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dixit ganz1912

ZYGMUNT
BAUMAN

Múltiples culturas,
una sola humanidad

+�'Si perdemos la esperanza será


el fin, pero Dios nos libre de perder
la esperanza" (entrevista de Daniel
Gamper Sachse)
ganz1912

Índice

Primera edición, 2008 9 Presentación


Primera reimpresión, 2009

© Katz Editores 13 Múltiples culturas,


Charlona 216
Cl427BXF-Buenos Aires una so la humanidad
Fernán González 59, Bajo A
28009 Madrid
www.katzeditores.com 39 " Si perdemo s la esperanza será
el fin, pero Dio s no s libre de perder
© Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona
Montalegre, 5 la esperanza" (entrevista
08001 Barcelona de Daniel Gamper Sachse)
www.cccb.org

© Zygmunt Bauman, 2008


© Traducción: Albino Santos Mosquera
© Entrevista: Daniel Gamper Sachse

ISBN Argentina: 978-987-1283-90-3


ISBN España: 978-84-96859-50-0

Diseño de colección: tholon kunst

Impreso en la Argentina por


Talleres Gráficos Nuevo Offset
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Presentación
La última espera

El acuerdo de Z ygmunt Bauman para publicar


este vo lumen es fruto del azar y de una tarde de
invierno en la ciudad inglesa de Leeds. El padre
de la teo ría de la liquidez vive en la misma casa
desde hace treinta y siete año s, una casa que
co mparte co n Janina, la mujer que desde hace
más de sesenta año s es su co mpañera de vida.
Aseguran, haciendo gala de un excelente sentido
del humo r, que su eterno matrimo nio es la
excepción que co nfirma la teo ría del mundo
líquido . "Defi nitivamente, so mo s uno s dino sau­
,
rio s ,, dicen. Existe entre ello s una evidente
co mplicidad. Hablan en po laco la mayo ría de las
veces o , en su defecto , en un rígido inglés. Me
reciben en un salón que resulta ser el despacho
de Janina, cuyo trabajo intelectual y experiencia
en el gueto de Varso via destaca Z ygmunt, ele­
gantemente, en un claro gesto
- '
� 1,'' 1

10 I Z Y GMUNT B A UMA N 11 I PRESENT A CIÓN

de cesión de pro tago nismo. Trabajan en dife­ mente sedentaria. So rprende que un ho mbre
rentes rinco nes de la casa, pero se citan do s anciano co n una vida de pilares tan sólido s
veces al día para fumar. Están a punto de cele­ tenga tal capacidad para interpretar la incerti­
brar, también, el setenta aniversario de su pri­ dumbre y la fluidez del mundo actual.
mer cigarrillo . Dicen que fumar es una rutina, A pesar de su avanzada edad, co ntinúan lúci­
una fo rma de pensar. Y fuman sin cesar. do s y muy informado s. Siguen ávidamente la
Su ho gar es una tí pica casa inglesa de do s actualidad. Preguntan po r el cccB y se interesan
piso s sita en una ango sta calle y cerca de una po r la reciente inauguración del tren de alta
gran avenida que lo s aísia del centro de la ciu­ velo cidad que une Madrid y Barcelo na, po r la
dad. Aco gedo ra y de aires centro euro peo s, la ley de la memo ria histórica y po r la sequía que
casa es austera pero está repleta de libro s. Lo s sufre España en ese mo mento. Co n la lluvia que
Bauman recuerdan el vacío que dejaro n sus cae en Inglaterra, iro nizan, está claro que " Dio s,
hijas cuando una tras o tra fuero n abando nando definitivamente, dejó muchas co sas sin resolver".
el ho gar fa miliar. Hace uno s año s, pensaro n en Apenas viajan, pero siguen escribiendo mucho
mudarse a una casa más pequeña al fallecer la po rque escribir, dicen, es su forma de vivir.
madre de Janina, pero aquí se sienten cómo do s Su trato es exquisito y su alegría, co ntagiante.
y no sabrí an qué hacer co n tanto s libro s. Su Reina en el ambiente una cierta tensión entre su
deso rdenada biblio teca no disminuye a pesar de vital curio sidad y la lentitud pro pia de la última
haber cedido 2.500 volúmenes a la Universidad espera. Llueve en Leeds y la tarde es muy o scura
de Praga, en agradecimiento po r haberlo s aco gi­ y silencio sa. Z ygmunt me aco mpaña a través de
do tras su expulsión de Polo nia en el año 1968. un descuidado jardí n hasta la puerta del taxi,
Tres año s más tarde, en 1971, llegaro n a Leeds do nde me auto riza a publicar este pequeño libro
invitado s po r la Universidad de la ciudad. Desde y se despide diciéndo me que mientras siga vivo
ento nces, Zygmunt no ha cambiado de lugar de po dremo s co ntar siempre co n él.
trabajo y afirma haberse co nvertido en parte del
mo biliario del campus. Co nfiesa, co n humildad Judit Carrera
y cierta satisfa cción, ser una perso na relativa-
• . . . . .
,,1, ,, ' 1 ' ,
,,1, ,, ' 1 ' , ,

Múltiples culturas,
una sola humanidad*

"Múltiples culturas, una sola humanidad."


He aquí un hermoso marco de pensamiento
de nuestro orden líquido contemporáneo
y de nuestro sumamente complejo, difícil,
arriesgado y peligroso mundo. Nuestras ideas
y las preocupaciones que sentimos por nuestras
propias vidas y por las vidas de las personas
que nos rodean se sitúan entre los dos extremos
de ese marco. Muchas culturas: ésa es la reali­
dad. Una sola humanidad es un destino,
un propósito o una tarea ideales. Las múltiples
culturas representan el pasado: es lo que hemos
heredado de milenios de historia humana.
La humanidad única es el futuro, como ya

* Esta conferencia tuvo lugar en el Centro de Cultura


Contemporánea de Barcelona (cccB), el 22 de marzo
de 2004, dentro del ciclo "Fronteras".
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predijera inicialmente Immanuel Kant, quien una signifi cación creciente, hasta el punto de
escribió hace más de do sciento s año s acerca que tienden a estar so bresaturadas de signifi ca­
de la unifi cación universal del género humano . do . Es algo para lo que difícilmente po demo s
Po co s leyero n ento nces sus prediccio nes. Hace enco ntrar una co herencia lógica . Y, sin . .

po co , sin embargo , se ha redescubierto aquel embargo , en el plano psicológico , apenas resulta


