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Estrategias argumentativas en comentarios de lectores de la prensa digital

Sal Paz, Julio César


Universidad Nacional de Tucumán - CONICET

1. Introducción

Los nuevos cambios a la Ortografía de la lengua española -aprobados por las 22 Academias
de la Lengua y publicados en diciembre último por la RAE bajo el sello Espasa- han
despertado en el mundo hispánico una serie de polémicas difundidas en internet a través de
periódicos electrónicos, foros de discusión, blogs especializados y redes sociales como
Twitter o Facebook.
En esta ponencia nos abocamos al estudio sistemático del comentario digital -registrado por el
lector en el espacio discursivo de la prensa virtual- al que conceptualizamos como género
dialógico prototípico, puesto que organiza y resignifica otros géneros cuando se incrusta en su
interior (foro de debate y cibernoticia, principalmente). Para ello, nos centramos, en primer
término, en la caracterización del “comentario de lector” como género discursivo interactivo
de los “nuevos medios”, es decir, aquellos que congregan diferentes manifestaciones
periodísticas surgidas en el plano de la cibercultura (diarios virtuales, weblogs, redes sociales,
etc.). Luego, examinamos las estrategias argumentativas más recurrentes empleadas en su
construcción, en un corpus de noticias digitales conformado con ejemplos extraídos de medios
de referencia dominante de España (El Mundo; El País) y de Argentina (La Nación).
El objetivo final es reflexionar sobre la importancia que reviste la indagación del género
comentario así como de las estrategias que sustentan la circulación y reproducción de
representaciones sociales sobre tópicos polémicos, en las comunidades discursivas que
albergan las versiones en línea de las cabeceras de los medios hegemónicos en español.

2. Comentario digital: abordaje desde su prototipicidad genérica

El comentario de lector o comentario digital es un género de discurso dialógico -en el sentido


de que los roles de emisor y de receptor resultan perfectamente intercambiables y de que
remite a discursos previos-, producido en el ámbito de los medios interactivos. Es decir, su

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naturaleza es eminentemente conversacional, puesto que es un género construido a medio


camino entre lo social y lo individual. Este dialogismo se evidencia en la relación que
establece con los discursos precedentes y en el carácter direccional de sus enunciados que se
orientan a una comunidad concreta y que van dirigidos a obtener una respuesta comprensiva
por parte de sus miembros.
La organización informativa que asume refleja esta fisonomía conversacional, al estructurar el
mensaje en función de las interacciones previas, pero toma distancia del texto fuente, incluso,
tipográficamente, al aparecer con grafía diferenciada y de cuerpo menor, como ocurre, por
ejemplo, con paratextos como la nota a pie de cualquier texto escrito. Sin embargo, posee
estatus propio y añade nuevas problemáticas y puntos de vista a la reflexión introducida en el
artículo periodístico.
El comentario, entonces, es, por una parte, la respuesta a una noticia, ya que obra como la
exteriorización que efectúa el cibernauta de una actitud y un posicionamiento crítico sobre la
narración de un acontecimiento realizada por un medio de prensa. En este sentido, la noticia
es el estímulo y el comentario su réplica. Pero, por otra parte, no es menos cierto que la
opinión se forja con opinión. Por eso, este género, en infinidad de casos, no sólo responde a
un texto de la prensa sino también a enunciados formalizados por un par.
Al respecto, siguiendo a Cervera Rodríguez (2001), señalaremos como uno de sus aspectos
característicos “la no existencia de turnos de habla”, puesto que la participación de los
lectores se produce de manera simultánea y sucesiva. No obstante, el usuario consigue
visualizar en la pantalla las intervenciones de modo secuencial y organizado. En lo
concerniente a este punto, las formas de divisar los comentarios –que son idénticas a las que
se explotan en los foros- pueden ser de dos tipos: llana –todas las respuestas se ordenan con
criterio cronológico inverso- o anidada -cada comentario se vincula al mensaje original o a
alguna de las réplicas subsiguientes conformando una especie de árbol genealógico del
debate. Es decir, en el primer caso la interfaz del sitio impide contestar directamente a otro
participante mediante la opción “responder”. Con todo, el internauta que desea hacerlo puede
incluir el nick, si lo tuviere, o el número del texto a quien pretende convertir como su
enunciador explícito, en el cuerpo de su réplica.
De este modo, el comentario siempre va orientado a alguien. El forista en su alocución se
posiciona con respecto al discurso anterior, al tiempo que selecciona a su destinatario

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mediante el asunto que aborda y las cosas que afirma, según la actitud o valoración y su
ideología.
Ahora bien, invariablemente es una respuesta a voces previas. Debido a que el lenguaje y el
contexto son recíprocamente constitutivos, el comentario digital construye los significados y
la relación entre los interlocutores de un modo dinámico. Las voces de la sociedad y la
palabra individual del sujeto que enuncia se entretejen conjuntamente en un entramado rico en
matices desde el que pueden oírse al unísono: al locutor, a la fuente, a los distintos
destinatarios y al alocutor.
En otros términos, el discurso precedente se toma como objeto de crítica, de parodia, de
rectificación, como referente, como instancia de identificación, etc.
Esta clase textual es enunciada en un escenario espacio temporal definido y limitado, donde el
canal de transmisión es la escritura aunque muchos de sus rasgos la vinculan a la situación de
oralidad.
Los interlocutores implicados en su transmisión entablan un tipo de relación simétrica. En
líneas generales, no es un discurso anónimo, debido a que detrás del nick o seudónimo virtual,
así como del avatar, se esconde un autor empírico que se responzabiliza de su enunciación,
desde el momento en que ingresa en la comunidad de usuarios del periódico, en calidad de
lector registrado.
Es un género breve, dinámico y conversacional, ya que su estructura responde a la de un turno
de habla o intervención espontánea e informal, cuya recepción es mediata, puesto que el
coenunciador está ausente durante su producción. Este atributo no debe llevarnos a inferir la
absoluta libertad de expresión, pues, por lo general, está condicionado a la aprobación de un
moderador.
Consecuentemente, no todas las intenciones de los hablantes pueden vehiculizarse
explícitamente en los comentarios, sino solamente aquellas que se ajustan a las normas
estipuladas como requisitos de participación en la comunidad del periódico. En este sentido,
la libertad de opinión no debe entenderse como licencia para ofender. De ahí el recelo por
evitar la publicación de insultos, que nada tienen que ver con el desempeño público de los
sujetos. Los agravios como argumentos encubren la debilidad de un razonamiento, pues una
tesis sólida no necesita recurrir a estos artilugios. Del mismo modo, resulta fundamental que
el cibernauta enunciador ostente un dominio elemental del tópico del discurso para impedir

