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HUMANISMO CRISTIANO

TEMA:
AMOR Y RESPONSABILIDAD (KAROLL WOJTYLA)

SEMINARISTA:
HECTOR DANILO BUSTOS PARADA

FORMADOR:
PBRO SERGIO ARMANDO CACERES BLANCO

SEMINARIO MAYOR SANTO TOMAS DE


AQUINO
PAMPLONA-COLOMBIA
2021
Para poder empezar a entender de que trata este libro de Amor y
Responsabilidad debemos empezar a conocer sobre un poco de la vida de este
gran hombre que escribió este libro; Karoll Wojtyla “Papa Juan Pablo II”.
Este Papa, escribió Varios Libros y dentro de uno de ellos se titula este libro
el de “Amor y Responsabilidad” Publicado en 1960; Karoll fue siempre
enamorado del amor humano, del amor intenso profundo e inalcanzable entre
el hombre y la mujer; se dedicó a guiar, orientar, aconsejar, consolar y apoyar
a cada una de las personas; por medio de escritos dando buenos frutos.
Se dedicó como filósofo, como investigador del misterio humano, como hombre
entre los hombres que intenta comprender. El fruto de esa reflexión es “Amor y
Responsabilidad”; Que surge en un momento de la historia, en el que el cardenal
Karoll Wojtyla intenta responder a unos problemas muy determinados por los
jóvenes polacos; quienes rodearon este sacerdote en los años de 1950 a 1960.
Algo de esto profundiza tanto y de tal manera en las preguntas de aquellos
jóvenes que acaba tocando la esencia radical del amor humano que, en buena
medida, es atemporal. Hombre, mujer, amor: son constantes de todas las
culturas que han existido y existirán porque lo son de la misma existencia
humana. Ahora bien, solo podemos llegar a ellas a través del amor concreto
que hoy, aquí, ahora– vivimos o percibimos, y eso es lo que Wojtyla consigue
gracias a su intensa convivencia con ese grupo de jóvenes polacos.

Este Libro es Maduramente audaz; ya que el Papa tiene una característica en


la cual es un hombre creativo, que impulsa a darle solución a todo lo que se le
presenta a medida del camino, al paso de los tiempos. Es peculiar este libro
porque trataba darle solución al gran atasco que se veía sobre la reflexión
católica sobre la sexualidad en la primera mitad del siglo XX ; este libro
enfrenta varias situaciones al sacerdote frente a la problemática sexual.

El en uno de sus argumentos dice que el hombre, es un ser racional, no es el


solo sujeto de la acción, sino que ya sabemos que el sujeto como el son
objetos que decimos que es la “Persona” o En acción de Varios “Personas”.

