrirse paso hasta el cuartel
general de Craso, con la esperanza de matar al procónsul y cambiar así el rumbo de
la batalla. Sin embargo, fracasó y murió en el combate, lo que terminó con la
victoria total de los romanos. Los restos de los rebeldes se dispersaron en grupos
más o menos numerosos por toda Italia, tras lo cual fueron combatidos durante mucho
tiempo por diversos caudillos.74 Seis mil esclavos fueron capturados y, por orden
de Craso, crucificados a lo largo de la Vía Apia.75

Marco Licinio finalizó con la guerra en seis meses, es decir, antes del 1 de abril
de 71 a. C.61 La supresión de esta rebelión fue el logro militar más importante de
Craso como general en su vida. Sin embargo, Pompeyo, tras destruir a unos cinco mil
rebeldes de entre los que habían sobrevivido en Silaro, escribió al Senado «que
Craso había derrotado a los gladiadores en combate abierto, y él, Pompeyo, había
arrancado la guerra de raíz»,76 y tal visión pudo haber sido bastante común en la
sociedad romana.77 Los servicios de Marco Licinio fueron honrados con una ovación,
y las fuentes informan de que este hizo un serio esfuerzo para que se le permitiera
llevar la corona triunfal de laureles en lugar de la de mirto, hazaña que
consiguió.7879

Primer consulado
En el verano de 71 a. C., poco después de su ovación, Craso fue elegido cónsul para
el año siguiente junto con Pompeyo.80 Según Plutarco, el cargo fue ofrecido primero
a Pompeyo, a quien Craso consultó sobre su intención de presentarse al consulado.81
Apiano escribe que los aspirantes estaban en disputa; durante algún tiempo los dos
cónsules elegidos, pero aún no investidos, se negaron a disolver sus ejércitos,
manteniéndolos cerca de la ciudad, por lo que los romanos temían una nueva guerra
civil. Sólo la intervención de un pueblo preocupado y las exhortaciones de los
adivinos obligaron a Craso y Pompeyo a reconciliarse.82 Sin embargo, la
historiografía sugiere que Apiano se equivocó, debido a que trasladó la disputa de
los cónsules de 70 a 71, cuando Pompeyo aún mantenía su ejército en previsión de su
triunfo de 29 de diciembre de 71 y no hubo tal amenaza de guerra civil.83

El acontecimiento más importante del consulado de Pompeyo y Craso fue la


restauración de los poderes de los tribunos de la plebe, derogando la anterior
reforma restrictiva de Sila. Pompeyo había prometido ya en diciembre de 71
promulgar dicha ley, y al comienzo del consulado su iniciativa fue apoyada por
Marco Licinio. El Senado, a pesar del gran número de partidarios del régimen de
Sila, no se opuso: los «padres» reconocieron que el pueblo lo había esperado
durante mucho tiempo.84 Muchas fuentes sólo mencionan a Pompeyo en relación con el
restablecimiento de los poderes del tribunado,85868788 por lo que la historiografía
sugiere que Craso no participó en esta reforma.89 Sin embargo, Cicerón y el
epitomador de Livio informan de que la iniciativa fue conjunta.9072 О. Liubimova
sugirió que Pompeyo se había apropiado de toda la gloria al anunciar la reforma
antes del consulado, y que esto provocó una disputa entre los colegas que
«oscureció no sólo su consulado conjunto, sino también una parte considerable del
resto de sus vidas».91

La consideración de otro tema importante, la reforma de los tribunales permanentes,


(quaestiones perpetuae) se planteó en el otoño, esta vez a propuesta de Lucio
Aurelio Cota. Sin embargo, es posible que antes de esta moción se tomase en
consideración otro proyecto de reforma más radical.84 Aunque el esquema de
composición de los jurados de Sila fue abolido, no hubo un simple retorno al
sistema de Cayo Graco.92 El nuevo orden, caracterizado como una solución de
compromiso o como una concesión populista,939492 concedió un tercio de los puestos
en los jurados a los senadores, otro tercio a los caballeros y el último tercio a
los tribunos erarios, quienes eran romanos ricos que no entraban en la categoría de
caballeros.9295 No obstante, la reforma eliminó definitivamente una de las
principales fuentes de división de la sociedad.9695

Una cabeza de mármol romana del triunviro Marco Licinio Craso, mediados del siglo i
a. C., Grand Palais, París
Finalmente, el cargo de censor fue restaurado,9792 y en consecuencia, ese mismo
año, Cneo Cornelio Léntulo Clodiano y Lucio Gelio Publícola fueron escogidos para
el puesto.80 Según Theodor Mommsen, fue su elección una acción antisenatorial,
debido a que el Senado les había retirado previamente el mando del ejército contra
Espartaco, y actuaron en interés de Pompeyo y Craso. Léntulo y Publicola
organizaron una purga sin precedentes en el Senado, y en consecuencia, expulsaron a
sesenta y cuatro hombres, es decir, una octava parte del total de senadores.92

Censura
Craso, al igual que Pompeyo, renunció a ser gobernador de una provincia después del
consulado, algo que era habitual, y se convirtió en ciudadano particular el 1 de
enero de 69 a. C. Entre su consulado y 65 a. C. las fuentes no informan
prácticamente de nada sobre Marco Licinio, lo que puede deberse tanto a la
conservación fragmentaria de las fuentes como a las peculiaridades del estilo
político de Craso, debido a que, teniendo una influencia considerable en Roma,
Marco Licinio pudo no haber intervenido en las disputas más actuales de la época.
En particular, la evolución de sus relaciones con Pompeyo durante este período es
prácticamente desconocida.98

En 65 a. C. Craso se convirtió en censor,99 pero sus actividades en ese puesto no


se caracterizaron por ninguna decisión importante. Plutarco sostiene que Craso
descuidó sus deberes,100 aunque otras fuentes informan de una actuación activa,
pero ineficaz. En particular, exigió que se incluyera en el censo a la población de
la Transpadania, la parte norte de la Galia Cisalpina, a la que no se le había
conferido la plena ciudadanía romana, sino una ciudadanía latina limitada; esto
habría supuesto el reconocimiento pleno de los derechos de ciudadanía romana a los
transpadanos. Además, Craso propuso reconocer el testamento, probablemente
falsificado, del rey egipcio asesinado en el año 80 a. C. Ptolomeo XI Alejandro II
en el que contenía una cláusula sobre el traspaso de Egipto a Roma, testamento
similar al dejado por Atalo III de Pérgamo en 133 a. C. Dado que los egipcios
negaban la autenticidad del testamento y rechazaban las pretensiones romanas sobre
su país, un reconocimiento oficial de la última voluntad del faraón podría ser una
base legítima para una invasión de Egipto. El segundo censor, Quinto Lutacio
Cátulo, se opuso activamente a ambos planes de Marco. Al no poder llegar a un
compromiso, los censores dimitieron.101

Craso y la conjuración de Catilina


Artículo principal: Conjuración de Catilina
Algunas fuentes dicen que Craso pudo haber estado involucrado en la conjuración de
Catilina.102103 Según Suetonio, ya en los años 66-65 a. C. tomó forma la llamada
«primera conjuración de Catilina», en la que participaron, además de Lucio Sergio y
Craso, Cayo Julio César, Publio Cornelio Sila, Publio Autronio Peto y Cneo
Calpurnio Pisón.104

Se suponía que a principios del nuevo año atacarían al Senado, diesen muerte a
parte de los senadores y concediesen la dictadura a Craso, que nombraría a César
jefe de la caballería; después de adueñarse por este procedimiento del Gobierno,
era su intención devolver a Sila y a Autronio el consulado de que los había
desposeído. Tanusio Gémino en su historia, Marco Bíbulo en sus edictos y Cayo
Curión, padre, en sus discursos, hablan de esta conjuración.