librito de Kant so bre el futuro de la humanidad paradójico , dado que, cuanto meno s éxito tene­
y, de pro nto, to do el mundo se ha interesado mo s a la ho ra de mantener intactas las fro nteras
po r él, lo que es to do un sínto ma, to da una que hemo s trazado , mayo r es nuestra o bsesión
co nstatación de que la unión de la humanidad po r dibujarlas de nuevo una y o tra vez. La reali­
está bien presente en el actual o rden del día dad es que, actualmente, estan1o s o bsesio nado s
político . Es un tema de palpitante actualidad po r trazar fro nteras. Cuanto meno s eficaces
cuya dimensi ón no deja de aumentar. resultan, más o bsesio nado s estamo s. ¿Po r qué?
Existe, no o bstante, un tercer (e invisible) ¿Cuál es el mo tivo ?
elemento entre el de la multiplicidad de cultu­ El gran antro pólo go no ruego Frederik Barth
ras, po r un lado , y el de la humanidad única, señalaba que las fro nteras no se trazan para
po r el o tro . Es invisible, sí, pero también necesa­ separar diferencias, sino , justamente, para
rio . Ese elemento intermedio es la fro ntera. La lo co ntrario. Es el hecho de haber trazado la
fro ntera es lo q ue separa y, al mismo tiempo , fro ntera lo que no s lleva a buscar activ amente
co necta cultura
' s. Ho y en día, estamo s o bsesio ­ diferencias y a to mar viva co nciencia de
nado s po r las fro nteras. Es una parado ja: la presencia de éstas. Las diferencias so n, pues,
una parado ja en el plano lógico , pero no en pro ducto de las fro nteras y de la actividad
el psíco-lógico . Es una parado ja lógica po rque, misma de la separación.
en un mundo co mo el nuestro que se glo baliza To do s y to das pertenecemo s a la raza humana.
co n gran rapidez, las fro nteras so n cada vez To do s y to das so mo s humano s. Pero cada una y
meno s efi caces. Y, al perder su efi cacia, pierden cada uno de no so tro s es único y distinto a to do s
también su impo rtancia práctica. Pero , al tiem­ lo s demás. Las diferencias so n infi nitas. Si uno
po que disminuye su impo rtancia, adquieren mira a su alrededo r, no enco ntrará a ninguna
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o tra perso na que sea exactamente co mo uno . ¿Qué tipo de fro nteras so n las que ho y no s
No hay do s seres humano s idéntico s en to do el o bsesio nan?
planeta. P ero , generalmente, la mayo ría de estas Nuestra actual o bcecación co n las fro nteras
diferencias no no s impo rtan. No no s impiden es el resultado de una vana esperanza: la de
interactuar. Las pasamo s po r alto o las desdeña­ po der garantizarno s una pro tección auténtica
mo s po r po co relevantes. Sólo hay algunas que, frente a riesgo s y peligro s de to da índo le,
en determinadas o casio nes y de forma repenti­ la de po der aislarno s de amenazas vagamente
na, llaman nuestra atención, no s mo lestan y no s definidas o sin no mbre, de las que el mundo
pro ducen cierta ansia po r hacer algo al respecto , en el que vivimo s parece hallarse saturado . En
po r co nvertir lo distinto en similar, po r distan­ resumidas cuentas, po dría decirse que nuestra
ciarno s de aquellas diferencias, po r eliminarlas presente o bsesión po r las fro nteras pro viene de
a ellas o a las perso nas que las encarnan. Tanto la desesperanza de nuestras esperanzas o , lo que
esta actitud co mo la acción a que da lugar so n es lo mismo , de nuestro s intento s desesperado s
sumamente selectivas. Se empieza trazando una po r dar co n so lucio nes locales para pro blemas
fro ntera y, a co ntinuación, la gente co mienza a pro ducido s globalmente, pese a que tales solu­
.
buscar razo nes que justifiquen la implantación cio nes no existen ni po demo s enco ntrarlas.
de esa línea fro nteriza. Es ento nces cuando Lo s pro blemas glo bales sólo pueden tener
se aprecian y se señalan las diferencias entre uno so lucio nes glo bales. P ero éstas han estado , hasta
y o tro lado de dicha línea, las cuales adquieren, el mo mento , fuera de nuestro alcance.
además, una significación realzada, pues To das las herramientas de acción co lectiva
justifican la fro ntera y explican po r qué debe creadas a lo largo de la histo ria han sido lo cales
mantenerse intacta. y su alcance máximo co incide co n las fro nteras
P ero ése no es más que el principio de del Estado nacio nal. No dispo nemo s de ningún
la respuesta. El paso siguiente sería preguntarse: instrumento de acción co lectiva eficaz po r
¿qué clase de diferencias están adquiriendo encima de ese nivel. El pro blema, sin embargo ,
impo rtancia debido a las fro nteras que es que el po der real, el po der para hacer co sas y
tendemo s a trazar y a pro teger en la actualidad? para hacer que se hagan, se ha evapo rado de
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esas institucio nes lo cales. En nuestro mundo , po der alguno . Cuando hablo de "inseguridad'',
cada vez más glo balizado , hay política lo cal pienso en un fe nómeno más amplio , que
sin po der y po der glo bal sin política (o sea, queda mej o r definido po r el término alemán
un po der sin limitacio nes políticas) . Tras Unsicherheit. Para traducir el significado
do sciento s o tresciento s año s de histo ria mo der­ de Unsicherheit en to da su plenitud so n necesa­
na, de co nvivencia muy estrecha (a veces rio s tres co ncepto s: incertidumbre, inseguridad
amisto sa, a veces to rmento sa) entre el po der y ausencia de pro tección. La palabra
y la política en el seno del Estado nacio nal, ho y "precariedad" también reco ge y plasma
se ha pro ducido un divo rcio . No s vemo s o bliga­ la.co mplejidad de -nuestro s miedo s: la sensación
do s, po r lo tanto , a usar las únicas herramientas de caminar so bre una superficie tambaleante,
de acción colectiva eficaces de las que dispo ne­ la fragilidad y la indefinible duración de
mo s, que so n herramientas lo cales, co n la nuestras co ndicio nes, que se evidencian en casi
esperanza de que, de algún mo do , no s pro tejan to do s lo s aspecto s de nuestras vidas.
de lo s peligro s desbo cado s, desenfrenado s De pro nto , desaparecen aquellas empresas
e impenetrables de lo s po deres glo bales que no a las que hemo s dedicado mucho s año s de
co ntrolamo s. Sufrimo s la incertidumbre, lo s nuestra vida labo ral: empresas que quiebran
miedo s y las pesadillas que emanan de pro ceso s o so n engullidas po r o tras más grandes (que
so bre lo s que carecemo s de co ntrol, de lo s que también devo ran lo s empleo s que aquellas o tras
únicamente tenemo s un co no cimiento muy no s ofrecían anterio rmente) . También se desva­
parcial y que -no s tememo s- so mo s demasiado nece de repente la anterio r demanda de habili­
débiles para do minar. dades y aptitudes co mo las nuestras, y eso
To do se reduce a una vaga sensación de después de tanto esfuerzo para adquirirlas, para
inseguridad. La imprecisión de las amenazas aprenderlas, para o btener un título universitario
no s lleva a so brecargar las fro nteras co n una del más al to nivel, para atestiguar que las tenía­
tarea que éstas no pueden aco meter. Se espera mo s. Aho ra, sin embargo , so n o tras aptitudes
de ellas que reduzcan o eliminen una distintas las que tienen demanda: habilidades
inseguridad so bre cuyas fuentes no tenemo s de las que no tenemo s siquiera las no cio nes
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básicas. Y tenemos que volver a empezar de cero nuevas oportunidades, no seremos capaces
porque todo lo que hemos aprendido con ante­ de aprovecharlas.
rioridad ya no sirve. Miremos en la dirección en que miremos,
También las relaciones humanas son ahora siempre nos encontramos con la misma histo­

frágiles, transitorias, fáciles de romper. Sólo ria. Todo cambia. No sabemos cuál es la fuerza
están vigentes "hasta nuevo aviso" ; ya no rige el motriz que hay tras esos cambios. Sospechamos
"hasta que la muerte nos separe': Duran lo que que las causas se hallan ocultas en un lugar muy
dura la satisfa cción que brindan a las personas lejano, en el espacio global: un lugar que no
relacionadas. Y si la primera persona en sentirse acertamos a entrever y cuyo funcionamiento
insatisfecha es nuestro compañero o nuestra desconocemos, aun cuando padezcamos sus

compañera, nos tocará a nosotros (a usted o a consecuencias. Toda esa frenética actividad
mí) estar solos. Esto es algo que sabemos bien; de trazado de fronteras va dirigida contra esta
de allí que tener una relación, relacionarse con inseguridad.
otras personas, se convierta en una experiencia Así pues, ya que el mundo exterior es inseguro
ambivalente y traumática. En este mundo nues­ y no podemos desactivar los peligros que de
tro, lí quido e impredecible, necesitamos urgen­ él emanan, encerrémonos a cal y canto y
temente amigos dedicados, compromisos vallémonos fr ente a sus efectos patológicos.
firmes, la certeza de que nos puedan tender una Rodeémonos de cámaras de televisión por
mano cariñosa en caso de apuro: necesitamos circuito cerrado, de agentes de inmigración
más que nunca ví nculos fiables con otras perso­ en la s fronteras y de perros especialmente adies­
nas. Pero, por otra parte, y por esa misma "liqui­ trados que conviertan en sospechosa a toda
dez" de nuestro mundo, siempre podemos persona que se desplace de un lugar a otro
temer -consciente o inconscientemente- que si y sometan a todos los pasajeros a los controles y
asumimos un compromiso demasiado firme, si las comprobaciones destinados originariamente
nos atamos a otra persona incondicional y a los delincuentes y los terroristas. C ompremos
permanentemente, nuestros lazos acaben siendo y coloquemos más cerraduras de alta seguridad
no un valor, sino una carga: cuando surjan para nuestras puertas. C ontratemos a más
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vi gi lantes armado s para pro teger la parte de la del si gui ente. Uno cuenta así co n una vía predi ­
ci udad en la que vi vi mo s e i mpedi r la entrada señada, fija, co nsi stente, que le co nduce a esa
en ella a lo s extraño s. Tal vez to das estas co sas i magen i deal que qui ere co nverti r en reali dad.
-esperamo s co ntra to da esperanza- si rvan Ése, si n embargo , es un co nsejo que a mi s
de muro de co ntenci ón f rente a esa i nseguri dad co legas más jóvenes les parece ho y i rri so rio .. .
que -según presenti mo s- se desbo rda desde la ¿Qui én plani fica aho ra para el resto de su vi da?
fro ntera exterio r de nuestro país o de nuestra Luc Bo tanski y Eve Chi apello , do s so ci ólo go s
co muni dad lo cal, o desde el umbral mi smo fr anceses que destacan po r su gran perspi caci a,
de nuestro ho gar, e i mpi dan que se filtre haci a escri bi ero n un li bro , Le nouvel esprit du
el i nterior. Es, repi to , una esperanza vana. capitalisme, en el que descri ben el mundo
*