El Papa empieza a Hablar sobre el tema del impulso sexual, como la persona,
objeto y sujeto de la acción, diciendo que el objeto es el sinónimo del “ser”,
pero no significa exactamente lo mismo, porque el “objeto” se designa en lo
que esta con relación al sujeto; El sujeto es igualmente un ser que existe y
actúa de otra manera, lo que quiere decir que seria hablar mejor antes de
sujetos que de objetos.
El hombre es objetivamente alguien, pero no es mas que ese alguien; en ella
reside lo que lo distingue de los otros seres del mundo visible. Pues es difícil
llamar al ser un animal o planta; ya que el ser es un hombre que no solamente
carece de razón sino también de vida.
El Papa Juan Pablo II Da Varios significado de la palabra “Gozar” que el
mismo lo dice que es “usar” dicho de otra manera, servirse de un objeto de
acción como de un medio para alcanzar el fin por parte del sujeto actuante, pues
este mismo problema se presenta con la relación entre el hombre y la mujer, que
construyen la trama de la ética sexual, pues poco a poco se ira hacer el análisis
profundo en las relaciones sexuales; cuando surgen o salen dos preguntas que
dejan mucho para pensar: ¿no es la mujer un medio de que se sirve el hombre
para conseguir sus fines, fines que, por otra parte, se buscan en la vida sexual?
Igualmente, por lo pues el hombre no es un medio que sirve para conseguir los
bienes de la mujer, ni la mujer de ellos tampoco que a la mujer se refiere, ¿no es
el hombre un medio que le permite alcanzar los suyos?
Para argumentar un poco más tenemos dos problemas o situaciones que se nos
presentan un importante acontecimiento ético, porque la persona no puede ser
para otra solo un medio; es decir que la persona no puede pensar como la que
otro piensa, ya que cada uno tiene una forma distinta de pensar y actuar como no
lo tiene la otra misma persona. Por eso no puede ser igual; cada persona define
sus propios fines a su manera; lo mismo pasa en la religión que nunca podemos
poner a Dios en todas las cosas, solo para quedar bien. Por eso es necesario,
exigir a la persona para que así, ponga todas sus cosas buenas dándolas a enseñar
a otras personas para que la sigan por los buenos caminos.
Una persona no puede ser para otra de sexo contrario ya que siempre será para un
placer, por eso dice en la Biblia Dios creo a Adán y Eva a Imagen y semejanza
suya, solo para el cumplimento en obra y gracia a Él, Deben ser el Hombre para
la mujer, mujer para el hombre con pensamientos distintos.

Por otra parte, Veremos la Crítica del utilitarismo, que proviene del verbo latino
uti («utilizar», «usar», «aprovecharse de») y del adjetivo utilis («útil»). Se dice
que el utilitarismo es “Útil” Placer que lleva lo esencial de la felicidad humana, y
lleva una vida agradable de los rasgos característicos del hombre contemporáneo,
y de su actitud frente a la vida; junto a todas estas problemáticas que se le
presentan al Papa Juan Pablo II, que busca un método para poderla solucionar
todas estas dudas a los Jóvenes polacos.
Con todo esto nos damos cuenta que; sigue el pensamiento utilitarista, Ya que
este tipo de acto se considera como placer entre las personas no solo entre el
hombre y la mujer; también se ve en la diversa orientación sexual
Por eso se dice en el evangelio se va exigiendo al ser en el amar al prójimo, Pues
el cardenal Karoll Wojtyla Quiso decir esto en función que se cumpliese, así
como lo dice en la Biblia para no determinar contra la dignidad de otro, el mismo
lo dice en su escrito del libro amor y responsabilidad: La norma exacta de este
mandamiento es << Ama a las personas>>; Pues en cuanto a este mandamiento
del amor no solo se piden que sean Honesta sino también equitativas y Justas.
Pasaremos al segundo capitulo donde el cardenal Karoll Wojtyla, hará un
profundo análisis sobre el análisis metafísico del amor sobre la persona y el
amor.

Karoll Wojtyla, siendo enamorado del amor y teniendo su cercanía con los
jóvenes polacos, tiene su pensamiento sobre una de las cuestiones que tampoco
son ajenas a nuestro tiempo: el amor. así lo señala Wojtyla: << En aquellos años,
lo más importante para mí se había convertido en los jóvenes, que me planteaban
no tanto cuestiones sobre la existencia de Dios como preguntas concretas sobre
cómo vivir, sobre como afrontar y resolver los problemas del amor y del
matrimonio>>, no solo se trata de un concepto idealista sino también realista; ya
que estos problemas suceden viéndose la realidad en la relación de cada una de
las personas.

