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HISTOLOGIA TRÁQUEA

La tráquea forma parte del sistema respiratorio y es el conducto que comunica la laringe con
los bronquios principales o primarios. Es por ello que tiene forma de "Y" invertida, ya que
conecta la parte final de la laringe, el cartílago cricoides, con los bronquios derecho e
izquierdo. Dentro de las estructuras de conducción del sistema respiratorio, la tráquea se
engloba dentro de las estructuras de conducción extrapulmonares.

La principal función de la tráquea es la conducción del aire durante el proceso de la


respiración. El aire, procedente del medio exterior, entra a través de las fosas nasales,
atraviesa la laringe y llega por fin a la tráquea. La tráquea lo conduce hasta los bronquios
principales y subsecuentemente hacia pulmones, en conductos que son cada vez más finos.

Es un conducto aéreo tubular, que mide aproximadamente 12 cm de longitud y 2,5 cm de


diámetro Se localiza por delante del esófago y se extender desde la laringe hasta el borde
superior de la quinta vértebra torácica, donde se dividir en los bronquios principales derecho e
izquierdo. La pared de la tráquea está compuesta por las siguientes capas, desde la más
profunda hasta la más superficial:

1. mucosa: capa de epitelio cilíndrico seudoestratificado ciliado, y una capa subyacente de


lámina propia, que contiene fibras elásticas y reticulares.

2. Submucosa: tejido conectivo areolar, que contiene glándulas serosas y sus conductos.

3. Cartílago hialino: Entre 16 y 20 anillos horizontales incompletos de cartílago hialino, cuya


disposición se parece a la letra C; se encuentran apilados unos sobre otros y se mantienen
unidos por medio del tejido conectivo denso dan soporte semirrígido que mantiene la
permeabilidad y hace que la pared traqueal no pueda colapsar hacia adentro obstruyendo el
paso del aire. La porción abierta de cada anillo cartilaginoso está orientada en dirección
posterior hacia el esófago, y el cartílago permanece abierto por la presencia de una membrana
fibromuscular que tiene fibras musculares lisas transversales que constituyen el musculo
traqueal, y tejido conectivo elástico que permite que el diámetro de la tráquea se modifica
levemente durante la inspiración y la espiración, con el fin de mantener un flujo de aire
eficiente.
4. Adventicia: consistente en tejido conectivo areolar, que conecta la tráquea con los tejidos.

OTRA FUENTE

TRAQUEA:

La tráquea es una armazón de cartílago aprox 15 a 20 cartílagos, que constituye un tubo por el
cual circula el aire. El cartílago es de tipo hialino y la forma de c, no se cierran por completo. La
tráquea presenta:

• Una luz

• Epitelio traqueal respiratorio

• Lámina propia

• Cartílago traqueal

• Adventicia

PARED DE LA TRAQUEA

Mucosa: El epitelio de la tráquea es respiratoria, sus células ciliadas son la mayor población de
la tráquea, la membrana basal en gruesa y está constituida por fibras colágenas muy unidas
entre sí, la lámina propia de la tráquea es tejido conectivo laxo, presenta células de tejido linfa
también hay nódulos o folículos linfáticos. LINFOCITOS La tinción de orceína se usa para fibras
elásticas y la membrana elástica delimite en la mucosa y submucosa
Submucosa: presenta un tejido conectivo laxo, vasos sanguíneos, nódulos o folículos linfáticos
mucoso-secretores con semilunas serosas. En la parte posterior, donde no se cierra el anillo,
existe un musculo traqueal, que Presenta glándulas abundantes, algunas capas musculares
lisas, fibras musculares lisas, fibras de colágeno y tejido Conectivo formando una membrana
fibroelástica.

Cartílago hialino: compuesto por cartílagos hialinos con forma de C.

Adventicia: Capa externa fija la tráquea.

FUNCIONES DE LA TRAQUEA:

La tráquea como parte del sistema inmune

Como ya avanzamos anteriormente, la tráquea es un conducto recubierto en su interior de


moco. Este moco es el encargado de retener sustancias extrañas, que podrían dañar conductos
más pequeños, obstruirlos y dificultar o incluso impedir su funcionamiento. Por tanto, la
función de la tráquea también tiene un componente inmunológico.

Cuando en la tráquea aparecen sustancias irritantes, las células que recubren la tráquea se
activan. Esto se produce porque son células ciliadas, es decir, poseen prolongaciones de su
pared celular. Esto hace que la tráquea no sea un conducto simple, como una tubería, sino que
vista al microscopio su parte interna está recubierta de prolongaciones como si fuera un
cepillo o un felpudo. El movimiento de estos cilios por la aparición de la sustancia extraña se
desencadena el reflejo de la tos por contracción de la musculatura lisa asociada a ella. La
contracción de la musculatura lisa de la tráquea lleva a la reducción del diámetro de la tráquea
y, junto con la contracción violenta de los músculos espiratorios y la apertura brusca de la
glotis, ayuda a aumentar la velocidad del flujo aéreo hacia el exterior y la eliminación de las
sustancias irritantes.

La tos permite, a través de una corriente de aire explosiva, eliminar la sustancia extraña y
prevenir el daño de las estructuras “aguas abajo”, como los alvéolos pulmonares. Los cilios
barren partículas que pueden llegar a ser muy pequeñas (2-10 μm). El mecanismo ciliar es tan
potente que es capaz de mover las partículas a una velocidad de 16 mm por segundo.
Esto, junto a la producción de moco, hacen que las estructuras de la parte superior del tracto
respiratorio (desde las cavidades nasales, senos paranasales, laringe, etc) creen un verdadero
filtro de partículas y sustancias, que purifican el aire que viene del exterior, cargado de
partículas irritantes, y ha de llegar hasta nuestros alveolos pulmonares.

La tráquea y la termorregulación

Como parte del sistema respiratorio superior, la tráquea también tiene como función la
termorregulación, es decir, la de mantener la temperatura corporal más o menos estable. A
pesar de no ser la principal estructura de termorregulación, la función termorreguladora de la
tráquea es también muy importante.

Las fosas nasales, los senos paranasales y, por supuesto, la tráquea participa en el
calentamiento y humidificación del aire que penetra a nuestro cuerpo a las vías respiratorias.
Esto se consigue, principalmente, mediante la saturación de vapor de agua del aire entrante.
Este aire húmedo ahora puede calentarse más fácilmente por intercambio de calor con las
estructuras del interior de nuestro cuerpo.

De no calentarse, el aire que entra a nuestro cuerpo durante los fríos días haría caer la
temperatura corporal por debajo de los niveles adecuados, pudiendo producir complicaciones,
que algunas estructuras respiratorias no funcionasen adecuadamente e incluso la aparición de
hipotermia.

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