Nada de eso evi tará que las empresas y lo s co ntempo ráneo co mo una cité par projets. La
empleo s desaparezcan. Tampo co evi tará que cité (que, en fr ancés, vi ene a si gni ficar una po li s,
nuestro s aho rro s para la vejez se di si pen una so ci edad, una co muni dad . .. cualqui er
de un día para o tro . Ni detendrá el pro ceso co lecti vo i ntegrado de seres humano s) se
po r el que las habi li dades que ti enen demanda manti ene uni da graci as a una red de pro yecto s.
un día dejan de tenerla al día si gui ente. No hará, No so tro s no s mo vemo s de un pro yecto a o tro .
en defini ti va, que lo s seres humano s seamo s Cada uno de ello s es a co rto plazo ; ni nguno
más fuertes y fiables. garanti za el éxi to de po r vi da. Qui enes
Cuando yo estudi aba, y hablo de medio si glo i nvesti gan las co ndi cio nes labo rales co ntempo ­
atrás, me enseñaro n que Jean-Paul Sartre aco n­ ráneas advi erten que "valemo s lo que vale nues­
sejaba que co nstruyéramo s (y no s ci ñéramo s a) tro últi mo pro yecto". Y el recuerdo de nuestro
un projet de la vie para el resto de nuestro s últi mo pro yecto , o de nuestro últi mo éxi to , no
días: un pro yecto de vi da para to da la duraci ón dura mucho . Lo s lo gro s no se acumulan. Hay
de ésta. En cuanto uno ti ene ese "pro yecto de que segui r mo vi éndo se de un pro yecto a o tro .
vi da", me expli caban, sabe exactamente qué
hacer, paso a paso , tanto ho y co mo mañana, el * Trad. esp.: El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid, Akal,
mes que vi ene, el año si gui ente y el año después 2002. [N. del T.]
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La vida está co rtada en una serie de episo dio s ta finalidad: eliminar el temo r a la inseguridad
"inco ngruentes" apenas co nectado s entre sí . que carco me nuestra vida so cial. En plena
O tra de las co sas que aprendí en mis año s de Segunda Guerra Mundial, Franklin Delano
estudiante pro vení a de uno de lo s fundado res Roo sevelt evo có la hermo sa imagen de
de mi disciplina: Émile Durkheim. Lo s placeres un mundo futuro liberado definitivamente del
fugaces, fluctuantes y efímero s so n demasiado miedo . To davía estamo s muy lejo s de ese
vo látiles, capricho so s y pasajero s co mo para mundo . No s enco ntramo s, en realidad,
co nstruir una vida feliz so bre ello s, pero , por al principio mismo del camino .
fortuna (decí a él) , existe una realidad eterna, Alain Peyrefitte ha sugerido que lo s avances
permanente, estable y sólida po r encima espectaculares de la era mo derna se debiero n
de no so tro s: la so ciedad, que no s so brevive a a tres clases de co nfianza. En primer lugar, a
no so tro s y a nuestro s placeres perecedero s. nuestra pro pia co nfianza en no so tro s mismo s:
Así pues, según Durkheim, po demo s dar más si aprendo las habilidades co rrectas, si pienso
felicidad y sentido a nuestra vida si invertimo s co n detenimiento , si do y de mí lo que debo dar,
en esa to talidad perdurable e indestructible. puedo hacerlo . También se debiero n a nuestra
Oí esto po r primera vez hace cincuenta año s y, co nfianza en o tro s seres humano s: lo s seres
desde ento nces, ya he vivido tres o más tipo s humano s, co mo co lectivo , pueden hacerlo , igual
distinto s de so ciedad, no po rque me haya mu­ que cada uno de no so tro s puede hacerlo a nivel
dado de un lugar a o tro , sino po rque las pro pias individual; so n seres racionales que aunarán
so ciedades han mudado . El único elemento esfuerzo s para crear un mundo digno en el que
estable que parece haber co nectado eso s diver­ to do s po damo s vivir. Y, po r último , lo s avances
so s estadio s de mi existencia ha sido precisa­ de la mo dernidad se debiero n también a la
mente esa irriso ria vida breve, individual, física co nfianza en las institucio nes, en las institucio ­
y mo rtal que Durkheim despreciaba. nes so ciales, ya que se entendí a que, en el tiem­
To do esto co ntribuye a explicar nuestra o bse­ po que transcurriera entre el mo mento de la
sión po r las fro nteras y la razón de que esa planificación y el de la puesta en práctica, aqué­
o bsesión difícilmente pueda alcanzar su supues- llas no variarí an, se mantendrí an igual. Eso no s
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permitía pensar con antelación, con mucha si queremos (entre otras cosas) curar o, cuando
antelación incluso. Podíamos confiar en las menos, paliar nuestra obsesión por las fronteras
instituciones y en las reglas del juego que esta -por separar, por segregar- y las consiguientes
gran sociedad creó en su momento y protegía enemistades que esto produce, tenemos que
desde entonces. Pues bien, esos tres tipos hacer algo respecto de la piedra angular de todos
de confianza son hoy mucho menos comunes; esos contratiempos: tenernos que reducir
actualmente, vienen acompañados de grandes (cuando no eliminar por completo) el miedo
signos de interrogación. No puedo f iarme sin y la inseguridad.
reservas de mis habilidades y de mis conoci­ Trataré de poner un ejemplo trayendo
mientos porque envejecen muy rápidamente, a colación apreciaciones y sugerencias bastante
y no puedo estar seguro tampoco de que seré generalizadas sobre la experiencia de la vida
capaz de resistir las mareas adversas de cambios urbana contemporánea. Pensemos que, a fin
desconocidos e imprevisibles. De la confianza en de cuentas, la mayoría de nosotros pasamos
otras personas -como tan vívidamente muestra toda nuestra vida en las ciudades. Más de la
la obsesión por las fronteras- poco queda ya. mitad de la humanidad vive actualmente
Y, por supuesto, también se ha perdido la en la ciudad y el resto se ve sometido a un
confianza en la longevidad de las instituciones rápido proceso de urbanización o al influjo
sociales desde el momento en que éstas empeza­ del estilo de vida urbano.
ron a cambiar con gran rapidez, sin previo aviso Esas ciudades en las que vive (o pasa la mayor
y, en ocasiones, de forma bastante desagradable. parte de su vida) más de la mitad de la
Hoy en día, esa confianza huérfa na busca humanidad son los lugares en los que convergen
desesperadamente un refugio seguro en el que los resultados de los caóticos e incontrolados
anclar . . . y no puede hallar ninguno. Es una procesos de la globalización. Tres de esos
confianza errante, una confianza sin ataduras resultados son de especial importancia
ni hogar, sin un domicilio fidedigno. a la hora de conformar las condiciones de
Si pretendemos seriamente abordar los proble­ inseguridad por las que se caracteriza la vida
mas que atormentan el planeta en que vivimos, contemporánea.
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29 1 MÚlllPLES C U llUR A S, UNA SOLA H U M A NIDA D

Para empezar, nuestras ciudades so n vertede­ Y, en tercer lugar, la ciudad se co nvierte ho y