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que su contribución viole la máxima de relevancia. Cuando esto no ocurre, los mismos
miembros de la comunidad se encargan de sancionar esta transgresión.
La brevedad y condensación son, quizás, sus rasgos esenciales incuestionables, mientras que
la claridad, el tono coloquial, la fuerza, originalidad e ingenio son algunos de sus rasgos
generales o concomitantes. No obstante, en ocasiones, caen en verborreas poco significantes,
en inexactitudes y vaguedades de la expresión y en imprecisiones en la estructuración de las
frases. El condicionante “brevedad” no alega solo razones vinculadas a las limitaciones
impuestas por el canal tecnológico -que a menudo pauta el número de caracteres que pueden
utilizarse en determinadas aplicaciones- sino que también se relaciona directamente con la
necesidad de abordar un solo tema en cada intervención, de ahí que en su interior pueda
percibirse, en general, una macroestructura única, por lo que formalmente no presentan
divisiones entre párrafos. Precisamente por eso, el usuario enunciador con frecuencia envía
dos comentarios consecutivos al sitio del periódico para distinguir en cada uno de ellos
asuntos e interlocutores explícitos.
Respecto a la estructura global, o sea, las partes constitutivas del género con funciones
específicas, seguimos a Alcaraz Varó (2000: 135) quien las divide en primaria –integrada por
las secciones- y secundaria –formada por los movimientos que componen cada uno de los
elementos anteriores-. Desde esta perspectiva, el comentario posee una estructura interactiva
que consta de tres macrosecuencias funcionales (organización tríadica propuesta por Bolívar
(1994: 276) para el análisis de los textos conversacionales): una introducción, un cuerpo
principal del mensaje y un cierre. El inicio y la clausura constituyen movimientos claramente
definidos por su papel en la interacción verbal. Sin embargo, frecuentemente, se abre in
medias res pues se presupone el conocimiento mutuo y compartido del tema. Generalmente,
no lleva encabezado, pero cuando este se revela lo hace como una categoría muy variable, que
asume funcionalidades diversas que traslucen la creatividad de sus autores. Por su parte, los
elementos de cortesía en los segmentos conclusivos del discurso también configuran una
muestra bastante heterogénea (pueden no aparecer, o explicitarse mediante fórmulas de
despedida del tipo “un saludo” o informales como “bye”, para citar dos de los más
recurrentes).
Dentro del cuerpo, pueden identificarse los siguientes elementos característicos: sujeción a un
mensaje anterior -comentario o discurso (una nota periodística o una cibernoticia)-,

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exposición de un punto de vista y apelación a otros miembros de la comunidad, mediante


marcas que el enunciador relaciona con zonas de cambio de turno.
Asimismo, es importante destacar que el carácter interaccional del comentario condiciona su
estructura retórica. El usuario infiere que el lector percibirá su intención, presuposición que
influirá en el estilo que elija para elaborar su discurso y en la cantidad de información que
ofrezca y dé por sobreentendida. Es decir, el internauta pretende que su comentario sea
comprendido y que su intención sea captada adecuadamente. Para hacer más efectiva su
intervención recurre a distintas estrategias persuasivas como metáforas, ironía, eufemismos,
paralelismos, humor, preguntas retóricas, citas (especialmente mediante links y a, veces,
también en estilo directo), reformulaciones amplificativas, etc. Desea que lo que enuncia sea
aceptado por los otros miembros de la comunidad, que sus afirmaciones sean consideradas
legítimas y bien fundadas. En última instancia, su objetivo es que se concreticen sus metas:
refutación, sugerencia, crítica, descalificación, etc. Para que su mensaje sea rápida y
sencillamente entendido el hablante aprovecha estructuras organizativas previas, esquemas
válidos como los de premisa-argumentos, problema-solución, causa-consecuencia, etc., ya
que así su texto será procesado con mayor facilidad por el resto de los ciberlectores.
La secuencia textual predominante en todo comentario es la argumentativa, aunque de manera
recurrente suelen utilizarse otros modos de organización discursiva como la narración o la
exposición.
Ahora bien, al expresar opiniones sobre acontecimientos de actualidad, los navegantes de
sitios de noticia en sus interacciones verbales pueden conseguir que un asunto relativamente
ignorado gane notoriedad y sea abordado más a fondo en la cobertura periodística de un
medio digital. Del mismo modo, pueden desencadenar réplicas que van a complementar,
apoyar u oponerse a la postura adoptada por el cibernauta en su intervención. Asimismo,
además de proporcionar puntos de vista, colaboran con información o explican aspectos
determinados sobre un asunto particular.
Por tanto, podemos afirmar que estamos en presencia de un género evaluativo ya que
vehiculiza juicios y valores sobre algún estado de cosas. De ahí que los actos de habla
globales se relacionen con criticar, protestar, llamar la atención, denunciar, rogar, pedir,
opinar a favor o en contra de algo, felicitar, etc. Estas apreciaciones implican acciones
sociales de naturaleza cultural en las que se produce una interacción entre el autor material del
comentario y la comunidad de lectores registrados, puesto que definir una opinión supone