El amor en Karoll Wojtyla tiene un carácter interpersonal, sabiendo que la


persona es algo que no tiene para sí mismo, sino también a la vez uno es capaz de
dar y demostrar con la realidad a las otras personas; En una de sus meditaciones
poéticas encontramos un significado del amor: << El amor no es una aventura.
Posee el sabor de toda la persona. Tiene su peso específico. Y el peso de todo su
destino. No puede durar solo un instante. La eternidad lo compenetra>> Wojtyla
hace mucho eco al hecho de que no se puede usar a la persona, solo para cosas
pasajeras con otro sujeto, y no para tener un verdadero amor, pues se considera
contrario a la naturaleza. Así el amor se convierte en cierta medida como la única
antítesis de la utilización de la persona en cuanto medio, pues al percibir al ser
humano, se percibe en la una necesidad elemental de lo bueno, un impulso
natural al bien, por lo que solo las personas participan en el amor.

El Cardenal Wojtyla hace una critica muy fuerte a los utilitaristas ya que estos
solo consideran a la persona como un medio en el que mayor programa de su
pensamiento es el de reconocer el placer como bien único. El amor se convierte
así en contrario a utilizar. El principio utilitarista y el mandamiento del amor, sin
duda alguna se oponen, de manera que si se quiere poner el mandato del amor y
el objeto en su lugar que le corresponde se debe buscar no en el principio
utilitarista sino mas bien en lo que Wojtyla llama la norma personalista por eso el
piensa que la persona es tratada como un objeto de amor, no como objeto de
placer, por eso exige que la persona sea amada y respetada , viéndose en los dos
un verdadero fruto de amor, por eso en la formula del mandamiento dice: “ ama a
las personas” y no hagas el daño a ella, y de lo mejor de ti demostrándolo por
medios de las buenas actitudes y acciones, sin el principio utilitarista.
El prosigue diciendo: << El mandamiento amaras tiene un carácter
completamente comunitario; es expresión de lo que es necesario para que se
conforme una comunidad; pero, por encima de todo esto lo que hace es destacar
lo que es necesario para que una comunidad sea realmente humana>>, pues debe
tenerse el amor y el carácter de la persona, que las dos personas tengan mutua
relación y que tenga una ayuda plena, el hombre a la mujer y la mujer para el
hombre.

Ahora analizaremos el amor en cada uno de los aspectos más importantes, en


primer lugar, el amor como atracción, surge del hecho de “gustar” en el que
podíamos dar un concepto mas concorde de “presentarse como un bien”, este
amor como atracción no consiste en solo pensar un bien, sino que también tiene
una vinculación del pensamiento respecto aquella persona en cuanto bien.
Pensamos que uno le puede atraer la persona por su belleza; pero en realidad
muchos de nosotros ponemos la mirada fijamente en lo exterior y nunca
descubrimos la belleza interior que tiene la persona.

En segundo lugar, se analizará el amor por concupiscencia. Esto surge por el


hecho de que la persona necesariamente necesita de la otra, es un ser limitado
que no puede bastarse así mismo, así en sentido objetivo el hombre tiene
necesidad de la mujer para complementarse mismo teniendo el placer
onticamente y viceversa; porque el amor con concupiscencia jamás hunde sus
raíces, al contrario, si lo hace es en el principio personalista.

En tercer lugar, el amor como Benevolencia no es solamente algo atractivo, ni


simplemente algo al cual voy a estar orientado; Una persona benévola desea todo
esto sin pensar en él o en ella misma. Es el amor más Puro. Estos tres aspectos
nos ayudan a como comprender el amor, nos lleva también a imaginar que el
amor en todas sus circunstancias es un amor reciproco, nos lleva a salir en si
mismo, sin dejar todo lo que cada uno es, para ir hacia otra persona.

El análisis de la Percepción y la Emoción del amor, podemos encontrar dos


palabras que tienen un significado diferente que el cardenal Wojtyla da: La
primera palabra “Percepción” llama a la reacción de los estímulos producidos por
los objetos; Él quiere decir de la reacción que se tiene en la relación entre las dos
parejas cuando van a realizar una actividad entre ellos.
La segunda palabra “emoción es un sinónimo diferente a la percepción, ya que se
trata de una reacción sensorial provocada por el objeto, ya que se mira la
emoción se experimenta algunos valores de los objetos.