Suetonio. Divino Julio, 9, 1-2.105


Hasta mediados del siglo xx, los historiadores reconocían mayoritariamente la
existencia de esta conspiración, y el único debate era si César y Craso estaban
involucrados en ella. Ahora prevalece la opinión de que la «primera conjuración de
Catilina» es un «mito propagandístico e historiográfico», que a finales de los años
60 a. C. fue inventado por Cicerón y Lucio Manlio Torcuato y «completado» a
principios de los años 50 por los enemigos del Primer Triunvirato —en particular,
añadiendo a Marco Licinio y Cayo Julio—.106 La base de esto pudo haber sido el
apoyo dado por Craso a Pisón cuando fue nombrado cuestor de Hispania y a Catilina
en las elecciones consulares de 64:107 después de todo, había ciertos vínculos
entre Marco Licinio y Lucio Sergio.108

Al mismo tiempo, se produjo una alianza en toda regla entre Craso y César,
concluida en el año 66 a. C., cuando el primero fue elegido censor y el segundo
edil.109 Fue César quien pudo haber tomado el mando durante la hipotética anexión
de Egipto;110 a finales de 64, cuando ya estaba claro que Catilina había perdido
las elecciones, el tribuno de la plebe Publio Servilio Rulo presentó un proyecto de
ley de reformas agrarias, iniciado por Craso y César. Este programa implicó la
distribución a ciudadanos pobres de tierras compradas a particulares o asignadas de
tierras estatales; Cicerón, quien derrotó a Lucio Sergio en las elecciones, fracasó
esta iniciativa con toda una serie de discursos.111

Sin embargo, en octubre de 63 a. C., Craso apoyó a Cicerón en su oposición a


Catilina. Marco Licinio recibió una carta anónima en la que se le informaba de la
conspiración y la llevó inmediatamente a Marco Tulio, y a la mañana siguiente, a
petición de este, leyó la carta en una reunión del Senado.112 Existe la hipótesis
de que el propio Cicerón escribió este mensaje para saber de qué lado estaba
Craso.113 El 3 de diciembre, cuando el Senado decidió arrestar a los conspiradores
ya identificados y ponerlos bajo custodia en casas de prominentes romanos, uno de
ellos, Publio Gabinio Capitón, fue enviado a Craso.114

Al día siguiente, el Senado interrogó a un tal Lucio Tarquinio, mensajero de los


conspiradores. Afirmaba haber sido el enlace entre Catilina y Craso, quien, según
él, instó a Lucio Sergio a proceder a una acción decisiva lo antes posible:

Cuando oyero a Craso, sujeto noble, riquísimo y de suma autoridad, unos teniédolo
por cosa increíble, otros, bien que lo creyesen, considerando que en un tiempo como
aquel convenía más templar que irritar a un hombre tan poderoso, y los más de ellos
por particulares obligaciones que a Craso debían, claman a una voz «que es falsa la
declaración de Tarquinio, y piden que se vuelva a tratar de ello en el Senado».

Salustio. De Catilinae coniuratione, 48, 5.115


Finalmente, las palabras de Tarquinio fueron declaradas oficialmente como una
mentira. Incluso se sugirió que Cicerón había intentado calumniar a Craso;116 según
Salustio, el propio Marco Licinio pensaba eso.117 Como resultado, los dos políticos
se convirtieron en enemigos.

Triunvirato
Artículos principales: Primer Triunvirato (Antigua Roma) y Convenio de Lucca.

Distribución de las provincias entre los triunviros tras la reunión de Lucca (no se
muestran las conquistas de César):
César: Galia Cisalpina, Galia Narbonense, Ilírica.
Pompeyo: Hispania Ulterior, Hispania Citerior
Craso: Siria.
Otras provincias de la República romana.
En el año 62 a. C., Cneo Pompeyo llegó a Roma tras ganar la tercera guerra
mitridática. Poco después de celebrar su triunfo exigió que el Senado aprobara sus
decisiones en Oriente y diera tierras a sus veteranos. Los senadores, sin embargo,
se opusieron, considerando que la influencia de Pompeyo era excesiva. Entre los
principales oponentes del triunviro, junto con Lúculo, Catón y Metelo Céler, estaba
Craso. Como resultado, la decisión sobre el caso de Pompeyo comenzó a
retrasarse.118119

Mientras tanto, César había regresado de Hispania en el verano de 60 a. C. e


inmediatamente anunció sus planes de presentarse como cónsul al año siguiente. Cayo
Julio pidió al Senado que le permitiera presentarse en ausencia para conservar el
derecho al triunfo, pero se le negó. Estos acontecimientos se asocian a la creación
del Primer Triunvirato (lat. triumviratus - «unión de tres hombres») en el que
participan César, Pompeyo y Craso. La iniciativa la tuvo César,120 quien pensaba
que en caso de una alianza con Pompeyo solo Marco Licinio se convertiría
automáticamente en su oponente.121122 Este último esperaba hacer del triunvirato un
pilar político para proteger desde el Senado los intereses del «mundo empresarial»,
con el que estaba estrechamente vinculado.123124

Las circunstancias en las que surgió esta alianza no están suficientemente claras.
Las pruebas de las fuentes son contradictorias, lo que parece deberse a la
naturaleza intrínsecamente secreta de la alianza. Plutarco, Apiano, Tito Livio y
Dion Casio escriben que el acuerdo se alcanzó antes de la elección de los cónsules,
que se realizó en el verano de 60 a. C.; según Suetonio, esto ocurrió poco después
de la elección, es decir, en el otoño de ese mismo año.125 Sin embargo, Veleyo
Patérculo asigna la formación del triunvirato al año 59 a. C.126127 El informe del
único contemporáneo, Cicerón, es una breve y vaga referencia a algún tipo de
negociación en una carta a Tito Pomponio Ático, escrita en diciembre de 60 a.
C.,128 evidencia actualmente utilizada para sugerir negociaciones entre los
triunviros sobre asuntos privados hasta el comienzo del consulado de César.129

Así, César buscó ganar influencia política, Craso buscó multiplicarla, Pompeyo
buscó retenerla. Igualmente obsesionados por el ansia de poder del Estado, se
unieron voluntariamente para hacerse con él.