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ponerla en relación directa con las creencias comunitarias de un grupo social que posee una
serie de conocimientos en común, a partir de la cual los sujetos formulan sus actitudes, que
resultan expresión individual de esas verdades compartidas. (Van Dijk, 2000 [1999]): 54).
Es decir, la evaluación constituye el aspecto central del comentario. No es solo una cuestión
individual sino social, ya que se rige por el sistema de valores de una comunidad determinada
en la que el género se produce.
Los comentarios al difundir opiniones apuntan a ideologías y, por consiguiente, se sitúan
junto al poder establecido o enfrente de él.
En consecuencia, el conocimiento compartido, el saber de sentido común, la voz del otro
como copartícipe en el acto de creación del enunciado de un hablante, que se pronuncia como
un ciudadano que se dirige a otros miembros de la comunidad, es la base epistemológica a
partir de la cual se generan los procesos comunicativos en este género.
Por otro lado, frecuentemente, el usuario lector promueve una acción e intenta producir un
efecto en el destinatario de su discurso. Dicho de otro modo, el enunciador de estos espacios
de discusión se erige en interprete voluntario de la sociedad y de sus intereses por lo que llega
a aconsejar conductas a los gobernantes, sugerir medidas a la administración y proponer
caminos alternativos a los responsables de las diferentes instituciones sociales. En este caso,
entonces, el cibernauta juzga que lo que plantea es lo más conveniente para el futuro del
colectivo que integra. Al mismo tiempo, la opinión puede asumir la forma de una crítica, en la
que el deseo suele formularse en términos de exigencia, de compromisos o de acción.
El comentario digital como género discursivo periodístico es, entonces, un marco ideal para
dar formas a las ideas y pensamientos, para adoptar una postura ante los hechos y para la
acción social. Condensa las ideologías de los ciudadanos tal como son vividas en su
cotidianeidad. Organiza manifestaciones discursivas concretas de las prácticas sociales y
facilita la participación activa de los actores de una comunidad determinada en la esfera
pública.
Por último, resta aclarar que ha recibido el legado de un género como la carta de lector, propia
de la tradición del periodismo escrito, y que hereda sus rasgos a las intervenciones de los
medios sociales como Twitter y Facebook. Además, en su carácter de situación discursiva
particular, viabiliza la concreción de formas genéricas como foros, weblogs y cibernoticias.
Estos aspectos constituyen las marcas definitorias que nos permiten pensarlo como un nuevo
género discursivo, al que proponemos caracterizar como la construcción y representación de

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una realidad social efectuada por un usuario en el seno de los medios digitales, a través del
empleo casi exclusivo de la palabra escrita, aunque recurra, también en ocasiones, al
hipertexto y a otros procedimientos multimodales, con la intención de persuadir a un
destinatario explícito y al conjunto de lectores de una cibercomunidad acerca de la validez de
una valoración personal (no institucional) de un hecho de actualidad, mediante la utilización
de estrategias argumentativas de interacción.

3. Estrategias argumentativas de interacción en las intervenciones discursivas de los


cibernautas

En este apartado analizamos algunos de los 2535 comentarios esgrimidos por los lectores en
los artículos periodísticos que integran nuestro corpus, los que se distribuyen del siguiente
modo: 596 en la nota “La ‘y griega’ se convierte en ‘ye’”, publicada en El Mundo; 1551 en la
nota “La ‘i griega’ se llamará ‘ye’”, publicada en El País y 388 en la nota “Adiós a la ‘y
griega’”, publicada en La Nación.
Los casos seleccionados corresponden a intervenciones vertidas por cibernautas el 05 de
noviembre de 2010 en textos relacionados con la cobertura noticiosa sobre la última reforma
de la ortografía de la lengua española impulsada por la RAE. Recordemos que el
acontecimiento fue tema de agenda durante los dos últimos meses del año 2010, e incluso,
logró extender su repercusión mediática hasta febrero de 2011.
No obstante, cabe aclarar que hemos revisado la totalidad de los mensajes producidos durante
dicho período con la intención de escoger intercambios que dieran cuenta de los rasgos
prototípicos del género discursivo objeto de nuestro estudio.
De la observación global de los ejemplos escogidos para el análisis puede adelantarse como
primera reflexión general que el tópico de discusión despertó gran interés en los miembros de
las comunidades discursivas de los medios digitales del corpus, puesto que generó una activa
y amplia participación que puede cotejarse, no solo en la cantidad de intervenciones
efectuadas por los usuarios, sino también a través de otros factores de interés como el número
de votos obtenidos por cada nota y las veces que estas fueron agregadas y difundidas por
canales sociales como Facebook y Twitter o enviadas por correo electrónico a contactos.
A continuación, intentaremos caracterizar las estrategias esgrimidas por los lectores en la
construcción de sus comentarios.

