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Un sonido extrañ o su sueñ o esfumó ,

no es que fuera fá cil de asustar, eso siempre creyó ,


cerca de las tres de la madrugada su reloj le anunció ,
¿habría sido un grito desgarrador? y el miedo por fin creció .

Decidido a no especular, de la cama se bajó .


Silencioso caminar, escaleras abajo lo llevó .

La luz de la sala tintineaba


y en Karina despierta pensó ,
una broma como siempre maquinó .
¿Có mo podría asustarla?

Al final de unos minutos una idea surgió ,


decidido con una sá bana se cubrió
y al cuello una cuerda se ató
¡Vaya susto imaginó !

Pero tremenda sorpresa le esperaba


quién en el silló n se encontraba,
era su propia cara horrorizada
y entre sus manos llevaba
un libro de cuentos de terror.

Pronto todo recordó :


en pleno día de muertos
las supersticiones mexicanas subestimó ,
y hasta muy tarde ese día leyó .

Pero a las tres mañ ana, un ruido lo interrumpió


no era Karina quien por la ventana lo observó
era la misma muerte que con una sonrisa lo saludó .

El susto su corazó n detuvo


¡Pobre Marco! así su propio cuerpo descubrió .

Hace má s de un añ o que esta historia ocurrió ,


a Karina ya nunca nadie la asustó ,
pero cada añ o un pan de muerto guarda
a su querido compañ ero que a los muertos siempre negó .

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