En la afectividad y la sensualidad, se debe tener una distinción clara para poder


tener un significado importante y realista. En libro que escribe este gran autor se
había leído que la impresión va acompañada de la emoción, cuando esta solo
tiene por objeto los valores sexuales del cuerpo. Considerando como objeto
posible de placer. Con todo. No es necesario, porque tales valores pueden estar
ligados a la totalidad de la persona de otro sexo. La primera puede asociarse, por
ejemplo, a la impresión de fuerza, la segunda a la de encanto, ambas vinculadas a
la totalidad de la persona del otro sexo y no únicamente a su cuerpo. Ahora bien,
habría que llamar afectividad a esta sensibilidad (que no es excitabilidad).

Para tener la sensualidad, nunca las personas destacan la afectividad que puede
haber entre ellos; pues la afectividad del hombre esta penetrada de admiración
por la feminidad del placer en la mujer… de admiración por la masculinidad del
hombre. Pero dentro de sus límites no aparece deseo alguno de placer… pues ya
se ha explicado siempre y se ha recalcado en el trabajo sobre la afectividad en la
relación del hombre y la mujer, cómo es la persona en la sociedad actual. El
amor afectivo acerca a las dos personas, hace que se muevan siempre en la órbita
de la otra, aun cuando estén físicamente alejadas. Absorbe la memoria y la
imaginación y, al mismo tiempo, se comunica con la voluntad. No la estimula,
sino que más bien la atrae ejerciendo sobre ella un encanto particular; ya cuando
se tiene este mutuo acercamiento, que, aunque proviene de sentimiento, es una
expresión reciproca de ternura.

Por eso en la estructura hace que el joven se sienta impulsado con mayor
urgencia a la mujer, a manifestar y objetivar lo que está escondido en él. Por ello
se relaciona el papel mas activo del hombre en el amor; por ello pues la mujer se
siente a realizar una prueba de incognito en el amor, como una prueba de amor
afectivo. Por ello, la mujer se siente impulsada a considerar como una prueba de
amor afectivo lo que para el hombre es la acción de la sensualidad y el deseo de
goce; La afectividad necesita la integración lo mismo que el deseo sensual.

El análisis metafísico del amor en la experiencia vivida y de virtud, decimos que


la existencia humana se compone de situaciones cada una de las cuales
constituye una norma leyes o acción.
El amor de la mujer y el hombre se componen de situaciones que por si mismas
determinan su valor; dentro del análisis del amor y la virtud surge un problema
que nos pone a pensar a cada uno de nosotros, Wojtyla en una de sus opiniones
dice que:” La voluntad <<debe>> seguir el bien verdadero. Pero en ello no
implica que <<no puede seguirlo>> debe hacerlo precisamente porque no puede
hacerlo”; esta
Frase que ha escrito el Cardenal Wojtyla en este libro, nos invita a cada uno de
nosotros a que cuando se haga la voluntad entre el hombre y la mujer sea un acto
de verdadero amor para los dos; que no sea para otra cosa, sino que sea para
mantener un acto de fidelidad verdadera ante los dos. Ya sea en una relación o en
el matrimonio; que ya exige mas de amar al prójimo con gran sentimiento.

En el análisis de la persona, ella o el se diferencia de la cosa por su estructura y


perfección, Su valor depende de esta perfección. Por ser la persona no solo
cuerpo
sino también espíritu encarnado, y residir en ello su perfección, no puede
considerársela igual a una cosa.
Es necesario considerarse que se convenga distinguir claramente el valor de la
persona y los diversos valores que se encuentran en ella, valores que son
importantes, innatos, adquiridos y inherentes a la compleja estructura del ser
humano; tal como hemos visto, estos valores desempeñan el papel verdadero
entre la relación del hombre y la mujer; tratándose de los valores sexuales en el
amor de ellos dos. Es un fenómeno que se centra en estos.