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Para ello, primeramente es necesario recordar que el término “estrategia”, acompañado de


distintos atributos (discursiva, argumentativa, de cortesía etc.), ha sido ampliamente utilizado
por los estudios lingüísticos para referirse al empleo intencionado de procedimientos
encaminados a conseguir los objetivos comunicativos que se propone un enunciador. La
locución, concebida como cualquier actividad humana destinada a solucionar problemas a
través de medios más o menos automatizados (Bernárdez, 1995), presenta un uso cotidiano
bastante extendido en distintos contextos (deportivos, militares, de gestión, comercial, etc.).
Al mismo tiempo, para abordar las estrategias, cada disciplina maneja su propia terminología
y establece también sus propias clasificaciones tipológicas. Entonces, sin ánimo de proponer
una definición universal, pero basándonos en la necesidad de encontrar una forma operativa
de explicar qué entendemos por estrategia discursiva, en un trabajo anterior (Sal Paz y
Maldonado, 2009) las conceptualizamos como mecanismos y procedimientos lingüísticos
(sintácticos, semánticos, pragmáticos, estilísticos) y extralingüísticos (multimediales e
hipertextuales) que utiliza un enunciador, bien de modo intencional para acrecentar la
efectividad de la interacción comunicativa, bien de modo intuitivo, como miembro de
comunidades discursivas y de prácticas, para construir o interpretar discursos concretos de
acuerdo a los parámetros prototípicos y estandarizados que gobiernan, en cuanto
convenciones, la realidad de un género. Por tanto, el término “discursivas” debe entenderse en
sentido amplio, incluyendo a la par de lo estrictamente verbal (oral y escrito) otros lenguajes y
modos (gestual, cinético, proxémico, semiótico, etc.) y elementos cognitivos y contextuales
necesarios para la producción y la interpretación.
Ahora bien, la orientación metodológica que adoptamos para realizar la descripción de las
estrategias recurrentes en los comentarios digitales reconoce el aporte de propuesta teóricas
efectuadas por Briz Gómez (1996, 1998, 2002); Cervera Rodríguez (2001); Crystal (2002);
Gómez Font (2001); Mayans i Planells (2002); Moreno de los Ríos (2001); Salazar (2001),
Yus (2001), Sanmartín Sáez (2007).
La mayoría de las intervenciones seleccionadas pueden circunscribirse dentro de lo que Briz
Gómez (1996: 29-30) denomina modalidad coloquial, registro que se sitúa en la inmediatez
comunicativa y que puede definirse como nivel de habla o uso particular del español
determinado por la situación y las circunstancias de comunicación. En efecto, no es dominio
de una clase social, sino que, tal y como la entendemos, caracteriza las realizaciones de todos
los hablantes de una lengua. Además, no es un registro uniforme, ya que varía, como

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veremos, según las particularidades dialectales y sociolectales de los usuarios. Refleja un


sistema de expresión que, más que simplificación de la variante formal o del uso escrito, es la
continuación y desarrollo del modo pragmático de la comunicación humana. Se vincula a los
siguientes aspectos: cotidianeidad, falta de planificación o planificación sobre la marcha,
realización espontánea, acción interactiva, expresión fático-emotiva, construcción elíptico-
truncada, léxico argótico-repetitivo, tono informal y desenfadado. Si todos estos rasgos
aparecen estaremos frente a un discurso coloquial prototípico; en cambio, si carece de alguno
de ellos nos encontraremos con un texto coloquial periférico.
Es decir, la coloquialización debe entenderse como el proceso a través del cual un acto de
habla o enunciado se impregna de rasgos pertenecientes al registro de habla coloquial, aunque
no sea un texto prototípico de dicho nivel (Cervera Rodríguez, 2001).
Por eso, debemos señalar que, si bien se acostumbra a asociar preferentemente el registro
coloquial a un propósito comunicativo interaccional, en los comentarios de lectores tiene
también directa vinculación con un tenor funcional transaccional, o sea, relacionado con el
desarrollo de una actividad determinada que supone la distribución de papeles funcionales,
distancia comunicativa, conducta esperable, temática concreta y condicionada por la propia
situación.
Seguidamente, nos abocaremos a rastrear en las intervenciones de los usuarios aquellas
estrategias indicadoras del tono infomal/coloquial:

- Constantes retóricas

En cuanto a las coordenadas de persona, espacio y tiempo, podemos establecer que el carácter
egocéntrico “yo-aquí-ahora”, en relación inmediata con el tú presente, configuran el centro
deíctico personal, espacial y temporal en el género. (Briz Gómez, 1996: 43).
En efecto, la aparición del yo hablante se manifiesta de forma constante, explícita o latente.
Pero, además de ser una de las voces principales del diálogo, añade al discurso valores
pragmáticos como estrategia retórica de intensificación o atenuación (Briz Gómez, 1996: 56).
En este punto, coincidimos con el autor y sostenemos que los usuarios utilizan en sus
comentarios los sujetos pronominales para agregar énfasis o peso pragmático a sus
afirmaciones, para desambiguar posibles inserciones epistémicas, para asegurar la

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interpretación de ciertos verbos como actos de habla, para incrementar el compromiso del
lector con su enunciado, en defensa de un argumento o en declaración de una creencia.
Así, es frecuente el empleo de la primera y de la segunda persona del coloquio, que ponderan
la naturaleza de la interacción. Ej.:
(Milady, "guion" y "truhan" no se acentúan porque son palabras monosílabas. Junto a la regla de las agudas que
tú mencionas, hay otra regla que costó también mucho aprender: "los monosílabos no se acentúan". Yo no sabía
que se podían acentuar estas palabras; pero, si se podía hacer, está bien que ya no se pueda por coherencia.) EP,
272.
En otro orden de cosas, se observa una tendencia a la intensificación y a la hipérbole, aunque
también localizamos usos recurrentes de mitigadores.
Respecto a la intensificación, seguimos sintéticamente a Albelda Marco (2005) en su
caracterización, quien la entiende como un valor semántico del contenido proposicional,
manifestado gramaticalmente de diversas formas, en el ámbito del enunciado. Supone una
modificación de la cantidad y/o de la cualidad en el significado de algunas categorías
gramaticales. Los diversos términos empleados para explicarla se reducen, en general, a la
cuantificación, gradación y superlación. Por otro lado, en el plano de la enunciación-
conceptualizada aquí como la parte estructural del enunciado en la que se expresa la actitud
del sujeto hablante respecto a lo que dice y a sus interlocutores- se ha empleado esta noción
para hacer referencia a procedimientos de refuerzo de una aserción. Ahora bien, debemos
señalar que mientras que la intensificación en el enunciado actúa sobre el contenido
proposicional, esto es, directamente sobre los significados, cuando se intensifica en el nivel
de la enunciación, lo que se modifica es la actitud del hablante hacia dicho contenido.
Entre los mecanismos de intensificación hallados en el corpus podemos mencionar los
siguientes:

