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¡Pero sí las hay! Los psicólogos cristianos Stanton Jones y Mark Yarhouse han
realizado una investigación en conjunto con la organización Éxodo Internacional
durante varios años.
Han puesto a prueba el impacto de los programas de ex homosexuales en los
que han participado y si han experimentado cambios reales.
Era de esperar que cuando aceptaste a Cristo, aprendieras que eres una nueva
criatura «en Cristo», y que las cosas viejas pasaron. No solo eso, sino que Dios te
sacó del reino de las tinieblas y te llevó al reino de su Hijo amado. Ya no estás
«en Adán», sino vivo «en Cristo».
Puesto que esto es cierto, es probable que te hayas preguntado por qué sigues
luchando con algunos de tus viejos pensamientos y hábitos. O tal vez hayas
acudido a Cristo con la esperanza de que tu adicción al sexo o a las sustancias
químicas se resolviera, pero sigues teniendo los mismos apetitos y los mismos
pensamientos.
Todo lo que había estaba programado en nuestra memoria seguía estando allí.
Por eso Pablo escribió:
“Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las
fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. 5
Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a
Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a
obedecer a Cristo”
La palabra que se traduce como “Fortaleza” hace referencia a una plaza militar o
castillo fortificado que era edificado para establecer una base de control sobre
un territorio.
Pablo nos está diciendo que en nuestra mente se pueden edificar esos patrones
de pensamiento que originan nuestro comportamiento. Por lo que si queremos
cambiar nuestra conducta, necesitamos derrumbar esas fortalezas construidas a
base de mentiras y malas experiencias.
La negación,
La racionalización,
la proyección,
El culpar a otros,
La mentira,
El aislamiento emotivo y otros más.
Esas fortalezas enemigas las asimilamos de dos maneras distintas a partir del
ambiente en el que hemos crecido.
No hay inmunidad contra las seducciones de este mundo; nos es posible permitir
que afecten a nuestra manera de pensar y de actuar.
«Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según
las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no
según Cristo» (Colosenses 2:8).
Toda tentación es un intento por parte de Satanás de lograr que vivamos con
independencia de Dios; de que caminemos según la carne, y no según el Espíritu
(lee Gálatas 5:16-23). Satanás conoce con exactitud cuáles son las teclas que
tiene que apretar cuando nos tienta, porque es un gran observador de la
humanidad. Él conoce tus debilidades y tu historia familiar. Está consciente de
las experiencias, tanto prevalentes como traumáticas, que te han hecho
vulnerable a ciertas tentaciones. Basado en tu conducta pasada, sabe que eres
vulnerable a las tentaciones sexuales.
El alcoholismo
Las adicciones
Complejos de inferioridad o superioridad
Los trastornos alimenticios (Anorexia y Bulimia)
Adicciones y perversiones sexuales
Jesús debatía sobre los problemas, pero más que eso, amaba a la gente. Todo
tipo de personas se le acercaban para hablar con Él cuando estuvo en la tierra.
Los infiltrados religiosos. Los socialmente marginados. Los discapacitados. Los
indeseables. Los ricos, los pobres, los jóvenes, los viejos. Algunos a quienes otros
les habían arruinado la vida, y otros que se habían arruinado la vida ellos
mismos.
Y Jesús amaba a todos, hacía tiempo para todos y respetaba a todos. No siempre
estaba de acuerdo con ellos (y Él, más que nadie, no estaba de acuerdo con los
infiltrados religiosos). Sin embargo, siempre los amó, especialmente a los que
iban a Él con su sufrimiento. En una hermosa frase tomada del profeta Isaías y
aplicada a sí mismo, Jesús describió su actitud hacia ellos:
La metáfora visual que Jesús emplea es importante para recordar y bella de ver.
Jesús no permitirá que personas frágiles se desmoronen o caigan bajo el peso de
sus luchas; Él quiere tomar a aquellos que sienten que están a punto de
apagarse y devolverles el brillo y el calor. Jesús es dulce y tierno con aquellos
que piensan que no pueden seguir adelante.
Jesús comparó la vida con Él con «hallar descanso», e invitó a los agobiados a
venir y disfrutarla:
Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas
pesadas, y yo les daré descanso. 29 Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles,
porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el
alma. 30 Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana»
(Mateo 11:28-30).
De modo que si estás leyendo esto y sientes que estás por llegar al límite de tus
fuerzas, si sientes que tu llama es muy, muy tenue o que estás demasiado
quebrado para mantenerte de pie, o bien conoces a alguien que está en esa
situación,
Jesús dice:
Entiendo y veo lo que está pasándote. Te amo y quiero ayudarte. Tal vez no
siempre esté de acuerdo contigo, pero es porque quiero lo mejor para ti. He
venido para fortalecerte, no para quebrarte. No apago los pábilos que
humean. Quiero avivar esa llama.