Lucio Anneo Floro. Epítome, II, 13, 1.130


César consiguió el consulado gracias al dinero de Craso,131 cuyo apoyo Licinio
facilitó la aprobación de todos los decretos orientales de Pompeyo y una nueva ley
agraria; Craso fue miembro de la comisión para la ejecución de los repartos de
tierra entre los veteranos.132 Además, en interés de Marco Licinio, la renta de los
publicanos se redujo en un tercio.133 Cuando César fue nombrado procónsul de la
Galia Cisalpina por cinco años al final de su consulado, Craso trabajó con Pompeyo
para asegurar que otra provincia, la Galia Narbonense, también le fuera asignada;
sus satélites Aulo Gabinio y Lucio Calpurnio Pisón Cesonino se convirtieron en
cónsules al año siguiente.134 Sin embargo, la popularidad del triunvirato disminuyó
considerablemente hacia el final del consulado de César. Según S. Utchenko, se
debía al hecho de que esta alianza, que esperaba combatir la usurpación del poder
real por parte de un estrecho círculo de senadores nobilitas, pasó a controlar toda
la vida en Roma.135

En los años siguientes César libró la guerra de las Galias y los otros triunviros
se quedaron en Roma. El influyente político demagogo Publio Clodio Pulcro, quien
llegó a ser tribuno de la plebe en 58 a. C., comenzó a perseguir a Cicerón, y
mientras Pompeyo se limitaba a quedarse de brazos cruzados, Craso adoptó una
postura abiertamente hostil hacia Marco Tulio, quien, finalmente, se exilió. Un año
más tarde, los partidarios del regreso de Cicerón, aprovechando que Clodio se había
comprometido con su estilo político radical, hicieron que los triunviros se
pusieran de su lado; se produjo una reconciliación entre Cicerón y Craso gracias a
la mediación del hijo de este último, Publio Licinio.136 Paralelamente, se produjo
un nuevo deterioro de las relaciones entre Pompeyo y Craso, debido a que Clodio
trabajaba activamente contra el primero y muchos, incluido el propio Cneo, estaban
convencidos de que Marco Licinio estaba detrás del extribuno,137 información
conocida gracias a una carta de Cicerón a su hermano.138 A principios del año 56 a.
C., los partidarios de Clodio intentaron poner a Craso al mando de un ejército para
invadir Egipto con el pretexto de restaurar a Ptolomeo XII en el trono, pero no
tuvieron éxito.139

En abril de 56 a. C. los triunviros se reunieron en Lucca, donde doscientos


senadores y casi todos los magistrados acudieron. El propósito de la reunión era
eliminar las fricciones entre Craso y Pompeyo, y posiblemente entre Craso y César.
Este objetivo se logró; Marco Licinio y Pompeyo acordaron presentarse como cónsules
al año siguiente.140 Cayo Julio se comprometió a facilitar su elección enviando a
sus soldados a votar. También se decidió prorrogar el mandato de César en la Galia
por otros cinco años y conceder nombramientos similares a los otros dos
triunviros.141 La elección de los cónsules, que normalmente se celebraba en verano,
se retrasó y no tuvo lugar hasta enero de 55 a. C.; los soldados de César,
dirigidos por su legado Publio Craso, hijo de Marco, se aseguraron de que la
votación siguiera adelante.142 Pompeyo obtuvo la Hispania Citerior y Ulterior y
Craso obtuvo Siria.143 La votación, según Plutarco, fue seguida de una reyerta en
el foro: «Craso en persona... expulsó de la plaza, bañado en sangre, al senador
Lucio Analio, quien se le opuso, dándole una puñada en el rostro».144
Campaña parta y muerte
Artículo principal: Batalla de Carras

Imperio parto. Carras queda ubicada entre las cabeceras de los ríos Tigris y
Éufrates.
Se desconocen los planes militares originales de Marco Licinio en el año 55 a. C.
Siria podría haber sido la base para una ofensiva tanto contra Partia como contra
Egipto. Sin embargo, en abril de ese año llegó a Roma la noticia de que el
gobernador sirio en funciones Aulo Gabinio ya había invadido esta última región.
Craso, insatisfecho con esto, finalmente optó por la guerra con Partia.145 Plutarco
informa sobre los grandiosos planes del cónsul, quien por fin tenía la oportunidad
de obtener nuevas victorias:

...acalorado y fuera de tino, no ponía por término a su ventura la Siria o los


partos, sino que mirando como niñería los sucesos de Lúculo con Tigranes y los de
Pompeyo con Mitridates, pasaba con sus esperanzas hasta la Bactriana, la India y
hasta el mar que yacía detrás de ellos.

Plutarco. Craso, 16.146


En Roma, los planes de Marco Licinio encontraron una fuerte oposición, ya que
Partia no parecía ser una amenaza para los intereses romanos, pero el éxito de la
campaña fortaleció peligrosamente al ambicioso político. Los enemigos de Craso
insistieron en que la guerra era impía, ya que se estaba rompiendo la paz sin una
razón legítima en la existencia del tratado de paz y amistad celebrado por Pompeyo.
Durante la asamblea, en la que se aprobó la ley de distribución de las provincias,
Marco Licinio se opuso especialmente al tribuno de la plebe Ateyo, quien, incluso,
ordenó al lictor que arrestara al primero y, cuando esto fracasó, sometió al cónsul
a una maldición religiosa.147146 Craso se adentró en la provincia, en contra de la
tradición establecida, sin esperar siquiera al final de su año consular. En el año
54 a. C. invadió Mesopotamia y ocupó varias ciudades al otro lado del Éufrates.143
148 Regresó a Siria para pasar el invierno, algo que Plutarco calificó de grave
error, debido a que, según su criterio, Marco Licinio dio tiempo al enemigo para
prepararse, aunque entonces podría haber ocupado Babilonia y Seleucia.149

En el invierno de 54-53 a. C. Craso saqueó el templo de Jerusalén y el santuario de


la diosa Atargatis en la Hierápolis siria. Al mismo tiempo, su hijo Publio llegó
con mil jinetes galos enviados por César, bajo cuyo mando el joven Craso había
luchado en la Galia.150 El rey de Armenia Artavasdes II también acudió a Siria y
ofreció a Marco Licinio su ejército, conformado por diez mil jinetes fuertemente
armados, en caso de que los romanos marcharan a través de su reino hacia
Atropatene, acción que posteriormente realizó Marco Antonio. Según él, las montañas
y las colinas eran las más adecuadas para las batallas contra los partos, aunque,
al parecer, Artavasdes también perseguía sus propios objetivos, con la intención de
vengarse de su vecino hostil, el rey de Atropatene, con la ayuda de los romanos.
Craso, aunque «muy complacido por el favor del rey», prefirió el plan original de
invadir en profundidad la llanura mesopotámica sobre Seleucia.151

En la primavera de 53 a. C., Marco Licinio se adentró de nuevo en Mesopotamia, con


la esperanza de tomar la capital de invierno de los reyes partos, Seleucia, en el
Tigris. Tenía siete legiones de infantería y cuatro mil jinetes bajo su mando. El
rey parto Orodes II con las fuerzas principales invadió Armenia para privar a Craso
del apoyo de la caballería de este reino; para cubrir Mesopotamia dejó al
comandante Surena. Al parecer, los romanos planeaban llegar al Tigris y luego
descender por él hasta Seleucia; para su desplazamiento desde el Éufrates hasta el
Tigris eligieron una ruta infructuosa, debido a que se encontraba alejada del agua,
lo que facilitaba un posible rodeo por parte de las tropas enemigas. El guía del
ejército romano era el rey Abgar II, quien acabó siendo un agente de los partos.
Los soldados de Craso eran constantemente molestados por la caballería ligera
parta, y Artavasdes no pudo enviar los refuerzos prometidos, ya que él mismo estaba
repeliendo la invasión enemiga. En Carras, en mayo del 53, Marco Licinio tuvo que
aceptar la batalla en condiciones desfavorables. Los romanos sufrieron grandes
pérdidas por parte de los arqueros montados partos, quienes dispararon a la
infantería romana con total impunidad. Craso envió a su hijo Publio a atacar con
una fuerza de seis mil hombres. Los partos fingieron una huida, lo que hizo que el
joven Craso se alejara lo más lejos posible de la fuerza principal; finalmente fue
atrapado y ejecutado. Al ver su cabeza clavada en una lanza, los romanos se
desanimaron, pero, aun así, lograron resistir hasta el anochecer, y luego
abandonaron el campamento con cuatro mil heridos y se refugiaron en Carras; Marco
Licinio, quien había caído en la apatía, no hizo ningún intento de impedírselo.152
153