- Recursos morfemáticos: son muy productivos. Se proyectan a partir de las cuatro categorías
gramaticales que admiten matización gradual de intensidad significativa: sustantivos, verbos,
adjetivos y adverbios (Vigara Tauste, 1992: 146).

a. Sufijos: algunos de los siguientes morfemas están especializados exclusivamente en la


intensificación, como el caso de “–ísimo”. Ej.:

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(“Estos caballeros se alucinan los panaceas de la lengua española, que en España hablen como les de la
reverenda gana pero a nosotros los hispanos hablantes, por favor no nos cambien nada de nuestro riquisimo
castellano”) EP, 1313.
Otros contienen, además, diversos significados, como el caso de “-ada, -ajo, -al, -azo, -illo, -
ito, -mente, -oli, -ote, -ucha, udo” que a la par de su valor intensificador, también presenta un
matiz despectivo. Ej.:
(“No entiendo la polémica que suscita quorum, porque nadie la utiliza nunca. Es un latinajo absurdo que debería
eliminarse del castellano como tantos otros.”) EP, 132.
(“Vaya estupideces...ya no saben que inventar para hacerse famosillos...”) EM, 5.
(“¿Quién les dijo que hay que decir "uve" o "expresidente"? Creo que habrá que declarar la independencia
lingüística (el proximo 9 de julio sería una buena ocasión), a ver si los viejitos de la RAE adoptan de una vez una
concepción democrática y no monárquica del lenguaje”.) LN, 96.
(“¿I qué me isen de la estupida campania ke a emprendido este periodico de escrivir GAI en ves de GAY, pa que
los estranjeros vean ke nujotros somos mas adelantaos y mas finolis?”) EP, 69.
(“A hacer Palotes... Nadie está es posesión de la verdad absoluta. Nadie ha faltado a nadie. Creo que puedes dar
tu opinión sin tener que faltar ni menospreciar a nadie por posicionarse.”) EP, 474.
(“Ya, porque ellos lo digan. Me gustaría que nadie me dijese como debo hablar mi propia lengua, que envidia de
los anglófonos que no tienen ninguna academicucha que los dirija y aún así es el idioma predominante en el
mundo”.) EP, 5.

b. Prefijos: archi-, des-, extra-, hiper-, in/im-, infra-, macro-, mega-, micro-, re, requete-
,sobre-, sub-, super-, supra-, ultra-, etc. pueden intensificar morfológicamente. Ej.:
(“Creo que antigüamente ya se llamaba ye. Al menos cuando yo iba al colegio se decía ye.Bueno, en fin.... ye no
saben que hacer. Están al re. dope”.), LN, 45.
(“Aqui la única estupidez Javier (86) es que los retros derechosos como tu querais ver en todo lo que no os gusta
la mano de Zapatero, llegando hasta el absurdo y ridículo en vuestras críticas, como es este caso. Me recuerda a
una bula papal que hubo en epoca de guerra en la que el Papa eximió de la obligación del ayuno cuaresmal por la
guerra. Y una ultracatólica dijo: "pues yo seguiré ayunando.”), EP, 99.
(“Lo que nos faltaba, país en crisis y ahora también analfabeto, si lo que queremos es equipararnos a países
subdesarrollados, la verdad es, que lo estamos logrando. Como se nota que muchos no tienen nada que hacer y
pueden dedicarse a malgastar tiempo y dinero........ajeno claro.”), EM, 460.