La persona toma sobre todo el aspecto de un ser humano de sexo diferente, aun
cuando su cuerpo no llegue a ser considerado en cuanto objeto de placer.
Sabemos, con todo, que este ser humano de sexo diferente es una persona. Se
trata de un saber intelectual, conceptual, porque ni la persona ni el ser en cuanto
tales son el objeto de la percepción. Por lo tanto, la reacción ante el valor de la
persona no puede ser tan directa como la reacción ante los valores sexuales
ligados al cuerpo de una persona concreta o –para hablar de modo más general–
al ser humano de sexo diferente.

Lo anterior se refiere especialmente al amor entre el hombre y la mujer. En la


plena
acepción del término, el amor no es solo un sentimiento y mucho menos una
excitación de los sentidos, sino también una virtud. Dice Wojtyla: El amor
tampoco es amor cuando no es más que una actitud afectiva respecto de un ser
humano del otro sexo. La afectividad sexual evoluciona sin cesar en medio de las
percepciones emotivas de numerosas personas.

En el párrafo de la elección y responsabilidad, se resalta el titulo de esta gran


obra escrita por el cardenal de Croacia. “Amor y Responsabilidad”. Que en esta.
Existe en el amor una responsabilidad, en el cual toma a su pareja para brindarle
todos sus sentimientos de afectividad y cariño a ella, teniendo una estrecha
comunión de existencia y de acción en la relación. Por esta razón precisamente,
existe en esto una inmensa responsabilidad.
Pero solo quien posee la plena conciencia del valor de la persona puede
comprender su importancia. Quien solo es capaz de reaccionar ante los valores
sexuales, pero no ve los de la persona, siempre confundirá el amor con el
erotismo y, a fin de cuentas, complicará su vida y la de los otros privándolos y
privándose del verdadero sentido y del verdadero «sabor» del amor.
Pasaremos al tercer capitulo donde el cardenal Wojtyla nos hablara del análisis
que el hace sobre la persona y la castidad.
Como primer punto de este capítulo, hablaremos sobre la rehabilitación de la
castidad, donde el obispo de Croacia soluciona estos problemas que le plantean
los jóvenes polacos a él.
Para poder entender esto que escribió el cardenal, miraremos los siguientes
significados de rehabilitación y la castidad.
1. REHABILITACION: Es un conjunto de intervenciones diseñadas para
optimizar el funcionamiento y reducir la capacidad en individuos
2. CASTIDAD: es una virtud que se renuncia a todo placer sexual