ro s de pro blemas que se pro ducen a nivel glo bal: en el principal labo rato rio en el que se buscan,
la co ntaminación del agua o la atmósfe ra, se diseñan, se experimentan y se po nen a prueba
el calentamiento del planetá . . . to do s ésto s so n solucio nes lo cales a pro blemas glo bales. Aho ra
pro ducto s glo bales, efectos secundario s de la bien, al mismo tiempo , la ciudad ofrece la clase
naturaleza caótica del pro ceso glo balizado r. Pero de ento rno más pro picio para la adquisición
so n las auto ridades municipales y lo s residentes de habilidades, artes, capacidades y hábito s
urbano s lo s que tienen que o cuparse de hacer que pueden ser de eno rme ayuda a la ho ra de
el aire respirable y de fa bricar agua para beber, co nfro ntar, abo rdar y quizás hasta resolver eso s
y lo s que tienen que defe nder las co ndicio nes pro blemas glo bales justo do nde deberí an ser
de vida en la ciudad frente a lo s peligro s que tratado s: en la escena glo bal. Las ciudades
se desprenden de lo s cambio s climático s. Las so n labo rato rio s en lo s que se desarrollan
migracio nes masivas de perso nas po r to do el las formas y los medio s para la co nvivencia
mundo (el número de emigrantes eco nómico s humana pacífi ca y para el diálo go y el entendi·
sin techo , de solicitantes de asilo , de refugiado s, miento transculturales.
no deja de incrementarse) so n también un Las ciudades fuero n siempre lugares do nde
pro ducto de lo s pro ceso s glo balizado res; to das viví an juntas perso nas extrañas. Eso es, en el
esas perso nas acaban yendo a parar al interio r fondo , lo que defi ne a la ciudad: el lugar do nde
de la ciudad en búsqueda de co ndicio nes de lo s extraño s co nviven permanentemente
vida so po rtables, po r lo que la pro visión de tales manteniendo sus dife rencias y sin dejar de ser
co ndicio nes acaba siendo una labo r que recae extraño s uno s para o tro s. Cada vez que camina­
so bre la pro pia ciudad y sus habitantes. mo s desde nuestra casa hasta nuestro lugar
En segundo lugar, la ciudad se erige en el de trabajo (o hasta una tienda o un cine) , no s
principal campo de batalla en el que se enfren­ enco ntramo s co n centenares de perso nas que
tan, luchan y buscan reco nciliación la libertad y so n unas perfectas extrañas para no so tro s
la seguridad, do s valo res supremo s e indispensa­ y que co ntinuarán siéndolo tras nuestro breve
bles en to da vida que merezca la pena ser vivida. encuentro . Po r esa razón, la vida urbana siempre
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ha evo cado sentimiento s co ntradicto rio s. Una Eso signifi ca que po demo s esco ger entre la
de tales co ntradiccio nes era la establecida entre multitud de co sas interesantes dife rentes que
lo que po dríamo s deno minar "pro teo filia" pueden suceder en ella. Po r o tra parte, sin em­
y "pro teofobia" ; o tra era la que co ntrapo nía bargo , vivir en medio de ese flujo de cambio s
la "mixofilia" a la "mixofobia". genera también una reacción o puesta: la de la
Lo s término s "pro teofilia" y "pro teo fobia" pro teofobia. En ese caso , no s sentimo s amenaza­
hacen referencia al mítico Pro teo , a quien do s y en peligro . No sabemo s qué puede suceder
lo s po etas antiguo s atribuían la pro digio sa ni q ué cabe esperar. No po demo s asegurar si la
capacidad de cambiar permanentemente de misma tienda seguirá estando ahí, en la misma
identidad y de aspecto a su voluntad. Pro teo esq uina, cuando volvamo s la próxima vez;
ha sido desde ento nces un símbolo del cambio cuando vamo s a un supermercado , las pro babi­
rápido , drástico y radical. El término "pro teo fi ­ lidades de que no s enco ntremo s do s veces co n el
lia" sugiere deseo de cambio , fa scinación po r mismo dependiente so n mínimas; la po sibilidad
el cambio , disfrute co n el cambio . Las ciudades de que hablemo s do s veces co n el mismo aseso r
of recen esa clase de variedad, de mutación técnico de la empresa a la que le hemo s co mpra­
co nstante, de o po rtunidad de aventura: ahí ha do nuestro co che o nuestro televiso r, o co n la
radicado siempre la atracción magnética de la que tenemo s co ntratado nuestro servicio de
ciudad. La gente del campo acudía a la ciudad Internet, es prácticamente inexistente. Éste es
huyendo de la rutina gris, del tedio, del aburri­ un mundo fluido . De ahí que sea pro bable que
miento de la vida rural, do nde to do el mundo la experiencia de vivir en la ciudad transmita
co no cía a to do el mundo y do nde ese mismo señales co ntradicto rias y co ntinúe siendo
co no cimiento mutuo signifi caba que nadie ambivalente. Y la ambivalencia tiende
so rprendía ya a nadie y que había po ca esperan­ a o casio nar una gran do sis de ansiedad.
za de un imprevisto que pudiera ro mper co n la Algo similar po dría decirse de la mixofilia
co ntinua repetición de lo mismo . Co mo rezaba y de la mixofobia. Mezclarse co n extraño s tiene
una expresión alemana medieval, Stadtluft sus placeres: puede ser algo emo cio nante y
macht frei: el aire de la ciudad no s hace libres. sumamente entretenido . Po r eso va tanta gente
32 I Z YGMUNT BAUMAN 33 1 MÚLTIPLE S CULTURA S , UNA SOLA HUMA NIDA D

a lo s bares, las disco tecas, lo s r estaur antes y fe liz. Aho r a bien, el pro blema r adica en que, si
o tro s lugar es publico s. Allí vemo s a per so nas bien se necesitan mutuamente, r esultan difíciles
que so n difer entes y actuan de for ma diferente. de r eco nciliar y equilibr ar, po r lo que, a
Allí vivimo s exper iencias inter esantes y, de paso , menudo , cho can entr e sí y entr an en co nflicto .
aprendemo s algo . Pero , po r o tr a par te, el hecho Hace setenta año s, Sigmund Freud -en su libro
de estar ro deado s de extr año s puede también El malestar en la cultura- atr ibuyó la infelicidad
co nstituir una exper iencia desalentado r a, de las per so nas civilizadas de su épo ca a que
incluso aterr ado r a. Muchas per so nas r ecuerdan sacr ificaban demasiada liber tad de elección
haber vivido algun que o tro mo mento de espan­ individual en ar as de una mayo r segur idad.
to al ver se subitamente inmer sas en una multi­ Si Fr eud escr ibier a su libro ho y en día,
tud, ro deadas de ro stro s extr año s, sin co no cer a pro bablemente insistiría en el co nf li cto entr e
nadie. Cuando visitamo s lugar es desco no cido s, liber tad y segur idad, pero inver tiría las causas
quer emo s aho r r ar no s esa clase de mo mento s; de la infelicidad y dir ía que la infe licidad de las
así, cuando hacemo s tur ismo , pro cur amo s mujer es y lo s ho mbr es co ntempo r áneo s se debe
ceñir no s a lo s r eco r r ido s limitado s y pro tegido s a que éstas y ésto s han cedido demasiada
que se ofrecen par a uso de lo s tur istas. No no s segur idad a cambio de o btener una cantidad
mezclamo s co n la po blación lo cal. Si co incidi­ cada vez mayo r de liber tad. C uanto más no s
mo s co n per so nas del lugar � suele ser co n lo s mo vemo s en una dir ección, más do lo ro samente
camar ero s, co n las mujer es de la limpieza del sentimo s la ausencia del o tro valo r. La ciudad
ho tel y co n lo s co mer ciantes de lo s bazar es. es el ter r ito r io en el que las per so nas intentan
Esas do s parejas dico tómicas de co ncepto s -una y o tr a vez- alcanzar el equilibr io co r r ecto
-mixo filia/mixo fobia y pro teo filia/pro teo fobia­ entr e ambo s valo r es.
encar nan a su vez la dico to mía entr e lo s do s Hay cier ta tendencia a expandir el ámbito
valo r es a lo s que ya se ha hecho r efer encia: la de la liber tad do tando a las ciudades de más
liber tad y la segur idad. Lo s valo r es de liber tad espacio s público s en lo s que las per so nas extr a­
y segur idad so n impo r tantes par a una vida ñas puedan enco ntr arse y, cuando meno s tem­
humana co mpleta, significativa y r elativamente po r almente, entr ar en inter acción, hablar unas
35 I MÚLTIPLES CULTU R A S. UNA SOLA HUM A NIDAD
34 I ZYGMUNT B A UM A N

co n o tras y, en alguno s caso s, entablar amistad embargo , también están lo s gueto s invo lunta­

y establecer relacio nes más o meno s duraderas. rio s, que no dejan de extenderse y a lo s que se

Po drí amo s decir que esto es mixo filia y pro teo ­ ven arro jadas multitud de perso nas a las que

filia en plena acción, y que su resultado es una nadie ha pedido permiso para ello y que están

mayo r libertad. Pero , po r o tra parte, también allí , no po rque quieran, sino po rque no se

existe cierta tendencia a mantener las distancias, les permite salir.Aplicada a cierto s barrio s

a co nstruir muro s, a trazar fro nteras, a fo mentar especialmente "duro s" de la ciudad, la expresión

la separación espacial. Esta última pro pensión "zo nas peligro sas" tiene significado s distinto s

es más pro nunciada en lo s Estado s Unido s, para quienes viven fuera de ellas y para quienes

aunque cada vez resulta más visible en lo s paí ses viven en ellas. Para lo s primero s, significa

euro peo s. Se trata de la tendencia a dividir "mejo r no entro allí", "me mantendré alejado".

la ciudad en un co njunto de gueto s vo luntario s Pero para quienes están dentro de una de esas

e invo luntario s. Po r una parte, están las "zo nas peligro sas': significa "no puedo salir",

llamadas "gated communities" (o vecindario s "no me permiten marcharme de aquí".