- Recursos léxicos: constituyen las formas en las que el sema intensificado se encuentra en el
propio lexema, bien se trate de unidades simples o bien de unidades complejas; en estas
últimas se incluyen los recursos fraseológicos. Ej:
(“Espero que no salga finalmente esta GRAN CHAPUZA. Una pena el presenciar tales desastres. Últimamente se
están luciendo los de la RAE con tales atrocidades.”) EP, 814.
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(“#32 Últimamente se ven muchas barbaridades escritas entre gente con carrera universitaria, como los
correctores de libros o los periodistas...”) EM, 58.
(“pues lo del acento entre los números, tiene su sentido, porque a un paciente que iba a hacerse una litotricia
(dieta blanda unos dias antes) le pusieron en el papel 2o3 galletas y nos dijo que le parecia una pasada comerse
doscientas tres galletas... si le pones 2ó3 como que ves otra cosa. de todas formas, llevamos unos dias un poco
chorrillas... creo que nos están distrayendo de algo...”) EP, 378.
(“manda huevos, estamos cometiendo la mayor burrada del mundo, primero quitan letras que de siempre hemos
usado, ahora quitan tildes dónde narices vamos a ir? que no somos ni americanos ni ingleses, eso se lo decimos a
los franceses que se "modernicen" que quiten tildes y circunflejos y lo mandan a tomar morcillas!!!!”) EP, 3.
(“La ortografía no es 100% lógica ni razonada, por lo cual usamos tres grafías para el mismo sonido: "C", "K" y
"Q". Si se quiere simplificar, ¿qué sentido tiene poner una "u" junto a una "q" para decir "que"? Sin embargo se
asustan con palabras como "quórum" que estaría mejor escrita que ninguna. Si se quiere hacer las cosas bien, hay
que cortar por lo sano y cambiarlo todo junto, si no, parece una tomadura de pelo. Yo no sé cuántos académicos
tienen imprentas, pero está claro que alguien va a tener que cambiar cientos de miles de diccionarios y libros por
este berrinche”.) EM, 304.
(“Y lo de guión y quorum es ya la leche.”.) EP, 1395.
(“El mundo patas arriba y estos iluminados perdiendo el tiempo con tonterias. Es que no hay cosas mas
importantes de las que ocuparse? Como nos gusta perder el tiempo con chorradas”.) EM, 556.
(“Hay un montón con ye!.. Yeite, yute, yijta, yatevuá'garrá...”) LN, 150.
(“Pues yo seguiré llamando a la "y" y griega...y a tomar x...”) EP, 46.
(“Es una cagada esta IRREAL ACADEMIA. Además, no jodan y hablen bien. Es hora de aprendan a no hablar
siempre todo con la "Z" zeta, joder macho, estoy harto de escucharlo, malhablados.”) EP, 377.
(“¡Qué manera de complicar la vida al divino botón!”) LN, 153.
Atenuantes: la atenuación es, bajo la perspectiva de Haverkate (1994), una estrategia de
cortesía a través de la cual el hablante mitiga el contenido proposicional o la fuerza ilocutiva
de una aserción para proteger su propia imagen positiva y la de su interlocutor. Por su parte,
para Briz Gómez (1998), es el mecanismo que regula la relación interpersonal y social entre
los participantes de la enunciación. Se trata de una estrategia conversacional que mitiga la
fuerza ilocutiva de una acción o la fuerza significativa de una palabra, de una expresión.
Algunos ejemplos recogidos del corpus son:
Atenuación pragmática por la acción atenuadora del verbo performativo: Ej:
(“A mi me parece que esto es en plan: si no puedes erradicar la incultura, acepta las faltas de ortografía de los
demás, así parecerá que saben más.’”) EP, 248; (“Lo que voy a decir suena a "herejía", pero yo creo que alguna
día los idiomas caerán en manos de los técnicos, de los ingenieros, y entonces se amplificarán tremendamente
todos”.) EM, 87.
Reformulación repetitiva: Ej:

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(“Los cambios son evolución y el lenguajer se corresponde con lo que se hace y se respira en la calle. Por tanto,
nos costará, pero al final no será nada y todo como siempre. Lo que deberían prohibir y digo claramente
prohibir, es el "lenguaje" que se usa en los mensajes a móviles, que no hay quien los entienda.”) EM, 49.
Uso del nosotros: Ej:
(“Es realmente vergonzoso lo que ocurre con nuestro idioma. La Real Academia Española que debe velar por el
cumplimiento estricto de sus normas ortográficas, resulta que son los primero que se bajan los pantalones para
que entren a formar parte vocablos sudamericanos y otras estupideces. ¡Que sean ellos los que se amolden a
nosotros y no nosotros a ellos que el idioma que hablan es el nuestro.”) EM, 165
Uso de operadores pragmáticos para retardar la emisión del juicio de valor: Ej:
(“Tenía entendido que los nombres propios estaban excluidos, por decirlo de alguna manera, de la aplicación de
las normas gramaticales, no entiendo porque se tienen que adaptar o cambiar... y esto es de siempre. Es mas, me
parece una FALTA DE RESPETO como un castillo.”) EM, 501

- Nivel fónico

El hablante, mediante los recursos prosódicos, organiza los contenidos informativos,


cohesiona su mensaje y realza, por razones subjetivas o de índole pragmático-comunicativa,
alguno de los elementos. Concretamente, en la conversación coloquial los tonemas o
inflexiones finales son capaces de manifestar las vinculaciones entre los enunciados, estén o
no relacionados lógicamente. (Briz Gómez, 1996: 46).
La entonación, en su función emotiva, manifiesta en los intercambios virtuales la actitud del
usuario ante el mensaje que enuncia, aunque aportando numerosos valores -todavía sin
sistematizar- que se superponen y modifican, parcial o totalmente, a aquellos otros papeles
modales primarios. La alegría, la sorpresa, el enojo, la cortesía o descortesía, en fin, se añaden
como una especie de halo a la expresión segmental, a través de una serie de recursos
suprasegmentales. (Briz Gómez, 1996: 47-48).
Por su parte, en los ejemplos seleccionados, a veces no existe correlación entre la forma
elocutiva y el valor ilocutivo de la misma, en otros términos, no coincide, por ejemplo, la
forma interrogativa con su valor típico y regular de pregunta (Briz Gómez, 1996: 48).
En todos los casos observados, la pronunciación enfática actúa como refuerzo argumentativo
e intensificador.
En las interacciones de los comentarios, además, se producen otras alteraciones textuales para
suplir los elementos paralingüísticos de una conversación real cara a cara. Atendiendo a la