Dice Wojtyla: Si existe una virtud que a causa del resentimiento haya perdido su
derecho de ciudadanía en el alma y en el corazón del ser humano, es, a buen
seguro, la castidad. Cierta gente se ha esforzado por forjar toda una
argumentación a fin de demostrar que no solo no es útil al ser humano, sino que,
por el contrario, es perjudicial para él. No hay más que recordar, aunque sea
brevemente, estas diversas reservas pretendidamente higiénicas y médicas
formuladas respecto de la castidad y la continencia sexual. Un argumento
siempre en boga sostiene que: «Una castidad exagerada (resulta difícil establecer
qué quiere decir esto) es dañina para la salud; un ser humano joven ha de
satisfacer sus necesidades sexuales”. Pero, sobre todo, la castidad y la
continencia sexual son consideradas los grandes enemigos del amor, y de ahí que
se les niegue la estima y el derecho de ciudadanía en el alma humana.
Pues de esto es necesario que se demuestre el gran fruto de la relación entre las
personas y más este párrafo que escribió el, dándoles solución a los problemas
que se le presentan a estos jóvenes; en el tiempo de antes y ahora a habido mucha
violencia sexual a menos de edad, prostituciones etc. Y tanto el hombre como la
mujer busca en complacer solo a la persona para gozar, desear la relación sexual
estando comprometido con otra; pero en sí, no se está manteniendo el verdadero
amor fijo que se tienen entre la pareja; por eso es importante hacer esta
rehabilitación a la castidad, queriendo llegar al objetivo que tiene de abstener al
placer sexual con cualquier persona, por eso debemos mirar el significado que
tiene la palabra amor. ¿Como podemos relacionarla? ¿Como podemos aplicarla?
Sencillamente Teniendo entre el hombre y la mujer, la cosecha y los frutos
abundantes, mas en el matrimonio porque se promete la fidelidad hasta la
muerte; debemos aplicarla haciendo obras y acciones buenas que le agraden a
ellos. Se busca que se mantenga la vinculación entre las parejas y así hace que se
mantenga la castidad en ellos.
Hablando un poco sobre los otros elementos fundamentales, analizaremos otro
punto importante de este capitulo que es la “Consupiciencia Carnal”.
Conviene recordar aquí que al comienzo de esta obra hemos dicho que los
contactos, y aún más la vida en común de dos personas de sexo diferente,
implican una serie de actos de los cuales uno es el sujeto y el otro el objeto de la
acción. El amor suprime esta relación de sujeto a objeto; uniéndolos en el que el
hombre y la mujer tienen un mismo sentido y una misma afectividad, haciendo
que sean un solo sujeto de acción. Deseando unir sus vidas, un ejemplo de ellos
que podemos ver es:
1. Matrimonio: El amor como sentimiento es la expresión de su estado de
conciencia subjetivo, que, por lo demás, es un reflejo de su unión objetiva:
sus voluntades se unen porque desean el mismo bien considerado como un
fin, sus sentimientos se fusionan porque experimentan en común los
mismos valores. Cuanto más madura y profunda sea esta unión, tanto más
el hombre y las mujeres sentirán que constituyen un solo sujeto de acción.

Los problemas que nos interesan en este libro, nos llevaran analizar los actos
externos como internos que hay entre el hombre y la mujer. También nos
llevaran analizar estos dos mandamientos: 6. “No cometerás adulterio” 9. “No
desearas la mujer de tu prójimo”
Esto también aplicara a estas personas que atentan la mirada a otra persona solo
con el deseo de gozar de ella, pues el Cardenal Wojtyla quiere con esto mantener
la mirada en la fraternidad de la persona, ya que la sexualidad no es mala porque
viene de Dios. Por eso se desea considerable a las personas que están casadas
poder hacer esto, para poder así transmitir la vida trayendo al mundo los hijos
que serán también ayuda para ellos.
En el noveno mandamiento cae en pecado la persona por los pensamientos y
deseos. Hay pecado cuando la voluntad se complace en ellos. También se peca
cuando se tiene el deseo de cometer actos impuros, aunque no se lleven a la
practica
Por eso el cardenal en este escrito dice que se debe mantener la castidad para así
tener un amor verdadero a la fidelidad y que sea estable. La consupiciencia
carnal está estrechamente ligada a la sensualidad.
La vinculación entre la castidad y el amor resulta de la norma
personalista, la cual, como hemos dicho en el primer capítulo, contiene dos
mandamientos relativos a la persona: uno positivo («tú la amarás») y otro
negativo («tú no buscarás solo el placer»). Pero los seres humanos –los hombres
de manera un poco diferente que las mujeres– han de progresar interiormente
para llegar a ese amor puro, han de madurar para poder apreciar su «sabor».
Porque toda persona marcada con la concupiscencia del cuerpo tiende a
encontrar el «sabor» del amor sobre todo en la satisfacción de la concupiscencia.
Por esta razón, la castidad es una virtud difícil y cuya adquisición requiere
tiempo; es necesario aguardar sus frutos y la alegría de amar que ella debe
aportar. Pero es la vía verdadera e infalible que conduce a ese gozo.
En el cuarto capitulo analizaremos la justicia para con el creador en dos aspectos
muy importantes:
1. El matrimonio
Los intentos de encontrar para este problema del matrimonio
una solución fuera de la estricta monogamia (que subentiende indisolubilidad)
son
contrarios a la norma personalista y no responden a sus exigencias, porque
admiten que una persona pueda ser, para otra, objeto de gozo, peligro que
amenaza sobre todo a la mujer. Así es como sucede en los dos casos de
poligamia (del griego poly, «mucho», y gamos, «matrimonio»): la poliginia (la
unión de un hombre con varias mujeres) y la poliandria (la unión de una mujer
con varios hombres).