de acceso restringido) , do nde quienes pueden En su pro fecí a so bre la inminente guerra entre

permití rselo se o cultan en el interio r de un civilizacio nes, Samuel Huntingto n da a entender

territo rio estrechamente vigilado , ro deado s de que es impo sible reco nciliar civilizacio nes que

guardias armado s en alerta durante las veinti­ so n marcadamente diferentes. No pueden

cuatro ho ras del dí a para impedir la entrada de co nvivir en paz. No o bstante, esa afirmación tan

extraño s. Si usted no puede permitirse co mprar gené{ica y abstracta, esa pro fecí a catastro fista

su billete de entrada a uno de eso s vecindario s de Huntingto n, se ve traducida en to das

pro tegido s, al meno s, cómprese una buena las ciudades (incluida Barcelo na) a nuestra

cerradura para su puerta, alarmas antirro bo y experiencia del encuentro , cara a cara, co n

cámaras de circuito cerrado de televisión para perso nas co ncretas. Éstas tienen ciertamente

mantener alejado s a lo s extraño s. O únase, un aspecto diferente y se co mpo rtan y se visten

para ese mismo fin, a su grupo lo cal de vo lunta­ de manera distinta, pero están cerca, prqximas

rio s en labo res de "vigilancia en las calles". Sin a no so tro s, en nuestras inmediacio nes. A veces,
ZYGMUNT BAUMAN 37 I MÚLTIPLES CULTURAS , UNA S OLA HUMA NIDA D

viv en incluso en la misma casa en que v iv imos. ese ar te y sus hábitos asociados podr ían ayudar
Cuando las encontramos, ellas actúan en calidad a desar r ollar las habilidades que tan imper iosa­
de per sonajes con funciones div er sas: no como mente necesitamos par a hallar un leng uaje
per sonificaciones andantes de una inminente común y emprender un diálog o entr e distintas
g uer r a de civ ilizaciones, sino como tender os, poblaciones, naciones, r azas y civ ilizaciones del
camar er os, obr eros, compañer os de tr abajo en la planeta. La tar ea que se nos pr esenta podr ía
misma fábr ica en la que tr abajamos, vecinos que dejar de par ecer tan imponente y sobr ecog edor a:
v iven al lado de nosotr os, padr es de compañer os podría tr ansfor m_ar se paulatina, per o
de coleg io de nuestr os hijos . . . y así v an siendo constantemente, en una finalidad r ealista
tr ansfer idos, lenta per o inexor ablemente, de la cuya consecución esté a nuestr o alcance. Por
categ oría abstr acta de una "civ ilización extr anje­ otr a par te, sin embarg o, como señaló Richar d
"
ra a la categ or ía de seres humanos individuales. Sennett (uno de los más sag aces sociólog os
La capacidad de conv ivencia es así puesta actuales) al estudiar la exper iencia estadouni­
a pr ueba en la pr áctica e, imper ceptiblemente, dense, la tendencia a " pur ificar " nuestr o entorn'J
nuestr os temor es a " lo desconocido" comienzan inmediato y a r estr ing irlo a per sonas que sean
a disipar se. Los ater r ador es extr anjer os r esultan "como nosotr os" -a mov er se exclusivamente
ser simplemente ser es humanos nor males entr e "per sonas similar es"- es una forma
y cor r ientes que desean las mismas cosas que de ev itar fijar nos más a fondo los unos en los
nosotr os y temen lo mismo que nosotr os otr os. Es una maner a de r ehuir el desafío
tememos. Alg unos de ellos son simpáticos, otr os de la difer encia. Sennett también descubr ió que,
son desag r adables, per o así es también el r esto cuanto mayor es la pr esencia de la seg r eg ación,
de la g ente. Todas las per sonas son simpáticas cuanto más unifor me es el entorno, menos
o desag r adables. capaces son sus habitantes de enfrentar se
La ciudad es el labor ator io donde se pone en a la r ealidad de las difer encias humanas. Todo
pr áctica y se desar r olla el ar te de la conv iv encia un cír culo v icioso, cier tamente.
diar ia y pacífica con la diferencia. Tr asladado o Madeleine Bunting , una br illante per iodista
tr ansfer ido desde ahí hacia el espacio planetar io, inglesa, escribió en The Guardian, a r aíz de la
38 I Z YGMUNT B A UMA N

reacción pública de indignación de la po blación "Si perdemos la esperanza


españo la po r el atentado terro rista en la estación será el fin, pero Dios nos libre
de ferro carri l de Madrid, que aquello resultaba
de perder la esperanza"
sumamente alentado r: una reacción verdadera­
(entrevista de Daniel Gamper Sachse) *
mente humana, tan diferente, tan pro metedo ra.
Lo que Bunting decía en aquel artículo -titulado
"T hank yo u, Spain" - es que las imágenes que
hemo s visto en Madrid y en o tras ciudades
españo las ofrecen do s escenario s alternativo s de
lo que la ciudad po dría significar en el siglo xx1: Z ygmunt Bauman nació en Po znan, Po lo nia, en
¿un lugar de terror do nde el extraño sea alguien i925, y vive, desde i971, en Inglaterra, do nde es
a quien temer y de quien desco nfiar? ¿O un pro feso r emérito de so cio lo gía en la Universidad
escenario de decidida solidaridad entre extra­ de Leeds. Tras una dilatada experiencia en la
ño s? Bunting admiraba y elo giaba aquel "mar de do cencia y la investigación e impo rtantes co n­
mano s que agitaban mensajes escrito s a to da tribuciones académicas, en lo s último s quince
., .

prisa y en lo s que se po día leer una palabra que año s ha publicado el grueso de su o bra en más
lo dice to do : esa palabra era 'No '. 'No ' al terro r, de una do cena de vo lúmenes bien do cumenta­
que significa 'sí' a la so lidaridad". do s y más imaginativo s aun so bre el mundo en
el que vivimo s y so bre no so tro s mismo s.
Nuestra forma de estar-en-el-mundo , en esta
segunda mo dernidad a cabal lo del cambio de
siglo es, según Bauman, líquida. El mundo
líquido es incierto , inseguro y vulnerable. To do
deviene en líquido , nuestro s anhelo s y nuestro s

* Entrevista realizada el 22 de marzo de 2004 en el Centro de


Cultura Contemporánea de Barcelona (cccB).
40 1 ZYGMUNT BAUMAN 41 1 ENTREVIS TA

acto s, así co mo la teo ría misma en que se desde las más diversas perspectivas resulta ser
presenta lo líquido . El intento de o bservar muy valio so para lo s ciudadano s. A ello co labo ­
y describir el presente glo bal es valio so en la ra Bauman co n su invitación a ver la realidad
medida en que tiene también una pretensión so cial en término s no excluyentes, a co nsiderar
no rmativa, ética y po lítica. Así, cuando Bauman que el agora es "tanto una zo na de co nstante
se pregunta so bre el co ncepto de co munidad, tensión y tiro teo co mo una zo na de diálo go ,
lo hace destacando que el mismo discurso so bre coo peración y co ncesión", 1 a mantener la lucidez
las co munidades es una prueba de que ya no en la ambivalencia del pensamiento .
existen, de que ya no so n lo que eran. Este
ambivalente anhelo de una co munidad del Daniel Gamper (DG): Pro feso r Bauman, usted
pasado se expresa aho ra levantando vallas que afirma que nuestra épo ca es la de lo líquido , que
impidan la entrada de extraño s y, po r co nsi­ vivimo s en la mo dernidad líquida . ¿Po r qué?
guiente, la salida de lo s fortificado s. Las vallas
separan a las clases: la baja y la alta, el extranjero Zygmunt Bauman (ZB): El término po smo der­
y el nacio nal, la perso na ilegal y la legal. Si el nidad fue un no mbre pro visio nal, para expresar
sistema eco nómico y po lítico que alienta estas el sentimiento de que nuestra so ciedad ya no es
separacio nes y que se alimenta de ellas fuera co mo la so ciedad mo derna. No dice nada, sólo
demo crático , cabría esperar una mo dificación dice que la mo dernidad ya no existe, pero no
de este estado de co sas. dice nada so bre lo que es este nuevo estado.
Z ygmunt Bauman no diluye sus o bservacio ­ Durante mucho tiempo intenté captar lo s rasgo s
nes en una marea de dato s que hablan po r característico s de esta épo ca y así surgió el co n­
sí so lo s, antes bien las encaja en una red cepto de lo líquido . Es un co ncepto po sitivo ,
no rmativa de eno rme perspicacia y ambición. no negativo , y sirve para designar lo que es esta
Las so lucio nes no están al alcance de la mano , épo ca. Co mo dice el diccio nario , lo fluido es
po rque la naturaleza de lo s pro blemas tampo co
es inequívo ca. Sin embargo , cuando se trata 1 Zygrnunt Baurnan, En busca de la política, Buenos Aires,
de la emancipación humana, el co no cimiento Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 96.
42 I ZYGMUNT BAUMA N 43 I ENTREVISTA