La noche siguiente, los restos del ejército romano se dirigieron hacia la frontera
en grupos separados. Sólo Cayo Casio Longino, quien ejercía el cargo de cuestor,
pudo llegar a Siria con una fuerza de quinientos jinetes. Craso y sus cuatro
cohortes, casi en la cordillera donde podían escapar del enemigo, fueron alcanzados
por los partos. Las amenazas obligaron al procónsul a aceptar las negociaciones,
aunque no se fiaba del enemigo.154155 En una reunión con el general parto Surena,
Marco Licinio negoció la paz, pero entonces ocurrió lo inesperado:

Mandó entonces Craso que le trajeran un caballo, a lo que repuso: «No es menester,
porque el rey te da este»; y al mismo tiempo le presentaron un caballo con jaez de
oro, en el que, cogiéndole en volandas, le pusieron los palafraneros y empezaron a
dar latigazos al caballo para hacerle marchar precipitadamente. Octavio fue el
primero que asió del freno, y después de él Petronio, uno de los tribunos,
cercándole en seguida los demás y procurando todos contener el caballo y retirar a
los que, por uno y otro lado, querían a fuerza llevarse a Craso. Suscitándose con
esto confusión y alboroto, vínose, al fin, a los golpes, y desenvainando Octavio su
espada atravesó a uno de aquellos palafreneros, haciendo otro tanto con Octavio uno
de ellos, que se hallaba a su espalda. Petronio no se encontró con armas; y
habiendo recibido un golpe, que no pasó de la coraza, saltó ileso del caballo. A
Craso le quitó la vida un parto llamado Pomaxatres.

Plutarco. Craso, 31.156


Dion Casio describe la muerte de Marco Licinio en términos muy similares: se acordó
que los generales se reunirían a igual distancia de las tropas con igual número de
hombres en la comitiva. Craso bajó a la llanura y los partos le ofrecieron un
caballo. En la lucha que siguió, el triunviro fue malherido y rematado por uno de
los romanos, cuando otros partos acudieron en su ayuda y el cautiverio se hizo
inevitable. Además, según este historiador, los partos vertieron oro fundido en la
boca del cadáver de Craso como burla de su codicia.157 Según Plutarco, la cabeza y
la mano derecha de Craso fueron enviadas a Orodes, quien en ese momento se había
reconciliado con Artavasdes y estaba de festejo con él en la capital armenia de
Artashat. La cabeza fue llevada al escenario frente a Artavasdes, Orodes y la corte
durante una producción teatral de la tragedia Las Bacantes de Eurípides, puesta
sobre un tirso por el actor que interpretaba a la madre de Penteo arremetiendo
enloquecida con la cabeza de su hijo.158

Actividades intelectuales
Según Plutarco, Craso era «muy instruido en la historia y aun algo dado a la
filosofía».47 Una vez dijo que nadie en su familia había vivido más de sesenta
años,159 y de ahí que la historiografía concluya que Marco Licinio conocía bien la
historia de su familia.160

Craso dedicó un gran esfuerzo a dominar el arte de la oratoria. Cicerón afirma que
Marco Licinio no tenía el talento adecuado, pero lo compensó con «un trabajo
diligente y una influencia benévola», con lo que alcanzó un gran éxito. «Su
lenguaje era puro, su expresión no era ni baja ni impropia, y sus ideas bien
digeridas: pero no tenía nada de florido y ornamental; y el verdadero ardor de su
mente no estaba apoyado por ningún esfuerzo vigoroso de su voz, de modo que
pronunciaba casi todo en el mismo tono uniforme».39 Plutarco, por su parte, dice
que Craso era uno de los mejores oradores de Roma «por naturaleza».47

Se conocen los nombres de varios de los acusados que defendió Craso: Lucio Licinio
Murena, acusado de sobornar a los votantes en 63 a. C.; Publio Sestio y Marco Celio
Rufo, acusados en 56 a. C. de violencia; Lucio Cornelio Balbo, acusado en 56 a. C.
de apropiación indebida de la ciudadanía romana. En todos estos juicios el
compañero de Craso fue Cicerón.161

Familia
Craso estaba casado con Tértula, viuda de su hermano mayor Publio, quien murió a
más tardar en 88 a. C., y, siguiendo la antigua costumbre romana, se casó con ella
no más tarde del año 86.13 No se sabe nada de los orígenes de Tértula, además, las
fuentes ni siquiera dan su nomen, puesto que el cognomen Tertulla es un diminutivo
cariñoso de Tertius, «el tercero».162 De este matrimonio nacieron dos hijos, Marco
y Publio, y, de acuerdo con los datos onomásticos romanos y en los detalles de la
carrera de los hermanos, el nacimiento del primero se sitúa en la primera mitad del
año 85 a. C., y el del segundo en 82 u 81 a. C.;163 sin embargo, existe la
hipótesis de que Publio era el hermano mayor.164

Las fuentes hablan de la infidelidad conyugal de Tértula, quien era la amante de


César,165 y uno de sus hijos, según Plutarco, era muy parecido en apariencia a un
tal Axio, «lo que manchó a su madre con una vergonzosa sospecha».159 Sin embargo,
Craso vivió toda su vida en un solo matrimonio, lo que lo distinguió de muchos
otros de sus contemporáneos;166 Cicerón describió su casa como «virtuosísima» en
uno de sus discursos.167

Craso en las fuentes


Marco Licinio ocupa un lugar destacado en muchas de las obras de su contemporáneo
más joven, Marco Tulio Cicerón. Sin embargo, este último menciona a Craso casi
exclusivamente con desagrado,168 exceptuando en algunos discursos públicos,
generalmente pronunciados en aquellos juicios en los que Cicerón y Craso estaban en
el mismo bando,169 e incluso le llama sinvergüenza.170171 No obstante, Marco Tulio
escribió a Craso en enero de 54 a. C., cuando ya había partido hacia Siria, sobre
una «vieja amistad», admitiendo que había sufrido «un cambio de fortuna».172 Sin
embargo, O. Liubimova calificó la carta de «halagadora y poco sincera»,173 y el
propio Cicerón se disculpó ya en diciembre de 54 por esta reconciliación forzada
con Léntulo Espínter.174 Además, hubo tres conflictos importantes entre los dos
políticos: cuando Cicerón atribuyó un papel importante en la derrota de Espartaco a
Pompeyo y cuando Craso apoyó a los enemigos de Cicerón, Publio Clodio y Aulo
Gabinio.175 A principios de los años 50 a. C., Cicerón escribió un ensayo en el que
hacía varias acusaciones contra Marco Licinio, pero ordenó que no se publicara
antes de su muerte. Sin embargo, el texto no ha sobrevivido y es difícil juzgar el
contenido de esta obra. Después de la muerte de Craso, Cicerón no escribió sobre él
durante siete años; en su tratado Bruto habló muy modestamente de las dotes de
oratoria de Marco Licinio, mientras que en sus tratados posteriores, empezando por
la Paradoxa Stoicorum, habló de Craso como un ejemplo de egoísmo.173