 1562


clasificación de Yus (2001), para compensar la ausencia del canal visual y/o auditivo, se
utilizan:
a. Puntuación múltiple: Ej.:
(“no es para tanto...jajaja A mi enseñaron en la primaria:v (corta) o labio dental y b (larga) o labial...recuerdan?
año 1946 !!!!!en primer grado inferior...que èpocas!!!”) LN, 167; (“¿¿¿¿¿YE????? ¿De verdad? ¿A estas alturas
de la peli?”) EM, 13.
b. Ortografía excéntrica: Ej.:
(“Epaaaaa... y con tanto ye, ya, yi que nos fuimos a hablar el dulce guaraní. :D”) LN, 1; (“A 317 de 257....
¡¡GENIAAAAAAAAAAAL!!, no tiene sentido que quiten el acento al adverbio. No lo podría haber dicho
mejor.”) EM, 327.
c. Uso particular de las mayúsculas: indica pronunciación enfática. Permite al emisor
remarcar un aspecto abordado en el discurso. Ej.:
(“cuanto atraso! NO MEJORAMOS MÁS, estamos caminando como los cangrejos.”) LN, 158.
d. Onomatopeyas: Ej.:
(“Wow!! Académico Rebelde, mis respetos para usted!! Su comentario realmente me agradó!! Estoy en total
desacuerdo con la eliminación de los acentos.”) EP, 1291; (“Ufff, no entiendo nada. A veces la obsesión por
modernizarse hace que la Academia crea que debamos acercarnos al lenguaje del SMS. Un saludo, chicos.”) EP,
80.
e. Risa escrita: Ej.:
(“jejejejejej....se nota que no tienen nada mejor que hacer....”) EM, 10.
f. Grafía fonética: consiste en escribir las palabras extranjeras del modo como se pronuncian o
apelando a rasgos dialectales propios, o a marcas coloquiales. Ej.:
(“Otra bondad de la ye!.. "Shi lavs iu ye ye ye.." ... Impensable que eso fuera igual cantando: Shi lavs iú i
griega, i griega, i griega..”) LN, 170 o a marcas coloquiales (“Perdón güelve.”) LN, 176.
g. Sustituciones grafemáticas, léxicas y alfanuméricas: Ej.:
(“Seee.. claro. Porque "shueve" tiene mucho que ver.. Andá (no pongo más aaaaa pq sha me lo bardearon por
ahí)”) LN, 138; (“EN LA ESKUELA ME ENSEÑARON K TODO SE A DE ESKRIBIR KON
MAYUSKULAS , KON LA K. I SIN ASENTOS.”) EP, 48; (“lo de la "ye" suena a risa, y la tilde de los
pronombres, en caso de ambigüedad debería seguir siendo utilizada pues en la docencia resulta mucho más
esclarecedor....como si no tuvieran ya "nuestros niñ@s" faltas..los liaremos ,seguro.”) EM, 335.

- Nivel léxico-semántico

En cuanto al campo léxico, además de algunos fenómenos abordados en los epígrafes sobre
intensificación y mitigación, se advierte:

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Empleo frecuente de unidades polisémicas, proformas, verba omnibus, pro-verbos, pro-


sustantivos, pro-adverbios y pro-adjetivos: “así”, “tener”, “eso”, “hacer”, “cosa”, “problema”,
etc. Ej.:
(“#199, tus planteamientos me parecen correctos, pero pedir que hagan eso creo que sería demasiado progreso
para que lo asimile la gente. Vamos, que la gente sufriría una sobredosis de progreso lingüístico, creo.”) EM,
231; (“Vaya ganas de enredar con estos cambios, porque vamos,.... que la "y" griega de toda la vida se convierta
en "ye" ....... ridículo. ¿No tienen nada mejor que hacer? ¿No hay nada importante sobre lo que escribir? Da la
impresión que esto es cosa de sociatas, al igual que el tema del primer apellido del hijo. Con los problemas que
tiene España y esta gente haciendo lo que mejor saben hacer: desviar las atención de los gravisimos problemas
que padecemos, paro desenfrenado, inmigración caótica, terrorismo, etc... y es que ya se sabe... "La cabra
siempre tira al monte".”) EM, 297.
Inserción de voces de un léxico argótico o de referencia contextual. Ej.:
(“rae, ya te va a agarrar clarin, vas a ver!”) LN, 156; (“Esto empezó con la Logse y la Loce y la yoquesequé y al
final salen ganando los periodistas que ya no tienen que poner tildes!”) EP, 1020.
Préstamos de otras lenguas: introducen notas de modernidad, de esnobismo lingüístico o
fórmulas pragmáticas estereotipadas de saludo o cierre. Ej.:
(“A que no sabéis una palabra que se acentúa en todas sus sílabas (muy visto, pero habrá quien no lo sepa): Zá rá
gó zá. Bye.”) EM, 149; (“No completamente, porque en lugar de que nuestro idioma avance en mas palabras con
neologismos, estan restandole, y una vez mas se ve la gran influencia a nivel mundial de quien o a quienes
estamos favoreciendo? el bien llamado idioma de Cervantes lo están llimitando. What happened guys??”) EP,
1081.
Utilización de metáforas de la vida cotidiana y frases hechas. Ej.:
(Sí claro Nancy, y "ves" en vez de "vez". Te habrás quedado calva de pensar. para su información, casi todas las
palabras del castellano vienen del latín, por no decir todas dado que hay mucho anglicismo, (estudia un poco, te
vendrá bien). Un saludo.) EP, 1518.
Juegos verbales, innovación léxica, neologismos formales: creados por composición y
prefijación, cumplen una función lúdica ligada al uso coloquial de la lengua. Ej.:
(“ACADEMÓFILO - Leyendo las docenas de comentarios está claro que llevamos todos nuestra lengua en lo
más hondo. Si nos importara un rábano habría habido solo (sin acento) media docena de desapasionados
comentarios”) EP, 1126.