El matrimonio disoluble no es más que una institución que permite la realización


del gozo sexual del hombre y de la mujer, y en modo alguno la unión duradera de
las personas basada en la afirmación recíproca de su valor. De hecho, la unión
que tiene por base esta afirmación solo puede ser durable en la medida en que
continúe la relación recíproca entre las personas. No se trata aquí de su duración
espiritual, porque está fuera del tiempo, sino de su duración en el cuerpo, la cual
no acaba sino con la muerte.
La supresión de la poligamia y el restablecimiento de la monogamia y la
indisolubilidad del matrimonio están estrechamente ligados al mandamiento del
amor, que a lo largo de nuestro libro hemos asimilado a la norma personalista.
Puesto que las relaciones y la coexistencia de las personas de sexo opuesto han
de responder a las exigencias de esta norma, es necesario que estén de acuerdo
con el principio de la monogamia y de la indisolubilidad, que arroja luz sobre
numerosos detalles de la coexistencia del hombre y de la mujer en general. (El
mandamiento del amor, tal como está formulado en el Evangelio, va más allá de
la norma personalista: comprende también el principio fundamental del orden
sobrenatural, de la relación sobrenatural entre Dios y las personas. No obstante,
la norma personalista entra a formar parte de él, constituye el contenido natural
del mandamiento del amor, que estamos en condiciones de aprehender con
nuestra razón, sin recurrir a la fe.
La palabra latina matrimonium pone el acento en el «estado de madre», como si
quisiese subrayar la responsabilidad de la maternidad por parte de la mujer que
vive conyugalmente con un hombre.

2. La vocación
Para todo el mundo, la justicia es una virtud cardinal y fundamental, porque es
indispensable para el orden de la coexistencia de las personas y de la vida
común. Al hablar de justicia para con el Creador, atribuimos a Dios la naturaleza
de persona y reconocemos la posibilidad de relaciones interpersonales entre el
ser humano y Dios. Es evidente que semejante opinión supone el conocimiento y
la comprensión, por un lado, de los derechos de Dios y, por otro, de los deberes
del ser humano. Unos y otros se infieren sobre todo de que Dios es el Creador del
hombre. La fe fundada en la Revelación muestra otra relación de dependencia
entre el ser humano y Dios: Dios es el Redentor que por la Gracia santifica al
hombre. La Revelación nos permite conocer la obra de la redención y de la
santificación, en lo cual aparece claramente que la actitud de Dios respecto del
ser humano es la de una persona respecto de otra, esto es, de amor.
Por consiguiente, la norma personalista determina, en primer lugar, las
relaciones entre el ser humano y Dios. En ello reside su origen. Recordemos los
términos del mandamiento del amor: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu; amarás a tu prójimo como a ti
mismo». Sabemos, sin embargo, que en la base de esta norma (que recomienda el
amor de la persona) se encuentra la justicia. De donde resulta que, cuanto mejor
conoce el ser humano el amor de Dios para con él, mejor comprende los
derechos que Dios posee sobre su persona y su amor.
Por lo mismo, ve en toda su extensión sus compromisos para con Dios y procura
cumplir con esas obligaciones. La verdadera religión se funda en ese concepto de
la justicia: según santo Tomás, la virtud de la religión es una parte de la justicia.
Tiene su origen en la creación. Dios es el Creador, lo cual significa que todos los
seres del universo, incluido el ser.

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