О. Liubimova cree que en sus últimas obras Cicerón creó una imagen distorsionada
del «Craso codicioso», que luego se transmitió a otras fuentes e incluso a la
historiografía, eclipsando la imagen real del «Craso político».176 Así, según
Veleyo Patérculo, aunque Marco Licinio «era, en su carácter general, completamente
recto y libre de deseos básicos, en su lujuria por el dinero y su ambición por la
gloria no conocía límites ni aceptaba obligaciones».177 Según Lucio Anneo Floro, la
muerte de Craso fue un castigo por su «lujuria por el oro parto».178 Orosio también
escribe sobre su «irreprimible sed de beneficios».179

La caracterización más extensa de Craso la dejó Plutarco, quien emparejó al cónsul


romano con el ateniense Nicias:
Picábase, sin embargo, Craso de acoger bien a los forasteros, estando abierta su
casa a todos ellos; prestaba a los amigos sin interés; pero, vencido el plazo,
exigía con tanto rigor el pago, que la primera gracia venía a hacerse más
inaguantable que habrían sido las usuras. Para franquear su mesa era bastante
generoso y popular, y aunque ésta no era espléndida, el aseo y la amabilidad la
hacían más apetecible que hubiera podido hacerla el ser más exquisita y costosa. En
cuanto a instrucción, se ejercitó en la elocuencia, especialmente en la parte
oratoria, que es de mayor y más extensa utilidad; y habiendo llegado a sobresalir
en esta arte entre los más aventajados de Roma, en el trabajo y en el celo excedió
aun a los más facundos; porque ninguna causa tuvo por tan pequeña y despreciable
que no fuese preparado para hablar en ella, y muchas veces, rehusando Pompeyo y
César, y aun el mismo Cicerón, levantarse y tomar la palabra, él concluía la
defensa; con lo que se ganó el afecto, como patrono solícito y diligente. Ganóselo
también con su humanidad y popularidad para con las gentes, pues nunca Craso,
saludado de un ciudadano romano, por miserable y oscuro que fuese, dejó de
corresponderle por su nombre.

Plutarco. Craso, 3.47


Craso en la historiografía
Debido a su ignominioso final durante la campaña parta, Craso no recibió tanto
escrutinio en la historiografía como sus compañeros del triunvirato. Durante mucho
tiempo se le consideró menos capaz y menos decidido que Pompeyo y César180 y
también como alguien que priorizó la riqueza sobre el poder.181 Michael Heltzer
incluso le llamó «burgués calculador».15

En 1966, Frank Adcock produjo una obra corta titulada Marcus Crassus, Millionaire
(Marco Craso, millonario).182 El investigador británico propuso una serie de tesis
destinadas a reconsiderar parcialmente la interpretación tradicional de la
personalidad de Craso y de diversos aspectos de sus actividades. En particular,
Adcock destacó el impacto de la muerte de su padre en el inicio de la carrera de
Marco Licinio y sugirió que el joven Craso no fue el principal responsable de la
victoria en la batalla de la Puerta Collina. El erudito británico planteó la
hipótesis de que Marco Licinio había apoyado a Catilina, sin querer involucrarse en
la conspiración, sino sólo con la esperanza de ayudar a este último en su ascenso
profesional; permitió que la autodisolución de los censores en 65 a. C. fuera el
resultado de un fracaso en la cuestión transpadana más que en la egipcia. Adcock
también sugirió que a Craso no le movía el ansia de poder, sino el mero deseo de
enriquecerse, argumento que también se encuentra en las fuentes, y que el objetivo
de la campaña parta era controlar el comercio de la seda. Finalmente, el
investigador británico, siguiendo a Ronald Syme, desarrolló la idea de que el
relato de la disputa entre Craso y Pompeyo en las fuentes existentes es producto de
la propaganda política de mediados del siglo i a. C.183 Al mismo tiempo, el retrato
que Adcock hizo de Craso seguía siendo, en opinión de los críticos, un líder
militar valiente y enérgico, pero sin suficiente talento.42

A finales de la década de 1970 se publicaron otras dos monografías sobre Craso en


inglés. En 1976, Bruce Marshall publicó una síntesis del triunviro Crassus: A
Political Biography,184 y ya en 1977, la monografía de Allen Ward Marcus Crassus
and the Late Roman Republic.185 A diferencia de Plutarco, quien se concentró en la
campaña parta, Allen Ward dedica poco espacio a esta operación, y mucho menos a la
supresión de la rebelión de Espartaco.186 En particular, el autor ofrece sus
propias teorías para el movimiento de las tropas de Craso a través de Italia.187 El
investigador niega la existencia de la primera conspiración de Catilina, cree que
Craso y César sí apoyaron a este último, y que a lo largo de 63 a. C. hicieron un
doble juego con los conspiradores y senadores.188 Ward presta mucha atención al
estudio de los vínculos prosopográficos dentro de la nobleza y su influencia en la
política romana.4440 Además, Ward, a diferencia de Adcock, reconoce plenamente la
existencia de una disputa entre Craso y Pompeyo.186 Sin embargo, el autor, como
señalan los críticos, no dice nada sobre los orígenes de esta enemistad, ni revela
el proceso de acumulación de una gran riqueza.44 De todas formas, debido en parte
al mal estado de las fuentes, muchas de sus afirmaciones se enmarcan en conjeturas
prudentes.187 En general, Ward describe a Craso como un intrigante sin un programa
político definido, quien a menudo recurre al compromiso; para él la riqueza era un
medio más que un fin.1884440

A principios de la década de 2010, la investigadora rusa O. Liubimova publicó una


serie de artículos sobre las primeras etapas de la vida de Craso. En ellos trata de
demostrar, en particular, que Marco Licinio durante la mayor parte de los años 70
a. C. abogaba por la restauración del poder de los tribunos del pueblo;189 examina
el problema de la participación de Craso en la conspiración de Catilina;190 se
sitúa en el contexto político general del juicio de Marco Licinio y la vestal
Licinia en el año 73 a. C.;191 sugiere los orígenes del conflicto entre Craso y
Pompeyo.192

Craso en la cultura contemporánea


Marco Licinio se convirtió en un personaje de varias obras de ficción. Estas son
las novelas llamadas Espartaco de Raffaello Giovagnoli (1874)193 y Howard Fast
(1951),194 de Vasili Yan (1933),195 y la dilogía de Andrei Valentinov,196 la novela
Espartaco: La rebelión de los esclavos de Max Gallo (2006),197 y las novelas de
Colleen McCullough Favoritos de la fortuna (1993)198 y Las mujeres de César
(1996).199

Craso aparece en varios largometrajes sobre la rebelión de Espartaco:

En la película de 1960 Espartaco, el papel de Craso fue interpretado por Laurence