una sustancia que no puede mantener su forma sociedad perfecta en la que no sea necesario
a lo largo del tiempo. La modernidad consiste mantener una atención constante, una repara­
en la modernización obsesiva y compulsiva. ción y una reforma constantes. Nos limitarnos a
Si se detiene la modernización desaparece resolver un problema acuciante del momento,
la modernidad. Una modernidad sin moderni­ pero no creernos que con ello desaparezcan los
zación es corno un viento que no se mueve o un futuros problemas. Cualquier gestión de una
río que no fluye. Sin embargo, en lo que llamo la crisis crea nuevos momentos críticos, y así en un
modernidad sólida, ya desaparecida, existía la proceso sin fin. En pocas palabras: la moderni­
ilusión de que este cambio modernizador aca­ dad sólida fundía los sólidos para moldearlos de
rrearía una solución permanente, estable y nuevo y así crear sólidos mejores; mientras que
definitiva de los problemas, de modo que ya no ahora fundirnos sin solidificar después.
serían necesarios más cambios. El cambio es
entendido corno el paso de un estado imperfec­ DG: ¿Qué consecuencias tiene esta inestabilidad
to a uno perfecto, y el estado perfecto se define para la sociedad y para los individuos?
desde el Renacimiento corno la situación en que
cualquier cambio sólo puede ser para peor. Fin ZB: El resultado es que el sentimiento dominan­
del desarrollo, fin del movimiento, todo es te hoy en día, el motivo dominante en la acción
perfecto cuando se da la utopía en que todo el humana, es lo que los alemanes llaman
mundo repite una vez tras otra la misma rutina. Unsicherheit. T iene sentido mencionar el
Así, la modernización en la modernidad sólida término alemán dada su enorme complejidad,
transcurría con la finalidad de detener la mo­ que nos obliga a utilizar tres palabras para
dernización, de alcanzar un estadio en el que traducirlo: incertidumbre, inseguridad
fuera prescindible cualquier modernización y vulnerabilidad, si bien se podría traducir
ulterior. Pero en la modernidad líquida segui­ también corno "precariedad': Es un sentimiento
rnos modernizando, aunque todo lo que de inestabilidad, de que no existe un punto fijo
hacernos lo hacernos hasta nuevo aviso. Ya nadie en el que situar la confianza. Alain Peyrefitte,
piensa en la perfección ni existe la idea de una político y ensayista francés, sugirió que el gran
44 1 ZYGMUNT BA UMA N 45 I ENTRE VISTA

éxito de la sociedad moderna se basaba justa­ me ayuda hoy puede pasar a ser una carga ma­
mente en la confianza: confianza en uno mismo ñana, todas las obligaciones y los compromisos
(yo puedo hacerlo, puedo aprender y adquirir que supone una relación semejante pueden muy
nuevas habilidades), confianza' en los otros fácilmente convertirse en una carga, y se culpa
(los otros son de fiar, puedo .confiar en su racio­ a este compromiso por las potencialidades que
nalidad) y confianza en las instituciones de la uno no realiza. Por ello las relaciones humanas
sociedad (existirán mientras yo viva, de modo están también en el centro de gran parte de las
que puedo planificar mi vida a largo plazo, ya ansiedades actuales. Ca d<1 miembro de una
que en sus rasgos básicos la estructura de la pareja ha pasado a ser un bando en una batalla
sociedad se mantiene igual). Sigue existiendo, por el reconocimiento.
no obstante, la necesidad de la confianza, ya que
somos animales sociales, pero no hay ningún DG: ¿Cómo se concreta esta precariedad?
anclaje para esta confianza, y esto crea un enor­
me nerviosismo. En el libro Liquid love2 discuto ZB: En primer lugar corno incertidumbre: tiene
el impacto de estas condiciones sobre las que ver con la confianza en las instituciones,
relaciones humanas: en mayor grado que en cada cual puede calcular los riesgos en que
otras épocas, en la actualidad necesitarnos un incurre y puede razonablemente esperar que sus
compañero, una mano que nos ayude, alguien expectativas se cumplirán. Pero para calcular
que nos sostenga entre tanta confusión y aguas correctamente estos riesgos se necesita un en­
turbulentas. Por otra parte, si realmente se torno estable, y cuando el entorno no lo es
consigue semejante relación estable -"hasta que entonces se da la incertidumbre. Un joven deci­
la muerte nos separe", corno se dice-, entonces de estudiar con la esperanza de que se converti­
tenernos otro problema ya que la situación rá en alguien con habilidades que serán
puede cambiar en cualquier momento, y lo que apreciadas por la sociedad, que será un miem­
bro útil de ella. Pero todos estos esfuerzos, este
2 Zygmunt Bauman, Liquid lave, Cambridge, Polity
trabajo tan duro y de tantos años de estudio en
Press, 2003 [trad. esp.: Amor líquido, Buenos
Aires/México/Madrid, Fondo de Cultura Económica, 2005]. la universidad no dan ningún fruto, pues la
46 1 Z YGMUNT B A UM A N 47 I ENTREVISTA

sociedad ya n9 necesita individuos con estas bilidad. Pero antes existía el miedo de la clase
habilidades, que pasan a ser desempleados.En baja, el miedo del inmigrante que ha abandona­
segundo lugar como inseguridad: tiene que ver do su tierra, su paisaje, que ha cambiado las
con el lugar social de cada uno; con las conexio­ reglas del juego y que ya no se siente acogido en
nes de los individuos (amigos, colegas, conoci­ ningún lugar. Esto lleva a las comunidades tipo
dos ...) -las afinidades electivas como Goethe y gueto encerradas en un muro. En ocasiones se
Weber las llamaban-, con los individuos que trata de guetos voluntarios en los que se instalan
seleccionamos de entre la masa para tener una guardianes en la entrada y no se permite que los
relación personal con ellos. Para establecer estas extraños entren. A esto hay que añadir el cre­
relaciones son necesarias por lo menos dos ciente número de pánicos a los que nos vemos
personas, pero para romperlas basta con una. sometidos: envenenamiento de las sustancias,
Esto nos mantiene en un estado de inquietud, ya del aire, de la comida, de los cigarrillos.
que no sabemos si a la mañana siguiente cuando Cualquier día se descubre que justo aquella
nos despertemos nuestro compañero habrá comida que siempre se había dicho que era la
decidido que ya no quiere saber nada más de mejor para una persona de determinada consti­
nosotros. En definitiva, este segundo concepto tución, tiene un alto potencial cancerígeno. Lo
de inseguridad señala el hecho de que el propio que hoy es sano mañana puede ser tóxico, mor­
estatus social es precario, débil, frágil y trémulo. tal. ¿Cómo es posible estar seguro de algo en un
El tercero es el problema de la vulnerabilidad, de mundo así?
la integridad corporal y de nuestras posesiones,
de mi barrio y de mi calle. DG: ¿Hay algún elemento estable en la moderni­
dad líquida?
DG: ¿En qué medida la amenaza terrorista
determina esta inseguridad? ZB: En la modernidad líquida la única entidad
que tiene una expectativa creciente de vida es el
ZB: El terrorismo es el último de los factores propio cuerpo. Para Pascal, por ejemplo, la
que se ha añadido para aumentar esta vulnera- tragedia era la brevedad de la existencia huma-
48 1 ZYGM U NT BAUMA N 49 1 ENTREVISTA

na, del cuerpo individual mortal, contrapuesta a por el rey. Esto es algo que se daba hace cin­
la sociedad imperecedera. Kant contraponía el cuenta años: se contaba con que los jóvenes
cielo estrellado al individuo. E incluso un autor estuvieran dispuestos a sacrificarse por una
moderno como Émile Durkheim puede ser causa. Pero ahora que el país, el Estado, es menos
considerado un representante de la modernidad imperecedero que el propio yo, no podemos
sólida cuando dice que la búsqueda del benefi­ comprender este sacrificio de nuestros antepasa­
cio individual es insignificante, y que afortuna­ dos. Se puede afirmar por tanto que también ha
damente existe una sociedad eterna a la que cambiado el equilibrio entre incertidumbre,
podemos servir y en la que podemos dejar inseguridad y vulnerabilidad: la vulnerabilidad
nuestro sello. En definitiva, la modernidad es actualmente el punto neurálgico.
sólida confiaba en que más allá de la brevedad
de la existencia humana se encontraba la socie­ DG: ¿Qué hemos ganado con el advenimiento
dad imperecedera. ¿Quién diría algo semejante de la modernidad líquida?
hoy en día? Yo mismo tengo 78 años y, sólo
durante mi estancia en el Reino Unido, he vivi­ ZB: Libertad a costa de seguridad. Mientras que
do en cuatro sociedades completamente distin­ para Freud en buena medida los problemas
tas y eso sin moverme del mismo lugar: eran las de la modernidad provenían de la renuncia a
cosas a mi alrededor las que cambiaban. Así gran parte de nuestra libertad para conseguir
pues, yo soy el elemento más imperecedero de más seguridad, en la modernidad líquida los
mi biografía. A este fenómeno lo denomino la individuos han renunciado a gran parte
crisis del largo plazo: el único largo plazo es uno de su seguridad para lograr más libertad.
mismo, el resto es el corto plazo. Debido a esto,
evitar la vulnerabilidad pasó a ser una ocupa­ DG: ¿Cómo lograr un equilibrio entre ambas
ción tremendamente importante. Dicho de sin comprar una al precio de la otra?
pasada, a nosotros, miembros de la modernidad
líquida, nos resulta ininteligible el sacrificio por ZB: No creo que sea posible alcanzar un equili­
una causa, el suicidio por la fe, por la sociedad, brio perfecto entre ellas, pero debemos perseve-
50 1 ZYGMUNT BAUMAN 51 1 ENTREVISTA