En conclusión, el léxico coloquial es el que se explota habitualmente, reducido y con las


características sociolectales y dialectales de los usuarios que le otorgan un carácter peculiar
(Briz Gómez, 1996: 62).

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- Nivel morfosintáctico

Respecto al campo sintáctico, estamos en presencia de casos de sintaxis no convencional,


propias del registro coloquial, pues se observan, con asiduidad, estructuras gramaticales
caracterizadas por la concatenación y acumulación de enunciados. Además, encontramos
sintagmas empotrados, a modo de paréntesis asociativos, después de los cuales es necesario
recurrir a engarces como “entonces”, “pero”, etc.; también, rodeos explicativos y empleo de
perífrasis. A menudo, la información se presenta tal y como viene a la mente del ciberlector,
por lo cual aparecen vacilaciones representadas en el discurso por la presencia de los puntos
suspensivos. Ej.:
(“Que aburrido ponerme a estudiar nuevas normas... debe ser que los intelectuales del instituto cervantes tienen
que justificar sus sueldos de vez en cuando.”) EP, 158.
Hay un claro predominio de los modos indicativo e imperativo y del tiempo presente. Las
conjunciones subordinadas se limitan casi exclusivamente a “que” y “si”, mientras que
abundan las proposiciones coordinadas, especialmente, las copulativas. Ej.:
(Esta reforma es una verdadera estupidez, llevada a cabo solamente para justificar el sueldo de los académicos y
hacernos creer que hacen algo. DESDE AHORA, LOS MILLONES DE LIBROS ESCRITOS EN ESPAÑOL
ESTARÁN PLAGADOS DE FALTAS DE ORTOGRAFÍA. La Academia es totalitaria, superflua, caprichosa,
arbitraria y dañina, como la política imperante.) EP, 138.
Por otro lado, es recurrente el empleo de colocaciones propias del registro coloquial tales
como “lo que pasa es que” Ej.:
(“Lo que pasa es que en este país mucha gente vive del cuento y luego tienen que justificar su suculento sueldo
haciendo que hacen algo y a veces lo que hacen es dejar evidencia de su inutilidad con cosas como éstas que les
delatan muy a su pesar (y al nuestro).”) EM, 47.
Asimismo, pueden hallarse numerosos ejemplos de redundancia, repeticiones y
reelaboraciones, como así también anacolutos o falta de concordancia entre sujeto y
predicado.
Por último, resulta recurrente el uso de elipsis gramaticales y contextuales que provoca
desconcierto en los usuarios ajenos a la situación de comunicación, pues no pueden recuperar
o inferir información del cotexto. En consecuencia, se trata de eventos comunicativos regidos
por una alta frecuencia exofórica. En cuanto a los conectores, en principio, podría afirmarse
que tales signos no solo vinculan enunciados, sino también a estos con la enunciación; de ahí
el papel modal que muchos poseen (Briz Gómez, 1996: 50). En este sentido, los marcadores
del discurso que aparecen con mayor frecuencia son los habituales de la conversación
 1565


coloquial: conectores argumentativos (pero en posición inicial de intervención para marcar el


desacuerdo; es que para indicar argumentación-justificación); conectores metadiscursivos de
control del mensaje (del tipo bueno y pues en el comienzo de las intervenciones u otros como
o sea con valor reformulativo); y de control del contacto (como oye, mira, vale, etc.).

4. Conclusiones

En los intercambios virtuales analizados se despliegan una serie de estrategias discursivas con
las que los usuarios manifiestan su actitud y su postura hacia aquello que enuncian y hacia a
quienes dirigen ese enunciado.
Un alto número de casos observados da cuenta de que suele apelarse a un tipo de
argumentación cercana a la oralidad, por lo que la fuerza argumentativa en el comentario
digital se apoya en el empleo de la modalidad coloquial y en la recurrencia a argumentos
sencillos y directos por medio de los cuales se imponen la claridad, la redundancia y la
brevedad como sus principios constitutivos. En este sentido, predominan los argumentos de
autoridad en sus diferentes variantes, la analogía, los cimentados en ejemplos, el uso
metafórico del lenguaje, la ironía y los argumentos de causalidad, aunque estos últimos exigen
mayor grado de atención por parte del lector.
No obstante, si bien muchos comentarios proporcionan aportaciones interesantes que
alimentan ricas discusiones, no es menos cierto que, con frecuencia, no se argumenta sino que
se cae en agresiones verbales, puesto que hemos advertido un significativo número de
mensajes que vehiculizan insultos, declaraciones racistas y xenófobas y descalificaciones que
tienen como blanco en este caso a la institución RAE, a colectivos sociales identificados como
el “enemigo” (españoles, latinoamericanos, argentinos, etc.), al periodista autor de la nota, al
medio que la publica, o a otros lectores que han intervenido previamente. Es decir, en
ocasiones, no existe un auténtico debate entre los participantes y, cuando se presenta, las
interpelaciones entre los usuarios suelen adoptar un tono peyorativo propio de los
intercambios anónimos.
Creemos que el casi absoluto anonimato de sus enunciadores -designados apenas por un Nick-
reduce el autocontrol sobre la propia palabra a diferencia de, por ejemplo, la comunicación
cara a cara o de las clásicas cartas de lectores, en las que podríamos esperar una
argumentación más cuidada y reflexiva. Esta “mayor libertad” para opinar o, incluso, para el

 1566


exabrupto, nos permite inferir una actitud de enunciación más espontánea, por lo cual
presuponemos que los comentarios digitales se constituyen en terreno fértil para acceder de
modo más directo al conjunto de representaciones sociales sobre tópicos polémicos que
circulan y se reproducen en las comunidades discursivas que interactúan en el seno de los
periódicos del ciberespacio.

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