Olivier.200
En la película de 2004 Espartaco, el papel de Craso fue interpretado por Angus
Macfadyen.201
En la serie de 2013 Spartacus: War of the Damned, el papel de Craso fue
interpretado por Simon Merrells.202
Referencias
Münzer F., 1926b, p. 214.
Münzer F., 1926c, p. 288.
Liubimova O., 2012, p. 86.
Münzer F., 1926a, p. 247-248.
Cicerón, 2010, Ad Atticum, XII, 24, 2.
Plutarco, 1994, Craso, 2.
Badian E., 2010, p. 184.
Ward A., 1977, p. 48.
Liubimova O., 2012, p. 98-99.
Gledhill M., 1929, p. 4.
Adcock F., 1966, p. 1.
Ward A., 1977, p. 46.
Liubimova O., 2012, p. 101.
Plutarco, 1994, Craso, 6.
Münzer F., 1926d, p. 296.
Plutarco, 1994, Craso, 4.
Liubimova O., 2012, p. 87.
Cicerón, 1994, Брут, 233.
Liubimova O., 2012, p. 92-93.
Münzer F., 1926c, p. 290.
Plutarco, 1994, Craso, 4-6.
Marshall B., 1976, p. 11.
Münzer F., 1926d, p. 296-297.
Marshall B., 1976, p. 13.
Korolenkov A., Smykov E., 2007, p. 283.
Apiano, 2002, Guerras mitridáticas, 59-60.
Liubimova O., 2012, p. 103.
Korolenkov A., Smykov E., 2007, p. 291.
CAH, 1976, p. 195.
Plutarco, 1994, Sila, 29.
Korolenkov A., Smykov E., 2007, p. 294-296.
Münzer F., 1926d, p. 298.
CAH, 1976, p. 198.
Korolenkov A., Smykov E., 2007, p. 306.
Plinio el Viejo,, XXXIII, 134.
Egorov A., 2014, p. 105.
Liubimova O., 2013d, p. 81.
Plutarco, 1994, Craso, 7.
Cicerón, 1994, Brutus, 233.
Leach J., 1979, p. 275-276.
Schettler R., 1970, p. 309.
Cadoux T., 1967, p. 285.
Marshall A., 1978, p. 265.
Bradley K., 1979, p. 66-67.
Gruen E., 1995, p. 71.
Liubimova O., 2013c, p. 150-151.
Plutarco, 1994, Craso, 3.
Ward A., 1977, p. 77-78.
Liubimova O., 2013c, p. 151-156.
Gruen E., 1995, p. 67-68.
Gruen E., 1995, p. 69-74.
Plinio el Viejo,, XVII, 6.
Broughton T., 1952, p. 121.
Broughton T., 1952, p. 110; 121.
Liubimova O., 2015b, p. 48.
Liubimova O., 2015b, p. 47.
Cicerón, 1993, Pro Murena, 73.
Liubimova O., 2015b, p. 56-63.
Plutarco, 1994, Craso, 1.
Broughton T., 1952, p. 118.
Liubimova O., 2013d, p. 74.
Plutarco, 1994, Craso, 10.
Leskov V., 2011, p. 239-242.
Goroncharovsky V., 2011, p. 109.
Egorov A., 2014, p. 120.
Apiano, 2002, XIII, 118.
Leskov V., 2011, p. 242-243.
Floro, 1996, II, 8.
Goroncharovsky V., 2011, p. 119-127.
Liubimova O., 2013d, p. 75-83.
Plutarco, 1994, Craso, 11.
Tito Livio, 1994, Períocas, 97.
Goroncharovsky V., 2011, p. 132.
Goroncharovsky V., 2011, p. 134-146.
Apiano, 2002, XIII, 120.
Plutarco, 1994, Pompeyo, 21.
Liubimova O., 2013b, p. 142.
Plinio el Viejo,, XV, 29, 125.
Aulo Gelio, 2007, V, 6, 23.
Broughton T., 1952, p. 126.
Plutarco, 1994, Craso, 12.
Apiano, 2002, XIII, 121.
Liubimova O., 2013b, p. 144.
Seager R., 2002, p. 37-38.
Veleyo Patérculo, 1996, II, 30, 4.
Plutarco, 1994, Pompeyo, 22.
Apiano, 2002, XIV, 29.
Dion Casio,, XXXVIII, 30, 3.
Liubimova O., 2013b, p. 150-151.
Asconio,, 76С.
Liubimova O., 2013b, p. 157.
Mommsen T., 2005, p. 70.
CAH, 1976, p. 100.
Leach P., 1978, p. 62.
Tsirkin Y., 2006, p. 150-151.
CAH, 1976, p. 226.
Leach P., 1978, p. 61.
CAH, 1976, p. 345.
Broughton T., 1952, p. 167.
Plutarco, 1994, Craso, 13.
CAH, 1976, p. 319; 345-346.
Salustio, 2001, Sobre la conspiración de Catilina, 17; 48.
Suetonio, 1999, Divino Julio, 9, 1.
Liubimova O., 2015a, p. 152.
Suetonio, 1999, Divino Julio, 9, 1-2.
Liubimova O., 2015a, p. 154.
Liubimova O., 2015a, p. 173.
Egorov A., 2014, p. 131.
Utchenko, S., 1976, p. 58.
Utchenko, S., 1976, p. 62.
Egorov A., 2014, p. 134.
Grimal P., 1991, p. 187-188.
Livshits G., 1960, p. 130.
Salustio, 2001, Sobre la conspiración de Catilina, 47, 4.
Salustio, 2001, Sobre la conspiración de Catilina, 48, 5.
Grimal P., 1991, p. 194-195.
Salustio, 2001, Sobre la conspiración de Catilina, 48, 9.
Utchenko, S., 1976, p. 89.
Egorov A., 2014, p. 145.
Utchenko, S., 1976, p. 92.
Plutarco, 1994, Craso, 14.
Plutarco, 1994, Pompeyo, 47.
Utchenko, S., 1976, p. 94.
Egorov A., 2014, p. 147.
Suetonio, 1999, Divino Julio, 19.
Veleyo Patérculo, 1996, II, 44.
Utchenko, S., 1965, p. 57.
Cicerón, 2010, Ad Atticum, II, 3, 3.
Seager R., 2002, p. 85.
Floro, 1996, II, 13, 1.
Egorov A., 2014, p. 148.
Utchenko, S., 1976, p. 98.
CAH, 1976, p. 375.
Egorov A., 2014, p. 153.
Utchenko, S., 1976, p. 102-103.
Egorov A., 2014, p. 169-173.
CAH, 1976, p. 393.
Cicerón, 2010, Ad Quintum, II, 3, 3-4.
CAH, 1976, p. 392.
CAH, 1976, p. 397-398.
Plutarco, 1994, Pompeyo, 51.
Utchenko, S., 1976, p. 138.
Utchenko, S., 1976, p. 151.
Plutarco, 1994, Craso, 35.
CAH, 1976, p. 399.
Plutarco, 1994, Craso, 16.
Apiano, 2002, Guerras civiles, II, 91.
Egorov A., 2014, p. 185.
Plutarco, 1994, Craso, 17.
CAH, 1976, p. 399-403.
Plutarco, 1994, Craso, 19.
Plutarco, 1994, Craso, 22-27.
Egorov A., 2014, p. 185-186.
Plutarco, 1994, Craso, 28-30.
Egorov A., 2014, p. 186.
Plutarco, 1994, Craso, 31.
Dion Casio,, XL, 27.
Plutarco, 1994, Craso, 30-33.
Plutarco, 1994, Cicerón, 25.
Liubimova O., 2012, p. 85.
Liubimova O., 2014, p. 45.
Liubimova O., 2013a, p. 23.
Liubimova O., 2013e, p. 110.
Liubimova O., 2012, p. 101-104.
Suetonio, 1999, Divino Julio, 50, 1.
Liubimova O., 2013a, p. 24.
Cicerón, 1993, Pro Caelio, 9.
Liubimova O., 2014, p. 37.
Cicerón, 1993, Pro Caelio, 9; Pro Murena, 48; In Verrem, II, 5, 5.
Cicerón, 2010, Ad Atticum, IV, 13, 2.
Liubimova O., 2013b, p. 152.
Cicerón, 2010, Ad Familiares, V, 8, 2.
Liubimova O., 2014, p. 35.
Cicerón, 2010, Ad Familiares, I, 9, 20.
Cicerón, 2010, Ad Familiares, V, 8, nota. 2.
Liubimova O., 2014, p. 50.
Veleyo Patérculo, 1996, II, 46, 2.
Floro, 1996, I, 46, 2.
Paulo Orosio, 2004, VI, 13, 1.
Twyman B., 1979, p. 356-361.
Liubimova O., 2014, p. 34.
Adcock F. E. Marcus Crassus, Millionaire. - Cambridge: W. Heffer and Sons, 1966. -
63 p. (en inglés)
Schettler R., 1970, p. 308-309.
Marshall B. A. Crassus: A Political Biography. - Ámsterdam: A. M. Hakkert, 1976. -
205 p. (en inglés)
Ward A. M. Marcus Crassus and the Late Roman Republic. - Columbia-Londres:
University of Missouri Press, 1977. - 323 p.
Marshall A., 1978, p. 261-266.
van Hooff A., 1982, p. 202-204.
Treggiari S., 1979, p. 458-460.
Liubimova O. (2013c). Марк Лициний Красс и плебейские трибуны 70-х годов I в. до
н. э. (en ruso) (2). Boletín de Historia Antigua. pp. 148-157.
Liubimova O. (2015a). «Первый заговор Катилины» и Марк Лициний Красс (en ruso)
(17). Mundo antiguo y arqueología (Universidad Estatal De Saratov). pp. 151-175.
Liubimova O. (2015b). Суд над весталками в 73 году до н. э.: политический аспект
(en ruso) (3). Boletín de Historia Antigua. pp. 45-69.
Liubimova O. (2013b). Конфликт Красса и Помпея в 70-е г. до н. э.: его зарождение
и причины (en ruso) (13). Studia Historica. pp. 136-157.
Giovagnoli R. (1994). Спартак (en ruso). Moscú: Terra. p. 560. ISBN 5-85255-461-8.
Fast G. (1960). Spartacus (en ruso). N-Y.: Bantam. p. 280.
Yan V. (1991). Спартак. Юность полководца (en ruso). Saransk: Editorias de libros
de Mordovia. ISBN 5789503572.
Valentinov A. (2006). Спартак (en ruso). Moscú: Eksmo. ISBN 5-699-16068-X.
Gallo M. (2008). Спартак. Бунт непокорных (en ruso). Moscú: Geleos. ISBN 978-5-
8189-1131-1.
McCullough C. (2004). Фавориты Фортуны (en ruso). Moscú: Eksmo. p. 1040. ISBN 978-
5-699-53648-1.
McCullough C (2006). Женщины Цезаря (en ruso). Moscú: Eksmo. p. 880. ISBN 5-699-
09957-3.
Monaco J. (1992). The Movie Guide (en inglés). Nueva York, NY: Perigee Books. p.
878. ISBN 0-399-51780-4.
Hischak T. S. (2012). American Literature on Stage and Screen: 525 Works and Their
Adaptations (en inglés). Jefferson, NC-Londres: McFarland & Company, Inc.,
Publishers. p. 226. ISBN 978-0-7864-9279-4.
K.-P. R. Hart, ed. (2016). Queer TV in the 21st Century: Essays on Broadcasting
from Taboo to Acceptance (en inglés). Jefferson, NC: McFarland & Company, Inc.,
Publishers. p. 143. ISBN 978-1-4766-2560-7.
Bibliografía
Fuentes clásicas
Apiano (2002). Historia romana (en ruso). Moscú: Ladomir. p. 880. ISBN 5-86218-174-
1.
Asconio. «Orationum Ciceronis Quinque Enarratio» (en latín). Attalus. Consultado el
14 de septiembre de 2016.