rar en el intento, pues se trata de un asunto consideraba que su plan era la encarnación
acuciante. Si únicamente hubiera un conflicto más perfecta del ideal liberal según el cual
unívoco entre seguridad y libertad las cosas los individuos deben poder realmente desplegar
serían más fáciles: si tienes un enemigo lo matas sus alas, levantar vuelo, tener el coraje de atre­
y se ha acabado el problema. Pero la seguridad y verse con todo, esto es, sólo se puede ser
la libertad son igualmente indispensables, sin realmente libre si se dispone de una red de
ellas la vida humana es espantosa, pero reconci­ seguridad. Tienes que estar seguro de que
liadas es endiabladamente difícil. El problema si los riesgos que corres te conducen a una
es que son al mismo tiempo incompatibles y situación apremiante, habrá alguien para
mutuamente dependientes. No es posible ser ayudarte. Le recuerdo que ésta era una idea muy
realmente libre si no se tiene seguridad, extendida. Por ejemplo, Aneurin Bevan, el
y la verdadera seguridad implica a su vez la creador del sistema nacional de salud británico,
libertad, ya que si no eres libre cualquiera que un socialista miembro del partido laborista,
pasa por ahí, cualquier dictador, puede acabar sostenía que en un principio los gastos iban
con tu vida. Todas las épocas han intentado a ser terriblemente elevados, pero que descende­
equilibrar ambas.Pienso, por ejemplo, en lord rían paulatinamente: si se brinda asistencia
Beveridge que fue el autor de la idea del Estado médica a todo el mundo, todos gozarán de salud
de bienestar. Tras la Segunda Guerra Mundial y no necesitarán cuidados médicos.Así, esta
propuso, para resolver los problemas de asistencia médica constante acabaría liberando
Inglaterra debidos al trauma de la guerra a los individuos de la necesidad de recibir
y a la situación de grave desempleo, un Estado asistencia médica. Aquí se pone de manifiesto
de bienestar en el que todo el mundo tuviera la un profundo entendimiento de la conexión
seguridad de que, en caso de desgracia, el Estado entre seguridad y libertad. Ya lo dijo Franklin
se ocuparía de él y de todas sus necesidades Delano Roosevelt: hay que liberar a la gente
básicas, es decir, la comunidad se haría cargo del miedo. Si se tiene miedo no se puede ser
del bienestar de los individuos. Lo interesante es libre, y el miedo es el resultado de la inseguridad.
que lord Beveridge no era socialista, antes bien La seguridad nos hará libres.
53 I E NT R E V ISTA
52 1 Z YGMUNT BA U MA N

libe rt ad para no conside rar que una comunidad


DG: En el añ o 2 0 0 0 e scribió un libro t it ulado
Comunidad.3 ¿En qué me did a la se guridad va ce rrada se rí a como una prisión. La se nte ncia "e s

asociada a la ide a de una comunidad ce rrada? magní fico vivir e n una comunidad" de mue st ra
por sí misma que uno no forma parte de una
comunidad, porque una ve rdade ra comunidad
ZB: En e l Est ado social, t érmino que pre fie ro al
de Est ado de bie ne st ar, e xiste un se guro cole ct i­ sólo e xiste si no e s conscie nte de que e lla misma

vo cont ra la de sgracia individual. Est a ide a e st á e s una comunidad. L a comunidad se acaba

cort ada a la me dida de l Est ado- nación. Est á cuando surge la e le cción, cuando e l he cho de
formar parte de una comunidad de pe nde
claro que no se pue de e xte nde r e l nive l de l
de la e le cción de l individuo, cuando uno t oma
ciudadano sue co a t odo e l mundo, ya que ahí lo
la re sponsabilidad de formar parte de una
t ie ne n t odo cubie rt o de sde e l nacimie nt o hast a
la t umba. No pode mos e xpandir nue st ro siste ­ comunidad y no de ot ra. N ue st ras comunidade s
act uale s no son ce rradas, sólo se mant ie ne n
ma y por e llo de spre ciamos a los inmigrantes
porque sus mie mbros se de dican a e llas; t an
que vie ne n a vivir aquí a nue st ro coste . El los
son, por supue st o, se re s racionale s y de se an pront o como de saparezca e l e nt usiasmo de sus
mie mbros por mantene r la comunidad, ést a
disfrut ar de los mismos be ne ficios que nosot ros,
¿por qué no? É ste e s un proble ma muy comple ­ de sapare ce con e llos. Son art ificiale s, líquidas,
frágile s. L a comunidad ce rrada t ie ne se nt ido
j o. Pe ro la ot ra cara de l proble ma e s la que dice
que no pue de habe r comunidade s ce rradas, para los filósofo s, para los que t rabaj an con e l
mundo abst ract o. Es cie rt o que e n e ste conce pt o
vivimos e n un mundo globalizado, la comunidad
no se pue de cre ar art ificialme nte . Es ne ce sario de c omunidad ce rrada se supe ra la cont radic­
ción e nt re libe rt ad y comunidad, pe ro e l proble ­
dej ar claro que no pue de habe r comunidade s
ce rradas: una comunidad ce rrada se rí a insopor­ ma sociológico e s que e st a comunidad ce rrada

t able. Est amos de masiado acost umbrados a la ya no e s acce sible . No se pue de n ce rrar las
fronte ras a los inmigrante s, al come rcio,
a la información, al capit al. H ace pocas se manas
3 Zygmunt Bauman, Community, Cambridge, Polity Press,
mile s de pe rsonas e n I nglate rra se e ncont raron
2000 [ t rad. esp.: Comunidad, Madrid, siglo xx1, 2003] .
54 I ZYG M U NT B A U M A N 55 I ENTREV I ST A

d e repente desempleadas, y a que el servicio del mundo presentes en la sociedad; como