Aulo Gelio (2007). Noches áticas. Libros 1-10 (en ruso). San Petersburgo: Centro de
Publicaciones de la Academia Humanitaria. p. 480. ISBN 978-5-93762-027-9.
Cicerón (1974). «De officiis». De Senectute. De amicitia. De officiis (en ruso).
Moscú: Naúka. pp. 58-158.
Cicerón (1994). «De Oratore». Tres tratados sobre la oratoria (en ruso). Moscú:
Ladomir. pp. 75-272. ISBN 5-86218-097-4.
Cicerón (2010). Epistulae ad Atticum, ad Familiares, ad Quintum Fratrem, ad Brutum
(en ruso) 3. San Petersburgo: Naúka. p. 832. ISBN 978-5-02-025247-9.
Cicerón. «Discursos» (en latín). Consultado el 14 de septiembre de 2016.
Cicerón (1993). Discursos (en ruso). Moscú: Naúka. ISBN 5-02-011169-4.
Dion Casio. «Historia romana» (en inglés). Consultado el 14 de septiembre de 2016.
Floro (1996). «Epítome». Малые римские историки (en ruso). Moscú: Ladomir. pp. 99-
190. ISBN 5-86218-125-3.
Tito Livio (1994). Ad Urbe condita (en ruso) 3. Moscú: Naúka. p. 768. ISBN 5-02-
008995-8.
Paulo Orosio (2004). Historia contra los paganos (en ruso). San Petersburgo:
Editorial de Oleg Abyshko. ISBN 5-7435-0214-5.
Plinio el Viejo. «Historia natural» (en alemán). Consultado el 27 de noviembre de
2015.
Plutarco (1994). Vidas paralelas (en ruso). Moscú: Naúka. ISBN 5020115703.
Salustio (2001). «De Catilinae coniuratione». César. Salustio (en ruso). Moscú:
Ladomir. pp. 445-487. ISBN 5-86218-361-2.
Suetonio (1999). «Vidas de los doce césares». Светоний. Властелины Рима (en ruso).
Moscú: Ladomir. pp. 12-281. ISBN 5-86218-365-5.
Veleyo Patérculo (1996). «Historia romana». Малые римские историки (en ruso).
Moscú: Ladomir. pp. 11-98. ISBN 5-86218-125-3.
Historiografía
Adcock F. (1966). Marcus Crassus, millionaire (en inglés). Cambridge.
Badian E. (2010). Цепион и Норбан (заметки о десятилетии 100-90 гг. до н. э.) (en
ruso) (X). Studia Historica. pp. 162-207.
Broughton T. (1952). Magistrates of the Roman Republic. Philological Monographs (en
inglés) II. Nueva York: American Philological Association. p. 558.
Bradley K. (1979). Review: Marcus Crassus and the Late Roman Republic by Allen
Mason Ward (en inglés) (75, 1). The Classical Journal. pp. 66-67.
Cadoux T. (1967). Review: Marcus Crassus, Millionaire by F. E. Adcock (en inglés)
(57, 1/2). The Journal of Roman Studies. p. 285.
CAH (1976). The Cambridge Ancient History (en inglés). Cambridge: Cambridge
University Press.
Egorov A. (2014). Юлий Цезарь. Политическая биография (en ruso). San Petersburgo:
Nestor-Istoriya. p. 548. ISBN 978-5-4469-0389-4.
Gledhill M. (1929). The political biography of Marcus Licinius Crassus (en inglés).
Madison: Universidad de Wisconsin-Madison.
Goroncharovsky V. (2011). Спартаковская война (en ruso). San Petersburgo: Estudios
orientales de San Petersburgo. p. 176. ISBN 978-5-85803-428-5.
Grimal P. (1991). Цицерон. Жизнь замечательных людей (en ruso). Moscú: Molodaya
Gvardiya. p. 544. ISBN 5-235-01060-4.
Gruen E. (1995). The Last Generation of the Roman Republic (en inglés). Berkeley -
Los Ángeles - Londres: University of California Press.
Korolenkov A., Smykov E. (2007). Сулла. Жизнь замечательных людей (en ruso). Moscú:
Molodaya gvardiya. p. 430. ISBN 978-5-235-02967-5.
Leach J. (1979). Crassus. Review: Marcus Crassus and the Late Roman Republic by
Allen Mason Ward (en inglés) (29, 2). The Classical Review. New Series. pp. 275-
276.
Leach P. (1978). Pompey the Great (en inglés). Londres - Nueva York: Routledge.
Leskov V. (2011). Спартак. Жизнь замечательных людей (en ruso). Moscú: Molodaya
gvardiya. p. 350. ISBN 978-5-235-03453-2.
Livshits G. (1960). Социально-политическая борьба в Риме 60-х годов I века до н. э.
и заговор Катилины (en ruso). Minsk: Universidad Estatal de Bielorrusia. p. 208.
Liubimova O. (2013a). Брачные союзы как инструмент политики в эпоху поздней
Республики: семья триумвира Красса (en ruso) (3). Universidad Federal de los
Urales. pp. 22-37.
Liubimova O. (2013b). Конфликт Красса и Помпея в 70-е г. до н. э.: его зарождение и
причины (en ruso) (13). Studia Historica. pp. 136-157.
Liubimova O. (2014). Красс-корыстолюбец: к вопросу об образе Красса в трактате
Цицерона «Парадоксы стоиков» (en ruso) (2). Boletín de Historia Antigua. pp. 34-53.
Liubimova O. (2013c). Марк Лициний Красс и плебейские трибуны 70-х годов I в. до н.
э. (en ruso) (2). Boletín de Historia Antigua. pp. 148-157.
Liubimova O. (2015a). «Первый заговор Катилины» и Марк Лициний Красс (en ruso)
(17). Mundo antiguo y arqueología (Universidad Estatal De Saratov). pp. 151-175.
Liubimova O. (2013d). Письмо Красса о вызове Помпея и М. Лукулла против Спартака:
время и обстоятельства написания (en ruso) (2). Boletín de la Universidad de
Humanidades de Ekaterimburgo. pp. 73-84.
Liubimova O. (2012). Политическая позиция консула 97 г. Публия Лициния Красса и
судьба его сыновей (en ruso) (12). Studia Historica. pp. 84-104.
Liubimova O. (2015b). Суд над весталками в 73 году до н. э.: политический аспект
(en ruso) (3). Boletín de Historia Antigua. pp. 45-69.
Liubimova O. (2013e). Сыновья Красса: проблема старшинства и политическая позиция
(en ruso) (16). Mundo antiguo y arqueología (Universidad Estatal De Saratov). pp.
100-111.
Marshall A. (1978). Reviews: Crassus, A Political Biography by B. A. Marshall;
Marcus Crassus and the Late Roman Republic by A. M. Ward (en inglés) (32, 3).
Phoenix. p. 265.
Marshall B. (1976). Crassus: a political biography (en inglés). Ámsterdam: A. M.
Hakkert.
Marshall B. (1973). Crassus and the Cognomen Dives (en inglés) (22, 4). Historia:
Zeitschrift für Alte Geschichte. pp. 459-467.
Mommsen T. (2005). История Рима (en ruso) 3. San Petersburgo: Naúka.
Münzer F. (1926a). «Licinii Crassi». Realencyclopädie der classischen
Altertumswissenschaft (en alemán). XIII, 1. «245-250 ».
Münzer F. (1926b). «Licinius». Realencyclopädie der classischen
Altertumswissenschaft (en alemán). XIII, 1. «214-215 ».
Münzer F. (1926c). «Licinius 61». Realencyclopädie der classischen
Altertumswissenschaft (en alemán). XIII, 1. «287-290 ».
Münzer F. (1926d). «Licinius 68». Realencyclopädie der classischen
Altertumswissenschaft (en alemán). XIII, 1. «295-331 ».
Schettler R. (1970). Review: Marcus Crassus, Millionaire by F. E. Adcock (en
inglés) (63, 9) (The Classical World edición). p. 309.
Seager R. (2002). Pompey the Great: a political biography (en inglés). Oxford:
Blackwell. p. 176.
Treggiari S. (1979). Review: Marcus Crassus and the Late Rome Republic by Allen M.
Ward (en inglés) (100, 3). The American Journal of Philology. pp. 458-460.
Tsirkin Y. (2006). Гражданские войны в Риме. Побеждённые (en ruso). San
Petersburgo: Universidad Estatal de San Petersburgo. p. 314. ISBN 5-288-03867-8.
Twyman B. (1979). Reviews: Crassus: A Political Biography by B. A. Marshall; Marcus
Crassus and the Late Roman Republic by Allen Mason Ward (en inglés) (74, 4).
Classical Philology. pp. 256-261.
Utchenko, S. (1965). Кризис и падение Римской республики (en ruso). Moscú: Mysl. p.
288.
Utchenko, S. (1976). Юлий Цезарь (en ruso). Moscú: Mysl. p. 365.
van Hooff A. (1982). Review: Marcus Crassus and the Late Roman Republic by A. M.
Ward (en inglés) (35). Mnemosyne. Fourth Series. pp. 202-204.
Ward A. (1977). Marcus Crassus and the Late Roman Republic (en inglés). Columbia-
Londres: Universidad de Misuri. p. 323.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Craso.
Plutarco: Vidas paralelas.
Nicias.
Texto español en Wikisource.
Texto inglés, con índice electrónico, en el Proyecto Perseus. En la parte superior
derecha se encuentran los rótulos activos "focus" (para cambiar al texto griego) y
"load" (para el texto bilingüe).
Texto griego en Wikisource.
Craso.
Texto español en Wikisource.
Texto inglés en el Proyecto Perseus, con las características indicadas antes.
Texto griego en Wikisource.
Comparación entre Nicias y Craso.
Texto español en Wikisource.
Texto inglés en el Proyecto Perseus, con las características indicadas antes.
Texto griego en Wikisource.

Predecesor:
Publio Cornelio Léntulo Sura
y Cneo Aufidio Orestes Cónsul de la República romana
junto con Cneo Pompeyo Magno
70 a. C. Sucesor:
Quinto Hortensio
y Quinto Cecilio Metelo Crético
Predecesor:
Cneo Cornelio Léntulo Marcelino
y Lucio Marcio Filipo Cónsul de la República romana
junto con Cneo Pompeyo Magno
55 a. C. Sucesor:
Lucio Domicio Enobarbo
y Apio Claudio Pulcro
Control de autoridades
Proyectos WikimediaWd Datos: Q175121Commonscat Multimedia: Marcus Licinius
Crassus / Q175121
IdentificadoresWorldCatVIAF: 13101109ISNI: 0000 0001 1932 453XBNF: 12441809h
(data)GND: 118670476LCCN: n86028327NKC: jn20000700337SUDOC: 033562229Deutsche
Biographie: 118670476DPRR: 1981Diccionarios y enciclopediasBritannica: url
Categorías: HombresNacidos en 115 a. C.Fallecidos en 53 a. C.CensoresCónsules de la
República romanaEjecutados de la Antigua RomaLicinios CrasosGobernadores romanos de
SiriaMilitares de la Antigua Roma del siglo I a. C.Senadores de la Antigua Roma del
siglo I a. C.TorturadosFallecidos en Turquía

También podría gustarte