telefó nico de información había sido trasladado mu cho, las decisiones justas son las que logran
a la India, en donde se habla inglé s y se cobra un compromiso que no deja en ningún momen­
una quinta parte del salario p or el mismo to de ser controvertido. Pero sin la idea de justi­
servicio. De modo que no es posible cerrar cia la sociedad sería terrible, sería el " todo vale".
las fronteras. Y ello es así tambié n en lo que respecta a la
comunidad: necesitamos la solidaridad que
DG: ¿E ntonces para qué sirve el concepto radica en el hecho de estar juntos, de ayudarnos
de comunidad? y cuidarnos mutuamente. Somos seres humanos
en la medida en que estamos en compañ ía de
ZB: Los científicos necesitan el concepto seres humanos, no basta con estar ante la pre­
de experimento ideal, es decir, el experimento sencia física de otros seres humanos, es necesa­
que se da bajo condiciones completamente ria la compañ ía. Es cierto que el carácter líquido
controladas. Ahora bien, un experimento así, de nuestro mundo nos impide alcanz ar la
en el que todo está pe rfectamente controlado, comunidad, pero la mera existencia del concepto
no es posible, pero la idea nos sirve de criterio nos impulsa a intentar alcanz arla. Si no existiera
para valorar los experimentos existentes. Algo la idea de comunidad no consideraríamos
semejante ocurre con la idea de verdad absoluta, que la falta de solidaridad es un error.
que los filósofos tienen muy claro que no es
viable, como ya dijo Popper. Sin embargo, DG: ¿Cómo se forma y mantiene en la actualidad
sin esta idea no podríamos empezar a discutir, la solidaridad en las comunidades?
ya que establece la distinción entre verdad y
falsedad que necesitamos para cualquier deci­ ZB: Hay expresiones ocasionales de solidaridad,
sión racional. Y esto se puede aplicar virtual­ lo que llamo comunidades de guardarropa. Los
mente a todo, por ejemplo, a la idea de justicia. asistentes a una ópera o a una obra de teatro
No existe una sociedad perfectamente justa, ya cuelgan sus abrigos en el guardarropa durante
que es imposible satisfacer las distintas visiones la duración del espectáculo, y despué s cada uno
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recoge el suyo. Durant e el espect áculo t odos visit a a Barcelona m e impresi onaron mucho
disfr ut an de las mismas voces y de la misma las sábanas blancas en los balcones, las señales
música. cont ra la guerra, esa t ren1 enda expresi ón
de soli daridad en t oda la ci udad. Mi mujer
DG: P ero ést e es un ejemplo en el que t odas las se pregunt ó primero si es que en Barcelona t odo
personas implicadas t ienen el mismo est at us el mundo lava la ropa el mi smo dí a, ya que al
social o, cuando menos, se puede presuponer pri ncipi o no podí amos ent ender lo que sucedí a.
que ent re ellas hay ciert a homogeneidad. Supongo que se t rat a de un modo específi ca­
ment e español de reaccionar soli dariament e.
ZB: P ero dí game, ¿qué sucedió en España des­ P ero en general, lo que sucede son expresi ones
pués del t errible at ent ado en Madrid del 11 de ocasi onales de soli dari dad. A veces no por
marzo? L a nación se solidarizó con las ví ct imas. razones t an nobles como ést a en España a la
Fue una reacción mucho más bonit a que la de que me he referi do. P or ejemplo, llevo 33 años
los nort eameri canos después del u de septi em­ vi vi endo en L eeds, un área muy aburri da, gri�, ,
bre. Ellos expresaron miedo y reaccionaron de de clase medi a, donde i mpera una indi fe ren ci a
manera individualizada, cada cual port aba la políti ca absolut a. Desde que vivo allí sólo
fot o de su famili ar o de su ami go fa llecido. Aquí , en una ocasión hubo ci ert a excit ación políti ca,
en cambio, la gent e, personas complet amente con manifest aciones, reuni ones, di st ri bución
desconoci das, t odos sinti eron que una bomba de panfl et os y t odo eso. El asunt o en cuest ión
cont ra cualquiera era una bomba cont ra ellos era la const rucción de un campo de git anos
mi smos. P or ello port aban pancart as en las a cuat ro mi llas de la ci udad. Eso t am bi én fu e
que simplement e habí an escrit o de manera una expresi ón de solidari dad.
ost ensible " N o ". C reo que la memoria de est os
hechos permanecerá y que ejercerá alguna DG: P ero, ¿es eso soli dar i da d?
infl uenci a, en fo rma de soli dari dad, sobre la
vida coti diana. P ero uno nunca sabe lo que ZB: Sí , pues t odo el m undo se si ntió mi em bro
puede suceder.Debo deci rle que en mi ant eri or de una comuni dad.
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DG: Entonces la solidaridad tiene tanto un do horribles corno para pensar que se van a
sentido positivo como uno negativo. imponer. Nos debernos acercar a la comunidad
de toda la humanidad o si no acabaremos
ZB: Sí, eso es lo que sucede con la tendencia matándonos los unos a los otros.
de las comunidades a cerrarse. La solidaridad
se crea mediante una frontera: un interior DG: ¿No apunta el mundo actual hacia lo
en do nde estamos nosotros y un exterior en contrario, hacia el unilateralismo de los E stados
donde están ellos. En el interior, el paraíso Un idos?
de la seguridad y de la felicidad; en el exterior,
el caos y la j ungla. Los blancos y los salvaj es. Eso ZB: Q uerido amigo, cuando oigo esto que usted
es la comunidad cerrada. La palabra no tendría dice me viene siempre a la mente un chiste
sentido si no implicara la oposición. Y por eso irlandés: un coche se detiene y el conductor
es muy bueno que no podamos construir la le pregunta a alguien que pasa por ahí: " ¿Cuál
comunidad cerrada. Pero también es bueno que es el camino hacia Dublín? ': Y el otro responde :
tengamos esta idea, ya que pod emos discutir "Si yo quisiera ir a Dublín no saldría de aquí ".
sobre el tamaño que debería tener la comuni­ Hay mucha verdad en este chiste. Estoy de
dad. ¿Deberí a ser tan grande como la de Kant, acuerdo con usted en que éste es un mundo
la " unión universal de toda la humanidad" ? muy poco propicio para iniciar el camino, sería
¿O sólo la comunidad española? ¿O la catalana? mej or otro mundo, pero no hay otro mundo
Pero ninguna comunidad cerrada incluye a todo que éste. No podernos renunciar a llegar
el mundo, ya que alcanza su totalidad en tanto a Dublín sólo porque no estamos en el punto de
que se aísla del exterior, del resto. Es bueno partida idóneo. Tenemos, es cierto, este imperio
tener la idea de una comunidad que nos incluya mundial agresor que son los Estados Unidos
a todos, y aun dirí a que está en el orden del día. y que no trabaj a para conseguir una comunidad
Yo no lo veré porque ya soy viej o, pero las de toda la humanidad, sino que al contrario
próximas generaciones pueden acercarse a esta alimenta el terrorismo y el antagonismo y hace
comunidad, ya que las alternativas son demasia- las cosas aun más difí ciles. No soy optimista
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61 \ E NTREV I STA

pe ro te ng o e spe ranz a. H ay una dife re ncia e ntre pode mos pre de cir cie ntíficame nte e l fu turo.
e l optimismo y la e spe ranz a. El optimista anali­ P ode mos calcular los rie sg os q ue conlleva
za la situación, hace un diag nóstico y dice : hay la cre ación de una comunidad mundial y ve mos
un 25% de posibilidade s. Yo no dig o e so, sino q ue los rie sg os son e norme s, pe ro la e spe ranz a
q ue te ng o e spe ranz a e n la raz ón y la concie ncia e s me nos racional q ue e l cá lculo de rie sg os. El
humanas, e n la de ce ncia. La humanidad ha cá lculo nos pue de llev ar a la inactiv idad si los
e stado muchas ve ce s e n crisis, ésta no e s la rie sg os son de masiado e lev ados, pe ro la e spe ­
prime ra. Y sie mpre he mos re sue lto los proble ­ ranz a actúa y no pie rde la e ne rg ía aun cuando
mas. Estoy bastante seg uro de que se re solve rá , las probabilidade s y los proble mas se an muchos.
ante s o de spués. La única ve rdade ra pre ocupa­
ci ón es cuán tas ví ctimas cae rá n ante s de log rar­ DG: P ara acabar, ¿q ué re lación e stable ce uste d
l o. N o hay raz one s sólidas para se r optimista. e ntre la sociol ogía y la ética?
É sta e s nue stra pleg aria. No soy un profe ta. Si
pe rde mos la e spe ranz a se rá e l fin, pe ro Dios nos ZB: Entie ndo la sociolog ía de sde dive rsas
l i bre de pe rde r l a e spe ranz a. Todo pare ce con­ pe rspe ctiv as, no sólo atañe a los v alore s sin o
t raproductivo, sól o hay q ue abrir e l pe riódico y que también e s una de scripción de he chos.
lee r las carni ce rí as e n l rak, los mue rtos e n La sociolog ía por naturalez a tie ne q ue ve r
K osovo, e tc. Los Estados Unidos dice n q ue con las re lacione s humanas y con e l he cho de
in troduce n la de mocracia y la libe rtad e n I rak y que los se re s humanos v ive n e n socie dad. Dado
el re sultado e s má s odio, má s antag onismo, má s e ste obje to de e studio no pue de se r otra cosa
mue rte , la g ue rra civ il, la limpiez a étnica. La que ética, ade má s porque trata de lo que consi­
sociologí a me ha e nse ñado c ie rtas habilidade s de ro que e s e l aspe cto bá sico de la ética: la re la­
pe ro no la de la profe cí a. Como dice mi amig o ción e ntre un yo y un tú. Mi re lación con e l otro
Le sze k Kolakow ski, e l f ilósofo polaco, la fu turo­ y mi re sponsabilidad re spe cto al otro. La socio­
log ía e s una cie ncia de charlatane s, porq ue e l log ía tie ne q ue ve r con lo que implica e l he cho
fu turo por de finición n o e xiste , y n o se pue de de q ue e l yo se e ncue ntra rode ado de otros,
hace r una cie ncia de alg o que no e xiste . N o y por e llo e l me nsaje q ue transmite a sus re ce p-
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to res ti ene un si gni ficado é ti co . La so ciolo gía


ti ene que d ecidi r cuál es la al terid ad de la que
se qui ere o cupar. D urante l a mod ernid ad sólid a
l a so ciolo gí a se o cupó d e lo s jefes, d e lo s i ndi vi ­
d uo s co n auto rid ad , d e modo que pro po rcio naba
l a i nformaci ón para di ri gi r a l a gente, para
co nsegui r que fuera má s o bedi ente y di sci pli na­
d a. Esto era una elecci ón é ti ca. Ho y se ha d ado
un cambio en el é nfasi s y l a so cio lo gí a trata
d e i ndi viduo s preo cupado s so bre todo po r
lo que Gidd ens d escri bi ó co mo la "polí ti ca
d e l a vid a", es d eci r, ti enen que co ntro lar po r sus
pro pio s medio s l as relacio nes so ci al es. En este
caso l a so cio lo gí a ti ene la po sibilidad d e servi r
a la causa d e l a li bertad humana, es lo co ntrario
d el o tro ti po d e so ciolo gí a. En ambo s caso s
se d a una el ecci ón é ti ca, y yo me i ncli no má s
po r l a segund a o pci ón. Cual qui er d escri pci ón
d e l a so ci ed ad hecha po r so ci ólo go s es é ti ca,
l a idea d e que l a so ciolo gí a está l i bre d e valo res
es err ónea.

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